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EL BUDA SEGÚN EL MAHAVASTU

Sebastián Jofré Contreras


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ÍNDICE

I. Introducción 4
1.1. El Mahavastu en el Budismo.

II. Biografía de Siddhartha Gotama


2.1. El inicio de todo
2.2. Nacimiento de Siddhartha
2.3. Juventud de Gotama
2.4. De regreso a Kapilavastu
2.5. Los viajes iniciales de Gotama
2.6. Las renuncias de Gotama
2.7. La iluminación
2.8. En tanto la familia de Gotama

III. Después de la Iluminación


3.1. Los primeros discípulos
3.2. ¿Predico o no predico?

IV. Girando la rueda del Dharma

V. La Estancia en Benarés propagación de la


enseñanza y la vida monacal

VI. Ultima enseñanza y separación


VII. La conversión el Rey Sreniya Bimbisar
VIII. La historia de Maha-Kasyapa
IX. La estancia del Buda en Rajagriha El Buda en
Vaiśālī
X. Ahora hacia Kapilavastu
XI. La llegada a la ciudad y la historia de Rahula
Conversión de quinientos Sakiayanos
XII. Historia del Funeral de Buda Siddhartha Gotama
XIII.

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Introducción

Siddhartha Gotama, es una de las personas más influyentes de la


historia, que jamás haya existido. Existen varias fuentes de donde
obtenemos datos acerca de su vida y sobre sus enseñanzas, sin
embargo, no todas estas fuentes son lo suficientemente
conocidas y peor aún, no se encuentran en idioma español.
Es el caso del Mahavastu, una fuente relevante, que ni siquiera
se encuentra publicado en idioma español (sólo existe una
traducción que yo realicé en línea y que está incompleta) y su
última edición, en inglés, data de los años ´50 del siglo XX.
De ahí que nace mi interés por recuperar y mostrar esta fuente
poco conocida, y acercar a Buda al mundo hispanoamericano.
Si bien esta obra no muestra eventos desconocidos o nuevos
sobre la vida de Gotama con respecto de las otras fuentes
clásicas, (como el canon Pali), los hechos se presentan desde una
perspectiva distinta, pues recoge las tradiciones más antiguas
acerca de estos sucesos. Este fue el motivo por el cual me decidí
realizar este proyecto de compilación biográfica de la vida de
Siddhartha según el Mahavastu, pudiendo mostrar la vida,
motivaciones y enseñanzas que nos dejó el Buda, desde una
fuente distinta.
Este libro se desarrolla partir de la obra publicada en inglés,
llamada “The Mahavastu” volume I, II y III translated from the
buddhist sanskrit by J. J. Jones, m.a. (Wales). Head of the
Department of Printed BooksNational Library of Wales,
Aberystwyth. 1956. Año en que se imprimió el último tomo y
cuya traducción la realizó este autor.
Esta compilación se estructura solamente desde los episodios
biográficos que pueden ser rescatados del Mahavastu, mostrando
los hechos de la manera más ordenada y racionalizando, lo más
posible, los elementos “mágicos” para no perder el fondo del
escrito y su contenido histórico. El escrito comienza con la
historia cuando en una vida previa a ser Gotama decide

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convertirse en Bodhisattva y luego, inicia la vida como
Siddhartha propiamente tal. Desde ahí se narra su nacimiento, su
juventud, su búsqueda de verdad, su iluminación, su enseñanza
por amor a la humanidad y termina en el evento de su funeral

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El Mahavastu en el Budismo

El Budismo es la religión y filosofía desarrollada a partir de las


enseñanzas difundidas, en el norte de la India, por Siddhartha
Gotama, conocido como el Buda, alrededor del siglo V a.C.
Estas enseñanzas tenían el único propósito de lograr la
superación definitiva de la insatisfacción y el sufrimiento; las
cuales, según el budismo, tienen como causa el anhelo intenso,
y, a su vez, es producto de la ilusión o la ignorancia, ésta última
entendida como la percepción incorrecta de la auténtica
naturaleza de la existencia. Por ello el cese definitivo de esta
situación se denomina: “el despertar”.
Tras la muerte del Buda, sus adeptos celebraron un primer
concilio con el fin de ordenar y fijar toda su enseñanza frente a
desacuerdos que ya empezaban a aparecer. Aunque algunos
eruditos occidentales dudan de la realidad de este primer
concilio, lo cierto es que ahí se establecieron los Sutras y Upali y
se expusieron las reglas monásticas llamadas Vinayas , y fue ahí
donde aparecen las primeras discrepancias. Posteriormente
hubo varios concilios, el segundo concilio cuya fecha precisa se
desconoce, se realizó en Vaisháli, la idea era suprimir las diez
prácticas prohibidas de un grupo de religiosos de la tribu de los
Vajji. Si bien, no es posible determinar con precisión la
naturaleza de esas actividades, estas prácticas fueron rechazadas
y los monjes de la tribu de los Vajji se retiraron, generando la
primera escisión importante. Pero tras ello, convocaron un
concilio por su cuenta, al que denominaron: Gran Recitación.
El tercer concilio tuvo lugar a mediados del siglo III a.C., por
iniciativa del rey Ashoka, en la actual Patna, ahí se reafirmaron
las doctrinas fundamentales, se condenaron y reformaron los
excesos que se estaban asentando en la vida monástica.
Finalmente, el cuarto concilio reunido por Kanishka en el siglo
I d.C., tuvo lugar en Kashmir. En él quedó estructurada la
separación de la comunidad budista en dos, dentro de los cuales

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se puede agrupar el resto de las sectas que aparecieron
posteriormente, estos son las Escuelas Hinayana y Mahayana.
El Hinayana, también conocido como el “pequeño vehículo” o
“Escuela del Sur” (porque impera en Asia sudoriental: Birmania,
Sri Lanka, Tailandia, Laos y Camboya), tiene como literatura base
el Canon Páli, fijado alrededor del año 69 al 40 a.C. en Sri Lanka.
Esta es la escuela budista más antigua. Su doctrina consiste en la
salvación o Nirvana, y en la concepción del estado de Arhan, que
en esta vida ya es un anticipo del Nirvana venidero (el fin y la
meta de todos los esfuerzos). Una meta que sólo unos pocos
pueden alcanzar y con ayuda de un conocimiento, que se
adquiere solo a través de la vida asceta, pues la imperfección de
este mundo es la causa de los propios sufrimientos.
El budista Hinayana no toma en cuenta el sufrimiento de los
demás, ya que busca su propia liberación, individual, es decir, es
una vía personal, por lo tanto, para un practicante, es suficiente
seguir los preceptos claves del Budismo de la contemplación del
cuerpo y la mente para lograr el Nirvana.
El Mahayana, o “gran vehículo”, también llamada “Escuela del
Norte” (en un período relativamente corto se había propagado
sobre todo en el Norte de la India desde donde llegó al Tíbet,
China y Japón), es una doctrina que aparece casi
simultáneamente con el anterior. Se basa en una comprensión
más profunda de los textos antiguos o en la posterior revelación
mística del propio Buda. Reemplaza el ideal del Arhan por el del
Bodhisattva, que consiste en que cualquier ser humano puede
poner delante de sí, la meta de renacer como un ser iluminado
o puede recibir la iluminación suprema, y traer la salvación a
toda la humanidad, a través de la práctica de conmiseración y de
buena voluntad para todas las criaturas, con extraordinaria
generosidad y abnegación, con la entrega y veneración al Buda,
y otros Bodhisattvas.

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Hay que dejar en claro que la base de ambas escuelas es la
realización de las enseñanzas del Buda Siddhartha Gotama,
reflejadas en las 4 verdades nobles y en el camino óctuple.

Escritos Budistas y el Mahavastu

Las producciones literarias de los budistas se dividen en dos, ya


que las lenguas sagradas de los budistas son el Páli y el Sánscrito.
Sin embargo, aún es discutible cuál era el idioma original del
budismo, porque no ha llegado a nosotros ningún fragmento de
la lengua empleada por el propio Buda.
El Páli es el lenguaje propio de los budistas de Sri Lanka,
Tailandia y Birmania, en tanto el idioma sagrado del Tíbet, China
y Japón es el Sánscrito. Aunque allí se han descubierto pocos
libros sobre el budismo escritos en sánscrito, es incuestionable
que en algún momento hubo una inmensa literatura budista.
El budismo Páli tiene el mérito de ser compacto, y es el que más
se ha estudiado en occidente, en cambio, el budismo sánscrito se
ha considerado menos, por tantos es menos estudiado en este
lado del mundo, incluso en un comienzo se creía que eran de
producción posterior al Páli, lo cual ahora está totalmente
descartado ya que los textos de ambos idiomas datan de una
antigüedad similar. Pues bien, es en esta tradición sánscrita
cuando aparece el Mahavastu.

El Mahavastu

El Mahavastu o “la gran gesta”, es un conjunto de relatos,


fábulas, leyendas, hagiografías y testimonios budistas. Los
especialistas sitúan su composición entre el siglo II a.C. y el siglo
IV d.C. Es una obra que pertenece a la tradición Hinayana, pero
también presenta elementos propios de la Mahayana, es algo así
como un paso intermedio entre estas dos tradiciones.

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En cuanto a su historia en occidente, la primera edición de esta
obra sánscrita la realizó Emile Senart para la Société Asiatique
de París, entre 1882 y 1897. Y, a pesar de que el propio Senart
desaconsejó su traducción a otro idioma, dado el estado del
manuscrito, ello no desanimó a. J. Jones, que acometió la tarea
de traducirlo al inglés, por encargo de la Pali Text Society.
Finalmente se publica en Londres en tres volúmenes, entre los
años 1949 y 1956. Si bien esta traducción presentaba lagunas,
fueron cotejadas y corregidas a partir de los episodios
preservados en Pali.
Lejos de ser una obra de arte literaria, el Mahavastu es más bien
un laberinto en el que con esfuerzo, podemos descubrir el hilo
de un relato coherente de la vida del Buda. Esta se estructura
básicamente en torno a su biografía, desde sus vidas previas en
las que cuenta como decide ser Bodhisattva hasta su vida como
Siddhartha; la cual está constantemente interrumpida por otros
materiales, especialmente por los numerosos jatakas, avadanas y
sutras dogmáticos.
El Mahavastu se narra en prosa y verso, con diferentes estilos y
redactado en el sánscrito budista híbrido (una derivación del
sánscrito clásico). El núcleo de la obra es antiguo y los materiales
fueron organizados de acuerdo con ciertos criterios narrativos,
aunque a veces no resultan del todo claros. Además, como la
obra abarca un periodo tan extenso, sus autores y compiladores
han debido ser numerosos. En cuanto a su contenido los datos
son bastantes similares, más no iguales con la fuente principal
de datos sobre Buda que es el Canon Páli, ya que conserva
muchas tradiciones orales y versiones de los textos budistas que
son de las más antiguas que existen, además de algunas joyas de
la literatura popular india que de otro modo se hubieran
perdido.

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III. Biografía Siddhartha Gotama

3.1. El inicio de todo

Hace cientos de miles de años existía un monje llamado Abhiya


que vivía en pasión, malicia y estupidez. Vivía en una ciudad
llamada Vasumata, que era próspera, pacífica y era habitada por
una multitud de ciudadanos felices; estaba libre de violencia y
peleas, no había ladrones, y tenía mucho comercio.
En esa gran ciudad de Vasumata, había un Buda, un Exaltado,
llamado Sarvābhibhū y un mercader llamado Uttiya, que era
virtuoso, poderoso, rico, con gran prosperidad, tenía muchos
tesoros y granos. Este mercader era un seguidor de la enseñanza
del Exaltado Sarvābhibhū y le rendía homenaje a Buda, al
Dharma y a la sangha de éste; además era devoto de un seguidor
de este Buda, el monje Nanda que era una persona respetada y
venerable. Uttiya era padre de la esposa del gran jefe de familia
de la ciudad de Vasumatam quien también era una gran devota
del Exaltado y del monje Nanda.
Un día, el monje Nanda y el monje Abhiya llegaron a la casa del
mercader Uttiya. El monje Nanda era honorado, reverenciado,
estimado, venerado y respetado en la casa del mercader, mas no
el monje Abhiya, lo cual generó un gran resentimiento en éste.
Así que debido a la naturaleza celosa del monje Abhiya, éste
levantó una falsa acusación de adulterio contra Nanda; que era
impúdico, malvado, licencioso y un pecador en secreto, ya que
vivía una vida pecadora con la hija de Uttiya, el mercader.
La gente de la gran ciudad de Vasumata tomó oídos a esta
acusación, lo cual generó que los sacerdotes y laicos en la gran
ciudad, y Uttiya decidieran que el monje Nanda fuera repudiado
y que no debía ser más honrado, reverenciado, estimado o
venerado como antes.
Pasaron los días, y la culpa pudo más. El monje Abhiya sintió
culpa y arrepentimiento y pensó:“por mi naturaleza celosa acusé

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falsamente al monje Nanda de inmoralidad, aunque él está libre
de pasión, malicia y estupidez. Él es un hombre distinguido y
merecedor. Le he quitado mucho mérito. ¿Qué pasaría si ahora
le pidiera perdón al monje Nanda, y confesara mi pecado ante el
Exaltado Sarvābhibhū?”
Entonces el monje Abhiya con decisión y arrepentimiento, le
pidió perdón al monje Nanda, y confesó su pecado ante el
Exaltado Sarvābhibhū. Después fue donde el mercader Uttiya y
le dijo:
-Me gustaría hacer una ofrenda al Exaltado Sarvābhibhū y su
compañía de discípulos. Por favor, deme los medios para
hacerlo.
Y Uttiya le dio al monje mucho oro, y otros jefes de hogar ricos
hicieron lo mismo. Con estos recursos el monje Abhiya fue
hacia dos mercaderes de perfumes que también eran sus
seguidores muy devotos y les dijo:
-Mis buenos amigos, quiero estos miles de piezas de esencias
keśara. Debo cuidar de ellas y ofrecérselas al Exaltado
Sarvābhibhū y la compañía de sus discípulos.
Estos le entregaron las piezas con gusto. Luego, el monje
Abhiya festejó y se las regaló al Exaltado Sarvābhibhū y a su
compañía de discípulos con abundante y sabrosa comida, tanto
dura como suave. Cuando el Exaltado Sarvābhibhū había
comido, lavado sus manos y dejado su plato, repartió las miles
de piezas de esencia Keśara sobre y alrededor de él y sus
discípulos. Y cuando hubo hecho esto Abhiya dijo:
-¡ah!, ojalá en algún momento en el futuro me convierta en
Tathagata, un Buda perfecto, competente en conocimiento y
conducta, un Sugata, un insuperable conocedor del mundo, un
dirigente de hombres domesticables, un profesor de Devas y
hombres, como este Exaltado Sarvābhibhū es ahora. Así, me
convertiré en un Gran Hombre, dotado con sus 32 marcas, mi
cuerpo adornado con sus 80 características menores, y
poseyendo los 18 atributos distintivos de un Buda, fuerte con los

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10 poderes de un Tathagata, confiado con las 4 bases de
confianza de un Buda, como el Exaltado Sarvābhibhū es ahora.
Así haré rodar la insuperable rueda del Dharma, que nunca ha
sido puesta a rodar por un renunciante, Brahmán, Deva, Mara,
Brahma o cualquier otro. Que yo, renaciendo de nuevo en este
mundo, junto con Dharma, preserve la comunidad de discípulos
en armonías como el Exaltado Sarvābhibhū ahora lo hace. Así,
ojalá los Devas y hombres decidan que yo sea escuchado y que
se crea en mí como lo hacen ahora este Exaltado Sarvābhibhū.
Habiendo yo cruzado, ayudaré a los otros a cruzar; habiendo sido
liberado, ayudaré a otros ser liberado; consolado, consolaré a
otros; emancipado, emanciparé a otros. Que me convierta en
todo esto por el beneficio de la humanidad, por compasión por
el mundo, por el bienestar de la multitud, por el bien de los
hombres y Devas”.
El Exaltado Sarvābhibhū, consciente de esta promesa del monje
Abhiya, le dijo:
-Tú Abhiya, en el futuro, luego de cientos de miles de kalpas, te
convertirás en un Tathagata de nombre Sakyamuni, un Arhan,
un Buda perfecto, competente en conocimiento y conducta, un
Sugata, un conocedor insuperable del mundo, un conductor de
hombres domesticables, un profesor de Devas y hombres,
incluso como yo soy ahora. Te convertirás en un dotado de las
treinta y dos marcas de un Gran Hombre, tu cuerpo adornado
con sus ocho características menores. Tendrás los dieciocho
atributos distintivos de un Buda. Serás fuerte con los diez
poderes de un Tathagata, y confiado con las cuatro bases de
confianza de un Buda, incluso como lo soy yo ahora. Y así, tu
harás rodar la insuperable rueda de Dharma, que no ha sido
puesta a rodar por ningún recluso, Devas, Mara, ni nadie más.
Cuando hayas renacido nuevamente en este mundo, junto con
Dharma, preservarás en armonía la compañía de discípulos
como lo hago yo ahora. Así los Devas y hombres decidirán que
debes ser escuchado y que se debe creer en ti, como ahora lo

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hacen conmigo. Habiendo cruzado, harás que otros crucen;
siendo liberado, liberarás a otros; siendo consolado, consolarás
a otros; estando emancipado, emanciparás a otros, como lo hago
yo ahora. Te convertirás en todo esto por el beneficio y bienestar
de la humanidad, por compasión por el mundo, por el bien de
la multitud, por el bien y bienestar de Devas y hombres.
Cuando los dos mercaderes se enteraron de que había sido el
monje Abhiya proclamado y que ganaría la iluminación perfecta,
éstos extasiados, regocijados, Exaltados y felices, pensaron:
“Cuando el monje Abhiya despierte su iluminación perfecta, ahí
podremos convertirnos en sus discípulos jefes, la pareja jefa, una
noble pareja, como la pareja de discípulos del Exaltado
Sarvābhibhū, uno preeminente por sabiduría, el otro por poder
mágico”.

3.2. Nacimiento de Siddhartha Gotama

Siddhartha Gotama, nació en la ciudad de Kapilavastu del Reino


Sakiayano. Era hijo del Rey Suddhodana y su esposa principal la
Reina Maya, ambos, pertenecientes a la clase de los Chatrias.
Conformaban una familia buena, noble y de gran compasión.
Fue un hijo esperado con ansias. Maya fue una mujer
excepcional, aparte de ser hermosa físicamente, era dulce, tierna
y totalmente desprendida de los deseos sensuales.
Luego de 10 meses de gestación, Maya dio a luz al niño, parada,
de pie, bajo una higuera en la arboleda Lumbini. Pero, pasados
siete días, Maya fallece, cumpliendo así su misión encomendada
en aquella vida.
Al nacer el hijo, los adivinadores del Reino dijeron que se
convertiría en un Rey universal. Sin embargo, Asita, un asceta
que vivía en las montañas Vidhya, con una vida religiosa y
experto en mantras, sutras y Vedas; muy respetado y venerado,
fue a ver al niño recién nacido y dijo:

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-Este niño no se convertirá en un rey universal. Se convertirá en
un Buda en el mundo.
Porque el sabio vio marcas en el niño que no pertenecían a un
rey universal, sino a un Buda.

3.3. Juventud de Gotama

El joven fue creciendo, era pensativo, disfrutaba de la


meditación y la contemplación tanto visual como interna.
Además, se le daban fáciles el entendimiento de ciertas cosas de
alto nivel de conciencia y espirituales. Por lo cual, su padre al
darse cuenta que el sabio Asita tenía razón, decidió evitar que su
hijo se vuelva un Buda para que sea un gran rey. Por eso
envuelve la vida de éste en placeres sensuales, teniendo un gran
harén de hermosas mujeres, y bellas joyas que repartía entre
éstas. En una de las entregas ve a Yasodara, hija del sakiayano
Mahanama. Le llamó la atención, no le quitaba los ojos de
encima, por lo cual su padre el rey, le solicitó a Mahanama que
le diera a su hija como compañera del Príncipe Siddhartha
Gotama. Pero éste se rehúso debido a la crianza suave, y llena
de mujeres que había tenido el joven. Esto angustió al Rey, y su
hijo Siddhartha le dijo:
-No estés triste padre, porque harás una proclamación en los
pueblos y provincias de que en el séptimo día el Príncipe hará
un torneo. Que vayan todos los que son hábiles, ya sea en el
conocimiento de las artes, arquería, pelea, boxeo, cortes,
puñaladas, en rapidez, en proezas de fuerza, en el uso de
elefantes, caballos, carruajes, arcos y lanzas, o en debates.
En el torneo, Siddhartha destacó en todas las disciplinas, no
tuvo rival, y donde más llamó la atención fue en el concurso de
arquería, el cual consistió en que en un espacio determinado de
10 Kos (unidad de medida de distancia no bien determinada)
había siete palmeras puestas en intervalos de regular distancia, y
al final de ellas colgaba un tambor.

