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EL CULTURA

Escena 1.

Mara (30), Lucas (22), Ana Laura (32), Sonia (36) y Julia (34) están en un gimnasio de
barrio, medio vacío, bastante húmedo. En la pared de fondo hay un afiche característico del
comunismo ruso, una barra despintada con un cartel de neón que dice El Cultura y al lado
una foto grande (antigua, años 90) de un grupo de hombres levantando una copa. A los
costados, un poco de césped sintético, tatamis, dos lockers y los baños.

Los cinco pedalean sobre bici fija. Mara escucha música con auriculares. Sonia habla por
teléfono. Ana Laura se peina con un rodete bien tirante y Lucas toma agua.

Sonia.- ¡Hacés algo y parás, hacés algo y parás! Se llama “por intervalos”... Ya te expliqué
ayer Silvio, altera la frecuencia cardíaca… Claro, tal cual… ¿Hoy? Subí y bajé las escaleras
del laburo, las del gimnasio, fui a Coto, descargue las plantas en lo de tu vieja, fui a cambiar
el estéreo del auto, debes plata… Y ¡no sé! ¿No te llamó?… ¿Cómo quién? El mecánico…
Estoy agitada porque pedaleo y hablo al mismo tiempo… ¿Qué pasa Silvio? ¿Estás
asustado?… Tranquilo… sí, no me voy a morir… ¿Vos estás en casa? ¡Baja el volumen! No
se entiende nada… ¿La función reproductiva del hombre? ¿Escuché bien? ¿Qué haces
viendo eso?…

Entra Gustavo (36). Es un hombre joven, se nota que está fuera de estado físico. Está
vestido con un equipo deportivo nuevo, trae una botella de agua metálica, una toalla chica
colgando del brazo y zapatillas fluorescentes.

Gustavo.- ¡Hola!

Ana Laura.- ¿Qué tal?

Lucas.- ¿Cómo va?

Sonia saluda con la mano.

Julia.- ¡Buenas!

Gustavo ocupa la única bici vacía, al lado de Julia.

Gustavo.- ¿Puedo usar esta bici?

Julia.- Sí, claro. ¡Qué linda tu mochila!


Gustavo.- Gracias.

Sonia.- ¡No! ¡No pasa por ahí! No se puede comparar el egoísmo de un tipo al que lo
explotan en la oficina con el de uno que es así porque toma hormonas para reproducirse…
¿Qué tiene que ver chorizo con velocidad? No te podés vivir comparando, no nos hace
bien… ¿En serio? ¿Lo que dice Brian Torck? ¡¿Qué dice Brian Torck?!… ¡AH! ¡MIRA!
Interesantísimo. ¡Ya sabés lo que pienso! Brian Torck es Brian Torck y vos sos Silvio, Silvio
Principi, son dos cosas completamente distintas... ¡No!, no me burlo, pero ¡¿quién es Torck
para darme cátedra de cómo criar chicos?! ¡QUÉ SABE TORCK DE NUESTROS
MELLIZOS! ¡QUÉ SABE! ¡Decime!

Sonia sale de la clase. Tiempo.

Julia.- Te viniste super equipado.

Gustavo.- Gracias.

Julia.- ¿Nos conocemos, o estoy loca?

Gustavo.- No creo, me mudé hace poco.

Julia.- Tu cara me suena.

Gustavo.- Quizás porque vine a preguntar al club por las clases antes de llegar al barrio.

Julia.- Puede ser.

Gustavo.- Me encantó el lugar, el espíritu del club.

Julia.- ¿Te atendí yo?

Gustavo.- Me parece que no, creo que fue ella (señala a Sonia), ¿puede ser?

Julia.- Sí, puede ser. ¿Cómo es tu nombre?

Gustavo.- Soy Gustavo (Gustavo le quiere dar un beso en el cachete).

Julia.- Mejor un hola volador, por la transpiración digo (hace el gesto de tirar un beso al
aire. Gustavo se seca la mano con la toalla).

Tiempo.

Gustavo.- Te hago una pregunta, ¿todas las bicis tienen el asiento así?
Julia.- ¿Así cómo?

Gustavo.- Medio flojo.

Julia.- No, solo esa. Es la más vieja, por eso nadie la usa.

Gustavo.- No sé si aguanto toda la clase arriba de este cosito. (Ríe.)

Julia.- Estamos juntando fondos para cambiar los equipos, pero falta todavía

Gustavo.- ¿Hay que cooperar?

Lucas.- ¡Cambiale Julia!

Julia.- (A Gustavo) ¿Querés mi bici?

Gustavo.- No, no, no. Estoy bien.

Tiempo.

Gustavo.- ¿Siempre tarda en…? / Julia.- ¿Querés pasarme tu…?

Gustavo.- Perdoná, te interrumpí.

Julia.- Yo me apuré, siempre me apuro. ¿Qué me ibas a decir?

Gustavo.- Si siempre se demora en arrancar la clase...

Julia.- (Mira a los demás) ¿Alguién sabe qué pasa con Nelson?

Lucas.- Se tomó unos minutitos parece.

Julia.- ¡No hables así! ¿Y si le pasó algo a Nico?

Ana Laura.- Capaz ya levantó campamento y se fue a vivir a Ostende.

Mara.- ¡Qué mierda! (Se saca los auriculares, trata de arreglarlos.)

Julia.- (A Mara) ¡Tampoco para que te pongas así!

Mara.- (A Julia) ¡Se me rompieron los auriculares! Son nuevos, los pagué en dólares. ¡Me
cago en dios, mother fucker!

Ana Laura.- Yo me muero si se va a Ostende.


Lucas.- ¡Que exagerada!

Gustavo.- ¿Por qué Ostende?

Julia.- El profesor Nelsón armó todas rutinas de playa porque dice… dice… que se quiere ir
a vivir a Ostende.

Gustavo.- ¡Ahhh! Mira, no conozco Ostende, nunca fui.

Julia.- Es lindo, yo le conseguí un terreno a cinco cuadras del mar el año pasado.

Gustavo.- ¿Sos de allá?

Julia.- No, trabajo en una inmobiliaria, en Puebla, está acá, a tres cuadras.

Gustavo.- Sí, sí, conozco. Yo alquilé con ustedes, debe ser que nos cruzamos en tu oficina
entonces.

Julia.- Viste, yo sabía que te tenía de algún lado. ¿A qué hora fuiste?

Gustavo.- De tarde.

Julia.- Yo hago de 13 a 18hs.

Gustavo.- Claro, justo, sí, sí, yo fui en mi horario de almuerzo.

Julia quiere chocar la mano con Gustavo, él no entiende el gesto.

Gustavo.- ¿Quién es el profesor entonces?

Lucas.- Nelson. Ya va a llegar, no te preocupes bro.

Tiempo.

Julia.- Soy una maleducada. DISCULPAME.

Gustavo la mira extrañado.

Julia.- NO ME PRESENTÉ. Soy JULIA SIMONE. ¿Y vos? Gustavo qué…

Gustavo.- Coronel.

Julia.- ¡Que lindo! ¿Te digo el nombre de todas?


Gustavo.- Eh… no… no… ya me olvidé el tuyo.

Julia.- Julia, Julia Simone… La del telefonito es Sonia, allá atrás (señala a Ana Laura y a
Lucas)…

Ana Laura.- Ana.

Julia.- Ana Laura.

Lucas.- Lucas.

Mara.- Yo soy Mara.

Julia.- Y bueno, Silvio, que está pero no está. Es el ma ri do de la que (gesto de teléfono).
Antes venía con nosotros pero después se fueron a vivir a Miami, y desde que volvieron él
no sale del departamento, tiene bici fija, pobre... ¿Vos consumís proteínas, hormonas, algo?

Gustavo.- No. Fumo, pero estoy dejando... ¿Por qué pobre?

Julia.- Silvio a los 20 años descubrió que no producía mucha testosterona y se deprimió,
osea lo diagnosticaron depresivo y de ahí en más puros altibajos.

Gustavo.- Claro, pobre. Un primo mío también fue depresivo, es feo…

Julia.- Y SÍ… la verdad que sí. ¿Vos ya habías pasado por esto antes?

Gustavo.- ¿Por depresión?

Julia.- ¡No! ¡Te distrajiste! (Ríe). Por spinning...

Gustavo.- No. Nunca. Hice fútbol de chico, nada más....

Julia.- ¿Y qué haces acá?

Gustavo.- Alguna vez tenía que empezar.

Tiempo.

Gustavo.- ¿Qué es Torck?

Julia.- Es un americano que se especializa en la crianza de mellizos.

Gustavo.- Ah, pensé que era un miembro del club, tiene nombre de dueño.
Lucas.- Torck es nombre de boxeador.

Ana Laura.- No existe un boxeador con ese apellido. ¿Qué te enseñan en el profesorado a
vos? ¡Nada!

Tiempo.

Julia.- Hay un grupo de whatsapp del club donde avisamos si se suspende alguna clase y
arreglamos para juntarnos... ¿Querés que te agregue? Soy la administradora.

Gustavo.- Dale.

Julia.- Hay mucha gente, pero en realidad somos esto que ves acá.

Gustavo.- ¿Ustedes serían “los socios”?

Julia.- Los mejores (Ríe. Tiempo.) Hablando en serio, mejor calidad que cantidad, ¿no es
cierto?

Tiempo.

Julia.- (a Gustavo) ¿Tu número?

Gustavo.- ¿Qué número?

Julia.- El celular, el número de celular, para el grupo. ¡Te distrajiste de nuevo!

Gustavo.- Sí, perdón. Es… 15 48 32 45 12. (Julia agenda). Te hago una pregunta, ¿cómo
es el tema de la cuota? ¿Esto a quién se lo tendría que pagar?, no me dijeron nada.

Julia.- Ah, tranqui, no te preocupes, pagá cuando puedas.

Gustavo.- ¿No se abona del 1 al 10?

Julia.- Es la idea, pero no expulsamos a nadie por falta de pago.

Gustavo.- Yo traje el efectivo.

Julia.- Bueno, entonces dáselo a Ana Laura antes de irte. Ella cobra, es la tesorera.

Gustavo.- Ah, perfecto.

Julia.- Te mandé una invitación para mañana. Hacemos una fiesta por la revolución cubana.
¡Venite! Está lindo, es algo íntimo.
Entra Nelson. Es un hombre flaquito. Está vestido de ciclista profesional. Va saludando a
cada uno con un choque de manos hasta llegar a su bicicleta. Entra Sonia, vuelve a su bici.

Nelson.- ¡Bueeenaaaas! ¡Qué humedad! ¡Está terrible! Subí al colectivo, se me cayó el


celular en la pileta. ¡¡Fui a la reunión de padres!! Llegué tarde, no me digas nada, ¡YA LO
SÉ! ¿Pusieron las bicis en condiciones?

Todos.- ¡¡¡Si!!!

Nelson.- Vamos a tomarlo con calma porque puede que nos baje un poco la presión con
tanto calor, ¿no?

Todas se dan vuelta, miran a Mara.

Mara.- ¡No fue para tanto! Me mareé, tampoco para que me miren así, compadres.

Nelson.- Y en este clima de armonía, señores, nos vamos a tratar bien para disimular
porque hoy tenemos gente nueva en la clase. ¿Gustavo, cierto?

Gustavo.- Si, si, Gus.

Nelson.- ¡Buenisimo Gus! Bienvenido. ¿Trajiste toalla?

Gustavo levanta una toalla, la muestra a la clase.

Nelson.- ¡QUÉ GRANDE! ¡Bien ese arranque! Entonces, camaradas, terminemos con esto
y vamos a lo nuestro. ¡¡¡A pedalear duro!!!

