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Tiempo ordinario 2022

16º domingo ordinario


17 de julio de 2022
«Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor»

«Nos parece ver la escena: una hermana se mueve atareada y la otra como arrebatada por la
presencia del Maestro y sus palabras… La palabra de Cristo es clarísima: ningún desprecio por la
vida activa, ni mucho menos por la generosa hospitalidad; sino una llamada clara al hecho de que
lo único verdaderamente necesario es otra cosa: escuchar la Palabra del Señor; y el Señor en aquel
momento está allí, ¡presente en la Persona de Jesús! Todo lo demás pasará y se nos quitará, pero
la Palabra de Dios es eterna y da sentido a nuestra actividad cotidiana».

Benedicto XVI, Ángelus, 18 de julio de 2010.


16º domingo del tiempo ordinario 2022
Esquema litúrgico del Evangelio de Lucas en los
domingos del tiempo ordinario del Ciclo C1
Introducción: el ciclo epifánico (domingos I-II).
CONOCER A JESÚS
(domingos III-XII).
El camino de Jesús y las condiciones del
XIII
seguimiento.
XIV El camino que conduce a la paz.
XV El camino que encuentra al “otro”.
XVI Acoger la Palabra del Señor.
1. Primera etapa XVIIUna palabra que enseña a orar.
del camino
Una palabra que enseña a no absolutizar
XVIII
los bienes temporales.
Una palabra que llama a la Iglesia a una
XIX
vida expectante.
Una palabra que pone en crisis a causa
XX
de la misión profética de Jesús.
SEGUIR A JESÚS: Universalidad de la llamada a la salvación
EL CAMINO XXI en Cristo: la puerta estrecha y la misión
HACIA del reino.
JERUSALÉN XXII Consejos para la mesa del reino.
(domingos 2. Segunda
La decisión por la puerta estrecha (la cruz
etapa del XXIII
XIII-XXXI). de Cristo).
camino:
XXIV La alegría de la salvación.
enseñanzas
Las riquezas, peligro para la salvación,
sobre la
XXV cuando el hombre las “sirve”, olvidando
salvación
a Dios.
cristiana
Las riquezas, peligro para la salvación,
XXVI
cuando el hombre olvida a los demás.
La salvación en la fe y el servicio
XXVII
generoso a Dios.
3. Tercera etapa XXVIII Aprender a dar gracias por la salvación.
del camino: la XXIX Plegaria constante en tiempos difíciles.
perspectiva La plegaria de los pobres pecadores,
XXX
del término camino de salvación.
EN JERUSALÉN
(domingos XXXII-XXXIV).

1
P. TENA, El leccionario de Lucas. Guía homilética para el ciclo C, Barcelona: CPL 2000, 111-114.

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16º domingo del tiempo ordinario 2022

Textos orados: comentario a la eucología 2

ORACIÓN COLECTA DEL 16º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Sé propicio, Señor, a tus siervos


y multiplica bondadoso sobre ellos los dones de tu gracia para que,
fervorosos en la fe, la esperanza y la caridad,
perseveren siempre fieles en el cumplimiento de tus mandatos.3

1. «Ten misericordia, Señor de tus fieles» (Sé propicio…). «Ten misericordia, Señor, de
todos nosotros», le decimos a nuestro Dios en la Plegaria Eucarística II. ¿Por qué esta
reiteración en invocar la misericordia divina en este día suyo? No ciertamente porque
dudemos de su bondad, ni menos aún porque anide en nosotros sentimiento alguno
de desconfianza o de temor servil. Quizá más bien es fruto de lo contrario: de esa
segura esperanza que nos hace constatar, tantas y tantas veces, que, aunque nuestros
pecados y fechorías sean tantos y tan grandes, aún hay algo mucho más grande que
todos ellos: ¡la misericordia del Señor! Esa que, a un alma iluminada, le inspiró esta
aclamación: «He encontrado algo más grande que mi pecado: ¡tu misericordia,
Señor!». Hermoso hallazgo ¡Todo un tesoro! No es de ahora. Al salmista le venía
continuamente a los labios cantar la misericordia del Señor: «…él ama la justicia y el
derecho y su misericordia llena la tierra» (Cf. Sal 32, 1-5).