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El primer hombre tiró y pasó del tronco de una sola palmera,
otro pasó sobre los troncos de dos. Luego fue el turno de
Devadatta, un hombre portentoso, famoso por grandes proezas,
un rival durísimo. Su flecha perforó los troncos de dos palmeras
y se quedó en el tercero. Posteriormente le tocó al Príncipe
Sundarananda, un Príncipe que también estaba precedido de
grandes capacidades y hazañas, era el principal rival. La flecha
que lanzó, perforó los troncos de tres palmeras, pero cayó en el
suelo entre la tercera y la cuarta.
Entonces llegó el turno de Siddhartha, quien tomó la flecha de
su abuelo, el rey Simhahanu, y lanzó el arco en la mitad de la
arena, diciendo: ¡quien pueda utilizar este arco lo tendrá!
Todos los hombres trataron el arco en sus manos, pero ninguno
pudo usarlo, ni siquiera los Príncipes. Luego Siddhartha tomó el
arco lo utilizó a plenitud y lanzó la flecha que pasó a través de las
7 palmeras, luego tocó el tambor y entró en la tierra. De esta
manera ganó el aprecio, la admiración de todos, y la mano de su
futura esposa, Yasodara
Luego de esta azaña, el Príncipe prosiguió con su vida llena de
lujos y sin preocupación, satisfaciendo todos sus deseos
materiales; pese a esto él no estaba tranquilo ni conforme con su
vida, sentía que le faltaba algo y se le atravesaban este tipo de
pensamientos: “esta vida está demasiado llena de obstáculos. El
camino de la vida religiosa es al aire libre. No es posible para
alguien que viva en casa vivir una vida sagrada que es totalmente
resplandeciente, sin culpa, puro y limpio. Entonces…, saldré de
mi casa y pasaré al estado sin hogar”.
Dados estos pensamientos, fue a contarle a su padre el rey
Suddhodana la idea de llevar una vida religiosa. Pero su padre le
dijo que no se fuera, porque él y su familia sufrirían mucho y
también, porque la vida en el exterior era muy dura. Fue tanta su
desesperación para que su hijo reaccionara y se quedara, que
mandó a llamar a varios reyes, diciéndoles: ¡Vengan!, el Príncipe
está ansioso por irse de casa.

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Los otros reyes vinieron y de muchas formas le imploraron al
Príncipe que no dejara su casa. Pero Siddhartha replicó: si su
majestad me diera una garantía de cuatro puntos, le prometo,
señor, que no dejaré esta hermosa ciudad. El rey respondió:
-Te aseguraré en los cuatro puntos. Rápidamente dime cuáles
son o pronto la vida dejará mi cuerpo.
Los puntos que le solicitó el Príncipe fueron: no envejecer, no
enfermar, no morir, no tener adversidades. El rey, su padre, le
respondió que eso no era posible.
Así siguió el pasando el tiempo, y el rey hacía todo lo que estaba
en sus manos para darle todo lo que pudiese desear su hijo y así
evitar que se fuera de la casa, pero éste seguía cada vez más
melancólico y pensativo. Mientras más lujos y más placeres
sensuales le entregaban, Gotama, se volvía más consciente de
los peligros de los placeres sensuales.
Nuevamente su padre le intenta convencer diciendo:
-Hijo mío, aquí tienes una mansión como la residencia de un
Deva. Tu palacio es magnífico, tú mismo eres hermoso, cargado
con las marcas de excelencias y con mérito. ¿Cómo no
encuentras placer aquí, sino que deseas dejar tu hogar y
abandonar la ciudad?
Ante lo cual Siddhartha le responde que la vejez, la enfermedad
y la muerte, le oprimen, y que por esta razón no encuentra
placer. Si pudiera tener relajo continuo y si no supiera del poder
de la enfermedad, si no hubiera todo esto que descansa en lo que
es condicionado, no habría razón para no encontrar placer. Si no
hubiera nacimiento, vejez y muerte, entonces no habría ninguna
razón para que yo no encontrara placer en la ronda de existencia,
si la residencia de uno no estuviera en la villa del vacío; si no
hubiera nada de eso que destruya la poca pasión; si no hubiera
nada de esto que motivara el aprendizaje; si no hubiera miedo en
el palacio real, entonces no encontraría placer al dejar mi hogar.
Hasta que llegó un momento para Siddhartha, que marcó un
punto de inflexión y le hicieron disipar toda duda. Entonces

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decidió dejar el palacio y tener una vida contemplativa. Esto
ocurrió cuando salió de paseo al parque en cuatro oportunidades
distintas, y en cada una de ellas se encontró con las siguientes
situaciones: Primero vio un hombre anciano, muy desmejorado.
Siddhartha le preguntó a su sirviente: ¿quién es este detestable
anciano, que tiene muchos años, mucha edad, que ha vivido su
vida y ha pasado su primor, que tiene el pelo cano, tiene su
cuerpo lleno de manchas, que está doblado como las vigas de
un techo y que se encorva hacia adelante mientras tambalea con
la ayuda de palos?
El sirviente respondió:
-¡Oh Príncipe!, pero ¿por qué te importa este hombre? Él es un
anciano que ha gastado su vida. Avance hacia el parque y
diviértase, disfrute, entreténgase con los placeres de los
sentidos.
Pero el Príncipe respondió:
-Mi querido sirviente, nosotros también estamos sujetos a la
vejez, no la hemos superado. Verdaderamente, cuando se ve que
la vejez llega a cada hombre que nace, ¿qué placer puede sentir
un hombre entendido? Tras esto ordenó regresar a casa.
En el segundo paseo, se encontró con un hombre enfermo. Este
hombre tenía sus manos, pies y cara hinchados; su piel era
ictérica y su panza hidrópica; era muy desagradable a la vista.
Siddhartha le preguntó a su sirviente:
-Mi querido sirviente, dime ¿quién es este hombre desagradable,
que tiene complexión de ictericia, sus manos y pies hinchados,
su cara manchada y miles de moscas alimentándose en su panza
hidrópica?
El sirviente respondió:
-¿Qué tiene que ver este hombre contigo? Su vida ha sido
desgastada por la enfermedad. Vamos al parque y diviértase,
disfrute y entreténgase.
Pero el Príncipe dijo:

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-Mi querido sirviente, marca esto, nosotros también estamos
sujetos a la enfermedad; no hemos superado la enfermedad.
Verdaderamente, cuando se ve que la vejez y la enfermedad les
llega a todos los hombres ¿qué placer puede sentir un hombre
entendido? La enfermedad significa la pérdida de la belleza, el
fin de la fuerza, la destrucción de las facultades, el aumento de
las penas, el fin de la alegría, de la concentración de los sentidos
y la preocupación con las cosas relacionadas al cuerpo. ¿Quién,
que bebe el mundo y siendo hermoso, lo traga, no se asusta
cuando está enfermo? Luego de esto ordena regresar a casa.
En un tercer paseo se encontró con un hombre muerto. El
cuerpo estaba sobre una litera y rodeado por sus familiares, que
sollozaban, lloraban, despeinaban sus cabellos, golpeaban sus
pechos y hacían penosas lamentaciones. Cuando Siddhartha vio
al hombre muerto, le preguntó a su sirviente: mi querido auriga,
dime, ¿no veo a un hombre ahí, que está puesto en una litera y
está rodeado por sus familiares que sollozan, lloran, despeinan
sus cabellos, y golpean sus pechos?
El sirviente le respondió: Príncipe, sí, éste es un hombre muerto
que es llevado por sus familiares, que sollozan, lloran, y
despeinan sus cabellos y golpean sus pechos.
El Príncipe dijo: mi querido sirviente, marca esto. Ese hombre
no verá más a su padre o madre, hermano o hermana, familiares,
amigos o parientes.
El sirviente le respondió: no, Príncipe. Este hombre no verá más
a su madre o padre, hermano o hermana, o familiares, amigos o
parientes.
Ante lo cual Siddartha dijo: la muerte es común a ti y a mí, no
conoce ni amigos ni enemigos. Como las estaciones, viene en su
turno, invencible e inevitable, no se fija en lo alto o en lo bajo,
en la riqueza o en la pobreza.
El sirviente le replicó: los placeres, el éxito, la prosperidad, la
alegría, el honor, esas son cosas que deberías pedir, las mejores
cosas en el mundo. ¿Qué importa si has visto la muerte, cuya raíz

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es la enfermedad y el sufrimiento y que es la destrucción de los
hombres?
Siddhartha contesta: el que ha visto a un anciano, un enfermo y
a un muerto y no se estremece por la ronda de renacimientos,
es porque está consumido por la estupidez, es como un hombre
ciego que ha perdido su camino. También estamos sujetos a la
muerte, no hemos superado a la muerte. Verdaderamente,
cuando la vejez, la enfermedad y la muerte llegan a todo hombre
que nace, ¿qué placer puede sentir un hombre entendido?
Devuelve el carruaje, nos vamos a casa.
En un cuarto paseo, el Príncipe se encontró con un viajero que
usaba una túnica amarilla, cuyas facultades estaban bajo control.
Al verlo su mente se calmó y dijo: miren la sabiduría de alguien
que se ha convertido en un viajero.
Cuando estuvo a su lado, el Príncipe le preguntó: “noble señor,
¿por qué te convertiste en un viajero?
Y este le respondió: ¡Oh Príncipe!, me convertí en un viajero
para ganar el auto control, la calma, y la liberación suprema. Al
escuchar esto Siddhartha se llenó de alegría, y sintió la palabra
Nirvana (iluminación). Su mente se calmó con este
pensamiento, y se puso como meta lograrlo, ya que se dio cuenta
de lo incomparable que es el Nirvana y que en él no hay nada
que temer.
De regreso al palacio Siddhartha estaba permanentemente
pensando en el Nirvana. Al ver esto su padre, para evitar una
posible fuga, tomó medidas y fortificó el palacio para que nadie
pudiera salir sin autorización.
Pero el Príncipe tomó la decisión de irse tras recibir una señal
divina, diciéndole: vete de tu hogar, ¡oh gran héroe! Vete, gran
sabio. Por el bien de todo el mundo, despierta al camino
inmortal.
Entonces en una noche, que se convirtió en sagrada, mientras
todo el harem que lo rodeaba dormía, con la ayuda de su sirviente
Chandaka, que pese a ayudarlo le instaba a quedarse en el

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palacio, el Príncipe iniciaba su fuga. El sirviente le trajo su
caballo llamado Kanthaka, pero mientras lo traía, gritó lo más
alto que pudo para que el rey y toda la gente en Kapilavastu se
despertara, sin embargo, nadie despertó.
Entonces el Príncipe Siddhartha, dejando atrás de él su gran
ejército de elefantes, caballería y soldados, su gran riqueza, su
gran soberanía y su gran familia, se fue de su casa y pasó al estado
sin hogar.
Siddhartha, oprimido por el nacimiento, fue desde su casa hasta
el estado sin hogar para obtener el camino que lo llevaría más
allá del nacimiento.
Se dirigió rumbo al sur, desde Kapilavastu hasta el distrito de
Mallas, a un lugar llamado Anomiya, ahí Siddhartha y su sirviente
se detuvieron. El Príncipe le entregó a Chandaka sus joyas, su
caballo Kanthaka, su sombrilla con incrustaciones de gemas y le
pidió que le dijera a su padre y a toda su familia: que volverá
cuando haya cumplido mi deber y haya hecho rodar la noble
rueda del Dharma.
Chandaka le preguntó: ¿No extrañarás a tu madre y padre?
Siddhartha le respondió: Chandaka, por lo que dices percibo que
estás equivocado. Dejo a mi gente por que busco la liberación,
porque mi mente está dispuesta a la liberación. Si no hubiera para
nosotros la muerte, el nacimiento, la enfermedad, la vejez y esas
cosas; si uno no tuviera que renunciar a lo que es deseable, si
uno no tuviera que recurrir a lo desagradable; si las esperanzas
de uno no estuvieran incumplidas, si la felicidad de uno no fuera
pasajera, entonces ahí habría placer en las variadas esferas de la
vida de un hombre.
Chandaka finalmente comprendió que él era el elegido para
liberar a la humanidad.

3.4.De regreso a Kapilavastu

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Chandaka y el caballo Kanthaka regresaron al reino de
Kapilavastu, Cuando el rey Suddhodana escuchó que Chandaka
había llegado con el caballo de Siddartha, las sombrillas y las
joyas, salió corriendo de su palacio a alcanzarlo al pasillo,
acompañado por sus mujeres: ¿A dónde has llevado al Príncipe?
–preguntó- ¿Qué ofensa he hecho para que te llevaras al
Príncipe mientras yo dormía felizmente? Yo y las sesenta mil
mujeres del palacio estamos afligidas.
Chandaka respondió: ¿qué mal hemos hecho nosotros?, cuando
el Príncipe estaba dejando su hogar yo grité y Kanthaka relinchó
fuertemente, pero ninguno de ustedes despertó. El Príncipe fue
llevado a un lugar llamado Anomiya, en el país de Mallas, no muy
lejos de la ermita del sabio Vasistha. Le dio sus ropajes de tela de
Benarés a un cazador a cambio de una túnica amarilla y él mismo
cortó un mechón de pelo de su cabeza con un cuchillo. Luego,
el Príncipe nos dio sus joyas y nos devolvimos, pero también dijo:
saluda a mi padre por mí, a mi tía y toda mi familia. Y yo iré
cuando haya cumplido con mi deber y logrado mi misión.

3. cinco.Los viajes iniciales de Gotama

Una vez, que Siddhartha se separó de su sirviente, cortó su pelo


y cambió su lujosa ropa por una túnica amarilla que
acostumbraban a usar los sabios. Como en un bosque cercano
vivía Vasistha, un viejo sabio, fue hacia él. Al encontrarse
Siddhartha con Vasistha, éste de inmediato comprendió que el
Príncipe era alguien especial, pues estaba dotado por las marcas
de excelencia. Lo hace pasar a su hogar y le dijo: Joven, tú eres
como un Gandharva, como la luna, eres como el hijo de un
Deva. Dime, ¿por qué y con qué propósito vienes a esta
arboleda, vienes de penitencia?
A lo que Siddhartha Gotama respondió: soy el vástago de la
familia de Iksvāku, el hijo del Rey Suddhodana, pero he dejado
el mundo y renunciado al reino, buscando la liberación. Vi al

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mundo oprimido con muchos males, nacimiento, enfermedades,
vejez y otros. Por eso dejé mi hogar, por el bien de la liberación.
Donde todo no se convierte, donde todo se acaba, donde todo
está parado, esa región busco.
Cuando hubo dicho esto, el gran sabio le respondió: ¡Oh! tú que
estás grandemente bendecido por esta conducta, con este
comportamiento que te ha hecho ganar las marcas de la
excelencia y con sabiduría, no hay nada que tú no logres.
Luego de esta conversación, Siddhartha tuvo una gran
convicción de que iba por buen camino, y así comenzó su viaje
de búsqueda.
Su primera parada fue en la gran ciudad de Vaiśālī, donde vivía
Ārāda Kālāma, un sabio que era honrado, reverenciado,
respetado y alabado por trescientos discípulos. Éste les enseñaba
su doctrina diciendo: vean, vean; renuncien, renuncien. Y sus
discípulos respondían: vemos, vemos; renunciamos,
renunciamos, nosotros y los otros. Lo cual le pareció muy
importante así es que decidió practicar la vida sagrada como
discípulo de Kālāma. Al plantearle esto, el sabio le dijo a
Siddartha: Hazlo, oh Gotama, ésta es la doctrina y la regla, si un
joven noble practica la vida sagrada él obtendrá el estado de
virtud.
Entonces viendo Gotama que tenía la voluntad, la fuerza y
energía necesarias, comenzó con este aprendizaje. Rápidamente
siendo solitario, diligente, honesto, resoluto y recluso logró
entender y obtener el aprendizaje (el Dharma).
Una vez realizado el aprendizaje, Gotama fue donde el sabio
maestro y le preguntó: ¿es el Dharma entendido, alcanzado,
predicado y prescrito por el venerable Ārāda, sólo eso? Y Ārāda
respondió: Gotama, sólo eso es el Dharma que yo he entendido,
alcanzado, predicado y prescrito.
Sabiendo eso, Gotama se dio cuenta que aprendió todo lo que
podía enseñarle su maestro, sin embargo, esta enseñanza no
funcionaba para aquel que practica en completa disminución del

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mal. Así que se dio cuenta que era el momento de irse, por lo
cual emprendió rumbo hacia la ciudad de Rajagriha.
Ahí vivía Udraka Rāmaputra, un sabio honrado, reverenciado y
respetado por setecientos discípulos. A estos les predicaba su
enseñanza, la doctrina y el dogma referido a la esfera de lo que
no es ni consciencia ni inconsciencia, para ello exhortaba a sus
discípulos diciendo: vean, vean; renuncien, renuncien.
Entonces Gotama decidió practicar la vida sagrada como
discípulo de éste y le dijo: oh Udraka, me gustaría vivir la vida
sagrada como tu discípulo. ¿Me dejará el digno Udraka?, el cual
respondió: vive aquí, oh Gotama, reside aquí, oh Gotama. Tal
es esta doctrina y regla mía, que si un joven noble practica la vida
sagrada el obtendrá el estado de virtud.
Al poco tiempo, con esfuerzo, honestidad y renuncia, Gotama
pudo obtener ese conocimiento.
Mientras estudiaba con Udraka Rāmaputra en Rajagriha, un día
Gotama fue a pedir limosna a Magadha (ciudad cercana), ahí fue
visto desde una terraza por Sreniya, el rey de Magadha, lo cual le
provocó una grata impresión y asombro, ya que vio en él todas
las marcas de excelencia, por lo cual pidió comunicarse con él.
Cuando sus siervos encontraron a Gotama, le dicen al rey que
éste estaba en Pandava, al este de la ciudad, y que estaba sentado
al pie de un árbol, calmado y compuesto. Por lo cual, el rey
decide en persona ir hablar con él.
Cuando llegó a donde estaba Gotama, se acercó, lo saludó
cortésmente, se sentó frente a él y le dijo: eres feliz. Te ofrezco
un reino con un ejército de caballería, puedes disfrutar de las
riquezas. Te pido decirme quién es tu gente. A lo cual Gotama
respondió: ¡oh rey!, mi país está en la cuesta del Himalaya,
dotado de riqueza y fortaleza, yo vivo entre los Kosalas. Soy un
Adityan por clan y un Sakiayano por familia, pero me fui de mi
hogar, no para buscar placeres, sino para renunciar a ellos y dejé
mi rico hogar.

