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Segunda Guerra Mundial

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Segunda Guerra Mundial
Parte de la Historia Contemporánea
WW2Montage.PNG
De arriba hacia abajo y de izquierda a derecha:
Primera batalla de El Alamein, 1942Masacre de Nankín, 1937-38Batalla del Atlántico,
1939-45Batalla de Stalingrado, 1942-43Batalla de Berlín, 1945Ataque a Pearl Harbor,
1941
Fecha 1 de septiembre de 1939-2 de septiembre de 1945
(6 años y 1 día)
Lugar Todos los continentes y océanos, pero especialmente Europa, África del Norte,
Extremo Oriente, Atlántico Norte y Océano Pacífico.
Casus belli
Invasión alemana de Polonia
Segunda guerra sino-japonesaNota 1
Resultado Victoria aliada
Consecuencias
Colapso de la Alemania nazi
Caída de los Imperios japonés e italiano
Creación de las Naciones Unidas
Emergencia de los Estados Unidos y la Unión Soviética como superpotencias
Comienzo de la Guerra Fría
Reinicio de la Guerra civil china
Inicio del proceso de descolonización de Asia y África
División de Corea
Ocupación de Alemania y Japón
Cambios territoriales Véase anexo
Beligerantes
Potencias del Eje
Bandera de Alemania nazi Alemania nazi
Bandera de Italia Reino de Italia
Bandera del Imperio del Japón Imperio del Japón
Apoyadas por:
Francia de Vichy
Reino de Hungría
Reino de Rumania
Albania
Eslovaquia
Reino de Bulgaria
Croacia
Mengjiang
Manchukuo
Chetniks
India libre
Birmania
Montenegro
Vietnam
Bandera de Finlandia Finlandia
Serbia
Corea
Nankín
Bandera de Tailandia Tailandia
Bohemia y Moravia
Reino de Irak
Estado Imperial de Irán
Aliados
Bandera de Reino Unido Reino Unido
Bandera de la Unión Soviética Unión Soviética
China
Bandera de Estados Unidos Estados Unidos
Bandera de Francia Francia
Apoyadas por:
Bandera de Polonia Polonia
Bandera de Checoslovaquia Checoslovaquia
Bandera de Noruega Noruega
Bandera de los Países Bajos Países Bajos
Bandera de Dinamarca Dinamarca
Bélgica
Bandera de Luxemburgo Luxemburgo
Resistencia italiana
Imperio etíope
Reino de Grecia
Bandera del Reino de Yugoslavia Reino de Yugoslavia
Bandera de Filipinas Filipinas
Raj británico
Canadá
Bandera de Australia Australia
Bandera de Nueva Zelanda Nueva Zelanda
Dominio de Terranova
Argelia francesa
Marruecos
Bandera de Brasil Brasil
Túnez
Sudáfrica
Bandera de Nigeria Nigeria
Indochina francesa
Tanganica
Malta
Bandera de Hong Kong Hong Kong
Reino de Nepal
Congo Belga
Bandera de Tonga Tonga
Transjordania
Malasia británica
Indias Orientales Neerlandesas
Colonias del Estrecho
Sarawak
Birmania británica
Rodesia del Sur
Reino de Egipto
Mongolia
Tannu Tuvá
México
Figuras políticas
Adolf Hitler †
Hirohito
Hideki Tōjō
Benito Mussolini Ejecutado
Bandera de Reino Unido Jorge VI
Bandera de Reino Unido Winston Churchill (1940-1945)
Bandera de la Unión Soviética Iósif Stalin
Bandera de Taiwán Chiang Kai Shek
Bandera de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt † (1941-1945)
Bandera de Estados Unidos Harry Truman (1945)
Bandera de Francia Charles de Gaulle
Unidades militares
Wehrmacht
Ejército Imperial Japonés
Regio Esercito
Real Ejército Hungaro
Ejército Finlandés
Ejército Colaboracionista Chino
Ejército del Armisticio
Real Ejército Rumano
Real Ejército Bulgaro
Guardia Nacional Croata
Ejército Imperial de Manchukuo
Ejército Imperial Iraní
Real Ejército Siames
Ejército Nacional Indio
Ejército Real Iraquí
Guardia Estatal Serbia
Ejército Eslovaco
Ejército Nacional de Mengjiang
Ejército Independiente Birmano
Milicia Fascista Albanesa
Ejército Gubernamental Ejército Rojo
Ejército de los Estados Unidos
Ejército Nacional Revolucionario
Ejército Británico
Ejército Francés
Ejército del Raj británico
Ejército Real Canadiense
Ejército Polaco
Real Ejército Australiano
Real Ejército Yugoslavo
Ejército Imperial Etiope
Ejército Belga
Real Ejercito Helenico
Real Ejército de los Países Bajos
Fuerza de Defensa de la Unión
Ejército de la Commonwealth de Filipinas
Real Ejército de Nueva Zelanda
Real Ejército de las Indias Orientales Neerlandesas
Real Ejército de Egipto
Real Ejército de Noruega
Real Ejercito Malayo
Force Publique
Fuerza Expedicionaria Brasileña
Ejército Popular de Mongolia
Ejército Real de Dinamarca
Ejército Nacional Revolucionario Tuvano
Gendarmería Real del Gran Ducado
Bajas
40-100 millones de muertos
Primera Guerra Mundial y período de entreguerras ←Segunda Guerra Mundial→
post–World War II era, Trente Glorieuses y Guerra Fría
[ocultar]
Campañas de la Segunda Guerra Mundial
Europa
PoloniaGuerra de bromaGuerra de InviernoDinamarca y NoruegaFrancia y
BeneluxInglaterraBalcanesFrente OrientalFinlandiaFrente Occidental (1944-45)
Guerra del Pacífico

