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Escena 1.
Mara (30), Lucas (22), Ana Laura (32), Sonia (36) y Julia (34) están en un gimnasio de
barrio, medio vacío, bastante húmedo. En la pared de fondo hay un afiche característico del
comunismo ruso, una barra despintada con un cartel de neón que dice El Cultura y al lado
una foto grande (antigua, años 90) de un grupo de hombres levantando una copa. A los
costados, un poco de césped sintético, tatamis, dos lockers y los baños.
Los cinco pedalean sobre bici fija. Mara escucha música con auriculares. Sonia habla por
teléfono. Ana Laura se peina con un rodete bien tirante y Lucas toma agua.
Sonia.- ¡Hacés algo y parás, hacés algo y parás! Se llama “por intervalos”... Ya te expliqué
ayer Silvio, altera la frecuencia cardíaca… Claro, tal cual… ¿Hoy? Subí y bajé las escaleras
del laburo, las del gimnasio, fui a Coto, descargue las plantas en lo de tu vieja, fui a cambiar
el estéreo del auto, debes plata… Y ¡no sé! ¿No te llamó?… ¿Cómo quién? El mecánico…
Estoy agitada porque pedaleo y hablo al mismo tiempo… ¿Qué pasa Silvio? ¿Estás
asustado?… Tranquilo… sí, no me voy a morir… ¿Vos estás en casa? ¡Baja el volumen! No
se entiende nada… ¿La función reproductiva del hombre? ¿Escuché bien? ¿Qué haces
viendo eso?…
Entra Gustavo (36). Es un hombre joven, se nota que está fuera de estado físico. Está
vestido con un equipo deportivo nuevo, trae una botella de agua metálica, una toalla chica
colgando del brazo y zapatillas fluorescentes.
Gustavo.- ¡Hola!
Julia.- ¡Buenas!
Sonia.- ¡No! ¡No pasa por ahí! No se puede comparar el egoísmo de un tipo al que lo
explotan en la oficina con el de uno que es así porque toma hormonas para reproducirse…
¿Qué tiene que ver chorizo con velocidad? No te podés vivir comparando, no nos hace
bien… ¿En serio? ¿Lo que dice Brian Torck? ¡¿Qué dice Brian Torck?!… ¡AH! ¡MIRA!
Interesantísimo. ¡Ya sabés lo que pienso! Brian Torck es Brian Torck y vos sos Silvio, Silvio
Principi, son dos cosas completamente distintas... ¡No!, no me burlo, pero ¡¿quién es Torck
para darme cátedra de cómo criar chicos?! ¡QUÉ SABE TORCK DE NUESTROS
MELLIZOS! ¡QUÉ SABE! ¡Decime!
Gustavo.- Gracias.
Gustavo.- Quizás porque vine a preguntar al club por las clases antes de llegar al barrio.
Gustavo.- Me parece que no, creo que fue ella (señala a Sonia), ¿puede ser?
Julia.- Mejor un hola volador, por la transpiración digo (hace el gesto de tirar un beso al
aire. Gustavo se seca la mano con la toalla).
Tiempo.
Gustavo.- Te hago una pregunta, ¿todas las bicis tienen el asiento así?
Julia.- ¿Así cómo?
Julia.- No, solo esa. Es la más vieja, por eso nadie la usa.
Julia.- Estamos juntando fondos para cambiar los equipos, pero falta todavía
Tiempo.
Julia.- (Mira a los demás) ¿Alguién sabe qué pasa con Nelson?
Mara.- (A Julia) ¡Se me rompieron los auriculares! Son nuevos, los pagué en dólares. ¡Me
cago en dios, mother fucker!
Julia.- El profesor Nelsón armó todas rutinas de playa porque dice… dice… que se quiere ir
a vivir a Ostende.
Julia.- Es lindo, yo le conseguí un terreno a cinco cuadras del mar el año pasado.
Julia.- No, trabajo en una inmobiliaria, en Puebla, está acá, a tres cuadras.
Gustavo.- Sí, sí, conozco. Yo alquilé con ustedes, debe ser que nos cruzamos en tu oficina
entonces.
Julia.- Viste, yo sabía que te tenía de algún lado. ¿A qué hora fuiste?
Gustavo.- De tarde.
Tiempo.
Gustavo.- Coronel.
Julia.- Julia, Julia Simone… La del telefonito es Sonia, allá atrás (señala a Ana Laura y a
Lucas)…
Lucas.- Lucas.
Julia.- Y bueno, Silvio, que está pero no está. Es el ma ri do de la que (gesto de teléfono).
Antes venía con nosotros pero después se fueron a vivir a Miami, y desde que volvieron él
no sale del departamento, tiene bici fija, pobre... ¿Vos consumís proteínas, hormonas, algo?
Julia.- Silvio a los 20 años descubrió que no producía mucha testosterona y se deprimió,
osea lo diagnosticaron depresivo y de ahí en más puros altibajos.
Julia.- Y SÍ… la verdad que sí. ¿Vos ya habías pasado por esto antes?
Tiempo.
Gustavo.- Ah, pensé que era un miembro del club, tiene nombre de dueño.
Lucas.- Torck es nombre de boxeador.
Ana Laura.- No existe un boxeador con ese apellido. ¿Qué te enseñan en el profesorado a
vos? ¡Nada!
Tiempo.
Julia.- Hay un grupo de whatsapp del club donde avisamos si se suspende alguna clase y
arreglamos para juntarnos... ¿Querés que te agregue? Soy la administradora.
Gustavo.- Dale.
Julia.- Hay mucha gente, pero en realidad somos esto que ves acá.
Julia.- Los mejores (Ríe. Tiempo.) Hablando en serio, mejor calidad que cantidad, ¿no es
cierto?
Tiempo.
Gustavo.- Sí, perdón. Es… 15 48 32 45 12. (Julia agenda). Te hago una pregunta, ¿cómo
es el tema de la cuota? ¿Esto a quién se lo tendría que pagar?, no me dijeron nada.
Julia.- Bueno, entonces dáselo a Ana Laura antes de irte. Ella cobra, es la tesorera.
Julia.- Te mandé una invitación para mañana. Hacemos una fiesta por la revolución cubana.
¡Venite! Está lindo, es algo íntimo.
Entra Nelson. Es un hombre flaquito. Está vestido de ciclista profesional. Va saludando a
cada uno con un choque de manos hasta llegar a su bicicleta. Entra Sonia, vuelve a su bici.
Todos.- ¡¡¡Si!!!