2. «Multiplica los dones de tu gracia». Sabemos y tenemos presente la enseñanza de


St 1,17: «Toda dádiva buena y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre
de las luces». Pero ¿cabría señalar algo más en particular, en qué dones concretos
piensa la Iglesia al poner en nuestros labios esta petición? Una mirada rápida y no
exhaustiva al centenar de oraciones que tratan de los dones de Dios, nos dan esta
serie de dones: cuya sola enumeración estremece:

Dones espirituales, eternos, celestiales;


Dones del Espíritu Santo: dones de salvación;
dones de la unidad y de la paz;
don de la Eucaristía;
don inefable de la bendición de Dios;
la fuente de todos los dones, el corazón del Señor;
don de la fe;
don de la gracia;

2
C. URTASUN, Las oraciones del Misal, Barcelona: CPL 1995, 485-487.
3
Misal Romano. Edición típica para Colombia, según la Tercera Edición Típica Latina, Conferencia
Episcopal de Colombia, Departamento de liturgia, 2008, 306.

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16º domingo del tiempo ordinario 2022
don de su amor;
don de la piedad del Señor;
don de uno mismo;
don del Pueblo Santo de Dios;
don del amor;
don de la iluminación del Señor.
don de los bienes temporales.

Una lista, todos sabemos, que tiene principio pero que no tiene fin, como no lo tienen
las misericordias del Señor que acabamos de comentar. En todos esos dones y en
tantos más que no somos capaces de imaginar piensa nuestra Santa Madre Iglesia en
sus celebraciones. Por no hablar por ejemplo de los frutos del Espíritu Santo, las
virtudes cardinales, la sensatez de corazón, el optimismo cristiano, el valor para la
lucha… si es que uno quiere citar el don del martirio, cruento o incruento que sea. Por
si no teníamos bastante con lo enumerado, he aquí que al dar paso la oración a la
petición tercera hace expresa mención de un don soberano: el de las tres virtudes
teologales fe, esperanza y caridad que las quiere y augura fervorosas.

3. «Perseverar fielmente en el cumplimiento de tu voluntad: en el cumplimiento de tu


ley». Esa perseverancia en el bien obrar, en el cumplimiento de los mandatos del
Señor, en el cumplimiento de su voluntad, es un don fuera de serie ya que se trata,
como él mismo enseñó, de permanecer en su amor: «como el Padre me amó, así
también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos
de mi padre y permanezco en su amor» (Jn 15, 9-10). Con razón oraba el salmista a su
Dios: «Ábreme los ojos y contemplaré las maravillas de tu voluntad… Tus preceptos
son mi delicia, tus decretos son mis consejeros» (Sal 118,18.24).

Textos proclamados: comentario a las lecturas 4

Señor, no pases de largo junto a tu siervo


Primera lectura: Génesis 18,1-10a

Abrahán es un modelo de hospitalidad: muestra los rasgos característicos de la misma.


Prontitud: «En cuanto los vio, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda» (v.
2). Realiza gestos de homenaje (se postró «en tierra»: v. 2) y de atención al ofrecer a
los huéspedes agua para lavarse y hacer que se acomodaran resguardados del sol

4
AA.VV., Lectio divina para cada día del año, vol. 15, Estella: Verbo Divino 2011, 146-149.

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(«bajo el árbol»: vv. 4.8). Considera un favor el hecho de poder brindar acogida: «Mi
Señor, por favor, te ruego que no pases sin detenerte con tu siervo» (v. 3). Considera
un derecho del forastero ser hospedado: «Ya que habéis pasado junto a vuestro
siervo» (v. 5). Se muestra solícito al prestar servicio personalmente y al implicar en ello
a sus familiares («fue de prisa a la tienda donde estaba Sara y le dijo: "Toma en
seguida...". Luego fue corriendo a la vacada..., se lo dio a su siervo, que a toda
prisa...»: vv. 6ss). Se muestra generoso: hace preparar «tres medidas de harina» (v. 6),
«un becerro tierno y cebado» (v. 7), «requesón, leche» (v. 8). Al final permanece
disponible para prestar otros servicios: «Y se lo ofreció. Él se quedó de pie junto a
ellos, bajo el árbol, mientras comían» (v. 8).