ChinaOcéano PacíficoSudeste de AsiaSudoeste del PacíficoManchuria (1945)


Mediterráneo y Oriente Medio
África del NorteÁfrica OrientalMar MediterráneoMaltaYugoslaviaIrakSiria y
LíbanoIránItaliaSur de Francia
Otras campañas

AtlánticoÁrticoBombardeos estratégicosAméricaÁfrica OccidentalOcéano Índico


(Madagascar)
Guerras contemporáneas

Guerras fronterizas soviético-japonesasGuerra franco-tailandesaGuerra peruano-


ecuatorianaRebelión Ili
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre
1939 y 1945. En ella se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo
—incluidas todas las grandes potencias, así como prácticamente todas las naciones
europeas—, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados, por un
lado, y las potencias del Eje, por otro. Fue la mayor contienda bélica de la
historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de guerra
total en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica,
militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre
recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme repercusión que
incluyeron la muerte masiva de civiles —el Holocausto, los bombardeos intensivos
sobre ciudades y el uso, por primera vez en un conflicto militar, de armas
nucleares—, la Segunda Guerra Mundial fue la más mortífera de la historia, con un
resultado de entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5 % de la población mundial.1

El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la


invasión alemana de Polonia, cuando Hitler se decidió a la incorporación de una de
sus reivindicaciones expansionistas más delicadas: el Corredor Polaco, que
implicaba la invasión de la mitad occidental de Polonia; la mitad oriental, junto
con Estonia, Letonia y Lituania fue ocupada por la Unión Soviética, mientras que
Finlandia logró mantener su independencia de los soviéticos (guerra de Invierno).
El Reino Unido y Francia le declararon la guerra a Alemania, que esperaban como una
repetición de la guerra de trincheras («guerra de mentira») para la que habían
tomado toda clase de precauciones (línea Maginot) que demostraron ser del todo
inútiles. Las maniobras espectaculares de la blitzkrieg (guerra relámpago)
proporcionaron en pocos meses a Alemania el control de Noruega, Dinamarca, Países
Bajos, Bélgica y la propia Francia, mientras que el ejército británico escapaba in
extremis desde las playas de Dunkerque durante la batalla de Francia. La mayor
parte del continente europeo estaba ocupado por el ejército alemán o por sus
aliados, entre los que destacaba la Italia fascista, cuya aportación militar no fue
muy significativa (batalla de los Alpes, guerra greco-italiana).

La batalla de Inglaterra, la primera completamente aérea de la historia, mantuvo


durante el periodo siguiente la presión sobre el nuevo gobierno de Winston
Churchill, decidido a la resistencia («sangre, sudor y lágrimas») y que finalmente
venció, entre otras cosas gracias a una innovación tecnológica (el radar) y al
decisivo apoyo estadounidense, que negoció en varias entrevistas con Franklin D.
Roosevelt (Carta del Atlántico, 14 de agosto de 1941).

En 1941, la necesidad estratégica de ocupar los campos petrolíferos del Cáucaso


impulsó a Alemania a invadir la Unión Soviética (operación Barbarroja),
inicialmente exitosa, pero que se estancó en la batalla de Moscú y los sitios de
Leningrado y Stalingrado. Al mismo tiempo, Japón, en su campaña de expansión por
Asia y en venganza por el embargo económico que el gobierno estadounidense les
había impuesto, atacó Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941; la agresión precipitó
la entrada de Estados Unidos en la guerra. Pocos meses después, la batalla de
Midway (en julio de 1942) marcaría un punto de inflexión en la guerra del Pacífico
ante el debilitamiento de la capacidad de combate japonesa frente a los
estadounidenses. En el norte de África, los británicos frenaron el avance de los
Afrika Korps alemanes desde Libia hacia Egipto en la batalla de El Alamein (1942),
después de la invasión italiana al canal de Suez (1940).

