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Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Epílogo
Capítulo 1
había tenido una noche movidita. Solo hacía yoga, que lo odiaba, cuando ya
estaba de los nervios. —¿Una mala noche?
dedos de los pies, con el cuerpo tieso como un garrote, volvió la cabeza
lentamente para fulminarla con la mirada.
cerrando sus ojos azules antes de alargar las manos sobre su cabeza. —Me
—Cogió una goma del pelo y empezó a trenzar su largo cabello negro
agotada.
como tú! ¡Pero ellos eran un montón y nosotras somos dos! ¡Por Dios,
mamá tuvo catorce hermanos! ¡Ella tuvo ayuda de sobra mientras vivían en
casa! ¡Y cuando faltaron los abuelos y sus hermanos se fueron de aquí tuvo
a papá y a nosotras que la ayudábamos! Pero a quién tenemos nosotras,
¿eh? A nadie. ¡Estamos solas desde hace tres años que murió mamá y ya no
lo aguanto más!
—Tenemos a Ángel.
—Muy graciosa.
interesado que llame a este número? ¿A quién voy a llamar, Bedelia? ¿Al
tío Harry que es el único que no se largó del país para no tener que vernos
más? Tiene Alzheimer y sus hijos no saben nada de esto. Sabes que
tenemos las manos atadas. —Se le cortó el aliento al ver el temor en sus
infierno salgan de esa gruta y que me maten. ¡Qué nos maten a todos o que
—. ¡Lo que sí temo es perder mi vida como en los últimos tres años!
Se le cortó el aliento porque vio en sus ojos cómo sufría. —No es
hacer nada más? Y cuando mueras, ¿eh? ¿Qué va a hacer el de ahí arriba
Cassady frustrada gritó —¿Y yo qué sé? ¡No parece que nos ayude
yo.
tranquilos, desayunemos.
casarnos.
¡Tenemos que casarnos y tener hijos cuanto antes! —Sonrió de medio lado.
—Así saldremos de la rutina y habrá otras cosas en nuestras vidas que
infierno.
que labrada con símbolos protectores tapaba el agujero que suponían que
—Oh, por Dios. ¡Tienes que casarte! ¡Es primordial que lo hagas, ya
oíste a mamá!
—¡Déjame salir! —gritó una temible voz que hizo temblar la piedra.
—En tres siglos no se ha oído nada igual. Nos están mintiendo como
no había sido un gran ataque. Pasó la mano por su pulida superficie. —No
hay grietas.
piedra? Saben que somos débiles y cada vez lo intentan con más fuerza. ¿Y
tampoco lo aceptó nunca, pero yo no estoy tan ciega. ¡Se iba de casa y un
camión le pasó por encima! ¿Y sabes qué? ¡Se lo merecía! —gritó furiosa
—. ¡Era un cobarde!
¡Bedelia!
portazo. Agotada cerró los ojos y una lágrima rodó por su mejilla. —
Maldita sea. —Se volvió para mirar la piedra con odio. La losa que había
manos por sus rizos pelirrojos sin encontrar una solución. ¿Un marido?
¿Cuánto le duraría? Tres, puede que cinco, si había suerte quince años, pero
pena la fue consumiendo durante los once años que le sobrevivió. Once
años en los que nunca más volvió a salir de casa. Y desde que su madre
faltaba, la que no salía de casa era ella. Suspiró pasándose las manos por la
—¡Cállate! —Una risa al otro lado hizo que se llevara las manos a
las sienes. —¡Cállate, cállate!
—No le creas, no eres más débil que mamá. —Se le cortó el aliento
—El abuelo dijo que los demonios se habían alejado para que no les
escucharan. —Hizo una mueca. —Y perdimos nuestra oportunidad, nos
hermana se puso a su lado abrazándola por los hombros. —Si podemos con
unos demonios podremos buscar marido, no puede ser tan difícil —dijo
—Hablo con un hombre casi todos los días. El cartero pasa por aquí.
noche.
—Si ni te besó.
—¡Y a ti tampoco!
—¿No me digas?
—Y el cura, que sería el más fácil de convencer está descartado,
Sin poder disimular el miedo que sentía miró los ojos azules de su
hermana. —¿Cómo voy a enamorar a un hombre con la carga que tengo
—Pues eso.
—Muy graciosa.
Cassady silbó y Ángel, un shih tzu de tres años, bajó las escaleras a
—Un café. Tengo que estudiar, los finales son dentro de poco. —
Suspiró. —Aunque tengo sed, será mejor que me tome el zumo.
Pearsall.
—Da igual.
ya.
—¿Qué?
—Pues como el de ahí arriba no nos eche una mano estoy apañada.
—En ese momento algo golpeó el marco de la ventana, entrando de rebote
Aún sentía que le temblaban las piernas y tuvo que sentarse. Matt
Bampton…
—¡Claro! ¡Si estabas loca por él cuándo eras una cría! —Abrió los
ojos como platos. —Es el destino.
—Sí, claro.
—No puede ser para mí. Tiene una vida perfecta, ¿qué puedo
oportunidad con el hombre con el que había fantaseado desde que era una
niña. Qué estupidez. Su padre había sido un seminarista que había ido a
madre en cuanto la vio. Fue tal el flechazo que se habían casado en apenas
dos meses y según le habían contado la primera vez que bajó al sótano la
miró a los ojos y le dijo —Sabía que el señor me había unido a ti. —Y hala,
felices hasta que le arrasó un camión. ¿Felices? Siempre habían creído que
sus padres eran muy felices y que se amaban por encima de todo, hasta que
llegó aquella maldita noche y el sheriff les dio la noticia, siendo evidente
para todos que su padre se piraba dejándolas tiradas. Así que no, no eran tan
felices.
podía creer. No recordaba muy bien la primera vez que al verle su corazón
empezó a latir como loco, pero sí que recordaba perfectamente la última vez
que le vio. Sabía que había ido a visitar a su madre en las Navidades. Al
una chica rubia, pero ella casi ni se fijó comiéndoselo con los ojos. Estaba
boca del estómago que había sentido en aquel momento, porque fue ahí
casa.
hasta que haga la suya! ¡Piensa hacer un laboratorio o algo así en su propia
—¡Bedelia!
abofeteado en todo el careto, abre los ojos! —Se cruzó de brazos frunciendo
—Bedelia, no.
—No te cierres.
estudiar?
existe.
Cassady la miró sobre su hombro. —¿Cómo has dicho?
El perrito ladró y suspiró tranquila yendo hasta la pila para lavar los
—¿Ahora es el destino?
—¡Venga ya! Eres la mujer más valiente y fuerte que conozco, ¿te
da miedo un tío?
—¿Te crees que tengo cinco años para que me provoques con eso?
y todo el mundo está muy orgulloso de su chico de oro, ¿y quién soy yo? La
rara del pueblo, que apenas sale ni habla con nadie. ¡La que tiene la casa
te conozcan a ti, por mucho que nos sonrían y nos llevemos bien, todos
puede ser sincero sobre la vida que tienes, Bedelia. Y tú tampoco los tenías.
—Cassady levantó una ceja. —¿Es por eso? ¿Porque no podrás ser sincera
¿Con todas las mujeres que debe tener tras él, eso si no tiene novia, crees
vi era mucho más guapa y sofisticada que yo, que no me pongo tacones
realidad.
que ir por las tiendas de los contornos a ver si alguien le compraba alguno
pero tendría que hacerle un apaño de nuevo. No sabía cómo podría salir
verduras.
—El instituto.
—Sí.
habías casado.
—Pues más razón para salir, mujer. —Su antigua amiga perdió la
sonrisa poco a poco. —¿No quieres que retomemos nuestra amistad? —Se
sonrojó con fuerza. —Estás enfadada porque no te llamé más cuando me fui
Jessica perdió la sonrisa del todo para mirarla con pena. —Sí, me lo
dijo mi madre, pero no pude venir para el entierro.
¿recuerdas a Bedelia?
de confesar que estoy desesperada por salir de casa. —Se echó a reír. —Se
nota, ¿no? Después de cinco años fuera de casa mis padres me ponen de los
—¡Mierda, mierda!
—Igual por eso el de arriba quiere que te cases con un rico, para
mejorar las cosas.
como una exhalación. Las voces al otro lado de la piedra la hicieron gruñir
y se acercó hasta ponerse delante. —Os lo advierto… —siseó—. ¡Callaos!
Escucharon unas risitas maliciosas. —Déjalos hermana, son débiles.
Estos no pueden mover la piedra solo tocar las narices —dijo antes de
ponerse los cascos sentándose en el escritorio que tenía allí para estudiar—.
—Le quieres a él, lo siento desde aquí. Le amas, no era una tontería
antes de soplar sobre la piedra haciendo que los del otro lado gritaran
alejándose. Cuando terminó los bordes de la piedra estaban llenos de hielo y
—No es cierto.
lo que le deseas!
terminado de cenar?
ocurrido esta tarde les ha puesto sobre aviso. —Se le cortó el aliento. —
Mamá decía que nunca debíamos mostrar debilidades por nadie, que lo
utilizarían. Que lo había visto antes, que volvieron loca a su mejor amiga
porque sabían que le importaba y que no pararon hasta que intentó matarla
hacer algo!
¡Te he visto! ¡He visto tu anhelo, tu necesidad y ellos lo han sentido! ¡Has
transgredido las reglas!
—Dios mío, Cassady… Sé que es culpa mía, que no tenía que haber
hablado de él pero no imaginaba que le amaras. Reacciona antes de que sea
estás a tiempo.
Capítulo 3
Bedelia.
reír. —Por vosotras no pasan los años. —Subió los escalones y levantó una
bolsa que llevaba en la mano. —He traído vino, a ver si nos pillamos un
—Yo no puedo beber —dijo Bedelia a toda prisa—. Estoy con los
finales.
años estaríais como yo. —Entró en la casa sin esperarlas. —Uy, que mono
tenéis esto. Me encantan las casas de una planta, mucho más práctico que
toques eso!
superficie.
estanterías en las paredes y cuando Jessica entró en el salón soltó una risita.
—¿Y ese horno que nunca podéis apagar? —preguntó con sus ojos
Puso los ojos en blanco y miró el arpa. La ponía de los nervios, pero
radiocasete y lo encendió. El sonido del arpa hizo que chillaran al otro lado
corriendo para alejarse. Sonrió irónica. El sonido de los ángeles les retorcía
de dolor. A ellos les retorcía de dolor y a ella la desquiciaba. El perrito
gimió. —Sí cielo, pero es la única opción para los débiles. Vigila por si
escaleras a toda prisa y sacó el asado del horno. Hizo una mueca porque la
carne le había costado lo que ella cobraba por un jarrón, pero había que
Que por ese horno tan chiquitito estéis tan atadas a la casa…
—Sorpresa.
forma retorcida. —Gimió porque ese era para un encargo, pero claro su
poco.
domingos tengo que ir a la iglesia porque mis padres me obligan para que
me vean los del pueblo. Es que quieren casarme cuanto antes, ¿sabéis?
vez—. ¿Cuáles?
niño yo era muy feliz. Tenía un marido con un buen trabajo y un niño
—No, era del banco, pero en el extracto venían los cargos del motel
donde me la pegaba con una compañera del trabajo.
—Las cartas siempre las leía mi marido, pero ese día la leí yo. —
repente desapareció.
para estar cerca de mis padres y se puso como loco. Dijo que me quitaría al
niño, que me llevaría a los tribunales. Al día siguiente se esfumó como si se
hecho algo, ¿os lo podéis creer? —Ambas negaron con la cabeza. —Pues
ellos lo creían. Lo que lloré, ya me veía en la cárcel. Pero no pudieron dar
aquí.
eso?
preocupada.
Jessica sonrió con tristeza. —Cuando me fui del pueblo creí que me
iba a comer el mundo.
bien, ya verás.
—Sí, con un hijo, sin estudios, sin trabajo y viviendo de mis padres
pinta muy bien. Mi madre ya me está taladrando el oído para que me ligue a
Matthew Bampton porque según ella tiene el futuro más prometedor del
pueblo. Pues hay cola.
—Oh, sí. Están todas locas por pillarle. Tenías que ver cómo está la
peluquería para la semana que viene, no hay cita. Pregunté si había una
boda y la señora Cadwell me ha dicho que es por él. Es que es una locura,
de verdad. En el ayuntamiento hasta van a hacer una fiesta de bienvenida.
