Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Después de conversar con Fabrizio, ese mismo día fui a almorzar con mis
mejores amigos. Me dirigía luego al Steinvorth para conversar con otro músico-
artista, Daniel Ortuño. Mientras iba en bus un rasta se paró a tocar guitarra y a
cantar canciones de Bob Marley.
“Me tiendo a inclinar más por hacer diseños que tengan una paleta limitada.
Trato de minimizar o ser minimalista en ese sentido. Cuando yo empecé a hacer
afiches, todavía eran afiches. Eran de papel. Todavía se pegaban en la calle, en
los postes y tenían que ser algo que saliera rápido y fuera barato de producir. Uno
en esa época no tenía plata. Además, seguro lo iban a arrancar a los días. Como
lo tenía que volver a pegar, entonces eran fotocopias en blanco y negro”,
comentaba Daniel.
En Daniel, la música necesita del arte visual para ser atractivo y el arte visual
necesita de la música para poder crear una nueva experiencia.
Hija de padres extranjeros (su padre es polaco y su madre china), ella a veces
siente que no es tica. Estudió tres años arquitectura en la Veritas, gastronomía en
la Latina y finalmente se metió en lo que siempre quiso estudiar: artes plásticas
en la UCR. Actualmente toca guitarra y canta en Gnarwal.
“Me gusta mucho hacer mis propios diseños. Dibujar mis propias cosas. Me
interesa mucho hacer cosas botánicas, flores, plantitas y animalitos. Más que
todo, eso. No me gusta tanto cuando la gente llega con una idea formada. Siento
que eso le quita el proceso creativo de diseñarle el tatuaje personalizado a
alguien”, me comentó.
Ella prefiere llegar a conocer bien a sus clientes para poder tenerles un diseño
con el cual se sientan identificados.
“Primero, me gusta hablar con la persona para la cual le estoy haciendo el diseño.
Me gusta preguntarles qué tipo de cosas les gusta, con qué se sienten
identificados y a partir de eso empiezo a bocetar cosas. Después, se las muestro y
hay intercambios antes de llegar al producto final”, explicaba Jennifer sobre la
manera de idear los tatuajes.
“Para mí es la misma cosa tanto la música como el arte. No existe una distinción
ahí. Lo que me interesa es la posibilidad de crear mundos tanto vivenciales como
políticos. Girl Scouts lo tomé más como un proyecto político o feminista donde
se trata de cantar de temas de género. Uno está creando un espacio y un mundo
donde uno se va a sentir cómodo haciendo sus cosas y siendo la persona que uno
es. Tal vez en la vida real no existen esos espacios. Siento que es tarea de uno ir
creándolo. En el arte y la música es lo que yo trato de hacer”, expresó ella.
“Siento que la música es muy agresiva, entonces el mensaje también lo es. Uno
está ahí y nada más es un pichaso a la cara. Si usted está ahí tiene que escuchar
esto y no me importa porque no se lo voy a hacer lindo y suavecito. Voy a decir
las cosas como son.”
“Me cuesta categorizar que esta es mi vida, esto es arte y esto es música. Todo es
una misma masa amorfa. Yo no puedo ser feminista en vida real y no dejar que
esas cosas no se muestren en mi arte y música. Yo no sé cómo hace la gente. Me
molesta cuando hay bandas que cantan sobre las nenas y no son machistas en
vida real. Claramente lo son”, me aseguró fuertemente Jennifer.
“Hay una omnipresencia melancólica en todo lo que hago. Como una tristeza
existencial, que al mismo tiempo yo veo como una forma de celebrar la vida.
Dejarse sentir todo, incluida la tristeza, es estar vivo y en el presente. Y la música
para mí se ha vuelto la primera herramienta para sanar heridas,” me decía
Fiamma.
Todos tenemos un lado creativo, pero hay quienes lo han desarrollado más que
otros. Estos artistas-músicos son el claro ejemplo de un motor creativo que se
manifiesta en más de un área. Por medio de la exploración musical y visual, su
creatividad ha impactado y revitalizado la escena cultural de San José y del país.