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Convivencia Vocacional

Seminario Don Orione


Documento Primero

ASÍ SOY YO
Un día preguntó el Maestro: “En opinión de ustedes, ¿cuál es la
pregunta religiosa más importante?” A modo de respuesta, escuchó
muchas preguntas: ¿Existe Dios?, ¿quién es Dios?, ¿cuál es el camino hacia
Dios?, ¿hay vida después de la muerte?” “No”, dijo el Maestro. “La
pregunta más importante es: ¿Quién soy Yo?”.. ANTHONY DE MELLO.

Soy llamado. Lo sé.

Algo y alguien esperan en el silencio de un mañana que desconozco. Yo soy el llamado y, por eso, esa llamada me
invita a partir una vez más de mí mismo, de mi propia situación.

Hago entonces mi primera opción, la opción por partir de lo que soy. Vuelvo a asomarme a mí mismo y esta vez sin
máscaras, sin razones, sin justificaciones para todo, sin poner delante ideales hermosos que oculten mi real situación.

No me asomo a lo que creo ser, ni a lo que los demás dicen que soy, ni siquiera a lo que quisiera ser, sino a lo que hoy
soy y vivo. En este primer momento de los Retiros, quiero pedirle al Señor que me dé interno conocimiento de mí
mismo.

Quiero saber quién soy, quiero tomar conciencia de mi vivir. Ábreme, pues, Señor mi corazón, que pueda entrar yo
en los entresijos de mi vida y conociéndome, pueda conocer lo que esperas de mí, el camino de mi felicidad.

MIS DIMENSIONES

Al mirar lo que soy, al intentar hacer una radiografía de mí mismo, lo primero que descubro es que YO SOY
AMBIENTE. Yo no vivo desconectado del mundo que me rodea. Ese mundo con sus actitudes, con sus valores -auténticos
o no-, me afecta, me condiciona, me marca.

Por eso, soy como el Ambiente en el cual he crecido, me parezco a él, tengo sus rasgos y llevo en mí sus actitudes.
Aunque me muevo entre diferentes ambientes (l. familia, el colegio, el círculo de amigos, un grupo, etc.), sin duda
alguna el ambiente que más me ha marcado es el ambiente social. En él nací, en él crecí y, aunque no me dé cuenta,
como él soy.

Y, ¿cómo es mi Ambiente social, ese Ambiente capitalista en el que vivo?

 A mi ambiente le interesa ganar dinero y acumularlo. En ml ambiente las personas no valen por lo que
son, sino por lo que poseen. Por eso, el que tiene algo lo cuida y lo defiende a toda costa y para conseguir lo que
ambiciona es hasta capaz de matar. Mi ambiente gusta de la riqueza, se deleita en la propiedad, por eso
acostumbra ponerle a todo, incluso a las personas, etiquetas tales como “mío”, “privado”, “exclusivo”.
 A mi ambiente le interesa ser el mejor. En mi ambiente importa mucho ser superior, deslumbrar, ser el
número uno en algo, llamar la atención, ser el centro de todo. Por eso, es necesario destacarse en algo ya sea
siendo el más chistoso o el más vacío o el que más veces ha utilizado a alguien; si no se puede ser el más
inteligente o el mejor vestido, al menos se puede pretender ser el más excéntrico o el más agresivo. En todo
caso lo que importa es destacarse, aunque sea al precio de perder la propia identidad.
 Mi ambiente trata a las personas como si fueran objetos. Mi ambiente no ama, no acoge, no respeta,
porque mi ambiente trata a las personas como si fueran cosas, las usa, las degrada. Se utiliza a una mujer y se
hace de ella un mero objeto de placer, la fuerza de un hombre se compra con un mal salario, el compañero sirve
para ser blanco de las burlas, el amigo es útil para pasar con él un rato y el cuerpo del ser humano se utiliza para
venderlo en pornografía y en publicidad.
 Mi ambiente no sabe recrearse. A mi ambiente le gusta la diversión, la superficial, la que se mezcla con
las pasiones y con las más bajas tendencias. Por eso mi ambiente no se Re-Crea, en el sentido más profundo del
término; por el contrario, nos enseña a evadirnos, a huir de nuestros problemas, a sumergirnos en diversiones
que muchas veces nos arrebatan nuestros valores y nos hacen daño porque los apartan de nuestra identidad.
 Mi ambiente impone otra escala de valores. A mi ambiente no le gustan los valores auténticos, pues,
impone otros que van más de acuerdo con sus intereses. Por eso mi ambiente no enseña a confiar en el otro,
sino que nos enseña a ser desconfiados. A mi ambiente no le gusta la sinceridad, sino la hipocresía; no le gusta la
paz, sino la agresividad y la violencia; no le gusta la autenticidad, sino el depender del “qué dirán”.