—Está loca por él desde que era una cría, aunque siempre lo ha
disimulado. Incluso a mí me lo ocultaba, aunque yo lo sabía, claro. La
—Era una cría. En eso tiene razón, cuando él se fue ella que tenía,
¿doce años? —Impresionada la miró. —¿Y ya te gustaba entonces?
razón.
—Claro que sí, mujer. Cógete un pedete, que no pasa nada —dijo
Jessica—. ¿Y qué vamos a hacer?
—¿Novia?
vino.
vez ha sido hoy mismo para decirle que llegarán el miércoles, que si podía
ir a abrir la casa unos días antes para ventilarla y eso.
—Oh, y mamá tiene que encontrar a alguien para que la limpie antes
de que lleguen. ¿Adivina quién va a ir?
—Sabes limpiar, ¿no? Pues eso, a limpiar. —Apoyó los codos sobre
la mesa sonriendo radiante. —Y hay más.
falta comprar los terrenos y todo lo demás, así que calcula un año.
—¿De veras?
sabiendo que no llegaría a tiempo se tiró desde las escaleras. Bedelia desde
la puerta separó los labios de la impresión porque de un salto llegó hasta la
—Sí, claro.
—Ay…
—¿Estás segura?
—Jamás había visto algo igual. A ver si tenemos más dones que la
fuerza y no lo sabemos. —Al ver que su hermana no le hacía caso frunció el
ceño. —¿Qué ocurre?
ha roto una pierna aquí, seremos unas apestadas con todas las letras?
acordaba.
—Eso no lo sabes.
—Tiene algo…
terminar en un lado u otro. —Se volvió saliendo del sótano. —¡Me largo!
Bedelia hizo una mueca y se volvió para mirar la piedra
encontrándose a Ángel tras ella mirando la piedra con el rabo tieso. Suspiró
levantando la vista hacia la puerta del infierno. —Va a ser una noche larga.
Capítulo 4
—¿Qué?
Cass me caía muy bien en el instituto, ¿sabes? —De repente Jessica frunció
cabeza. —¿No habías pedido ayuda? Pues ahí la tienes. No sé por qué te
hospital. ¿Le ocurre algo a esta tartana que nos hemos parado?
Asombrada miró hacia la camioneta y por las luces de los faros vio
—¿Recuerdas algo?
labios.
—¿Qué?
—¿De veras?
—¿De veras?
—¿Y te responde?
un golpe?
cuenta de que le influía en sus sueños para guiar sus pasos. Como lo de
volver a casa. Seguro que había sido cosa suya para que las ayudara. Leche,
un poco abrir la puerta con todo lo que llevaba encima, pero al fin lo
y suspiró dirigiéndose hacia allí. Su hermana se volvió con la jarra del café
—Así que cogí al bebé y su bolsa porque la otra opción es que me pusiera a
decirle lo que pensaba y eso acabaría muy mal.
que su hija ya no limpiaría la casa, así que se puso como una loca diciendo
que ahora qué iba a hacer. Que nunca podía contar con ella y mil cosas más,
porque la mujer se despachó a gusto. Que era un desastre ahora que lo tenía
todo organizado y que como siempre la iba a dejar muy mal ante todos. Así
que me ofrecí. Me miró altiva y farfulló que puede que no fuera mala idea
menos que podía hacer ya que todo era culpa mía. Y eso que solo le había
dicho que su hija había tenido un accidente en mi casa y que se había roto la
pierna, pero ella me miró como si fuera la responsable de todos sus males.
Considera que como ha sido culpa mía yo tengo que pagar las
muy agradable.
—Pues para que veas cómo es la gente realmente. —Se volvió con
catorce estaban vacías. Entró en la primera vacía que era la que había sido
Bedelia divertida.
—¿Qué?
dolía le dije que se tomara una. Se tomó tres la muy burra y así se ha
quedado.
—Tú eres la mayor. Eres quien toma las decisiones. —La miró
café.
Gimió cogiendo una taza del soporte y la jarra del café. —Menudo
—Sí.
—¿Un demonio?
—Puede, no lo sé.
mala palabra con nadie. Daba las gracias a todo el mundo por ayudarla.
—Igual es así.
—¿Cómo es posible?
—Pues ella la tiene. Tiene el círculo con la cruz en medio igual que
tinta.
ahora?
—Sí, pero…
volverme loca con las razones. Ahora tenemos muchos problemas que
solucionar como decirle la verdad. Puede que sea una enviada de Dios, pero
vea la realidad.
diré.
—Ni pío.
niños en la casa y lo sintió por él porque aquella no era una vida fácil. Pero
era lo que había. Cuando vio que su hermana lo ponía con cuidado sobre la
bajando la vista por sus piernecitas. —Aquí no hay nada. —Bedelia le dio
la vuelta lentamente para ver en la base de su espalda la marca. Las
—Claro, tranquila.
—Tus estudios…
bebé y de Jessica que era un misterio por qué estaba allí. Ahora su hermana
sí que no pegaría ojo preocupada por su futuro. Miró al bebé dormidito
sobre la mesa. Había que ser franca, hasta que aquello no se aclarara ella
tampoco dormiría mucho porque tenía la sensación de que todo lo que
entraba. —Mierda —siseó mirando por el otro lado del listón por qué no
entraba el tornillo y era porque allí no había agujero. Su hermana se echó a
acercaba.
los ojos como platos. —¿Qué hago aquí? ¿Me habéis secuestrado? —
Cassady dejó pasar a su hermana con el niño en brazos. —¡Y a mi niño!
—Tu madre está muy ocupada como para encargarse de ti. Y nos ha
—¿No? ¿Sin trabajo, sin dinero con un hijo y siendo una carga para
una antigua compañera de instituto?
—Era un blando.
—¿Se hormonaba?
Hizo una mueca y susurró —Yo creo que sí. Y pasaba de eso…
Trapicheaba, ya me entiendes.
—Sí, un poquito.
la iba conociendo. Llegaron al baño. —Vaya, que grande. Es casi como una
habitación.
—No me había dado cuenta ayer de que la casa era tan grande.
La dejó ante el wáter y con cuidado la ayudó a levantarse el vestido
defectos.
café.
—Vale.
pastillas. —Se volvió para mirarla sobre su hombro para ver que tenía a su
niño en brazos. —Las que te indicaron, no las que te dé la gana.
—Oh, sí. Mi Jimmy decía que era un antojo porque una vez pedí
donuts y no me lo trajo.
—Un antojo, ¿eh? Pues entonces las cuatro tenemos el mismo. —Se
volvió con los huevos en el plato y se lo puso delante. —Come que ahora te
pongo un zumo.
—Vigilamos la puerta.
Cassady hizo una mueca. —Algo así. Les custodiamos para que no
se escapen.
vas a necesitar.
—Oh, sí. —Las cogió de delante de su plato y las tomó sin rechistar.
—Lista.
—Pues ahora quiero enseñarte algo.
una cama.
Soltó una risita, pero la perdió poco a poco cuando sus ojos fueron a
parar a la enorme piedra de cuatro metros de alto que llena de símbolos
labrados no enmascaraban el grabado central de la cruz rodeada por un
círculo.
—Pero…
Se acercó a ella y notó como se tensaba en sus brazos. —No tengas
miedo, no pueden hacerte daño.
curvada que se repetía cuatro veces alrededor de la cruz como muchas otras
armas. —También está el signo del sol y la luna. O eso decía mi padre que
los estudió durante años.
ese momento cuando se empezaron a escuchar las voces al otro lado y por
mucho que lo intentó ya no quedó sellada de la misma manera. Las voces
nunca se han dejado de oír en tres siglos y nuestra familia ha estado
impidiendo que salieran en todo este tiempo.
todos llevan.
—Entiendo que puede ser muy duro para ti, pero necesitamos
ayuda. Te necesitamos y él te ha enviado para que nos eches una mano —
dijo Cassady.
—¿Él?
—Bueno, decías que hablabas con Dios.
acabado!
está ahí y tú aquí! ¡No puede atravesar la puerta y no puede hacerte daño!
—A toda prisa la llevó hasta la habitación y la sentó en la cama. No dejaba
de temblar y asustada se sentó a su lado y cogió sus manos. —Mírame. —
Jessica levantó la vista hasta sus ojos. —Nunca dejaré que te haga daño de
nuevo.
¿Lo juras?
Hizo una mueca porque no sabía si decírselo, pero las tiritas mejor
quitarlas de golpe, así que se lo iba a soltar todo para que no se llevara otro
disgusto después. —Creo que eres un ángel.
pone de los nervios. ¡Puede que seas un ángel y estás aquí por una razón!
Igual te ha enviado a ti por lo de la puerta, no lo sé, pero te escuché hablar
en sueños y dijiste algo de protegernos. —Abrió los ojos exageradamente.
—Además dijiste que no le dejarías salir. —Sonrió de oreja a oreja. —Igual
hablabais de tu marido…
—¡Sí!
ángel o no, pero lo que sí sé es que eres una vigilante. Igual eres una
los pocos días, así como la fuerza, lo que indica que dejan de ser vigilantes.
indeseables.
Capítulo 5
increíbles. Y era increíble porque ya había vomitado dos veces esa mañana
dejando pasmadas a su hermana y a su amiga porque creían que ella podía
con todo. Dijo que algo no debía haberle sentado bien, pero Bedelia no se
creyó una palabra y cuando se subió a la camioneta le gritó que lo tenía
gelatina y caminó por el sendero empedrado hasta las escaleras del porche.
cortos, pero hacía tanto calor que de otra manera se asaría. La señora Martin
chasqueó la lengua. —Venga, tenemos mil cosas que hacer. La casa tiene
—Sí, claro.
su hija? Entró tras ella y cerró la puerta. —Jessica está mucho mejor, ¿sabe?
Además, hay que encerar el suelo después de limpiarlo. Y todo eso tiene
entrada se le cortó el aliento porque debía tener unos diez años y vio en su
mente la primera vez que recordó verle a pesar de que era una niña de
con los suyos y se miraron durante los segundos que pasó ante ella hasta
desaparecer dentro del local. En ese momento su corazón sintió anhelo por
fue haciéndose mayor esa sensación cada vez que le miraba fue haciéndose
estaba allí.
y las flores para mañana. Venga, date prisa que no tenemos mucho tiempo
enseguida!
levantaba las alfombras iba a levantar polvo de nuevo. Además, habría que
mover los muebles. Era evidente que eso se lo había dejado a ella porque
era la parte más pesada del trabajo. Sonrió. Iba a llevarse una sorpresa.
había movido todos los muebles con sumo cuidado de no rayar el suelo y ya
que no se creería que las había sacudido, así que dejó allí las pruebas.
—Vamos, deprisa.
criada. Subiendo las escaleras hizo una mueca. En realidad es lo que era,
una criada. Al abrir la primera puerta lo sintió. Era su olor. Cerró los ojos
había acercado lo suficiente como para que ese aroma llegara a ella y nunca
Había trofeos de beisbol y menciones del instituto por sus buenas notas. Se
hasta el tocador y las fotos que había sobre él. Había muchas con sus
y ella pasó por detrás de Shirley en ese momento. Matt la miró y su madre
sacó la foto en ese instante así que no miraba la cámara la miraba a ella.
escogido esa foto para ponerla precisamente allí. Sintiendo que la inundaba
una inmensa alegría se volvió y al ver que la puerta del armario estaba
abierta casi chilla al ver su cazadora del instituto. Muchos jugadores se las
acarició.
Shirley que ya tengo una persona para que limpie su casa, pero si veo algo
Se sonrojó con fuerza porque ahora que la iba conociendo supo que
Dio un paso hacia ella. —Es muy sospechoso que mi hija se haya
roto la pierna en este momento, ¿no crees? Y ahora te pillo cotilleando en el
Eso sí que no. A ella nadie le hablaba así. Dejó caer la alfombra a
sus pies. —¡No sé por qué se pone así cuando su hija está tan ricamente
viviendo en mi casa y ni siquiera se ha molestado en llamarla por teléfono
para saber su estado! Igual debería ser yo la que le dijera a la gente como ha
abandonado a su hija con prácticamente unas desconocidas porque usted
tenía muchas cosas que hacer, como por ejemplo hacerle la pelota a su
amiguísima mientras su nieto tiene que ser cuidado por nosotras. —Dio un
paso hacia ella amenazante. —Igual debería ser yo la que dijera como los
cuidar de una inválida y de su bebé. Eso por no contar como supo durante
años el infierno que su hija pasaba con su marido y usted no hizo nada.
bruja estirada, ¿de acuerdo? Seamos amigas, al fin y al cabo tenemos algo
en común que es muy importante para las dos.