Apenas Nelson se sienta, sube la música. Todas empiezan a pedalear con más ritmo.

Nelson.- (Habla con micrófono) Para los que no me conocen: soy Nelson. Para los que sí:
soy Nelson también. Para los que recién empiezan, no se preocupen, vamos a ir despacio;
para los que ya vienen hace mucho, hoy nos toca travesía por la selva amazónica. Me
gustaría decir también que hoy puse la bici acá, separada del grupo porque necesito re
ubicar mi centro fuera de la manada, ¡¿Okey?!… Lo importante, sobre todo para los nuevos,
es no desconcentrarse, no abandonar, NO NOS BAJAMOS DE LA BICI, nadie quiere
quedarse solo en el medio de la selva, ¿no?

Cambia la iluminación y se escucha una música con sonidos de selva mezclado con
electrónica.
Nelson.- Vamos a andar juntos en esta travesía sin perder esa química que transmitimos
como grupo. Queremos que siga creciendo ¡HOY más que NUNCA! El deporte es actitud de
vida, es NUESTRA forma de manifestarnos. ¡No nos interesan las cuotas! ¡No nos importan
los gimnasios! ¡Nos cagamos encima de las multinacionales que hacen del entrenamiento
un negocio! Digámoslo todos: ¡NO! ¡NO! Y ¡NO! Al footing, al fitness, a la comida en
pastillas, a las aplicaciones que nos cuentan los pasos. ¡BASTA de arrebatarnos la alegría!
¿Qué es esto? ¿Eh? NO es paranoia, es realidad. ¡Este amor que nos reúne no es para
cobardes! ¡VAMOS! ¡Nos plantamos ante la vida! ¡El club es nuestro punto de unión!
GRITEMOS: ¡SEPARACIÓN DEL MERCADO Y EL CUERPO YA! ¡Esta es nuestra forma
de gritar que existimos!

Ana Laura.- ¡Somos independientes!

Nelson.- ¡Que viva la resistencia!

Gustavo aplaude.

Ana Laura/ Mara/ Lucas/ Gustavo/ Nelson.- ¡A ACCIÓN! ¡ACCIÓN ANTIFASCISTA! ¡A


ACCIÓN ACCIÓN ANTIFASCISTA!

Nelson pedalea parado, mantiene el ritmo. Gustavo se para, ve que nadie más lo hace y se
vuelve a sentar.

Nelson.- Tomá agua, hidratate mientras seguimos pedaleando… Como ya saben, es


tradición que viajemos a un entorno caliente para irnos a casa prendidos fuego. ¡No es
difícil! A partir de ahora, muevan las piernas como NUNCA antes… ¡¡VAMOOOOOOSSS!!
PEDALEOOO. Regula la carga, metele peso, más, más, más, dame más ¡Subí la colina!
¡Arribaaaaaa!

Sonia.- (A Nelson) ¿El aire está prendido?

Nelson.- Si tenés calor lo importante es trabajar con la sensación que nos provoca el
entorno. NO nos preocupamos por lo que NO es importante. TODOS vamos con las manos
al manubrio.

Todos llevan las manos al manubrio.

Nelson.- ¡Aceleramos un poco más! Levanta la mirada, ¿Viste la pendiente? NO TE


ASUSTES. ¡Agarrate firme! PEDALEAMOS HASTA ALCANZARLA ¡Visualizate! ¡Queda
poco! ¡Qué calor! …¿¿¿Y??? ¿Llegamos! ¿Estamos todos?…
Todos.- ¡Siiiii!!

Nelson.- ¡QUE HACEMOS? ¿BAJAMOS LA COLINA?... ¿BAJAMOS?… ¡No te escucho!

Todos.- ¡SIII!

Nelson.- ¡¡VAMOS!! ¡SACÁ TU CARGA!! DALE. Andá bajando. ¡NO TE QUEDES! ¡Quiero
verlos pedalear! ¡¡Cambiá el agarre!! Manos al centro es mejor.

Todos se ponen en posición de carrera, llevan la vista al frente. Tocan la carga. Gustavo
trata de imitarlos, toca la carga sin saber muy bien lo que hace. Se lo ve muy cansado.
Suena el celular de Sonia. Se desconcentra, trata de atender, pero no puede.

Nelson.- ¡SE VIENE! ¡SE VIENE! ¿Sienten? Es el sonido de la esperanza, el sonido de que
lo que estás haciendo te lleva por buen camino.

Se intensifica la música.

Nelson.- ¡¡¡Vamossss!!!! ¡¡¡Vamos!!! ¡¡¡Vamos!! Arriba, abajo, arriba. ¡Vaaaamoooos!


¡DALE! ¡PEDALEAAAAAA!!!

Pedalean todos sin parar. Se paran, se sientan, se paran, se sientan, inclinan el cuerpo
hacia derecha, hacia izquierda y repiten.

Nelson.- ¡¡Vamossss! ¡Vamos! ¡Vamos! Arriba! ¡Abajo! ¡DAME MÁS!

Gustavo se sienta, trata de tomar agua y cae redondo al piso. Julia frena y baja de la bici
para asistirlo.

Nelson.- ¡GUERREROS! ¿Cómo vamos?

Mara, Ana, Lucas.- ¡¡Bien!!

Nelson.- ¡¡Más fuerteee!!

Mara, Ana, Lucas.- ¡¡Bien!!

Nelson.- ¡MÁS!

Mara, Ana, Lucas.- ¡¡BIEN!!

Julia tira un poco de agua a Gustavo en la cara. Le seca la transpiración con la toalla.
Julia.- ¡Gustavo! ¡La puta madre!

Nelson.- ¡¡Si!! Puteen si es necesario. ¡Últimos saltos! ¡Mirá el reloj! ¡NO TE QUEDA NADA!

¡DAME TODO YAAAA! dame cinco, dame cuatro, tres, dame dos...

Julia se levanta del suelo, mueve la toalla al aire para llamar la atención de Nelson.

Apagón.

ESCENA 2.

Sonia y Ana Laura decoran una mesa armada con caballetes. Es de noche. Luces de tubo
iluminan el lugar. Hay dos guirnaldas de papel con los colores de la bandera cubana. Junto
a la mesa hay dos conservadoras, bolsas de tela de supermercado, un equipo de música y
un micrófono. Sonia chatea. Ana Laura abre un tupper, saca dos porciones de pizza, mira a
Sonia.

Ana Laura.- ¿Sabes lo que me pasa?


Sonia.- (Sigue chateando) No.
Ana Laura.- Parece que hablo en chino (vuelve a meter la pizza en el tupper y lo cierra con
fuerza). Te lo digo una, te lo digo dos, te lo digo tres, hasta que me da por las pelotas.

Sonia deja su celular arriba de la mesa.

Sonia.- Ya está, era Silvio, perdón.


Ana Laura.- No estaba hablando del telefonito.
Sonia.- ¿Y entonces? ¿Qué haces con el tupper?
Ana Laura.- ¿Yo? Hago lo que puedo. ¿Cómo tengo que hacer para que recuerde que soy
celiaca? ¿Por qué me hace esto? ¿Me lo merezco? No, no me lo merezco.
Sonia.- ¿Qué es?
Ana Laura.- Pizza.
Sonia.- Dejate de joder Ana.

Ana Laura vuelve a abrir el tupper y separa el queso de la pizza.

Sonia.- ¿Queres vino mientras?


Ana Laura.- Sí…

Sonia sirve vino.

Ana Laura.- ¿Es malbec?


Sonia.- Me lo dio Silvio, ni lo miré, no sé qué es.

Entra Julia con una bolsa de hielo en la mano.

Julia.- ¡¿Dónde lo pongo?! ¡Dónde lo pongo! Chorrea.

Sonia deja lo que está haciendo, abre una de las heladeras, saca la tapa, la usa para
apoyar el hielo.

Ana Laura.- ¡Che esa heladera no! Traje cosas que se ponen feas afuera.
Julia.- ¿Qué hacés con la pizza Ani?
Sonia.- Es celíaca, ¿te acordás?
Julia.- Pero es masa de sémola, la hice pensando en vos, todo orgánico.

Se miran las tres. Ana Laura vuelve a poner el queso arriba de la pizza, la come.

Julia.- (A Ana Laura) ¿Está rica?


Ana Laura.- Sí. Está buena la pizza, que se yo… vos no tenes la culpa.

Ana Laura le sirve vino. Brindan las tres.

Ana Laura.- ¿De dónde salieron estas servilletas?


Sonia.- Las compre.
Ana Laura.- ¿Muy caras?
Sonia.- No.
Ana Laura.- ¿Cuánto? Así lo anoto en el presupuesto.
Sonia.- Ciento cincuenta pesos.
Ana Laura.- ¿Sacaste de la cuota que dejó este chico nuevo… ¿¿Gustavo??
Sonia.- Sí, vos me dijiste que agarre de ahí.
Julia.- Increíble, pagó el mes la primera clase.

Sonia deja seis servilletas dobladas sobre la mesa.


Julia.- Yo traje vinchas con la cara de Fidel.
Ana Laura.- ¿Le trajiste una?

Entra Gustavo vestido con un jean, camisa elegante sport, el pelo mojado y peinado como
recién salido de la ducha. Lleva un pin de la bandera cubana en la camisa.

Ana Laura.- ¡Justo!


Gustavo.- ¡Hola! ¿Cómo están?
Ana Laura.- ¿Qué haces, Gus?
Sonia.- ¡Qué tal!
Julia.- Hola Gustavo.
Sonia.- ¡Qué pinta! yo ni me bañe.
Julia.- ¡Sonia!
Sonia.- ¿Qué? ¿Qué tiene? Digo la verdad, ¿está mal?
Gustavo.- ¿Dónde dejo todo esto?

Sonia hace lugar en la mesa. Gustavo apoya varios paquetes de comida.

Gustavo.- Debería salir un momento a la panadería...


Sonia.- ¡Es muchísima comida, Gustavo!
Ana Laura.- (A Gustavo) ¿Compraste en Pan de Campo?
Gustavo.- Sí.
Ana Laura.- El dueño es Chachi, el padre de Lucas.
Gustavo.- ¿Tendrá delivery?
Sonia.- Dejá, yo hablo, encargué una torta para los mellizos y no le pagué.

Sonia sale hablando por teléfono.

Julia.- Es demasiado, de verdad, estoy sorprendida.


Gustavo.- Preparé carne de cerdo asada, yuca con mojo, la fuente de metal tiene ropa
vieja, hay platanitos con manteca, y…
Ana Laura.- ¡Te pasaste la verdad!
Julia.- ¿Sos chef?
Gustavo.- No, pero como el flyer decía “fiesta cubana” yo pensé que…
Sonia.- Ah no, tranquilo, ese flyer tiene años.
Ana Laura.- Nosotros tenemos las reglas, pero después cada uno hace lo que quiere.
Gustavo.- Prueben algo, a ver qué tal.
Ana Laura.- ¿La ropa vieja tiene cebollita y carne cortada a cuchillo?
Gustavo.- Si.
Ana Laura.- ¡Sos una bestia!

Ana Laura aplaude, lo palmea en el hombro.

Julia.- Hoy es una fiesta como las de antes.


Ana Laura.- El pibe bañado, perfumado y lleno de comida, me hace acordar a cuando el
club era una gloria.

Vuelve Sonia.