El periodo final de la guerra se caracterizó por las complejas operaciones


necesarias para los desembarcos aliados en Europa (Sicilia, en julio de 1943;
Anzio, en enero de 1944; Normandía, en junio de 1944) y por el hundimiento del
frente oriental, en el que se libraron las operaciones con tanques más encarnizadas
de la historia (batalla de Kursk, especialmente en Projorovka, julio de 1943),
mientras en el frente occidental los alemanes experimentaban armas tecnológicamente
muy desarrolladas (misiles V-1 y V-2) y soportaban bombardeos destructivos sobre
sus ciudades a una escala nunca antes vista (bombardeo de Dresde, en febrero de
1945) y la destrucción total de su capital (batalla de Berlín, entre abril y mayo
de 1945).

En el frente del Pacífico, los estadounidenses tuvieron que desalojar isla a isla a
los japoneses, tanto en el sur del Pacífico (Guadalcanal, en agosto de 1942) como
en Filipinas (Manila, en febrero de 1945); tras librar las mayores batallas navales
de la historia (batalla del Mar del Coral, en mayo de 1942; batalla del Golfo de
Leyte, en octubre de 1944), alcanzaron tierras niponas (Iwo Jima, en febrero de
1945 y Okinawa, en abril de 1945). En agosto de 1945, el presidente de Estados
Unidos, Harry S. Truman ordenó bombardear con las recién inventadas armas nucleares
las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. La devastación causada por el ataque, que a
la larga se cobraría la vida de 250 000 personas, precipitó la capitulación de
Japón.

A diferencia de la Primera Guerra Mundial, la rendición (tanto la japonesa como la


alemana) se produjo por derrota incondicional, sin pasar por ningún tipo de
negociación. Las conversaciones decisivas fueron las que plantearon la división de
Europa en zonas de influencia entre los aliados, y que se negociaron en sucesivas
cumbres (conferencia de Teherán, el 1 de diciembre de 1943; conferencia de Yalta,
en febrero de 1945; y conferencia de Potsdam, en julio de 1945).

La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social


del mundo. Tras la conflagración, se fundó la Organización de las Naciones Unidas
con el fin de fomentar la cooperación internacional y de prevenir potenciales
conflictos. La Unión Soviética y Estados Unidos se erigieron como superpotencias
rivales, estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, que se prolongó durante
los siguientes 46 años. Al mismo tiempo, la influencia de las grandes potencias
europeas entró en decadencia, materializada en el inicio de la descolonización de
Asia y África. La mayoría de los países cuyas industrias habían sido perjudicadas
abordaron la recuperación económica con la ayuda financiera del país americanos
(plan Marshall), mientras que la integración política emergía como un esfuerzo para
establecer las relaciones de posguerra.

Índice
1 Cronología
2 Antecedentes
2.1 En Europa
2.2 En Asia
3 Transcurso de la guerra
3.1 Inicio de la guerra en Asia (julio de 1937-septiembre de 1939)
3.2 Inicio de la guerra en Europa (septiembre de 1939-mayo de 1940)
3.3 Frente occidental (mayo-septiembre de 1940)
3.4 El Mediterráneo (abril de 1940-mayo de 1943)
3.5 África subsahariana (julio de 1940-septiembre de 1943)
3.6 Frente oriental (abril de 1941-enero de 1942)
3.7 El Pacífico (abril de 1941-junio de 1943)
3.8 China y el Sureste de Asia (septiembre de 1941-marzo de 1944)
3.9 La batalla del Atlántico (enero de 1942-febrero de 1943)
3.10 Frente oriental (enero de 1942-febrero de 1943)
3.11 Frente occidental (septiembre de 1940-junio de 1944)
3.12 El Mediterráneo (mayo de 1943-marzo de 1945)
3.13 Frente oriental (febrero de 1943-enero de 1945)
3.14 El Pacífico (junio de 1943-julio de 1945)
3.15 China y el Sureste de Asia (marzo de 1944-junio de 1945)
3.16 Frente occidental (junio de 1944-abril de 1945)
3.17 Frente oriental (enero de 1945-abril de 1945)
3.18 La Guerra acaba en Europa
3.19 La Guerra acaba en Asia
4 Medios militares de los beligerantes
4.1 Armas
4.2 Estadísticas
5 Repercusiones fuera de los países beligerantes
5.1 Participación de América Latina
5.2 Participación española en la guerra
6 Genocidio
7 Consecuencias históricas
7.1 Consecuencias territoriales en el mundo
8 Véase también
9 Notas
10 Referencias
11 Bibliografía
12 Enlaces externos
Cronología
Véase también: Anexo:Cronología de la Segunda Guerra Mundial
En general se considera que la guerra comenzó en Europa el 1 de septiembre de 19392
3 con la invasión alemana de Polonia, que provocó la declaración de guerra de Reino
Unido y Francia a Alemania dos días después. Las fechas de inicio de las
hostilidades en la zona del océano Pacífico son varias y anteriores en el tiempo:
la segunda guerra chino-japonesa que comenzó el 7 de julio de 193745 o incluso la
invasión japonesa de Manchuria a partir del 19 de septiembre de 1931.67