Sonrió maliciosa. —No eres su tipo. Eres una artista sin estudios
haciendo que apretara los puños de la impotencia. Aunque no sabía por qué
se ponía así cuando ella misma había pensado lo que esa bruja le había
—Pensaba.
hasta el microondas.
Miró el vaso de leche que tenía entre sus manos y apretó los labios.
—Ha pasado.
Se sentó ante ella y se quitó las botas. —Te han hablado, ¿verdad?
Te han contado algo que te ha conmovido. No les creas, no te creas ni un
carajo. Esos capullos son muy listos. —Tiró la bota a un lado y apoyó los
codos sobre la mesa. —Una vez una abuelita de lo más dulce me dijo que
era mi abuela y que estaba allí por equivocación. La creí, vaya si la creí. Yo
era una cría, mi abuela acababa de morir y me moría por escucharla. Pues
—Me han dicho que mi hijo será como ellos, que no podré evitarlo
sonrieron.
—Charlar.
Bedelia encendió la luz y silbó al ver sus caras. —¿Problemas?
—. O casi.
siempre.
—¿Y a ti?
—Su madre me odia. Con todas sus fuerzas. Dudo que les hable
bien de mí. Y eso que he intentado ser agradable, no lo entiendo. Me ha
—No lo sabes bien —dijo Jessica —. ¿Te preguntó por mí? ¿Por
—¿Bonita?
Jessica sonrió porque era evidente que le daba igual. Cassady era así
ayudarte.
—Bedelia…
—Es que como hace tanto que no liga, teme hacerlo mal —le
explicó a Jessica que soltó una risita.
—Muy graciosas.
Bedelia la miró con horror. —Ni hablar, tienes que ser todo sonrisas
—Vaya, gracias.
—Hablo en serio. Con todo lo que tienes detrás no estará abierto a
muchas más sorpresas.
Jessica la miró a los ojos. —Me preguntaste el otro día si era idiota.
—No fastidies.
hombre.
Dio un paso hacia ella. —Lo has visto en sus ojos, ¿verdad?
había llevado, dejándolas ante la mesa del hall para que las vieran en cuanto
entraran.
a nadie se enderezó pasándose las manos por su vestido verde. Era evidente
que quería tener buen aspecto. Ella se miró. Para no ir en sus vaqueros de
beige que casi nunca usaba. Estaba cómoda, fresca y a la vez algo
arreglada. Disimuladamente se miró en el espejo del hall y se pasó la mano
la mujer que estaba en el asiento del copiloto sonreía a Mary Lou, separó
los labios. La señora Bampton abrió la puerta tan elegante como la última
abría la puerta del conductor y que una cabeza morena salía del coche. Aún
venía detrás para que aparcaran. Se volvió hacia ella y cuando sus ojos se
Este rodeó el coche por delante y ella pudo ver que llevaba unos
Me alegro de verte —dijo con una voz más grave de lo que recordaba.
—Y yo a ti —dijo abrazándole.
—Sí que la conozco. O la conocí cuando era una niña. —Shirley dio
un paso entre ellos acercándose. —Tú eres la hija de Laurin Perkins, ¿no?
—Sí, señora —respondió mirando esos ojos grises tan parecidos a
los de su hijo.
—Murió, señora.
—De vista, mamá. De verla por el pueblo. —Sus ojos fueron a parar
independencia.
—Sí, señora.
Fue a toda prisa hasta la cocina y preparó una bandeja con todo lo
que pudieran querer. Hasta puso unos aperitivos que ella había preparado.
Fue hasta el salón donde les escuchaba hablar y cuando iba a pasar
ante la puerta principal casi se choca con el de la mudanza que metía una
—Oh, pues…
derecha.
lado y al llegar hasta ella su colonia casi se muere del gusto. Seguía usando
la misma.
Las mujeres no dejaban de hablar y Mary Lou dijo —Deja eso aquí
cierto?
vista hasta sus ojos. —Me da igual. —Sin poder evitarlo sus ojos bajaron
Miró hacia arriba para ver a uno de la mudanza que bajaba. —Oh,
sí. Lo siento. —Se apartó y al mirar hacia abajo él ya no estaba. Tenía que
gran parte del pasillo a las habitaciones y se mordió el labio inferior cuando
el jefe de mudanzas dijo que los percheros tenían que llevárselos. —Espere
muebles.
—Oh, sí… Y son antigüedades, así que a ver dónde los ponemos.
puso como un tomate al ver a Matt tras ella. —No saben dónde poner las
cosas.
Cuando el hombre pasó entre ellos a duras penas, Cassady forzó una
sonrisa. —¿Y toda esta ropa?
Leche, ¿qué era aquello? Parpadeó y dijo —¿Qué tal un chili que me
acerque.
Él sonrió. —Entiendo.
Levantó la vista hasta sus ojos. —Sí, nena. Lo entiendo muy bien.
—Con la mano libre la cogió por la cintura y la pegó a él. Sentir la dureza
de su cuerpo, la dureza de su sexo fue como si la traspasara un rayo y ni
pudo reaccionar cerrando los ojos para disfrutar de él. Esa mano bajó hasta
su trasero y la acarició mientras él susurraba a su oído —Te mueres porque
—Sí, señor.
Cuando se volvió ella aún seguía allí con los ojos como platos. —
brazos—. Oh, el chili. Claro, el chili. —Fue hasta las escaleras sintiendo
que no las sostenían las piernas. —Lo otro…
—Cuando yo quiera.
Madre mía, por como la miraba parecía que quería comérsela a ella.
Loca de contenta bajó las escaleras. Así que sería difícil, ¿eh? Si estaba
chupado. O ese hombre era muy fácil o la fácil era ella, pero aquello iba
pero que muy bien. Contenta entró en la cocina deteniéndose en seco
porque allí también había cajas. ¿Pero cuántas cosas tenían? Decidió
centrarse en que tenía hambre y se puso manos a la obra.
Bienvenidos a Texas.
mismo —dijo cogiendo el plato de Mary Lou que iba a decir algo, pero le
sirvió una buena cantidad como a los demás.
Miró a una y luego al otro. En sus ojos vio que se lo estaba pasando
en grande. Le había dejado hacer chili, aunque sabía que su madre no lo
las ocho.
—Muy bien.
—Será tímido.
Era evidente que si Shirley decía que la luna era morada, ella
pensaría lo mismo. Qué adoración le tenía a esa mujer.
armario? Mucho lo voy a donar porque esa ropa no me la pongo desde hace
años.
—Te noto ansiosa, nena. —Dio un paso hacia ella y tiró más de la
Él sonrió. —Sube.
Sin dejar de mirarle fue hasta la puerta y se tropezó con una caja
—¿No es tuyo?
—¿Si, cielo?
entrado las palomas y bajé las cajas para limpiarlo bien —dijo Mary Lou—.
Se me olvidó subirlas de nuevo.
Matt miró las seis cajas que había allí. —¿Mi abuelo era aficionado
a las artes ocultas?
resto de las cajas y sacaba una carpeta de anillas llena de papeles que se
salían por los bordes. —Ah, aquí está.
—Algunos sí.
—Hijo, que yo no los vea —dijo preocupada—. Me ponen muy
nerviosa.
—Tranquila.
—Esto como todos esos libros deberías tenerlos cuanto más lejos
mejor.
—Estás exagerando.
—Te aseguro que no. El mal está en todas partes, Matt. Tíralos.
—¿Crees que soy tan débil de carácter como para caer en esas
supercherías? —Alargó la mano. —Dame eso.
Entonces lo entendió y recordó la voz al otro lado de la puerta. —
¿Has tenido sueños sobre esto? ¿Pesadillas en los últimos días? ¿Por eso tu
interés cuando crees que son tonterías?
—¿Has soñado con tu vuelta al pueblo? ¿Con algo que te hace sentir
mal? —Dio un paso hacia él. —¿Has soñado conmigo?
—¿Ah, sí?
¡Devuélvemela! ¡Ahora!
—Lo que deseo en este momento es que me des eso y que te largues
de mi casa —siseó —No imaginaba que estabas loca.
—Matt…
Apretó los labios y fue hasta la puerta, pero algo la hizo detenerse
antes de salir. —Si que estoy algo loca, ¿sabes? Tengo un destino que no le
deseo a nadie y no he podido evitar quererte casi toda mi vida porque tú
dabas luz cuando solo había sombras. Pero hasta eso han ensuciado. —
Intentó retener las lágrimas. —Hasta eso me han quitado. —Salió corriendo
preocupada.
—¿Que si estoy segura? Estaba tan ciega que creí que le atraía por
nunca he sido más feliz, pero al ver como miraba los libros me di cuenta...
rápido. Por Dios, si fue llegar y mirarme como si quisiera comerme entera.
—Si se comportó así no me extraña que te derritieras de gusto.
Menos mal que encontrasteis esos libros y te diste cuenta. —Bedelia apretó
comida. Pensaban en un futuro juntos. Ella se suicidó diez días después. Por
eso nunca traemos a nuestras parejas a la casa antes de que su amor sea
La miró con sus ojos llenos de lágrimas. —No tengo otra opción.
profesa la pareja.
Cassady cerró los ojos y vio el rostro de Matt antes de que la besara.
Si antes era una alegría pensar en él, ahora era una tortura porque sabía que
no volvería a sentir esos labios ni sus caricias ni sus abrazos. Su hermana
a ti.
pueblo y la seduce? ¿Nada más llegar? Soy la primera que quería que esto
saliera bien, pero es evidente que no tiene buena pinta y no voy a arriesgar
qué? ¿Para que cometa la locura de acercarse a él, para que la convenza de
que la ama y que una noche enajenado le corte el cuello simplemente por
hacernos daño? ¿Por matar a una vigilante para hacernos más débiles, que
intentarlo y sobre todo por darme el valor de hacerlo. —Sonrió con tristeza.
—Que durante esas horas en esa casa me he sentido más viva que en
urnas.
muertos?
Bedelia hizo una mueca. —¿No te habías dado cuenta de que la urna
de la abuela estaba llena?
—¿Por qué?
—Son muchos.
—Todos los que dieron la vida por la piedra de una manera u otra.
Para intentar pensar lo menos posible, los siguientes seis días trabajó
como una loca. Cuando no estaba ante la piedra estaba en el taller y puesto
que ahora tenía más tiempo libre, porque Jessica hacía el turno de mañanas,
había empezado a esculpir otra vez. Viendo el torso que había sido su
último trabajo, allá en la época del instituto, suspiró. Cuantas cosas habían
que estaba haciendo ahora y lo cubrió con una tela húmeda. Cogió las tres
cajas de los encargos y salió del antiguo granero para ir hacia la ranchera.
Sabía que lo hacía para que no se encontrara con Matt si tenía esa
—Tranquila.
Mary Lou bajó del coche con una bandeja en la mano y en ese
momento salió Ángel disparado hasta los escalones del porche para ladrar
Hola.
Sus ojos fueron a parar a Matt que salía del coche en ese momento.
muchas cosas. —Puso las manos en jarras. —¿Y a qué se debe la visita?
estropeado el coche, por eso no he podido venir antes. Matt ha sido muy
amable al traerme.
para dejarla pasar. La mujer perdió la sonrisa poco a poco y Matt se puso a
su lado extendiendo la mano. —No sé si te acuerdas de mí, soy Matt
Bampton.
—¡Mamá!
—Oh, por todos los clavos de Cristo. ¿Tengo que hablar contigo
sillas de mimbre que habían visto tiempos mejores. En cuando Mary Lou se
sentó suspiró mirando a su hija. —¿Vas a volver a casa?
sofá que crujió por su peso. —Me han acogido como a una más y pienso
quedarme.
porque fuera a hacerle daño pues tenía mucha más fuerza que él, sino
porque su corazón sufriría más de lo que estaba sufriendo ya.