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-Que así sea, entonces –dijo el rey- sigue y gana la liberación. Y
cuando hayas alcanzado la iluminación entonces ven
nuevamente y enséñame el Dharma oh Gotama, que,
escuchándolo, quizás pase al cielo.
Gotama le replicó: Así, seguramente su majestad será, alcanzaré
la iluminación, de eso no tengo dudas. Y cuando la haya logrado,
volveré aquí, y te enseñaré el Dharma, te lo prometo.
Luego, al tiempo, Gotama fue donde Udraka Rāmaputra y le
preguntó: ¿Es el Dharma entendido, alcanzado, predicado y
prescrito por el digno Rama solo eso, es decir, la esfera de lo que
no es ni consciencia ni inconsciencia? A lo que Ramaputra
respondió: es eso, Oh Gotama, el Dharma entendido, alcanzado
y prescrito por el digno Rama es solo eso, la esfera de lo que no
es ni consciencia ni inconsciencia.
Entonces Gotama dijo: Udraka, también he entendido y
alcanzado el Dharma. Una vez hecho esto, Gotama se dio cuenta
que el Dharma (enseñanza) de Rama no funcionaba para la
práctica de la completa desaparición del mal; por lo cual decidió
irse y buscar otros conocimientos.
En esta búsqueda llegó a la ciudad de Gaya, donde está el Monte
Gayasirsa al cual se dirigió para reflexionar. En ésta obtuvo la
revelación de tres ideas fundamentales para lograr su objetivo, la
primera era que Todos los dignos renunciantes y Brahmánes que
viven con sus cuerpos y mentes no alejadas de los placeres de
los sentidos, y cuyos pensamientos para ellos, sus cariños por
ellos, sus deseos ardientes por ellos y su unión a ellos no han
sido superados, aunque pasen por sentimientos desagradables,
crueles, amargos y severos que asaltan sus almas y sus cuerpos,
son aún incapaces del estado de hombres desarrollados, de
conocimiento, visión e iluminación. (Para ser hombres
desarrollados deben liberarse de los placeres de los sentidos).
La segunda idea es que Todos los dignos renunciantes y
Brahmanes que viven con sus cuerpos alejados de los placeres
de los sentidos, pero no sus mentes, y cuyos pensamientos, cuyo

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cariño, su deseo ferviente y su unión a ellos no se ha superado,
aunque pasan por desagradables, amargos, crueles y severos
sentimientos que asaltan sus almas y sus cuerpos, son aún
incapaces del estado de hombre desarrollado, de conocimiento,
visión e iluminación. (No solo es liberación física sino también
mental).
La tercera idea es, Todos los dignos renunciantes y Brahmanes
que viven con su cuerpo y mente alejadas de los placeres
sensuales, y cuyos pensamientos hacia ellos, su cariño hacia ellos,
su deseo ferviente por ellos y su unión a ellos se ha superado, y
que han pasado desagradables, amargos, crueles y severos
sentimientos que asaltan sus almas y sus cuerpos, son capaces
del estado de hombre desarrollado, en conocimiento, visión e
iluminación (Una vez lograda la liberación de los placeres de los
sentidos, tanto a nivel físico como mental, se puede llegar al
estado de Hombre desarrollado).
Luego de reflexionar estas ideas, Gotama, decidió que debía
vivir de esa manera, alejado de los placeres sensuales y del
pensamiento de estos, incluso pasando por desagradables,
amargos, crueles y severos padecimientos, ya que solo así era
posible llegar al estado de Hombre desarrollado, marcando así
un hito fundamental en su historia de vida, que lo acercaba aún
más a la iluminación.

3. seis Las renuncias de Gotama

Con eso en mente, Gotama inició una nueva etapa de su viaje,


ya no sería sólo de reflexión mental, pues ahora pasaría a la
acción.
Se retiró hacia Uruvilvā, en la villa de Senāpati, ahí encontró
bosques hermosos que para lo que él necesitaba estaban
aislados, lejos del tumulto y de los hombres. Aunque alrededor
había villas de pastores no tan distantes.

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Una vez encontrado el lugar ideal, comenzó con la práctica de
lo que había reflexionado. Primero con la meditación de
sostener la respiración, la cual llevaba cada vez más a sus límites,
tanto así que quienes lo llegaban a ver pensaban que estaba
muerto. Luego, al pasar de los días, reflexionó: dado que hay
gente aquí que, prescribiendo lo que es puro, hacen sus comidas
de dátiles y de corteza; beben agua en la que los dátiles han sido
hervidos, viven de estas y otras cosas hechas con dátiles. Ahora,
tomaré un solo dátil para mi cena. Partiendo por esta idea,
comenzó por un peregrinar de alimentos simples como granos
de arroz y sésamo, en cantidades mínimas por día (uno al día)
hasta llegar a no consumir alimento alguno. Esto lo llevó a un
estado de delgadez extrema, y una máxima debilidad física. Su
cambio fue tan extremo que se hizo conocido en todas las aldeas
de pastores que lo rodeaban, y tanto las mujeres como los
hombres hablaban sobre su aspecto. Decían que el renunciante
Gotama era negro, que era café oscuro, que tenía el amarillento
color de un madgura (tipo de pez).
Así pasaron los días, de renuncia en renuncia, hasta que un día
Gotama reflexionó, y se dio cuenta que aquellos dignos
renunciantes y Brahmanes que pasan por desagradables,
amargos, crueles y severos sentimientos que asaltan sus almas y
sus cuerpos lo hacen para ganar la perfección, pero no la
alcanzan. -Y siguió analizando- ni yo, con toda la práctica de las
austeridades estoy consciente del estado de hombre desarrollado,
que le permite a uno darse cuenta del distintivo logro del
conocimiento y visión de un verdadero Aryan (raza pretérita muy
evolucionada espiritualmente). Por lo tanto, Gotama descubrió
que ése no era el camino a la iluminación.
Ante esto, recordó que antes de seguir la vida religiosa, estuvo
sentado con las piernas cruzadas en el suelo, en el jardín del
palacio de su padre, en una fría sombra de un árbol de
manzanas, y ahí entró y vivió una primera meditación que
estuvo alejada de deseos sensuales, de estados de mentes

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malvados y pecaminosos, sino que estuvo acompañado por un
pensamiento aplicado y sustentado, que nació de la soledad, que
estuvo lleno de entusiasmo y facilidad.
Entonces reflexionó y tuvo la convicción de que ése era el
camino a la iluminación. Y que este camino no podía ser
alcanzado si su cuerpo estaba demacrado, o débil, y sin comida,
así que decidió dejar las renuncias y comenzar una vez más a
comer.
En estas renuncias Gotama no estaba solo, ya que él no era el
único que tomó esta vía para encontrar la verdad. Él compartió
esta vida durante 6 años con otros 5 renunciantes, los cuales al
ver que Gotama suspendió estos sacrificios también lo dejaron
sólo porque a su comprensión éste había flaqueado en su
búsqueda.

3.7. La iluminación

Había pasado el tiempo desde que Gotama había vuelto a comer


y ya estaba con fuerzas suficientes para llevar a cabo la vía
descubierta. Entonces se acercó a un árbol conocido como el
árbol Bodhi, bajo el cual se hizo un sillón de paja. Caminó
alrededor del árbol tres veces en honor a los Budas previos, y se
sentó con las piernas cruzadas, mirando hacia el este,
sosteniendo su cuerpo derecho frente a él, y comenzó a meditar,
a obtener la consciencia plena.
Primero llegó al primer nivel de la meditación, que es aquella
que está alejada de los placeres sensuales y de estados mentales
pecaminosos o malvados, en cambio, está llena de pensamiento
aplicado y sostenido, nace de la soledad, está lleno de entusiasmo
y facilidad.
Luego, a través de la eliminación del pensamiento aplicado y
sostenido, por la tranquilidad interior y al fijar la mente en un
punto, entró a un segundo nivel de meditación, que está libre de
pensamiento aplicado y sostenido que nace de la concentración

28
y está lleno de entusiasmo y facilidad. Después se volvió
indiferente a la pasión del entusiasmo, residió consciente y auto
poseído, experimentando en su cuerpo la facilidad de la cual los
Aryans dicen: El que es indiferente y consciente vive con
facilidad.
Siguiendo esto llegó al tercer nivel de meditación, en la cual se
alejó la comodidad, la enfermedad, incluyendo los sentimientos
de satisfacción y malestar que estaba habituado a sentir. Luego,
pasó al cuarto nivel de meditación que es la pureza más grande
de ecuanimidad y consciencia, la cual está alejada de la
comodidad y de la enfermedad. Una vez que logró esto, procedió
con la iluminación final, usando su ojo Deva (tercer ojo) vio a
seres que morían y volvían a vivir, seres hermosos y feos, seres
afortunados y desafortunados, seres altos y bajos, reconoció
cómo les iba a los seres de acuerdo con su karma. Había seres
que eran adictos a las malas conductas, que se burlaban de los
Aryans y tenían malas creencias, por lo que, en retribución al
karma de la creencia incorrecta, luego de la separación del
cuerpo, en la muerte, renacían en infiernos, en estado de
angustia, miseria y desolación (vidas con niveles de conciencia
menores). También había seres dados a la buena conducta en
acción y pensamiento, que no se burlaban de los Aryans, y que
tenían buenas creencias, éstos, de acuerdo con el karma de la
buena creencia, luego de la separación del cuerpo en la muerte,
renacían en un estado de felicidad en el cielo entre los Devas
(vidas con niveles evolutivos superiores).
Luego, manteniendo el corazón así compuesto, purificado,
limpio, sin mancha, libre de lujuria, suave, listo para actuar,
firme e imperturbable, Gotama usó su mente para el
conocimiento y discernimiento recolectado en sus vidas
pasadas. Así, pudo recordar muchas vidas con lujo, en detalles;
es más, logró recordar un kalpa (unidad de tiempo gigantesca)
de la evolución del mundo, también muchos de disolución, y
otros muchos kalpa, tanto de evolución como disolución.

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Finalmente, siguiendo con el corazón así compuesto, purificado,
limpio, sin mancha, libre de lujuria, suave, listo para actuar,
firme e imperturbable, Gotama despertó por la visión que vino
en un pensamiento, de un hombre elefante, un hombre león, un
hombre toro, un hombre terrible, un hombre destacado, un
hombre loto, un hombre de loto blanco, un verdadero hombre,
un súper hombre, un incomparable domador de hombres, un
hombre de buena conducta, un hombre consciente, un hombre
inteligente, un hombre firme, un hombre de luz, siempre y en
todas partes tiene que conocer, alcanzar y comprender
perfectamente la insuperable y perfecta iluminación, logrando así
la iluminación.
Una vez lograda la sagrada Iluminación, se sentó por siete días
en su cama de paja a los pies del árbol Bodhi, donde reflexionó
y vio su voto hecho en una vida previa, muchos años para
alcanzar la vida de un Buda (una enorme cantidad); y sobre el
hecho del despertar a la iluminación, superando los deseos y así
terminar con las vicisitudes del nacimiento, vejez y la muerte.
Al final de los siete días, el Buda, el Exaltado, se levantó y
observó el árbol de Bodhi con una mirada firme; con alegría y
facilidad, estuvo de pie durante los segundos siete días ayunando
y mirando fijamente el árbol y pensando: aquí, en el árbol Bodhi,
terminé la jungla y el matorral de la ronda de renacimientos y
muertes que no tienen principio ni fin. Aquí, rompí con los
deseos, con la muerte y los skandhas. Aquí, me he dado cuenta
del voto que hice hace un kalpa infinito e incalculable. Aquí, en
el árbol de Bodhi, he ganado la preeminencia en el mundo, he
ganado la primacía en el mundo y gané la esencia del ser.
Y así, pensando sobre estos temas pasaron siete días con mucha
alegría y luego, pasaron otros siete días con el Buda caminando
en alegría y en tranquilidad.
En ese intertanto, cuando el Exaltado, el Buda perfecto, vivía su
vida de austeridad en las orillas del río Nairañjana, fue visto por
un pastor. Este pastor cuando vio al Exaltado mortificándose a

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sí mismo en estas austeridades, la fe surgió en él. Con sereno
corazón, plantó un joven árbol de higuera para el Exaltado.
Cuando plantó este joven árbol de higuera, fue al Exaltado,
extendió sus manos unidas y le dijo: Señor, yo planté este joven
árbol de higuera para el Exaltado, creyendo que cuando el árbol
de higuera haya crecido a su tamaño completo, el Exaltado
habría alcanzado su objetivo. Así que, por mi bien, esté
encantado de hacer uso de este árbol de higuera.
El Exaltado insinuó silenciosamente su consentimiento al
pastor. Este pastor, de vez en cuando cavaba cerca y alrededor
del árbol de la higuera, lo estacaba y lo amontonaba, lo regaba y
lo rociaba vertiendo agua fría sobre y alrededor de él. Así, el
joven árbol de higuera del pastor creció rápidamente para tener
grandes ramas y para ser un árbol simpático y hermoso a través
del poder del Exaltado.

En tanto la familia de Gotama

Durante el tiempo en que Gotama estuvo fuera de su hogar, en


ningún momento fue olvidado por su familia, ya que en los años
que estuvo sin volver a casa, en cada momento fue vigilado en
las sombras por gente de confianza del rey Suddhodana que traía
al palacio constantemente información del Príncipe y de sus
viajes. Lo cual le permitió comprender, cada vez, la misión de su
sublime hijo, y tener una fe en él y en ésta. Pero no sólo
comprendieron su estilo de vida, sino también cambiaron las
suyas, por amor y devoción al Príncipe. Por ejemplo, cuando se
enteraron que Gotama estaba en la etapa de la total renuncia,
incluso de alimentos, en un comienzo todo el reino sintió alegría
ya que el Príncipe prontamente volvería dadas las penurias que
pasaba, pero luego de ver más allá e ir comprendiendo el sentido
de todo con las informaciones que traían los mensajero, la
familia real, en especial su esposa Yasodara, comprendió y
reflexionó, que no estaba bien ni era adecuado para ella, que

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mientras Gotama estuviera sufriendo una vida de renuncias,
viviendo una dura vida (en pos de la iluminación), durmiendo
en un colchón de pasto y subsistiendo en comida tosca, por lo
tanto ella no debería estar comiendo comida real en el palacio,
tomando bebidas reales, usando ropa real y teniendo camas
reales hechas para ella. Así que decidió vivir consumiendo
comida ligera, usando ropa común y durmiendo en una cama de
paja, volviéndose devota y seguidora del ideal de Gotama.

3.8. Después de la Iluminación

Continuando con la vida de Gotama el Buda, pasó la sexta


semana de haber obtenido la iluminación ayunando en alegría y
tranquilidad al pie del árbol de higuera. Cuando terminó esa
semana, siguió en la siguiente ayunando con más alegría aún y
así continuó, ayunando hasta completar cuarenta y nueve días.
Pasado este periodo, dos comerciantes de la ciudad de Ukkala
de nombre Trapusa y Bhallika, que eran ricos, saludables,
opulentos, virtuosos y con muchos asistentes, venían desde el
sur con quinientas cargas a lo largo del camino. De improviso,
dos de sus animales se detuvieron en la zona donde estaba el
Buda, lo que provocó el susto de sus acompañantes. Sin
embargo, unas voces desde la naturaleza les gritaron: ¡no tengan
miedo, no hay peligro para ustedes!, el Exaltado, el Buda, reside
aquí en el bosque, después de un período de siete kalpas
incalculables por el bien y la felicidad de la humanidad, por
compasión por el mundo, por el bien y el bienestar de la gran
multitud, Él ha estado ayunando estas siete semanas o cuarenta
y nueve días. Servirlo con la comida. Así tu raíz de mérito será
infinita. Al escuchar esas palabras misteriosas, pero
convincentes, los comerciantes Trapusa y Bhallika llevaron
refrescos de miel mezclados con ghee, dejándose guiar por esas
voces hasta llegar frente a la presencia del Exaltado. Los
comerciantes se acercaron y le dijeron:

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-Te rogamos, señor, come de este refresco de miel como un
favor para nosotros.
Cuando el Exaltado había bebido el refresco de miel que le
habían dado los comerciantes, que era una elección exquisita,
con buen color, olor y gusto, pronunció una bendición sobre
ellos. Esta bendición, fue una bendición divina, que trajo buena
suerte y éxito, y cuando la oyeron los comerciantes se alegraron,
porque prosperarían en todos sus asuntos.
Entonces el Exaltado les dio los tres centros de refugio. Ven -
dijo él- al refugio de Buda, al refugio del Dharma, al futuro
refugio de la comunidad de discípulos del Exaltado. Así llegaron
al refugio del Buda, del Dharma y de la sangha.
Ellos dijeron: Nosotros Señor, somos comerciantes que abarcan
muchos países y reynos. Bien, sería si el Exaltado nos diera una
reliquia que pudiéramos adorar.
Con su propia mano, el Exaltado cortó parte del cabello de su
cabeza y se los dio: Hagan un tope para este cabello. Luego se
cortó las uñas y les dio los recortes: Hagan un tope para las uñas.
Se le proporcionarán piedras y las colocará.
Así que levantaron un tope para el cabello donde ahora se
encuentra el lugar llamado Kesasthalin. Erigieron un tope para
sus uñas donde ahora se encuentra la ciudad llamada Valuksa.
En el lugar llamado Siluksa, colocaron las piedras que el
Exaltado por su poder mágico había arrojado allí con sus
propias manos.
Entonces Buda, después de su ayuno de siete semanas o cuarenta
y nueve días, bebió la refrescante bebida de miel que Trapusa y
Bhallika le habían dado, pero el humor bilioso del Exaltado se
desbordó y se enfermó. Para aliviarse comió el fruto del árbol
Myrobalan, se alivió y plantó el tallo en ese lugar. Durante ese
mismo día ese tallo se convirtió en un gran árbol con ramas
extensas cargado de flores y frutas. Este fue el primero de los
árboles que creció por el poder mágico del Exaltado. Los

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Myrobalans que crecieron de este árbol se conocen hoy como el
bosque consagrado.

3.9. Primeros discípulos

El Exaltado estaba reflexionando y lo hacía sobre los ascetas.


Mientras esto ocurría se desplazó hacia donde estaba el asceta
Uruvilva-Kasyapa. Un asceta de pelo enmarañado, que tenía una
compañía de quinientos discípulos. Éste de repente vio una
especie de visión de mil gentiles y hermosos monjes, se
sorprendió por ellos y pensó: una gran multitud de personas está
cerca y vendrán a este retiro mío. Tienen fe en mí, creyendo que
no hay nadie en el mundo igual al vidente Uruvilva-Kasyapa con
su compañía.
Luego se da cuenta que sólo era el Buda y vio que éste era un
vidente de otro nivel que tiene una gran magia y poder. Y pensó:
Hoy ha venido a este retiro y toda la multitud de personas
confiará en él, este vidente con su gran magia y poder. Creyendo
en él, lo servirán, lo honrarán, lo respetaran, lo veneraran y lo
adoraran, no prestarán atención a mí ni a mi compañía.
Al ver mejor Uruvilva-Kasyapa al Exaltado, percibió que era el
Tathagata, Buda perfecto, dotado de conocimiento y conducta,
el Sugata, el conocedor incomparable de mundo, el conductor de
los hombres, dotado con las treinta y dos marcas de un Gran
Hombre, su cuerpo brillante con las ochenta características
menores, dotado con los dieciocho atributos especiales de un
Buda, fuerte con los diez poderes de un Tathagata, con sus
facultades y mente bajo control, habiendo alcanzado la máxima
perfección de autocontrol y calma, que ya ha alcanzado la
conformidad con el Dharma. Cuando Uruvilva-Kasyapa, junto
con su compañía, vio esto, se sorprendió. Pero aun así dijo:
"Aunque el recluso Gotama tiene una gran magia y poder, yo
tengo aún más magia".

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Luego, una gran multitud llegó y se acercó al Exaltado, se inclinó
a sus pies, lo adoró y no pudo tener suficiente de mirarlo; ante
esto Uruvilva-Kasyapa pensó: "Si Gotama, el renunciante, se
fuera a otro lugar, lejos de mi retiro". El Exaltado debido a su
gran sensibilidad capto el deseo del asceta para que se fuera, y
este se marchó hacia la aldea de Senapati, cerca de Uruvilva, al
pie del árbol de Higuera del pastor en las orillas del río
Nairañjana.
Ante esto la multitud rechazó el modo de vida de los ascetas de
pelo enmarañado, y Uruvilva- Kasyapa se dijo a sí mismo: "Si
Gotama, el renunciante, viniera aquí y comiera alimentos sólidos
y blandos".
Entonces el Exaltado, fue consciente de esta reflexión mental
por parte de Uruvilva- Kasyapa, y regresó donde este y la
multitud lo aceptó nuevamente. Sin embargo, pese a todo
Uruvilva-Kasyapa, y su compañía siguieron con la soberbia y
pensaron: "Gotama, el renunciante, tiene una gran magia y poder,
porque conoce en su corazón los pensamientos de otros seres y
hombres. Sin embargo, nosotros tenemos una capacidad
mayor". Entonces el vidente Uruvilva- Kasyapa con sus propias
manos, regaló al Exaltado alimentos selectos, sólidos y suaves.
Y cuando el Exaltado hubo comido, se lavó las manos y guardó
el tazón, expresó su agradecimiento al vidente.
Pese a lo anterior Uruvilva-Kasyapa y su sequito seguían con un
afán de superioridad, pero comenzaron a tener problemas ya
que cada vez que realizaban alguna ofrenda, u otra actividad
cotidiana esta se les hacía difícil o imposible de realizar tal como
la situación de la multitud que los acepto solo con la presencia
de Gotama, la cual solo se resolvía hasta que aceptaban la
capacidad y la santidad del Exaltado, dándoles a entender la gran
relevancia del Exaltado Buda. Por lo tanto, cada dificultad era
una enseñanza para la comprensión y acercamiento al Buda.
Luego de esta serie de sucesos, Uruvilva-Kasyapa y sus dos
hermanos (monjes ascetas con sequito propios también) y sus

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compañías se convencieron de la importancia del Exaltado.
Ante esto el Exaltado les dice:
-No hay maldad en uno entrenado por mí. Entre tales, oh
Kasyapa, no hay ninguno que no esté restringido. Aunque los
cielos caigan o la tierra se divida en dos, un hombre que ha sido
domesticado por el Buda quedará inmune al veneno.
Entonces todos los tres hermanos, Uruvilva-Kasyapa con su
compañía de quinientos, Nadi-Kasyapa con su compañía de
trescientos, y Gaya-Kasyapa con su compañía de doscientos
fueron convertidos por el Exaltado al Estado de dominio.
Todos fueron iniciados y ordenados por medio de la fórmula
"ven, monje". "vengan, monjes", dijo él, "vivan la vida Brahma
bajo el Tathagata".
Cuando el Exaltado pronunció las palabras "vengan, monjes",
cada marca del vidente, cada insignia, cada emblema y cada signo
desaparecieron de sus personas, tomaron la vestimenta
correspondiente con las tres túnicas y los tazones de Sumbhaka,
su cabello en su estado natural y siguieron un comportamiento
establecido.
Los tres, ahora seguidores, tenían un sobrino llamado Upasena,
que tenía una ermita en las orillas del río Nairañjana, que estaba
bien provista de hojas, flores y frutos, allí vivía con una
compañía de trescientos. Él era el maestro de las cuatro
meditaciones, había alcanzado los cinco súper conocimientos y
tenía una gran magia y poder.
En eso Upasena vio por el rio Nairañjana pasar las cosas de sus
tíos, que las habían botado luego de su conversión, ante lo cual
pensó, si "¿Puede alguien molestar a mis tíos?", y ante esto con
toda velocidad, él y su compañía se apresuraron a ir donde
Uruvilva-Kasyapa y sus dos hermanos.
Cuando llegó Upasena fue donde el venerable Uruvilva-Kasyapa
y se dirigió a él en un verso:
-En vano ofrecisteis el sacrificio de fuego; en vano hiciste tu
penitencia, ya que al final los abandonaste, como serpiente su

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piel desprendida. Y el venerable Uruvilva-Kasyapa respondió al
vidente Upasena en verso:
-Sí, en vano ofrecí el sacrificio de fuego; en vano hice mi
penitencia, ya que al final los abandoné, como una serpiente con
su piel desprendida.
Así que Upasena, también, con su compañía, fue convertido por
el Exaltado al estado de dominio, e iniciado y ordenado por
medio de la fórmula "ven, monje". "vengan, monjes", y le dijo:
-Vive la vida Brahma la vida del Tathagata.