Nelson.- Vamos a tomarlo con calma porque puede que nos baje un poco la presión con
tanto calor, ¿no?
Mara.- ¡No fue para tanto! Me mareé, tampoco para que me miren así, compadres.
Nelson.- Y en este clima de armonía, señores, nos vamos a tratar bien para disimular
porque hoy tenemos gente nueva en la clase. ¿Gustavo, cierto?
Nelson.- ¡QUÉ GRANDE! ¡Bien ese arranque! Entonces, camaradas, terminemos con esto
y vamos a lo nuestro. ¡¡¡A pedalear duro!!!
Apenas Nelson se sienta, sube la música. Todas empiezan a pedalear con más ritmo.
Nelson.- (Habla con micrófono) Para los que no me conocen: soy Nelson. Para los que sí:
soy Nelson también. Para los que recién empiezan, no se preocupen, vamos a ir despacio;
para los que ya vienen hace mucho, hoy nos toca travesía por la selva amazónica. Me
gustaría decir también que hoy puse la bici acá, separada del grupo porque necesito re
ubicar mi centro fuera de la manada, ¡¿Okey?!… Lo importante, sobre todo para los nuevos,
es no desconcentrarse, no abandonar, NO NOS BAJAMOS DE LA BICI, nadie quiere
quedarse solo en el medio de la selva, ¿no?
Cambia la iluminación y se escucha una música con sonidos de selva mezclado con
electrónica.
Nelson.- Vamos a andar juntos en esta travesía sin perder esa química que transmitimos
como grupo. Queremos que siga creciendo ¡HOY más que NUNCA! El deporte es actitud de
vida, es NUESTRA forma de manifestarnos. ¡No nos interesan las cuotas! ¡No nos importan
los gimnasios! ¡Nos cagamos encima de las multinacionales que hacen del entrenamiento
un negocio! Digámoslo todos: ¡NO! ¡NO! Y ¡NO! Al footing, al fitness, a la comida en
pastillas, a las aplicaciones que nos cuentan los pasos. ¡BASTA de arrebatarnos la alegría!
¿Qué es esto? ¿Eh? NO es paranoia, es realidad. ¡Este amor que nos reúne no es para
cobardes! ¡VAMOS! ¡Nos plantamos ante la vida! ¡El club es nuestro punto de unión!
GRITEMOS: ¡SEPARACIÓN DEL MERCADO Y EL CUERPO YA! ¡Esta es nuestra forma
de gritar que existimos!
Gustavo aplaude.
Nelson pedalea parado, mantiene el ritmo. Gustavo se para, ve que nadie más lo hace y se
vuelve a sentar.
Nelson.- Si tenés calor lo importante es trabajar con la sensación que nos provoca el
entorno. NO nos preocupamos por lo que NO es importante. TODOS vamos con las manos
al manubrio.
Todos.- ¡SIII!
Nelson.- ¡¡VAMOS!! ¡SACÁ TU CARGA!! DALE. Andá bajando. ¡NO TE QUEDES! ¡Quiero
verlos pedalear! ¡¡Cambiá el agarre!! Manos al centro es mejor.
Todos se ponen en posición de carrera, llevan la vista al frente. Tocan la carga. Gustavo
trata de imitarlos, toca la carga sin saber muy bien lo que hace. Se lo ve muy cansado.
Suena el celular de Sonia. Se desconcentra, trata de atender, pero no puede.
Nelson.- ¡SE VIENE! ¡SE VIENE! ¿Sienten? Es el sonido de la esperanza, el sonido de que
lo que estás haciendo te lleva por buen camino.
Se intensifica la música.
Pedalean todos sin parar. Se paran, se sientan, se paran, se sientan, inclinan el cuerpo
hacia derecha, hacia izquierda y repiten.
Gustavo se sienta, trata de tomar agua y cae redondo al piso. Julia frena y baja de la bici
para asistirlo.
Nelson.- ¡MÁS!
Julia tira un poco de agua a Gustavo en la cara. Le seca la transpiración con la toalla.
Julia.- ¡Gustavo! ¡La puta madre!
Nelson.- ¡¡Si!! Puteen si es necesario. ¡Últimos saltos! ¡Mirá el reloj! ¡NO TE QUEDA NADA!
¡DAME TODO YAAAA! dame cinco, dame cuatro, tres, dame dos...
Julia se levanta del suelo, mueve la toalla al aire para llamar la atención de Nelson.
Apagón.
ESCENA 2.
Sonia y Ana Laura decoran una mesa armada con caballetes. Es de noche. Luces de tubo
iluminan el lugar. Hay dos guirnaldas de papel con los colores de la bandera cubana. Junto
a la mesa hay dos conservadoras, bolsas de tela de supermercado, un equipo de música y
un micrófono. Sonia chatea. Ana Laura abre un tupper, saca dos porciones de pizza, mira a
Sonia.
Sonia deja lo que está haciendo, abre una de las heladeras, saca la tapa, la usa para
apoyar el hielo.
Ana Laura.- ¡Che esa heladera no! Traje cosas que se ponen feas afuera.
Julia.- ¿Qué hacés con la pizza Ani?
Sonia.- Es celíaca, ¿te acordás?
Julia.- Pero es masa de sémola, la hice pensando en vos, todo orgánico.
Se miran las tres. Ana Laura vuelve a poner el queso arriba de la pizza, la come.
Entra Gustavo vestido con un jean, camisa elegante sport, el pelo mojado y peinado como
recién salido de la ducha. Lleva un pin de la bandera cubana en la camisa.
Vuelve Sonia.
Ana Laura.- (A Sonia) ¿O no que comíamos como animales en las fiestas de antes?
Sonia.- Se tomaba mucho también.
Gustavo.- ¿Hacían otro tipo de festejos?
Ana Laura.- Antes era a todo culo, luces coloridas, guirnaldas allá, de pared a pared,
banners con la cara del Che en la entrada...
Sonia.- Éramos más, muchos más.
Gustavo.- ¿Socios?
Ana Laura.- Sí, otra gente, con más plata, no como ahora.
Sonia.- ¿Qué querés decir? ¿Que tus amigas somos unas muertas?
Julia.- (A Gustavo) ¡Mira la vincha que te traje!
Ana Laura.- La última kermesse que hizo Carmaran fue un desconche. El sabía cocinar
ropa vieja como los dioses. Esta salió buena también, está bien condimentada.
Gustavo.- Gracias. Ojalá vuelvan los buenos tiempos.
