2 Crónicas 7:13-14 Si yo cierro los cielos para que no haya lluvia, y si mando 13
a la langosta que consuma la tierra, o si envío pestilencia a
mi pueblo; si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es 14
invocado, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus
malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. Si esta noche nos preguntaran ¿qué hace falta en tu familia? ¿Cuál sería nuestra respuesta? Posiblemente muchos se enfocarían en lo material, quizás responderíamos que lo que hace falta en nuestra familia es más dinero, o más trabajo, o más espacio en nuestra casa, posiblemente pensamos que lo que hace falta es un vehículo, etc. Pero si analizamos él texto que hemos leído para comenzar podemos reconocer que la pregunta no está enfocada en las cosas materiales, sino sobre qué hace falta a nuestra familia para enfrentar la dificultad, para enfrentar las pruebas y las crisis de la vida (vers. 13) Este versículo nos habla sobre cielos cerrados, sobre langostas que consumen la tierra y sobre pestilencia sobre el pueblo, es decir sobre situaciones que no están bajo nuestro control, sobre situaciones que tarde o temprano pueden afectar a nuestra familia. ¿Qué le hace falta a mi familia para poder enfrentar las dificultades, para poder enfrentar las crisis de la vida? Veamos lo que nos enseña la palabra de Dios en el vers. 14 sobre los que nos hace falta a muchos de nosotros en nuestras familias: I. NOS HACE FALTA HUMILDAD (vers. 14A) Lo primero que el Señor quería de su pueblo es que se humillaran, y esto significa que había mucha soberbia en él corazón de su pueblo. Lastimosamente en muchas familias cristianas lo que más hace falta es la humildad, y en los tiempos de crisis y dificultad la humildad es necesaria para poder reconocer que: Muchos de los problemas que estamos enfrentando en nuestra familia es por causa de nuestras propias malas decisiones y no debemos culpar a nuestro Dios (Proverbios 19:3) La insensatez del hombre tuerce su camino y luego se irrita su corazón contra Jehová sino que con humildad debemos buscar su ayuda. La verdadera solución a los problemas y crisis de nuestra vida está en nuestro Dios, lo demás son remiendos, salidas de emergencia, falsas ilusiones, vanas promesas, que al final lo único que traen a nuestra familia es frustración y amargura (Isaías 31:1-3) ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, confían en los caballos y ponen su esperanza en los carros, porque son muchos, y en los jinetes, porque son valientes; pero no miran al Santo de Israel ni buscan a Jehová! 2 Pero él también es sabio, traerá el mal y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. 3 Los egipcios son hombres y no Dios; sus caballos, carne y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado. Todos ellos desfallecerán a una. la verdadera ayuda y protección para nuestra familia solamente viene del Señor. II. NOS HACE FALTA ORACIÓN (2 Crónicas 7:14B) y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. Es triste pero es una realidad que en muchas familias cristianas aun en tiempos de crisis lo que menos hay es tiempo para orar en familia. Lastimosamente en muchas de nuestras familias cristianas lo que hay es abundancia de televisión, abundancia de redes sociales, abundancia de juegos en línea, abundancia de música, pero hay escasez de oración. Toda nuestra familia tiene que comprender que la oración no es una opción, o una de las tantas formas para enfrentar las dificultades, sino que es verdaderamente una necesidad (Lucas 18:1) También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar, Necesitamos orar en familia siempre. La oración nos abre la oportunidad para que nuestra familia reconozca que nuestro Dios puede hacer posible lo imposible (Marcos 11:24). Tenemos que comprender que la oración en familia es una conexión directa con el Reino de los cielos en nuestro hogar (Mateo 18:20). Muchas veces este versículo lo aplicamos únicamente a la iglesia, pero el primero lugar donde este versículo se hace realidad es en nuestra propia casa. La oración en familia nos ayuda a perdonarnos y poder convivir en armonía con nuestros familiares (Marcos 11:25) y eso traerá bendición a nuestro hogar.
III. NOS HACE FALTA BUSCAR A DIOS EN LA IGLESIA (2
Crónicas 7:14C) Hoy en día las familias están tan afanadas buscando tantas cosas que se han olvidado de lo principal: Buscar a Dios. Pasamos las semanas y los meses buscando la provisión material en el trabajo, en los negocios, que muchas veces no apartamos el tiempo para buscar las cosas de Dios en la iglesia, porque no hemos creído lo que dice la palabra del Señor (Mateo 6:33). Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Dios siempre ha querido que le busquemos en familia en el lugar que él ha establecido (hebreos 10:25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. y en la actualidad el lugar donde debemos ir en familia para buscar y a adorar a nuestro Dios es la iglesia donde nos congregamos. Una familia que no se congrega, que no busca al Señor en su casa, es decir en la iglesia, es una familia que está perdiéndose de grandes bendiciones (Salmo 111:2). Grandes son las obras de Jehová, Buscadas de todos los que las quieren. No caigamos en la mala costumbre de muchas familias cristianas (Hebreos 10:25). IV. NOS HACE FALTA DEJAR NUESTROS MALOS CAMINOS (2 Crónicas 7:14D) Como familia cristiana tenemos que comprender que no solo se trata de llamarnos cristianos, sino de vivir como hijos de Dios (Filipenses 2:15). para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; Muchos padres y madres de familia pensamos que podemos vivir como nos da la gana y ni nuestros hijos ni nadie tiene derecho de decirnos que no está bien lo que hacemos (Nehemías 9:16). Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos. Igualmente hay hijos e hijas que no reconocen sus malos caminos, sino que en su propia opinión sus caminos son rectos (Proverbios 30:12). En muchas familias cristianas ya sus miembros se están congregando con constancia, algunos ya están sirviendo en ministerios de su iglesia, ya están ofrendando y diezmando con fidelidad, pero el Señor nos hace un llamado directamente a nuestra vida (Jeremías 7:1-3). Como familia tenemos que tomar la decisión de ya no seguir viviendo como todos viven sino que tenemos que marcar la diferencia (Jeremías 15:19). Esta noche para terminar hagámonos una pregunta muy importante: ¿de quien quiero que mi familia sea amigo, del mundo o de Dios? (Santiago 4:4).