3.10. ¿Predico o no predico?:

Durante seis años el Exaltado vivió una vida de dura austeridad


en Uruvilva. El Exaltado se alojaba en Uruvilva a orillas del
Nairañjana, al pie del árbol de higueras del pastor, ya iluminado
reflexiono lo siguiente:
"Dado que el Dharma al que he ganado es profundo, abstracto,
sutil, difícil de entender, no ganado por la especulación, no es
solo dialéctico, comprensible solo para los sabios y repugnante
para el mundo en general, si se lo enseñara a otros, esos otros
no lo entenderían. Y esa sería la mayor aflicción para mí.
Entonces permítanme permanecer en silencio, solo, en un tramo
de desierto". Por lo cual decidió no iba a predicar lo que
descubrió al mundo, ya que sería fútil y estéril porque nadie lo
entendería.
Mientras tanto que el Buda decidía esto, se había extendido
entre los Brahmánes y laicos de Magadha creencias tan
malvadas, erróneas y fuera de sentido como que llegaría un
momento en que el viento no soplaría, los ríos no correrían, los
embriones no nacerían, los pájaros no volarían, que el fuego no
quema, la luna y el sol no salen, y todo el mundo habitable se ve
afectado por la oscuridad.
Ante esto el Exaltado, consciente de sí mismo, a través de la
percepción obtenida por su iluminación, examinó estas

37
circunstancias y al mundo entero con su inigualable ojo de Buda;
vio seres altos y bajos, mezquinos y nobles; vio seres que eran de
mala disposición, difíciles de instruir y de purificar; vio seres que
eran de buena disposición, fáciles de instruir y purificar; vio seres
que aprendían rápido y seres que aprendieron solo después de
una larga exposición; seres que tenían que ser guiados, seres que
eran meramente perfectos; vio seres que eran astutos en cuanto
a capacidades y seres que eran torpes en cuanto a capacidades.
Vio tres categorías de seres, la categoría en la que los buenos
resultados están necesariamente implicados, aquella en la que
los malos resultados están necesariamente implicados y la que
no implica ningún resultado. Así como un hombre de visión,
parado al borde de una piscina de lotos, podía ver con poca
dificultad los lotos azules, rojos y blancos, algunos en el agua,
otros en la superficie y otros que crecían fuera del agua, también
lo hicieron. Entonces este pensamiento se le ocurrió al
Exaltado: "Si yo enseño el Dharma o si no, la categoría de
hombres en la que necesariamente están implicados los malos
resultados no sería capaz de entenderlo. Si yo enseño el Dharma
o si no, la categoría de los hombres en que necesariamente están
implicados los buenos resultados, sabrán en todo caso lo que
predico. La categoría de hombres en la que no necesariamente
se relaciona un resultado aprenderá si les predico el Dharma,
pero no lo sabrán si no se los predico".
Así que el Exaltado, teniendo en cuenta la categoría de hombres
en la que no necesariamente conlleva un resultado, siendo
consciente de esas creencias malvadas e incorrectas que
surgieron entre los Brahmanes y laicos de Magadha y consciente
de su propio voto que hizo hace siete kalpas incalculables,
concibiendo una gran compasión por los hombres decidió que
debía predicar su enseñanza y así hacer rodar la rueda del
Dharma.
Luego el Buda continuó con su reflexionar esta vez sobre qué
tipo de seres son los que ponen en marcha la noble rueda del

38
Dharma, esta reflexión decía: "Esos seres son los que han estado
asociados con antiguos Budas que giran la noble rueda del
Dharma. Ahora yo he tenido asociación con los Antiguos
Budas, por lo tanto, soy digno de poner en marcha la noble
rueda del Dharma. Esos seres son los que están dotados de un
conjunto de conducta incomparable que hace rodar la noble
rueda del Dharma. Ahora yo estoy dotado de una conducta sin
igual, por lo tanto, soy digno de poner en marcha la noble rueda
del Dharma. Esos seres son los que están dotados de un lugar
de vivienda sin igual, ruedan la noble rueda del Dharma.
Aquellos seres que tienen los atributos distintivos establecidos
ruedan la noble rueda del Dharma. Aquellos seres que han
podido morir ponen en marcha la noble rueda del Dharma.
Cualquiera de los seres que hayan podido descender a un útero;
cualquiera de los seres que haya podido pararse en el vientre;
cualquier ser que haya tenido tal nacimiento; cualesquiera de los
seres que están dotados de las características mayores;
cualquiera de los seres que están dotados de características
menores; Cualquiera de los seres están dotados de mérito,
constancia y atención plena; cualquier ser que posea el Dharma
actual; los seres que posean un Dharma intacto; cualesquiera de
los seres que son preeminentes en el mundo; cualquier ser que
tenga el don de investigar el mundo; cualquier ser dotado de la
esencia del ser; cualquiera de los seres pueden con su
conocimiento perfecto comprender la conclusión o idea sólida
que proviene de premisas sólidas y la conclusión errónea que
proviene de premisas erróneas; todo lo que los seres pueden con
su conocimiento perfecto entender, ya que realmente es el
camino que conduce a todas partes y el camino que conduce
aquí y allá; cualquiera de los seres que pueden con su
conocimiento perfecto, comprender los diversos y varios
componentes del mundo como realmente son. Todos los seres
que puedan con su conocimiento perfecto pueden entender
perfectamente, ya que realmente es la diversidad de la energía

39
de otros seres e individuos, que ponen en marcha la rueda del
Dharma. Aquellos que pueden, con su conocimiento perfecto,
entender como realmente son las variadas y diversas
disposiciones de los hombres en el mundo, ponen en marcha la
rueda del Dharma. Todos los seres que entiendan
perfectamente, como realmente es la diferencia entre la
maduración presente y futura del karma que se adhiere a todas
las acciones pasadas, presentes y futuras, contraídas,
almacenadas y no correspondidas, éstas establecen la rueda del
Dharma. Todos los seres que entiendan perfectamente como
realmente es la liberación de todas las impurezas, que proviene
de los logros de la meditación, la concentración y la libertad;
cualquier ser que por medio de su ojo Deva, que tiene una visión
más allá de la del ojo humano, ve a seres que pasan y llegan a
nacer, seres justos y asquerosos, afortunados y desafortunados,
humildes y Exaltados, y entienden que están debidamente
cosechando el Fruto del karma, todos estos seres ponen en
marcha la noble rueda del Dharma. Cualquiera de los seres que
recuerden sus diversas moradas pasadas; cualquiera de los seres
que entiendan como realmente son la libertad del corazón y la
libertad a través de la sabiduría intuitiva que se libra de los
asravas debido a la decadencia de los asravas; cualquiera de los
seres que son longevos, tienen el modo de vida correcto, la
moral, la concentración, la emancipación, el conocimiento de la
emancipación; han abandonado el mundo, han concebido la
gran compasión, han ganado la iluminación, son hábiles en las
formas del corazón, tienen el poder de la maravilla de la magia,
la lectura de la mente y la instrucción, están dotados de todas las
buenas cualidades de carácter; cualquier ser que haya dominado
el análisis del significado, de las razones, de las definiciones y de
la comprensión; todos los seres que han alcanzado la noble
concentración cinco veces, la concentración de los cinco
conocimientos, la noble, gran concentración perfecta de cinco
veces, la noble, gran concentración perfecta de los cinco

40
conocimientos, y están dotados de fuerza, las facultades y la
magia; todos los seres que están dotados de un discurso cortés,
un discurso distinto e impecable que aclara el significado y tiene
la capacidad de responder preguntas; cualquiera que sea el ser
humano que tiene el poder de transformar el desaliento de los
demás en confianza, y de restringir mediante el Dharma la
maldad de los demás; cualquiera de los seres que tenga el poder
de otorgar a otros el regalo de la felicidad, son seres como estos
los que ponen en marcha la noble rueda del Dharma. Son los
seres que están dotados de todos los atributos de un Buda que
ponen en marcha la noble rueda del Dharma. Y yo, nuevamente,
estoy dotado de todos los atributos de un Buda, por lo tanto, soy
digno de poner en marcha la rueda del Dharma".
Una vez finalizada esta reflexión, estaba totalmente seguro de lo
que debía hacer. Continuando con su reflexión, y ya sabiendo
que él debía realizar el movimiento de la noble rueda del
Dharma, el Buda se preguntó, ¿Qué pasaría si yo fuera ahora a
hacer rodar la rueda sin par del Dharma?, ¿Quién es capaz de
entender este Dharma mío cuando lo predique por primera vez
y quién no? ¿Quién no se molestará al escuchar el Dharma? Ante
lo cual reflexionó, "Udraka Ramaputra era puro, de poca
contaminación y con poco polvo en los ojos. Había ido lejos,
había avanzado mucho y enseñado como su doctrina el dogma
relacionado con la esfera de lo que no es conciencia ni
inconsciencia. Pero Udraka Ramaputra lleva siete días muerto.
Su muerte es una gran pérdida. Ahora, ¿qué otro hombre hay
que sea puro, con poca contaminación, con poco polvo en los
ojos, que sea competente para entender el Dharma cuando se
predica por primera vez y no se molestará al escucharlo? Arada
Kalama era puro, de poca contaminación y con poco polvo en
sus ojos, sería capaz de entender el Dharma cuando fue
predicado por primera vez y no se molestaría conmigo cuando
lo escuchara. La pérdida de Arada es grande, porque él ha estado
muerto estos tres días. Entonces, ¿qué otro hombre está, que es

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puro, que tiene poco polvo en los ojos, que es capaz de entender
este Dharma mío cuando se predica por primera vez y no se
molestará conmigo cuando lo escuche? Pensó él mismo: El buen
grupo de cinco son puros (grupo de compañeros de sus primeros
cursos con los maestros que mencionó), de poca
contaminación, y tienen poco polvo en sus ojos. Son
competentes para entender este Dharma mío cuando se predica
por primera vez y no se molestarán conmigo cuando lo
escuchen. Me acompañaron en tiempos pasados cuando vivía mi
vida de austeridad. Ahora se quedan en Benarés, en el parque de
los ciervos en Risvadana. ¿Qué pasaría si fuera a ir a Benarés, al
parque de los ciervos en Risvadana, y predicar el Dharma
primero al buen grupo de cinco?, ante lo cual decide ir al
encuentro de ellos.
En su viaje, el Buda pasó por diferentes lugares. Primero por la
localidad de Vasala, donde fue invitado a comer y a alojarse en
casa de cierto padre de familia; luego de que el Exaltado se alojó
y comió allí, salió del lugar y llegó a otro llamado Cundadvila; ahí
Upaka, un asceta desnudo, vio al Exaltado, fue a reunirse con él
e intercambió saludos amistosos y corteses, luego se quedó a su
lado y le dijo al Buda: muy clara es la complexión del Exaltado
Gotama, muy clara y muy brillante; muy sereno es su semblante.
Como cuando en una palma madura la nuez acaba de caerse del
árbol, el tallo que la sostuvo es muy claro y brillante con un brillo
dorado, al igual que la tez de Gotama el Exaltado, muy clara y
brillante y su semblante muy sereno. Hoy el Exaltado ha
alcanzado la inmortalidad y el camino que conduce a la
inmortalidad. Cuando se dijo esto, el Exaltado respondió a
Upaka: sí, Upaka, he alcanzado la inmortalidad y el camino que
conduce a la inmortalidad. Upaka luego le preguntó: ¿Bajo
quién, oh Gotama, vives la vida de Brahma?
El Exaltado le dijo al asceta desnudo, en un verso: Todo
conquistador y omnisciente soy yo, en todas las cosas sin
mancha. Omnisciente soy yo, liberado a través de la decadencia

42
del deseo. Habiendo ganado el conocimiento superior, ¿a quién
debo seguir? Cuando se dijo esto, Upaka le preguntó:
-¿Gotama, el Exaltado, afirma no tener maestro?
Y el Exaltado dijo en un verso:
-Sin profesor estoy yo; ninguno igual a mí puede ser encontrado.
Solo en el mundo soy un Buda perfecto, habiendo ganado la
iluminación incomparable.
Upaka, luego le preguntó al Exaltado: ¿Gotama, el Exaltado,
afirma que es un Arhan?
Y el Exaltado respondió en un verso a Upaka, el asceta
desnudo:
-Soy un Arhan en el mundo; soy supremo en el mundo. En el
mundo de los Devas y de los hombres no se puede encontrar
ninguno igual a mí.
Upaka, luego preguntó:
-¿Gotama afirma que es un conquistador?
Y el Exaltado dijo:
-Son como yo los conquistadores, quienes han logrado la
destrucción de los Asravas. Las cosas malas las he vencido y,
por lo tanto, Upaka, soy un conquistador. Como la belleza del
loto no está manchada por el suelo pantanoso, tampoco estoy
mancillado por el mundo. Por lo tanto, oh Upaka, soy un
conquistador. He ganado el conocimiento más alto que se iba a
ganar; he declarado la verdad que debía ser proclamada; he
renunciado a lo que se iba a renunciar. Por lo tanto, oh Upaka,
soy un conquistador.
Upaka dijo: ¿Adónde va Gotama, el Exaltado?
Y el Exaltado respondió en verso: Voy a Benares para golpear
el tambor de la inmortalidad. Voy a poner en marcha en el
mundo la rueda del Dharma que no se puede hacer retroceder.
El Dharma que he ganado es sin pasión, tranquilo y bendito.
Esto promulgaré para el bienestar de toda criatura. Los que han
sido Budas perfectos, los que están por venir y los que ahora son,
los disipadores de las tristezas de la multitud, todos ellos han

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enseñado y enseñarán el Dharma a los hombres, ya que esa es
la obligación de los Budas.
Continuando con su viaje, llegó a Sarathipura, donde el Buda, el
Exaltado fue invitado a alojarse y comer con cierto jefe de
familia. Después de alojar allí una noche y haber comido
debidamente, continuó y llegó a las orillas del Ganges, ahí un
barquero le dijo:
-Dame el boleto para atravesar.
-¿Cómo puedo pagar la tarifa cuando el metal brillante no
significa más para mí que un terrón de tierra, y cuando prescindo
de plata y oro?
-Si me das la tarifa de cruce, atravesarás; si no me la das, no
atravesaras. El Buda respondió:
- El cisne en las nalgas del Narmada no pide permiso al barquero,
sino que cruza por su propia fuerza abundante.
Y con las palabras, el Buda pasó por alto como un rey de cisnes;
el Gran Sabio atravesó el arroyo y se paró en la otra orilla del
Ganges. Así el Exaltado llegó finalmente a Benarés. Pero antes
se quedó en Sankhamedhi y salió hacia Benarés a pedir limosna
en el momento preciso para encontrar lo que buscaba.
Una vez, cuando el Buda había pedido su limosna y había
comido suficiente se dirigió a Risivadana, donde se alojaba el
buen grupo de cinco llamados: Ajñata Kaundinya, Asvakin,
Bhadraka, Vaspa y Mahanama. Al verlo, cuando aún estaba lejos,
se pusieron de acuerdo en que debían ignorar y no saludar a
Gotama ya que lo consideraban un perverso, que vivía en la
abundancia y que se había apartado del esfuerzo ascético. Sin
embargo, cuando apareció el Exaltado, se sintieron extraños, y,
a pesar de su decisión inicial se levantaron y se acercaron al
Exaltado intercambiando palabras. Venga, venerable Gotama -
dijo el grupo de cinco- saluden y den la bienvenida al venerable.
Pero él les respondió: ¡Oh, monjes del buen grupo!, su voto está
roto. Oh monjes del buen grupo, no se dirijan a los Tathagata
como venerables.

44
Luego de esto el Exaltado Buda los proclamó como sus
discípulos, y éstos tomaron las características propias de los
seguidores de Buda, es decir: tres túnicas, cuencos de Sumbhaka,
el cabello al natural y la disposición a seguir un comportamiento
establecido.
Tal fue la ordenación en la vida religiosa y la admisión en la vida
monacal del buen grupo de cinco. Ya con sus nuevos discípulos,
el Exaltado Buda, reflexionó sobre donde debía comenzar a
hacer rodar la rueda del Dharma, y se preguntó: “¿en qué lugar
de la tierra se pusieron a predicar los antiguos Budas perfectos
que giraban la rueda del Dharma?”
Y tan pronto como este pensamiento se le ocurrió, el lugar de
la Tierra en el que estaba parado se hundió. El Exaltado
nuevamente reflexionó: “¿los antiguos Budas perfectos
pusieron en marcha la rueda del Dharma mientras caminaban o
permanecían quietos, cuando se sentaban o cuando se
acostaban?” Y tan pronto como este pensamiento surgió
aparecieron cinco señales en Risivadana, con lo cual
comprendió que debía iniciar su camino en ese lugar.