Mary Lou levantó una ceja interrogante y gruñó por lo bajo por lo
Bajó los escalones del porche muy tensa y caminó hacia el taller. —
Cuando dije que te fueras no era con intención de que no volvieras más —
siseó él.
es tiempo perdido.
para que le mirara. —¿Es tiempo perdido, nena? —siseó—. Al parecer ese
amor que dices que me profesas es algo débil si te molestas por una
estupidez.
—Ese soy yo, ¿no es cierto? Me has esperado casi toda tu vida. Tú
lo dijiste —dijo cabreado—. Lo que es intrigante es que te des por vencida
—Matt suéltame.
qué me hablas.
—¿No? ¿Por qué crees que el pueblo se llama así, preciosa? Un
sheriff desesperado por la muerte de los habitantes quería espantar a los que
tu padre.
—El otro día hablabas de mis sueños. ¿Quieres saber qué soñaba?
Soñaba contigo desnuda en mi cama —dijo con rabia—. Pidiéndome que te
hiciera el amor. —Los ojos de Cassady se llenaron de lágrimas. —¿Quién
crees que influye en mí para que no salgas de mis pensamientos? —gritó en
su cara.
—¿Quién, nena? ¿Quién crees que está haciendo esto? ¿Por qué
—¿Qué haces?
mirar el torso y suspirar. —Es precioso, nena. —Se volvió para mirar sus
ojos. —Averiguaré la verdad tarde o temprano.
—Eso ya lo veremos.
pesado de marido y ahora eres un pesado de muerto con mala leche. Por eso
has acabado ahí.
—Y lo que te queda.
restos. —Al soplar con tanta fuerza hasta llegó el aire frío hasta ellas.
antes.
terminado, he terminado!
nena.
—¿Qué haces aquí? —preguntó muy tensa.
Miró hacia el coche del sheriff que aparcaba en ese momento. —¿Y
él también?
Asombrada miró a Matt que bajaba del coche. —¿Qué has hecho?
autopista y tenéis las hectáreas necesarias. Hectáreas que por otro lado
vosotras no explotáis.
—Pueden decir misa. Son vuestras y en dos meses del pueblo. Las
sacará a subasta para hacer una zona industrial que sea beneficiosa para el
contorno. ¿Adivina quién va a pujar?
quitarnos la casa.
—No, hermana. Solo está jugando duro. ¿No es cierto, Matt?
todo, tú decides.
—¿Cassady?
teméis? ¿Por qué vivís así? ¿Por qué mi abuelo estaba convencido de que el
tierras seréis ricas y podréis vivir mil veces mejor que ahora! ¡Vuestra
una secta!
Matt se tensó. —Estoy hasta los huevos de esto. Voy a quitarte todas
esas tonterías de la cabeza cueste lo que me cueste. —La rodeó para
—No Matt.
—Detenme si puedes.
Sin hacerle caso subió los escalones del porche de un salto mientras
ella corría detrás y cuando cogió el pomo de la puerta Cassady le agarró del
brazo lanzándole a su jardín con fuerza. Las hermanas retuvieron el aliento
fuerza tienes.
Pues eso no había sido nada. —Cariño, vete. —Le rogó con la
mirada.
Entrecerró los ojos. —Y una mierda, ahora quiero entrar todavía
más porque se abre una posibilidad que había descartado por completo.
—Pero yo sí.
—¡Dios mío, estáis de atar, pero esto lo voy a zanjar yo! —Cassady
—Nena…
ti si sabe algo.
Al darse la vuelta y ver que tenía la cara roja jadeó soltándole. —
Cayó de costado sin ser capaz de hablar hasta que unos segundos
te duele mucho.
veras.
me haces esto?
—¿Yo celoso? ¡Lo que me faltaba por oír! —Se sentó con esfuerzo.
dicho?
—¿Demasiado rápido?
—¿De veras?
—¡Ángel no!
—¿Ángel?
sea!
Cassady miró de reojo a Bedelia. —Hermana, no cedas. No puedes
fiarte al cien por cien.
—¡Eso, dejarle pasar y que vea de lo que se trata para que deje de
—Él se deja.
entrecerró los ojos siguiéndola, pero de repente se volvió para mirarle a los
ojos sin disimular su angustia. —Pase lo que pase a partir de ahora, quiero
que sepas que te quiero. Y eso no es una locura.
Bedelia puso los ojos en blanco bajando tras ellos. Al llegar abajo
Jessica sonrió. —Que bien, la hora de la verdad.
—Menos coñas que estoy muy nerviosa. —Se volvió para ver que
Sonrió irónico. —Lo que digas. —Caminó tras ella hasta ponerse
ante la puerta con cinco metros de separación y las chicas hicieron un
pasillo dispuestas a tirarse a él.
—¿Se abre?
toneladas.
embaucar por alguien de tu familia que debía estar loco! ¡Y has embaucado
a Jessica en esto!
—Oye, que mi hermana no embauca a nadie. ¡Cuando los oigas te
—Sí, yo sí.
—¿Ellos quiénes?
—¡Vamos a ver, que detrás de ese peñasco no hay nada! ¡Solo tierra!
que casi no me cabía. Gocé una y otra vez. No como esa que tenías tú que
ni me hacía cosquillas. —Cuando no dijo nada entrecerró los ojos. —Y no
era la primera vez que lo hacía. ¿De quién crees que es Stevie? Tan rubito,
si no se te parece en nada.
vivo.
forzó una sonrisa. Él carraspeó. —Vamos a ver, nena… Que creo que no lo
entiendo. ¿Quién era ese? —gritó demostrando que no estaba tan tranquilo
como parecía.
—¡Cállate zorra!
Un grito espeluznante se escuchó al otro lado y Matt apretó su mano
muy tenso. —Preséntate ante Satanás —dijo la voz de una mujer.
—¿Por qué?
Una voz habló en un idioma que no entendían antes de oír los gritos
de Jimmy y de repente se hizo el silencio al otro lado.
—¿Qué idioma era ese? —preguntó Matt muy tenso sin dejar de
mirar la piedra.
oscurecido.
—¿Cass? —preguntó Jessica asustada.
Su hermana saltó dándole una patada con tal fuerza que le rompió
una pierna y Matt cayó al suelo. Cassady se tiró sobre su pecho y susurró
mirando sus ojos inyectados en sangre —Te amo —dijo sufriendo por él—.
Te amo.
Los ojos de su hermana mostraban el miedo que sentía, pero aun así
dijo —Tú eres quien decide, tú eres la mayor. Tú eres la vigilante.
poner bien, te vas a poner bien. —Besó su sien desesperada por oírle. —Te
vas a poner bien.
—Nena, que me ahogas.
perderte.
para…
olvídate de que has nacido aquí. Te esperan mil cosas increíbles ahí fuera.
—¡No!
con él. Cassady estás indefensa ante su ataque. Después de pensarlo creo
que mi hermana tiene razón, voto porque se vaya.
daño?
Una risa que ponía los pelos de punta hizo ladrar a Ángel y la casa
empezó a temblar con más fuerza que nunca. Ella se volvió apoyando las
manos en la piedra mientras su hermana gritaba haciendo lo mismo al otro
miraron a los ojos. —Empuja antes de que llegue el impacto. —Él asintió y
el sonido se acercó a toda prisa. —¡Ahora!
Los tres empujaron y el impacto hizo temblar la piedra. Sintiendo la
su hombro al sentir el aire helado y el grito de dolor del otro lado fue
desgarrador mientras se alejaba a toda prisa. Poco a poco dejaron de
juro.
¿Qué? ¿Formo parte de esta familia o no? ¡Pues en las familias se hablan
estas cosas! ¡Y no me fío de ti!
levantando una ceja. —No es cierto. ¡Fue idea mía que se casara! —Se
sonrojó ligeramente. —Bueno, no estaba preparada para esto. Siempre ha
sido mía.
La abrazó con ternura. —Me apoyo en los dos, porque vosotros sois
mi fuerza.
—Te quiero.
—Y yo a ti.
Capítulo 9
Hizo una mueca volviéndose para ver que el niño se había dormido
en sus brazos. —Con todo el jaleo que hay en esta casa duerme muy bien.
—Creo que habéis vivido muy tranquilas hasta ahora y que empieza
la juerga de verdad. ¿Sino por qué estoy yo aquí?
aunque con todo lo que había ocurrido con la llegada de Matt no es que lo
hubiera meditado mucho. —Esperemos que te equivoques. —Un ruido hizo
—¿Qué es eso?
Jessica entrecerró los ojos porque aún estaban lejos y solo veía el
hasta el porche.
—Sí, jefe.
grúa.
niño y me apunto.
escuchaban las voces. Fue culpa nuestra y por eso tenemos esta vida.
jefe.
—Matt…
Estoy lista.
viviendo una condena en vida por algo que no fue responsabilidad tuya y lo
voy a cambiar.
Se le cortó el aliento porque estaba plenamente convencido de lo
Jessica empujó con todas sus fuerzas, pero los seis contenedores no
se movieron. Matt hizo una mueca. —Doce toneladas no. Nena, ¿pruebas
tú? —Ella levantó una ceja. —Hazlo por mí…—Sonrió y le dio un beso en
Jadeó antes de bajar los escalones a toda prisa. —Quita de ahí que
manos en el borde del contenedor dijo —Bien, nena. Tenemos que medir tu
inundaba. Dio un paso y luego otro hasta que los seis contenedores se
de la fila.
podía con ocho toneladas. —¡Soy como Superman! —gritó Jessica dando
—Yo siempre voy a por todas, preciosa —dijo comiéndosela con los
ojos.
cuando le cogió el truco casi empujaba lo mismo que ella. Dejó caer la
mandíbula del asombro antes de echarse a reír y cuando dejó de empujar
corrió hacia él tirándosele encima. Matt riendo la cogió por el trasero. —Lo
has hecho genial.
vuelvas a pensar algo así, ¿me oyes? No hay nadie en este maldito mundo
más especial que tú.
Una lágrima cayó por su mejilla y le abrazó con fuerza casi sin
poder creerse que aquello estuviera pasando. —Sí, nena… Estoy aquí y
aquí me voy a quedar, a tu lado.
arriba y gritó —¡Yo quiero uno así! Porque que sea un ángel no significa
que tenga que pasar el resto de mi vida sola, ¿no? ¡Quiero más
—Por favor.
podía salir bien. Ella lo iba a intentar con todas sus fuerzas.
Se estaba tomando una taza de café mirándoles por la ventana de la
cocina cuando Jessica entró bostezando y con sus pelos rubios revueltos. —
Menuda nochecita.
—¿Una pesadilla?
—¿Está bien?
toneladas y eleva seis por encima de su cabeza. La muy burra casi acaba
aplastada por un chisme de esos.
Soltó una risita. —Así que entre todos podemos empujar al menos
cuarenta toneladas.
Levantó una ceja. —Pues sí, pero al parecer le siguen dando vueltas.
—¡Nena, ven!
Puso los ojos en blanco dejando la taza sobre la encimera mientras
Jessica soltaba una risita cogiendo la jarra para servirse un café. —Yo
vigilo.
—¿Entonces?
—¿Y?
—No habláis en serio. ¡En ese momento la adrenalina corría por mis
venas y me tiré desde la escalera!
—Por eso sabemos que la marca que hagas hoy podrás superarla —
al menos sesenta metros más allá en medio del prado. —Leche, ella sí que
es Superman.
corazón casi se le salía por la boca al ver donde había caído. Se volvió
lentamente para mirar a Matt pálida y susurró —¿Qué está pasando?
Al oír sus palabras desde allí cayó de rodillas y él corrió hacia ella
dando un salto para llegar a su lado cuanto antes. Se agachó a su lado y la
—Pues somos los primeros por algo. —Acarició sus rizos pelirrojos
y forzó una sonrisa apartándose. —Hay mucho que hacer para averiguar
hasta dónde llegas. Hasta donde llegamos. Es importante.
Ella asintió y miró hacia donde miraba él para ver como su hermana
corría hacia ellos antes de saltar. Cayó unos pocos metros antes que ellos y
cafetera.
—No lo creo. Y nadie de los míos ha hecho algo así. No sale en los
cuadernos. Siempre apuntamos todo lo extraño siguiendo la tradición.
internet. Solo hay uno que es quien manda sobre todos los demás. Debajo
de Satanás hay otros que son los que denominamos fuertes y después están
—Sí.
—¿No sería lógico que el jefe fuera el que tuviera más fuerza para
hacerlo?
—Sí.
—Es extraño.