Sonia.- Dudo.
Gustavo.- ¿Por qué?
Sonia.- Se necesita plata para eso, olvidate.
Gustavo.- ¿Les gustó la comida?
Todas.- Sí, sí, está buenísima, gracias.
Gustavo.- De nada.
Ana Laura.- ¡Brindemos por los buenos tiempos!
Sonia.- Sí, brindemos por que ojalá algún día volvamos a tener comisión directiva.
Julia.- ¡Por nosotros y por todos los socios!
Brindan.
Gustavo.- ¿Ahora no hay?
Sonia.- No, desde Carmarán nada de directivos.
Ana Laura.- ¡¡Ay, lo extraña!! No puedo creer que lo querías tanto.
Julia.- (A Gustavo) Carmarán fue el presidente de la primera comisión directiva, estamos
hablando de hace más de 20 años.
Ana Laura.- ¿Tanto tiempo pasó ya?
Sonia.- Sí. Era una comisión que se disolvió por “diferencia de pensamiento”, dudoso todo.
Julia.- No fue tan así.
Sonia.- ¿Cómo que no? (A Gustavo) No nos preguntes “qué pensamientos” porque nunca
supimos bien.
Ana Laura.- ¡Pará! No saques las cosas de contexto porque no va a entender nada.
Gustavo.- Algo creo que voy captando.
Sonia.- A ver cuál es tu versión…me muero por escucharla.
Ana Laura.- ¡Cerrá el pico! (A Gustavo) Carmarán era un tipo muy directo y eso no le cae
bien a todo el mundo, por lo tanto, cuando él quiso llevar adelante varios proyectos que
consideraba muy buenos para el Cultura, los demás dudaban. Todos muy pechito frio, se la
pasaron que si, que no, que lo hacemos, que no lo hacemos, que la comisión, que la
mayoría decide, y bla bla bla, entonces el tipo fue y encaró solo, se mandó igual, como tenía
que ser.
Sonia.- Un autoritario.
Ana Laura.- Bueno, definamos qué es ser autoritario.
Sonia.- Un tipo que hace lo que se le canta y no le importa lo que piense la mayoría.
Julia.- Bueno, no vamos a discutir por esto ahora. Tenemos temas más importantes.
Sonia.- ¿Ah, si? ¿Cuáles?
Julia.- Las mejoras que queremos hacer en el club y no podemos.
Gustavo.- ¿Están tratando de arreglar el lugar?
Julia.- Nos encantaría, pero no hay tanto dinero.
Gustavo.- Claro, es que el alquiler debe ser carísimo.
Tiempo.
Mara.- ¡Hola camaradas! (Saluda a las chicas y se sienta). ¿Llegué muy tarde?
Sonia.- Un poco.
Mara.- ¿Qué me perdí?
Julia.- Mirá, Gustavo (señala la mesa con comida).
Mara.- Perdón, perdón, perdón, qué estúpida, no te saludé, cómo no me dijeron nada
yeguas.
Gustavo.- Tranqui, no pasa nada, hola.
Mara.- ¿Se puede?
Gustavo.- Sí, claro.
Mara.- ¿Vos cocinaste todo esto? ¿De ayer para hoy? ¿Después del desmayo? (Aplaude y
sigue comiendo. Toma un poco de agua). Parece un viaje al pasado.
Sonia.- ¿Querés reliveran? Vas a vomitar.
Mara.- Sí, estoy comiendo muy rápido… Necesitaria una clasecita de Nel para bajar todo
esto. (A Gustavo) ¡Está tremendo!
Gustavo.- Y ¿Nelson no viene?
Ana Laura.- No, Nelson se dedica solo a las clases.
Mara.- ¡Listo! Ya tragué, ¿y si canto algo?
Gustavo.- ¿Sos cantante?
Mara.- Yes, toco en una banda de música cubana.
Ana Laura.- Para mí, Gustavo quiere abrir la velada.
Gustavo.- ¿Yo? ¡No! ¡No! ¡No! No me gusta hablar a público.
Mara.- (Imitando a un presentador) Querido público démosle la bienvenida, en esta
hermosa noche de festejo cubano, al compañero (a Gustavo) ¿Tu nombre completo?
Gustavo.- Gustavo Coronel.
Mara.- A Gustavo Armando Coronel, aplausos por favor (aplauden).
Gustavo.- No me llamo Armando.
Ana Laura.- No importa, es para boludear.
Mara.- ¡Que se apersone ahorita mismo! Para celebrar junto a sus compañeras esta
amistad revolucionaria.
Gustavo.- Hola… (Tose) ¿Se me escucha?... Qué bueno es estar acá, festejando con
ustedes. Me toma por sorpresa venir al micrófono, por eso quizás me trabo al hablar, no
tenía nada preparado, solo la comida, jaja. Es difícil pensar qué puedo sumar yo a un lugar
como este, donde hay gente que viene trabajando junta hace tantos años, ¡eso es
valiosísimo! Gracias por dejarme ser parte y por abrirme las puertas de esta casa que ya
siento mia. Se me ocurre decir algo inspirado en la Revolución cubana. Es una anécdota
que me emociona mucho y siento que demuestra el valor de instituciones como estas en
tiempos así. Es de unos chicos de un barrio pobre del conurbano que por primera vez van al
teatro a ver una obra musical. Cuando el actor principal, pongamosle “Tomatito”, termina de
cantar, sale del escenario, espera, espera, espera; Tomatito vuelve a escena, y los chicos
no estaban, se habían ido porque no sabían lo que era un bis, jamás habían podido ir a un
espectáculo cultural.
Por eso quiero celebrar que haya lugares como estos que resisten frente a los poderosos,
con unidad y entereza, para volver a darle a la comunidad el Cultura que se merece.
“Simplemente es cortar el jamón un poco más grueso en favor de los más débiles”. La
política es tomar decisiones. Estás con la mayoría o estás con la minoría, no se puede ser
neutral, hay que tomar partido. ¡¡¡Salud compañeras!!!
Apagón.
ESCENA 3.
Ana Laura, Gustavo, Lucas y Julia abren cajas y bolsas con ropa. Separan en montones y
arman pilas que reparten por el espacio. Junto a ellos hay restos de comida y bebida.
Llevan horas trabajando, Gustavo está un poco despeinado, algo transpirado, por
momentos se saca la cara disimuladamente con prendas del montón.
Ana Laura.- La última vez que hicimos esto eran, no sé, seis, siete.
