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El Libro de Kali

Seema Mohanty

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U na de las deidades más poco convencionales y aun así inmensamente po-
pulares del panteón hindú es la diosa Kali, que esencialmente representa
los aspectos oscuros y contrarios del cosmos. Su forma desnuda y asocia-
da con la violencia, la sangre y el gore desafían el mismo concepto de divinidad.
A pesar de todo, durante siglos, ha representado toda una gama de imágenes con-
flictivas, desde la de una ogresa sedienta de sangre a la de una diosa benigna. Así
que hoy, mientras es venerada como Chamunda, que rayo lo macabro y grotesco,
es también adorada en santuarios domésticos en una de sus formas más apacibles,
Dakshina-Kali.
Es esta evolución de Kali, desde sus orígenes como una diosa tántrica has-
ta su metamorfosis en una divinidad de las principales corrientes religiosas, lo que
Seema Mohanty captura brillantemente en este libro. Recurriendo a una variedad
de fuentes, cuentos del Ramayana, el Mahabharata, los Puranas, los Tántras y
Agamas, el folclore y las películas, ha logrado retratar con detalles fascinantes la
miríada de manifestaciones de la enigmática deidad que es Kali.
Seema Mohanty es una escritora independiente con sede en Bombay. Ha
escrito este libro basándose en las conferencias y escritos de su hermano, el Dr.
Devdutt Pattanaik, el conocido mitólogo.

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‘¡Hrim, destructora del tiempo!
¡Srim, personificación del terror!
¡Krim, dadora de bendiciones!
Madre del Tiempo…
Destructora del miedo, del pecado, del orgullo…
Disipadora del sufrimiento.’

Adya Kali Stotra


(Siglo dieciséis)

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El Libro de Kali

Seema Mohanty

6
Introducción

S
u lengua extendida la diferencia de las otras diosas del panteón hindú. Su
desnudez, su pelo suelto, su asociación con la sangre y el gore y su sexuali-
dad desatada desafían las ideas convencionales de divinidad. Tanto que para
el ojo desinformado Kali se parece menos a una manifestación divina y más a una
ogresa sedienta de sangre, un patrón de los Thugs y hechiceros.
En la búsqueda para entender a Kali es esencial apreciar el concepto hindú
de lo divino. Los hindúes visualizan a lo divino de varias formas, humana, animal,
vegetal y mineral. Cada forma, con su respectiva narrativa y rituales, sirve de en-
trada a la comprensión de la divinidad inmanifiesta. Los adoradores de Shiva y
Vishnu, las dos manifestaciones masculinas más populares de lo divino creen que
la forma masculina de lo divino representa la realidad espiritual, mientras que la
forma femenina simboliza la realidad material. Los adoradores de la diosa, sin
embargo, asocian tanto la realidad material como la espiritual con la forma feme-
nina. Para ellos, Kali es la Diosa o Devi (la divinidad femenina, la manifestación
suprema de lo divino) y diosa (una de las varias encarnaciones de la Devi). Como
‘Diosa,’ Kali personifica la realidad espiritual y material, la totalidad de la natura-
leza, ya que crea, mantiene y destruye el mundo. Como ‘diosa,’ solo representa
ese aspecto de la realidad material que es salvaje e indomable, y complementa a
Gauri, la radiante y afable diosa que representa la manifestación de la naturaleza
domesticada y doblegada.
El culto de la Diosa en la India es tan antiguo como la misma civilización,
y tiene sus raíces en la creencia de que la tierra es un ser viviente que alimenta
todos los objetos animados. La teoría más ampliamente aceptada afirma que
cuando los nómadas arios ganaderos fueron asimilados por los asentamientos de
las comunidades agrícolas del subcontinente indio hace casi 4000 años, las deida-
des védicas masculinas dominantes y contempladoras del cielo se mezclaron con
las divinidades femeninas dravídicas locales dominantes y terrestres (algunos
pueden decir tántricas pre-arias). De esta fusión surgieron las diosas de la India
que pueblan no solo el panteón hindú sino también la mitología jainita y budista.
Es difícil trazar la historia del culto a Kali en la India. Incluso antes de que
el nombre Kali apareciera por primera vez documentado en los escritos, había
referencias a una diosa (y diablesa) que aluden a Kali. Por ejemplo, en el Rig
Samhita está Nirriti, una diosa oscura asociada con la muerte, que era temida y a
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la que era necesario apaciguar. En el Jaiminya Brahman, hay un verso que celebra
el triunfo de Indra sobre Dirgha-jihvi, una ogresa lasciva de lengua larga, sedienta
de Soma, la bebida divina.
También es difícil trazar el alcance del culto a Kali en la India. En pueblos
a lo largo de la India, la diosa es clasificada como ‘caliente’ y ‘fría.’ Las diosas
calientes son indomitas y coléricas, amenazando a las comunidades con sequias y
epidemias a menos que sean apaciguadas con sacrificios sangrientos. Las diosas
frías son afables y domésticas, y alimentan a las comunidades con amor y ternura.
Las diosas calientes como Bhagavati de Kerala y Yellamma de Karnataka son a
veces denominadas como Kali, pero no tienen la característica lengua extendida.
Al mismo tiempo hay diosas tales como Korravai, la diosa desnuda de la guerra
tamil, y Chamunda, la diosa esquelética de los crematorios, que comparte la aso-
ciación de Kali con los sacrificios de sangre, la muerte y el exorcismo, pero no
comparte su nombre.
Las narrativas, símbolos y rituales asociados con Kali se imbrican invaria-
blemente con los de otras diosas. También, lo que es aplicado a Kali en una parte
de la India no se aplica necesariamente en otra. Por otro lado, lo que fue cierto
sobre Kali antaño puede no serlo en la actualidad. Todo esto hace difícil definir
los limites en el estudio de Kali.
Kali no es más que una de las muchas diosas de la India, aunque induda-
blemente la más popular. Su fama se debe en gran medida al imperialismo euro-
peo del siglo dieciocho y diecinueve, así como al Feminismo Radical del siglo
veinte. Mientras que para el primero esta exótica y ‘macabra’ deidad validaba la
urgente necesidad de convertir y civilizar a los nativos, para el último, esta diosa
desafiante era una manifestación del inconsciente colectivo femenino que buscaba
la liberación de los regímenes dominantes masculinos.
A pesar de su popularidad, Kali sigue siendo un enigma para la mayoría de
las personas, incluyendo a los hindúes. Su macabro personaje desafía una explica-
ción y fuerza a uno a adoptar una postura defensiva o apologética. Este libro hace
un esfuerzo consciente por aceptar incondicionalmente las historias, imágenes y
rituales con los que se ha comunicado a través del tiempo la idea de Kali. Al ha-
cerlo, espero decodificar el significado que hay detrás de lo macabro, y ayudar al
lector a obtener una visión de la aproximación hindú a lo divino.

8
La forma

L
Os hindúes proyectan la idea de Dios en una variedad de formas. Cada
forma reúne un conjunto de símbolos que comunican la noción hindú de la
vida y la divinidad. Idealmente, dado que se cree que Dios es una entidad
absoluta y el contenedor de todas las cosas, debe haber una sola forma de Dios
que proyecte toda idea universal concebible simultáneamente. Pero esto es impo-
sible de conseguir. Por lo tanto, los hindúes tienen muchos dioses y diosas, y cada
uno evoca un aspecto de la divinidad. El Shiva ascético, por ejemplo, evoca las
ideas de renuncia del mundo mientras que el regio Vishnu evoca las ideas afirma-
tivas del mundo. Durga, que viste como una novia, pero actúa como una asesina,
comunica los principios del sexo y la violencia que hacen girar el ciclo de la vida.
La forma de Kali y sus símbolos constituyentes están destinados a evocar bhaya y
vibhitsa, miedo y aversión, forzando al observador a admitir los aspectos oscuros
y desagradables del cosmos, y por lo tanto de lo divino, que uno a menudo intenta
negar, reprimir o suprimir.
Todas las descripciones de Kali, después de dar concesiones a variantes
regionales y temporales, tienen ciertas cosas en común. Es invariablemente oscu-
ra, está desnuda y tiene el pelo suelto y alborotado. Está de pie sobre el pecho de
Shiva, en sus manos sujeta una guadaña manchada de sangre y una cabeza huma-
na, tiene una guirnalda de cabezas de hombre alrededor de su cuello y un cinturón
de manos alrededor de su cintura. Tiene la lengua extendida y manchada de san-
gre. Está rodeada de cadáveres, perros y chacales, su postura parece amenazante.
No se puede negar el hecho de que Kali impacta al observador.

La Lengua Extendida
Hay muchas diosas que como Kali están desnudas y son asociadas con la sangre y
la muerte. Estas incluyen a Chandi, Chamunda, Bhairavi y Bhagavati. Pero lo que
distingue a Kali de las otras diosas es su lengua extendida. En algunas narrativas,
Kali extiende su lengua para beber la sangre del demonio Rakta-bija antes de que
toque el suelo y broten clones de Rakta-bija. En otras narrativas, Kali saca la len-
gua por vergüenza al darse cuenta de que esta pisando a su propio marido en su
sed de sangre. En los templos de Kali, la lengua es embardunada con la sangre de
los animales sacrificados. Con la lengua extendida, Kali molesta y se burla de sus

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devotos, ella ve a través de su fachada social y conoce los oscuros deseos que in-
tentan negar o suprimir. Los provoca para que profundicen en sus subconscientes
y enfrenten todos estos recuerdos y pensamientos que les asustan.
En muchas partes de la India, la imagen de Kali no tiene la característica
lengua extendida, aunque puede tener colmillos proyectándose de las comisuras
de la boca. Esta forma es llamada Bhadra-Kali, o la ‘Kali decente’ la que no re-
chaza la gracia femenina totalmente. Reside en santuarios domésticos y sirve co-
mo guardiana de la familia.

Complexión Oscura
La palabra kali significa ‘negro.’ Kali está asociada con todas las cosas negras, su
piel es oscura, su pelo negro, sus sacerdotes visten de negro, es adorada en las
noches ‘oscuras’ de luna nueva, y a menudo es retratada en compañía de gatos
negros. Desafía todo lo que representa una tez blanca, domesticación, gentileza y
belleza. La Diosa o Devi, arroja su oscura forma de Kali y se convierte en Gauri,
la que es gaur o bella, solo cuando se le pide casarse con Shiva.
Los artistas a menudo no pintan a Kali negra sino púrpura o azul. La Kali
negra es llamada Shmashana-Kali o Dakshina-Kali y es adorada en santuarios
domésticos y comunitarios. Ya sea Púrpura, azul o negra, Kali se niega a refrendar
los conceptos tradicionales de belleza y auspiciosidad.

El Pelo Suelto
En las familias tradicionales hindúes, las vírgenes solteras trenzan su pelo, las
mujeres casadas engrasan, peinan, separan y se hacen moños con el pelo, mientras
que las viudas se lo rasuran. El pelo, de esta manera, se convierte en una metáfora
de la sexualidad, dispuesto a cumplir en la virgen, domesticado y controlado en la
mujer casada y eliminado en la viuda. El pelo de Kali está desordenado y suelto,
lo que indica que su sexualidad no está acondicionada por las normas sociales.
Ella representa el aspecto salvaje e indómito de la selva, un sitio donde el sexo y
la violencia son desenfrenados y están gobernados primariamente por la búsqueda
de la supervivencia.
En las narrativas, la Devi siempre se suelta el pelo cuando se enfada o se
molesta, o cuando es llamada a la batalla. En el Mahabharata Tántrico, Draupadi
se desmelena la cabellera a causa de los Kauravas lo que marca el colapso de la
conducta civilizada. Las cosas son restauradas cuando Draupadi se recoge el pelo
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una vez lavado con sangre de Kaurava después de la carnicería del campo de bata-
lla de Kurukshetra.

Guirnalda de cabezas y cinturón de brazos


Kali lleva alrededor de su cuello una guirnalda de cabezas humanas. Estos son
invariablemente de hombres, con mostachos y de aspecto viril. Según una tradi-
ción popular Télegu, las cabezas alrededor del cuello de Kali pertenecen a un de-
monio que había recibido la bendición de que tan pronto como cualquiera de sus
cabezas tocara el suelo el mundo ardería en llamas. Al colocar las cabezas de este
demonio sobre su cuerpo, Kali protegía al mundo de la destrucción. Las cabezas
también representan a los hombres que le han sido o se han sacrificado así mismos
a ella. Según los metafísicos, las cabezas son el símbolo del ego que aquellos que
buscan la liberación de los apegos mundanos debe ofrecer a Kali. En el discurso
nacionalista que ve a Kali como Bharat Mata, estas son las cabezas de los márti-
res. En la tradición tántrica, cada cabeza representa una letra del alfabeto sanscri-
to. Kali decapita las palabras para que el buscador de la verdad quede liberado de
las limitaciones impuestas por el lenguaje.
Kali también tiene un cinturón de brazos alrededor de su cintura, proba-
blemente una adición posterior de los artistas que encontraban la desnudez de Kali
demasiado desconcertante. Los metafísicos los ven como los lazos del karma que
Kali corta, liberando a sus devotos del ciclo de renacimiento. Los nacionalistas los
ven como los brazos que dieron sus vidas luchando por la liberación de la patria.
Los cadáveres de recién nacidos le sirven a Kali como pendientes. De esta
manera Kali se convierte en la explicación para la muerte inexplicable de los re-
cién nacidos.

Desnudez
Kali está desnuda. Su desnudez representa la Naturaleza, sin las restricciones de
las normas culturales. Durante siglos, cuando Kali se movió de la periferia de las
practicas espirituales al centro del escenario, de los rituales ocultos a las ceremo-
nias domésticas, los artistas expresaron su alarma ante su inmodestia de varias
maneras. La mayoría se aseguró de que su pelo y guirnalda de cabezas humanas y
brazos cubrieran sus órganos sexuales. Algunos incluso la han adornado con or-
namentos de perlas y oro. En los templos, a menudo encontramos su cuerpo des-
nudo adornado con un sari de seda. La ofrenda tradicional en los santuarios de la
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Devi es una pieza de tejido para que ella pueda cubrir su desnudez y pueda pare-
cerse a una afectuosa novia o una madre sustentadora. A través de este ritual el
devoto expresa su deseo de ver el mundo no como un lugar salvaje e indómito
sino como un lugar donde todas las emociones y acciones están controladas por la
ley de la civilización. El devoto no busca la jungla indómita sino el campo domés-
tico, el quiere a la Devi no como la Kali sedienta de sangre sino como la Gauri
lechera. El hecho de que Draupadi se desnude a causa de los Kauravas en el
Mahabharata, es visto por la tradición tántrica como un intento de desenmarañar
los códigos de la civilización y la vuelta de la Devi a su estado indómito de sed de
sangre.

El Cuerpo
En las tempranas descripciones de los Puranas, Kali es descrita como demacrada
con los pechos arrugados y un estomago hundido o con panza. Más tarde, espe-
cialmente en los Tántras, y con el resurgimiento de los movimientos devocionales,
Kali viene a ser descrita como una muchacha extremadamente bella con pechos
turgentes y una cintura estrecha. En la primera descripción no se intenta apelar a
la estética del observador. En la última, se espera que el observador reconcilie la
dulzura del cuerpo de Kali con la brutalidad de sus actos.
Aunque Kali es considerada la consorte de Shiva y en muchas imágenes se
la muestra copulando con él, es también, como la mayoría de las otras diosas, lla-
mada la virgen. La idea de ser una virgen indica que la Devi, la Diosa suprema, no
está subordinada a ningún hombre. La naturaleza es el poder supremo, derraman-
do y reclamando su fertilidad por propia voluntad.

Cuatro Brazos
En sintonía con la tradición hindú de representar a dioses y diosas con más cabe-
zas y manos que los seres humanos ordinarios, Kali es mostrada en la mayoría de
las obras de arte con cuatro manos. Dependiendo de la escritura y de la forma de
Kali que es adorada, las manos portan armas variadas, incluyendo la cimitarra,
hoz, guadaña, espada, hacha, tridente o látigo. La diosa también sujeta en una de
sus manos una cabeza de hombre recién cortada. La sangre que chorrea del cuello
cortado es recogida en un cuenco (normalmente el cráneo de una calavera). Algu-
nos escritos dicen que el cuenco contiene vino, otros dicen que contiene el néctar
de la inmortalidad. En los santuarios domésticos, especialmente en aquellos donde
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Kali es llamada Dakshina-Kali o Bhadra-Kali, sus manos adoptan las posturas
asociadas con la protección y la bendición conocidas como abhaya mudra y vara-
da mudra. Kali nunca sujeta en sus manos símbolos asociados con la fertilidad y
fructificación, tales como la caña de azúcar, el loro, las flores, la caracola y la va-
sija. Estos están asociados con lo benigno y el aspecto maternal de la Devi.

Postura
En la mayoría de las imágenes, Kali parece estar caminando desde el sur en direc-
ción al devoto, congelada momentáneamente cuando pisa accidentalmente a Shi-
va, con su pie izquierdo sobre su pecho. Lo izquierdo está asociado con el instinto
femenino mientras que lo derecho es el lado de la lógica masculina. Shiva por lo
tanto refrena el impulso instintivo de Kali de ser fiera y libre. Las narrativas nos
informan que esto es esencial para la salvaguarda de la cultura. De lo contrario,
después de matar a los demonios y beberse su sangre, Kali pierde todo control y
mata aleatoriamente hasta que interviene Shiva.
En los textos tántricos, Shiva no es simplemente un obstáculo físico. Ace-
cha a Kali con su agraciado rostro y hermoso cuerpo, agitando sus impulsos eróti-
cos hasta que estos vencen su lado violento. De ahí que, en la iconografía tántrica,
Kali no está sentada simplemente sobre Shiva; ella copula con él mientras bebe
sangre de una calavera humana.
A veces Kali es descrita sentada sobre un trono sostenido por dioses mas-
culinos tales como Indra, Brahma, Vishnu y Shiva. Como Chamunda, se sienta
sobre una pila de cadáveres.

Entorno
Kali siempre se encuentra en medio de la muerte y la decadencia. Este es gris y
sombrío a su alrededor. Se encuentra en campos de batalla y cremación. El campo
de batalla atestigua el colapso de la cultura y la conducta ordenada, dando paso a
la violencia desatada cuando el hombre libera su ira. El crematorio atestigua el
triunfo de la naturaleza, ya que la muerte reclama a todos.

Compañeros
Los compañeros masculinos de Kali incluyen a Virabhadra o los ocho Bhairavas
que son las manifestaciones feroces de Shiva. Estos son descritos diversamente

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como sus hijos, maridos, hermanos, sacerdotes y sirvientes. Kali es visualizada
danzando con, siendo adorada por o de pie o sentada sobre ellos.
Las compañeras femeninas de Kali incluyen las hags (dakinis), brujas (yo-
guinis), madres (matrikas) y vírgenes (kumaris). O son parte de su colectivo o la
adoran.
Los gatos son sagrados para la Devi en general y para Kali en particular.
La Devi monta en gatos macho por lo tanto los domestica. Se supone que dañar a
las hembras de gato es incurrir en su ira. Se sabe que los gatos machos matan a
sus crías para que las hembras dejen de amamantar, entren en celo rápidamente y
se pongan receptivas a sus demandas sexuales. Por otro lado, las gatas protegen a
sus crías con fiereza, convirtiéndose así en un símbolo de la maternidad. En el
Devi Bhagavatam Purana y el Devi Bhagavatam, Kali monta en la batalla sobre
un león. De esta manera domestica incluso al señor de la jungla. En Punjab, a ve-
ces se refieren a Kali como a ‘Sheravali,’ la de los tigres. En el arte tántrico, los
gatos negros están estrechamente asociados con Kali. Ocasionalmente, Kali es
visualizada montando, y por lo tanto domesticando, a un elefante macho sexual-
mente excitado, por otra parte, considerado imparable y peligroso. Por lo tanto,
Kali somete incluso el deseo de las bestias más poderosas dominándolas y salién-
dose con la suya.
Kali también monta sobre perros, considerados no auspiciosos, ya que
simbolizan la muerte. En la forma de la flaca Chamunda, Kali es asociada con los
escorpiones que no tienen utilidad, solo un aguijón venenoso y el legado de desga-
rrar el abdomen de sus madres durante el nacimiento. Todos estos son queridos
para Kali. En presencia de Kali, incluso los aspectos más desagradables del cos-
mos reclaman su divinidad.
Todas las diosas de la fertilidad, incluyendo a Kali, están asociadas con las
serpientes. Las serpientes son un símbolo de renovación, se despojan de su piel
regularmente y se rejuvenecen al igual que la tierra restaura su fertilidad cada año.
Las serpientes son también un símbolo de Kundalini, la semilla de la sabiduría
oculta que yace enroscada en todos los seres, esperando a ser despertada mediante
diversas practicas tántricas.

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Las Manifestaciones

A
Unque hoy día Kali es adorada como un diosa autónoma manifestándose
de diversas maneras, en su larga historia ha sido visualizada como parte
de un colectivo femenino divino, como encarnación de uno de los tres
poderes de la Devi y por otro lado asumiendo el papel de una diosa de pueblo.
Durante siglos ha habido un surgimiento de varias deidades que despliegan carac-
terísticas como las de Kali, pero se distinguen de ella en el nombre y la narrativa.
Mucha de la información sobre las manifestaciones de Kali nos ha llegado del
folclore y de los manuscritos conocidos como Tántras, escritos después del siglo
sexto AD.