Apartó la sartén de los huevos para que no se enfriaran mientras
freía el beicon. Le escuchó suspirar y vio como pasaba la mano por los ojos.
tu edad?
—Promesas, promesas.
y cuando digo nunca es jamás te creas nada de lo que digan porque solo lo
harán con el único objetivo de que abras esa puerta. Que esto se te meta
bien en la cabeza, Bampton. Los que están al otro lado son asesinos,
violadores, personas de la peor calaña que lo único que han hecho en vida
desayunar!
—Vale.
Cuando se dio la vuelta Matt se levantó y le miró asombrada. —¿Ya
te vas?
—Nena, tengo mil cosas que hacer. —Le dio un beso en los labios.
—Te veo esta noche.
—¿Esta noche?
—Tienes que hacer tu turno, cielo. Ahora eres uno de los nuestros y
lo primero es lo primero.
—¿Y yo qué?
Él dijo algo por lo bajo sobre que a las mujeres no había quien las
—Cariño…
Jessica.
lento.
—. Te eligió a ti.
repente sonrió radiante. —Si pasas esa prueba es que estás de nuestro lado.
Que no te han influenciado, ¿no es genial?
—¡La voy a pasar! —Se volvió para salir de la cocina y gritó desde
el hall —¡Nos casamos mañana!
que había empezado días antes. Al quitar la tela se sobresaltó al ver el rostro
de Matt retorcido de dolor y chilló levantándose tan rápidamente que tiró la
¿no?
—No, hace tres días cuando vino Mary Lou. Antes de llevar los
encargos… Mierda, al final no llevé los encargos. —Se pasó la mano por la
frente sin dejar de mirar esa cara y gimió angustiada.
—Seguir adelante. Como decía mamá eso es lo que tienes que hacer
y eso es lo que harás si llega el caso. —Sonrió con dulzura. —Yo no me iré
a ninguna parte.
—Te quiero.
—Yo más.
cogió entero y lo tiró al cubo de la basura. —Bien, ¿y ahora qué hago? Uy,
como se acercaban a ella por la espalda. Echó más mica dorada y verde
cuando sintió unos brazos que la rodeaban. Sorprendida miró hacia atrás y
Gimió por dentro porque parecía que le hacía ilusión. —Sí, cielo. Es
funeraria!
—¡Nena!
tres.
protegían.
puñetera piedra!
alterado?
¿En caso de que me caiga un rayo me meterás ahí? ¡No, claro que no,
paso. Gimió de placer sin poder evitarlo y él apartó su boca. —Sí, nena…
—dijo mostrando en sus ojos su deseo, dejando caer su ropa al suelo antes
de atrapar sus labios de nuevo. Desesperada por más llevó sus manos a su
camisa rasgándola por los botones y tirando de ella hacia atrás para
mostrar su pecho y lo atrapó con los dientes antes de chupar con fuerza.
temblaba bajo su trasero, pero solo quería sentirle, así que se aferró a él.
Matt deslizó su miembro por su interior hasta casi abandonarla para entrar
embestida ese placer la volvía loca hasta creer que perdía la razón. Matt
Matt sonrió. —¿Eso es lo que vas a decir? Ha sido más que guau.
Rio por lo bajo. —Sí, nena… Eres muy buena en esto y tengo la
suerte de que las maravillas que haces solo las probaré yo.
impaciente.
sé.
—Estás preocupada por ella y es lógico, pero de momento el tío está
día.
Casa Perkins.
—¿Qué?
gritó —¡Matt!
Matt que estaba dormido sobre una vieja manta en el suelo del
granero se sobresaltó sentándose de golpe. —¿Qué coño…?
un abogado del ayuntamiento diciendo que tenemos cuarenta días para dejar
la casa!
—Joder, se me olvidó.
nos han criado es para proteger la puerta incluso a costa de nuestra vida!
tengo contenta.
—Nena, lo solucionaré.
Dejó caer la camiseta por su cuerpo antes de mirarle y sonrió. —Te
espero en la casa, tengo que hablar con ella.
—Sí, preciosa.
mesa apretó los labios al ver las urnas funerarias. Se agachó para coger sus
zapatos cuando vio su busto en la papelera. Levantó una ceja por su rostro
retorcido de dolor antes de mirar las urnas de nuevo y gruñó antes de sisear
—Esto es una puta locura.
levantando la voz.
—¿Cómo que no? ¡Mi geólogo me ha dicho que las tierras no son
actas para construir el edificio para mis ingenieros, no las voy a usar! ¡Sí,
cabo el proyecto!
tendría que pujar contra ellos para la cesión de los terrenos por el
ayuntamiento? —gritó a los cuatro vientos.
—Esto no puede estar pasando. —Se tapó la cara con las manos
empezando a sentirse superada por los acontecimientos.
terrenos con fines empresariales. Pretende que compita con otros para
forrarse. El muy cabrón… —dijo cabreadísimo—. Espera que le coja.
Debemos ser discretos. No podemos tener más problemas con la ley de los
que ya tenemos.
Joder, es mi madre.
muy bien.
Las chicas soltaron una risita, pero Cassady frunció el ceño. Lo que
le faltaba era tener problemas con la suegra y que metiera la nariz donde no
debía.
así y no pienso perder ni un día más. Mañana a las cinco. Si quieres estar
allí perfecto, me alegraré mucho. Sino lo sentiré enormemente, pero la boda
fuera.
ahora haces que se case sin ni siquiera tener vestido de novia —dijo Bedelia
antes de beber de su cerveza—. Sí, eres un chollo de futuro marido.
suelo antes de coger su mano. Cassady sintió que se le cortaba el aliento por
la resolución en su rostro. —Nena, sé que no he hecho más que meter la
pata, pero te juro que lo arreglaré y tendremos una vida maravillosa juntos a
pesar de lo que hay ahí abajo. No voy a decirte que te quiero porque
seguramente pensarás que estoy influenciado por ellos, pero lo que sí voy a
decirte es que cuando pasabas ante mi casa siendo casi una niña mi corazón
se conmovía. Las últimas navidades que pasamos aquí te eché de menos,
pero el último día viniste y me dije que cuando fueras mayor tendría que
—Lo sé.
Alguien sorbió por la nariz y volvieron la cabeza para ver que las
chicas lloraban a moco tendido. —Mierda, y no voy a poder ir a la boda —
dijo Jessica cogiendo el rollo de papel de cocina y arrancando un pedazo.
el de ayer.
—Pero… —Sabía que tenía razón, pero nunca se imaginó que se
casaría sola.
—¡Bedelia!
desnuda y soltó una risita porque hasta ese momento jamás había dormido
así. Se puso una bata ligera y se ató el cinturón a toda prisa. Era evidente
que la noche había sido tranquila porque no la había necesitado. Aunque
ahora tenía su fuerza y podía apañárselas solo. Caminó por el pasillo
procurando no hacer ruido y cuando escuchó a Jessica tarareando al
pequeño hizo una mueca. Pobre, seguro que no había pegado ojo. Pasó por
la cocina casi a oscuras y al llegar a la escalera escuchó un murmullo.
Mierda, le estaban agobiando, estos se iban a enterar. Bajó los primeros tres
escalones sin hacer ruido y al ver que estaba sentado en una silla ante la
piedra escuchando atentamente se tensó. Tenía los codos apoyados sobre las
rodillas y miraba la puerta muy serio.
que no he hecho caso a sus estupideces. —Se acercó a ella. —No tienes
buena cara.
—¿Sorpresas?
bien?
—Mejor que nunca. Venga, vete a dormir que quiero que estés
—Ten cuidado, niña —dijo la voz al otro lado con una ironía que la
Una risa al otro lado hizo que quisiera gritar, pero se contuvo y dejó
a Ángel en el suelo. —Sube a despertar a Bedelia.
—Estoy aquí.
—Tiene que haber algo. Algo que nos haya pasado desapercibido.
—Pasó la hoja. —Han esperado siglos este momento. No podía fallarles
ahora.
raro.
sabes de memoria. En ellos cada uno de los vigilantes han contado sus
experiencias o las historias que ellos les contaban y que les parecían
interesantes o terroríficas. Yo también lo he hecho, pero hasta que no
empecé a tener esos sueños tras tu nacimiento, hija, no supe lo que era el
tiempo y el día apropiado. Y ese día será durante el eclipse de sol del año
en que cumplas veinticinco años.”
—Es dentro de una semana —dijo su hermana asustada llevándose
la mano al cuello de la impresión.
súbditos arranquen las cadenas que le atan a su trono e irá hacia la puerta.
En la tierra estarán preparados y le ayudarán a abrir la puerta para que su
rey salga e impida que las sombras desaparezcan para siempre. Él no
puede salir solo, ¿entiendes? Jamás ha podido. Pero quienes le siguen son
poderosos y harán lo que sea para llegar hasta la puerta. Si mis sueños son
ciertos, que no lo sé, esa tarde sufriréis un ataque que cambiará el curso de
la historia y sé que no estaréis preparadas.”
felices a pesar de la vida que os he dado. Tenía que haberme ido hace
mucho. Tenía que haberme alejado para que al menos esos años hubierais
tenido una vida normal, pero no fui capaz de hacerlo temiendo lo que me
habían inculcado toda mi vida y pudieran salir. ¿Comprendes mi
encrucijada? Tu padre no lo hizo. Cuando al fin se lo conté quiso alejarse
—Eran sueños.
—¡Cállate y siéntate!
habla de las espadas de oro. La historia que le contó alguien al otro lado.
Que si no tenía una de las cuatro espadas de oro mal iba a deshacerse de
ellos. Eso le dijo.
Se miraron a los ojos. —El abuelo le preguntó con burla que dónde
podía encontrarlas.
de los que vengan y esos están vivos! Empezando por ese que duerme ahí
arriba. Y cuanto antes nos encarguemos de él mejor.
—¿Y por qué iba a hacer todo lo que ha hecho? Solo tenía que
guerreros.
caídos según la Biblia, ¿no? Sus guerreros más fieles, sus favoritos, los
Ellos les sepultaron para que no volvieran al cielo ni se relacionaran con los
arriba…
piedra. —Tendremos que dejar que la muevan para saber si son capaces.
—Sí, pero muy poco ¿eh? En cuanto notes algo empuja por si esto
se nos va de las manos.
—¿Qué?
Tocó la piedra pasando sus dedos por los símbolos. —Ellos la
encontraron antes —dijo sin aliento—. La desenterraron e hicieron los
por lo que parecía una lanza. La punta estaba hacia abajo y dio un paso
atrás siguiendo su dirección. Otra lanza bajo la cruz señalaba hacia abajo.
—¿Qué?
—No te entiendo.
—El sol, la luna. El eclipse… las armas… —Se llevó las manos a la
cabeza. —Pero entre todas esas armas solo las lanzas apuntan hacia abajo.
Hacia abajo…
—O eso creíamos.
—Traeré la maza.
dónde llega.
nos cree ciegas a lo que está pasando. Querrá que estemos indefensas,
pensar muy bien qué vamos a hacer, no podemos cometer un solo error. De
momento no le digas nada. Además, no quiero que se asuste o tema por el
niño. Hasta que comprobemos si pueden mover la piedra y que lo que dice
nos arreglaremos bien solas. Puede que enviaran a Jessica porque pedimos
ayuda al estar agobiadas y solas, o puede que no y que todo haya sido un
o algo así. Son piedras grandes, pero no tanto como para que no las puedas
colocar de nuevo. Alisa la tierra que haya debajo y vuelve a colocarlas lo
mejor que puedas. Seguro que ella le comentará lo ocurrido a Matt y quiero
comprobar su reacción.
—Y por ti. —Cogió sus manos. —Si ves algo raro alrededor de la
—¿Cuál?
la necesitamos?
razón poderosa para tirarse a empujar, ¿no? Y que después los demás
ojos. —¿Lista?
gritos se elevaron al otro lado y de repente Cassady sintió alguien tras ella.
Asustada miró hacia atrás para ver como Matt ponía las manos sobre su
empezar a soplar. Matt empujó como ellas y los gritos fueron cesando poco
a poco hasta que después de unos segundos se hizo un silencio sepulcral.
estaba muy equivocada. Podían salir y seguramente con esa prueba habían
Juró por lo bajo y Matt la agarró por los hombros dándole la vuelta.
—¿Estás bien?
