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21 La producción de programas
Capítulo I
La producción de programas
persona física (director de prestigio, productor, actor, guionista, etc.) para cuya
realización se buscan medios de financiación, o se produce para uno mismo,
entre otras posibilidades.
En todos los casos, el equipo de producción, a lo largo del proceso de pro-
ducción, deberá plantearse y responder con su trabajo a las siguientes cuestio-
nes:
1. ¿Qué es lo que se quiere producir? Habrá que partir de la descripción minu-
ciosa del producto audiovisual (contando con un guión detallado).
2. ¿Cuáles son los medios necesarios para poner en marcha el proyecto? Se deter-
minarán los recursos humanos, técnicos y materiales.
3. ¿Cómo se organizan estos medios? ¿Dónde y cuándo se aplican? Deberá dise-
ñarse un plan de trabajo detallado que asegure la eficacia organizativa
de la producción en el tiempo (de preparación, de registro, de montaje y
acabado) y en el espacio (localizaciones, estudios, etc.).
4. ¿Cuánto cuesta la aplicación del plan de trabajo? Se elaborará un presupues-
to que contemple todos los apartados de la producción.
5. ¿Cómo se está efectuando el trabajo? Será preciso controlar la forma en que
se está aplicando el plan propuesto, en los plazos, en la calidad y en los
costes.
6. ¿La solución adoptada es óptima? Un balance nos permitirá detectar los
posibles errores susceptibles de mejora para su aplicación en futuros pro-
yectos.
7. Finalmente habrá que considerar si la orientación respecto al mercado es buena
o no. Un producto audiovisual tiene siempre sobre sí la imprevisibilidad
de sus resultados respecto a la satisfacción final de quien nos lo ha encar-
gado o, en múltiples casos, la respuesta del público.
Nada mejor para poder dar idea de las actividades ante las que se enfrenta el
trabajo de producción que presentar su agenda, entendida como su herramien-
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Una vez disponibles los recursos requeridos para la puesta en marcha del
plan de trabajo es posible comenzar la grabación o el rodaje de la obra. Aquí se
demuestra si el esfuerzo de producción ha sido acertado o no. Hay que tener
en cuenta que en el registro participa un elevado número de personas y que los
errores cometidos en el plan de trabajo pueden afectar muy negativamente a
la ejecución del proyecto, pues traducidos en términos económicos las cargas
pueden ser considerables.
En el trabajo televisivo, la grabación se convierte, con frecuencia, en la últi-
ma fase si se trabaja en directo y en multicámara, es decir, con varias cámaras a
la vez cuyas señales se seleccionan mediante una mesa de mezclas que permite
escoger en cada momento la señal de la cámara que se desea que salga en pro-
grama. Si es en diferido y después va a haber postproducción, suele registrarse
por bloques de grabación que luego serán debidamente montados.
A partir del registro tiene lugar el montaje, edición y postproducción del
programa. Se trata de darle forma a partir de las imágenes y sonidos disponi-
bles. En esta fase se produce la incorporación de efectos de tipo electrónico,
imagen sintética generada por ordenador, trucos cinematográficos, etc.
Como último paso, se procede a la elaboración de la banda sonora del pro-
grama y a la realización de las mezclas de sonido que una vez complementadas
con las imágenes darán lugar a la obtención del máster definitivo.
El montaje, tanto en cine como en vídeo, se realiza con estaciones o sistemas
de edición no lineal. Consiste en el vuelco de las imágenes originales a sistemas
informáticos provistos de discos duros de gran capacidad. A partir de esta
transformación, la edición se caracteriza por su similitud a la operación de un
tratamiento de textos convencional. El acceso a cualquier imagen o sonido
es inmediato, pueden hacerse todo tipo de pruebas, efectos, acortamiento o
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alargamiento del tiempo del programa y, una vez terminado, el producto final
puede volcarse a cualquier tipo de formato o sistema de grabación, emisión o
distribución.
En esta parte del proceso, el equipo de producción se ocupa, entre otras
cosas, del alquiler de salas de montaje, postproducción y sonorización, control
de convocatorias y supervisión del montaje. En la producción europea, el reali-
zador o director suele asumir la mayor responsabilidad. En los Estados Unidos
solamente los directores consagrados logran el control de esta fase, cuestión
que se estipula por contrato. Allí, en la mayor parte de la producción conven-
cional, la responsabilidad de muchas de las decisiones finales recae sobre el
productor.
Es habitual que el proceso finalice con la realización de duplicados o copias
del máster definitivo para su distribución. También se puede incluir en esta
fase la presentación del producto al cliente y el inicio de las actividades de
explotación, comercialización y distribución del programa, facetas todas ellas
que se escapan del objetivo de este apartado pero que constituyen la base de
sostenimiento principal de la industria audiovisual.
El esquema siguiente muestra un proceso válido para estructuras de produc-
ción de cine y televisión.
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