El número de los huéspedes es misterioso: ¿son «tres hombres» o un único «Señor»


(vv. 2ss)? La conclusión del episodio manifestará el carácter divino de la aparición.
Antes de volver a partir, el huésped hace una promesa: «Dentro de un año volveré a
verte y para entonces tu mujer, Sara, tendrá un hijo» (v. 10). Abrahán tenía setenta y
cinco años cuando Dios le dirigió su llamada y le prometió por vez primera la
descendencia (Gn 12,4); a los noventa y nueve años le renovó la promesa, que
cumplirá cuando tenga cien (17, 1.17). De este modo revela Dios su poder: «¿Existe
acaso algo imposible para el Señor?» (18,14).

El misterio escondido desde siglos, revelado ahora a los santos


Segunda lectura: Colosenses 1,24-28

Pablo habla de su misión y del modo como la desarrolla. La misión le ha sido confiada
por Dios (v. 25; cf. Hch 9,15), no es una iniciativa suya, y consiste en ser «servidor»
(ministro) de la Iglesia, «cuerpo de Cristo» (v. 24). El ministerio tiene como contenido
«el plan secreto» (misterio) (v. 26) o plan de salvación universal que Dios quiere realizar
en la historia. En el centro no se encuentra una realidad neutra, sino la persona misma
de Cristo, el Mesías, de quien procede «la incalculable gloria que encierra este plan
divino» (v. 27). El plan tiene una historia: «El plan secreto que Dios ha tenido escondido
durante siglos y generaciones y que ahora ha revelado» (v. 26). La novedad, escondida
en los siglos precedentes, es que la obra salvífica de Cristo no debe permanecer
cerrada en los confines de Israel, sino que está destinada asimismo a los paganos (v.
27) y alcanza a todos los hombres: «A ver si conseguimos que todos alcancen plena
madurez en su vida cristiana» (v. 28).

Pablo desarrolla su servicio eclesial dejándose comprometer con él plenamente. Pone


en acción su capacidad de anunciar, instruir y exhortar con toda sabiduría a cada uno
de los destinatarios para «ver si conseguimos que todos alcancen plena madurez en
su vida cristiana» (v. 28). Por eso no tiene miedo de hacer frente a las dificultades: «Me

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fatigo y lucho» (v. 29), y hasta encuentra alegría en hacerlo por amor a los fieles: «Me
alegro de padecer por vosotros» (v. 24).

La indicación de la fuente y de la meta de su obrar resulta iluminadora. El


equipamiento espiritual le viene de lo alto: «Por la fuerza de aquel que actúa
poderosamente en mí» (v. 29). La meta es contribuir a la pasión redentora de Cristo:
«Pues así voy completando en mi existencia mortal, y en favor del cuerpo de Cristo,
que es la Iglesia, lo que aún falta al total de las tribulaciones cristianas» (v. 24). Los
padecimientos de Cristo son perfectamente suficientes de por sí para obrar la
salvación. Sin embargo, su anuncio y su acogida implican a su vez sufrimientos, que
Pablo considera como un «complemento» de la pasión.

Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor


Evangelio: Lucas 10,38-42

Llega Jesús a Betania y es recibido por las dos hermanas, Marta y María (no se habla
de su hermano Lázaro). Fue Marta la primera que «lo recibió en su casa» (v. 38). María
le brindó la acogida de su escucha: «Sentada a los pies del Señor, escuchaba su
palabra» (v. 39). Diríase que Jesús gozó de una acogida completa y armoniosa: Marta
se cuida del aspecto material y María del espiritual; una hace los honores de la casa y
otra exalta al Maestro tomando la posición de discípula (cf. Hch 22,3). Jesús la honra
con un gesto original, porque –contrariamente a la práctica de los rabinos– se
entretiene instruyendo a una mujer.