Otros coinciden con el historiador británico A. J. P. Taylor, que sostenía que la


guerra chino-japonesa y la guerra en Europa y sus colonias ocurrieron
simultáneamente y ambas se desataron en 1941. Otra fecha de inicio a veces usada
para la Segunda Guerra Mundial es la invasión italiana de Etiopía desde el 3 de
octubre de 1935.8 El también historiador Antony Beevor opina que la conflagración
comenzó con la batalla de Jaljin Gol entre Japón y las fuerzas de Mongolia y la
URSS, de mayo a septiembre de 1939.9 En este artículo se seguirá la datación
convencional.

La fecha exacta del fin de la guerra tampoco tiene un consenso universal.


Generalmente se ha aceptado que el conflicto terminó con el armisticio japonés del
14 de agosto de 1945, en lugar de la rendición formal de Japón, que se produjo el 2
de septiembre y que puso final definitivo a las hostilidades en Asia. En 1951 se
firmó un tratado de paz con Japón.10 Décadas después, en 1990, un tratado sobre el
futuro de Alemania permitió la reunificación del país y resolvió muchos de los
problemas de la posguerra en Europa.11 Japón y la URSS no firmaron nunca un tratado
de paz formal.12

Antecedentes
Artículo principal: Causas de la Segunda Guerra Mundial

La Liga de la asamblea de las Naciones, celebrada en Ginebra, Suiza, 1930.


Las causas bélicas del estallido de la Segunda Guerra Mundial son, en Occidente, la
invasión de Polonia por las tropas alemanas y, en Oriente, la invasión japonesa de
China, las colonias británicas y neerlandesas y posteriormente el ataque a Pearl
Harbor.

La Segunda Guerra Mundial estalló después de que estas acciones agresivas


recibieran como respuesta una declaración de guerra, la resistencia armada o ambas,
por parte de los países agredidos y aquellos con los que mantenían tratados. En un
primer momento, los países aliados estaban formados tan solo por Polonia, Reino
Unido y Francia, mientras que las fuerzas del Eje las constituían únicamente
Alemania e Italia en una alianza llamada el Pacto de Acero. A medida que la guerra
progresó, los países que iban entrando en ella (por ser atacados o tener tratados
con los países agredidos) se alinearon en uno de los dos bandos, dependiendo de
cada situación. Ese fue el caso de los Estados Unidos y la URSS, atacados
respectivamente por Japón y Alemania. Algunos países, como Hungría o Italia,
cambiaron sus alianzas en las fases finales de la guerra.

En Europa
Artículo principal: Hechos anteriores a la Segunda Guerra Mundial en Europa

Mapa político de Europa en 1923, tras el final de la Primera Guerra Mundial y la


firma de los tratados de paz.

Expansión de Alemania de 1935 a 1939.


El Tratado de Versalles, establecía la compensación que Alemania debía pagar a los
vencedores de la Primera Guerra Mundial. El Reino Unido obtuvo la mayor parte de
las colonias alemanas en África y Oceanía (aunque algunas fueron a parar a manos de
Japón y Australia). Francia, en cuyo suelo se libraron la mayor parte de los
combates del frente occidental, recibió como pago una gran indemnización económica
y la recuperación de Alsacia y Lorena, que habían sido anexionadas a Alemania por
Otto von Bismarck tras la Guerra Franco-prusiana en 1870.

En el Imperio ruso, la Dinastía Románov había sido derrocada y reemplazada por un


gobierno provisional que a su vez fue derrocado por los bolcheviques de Lenin y
Trotsky. Después de firmar el Tratado de Brest-Litovsk, los bolcheviques tuvieron
que hacer frente a una guerra civil, que vencieron, creando la URSS en 1922. Sin
embargo, ésta había perdido mucho territorio por haberse retirado prematuramente de
la guerra. Estonia, Letonia, Lituania y Polonia resurgieron como naciones a partir
de una mezcla de territorios soviéticos y alemanes tras el Tratado de Versalles.