Lucas.- Eran cuatro bolsas grandes de consorcio. Me las hiciste contar a mí también.
Gustavo.- ¿Ustedes creen que nos quedamos cortos?
Ana Laura.- ¡No! ¡Para nada! Te estaba por decir que la última vez que hicimos esto nos
pasó algo muy gracioso.
Ana Laura se acerca a Gustavo con una botella de agua en la mano, le convida.
Ana Laura.- Nos habían llegado todas prendas de hombre. Una bolsa: pantalones talle M;
otra bolsa: sweaters talle L; otra: medias de futbol 42, todo del mismo talle, sospechoso…
Ahí nos preguntamos ¿qué sucede? Qué raro todo, ¿no es cierto? (Tiempo. Gustavo se
sienta sobre una pila de ropa, descansa.) Todo parecía de la misma persona, entonces,
¿qué piensa que estaba pasando compañero? (Tiempo. Gustavo toma agua hasta terminar
la botella) ¡Le estoy preguntando, che!
Gustavo.- Perdón, eh, no sé… ¿me dijiste qué pasaba con la ropa de hombre?
Ana Laura.- ¡Claro!
Gustavo.- ¿Era de Silvio?
Ana Laura.- ¡Exacto! Pensé que no me estabas dando bola.
Gustavo.- ¿Cómo se dieron cuenta?
Ana Laura.- Fácil, tampoco es que somos brillantes. En un bolsillo del pantalón estaba el
carnet de conducir.
Gustavo se rie.
Gustavo.- ¿Y Silvio?
Ana Laura.- ¿Qué? ¿Qué pasa con Silvio?
Gustavo.- ¿Siempre dona?
Ana Laura.- Bueno, no lo sé, no sé cuanta ropa tiene, pero por qué no querría donar.
Lucas.- Silvio hace lo que Sonia dice.
Ana Laura.- ¡Basta Lucas!
Gustavo.- ¡Encontré un celular!
Lucas- A ver, prendelo.
Gustavo.- Tomá, yo no entiendo nada.
Julia vuelve.
Gustavo.- Estaba pensando recién que Silvio podría participar del roperito. Vamos a
necesitar gente.
Julia.- ¿Silvio? mmm, no sé… está en un momento de introspección.
Gustavo.- ¿Qué querés decir?
Ana Laura.- En castellano: que no sale de la casa.
Julia.- Desde los mellizos volvió a entrar en depresión, te acordas que te conté.
Gustavo.- ¿Cuándo?
Julia.- El primer día que viniste a clase.
Gustavo.- Tenés razón.
Julia.- Hablamos de tu primo depresivo también.
Gustavo.- ¿Qué le había pasado?
Julia.- Sos distraído, eh. Fue hace unos años, momentos muy duros para los dos, para él y
para Sonia... (A Julia) Ahora, qué loco todo, es como si la enfermera se hubiera tropezado
con las muestras.
Gustavo.- ¿Qué enfermera?
Julia.- Sonia se fue a vivir a Miami para hacerse una inseminación artificial porque no podía
quedar embarazada, no quiso probar en Argentina, se fueron directo. Y allá tuvieron dos
mellizos hermosos, ya tienen ¿cuánto?
Lucas.- Si son mellizos siempre son dos.
Ana Laura.- Tres años. Los chicos salieron con rasgos orientales, son chinos y Silvio nada
que ver, bueno y Sonia tampoco, ya la conoces.
Lucas.- ¡Acá hay una caja llena de bombachas y corpiños ¿qué hacemos? ¿Esto se
vende?
Julia.- A Sonia le llegó un contrato, lo firmaron y se fueron. Una vez allá, les enviaron una
caja con un tubo de ensayo y unas instrucciones.
Gustavo.- Si no no aguanta.
Ana Laura.- Lo que ella dijo es que esperas unos minutos y después lo metes en una
jeringa y te lo injertas directamente.
Gustavo.- ¿Y Silvio?
Julia.- En su casa, con los mellizos, está todo el día ahí. Por eso no se si va a querer venir,
no es nada en contra tuyo, ni del roperito, pero…
Ana Laura.- Cuando llamaron a Sonia de la fertilizadora para confirmar el error, no sabía si
putearlos, si pedir explicaciones…
Ana Laura.- ¡Fue un quilombo! Tampoco sabían a dónde había ido a parar el semen de
Silvio.
Ana Laura.- No, Lucas. Nosotros no podemos comprar las cosas del Roperito de manera
anticipada.
Ana Laura.- Sí, no sé qué le pasa, debe estar con alguna crisis porque nunca es así y
menos con la ropa.
Julia.- La verdad fue tremendo, cuando recibieron la carta de Xuan Xing yo justo estaba en
la casa. Silvio se puso loco, le empezó a hacer preguntas al cartero.
Ana Laura.- Como si el tipo tuviera los espermas que le chorearon, ¡explicamela!
Gustavo.- ¿Una carta? ¿Para qué? No entiendo. ¿Quién es Xuan Xing? ¿El padre?
Julia.- La BC Fertility Center lo contactó cuando Sonia puso un abogado para iniciar una
demanda.
Julia.- Sonia freno todo, prefirió no avanzar porque el padre chino dijo que si demandaban a
la empresa los iba a intimar por discriminación.
Lucas.- Mi vieja dice que se cagaron en las patas porque era una empresa yankee y era
obvio que les iban a sacar toda la guita.
Lucas.- Sonia es amiga de mi mamá y viene a casa y Silvio también, y yo los veo siempre
conversar con mis viejos.
Ana Laura.- ¡Callate Lucas!
Gustavo.- ¿Nunca probaron con alguna asociación que se especialice en estos casos?
Lucas.- Che, ¿me ayudan o van a seguir ahí parados? ¿Qué estamo ́ haciendo?
Suena el timbre. Todos se miran, nadie se mueve. Tiempo. Vuelve a sonar el timbre.
Gustavo.- ¿Cómo puede ser que Sonia no pueda reclamar lo que le corresponde?
Julia.- Los chicos le corresponden, son mitad de ella y la otra mitad es la que bueno, está
en disputa.
Lucas.- Medialunas.