Ana Laura.- (A Sonia) ¿O no que comíamos como animales en las fiestas de antes?
Sonia.- Se tomaba mucho también.
Gustavo.- ¿Hacían otro tipo de festejos?
Ana Laura.- Antes era a todo culo, luces coloridas, guirnaldas allá, de pared a pared,
banners con la cara del Che en la entrada...
Sonia.- Éramos más, muchos más.
Gustavo.- ¿Socios?
Ana Laura.- Sí, otra gente, con más plata, no como ahora.
Sonia.- ¿Qué querés decir? ¿Que tus amigas somos unas muertas?
Julia.- (A Gustavo) ¡Mira la vincha que te traje!
Ana Laura.- La última kermesse que hizo Carmaran fue un desconche. El sabía cocinar
ropa vieja como los dioses. Esta salió buena también, está bien condimentada.
Gustavo.- Gracias. Ojalá vuelvan los buenos tiempos.
Sonia.- Dudo.
Gustavo.- ¿Por qué?
Sonia.- Se necesita plata para eso, olvidate.
Gustavo.- ¿Les gustó la comida?
Todas.- Sí, sí, está buenísima, gracias.
Gustavo.- De nada.
Ana Laura.- ¡Brindemos por los buenos tiempos!
Sonia.- Sí, brindemos por que ojalá algún día volvamos a tener comisión directiva.
Julia.- ¡Por nosotros y por todos los socios!

Brindan.
Gustavo.- ¿Ahora no hay?
Sonia.- No, desde Carmarán nada de directivos.
Ana Laura.- ¡¡Ay, lo extraña!! No puedo creer que lo querías tanto.
Julia.- (A Gustavo) Carmarán fue el presidente de la primera comisión directiva, estamos
hablando de hace más de 20 años.
Ana Laura.- ¿Tanto tiempo pasó ya?
Sonia.- Sí. Era una comisión que se disolvió por “diferencia de pensamiento”, dudoso todo.
Julia.- No fue tan así.
Sonia.- ¿Cómo que no? (A Gustavo) No nos preguntes “qué pensamientos” porque nunca
supimos bien.
Ana Laura.- ¡Pará! No saques las cosas de contexto porque no va a entender nada.
Gustavo.- Algo creo que voy captando.
Sonia.- A ver cuál es tu versión…me muero por escucharla.
Ana Laura.- ¡Cerrá el pico! (A Gustavo) Carmarán era un tipo muy directo y eso no le cae
bien a todo el mundo, por lo tanto, cuando él quiso llevar adelante varios proyectos que
consideraba muy buenos para el Cultura, los demás dudaban. Todos muy pechito frio, se la
pasaron que si, que no, que lo hacemos, que no lo hacemos, que la comisión, que la
mayoría decide, y bla bla bla, entonces el tipo fue y encaró solo, se mandó igual, como tenía
que ser.
Sonia.- Un autoritario.
Ana Laura.- Bueno, definamos qué es ser autoritario.
Sonia.- Un tipo que hace lo que se le canta y no le importa lo que piense la mayoría.
Julia.- Bueno, no vamos a discutir por esto ahora. Tenemos temas más importantes.
Sonia.- ¿Ah, si? ¿Cuáles?
Julia.- Las mejoras que queremos hacer en el club y no podemos.
Gustavo.- ¿Están tratando de arreglar el lugar?
Julia.- Nos encantaría, pero no hay tanto dinero.
Gustavo.- Claro, es que el alquiler debe ser carísimo.

Las tres rien.

Sonia.- ¿Alquiler? No pagamos alquiler, imposible. En un momento, Pascual, el jefe de


Julita, nos cobraba, pero ahora no. Hacemos cosas en forma de pago, pero no cash.
Arreglamos el club, vamos puliendo lo que se deteriora, costeamos los gastos fijos.
Julia.- En Puebla quisieron…
Sonia.- Prefiero comer arroz antes que pedirle plata a Pascual.
Julia.- ¡Bueno, no te pongas así!
Sonia.- Nosotros nos autofinanciamos, nunca aceptamos préstamos.
Ana Laura.- A menos que sea MUY necesario.
Sonia.- Esa era la diferencia radical entre Carmarán y Pascual. Es increíble que dos
hermanos sean tan distintos. Uno era un tipo autoritario pero generoso, que iba para
delante. A este otro solo le importa la guita; dolar, dolar, dolar, platita.
Julia.- Cuando Carmarán murió, Pascual heredó todo.
Sonia.- Y lo que no heredó lo compró, las partes de los socios, los muebles, las
camisetas…
Julia.- Tiene mucho dinero, son de una familia de mucha plata.
Sonia.- Tiene propiedades, campos…
Gustavo.- Claro, no es que vive del club.
Ana Laura.- Ni se acuerda del Cultura.
Julia.- Tampoco es tan así, sí se acuerda. Desde Puebla se administran varias cosas de la
sede.
Sonia.- Ella defendiendo al empresariado.
Julia.- ¡Qué pava!
Gustavo.-’¿Es una inmobiliaria grande Puebla?
Julia.- Sí, la verdad creció mucho.
Sonia.- Ahora hablando en serio, Julia es una gran compañera de laburo, seguro hizo
mucho para que se agrande la empresa.
Ana Laura.- (Imitando a Julia) “Hola, sí, ¿qué tal? Puebla propiedades, ¿en qué puedo
ayudarle? Mi nombre es Julia, Julia Simone".
Julia.- Basta, yo no hablo así.
Ana Laura.- Che, pobre él, bendito entre todas nosotras, ¿qué onda Lucas?
Sonia.- (A Gustavo) ¿Qué pasa que todo el mundo pregunta por Lucas?... ¿Te debe plata?
Gustavo.- (A Sonia) ¿Lucas es tu hijo?
Sonia.- (Ríe) ¡Para nada!
Julia.- Es igual a Chachi.
Ana Laura.- ¡Qué mala!
Gustavo.- ¿Puedo preguntar algo que no me queda muy claro?
Ana Laura.- Y, depende, cada pregunta cotiza en dólares… viste que estamos con
refacciones… naaa mentira, chiste.
Gustavo.- ¿Pascual sabe que estamos acá?

Sonia levanta la mano

Julia.- Le respondo yo. Técnicamente, no.


Gustavo.- ¿Por eso siempre están las persianas bajas?
Julia.- Exacto.
Sonia.- Ahora voy yo. A Pascual le da lo mismo porque no representamos un solo peso
para él. Cuando el Cultura sea un gasto, se terminó. Vende todo a la mierda y listo.
Gustavo.- ¿Eso puede pasar?
Julia.- ¡No va a pasar!
Ana Laura.- Sí, qué mala leche son, cortenla. No me dejan tragar tranquila.
Sonia.- Cambio de tema, ¿cómo quedaste de la clase el otro día? Casi nos matás del susto.
Gustavo.- Bien, me acosté a dormir y se me pasó el mareo.
Julia.- Pobre, le tocó la peor bici.
Ana Laura.- Hay que mandarla a arreglar YA; los lockers también están que no dan más.
Un desastre.
Sonia.- ¿No quedó nada del mes pasado?
Ana Laura.- ¿Plata? No, se usó para arreglar la cerradura.

Tiempo.

Gustavo.- ¿Se podría organizar algo?


Ana Laura.- ¿Para juntar plata?
Gustavo.- Si, algún tipo de evento.

Llega Mara, carga una mochila grande.

Mara.- ¡Hola camaradas! (Saluda a las chicas y se sienta). ¿Llegué muy tarde?
Sonia.- Un poco.
Mara.- ¿Qué me perdí?
Julia.- Mirá, Gustavo (señala la mesa con comida).
Mara.- Perdón, perdón, perdón, qué estúpida, no te saludé, cómo no me dijeron nada
yeguas.
Gustavo.- Tranqui, no pasa nada, hola.
Mara.- ¿Se puede?
Gustavo.- Sí, claro.

Mara prueba la comida de manera apresurada.

Mara.- ¿Vos cocinaste todo esto? ¿De ayer para hoy? ¿Después del desmayo? (Aplaude y
sigue comiendo. Toma un poco de agua). Parece un viaje al pasado.
Sonia.- ¿Querés reliveran? Vas a vomitar.
Mara.- Sí, estoy comiendo muy rápido… Necesitaria una clasecita de Nel para bajar todo
esto. (A Gustavo) ¡Está tremendo!
Gustavo.- Y ¿Nelson no viene?
Ana Laura.- No, Nelson se dedica solo a las clases.
Mara.- ¡Listo! Ya tragué, ¿y si canto algo?
Gustavo.- ¿Sos cantante?
Mara.- Yes, toco en una banda de música cubana.
Ana Laura.- Para mí, Gustavo quiere abrir la velada.
Gustavo.- ¿Yo? ¡No! ¡No! ¡No! No me gusta hablar a público.
Mara.- (Imitando a un presentador) Querido público démosle la bienvenida, en esta
hermosa noche de festejo cubano, al compañero (a Gustavo) ¿Tu nombre completo?
Gustavo.- Gustavo Coronel.
Mara.- A Gustavo Armando Coronel, aplausos por favor (aplauden).
Gustavo.- No me llamo Armando.
Ana Laura.- No importa, es para boludear.
Mara.- ¡Que se apersone ahorita mismo! Para celebrar junto a sus compañeras esta
amistad revolucionaria.

Gustavo se acerca al micrófono.

Gustavo.- Hola… (Tose) ¿Se me escucha?... Qué bueno es estar acá, festejando con
ustedes. Me toma por sorpresa venir al micrófono, por eso quizás me trabo al hablar, no
tenía nada preparado, solo la comida, jaja. Es difícil pensar qué puedo sumar yo a un lugar
como este, donde hay gente que viene trabajando junta hace tantos años, ¡eso es
valiosísimo! Gracias por dejarme ser parte y por abrirme las puertas de esta casa que ya
siento mia. Se me ocurre decir algo inspirado en la Revolución cubana. Es una anécdota
que me emociona mucho y siento que demuestra el valor de instituciones como estas en
tiempos así. Es de unos chicos de un barrio pobre del conurbano que por primera vez van al
teatro a ver una obra musical. Cuando el actor principal, pongamosle “Tomatito”, termina de
cantar, sale del escenario, espera, espera, espera; Tomatito vuelve a escena, y los chicos
no estaban, se habían ido porque no sabían lo que era un bis, jamás habían podido ir a un
espectáculo cultural.
Por eso quiero celebrar que haya lugares como estos que resisten frente a los poderosos,
con unidad y entereza, para volver a darle a la comunidad el Cultura que se merece.
“Simplemente es cortar el jamón un poco más grueso en favor de los más débiles”. La
política es tomar decisiones. Estás con la mayoría o estás con la minoría, no se puede ser
neutral, hay que tomar partido. ¡¡¡Salud compañeras!!!

Apagón.

ESCENA 3.

Ana Laura, Gustavo, Lucas y Julia abren cajas y bolsas con ropa. Separan en montones y
arman pilas que reparten por el espacio. Junto a ellos hay restos de comida y bebida.
Llevan horas trabajando, Gustavo está un poco despeinado, algo transpirado, por
momentos se saca la cara disimuladamente con prendas del montón.

Ana Laura.- Gus ¿cuántas cajas trajiste?


Gustavo.- No las conté, traje todas las que pude…
Ana Laura.- ¡Contalas Luqui!
Lucas.- Mmmm... quince.
Julia.- A ver Lu, pasame la bolsa esa negra, por favor.

Julia revisa la bolsa.

Ana Laura.- La última vez que hicimos esto eran, no sé, seis, siete.
Lucas.- Eran cuatro bolsas grandes de consorcio. Me las hiciste contar a mí también.
Gustavo.- ¿Ustedes creen que nos quedamos cortos?
Ana Laura.- ¡No! ¡Para nada! Te estaba por decir que la última vez que hicimos esto nos
pasó algo muy gracioso.