3.11. Girando la rueda del Dharma

En el duodécimo día de la segunda quincena del mes, Asadha


(junio), el Exaltado, después de su comida del mediodía, se sentó
con la cara hacia el este. Cuando la sombra del sol tenía la mitad
de la longitud de un hombre y el asterismo Anuradha en el
ascendente. Fue en ese instante que puso en marcha la rueda sin
igual del Dharma.
La primera vez que el Buda hizo girar la rueda del Dharma, y
predicó su enseñanza liberadora, fue en Benarés, en el parque de
los ciervos, en Risivadana. Allí, se dirigió a los venerables cinco
monjes, diciendo: Monjes hay dos extremos al cual un hombre
que ha ido hacia la vida religiosa es propenso. ¿Cuáles dos? Está
la adicción al disfrute sensual por medio de los placeres de los

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sentidos; burdo, común, improductivo. Por otro lado, está la
adicción a la mortificación del yo, la que es malvada e
improductiva. Estos son los dos extremos a los que es propenso
un hombre que ha tomado la vida religiosa. Para evitar estos dos
extremos, monjes, por medio del Dharma y de la disciplina aria
del Tathagata, se realiza el camino del medio, que es el camino
de los Budas. Este camino confiere una visión, conduce a la
calma, a la superación con el mundo, a la falta de pasión, al estado
de un renunciante, a la iluminación y al Nirvana.
¿Y qué es este curso (camino) medio completamente despertado
por el Tathagata en su Dharma y Disciplina Arias, que confiere
percepción, conocimiento, conduce a la calma, a la superación
con el mundo, a la falta de pasión, al estado de un renunciante,
a la iluminación y al Nirvana?
Es el camino óctuple, que corresponde a la creencia correcta, el
propósito correcto, el esfuerzo correcto, la acción correcta, la
vida correcta, el habla correcta, la atención correcta, la
concentración correcta. Esto, monjes, es el curso medio
(camino) completamente despertado por el Tathagata en su
Dharma y disciplina Arias, Ahora monjes, están las cuatro
verdades. ¿Cuáles son? Son la verdad del sufrimiento, la verdad
de la causa de los sufrimientos, la verdad de la detención de los
sufrimientos y la verdad del camino que conduce la detención de
los sufrimientos.
¿Y qué es, monjes, la verdad aria del sufrimiento? Es esto, que
el nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la
enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, en la
asociación con lo que no es querido está el sufrimiento, la
separación de lo que es querido es sufrimiento, el fracaso para
obtener lo que uno quiere y busca es sufrimiento, el cuerpo es
sufrimiento, el sentimiento es sufrimiento, la percepción está
enferma y sufre, los Samskaras están enfermos y sufren, la
conciencia está enferma y sufre. En una palabra, todos los cinco
skandhas de las cosas materiales están enfermos. Esto es,

46
monjes, la verdad de los sufrimientos. Entonces, ¿cuál es la
verdad del origen de los sufrimientos? Es el anhelo (el deseo)
que conduce a una mayor existencia y que está ligado a la pasión
por el placer, encontrando placer en esto y aquello. Esto es,
monjes, la verdad del origen del sufrimiento.
¿Cuál es la verdad de la detención del sufrimiento? Que es la
extinción total de este anhelo que está ligado a la pasión por el
placer, encontrando placer en esto y aquello; es la falta de pasión,
la cesación, el sacrificio, la renuncia y la entrega. Esto es, monjes,
la verdad de la detención de los sufrimientos.
¿Cuál es la verdad aria del camino que conduce a la detención
del sufrimiento? Es el óctuple camino, a saber, la creencia
correcta, el propósito correcto, el discurso correcto, la acción
correcta, la vida correcta, el esfuerzo correcto, la atención
correcta y la justicia correcta. Esto es, monjes, la verdad del
camino que conduce a la detención del sufrimiento.
Desde el pensamiento “Esto es el sufrimiento”, por la atención
sincera a las cosas inauditas de antes, surgieron en mí el
conocimiento, la visión, la comprensión, la sabiduría, la
inteligencia, la percepción y la luz apareció. Desde el
pensamiento “Este es la causa del sufrimiento”, por la atención
incondicional a las cosas inauditas de antes, surgieron en mí el
conocimiento, la visión, la comprensión, la sabiduría, la
inteligencia, la sagacidad, la intuición y la luz apareció.
Desde el pensamiento "Esto es detener el sufrimiento", por la
atención incondicional a las cosas inauditas de antes, surgieron
en mí el conocimiento, la visión, la comprensión, la sabiduría, la
inteligencia, la sagacidad y la perspicacia y la luz apareció.
Desde el pensamiento “Esto es el camino que conduce a la
detención de los sufrimientos”, por la atención sincera a las
cosas inauditas de antes, surgió en mi conocimiento y así
sucesivamente apareció la luz. Ante la idea de que esta verdad
del sufrimiento debe ser bien conocida, con una atención sincera
a las cosas nunca antes escuchadas, surgió en mi conocimiento y

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así sucesivamente apareció la luz. Ante la idea que la verdad de
la causa del sufrimiento debe ser abandonada, por la atención
sincera a las cosas que no se habían escuchado antes de que
surgieran en mi conocimiento y así sucesivamente apareció la
luz. Ante la idea de la verdad de la detención del sufrimiento, se
ha realizado mediante una atención sincera a cosas que no se
habían escuchado antes, surgió en mi conocimiento y así
sucesivamente apareció la luz. Ante la idea de la verdad aria del
camino que conduce a la detención de los sufrimientos, se ha
hecho realidad, mediante una atención sincera a cosas que no se
habían escuchado antes, surgió en mi conocimiento y así
sucesivamente apareció la luz.
Y siempre que yo no lo hiciera con perfecta intuición, no
conocía completamente estas cuatro verdades, que son triples y
de doce modos, como realmente son. Por tanto, no podría
pretender estar completamente despierto a la iluminación
suprema y perfecta. Durante tanto tiempo no surgió el
conocimiento en mí, y durante tanto tiempo no me di cuenta de
una inquebrantable libertad de corazón. Pero, monjes, cuando
conocí perfectamente estas cuatro verdades, que se multiplican
por tres y de los doce modos, como realmente son, entonces me
di cuenta de que había despertado a la iluminación suprema y
perfecta. Me llegó el conocimiento y me di cuenta de la
inquebrantable libertad del corazón y la libertad a través de la
sabiduría intuitiva.
Una vez dado este discurso, el venerable buen grupo de cinco
se exaltó y aplaudieron las palabras del Buda y en particular, el
venerable Ajñatakaundinya adquirió el Dharma puro, intacto e
impecable.
Buda siguió predicando, enseñando y diciéndole al venerable
buen grupo de cinco: Monjes, el cuerpo no es el yo; el
sentimiento no es el yo; la percepción no es el yo; los Samskaras
no son el yo; la conciencia no es el yo. Si el cuerpo fuera el yo,
no sería propenso a la aflicción ni a la enfermedad y uno podría

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decir a voluntad "que mi cuerpo se vuelva así; que mi cuerpo no
se vuelva así". Pero como el cuerpo no es el yo, por lo tanto, es
propenso a la aflicción y a la enfermedad y uno no puede decir
a voluntad: "Dejen que mi cuerpo se vuelva así; que mi cuerpo
no se vuelva así".
Si este sentimiento fuera el yo, no sería propenso a la aflicción
ni al mal y uno podría decir a voluntad en relación con el
sentimiento "que mi sentimiento se vuelva así; que mi
sentimiento no se vuelva así”.
Pero como el sentimiento no es el yo, es susceptible de aflicción
y malestar y uno no puede decir a voluntad, "que mi sentimiento
se convierta en algo así, que mi sentimiento no se convierta en
algo así".
Si esta percepción fuera el yo, no sería propenso a la aflicción ni
a la enfermedad, y uno podría decir en voz alta con respecto a
la percepción, "dejen que mi percepción se convierta en algo así,
que mi percepción no se convierta en algo así".
Monjes, como la percepción no es el yo, por lo tanto, es
propensa a la aflicción y al mal y uno no puede decir a voluntad
con respecto a la percepción, "dejen que mi percepción se
convierta así".
Si los samskaras fueran el yo, no serían propensos a la aflicción
ni a la enfermedad, y se podría decir a voluntad de los samskaras,
“que mi samskara se convierta en algo así, que mi samskara se
convierta en algo así".
Si la conciencia fuera el yo, no sería propenso a la aflicción ni a
la enfermedad, uno podría decir a voluntad con respecto a la
conciencia, "dejen que la conciencia se convierta en algo así, que
mi conciencia no se convierta en eso”. Pero en este caso,
monjes, como la conciencia no es el yo.
Por lo tanto, monjes, en este punto deben enseñarse a sí mismos
de esta manera: “lo que sea cuerpo, interno o externo, grosero
o fino, base o elección, lejano o cercano, pasado, futuro o
presente, debe verse como realmente está en la luz del

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conocimiento correcto, es decir, que todo este cuerpo no es
mío, no soy yo, no soy yo mismo. Lo que sea ese sentimiento,
lo que es percepción, lo que sea samskaras, lo que sea
conciencia, sea interno o externo, sea grosero o fino. La base o
la elección, lejana o cercana, pasada, futura o presente, toda esta
conciencia no es mía, no soy yo, no soy yo. Por lo tanto, deben
verla como realmente es a la luz del conocimiento perfecto.
Mientras estaba siendo pronunciado este discurso, el corazón
de la venerable Ajñatakaundinya se libró de los asravas, no
alcanzando más el renacimiento. Y los otros cuatro monjes,
Asvaki, Bhadrika, Vaspa y Mahanama, obtuvieron la
impenetrable visión del Dharma puro en las cosas (compresión
total de la realidad).
Continuando con la enseñanza el Exaltado Buda se dirigió a los
monjes y les dijo:
-Si lo piensan, monjes, ¿de qué fuente brotan la tristeza, la
lamentación, el mal, la desesperación y la tribulación? ¿De
dónde tienen su nacimiento y origen?
Cuando se dijo esto, el venerable buen grupo de cinco contestó:
-La venida del ser, Señor, es la fuente de las cosas; la venida del
ser es su conducto; la venida del ser es su causa; la venida del
ser es su pilar. Bien sería si el Exaltado explicara a los monjes el
significado de esto. Los monjes que lo escuchan y lo agarran de
los labios del Buda lo considerarán la verdad.
Cuando se dijo esto, el Exaltado respondió:
-Monjes, el dolor, la lamentación, el mal, la desesperación y la
tribulación tienen su origen en el cuerpo; el cuerpo es su
nacimiento y origen. Tienen su origen en el sentimiento, en la
percepción, en los samskaras y en la conciencia; estos son su
nacimiento y origen. Si piensan, monjes ¿el cuerpo es
permanente o impermanente?
-Seguramente es impermanente, Señor, dijeron el grupo de
cinco. -Ahora, cuando has reconocido la impermanencia del
cuerpo, su inestabilidad, su fragilidad, su carácter cambiante, su

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evanescencia y su perecibilidad, entonces los asravas que surgen
debido al cuerpo, las aflicciones y problemas, febriles y
perniciosos, implican otras existencias en el futuro, el
nacimiento, la vejez y la muerte, se detendrán.
Y cuando el cuerpo se detenga, los asravas no volverán a surgir,
ni las aflicciones y los problemas, febriles y perniciosos, que
involucran otras existencias en el futuro, ni el nacimiento, la
vejez ni la muerte. Si lo piensan, monjes ¿el sentimiento, la
percepción, los samskaras y la conciencia son permanentes o
impermanentes?
-Seguramente son impermanentes, Señor.
-Bien dicho. Ahora, cuando han reconocido la impermanencia
de la conciencia, su inestabilidad, su fragilidad, su capacidad de
cambio, su evanescencia y su perecibilidad, entonces los asravas
que surgen debido a la conciencia, las aflicciones y los
problemas, febriles y perniciosos, que involucran otras
existencias en el futuro, el nacimiento, la vejez y la muerte,
podrían detenerse, suprimirse, eliminarse y terminarse. Cuando
se detengan, los asravas que surgen de la conciencia, las
aflicciones y los problemas, febriles y perniciosos involucran a
otros. Las existencias en el futuro, nacimiento, vejez y muerte,
que tienen su nacimiento y origen en la conciencia, ya no
surgirán.
-Por lo tanto, monjes, en este punto deben enseñarse a sí
mismos de esta manera: lo que sea cuerpo, interno o externo,
grosero o fino, base o elección, lejano o cercano, pasado, futuro
o presente, todo este cuerpo no es mío, no es. Yo no soy yo.
Por lo tanto, deben enseñarse a ustedes mismos. Lo que sea
sentimiento, percepción, samskaras y conciencia, interna o
externa, grosera o fina, base o elección, lejana o cercana, pasada,
futura o presente, todas estas no son míos, no son yo, no son
mi yo. Por lo tanto, debes mirar las cosas como realmente son
a la luz del conocimiento perfecto.

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Mientras se pronunciaba este discurso, el venerable Ajñata
Kaundinya alcanzó el dominio de los poderes y los corazones
de los otros cuatro monjes, Asvaki, Bhadrika, Vaspa y
Mahanama se libraron de los asravas, no se apoderaron más de
la existencia. El venerable buen grupo de cinco se exaltó y
aplaudieron las palabras del Exaltado.
En otra ocasión, tres de los cinco monjes fueron a Benares a
pedir limosna. Entonces el Exaltado, controlando con su propio
corazón y los corazones de esos monjes, los exhortó e instruyó
diciendo:
-Así actúen en sus mentes; dirijan sus mentes; piense en estos
pensamientos. Vivan monjes, con el yo y ningún otro como tu
isla, vive con el yo y ningún otro como tu refugio, vive con el
Dharma como tu isla, con el Dharma y ningún otro como tu
refugio. Entonces monjes, aquellos que viven con el yo y no
otro como su isla, con el Dharma como su isla, con el Dharma
y no otro como su refugio, debe investigar cuidadosamente la
fuente de donde surgen el dolor, la lamentación, el mal, la
desesperación y la tribulación, su nacimiento y su origen.
Cuando esto fue dicho, los monjes respondieron al Exaltado:
-La venida del ser, señor, es la fuente de las cosas; la venida del
ser es su conducto; la venida del ser es su causa; la venida del
ser es su pilar. Bueno, sería si el Exaltado explicara el significado
de esto a los monjes. Los monjes, al oírlo y atraparlo de los
labios del Exaltado, lo considerarán la verdad.
Entonces el Exaltado dijo a los monjes:
-La pena, la lamentación, el mal, la desesperación y la tribulación
tienen su origen en el cuerpo; el cuerpo es su nacimiento y
origen.Si lo piensan, monjes, ¿el cuerpo es permanente o
impermanente?
-Seguramente es impermanente, Señor.
-Bien dicho, monjes. Ahora que han reconocido la
impermanencia del cuerpo, su debilidad, su fragilidad, su
carácter cambiante, su evanescencia y su perecibilidad, entonces

52
los asravas que surgen debido al cuerpo, las aflicciones y los
problemas, eternos y perniciosos, que implican otras existencias
en el futuro, nacimiento, vejez y muerte, se detendrán.
Si lo piensan, monjes, ¿el sentimiento, la percepción, los
samskaras y la conciencia son permanentes o impermanentes?
-Seguramente son impermanentes, Señor.
-Bien dicho, monjes. Ahora, cuando han reconocido la
impermanencia de la conciencia, su debilidad y su fragilidad, los
asravas se detienen, se suprimen, se eliminan y se ponen fin.
Cuando estos ya no están, los asravas no vuelven a surgir, las
molestias y los problemas, febriles y perniciosos, que involucran
otras existencias en el futuro, el nacimiento, la vejez y la muerte
se detienen, ya que la conciencia es la fuente de los asravas, las
aflicciones y problemas, febriles y perniciosos, que involucran
otras existencias en el futuro, nacimiento, vejez y muerte, la
conciencia es su nacimiento y origen. Por lo tanto, monjes,
deben enseñarse así en este punto: lo que sea cuerpo, interno o
externo, grosero o fino, base o elección, lejano o cercano,
pasado, futuro o presente, todo este cuerpo no es mío, no es
Yo, no es mi yo, por lo tanto, debes mirarlo como realmente es
a la luz del conocimiento perfecto.
Así habló el Exaltado y cuando se pronunció este discurso, los
tres monjes lograron el dominio de los poderes. Los monjes
estaban eufóricos y aplaudieron las palabras del Exaltado.

53
IV. La estancia en Benarés, propagación de la
enseñanza y la vida monacal

En Benarés, había un grupo de 30 personas conocido como los


compañeros del socorro, quienes conocieron a dos cortesanas,
una llamada Kasika y otra Upardhakasika, ambas eran muy
hermosas, sin embargo, la segunda era tuerta. Estos les dijeron a
ellas que dejaran todo y los siguieran para ayudarlas, Kasika se
negó por malas influencias, pero estos no se rindieron y la
siguieron buscando incluso en los bosques ya que ésta había
desaparecido. Una de esas búsquedas los condujo al parque de
los ciervos en Risivadana donde se encontraron con el Buda, el
Exaltado.
Al verlos el Exaltado les preguntó:
-¿Qué juego?, ¿qué placer puede haber mientras el mundo se
quema? Sumergido en la oscuridad como estas tú, ¿no buscarías
una luz? ¿Qué aplauso, qué alegría puede haber mientras el
mundo se quema? Sumergido en la oscuridad como estas tú, ¿no
harías una luz para brillar?
Luego, todos ellos fueron convertidos por el Exaltado al estado
de tener control, y fueron iniciados con la fórmula de "Ven,
monjes" y ordenados como monjes. Tal fue la iniciación, la
ordenación y la admisión a la vida monacal de los venerables
treinta compañeros.
En la tierra de los Kosalas había un pueblo llamado
Dronavastuka, donde vivía un cierto Brahmán, que era rico,
próspero y opulento. Este rico Brahmán tenía una esposa
llamada Maitrayani, que era amable, encantadora y hermosa. Ella
tenía un hijo pequeño llamado Purna, amable, de belleza fresca,
virtuoso y digno. Purna había oído que el rey Suddhodana tenía
un hijo llamado Siddhartha, que estaba dotado con las treinta y
dos marcas de un Gran Hombre. Ahora, un Gran Hombre que
estaba así dotado tenía dos carreras alternativas abiertas para él;
No había una tercera. Si continuaba viviendo en casa, se

54
convertiría en un rey universal en los cuatro continentes,
triunfante, justo, un rey de justicia, que poseía los siete tesoros.
Si, por otro lado, salía de casa al estado sin hogar, se convertiría
en un Tathagata, un Arhan, un Buda perfecto, dotado de
conocimiento y buena conducta, un Sugata, un conocedor del
mundo sin igual, un conductor de hombres domables, hombres
famosos y reconocidos, no guiados por otros, triunfantes,
invencibles, que tienen interiorizado el conocimiento del bien, el
autocontrol y el autodominio. Cuando el Exaltado se fue de su
casa, Purna también el mismo día salió de su casa y se fue a un
retiro en el Himalaya. Allí abrazó la vida religiosa de un vidente,
logró las cuatro meditaciones, logró los cinco súper
conocimientos y se convirtió en un vidente de gran magia y
poder. Luego tuvo veintinueve jóvenes videntes, ya que los
alumnos, todos los cuales eran maestros de los seis Vedas,
habían logrado las cuatro meditaciones, los cinco súper
conocimientos y poseían gran magia y poder.
Purna dijo a sus alumnos:
-Un Buda ha aparecido en el mundo. Se está quedando en
Benarés, en el parque de los ciervos en Risivadana, enseñando a
los hombres el Dharma que es justo, bien provechoso, articulado
y absolutamente perfecto, él les revela la vida Brahma
perfectamente pura y limpia. “Todos los Skandhas están sin
refugio: están en llamas, llenos de terrores y no son dignos de
confianza, sin sustancia", proclama Gotama.
Entonces jóvenes, vayamos a Benarés, al parque de los ciervos
en Risivadana, para ver a Gotama, el Exaltado. Porque es bueno
ver a tales Tathagatas, Arhans y Budas perfectos, y adorarlos.
"Que así sea", dijeron los jóvenes en respuesta a Purna. Viajaron
hacia Benarés y llegaron donde Buda, mientras revelaba la vida
de Brahma. Vieron que estaba dotado con las treinta y dos
marcas de un Gran Hombre y con las ochenta características
menores; que su cuerpo era radiante; que estaba dotado con los
dieciocho atributos especiales de un Buda; que era fuerte con los

55
diez poderes de un Tathagata y confiado en el terreno de las
cuatro garantías; que sus facultades y su mente estaban bajo
control, ya que había alcanzado la perfección de la máxima
moderación y el autocontrol, la perfección de la consumada
moderación y el autocontrol; que sus facultades se volvieron
hacia el interior y que su mente no se dirigió hacia el exterior,
sino que se mantuvo estable al alcanzar su verdadero estado.
Cuando Purna lo vio, su mente se volvió sumamente calmada.
Con el corazón sereno, se acercó al Exaltado, se inclinó a sus
pies y le dijo: "Señor, iníciame. Señor, ordéname". Entonces el
Exaltado pronunció la fórmula de "Vengan, monjes" sobre
Purna, y los otros veintinueve. "Vengan monjes", dijo él, "vivan
la vida Brahma bajo el Tathagata". Y cuando la fórmula de "Ven,
monjes" había sido pronunciada sobre ellos, cada marca, cada
insignia, cada emblema y cada signo desaparecieron de todos
ellos. Se colocaron las tres túnicas y los cuencos de Sumbhaka,
sus cabellos quedaron en estado natural y con un
comportamiento establecido.
En tanto, en la tierra de los Avantis había una ciudad llamada
Markata, donde vivía un Brahmán rico, que era el sacerdote de
la casa y tutor del rey Ujjhebhaka Toneharaka. Pertenecía al clan
Katyayana, y tenía dos hijos, uno llamado Nalaka y el otro Uttara.
Uttara era el mayor y Nalaka, el más joven, era inteligente y
poseía un agudo ingenio. Su tío se llamaba Asita, un vidente que
vivía en una ermita en Vindhyas, en la misma tierra de los
Avantis, y contaba con una compañía de quinientos alumnos a
los que les enseñaba los mantras y los Vedas. Uttara fue allí y
estudió los Vedas. Cuando los había aprendido, se acercó a su
padre, y se sometió a un examen ante él, y otros Brahmánes
conocedores de los Vedas. Mientras lo examinaban, Nalaka
escuchó todos los Vedas recitados por su hermano, entonces él
también fue examinado ante su padre y los Brahmánes pasando
la evaluación. Todos quedaron asombrados ante la inteligencia
de Nalaka.