Jessica se acercó y a toda prisa cogió una escalera que tenían allí
—No creo que haya sido eso. —Se bajó evidentemente preocupado.
—Este ataque ha sido el peor que he visto.
mientras su prometido decía —Es evidente que cada vez lo intentarán con
más ímpetu. Debemos buscar soluciones para evitar que la muevan.
—¿Qué soluciones?
—Las hay que aguantan mucho peso. Podría construir una prensa
liberaría a todas.
y después habría que derribar la casa para colocarla. Para empezar un mes
más o menos.
—. ¿Me pongo con ello? Como mínimo os ayudará a estar más tranquilas.
Podemos hacer una prueba y si no funciona no seguimos adelante y
café.
Soltó una risita. —Mira que me lleva unos añitos, pero encantada me tenía.
a él. —Te lo juro por lo más sagrado que no pararé hasta encontrar la
solución. —La besó en la sien. —Ahora no quiero que te disgustes, hoy es
—Sí…
Se escuchó el motor de un coche y ella aprovechó para apartarse
el ceño. —Una furgoneta. —Se volvió para mirarle y vio como sonreía. —
cogiendo de atrás una caja blanca muy grande y otras dos más pequeñas. Se
—Lo mismo digo —dijo distraída al ver que una de las cajas traía
Apartó las otras dos y cogió la tapa con ambas manos tirando de
ella. Un papel de seda rosa cubría su regalo y lo apartó con cuidado para ver
Sin poder evitar ilusionarse sacó el vestido de novia que era una
falda que debía llegarle por las rodillas caía desde la estrecha cintura. Era
es mi talla!
enterarme de la talla, espero que no te importe. No soy muy bueno con esas
cosas.
Oh, que delicado. —Levantó la vista hasta sus ojos. —No tenías que…
—Sí que tenía. —La abrazó por la cintura. —Quiero que nuestro día
sea especial.
Cassady pasó las manos por sus hombros mirándole a los ojos. Lo
que tenían no podía ser fruto de una mentira, el destino no podía ser tan
cruel. Tenía que amarla, tenía que hacerlo, y si había decidido pasarse al
otro lado ella haría que volviera al redil y se arrepintiera. Lo haría, lucharía
por los dos por cómo le amaba y por todo lo que podían llegar a tener en el
futuro. No se rendiría.
de la cocina.
Ella levantó la vista hacia sus ojos. —Mi alma.
daría yo a ti.
todo de mi parte.
—¿Y lo de su abuelo?
—¿Y si simplemente le seguía la corriente? Le dije que siempre
—Se volvió dejando la taza sobre la mesa que estaba llena de los platos del
solo quieren que no confíe en él? Sabemos que son muy listos. ¿Y si lo han
—Dudas de todo.
con sueños, pero sí pueden marearnos hasta que perdamos la cordura. Mira
sé.
perspectiva.
biberón del agua. Cuando se volvió Bedelia llegó con un block grande que
Cassady usaba para sus bocetos y lo puso sobre la mesa. —Veamos. —Hizo
Satanás después de ser expulsado del cielo para siempre. Según la biblia
hubo una lucha con los arcángeles que les expulsaron a él y a los suyos para
que dejaran de joder. Alguien tuvo que cerrar la puerta, así que suponemos
línea. —Los aztecas o los mayas encuentran la puerta por alguna razón que
desconocemos y por algo que les asustó hicieron los grabados. Y esos
que pone en los diarios. —Se acercó al cuaderno y señaló la marca de los
símbolos. —¿Y si ellos les oyeron y eso fue lo que les asustó? ¿Y si cuando
—¿El qué?
—¿De mí también?
Ambas la miraron sorprendidas. —Pues no —dijo Cassady
mirándola fijamente—. La verdad es que de ti no he dudado desde aquella
cena.
Jessica sonrió. —Es que soy maja y les caigo bien a todos. ¿Qué le
voy a hacer? Soy irresistible. —Se levantó con el bebé en brazos. —Voy a
medio…
—¿Qué?
Dejó la taza sobre la mesa y corrió hacia las escaleras bajando los
escalones de un salto para llegar hasta los diarios. Sacó el libro donde se
relataba la muerte de su abuelo y pasó las hojas a toda prisa. —Luna llena.
Tan grande que se veía muy cerca de la casa, eso escribió mamá. —
Cogiendo otro diario dijo —Comprueba si la muerte de mamá fue en luna
llena.
llena.
—Sigamos.
que quieren como en la muerte de papá. Seguro que se lanzó bajo el camión
angustiado por dejarnos —dijo Bedelia impresionada.
hacia ella. —Es la primera vez que convergerán completamente justo sobre
nosotras.
Apretó los labios. —Llevan esperando siglos que ocurra. El eclipse
tiene que ser completo justo en ese momento en que salgan. La oscuridad se
impediríamos!
de los nervios antes de mirarlas—. Las tomará, ¿no? ¡Esto no puede ser el
Apocalipsis!
ángel caído quien guie a los débiles de corazón como un nuevo profeta en
cuanto salga, engañando a todos.
que tenemos que evitar es que salgan de ahí, no tiene que importarnos lo
que pase después porque ni estaremos vivas.
Bedelia fue hasta una esquina y cogió una barra de uñas que había
escondido allí. —De momento vamos a enterarnos de si tenemos armas o
sol que entraba por las pequeñas ventanas. Sintió algo indescriptible, su
fuerza se multiplicó y su corazón supo que esa arma era suya. —Coged las
vuestras —dijo con autoridad.
—Brilláis.
—Sí, cuando lleves a tu niño al cole las madres te van a mirar raro
nuestro momento!
—Sí, Cassady.
—Daos prisa.
Fue hasta la escalera cuando se escuchó un grito espeluznante al
otro lado, pero sus chicas estaban allí. El impacto contra la piedra fue brutal
y observó desde la escalera como su hermana con una sola mano lo detenía.
Jessica sopló alejando al demonio que estaba al otro lado. —¿Creéis que
están así de pesados porque se acerca el momento? —preguntó Bedelia.
verdadero dolor!
Una risa al otro lado la alertó porque ya la había oído antes. Era una
mujer y con muy mala leche, por cierto. —Pobrecita y creía que iba a
casarse hoy. —Se tensó. —Y ya está muerto. Entre nosotros…
cerró la puerta. Rodeó el vehículo por delante y vio que alguien dejaba caer
una cortina en el salón. Caminó por el sendero y subió los escalones del
porche. Intentando controlarse pulsó el botón cuando lo que quería era tirar
—Claro que sí. Ha sido el gato que al fin ha llegado de Nueva York
y se está amoldando a la casa.
chico de oro se casaba con una de las raras del pueblo, que además no tenía
—Sí tengo. —Al mirar por encima de su hombro vio un libro sobre
el aparador al lado de su foto con Matt. Era uno de los libros del abuelo de
su prometido. Sintiendo que le daba un vuelco al corazón sus ojos fueron a
parar a los de esa mujer y entonces supo que era ella quien estaba detrás de
—¡Mientes, qué has hecho con él! —La tiró al suelo y gritó —
ella no les viera desde la entrada, entre ellas la madre de Jessica, el alcalde
y lo que la dejó de piedra, el cura del pueblo al lado del sheriff. Se miraron
los unos a los otros sin saber qué hacer. —Vaya, vaya. Si están aquí las
fuerzas vivas del pueblo. ¿Organizando otra fiestecita? Creo que me voy a
unir para que luego no digan que soy huraña con mis convecinos. —Puso
los brazos en jarras. —¿Qué coño está pasando aquí?
vio como el sheriff escondía algo detrás de la espalda. —Al parecer ha sido
nuevo? —El tipo palideció. —Sí, veo que lo sabe… —siseó con rabia—.
llegar al sheriff y me escondí para escuchar lo que decían. Madre, ahora que
—Hijo…
pistola, idiota.
Pero por lo visto por mucho que dices que me quieres no te importo tanto
Él sin hacerle caso miró a los presentes. —¿Quien más está metido
en esto?
—No sé de qué hablas, hijo. Era una reunión para recaudar fondos
Miró de reojo a Mary Lou que apretó los labios con fuerza y ambas
centro tenía el símbolo que ella tenía en el pecho. Se le heló la sangre al ver
las fotos de las tres en el centro y la de Matt sobre una de las puntas. A su
lado un cuchillo que parecía que tenía sangre. —¿Qué pensabas hacer,
mente.
con una vida de éxitos. —La miró furiosa. —¡Pero tenías que interponerte
mujer para que estés de su lado, pero solo te ha mentido. Debes escucharme
—Me habla por las noches, me dice lo orgulloso que está de ti. Solo
necesita una última prueba. Mátala, mátalas a todas y todo será tuyo. Le
recibiremos con los brazos abiertos —dijo ilusionada—. Será el fin de una
ritos los que le han hecho triunfar, nuestros sacrificios y nuestra entrega. —
Miró a Matt. —Y tus mentiras, tus engaños y tu personalidad, ¿no Matt?
Eres un seductor cuando quieres e implacable cuando te enfadas. Siempre
se derramará.
—¡No fue culpa mía! ¡Ella empezó con esas historias en el instituto
y me convenció!
—¿De qué?
—¡De que en el pueblo estaba la puerta del mal! Que una vez siendo
niña un grupo la había retado a ir a tu casa y que al hacerlo escuchó voces
Entonces se enteró de que el abuelo de Matt había hecho una tesis sobre el
mal en el pueblo y quiso leerla. Venía a esta casa y le pedía libros. —Miró a
importantes de ti.
—No fue hasta que apareció tu padre hasta que no nos dimos cuenta
de su misión —dijo el sheriff a Cassady que apretó los puños por la furia
—Dios mío…
a no ser que fuera para llevarte al médico o para realizar unas compras. Me
acerqué de inmediato y levanté a Matt para que te viera. Sentí tu necesidad
por él, supe que mi señor había influido en ti para que le amaras. Más que a
ti misma si es necesario. Pero todavía tendrían que pasar años para que se
mi tarea que es cuidar de la mano derecha de nuestro señor. Guié sus pasos,
le aconsejé y cuando fue necesario regresamos para estar preparados en el
—No, miente.
nadie!
—¡Cállate!
¿Por qué crees que has conseguido todo lo que tienes? ¿Por tu inteligencia?
¿Por tu sacrificio? ¡Tu padre sí que se sacrificó dando la vida por ti! —Matt
palideció dando un paso atrás. —Él sabía que eras especial y cuando
cumpliste trece años quiso entregar su propia sangre para darle las gracias
—¡Tienen razón!
cierto? Está ahí abajo y quiere salir. ¡Tienen razón en sus suposiciones!
¿Por qué no van a tener razón en que soy especial para él?
da la gana.
—Hijo baja el arma —dijo con burla—. Para que los aquí presentes
lo sepan, ¿por qué no les dices cuando dejé de hacerte caso? ¿Cuando seguí
con mi vida dejándote atrás?
padre te había dicho que tenías que podar los setos que estaban inclinando
su valla. Te criticó en público y no lo toleraste. Estuve tres días sin
levantarme de la cama porque me negué. A partir de ahí nunca volví a
hacerte caso —dijo helándoles la sangre a todos mientras Cassady sentía
que la furia la recorría—. Les has mentido, madre. Simplemente te trataba
con respeto ante los demás y toleré tu presencia en Nueva York porque al
fin y al cabo eres mi madre, pero nunca más te haré caso. Ahora arrodillaos.
Ya que creéis tanto en vuestro falso Dios no os importará perder la vida
para estar a su lado cuando intente traspasar la puerta.
de loca—. ¿Ya has renunciado? ¡Maldito traidor, vas a pagar por esto! —Se
tiró sobre él y le arreó un bofetón antes de arrancarle los pocos pelos que
tenía. Entonces el hombre cayó al suelo empujando al sheriff que cayó
también.
desgarró en su alma. Dejó que su cuerpo cayera a un lado con los ojos
abiertos. Gritó de dolor haciendo temblar la casa y cuando se volvió sus
alas se extendieron llegando al techo mientras su rostro mostraba su sed de
sangre.