Una que toma muchas formas


Según el Mahanirvana Tántra, Kali es adya, la forma primordial de la Devi, y las
Maha-Vidyas son sus emanaciones. El Naradapancharatra menciona que hay
siete millones de Maha-Vidyas y como hay tantas Upa-Vidyas; su numero nunca
podrá ser establecido concluyentemente. Así Kali tiene innumerables formas y es
conocida por muchos nombres. En el Shakti-sagana Tántra, según Hadimata, uno
de los diversos contribuyentes del manuscrito, Maha-Shakti es llamada Kali en
Kerala, Tripura en Cachemira, y Tara en Gauda (Bengala), mientras que según
Kadimata, otro contribuyente, es llamada Tripura en Kerala, Tarini en Cachemira,
y Kali en Gauda. Kali tiene ocho formas en el Todala-Tántra: Dakshina-, Siddha-,
Guhya-, Shri-, Bhadra-, Chamunda-, Smashana- y Maha-Kali. El Mahakala Sam-
hita enumera nueve tipos de Kali: Dakshina-, Bhadra-, Smashana-, Kala-, Guhya-,
Kamakala-, Dhana-, Siddhi- y Chandika-Kali. El Jayadhratayamala del siglo de-
cimo menciona doce formas de Kali, Kalika, Dambara, Raksha, Indivara, Dhanda,
Ramani, Ishana, Jiva, Virya, Dhyana, Prajna y Saptarna, cada una representa un
estado de consciencia, con el estado más alto simbolizado por la treceava Kali,
Kalasamkarshini.
Dakshina-Kali, venerada en los templos e incluso en los hogares, es la más
importante de las formas de Kali porque es su forma más aceptable y convencio-
nal. Esta caracterizada por un rostro feroz pero sonriente, posee cuatro manos, el
pelo suelto y una guirnalda de cabezas cortadas. Está desnuda, es oscura, pechos
turgentes, sujeta una cabeza cortada en una mano y una espada en la otra. La ter-

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cera mano está levantada para proteger mientras que con el cuarto brazo bendice.
Pisa un cadáver como Shiva mientras se acerca desde el sur. El devoto la conside-
ra su madre.
Smashana-Kali es la forma de Kali que esta restringida al crematorio. A
diferencia de Dakshina-Kali que es de color purpura azulado, es negra. Ni bendice
ni concede deseos. Su aspecto es feroz y hay serpientes reptando alrededor de su
cuerpo y chacales protegiendo su compañía. Bebe sangre, aúlla en la noche y dan-
za con los goblins. El aspirante intentará encararla sin miedo y así ganarse su
aprecio.
Siddha-Kali es la forma que toma Kali cuando está complacida con el aspi-
rante tantrika. En esta forma, revela los misterios ocultos del cosmos al héroe
digno y lo hace poderoso. Enjoyada con el sol y la luna como pendientes, tiene la
tez de un loto azul oscuro a la luz de la luna. Tiene una lengua ardiente y bebe el
néctar de la inmortalidad de una calavera, que comparte con el héroe tantrika.
Guhya-Kali, según el Tantra Sara, es la misteriosa y oculta maestra del
tántra que vive en las cuevas lejos de la morada humana. Tiene los ojos hundidos,
lleva ropa negra y serpientes por joyas. Algunas veces tiene la luna creciente so-
bre su frente, otras veces alimenta a Shiva que toma la forma de su hijo, y otras se
aparece con diez cabezas ante aquellos determinados en verla.
Como Bhadra-Kali, la feroz protectora, porta armas de guerra en sus ma-
nos, incluyendo un hacha, un tridente, un látigo, una campana y un tambor sonaje-
ro para atemorizar a los enemigos. La calavera que usa como cuenco para beber
también sirve como parte superior de su maza.
Como Chamunda-Kali, es oscura, escuálida, huesuda con ojos inyectados
en sangre, colmillos y garras pechos secos, un escorpión sobre su abdomen hundi-
do y una piel de tigre alrededor de su cintura. Esta sentada sobre una pila de cadá-
veres, come entrañas, se embadurna con sangre y se la bebe.

Una de dos
Tradicionalmente, las escuelas tántricas están clasificadas como Kali-kula y Shri-
kula, la primera adora la oscura y temible forma de la Devi y la segunda adora las
formas atractivas. Como Kali, la Devi es Tripura-Bhairavi, la forma más terrorífi-
ca de los tres mundos; como Shri-Vidya, es Tripura-Sundari, la forma más hermo-
sa. Como Kali, la Devi porta armas de guerra y calaveras; como Shri, porta sím-
bolos de fertilidad, incluyendo caña de azúcar, un loro, una caracola y flores de

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loto. Como Kali, la Devi demanda sacrificios de sangre; como Shri da alimento y
conocimiento a sus devotos. De esta manera Kali representa la ‘otra’ cara de la
Naturaleza, una salvaje e indómita, una asociada con la muerte y decadencia, una
que la humanidad intenta negar con mucha dificultad, represión y supresión. Los
de la escuela Kali-kula son conocidos como Tántricos-Vama o Tántricos de la
mano izquierda porque sus ritos incluyen objetos y actividades que profanan la
santidad de la religión, tales como el uso de la carne, alcohol, sangre, cadáveres,
alucinógenos y sexo. Los del Tántra-Dakshina o la escuela Tántrica de la mano
derecha, que adoran a la Devi como Shri-Vidya, practican los mismos ritos simbó-
licamente, sustituyendo los sacrificios de animales y humanos por frutas y vegeta-
les, y la sangre por un polvo rojo.
La idea de la diosa con ‘dos caras’ es el núcleo de la forma más simple y
antigua de adoración de la Devi que existe en la mayoría de pueblos de la India.
Donde una grama-devi o diosa de pueblo, encarna al mismo pueblo. La deidad es
comúnmente representada por una piedra untada con bermellón o azafrán con un
par prominente de ojos metálicos. No tiene cuerpo; todo el pueblo, con sus casas y
campos, constituyen su cuerpo. Los aldeanos en consecuencia viven sobre el
cuerpo de la diosa de pueblo. Este cuerpo no es otra cosa más que un espacio na-
tural que ha sido vallado y domesticado para sustentar un asentamiento humano.
Metafóricamente hablando, la Naturaleza salvaje ha sido domesticada, Kali se ha
convertido en Shri, a fin de establecer y mantener el pueblo.
Sin embargo, una vez al año, la diosa de pueblo regresa a su estado salva-
je: Shri se vuelve Kali. Su lengua se esparce a lo largo del pueblo y demanda san-
gre. Esto ocurre en otoño, después de la cosecha. Este el momento en el que un
búfalo macho representa lo oscuro, los deseos no expresados de los aldeanos, vi-
sualizado como un demonio, es sacrificado a la diosa del pueblo. En las celebra-
ciones que siguen las mujeres sufren ataques de histeria cuando dejan que sus
emociones reprimidas se expresen. Los hombres caminan sobre fuego o se satisfa-
cen balanceándose de gachos. Se derrama sangre y se experimenta dolor. El pue-
blo experimenta el lado salvaje de la Naturaleza que los aldeanos por otro lado
mantienen a raya con sus normas a fin de establecer y preservar la comunidad.
Los aldeanos se dirigen a la grama-devi como Amma, Ai o Mata, varios
términos vernáculos de madre. Su forma de Shri dadora de vida es conocida por
varios nombres, incluyendo Gauri, la radiante; Mangala, la auspiciosa; Bimala, la
impoluta; y Lalita, la hermosa. Su forma tomadora de vida Kali es conocida como
Bhairavi, la temible; Chamunda, la asesina; Chandi, la agresiva; y Jari-Mari, la
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caliente y fría. La siguiente historia del Shiva Purana vincula claramente las dos
formas de la Devi.

La forma oscura de Kali, con la lengua extendida y su cuerpo desnudo


asustó a todos en los tres mundos. Los dioses, demonios y humanos aterra-
dos invocaron a Shiva y le pidieron que la calamara. Shiva prometió ayu-
dar. Se paro ante Kali y empezó a reírse. ‘¿Por qué te ríes?’ le pregunto
una Kali curiosa. ‘Dicen que eres hermosa. Pero échate un vistazo, tu as-
pecto es oscuro y terrible,’ replico Shiva. Kali fue a un rio y vio su reflejo.
Comprendió que Shiva estaba diciendo la verdad. Se baño en el rio hasta
que su piel negra se volvió dorada. Emergió con un aspecto hermoso. Shi-
va la llamo Gauri, la radiante, se la llevo a su morada donde ella reasumió
su rol de consorte. La tez oscura de Kali fue absorbida por el rio, que se
volvió de un color azul intenso. El rio se hizo conocido como Kalindi.

Una de tres
Entre el siglo quinto AC y el quinto AD, el hinduismo se transformó. Los rituales
védicos fueron abandonados, la ideología monástica fue ganando popularidad y la
sociedad se fue volviendo cada vez más teísta. La gente busco una deidad todopo-
derosa que respondiera a sus oraciones y solventara sus problemas. Algunos vi-
sualizaron a la deidad masculina, ya fuese el Shiva ascético o el regio Vishnu.
Otros visualizaron a la deidad femenina.
Los adoradores de la Devi fueron conocidos como Saktas. Su deidad,
Mahadevi (que literalmente significa ‘la gran diosa’), era la encarnación de shakti
(energía o sustancia del cosmos), prakriti (lo natural, el mundo material), y maya
(la realidad percibida) En los santuarios estaba representada por tres piedras, cada
piedra encarna un tercio de su divinidad. Las piedras encarnan a Maha-Lakshmi,
Maha-Sarasvati y Maha-Kali, la diosa de la riqueza, el conocimiento y el poder.
Los santuarios donde tres piedras todavía representan a la Devi están localizados
en Vaishno-Devi en Jammu, Mookambika en Karnataka y Maha-Lakshmi en
Bombay.
Como una de la triada, Kali es rara vez descrita con la lengua extendida,
pero sus símbolos tales como el león y el tridente dominan el santuario. Los sacri-
ficios de sangre asociados con Kali son, sin embargo, rechazados ya que los ado-
radores prefieren visualizar a la diosa en su mansa forma vegetariana.

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La siguiente historia de una balada Kannada, que es un tema recurrente en
muchas narrativas populares, nos informa de como nacen las tres formas de la
Devi cuando las deidades masculinas usurpan la posición primordial una vez ocu-
pada por la divinidad femenina suprema. En la historia, los valores culturales tales
como el tabú del incesto están asociados con las deidades masculinas, lo que im-
plica que las deidades femeninas son encarnaciones de la ‘Naturaleza salvaje’
mientras que las deidades masculinas son partidarias de la ‘Cultura domesticada.’

Una vez hace mucho tiempo, antes incluso de que el sol y la luna estuvie-
ran en el cielo, floreció un loto en el océano de leche. Sobre ese loto senta-
da estaba la Diosa, Mahadevi, que es Adi-Maya-Shakti, la madre de todas
las formas. Totalmente sola, decidió crear un consorte que la complaciera.
Creo tres huevos. Del primero salió Brahma, que parecía un sacerdote listo
para realizar un yagna. Del segundo salió Vishnu, que parecía un rey listo
para mantener el dharma. Del tercero salió Shiva, con el pelo enmarañado,
similar a un asceta. Los tres eran agraciados y la Devi los deseo. Primero
se fue con Brahma. ‘Se mi marido y hazme feliz,’ dijo, sonriendo coque-
tamente. Brahma quedo horrorizado. ‘Tu eres mi madre,’ le dijo, ¡Me pides
que haga lo que un hijo no debe hacer! Mahadevi dijo, ‘Esto no es aplica-
ble a mí. Yo hago las reglas.’ Brahma rehusó satisfacer a la Devi. Colérica,
abrió su tercer ojo, soltó una mirada de fuego y redujo a Brahma a cenizas.
La Devi entonces se aproximo a Vishnu. El también se alejó, rehusando
hacer lo que un hijo no debe hacer con su madre. Su destino fue el mismo
que el de Brahma. Luego de pie entre las dos pilas de cenizas donde una
vez estuvieron Brahma y Vishnu, Mahadevi miro a Shiva. ‘Bueno, ¿serás
mi esposo y saciaras mi sed?’ Shiva sabia que le esperaba si se negaba. ‘Lo
haré’ dijo, ‘pero ¿no crees que un marido digno debería tener más fuerza
que tú? De lo contrario todos se burlarán de ti y de mí.’ La Devi estuvo de
acuerdo. Compartió su sabiduría con Shiva, incluso la habilidad de crear
cosas de la nada. Pero Shiva no quedo satisfecho. Dame la joya que des-
cansa sobre tu frente. ‘Eso no es una joya. Es el tercer ojo, la fuente de to-
do mi poder,’ dijo Mahadevi. ‘Dame el tercer ojo entonces,’ dijo Shiva.
Mahadevi, cegada por la lujuria, acepto. Se arranco su tercer ojo y se lo dio
a Shiva. Tan pronto como puso sus manos sobre el poder de la Devi la re-
dujo a cenizas. Entonces utilizando sus nuevos poderes, Shiva revivió a
Brahma y Vishnu. Estos miraron al montón de cenizas donde una vez estu-
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vo Mahadevi. ‘¿Qué hacemos con esto?’ y decidieron crear esposas de él.
Dividieron las cenizas en tres montones. Brahma transformo un montón en
Lakshmi, la hizo la diosa de la riqueza, la llamo hermana y se la dio en ma-
trimonio a Vishnu. Vishnu transformó el segundo montón en Kali, la hizo
ser la diosa del poder, la llamó hermana y se la dio en matrimonio a Shiva.
Shiva transformo el tercer montón en Sarasvati, la hizo ser la diosa del co-
nocimiento, la llamó hermana y se la dio en matrimonio a Brahma. De las
pequeñas cantidades de ceniza que quedaron a tras vino mucha oscuridad,
desnudas y feroces diosas con colmillos, ojos inyectados en sangre y el pe-
lo suelto, sujetando serpientes y hoces en sus manos. Estas se convirtieron
en las diosas de pueblo, listas para pelear con los demonios e infligir en-
fermedades a los aldeanos que las molestaran.

Una de varias
Kali o una diosa como Kali es a menudo una de las siete Kumaris (vírgenes), una
de las siete Matrikas (madres), una de las diez Maha-Vidyas (maestras), una de las
sesenta y cuatro Yoguinis (brujas) una de las 108 Dakinis (ancianas). Aunque
cada uno de los miembros de estos grupos tiene un nombre único y una forma
característica, ningún miembro es adorado por separado. Son sagrados como gru-
po.
Las Matrikas no son diferentes de las Kumaris, vírgenes que inadvertida-
mente se convierten en las madres de Skanda, el comandante hiper-masculino de
los ejércitos celestiales. Skanda nace de la semilla de un dios, Agni, el dios del
fuego, en las antiguas escrituras, y Shiva, el dios ascético en escrituras posteriores,
esta es tan potente que necesita ser incubada en el vientre de siete vírgenes. Las
narrativas varían en cuanto a como las siete hermanas, a veces descritas como
esposas de los siete sabios celestiales, consiguen quedar embarazadas. En la si-
guiente historia del Mahabharata, las hermanas le hacen el amor a Agni a través
de una sustituta:

El dios del fuego, Agni, ardía con lujuria a la vista de las esposas de los
siete sabios celestiales, pero él sabía que esta pasión por las mujeres casa-
das era inapropiada. Acariciaba a las mujeres con su calor y luz cada vez
que ellas se aproximaban al fuego del altar para realizar ofrendas a los dio-
ses. Comprendiendo que aquello solo era cuestión de tiempo antes de que

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Agni tuviera relaciones ilícitas con esas ingenuas mujeres, Svaha la con-
sorte de Agni decidió tomar el asunto en sus propias manos. Adopto la
forma de las siete mujeres e hizo el amor a su marido siete veces. Solo tuvo
éxito seis veces ya que la séptima hermana era demasiado casta. Agni por
lo tanto derramo su semilla seis veces. Esta Svaha las reunió y transformo
en un único niño hiper-masculino llamado Skanda que fue lo bastante po-
derosos como para liderar los ejércitos celestiales incluso siendo un niño.
Pasada su pasión, Agni agradeció a Svaha por salvarlo de cometer un cri-
men imperdonable.

En el Skanda Purana, seis de las Kumaris se quedan preñadas cuando se


bañan en un estanque en el que los dioses habían colocado una potente semilla de
Shiva. Aunque eran inocentes, las mujeres fueron acusadas de adulterio. Para pu-
rificar sus cuerpos de la vergüenza, se despojan del niño por nacer. Un incendio
forestal fusiona los seis fetos en el Skanda de seis cabezas. Las vírgenes son a
veces llamadas las Krittikas, puesto que Skanda es también conocido como Kar-
tikeya, el hijo de las seis vírgenes.
El Mahabharata menciona que, indignadas al ser penalizadas sin culpa, las
seis vírgenes se convirtieron en seres feroces. Decidieron matar a Skanda, pero tan
pronto como pusieron sus ojos en su hijo fueron superadas por el afecto maternal.
Skanda declara, ‘Si las mujeres no os adoran, sentiros libres de destruir a sus hijos
no natos o recién nacidos.’ Así, las vírgenes se convirtieron en diosas de varias
dolencias infantiles. Son apaciguadas con ofrendas de hojas de neem, cuajada y
limones cada vez que un niño o mujer preñada tiene fiebre con viruela o erupcio-
nes. Sus santuarios no son más que siete piedras cubiertas de bermellón en las
orillas de los cuerpos de agua, normalmente bajo un neem.
En escrituras tardíos, escritas después del siglo décimo AD, las siete ma-
dres son visualizadas como las formas femeninas de siete populares dioses hin-
dúes: Shiva, Vishnu, Brahma, Narasimha, Varaha, Kumara e Indra. A veces, la
diosa Chamunda es enumerada entres ellas. Se dice que Chamunda con sus rasgos
huesudos, desnudez y sed de sangre es una forma de Kali.
Al igual que las Matrikas, las Maha-Vidyas y las Yoguinis también apare-
cen en las narrativas como manifestaciones de la indignación. Algunas tienen la
forma de Kali. Las Maha-Vidyas aparecen primero cuando Sati decide interrumpir
el yagna de su padre, organizado para insultar a su marido el ermitaño Shiva. Las

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Yoguinis aparecen cuando Parvati amenaza con destruir el mundo a menos que su
hijo Vinayaka, al que Shiva le ha cortado la cabeza sea restaurado a la vida.
Una cuidadosa observación de estos grupos mostrará las diversas reaccio-
nes que la Naturaleza ha evocado en el hombre. La Naturaleza puede ser cualquier
cosa desde salvaje y terrorífica a mansa y hermosa. Kali encarna el lado salvaje
con su desnudez y sed de sangre, mientras que Kamala encarna el lado afable con
su enjoyada forma y asiento de loto. A menudo estas diosas colectivas tienen una
forma masculina a su lado, ya sea Skanda o Ganesha, o con mayor frecuencia,
Bhairava, la feroz forma de Shiva. La forma masculina es descrita variadamente
como un asistente, sacerdote, hermano, hijo o consorte del colectivo femenino
divino.

Casi Kali
A lo largo de la India encontramos muchas diosas similares a Kali. Entre ellas
destacan Chamunda, Alakshmi, Bhagavati, Chinnamastika, y Tara. Probablemente
se originaron del mismo sustrato cultural primordial del que emergieron todas las
formas de la Devi.
La mayoría de los devotos no hacen distinciones entre Chamunda y Kali.
En algunos escritos Chamunda es claramente identificada como una forma de Ka-
li. Sus identidades a menudo se anexionan porque son oscuras, están desnudas,
son salvajes y tienen sed de sangre. Pero hay diferencias. Chamunda es esqueléti-
ca y fea mientras que Kali esta desgreñada, pero es hermosa. Chamunda se sienta
sobre una pila de cadáveres mientras que Kali esta de pie sobre Shiva. A diferen-
cia de Kali, Chamunda no saca la lengua. Chamunda cabalga sobre fantasmas y
tiene escorpiones sobre el cuerpo, mientras que Kali monta leones, y a veces ele-
fantes. Chamunda está más asociada con la muerte y decadencia mientras que
Kali lo está con el sexo desenfrenado y la violencia.
Alakshmi, la diosa de la desgracia es la hermana de Lakshmi, la diosa de la
fortuna. Juntas constituyen la totalidad de la Devi. Mientras que en el Tántra se
adora la forma no auspiciosa de la Devi, en el Vaishnavismo, estrictamente una
religión de los cabezas de familia, solo se da preferencia a las formas auspiciosas.
Así, en los rituales Vaishnava, Lakshmi es adorada como la consorte de Vishnu
que es el defensor de los valores sociales y el orden mundano, mientras que
Alakshmi es alejada ya que encarna todas las cosas que amenazan la civilización,
como la suciedad, contaminación, glotonería, pereza, avaricia, envidia, hambre,

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enfermedad y guerra. Mientras Lakshmi se sienta enjoyada sobre un loto sujetan-
do un recipiente, Alakshmi lleva un vestido roto, monta sobre un burro y porta
una escoba. A Lakshmi se le ofrecen dulces y es mantenida dentro de la casa; A
Alakshmi se le ofrecen limones y chilis, y es arrojada fuera de la casa. La siguien-
te historia ilustra la actitud convencional hacia Alakshmi:

Lakshmi y Alakshmi la diosa de la fortuna y la desgracia respectivamente,


una vez fueron a un mercader y le preguntaron cuál era la más hermosa de
las dos. El mercader sabía cual era el precio por molestar a una de las dos.
Así que se le ocurrió una respuesta muy inteligente. Dijo, ‘Lakshmi es
hermosa cuando camina dentro de la casa mientras que Alakshmi es her-
mosa cuando deja la casa.’ Inmediatamente, Lakshmi camino hacia la casa
del mercader mientras que Alakshmi camino alejándose de ella. Conse-
cuentemente, el mercader fue visitado por la fortuna mientras que la des-
agracia se quedo fuera, para deleite del mercader.