56
Luego por sus padres supo que había aparecido un Buda en el
mundo entonces le dijeron, "ve y toma la vida religiosa". Así fue
a Vindhyas y abrazó la vida religiosa en la ermita de su tío Asita,
el vidente. Al dedicarse todo el tiempo al empeño, el esfuerzo, al
ahínco y la vigilancia, logró las cuatro meditaciones y los cinco
súper conocimientos.
Al pasar el tiempo y una vez que se vio listo, su tío Asita, el
vidente, le dijo a su alumno: "ha aparecido un Buda en el mundo.
Ve al este y toma la vida religiosa con él".
Fue así que Nalaka abandonó el retiro de su tío vidente y
emprendió viaje a Benarés.
En Benarés mientras buscaba al Buda conoció a seis maestros
autodenominados: Kasyapa Purana, Maskarin Gosalikaputra,
Ajita Kesakambalin, Kakuda Katyayana, Sañjayin
Verattikaputra y Nirgrantha Jñatiputra. Nalaka acudió a ellos,
pero su enseñanza no lo satisfizo.
En la continua búsqueda por Benarés, en el bosque de los
ciervos, Nalaka oyó a Gotama hablar sobre el verdadero
Dharma, al oír esto Nalaka Katyayana supo que él era el Buda,
se acercó e inclinó su cabeza ante sus pies y le dijo:
“Mi padre es el sacerdote de la casa del rey Tonhedra. Él está
bien versado en augurio y es experto en astrología. En su
compasión y movido por el deseo de mi bienestar me dijo, "un
Buda ha aparecido en el mundo. Ve al Este y toma la vida
religiosa".
Entonces señor, aquí he venido. Bueno sería para mí, si me
ordenaras.
El Tathagata respondió con palabras llenas de seguridad, y le
dijo al Brahmán del clan de Katyayana: "ven, monje".
Tal fue su iniciación y ordenación.
El venerable Katyayana replicó: entendí completamente todo lo
que Asita me dijo, que era la verdad. Ahora te pregunto, ¡oh
Gotama!, ¿cuál es el arte logrado en todas las cosas?, ¿para
alguien que ha tomado la vida de las personas sin hogar y busca

57
la vida de un monje, oh sabio, ¿cuál es el estado de ser un sabio,
el destino más alto del hombre?
El Exaltado Buda respondió:
-El estado de un sabio sobre el que preguntas, oh Nalaka, es
difícil y difícil de alcanzar. Pero ven, te diré lo que es. Sea firme
y fuerte.
Mantenga su ecuanimidad, ya sea que se le denuncie o se le hable
bien en el pueblo. Aleja la mala voluntad de tu mente. Sé
tranquilo y humilde. Las mujeres, altas y bajas, como las llamas
de fuego en un bosque, vienen a seducir al sabio, pero no les
permita hacerlo. Abstenerse de la indulgencia sexual, abandonar
los placeres altos y bajos. Sea franco y libre con lo tímido y lo
robusto.
Con respecto a otros como tú, y tú mismo como otros, no hagas
daño o mates a nadie. Renuncia incluso a tu pequeño deseo.
Estar totalmente sin deseo y por lo tanto liberado. Abandona el
deseo y la codicia a los que la manada común es adicta. El
hombre sabio seguirá el camino correcto y pasará más allá del
peligro del infierno. Al amanecer, bajará a la aldea para pedir
limosna, pues no se complacerá en mendigar en voz alta ni se
alegrará con lo que ofrece el pueblo.
Cuando haya descendido a una aldea, el sabio no correrá
apresuradamente de casa en casa. Cautela de palabras cuando
pide comida; no hace un discurso cuando la ha obtenido.
Deambula solo con el cuenco en la mano, no como tonto,
aunque lo parezca. No despreciará un regalo, sea lo que sea, ni
menospreciará al dador. Cuando el sabio haya terminado su
ronda de limosnas, debe mantenerse al borde del bosque. A
pesar de que su estómago esté vacío, debe comer con
moderación, tener poco deseo y no ser codicioso. Cuando el
sabio se ha acercado al pie del árbol y se ha sentado en su
asiento, entonces meditará sobre lo que debe ser, y no debe
disfrutar demasiado.

58
Para aquel en quien no hay flujo de deseo, para el monje que ha
cortado la corriente y que se ha absuelto de todos los deberes y
tareas, no hay tormento de deseo.
Así ha sido descrita la vida de reposo por el Buda que todo lo
conoce. En la soledad encontrarás la alegría. Así alcanzarás el
estado de un sabio. Conviértete en afilado (perspicaz) como el
filo de una navaja. Presiona tu lengua contra tu paladar y, por lo
tanto, evita el apetito. Sin mancha, sin trabas, apoyado en el pie
del árbol, deja que se entrene solo en los deberes de un solitario.
Cuando haya oído hablar de la meditación honesta y digna de
aquellos que meditan y han abandonado el deseo sensual, deje
que el discípulo se capacite con modestia y fe.
El más allá no es un futuro repetido dos veces, ni tampoco es
un futuro repetido una vez. Varios son los cursos de conducta
revelados por el estado de un renunciante.
Esto es lo que un hombre aprende al observar las corrientes en
abismos y barrancos; su inundación hace un gran estruendo.
Pero el gran océano avanza en silencio. Lo que está vacío hace
un ruido: lo que está lleno está en silencio. El necio es como una
olla no del todo llena; el sabio es como una piscina llena. Cuando
el sabio habla mucho, todo está en y sobre la meta, porque
conoce el nirvana habla mucho para su realización. El que es
sabio y moderado al hablar, aunque sabe, no habla mucho, es
un sabio que merece el estado de sabio, es un sabio que lo ha
alcanzado.
Había un errante llamado Sabhaka, este errante nació de la
unión de una errante muy sabia y elocuente, y un cierto Brahmán
que dominaba los Vedas y era maestro de todas las ramas del
aprendizaje, adepto a la exposición y elocuente. Al conocerse por
una confrontación de ideas en Mathura, se enamoraron a
primera vista, luego de eso se fueron del pueblo y viajaron por
las provincias del sur del país. Después de nueve o diez meses
llegaron a Svetavalaka, donde se alojaron por la noche. En la
posada, la mujer mendicante, dio a luz un niño, que era

59
encantador, guapo, que poseía la flor de la belleza perfecta.
Como el niño había nacido en una posada, le dieron el nombre
de Sabhika.
Este fue criado por sus padres y cuando a su debido tiempo
había alcanzado años de discreción, se le enseñó escritura,
numeración, mnemotecnia y matemáticas. Le enseñaron toda la
historia de los mendicantes errantes y se convirtió en un
predicador elocuente. Luego comenzó la búsqueda de un
hombre sabio, navegó sobre el océano, deambuló por las
dieciséis grandes provincias y llego a Benarés, donde se enteró
de la presencia de Buda, por lo cual fue al parque de los ciervos
en Risivadana, donde estaba el Exaltado.
Sabhika, el caminante, intercambió saludos amistosos y corteses
con el Exaltado y se sentó a un lado. Luego le dijo:
-En la duda y en la perplejidad he venido hasta aquí para hacer
una pregunta. La pregunta que hace Sabhika a usted, señor,
respóndala debidamente, apropiadamente, correctamente y con la
verdad.
El Exaltado respondió:
-Desde lejos has venido hasta aquí, Sabhika, con ganas de hacer
una pregunta. Responderé a tu pregunta y la responderé de
manera adecuada, apropiada, correcta y sincera.
Cuando se habló de esto, Sabhika le preguntó al Exaltado:
-¿Qué ha logrado un hombre que debería ser llamado monje?,
¿cómo es que llega a ser llamado gentil y domado?, ¿cómo se
llega al estilo de un Buda? Esto es lo que pido, Señor, responda
debidamente, apropiadamente, correctamente y con la verdad.
Cuando se hubo dicho esto, el Exaltado dijo:
-El que por el camino que él mismo ha hecho ha obtenido una
liberación completa y ha superado con creces a todo el mundo,
que ha aprendido qué es el cese del devenir y qué es lo que le
espera, quién ha terminado su vida en el mundo y no es más
propenso a renacer, él es un monje. Siempre paciente y atento,
no hace daño a nadie en el mundo. Él es un solitario inmaculado

60
que ha cruzado la corriente. Él, no hinchado de orgullo, contrae
ningún asrava. El que en este mundo ha desarrollado sus
facultades, tanto las que están dentro como las que están fuera,
quien ha sondeado este mundo y el mundo más allá, espera el
final, bien entrenado, él es el hombre domesticado. El que ha
dispersado todas las falsas fantasías, los males del renacimiento,
el fallecimiento y la venida del ser, el que está libre de manchas,
contaminación y pecado, que ha alcanzado el final y al final de
la vida, se le llama monje.
Luego, Sabhika, encantado con las palabras del Exaltado, le hizo
una pregunta adicional:
-¿Qué ha logrado un hombre que se le llama Brahmán?, ¿cómo
un hombre llega a ser llamado un renunciante y cómo "uno que
se ha bañado"?, ¿cómo un hombre llega a ser llamado un Naga
puro? Esto, Señor, te lo pido, responde debidamente,
apropiadamente, correctamente y con la verdad.
Cuando se hubo dicho esto, el Exaltado dijo a Sabhika, el
errante:
-El que se ha mantenido alejado de todos los pecados, que es
insensible, bien compuesto y firme; el que pasó más allá de toda
la ronda de la vida recurrente, que ha vivido su vida y ya no
puede renacer, es un Brahmán; el que está tranquilo, ha
abandonado todo mérito y está madurando; el que no tiene
pasión, conoce este mundo y el mundo que está más allá, que
ha vencido el nacimiento y la muerte, a uno de ellos se le llama
verdaderamente un renunciante; el que ha lavado todos sus
pecados, dentro, fuera, en todo el mundo, quien no viene
nuevamente al mundo del tiempo entre los Devas y los hombres
que están sujetos al tiempo, es "uno que se ha bañado";
el que no comete "errores" en el mundo, que se deshace de los
lazos que lo atan a todos los apegos, que siempre es
independiente y libre, tal persona realmente se llama Naga.
Entonces Sabhika preguntó al Exaltado:

61
-¿Qué ha logrado un hombre que debería ser llamado experto
en conocimiento?, ¿cómo dicen los hombres que uno ha
aprendido y cómo dicen que uno tiene energía?, ¿cómo llega un
hombre a que se llame un hombre excelente? Esta pregunta te
la hago, señor, y respondes de manera adecuada, apropiada,
correcta y veraz. Cuando se hubo dicho esto, el Exaltado dijo a
Sabhika:
-El que ha probado todas las experiencias del renunciante (y
Brahmánes), él, liberado de la pasión en todos los sentimientos,
habiendo superado todos los sentimientos, es el experto en
conocimiento; el que ha visto a través de la individualidad
ilusoria por dentro y por fuera, reconociendo que es instinto con
pasión; el que ha sido liberado del vínculo en la raíz de la pasión,
tal persona realmente se llama un hombre sabio; el que ha
desechado sus ataduras, está lleno de esfuerzos; el que se ha
dado cuenta de detener a los enfermos, de deshacerse de la
contaminación y siempre protege a los demás, se le llama
verdaderamente un hombre enérgico. Aquéllos cuyos lazos han
sido rotos, dentro, fuera, en todo el mundo, y liberados de los
lazos de la pasión, lo que los hombres sabios llaman un hombre
excelente.
Una vez más, Sabhika le hizo una pregunta al Exaltado:
-Luego está el hombre, quien es un conocedor del campo.
¿Cómo es un hombre llamado sabio? Esta pregunta que te hago,
señor, responde de manera adecuada, apropiada, correcta y
veraz.
Cuando se hubo dicho esto, el Exaltado dijo a Sabhika:
-El que tiene control sobre todos los campos, de los Devas, de
los hombres y de Brahma, y se libera de todos los vínculos que
se encuentran en la raíz de los campos, a ese verdaderamente se
le llama un conocedor del campo; el que ha probado todos los
tesoros de los Devas, de los hombres y de Brahma y se ha
liberado de la esclavitud de cualquier tesoro, a ese se le llama
verdaderamente un experto; el que ha probado ambos tipos de

62
sentidos, los que están dentro y los que están fuera, quien ha
vencido la raíz de la luz y la raíz de la oscuridad, tal persona
realmente se llama un hombre hábil; el que conoce el Dharma
de los buenos y los que han tenido; quien está emancipado de
corazón, dentro y fuera; quien es honrado por los Devas y los
hombres, ha escapado a la contaminación de los lazos, es un
sabio. Entonces Sabhika dijo al Exaltado:
-¿Qué ha logrado un hombre al que debería llamar sabio?, ¿a
quién se llama ario?, ¿cómo un hombre puede llegar a ser
llamado un hombre de buena conducta?; ¿qué es un vagabundo
renunciante o mendicante? Estas preguntas, yo le pregunto,
Señor. Responde debidamente, apropiadamente, correctamente
y con la verdad. Cuando se hubo dicho esto, el Exaltado dijo a
Sabhika:
-El que oye y entiende todas las cosas, los culpables y los
irreprensibles, en los mundos de los Devas y de los hombres;
que es desinteresado, que no se toma nada, puro y libre de
maldad, a alguien así lo llaman un hombre sabio; el que ha
cortado todos los apegos y todos los asravas; quien se ha
escapado de sus ataduras, quién no va más a mentir en un útero
y quién no se deleita en las cosas pecaminosas; a esa persona se
la llama María; el que ha logrado todo lo que se puede lograr en
la conducta, quien con un conocimiento perfecto supera todas
las cosas y está dotado de conocimiento y conducta, se le llama
verdaderamente alguien cuya conducta es buena;
El que, entrando en la comprensión, evita todo lo que da frutos
malos, arriba, abajo, en los mundos de los Devas y de los
hombres; quien termina con el engaño y el orgullo, con la ira, la
codicia y la individualidad, los hombres lo llaman un vagabundo
que ha logrado lo que se debe alcanzar.
Entonces, Sabhika el caminante, gratificado y agradecido por las
palabras elocuentes del Exaltado, lo exaltó en estos versos
apropiados:

63
“En tu gran sabiduría tú, ¡oh héroe!, has borrado del camino los
setenta y tres principios basados en los argumentos de los
renunciantes, basados en tomar el sonido para el sentido, esos
credos obsoletos. Tú eres el superador de la enfermedad; tú has
pasado por todos los estados. Tú eres el Buda perfecto, librado
de todos los asravas. Tú eres glorioso, resuelto, repleto de
sabiduría. Poner fin al mal eres libre de toda pasión. Oh, sabio,
has recorrido con éxito y sin tregua el camino del sabio. Oh
inigualable, pariente del sol, eres un amable dador de la libertad.
Cuando tú, oh Naga de Nagas, ¡oh gran héroe!, hablas todos los
Devas se regocijan y tanto Narada como Parvata también. El
Hombre de perspicacia me explicó las cosas cuando vio que
tenía dudas. Todos estos problemas se disipan y terminan.
Verdaderamente, oh sabio, tú eres el Buda perfecto. Ya no hay
obstáculos. Por el mérito y el pecado no estás manchado. Estás
enfriado y domado, glorioso y veraz. Oh héroe, saca tus pies,
para que Sabhika pueda inclinarse ante ellos.
El Exaltado convirtió a Sabhika para dominar los poderes, fue
ordenado e iniciado con las palabras "ven, monje". Tal fue la
ordenación, iniciación y admisión a la vida monacal del
venerable Sabhika.
Mientras seguía Buda en Benarés conoció a un joven, el cual era
hijo de un presidente de gremio de Benarés muy rico, pero con
su esposa tuvieron muchas dificultades para tener un hijo, por lo
cual este joven era un hijo muy deseado, era encantador,
hermoso, de apariencia noble, que poseía la flor perfecta de la
belleza. Cuando nació, el presidente del gremio celebró
festividades enormes por la llegada de este hijo, cuando paso una
semana, varios Brahmanes expertos en astrología fueron
convocados y se les pidió que dieran un nombre al niño, lo
llamaron Yasoda.
Por la tradición se sabe que este joven en sus vidas pasadas había
servido a un Buda, por lo tanto, este sería su último

64
renacimiento, y lo haría para servir al Buda Gotama, en su
misión de propagar la enseñanza y combatir el mal.
Cuatro enfermeras fueron puestas a cargo de Yasoda, para el
cuidado del niño; así que el joven Yasoda creció como un loto
azul o rojo o blanco. Cuando el muchacho había alcanzado años
de discreción, se le enseñó escritura, matemáticas, nemotécnicas
y negocios. Su padre hizo construir tres palacios para él, uno
para el invierno, el segundo para el verano y el tercero para la
temporada de lluvias, y le estableció un harén de sesenta mil
mujeres. Así transcurrían los días del joven Yasoda rodeado de
opulencia y lujo. Un día regresó un pariente a Benarés que había
estado en el este del país por negocios; al saber esto el presidente
del gremio le envió un mensaje diciendo: "venga y vea la
destreza de mi hijo". Así que el pariente llegó a la casa del
presidente del gremio, éste lo hizo sentarse en el mismo sofá
que él. Luego llamó al joven Yasoda, quien después de haber
saludado a su padre y su pariente, fue obligado a sentarse en el
mismo sofá. Comenzaron a conversar, y en eso sucedió que el
rey envió un mensaje al presidente del gremio, diciéndole que
había algunos asuntos estatales urgentes por hacer y que debía
venir de inmediato, quedándose solos el pariente y Yasoda.
Conversando, su pariente se dio cuenta de las grandes
cualidades que tenía el joven, por lo cual pensó, “seguramente
este niño no debe estar como habitante de la casa, aunque tiene
a su disposición tantos medios de disfrute. No hay duda de que
debe ser aceptado como alguien que ha prestado servicio a un
Buda, Pratyekabuddhas y distinguidos discípulos, a quienes se le
han dado todas las buenas cualidades, tiene el recuerdo de vidas
pasadas, ha logrado una asociación previa con un Buda, que es
único y que ha plantado las raíces del mérito. Si el muchacho
viera al Buda Exaltado, el Deva sobre todos los Devas, le haría
muy bien". Entonces su pariente le dijo:
-Muchacho, toda juventud termina en la vejez, toda buena salud
en la enfermedad, toda la vida en la muerte y toda prosperidad

65
en la adversidad. De todas las cosas queridas y agradables, tarde
o temprano, viene la despedida, la separación y la privación.
Dejarás a este padre tuyo o dejarás esta vida. ¿No has visto, mi
muchacho, al Exaltado?
El muchacho preguntó:
¿A quién te refieres con el Exaltado?
-Me refiero al Deva que esta sobre todos los Devas, el Exaltado,
Tathagata, Arhan, Buda perfecto, dotado de conocimiento y
conducta, Sugata, el incomparable conocedor del mundo,
conductor de hombres domables, maestro de Devas y hombres,
que tiene las treinta y dos marcas de un gran hombre y sus
ochenta características menores, cuyo cuerpo es radiante, que
está dotado con los dieciocho atributos especiales de un Buda,
que es fuerte con los diez poderes de un Tathagata, que confía
en los cuatro motivos de confianza, que es amable y
reconfortante, que tiene sus facultades y mente bajo control, que
ha alcanzado la máxima perfección de autocontrol y calma, que
es como un Naga, que ha cumplido su tarea, cuyas facultades
están dirigidas hacia adentro no hacia afuera, que es resuelta y
ha alcanzado conformidad con el Dharma, que es un Naga con
sus facultades bien guardadas y sometidas, que es transparente
como un estanque, no turbio, sino sereno, erecto como un
puesto de sacrificio adornado con joyas o de oro, que brilla en
la gloria como una llama de fuego, que es encantador, no
repelente para la vista. Se queda aquí en Benarés, en la orilla más
lejana del río Varana, se liberó, con una compañía de hombres
liberados. Él mismo tranquilo y con una compañía de hombres
tranquilos. Él mismo se controla a sí mismo y con una compañía
de hombres que están autocontrolados. Él mismo un Brahmán,
con una compañía de hombres Brahmanes. Él mismo aprendió,
con una compañía de hombres que aprendieron. Él mismo
bañado, con una compañía de hombres que se han bañado. Él
mismo es experto en conocimiento, con una compañía de los
hombres que son expertos en conocimiento. Él mismo ha ido