El equilibrio se rompe cuando Marta, que anda sobrecargada con un servicio «a lo


grande», se acerca a Jesús y le dirige unas palabras que manifiestan mal humor hacia
su hermana –me ha dejado «sola en la tarea»– y una confidencia un tanto descortés
con el huésped, llegando casi al reproche: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me
deje sola en la tarea?» (v. 40). Para Marta, la acogida parece reducirse al plano material.
María debería echarle una mano, en vez de estar pendiente de los labios del Maestro.
El mismo huésped debería transmitirle la orden de ir a trabajar para él, y él debería
ocuparse únicamente de esperar la comida.

Jesús, que hasta ese momento ha instruido a María, le da ahora una lección a Marta.
La reprende con afecto: «Marta, Marta», y le hace ver que ha elegido mal, prefiriendo
preocuparse «por muchas cosas» en vez de por la única cosa que «es necesaria» (vv.
41ss). Alaba, en cambio, a María, por haber elegido «la mejor parte» (v. 42).

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16º domingo del tiempo ordinario 2022

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17 de julio de 2022

Moniciones

Entrada
Queridos hermanos: Hoy el Señor viene a visitarnos en la mesa de la Palabra y
de la Eucaristía. Por eso abramos nuestro corazón para recibirlo en nuestra vida,
así como Marta y María le acogieron en su casa. Pidamos a Dios que el fruto
de nuestra participación en esta Santa Misa sea una existencia dedicada a
escuchar y servir a Cristo Maestro. Celebremos con fe.

Liturgia de la Palabra
Reconozcamos que al venir hoy a esta Eucaristía somos privilegiados porque
hemos escogido la mejor parte: sentarnos a los pies del Maestro para escuchar
sus palabras. Que nada nos distraiga de este mensaje de salvación, la Buena
Noticia de Jesucristo.

Presentación de los dones


En altar se ofrece Cristo y, junto con Él, se ofrece la Iglesia, es decir, todos
nosotros, hoy reunidos, que estamos llamados a presentarle al Señor cuanto
somos y cuanto tenemos. De manera especial ofrezcamos nuestros
sufrimientos porque éstos tienen más sentido cuando los sabemos unir a los
padecimientos de Cristo.

Comunión
El Señor llama a la puerta de nuestro corazón cada vez que tenemos la
posibilidad de comulgar con su Cuerpo y con su Sangre. Alegrémonos por el
don de la Eucaristía y pidámosle que no pase de largo; todo lo contrario, que
entre para quedarse con nosotros.

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16º domingo del tiempo ordinario
17 de julio de 2022

Oración universal

Elevemos nuestras oraciones al Padre y pidamos por las necesidades de los


hombres y mujeres del mundo entero. Oremos diciendo:

R/. Quédate con nosotros, Señor

† Oremos por la Iglesia y por todas las comunidades cristianas. Que sus
responsables trabajen con todas sus fuerzas para que sea posible
avanzar hacia la unidad en una única Iglesia, como quiere Jesús.
† Oremos por nuestra Diócesis de Zipaquirá, próxima a celebrar 70 años
de vida en el Señor. Que esta Iglesia particular siga renovándose como
comunidad de discípulos y misioneros de Cristo que caminan juntos.
† Oremos por los gobernantes de las naciones. Que, con el apoyo de sus
pueblos, trabajen sin desfallecer por ayudar a los más pobres, de modo
que tengan posibilidades de una vida más digna.
† Oremos por aquellos que experimentan la angustia y el dolor por la
guerra y por los refugiados que han huido de sus países. Que puedan
recibir la ayuda y el apoyo material y espiritual que necesitan.
† Oremos por nosotros, que seamos acogedores como lo fue Marta, y
que, como María, estemos siempre atentos a la palabra de Jesús.

Escucha, Padre, nuestra oración,


tú que eres la fuente de toda bondad,
y concédenos lo que con fe te hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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