Ana Laura se acerca a Gustavo con una botella de agua en la mano, le convida.

Ana Laura.- Nos habían llegado todas prendas de hombre. Una bolsa: pantalones talle M;
otra bolsa: sweaters talle L; otra: medias de futbol 42, todo del mismo talle, sospechoso…
Ahí nos preguntamos ¿qué sucede? Qué raro todo, ¿no es cierto? (Tiempo. Gustavo se
sienta sobre una pila de ropa, descansa.) Todo parecía de la misma persona, entonces,
¿qué piensa que estaba pasando compañero? (Tiempo. Gustavo toma agua hasta terminar
la botella) ¡Le estoy preguntando, che!
Gustavo.- Perdón, eh, no sé… ¿me dijiste qué pasaba con la ropa de hombre?
Ana Laura.- ¡Claro!
Gustavo.- ¿Era de Silvio?
Ana Laura.- ¡Exacto! Pensé que no me estabas dando bola.
Gustavo.- ¿Cómo se dieron cuenta?
Ana Laura.- Fácil, tampoco es que somos brillantes. En un bolsillo del pantalón estaba el
carnet de conducir.

Gustavo se levanta con esfuerzo y vuelve a acomodar ropa.

Ana Laura.- Te ayudo. (Ana Laura lo sigue) ¿Te cuento el final?


Gustavo.- Dale.
Ana Laura.- Conclusión: las cajas las había traído Sonia. No es que Silvio estaba de
acuerdo, la tipa le vació el placard y después le avisó que había donado todo, ¡loca!

Gustavo se rie.

Ana Laura.- Igual no es un chiste, fue grave lo que pasó.


Lucas.- ¿Por?
Ana Laura.- Y… que ellos sean los donantes es un papelón para nosotras, cero
convocatoria, un fracaso.

Julia se prueba algunas prendas lejos del grupo, se saca selfies

Gustavo.- ¿Y Silvio?
Ana Laura.- ¿Qué? ¿Qué pasa con Silvio?
Gustavo.- ¿Siempre dona?
Ana Laura.- Bueno, no lo sé, no sé cuanta ropa tiene, pero por qué no querría donar.
Lucas.- Silvio hace lo que Sonia dice.
Ana Laura.- ¡Basta Lucas!
Gustavo.- ¡Encontré un celular!
Lucas- A ver, prendelo.
Gustavo.- Tomá, yo no entiendo nada.

Gustavo le da el teléfono a Lucas, lo prende.

Gustavo.- (A Lucas) Fijate si alguien lo donó por error…


Lucas.- (Con el celular en la mano) ¡Esto está como nuevo!
Ana Laura.- Invitarte trae suerte. Fiesta de la revolución cubana, viene Gustavo, se llena la
mesa de comida. Roperito, viene Gustavo, caen quince bolsas de donaciones llenas y un
teléfono. Santa Claus te voy a decir.
Lucas.- No tiene dueño el teléfono, está vacío y liberado.

Julia vuelve.

Julia.- ¿Les gusta?


Ana Laura.- Te queda bien, te hace mas flaca.
Julia.- ¿Me afina la figura?
Ana Laura.- Te alarga.
Julia.- ¿Me afina o me alarga?
Ana Laura.- Te chupa.

Julia se saca las prendas y las separa del montón.

Gustavo.- Estaba pensando recién que Silvio podría participar del roperito. Vamos a
necesitar gente.
Julia.- ¿Silvio? mmm, no sé… está en un momento de introspección.
Gustavo.- ¿Qué querés decir?
Ana Laura.- En castellano: que no sale de la casa.
Julia.- Desde los mellizos volvió a entrar en depresión, te acordas que te conté.
Gustavo.- ¿Cuándo?
Julia.- El primer día que viniste a clase.
Gustavo.- Tenés razón.
Julia.- Hablamos de tu primo depresivo también.
Gustavo.- ¿Qué le había pasado?
Julia.- Sos distraído, eh. Fue hace unos años, momentos muy duros para los dos, para él y
para Sonia... (A Julia) Ahora, qué loco todo, es como si la enfermera se hubiera tropezado
con las muestras.
Gustavo.- ¿Qué enfermera?
Julia.- Sonia se fue a vivir a Miami para hacerse una inseminación artificial porque no podía
quedar embarazada, no quiso probar en Argentina, se fueron directo. Y allá tuvieron dos
mellizos hermosos, ya tienen ¿cuánto?
Lucas.- Si son mellizos siempre son dos.

Ana Laura.- Tres años. Los chicos salieron con rasgos orientales, son chinos y Silvio nada
que ver, bueno y Sonia tampoco, ya la conoces.

Gustavo.- ¿Los asiáticos son homocigota dominante o recesivo?


Julia.- Dominante.

Ana Laura.- ¿Cómo estás tan segura?

Julia.- No, no estoy segura, pero tenemos evidencia contundente.

Lucas.- ¡Acá hay una caja llena de bombachas y corpiños ¿qué hacemos? ¿Esto se
vende?

Gustavo.- ¿Saben quien lo donó?

Ana Laura.- ¿Los calzones? Un boludo, no te preocupes.

Gustavo.- ¡No! El esperma.

Julia.- A Sonia le llegó un contrato, lo firmaron y se fueron. Una vez allá, les enviaron una
caja con un tubo de ensayo y unas instrucciones.

Lucas.- ¿Congelado llega?

Julia.- ¿El semen? Si, claro.

Gustavo.- Si no no aguanta.

Ana Laura.- Lo que ella dijo es que esperas unos minutos y después lo metes en una
jeringa y te lo injertas directamente.

Julia.- ¿Dónde están poniendo la ropa de abrigo?

Lucas.- Acá, al lado de los pantalones de invierno.

Gustavo.- ¿Y Silvio?

Julia.- En su casa, con los mellizos, está todo el día ahí. Por eso no se si va a querer venir,
no es nada en contra tuyo, ni del roperito, pero…

Ana Laura.- Cuando llamaron a Sonia de la fertilizadora para confirmar el error, no sabía si
putearlos, si pedir explicaciones…

Julia.- Encima todo en inglés, pobre.

Ana Laura.- ¡Fue un quilombo! Tampoco sabían a dónde había ido a parar el semen de
Silvio.

Lucas.- ¿Estas zapatillas me las puedo quedar?


Ana Laura.- ¡No!

Lucas.- Pero las pago…

Ana Laura.- No, Lucas. Nosotros no podemos comprar las cosas del Roperito de manera
anticipada.

Gustavo.- Nunca había escuchado algo así, la verdad.

Ana Laura.- Sí, no sé qué le pasa, debe estar con alguna crisis porque nunca es así y
menos con la ropa.

Gustavo.- ¿Con la ropa?

Ana Laura.- ¿De quién hablás?

Gustavo.- De Sonia y el marido.

Ana Laura.- Ah, que tarada, pensé que hablabas de Lucas.

Julia.- La verdad fue tremendo, cuando recibieron la carta de Xuan Xing yo justo estaba en
la casa. Silvio se puso loco, le empezó a hacer preguntas al cartero.

Ana Laura.- Como si el tipo tuviera los espermas que le chorearon, ¡explicamela!

Gustavo.- ¿Una carta? ¿Para qué? No entiendo. ¿Quién es Xuan Xing? ¿El padre?

Ana Laura.- Si, el padre del esperama, no el del corazón.

Gustavo.- ¿Cómo lo encontraron?

Julia.- La BC Fertility Center lo contactó cuando Sonia puso un abogado para iniciar una
demanda.

Gustavo.- ¿Y qué paso?

Julia.- Sonia freno todo, prefirió no avanzar porque el padre chino dijo que si demandaban a
la empresa los iba a intimar por discriminación.

Lucas.- Mi vieja dice que se cagaron en las patas porque era una empresa yankee y era
obvio que les iban a sacar toda la guita.

Julia.- Tu mamá trabaja para la competencia, siempre inventa cosas.

Lucas.- Sonia es amiga de mi mamá y viene a casa y Silvio también, y yo los veo siempre
conversar con mis viejos.
Ana Laura.- ¡Callate Lucas!
Gustavo.- ¿Nunca probaron con alguna asociación que se especialice en estos casos?

Lucas.- Che, ¿me ayudan o van a seguir ahí parados? ¿Qué estamo ́ haciendo?

Ana Laura.- La empresa encima nunca los indemnizó.

Suena el timbre. Todos se miran, nadie se mueve. Tiempo. Vuelve a sonar el timbre.

Lucas sale de escena.

Gustavo.- ¿Y el padre chino los reconoció?

Julia.- No sabemos mucho más.

Gustavo.- ¿Cómo puede ser que Sonia no pueda reclamar lo que le corresponde?

Julia.- Los chicos le corresponden, son mitad de ella y la otra mitad es la que bueno, está
en disputa.

Entra Lucas con un paquete de medialunas.

Lucas.- Mi viejo pasó y nos dejó esto.

Ana Laura.- ¿Facturas?

Lucas.- Medialunas.

Ana Laura.- ¡Que grande Chachi!

Gustavo.- Ya que estamos todos quería decir algo sobre lo que estamos haciendo, creo
que…

Lucas.- (Lo interrumpe) Perdón, pero yo no vuelvo a doblar lo que ya doble, tampoco vengo
otro día, ni me quedo cinco horas más... Está todo bien pero no fui a fútbol, le acabo de
decir a mi viejo que no hacía falta que me lleve, que teníamos para un ratito. Y yo ya sé
cómo termina esto: ¡Lucas! poné, ¡Lucas! sacá. Quedan más de la mitad de las bolsas y
ustedes cortan cada cinco segundos para hablar pelotudeces mientras el pibe se la pasa
acomodando pilchas que encima no puede comprar, vaya uno a saber por qué…

Ana Laura.-¿Terminaste?

Lucas.- Si.
Ana Laura.- Okey, buenísimo. Estaba pensando… ¿Cuánto ganaríamos si se vende todo?
¿Hicieron el cálculo?

Gustavo.- Si vendemos todo quintuplicamos la recaudación del último año.

Ana Laura.- ¡Ah bueno! ¿De verdad? “Hola si, ¿hablo con Pascual?, ¿cómo estás? te
quería contar que ahora hacemos unos eventos súper exitosos en el club, viste, y nos
llenamos de guita, así que te queremos comprar todo: la sede, la inmobiliaria, la casa de
tigre, los flota flota, la minipimer…”

Juila.- ¡Ojalá! Sería hermoso…

Gustavo.- Sí, ¿no? Igual, volviendo al tema, con lo que se junte, si sale todo bien,
podríamos comprar bicis nuevas para la clase de Nelson, cambiar el cartel de neón.

Todos miran en dirección al cartel.

Ana Laura.- Está hecho mierda.

Julia.- Sí, la verdad que sí. ¿Y Pascual?

Lucas.- ¡Está hecho mierda también!

Julia.- ¡Lucas!

Lucas.- Chiste, chiste… ¿qué pasa con el viejo Pascual? ¡Nada! No pasa nada, qué tendría
que pasar, por todo haces un mundo, no se tiene por qué enterar, vamos a hacer todo
puertas adentro, ya se habló, ¿cuál es el problema?

Julia.- Te aclaro que Pascual no es viejo.

Ana Laura.- Para los pibes vos, yo, ella, tu hermana y Pascual somos viejos…

Gustavo.- Creo que yo…

Ana Laura.- Perdoname pero vos también.