Bhagavati es una de las más populares diosas ‘calientes’ de Kerala. En el arte ri-
tual de Teyyam, es invocada a través de oráculos y a través de bailarines que caen
en trance tan pronto como ‘entra’ en sus cuerpos y empieza a ‘hablar’ a través de
sus lenguas. Normalmente la diosa no tiene un santuario permanente dedicado.
Los devotos crean su imagen sobre el suelo utilizando un polvo de color en los
días de fiesta, que es borrado al final de la ceremonia. La diosa parece feroz con
los ojos inyectados en sangre, colmillos y dedos con garras. Demanda ofrendas,
normalmente pollos y cabras, de los aldeanos antes de prometerles paz y prosperi-
dad. A veces se cantan canciones con letras obscenas que describen sus insacia-
bles ansias sexuales para entretener a esta diosa virgen, aunque ahora esta práctica
está en decadencia. En las narrativas se dice que está diosa fue primero invocada
para matar a un demonio. Cada año después de que este demonio es ritualmente
asesinado, ya sea a través de canciones o de sacrificios, Bhagavati deja el cuerpo
del oráculo o danzante. Los devotos que la invocaron regresan a sus rutinas dia-
rias, seguros y sabiendo que Bhagavati es feliz y los cuidará hasta su regrese el
año que viene.
Chinnamastika, al igual que Kali, es una de las Maha Vidyas, maestras de
la sabiduría oculta. Chinnamastika es descrita como una diosa desnuda que corta
su propia cabeza y bebe la sangre que brota de su cuello cortado mientras que co-
pula con Shiva o baila sobre una pareja que hace el amor. La imagen reúne actos
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de sexo, violencia, protección y alimentación. Chinnamastika reconcilia el lado
creativo y destructivo del cosmos mientras se alimenta de lo que mata. Encarna la
sombría realidad de la Naturaleza de la que se aleja la cultura. Su imagen nunca es
guardada como reliquia en los hogares porque apela más al aspirante tantrika que
se ha liberado de las restricciones impuestas por la sociedad civilizada y que dese
explorar esos aspectos del universo que la sociedad considera inapropiados y no
auspiciosos.
En Bengala, Tara es otro nombre de Kali, aunque las dos son tratadas co-
mo dos diosas distintas en la lista de las Maha-Vidyas. En el Tíbet, Tara es el
nombre de una diosa que es bastante diferente a su homónima bengalí. La Tara
tibetana es descrita como una afable y encantadora diosa que sujeta un loto con la
mano. Ella ha nacido de las lagrimas de compasión vertidas por el Bodhisattva
Avalokiteshvara cuando escucha los gritos de aquellos atrapados en el ciclo de
renacimientos. El vinculo entre la Tara tibetana y la bengalí, quizás tenga mucho
que ver con la comunicación religiosa que ha existido durante siglos entre Benga-
la y el Tíbet.
En el Budismo Tántrico Tibetano, una diosa que se parece más a Kali, al
menos en su forma, es Nairatma (‘sin alama’), la consorte de Heruka. Su nombre
significa shunya o ‘la nada’ en la que Bodhichitta, el alma iluminada, se fusiona
para alcanzar el Nirvana. Por eso es representada en unión eterna con su consorte.
Individualmente es representada bailando sobre un cadáver. Su cara es de aspecto
terrible con una lengua al descubierto y protuberante y lleva un kartari (una daga)
en su mano derecha y un kapala (cuenco de calavera) en la izquierda, al igual que
Kali.

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Los Cuentos

L
as historias ayudan a establecer el carácter de las deidades hindúes. Estas
historias se encuentran en epopeyas tales como el Ramayana y el
Mahabharata y en crocinas como los Puranas. Algunas han sido vueltas a
contar en los Tántras y Agamas, otras se encuentran en el folclore. Estas historias
llegan hasta el hombre común a través de adaptaciones vernáculas. Cada adapta-
ción tiene un carácter propio.
Durante siglos ha habido muchas adaptaciones del cuento de Kali. Estas la
han retratado en diferentes formas. En algunas, es la manifestación de la indigna-
ción divina. En otras, es la defensora final del cosmos a quien recurren los dioses
cuando fallan todos los medios. Es la diosa que demanda sacrificio humano. Re-
presenta todo lo que es salvaje e indomable en el universo. Sin ella, incluso Dios
es inerte y sin vida.
Hay que tener presente que mientras en algunas historias se establece la
identidad única de Kali en el panteón de dioses y diosas, en otros es meramente un
nombre utilizado para hacer referencia a la divinidad femenina. En otras palabras,
en algunas historias hay una clara relación entre la narrativa y su forma caracterís-
tica mientras que, en otras, la narrativa es totalmente indiferente a su forma.

Manifestación de la furia divina


Una de las historias más antiguas donde Kali juega un rol principal se encuentra
en el Devi Mahatmya, donde Kali aparece como la encarnación de la furia de
Durga cuando pierde su compostura.

Los dioses una vez se reunieron a orillas del rio Ganga para invocar a la
Devi y buscar su ayuda para vencer a dos demonios conocidos como Shu-
mbha y Nishumbha. Parvati, consorte del dios-ermitaño Shiva, que por ca-
sualidad escucho su oración al pasar. Al instante una diosa surgió de su
cuerpo. Puesto que emergió de las koshas o células del cuerpo de Parvati,
fue conocida como Kaushiki. Como parecía una guerrera muy diferente de
la dócil y domestica Parvati, fue también conocida como Chandika. Chan-
dika era muy hermosa, así que también fue llamada Lalita y Vimala. Las

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noticias de su belleza llegaron hasta Shumbha y Nishumbha. Deseosos de
hacerla su reina, los demonios le enviaron una proposición matrimonial.
Para su sorpresa ella envió la siguiente replica: ‘Aceptare como marido so-
lo al hombre que me derrote en la batalla.’ Enojados por este claro desafío,
Shumbha y Nishumbha ordenaron a sus acólitos, Chanda y Munda, que
llevaran a Chandika ante ellos por la fuerza. ‘Sujetarla y arrastrarla por el
pelo si se resiste,’ dijeron. Chanda y Munda alzaron un ejército y encontra-
ron a Chandika en la cima del monte Meru. Ella estaba sentada sobre un
león sonriendo. Ante la vista de los demonios, la cara de Chandika se en-
negreció por la ira y de su frente oscura y ceñuda surgió Kali, oscura, hue-
suda, con los ojos inyectados en sangre, agudos colmillos y una lengua
colgante. Dejo escapar un chillido de guerra y corrió hacia Chanda y Mun-
da. El ejército de demonios levantó sus arcos, pero antes de que pudieran
disparar una sola flecha, Kali estaba sobre ellos. Rompió los arcos arrojan-
do a un lado sus carros y devorando a sus elefantes. Todo alrededor de
Chanda y Munda fue destrucción. Kali destripo unos pocos demonios con
sus manos desnudas a otros los mastico vivos con sus colmillos, ganándose
el titulo de Raktadantika, la de dientes rojos. Al resto los aplasto bajo sus
pies. Finalmente, Kali se encaró con Chanda y Munda. De un único golpe
de su espada les corto la cabeza a los dos. Le dio sus cabezas a Chandika
quien declaro que como asesina de Chanda y Munda, Kali sería conocida
como Chamunda. A su debido tiempo, después de una gran batalla, Chan-
dika venció a Shumbha y Nishumbha y restauro el orden en el mundo. Para
celebrar está victoria, los dioses compusieron el himno conocido como
Chandi-patha, ‘la llamada de la diosa guerrera.’

Kali que personifica la furia también aparece como alter-ego de la afable


princesa de la montaña Parvati, consorte del dios-asceta Shiva, en el Skanda Pu-
rana, compuesto alrededor del siglo once.

Daksha era el hijo de Brahma y el patriarca supremo del modo de vida vé-
dico. Daba a sus hijas en matrimonio a los devas, los dioses védicos que
habitaban las esferas celestiales. Para su consternación, su joven hija Sati,
rechazó al deva elegido para ella y en su lugar se caso con Shiva. Shiva era
un asceta que meditaba en soledad en la cumbre cubierta de nieve de los
Himalayas. Él no respetaba los procedimientos védicos y no le daba impor-
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tancia tampoco al ritual conocido como yagana o a su principal patrocina-
dor, Daksha. Despechado por la negativa de Shiva a otorgarle el debido
respeto, Daksha decidió realizar un gran yagna. Todos los devas fueron in-
vitados a compartir las ofrendas, pero no invitó a Shiva. Cuando Sati se en-
teró de esto, se puso furiosa. Decidió ir a la casa de su padre sin haber sido
invitada y exigió una explicación. Shiva intento disuadirla, pero ella se ne-
gó a escucharlo. Cuando intento pararla a la fuerza, ella se frotó la nariz
con ira y llena las diez direcciones con diez formas furiosas, las Maha-
Vidyas, la primera de las cuales fue Kali. Shiva, aterrorizado, dejo que Sati
asistiera a la ceremonia.

En el Shiva Purana, compuesto al menos seis siglos antes que el Skanda


Purana, uno encuentra la misma narrativa. Pero en este, Kali es una manifestación
de Shiva, y no de la furia de Sati.

Sati entro a zancadas en la casa de su padre y se inmoló en el pabellón sa-


grado para protestar contra la exclusión de Shiva del yagna. Daksha, sin
embargo, continuo con la ceremonia. Cuando las noticias de la muerte de
Sati y la indiferencia de Daksha llegaron a Shiva, se puso tan furioso que
se arrancó un mecho de su pelo y azoto el suelo con él para crear un ejerci-
to de seres demoníacos liderado por el guerrero de aspecto fiero Vira-
bhadra y su compañera igualmente feroz, la diosa Bhadra-Kali. Virabhadra
y Bhadra-Kali se precipitaron a la casa de Daksha y se dispusieron a inte-
rrumpir el ritual. Patearon los vasos sagrados, escupieron en las ofrendas,
atacaron la reunión de invitados, espantaron a los dioses, y finalmente de-
capitaron a Daksha.

La India rural está llena de diosas de pueblo o gramadevis que a menudo


son atendidas o visualizadas como a Kali. Las canciones e historias de estas diosas
hablan invariablemente de alguna tragedia que le ocurre a alguna aldeana, quien
entonces se transforma en una diosa. Queda claro por estas narrativas que las
grama-devis encarnan la frustración femenina y una rabia impotente. En la forma
de la terrorífica Kali, esta ira reprimida atormenta el subconsciente colectivo del
pueblo, demandando pacificación y retribución. La historia más antigua documen-
tada de este género proviene de la epopeya tamil del siglo quinto, Cilappatikaram.

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El marido de Kannagi, Kovalan, un mercader de profesión, despilfarro su
fortuna familiar con una cortesana llamada Madhavi. Todo el mundo, ex-
cepto su devota esposa, le abandonó en sus horas de necesidad. Al darse
cuenta de su locura, decidió mudarse a la ciudad de Madurai y empezar
una vida nueva. Para ayudarlo a reunir capital para su nueva empresa,
Kannagi acepto que dejar que Kovalan vendiera una de sus tobilleras de
oro. Desafortunadamente, la tobillera de oro se parecía mucho a la tobillera
de la reina de Madurai y los desaprensivos orfebres acusaron a Kovalan de
robar. El rey, sin molestarse en comprobar los hechos, ordenó que Kovalan
fuese empalado hasta morir. Cuando las noticias de la muerte de Kovalan
llegaron hasta Kannagi se le rompió el corazón. Después del sufrimiento
llego la furia. Entro a zancadas en la corte del rey con la segunda tobillera
y demando justicia. El rey se disculpó, pero Kannagi no pudo encontrar en
su corazón el perdón. Tan grande fue la furia de la viuda que se arrancó sus
pechos y los arrojo en la plaza de la ciudad. Al instante la ciudad ardió en
llamas. Todos sus residentes, incluyendo a los orfebres y al rey, fueron re-
ducidos a cenizas. Kannagi emergió de las llamas como una diosa llamada
Pattini, la casta.

Pattini es adorada en partes de Tamil Nadu, Kerala he incluso en Sri Lanka


como una forma de Bhadra-Kali. La feroz forma de la diosa es vista como una
manifestación de su justa indignación.
En muchas partes de la India, la grama-devi es conocida como Mari-
Amma o Mari-Ai. Es considerada una manifestación local de Maha-Kali, que apa-
reció cuando descubrió que su marido la había engañado. La siguiente historia es
una narrativa popular, muy conocida en los pueblos de Andhra Pradesh y Karna-
taka.

Una vez allí vivió una mujer, era hija de un brahmin, que creía que se ha-
bía casado con un sabio erudito brahmin. Pero un día, oyó a la madre de
este diciéndole, ‘ha pasado mucho tiempo desde que comimos carne de va-
ca.’ Ella comprendió al instante que su marido no era brahmin; era un co-
medor de vacas de casta inferior. Enfurecida por haber sido engañada, se
transformó en Maha-Kali. Decapito a su marido y prendió fuego a su casa,
quemándose su suegra, sus hijos y ella misma.

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En Gujarat, el nombre de Maha-Kali es Bahucharji Mata, la diosa de los
hijras o eunucos, y que preside sobre su ritual de castración. Es visualizada mon-
tando sobre un gallo. Su cuento nos informa de su furia cuando descubre que su
marido no es capaz de satisfacer sus deseos sexuales.

Defensora final
La Devi Mahatmya también representa a Kali como la libertadora suprema llama-
da para salvar una situación que parece irremediablemente fuera de control. Es
convocada por la misma Durga para destruir al demonio Rakta-bija, cuyo nombre
significa ‘semilla de sangre.’

El demonio Rakta-bija tenía la habilidad mágica de producir un clon de si


mismo cada vez que una gota de su sangre caía en el suelo. Habiendo heri-
do a Rakta-bija con una variedad de armas, Durga y sus asistentes, una fie-
ra banda conocida como las Matrikas, encontraron que solo habían agrava-
do la situación: Como Rakta-bija sangraba cada vez con mayor profusión
de sus heridas, el campo de batalla se llenaba cada vez más con replicas de
Rakta-bija. Desesperada, Durga convoco a Kali. Kali extendió su lengua a
lo largo del campo de batalla, bebiéndose de un solo trago el enjambre de
demonios nacidos de la sangre y chupando la sangre del Rakta-bija original
hasta que cayo sin vida.

En el Adbhuta Ramayana y Devi Bhagavata Purana sánscritos, en el Ori-


ya Ramayana de Sarala Das, y en el Jaminibharata Ramayana Bengalí, Sita toma
la forma de Kali para derrotar al demonio al que incluso Rama, la forma terrenal
de Vishnu, no pudo vencer.

Después de aniquilar al rey demonio de diez cabezas de Lanka llamado


Ravana que había abducido a esposa Sita, Rama regresó a Ayodhya y fue
coronado rey. Sus súbditos, sin embargo, se sentían incomodos al tener que
aceptar a Sita porque sospechaban que su relación con Ravana había man-
chado su reputación. Cediendo a sus demandas, Rama abandonó a Sita en
el bosque donde ella había dado a luz a los hijos gemelos de Rama: Luv y
Kush. Entretanto, muy lejos en Lanka, una de las viudas de Ravana dio a
luz al hijo de este: un demonio llamado Sahashra-mukha-Ravana, ‘el-

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Ravana-de-mil-cabezas.’ Este demonio estaba determinado a vengar la
muerte de su padre. Así que lanzó un ataque sobre Ayodhya. Ni Rama ni
sus ejércitos pudieron vencer a este demonio. Cuando Rama supo que este
demonio solo podía ser derrotado por los poderes de una mujer casta, de-
mando a las mujeres de Ayodhya que pelearan contra Sahashra-mukha-
Ravana. Quedo claro que ninguna mujer de la ciudad poseía la suficiente
castidad para vencer al demonio. Desesperado, Rama hizo llamar a Sita. Al
principio ella se negó a acudir. Así que le dijeron que Rama se estaba mu-
riendo. Sita se apresuró para estar al lado de su esposo. De camino a
Ayodhya se encontró con Sahashra-mukha-Ravana que intento bloquear su
camino. Furiosa, Sita se convirtió en Kali, alzó el arma que contenía el po-
der de la Devi y corto sus mil cabezas.

Una vez que los dioses no podían derrotar al demonio Daruka, se acerca-
ron al dios-asceta Shiva que a su vez se dirigió a su esposa Parvati. Ella fue capaz
de derrotar a Daruka, pero solo después de transformarse en Kali. La siguiente
historia integra el tema de muchas baladas Malayali cantadas mientras se invoca a
Bhagavati en los pueblos a lo largo de Kerala.

Hace mucho tiempo, los dioses y demonios habían batido el océano de le-
che hasta que produjo Amrita, el néctar de la inmortalidad. Junto con el
Amrita también produjo Halahal, el veneno más temible. Mientras que los
dioses y demonios peleaban por el Amrita, solo Shiva estaba deseoso de
consumir el Halahal y mantenerlo en su garganta para que no dañase a na-
die. El Halahal hizo que el cuello de Shiva se pusiera azul y de esta manera
fue conocido Nila-kantha, el dios de cuello azul. Una vez, los dioses fueron
hostigados por un demonio llamado Daruka. Entonces cantaron el Chandi-
patha y pidieron a la Devi que acudiera en su rescate. Parvati oyó sus ora-
ciones y se sumergió en el veneno encerrado en la garganta de Shiva.
Emergió como Kali, tan oscura como el mismo veneno y mucho más letal.
El veneno hizo que el cuerpo de Kali se sofocara. Busco sangre para apa-
gar su sed. Así que rechino los dientes y corrió tras Daruka. Lo alcanzó y
le arranco la cabeza con las manos desnudas. Después de beber su sangre,
sacudió su cabeza al aire y se engalanó con sus brazos, piernas y entrañas.

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Las historias donde Kali se manifiesta como la defensora final establecen
claramente la supremacía de la Devi, especialmente de Kali, sobre otros dioses,
incluyendo a Vishnu y Shiva. Las narrativas de este tipo se volvieron más fre-
cuentes desde el siglo tercer al treceavo cuando la devoción al dios personal se
volvió la forma dominante de expresión religiosa. Los adoradores de diferentes
deidades intentaban proyectar su dios como mayor que otras formas. Los adorado-
res de Vishnu hicieron de este y sus encarnaciones las manifestaciones más pode-
rosas de lo divino, mientras que los adoradores de Shiva preferían a Shiva o a su
hijo, Skanda, en el rol de defensor supremo del cosmos. En las escrituras de los
adoradores de la diosa, Durga, en sus manifestaciones, incluyendo a Kali, emergía
como la liberadora final en el campo de batalla.
Tradicionalmente, la responsabilidad de mantener el orden residia en
Vishnu que descendía sobre la tierra como Rama o Krishna para restablecer la
estabilidad social. En la siguiente historia, contada en uno de los menos conocidos
Upa-Puranas de Bengala, se dice que Krishna no es otro que Kali, mientras que
Shiva yaciendo a los pies de Kali se convierte en Radha. La narrativa vincula la
tez oscura de la diosa (Kali) de una narrativa con la tez oscura del dios (Krishna)
de otra y revierte la relación sexual con sus contrapartes de tez clara (Shi-
va/Radha). Esta narrativa apunta claramente a armonizar la relación entre los ri-
tuales Tántricos realizados por Kali y los ritos observados por Krishna en la tradi-
ción Vaishnava, que compitieron por el dominio social en el siglo diecisiete en
Bengala.

Los dioses imploraron a Kali que librara al mundo de los reyes demonia-
cos. Ella acepta encarnarse como Krishna. Shiva reza a Kali y esta le da
permiso para encarnarse sobre la tierra como Radha. Shiva ha estado siem-
pre a los pies de Kali, pero cuando él se convierte en Radha, se sienta en-
cima de Krishna/Kali mientras hacen el amor. Así que lo que ocurre es que
él que está en la parte de abajo disfruta la relación sexual estando arriba,
pero solo después de adquirir el cuerpo de una mujer. Mientras que ella
que está en lo alto disfruta de la relación sexual estando abajo, pero solo
después de adquirir el cuerpo de un hombre.

