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“EN-MIGO”

No va a nuestro lado. No está fuera, sino dentro. Nos acompaña, sí, pero desde nuestro propio
interior.

No es uno, ni todopoderoso; no es clemente ni inclemente, no es justo ni injusto.

Dentro de cada uno está esa red que todos formamos. Esa fuerza que nos sostiene, la Vida que
nos impulsa. Ahí no caben individualidades, ni siquiera la mía.

En lo más profundo, donde no hay ruido ni esplendor, oculto pero no escondido, ahí late el Amor
universal. No es de nadie y es para todos. No va conmigo, ni contigo, sino “en-migo” y “en-tigo”.

Esa es mi vivencia, y la de tantos. Ya no necesito buscar más, y menos buscar fuera. Tan solo
escuchar, recibir, acoger, para luego entregarlo y entregarme.

Por eso se me hacía difícil orar pidiendo que “alguien” hiciera algo por mí, o por los demás.
¿Acaso puede haber un alguien esperando mis lamentos, mis súplicas, para concederme o no lo
solicitado? El Amor somos todos, aunque no lo queramos escuchar, y solo cuando vamos juntos
tiene sentido pleno. El Amor es nuestra vida puesta en obra cuando nace de esa red que somos
juntos, sin exclusión, juntos con la realidad que palpamos y con la realidad que nos trasciende.

¿Vienes conmigo? Tal vez no o tal vez sí, pero seguro que vas en-migo.

Carlos de Vera 25-7-20

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