Gustavo.- ¿Si?… Iba a decir que yo creo que “este roperito” puede ser la oportunidad para
empezar con mejoras.

Ana Laura.- Ah, perdón, nada que ver.

Gustavo.- El Cultura lo que necesita es gente como nosotros, con energía, no importa la
edad que tenga, gente que quiera hacer de este lugar algo más que un club, queremos que
sea una facultad del deporte. Los vecinos solos van a volver a la sede cuando vean los
cambios, vamos a llenarlo de socios.

Lucas.- Estaría bueno mejorar los vestuarios, las duchas no funcionan bien, sale fría el
agua.

Gustavo.- Por supuesto, eso y MÁS vamos a hacer.

Ana Laura.- Yo estoy acá con las cuentas y así, a ojo, si quintuplicamos la ganancia del
último roperito alcanzaría para el cartel nuevo, un par de bicis, unos parlantes nuevos para
el salón…

Julia.- Sería importante, si esto trae más gente al club, que los lockers tengan las
cerraduras funcionando.

Gustavo.- ¿No hay candado?

Julia.- No.

Ana Laura.- Quiero ver la cara de Pascual cuando Julia le muestre la foto del cartel de neón
enorme que vamos a comprar, no lo va a poder creer.

Gustavo.- Seguramente no. Ahora lo importante es que nosotros dejemos de velar al


muerto, lo levantemos de la tumba y lo pongamos a entrenar.

Lucas.- ¿Esto es en serio?

Apagón

Escena 4

Mara y Ana Laura están en el club ensayando un tema. Mara canta, Ana Laura toca la
guitarra. Sin que lo noten entra Julia, deja sus cosas, sale. Vuelve con una caja, sale.
Vuelve con otra caja. Las va dejando sobre la barra. Busca una tercera caja, prende el
cartel de neón, enciende las luces de la barra. Mara y Ana Laura dejan de hacer lo que
estaban haciendo. La observan revisar papeles totalmente abstraída.

Ana Laura.- ¡Buenas!


Julia.- ¡Hola! ¿cómo va?
Mara.- Bien, ¿y vos?
Julia.- Bien todo bien.
Ana Laura.- ¿Hace mucho que estas?
Julia.- No no, acabo de entrar, vengo a llevarme algo, nada más.
Ana Laura.- ¿Por qué no saludaste?
Julia.- Porque estaban muy concentradas.
Ana Laura.- ¿Qué haces?
Julia.- Nada.
Mara.- ¿Te gusta lo que estamos tocando?
Julia.- ¿Qué cosa?
Ana Laura.- Lo que estábamos haciendo recién.
Julia.- Ah, no, perdón, no estaba prestando atención.
Mara.- Es una fusión de rock y salsa.
Julia.- Ah, claro… está bueno.
Ana Laura.- ¿Te pareció que acopla la guitarra?
Julia.- No…

Julia vuelve a poner atención a los papeles.

Mara.- Para mi está un poco alto el volumen Ani.


Ana Laura.- Yo creo que hay algo que está haciendo interferencia. Ju, ¿vos tocaste algún
cable sin querer cuando entraste?

Tiempo.

Ana Laura.- ¡Ju!


Julia.- Perdón, ¿qué?... no, yo no toque nada.

Julia cierra una caja, se acerca a la puerta.

Ana Laura.- Para mi es la puerta que abre y cierra.


Mara.- ¿Vas a salir otra vez?
Julia.- Voy al cuartito y vuelvo.
Mara.- Okey, bueno, entonces nos damos cinco minutitos y retomamos cuando vuelva Juli,
así no hace interferencia, ¿está bien? ¿okey?
Julia sale, Ana Laura se acerca a la barra, saca una gaseosa de la heladera. Mara revisa el
amplificador.

Mara.- Los cables del aparato están bien, no sé qué pasa.


Ana Laura.- ¿Querés?
Mara.- ¿Qué es?
Ana Laura.- Pepsi, ¿no ves?
Mara.- No, ahora no, en un ratito.

Entra Julia, con otra caja, la apoya sobre la barra

Ana Laura.- Juli ¿vos queres?


Julia.- (Con la vista puesta en los papeles dentro de la caja) No, no, gracias, no tomo
gaseosa.
Ana Laura.- ¿Y esas cajas?
Julia.- Estaban en el cuartito.
Ana Laura.- Sí, me imagino. ¿Qué tienen?
Julia.- Papeles.
Ana Laura.- ¿Papeles del club? No sabía que guardabamos todo esto.

Mara trata de afinar la guitarra.


Mara.- ¡Ana, esto está totalmente desafinado!
Ana Laura.- (A Mara) Con razón sonaba mal la primera parte.
Mara.- No hay interferencia, la guitarra es un desastre.
Ana Laura.- (A Julia) Voy a tocar el finde en un evento con Mara, estoy re nerviosa. No sé
si ir o no ir, tenía la guitarra desafinada y no me di ni cuenta, ¿qué pensás?
Julia.- ¿De que?
Ana Laura.- ¿Voy igual?
Julia.- ¿A dónde?
Ana Laura.- Al evento. Me van a pagar y todo, se me cae la cara.
Julia.- Sí.
Ana Laura.- ¿Sí que?
Julia.- Andá. ¿Es el sábado?
Ana Laura.- Sí.
Julia.- ¿No se te pega con el roperito?
Ana Laura.- No, una cosa es a la tarde y la otra cosa a la noche.
Julia.- Ah, buenisimo.
Ana Laura.- ¿Necesitas ayuda?
Julia.- ¿Vos viste los planos del club?
Ana Laura.- ¿Los planos?
Julia.- Si.
Ana Laura.- No, no tengo ni idea. ¿Para qué los querés?
Julia.- ¿Viste Torre?
Ana Laura.- No, no vi.
Julia.- El abogado de Puebla. Llamó a Lorena la gerente, Lorena llamó a mi jefe Pablo y
Pablo me pidió a mí los planos del club que no tengo.
Ana Laura.- Y por qué no le dijiste que no los tenes y listo.
Julia.- Porque ellos dicen que los tengo yo y yo no estoy segura. Los necesitan de Puebla
para verificar si una parte de la medianera del vecino corresponde al club o no. El señor
quiere hacer una ampliación de su casa y para que se la habiliten desde el municipio
necesita ver cómo figura esa pared en los planos del club.
Ana Laura.- Pero no estamos pegados, ¿o si?
Julia.- Es una cuestión de cortesía Ani, el vecino siempre se portó bárbaro con nosotros y
en Puebla no quieren tener conflictos con la gente del barrio.

Se acerca Mara.

Mara.- ¿Quedó gaseosa?


Ana Laura.- No, ya me la tomé. Fijate si hay más latas en la heladera.
Mara.- No hay, dejá, no importa, tomo agua.

Mara toma agua y vuelve al mic. Suena el celular de Julia.

Julia.- (a Ana Laura) Ves, es Pablo ¿qué le digo ahora?… (atiende) ¡Hola Pablo! ¿qué tal?
¿cómo estás? (Mara prende el micrófono, enchufa la guitarra a un amplificador, prueba
sonido). Disculpame, dame dos segundo que salgo al patio porque acá no tengo muy buena
señal, no sé qué pasa (hace señas para que bajen el volumen) Ahí va, ahí va, ahí te
escucho… a ver… ¿hola?, sí, perfecto, decime Pablo.

Ana Laura se acerca a Mara, agarra la guitarra, toca un acorde.

Ana Laura.- Dale un poco más de volumen, por favor.

Mara sube un poco el volumen.


Mara.- ¿Vamos desde el principio?
Ana Laura.- Sí, perfecto, porque no llegué ni a tocar el estribillo. Vos decime si sale muy
mal por favor, no seas boluda.
Mara.- Dale, un, dos, tres, va..

Ana Laura toca la guitarra y Mara canta, ensayan muy concentradas. Entra Gustavo con
bolsas de consorcio en la mano, trata de no interrumpir. Deja todo y comienza a caminar
por el espacio dando pasos largos, mide. Entra Lucas con más bolsas en la mano.

Lucas.- (gritando) ¡Buenas!

Gustavo lo hace callar. Mara y Ana Laura frenan el ensayo.

Mara.- ¡¿Qué onda?! no sabía que venían.


Ana Laura.- No estaban anotados en la grilla hoy.
Lucas.- Lo que pasa es que papá nos llevó con la camioneta a retirar donaciones.
Gustavo.- (Parado en una esquina del lugar, mientras mira hacia el techo) Chachi no podía
otro día, está con mucho trabajo.
Ana Laura.- Más cosas para el roperito. ¡Qué bien!
Mara.- ¿Les jode si nosotras seguimos?
Gustavo.- (Se acerca a Mara, mide con pasos el lugar que ocupan los instrumentos) ¿Qué
es esto que están tocando? ¿Son temas de ustedes?
Mara.- Sí, son temas nuestros, la música también.
Ana Laura.- Mara, no son nuestros, son arreglos que nosotros hacemos sobre temas de
otros.
Mara.- Bueno, pero esos arreglos si son nuestros y eso cambia la esencia del tema. (A
Gustavo) ¿Qué pensás? ¿Cómo suena? ¿Suena bien?
Gustavo.- A mi me parece que sí, me parece muy original.
Ana Laura.- ¿Lucas, qué opinas? ¡Decí algo!
Lucas.- Si, a mi me copa también, la guitarra está un poco desafinada, por momentos. Pero
por ahí soy yo que no entiendo nada.
Ana Laura.- ¡Te dije que no estamos para presentarnos en ningún lado!
Gustavo.- ¿Cuánto mide el pasillo?
Ana Laura.- ¿Qué pasillo?
Gustavo.- El de la entrada.
Ana Laura.- ¡Qué sé yo! Mirá lo que pregunta.
Gustavo.- ¿Tienen un show?
Mara.- Un evento.
Ana Laura.- Y no sabemos si ir o no.
Mara.- Yo pienso que sí, pero…
Gustavo.- A mi me parece que están para salir a escena. Ahora, digo, pensando en voz
alta, se me ocurre que puede funcionar espectacular que toquen en el roperito.
Ana Laura.- ¿Es joda? Te volviste loco, NO, nos falta un montón. Una cosa es venir y
ayudar, pero otra muy distinta es tocar.
Gustavo.- ¿Cuántos temas tienen?
Mara.- Listos, listos, tres, es poco.
Lucas.- ¿Por qué no aparecen en los intervalos?
Gustavo.- ¡Buenisimo! Y así nos aseguramos de que las escuche toda la gente que viene.
Es mas, te digo, ya mismo me imagino que podemos poner allá, del otro lado de la barra, lo
que haría las veces de escenario, entrarían bárbaro ahí y de este lado ponemos los tres
tachos que hay en el cuartito como para armar una buena iluminación y ¡listo!

Entra Julia, con una caja desarmada.

Julia.- ¡Hola!, no sabía que estaban ustedes también, ¿cómo va?


Gustavo.- Bien, bien, clasificando unas bolsas para el roperito.
Julia.- Ah, buenisimo… ¿Tienen cinta de casualidad?
Mara.- (A Ana Laura) A mi me encanta la idea de Gustavo.
Ana Laura.- ¡Vos te volviste loca Mara! ¡NO! Me muero de vergüenza.
Gustavo.- (A Julia) De embalar, ¿te sirve?
Julia.- Sí, gracias.

Julia vuelve a la barra, mete papeles dentro de la caja, la sella.