31
La sed de sangre de la diosa
En el Bhagavata Purana, la tierra adopta la forma de una vaca y se queja a Vishnu,
su guardián celestial, de que los reyes que debían cuidarla saquean sus recursos.
Vishnu promete destruir a todos los que aflijan a la vaca-tierra. Se aparece de va-
rias formas, incluyendo a Parashurama, Rama y Krishna, y mata a los reyes injus-
tos. Cuando estos caen su sangre alimenta a la tierra hambrienta, La diosa-tierra,
como bebedora de sangre, adopta la forma de un león, el vehículo de Kali. La his-
toria de Rakta-bija del Devi Bhagavatam, vuelta a contar antes, también vincula a
Kali con el apetito por la sangre.
La mayoría de las narrativas clásicas sugieren la idea de que la tierra da
vida solo cuando la Devi es alimentada con la muerte, por lo tanto, con sangre. En
las narrativas populares la idea es expresada más explícitamente, como en la mito-
logía del norte Tamil Nadu, donde la Draupadi del Mahabharata es adorada como
la diosa Vira-Panchali, una forma de Maha-Kali. La tradición local nos informa de
la furia de Draupadi al ser públicamente desnudada por los Kauravas mientras sus
cinco maridos, los Pandavas, miraban impotentemente como se transformaba en la
terrorífica diosa, Vira-Panchali. Con la ayuda de Krishna, el benefactor de los
Pandavas no solo se asegura la derrota de los Kauravas, sino que también se lava
el pelo con su sangre. La siguiente historia es parte del folclore del Mahabharata
vuelto a contar en los festivales de Vira-Panchali en partes de Tamil Nadu y
Andhra Pradesh.

Los Pandavas perdieron apostando su reino con sus primos, los Kauravas,
al juego de dados. En un intento por recuperar el reino los Pandavas se
apostaron a sí mismos, pero perdieron. Finalmente, desesperados por recu-
perar su reino y su libertad, los Pandavas se apostaron su esposa común,
Draupadi. También la perdieron. Los Kauravas arrastraron a Draupadi por
el pelo hasta la corte y empezaron a desnudarla en público para proclamar
su absoluto poder sobre los Pandavas. Los gritos de Draupadi pidiendo
ayuda fueron ignorados. Indefensa, clamó a Krishna, que protegió su honor
remplazando cada vestido que le quitaban los Kauravas con uno nuevo. Al
darse cuenta de que Dios estaba del lado de Draupadi, los Kauravas deci-
dieron devolver a los Pandavas su reino, pero solo después de un periodo
de trece años durante los cuales ellos y su esposa en común tendrían que
vivir exiliados en la selva. Los Pandavas aceptaron esta oferta. Sin embar-

32
go, antes de que se dirigieran a la selva, Draupadi hizo un juramento: se
dejaría el pelo suelto hasta que tuviera la sangre de los Kauravas para la-
varlo, los huesos para peinarlo y las entrañas de los Kauravas para atárselo.
Durante los años de exilio, los Pandavas se preguntaban porque ninguno de
ellos podía satisfacer a Draupadi sexualmente. Krishna les informó que ella
no era una mujer ordinaria; era la misma Devi, la encarnación de la Natura-
leza. Al desnudarla, los Kauravas le habían hecho perder su forma materna
domestica y reclamar su forma salvaje y sedienta de sangre. Para conven-
cerlos Krishna les sugirió que observaran a Draupadi por la noche. Efecti-
vamente, a media noche, la hora en la que se supone que todos duermen,
Draupadi se arrastró silenciosamente hacia el bosque donde se transformo
en una diosa oscura, desnuda y de aspecto feroz, con colmillos y ojos in-
yectados en sangre. Corrió desnuda, cazando búfalos salvajes y elefantes,
desollándolos vivos y bebiendo su sangre. Cuando sintió que sus maridos
habían descubierto su secreto, entro en ira. Corrió tras ellos, determinada a
comérselos. Tuvo éxito, pero cuando los agarró sus afiladas uñas desgarra-
ron su piel y los hizo sangrar. Cuando la sangre de los cinco Pandavas toco
el suelo, se transformaron en cinco niños. Los gritos de los niños desviaron
la atención de Draupadi. Olvidó su sed de sangre y complació sus instintos
maternales. Trece años después, cuando los Kauravas se negaron a devol-
ver el reino Pandava como prometieron, estalló una gran guerra en las lla-
nuras de Kurukshetra donde fueron derrotados y asesinados. Los Pandavas
pudieron proporcionar a Draupadi la sangre, huesos y entrañas que ella ne-
cesitaba para atar su pelo y convertirse en la adorable reina una vez más.

El folclore del Mahabharata de los tamiles tiene otra historia donde me-
diante la ofrenda de sangre a Kali los Pandavas se aseguraban la victoria en la
batalla.

Krishna le dijo a los Pandavas que solo el sacrificio humano perfecto com-
placería a Kali lo suficiente como para asegurarles la victoria en la batalla.
Había tres hombres en el campamento Pandava que eran adecuados como
víctimas: Krishna, Arjuna y Aravan el hijo de Arjuna. Los Pandavas eran
reacios a sacrificar a Krishna, su mentor o a Arjuna, su arquero jefe. Ara-
van acordó ser sacrificado, pero solo si experimentaba el placer conyugal
durante al menos una noche. Ninguna mujer estaba dispuesta a casarse con
33
un hombre condenado a morir al cabo de un día. Así que Krishna tomo la
forma de una mujer, la hechicera Mohini, quien se casó con Aravan, pa-
sando una noche con él y lamentándose como una viuda al amanecer cuan-
do fue sacrificado a Kali.

A medida que Kali era asimilada por la religión dominante, se volvía más
‘justa.’ No aceptaba el sacrificio de inocentes como nos informa en la siguiente
historia el Bhagavata Purana.

Al líder de una banda de ladrones le dijeron que tendría un hijo si sacrifi-


caba a Kali a un joven Brahmin que no tuviera defectos en su cuerpo. Los
ladrones recorrieron el campo y encontraron a dicho joven. Su nombre era
Bharata, un devoto de Vishnu-Narayana, que estaba tan absorto en su de-
voción que nunca hablaba y hacia sus deberes en silencio. Los ladrones le
encontraron cuando estaba cuidando los campos de su padre. Lo raptaron,
le dieron un baño y una buena comida. Luego lo cubrieron con cúrcuma y
bermellón, lo llevaron ante la imagen de Kali. Cuando el sacerdote estaba
preparado para sacrificar a Bharata, sucedió algo asombroso. El cuerpo de
Bharata empezó a resplandecer con un brillo espiritual. Este resplandor era
demasiado para que Kali lo soportara. Ella surgió de su ídolo y empezó a
devorar a los ladrones que intentaron ofrecerle este muchacho. Después de
apagar su sed con la sangre de los ladrones bendijo a Bharata y despareció.

El sacrificio preferido era la ofrenda del hijo propio. En muchas imágenes talladas
en los templos de Kali, uno ve a los devotos ofreciendo sus propias cabezas a la
diosa como señal de máxima devoción. Según el folclore, el poeta Kalidasa, cuyo
nombre significa ‘sirviente de Kali,’ adquirió su talento después de ofrecer su ca-
beza a la diosa Kali.

Kalidasa era un simplón cuya esposa no podía tolerarlo. Determinado a ga-


narse su afecto, invoco a Kali ofreciéndole su propia cabeza (o lengua)
como sacrificio. La diosa estaba muy complacida por volver a Kalidasa a
la vida. Luego se lo tragó entero y lo vomitó. Al entrar en el cuerpo de la
diosa, Kalidasa quedó limpio de toda estupidez. Emergió como un poeta
talentoso. Apenas renació de la boca de Kali empezó a componer un himno
de alabanza a la diosa. Pero en vez de describir a la diosa, que ahora era su
34
madre, de los pies hacia arriba, empezó a describirla de la cada hacia abajo.
Este acto de irreverencia enojo a Kali que declaró que Kalidasa muriera a
manos de una mujer.

Amansando a la diosa
Cuando Kali consume sangre, queda enloquecida por su sed. Se vuelve salvaje y
mata aleatoriamente. Cuando ocurre esto, los dioses recurren a Shiva y le piden
que la amanse. Porque, solo en su forma mansa puede ser madre. Según una tradi-
ción de un Templo tamil, así es como responde Shiva:

Después de derrotar a los demonios y beberse su sangre, Kali no puede


contener su furia. Continúa matando y destruyendo a todo en su camino.
La estabilidad de los tres mundos está en peligro. Así que los dioses junto
con Brahma y Vishnu piden a Shiva que la pare. Shiva bloquea la marcha
de Kali y la desafía a una competición de baile. ‘Si me puedes superarme
bailando, también puedes cortar la cabeza’ dijo. Kali aceptó el desafío y
volvió a redirigir su furia de la guerra a la danza. Los dioses vieron como
Shiva y Kali danzaban. La tierra temblaba cuando pisoteaban con sus pies.
El sol y la luna se escondieron detrás de las colinas cuando la pareja divina
movía sus manos. El baile continuo durante eones. Ambos danzantes esta-
ban igualados. Kali podía hacer cualquier cosa que hiciera Shiva. Shiva
podía hacer cualquier cosa que hiciera Kali. Ninguno podía dominar al
otro, Entonces, de repente, Shiva levanto su pierna izquierda hasta que su
rodilla izquierda estaba detrás de su oreja izquierda y su pie izquierdo que-
daba sobre su cabeza. Kali estaba a punto de levantar su pierna cuando se
contuvo por su modestia femenina. ¿Como podía adoptar semejante postu-
ra sin exponer sus partes intimas a todo el mundo? Ella sonrió tímidamente
y acepto la derrota. Los dioses saludaron a Shiva como Nataraja, el señor
de la danza. La postura que adoptó se hizo famosa como Urdhva-Nataraja,
la postura con la pierna elevada, que amansó a la Parvati salvaje.

Este cuento intenta resolver claramente el conflicto entre el rol tradicional


de la mujer como ser subordinado al hombre y el rol simbólico de la mujer como
la manifestación de lo divino. Conforme Kali fue progresivamente aceptada como
una deidad de la religión principal, su independencia empezó a amenazar la esta-

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bilidad social que dependía en gran medida de la dominación masculina. Las na-
rrativas fueron tejidas, lo que estableció que no importaba lo poderosa que fuera la
Devi, todavía permanecía subordinada a la forma masculina de lo divino. En el
siguiente cuento, por ejemplo, Kali se avergüenza de la sumisión. La narrativa, la
cual no tiene fundamento escritural, explica la imagen más popular de Kali donde
saca su lengua.

Después de matar al demonio Daruka, Kali se bebe su sangre. La sangre la


volvió loca por su sed. Ando por el mundo matando aleatoriamente. Los
dioses le suplicaron a Shiva que la detuviera. Así que adoptó la forma de
un hombre apuesto y se tumbó en el camino de Kali. Tan pronto como Kali
lo piso, se mordió la lengua avergonzada. Estaba avergonzada por saber
que su sed de sangre le había impedido ver y reconocer a su propio marido.

En las narrativas tántricas, por otro lado, Kali ni saca la lengua avergonza-
da, ni por bochorno, ni pisa a Shiva accidentalmente. Saca la lengua para beber
sangre. Y se sienta sobre él para satisfacer sus deseos eróticos excitados por su
hermosa forma. Kali, en estas narrativas, no es ni defensiva ni apologética a cerca
de su hambre o anhelos sexuales.

Después de matar al demonio Daruka, Kali bebe su sangre. La sangre la


volvía loca por la sed que le daba. Ando por el mundo matando aleatoria-
mente. Los dioses suplicaron a Shiva que la detuviera. Así que adopto la
forma de un hombre apuesto y se tumbo en el camino de Kali. Tan pronto
como Kali lo piso, fue vencida por el deseo. Se sentó sobre Shiva y empe-
zó a hacer el amor con él. Su energía violenta se transformó en energía eró-
tica. Su ardor, que era destructivo, se volvió creativo. Ya no era una asesi-
na; era una amante.

La idea de Kali copulando al aire libre, sentada encima de su marido, no


apelaba a la imaginación popular, la cual estaba dominada por valores patriarca-
les. Una forma más aceptable de la narrativa era volverla a contar en el Linga Pu-
rana.

Después de matar al demonio Daruka, Kali se bebió su sangre. La sangre la


volvió loca por la sed que le daba. Ando por el mundo matando aleatoria-
36
mente. Los dioses suplicaron a Shiva que la detuviera. Así pues, adopto la
forma de un pequeño bebe y empezó a llorar. Tan pronto como Kali oyó
los llantos, quedo llena de afecto maternal. Sus pechos empezaron a llenar-
se de leche y quedo repleta de un abrumador deseo de cuidar al niño. Re-
cogió al bebe y lo cuidó. De esta manera Shiva transformó su energía vio-
lenta en energía productiva. Su ardor, que era destructivo, se volvió creati-
vo. Ya no era una asesina; era una madre.

Excitando a Dios
Al igual que Dios amansa a la Devi, esta excita a Dios. Si bien Él puede frenar su
pasión, Ella despierta su deseo. Así las dos formas de lo divino se complementan
la una a la otra. En la siguiente narrativa del Shiva Purana, la Devi fuerza al ermi-
taño Shiva a convertirse en cabeza de familia y a engendrar un hijo.

El demonio Taraka tenía aterrorizados a los tres mundos. Solo un niño de


seis días podía matarlo. Los dioses se preguntaban donde podían encontrar
a un niño que pudiera ir a la batalla el séptimo día de su vida. Brahma les
informó que solo el ascético Shiva era lo suficientemente poderoso como
para ser padre de un niño así. Pero durante eones Shiva había cerrado sus
ojos y se había sumido en la meditación. Para excitar al asceta solitario, los
dioses enviaron a Kandarpa, el dios del amor. Cuando el dios del amor dis-
paró cinco flechas para excitar los cinco sentidos de Shiva, este abrió su
tercer ojo, y soltó un ardiente misil y redujo a Kandarpa a cenizas. Aterro-
rizados por el poder de Shiva, los dioses se volvieron a la Devi. Si había
alguien que podía hacer que Shiva fuera padre de un niño, esa era ella. La
Devi adoptó la forma de Parvati, la princesa de la montaña, y sirvió a Shiva
diligentemente con la esperanza de que terminara enamorándose de ella.
Esto no funcionó. Entonces comenzó a realizar austeridades que coincidían
con las de Shiva en intensidad. Tan intensa era su meditación que la tierra
se sacudió desde sus mismos cimientos. Shiva no tuvo otro remedio que
abrir los ojos y aceptar casarse con ella. Domesticado de esta manera, Shi-
va hizo el amor con su consorte Parvati. Finalmente vertió su semen que
era tan potente que empezó a arder, hizo hervir los ríos e incendio los bos-
ques. Finalmente, la semilla se transformó en el niño dios de seis cabezas

37
Skanda, que al séptimo día de su vida cogió el mando de los ejércitos ce-
lestiales, lanzo un ataque contra Taraka y lo mató en la batalla.

En el Purana, la Devi se ‘casa’ con Shiva y se asegura que se vuelva mun-


dano. Pero en el Tántra, esta idea es expresada más explícitamente. Shiva es vi-
sualizado tan absorto en la meditación que no siente nada del mundo exterior; es
como un cadáver. Nadie se acerca a él por temor a su ira, no sea que lo molesten.
Kali no solo se dirige hacia Shiva, también se sienta sobre él y le fuerza a copular
con ella. De esta manera agita la mente de Shiva y le fuerza a reconocer el mundo
material externo. Esto ha llevado a la siguiente declaración en el Todala Tantra:
‘Sadashiva no tiene energía (sin vida) a menos que Maha-Kali se manifieste.
También es como un cadáver (shava) sin unión con Shakti. Claramente, sin Shak-
ti, el Dios primordial no tiene vida y no puede actuar.’
En la metafísica hindú, el Dios es el principio espiritual y la Devi es el
principio material. Él es espíritu, Ella es substancia. Él es causa, Ella es la mani-
festación. Él es lo divino dentro, Ella es lo divino fuera. Él da su forma, Ella su
significado. Uno no puede existir sin el otro. Si Shiva es Kala o tiempo, Kali es la
fuerza que lo hace girar generando el futuro y devorando el pasado. Esta idea ins-
piró el poema de Svami Vivekananda, ‘Kali, la Madre,’ que evoca la Noche de
Kali como un tiempo de oscuridad que borra las estrellas, mientras que en todas
partes ‘mil, mil sombras de Muerte tiznan y ennegrecen’ esparciendo plagas y
sufrimiento con una loca y jubilosa danza. En la terrible visión del poeta, el terror
es el nombre de la diosa, la muerte es su aliento y la destrucción sigue cada paso,
porque ella es el poder implacable detrás del Tiempo que todo lo consume.

Fuente ambivalente de poder


Puesto que Kali existe al margen de la sociedad en las tierras salvajes, no acepta
ninguna norma social tales como la jerarquía social. En la siguiente narrativa po-
pular de la costera Andhra Pradesh, Kali otorga una bendición a un hombre que
demuestra su merito no por su casta sino por su valor.

El héroe de casta inferior Kattavarayan estaba enamorado de Ariyamalai de


casta superior. Él busco el permiso de su madre, la misma Devi, para se-
cuestrarla. Para probar su determinación la Devi tomo la forma de Kali en
un bosque oscuro y denso. Kattavarayan visitó este bosque sin miedo en su

38
corazón. Mató a todos los pájaros y bestias salvajes que intentaron asustar-
le. Incluso mató a los demonios que guardaban el recinto sagrado de Kali,
esta arrojó numerosas armas al héroe determinado, pero este logró esquivar
cada una de ellas. Finalmente, se lo tragó, pero se vio forzada a escupirlo
cuando no pudo soportar sus patadas dentro de su barriga. Convencida de
su amor por Ariyamalai y su determinación a casarse con ella, Kali le dio
permiso para hacer lo que quisiera. Para ayudarle en su aventura, le dio un
tambor mágico, una espada mágica, diversos hechizos y cantos poderosos,
y el conocimiento para cambiar su forma a voluntad. Pero también le ad-
virtió, ‘Recuerda, el precio por quebrantar las normas de la jerarquía de
castas es el empalamiento.’

Sin embargo, la narrativa no rechaza totalmente la jerarquía de castas. Hay


una clara tensión entre la Kali de las tierras salvajes y la Kali adorada por los
miembros de la sociedad.
La indiferencia de Kali hacia las costumbres sociales condujo a la creencia
de que a ella no le importaban los estándares de moral y ética de aquellos que la
invocaban siempre que satisficieran su sed de sangre. Esta creencia hizo de Kali la
patrona de los anarquistas, ladrones y hechiceros. En el Bhagavata Purana, por
ejemplo, hay una narrativa donde una banda de ladrones intenta sacrificarle un
joven Brahmin a Kali para que su líder consiguiera tener un hijo. En el Adbhuta
Ramayana, el hechicero Mahi-Ravana intenta sacrificar a Rama a fin de ganarse
la bendición de Kali. En ambas historias, sin embargo, el sacrificio nunca tiene
lugar. En la primera, la refulgencia espiritual del joven Brahmin abrasa la imagen
de Kali, que aparece enfurecida y mata a los ladrones. En la otra, Rama engaña a
Mahi-Ravana para que colocara su cabeza sobre el altar sacrificial y termina sien-
do decapitado por Hanuman. Ambas historias tienen un final feliz donde los ‘chi-
cos malos’ son destruidos y Kali bendice a los ‘chicos buenos.’ Esto indica clara-
mente un intento por acercar a Kali a un marco social aceptable. Se convierte en la
defensora de la rectitud, la destructora de villanos y demonios que en su forma no
parecían diferentes de sus antiguos compañeros, fantasmas y duendes.
A medida que la adoración de Kali se hacia más popular, hubo un esfuerzo
consciente por restringir los rituales a las normas culturales. La practica tántrica
de alejarse de las normas culturales fue rechazada por la sociedad dominante,
mientras que la aproximación védica de adaptar todos los rituales a pie juntillas a
la línea social fue la dominante. En el siguiente cuento popular de Karnataka, Kali
39
es totalmente amansada. Como madre, encuentra las travesuras de Tenali Raman
entrañables.

El padre de Tenali Raman era un sacerdote empobrecido pero devoto de


Kali. Un día, estaba demasiado enfermo para ir al templo, así que le dijo a
su hijo que fuera en su lugar. Raman no sabia como adorar a la imagen an-
te él. Puesto que su padre le había dicho siempre que Kali era su madre,
decidió tratar a la imagen como a su propia madre, quien había fallecido
hacia mucho tiempo. Le pregunto qué porque no jugaba con él o le daba de
comer o un baño como habría hecho su madre. Kali quedo tan conmovida
por este inocente despliegue de devoción que se apareció ante él como
Dasha-Mukha-Kali, Kali con diez cabezas. Tan pronto como Tenali Raman
vio a la Kali de diez cabezas, estalló en carcajadas. ‘¿Por qué te ríes?’ le
preguntó Kali, que solía ser saludada cuando aparecía ante los devotos.
‘Tus diez cabezas me hacen preguntarme como te suenas la nariz cuando
estas resfriada,’ replicó el chico. La idea también hizo reír a Kali. Abruma-
da por su afecto maternal, le ofreció a Tenali Raman un regalo: elegir entre
beber la dulce leche de la riqueza o la agria cuajada de la inteligencia.
‘¿Cómo puedo elegir sin haberlas probado?’ le pregunto Tenali Raman.
Kali dejo que Tenali Raman tomara un sorbo de las dos bebidas. Pero antes
de que se diera cuenta, Tenali Raman terminó de beberse ambas bebidas.
‘Estaban sabrosas,’ dijo Tenali Raman con una sonrisa en su cara. Kali mi-
ro al chico que se había burlado de ella con su inocencia. En vez de enojar-
se, sonrió y bendijo a Tenali Raman, que más tarde se convertiría en el
muy querido bufón de la corte de Krishnadevaraya, el gobernante de Vija-
yanagar.