Así es mi Ambiente. Es fuerte, tiene la capacidad de controlar nuestras vidas, de cambiar nuestros valores, de
arrastrarnos hacia la mediocridad y el materialismo. Y es fuerte, porque se apoya en nuestro miedo para imponerse.
Uno tiene miedo de ser distinto, de ser rechazado, ridiculizado o marginado por el hecho de ser diferente. Por eso, una y
otra vez aceptamos las propuestas del Ambiente y vivimos con sus valores, pues tenemos miedo de no parecernos a él.
Sí, así es mi Ambiente, y yo formo parte de él, soy como él, ya que es el aire que he respirado durante años; pero siento
ahora que me está asfixiando, que ha ido contaminando todo mi ser, todas mis dimensiones y ha escondido mis más
bellos valores.

Mirándome, descubro también que YO SOY UN CUERPO. Mi cuerpo es el medio de comunicación más inmediato que
tengo. Con él capto todo lo que me rodea, con él expreso todo lo que siento. A la larga no importa si mi cuerpo es
atractivo o no, lo que importa realmente es que pueda expresar lo más hondo, lo más auténtico, lo más lleno de amor.
Un cuerpo bello es, ante todo, un cuerpo expresivo, un cuerpo capaz de hacer gestos profundos de amor. Sin embargo,
¿para qué uso yo mi cuerpo?, ¿qué es lo que realmente él expresa?, ¿qué es lo que logro transmitir con él?

Lo cierto es que mi Ambiente ha contaminado mi vivencia de la corporalidad.

Para mi Ambiente el cuerpo sirve fundamentalmente para los excesos y las pasiones. Pareciera que me lo hubieran
dado sólo para disfrutarlo entre licores, fiestas, manoseos y desahogos sexuales. Incluso, mi Ambiente me ha enseñado
que necesito sentir toda suerte de sensaciones placenteras, para vivir sin represiones y con felicidad. Así, mi cuerpo,
desdibujado y errante, ha ido perdiendo poco a poco la capacidad de expresar un amor limpio y puro y se ha ido
volviendo una mueca angustiada que sólo busca placer a cualquier precio.

Pero sobre todo, mi Ambiente no entiende de belleza. Él determina cuáles han de ser los cuerpos atractivos y bellos.
Él no se fija en lo que el cuerpo expresa, sino en las facciones, en las apariencias, en las medidas. Por eso muchos, quizá
yo, viven esclavizados decorando su cuerpo con modas o cosméticos para resaltar una fugaz belleza o para esconder
defectos. Hay quienes se valoran por una hermosura física que es pasajera y relativa y hay quienes aprenden a
despreciarse a sí mismos y a hundirse en un complejo, porque no tienen la estatura o las medidas o los atributos que el
Ambiente exige.

Por último, el Ambiente va volviendo insensible el cuerpo. Algo hermoso de mi cuerpo es que él me permite sentir,
ver, tocar, oír. Puedo, entonces, captar con profundidad la belleza del paisaje, la paz de una puesta de sol, el dolor de un
niño pobre, la angustia de mi amigo, las lágrimas de una mujer utilizada. Pero el ambiente lo va volviendo a uno
insensible. Vemos sin ver, olmos sin oír, el mundo duele a nuestro alrededor y no nos enteramos, no nos importa.
Mientras tantos sufren, yo, en mi indiferencia, sigo buscando confort o placer o dinero, sin ver ni oír ni tocar el clamor
de los demás. Así terminan cumpliéndose las palabras de Martin Luther King: “Lo que aterra no es la maldad de los
malvados, sino la indiferencia de los buenos”

Más adentro de mí mismo, descubro que también SOY UNOS SENTIMIENTOS. Éstos constituyen todo el maravilloso
mundo de mi sentir interior. La alegría, la tristeza, el enojo, el recuerdo que me llena de nostalgia, la emoción que siento
al pensar en alguien, son realidades que viven en mis sentimientos. Pero, si los miro con atención, pronto descubro que
también mis sentimientos están contaminados por el Ambiente.
¿Qué es lo que siento?