En Europa Central, aparecieron nuevos estados tras el desmembramiento del Imperio


Austrohúngaro: Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia. Además, el extinto
Imperio tuvo que ceder territorios a la nueva Polonia, a Rumanía y a Italia.

En Alemania, el Tratado de Versalles tuvo amplio rechazo popular: bajo su cobertura


legal se había desmembrado el país, la economía alemana se veía sometida a pagos y
servidumbres a los Aliados considerados abusivos, y el Estado carecía de fuerzas de
defensa frente a amenazas externas, sobre todo por parte de la URSS, que ya se
había mostrado dispuesta a expandir su ideario político por la fuerza. Esta
situación percibida de indefensión y represalias abusivas, combinada con el hecho
de que nunca se llegó a combatir en territorio alemán, hizo surgir la teoría de la
Dolchstoßlegende (puñalada por la espalda), la idea de que en realidad la guerra se
podía haber ganado si grupos extranjeros no hubieran conspirado contra el país, lo
que hacía aún más injusto el ser tratados como perdedores. Surgió así un gran
rencor a nivel social contra los Aliados, sus tratados, y cualquier idea que
pudiera surgir de ellos.

La desmovilización forzosa del ejército hasta la fuerza máxima de 100 000 hombres
permitida por el tratado (un tamaño casi testimonial respecto al anterior) dejó en
la calle a una cantidad enorme de militares de carrera que se vieron obligados a
encontrar un nuevo medio de subsistencia en un país vencido, con una economía en
pleno declive, y tensión social. Todo eso favoreció la creación y organización de
los Freikorps, así como otros grupos paramilitares. La lucha de los Freikorps y sus
aliados contra los movimientos revolucionarios alemanes como la Liga Espartaquista
(a veces con la complicidad o incluso el apoyo de las autoridades) hizo que tanto
ellos como los segmentos de población que les apoyaban se fueran inclinando cada
vez más hacia un ideario reaccionario y autoritario, del que surgiría el nazismo
como gran aglutinador a finales de los años 20 e inicios de los 30. Hasta entonces,
había sido un partido en auge, pero siempre minoritario; un intento prematuro de
hacerse con el poder por la fuerza (el Putsch de Múnich) acabó con varios muertos,
el partido ilegalizado y Hitler en la cárcel. Durante ese periodo de
encarcelamiento Hitler escribió el Mein Kampf (Mi lucha), el libro en el que
sintetizó su ideario político para Alemania.

Discurso político de Benito Mussolini en la tribuna de la plaza de Milán en mayo de


1930.
El caldo de cultivo existente a nivel social, combinado con la Gran Depresión de
inicios de los 30, hizo que la débil República de Weimar no fuera capaz de mantener
el orden interno; los continuos disturbios y conflictos en las calles incrementaron
la exigencia de orden y seguridad por parte de sectores de la población cada vez
más amplios. Sobre esa ola de descontento y rencor, el Partido Nazi, liderado por
Adolf Hitler se presentó como el elemento necesario para devolver la paz, la fuerza
y el progreso a la nación. Los ideólogos del partido establecieron las
controvertidas teorías que encauzarían el descontento y justificarán su ideario: la
remilitarización era imprescindible para librarse del yugo opresor de las antiguas
potencias aliadas; la inestabilidad del país era ocasionada por movimientos
sociales de obediencia extranjera (comunistas) o grupos de presión no alemanes
(judíos), culpables además de haber apuñalado por la espalda a la Gran Alemania en
1918; además, Alemania tiene derecho a recuperar los territorios que fueron suyos,
así como asegurarse el necesario espacio vital (Lebensraum) para asegurar su
crecimiento y prosperidad. Todas estas ideas quedaron plasmadas en el Mein Kampf.

Partiendo de la sensación de afrenta originada por el Pacto de Versalles, los nazis


potenciaron, alimentaron y extendieron la necesidad de reparación en la sociedad
alemana, mezclando los problemas reales con las necesidades de su propio programa
político, presentando el militarismo y la adherencia a la disciplina fascista como
las únicas vías capaces de reconducir la situación. Así se justificó la represión
brutal de cualquiera que no pensara del mismo modo o fuera percibido como un
enemigo del Estado. Y el clima existente a causa del Pacto hizo que aparte de la
sociedad no le preocupase lo más mínimo el incumplimiento de cualquier tipo de
tratado internacional. Hasta 1932, el NSDAP fue incrementando su cuota electoral en
las elecciones federales, manteniendo un estilo político igual de bronco y agresivo
que el que practicaba en la calle.