40
El culto

E
l culto a Kali, como el de otras deidades hindúes, involucra darle una for-
ma, infundir la forma con la divinidad a través de los ritos apropiados y
finalmente adorar a la entidad divina así invocada con las ofrendas adecua-
das, lo que incluye comida, flores, incienso, vestimentas y música. De acuerdo
con la doctrina de devoción, se da más importancia a la profundidad emocional y
menos a los detalles del ritual. La meta final del culto a Kali en la sociedad con-
vencional es obtener las bendiciones de la diosa tanto en asuntos espirituales co-
mo materiales.
Entre los seguidores del orden tántrico conocidos como sadhakas, los ri-
tuales que invocan a Kali tienden a ser más elaborados y complejos con el rechazo
consciente de todas las cosas védicas y la inclusión de objetos considerados gene-
ralmente no auspiciosos y actividades consideradas como contaminantes, lo que
involucra la carne, sangre, alcohol, drogas, calaveras, cenizas funerarias, cuerpos
muertos y sexo. La mujer juega un rol importante en los rituales ya que sirven de
shakti, médiums para materializar a la diosa. La idea detrás de estos rituales no es
conmocionar a un publico mojigato, sino romper el condicionamiento social que
puede ser un corsé mental para el aspirante espiritual. Para un hindú, la violación
de los tabúes de dieta o conducta ya sea de manera simbólica o real, es una forma
de revertir las preconcepciones establecidas por la rigidez social y ser sacudido a
un estado alterado de consciencia. Solo entonces el sadhaka obtiene el doble obje-
tivo de obtener la iluminación espiritual y la adquisición de poderes ocultos.
Antes de que se lleve a cabo el ritual, el sadhaka cumple todas las expecta-
tivas del gurú para probar su valía. Entonces el gurú lo inicia en la orden y lo pre-
para mental y físicamente para la llegada de la diosa y la sabiduría que seguirá.
Sin esta diksha, el sadhaka corre el riesgo de asustarse por los ritos, volverse loco
por las visiones o llegar a la conclusión de que los ritos son una licencia para vio-
lar las reglas de la conducta civilizada.
Las instrucciones varían de una escritura a otra y de un gurú a otro. Las
practicas rituales tienden a ser muy individualizadas para adaptarse a las actitudes
del sadhaka, pero todas involucran el uso de diagramas rituales conocidos como
yantras y cantos rituales conocidos como mantras.
41
Tántra
La palabra ‘tántra’ no solo hace referencia a una escuela de pensamiento sino
también a sus instrucciones rituales. Al igual que la escuela Bhakti del hinduismo
utiliza la emoción, la escuela Gyan del hinduismo utiliza el intelecto y la escuela
Karma utiliza la conducta social para realizar lo divino, la escuela de Tántra utili-
za las practicas rituales. A diferencia de la puja, donde la emoción que acompaña
al ritual es mayor que el ritual mismo, en el Tántra los detalles del ritual marcan la
diferencia.
A continuación, encontramos un conjunto de instrucciones que se encuen-
tran en el manuscrito conocido como Kali Tantra. Todo lo superlativo ha sido
editado en aras de la claridad. Por favor observa que las instrucciones tántricas
son únicas, dependiendo del momento y lugar del ritual y la personalidad del
maestro y del estudiante. No hay conjunto de instrucciones estándar. Las siguien-
tes son de la deidad que preside el manuscrito a través del cual habla el gurú:

Ahora hablaré del requerimiento ritual que te ayudará a realizar a Kali. Ha-
ciendo esto, una persona se vuelve como Bhairava. Primero, hablaré del
yantra, cuyo conocimiento conquista a la muerte. En primer lugar, dibuja
un triángulo sobre el altar sagrado. Fuera, dibuja otro. Luego dibuja tres
triángulos más. Dibuja un circulo y luego un hermoso loto. Luego dibuja
otro circulo y enciérralo en un cuadrado con cuatro puertas. Adora al gurú,
los seis miembros del cuerpo y a los guardianes de las direcciones. Luego
coloca tu cabeza a los pies del gurú. Después de adorar el altar, deja la
ofrenda. Coloca el mantra en los seis miembros. Luego, en el corazón, la
divinidad última en las flores. Colócala en el centro del yantra invocándola
con tu aliento. Inclínate ante Mahadevi y luego adora a las deidades cir-
cundantes. Adora a Kali, Kapalini, Kulla, Kurukulla, Virodhini, Vipracitta
en los primeros dos triángulos. Luego a Ugra, Ugraprabha y Dipta en el
tercer triángulo. Luego a Nila, Ghana y Balaka en el triángulo más externo.
Luego a Matra, Mudra y Mita dentro de este triángulo, y luego a la muy
oscura sosteniendo la espada, adornada con calaveras humanas, con su
mano izquierda mostrando el mudra amenazante y teniendo una sonrisa pu-
ra. Adora a las ocho madres: Brahmi, Narayani, Mahesvari, Chamunda,
Kaumari, Aparajita, Varahi y Narasimhi. En partes iguales, da a estas dio-
sas sacrificio animal y adóralas, untar con esencia y ofrecer incienso y lla-

42
ma. Después de hacer la puja, adora a la Devi utilizando el mantra raíz. Si-
gue dando comida a la Devi una y otra vez. El sadhaka debe ofrecer llama
diez veces. Así que también ofrece flores con el mantra según las reglas del
ritual. Después de meditar sobre la Devi, recita el mantra 1008 veces. El
fruto de la recitación, que es la luz, colócalo en las manos de la Devi. Lue-
go, coloca la flor sobre la cabeza, salúdala. Entonces con suprema devo-
ción borra el yantra.

Yantra
Los yantras son abstracciones geométricas de la divinidad, son centrales en el
Tántra para la meditación y la adoración. El Kali Tantra explica como ha de ser
dibujado un yantra de Kali: ‘Primero, hablaré del yantra [de Kali], cuyo conoce-
dor conquista la muerte. En primer lugar, dibuja un triángulo. Fuera dibuja otro.
Luego dibuja tres triángulos más. Dibuja un círculo y luego un hermoso loto [con
ocho pétalos]. Luego dibuja otro círculo y luego un bhupura con cuatro líneas y
cuatro puertas.’ El yantra de Kali se caracteriza por cinco triángulos con la punta
hacia abajo superpuestos uno sobre otro. Cada punta representa una de las quince
formas de adoración de Kali en los diferentes días de la luna menguante. Los cin-
co triángulos están encerrados en un loto con ocho pétalos. En cada pétalo reside
la pareja copulando de Bhairava y Bhairavi. Este loto está encerrado en un bhupu-
ra cuadrado, o cercado con cuatro entradas que conducen al yantra.
Un yantra que no ha sido inscrito con bija mantras (cantos) y matrikas (le-
tras) o que no ha sido consagrado por una persona iniciado no es adecuado para el
culto. Para volverse poderoso, el prana (la vida) debe ser instalado en un yantra a
través de los rituales prescritos, pasados de maestro a estudiante. Todo yantra tie-
ne un lapso de vida definido, dependiendo del material. El oro, por ejemplo, dura
de por vida, mientras que el de plata dura siete años.

Mantra
Un mantra es un canto poderoso que puede ser hablado o escrito. Pero es inútil sin
un yantra o diagrama místico, impotente sin diksha o iniciación tántrica y débil sin
un tántra ritualmente prescrito o un rito preparatorio. Un mantra no tiene signifi-
cado por si mismo; su poder reside en el sonido. Un bija o mantra raíz popular de
Kali es, ‘Krim.’ El Kulachudamani Tantra explica como se puede utilizar un man-
tra:
43
Un martes, en el crematorio, embadurnado con bermellón Kula, utilizando
madera Kula, uno debe dibujar un yantra. En los pétalos escribe el mantra
de Chamunda, ‘Sphrem Sphrem Kiti Kiti’ dos veces, y luego el mantra nó-
nuplo de Mahisamardini. Fuera de esto, escribe los mantras de Jayadurga y
Smashana Bhairavi. Después de escribirlos, adora a Bhadrakali por la no-
che, medita sobre Kamakhya, la esencia de Kamakala.

Imagen
Krishnanda Agamavagisha quiso introducir una forma de Kali para el culto popu-
lar en el siglo diecisiete. La diosa se apareció en su sueño y le aconsejo que cami-
nara hacia el sur y utilizara la forma de la primera mujer con la que se encontrara
al día siguiente. Krishnanda hizo lo indicado y se encontró a una mujer que estaba
enluciendo tortas de estiércol de vaca en la pared de su casa para utilizarlas como
combustible. La mujer se mordió la lengua al ver a Krishnanda, un hábito común
para expresar sorpresa y vergüenza. Su pie izquierdo estaba sobre un montón de
estiércol, mientras que el otro estaba sobre el suelo. Tenia levantada una mano
para emplastar la torta de estiércol sobre la pared, y la otra la tenia bajada. Así es
como se obtuvo la forma más popular de Kali donde se muestra mordiéndose la
lengua mientras pisa a Shiva con su pie izquierdo, una mano levantada sujetando
una cimitarra y la otra bajada sujetando una cabeza cortada.
Muchos creen que esta narrativa y forma está destinada a amansar la forma
de Kali para hacerla más respetable y adecuada para el culto doméstico. En el cul-
to tántrico, Kali no se muerde la lengua por vergüenza, la estira hacia afuera para
beber sangre y apagar su sed. Además, Kali no pisa simplemente a Shiva, ella
copula con él. Mientras copula esta situada encima, una posición sexual conocida
como viparita rati o copulación inversa debido a que es contraria a lo considerado
aceptable en una sociedad patriarcal donde el hombre está siempre sobre la mujer.
Así que hay dos tipos de imágenes de Kali que son adoradas, la forma que
es aceptable para la sociedad y la forma que solo es aceptable para aquellos que
han renunciado a la sociedad. La primera es respetable, una forma mansa de la
diosa; la última es salvaje y desenfrenada, accesible solo para aquellos que han
sido iniciados adecuadamente y entrenados en los métodos tántricos.

44
Lugar de culto
Según el Mana-Sara-Shilpa-Shastra, un tratado sobre arquitectura escrito alrede-
dor del siglo octavo, los templos que veneran la imagen de Kali deben ser cons-
truidos lejos de los pueblos y ciudades, cerca de los crematorios y la morada de
los chandalas, la casta inferior de la jerarquía hindú, la gente cuyo sustento invo-
lucra la limpieza del emplazamiento de los muertos y la vigilancia de las piras
funerarias. Esto refuerza la asociación de Kali con la periferia de la sociedad hin-
dú. En épocas recientes, especialmente desde el movimiento devocional bengalí
del siglo diecinueve alrededor de la idea de Kali, las imágenes de Kali se mantie-
nen dentro de las casas. Pero a menudo se indica que la imagen de Kali ubicada
dentro de las casas es diferente de las que se colocan en los límites de la aldea. La
primera es Dakshina-Kali, la Kali del ‘sur’ que ilumina, mientras que la última es
Smashana-Kali, la Kali del ‘crematorio,’ que abraza la suciedad y la contamina-
ción.
En la mayoría de los templos hindúes, la imagen de la deidad encara el
este auspicioso. En muchos templos de Kali, la entrada al templo puede mirar al
este, pero la deidad mira al oeste no auspicioso. Kali así vuelve su espalda a lo
convencional, la sociedad dominante, que reprime el lado salvaje de la Naturaleza
para mantener el orden social. En otros templos, la imagen aparece como si se
moviera del sur (la dirección de la mortalidad) al norte (la dirección de la inmorta-
lidad). En el norte se sienta el consorte de Kali, Shiva, que es el manantial de sa-
biduría y permite al hombre desafiar a la muerte.
El templo más popular de Kali está localizado en Kalighat, Kolkata. Otros
templos de Kali están en Tarapith en Bengala, Kamakhya en Assam y Katmandú
en Nepal.

El momento de la adoración
El martes está asociado con Mangala o Marte, el cuerpo celeste asociado con la
guerra y la muerte, ambos de los cuales amenazan la estabilidad social. Es este día
cuando se adora a Kali porque es considerada todopoderosa. En muchas partes de
la India, está dedicado a Ganesha, el hijo de la Devi, y Hanuman, su sirviente y
protector. Tanto Ganesha como Hanuman protegen a los devotos de ser desborda-
dos por la temible e indomita Kali.
En el hinduismo, el amanecer y el cuarto creciente del ciclo lunar son ge-
neralmente considerados auspiciosos por la escuela védica de pensamiento. La
45
escuela tántrica de pensamiento, al ser contracultural, prefiere la medianoche y el
cuarto menguante del ciclo lunar para proceder con sus rituales. Típicamente, Kali
es adorada en amavasya o la medianoche de la luna nueva. Las noches de luna
nueva que caen en martes son especialmente auspiciosas.
La puja de amavasya más importante y elaborada cae en el mes lunar co-
rrespondiente a octubre o noviembre en el calendario occidental. Esta noche de
Kali, más popularmente conocida como Divali, cuando la mayoría de hindúes
encienden lamparas mientras otros realizan sacrificios de sangre, corresponde con
Samhain, un festival de los druidas celtas, un tiempo en donde según la tradición
Wicca el velo entre el mundo material y el espiritual es más fino. La elección de
esta noche para adorar a Kali es apropiada, puesto que Kali es, entre otras muchas
cosas, la diosa de la muerte.

Sacrificio de sangre
Como forma de la Devi que devora la vida a fin de dar vida, Kali tiene un insacia-
ble apetito por la sangre. En Nepal, los devotos que visitan el templo de Dakshina-
Kali regularmente hacen sacrificios de cabras, cerdos, corderos, búfalos e incluso
pollos, palomas y patos a fin de obtener el favor de la diosa. Se les corta la cabeza
o son degollados, y se permite que la sangre fluya hacia la deidad. Cuando fluye
una generosa cantidad de sangre, los hombres arrastran a los animales muertos por
el suelo del templo al aire libre sin techo hasta un matadero cercano. El sumidero
de azulejos blanco lavable y el suelo del santuario quedan desbordados con la
sangre de los sacrificios. En Kalighat en Bengala, se sacrifican cabras a Kali todos
los martes y durante el festival de Divali.
Hace doscientos años, los sacrificios humanos eran comunes en ambos
santuarios hasta que se aprobaron leyes para poner fin a la práctica, pero la creen-
cia de que se puede obtener el favor de Kali a través del sacrificio de sangre sigue
siendo popular incluso en la actualidad. Ocasionalmente, uno oye algo sobre sa-
crificios humanos que son realizados de manera clandestina por personas que con-
tratan los servicios de criminales para que secuestren a sus víctimas. Lo más fre-
cuente es que la gente realice sacrificios simbólicos utilizando vegetales y efigies
de arcilla en lugar de animales o humanos reales.
La bestia sacrificial siempre es macho, nunca hembra. Las cabezas que
constituyen la guirnalda de Kali siempre son de hombres. Esto es así porque es a

46
través de la forma femenina que se crea la vida y matar una sería equivalente a
bloquear el ciclo de la vida, algo inaceptable en el culto de la Devi.
Los Upanishads declaran que el universo se compone de los que comen y
de lo que es comido. La Devi como la Gauri o Tripura Sundari o Mangala o Bi-
mala dadora de vida es ‘eso que se come.’ Así pues, la Devi encarna la totalidad
de la existencia.

Limones, chiles y neem


Aquellos que evitan el sacrificio de sangre ofrecen a Kali limones ácidos, chiles
picantes y neem amargo. Tradicionalmente, la comida dulce es considerada auspi-
ciosa y es ofrecida a las deidades. Kali, en su estilo adverso, rechaza todas las
cosas convencionalmente consideradas como auspiciosas y busca lo no auspicio-
so, incluso en la comida. Los limones, chiles y neem son un recordatorio del rol
vital que juegan en nuestras vidas aquellos aspectos del cosmos que generalmente
son vistos con miedo, desdén o suspicacia.

Alcohol y drogas alucinógenas


En las escrituras védicas, el consumo de alcohol, de drogas alucinógenas tales
como el Cannabis Indica y cierta variedad de hongos es condenado ya que ame-
nazan la estabilidad social. Sirven como componentes integrales del culto a Kali
en particular y de los ritos tántricos en general. Conducen la mente al subcons-
ciente donde yacen todos los deseos y emociones escondidos y reprimidos. Uno
enfrenta visiones sin las restricciones de los grilletes de la biología e ideología.
Todo lo que la sociedad considera inapropiado y no auspicioso es explorado y
experimentado. De esta manera se realiza lo divino cuando la verdad en su totali-
dad es aceptada sin prejuicios.

Cadáveres
Los cadáveres son considerados no auspiciosos y contaminantes, por lo tanto, son
importantes en el culto de Kali. El uso ritual de cadáveres está reservado solo para
sadhakas tántrico muy evolucionados que han logrado altos niveles de consciencia
y son por lo tanto capaces de participar en el ritual sin sentir una excitación mor-
bosa. El ritual normalmente tiene lugar una medianoche de luna nueva que caiga
en martes. Se elige un cadáver reciente, preferiblemente uno que haya muerto en
una batalla o uno que pertenezca a la casta de los guerreros, sacerdotes o comer-
47
ciantes. En épocas anteriores, los aspirantes a menudo esperaban río abajo para
recoger los cuerpos que eran echados al río. Para proteger los cuerpos de los seres
queridos, los familiares por lo tanto preferían cremar los cuerpos. El cadáver es
colocado cara abajo y se utiliza su espalda como altar para invocar a Kali. A ve-
ces, la ingesta de carne de cadáveres es practicada por los Aghoras, ascetas de los
crematorios, que han roto todos los lazos con la sociedad y sus convencionalis-
mos. Al tratar el cadáver como un objeto sagrado, el practicante tántrico se ve
forzado a reexaminar sus estándares de lo que es auspicioso y lo que no.

Ritos sexuales
Según el Brihad Nila Tantra, el acto sexual es un componente esencial del ritual
destinado a invocar a Kali y obtener poderes de ella. Así es como una escritura
describe un aspecto del ritual, mientras aclara repetidamente que el ritual es pode-
roso y que la información debe ser mantenida en secreto:

Ten una joven y hermosa muchacha adornada con diversas joyas. Después
de peinar su cabello, dale tambula para masticar y dibuja dos Hrims sobre
sus pechos, Aim sobre o cerca de su boca y dibuja dos Klims a ambos lados
de sus genitales. Atráela hacia ti por su pelo, acaríciale los pechos y luego
únete. Oh la de pura sonrisa. Recita el mantra 1000 veces, Oh la de dulce
cara. Querida, uno se realiza practicando el rito durante una semana.
Mahesani, recita el mantra no de la manera descrita en los libros, sino co-
mo está escrito en su yoni. Esto traerá mantra siddhi, no hay duda de ello.
Así pues, Devi, la cosa secreta que otorga todos los deseos te ha sido decla-
rada. Uno no debe revelarlo, uno nunca debe revelarlo, Mahesani. Oh Na-
ganandini, a riesgo de tu vida, nunca lo reveles. Es el dador de todos los
siddhis. No puedo hablar de la magnificencia de este mantra. Si tuviera
diez millones de bocas y diez millones de lenguas, aún no podría hablar de
ello, Oh Paramesvari.

El acto sexual generalmente se realiza de forma ilícita fuera del matrimo-


nio con los miembros de castas inferiores, y si se realiza dentro de la casta, enton-
ces con miembros de la propia familia. Por lo tanto, todas las reglas y tabús son
violados en la búsqueda para obtener la bendición de Kali.