Gustavo.- Ya que estamos todos quería decir algo sobre lo que estamos haciendo, creo
que…
Lucas.- (Lo interrumpe) Perdón, pero yo no vuelvo a doblar lo que ya doble, tampoco vengo
otro día, ni me quedo cinco horas más... Está todo bien pero no fui a fútbol, le acabo de
decir a mi viejo que no hacía falta que me lleve, que teníamos para un ratito. Y yo ya sé
cómo termina esto: ¡Lucas! poné, ¡Lucas! sacá. Quedan más de la mitad de las bolsas y
ustedes cortan cada cinco segundos para hablar pelotudeces mientras el pibe se la pasa
acomodando pilchas que encima no puede comprar, vaya uno a saber por qué…
Ana Laura.-¿Terminaste?
Lucas.- Si.
Ana Laura.- Okey, buenísimo. Estaba pensando… ¿Cuánto ganaríamos si se vende todo?
¿Hicieron el cálculo?
Ana Laura.- ¡Ah bueno! ¿De verdad? “Hola si, ¿hablo con Pascual?, ¿cómo estás? te
quería contar que ahora hacemos unos eventos súper exitosos en el club, viste, y nos
llenamos de guita, así que te queremos comprar todo: la sede, la inmobiliaria, la casa de
tigre, los flota flota, la minipimer…”
Gustavo.- Sí, ¿no? Igual, volviendo al tema, con lo que se junte, si sale todo bien,
podríamos comprar bicis nuevas para la clase de Nelson, cambiar el cartel de neón.
Julia.- ¡Lucas!
Lucas.- Chiste, chiste… ¿qué pasa con el viejo Pascual? ¡Nada! No pasa nada, qué tendría
que pasar, por todo haces un mundo, no se tiene por qué enterar, vamos a hacer todo
puertas adentro, ya se habló, ¿cuál es el problema?
Ana Laura.- Para los pibes vos, yo, ella, tu hermana y Pascual somos viejos…
Gustavo.- ¿Si?… Iba a decir que yo creo que “este roperito” puede ser la oportunidad para
empezar con mejoras.
Gustavo.- El Cultura lo que necesita es gente como nosotros, con energía, no importa la
edad que tenga, gente que quiera hacer de este lugar algo más que un club, queremos que
sea una facultad del deporte. Los vecinos solos van a volver a la sede cuando vean los
cambios, vamos a llenarlo de socios.
Lucas.- Estaría bueno mejorar los vestuarios, las duchas no funcionan bien, sale fría el
agua.
Ana Laura.- Yo estoy acá con las cuentas y así, a ojo, si quintuplicamos la ganancia del
último roperito alcanzaría para el cartel nuevo, un par de bicis, unos parlantes nuevos para
el salón…
Julia.- Sería importante, si esto trae más gente al club, que los lockers tengan las
cerraduras funcionando.
Julia.- No.
Ana Laura.- Quiero ver la cara de Pascual cuando Julia le muestre la foto del cartel de neón
enorme que vamos a comprar, no lo va a poder creer.
Apagón
Escena 4
Mara y Ana Laura están en el club ensayando un tema. Mara canta, Ana Laura toca la
guitarra. Sin que lo noten entra Julia, deja sus cosas, sale. Vuelve con una caja, sale.
Vuelve con otra caja. Las va dejando sobre la barra. Busca una tercera caja, prende el
cartel de neón, enciende las luces de la barra. Mara y Ana Laura dejan de hacer lo que
estaban haciendo. La observan revisar papeles totalmente abstraída.
Tiempo.
Se acerca Mara.
Julia.- (a Ana Laura) Ves, es Pablo ¿qué le digo ahora?… (atiende) ¡Hola Pablo! ¿qué tal?
¿cómo estás? (Mara prende el micrófono, enchufa la guitarra a un amplificador, prueba
sonido). Disculpame, dame dos segundo que salgo al patio porque acá no tengo muy buena
señal, no sé qué pasa (hace señas para que bajen el volumen) Ahí va, ahí va, ahí te
escucho… a ver… ¿hola?, sí, perfecto, decime Pablo.
Ana Laura toca la guitarra y Mara canta, ensayan muy concentradas. Entra Gustavo con
bolsas de consorcio en la mano, trata de no interrumpir. Deja todo y comienza a caminar
por el espacio dando pasos largos, mide. Entra Lucas con más bolsas en la mano.
Gustavo.- Yo creo que si ponemos un afiche en la entrada con una buena foto de la banda
la gente va a venir seguro y eso haría estallar el evento.
Mara.- Quizá podríamos sumar una publicidad en la radio.
Lucas.- ¿La radio?
Mara.- Si, la radio, ¿qué tiene?
Lucas.- Nada.
Julia mete la caja con papeles dentro de su mochila, toma un trago largo de agua, sale
sigilosamente con el teléfono en la mano, chatea mientras camina.
Mara.- Tendríamos que tener algún vestuario específico.
Ana Laura.- No, no me parece.
Mara.- ¿Vos querés estar así de jogging como ahora para tocar en un evento que
organizamos nosotros para toda la gente del barrio? No sé, a mi me parece muy desprolijo.
Gustavo.- Podríamos encontrar algo que les guste a las dos y que tenga que ver con el
roperito.
Lucas.- Yo podría hacer una bandera y la ponemos detrás de la tarima.
Ana Laura.- Eso si, esa idea si me gusta, ¡muy bien Luquitas!
Julia cruza la puerta para salir, se produce una interferencia en el sonido, acopla un
micrófono, todos la miran.
Julia sale.
Mara.- (A Ana) Che, quedan cinco minutos, ¿tocamos una vez más la primera parte?
Ana Laura.- Okey, dale.
Suenan los primeros acordes del tema.
Apagón
Escena 5.
Gustavo está solo en el club, mientras habla por teléfono barre el lugar, ordena el espacio,
usa auriculares.
Gustavo.- Vos parece que estás en una fiesta, ¿estás en una fiesta? o ¿dónde estás?...