A veces siento soledad, aburrimiento, inseguridad, malgenio, dolor, tristeza. A veces siento complejos que me hacen
ser tímido o retraído; complejos que me lanzan a buscar en los otros o en las cosas, una seguridad o un afecto que yo
mismo no siento hacia mí; complejos causados por recuerdos que no acepto, por cosas del pasado que me duelen
mucho, por las burlas que siempre me hicieron, por el cuerpo que no me gusta. Y así, reconozco que de tantos
sentimientos que hay. El Ambiente me ha ido llenando de sentires que duelen, que se callan, que se esconden en lo
secreto y que amargan el alma.

Otras veces siento como siente mi Ambiente. Para mi Ambiente no importan los demás, no importan ni las
búsquedas ni los valores ni los anhelos de los otros. Lo que importa es utilizarlos de alguna forma para que me den a mí,
lo que yo quiero y como yo quiero. Sintiendo como siente mi Ambiente, he aprendido a aparentar ternura, a dar regalos,
a decir palabras hermosas de amor, para conseguir del otro su cariño, su dulzura y hasta su cuerpo. No importa que
después todo se acabe, no importa que el otro sufra, únicamente me importo yo….; únicamente me importo yo y ni
siquiera me importo lo suficiente, porque sintiendo así, casi siempre me quedo solo.

Y, por fin, he aprendido a decidir mi vida a impulsos de mis gustos más superficiales. Muchas veces no decido según
mis convicciones ni según mis valores. No. Me dejo, más bien arrastrar por mis gustos, por el “me nace” o “no me nace”
y así, al ritmo de mis caprichos, pretendo construir una vida que en verdad se me va derrumbando.

Entrando en mí mismo, descubro además que YO SOY UNA MENTE. Mi mente tiene tres funciones que sirven para
conducir adecuadamente la existencia: Inteligencia, para conocer la verdad; Libertad, para elegir lo más auténtico y lo
mejor, y Voluntad, para realizar lo que se ha elegido. Pero también el Ambiente ha contaminado mi mente.

Por eso, muchas veces mi inteligencia no busca la verdad. Unas veces construye para mí una vida mediocre y sin
sentido y se inventa bellos argumentos racionales para justificarla y mantenerla. Otras veces me extravía, pues me lleva
a refugiarme en un mundo de ensueños e ideales que nunca realizo, porque nunca los alcanzo.

Mi libertad es muchas veces incapaz de tomar las mejores decisiones. En muchas ocasiones termino eligiendo no a
partir de mis propios convencimientos o valores, sino a partir del miedo que hay en mí, de lo que dicen o imponen los
demás, de lo que piensa o siente el Ambiente, de las pasiones que se agitan en mi interior, de los gustos superficiales
que tengo.

Mi voluntad, paralizada tantas veces, se ha ido acostumbrando a llenarse de buenos propósitos que siempre pienso y
que casi nunca realizo, pues me quedo ahogado bajo el peso de mis temores, de mis inseguridades, de mi pereza o de mi
tendencia a buscar lo que menos me cueste.

Por último, en el fondo, allá en lo más hondo de mi ser, escondido por el aire contaminado de mi Ambiente,
permanece intacta y hermosa la más bella de mis dimensiones. Y es que yo también SOY LO MEJOR DE MÍ. Lo Mejor de
MI son todos esos valores, todas esas realidades auténticas y positivas que me definen. Lo Mejor de Mí es mi más
profundo Yo. Es lo que yo soy, cuando yo soy lo que soy, cuando no aparento ser otras cosas, cuando me quito la
máscara del Ambiente, cuando arranco de mí los valores mentirosos.

Lo Mejor de Mí es mi entrega, mi amor dulce y limpio, mi ansia de verdad, mi generosidad, mi servicio, mi capacidad
para sentir lo que el otro siente, mi acogida, mi fe. Lo Mejor de Mí es lo que me ha sostenido en medio de las
dificultades y en los momentos más tristes, es lo que me hace único y auténtico, es lo más bello que tengo, o, mejor
dicho, lo más bello que soy.

Pero es difícil encontrar Lo Mejor de Mí, pues aunque el Ambiente no puede quitarme esta hermosura personal, sí
puede escondérmela y sobre todo, sí puede hacerme desconfiar de ella. Ingenuamente yo he creído que la alegría, la
felicidad, la paz interior, vienen de las riquezas, de los placeres, de las diversiones de fin de semana, del licor consumido
hasta el extremo. Así me he ido acostumbrando a desconfiar de mí mismo, a ocultar una y otra vez lo más bello y a
contentarme con representar mi papel en la charada del mundo, buscando la felicidad donde todos la buscan sin
encontrarla.
Para colmo, vivo en un Ambiente que no le enseña a la gente a mirar -lo bueno que hay en las profundidades de los
otros. Tantas veces se han burlado de ml, tantas críticas he oído, tantas veces me han dicho que soy el culpable de no sé
cuántas cosas que pasan en mi hogar, tantas veces me han hecho sentir tonto o inútil o malvado, que uno termina
creyéndose todo eso y pensando que no hay nada o casi nada valioso dentro de uno.