Sturmabteilung (SA) en Berlín, 1932.


En noviembre de 1932 tienen lugar las octavas elecciones federales alemanas, en las
que el NSDAP logra un 33,1 % de votos (aunque bajó algo más de un 4 %). Al ser la
lista más votada y ante la imposibilidad de lograr una opción de consenso entre las
demás fuerzas políticas, el presidente Hindenburg nombra canciller a Hitler y le
ordena formar gobierno.

El 27 de febrero de 1933, un incendio arrasa el Reichstag, la sede del parlamento


alemán. A raíz de este suceso, Hitler declara el estado de excepción. Pronto surge
desde el partido nazi la acusación de que los comunistas son los instigadores de la
quema, y Hitler logra que un Hindenburg ya muy mermado de salud firme el Decreto
del Incendio del Reichstag, aboliendo tanto al partido comunista como a cualquier
organización afín a ese partido.

Con sus principales enemigos políticos ilegalizados, Hitler procedió a convocar las
novenas elecciones federales alemanas el 5 de marzo de 1933. Esta vez logra un 43,9
% de votos y pasa a gobernar, en coalición con el DNVP, en mayoría absoluta. Una
vez conseguido el poder político, para lograr el apoyo de la cúpula del ejército
(Reichswehr), ordenó asesinar a los dirigentes de las SA, en la llamada noche de
los cuchillos largos, la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1934.

Ruinas de la localidad de Guernica tras el bombardeo de 1937 por parte de la


aviación de la Alemania nazi durante la Guerra Civil Española.
Hitler restauró en Alemania el servicio militar generalizado que había sido
prohibido por el Tratado de Versalles, remilitarizó la Renania en 1936 y puso en
práctica una política extranjera agresiva, el pangermanismo, inspirada en la
búsqueda del Lebensraum, destinada a reagrupar en el seno de un mismo estado a la
población germana de Europa central, comenzando por Austria (Anschluss) en marzo de
1938.

El principal objetivo declarado de la política exterior alemana de la época


inmediatamente anterior a la guerra era, por una parte, la recuperación de esos
territorios, así como del Corredor polaco y la Ciudad libre de Dánzig, en los
antiguos territorios de Prusia perdidos por Alemania después de 1918. Esas
reclamaciones territoriales constantes constituían elementos importantes de
inestabilidad internacional, pues Berlín reivindicaba abiertamente su restitución,
de forma cada vez más agresiva, con la intención de reconstruir la Gran Alemania
Großdeutschland.

El apoyo al levantamiento militar del general Francisco Franco en España por parte
de Italia y Alemania con tropas y armamento desafió abiertamente al acuerdo de no-
intervención en el conflicto civil (Guerra Civil Española) de las naciones
extranjeras. Hitler había firmado ya el Pacto de Acero con Mussolini, el único de
los dirigentes europeos con un ideario similar. El apoyo a las fuerzas franquistas
fue un intento de establecer un Estado fascista controlando el acceso al
Mediterráneo con vistas a una futura guerra europea, algo que solo funcionó a
medias.

De izq. a der.: Chamberlain, Daladier, Hitler, Mussolini, y Ciano fotografiados


antes de firmar los Acuerdos de Múnich.
El oeste de Checoslovaquia (la región conocida como los Sudetes) era el hogar de
una gran cantidad de población de ascendencia germana, cuyos derechos, según el
gobierno alemán, estaban siendo infringidos. La anexión de los Sudetes fue aceptada
en los Acuerdos de Múnich en septiembre de 1938 tras una conferencia tripartita
entre Alemania, Francia y Gran Bretaña, donde el francés Édouard Daladier y el
primer ministro británico Neville Chamberlain, siguiendo una Política de
apaciguamiento, confiaron en que sería la última reivindicación de la Alemania
nazi. Hitler había transmitido personalmente esa idea a Chamberlain, tras
entregarle un conjunto de informes con supuestas atrocidades cometidas contra
habitantes alemanes en los Sudetes. La postura inglesa y francesa se debía en gran
parte a la reticencia de sus poblaciones a verse envueltos de nuevo en una guerra a
escala mundial, así como al convencimiento (sobre todo por parte de ciertos
sectores de la sociedad inglesa) de que realmente el Tratado de Versalles había
sido excesivo.