48
El origen

P
ara entender el surgimiento de Kali como un importante miembro del pan-
teón hindú, uno ha de apreciar como evoluciono y se transformó el hin-
duismo a lo largo de 4000 años. En su primera fase, conocido como el pe-
riodo védico, el énfasis del hinduismo estaba en la ceremonia sacrificial conocida
como yagna en la cual los sacerdotes pretendían invocar a los seres celestiales y
controlar el funcionamiento del mundo. Más tarde, con el surgimiento del sistema
de creencias heterodoxo tales como el budismo en el siglo quinto a.C. que desa-
fiaban el ritualismo, la religión hindú se volvió más especulativa y monástica.
Entonces, desde el siglo quinto hasta el quince d.C., el hinduismo se hizo cada vez
más teísta: un Dios personal pasó a primer plano, en forma de canciones e histo-
rias, consagrado en los templos, invocado y adorado a través de la puja ritual. Este
proceso fue impulsado por la apropiación brahmánica y la acomodación de deida-
des, creencias y prácticas no védicas y probablemente tántricas, que se extendie-
ron entre las masas que, durante siglos, se habían sentido desairados por los ritua-
les védicos y el elitismo intelectual. Es desde este espacio no védico que la diosa
ahora conocida como Kali con toda probabilidad entró en el panteón hindú junto
con muchos otros dioses y diosas. Pero mientras algunas deidades como Krishna,
Shiva y Durga, pudieron llegar hasta el centro del escenario del hinduismo con-
vencional, Kali siempre permaneció en la periferia de la cultura hindú, su forma
desafiaba incluso al más complaciente de los devotos.
El nombre Kali aparece por primera vez en el Mundaka Upanishad escrito
en algún momento alrededor del siglo V a.C. Ahí Kali es una de las siete lenguas
de Agni, el dios del fuego. Pero no es hasta mil años más tarde y después de una
breve mención en el Mahabharata, que Kali surge con prominencia en el Devi
Mahatmya, también conocido como Chandi Pata, datado alrededor del siglo sexto
d.C. Con la compilación de crónicas conocidas como los Puranas y los Tántras
desde el siglo V hasta el XV, se relataron los cuentos de Kali y sus invocaciones
fueron registradas con mayor frecuencia. La representación iconográfica estándar,
por la que Kali es conocida en la actualidad en la mayoría de los hogares, surgió
solo en el siglo diecisiete cuando se convirtió en el centro de un popular movi-
miento devocional basado en la diosa en Bengala. Antes de eso, la única represen-
tación de Kali era como Chamunda, demacrada, fea y terrible.

49
Miedo y desconfianza védica
Todos los hindúes aceptan que los Vedas forman el fundamento del hinduismo.
Hay un conjunto de escrituras que incluyen compilaciones de himnos conocidos
como los Samhitas, manuales rituales conocidos como Brahmanas, especulacio-
nes ascéticas conocidas como Aranyakas, y discursos metafísicos conocidos como
los Upanishads. Estos fueron compilados entre el 2000 a.C. y el 500 d.C. por tri-
bus indoeuropeas ganaderas llamadas Arios, que dominaron el subcontinente in-
dio alrededor de esta época.
No se hace mención de Kali en el Rig Samhita, que alcanza su forma final
alrededor del 1500 a.C. El foco esta sobre las deidades masculinas tales como
Indra, Agni y Soma. Las diosas son mencionadas ocasionalmente y generalmente
juegan un papel menor. La mayoría de las diosas védicas tales como la diosa del
amanecer Usha, la diosa tierra Prithivi, la diosa del discurso Vach, y la diosa ma-
dre Aditi, son benignas. Pero hay una llamada Nirriti (que significa ‘decadencia’)
que estaba asociada con la destrucción y la muerte. Los himnos le piden a esta
diosa que se mantenga alejada. Es descrita con la tez oscura, llevando ropas oscu-
ras y residiendo en el sur. Muchos estudiosos son de la opinión que Nirriti es la
Kali védica.
El Jaiminya Brahmana datado alrededor del siglo octavo a.C. cuenta la
historia de Dirgha-jihvi, una ogresa, que como Kali tiene una larga lengua y un
apetito sexual insaciable.

Dirgha-jihvi o ‘la de larga lengua’ acostumbraba a lamer la bebida divina,


el soma, producida durante el yagna, que era muy apreciada por los dioses.
Exasperado por sus acciones, Indra, rey de los dioses, quería atraparla, pe-
ro no podía alcanzarla. Así que dijo, ‘Que nadie realice ningún sacrificio,
porque Dirgha-jihvi lamerá el soma producido. Ahora bien, Sumitra, el hi-
jo de Kutsa, era bien parecido. Indra le dijo, ‘Ve y seduce a Dirgha-jihvi.’
Cuando Sumitra se aproximó a ella, esta dijo, ‘Tú tienes un órgano sexual,
pero yo tengo muchos, uno en cada extremidad. Esto no va a funcionar.’
Sumitra regresó e informó a Indra de su fracaso. ‘Te crearé órganos sexua-
les en cada extremidad,’ dijo Indra. Equipado con estos, Sumitra volvió
con ella. Esta vez le dio la bienvenida con los brazos abiertos. Yacieron
juntos. Una vez que él se salió con la suya, permaneció firmemente adheri-

50
do a ella. Encontrando a la ogresa clavada al suelo, Indra la golpeo con su
rayo.

El miedo a Nirriti y la demonización de Dirgha-jihvi han llevado a especu-


laciones de que estos himnos expresan la incomodidad de los arios patriarcales
cada vez que se encontraban con diosas como Kali adoradas por las comunidades
agrícolas no arias y que probablemente eran matriarcales.
Un siglo o dos después del Jaiminya Brahmana, los sacerdotes védicos
elaboraron el Mundaka Upanishad, donde Kali es el nombre de una de las siete
lenguas trepidantes del dios del fuego Agni, cuyas llamas devoran las oblaciones
sacrificiales y las transmiten a los dioses. El verso caracteriza las siete lenguas de
Agni como negras, terroríficas, rápidas como el pensamiento, intensamente rojas,
del color de humo, brillantes y radiantes. Significativamente, los primeros dos
adjetivos, Kali (‘negra’) y Karali (‘terrorífica’), son recurrentes en textos posterio-
res para describir el horroroso aspecto de la diosa. Karali a demás significa ‘tener
la boca abierta y los dientes sobresalientes.’
Entre el siglo tercero a.C. y el tercero d.C., uno encuentra claras evidencias
de la apropiación de deidades, creencias y practicas no védicas. Kali aparece
inequívocamente por primera vez como una diosa en el Kathaka Grihyasutra, un
texto ritual que la nombra en la lista de deidades védicas a ser invocadas con
ofrendas de perfume durante la ceremonia del matrimonio. Desafortunadamente,
el texto no revela nada más sobre ella. En el Mahabharata y en el Ramayana que
fueron compuestos alrededor de esa época, se les da más carácter a las diosas,
incluyendo a Kali; normalmente son independientes y (consecuentemente) indó-
mitas, apareciendo como manifestaciones de la furia divina y encarnación de las
fuerzas de destrucción. En el Mahabharata, por ejemplo, el baño de sangre noc-
turno de Ashvatthama al final del decimo octavo día de guerra, cuando los inocen-
tes niños de los Pandavas son asesinados de manera cobarde mientras dormían, es
visto como una obra de ‘la Kali de boca y ojos ensangrentados, embadurnada con
sangre y adornada con guirnaldas, su vestimenta enrojecida, sujetando un lazo en
la mano, atando a hombres, caballos y elefantes con sus terribles trampas de
muerte.’

51
No védico y pre-ario
A pesar de la importancia dada a los Vedas en el hinduismo moderno, los estudio-
sos tienen claro que las practicas hindúes tales como la adoración de plantas, ani-
males, minerales e ídolos tienen sus raíces en épocas no védicas, y probablemente
son pre-arias, Desafortunadamente, hasta que se descifre la escritura de la civili-
zación del valle del Indo o se haga algún otro descubrimiento epigráfico, no habrá
evidencias, solo especulación sobre la extensión y naturaleza de este medio pre-
védico que se dejo dominar por la ideología védica sin perder su control en la
imaginación espiritual del hombre común.
El estudio de la historia temprana de la India es un campo muy polémico.
Gran parte del pasado está irremediablemente perdido, y el intento por integrar los
fragmentos supervivientes están a menudo coloreados por sentimientos naciona-
listas, orgullo étnico, creencias religiosas, un persistente resentimiento hacia el
colonialismo y el legado de los estudiosos europeos piñoneros que inyectaron su
propios prejuicios y visión de la historia judeocristianos en un área al que clara-
mente no pertenecían. Hoy día, abundan teorías extremadamente conflictivas, e
incluso las mejores no carecen de anomalías graves. Por consiguiente, en la actua-
lidad simplemente no hay forma de dar sentido a todos los datos que tenemos a
mano. No obstante, podemos decir con seguridad que la religión india, durante
toda su larga historia, siempre ha estado compuesta de dos hebras entrelazadas, la
védica y la tántrica, con la última incluyendo todo lo que no es védico.
Para muchos, la gran civilización del valle del indo que se extiende desde
las costas occidentales del rio Indo hasta las orillas orientales del Ganges era el
corazón de la ideología tántrica, enraizada en el culto a la diosa, la fertilidad, la
magia y el chamanismo. Esta civilización urbana alcanzo su cenit alrededor del
2500 a.C. y disminuyo en importancia alrededor del 1500 a.C., casi al mismo
tiempo que la ideología védica llego a dominar la región. Esto ha llevado a mu-
chos investigadores a la muy polémica conclusión de que los arios probablemente
invadieron y tal vez asimilaron la civilización del valle del Indo.
Recientes investigaciones sugieren que fue un cambio climático y no una
invasión o una inmigración incontrolada el responsable del colapso de la civiliza-
ción del valle del Indo. Dado que los himnos en los Vedas hacen referencia a un
poderoso río Sarasvati que se secó, forzando a los arios a trasladarse al este hacia
el Ganga, muchos investigadores creen que la civilización del valle del Indo era
con toda probabilidad la civilización del Sarasvati. Plantean que, como la mayoría

52
de los centros urbanos, las ciudades de los valles Indo-Sarasvati acomodaron va-
rios sistemas de creencias desde la patriarcal de los Vedas hasta la matriarcal del
Tántra. Señalan a la ciudad de Kalibangan donde los arqueólogos han descubierto
lo que parece ser una serie de siete altares de fuego védicos, mientras que años de
excavación en el mismo sitio han aportado dos estatuillas de diosas. Por el contra-
rio, las ciudades contemporáneas de Mohenjodaro y Harappa fueron centros de un
próspero culto a la diosa, certificado por la recuperación de entre las ruinas de
miles de estatuillas de diosas.
Los sitios arqueológicos de los valles de Zhob y Kulli, en las colinas de
Baluchistán, han revelado culturas campesinas que precedieron a la civilización
del valle del Indo. Estas aldeas aisladas produjeron estatuillas femeninas de arcilla
cocida. La mayoría de interpretes creen que estos ídolos tienen un propósito ritual
y eran con toda probabilidad diosas de la fertilidad. Que las características de es-
tas figurillas bordeen lo grotesco ha llevado a muchos a concluir que estas diosas
estaban destinadas a inspirar horror y pueden haber servido más tarde como proto-
tipo de imágenes de diosas temibles como Kali.
El Matsya Purana sugiere que Kali se originó como una diosa indígena
tribal en una de las regiones montañosas inaccesibles de la India, El monte Kalan-
jara al norte de la India central, y al este de la llanura aluvial del valle del Indo.
Pero debido a la fecha de la composición del Purana, esta evidencia relativa al
lugar de origen de Kali no puede ser tomada como una particularmente fiable.
La evidencia documental más antigua de la adoración de diosas indómitas
e independientes fuera del redil védico procede de la literatura Tamil Sangam fe-
chada en el siglo tercero a.C. a el tercero d.C. Ahí se menciona a Korravai, una
diosa de la guerra y la victoria similar a Kali, a quien le eran sacrificado búfalos y
a cuyos guerreros del bosque, los Marvars, se les exhortaba a realizar suicidio
ritual.

Raíces tántricas
No está claro si las practicas tántricas fueron un rechazo reaccionario de los valo-
res védicos, o si los tabús védicos evolucionaron solo para mantenerse alejados de
la contaminación tántrica. Pero durante el tiempo que la religión tántrica y védica
coexistieron en suelo indio, se influenciaron mutuamente. Los primeros himnos
védicos, datan del 2000 a.C., están teñidos con elementos tántricos, y en el cora-
zón de las escrituras tántricas, fechadas no antes del 600 d.C., yace la sublime

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filosofía metafísica de los Upanishads, que constituyen la culminación del pen-
samiento védico. Sea como sea, hay claros rasgos distintivos entre los dos afluen-
tes del pensamiento hindú. Los Tántras no ven el mundo como maya o una ilu-
sión, como asegura la metafísica védica, sino como la fuente del poder, Shakti. En
el esquema tántrico de las cosas, no es la casta o el genero lo que determina la
accesibilidad a la sabiduría espiritual como en el mundo védico, sino los méritos
de uno a ojos del gurú. Las formas femeninas encarnan el encantamiento y la ten-
tación en la mitología védica, pero en las narrativas tántricas toman la forma de
poderosas deidades intencionales que están al tanto de los misterios de la vida y
que necesitan ser apaciguadas o forzadas para que revelen sus secretos. Esta es la
matriz cultural de la que emergió Kali, un mundo de fertilidad, magia, sacrificio,
la deificación de las fuerzas naturales, el control de mente y cuerpo, y elevadas
especulaciones sobre la naturaleza de la realidad.
Los cultos de Kali o sus manifestaciones son evidentes en los antiguos
textos tántricos. Sus adoradores fueron populares entre los ascetas de los cremato-
rios tales como los Aghoras y los alquimistas-hechiceros errantes de la tradición
Nav Nath, que invocaban a Kali y practicaban yoga a fin de adquirir los ocho
siddhis o poderes ocultos que les permitiría cambiar de forma o tamaño, desafiar
las leyes del espacio y el tiempo, y realizar hazañas milagrosas.
En el Jayadhratayamala, Kali es identificada con estados de consciencia.
El Nigama-kalpataru y el Picchila Tantra declaran que de todos los mantras el de
Kali es el más grandioso. El Yogini Tantra, el Kamakhya Tantra y el Niruttara
Tantra, todos proclaman que Kali es la más grande de todas las formas de la Devi.
En el Nirvana Tantra, se dice que los dioses Brahma, Vishnu y Shiva surgieron de
ella como burbujas del mar, surgiendo y desapareciendo interminablemente, de-
jando su fuente sin cambios. El Kamada Tantra declara inequívocamente que Kali
es sin atributos, ni masculinos ni femeninos, pura, y la realidad suprema impere-
cedera conocida en los Upanishads como el Brahman del cual se manifiesta el
universo y al cual regresa.
Los rituales para invocar a Kali, como se documenta en el Kulachudamani
Tantra, Karpuradistotra y Niruttara Tantra, involucran carne, sangre, cenizas
funerarias, calaveras, alcohol, alucinógenos, cadáveres y sexo, todo lo que era
considerado no auspicioso y contaminante para el orden brahmánico. Estos ritua-
les eran un secreto bien guardado, restringido a aquellos iniciados del orden tán-
trico. Para el resto, Kali parecía una diosa distante que estaba muy alejada de los
valores sociales convencionales y dispuesta a otorgar poder a cualquiera, incluso a
54
aquellos con estándares cuestionables de moral y ética, que satisficieran su ansia
de sangre. Este miedo y suspicacia hacia Kali expresado en la literatura popular y
en los textos seculares del periodo medieval, que han sido menos que comprensi-
vos con la diosa, a menudo describen un espeluznante y horrífico retrato de Kali,
exigiendo y demandando sacrificios humanos. Por ejemplo, en la obra de Bhava-
bhuti ‘Matali Madhava,’ escrita en el siglo octavo, la heroína es abducida por
alguien que pretende sacrificarla en el altar de Chamunda a fin de obtener poderes
ocultos.

Surgimiento del teísmo


Después del auge y caída del budismo en la India, el hinduismo sufrió un cambio
radical. El viejo orden védico se colapsó y la nueva forma de espiritualidad vino a
dominar la tierra, una que involucraba la adoración de un dios personal. Tres dei-
dades competían por la supremacía del nuevo orden: Shiva, Vishnu y Mahadevi.
Sus seguidores eran conocidos como Shaivas, Vaishnavas y Shaktas respectiva-
mente. Sus narrativas y rituales fueron registrados en crónicas conocidas como los
Puranas. Uno de esos Puranas, el Markandeya, contiene el texto fundacional de
todos los cultos hindúes de la Devi subsecuentes. Este libro dentro de un libro es
conocido como el Devimahatmya, el Sri Durga Saptashati, o el Chandi Patha,
que describe el triunfo de la Devi como Durga sobre demonios tales como Mahis-
ha, Madhu y Kaitabha y Shumbha y Nishumbha.
Los siete capítulos del Devimahatmya describen a Kali brotando de la
frente fruncida de la diosa Durga a fin de matar a los demonios Chanda y Munda,
y a los generales Shumbha y Nishumbha. Aquí, la horrenda forma de Kali tiene la
piel negra, tan colgante y demacrada que apenas oculta sus angulosos huesos. Bri-
llantes colmillos blancos sobresalen de su boca abierta y manchada de sangre,
enmarcando su lengua colgante y roja. Unos ojos hundidos y enrojecidos miran
desde una cara negra. Esta vestida con la piel de un tigre y lleva un Khatvanga, un
cráneo coronando un báculo tradicional asociado con los chamanes y magos triba-
les, uno que sugiere el origen de Kali de entre el feroz pueblo aborigen. En la ba-
talla subsiguiente, se colca mucha atención sobre su boca abierta y dientes rechi-
nantes, con los que devora las hordas de demonios. En un punto, Munda le arroja
miles de discos, pero entran en su boca ‘como muchos orbes solares desapare-
ciendo en la densidad de una nube.’ El capítulo octavo del Devimahatmya descri-
be un retrato incluso más horrible. Habiendo asesinado a Chanda y Munda, Kali

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es ahora llamada Chamunda, y se enfrenta con un adversario infinitamente más
poderoso, el demonio Rakta-bija. Cuando una gota de su sangre caía a tierra, bro-
taba un demonio idéntico. Cuando el terror absoluto se apoderó de los dioses,
Durga simplemente se rio y le dio instrucciones a Kali para que se bebiera las go-
tas de sangre. Mientras Durga ataca a Rakta-bija para que su sangre corra copio-
samente, Kali la lamía ávidamente. Los demonios que nacen del flujo perecen
entre sus dientes rechinantes hasta que Rakta-bija cae drenado y sin vida al suelo.
Puranas posteriores tales como el Shiva, Linga, Vamana, Matsya, Bhaga-
vat y el Devi Bhagavata contienen narrativas a través de las cuales la posición de
Kali dentro del doblez ortodoxo en relación con otras deidades, tanto masculinas
como femeninas, está claramente establecida. En la mayoría de los lugares, es
vista como una forma indómita de Uma-Parvati, la consorte de Shiva y madre de
Ganesha y Kartikeya, que necesita ser amansada por el bien de la estabilidad cós-
mica.
Interesantemente, en Bengala donde los movimientos devocionales de la
fuente principal inspirados por Chaintaya a menudo se cruzan con las creencias y
costumbres tántricas populares, Kali viene a ser identificada con otro dios oscuro,
el pastor Krishna, quizás por un espíritu de sincretismo. Esta tendencia alcanza su
punto máximo en el Tantraraja Tantra, donde se dice que teniendo ya hechizado
el mundo de los hombres, la Devi toma una forma masculina como Krishna y pro-
cede a hechizar el de las mujeres. El Kalivilasa Tantra, una obra bengalí, declara
que Krishna nació como hijo de la dorada Gauri y se volvió negro cuando se exci-
to por pasión. En el Todala Tantra, cada una de las diez Maha-Vidyas, formas de
la Devi suprema, tienen su propia contraparte masculina y aquí se dice que Krish-
na es el esposo de Kali.
A pesar de esto, Kali continuó siendo tratada con ambivalencia por las
tradiciones Brahmánicas ortodoxas, debido a su asociación con los crematorios,
las castas y tribus de intocables, y su afición por la carne, la sangre y el alcohol.

Dentro de lo convencional
La adoración de Kali en la religión convencional tenía poco que ver con su men-
ción en los textos tántricos o las escrituras puránicas, y más con su identificación
con el culto a las diosas de pueblo tales como Bhagavati de Kerala, Yellamma de
Karnataka, Kalu Bai de Maharashtra, Tara de Bengala, Bhadra-Kali de Andhra,
Kalika Mata de Gujarat y Rajastan, y Mari Amman de Tamil Nadu. Es la feroz

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guardiana de las fronteras, el lado oscuro de gama-devi que amenaza con enfer-
medades y desastres a menos que se la apacigüe con sacrificios de sangre, la auto
mutilación, el colgarse de ganchos, caminar sobre el fuego y la ofrenda de galas
nupciales.
Cuando Kali se mueve de los ritos esotéricos tántricos a los santuarios de
los hogares, la idea de la diosa que no tiene en cuenta la ética y la moralidad con-
vencional se hizo desagradable. Hubo un esfuerzo consciente para hacerla cultu-
ralmente más sensible y éticamente más responsable. Así, en la siguiente narra-
ción del Adbhuta Ramayana, las tornas cambian, con las bendiciones de Kali, para
el hechicero que intenta sacrificar a Rama.

Rama alza un ejercito de monos y lanza un ataque sobre la isla-reino de


Lanka para rescatar a su esposa Sita que había sido abducida por el rey
demonio Ravana. Temiendo que Rama tuviera éxito en su misión, Ravana
buscó la ayuda de su hijo Mahi-Ravana, un hechicero. Mahi-Ravana abdu-
ció a Rama y lo llevo a su reino subterráneo con la intención de sacrificarlo
a la diosa Kali. El lugarteniente mono de Rama, Hanuman, siguió a Mahi-
Ravana hasta el templo de Kali, donde se enteró que la diosa no deseaba la
sangre de Rama. Con su ayuda, Hanuman ideó un plan para burlarse de
Mahi-Ravana. Cuando llego la hora del sacrificio, Rama se negó a colocar
su cabeza en el altar, como le había aconsejado Hanuman. ‘Soy un prínci-
pe. Nunca he inclinado mi cabeza. Muéstrame cómo hacerlo,’ dijo Rama.
Mahi-Ravana se vio obligado a demostrárselo. Bajando su cabeza sobre el
altar. Apenas si el cuello de Mahi-Ravana había tocado el altar cuando Ha-
numan apresuradamente se adelantó y corto la cabeza del hechicero. Kali
se bebió la sangre del hechicero y bendijo a Rama y Hanuman. Desde ese
día, Hanuman se convirtió en el guardián de los templos de Kali.