Gustavo.- Yo creo que si ponemos un afiche en la entrada con una buena foto de la banda
la gente va a venir seguro y eso haría estallar el evento.
Mara.- Quizá podríamos sumar una publicidad en la radio.
Lucas.- ¿La radio?
Mara.- Si, la radio, ¿qué tiene?
Lucas.- Nada.

Julia mete la caja con papeles dentro de su mochila, toma un trago largo de agua, sale
sigilosamente con el teléfono en la mano, chatea mientras camina.
Mara.- Tendríamos que tener algún vestuario específico.
Ana Laura.- No, no me parece.
Mara.- ¿Vos querés estar así de jogging como ahora para tocar en un evento que
organizamos nosotros para toda la gente del barrio? No sé, a mi me parece muy desprolijo.
Gustavo.- Podríamos encontrar algo que les guste a las dos y que tenga que ver con el
roperito.
Lucas.- Yo podría hacer una bandera y la ponemos detrás de la tarima.
Ana Laura.- Eso si, esa idea si me gusta, ¡muy bien Luquitas!

Julia cruza la puerta para salir, se produce una interferencia en el sonido, acopla un
micrófono, todos la miran.

Ana Laura.- ¿Te vas?


Julia.- Sí.
Ana Laura.- ¿Encontraste lo que…
Julia.- (La interrumpe) Ya dejé todo acomodado, después vengo para ayudar con esto.
Mara.- ¿Vos también queres tocar?
Julia.- ¿Eh? ¿Tocar qué? Me refiero a las bolsas.
Gustavo.- ¿Estabas ordenando?
Julia.- Sí, pero ya está.
Gustavo.- ¿Por qué no te quedas un rato así nos ayudas?
Julia.- No puedo, me encantaría pero no.
Gustavo.- ¿Tenés que trabajar?
Julia.- Sí.
Gustavo.- ¿Te cambiaron el horario?
Julia.- ¿Eh?
Gustavo.- ¿No ibas desde el mediodía?
Julia.- Ah, si, claro, hoy justo cambiamos.
Mara.- Qué pesados igual, una tarde libre, ¡que les cuesta!
Julia.- Perdón, pero tengo que salir. Hablamos después.

Julia sale.

Mara.- (A Ana) Che, quedan cinco minutos, ¿tocamos una vez más la primera parte?
Ana Laura.- Okey, dale.
Suenan los primeros acordes del tema.

Apagón

Escena 5.

Gustavo está solo en el club, mientras habla por teléfono barre el lugar, ordena el espacio,
usa auriculares.

Gustavo.- Vos parece que estás en una fiesta, ¿estás en una fiesta? o ¿dónde estás?...
¿me tenes en alta voz?... no seas hijo de puta que es algo serio … ¡no! no soy yo… ¿qué
tiene que ver el celular boludo?! …no me jodas que no estoy para cambiar el teléfono ahora,
ya me quede sin un mango … ahh puede ser, a ver espera (acomoda los auriculares).. no
soy yo, sos vos, igual escuchame, ¿me escuchas bien? o ¿no me escuchas bien?... (se
acerca a la heladera) ¡ahora si! … ¿vos sentis el ruido de la heladera esta?... ¿como no la
escuchas? parece que están matando a alguien, te juro que cuando pueda la vamos a
cambiar, directamente una nueva necesitamos, esto no enfría nada, (agarra una lata) ¿te
gusta la cocucha caliente? un lujo… okey, okey, perdón me fui por las ramas (se acerca a
las bicicletas, mira las ruedas, los pedales) ¿qué novedades tenemos? … naaaaa ¿te
pelearon el precio? ¡Increíble! Pascual es un desastre, que viejo amarrete, debo ser la única
persona en años que va y le dice, quiero el club, todo el club entero, dame el edificio, lo que
está adentro, la gente, las deudas, y encima te pide que pongamos mas plata (pedalea) lo
voy a llamar yo mismo, que me diga a mí que soy el que tiene que vaciar los ahorros que
ponga mas guita, ¿¡qué se supone? ¿que yo la cago?! (tiempo) ¡no! no estoy caliente,
estoy agitado… Bueno, bueno, perfecto, si está bien, encargate vos de esto. (Silencio,
pedalea lento, mira el lugar)
Te digo que voy a tener que laburar mucho este club … si, ya se que ya lo sabia, pero ahora
que miro mejor viste, dios mio, como lo dejaron estar tanto tiempo … ¡No! no me tiro para
atrás… Y estoy pedaleando, probando las bicis que nunca pude usar, acá las pibas cada
una tiene su vehiculo, conductor designado… ¡Dale! mientras te mando el contacto de
Puebla con el interno de Julia, que digamos es macanuda, hablale despacio porque vos
mezclas todo y sino que te recomiende ella mejor algún otro con quien coordinar. La
escuche decir varias veces que están por un lado los que se encargan de las propiedades
tipo vivienda y por otro los que se encargan de negocios como este (silencio largo). ¿Vos
conoces el Cultura? … tenes que venir amigo… quiero que me digas qué opinas… tal cual,
un finde largo puede ser… Che y ¿tu departamento lo decoraste vos? … traela a Tati
también entonces, necesito ideas frescas, yo viste, bueno, no, con esas cosas y con la ropa
no me llevo. Creo que me gustaría cambiar algunos aparatos, están bastante usados…
anotalo en el grupo de whatsapp que tenemos para arreglos… anotá todo esto que te dije,
porque sino me vienen ideas y no las retengo. No, no llego, hasta allá, ahora, imposible, no
estoy para asado, alguien tiene que laburar en esto (camina hasta la puerta de entrada,
chequea que no haya nadie) estoy en la otra punta de la ciudad además … hablá vos, llamá
directamente avisales que queremos cerrar esto cuanto antes, que el futuro dueño está muy
involucrado con el proyecto, que ya se imagina habitando el lugar, que lo siente como su
casa, etcetera, etcetera y que se dejen de joder, digan que si y firmen (rie).
Ya sé, paciencia tenía, ahora no tengo mas, tengo ganas viste, es lógico, ponete en mi
lugar, ya estamos ahí a punto de pisar la recta final, no puede ser que no se pueda
concretar. Presioná para ir el sábado a la mañana … dale! no seas tan vago boludo,
madruga un día … como se nota que das las ordenes y no pones un solo ladrillo en esa
empresa. Haceme el favor asi ya después me vengo para acá al evento que estamos
organizando… no, no hay hamburguesada, ves que sos un muerto de hambre. Es como
una feria de ropa, “el roperito”. Decile a Tati que traiga algo de ella que le sobre, seguro
tiene, asi aportan algo… ¿no podes?... ah, no me avisaron mas nada … si yo jugaba en
cancha de once, no ves que por eso estoy entrenando … bueno no importa, deja, estoy con
otro tema, ahora esto me tiene la cabeza ocupada, si tienen algo para donar me avisas y lo
busco… Dale my friend, llamá y combina con Julia o quien sea asi cerramos temprano y yo
sigo el día como propietario… propietario… boludo! no me jodas ¡abrazo! chau!.

Escena 6.

Nelson y Sonia están en el club armando una guirnalda tipo kermes para colgar en el salón.
Comparten un paquete de tablitas, sobre la mesa hay una caja de herramientas y algunas
cintas. Permanecen en silencio unos segundos, se miran, sonríen y vuelven a trabajar
sobre el cableado.

Sonia.- ¿Vos sos zurdo?


Nelson.- Si, hago todo con la mano izquierda.
Sonia.- Yo no puedo ni agarrar el tenedor con esa mano.

Sonia trata de manipular un cable con la mano izquierda.

Nelson.- Tenés que probar soltar la mano, como si no tuvieras articulación, así… (Nelson le
muestra cómo mover la mano. Sonia lo imita, le sale muy mal, ríen). Tenés que insistir.
Sonia.- No tengo mucha paciencia.
Nelson.- Eso ya lo sé.
Sonia.- ¿Tanto se me nota?
Nelson.- No.
Sonia.- Estoy un poco cansada, es eso. ¿Vos tenes la cinta aisladora?
Nelson.- Está al lado de tu mano derecha.
Sonia.- ¡Qué boluda!, no la vi, perdón. Necesito vacaciones...
Tiempo.
Sonia.- ¡Listo! ya está, ¿querés chequearlo?
Nelson.- Dale, por las dudas.
Sonia.- Si pasa algo el día del roperito con la electricidad, es culpa de los dos.
Nelson.- No va a pasar nada, no seas mala onda.
Sonia.- Soy realista.
Nelson.- Está bastante bien este empalme.
Sonia.- ¿Te sorprende?
Nelson.- Bueno, un poco sí, no sabía que eras buena con la electricidad.
Sonia.- Fui a una escuela técnica, por eso.
Nelson.- Yo a un comercial, cualquiera, mirame ahora.
Sonia.- A mi para algo me sirvió, Silvio no cambia ni una lamparita… Tomá, (le da la cinta)
guardala en la caja porque después queda todo tirado por todos lados.
Nelson.- ¿Dónde ponemos las guirnaldas? ¿cerca de la barra?
Sonia.- No sé, ¿ahí? (señala la entrada) Me gusta.
Nelson.- A mí también. Además levanta un poco el espíritu.
Sonia.- ¿El espíritu? te pusiste filosófico.
Nelson.- No seas boluda, quise decir que vos entras acá y ves todas estas lucecitas y te
dan ganas de vivir.
Sonia.- ¿No te parece mucho?
Nelson.- ¿Exceso de optimismo?
Sonia.- Sí.
Nelson.- Bueno, un poco de humor para levantar.
Sonia.- Ah, ¿te estás aburriendo? Perdón.
Nelson.- Sos tan mala onda que me haces reir.
Sonia.- ¿Yo? ¿Mala onda? Soy divina.
Nelson.- Seras muchas cosas So, pero divina no.
Sonia.- A mi me lo decían mucho de chica: “Que divina sos Sonia”.
Nelson.- ¿Quién? ¿Tu mamá? ¿Tu prima hermana?
Sonia.- ¡Qué malo!
(Sonia camina hasta la entrada, se para sobre una silla y trata de colgar las guirnaldas.)
Nelson.- Es un chiste. ¿Te ayudo?
Sonia.- No, está bien.
Nelson.- ¿Por qué no dejas que te de una mano?
Sonia.- ¡Puedo, puedo!
(Tiempo. Se miran. Nelson se acerca a Sonia, sube a la misma silla, sostiene la guirnalda,
trata de ayudarla.)
Sonia.- Me parece que mejor bajo, está muy inestable.
Nelson.- No, pará que necesito que tengas el cable bien alto.
Nelson cuelga la guirnalda.
Nelson.- ¿La dejo ahí entonces?

Nelson se da vuelta para mirar a Sonia. tiempo. Se están por besar y entra Julia, los
sorprende, se miran los tres. Silencio. Julia camina hasta la mesa, deja su mochila y sale.
Nelson intenta besar a Sonia otra vez, ella lo corre y baja de la silla.

Sonia.- ¿Te fijás si llega bien el enchufe a la toma por fa? Quiero ver de lejos cómo queda.

Nelson se baja de la silla, enchufa la guirnalda. Entra Julia con un cartel grande, dice: “El
roperito” y tiene una foto de Mara y Ana Laura con un mic en la mano cada una.