66
más allá del mal, con una compañía de hombres que han pasado
más allá del mal. Él mismo se ha mantenido firme, con una
compañía de hombres se ha mantenido firme. Él ha dejado atrás
todos los estados equivocados, ha ganado todos los estados
buenos. Él es triunfante e invencible. Él tiene una visión de la
sabiduría, lo que es bueno. Tiene dominio, ejercita el dominio.
Él sigue adelante, enseñando lo que es bueno para los Devas y
los hombres.
Así su pariente, pronunció las alabanzas del Buda ante el joven
Yasoda.
El joven Yasoda, debido a su asociación con un Buda en una
vida anterior, estaba en su última existencia. Y allí surgió el
deseo de ver al Exaltado, también en él surgió un sentimiento
de disgusto con sus placeres sensuales, se dedicó por entero a la
idea de dejar el hogar. A esto se volvió su corazón y allí se
mantuvo firme.
A la medianoche se despertó, vio a las mujeres del harén
dormidas, en estado detestable, surgió en él un presentimiento
asociado a un cementerio y se sintió ansioso por salir de casa.
"Saldré de casa” –dijo-"al estado sin hogar en compañía del
Exaltado".
Así abandonó la ciudad de Benarés y se dirigió a donde estaba
el Exaltado. El Exaltado emitió un resplandor y el noble Yasoda
lo vio en la orilla más lejana del río Varana, encantador y
atractivo para observar. Luego se quitó sus sandalias enjoyadas
y se dirigió al Exaltado en un verso: "Estoy oprimido,
renunciante; estoy oprimido, señor".
El Exaltado dijo: "Ven, joven, no tengas miedo de esta opresión.
Cuando hayas escuchado predicar este Dharma mío, te liberarás
de la pasión". Entonces Yasoda, el hijo del presidente del gremio,
se acercó al Exaltado, inclinó la cabeza a sus pies y se sentó a un
lado. Entonces el Exaltado le entregó un discurso edificante, es
decir, un discurso sobre la caridad, la moral, el cielo, el mérito y
la maduración del mérito. Yasoda, confió plenamente y puso su

67
fe en el Exaltado. El Exaltado luego reveló a Yasoda, las Cuatro
Nobles Verdades. Enseñándole la noble verdad del sufrimiento,
la noble verdad del surgimiento del sufrimiento, la noble verdad
del cese del sufrimiento, la noble verdad del curso que conduce
al cese del sufrimiento. Yasoda, el hijo del presidente del gremio,
mientras estaba sentado allí, logró los tres súper conocimientos,
los seis súper conocimientos y el dominio de los poderes. En
tanto en la casa de la familia de Yasoda, cuando terminó la
noche, sus padres, no lo encontraban, lloraron de desesperación
por su ausencia. Se enteraron que podría estar donde el
Exaltado, por lo cual, acompañados por una gran multitud de
parientes y miles de otras personas, dejaron Benarés, llegaron
donde el Exaltado en busca de Yasoda. En las orillas del río
Varana, los padres de Yasoda vieron sus sandalias enjoyadas. Y
al verlos las levantaron, las besaron, llorando y lamentándose,
mientras tanto se acercaron al Exaltado, se inclinaron a sus pies
y le dijeron: "¿El Exaltado ha visto a Yasoda?" En ese momento,
Yasoda, estaba inmerso en una concentración de pensamiento tan
arraigada que lo hacían pasar desapercibido. El Exaltado dijo a
los padres de Yasoda, el hijo del presidente del gremio:
"Siéntense, laicos. La oportunidad ya está aquí. Miren a Yasoda,
viéndolo tener fe en él". Entonces los padres de Yasoda, hicieron
una reverencia a los pies del Exaltado y se sentaron a un lado, al
igual que el resto de la multitud. Entonces el Exaltado le dijo a
Yasoda que mostrara sus progresos a su familia y a los presentes.
Luego, el Exaltado Buda hizo esta declaración solemne tocando
a Yasoda, “Ni calvicie, ni pelo enmarañado, ni lodo, ni ayuno,
ni tendido en el suelo rápidamente, ni polvo y suciedad, ni luchar
cuando uno está en cuclillas en el suelo, libra del sufrimiento.
Aunque esté brillantemente arreglado, si vive la vida del
Dharma, tranquilo, domesticado, comedido, viviendo la vida de
Brahma, no usando la violencia contra todas las criaturas,
entonces es un Brahmán, un solitario, un monje”. El Exaltado
luego predicó un discurso edificante sobre el Dharma a los

68
padres de Yasoda y a la multitud de personas con ellos, es decir,
un discurso sobre la caridad, la moral, el cielo, el mérito y la
maduración del mérito. Los padres de Yasoda creyeron en el
Exaltado y la gran multitud hizo lo mismo. El Exaltado reveló
a los padres de Yasoda y a la gran multitud las Cuatro Nobles
Verdades sobre el sufrimiento, sobre el surgimiento del
sufrimiento, sobre el cese del sufrimiento y sobre el Camino que
conduce al cese del sufrimiento. Mientras los padres de Yasoda,
el hijo del presidente del gremio, estaban sentados en esos
asientos, ganaron el conocimiento puro e inoxidable del
Dharma de las cosas y llegaron a comprender los estados de
varios miles de seres. Entonces los padres de Yasoda, le dijeron
al Exaltado: "Señor, inicie a Yasoda. Oh Sugata, ordene a
Yasoda, el hijo del presidente del gremio". Y el Exaltado
pronunció la fórmula de "Ven, monje", diciendo: "Ven, monje,
vive la vida Brahma bajo el Tathagata".
Cuando se dirigió a Yasoda, con las palabras "Ven, monje", todas
las marcas de un laico, cada placa, cada emblema y cada signo
desaparecieron de él. Se dispuso con las tres túnicas y el cuenco
de bronce Sumbhaka, su cabello en su estado natural y su
comportamiento fue establecido. Así fue la iniciación de
Yasoda, el hijo del presidente del gremio. Ultima enseñanza y
separación:
Luego de pasar un tiempo junto al grupo de personas que se
fueron reuniendo en este tiempo comienza la idea de que deben
separarse para expandir la enseñanza del Exaltado Buda, para
ello el Buda les da una última enseñanza.
El Exaltado les dijo a sus discípulos:
"Verdaderamente el hombre sabio no pregunta; el ario no se
digna a dar a conocer su necesidad. Los arios se ponen de pie y
muestran sus aullidos. Así es como mendigan los arios"."Es de
esta manera, monjes, que ustedes deben hacer su limosna".

69
Entonces los monjes preguntaron al Exaltado, "Señor, cuando
hayamos recibido limosna. ¿Debemos decir 'te bendiga, te
bendiga'?
El Exaltado respondió: "No, monjes, no debes saludar cuando
hayas recibido limosna". No cometer pecado, alcanzar la virtud,
dominar el corazón de uno, esta es la enseñanza de los Budas.
Luego, los monjes, que estaban en el parque de los ciervos en
Risvadana junto al Buda aprendiendo, al terminar la temporada
de lluvias, emprendieron sus viajes en varias direcciones, unos
fueron a Magadha, otros a Kosala y otros a la tierra de los Vajjis;
para llevar el mensaje de la enseñanza del Buda, a todos los
rincones.

La conversión del Rey Sreniya Bimbisara:

El sacerdote y tutor del Brahmán del rey Sreniya Bimbisara se


encontraba en la terraza superior del palacio, leyendo la
descripción detallada de las treinta y dos marcas de un Gran
Hombre, al verlo el rey Sreniya Bimbisara allí recordó al Buda y
dijo: "Ah! que el Exaltado Buda aparezca en mi reino una vez
más y que yo lo vea una vez más. Cuando lo haya visto, que
apruebe mi forma de vida. Que con un corazón de confianza
pueda rendir homenaje al Exaltado. Que él me enseñe el
Dharma, que yo pueda escuchar y entender el Dharma".
Al día siguiente, el rey Sreniya Bimbisara le dio instrucciones a
uno de sus hombres, para que preparase sus carruajes. Luego, el
rey Sreniya Bimbisara montó un fino carruaje y con gran
majestad, esplendor reales, con el acompañamiento de los gritos
de "bravo", "hurra" y el ruido de tambores, címbalos y
trompetas, abandonó la ciudad de Rajagriha, llegó a un
determinado parque, condujo hasta donde el suelo lo permitía, y
luego siguió caminando; deambuló y vagó por el parque, luego
se sentó en un palanquín dorado con su cara hacia el Este,
rodeado por sus mujeres, y asistido por su consejo de ministros.

70
Cuando el rey Bimbisara miró hacia la ciudad de Rajagriha, sus
colinas y pozas de loto, recordó a los nobles de antaño que
estaban muertos y desaparecidos, entonces llegó al entendimiento
directo de alguien que está disgustado, con los placeres de los
sentidos. El rey se sentó con la cara hacia el este y pensó en los
días de antaño. Con los ojos llenos de lágrimas recitó estos
versos; “Aunque ahora estoy en la gloria como el monte Kailasa
blanco como la nieve, pero mi padre y mi abuelo se han ido y se
han ido, sus ansias aún insatisfechas.
¿A qué regiones se han ido ahora, quiénes pasaron su vida entre
estos hermosos claros, brillantes, felices, lotos y riscos?
¿A qué regiones se han ido ahora, quiénes pasaron sus vidas
entre estos dominios tan extendidos?
¿A qué regiones se han ido ahora quienes, cuando vivían,
disfrutaban de estas ropas, collares y aretes?, ¿a qué regiones se
han ido ahora, quién se bañó en estas deliciosas pozas de loto
que hacen eco a los cantos de varias aves y están cubiertas de
fragantes lotos blancos?
¿A qué regiones se han ido ahora, quiénes pasaron sus vidas
entre estos centros turísticos encantadores y celestiales, con su
verde césped anidado junto al agua, sombríos, frescos y
agradables?
Hoy, no veo vida en estas moradas donde vivían cientos de
personas, ni en estas montañas sobre las que yo solía vagar.
Estos lugares que yo solía rondar ahora los considero vacíos.
Entonces, ¿qué es, en verdad, la vida, pero la muerte un mero
momento fugaz y lleno de enfermedades?
La muerte, la muerte segura, sigue inevitablemente a la vida. Un
hombre que nace no puede sino morir, esta es la gran cantidad
de seres vivos. Donde quiera que un hombre vivo vaya cansado
a lo largo de su camino, allí los mensajeros de Yama vienen
noche y día con sus órdenes.” Al escuchar esto uno de los
consejeros del rey pensó, "Verdaderamente, la melancolía se ha
apoderado del rey Sreniya Bimbisara. ¿Qué medios hay para que

71
pueda deshacerme de su melancolía?" Para remediarlo comenzó
a alabar a la ciudad de su rey, Rajagriha, sin embargo, al oír esto
el rey reprochó al consejero, diciendo, "De hecho, eres un
hombre estúpido cuando crees que debes elogiar lo que he
despreciado". Y en el rey Sreniya Bimbisara, más allá, surgió un
odio por los placeres de los sentidos, un abatimiento del corazón
y una profunda reflexión.
Entonces el sacerdote de la casa Brahmán y el tutor real
pensaron, "Verdaderamente, la angustia y la tristeza se han
apoderado del rey Sreniya Bimbisara. ¿Qué medios hay para que
pueda disipar esta angustia y tristeza?" Y reflexionó, "El Buda
Exaltado es querido y amado por el rey Sreniya Bimbisara. ¿Y
ahora si tuviera que recitar el elogio del Buda en su presencia?
Entonces se dirigió al rey Sreniya Bimbisara en un verso
diciendo: “Oh, señor de este reino, oh glorioso rey de Anga y
soberano de Magadha, puedes obtener una gran ganancia, ya
que ha aparecido en tu tierra un Tathagata cuya fama se ha
extendido como la de la montaña del Himalaya. Dotado de
moral, tolerancia y austeridad, ha vivido la vida de Brahma, está
fuera de todas las cosas mundanas. Reúne cientos de miles de
nayutas de seres, les permite alcanzar la inmortalidad, la calma y
la paz incomparable”.
Ante lo cual el rey Bimbisara respondió a su sacerdote y tutor
Brahmán de manera feliz y agradecida.
Mientras esto ocurría el Exaltado estaba recorriendo Magadha
con una gran compañía de monjes hasta el número de mil
doscientos cincuenta, llegó a Rajagriha, la ciudad de los
magadhanes, la alcanzó y se quedó allí. El rey Sreniya Bimbisara
entonces escuchó de su Brahmán sacerdote y tutor que el
Exaltado, mientras recorría Magadha, había llegado a Rajagriha,
la ciudad de los magadhans, se alojaba allí en el parque Yastivana
en la colina Antagiri; cuando escuchó esto, le dio instrucciones
a un consejero y le dijo: "Ah, allí, consejero, me reuniré con el
Exaltado Buda. Hacer que Rajagriha esté alegremente adornada.

72
Preparen carruajes finos, para que todos los Brahmanes, amas
de casa, todos los artesanos y gremios de Rajagriha vayan
conmigo a encontrarse con el Exaltado Buda". "Que así sea",
dijo el consejero real en obediencia al rey Sreniya Bimbisara.
Rápidamente enganchó los carros finos, en los cruces y entradas
a los bazares en la ciudad de Rajagriha, hizo que se hicieran
proclamaciones, anunciando, "El Buda Exaltado ha llegado al
parque Yastivana en la colina Antagiri cerca de Rajagriha, donde
todos deben estar de acuerdo con el rey Sreniya Bimbisara para
encontrarse con el Exaltado".
Al escuchar esta proclamación, se reunieron a las puertas del
palacio el consejo de Príncipes y consejeros, los Brahmanes con
el sacerdote de la casa a la cabeza, los habitantes de las ciudades
con el presidente del gremio a la cabeza, la comunidad de
comerciantes con el comerciante principal en su cabeza y todos
los dieciocho gremios de Rajagriha.
Había artistas, miembros de la corte, atletas, luchadores; todos
los miembros de los gremios estaban allí, y de cuanta actividad
se lleve a cabo en la ciudad y otras personas de varias clases,
inferior, superior y media, todas reunidas a las puertas del
palacio.
Cuando el consejero real vio que la gran multitud se había
reunido y los carruajes finos se engancharon, se dirigió al rey
Sreniya Bimbisara y le dijo: "Su majestad, los carruajes finos están
enganchados y la gran multitud se ha reunido como deseabas."
Luego, el rey Sreniya Bimbisara montó su fino carruaje, fue
escoltado por doce nayutas de Brahmánes y jefes de familia de
Magadha, en gran esplendor real, con el acompañamiento de
gritos de "bravo" y "hurra" de la gente, el ruido de los tambores,
Taburetes, tambores, platillos y trompetas, salieron de la ciudad
de Rajagriha y llegaron al parque Yastivana en la colina Antagiri.
Cabalgó en su carruaje hasta donde el suelo lo permitía, luego
bajó y avanzó a pie hasta donde estaba el Exaltado.

73
Se inclinó a sus pies y se sentó a un lado. Algunos
intercambiaron expresiones de amistad y cortesía con el
Exaltado, luego se sentaron a un lado; otros gritaron sus
nombres personales clanes al Exaltado e inmediatamente se
sentaron a un lado; otros extendieron sus manos unidas al
Exaltado y prontamente se sentaron a un lado; los Brahmanes y
amas de casa de Magadha, permanecieron en silencio y se
sentaron a un lado.
Ahora sucedió que en ese momento Uruvilva-Kasyapa estaba
sentado no lejos del Exaltado. Y se les ocurrió a esos Brahmanes
y amas de casa de Magadha: "¿Vive Uruvilva-Kasyapa la vida
Brahma bajo Gotama, el renunciante, o Gotama el renunciante,
vive la vida Brahma bajo Uruvilva- Kasyapa?" Pero el Exaltado,
consciente de que había un pensamiento semejante en la mente
de los Brahmanes y de los dueños de casa, se dirigió a Uruvilva-
Kasyapa en unverso: “¿Qué viste, oh morador en Uruvilva que
renombrado como eras por tus penitencias, abandonaste el
fuego sagrado? Te pregunto, oh Kasyapa, ¿qué significa esto?
¿Cómo llegaste a abandonar el sacrificio de fuego?” Cuando
esto fue dicho, el venerable Uruvilva-Kasyapa respondió al
Exaltado en un verso, “En el sacrificio los hombres hablan de
comida, bebida y cosas dulces, de placeres sensuales y mujeres.
Pero soy consciente de lo que es escoria entre los apegos, por lo
tanto, no me deleito en el sacrificio y la ofrenda.”
Entonces el Exaltado le dijo al venerable Uruvilva-Kasyapa en
un verso, “Pero si no pones tu corazón en estas cosas, en
comida, bebida y cosas dulces, debe haber algo mejor en el
mundo de los Devas y de los hombres en el que tu corazón se
deleita.”
Y el venerable Uruvilva-Kasyapa respondió al Exaltado en un
verso, “Cuando vi al Sabio, tranquilo, libre de todo sustrato de
renacimiento, sin poseer nada, sin todos los apegos a la
existencia, inalterable y no guiado por otros, perdí todo el deleite
en el sacrificio y la ofrenda.”

74
El Exaltado dijo a la venerable Uruvilva-Kasyapa en un verso,
“En vano ofreciste el sacrificio de fuego; en vano hiciste tu
penitencia, ya que al final abandonaste como una serpiente su
piel desprendida.” Entonces el venerable Uruvilva-Kasyapa
respondió al Exaltado en un verso, “Sí, en vano ofrecí el
sacrificio de fuego; en vano hice mi penitencia, ya que al final los
abandoné como una serpiente con su piel desprendida. El
hombre es liberado por el sacrificio de fuego y las ofrendas, por
lo que en mi ignorancia creía anteriormente, ya que seguí
ciegamente después del nacimiento y la muerte, incapaz de ver
el perfecto estado inamovible. Pero ahora veo ese estado puro,
porque ha sido, me lo reveló el poderoso noble Naga. He
alcanzado ese estado completo y perfecto, he escapado de la
ronda de nacimiento y muerte. Muchos hombres se pierden,
aunque realizan diversas austeridades, no alcanzan la perfección
porque no han pasado más allá de toda duda. Hace mucho
tiempo que estaba sucio, atado a las cadenas de la creencia
equivocada. Pero el Exaltado de clara visión me ha liberado de
todas mis cadenas. El Exaltado es mi Maestro y yo soy un
discípulo del Sugata". Entonces Uruvilva-Kasyapa se levantó de
su asiento, se colocó la bata sobre un hombro y doblando su
rodilla derecha al suelo, inclinó la cabeza a los pies del Exaltado.
Después de rodearlo
tres veces desde la derecha, se colocó detrás del Exaltado y lo
abanicó con las plumas de la cola de un pavo real. Entonces se
les ocurrió a esos Brahmanes y amas de casa de Magadha que
era Uruvilva-Kasyapa quien vivía la vida Brahma bajo Gotama,
el renunciante.
El Exaltado luego pronunció un discurso sobre el Dharma a los
Brahmanes y amas de casa de Magadha. "¡Oh! Brahmanes y amas
de casa", dijo él, "el cuerpo surge y deja de ser. El sentimiento
surge y deja de ser. La percepción surge y deja de ser. Los
Samskaras surgen y dejan de ser. La consciencia surge y deja de
ser. Nobles discípulos, Brahmanes y amas de casa, con respecto

75
al cuerpo como sujeto a surgir y dejar de ser, uno considera el
sentimiento, la percepción, los Samskaras y la conciencia como
impermanentes.
Con respecto al cuerpo como impermanente, el sentimiento, la
percepción, los Samskaras y la conciencia como impermanente,
respecto del cuerpo como enfermo y el sentimiento, la
percepción, el Samskaras y la conciencia como enfermos, uno
considera que el cuerpo no es el yo, el sentimiento, la
percepción, el Samskaras y la conciencia como no siendo el yo.
Al considerar que el cuerpo no es el ser, el sentimiento, la
percepción, los Samskaras y la conciencia como que no es el ser,
uno comprende que el cuerpo aparece y desaparece. Al
comprender esto, uno comprende que los sentimientos, la
percepción, los Samskaras y la conciencia aparecen y
desaparecen. Entendiendo esto, uno entiende que el cuerpo es
impermanente. Al comprender esto, uno comprende que el
sentimiento, la percepción, los Samskaras y la conciencia son
impermanentes. Entendiendo esto, uno entiende que el cuerpo
es sufrimiento. Al comprender esto, uno comprende que los
sentimientos, la percepción, los Samskaras y la conciencia son
sufrimiento. Entendiendo esto, uno entiende que el cuerpo no es
el yo. Al comprender esto, uno comprende que el sentimiento, la
percepción, los Samskaras y la conciencia no son el yo. Cuando
uno entiende esto, no toma nada en el mundo, personalmente
gana la liberación completa. Entonces uno sabe que se puede
decir: "El renacimiento ha terminado para mí. He vivido la vida
de Brahma y he hecho lo que se debía hacer. No hay más vida
aquí para mí".
Entonces, aquellos Brahmanes y amas de casa de Magadha
pensaron: "Ahora bien, dado que el cuerpo no es el yo, y dado
que el sentimiento, la percepción, los Samskaras y la conciencia
no son el yo, quién es el que actúa, o causa el acto, lo incita o lo
incita, o ¿Lo rechaza? ¿Quién es el que se apropia o rechaza a
estos Samskaras, ya que estos Samskaras son nulos, sin un yo, o