Sin embargo, en marzo de 1939 los ejércitos de Alemania entraron en Praga tomando
el control de los territorios checos restantes. Al día siguiente, Hitler, desde el
Castillo de Praga, proclamó el establecimiento del Protectorado de Bohemia y
Moravia, a la vez que propició la aparición del Estado títere de Eslovaquia.
También se apoderó del territorio de Memel, perteneciente a Lituania.
Adolf Hitler en Bonn, 1938.
El fracaso del apaciguamiento demostró a las potencias occidentales que no era
posible confiar en los tratados que pudieran firmarse con Hitler, así como que sus
aspiraciones expansionistas no podían seguir siendo toleradas. Polonia rechaza
ceder Dánzig a Alemania y firma con Francia un acuerdo de mutua defensa el 19 de
mayo de 1939 y en agosto también lo suscribió con Gran Bretaña.

Por su parte, Alemania y la URSS firmaron el 23 de agosto del mismo año el Pacto
Ribbentrop-Mólotov, que incluía un protocolo secreto por el que ambas potencias se
dividían Europa central en esferas de influencia, incluyendo la ocupación militar.
El tratado establecía el comercio e intercambio de petróleo y comida de la URSS a
Alemania, reduciendo así el efecto de un futuro bloqueo por parte de Gran Bretaña
como el que casi había ahogado a Alemania en la Primera Guerra Mundial. Hitler pasó
entonces a centrarse en la preparación del futuro conflicto con los Aliados cuando,
como pretendía, invadiera Polonia con el fin de incorporarla a Alemania. La
ratificación del tratado de defensa entre Polonia y el Reino Unido no alteró sus
planes.

Benito Mussolini (izquierda) y Adolf Hitler (derecha), líderes de la Italia


fascista y de la Alemania nazi respectivamente (foto de 1937).
Benito Mussolini se había convertido en líder indiscutido de Italia durante ese
mismo período de entreguerras. Expulsado del Partido Socialista Italiano por apoyar
la participación de Italia en la Primera Guerra Mundial, en 1919 fundó los Fasci
italiani di combattimento, grupo militar integrado por excombatientes, que
reprimían a los movimientos denominados obreros y al partido socialista; era por
tanto análogo a los Freikorps alemanes tanto en ideario como en actuación. El
fascismo creado por Mussolini defendía un régimen militarista, autoritario,
nacionalista, que centralizara el poder en una persona y un movimiento (Partido
Nacional Fascista en el caso italiano) y contrario a las instituciones
democráticas. Los fascistas tomaron como emblema el fascio, antiguo símbolo de
poder entre los romanos, consistente en un haz de varas con un hacha en el centro.

En estos años los movimientos obrero y campesino se manifestaron de manera más


radical al tomar las fábricas y las tierras bajo su control, en un intento por
imitar la Revolución Rusa. Los industriales y terratenientes, asustados por esta
amenaza a sus intereses, apoyaron económicamente a los Fasci di combattimento. En
septiembre de 1922 los camisas negras, como también eran conocidos los fascistas,
organizaron una marcha sobre Roma, para presionar al gobierno por la incapacidad de
resolver la situación económica. En respuesta, Víctor Manuel III nombró a Mussolini
primer ministro. Este empezó a autodenominarse Duce ('Caudillo'), y estableció un
gobierno totalitario. Creó el Gran Consejo Fascista que controló el Parlamento.
Persiguió a los sindicatos, al Partido Socialista, a la prensa contraria a su
gobierno, y a la Iglesia. Suprimió las libertades individuales y el derecho de
huelga. Controló los medios de comunicación y solo permitió propaganda que exaltara
el nacionalismo y el fascismo. También introdujo el militarismo en el sistema
educativo italiano.

Del mismo modo que Hitler en Alemania, Mussolini defendía el derecho de Italia a la
expansión territorial, de grado o por fuerza. Mussolini comenzó una gran campaña
expansionista conocida como el colonialismo italiano. Estableció colonias en
Somalia, Eritrea y Libia, y conquistó por la fuerza Abisinia y Albania, ignorando
las protestas de la Sociedad de Naciones.

En Asia
Artículo principal: Hechos anteriores a la Segunda Guerra Mundial en Asia

Primeros choques entre la China de Quing y el Imperio del Japón durante la Primera
Guerra Sino-Japonesa.
A pesar de ser nominalmente una democracia parlamentaria, el Ejército y la Marina
de Japón eran dirigidos por los ministros de Guerra y Marina (que debían ser
obligatoriamente generales o almirantes retirados o activos), los cuales no estaban
sujetos a la autoridad del primer ministro, sino directamente a la del Emperador.
De las 29 personas que recibieron el cargo de primer ministro durante el periodo
1885-1945, 15 eran almirantes o generales retirados o activos (durante el período
1932-45 fueron 8 de 11).