Julia.- ¡Hola! (saluda con un beso a cada uno) ¿cómo están? perdón, perdón, no quise
arruinar el momento. La idea no era caer de golpe...
Sonia.- ¿Y ese cartel?
Julia.- Es del roperito, perdón pero necesito mover todas las cosas que andan
desparramadas por ahí, ¿me ayudan?
Nelson.- ¿Las guirnaldas también? Las acabamos de poner.
Julia.- Sí, ya sé, otra vez, lo siento en el alma, pero tendríamos que acomodar todo lo que
está tirado y esconder lo del roperito porque van a venir a ver la medianera los de Puebla,
no quiero que tengamos problemas.
Sonia.- ¿Ahora?
Julia.- Sí, por fa.
Nelson.- Pero las guirnaldas las colgamos muy prolijas, quedan lindas.
Julia.- Sí, es cierto, quedan muy lindas, pero por las dudas no levantemos sospechas, sino
después me preguntan en el trabajo qué estamos haciendo en el Cultura, para qué son
todos esos adornos, cómo los pagamos…
Julia agarra con dificultad el cartel.

Nelson.- ¿Te ayudo?


Julia.- Dale… ¿lo llevas hasta el cuartito?

Nelson sale con el cartel. Sonia y Julia descuelgan la guirnalda.

Julia.- (Susurrando) ¿Qué onda recién?


Sonia.- (Susurrando) No sé, ni idea.
Julia.- (Susurrando) ¿Cómo ni idea? Se estaban besando.
Sonia.- (Susurrando) No.
Julia.- (Susurrando) ¿Y yo qué fue lo que ví?
Sonia.- (Susurrando) Nada, nada, no fué un beso beso...

Vuelve Nelson.

Julia.- (a Nelson) Último favor… ¿me ayudas con las bolsas que están detrás de la barra?
Nelson.- Sí claro, ¿las sillas también?
Julia-. Si, gracias, mejor que quede todo vacío.

Nelson sale.

Julia.- (susurrando) No me mientas So.


Sonia.- No es una mentira..no pasó nada.
Julia.- (susurrando) ¿Y Silvio?

Entra Nelson.

Nelson.- ¿A qué hora viene esta gente?


Julia.- En dos horas.

Corren todo lo que hay a un costado, el espacio queda vacío. Julia ayuda a Nelson a llevar
cajas al cuartito. Salen de escena. Sonia queda sola. Suena el teléfono fijo del club.
Atiende.

Sonia.- Hola. Sí, es acá… No, Julia está ocupada, acaba de salir, ¿quien habla?… Damian,
Damian, Damian… ¿vos tenías que traer unos amplificadores para el roperito, no?... Ahhh
disculpa, perdón, te confundí con otro… Juli justo salió a llevar unas cosas, llamala al celu,
¿lo tenés? Ah, que raro, se debe haber quedado sin batería... ¿necesitas que le diga algo?
Okey, okey, a ver para que busco para anotar… ¿De dónde me dijiste que llamabas?
Kuantica, ¿con Q o con K?... Okey… Perfecto, Damián de Kuantica. ¿Kuantica sería…?
¿Constructora? Mirá vos... si, si, estoy anotando… sábado 12.30 ¿pasan por acá?, me
parece que estamos con el salón ocupado en ese horario, porque tenemos la previa de una
evento… dejame que chequeo, si no me confundo, ehhh…podes venir también, es abierto a
la comunidad (tiempo). Si, está el salon ocupado, ¡que raro! ¿Julia te dijo que se podía en
ese horario? Si, si, te entiendo que son cinco minutitos pero cuando está ocupado no se
puede pasar... ¿Escribano? No, no me comentó lo del escribano… ¿qué escribano? Si acá
nosotros no trabajamos con escribano… a ver repetime… ¡Que me digas de nuevo el
nombre! M a r c h i o l i (silencio) ¿Marchioli que es amigo de Julia? … perdoname no te
entiendo, si trabaja en Puebla o no trabaja en Puebla no tengo ni idea, esto es el Cultura, la
oficina de Puebla está a tres cuadras, y abre hasta las 12 del medio dia los sábados… Si
Julia trabaja acá, es una compañera, porsupuesto…¡¿Los planos y la escritura del club?!,
sí, te escucho bárbaro, no soy sorda (silencio), ¡a la venta! ¿qué cosa?, (silencio) ¿el club?
(silencio. Damian corta la llamada).

Apagón.

Escena 7.

Lucas, Ana Laura, Nelson, Sonia, Mara están reunidos en El cultura, conversan, el clima
está tenso.

Julia.- ¿Vos le dirías a alguien algo de lo que no estás segura?


Ana Laura.- ¡Sí, claro que sí!
Julia.- Bueno, yo NO.
Mara.- No se trata de hablar sin saber, parece que no nos conocieras.
Julia.- ¡Mirá como me están hablando! Yo las desconozco.
Nelson.- Pueden bajar un poco la voz.
Sonia- ¡¿No te pareció importante comentarnos lo que sospechabas?!
Julia.- Es que yo no sospechaba nada, yo soy empleada, cumplo órdenes, cuido mi trabajo,
¡¿Qué?! ¡¿Ahora está mal eso?!
Nelson.- Me parece que lo que las chicas quieren decir es que no les termina de convencer
lo que nos explicaste. ¿Lo podes ver eso?
Silencio.

Sonia.- ¡Julia largá el teléfono de mierda ese y contestale que te está hablando bien!
Julia.- ¡Pero qué les pasa! ¡Cortenla un poquito! Estaba leyendo el grupo del laburo, están
hablando sobre cuándo se firma, cuándo se entrega la plata.
Ana Laura.- ¿Qué dicen?

Silencio.

Sonia.- ¡Julia! La puta madre.


Julia.- Nada todavía.
Sonia.- Yo no puedo creer, primero te comés la información, ahora tampoco nos decís toda
la verdad de lo que circula en ese chat. ¡¿Hasta cuándo vamos a bancarle esto!?
Julia.- ¡A ver! Lo voy a decir una vez más, YO NO SABÍA, no sabía nada de la venta del
club. ¿Qué querés que te diga? Fue así, ¿quieren que les invente? Les digo cualquier cosa.
Sonia.- A esta altura prefiero que me mientan.
Nelson.- No, bueno, tampoco es así.
Julia.- Yo no soy responsable de lo que está pasando, solamente me enteré antes.
Sonia.- ¿No se te ocurrió pensar que nos íbamos a poner así? ¿Que nos podía afectar?
Julia.- A ver, te repito, porque parece que no me hago entender. Yo me enteré ayer, no
sabía exactamente qué estaba pasando, no iba a hablar sin saber, ¿okey? No es mi culpa.
Ana Laura.- ¡¡Ah pero vos sos una cara rota!! No podés decirnos esto así, tan liviana,
somos un grupo, GRU PO, osea te enteras de algo, venís lo charlás y vemos que hacemos
entre todos.
Lucas.- ¡Pueden parar un poco!
Sonia.- ¿Parar? No paro nada. No sé vos, pero yo estaría un poco más preocupada si los
de Puebla venden el lugar donde trabajo hace años, donde todos militamos y una de mis
amigas lo sabe y no me lo dice, elige hacerse la pelotuda.
Julia.- ¡A ver si nos entendemos! Porque sino parece que acá yo soy la hija de puta de la
historia.
Nelson.- Por favor, chicas, no empecemos con los insultos, esto no termina bien nunca.
Julia.- Tenes razón Nel, no da ponerse así, yo solo necesito que entiendan lo siguiente: en
Puebla habían hablado del Cultura muy así por encima, me pidieron planos, por eso yo los
estaba buscando, y lo tengo que hacer porque ese es mi trabajo. Y después de la nada me
entero que el Cultura está en venta, pero nadie habló conmigo directamente, como yo no
estaba los atendió Pablo y a mi me dijo solamente qué tenía que hacer y punto.
Lucas.- Che, voy a grabar todo esto así queda registro.
Sonia.- Me parece perfecto Lucas, ¡grabalo! Así nadie dice: “¡Yo no dije esto!” “No dije
aquello”. Acá se usa hacerse el boludo.
Lucas.- Ya estoy grabando.
Ana Laura.- ¿Las puteadas de recién también?
Lucas.- Sí, no puedo rebobinar.
Ana Laura.- Qué boludo.
Lucas.- Por lo menos te reíste un poco. En serio, me parece que está bueno grabar para
que después, más tranquilos, podamos repasar todo lo que están diciendo a los gritos.
Nelson.- Sí, en caliente nadie piensa bien.
Sonia.- Igual, caliente o frío no hay mucha vuelta que darle al asunto, lo que queda por
hacer es ver cómo se disuelve todo esto, cómo sacamos las cosas, y punto.
Lucas.- Podemos pensar otras alternativas también. Por qué no esperamos a que venga
Gustavo, a ver qué dice, qué opina.
Sonia.- ¡Qué lindo que sos! Me das una ternura. ¿Alguien le puede explicar que no tenemos
plata para pagar ningún alquiler? Estamos acá porque nos gusta lo que hacemos, porque
nos gusta venir, juntarnos, abrir el espacio para seguir con el temita de la militancia, pero la
realidad es que NO HAY PLATA para bancar esto. Estamos acá porque es GRATIS, yo no
veo que Gustavo sea Papá Noel ni los Reyes Magos, por más buena voluntad que le ponga,
no se puede hacer nada.
Mara.- Sos dura para hablar.
Sonia.- ¿Es así o no es así? Prefiero decir las cosas como son que seguir haciéndome la
tarada.
Mara.- Sí, pero no hace falta que hables sin filtro.
Sonia.- ¡¿Les molesta que les diga la verdad?! Avísenme, cierro la boca y punto.
Nelson.- Pregunta Julia, ¿esta gente de Puebla no está al tanto de que acá hay actividades,
clases, etc.?
Mara.- Se ve que sí, pero no (ríe).
Sonia.- No estamos para chistes Mara.
Lucas.- ¡Pará Sonia, cortala, che!
Sonia.- Nel la gente de Puebla tiene muy claro que el Cultura es un club y que en este club
pasan cosas, porque de hecho el mismo dueño de Puebla fue socio y deportista salido de
acá, vos lo sabes muy bien y esto que están haciendo es cagarse en lo que nosotros
sostuvimos durante tanto tiempo, es no tenernos en cuenta, saben que no podemos
pagarles, lo tienen claro. Yo nunca pensé que este momento pudiera llegar… era una
posibilidad, siempre lo supimos, pero preferimos no pensar en eso y darle para delante.
Ahora ya está, está pasando, y es tiempo de que cada uno haga lo que se le cante, no sé,
lo que sea. Vos, por ejemplo, ahora te podés ir a Ostende de una buena vez, tranquilo, sin
pensar en el club, porque del Cultura no queda nada, ¡dejemonos de joder con tanta vuelta
y asumamos la realidad como es!
Nelson.- (A Julia) Deberían habernos dicho, por lo menos para prepararnos. Hacer no
podemos hacer nada, pero al menos podíamos organizar la mudanza con tiempo.
Ana Laura.- ¿Qué va a pasar con las bicis?
Nelson.- Y, ahora ya no tengo tiempo de venderlas. Las mandaré con un flete a Ostende,
acá no tengo lugar. (A Lucas) ¿Tu viejo sigue teniendo la chata grande de repartos?
Lucas.- Sí, si van a Ostende, yo quiero ir.
Julia.- ¿No era que no te gustaba?
Sonia.- Bueno, pero cambió de opinión el chico, y está en todo su derecho, ¿no te parece?
Total vos también cambiaste de opinión y no preguntaste si estábamos de acuerdo.
Julia.- Yo no cambie de opinión, sigo opinando lo mismo de siempre.
Sonia.- Antes decias que el grupo era lo más importante, que la asamblea, que la mayoría.
Bueno, se ve que ahora no, que ahora te preocupa más chuparle el culo a Pascual, a
Puebla y todos los que lo conocen. ¡¿Es de hijo de puta o no es de hijo de puta lo que nos
está haciendo?! ¿Podés reconocerlo al menos?
Julia.- ¿Estás grabando?
Lucas.- Sí, sí, todo.
Julia.- Paralo un segundo. (Lucas deja de grabar) En Puebla no tienen ni idea de lo que
hacemos acá… (tiempo). Pascual nos presta el club para que hagamos algo, pero… pero
no le importamos porque esto no da dinero, amigos.
Sonia.- Lucas volvé a grabar. Para mi la solución, no sé qué piensan, ojalá Gustavo esté de
acuerdo también cuando venga, es que organicemos la retirada.
Mara.- Te podés tranquilizar
Sonia.- Yo estoy tranquila.
Nelson.- ¿Hay algún plazo, Julia?
Julia.- Lo que demoren en entregar la seña.
Sonia.- ¡Osea, ya! No lo puedo creer, te juro que sigo sin entender cómo te pudiste cagar
en todo.
Mara.- ¡Cortala un poco con el dramatismo, Sonia!
Sonia.- ¿Dramatismo yo? ¿Me estás jodiendo Mara?
Mara.- NO, NO TE ESTOY JODIENDO. ¡Nunca digo nada pero esta vez me saturaste la
paciencia! Estamos todos para la mierda y vos gritando sin parar hace una hora! No nos
dejás pensar, ¡¡no te das cuenta de que estás siendo una egoísta!!
Sonia.- ¡Yo egoísta! ¡Pero qué te pasa nena!
Suena el celular de Julia, lee el mensaje.