En el siglo diecisiete, la caracterización de Kali experimentó un cambio


radical en Bengala. En lugar de ser visualizada como una bruja esquelética sedien-
ta de sangre, llegó a ser vista como una belleza voluptuosa. Se impulsaron altos
significados espirituales donde su imagen fuese perturbadora. Esta pérdida de fie-
reza tuvo sus raíces en un movimiento devocional popularizado por el tántrico
Krishnanda Agamavagisha, que en su Tantrasara describe por primera vez entre
otras cosas, lo que ahora es la forma estándar de Dakshina-Kali.

57
Los devotos empezaron a visualizar a Kali como una ‘madre cariñosa,’
gracias a las canciones del místico Ramprasad Sen (1718-75) que tuvo visiones de
Ella. La leyenda dice que Ramprasad había conseguido un trabajo como contable
con un asesor. Sin embargo, escribía el nombre de Tara, el nombre por el que se
dirigía a Kali, en todos los libros de contabilidad. El empleador se percató de esto
y reconoció a un santo en formación. Ramprasad solía vadear el rio Ganga y can-
tar canciones en honor de la madre divina. Los barcos que bajaban por el Ganga
se paraban para escuchar sus canciones, las personas que iban a morir a orillas del
río le pedían a Ramprasad que cantara para ellos. Pronto se convirtió en el favori-
to del rey. Sus canciones tuvieron un profundo impacto en la cultura local. El san-
to del siglo diecinueve, Ramakrishna, gurú de Svami Vivekananda, a menudo
citaba las canciones durante sus discursos.

¡Oh Madre! Tienes la gran disolución en tus manos;


Shiva yace a tus pies, absorto de dicha.
Te ríes en alto, sembrando el terror
Arroyos de sangre fluyen de tus extremidades.
Oh Tara, hacedora del bien, el bien de todos, dadora de seguridad,
Oh Madre, concédeme seguridad.
¡Oh Madre Kali! Tómame en tus brazos
¡Oh Madre Kali! Tómame en tus brazos
¡Oh Madre! Ven ahora como Tara con cara sonriente y vestida de blanco;
Como el amanecer desciende en la densa oscuridad de la noche.
¡Oh Madre! ¡Terrorífica Kali! Te he adorado en soledad durante mucho
tiempo.
Mi adoración ha finalizado; ahora, ¡Oh Madre!, baja tu espada.

Fue a través de las imágenes y canciones de este movimiento devocional


bengalí y la influencia que tuvo en los intelectuales bengalíes que interactuaron
con occidente, tales como Svami Vivekananda y Shri Aurobindo, que Kali se hizo
conocida por todo el mundo. Sir John Woodroffe (1865-1936) también hizo una
gran contribución para entender a Kali, que, a pesar de servir como Juez del Tri-
bunal Supremo en Calcuta durante la ocupación del Imperio Británico, encontró
tiempo para traducir textos tántricos poco conocidos y comentarlos sin la tipica
condescendencia europea bajo el seudónimo de Arthur Avalon.

58
La metamorfosis

L
a forma poco convencional de Kali la ha convertido en la figura central de
muchos discursos políticos estratégicos. El más popular de estos fue la pro-
paganda de la Compañía Británica de las Indias Orientales en el siglo die-
cinueve que la hizo la patrona de unos asaltantes de caminos conocidos como los
Thugs. Casi al mismo tiempo, los intelectuales bengalíes cansados de pedir dis-
culpas y defender las prácticas hindúes incluyendo los macabros ritos asociados
con el Tántra y vinculados a Kali, transformaron a la diosa en Bharat Mata, un
poderos símbolo de la patria oprimida que buscaba la liberación del yugo extran-
jero. En el siglo veinte, el rechazo de Kali a los valores patriarcales la convirtió en
un poderoso símbolo dentro del movimiento feminista. También atrapó la aten-
ción de los escritores de la Nueva Era que buscaban deshacerse del legado judeo-
cristiano-islámico de occidente, y reclamaban el culto a la Devi. La ambivalencia
de Kali ha inspirado la mente creativa y llevado a su incorporación en muchas
obras de ficción, aunque no siempre bajo una luz favorecedora.

La Devi de los Thugs


Entre las ciudades de Allahabad y Benarés, donde la cordillera de Vindhya toca la
orilla sur del sagrado Ganga, en la ciudad conocida como Vindhyachal está el
complejo del templo dedicado a la diosa Vindyavanisi, una forma de Durga. No
lejos de este santuario está el templo de Kalikhoh, que se cree que es el santuario
central de los Thugs que se hicieron infames gracias a los escritos de muchos ofi-
ciales de la Compañía Británica de las Indias Orientales.
Los oficiales escribieron que los Thugs tenían unas respetables vidas so-
ciales, normalmente como artesanos. Pero durante algunas semanas al año se de-
dicaban al sacrificio que era su acto de culto. Operaban lejos del hogar para evitar
ser reconocidos, bandas de entre diez y cincuenta Thugs atraían a las victimas
hacia su muerte a través del engaño. Se unían a los comerciantes y peregrinos, y
los acompañaban hasta que surgía la ocasión de asesinarlos. Cuando llegaba el
momento, el asesino se acercaba a la victima por detrás y la estrangulaba con un
rumal o pañuelo, al mismo tiempo que susurraba a Kali para que observara. La
siguiente historia fue contada para explicar esta bizarra práctica:

59
Cuando Kali se enfrentó al demonio Rakta-bija que podía reproducir clo-
nes de sí mismo de cada gota de su sangre, ella creo de su sudor dos fero-
ces guerreros, Kala Bhairava y Gora Bhairava. Kali le dio un rumal a cada
uno con la instrucción de estrangular a los clones de Rakta-bija para que la
sangre no se derramara por el suelo. Los Thugs eran descendientes de los
dos Bhairavas, que estrangulaban a sus victimas para demostrar su devo-
ción a la deidad de la familia.

Algunos viajeros se salvaban del ataque. Las mujeres, por ejemplo, solían
ser perdonadas en deferencia al genero de Kali. También los ermitaños y artesa-
nos. Los leprosos e incapacitados quedaban exentos ya que los Thugs temían con-
taminarse. Al no querer arriesgarse a represalias de los gobernantes coloniales, los
asesinos nunca molestaban a ningún europeo. La mayoría de victimas preferidas
eran hombres de las castas superiores, ya fueran brahmanes, baniyas (comercian-
tes), o rajputs (guerreros).
En 1826, el coronel Willian Sleeman, administrador civil de Jubbulpore
(Jabalpur) un distrito de la India central empezó a erradicar a los Thugs. Acudió a
los Thugs capturados para aumentar su información sobre la hermandad secreta,
que rompieron su código de silencio a cambio de ofertas de clemencia. Bandas
enteras fueron acorraladas y sometidas a duros castigos. Hacia 1840, alrededor de
3500 Thugs fueron enjuiciados y 500 fueron colgados. Hacia 1858, a excepción
de brotes aislados, el reinado de terror de los Thugs toco a su fin. (Algunos de los
Thugs reformados se volvieron expertos tejedores de alfombras, tan hábiles eran
que una de sus alfombras fue enviada a la reina Victoria para el Castillo de Wind-
sor.)
Aunque la historia de este extraño culto de ladrones ha capturado la imagi-
nación de las personas por todo el mundo, inspirando muchas novelas y películas,
investigaciones recientes de eruditos tales como Stewart N. Gordon han demos-
trado convincentemente que los Thugs no eran ni una orden religiosa ni ningún
tipo de grupo homogéneo y organizado. Los etiquetados como Thugs eran de he-
cho, grupos de soldados merodeadores, tanto hindúes como musulmanes, de di-
versas regiones que robaban y asesinaban no por una compulsión religiosa sino
por motivos económicos y políticos. Sus líderes les ordenaban extorsionar el dine-
ro necesario para comprar armas y pagar a mercenarios para que lucharan contra
los británicos. Muchos de estos soldados adoraban a Kali, no porque ‘les diera
poder por calmar su sed de sangre,’ sino simplemente porque era la patrona tradi-
60
cional de las órdenes marciales de la región. Dado que sus actividades dañaban las
ambiciones políticas y económicas de la Compañía Británica de las Indias Orien-
tales, fueron estigmatizados estratégica, sistemática y exitosamente mediante pro-
paganda escrita aprovechando los sentimientos ambivalentes de las masas hacia
Kali. Los británicos entonces se dedicaron a exterminar estas bandas de ladrones
en la década de 1830. Durante este periodo, cualquier asociado con los templos de
Vindhyachal, especialmente el de Kalikhoh, eran sospechosos, particularmente si
pertenecía a la casta de los guerreros. Como resultado, el templo de Kali quedo en
un estado ruinoso. Incluso hoy, los lugareños hacen grandes esfuerzos para diso-
ciar el santuario de los Thugs y sus ritos ‘bizarros.’ Tanto es así que la gente niega
las raíces tántricas de Kali y de Vindhyavasini, y prefieren verla como una diosa
suave, védica y vegetariana.

Madre demoniaca
Mientras que la historia de los Thugs y su asociación con Kali puede haber sido
una narrativa estratégica de los británicos colonialistas para generar una opinión
popular contra sus enemigos políticos, se basaron en creencias populares sobre
Kali que la asociaban con los ladrones (como hemos visto en la historia de Bhara-
ta en el Bhagavata Purana) y hechiceros (en la historia de Mahi-Ravana en el
Adbhuta Ramayana). Tal fue el éxito con la narrativa de los Thugs que ha inspira-
do muchas novelas y películas desde el siglo diecinueve, donde Kali juega un rol
central. En el clásico de Julio Verne Vuelta al Mundo en Ochenta Días, nos ente-
ramos de que:

Los viajeros atravesaron este territorio funesto, más allá de Malligaum,


tantas veces ensangrentado por los sectarios de la diosa Kali… En esta re-
gión era donde Feringhea, el jefe de los Thugs, rey de los estranguladores,
ejercía su dominio. Estos asesinos, unidos por un lazo impalpable, estran-
gulaban, en honor a la diosa de la Muerte, sin derramar sangre; y hubo un
tiempo en que no se podía recorrer paraje alguno de aquel terreno sin hallar
algún cadáver. El gobierno inglés ha podido impedir en gran parte esos
asesinatos; pero los Thugs sigue existiendo y todavía andan ejerciendo sus
horribles ritos… Toda esa parte de Bundelkund, que es poco frecuentada
por los viajeros, está habitada por una población fanática, curtida en las
más horribles practicas de la fe hindú.

61
En la película Indiana Jones y el Templo Maldito, segunda de la trilogía de
Indiana Jones, creada por Steven Spielberg y George Lucas, el villano es un Mola
Ram, jefe de los Thugs, esclavista de niños, el ‘chaman’ que sacrificaba humanos
para satisfacer la sed de sangre de Kali y obtener de ella poderes mágicos. Tal
descripción poco halagüeña de Kali también puede ser vista en la seria de la tele-
visión americana ‘The Far Pavilion,’ donde Kali es la deidad patrona del viejo rey
villano y es descrita como ‘la diosa negra de la muerte y bebedora de sangre,’ En
la serie de la televisión británica ‘The Jewel in the Crown,’ cuando una mujer in-
glesa expresa su deseo de ver un templo ‘hindú’ el único templo que el director
desea mostrar, de todos los dioses y diosas del panteón hindú es el de Kali.
Aunque la descripción de Kali en estas novelas no es incorrecta, el enfo-
que está claramente puesto en la parte oscura y demoniaca de la diosa, uno que
tiene la habilidad de conmocionar a los lectores/espectadores y satisfacer su bús-
queda de lo exótico en la India. La consecuencia es que Kali, con su apego al sa-
crificio y su vinculo con lo oculto, se ha convertido a ojos de muchos hindúes en
la equivalente del Diablo. Esto es irónico y desafortunado, ya que el hinduismo no
respalda el concepto del mal tan crítico en el pensamiento judeo-cristiano-
islámico. En la mitología hindú no hay Diablo alguno. En la percepción del mun-
do, las cosas pueden ser socialmente inapropiadas, pero todo es una manifestación
de lo divino. Los sucesos negativos no son explicados como la obra del Diablo
sino como resultado de un mal karma. Las deidades feroces, tales como Kali, con
sus ritos macabros nunca han sido vistas como demonios, solo como los aspectos
oscuros de la divinidad. A ojos de los occidentales, instruidos por el discurso bí-
blico, tales ideas tienen poco sentido. La única forma en que una imagen de una
deidad femenina desnuda que demanda sacrificios de sangre puede tener sentido
es viéndola como repugnante, terrible y maligna, la equivalente india de la Lilith
bíblica, la concubina del diablo y la madre de los demonios.
Cuando los cineastas indios hacen películas de terror basadas en guiones
de Hollywood, a menudo les resulta difícil identificar a un equivalente local del
Diablo y terminan con Kali haciendo ese papel. Los problemas con esta aproxi-
mación son obvios. En la parte inicial de la película, Kali es representada como la
patrona del villano, al que le da poderes mágicos cuando este le ofrece la sangre
de los inocentes. En el acto final de la película, después de escuchar la apasionada
petición del héroe, se vuelve contra el villano y se convierte en la libertadora divi-
na. La ambivalencia hacia Kali es evidente en las películas de Bollywood tales
62
como Karan Arjun y en teleseries como ‘Kya Haadsa, Kya Hakikat,’ Kali sigue
siendo la favorita de los cineastas que intentan asustar a su audiencia. Así en
Sangharsh, una película basada en El Silencio de los Corderos, el asesino en serie
es un travestido, transformado de hombre a mujer, que cree que alcanzará la in-
mortalidad sacrificando niños pequeños a, quien más que a, Kali.

Bharat Mata
La llegada de los sistemas educativos occidentales a la India en el siglo diecinue-
ve forzaron a los indios a aceptar la naturaleza atrasada de muchas creencias y
costumbres tradicionales tales como el matrimonio de niños y el sistema de castas.
Expuestos a la ideología occidental y al cristianismo, muchos intelectuales se
avergonzaron de muchas de las cosas hindúes, incluyendo el culto a las plantas,
animales e ídolos. Esto llevó al Renacimiento hindú en el siglo diecinueve, duran-
te el cual se realizó un esfuerzo concertado para reformar la sociedad india y lim-
piar al hinduismo de prácticas obsoletas.
Una ramificación de este movimiento fue la creencia en la nacionalidad
india. La experiencia se expresó a través de la idea de Bharat Mata, la diosa que
encarna la nación india. Fue la madre de todos los indios y era deber de todos
ellos proteger su honor sin tener en cuenta las dificultades y el sacrificio personal.
La novela Anandamath de Bankin Chandra Chatterjee jugó un papel críti-
co en la popularización de esta idea. En la novela, el héroe Mahendra descubre
que la imagen poco familiar de la diosa Bharat Mata no es diferente de la familiar
Kali. Se le informa que la figura oscura, demacrada, despeinada y desnuda de Kali
indica a una nación que ha sido reducida a la pobreza, la desnudez y el caos por
gobernantes extranjeros. Los brazos cortados que adornan la cintura de Kali como
una guirnalda son los brazos de los devotos que tendrán que ser sacrificados antes
de que la madre pueda ser libre del yugo extranjero.
La Kali de Bankin Chandra Chatterjee no es objeto de culto. Su forma no
tiene significado místico. Simplemente es un símbolo de la condición de la India
bajo el gobierno británico: un lugar de enfermedad, muerte, pobreza y explota-
ción. Esta interpretación de la desnudez de Kali revela la incomodidad de los inte-
lectuales indios del siglo diecinueve con la forma de Kali. Este autor no podía
explicar su desnudez, su sexualidad descarada, su sed de sangre, su asociación con
ladrones y hechiceros ni así mismo ni a los gobernantes británicos del país, o a los
misioneros que ansiaban asociar el culto de Kali con una superstición primitiva, la

63
brujería y los ritos satánicos. Al dar a su forma una interpretación política, los
intelectuales indios no estuvieron más en desventaja. De hecho, les dio el trampo-
lín para desafiar la condición política existente entonces.

La diosa en el feminismo
La idea de una diosa que pisa a una deidad masculina y no asume una forma agra-
dable a ojos masculinos tuvo gran interés para las feministas, tanto en la India
como en occidente. Esto llevó a Kali a convertirse en la diosa patrona de muchas
feministas del siglo veinte.
Kali ha ayudado a muchas escritoras feministas haciendo de modelo que
afirme el cuerpo, la sexualidad, la cólera y la agresión femenina, y que han sido
silenciadas o negadas durante siglos por una sociedad dominada por lo masculino,
aparentemente para asegurar la estabilidad social. Eclipsada durante siglos por las
formas más deseables y benévolas de la Devi tales como Lakshmi y Gauri, se ha
encontrado que Kali es más compatible con la realidad de una tierra saqueada y
una femineidad herida, preparada para devolver el golpe y afirmarse. Las feminis-
tas creen que la realidad de Kali es tan aterradora que los narradores y artistas
masculinos han preferido de manera consciente marginarla o demonizarla a lo
largo de los siglos.
Durante la lucha por la libertad, mientras el hombre veía a la Devi como a
Bharat Mata, una diosa guerrera que los llamaba a tomar las armas en nombre del
país, las mujeres empezaron a visualizarla como Kali que las incitaba a desafiar
las normas patriarcales y defender sus derechos. Eruditos como Sumanta Banerjee
han descubierto canciones populares bengalíes del siglo diecinueve, cantadas por
mujeres que pertenecían a peldaños inferiores del orden socioeconómico, donde el
desafío y protesta se expresa a través de la imaginería de Kali de pie sobre su ma-
rido Shiva.

La libertina ha arrojado al tipo boca arriba sobre su espalda,


Con su pie en el pecho.
Sin palabras, permanece de pie, mirando con rabia.

La investigación de Sanjukta Gupta ha revelado que incluso en la India


medieval, mujeres santas tales como Akka-Mahadevi de Karnataka, Karaikal
Ammaiyar de los tamiles, y Lalla-Ded de Cachemira expresaron su autonomía

64
social y espiritual abandonando sus vestimentas, ornamentos y cosméticos, y de-
jándose el pelo revuelto y suelto, quizás emulando a Kali, la forma indómita de la
Devi.

Reclamando a la diosa
Un estudio de las escrituras hindúes sugiere que la forma hoy descrita como Kali
fue vista como un demonio en la era védica y que, con el paso del tiempo, la cre-
ciente vocalización de las tradiciones populares dentro del marco brahmánico clá-
sico y la creciente respetabilidad de la ideología tántrica fue progresivamente
identificada con la divinidad, convirtiéndose finalmente en una de las manifesta-
ciones de la Devi más favorecidas.
Sin embargo, muchos estudiosos, especialmente escritores feministas oc-
cidentales, rechazan este punto de vista. Creen que la primera forma de lo divino
visualizada por los humanos, incluso antes de que las primeras escrituras fueran
creadas, era femenina. Esta visualización tuvo lugar cuando la civilización huma-
na estaba en su infancia, en la etapa de cazadores y recolectores, antes de que hu-
biera ciudades o comunidades asentadas. La forma femenina de lo divino simboli-
zaba el asombro de la humanidad ante la capacidad de la Naturaleza de dar y qui-
tar la vida. Con el paso del tiempo, se hizo claro que para utilizar los recursos de
la Naturaleza era esencial domesticarla. La diosa tenia que ser amansada. Y para
justificar su domesticación y supresión, tenia que ser demonizada. Las deidades
que amansaron la naturaleza salvaje se convirtieron en los nuevos dioses, todos
eran masculinos. Con esto, la sociedad humana se volvió patriarcal, y fue en esta
fase de la civilización humana cuando surgieron los primeros libros como el Rig
Samhita, donde las deidades femeninas eran marginadas o demonizadas.
Esta visión feminista de la evolución de las religiones está basada en el
hecho de que en la mayoría de las religiones principales hoy día la forma tomada
por Dios (ya sea Yahweh o Bhagavan), por el profeta (ya sea Moisés o Mahoma),
o por el salvador (ya sea Jesús o Bodhisattva) es masculina, aunque en la edad de
piedra y en la de bronce los sitios arqueológicos tienden a revelar más imágenes
de deidades femeninas.
Estudiosos tales como Barbara G. Walker creen que la religión basada en
la Devi y practicada en tiempos prehistóricos era bastante homogénea. Afirma que
las raíces lingüísticas indoeuropeas dan cuenta de muchos nombres similares y las

65
figuras se extendieron por grandes áreas geográficas. En su estimación, Kalma de
Finlandia y Cailleach de Irlanda derivan de la misma raíz sanscrita Kali.
En el libro Dancing in the Flames, Marion Woodman y Elinor Dickson
miran a Kali a través de las lentes de la psicología junguiana y la ven principal-
mente como una trasformadora. Concluyen que la verdadera transformación se
encuentra en la muerte del ego y en la liberación de todos los falsos valores a los
que el ego se aferra por miedo.
La hipótesis feminista ha llevado a la urgente necesidad en lugares del
mundo a reclamar la adoración de la Devi dentro de los sistemas teológicos actua-
les y para revivir el culto a la Devi, largo tiempo olvidado. En un escenario en el
que se respetan todas las religiones y utiliza las practicas de varias, Kali sigue
siendo abrumadoramente autentica, con ciertas facetas de su personalidad que
simplemente enfatizan o desestiman para adaptarse a las circunstancias radical-
mente diferentes de sus nuevos seguidores y entorno. Ella es a la vez la diosa ma-
ternal elogiada por Ramprasad Sen y la feroz devoradora del Devi Mahatmya. Su
amor incondicional promete a sus devotos dignidad y aceptación, sin considerar
su orientación sexual, raza y economía o posición social.