¿me tenes en alta voz?... no seas hijo de puta que es algo serio … ¡no! no soy yo… ¿qué
tiene que ver el celular boludo?! …no me jodas que no estoy para cambiar el teléfono ahora,
ya me quede sin un mango … ahh puede ser, a ver espera (acomoda los auriculares).. no
soy yo, sos vos, igual escuchame, ¿me escuchas bien? o ¿no me escuchas bien?... (se
acerca a la heladera) ¡ahora si! … ¿vos sentis el ruido de la heladera esta?... ¿como no la
escuchas? parece que están matando a alguien, te juro que cuando pueda la vamos a
cambiar, directamente una nueva necesitamos, esto no enfría nada, (agarra una lata) ¿te
gusta la cocucha caliente? un lujo… okey, okey, perdón me fui por las ramas (se acerca a
las bicicletas, mira las ruedas, los pedales) ¿qué novedades tenemos? … naaaaa ¿te
pelearon el precio? ¡Increíble! Pascual es un desastre, que viejo amarrete, debo ser la única
persona en años que va y le dice, quiero el club, todo el club entero, dame el edificio, lo que
está adentro, la gente, las deudas, y encima te pide que pongamos mas plata (pedalea) lo
voy a llamar yo mismo, que me diga a mí que soy el que tiene que vaciar los ahorros que
ponga mas guita, ¿¡qué se supone? ¿que yo la cago?! (tiempo) ¡no! no estoy caliente,
estoy agitado… Bueno, bueno, perfecto, si está bien, encargate vos de esto. (Silencio,
pedalea lento, mira el lugar)
Te digo que voy a tener que laburar mucho este club … si, ya se que ya lo sabia, pero ahora
que miro mejor viste, dios mio, como lo dejaron estar tanto tiempo … ¡No! no me tiro para
atrás… Y estoy pedaleando, probando las bicis que nunca pude usar, acá las pibas cada
una tiene su vehiculo, conductor designado… ¡Dale! mientras te mando el contacto de
Puebla con el interno de Julia, que digamos es macanuda, hablale despacio porque vos
mezclas todo y sino que te recomiende ella mejor algún otro con quien coordinar. La
escuche decir varias veces que están por un lado los que se encargan de las propiedades
tipo vivienda y por otro los que se encargan de negocios como este (silencio largo). ¿Vos
conoces el Cultura? … tenes que venir amigo… quiero que me digas qué opinas… tal cual,
un finde largo puede ser… Che y ¿tu departamento lo decoraste vos? … traela a Tati
también entonces, necesito ideas frescas, yo viste, bueno, no, con esas cosas y con la ropa
no me llevo. Creo que me gustaría cambiar algunos aparatos, están bastante usados…
anotalo en el grupo de whatsapp que tenemos para arreglos… anotá todo esto que te dije,
porque sino me vienen ideas y no las retengo. No, no llego, hasta allá, ahora, imposible, no
estoy para asado, alguien tiene que laburar en esto (camina hasta la puerta de entrada,
chequea que no haya nadie) estoy en la otra punta de la ciudad además … hablá vos, llamá
directamente avisales que queremos cerrar esto cuanto antes, que el futuro dueño está muy
involucrado con el proyecto, que ya se imagina habitando el lugar, que lo siente como su
casa, etcetera, etcetera y que se dejen de joder, digan que si y firmen (rie).
Ya sé, paciencia tenía, ahora no tengo mas, tengo ganas viste, es lógico, ponete en mi
lugar, ya estamos ahí a punto de pisar la recta final, no puede ser que no se pueda
concretar. Presioná para ir el sábado a la mañana … dale! no seas tan vago boludo,
madruga un día … como se nota que das las ordenes y no pones un solo ladrillo en esa
empresa. Haceme el favor asi ya después me vengo para acá al evento que estamos
organizando… no, no hay hamburguesada, ves que sos un muerto de hambre. Es como
una feria de ropa, “el roperito”. Decile a Tati que traiga algo de ella que le sobre, seguro
tiene, asi aportan algo… ¿no podes?... ah, no me avisaron mas nada … si yo jugaba en
cancha de once, no ves que por eso estoy entrenando … bueno no importa, deja, estoy con
otro tema, ahora esto me tiene la cabeza ocupada, si tienen algo para donar me avisas y lo
busco… Dale my friend, llamá y combina con Julia o quien sea asi cerramos temprano y yo
sigo el día como propietario… propietario… boludo! no me jodas ¡abrazo! chau!.
Escena 6.
Nelson y Sonia están en el club armando una guirnalda tipo kermes para colgar en el salón.
Comparten un paquete de tablitas, sobre la mesa hay una caja de herramientas y algunas
cintas. Permanecen en silencio unos segundos, se miran, sonríen y vuelven a trabajar
sobre el cableado.
Nelson.- Tenés que probar soltar la mano, como si no tuvieras articulación, así… (Nelson le
muestra cómo mover la mano. Sonia lo imita, le sale muy mal, ríen). Tenés que insistir.
Sonia.- No tengo mucha paciencia.
Nelson.- Eso ya lo sé.
Sonia.- ¿Tanto se me nota?
Nelson.- No.
Sonia.- Estoy un poco cansada, es eso. ¿Vos tenes la cinta aisladora?
Nelson.- Está al lado de tu mano derecha.
Sonia.- ¡Qué boluda!, no la vi, perdón. Necesito vacaciones...
Tiempo.
Sonia.- ¡Listo! ya está, ¿querés chequearlo?
Nelson.- Dale, por las dudas.
Sonia.- Si pasa algo el día del roperito con la electricidad, es culpa de los dos.
Nelson.- No va a pasar nada, no seas mala onda.
Sonia.- Soy realista.
Nelson.- Está bastante bien este empalme.
Sonia.- ¿Te sorprende?
Nelson.- Bueno, un poco sí, no sabía que eras buena con la electricidad.
Sonia.- Fui a una escuela técnica, por eso.
Nelson.- Yo a un comercial, cualquiera, mirame ahora.
Sonia.- A mi para algo me sirvió, Silvio no cambia ni una lamparita… Tomá, (le da la cinta)
guardala en la caja porque después queda todo tirado por todos lados.
Nelson.- ¿Dónde ponemos las guirnaldas? ¿cerca de la barra?
Sonia.- No sé, ¿ahí? (señala la entrada) Me gusta.
Nelson.- A mí también. Además levanta un poco el espíritu.
Sonia.- ¿El espíritu? te pusiste filosófico.
Nelson.- No seas boluda, quise decir que vos entras acá y ves todas estas lucecitas y te
dan ganas de vivir.
Sonia.- ¿No te parece mucho?
Nelson.- ¿Exceso de optimismo?
Sonia.- Sí.
Nelson.- Bueno, un poco de humor para levantar.
Sonia.- Ah, ¿te estás aburriendo? Perdón.
Nelson.- Sos tan mala onda que me haces reir.
Sonia.- ¿Yo? ¿Mala onda? Soy divina.
Nelson.- Seras muchas cosas So, pero divina no.
Sonia.- A mi me lo decían mucho de chica: “Que divina sos Sonia”.
Nelson.- ¿Quién? ¿Tu mamá? ¿Tu prima hermana?
Sonia.- ¡Qué malo!
(Sonia camina hasta la entrada, se para sobre una silla y trata de colgar las guirnaldas.)