Shirley miraba a su hijo sin poder creérselo y cayó de rodillas. —
pared con tal fuerza que hizo un agujero cayendo al hall. El alcalde intentó
escapar saltando sobre Matt, pero una de sus alas le dio un golpe tirándolo
sobre el sheriff que levantaba en ese momento el arma, disparando contra su
amigo cuando cayó sobre él. El sheriff al verla acercarse elevó el arma y se
amor no me dejes. Por favor no te lo lleves, haré lo que sea. —Sollozó antes
de besar sus labios y al sentir su aliento le miró sorprendida. Entonces vio el
cuchillo con el que Mary Lou había intentado herirla. No había podido
herirla y eso significaba que las espadas les protegían frente a los ataques.
—¿Hermana?
—¿Nena?
—¿Qué ha pasado?
—¿Qué? ¿Qué coño hace aquí? ¿No te dije que ahuyentarais a todo
el que se acercara?
—¿Nena?
—Tienes alas.
—Oh… —Miró hacia atrás y tocó una pluma tan blanca como la
nieve. —Qué bonita.
—¿No dice que su señor saldrá en unos días? ¡Espere que le abra la
puerta, señora! —gritó Cassady.
—Nena…
Gimió volviéndose hacia él golpeando con las alas a las chicas que
cayeron sobre la cama. —Lo siento. —Sonrió a Matt. —¿Sí, amor?
—¡Calla mamá!
—No le hables así a tu madre —dijo el cura haciendo que las chicas
se miraran asombradas.
señalando el agujero.
—Gracias, amiga.
sus rosales y a toda prisa corrió hacia allí para ver un agujero que mostraba
—Me ha dicho que haga espacio —dijo como si nada sin dejar de
cavar.
—¿Te lo ha dicho?
Levantó la vista hacia ella. —Órdenes de Matt antes de irse. Y
pensándolo bien tiene razón porque cuatro con las alas extendidas no
cabríamos en el sótano.
—Sí, hermana.
Ella fue hasta el granero y encendió la luz. Trasladó las vasijas hacia
un rincón y las mesas a un lado. Cuando iba a coger la papelera vio el rostro
mano. —Yo le retorcí el rostro hasta hacer que pareciera que sufría —dijo
arrepentida.
—¿Por qué?
—Porque creí que pensarías que era una señal de que no era bueno
perdonas?
Sonrió con tristeza. —No puedo culparte por algo que fue
—No quiero que vuelva por la puerta. —El dolor que expresó su
rostro le cortó el aliento a Bedelia. —Quiero que vuelva por mí. Por mí.
volaba al verle.
—Daos prisa, tenemos mucho que hacer.
miraban el sótano que era seis veces más grande que antes. Charlie agotado
Charlie.
Está protegido.
—Y que lo digas.
—Estás enfadado.
—Sí.
—O eso creías.
La miró de una manera tan fría que le cortó el aliento y sin que le
volvió sabiendo que había perdido su confianza. Y lo que era peor no sabía
pegado ojo, se acercó a los chicos que hablaban al lado del agujero. —Sí,
creo que es lo mejor —dijo Charlie—. No tardarán en llegar y harán
preguntas.
Matt la miró con ganas de soltar cuatro gritos y fue hasta el granero.
Dejó caer los hombros porque imponer su autoridad ahora no era lo ideal
para su relación, pero mejor dejar las cosas claras cuanto antes.
—Charlie…
—¿Sí, jefa?
éxito.
si no salimos de esta? ¿De veras quieres abandonar este mundo y que estéis
enfadados?
¡Pues tiene que darse cuenta de que eso no debe ser así!
Sola ante la puerta puso los brazos en jarras mirando los símbolos.
Se agachó cogiendo la tierra y la metió por los símbolos para taparlos, pero
necesitaría agua así que se volvió. —¿Jessica? ¿Bedelia? —gritó bien alto.
montón de agua helada le cayó encima. Chilló del susto mirando hacia
arriba y allí estaba Matt sobre ella con el cubo vacío. —¡Era para hacer
—Te voy a…
Lo que quería era que se cabreara, así que apretando los puños dijo
—¡Gracias!
—De nada, preciosa. Tus deseos son órdenes para mí. Si necesitas
más agua no dudes en pedirla que hasta puedo traer la manguera y hacerte
una piscinita.
—Bien. —Se alejó, pero de repente se volvió para ver que ella tenía
un buen pedazo de tierra en la mano. —No seas infantil, nena. No te pega.
Tú eres la jefa, tienes que dar ejemplo.
Cuando se alejó farfulló por lo bajo lo idiotas que eran los hombres.
—Lo dudo —dijo Cassady—. Con lo bruja que eras para él sería un
los labios mientras ella continuaba —Seguro que está enfadadísima contigo
por lo que has hecho.
—Mira quien fue hablar. Mi hija me quiere al contrario del tuyo que
no te puede ni ver. Menudas trolas me metías sobre tu niño. ¡Pues míralo!
¡Arcángel!
—¡Bruja!
—Te voy a…
Puso los ojos en blanco porque ahora competían por quien tenía el
sustos?
de ahí.
Disimuló una sonrisa porque parecía que quería hablar con ella.
—Sobre el toldo…
Él apretó los labios antes de decir —Es para hacer una prueba.
—Sí.
—Exacto.
Miró sus ojos. No se daría por vencido. Entonces una idea se le pasó
por la cabeza y sonrió incrédula. —Ya la has encargado, ¿no?
—¿Yo? No, nena… Yo sigo órdenes.
—¿Nena?
—Encima aprovechada.
—Nena, no la escuches.
—¿Qué? —Se agachó lo más aprisa que pudo y pasó las manos
llenas de barro por encima de los símbolos que aún no había cubierto.
cubierta.
haces aquí?
—Hola Peter.
pero dijo que nos casaría la semana que viene y ya sabes cómo es el cura,
más vale llevarse bien con él que luego todo son pegas.
—Sí, claro.
—¿Qué?
—El marido de Mary Lou Martin nos llamó ayer por la noche
porque no sabía nada de ella. Le dijimos que hasta que pasaran veinticuatro
horas más no podía presentar una denuncia, pero aun así llamé al jefe que
tampoco contestó. Encontré su coche esta mañana ante la casa de tu madre,
pero ella tampoco estaba en la vivienda y…
—¿Qué cosas?
conmigo.
disparates.
—¿Qué disparates?
Matt tomó aire. —Que la iba a matar y cosas así. Hace un tiempo
que no es la de siempre, por eso he regresado a casa para a ver si el cambio
de aires y volver a su hogar le sentaba bien.
—Entiendo. ¿Demencia?
única que no estaba bien porque la madre de Jessica la echó de casa con su
hijo porque decía que cuando llegara su amiga iban a estar muy ocupadas y
que no podía ayudarla con el bebé. Aquí la tengo viviendo conmigo. Menos
mal que acogí a la pobrecita, pero para eso están las amigas.
agradable.
—No. —Forzó una sonrisa. —Pero seguro que está bien, ¿no?
—¿A todos?
pienso subsanarlo.
—¿Tengo que hacer algo? ¿Se harán batidas de búsqueda o algo así?
aquí?
—Está bien. —Dio un paso hacia ella. —Entiendo que estés dolida,
Peter miró hacia ella antes de poner los ojos en blanco y caer de
costado tan largo como era. Jessica hizo una mueca. —Deberías tener una
piel más dura. —Chasqueó la lengua antes de mirar a su niño que gorgoteó.
desde la ventanilla levantó una ceja. —Cielito, ¿has visto que flojo?
haciendo sonar la bocina—. Este está en el bote. —Soltó una risita mientras
su amiga la fulminaba con la mirada. —¿Qué? ¡Él no se desmayó!
—Ah.
—Y a ti no. ¿eh?
Peter gimió y abrió los ojos para ver sobre él cuatro cabezas con una
sonrisa en el rostro como si estuvieran chiflados. —Ah… —Se encogió
—Vigilantes.
matarle.
—¡No! —protestó Jessica—. Yo le haré entender.
—Seguidores de Satán.
voy a hacer!
Matt bufó. —Habla así de todos, que menudas pullas me comí yo,
pues él también.
—Eso, cielo.
—Has visto las alas, por eso te has desmayado —dijo Bedelia
empezando a mosquearse.
—Pues eso.
—A ver si piensa que están vivos que este no es muy listo —dijo
—La leche. Otro que tiene familiares ahí dentro —dijo Bedelia a
punto de reírse.
Peter miró hacia ellos. —¿Cómo es que mi padre está ahí si murió
—Pues eso.
Peter entrecerró los ojos mirándola fijamente. —Si me das una cita.
—¿Más fuerza?
—Sí.
dentro, ¿entendido?
puerta. —Estos.
—Y había fotos. Fotos vuestras. ¿Por qué creéis que vine aquí
primero?
Peter puso los ojos en blanco. —Que desastre. —Se quitó la gorra y
se pasó la mano por la nuca pensando en ello. —Y Jack está recogiendo las
pruebas…
esos manchados de sangre. Solo hay que cambiar unos bastoncillos por
otros.
El ayudante del sheriff asintió. —De eso me encargo yo. ¿Pero hacia
donde llevo la investigación? ¿Qué le digo a la prensa?
—¿Yo?
—Tú eres el acostumbrado a tratar con la prensa.
Matt gruñó antes de mirar a Peter. —Captados por una secta. Que la
sangre sea de gallina o algo así. Hicieron un ritual. Mi madre no estaba muy
Que no perdéis la esperanza y cosas así. Revisa bien todo para la llegada del
FBI.
—Pero tenía que venir por una razón, ¿no? —Se acercó a ella y le
son arcángeles?
—Es que los arcángeles tienen muy mala leche. Imparten justicia.
—Debieron hacer algún ritual con una bombona de gas que salió
Todos se miraron los unos a los otros y como estaban hartos del
Rio como una tonta y Cassady fulminó a Matt con la mirada antes
de alejarse. Él asombrado preguntó —¿Qué? ¿Qué pasa ahora?
Un ruido tras ella la asustó y miró sobre su hombro. Matt estaba allí
con una caja de pizza y unas latas de refresco. —La ha traído Charlie
cuando ha venido del pueblo. Ya debe estar fría. —Se sentó a su lado.
caja. Ya no aguantaba más esa tensión, discutían por todo y tenían que
aclararlo. —Yo te quiero.
—Estabas predestinado a ello, como yo, así que no estás aquí solo
por mí, cielo. Era tu destino.
—Creía que…
—¡He dado mi vida por esa maldita puerta y por ti! ¡Cada
pensamiento, cada sueño te los entregué a ti! ¿Sabes las horas y las lágrimas
—Nena…
demás!
—Es evidente que se ha abierto una brecha que ninguno de los dos
—Es lo que quieres tú. Estás dispuesto a castigarme por ser como
soy y es algo que no pienso consentir. ¿No te gusta como soy? Pues muy
bien, en cuanto esto acabe cada uno por su lado.
hubiera cogido y como lo había hecho, así que dijo —Pues ya que lo dices
sí. Está maldito y es evidente que desde que me lo pusiste en el dedo nada
ha ido bien. —Se volvió cogiendo al niño y sintiéndose observada rodeó el
agujero para ir hasta el granero y dormirle. Intentó retener las lágrimas,
pero no podía y Stevie pasó la mano por su mejilla suavemente haciendo
que mirara sus preciosos ojos. —No pasa nada. La tía que tiene un mal día.
Enseguida se me pasa. —Le besó en la frente y le dejó sobre el colchón de
Jessica para cogerlo del capazo y meterlo en su cuna. Sonrió cuando
protestó y dio vuelta a la rosca que movía los animalitos que tenía sobre él
fuerzas del demonio ya no eran las mismas. Gritó sin dejarse vencer
sintiendo como la piedra raspaba su brazo hasta dejarla en carne viva.
Entonces escuchó una voz en ese idioma que no entendía y suspiró de alivio
cuando se alejaron.
Una risa hizo que cerrara sus ojos. —Le has perdido, le has perdido
—canturreó Shirley—. Es lo que tiene ser siempre el centro de atención, ser
el más querido y admirado, su ego es mucho mayor que el tuyo. Le he
enseñado bien. En cuanto no ha conseguido lo que quería que era a ti se ha
—No se ha ido.
—¡Cállate!
acerqué y no estaba. —Se limpió las lágrimas con la mano. —No estaba. Se
ha esfumado.
Claro que volverá. Tiene una misión y te ama. No nos dejará tirados.