66
La sabiduria

H
ay tres aproximaciones para entender el misterio que es Kali. Una es el
camino del vira o héroe adoptado por el iniciado tantrika. Luego está el
camino del bhakta o el devoto adoptado por el cabeza de familia. Final-
mente, está el camino del gyani o el sabio adoptado por metafísicos e intelectua-
les.

El camino del héroe


Según el Tantra, un héroe es alguien que esta dispuesto a afrontar audazmente los
aspectos más oscuros de la realidad, encarnados en la diosa Kali. El viaje místico
o sadhana del héroe empieza después de probar su valía, cumpliendo todos los
requisitos determinados por el gurú. Entonces es iniciado en la congregación tán-
trica. Después de la ceremonia de iniciación conocida como diksha, el gurú reta
sistemáticamente al estudiante a enfrentar sus miedos y cuestionar sus puntos de
vista sobre la moralidad y la pureza. Se le pedirá que coma lo que nunca se a atre-
vido a comer, a mirar las cosas que nunca se a atrevido a ver, a oír las cosas que
nunca se a atrevido a escuchar, y a hacer las cosas que nunca se ha atrevido a rea-
lizar. Si es vegetariano, se le hace comer carne. Si no es vegetariano se le pide que
coma carne de vaca. Si ha comido carne de vaca, se le pide que coma carne hu-
mana, si ha comido carne humana, se le pide que coma carne podrida. Al héroe se
le pide que beba alcohol y consuma drogas alucinógenas que le obligaran a reve-
lar sus secretos más íntimos y a afrontar sus deseos más secretos. Se le pedirá que
tenga sexo ilícito. Durante todo el tiempo su guía será su gurú y su deidad Kali.
El gurú ayudará al estudiante a cultivar una posición agresiva y valiente
ante Kali. El héroe desafiará a Kali a desvelarle sus secretos más prohibidos. El
héroe procurará apropiarse de las verdades encarnadas en Kali enfrentándose a
ella atrevidamente. Estas verdades, que la vida se alimenta de la muerte, que la
muerte es inevitable, que el tiempo deteriora las cosas, que el sexo es el instinto
más primitivo y creativo en todas las criaturas vivientes, son temibles si se niegan
o reprimen. Los que niegan las verdades primordiales de la vida tienen miedo a
Kali. El héroe que acepta estas verdades se enfrenta a Kali sin miedo.
Esta aproximación heroica es evidente en la narrativa popular de Andhra
Pradesh:

67
Se mantiene tan alta como una palmera. Proyecta doce lanzas de su cabeza
y empala a un elefante con cada lanza. Sobre los elefantes apila doce cadá-
veres. Tiene doce lamparas en cada cadáver. Sujeta armas en sus doce ma-
nos. Con campanillas tintineantes en sus pies y carbones ardientes sobre su
cabeza, llega dando zancadas. Grita como el trueno. Al cielo sube fuego y
chispas de fuego caen a la tierra. Apretando sus dientes ferozmente resopla
por su boca y estallan torbellinos. Los fantasmas la siguen y gritan de ma-
nera estridente. El héroe, Katamaraju, se mantiene firme en su terreno, sin
miedo, ganando su admiración y afecto.

El camino del devoto


La aproximación del devoto a Kali es bastante diferente en tono y temperamento a
la aproximación del héroe. El devoto se aproxima a Kali como un niño que pide
ayuda a su madre. Ella puede ser terrible, incluso hostil, sin embargo, no tiene otra
opción que recurrir a ella por seguridad, calor y apoyo. Esta aproximación devo-
cional se configuró en el siglo dieciocho en Bengala donde Ramprasad Sen, uno
de los lideres de este movimiento, declaró, ‘igual que un niño se aferra a su madre
incluso cuando esta le pega, el devoto de Kali debe rendirse a Kali a pesar de su
apariencia feroz.’
Kali, como objeto de devoción y adoración, continúa siendo la diosa se-
dienta de sangre y desnuda que vaga por los crematorios. Es cualquier cosa menos
maternal. A diferencia de diosas como Mangala-Gauri, Bimala y Lalita, no es ni
hermosa ni fértil. No da vida; toma la vida. No alimenta o nutre; tortura y asesina.
No es ni dócil ni amable; su sexualidad es desenfrenada, su violencia indómita.
Cuando el devoto llama a Kali ‘Madre,’ adopta la actitud de un niño, cuya
naturaleza esencial hacia su madre es la de aceptación, sin importar que horrorosa,
indiferente o temible sea. El devoto, entonces, haciendo la afirmación aparente-
mente improbable de que Kali es su madre, facilita su aproximación y la apropia-
ción de las verdades prohibidas que Kali revela. Al apropiarse de estas verdades,
el devoto, como el héroe, es liberado del miedo a estas verdades que se imponen a
la gente que las niegan o ignoran.
A través de la devoción, el devoto no temerá más a la muerte, la decaden-
cia o la fealdad. No será decepcionado en términos de deseos y placeres munda-
nos. Acepta las cosas como son. Se reconcilia con la realidad que es la vida.
Comprende que los juicios están basados en estándares y que son artificiales. Li-

68
bre de todos los estándares, liberado por la sabiduría, abraza a Kali y disfruta de
su juego.

El camino del sabio


Mientras que el devoto se aproxima a Kali emocionalmente, el sabio lo hace de
manera intelectual. Intenta comprender porque aparece de la manera en que lo
hace. ¿Cuál es el significado detrás de su apariencia terrorífica? La aversión ini-
cial es cuestionada, el temor es analizado. Encuentra que en su forma y en su culto
hay un esfuerzo consciente por abrazar todo aquello de lo que la sociedad conven-
cional se distancia: el sexo desenfrenado y violencia, la falta de control y la cele-
bración de la fealdad y decadencia. Kali invierte todos los estándares culturales,
las cosas malas se vuelven buenas en su culto, lo no auspicioso se vuelve auspi-
cioso. La muerte y la sangre que son consideradas contaminantes, se convierten en
adornos de Kali. La carne y el alcohol de los que las ‘buenas’ personas se mantie-
nen alejadas, son centrales en su culto. Las mujeres decentes pueden cubrir sus
cuerpos, sujetarse el pelo, negar su sexualidad y vivir vidas de abnegación y auto-
disciplina, pero Kali baila desnuda con el pelo suelto, sin importarle las miradas
de desaprobación de los que la rodean. Al comportarse así, Kali fuerza al indivi-
duo a considerar todas las cosas que uno teme, reprime, niega y suprime, cosas
que existen fuera de los códigos morales y éticos creados por el hombre, cosas
que llenan la vida de incertidumbre e inquietud.
El sabio comprende que la cultura es una construcción artificial dentro de
la Naturaleza, creada por el hombre para abandonar la ley de la selva e incluso
que el débil tenga derechos. Dentro de la cultura, no hay supervivencia del más
apto. Cada acto es regulado por deberes y responsabilidades. Se crea una estructu-
ra basada en estándares que distinguen lo bueno de lo malo, lo correcto de lo inco-
rrecto, lo aceptable de lo inaceptable, lo apropiado de lo inapropiado. La cultura
trabaja con ahínco para apropiarse de todo lo que es bueno y aceptable, todo lo
que contribuye a la estabilidad y el orden. La cultura se esfuerza continuamente en
abandonar todo lo que es malo, incorrecto, inaceptable e inapropiado, todo lo que
amenaza el sentido de permanencia y predictibilidad. Con el tiempo, la cultura
invalida todo lo que rechaza. Los estándares empujan todo lo que es indeseable
fuera del umbral, al subconsciente. Kali se encuentra en la frontera de la cultura,
recordando todas las cosas de la Naturaleza que son reprimidas, suprimidas, nega-
das a causa del miedo, las normas y los juicios.

69
Kali es un recordatorio de la fragilidad de la cultura. Es la diosa de la gue-
rra, está representa el colapso de todo lo que la cultura intenta mantener. Es la
diosa de la muerte que representa el fallo de los limites culturales por mantener
fuera las cosas que contaminan y corrompen. Es la diosa que está desnuda, la des-
nudez representa el colapso de la modestia que la cultura intenta con tanto afán
imponer. Kali es la diosa que pisa a su marido, desafiando los valores patriarcales
que forman el fundamento de la mayoría de las sociedades.
Para el sabio, la idea de la Devi tomando sangre cierra el ciclo que se abre
cuando la Devi da leche. Así, la idea de la Kali sedienta de sangre complementa la
imagen de la Gauri dadora de leche, la forma maternal de la Devi. Juntas forman
el ciclo de la vida.
Nada en la naturaleza aparece espontáneamente. Todo es una transforma-
ción de alguna otra cosa. Según el Tantra, la esencia de los minerales es transfor-
mada por las plantas en savia la cual es consumida por los animales y humanos
como alimento. En el cuerpo de los animales y humanos, la savia se transforma en
plasma, carne, hueso, nervios, semen y sangre. Así todas las cosas de la Naturale-
za son formas diferentes de la misma esencia.
Una forma popular de Kali es Dakshina-Kali, lo que significa ‘la Kali que
viene del sur.’ Según el Vastu Shastra, el sur es la dirección de la muerte y el
cambio, por lo tanto, la fuente de incertidumbre, inquietud, inseguridad y miedo.
Frente al sur esta Shiva en la forma de Dakshina-murti, un maestro que se sienta
bajo un baniano, mirando al sur. Como maestro, Shiva es la fuente de la sabiduría;
el baniano es el antiguo símbolo de la permanencia. La sabiduría de Shiva o gyan
calma la mente del sabio para que pueda girarse al sur y transformar a Kali de la
fuente del miedo en la causa de dicha.

70
Conclusion

P
ara la mayoría de personas, lo divino está asociado con la belleza y el amor.
Por lo tanto, se espera que las imágenes de dioses y diosas sean agradables a
la vista y al corazón. Kali, sin embargo, desafía estas expectativas. Ella no
es ni hermosa ni amorosa; es oscura, demacrada y tiene sed de sangre. Su forma
coge a uno por sorpresa, atemorizando al principio y luego confundiéndo. Kali
obliga a reexaminar todas las nociones preconcebidas asociadas con la divinidad.
El examen de la noción de divinidad lleva a la reconsideración del enten-
dimiento que uno tiene del mundo. Porque, en el esquema hindú de las cosas, la
divinidad no se puede distinguir del mundo: el mundo es divino y la divinidad es
el mundo.
En los Puranas y Tántras, las deidades masculinas representan el mundo
espiritual mientras que las deidades femeninas el mundo material. Dios es el espí-
ritu dentro, la Diosa, la sustancia fuera; Dios observa, la Diosa es la observación;
Dios ve, la Diosa es el escenario. La Diosa es el mundo alrededor, que estimula al
Dios a la acción, inundando a Dios con emociones e ideas, hasta que Dios se da
cuenta de sí mismo. Así pues, la comprensión del mundo lleva a la autocompren-
sión lo que lleva a la realización de Dios.
La Devi, la diosa, encarna la naturaleza. La naturaleza es salvaje y libre
hasta que llega la cultura, disciplinándola y domesticándola con leyes, éticas y
valores. El bosque se convierte en campo cuando la cultura decide lo que debe ser
y lo que no. La cultura juzga, haciendo que algunas cosas sean bellas, algunas
ideas buenas y algunas acciones apropiadas. El resto se vuelve feo, malo o
inapropiado. Llega un momento en que los juicios se perciben como naturales. La
sociedad olvida que sus opiniones están basadas en parámetros artificiales. Así, la
sociedad prejuzga la cosmovisión de todos. Incluso la naturaleza, por lo tanto, la
Devi, llega a ser vista a través de los ojos de la cultura.
Esta visión insiste en que la naturaleza es bella y generosa: La serena sabi-
duría que otorga Sarasvati tocando su laúd o la cautivadora riqueza que otorga
Lakshmi con su marmita de oro y grano. La Devi encarnación del mundo es vi-
sualizada como Mangala-Gauri, auspiciosa y maternal. Es adorada como Durga,
feroz protectora de sus hijos. Entonces aparece Kali, abrasando la visión de los
videntes: desnuda y con el pelo suelto, copulando a la intemperie, asesinando y

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bebiendo sangre. Desbaratando el carrito de la imaginería divina convirtiéndose
en el grano de arena en el ojo de la cultura.
La cultura lucha por explicar a Kali. Se han realizado desesperados inten-
tos por racionalizarla como la ‘asesina de demonios,’ y la ‘madre protectora.’ Se
han creado imágenes que corrigen su sexualidad salvaje. Retratos que la embelle-
cen con joyas destinadas a mansas esposas. Los hombres que ha decapitado son
descritos como forajidos y demonios. La sociedad hace lo que siempre ha hecho:
transformar o negar lo que no puede o no quiere entender.
Pero Kali hace que esta manipulación cultural de un traspié. Sigue siendo
un enigma oscuro y salvaje desafiando al vidente, al devoto y al hechicero, bur-
lándose de todas las nociones preconcebidas. Demanda aceptación de todo lo que
representa. Su forma y narrativa lanzan las preguntas: ¿Por qué es oscura y esta
desnuda? ¿Por qué tiene el pelo suelto? ¿Por qué copula abiertamente sentada
encima de su amante? ¿Por qué bebe sangre? ¿Por qué favorece a los hechiceros?
Las respuestas nos obligan a afrontar los oscuros secretos que apartamos a nuestro
subconsciente.
Kali es la vida alimentándose de vida. Kali es el sexo desenfrenado e im-
personal y la violencia que hace girar el ciclo de la existencia. Kali agita la cons-
ciencia al copular con Shiva. Es el poder primordial en bruto que existía antes de
que hubiera cultura y sociedad, antes de que hubiera ley, ética y moralidad. Está
más allá de la cortina de prejuicios, valores y juicios. Abarca la totalidad de la
naturaleza y la vida, sin restricciones a causa de normas sociales y valores cultura-
les.
Kali nos recuerda que bajo nuestra idiosincrasia social se enconan pensa-
mientos y deseos que no se ajustan a lo que es culturalmente apropiado. La bestia
dentro de nosotros puede ser domada, pero si negamos su existencia o la reprimi-
mos más allá de cierto punto, puede escaparse y golpear, manifestándose como
violencia o disturbios. Escondidas en nuestros corazones hay ideas que no pueden
ser verbalizadas, pero necesitan, al menos, un reconocimiento silencioso.
Bajo la máscara, bajo la abnegación y autodisciplina existe una Kali en
todos nosotros.

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himnos

Himno 1
Madre de toda la creación, Kali
Óyeme Maha Kali
Tu eres la caverna oscura
La Fuente de luz
La alfombra de árboles
La Causa de la vida
La furia del Cielo
La antorcha y el cuchillo
Sálvanos de las trampas
Concédenos la verdad
Danza para nosotros, con flauta y tambor,
Haz que la tierra vibre bajo tus pies
Desciende, madre
Haznos completos
Despedaza nuestros cuerpos, Kali
Llévanos a casa.
-Himno de la Nueva Era (siglo veinte)

Himno 2
¡Despierta, Madre!
Álzate
Largo tiempo has estado dormida
Deja la flor del muladhara
Álzate Madre,
Que el loto de mil pétalos florezca en la cabeza
Rápido,
Perfora velozmente los seis lotos
Y llévate mi dolor, ¡Oh Esencia
de la Consciencia!
-Ramakrishna (siglo diecinueve)
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Himno 3
Oh Tara, barco del alma
Hazme cruzar
No se nadar
Mi cuerpo, es un bote desvencijado,
cargado de pecado.
¿A que me puedo aferrar, que puedo hacer?
¿Cómo cruzo este océano de existencia
por mi cuenta?
En Benarés, es donde debería estar
viviendo una vida piadosa
y esperando a morir.
Pero aquí estoy,
En el río del deseo y
Lejos de cualquier orilla,
Ahogándome.
Eres la barquera en la medianía
Mi única esperanza
-Kalidasa Bhattacharya (siglo diecinueve)

Himno 4
Madre,
Hay tinta en mis manos,
Tinta en mi cara,
Los vecinos se ríen.
Veo a Ma en Shyama
Veo a Kali en la tinta
En las tablas de multiplicar no veo nada
Mas que a la negra Kali (tinta).
El sonido del alfabeto
Me importa poco
Porque no está entre ellos
Tu amorosa sombra oscura
Pero Madre, puedo leer
Todo lo que escribes
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En las ojas,
En las aguas,
En el gran libro que es el cielo.
Deja que me llamen analfabeto.
-Kazi Nazrul Islam (siglo diecinueve)

Himno 5
Me aferro a tus pies
Nunca me miras.
Perdida en tu propio juego,
Fascinada por tus propias emociones,
¿Qué es ese juego del que disfrutas en
Los tres mundos?
El universo cierra los ojos de terror,
Y grita ‘¡Madre, Madre!’
Aferrándose a tus pies.
En tus manos, Kali,
Esta el fuego de la disolución.
Bajo tus pies
Se encuentra inconsciente, el gran Shiva.
Risas salvajes surgen de tu boca
Arroyos de sangre fluyen de tus extremidades.
¡Tara, perdóname, pon fin a nuestro miedo!
Recógeme como a un bebe en tus brazos.
Ven brillando como una estrella,
Sonrie,
Ponte un buen vestido,
¡Como el amanecer después de una negra noche!
Todos estos días, Oh terrible Kali,
Solo te he adorado a ti.
He realizado mi puja, Madre.
¿No dejaras tu espada?
-Dwijendralal Ray (siglo diecinueve)

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Himno 6
Te burlas, Kali.
Lo sé.
Dejas que te llamen cualquier cosa.
Los Magas te llaman Pharatara,
Los Europeos Dios;
Los Mughals y Pathans,
Saiyids y Qazis
Todos te llaman Khuda.
Eres Shakti para los Shaktas
Shiva para los Shaivas
Surya para los Sauras
Radha para los Vaishnavas
Ganesha para los Ganapatis
Kubera para los Yaksas
Vishvakarma para los artesanos
El santo Badar, para los barqueros
Ramdulal dice que esto no es una ilusión.
De lo que ocurre,
Se siente la verdad
Pero la mente se porta mal
Toma a una por muchos.
-Ramdulal Nandi (siglo diecineuve)

Himno 7
Esperanza de esperanzas, ese humano renacido,
Pero mi llegada no me trajo nada.
Revoloteo como una abeja alrededor de la pintura de un loto,
Esperando néctar.
Me engañas Madre
Me das el amargo neem, diciendo que es azúcar
Me timaste.
Me pones en la tierra diciendo
‘Es la hora de que juguemos,’
Pero el juego trae desilusión,
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No diversión.
Quizás esto es lo que ha de ser
Tal es el juego de la existencia.
Llévame a casa, Madre
Cae la noche
Estoy cansado.
-Ramprasad Sen (siglo dieciocho)

Himno 8
Oh Madre,
Tu das a luz
Proteges
Matas
Absorbes todo
Eres la creadora
Eres la Protectora
Eres la destructora
Me inclino ante ti, Kali
Amada del Tiempo
Salvadora
Sabia
Tara
Srividya
Dadora de riqueza
Camino de Liberación
Hara y Hari te saludan
Y todos los dioses
Al igual que yo.
-Karpuradi Stotra (siglo diecisiete)

Himno 9
¡Hrim, destructora del tiempo!
¡Srim, personificación del terror!
¡Krim, dadora de bendiciones!
Madre del Tiempo
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Brillante como los fuegos de disolución
Leonada, Negra, Noche de oscuridad
Amada del creador
Liberadora de las ataduras del deseo
Portadora de la luna creciente
Destructora del miedo, del pecado, del orgullo, en la Edad de Kali
Virginal
Afectuosa
Delgada
Amante del vino
Gozosa
Reveladora del camino de los Kaulikas
Reina de Kashi
Disipadora del sufrimiento.
Te rindo reverencia.
-Adya Kali Stotra (siglo dieciséis)

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Agradecimiento
Este libro está basado en las conferencias y escritos de mi hermano el Dr. Devdutt
Pattanaik. Yo solo he recopilado. Que Kali, la madre oscura, mire esta empresa
con favor.

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Índice
Introducción…7
La forma…9
Las manifestaciones…15
Los cuentos…25
El culto…41
El origen…49
La metamorfosis…59
La sabiduría…67
Conclusión…71
Himnos…73

80

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