Nelson.- Es un chiste. ¿Te ayudo?
Sonia.- No, está bien.
Nelson.- ¿Por qué no dejas que te de una mano?
Sonia.- ¡Puedo, puedo!
(Tiempo. Se miran. Nelson se acerca a Sonia, sube a la misma silla, sostiene la guirnalda,
trata de ayudarla.)
Sonia.- Me parece que mejor bajo, está muy inestable.
Nelson.- No, pará que necesito que tengas el cable bien alto.
Nelson cuelga la guirnalda.
Nelson.- ¿La dejo ahí entonces?
Nelson se da vuelta para mirar a Sonia. tiempo. Se están por besar y entra Julia, los
sorprende, se miran los tres. Silencio. Julia camina hasta la mesa, deja su mochila y sale.
Nelson intenta besar a Sonia otra vez, ella lo corre y baja de la silla.
Sonia.- ¿Te fijás si llega bien el enchufe a la toma por fa? Quiero ver de lejos cómo queda.
Nelson se baja de la silla, enchufa la guirnalda. Entra Julia con un cartel grande, dice: “El
roperito” y tiene una foto de Mara y Ana Laura con un mic en la mano cada una.
Julia.- ¡Hola! (saluda con un beso a cada uno) ¿cómo están? perdón, perdón, no quise
arruinar el momento. La idea no era caer de golpe...
Sonia.- ¿Y ese cartel?
Julia.- Es del roperito, perdón pero necesito mover todas las cosas que andan
desparramadas por ahí, ¿me ayudan?
Nelson.- ¿Las guirnaldas también? Las acabamos de poner.
Julia.- Sí, ya sé, otra vez, lo siento en el alma, pero tendríamos que acomodar todo lo que
está tirado y esconder lo del roperito porque van a venir a ver la medianera los de Puebla,
no quiero que tengamos problemas.
Sonia.- ¿Ahora?
Julia.- Sí, por fa.
Nelson.- Pero las guirnaldas las colgamos muy prolijas, quedan lindas.
Julia.- Sí, es cierto, quedan muy lindas, pero por las dudas no levantemos sospechas, sino
después me preguntan en el trabajo qué estamos haciendo en el Cultura, para qué son
todos esos adornos, cómo los pagamos…
Julia agarra con dificultad el cartel.
Vuelve Nelson.
Julia.- (a Nelson) Último favor… ¿me ayudas con las bolsas que están detrás de la barra?
Nelson.- Sí claro, ¿las sillas también?
Julia-. Si, gracias, mejor que quede todo vacío.
Nelson sale.
Entra Nelson.
Corren todo lo que hay a un costado, el espacio queda vacío. Julia ayuda a Nelson a llevar
cajas al cuartito. Salen de escena. Sonia queda sola. Suena el teléfono fijo del club.
Atiende.
Sonia.- Hola. Sí, es acá… No, Julia está ocupada, acaba de salir, ¿quien habla?… Damian,
Damian, Damian… ¿vos tenías que traer unos amplificadores para el roperito, no?... Ahhh
disculpa, perdón, te confundí con otro… Juli justo salió a llevar unas cosas, llamala al celu,
¿lo tenés? Ah, que raro, se debe haber quedado sin batería... ¿necesitas que le diga algo?
Okey, okey, a ver para que busco para anotar… ¿De dónde me dijiste que llamabas?
Kuantica, ¿con Q o con K?... Okey… Perfecto, Damián de Kuantica. ¿Kuantica sería…?
¿Constructora? Mirá vos... si, si, estoy anotando… sábado 12.30 ¿pasan por acá?, me
parece que estamos con el salón ocupado en ese horario, porque tenemos la previa de una
evento… dejame que chequeo, si no me confundo, ehhh…podes venir también, es abierto a
la comunidad (tiempo). Si, está el salon ocupado, ¡que raro! ¿Julia te dijo que se podía en
ese horario? Si, si, te entiendo que son cinco minutitos pero cuando está ocupado no se
puede pasar... ¿Escribano? No, no me comentó lo del escribano… ¿qué escribano? Si acá
nosotros no trabajamos con escribano… a ver repetime… ¡Que me digas de nuevo el
nombre! M a r c h i o l i (silencio) ¿Marchioli que es amigo de Julia? … perdoname no te
entiendo, si trabaja en Puebla o no trabaja en Puebla no tengo ni idea, esto es el Cultura, la
oficina de Puebla está a tres cuadras, y abre hasta las 12 del medio dia los sábados… Si
Julia trabaja acá, es una compañera, porsupuesto…¡¿Los planos y la escritura del club?!,
sí, te escucho bárbaro, no soy sorda (silencio), ¡a la venta! ¿qué cosa?, (silencio) ¿el club?
(silencio. Damian corta la llamada).
Apagón.
Escena 7.
Lucas, Ana Laura, Nelson, Sonia, Mara están reunidos en El cultura, conversan, el clima
está tenso.
Sonia.- ¡Julia largá el teléfono de mierda ese y contestale que te está hablando bien!
Julia.- ¡Pero qué les pasa! ¡Cortenla un poquito! Estaba leyendo el grupo del laburo, están
hablando sobre cuándo se firma, cuándo se entrega la plata.
Ana Laura.- ¿Qué dicen?
Silencio.
Mara.- Julia.
Silencio.
Mara.- ¡Julia!
Silencio.
Julia.- ¿¡QUÉ?!
Mara.- ¡¿Qué mierda está pasando!?
Tiempo.
Sonia.- ¡HABLÁ!
Julia.- El sábado viene Pascual con el nuevo dueño a firmar y hacer la entrega de la plata
acá porque el tipo quiere firmar si o si a la mañana y las oficinas están ocupadas y el socio
no puede muy temprano, trabaja.
Tiempo.
Tiempo.
Tiempo.
Tiempo.
Tiempo.
Nelson.- YO NO ME VOY A NINGÚN LADO, no me llevo nada las bicicletas al mar. ¿Por
qué me tengo que ir de este lugar como una rata? Nosotros no hicimos nada más que
sostener este espacio durante años con mucho esfuerzo, mucho trabajo, pusimos no solo el
poco dinero que teníamos, sino que sacamos plata de nuestros propios sueldos.