Por eso, muchas veces he creído que yo no tengo valores y quisiera salir a preguntarle a la gente si los tengo, pues
me miro y no los veo…., y si los veo no sé si me estoy engañando.

Y sin embargo, lo más cierto que hay en mi son mis valores. Ellos son lo que soy y cuando soy como ellos, yo sé que
soy dichoso.
Y bien, así soy yo.
Soy este cúmulo de sentires.
Soy este mar de contradicciones. Soy el Ambiente que me vive…
…y soy Lo Mejor que soy.

Y así como soy, así he sido llamado, y la vocación que defina mi existencia tendrá que ver con todo esto que vive en
mf. Si comienzo a decidir mi vida sin tener en cuenta todo lo que se agita en mi corazón, me extraviaré, y, a la larga, me
quedaré con un puñado de sueños irrealizables entre mis manos. Sea lo que sea lo que yo decida, tendrá que ser algo
para mí. Por eso, el primer paso es reconocer lo que soy.

Sí, así soy yo. Sé que soy el lugar donde vive el Ambiente; y sé que también, allá en lo más hondo, en lo escondido,
soy la presencia del que me habita, soy la voz del que me llama, soy el amor del único que en verdad me quiere.
Volver al corazón.
Porque el corazón es todo mío.
Es la estancia secreta que guarda mi identidad,
donde soy verdaderamente yo mismo
y donde se desarrolla mi verdadera historia.
Fuera del corazón estoy fuera de mi casa.
Allá adentro, en sus silenciosas profundidades,
es donde se asoma el rostro de Dios,
…mi más profunda nostalgia.
MARÍA ROSA GUERRINI.
FICHA DE TRABAJO PERSONAL
I. PREGUNTAS DE REFLEXIÓN PERSONAL.

1. ¿Qué fue lo que más me llamó la atención del documento? ¿Por qué?
2. ¿Quién soy Yo? ¿Cómo me definiría a mí mismo?
3. ¿Cómo creen los demás que soy yo? El concepto que los otros tienen de mí, ¿cómo me
afecta?
4. Mirar quién soy yo en cada una de las dimensiones:
 AMBIENTE: ¿En qué ambientes me muevo? ¿Cómo son esos ambientes, qué valores
tienen y cómo afectan mi maneta de ser? ¿Qué características del Ambiente Social se dan
en mi vida y cómo se manifiestan? ¿Cómo me afecta Ambiente Social en el que vivo?
 CUERPO: ¿Cómo vivo mi corporalidad? ¿Utilizo mi cuerpo simple medio para buscar
placeres y desahogos? ¿Acepto mi cuerpo o él es fuente de complejos e inseguridades
personales? ¿Para qué uso mi cuerpo? ¿Ante qué realidades suelo ser sensible?
 SENTIMIENTOS: ¿Cuáles son mis sentimientos más frecuentes? Describirlos. ¿Existen en
mis sentimientos de culpa, complejos, angustias, resentimientos? Describir esos
sentires.
¿Utilizo mis sentimientos para manipular de alguna manera las personas que a me
interesan? ¿Cómo? ¿Tomo decisiones dejándome llevar por gustos, caprichos o por el “me
nace”?
 MENTE: ¿Cómo suelo hacer uso de mi Inteligencia, mi Libertad y mi Voluntad? ¿Utilizo mi
inteligencia para justificar o excusar con buenos argumentos mis mediocridades o errores?
¿En qué momentos no ejerzo mi capacidad de decisión y dejo que sean otros o las
circunstancias mismas, los que decidan por m17 ¿En qué momentos de mi vida mi
voluntad no realiza lo que decidí hacer y me quedo con bellos propósitos que casi nunca
se llevan a cabo?
5. ¿Qué es lo Mejor de Mí? ¿Cuáles son mis valores verdaderos? ¿Cuál es mi belleza interior?

II. PARA HACER ORACIÓN


Presentármele al Señor así como Soy. Decirle que así, luces y con mis sombras, con mi amor y con
mi egoísmo, con mis luchas y con mis mediocridades. Así soy y así sé que me con mis Pedirle que
me enseñe a mirarme así como El me mita, para que pueda conocerme y aceptarme a mi mismo.

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