Pero no regresó. Los días siguientes Peter tuvo que lidiar con la
prensa y la noticia se diluyó poco a poco por la falta de pistas. El FBI ni
apareció por allí porque no había cuerpos y la sangre era de gallina. Era una
desaparición, que era un misterio para el pueblo, pero pudieron estar
posición que necesitaban. Era una prensa que aplastaba coches y no querían
piropearle por lo bien que había llevado el caso. Le alababa cada vez que
daba una idea y ahí fue donde se dio cuenta de sus fallos. Ella nunca había
pequeña esperanza que tenía a que pudieran controlarlo porque los ataques
contenerlo entre dos. Muchas veces los chicos tienen que ayudar.
nos ayude.
—Como digas.
—¡Colocaros en dos filas a sus flancos! —gritó poniéndose al lado
actuaremos nosotros!
Jessica asintió al otro lado con Charlie tras ella dispuesto a echar
puerta con su presión se acercó para ver que Peter había hecho un buen
asintió. Vio su pequeña espada colgada del cinturón que Jessica les había
tocando la puerta. Jessica al otro lado hizo lo mismo y llegó el impacto que
que se distrajeran.
potencia.
aquí.
Su amiga asintió. —Voy a ver al niño y a comer algo. Va a ser una
noche difícil.
—Sí, jefa. —Charlie muy contento dio otro beso a su ahora novia y
se fue con sus nuevos amigos muy ilusionado. —¿Habéis visto cómo la ha
—¿Piensas en él?
empezar a pensar…
¿Tiene más fuerza que antes? ¡Porque por lo que he visto hoy no!
puerta sonriendo de esa manera que la volvía loca. —¿Me has echado de
menos?
Atónita puso los brazos en jarras extendiendo sus alas con ganas de
tierra.
—¿Enfadada?
llenaban de lágrimas por el miedo que había pasado. —Llegué a creer que
te había perdido.
porque estuviera allí era tan intensa que parecía que el corazón se le iba a
harías eso?
—Parece muy seguro de lo que dice, este no ha visto los ataques que
—Es que tengo fe, cuñada. —Sacó un cuaderno del bolsillo trasero
—Uy, no lo sabes bien y eso aumenta con cada minuto que se acerca
el momento —dijo Bedelia interrumpiendo. Cuando Cassady la fulminó
con la mirada dijo —¿Estorbo?
—No entres al trapo. ¿No ves que solo quiere provocarte? ¡Bedelia
largo!
—Salir de ahí.
—Ir a buscarte.
por lo que había hecho en el pasado, pero su intención nunca fue ayudarnos
a salvaguardar la puerta.
—Exacto.
—Como debían tener los demás porque han tenido que ponerse en
contacto con ellos de alguna manera. ¿Cómo van a llegar aquí sino para
ayudarle a salir?
país?
Matt apretó los labios asintiendo. —Sí, nena. Y puede que del
mundo. De hecho muchos ya están aquí. Se nota que no habéis pasado por
el pueblo. Hay gente durmiendo hasta en los coches con la excusa del
eclipse.
—¿De la gente del pueblo? No. Pero hace días que no va a trabajar
Cuando vi la libreta por primera vez creí que eran bocetos o algo así. Por
eso no le di importancia. Pero eso no es lo más interesante. Lo más
interesante es esto. —Abrió el libro por la mitad y vio una hilera de
nombres con sus números de teléfono. Algunos de los que tenían dirección
estaban tachados, pero eran muchísimos y Matt pasó la hoja para mostrar
más.
que ver. Pero no perdía nada por hacerles una visita. Gracias a mis alas
puedo desplazarme rápidamente. He intentado localizar a los que he podido,
pero no ha sido fácil. Como no estaba seguro perdí casi un día entero con el
primero para asegurarme, pero en cuanto entré en su casa ya no tenía dudas.
por la ventana. Creo que los demás deben estar esperando en la puerta del
aeropuerto. Me da que no llegarán a tiempo.
demás. Ya nos libramos una vez y no creo que nos libremos otra. Debemos
dejar que se acerquen. Tus tierras están muy aisladas.
—¡Y ha funcionado!
—Pero yo te quiero.
—¿Evacuar la zona?
cualquier chisme tienen que evacuar. Solo tiene que saltar la alarma. Hay
una base del ejército de tierra a veinte minutos. En cuanto suene la señal se
pondrán en acción y con ayuda de las autoridades de la zona evacuarán a
—Suerte.
preguntó Charlie.
de refresco.
ahorramos.
más guapo.
mala ahora!
—Pues eso. Además te he dicho más veces que eres muy listo.
—Lo siento.
—No tienes que sentirlo. Y no tienes que decirme lo genial que soy
para que esté contento. No se trata de eso.
puede que mi ego se haya dañado porque no puedo ser lo más importante
—Está Bedelia.
—Estáis a la par.
de ellos suavemente para mirar su rostro. —Lo siento, nena. Siento haber
sido tan egoísta. En estos días sin ti me he dado cuenta de lo injusto que era
importante que soy para ti. Y no con palabras a veces una mirada basta.
—Tanto que nunca creí que pudiera amar así. Has pasado a ser lo
favor, ¿quieres?
pequeños.
Ella soltó una risita sintiéndose muy feliz. —Hecho. —Él acercó sus
labios a los suyos y la besó de una manera tan tierna que supo que ese beso
hacer.
Dos horas antes de que llegara el momento apoyó la espalda en la
piedra agotada por la noche que habían pasado y vio a Bedelia, Charlie y
Jessica con varias vasijas en las manos saliendo del granero. —¿Qué
hacéis?
temor en sus ojos se enderezó—. Nos han protegido siempre y deben estar
en este momento.
Pon la de mamá aquí sobre la puerta. Bedelia sonrió caminando con ella
estaba ahí y eso sin saber por qué la hizo sentir más segura. —Colocarlos a
—Sí, Cassady.
—¿Y bien?
No son muchas trampas, pero serán eficaces. Todas están colocadas como a
cien metros, así que cuidado. —Se acercó y pasó el dorso de sus dedos por
su pálida mejilla. —Nena, estás agotada. Descansa un poco, nos quedamos
nosotros.
puertas de la casa para dar intimidad. Sin desvestirse siquiera giró la llave
para dejar que el agua le cayera encima. Mierda, estaba templada. Cerró los
ojos dejando que el agua cayera sobre su nuca. Le dolía todo y no había
acabado. Igual se había excedido, pero había querido que los demás
descansaran ya que ella era la que tenía más fuerza. Puede que hubiera
Si salían de esa qué vida les daría a sus hijos. Se echó a llorar tapando su
rostro.
con una cámara acorazada con reconocimiento de retina, una prensa que
aguante todas las toneladas que encuentre y un sistema de detección de
vibración terrestre que será el más puntero del mercado. —Sonrió sin poder
evitarlo. —Eso sin contar que pondré tres generadores por si falla uno y
habrá alarmas por toda la casa. Ángel tendrá un descanso, que el pobre se lo
ha ganado.
sien.
una reina.
elevó ante su cara para ponerle en el dedo un anillo con unos diamantes con
formas de alas.
importante.
el de todos nosotros.
los suyos. Matt y Bedelia se elevaron volando y eso les detuvo mirándoles
asombrados. Matt la vio y elevando su espada gritó —¡Vete a la puerta!
—¡No, Matt!
—¿Qué?
Se escuchó un estremecedor rugido en el interior. —¡Se está
preparando!
—¡Sí!
bastante cerca como para que temblara la tierra. —No podrán con todos.
¡Peter!
multitud y como Matt luchaba contra los que podía. —Muy bien, jefe. Es
hora de echarnos una mano. —El suelo tembló y miró hacia abajo.
Entonces vio las vasijas y recordó su sueño. Recordó como en el diario
siguiente. Así una tras otra hasta llegar a la de su madre. El viento formó un
remolino con sus cenizas y ella se elevó sobre él gritando mientras elevaba
su espada. Matt miró hacia ella y en ese momento las cenizas se disiparon
mostrando a cientos de ángeles, que gritando la siguieron a toda velocidad
sabiendo que no debía sentir pena por ellos. El cielo se fue oscureciendo y
miró hacia allí.
agujero. Eran muchos para estar ante ella, sería casi imposible empujar así.
—¡Peter, Charlie, apartad!
volaba empujando con el hombro. Por como temblaba la tierra supo que no
sería suficiente. Al ver que la piedra se resquebrajaba asustada miró a Matt.
—Nena… ¡No te rindas, empuja!
cuando el pedazo de barro cayó vio la suya en el suelo. Cada una en una
parte de la piedra, debía significar algo. —¡Sujetad! —Se agachó sin soltar
tal manera que relucían como el mismo sol mostrando la cruz en medio. A
medida que la luna cubría al sol, la luz que despedían las espadas se hacía
temblores aumentaron.
—¿Cass?
mientras la luna cubría por completo al sol. —Dios está con nosotros.
Matt y ella gritaron del esfuerzo agitando sus alas y mientras Peter se tiró a
la piedra intentando ayudar. —¡Aparta! —gritó Jess porque sin darse cuenta
Matt y Cassady empezaron a agitar sus alas para empujar. Su amiga ocupó
su puesto aportando su fuerza y Bedelia llegó en ese momento.
en ese momento, la agarró del brazo y la lanzó fuera del hoyo. Lo sintió
muchísimo por ella. Era una cría, aquello era una locura.
El calor era sofocante y empezó a sudar muchísimo del esfuerzo.
reflejó en sus ojos. El impacto fue tan brutal que les tiró a todos sobre la
tierra provocando que todo temblara con fuerza. Cuando Matt miró hacia
ella vio como su cuerpo sangraba por varias heridas antes de caer al suelo
sin sentido. El aire se detuvo y se hizo el silencio antes de que las espadas
cayeran a su alrededor.
desaparecieron. —¡No nena, no! —La abrazó con fuerza pegando su mejilla
a la suya. —¿Por qué lo has hecho? —preguntó angustiado. La apartó para
mirar su rostro—. ¿Por qué no se cura? —Cogió su mano desesperado y la
pegó a la piedra. —Vamos nena, no puedes hacerme esto.
—¡No llores por ella, se pondrá bien! —Matt la apartó para mirar su
rostro y desesperado pasó la mano por su mejilla para borrar su sangre. —
No llores por ella porque se pondrá bien. Nos casaremos y la haré feliz.
Juro que lo haré, nena. Abre los ojos. —La pegó a él. —Abre los ojos, mi
amor. Porque te amo más que a nada y nada soy sin ti.
—Eso no lo dudes, nena. Somos uno desde que esos preciosos ojos
se posaron en mí.
de acero que tenía delante. Al escuchar que su suegra gritaba que la dejaran
salir bufó. —Qué pesada. —Se giró y su mirada recayó en las espadas que
dejó los gráficos en la bandeja para que los revisara Matt en cuanto llegara.
Pasó la palma sobre la pantalla táctil antes de acercar el rostro y que le
—Es bonita, pero creía que la querías en blanco como la mía. Además
—. Genial, mi marido tardará una hora en llegar por culpa del tuyo. No sé
hospital.
piedra.
con las cenizas, así que habían decidido colocarlas allí protegiendo la
puerta. A pesar de que podía subir por las escaleras decidió subir en el
Moderna limpia y muy funcional. Casi no se podía creer que tuviera esa
pared a pared. Matt había insistido en eso porque ya que tenían que estar
tanto tiempo en casa que al menos tuvieran la luz y pudieran ver el paisaje.
Apretó los labios mirando esos campos ahora llenos de árboles y flores que
su marido había insistido en plantar. Incluso tenían una maravillosa piscina
pero nadie supo dar respuesta a lo que ahora era para todos un misterio.
amplio porche que conectaba las tres casas iguales. Escuchó a Jessica
tocando el arpa en el salón de su casa e hizo una mueca porque cada vez lo
hacía mejor. Miró hacia el cielo y tomó aire dejando que el sol le diera en la
—Él levantó una ceja. —Y no lo digo por inflar tu ego. —Él se echó a reír
FIN
Sophie Saint Rose es una prolífica escritora que lleva varios años
1- Vilox (Fantasía)
34- Me faltabas tú
35- Negociemos (Serie oficina)
50- Mi matrioska
51- Nadie nos separará jamás
54- La portavoz
55- Mi refugio
56- Todo por la familia
57- Te avergüenzas de mí
58- Te necesito en mi vida (Serie época)
1. Elizabeth Bilford
2. Lady Johanna
3. Con solo una mirada
4. Dragón Dorado
5. No te merezco