Mara.- Julia.

Silencio.

Mara.- ¡Julia!
Silencio.

Julia.- ¿¡QUÉ?!
Mara.- ¡¿Qué mierda está pasando!?

Tiempo.

Sonia.- ¡HABLÁ!
Julia.- El sábado viene Pascual con el nuevo dueño a firmar y hacer la entrega de la plata
acá porque el tipo quiere firmar si o si a la mañana y las oficinas están ocupadas y el socio
no puede muy temprano, trabaja.

Tiempo.

Ana Laura.- Ya está...


Sonia.- Es lo que estoy diciendo hace rato, ya fue.

Tiempo.

Lucas.- Es el roperito el sábado.

Tiempo.

Ana Laura.- Vamos a tener que suspenderlo.


Sonia.- Yo me voy.
Ana Laura.- ¡Pará! ¿Qué te pasa?
Sonia.- Me pasa que ya no quiero estar acá, me angustia.
Lucas.- Si estuviera Gustavo seguro diría algo inteligente.
Sonia.- Bueno, pero no está, no vino, qué vamos a hacer, podría haber sido más
responsable con el grupo y acercarse a la reunión,
Lucas.- Está grabando.
Sonia.- Si, ya sé, no me importa.
Ana Laura.- ¿El roperito no te importa?
Sonia.- No, la verdad que no, ya me había olvidado, ya fue el evento, no tiene importancia,
frente a este otro monstruo que nos está comiendo la cabeza. Me voy a la mierda.
Julia.- ¡Pará un poco, de verdad!
Sonia.- Vos no me hables por favor.

Tiempo.

Nelson.- ¡Frenemos todo esto y hagamos el roperito igual!

Tiempo.

Nelson.- YO NO ME VOY A NINGÚN LADO, no me llevo nada las bicicletas al mar. ¿Por
qué me tengo que ir de este lugar como una rata? Nosotros no hicimos nada más que
sostener este espacio durante años con mucho esfuerzo, mucho trabajo, pusimos no solo el
poco dinero que teníamos, sino que sacamos plata de nuestros propios sueldos.
Trabajamos poniendo el cuerpo y eso se paga. Estoy muy dolido honestamente con toda
esta situación. Prefiero quedarme en el cemento de la Capital, en el dos ambientes con
balcón terraza, meterme el bronceador, el protector, la sombrilla y todos los baldecitos de
Nico en el bolsillo, antes que irme del Cultura sin decir nada. No le debo nada a nadie. Me
duele postergarme una vez más, pero esto nos pertenece, el roperito se hace igual, y
llamámelo a Pascual ahora, que venga y me diga “Nelson, te rajo, sacá todos tus cosas ya”
mirándome a los ojos. ¡Que me mire acá! ¡Me escuchaste, Pascual! Decime lo que me
tenés que decir de frente, cara a cara, ¡hacete cargo Puebla Propiedades de la tremenda…
que nos hiciste!
Ana Laura.- No puede, es un cagón.
Julia.- Eso lo supimos siempre.

Silencio.

Nelson.- (Se acerca al teléfono de Lucas) Bueno, siendo las tres de la tarde y cincuenta y
dos minutos, damos por terminada la jornada. Hemos decidido casi por unanimidad que
vamos a frenar la entrada de esta gente de Puebla al club, la firma no se va a hacer, el
dinero no se va a entregar y al que venga el sábado—
Lucas.- (Lo interrumpe) ¡Lo vamos a reventar!
Apagón
CORRECCIONES:
El espactador tiene que enterarse antes de que gustavo tiene intenciones de comprar.
el espectador tiene que saber eso antes dde que los del club se enteren de que hay un
comprador y que la operacion se hace el sabado.

LA ESCENA DEL TELEFONO DBERIA SER ANTES DE LA DEL LLAMADO QUE LLEGA
AL CLUB Y ALGUIEN SE ENTERA DE LA ESCRITURA. (SONIA)

Esta bien lo del telefono. esta bien lo que pasa aca.

el otro se confundio y termino llamando al cub, por error, en lugar de aa Julia


particularmente, fue gustavo que le pidio que haga el llmado y el oro se confundio.
por eso sonia atinede y se arma el quilombo. y el mal entendio que ellos terminan de
completar. Porque gustavo nunca iria a firmar porque el roperito se hace ahi.
armar el mal entendido, donde el publico descubre quien es gustavo, ves que es lo que
indica y como se equivoca el abogado y el publico descubra todo esto
para que en la reunion de aca no pasan, caiga gustavo ya con la escritura.

Gustavo.- Vos parece que estás en una fiesta, ¿estás en una fiesta? o ¿dónde estás?...
¿me tenes en alta voz?... a ver espera (acomoda los auriculares).. no soy yo, sos vos, igual
escuchame, ¿me escuchas bien? o ¿no me escuchas bien?, bueno por eso, si mas o
menos me entendes sentime un segundo ¿de qué me disfrazo ahora? … no, no me tomes
el pelo, no seamos pelotudos, que es algo importante lo que te estoy diciendo, si Marchioli
no te aviso nada, ¿de quién es la culpa? ¿de Dios, del Espíritu Santo o mia?...
¡exactamente! tuya boludo. ¿Como te vas a mandar hablar así por teléfono? sin consultar.
Yo te pase el contacto de Julia pero no para que lo estes usando en cualquier momento y
para cualquier cosa. Eso me lo tendrías que haber pedido a mi, qué carajo te cambiaba
llamarla a ella, al teléfono del club, apra avisarle que íbamos a caer con un escribano… No
amigo, no es asi, y lo sabes ¿desde cuando el comprador le tiene que contar vida y obra al
que gestiona la venta? Vos sos la constructora no mi acompañante terapéutico y yo te
aclare “necesito que hagamos esto con discreción” “no quiero que nadie se entere” debería
haberte alcanzado esa explicación. Yo no te pregunto todo todo el tiempo. Y si te dije eso
fue por respeto al club y a lo que significa para la gente ¿te avise o no te avisé hermano?…
y bueno, por eso mismo, por qué me tengo que poner así ahora, a mi no me gusta gritar, no
me gusta hablarte mal, pero me siento tan…. ¿Sabes lo que tendrías que haber hecho?
llamarme a mi y listo. Ahora estoy con el teléfono apagado, haciendome el boludo hace tres
horas, sin responderle ni siquiera a mi vieja … bueno en silencio, ¡es lo mismo! todo por qué
no se qué decir ¿me explico? (silencio largo) ¿Como me levante? y, mal, muy mal, estoy
angustiado Damian, yo recurrí a vos, te conté la idea el proyecto, qué cosas tenía ganas de
que pasen, cómo tenía ganas de acercarme al club para poder levantar este lugar, darle
vida desde adentro, bien desde las bases, hasta alcanzar el punto maximo, la cerecita del
postre helado, que era tener mi espacio, mi propio espacio, donde activar la militancia que
vos tambien mamaaste conmigo en la universidad … y si ya lo sabes por qué te confundiste
asi, por ese llamado se están matando ahora. Ahora tengo a todo el club escandalizado, yo
no quería que sepan nada de nada … ¿cómo por qué? porque no hace falta fundar el
pánico … NO NO NO señor, no es hacerme el boludo con las cosas, es encontrar el mejor
momento para decirlas y que las reciban bien, con alegria, ¿qué mejor para ellos que un
compañero suyo compre el Cultura? … No pesque a nadie infraganti, fue así, Lucas me
mandó un mensaje para pasarme un audio con la reunion de ayer, para que esté al tanto y
para que sepa que si yo quería opinar algo estaban las puertas abiertas, pero que bueno,
los “compañeros estaban un poco enojados y pensaban tomar cartas en el asunto”... Si el
pendejo es divino la verdad, pero no me soluciona nada y te repito ¿qué les voy a decir?
(silencio largo. Gustavo abre la heladera, toma una coca cola, se acerca a las bicicletas)
¿Te pelearon el precio? ¿Quién va a pelear el precio si no son dueños?... okey, okey, okey,
de eso si te encargas vos… Estoy mirando acá un poco todo, ahora que estoy solo, creo
que me gustaría cambiar algunos aparatos, están bastante usados… anotalo en el grupo de
whatsapp que tenemos para arreglos… No, no llego, hasta allá, ahora, imposible, estoy en
la otra punta de la ciudad, estoy en el club… firma vos por mí y mandame una copia. Okey,
abrazo! chau! (corta la conversación y trata de arreglar la cadena de una bicicleta que esta
rota)

#Anotaciones sobre la obra:


Gustavo se sumerge en el mundo del Cultura buscando hacer una suerte de experimento.
El quiere comprar el espacio pero al mismo tiempo pone muchísima energía en todos los
objetivos y planes colectivos, le importa el cooperativismo. Participa, se compromete, pero a
su vez no deja de ser un sujeto que quiere comprar el club. ¿Entonces por qué directamente
no invierte y compra? Porque en su cabeza esta todo dividido. Por un lado quiere vivir el
socialismo, pero al mismo tiempo tiene dinero para asegurarlo. Es como si quisiera comprar
Cuba para que no entre ninguna multinacional pero tampoco quiere poner dinero para
mejorar él, artificialmente lo que esta hecho mierda, porque el lo que quiere es que se haga
desde adentro.

Gustavo tiene plata para comprar el club pero no va a poner un peso para arreglar los
lockers, porque los lockers se pagan con el laburo colectivo, cooperativo. Es un personaje
raro, excéntrico, que busca poner a prueba sus ideales. El quiere hacer crecer el club,
consigue lo que otros no, pero al mismo tiempo somos conscientes de que dispone de un
capital, pero ese capital le arma una doble vida. El quiere sostener este espíritu cooperativo
socialista comunitario, pero es el dueño. Entonces ahora es un encuentro entre el
capitalismo y patrones, patronal y empleados, y castas y la utopia socialista.
Y este ese conflicto, esa dualidad, la que nos va a llevar a un punto de quiebre en el que
alguien le va a decir: “No gracias, no necesitamos que compres nada, esto no tiene sentido
para nosotros si vos lo compras, es igual a que lo compre otro”.

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