Esta anómala situación, combinada con el paso de un ejército permanente a otro


reclutado (lo que obligaba a dar instrucción militar a todos los jóvenes del país),
favoreció la progresiva militarización de la sociedad japonesa; el ejército y la
marina, escasamente controlados por el poder civil, definían sus propios objetivos
y se peleaban por los recursos presupuestarios disponibles, pero ambos coincidían
en su desprecio a la clase política. Se formaron grupos de opinión enfrentados
dentro de las fuerzas armadas que llevaban una "política paralela" a la del
gobierno. Japón, un conjunto de islas con gran cantidad de población pero falto de
recursos naturales, entró en el siglo XX con el firme propósito de imitar el
sistema económico de las potencias occidentales, incluyendo el colonialismo, como
forma de mantener su propio desarrollo, y volvió sus ojos hacia el continente
asiático.

En 1894 Japón, que ya hacía tiempo que se disputaba la península de Corea con el
Imperio Chino, inició la Primera Guerra Sino-japonesa con un ataque sin previo
aviso. Para sorpresa de todos, el pequeño Imperio de Japón aplastó a las fuerzas
del mastodóntico Imperio Chino, forzando un tratado de paz que le supuso la
concesión de Taiwán, de las Islas Pescadores y de Liao-dong. La Rusia Imperial
intentó limitar el dominio local de la emergente potencia: subvencionó el pago de
las deudas de guerra chinas con Japón y, apoyada por Alemania y Francia, humilló a
Tokio e impuso la restitución de Liao-dong a China.

Asia-Pacífico en 1939.
Rusia y Japón se vieron desde ese momento implicadas en la lucha por la influencia
en la parte noroeste de China. Rusia obtuvo la concesión para la construcción del
ferrocarril Transmanchuriano, y aumentó su presencia militar en el sector con la
creación de una base naval en Port Arthur, en la parte sur de la península de Liao-
dong. La política rusa se encaminaba a desarrollar su influencia sobre toda
Manchuria y Corea. Japón se inquietó e intentó en un principio negociar una
repartición de áreas de influencia en Manchuria, aunque sin éxito. De modo que en
1904 la Marina Imperial Japonesa atacó y destruyó (de nuevo sin previa declaración
de guerra) la flota rusa estacionada en Port Arthur. Japón estaba bien preparado,
dominaba los mares de la zona en conflicto y sus bases estaban cerca de la zona.
Por el contrario, Rusia estaba minada por tensiones internas, dirigida en el este
por un mando incompetente e incapaz de asegurar un enlace eficaz con el oeste, ya
que el Transiberiano era su única vía terrestre, por lo que no pudo plantar cara.
La Guerra Ruso-japonesa terminó en 1905 con un armisticio que humilló a Rusia y
dejó Liao-dong en manos de Japón, junto con la mitad meridional de la isla Sajalín
y la preeminencia absoluta sobre Corea. En 1914, Japón declaró la guerra a
Alemania, consiguiendo al final de la Primera Guerra Mundial las posesiones
alemanas del Océano Pacífico septentrional.

En la década de los 30 la posición política de los militares en Japón era cada vez
más dominante. El poder político estaba controlado por los grupos de presión dentro
del Ejército y la Armada, hasta el punto de que ocurrieron varios golpes de estado
y atentados por parte de cadetes y oficiales jóvenes del Ejército y la Marina
contra ministros y altos cargos que estorbaban los intereses de las camarillas
militares. Estas acciones llegaron a costar la vida incluso de un primer ministro
en 1932, lo que supuso el final a todos los efectos de cualquier intento de
controlar al ejército desde el gobierno: la clase política era consciente de que
simplemente emitir en público una opinión desfavorable hacia las fuerzas armadas
significaba arriesgarse a morir a manos de un ultranacionalista en un arranque de
patriotismo.

Tropas japonesas en Manchuria.


En 1931, usando como casus belli unos supuestos incidentes transfronterizos, Japón
invadió Manchuria, que convirtió en 1932 en Manchukuo, estado independiente bajo
protectorado japonés, junto con Jehol. Las críticas internacionales por esta acción
llevaron a Japón a retirarse de la Sociedad de Naciones al año siguiente. En 1937,
necesitado de recursos naturales y aprovechando la debilidad china provocada por la
guerra civil entre comunistas y republicanos, Japón inició la Segunda Guerra Sino-
japonesa, y ocupó la parte noreste de ese país. Los Estados Unidos de América y
Gran Bretaña reaccionaron en apoyo del Kuomintang concediéndole créditos, ayuda
militar encubierta, pilotos y aeroplanos, y también levantando embargos cada vez
mayores contra Japón de materias primas y petróleo (su comercio exterior llegó a
caer en un 75%, mientras que las importaciones de petróleo lo hicieron en un 89%).

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