Trabajamos poniendo el cuerpo y eso se paga. Estoy muy dolido honestamente con toda
esta situación. Prefiero quedarme en el cemento de la Capital, en el dos ambientes con
balcón terraza, meterme el bronceador, el protector, la sombrilla y todos los baldecitos de
Nico en el bolsillo, antes que irme del Cultura sin decir nada. No le debo nada a nadie. Me
duele postergarme una vez más, pero esto nos pertenece, el roperito se hace igual, y
llamámelo a Pascual ahora, que venga y me diga “Nelson, te rajo, sacá todos tus cosas ya”
mirándome a los ojos. ¡Que me mire acá! ¡Me escuchaste, Pascual! Decime lo que me
tenés que decir de frente, cara a cara, ¡hacete cargo Puebla Propiedades de la tremenda…
que nos hiciste!
Ana Laura.- No puede, es un cagón.
Julia.- Eso lo supimos siempre.
Silencio.
Nelson.- (Se acerca al teléfono de Lucas) Bueno, siendo las tres de la tarde y cincuenta y
dos minutos, damos por terminada la jornada. Hemos decidido casi por unanimidad que
vamos a frenar la entrada de esta gente de Puebla al club, la firma no se va a hacer, el
dinero no se va a entregar y al que venga el sábado—
Lucas.- (Lo interrumpe) ¡Lo vamos a reventar!
Apagón
CORRECCIONES:
El espactador tiene que enterarse antes de que gustavo tiene intenciones de comprar.
el espectador tiene que saber eso antes dde que los del club se enteren de que hay un
comprador y que la operacion se hace el sabado.
LA ESCENA DEL TELEFONO DBERIA SER ANTES DE LA DEL LLAMADO QUE LLEGA
AL CLUB Y ALGUIEN SE ENTERA DE LA ESCRITURA. (SONIA)
Gustavo.- Vos parece que estás en una fiesta, ¿estás en una fiesta? o ¿dónde estás?...
¿me tenes en alta voz?... a ver espera (acomoda los auriculares).. no soy yo, sos vos, igual
escuchame, ¿me escuchas bien? o ¿no me escuchas bien?, bueno por eso, si mas o
menos me entendes sentime un segundo ¿de qué me disfrazo ahora? … no, no me tomes
el pelo, no seamos pelotudos, que es algo importante lo que te estoy diciendo, si Marchioli
no te aviso nada, ¿de quién es la culpa? ¿de Dios, del Espíritu Santo o mia?...
¡exactamente! tuya boludo. ¿Como te vas a mandar hablar así por teléfono? sin consultar.
Yo te pase el contacto de Julia pero no para que lo estes usando en cualquier momento y
para cualquier cosa. Eso me lo tendrías que haber pedido a mi, qué carajo te cambiaba
llamarla a ella, al teléfono del club, apra avisarle que íbamos a caer con un escribano… No
amigo, no es asi, y lo sabes ¿desde cuando el comprador le tiene que contar vida y obra al
que gestiona la venta? Vos sos la constructora no mi acompañante terapéutico y yo te
aclare “necesito que hagamos esto con discreción” “no quiero que nadie se entere” debería
haberte alcanzado esa explicación. Yo no te pregunto todo todo el tiempo. Y si te dije eso
fue por respeto al club y a lo que significa para la gente ¿te avise o no te avisé hermano?…
y bueno, por eso mismo, por qué me tengo que poner así ahora, a mi no me gusta gritar, no
me gusta hablarte mal, pero me siento tan…. ¿Sabes lo que tendrías que haber hecho?
llamarme a mi y listo. Ahora estoy con el teléfono apagado, haciendome el boludo hace tres
horas, sin responderle ni siquiera a mi vieja … bueno en silencio, ¡es lo mismo! todo por qué
no se qué decir ¿me explico? (silencio largo) ¿Como me levante? y, mal, muy mal, estoy
angustiado Damian, yo recurrí a vos, te conté la idea el proyecto, qué cosas tenía ganas de
que pasen, cómo tenía ganas de acercarme al club para poder levantar este lugar, darle
vida desde adentro, bien desde las bases, hasta alcanzar el punto maximo, la cerecita del
postre helado, que era tener mi espacio, mi propio espacio, donde activar la militancia que
vos tambien mamaaste conmigo en la universidad … y si ya lo sabes por qué te confundiste
asi, por ese llamado se están matando ahora. Ahora tengo a todo el club escandalizado, yo
no quería que sepan nada de nada … ¿cómo por qué? porque no hace falta fundar el
pánico … NO NO NO señor, no es hacerme el boludo con las cosas, es encontrar el mejor
momento para decirlas y que las reciban bien, con alegria, ¿qué mejor para ellos que un
compañero suyo compre el Cultura? … No pesque a nadie infraganti, fue así, Lucas me
mandó un mensaje para pasarme un audio con la reunion de ayer, para que esté al tanto y
para que sepa que si yo quería opinar algo estaban las puertas abiertas, pero que bueno,
los “compañeros estaban un poco enojados y pensaban tomar cartas en el asunto”... Si el
pendejo es divino la verdad, pero no me soluciona nada y te repito ¿qué les voy a decir?
(silencio largo. Gustavo abre la heladera, toma una coca cola, se acerca a las bicicletas)
¿Te pelearon el precio? ¿Quién va a pelear el precio si no son dueños?... okey, okey, okey,
de eso si te encargas vos… Estoy mirando acá un poco todo, ahora que estoy solo, creo
que me gustaría cambiar algunos aparatos, están bastante usados… anotalo en el grupo de
whatsapp que tenemos para arreglos… No, no llego, hasta allá, ahora, imposible, estoy en
la otra punta de la ciudad, estoy en el club… firma vos por mí y mandame una copia. Okey,
abrazo! chau! (corta la conversación y trata de arreglar la cadena de una bicicleta que esta
rota)
Gustavo tiene plata para comprar el club pero no va a poner un peso para arreglar los
lockers, porque los lockers se pagan con el laburo colectivo, cooperativo. Es un personaje
raro, excéntrico, que busca poner a prueba sus ideales. El quiere hacer crecer el club,
consigue lo que otros no, pero al mismo tiempo somos conscientes de que dispone de un
capital, pero ese capital le arma una doble vida. El quiere sostener este espíritu cooperativo
socialista comunitario, pero es el dueño. Entonces ahora es un encuentro entre el
capitalismo y patrones, patronal y empleados, y castas y la utopia socialista.
Y este ese conflicto, esa dualidad, la que nos va a llevar a un punto de quiebre en el que
alguien le va a decir: “No gracias, no necesitamos que compres nada, esto no tiene sentido
para nosotros si vos lo compras, es igual a que lo compre otro”.