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qué es lo que posee el yo? Pero el Exaltado, consciente de que
había un pensamiento semejante en los Brahmánes y amas de
casa, les dijo a sus monjes: "El hombre insensato, aunque se
admite que no tiene un yo, se opone a ese cuerpo, sentimiento,
percepción, los Samskaras y la conciencia son su propio yo. Pero
yo no digo que yo soy el que actúa, causa el acto, lo incita, lo
apropia o lo rechaza, el que rechaza los Samskaras aquí o se
apropia de otros en otro lugar. Porque los Samskaras surgen y
dejan de ser, y lo hacen por una causa. Los Tathagata, monjes,
enseñan que el yo es una reconstitución de los Samskaras a través
de una causa; es lo que se apropia de los Samskaras.
y de Con mi visión de Deva, que es más penetrante que la de los
hombres, percibo que los seres pasan y se hacen realidad.
Percibo seres justos y asquerosos, felices e infelices, malos y
Exaltados según el karma.
Nuevamente, monjes, no digo que yo sea el que actúe, o cause
el acto, lo incite, lo apropie o lo rechace, el que rechaza estos
Samskaras aquí y se apropia de otros en otro lugar. Los
Samskaras se levantan y dejan de ser, lo hacen por una causa.
Existe la visión errónea de convertirse y no convertirse sin una
causa. Pero monjes, el que percibe con verdadera y perfecta
percepción que es por una causa que surgen los Samskaras, no
tendría esta errónea visión de convertirse, a esta herejía del
eternismo. Él, monjes, que percibe con verdadera y perfecta
percepción que es por una causa que los Samskaras dejan de ser,
no tendría esta errónea visión de convertirse, a esta herejía de la
aniquilación. Y así los monjes, el Tathagata, evitando estos dos
extremos, enseñan un Dharma que es un medio (mitad) entre
ellos.
Los Samskaras son el resultado de la ignorancia; la conciencia es
el resultado de los Samskaras; la individualidad es el resultado de
la conciencia; las seis esferas del sentido son el resultado de la
individualidad; el tacto es el resultado de las seis esferas del
sentido; el sentimiento es el resultado del tacto; el deseo es el

77
resultado del sentimiento; la angustia es el resultado del deseo; la
venida al ser es el resultado de la angustia; el nacimiento es el
resultado de la llegada del ser, el resultado del nacimiento es la
vejez, la muerte, pena, lamentación, mal, desesperación y
tribulación. De tal manera, surge el surgimiento de toda esta gran
masa de enfermos. Pero desde el cese de la ignorancia viene el
cese de los Samskaras; del cese de los Samskaras viene el de la
conciencia; del cese de la conciencia viene el de la individualidad;
del cese de la individualidad proviene el de las seis esferas del
sentido; del cese de las seis esferas de los sentidos viene la del
tacto; del cese del tacto viene el sentimiento; de la cesación de
los sentimientos viene la de ansia; de la cesación del ansia viene
la de la angustia; desde el cese de la angustia llega el cese de la
venida del ser; de la cesación de la venida del ser viene la
cesación del nacimiento; del cese del nacimiento viene el de la
vejez y la muerte; De la cesación de la vejez y la muerte viene el
dolor, la lamentación, el mal, la desesperación y la tribulación.
De esta manera, se produce el cese de toda esta gran masa de
enfermos".
Así habló el Exaltado cuando se alojaba en Rajagriha, en el
parque Yastivana, en la colina Antagiri. Y mientras se daba esta
exposición, el rey Sreniya Bimbisara ganó la impecable y clara
visión del Dharma de las cosas, al igual que los once nayutas. Y
los doce nayutas de transportistas y cocheros llegaron al refugio
del Buda, el Dharma y la Sangha. El cautivado rey Sreniya
Bimbisara, los monjes, los Brahmánes y amas de casa de
Magadha aplaudieron las palabras del Exaltado.

La historia de Maha-Kasyapa:
Uno de los alumnos del Exaltado, el venerable Ananda, estaba
de viaje por la región de Magadha acompañado por una gran
multitud de quinientos monjes, se dirigió a Rajagriha en Magadha
y ahí se estableció en el Bosque de Bambú en Kalandakanivapa.
De esos discípulos que lo acompañaban, treinta de ellos

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renunciaron a su enseñanza, debido a su fragilidad, volvieron a
las cosas mundanas buscando los placeres sensuales. El
venerable Maha- Kasyapa se enteró de esto, ante lo cual decidió
ir hacia donde estaba el venerable Ananda y le dijo: "Me gustaría
interrogar al venerable Ananda sobre cierto asunto, si me da
permiso para formular la pregunta".
Cuando se hubo dicho esto, el venerable Ananda respondió al
venerable Maha-Kasyapa, diciendo: "Oh venerable Maha-
Kasyapa, pregunta lo que quieras y cuando haya escuchado tu
pregunta, responderé". Entonces, el venerable Maha-Kasyapa
dijo al venerable Ananda:"¿Cuáles creen que fueron las ventajas
que el Tathagata, Arhan, el Buda perfecto vieron al prohibir que
los discípulos comieran en una multitud y prescribieran que
deberían comer en grupos de tres? El venerable Ananda
respondió al venerable Maha-Kasyapa y dijo: "Vengo de lejos,
oh venerable Maha- Kasyapa. Bueno, sería si el venerable Maha-
Kasyapa dejara clara su interpretación".
El venerable Maha-Kasyapa respondió al venerable Ananda y
dijo: "El Tathagata, Arhan y el Buda perfecto vieron dos
ventajas, cuando prohibió que sus discípulos comieran en una
multitud y les prescribió que comieran en grupos de tres.
¿Cuáles dos? Conduce a la protección, salvaguarda y comodidad
de las familias, a la ruptura de camarillas de hombres malvados,
impidiéndoles que se unan por codicia y causen disputas, riñas,
peleas, discusiones y travesuras en la Sangha.
Fue debido a que vio estas dos ventajas, oh venerable Ananda,
que Tathagata, Arhan, el perfecto Buda prohibieron que sus
discípulos comieran en una multitud y les prescribieron que
comieran en grupos de tres. Y aquí está usted, Oh, venerable
Ananda, yendo a las rondas de familias, con este joven, fresco y
tierno grupo, tropas de compañeros de la vida de Brahma,
monjes recién ordenados, theras y aquellos de estatus medio,
que no tienen guardia en las puertas de sus sentidos, que no
conocen moderación en los alimentos, que nunca están

79
acostumbrados al ejercicio de la vigilancia y son irresponsables.
Me parece que eres como quien destruye la cosecha. No eres
más que un jovencito; No conoces la moderación.”
Entonces el venerable Ananda le dijo al venerable Maha-
Kasyapa: "Aunque, oh venerable Maha- Kasyapa, hay pelos
grises en mi cabeza, pero todavía piensas que deberías hablarme
como a un joven". Una segunda y tercera vez el venerable Maha-
Kasyapa le dijo al venerable Ananda: "Y aquí estás tú, oh
venerable Ananda, yendo a las familias que están en fiesta que
no tienen guardia en las puertas de sus sentidos, que no saben la
moderación en los alimentos, que no están acostumbrados a la
vigilancia y son irresponsables. Me parece que eres como quien
destruye la cosecha. No eres más que un joven; no conoces la
moderación.” Y, por segunda y tercera vez, el venerable Ananda
respondió al venerable Maha-Kasyapa: "Aunque hay vellos
grises en mi cabeza, el venerable Maha-Kasyapa piensa que
debería hablarme tres veces a un joven".
Ahora, en esa ocasión, la monja Sthulananda estaba de pie cerca
del venerable Ananda y ella le dijo al venerable Maha-Kasyapa:
"¿Por qué el venerable Maha-Kasyapa, que antes pertenecía a
otra secta, piensa que conviene tres veces hablar como a un
joven al venerable Ananda, el sabio de Videha, el servidor del
Exaltado, el asistente del Exaltado, el recipiente de las reglas
correctas sale directamente de la boca del Exaltado? Entonces el
venerable Maha-Kasyapa le dijo al venerable Ananda: "Esta
monja aquí, oh venerable Ananda, habló desde el descuido y la
presunción cuando hizo esa pregunta".
El venerable Ananda dijo al venerable Maha-Kasyapa:
"Perdóneme, oh venerable Maha-Kasyapa, porque soy un
tonto, un afeminado, sin ingenio y sin sentido común".
Una segunda y una tercera vez, el venerable Maha-Kasyapa le
dijo a la venerable Ananda: "Esta hermana aquí, venerable
Ananda, habló desde el descuido y el engreimiento cuando hizo
esa pregunta". Y una segunda y tercera vez, el venerable Ananda

80
le dijo al venerable Maha- Kasyapa: "Perdóneme, oh venerable
Maha-Kasyapa, porque soy un tonto, un afeminado, sin sentido
y carece de sentido común". Entonces el venerable Maha-
Kasyapa le dijo al venerable Ananda:
-No sé, oh venerable Ananda, que cuando abracé la vida
religiosa por primera vez, reconocí a cualquier maestro fuera de
este Exaltado, Tathagata, Arhan y Buda perfecto. Cuando, Oh
venerable Ananda, abracé por primera vez la vida religiosa,
pensé: "La vida en el hogar es estrecha, llena de impurezas. La
vida de la religión está al aire libre. No es posible vivir en la vida
de Brahma completamente brillante, sin culpa, pura,
completamente limpia mientras se vive en medio de la vida.
Ahora déjame salir de casa y ocuparme de la vida de las personas
sin hogar “. Entonces, Oh, venerable Ananda, dejé mi suntuosa
casa, renuncié a mis ochenta carros de oro, mis quinientos
siervos, mis quinientas siervas, mis quinientas cabezas de ganado,
mis quinientos campos y pueblos, mis novecientos noventa y
nueve arados, buenos y relucientes arados hechos en Kapila, y,
llevándome la única capa de algodón que llevaba, me fui a buscar
a cualquier Arhans que pudiera haber en el mundo. Ahora en ese
momento, oh venerable Ananda, no había otro Arhan en
ninguna parte del mundo sino este Exaltado y perfecto Buda. Y,
oh venerable Ananda, cuando había tomado la vida de un
vagabundo, al final de un año completo, vi al Exaltado en
Rajagriha en el santuario de Bahuputraka. Y cuando lo vi,
percibí sin ambigüedades que estaba mirando al Buda perfecto,
al Exaltado, que lo sabía todo, lo veía todo y que poseía un
conocimiento absolutamente perfecto.
"Entonces, oh venerable Ananda, me acerqué al Exaltado,
incliné la cabeza a sus pies y me quedé a un lado. Y así, mientras
estaba a un lado, dije al Exaltado:" Señor, tú eres mi Maestro;
Soy tu discípulo, oh Sugata."
Cuando había hablado así, oh venerable Ananda, el Exaltado me
dijo: "Aun así, oh Kasyapa, yo soy tu Maestro"; tú eres mi

81
discípulo. Si un hombre aceptara un discípulo, este debe estar
en completa
posesión de su mente, entonces sin embargo si él no está
perfectamente iluminado y afirmara que lo es; aunque no para
todos sea visible y clamara que es así; si su conocimiento y
percepción son limitados y afirmara tener conocimiento y visión
absolutos, su cabeza se dividirá en siete.
En cuanto a mí, oh Kasyapa, pretendo ser perfecto, mejorado,
porque soy así; Yo pretendo ser omnisciente, porque soy así; Yo
pretendo ser todo lo que veo, porque soy así; Afirmo tener
conocimiento y visión absolutos, porque los tengo.
Nuevamente, oh Kasyapa, predico el Dharma a mis discípulos
por mi conocimiento especial, no por ignorancia. Predico el
Dharma a mis discípulos el Dharma que está bien
fundamentado, no el Dharma que no tiene fundamento.
Predico a mis discípulos el Dharma que está razonado, no el
Dharma que está sin razonar. Por lo tanto, Oh Kasyapa, ya que
soy uno que predica el Dharma a sus discípulos por su
conocimiento especial, no por ignorancia; quien predica a sus
discípulos el Dharma que está bien fundamentado, no el
Dharma que no tiene fundamento; quien predica a sus
discípulos el Dharma que está razonado, no el Dharma que no
está razonado, digo que se les debe dar exhortación e
instrucción. Por lo tanto, debes entrenarte a este respecto, oh
Kasyapa.”
Dirás: "No debo acatar entonces el control de las reglas
disciplinarias, el pastoreo en el campo de la buena conducta, el
discernimiento del peligro de las faltas más diminutas. ¿No
adoptaré y practicaré los preceptos morales, de pura acción,
palabra y pensamiento, viviré una vida de completa pureza?".
Así que debes entrenarte, oh Kasyapa. Por lo tanto, debes
entrenarte a este respecto, oh Kasyapa. Tú dirás," ¿No viviré
entonces con las puertas de mis seis sentidos bien guardados,
atentos al cuidado, atentos a la bondad, permaneciendo en la

82
firmeza, discerniendo el peligro, sabios en cuanto a la salida y
con un corazón inmaculado? Cuando veo un objeto con mi ojo,
no lo convertiré en un objeto de pensamiento ni prestaré
atención a sus detalles. Dado que cuando vivo sin restricciones
en cuanto a la facultad de la vista, la codicia, el descontento y
varios otros estados pecaminosos e incorrectos se desbordan del
corazón, me comprometeré a abstenerme de ellos y me ocuparé
de ellos y mostraré moderación con respecto a la facultad de
visión." Por eso debes entrenarte, oh Kasyapa. Dirás: "Cuando
escucho sonidos con mis oídos, huelo olores con mi nariz,
pruebo sabores con mi lengua, toco cosas tangibles con mi
cuerpo y conozco objetos mentales con mi mente, permaneceré
sin hacer de ellos el objeto del pensamiento u ocupándome con
sus detalles. En la medida en que permanezco sin restricciones
en cuanto a la facultad de la mente, la codicia, el descontento y
varios otros estados pecaminosos e incorrectos se desbordan en
el corazón. Me comprometeré a abstenerme de estos y a guardar
la facultad de la mente y me mantendré restringido en cuanto a
la facultad de la mente". Por lo tanto, oh Kasyapa, debes
entrenarte tú mismo. Por lo tanto, Oh Kasyapa, debes
entrenarte a este respecto dirás: "no tengo entonces la aplicación
consoladora de la atención plena con respecto al cuerpo, de que
el cuerpo al que abandonaré no es uno que esté
permanentemente ensamblado" Por lo tanto, oh Kasyapa, debes
entrenarte tú mismo. Por lo tanto, Oh Kasyapa, debes entrenarte
a este respecto. Dirás: "Entonces no alcanzaré todos los buenos
estados que existen para domar, controlar al yo y para
liberarnos" Por eso debes entrenarte, oh Kasyapa. Por lo tanto,
debes entrenarte a este respecto, oh Kasyapa. Dirás: "No
encontraré en las cuatro asambleas un gran amor, respeto,
modestia, escrupulosidad, y una oportunidad lista para el
desarrollo" Por lo tanto, Oh Kasyapa, debes entrenarte. Por lo
tanto, debes entrenarte a este respecto, oh Kasyapa.

83
Dirás: "¿No debo entonces respetar el levantamiento y el cese
de los cinco Skandhas en los que se sustenta la existencia? Debo
discernir que esta es una forma material, este es el levantamiento
de la forma material, este es el cese de la forma material; este es
el sentimiento, este es el levantamiento del sentimiento, este es el
cese del sentimiento; esto es percepción, esto es el
levantamiento de la percepción, este es el cese de la percepción;
estos son los Samskaras, ''este es el levantamiento de los
Samskaras, este es el cese de los Samskaras; esto es la conciencia,
este es el levantamiento de la conciencia, este es el cese de la
conciencia . Por lo tanto, oh Kasyapa, debes entrenarte tú
mismo. Así que, oh venerable Ananda, cuando el Exaltado me
dio esta exhortación, durante ocho días fui un estudiante en
período de prueba y en el noveno día obtuve el conocimiento
perfecto". "Y cuando, oh venerable Ananda, me había dado esta
exhortación, el Exaltado se levantó de su asiento y se alejó”
Y yo, oh venerable Ananda, seguí de cerca los talones del
Exaltado. Y mientras lo hacía, se me ocurrió esta idea: “He aquí,
el Exaltado se desviará del camino y se apoyará contra el tronco
de algún árbol. Extenderé mi ropa interior de algodón
remendada para el Exaltado”
Y, oh venerable Ananda, el Exaltado, consciente de que tenía
ese pensamiento, me aparté del camino y me apoyé contra el
tronco de un árbol. Luego extendí mi ropa interior de algodón
parcheada para el Exaltado y él se sentó en el asiento preparado
para él. Cuando se sentó, Oh venerable Ananda, el Exaltado
habló y dijo, "Amablemente, Oh Kasyapa, es esta ropa interior
de algodón remendada; es suave, de buena textura, exquisito,
delicado, ligero, bien hecho, fino, espléndido y cómodo". Y yo,
oh venerable Ananda, le dije al Exaltado, "Ganaré la ganancia
que obtendría para mí, Señor, si el Exaltado aceptara esta prenda
de algodón".

84
Entonces el Exaltado me dijo: ¿Deseas, oh Kasyapa, volver a
vestir en presencia del Tathagata este manto bajo que está hecho
de trapos de cáñamo?
"Y yo, oh venerable Ananda, respondí al Exaltado: " La ganancia
bien ganada sería para mí. Señor, si el Exaltado me diera su ropa
interior que está hecha de trapos de cáñamo. El Exaltado, oh
venerable Ananda, me dio su ropa interior hecha de trapos de
cáñamo y la acept"Ahora sí, Oh venerable Ananda, los hombres
de habla correcta dijeran que un discípulo recibió de su Maestro,
el Exaltado, un manto de trapos de cáñamo, esos hombres de
palabra correcta estarían diciendo lo que es un acto. Y ¿por qué?
Yo, oh venerable Ananda, soy un discípulo que recibió un
manto de trapos de cáñamo del Maestro. Y cuando, Oh,
venerable Ananda, los hombres de la palabra correcta deben
decir que el Exaltado tiene un hijo genuino, nacido del Dharma,
creado por el Dharma, un heredero del Dharma, no un heredero
de la carne, estos hombres de El discurso correcto sería decir lo
que es un hecho. Y ¿por qué? Yo, oh venerable Ananda, soy un
auténtico hijo del Exaltado, nacido del Dharma, creado por el
Dharma, heredero del Dharma, no heredero de la carne".
"Quien pudiera imaginar que mis tres conocimientos, mis seis
súper conocimientos y mi dominio de los poderes podrían
ocultarse, podría imaginarse que un elefante de sesenta años
podría ser escondido por una hoja de palmera. Quien podría
imaginar que yo podría ocultar mis tres conocimientos, mis seis
supuestos conocimientos y mi maestro de los poderes, podría
imaginar que el flujo del río Ganges podría ser controlado por
un puñado de polvo. El que pudiera imaginar que mis tres
conocimientos, mis seis Los supuestos conocimientos y mi
dominio de los poderes podrían ocultarse, bien podría imaginar
que el viento podría estar aprisionado en una red. Quien pudiera
imaginar que mis tres conocimientos, mis seis supuestos
conocimientos y mi dominio de los poderes podrían ocultarse,
podría justificarse igualmente que la marca de cinco dedos

85
podría estar impresa en el aire". "Y ahora, venerable Ananda,
cualquiera de estos quinientos monjes alberga dudas o
desconfianza de mí, que haga una pregunta, y yo, respondiendo
la pregunta, rugiré un verdadero rugido de león". Entonces esos
quinientos monjes dijeron al venerable Maha-Kasyapa:
"Quienquiera que, oh venerable Maha-Kasyapa, albergue dudas
o desconfianza, que le haga una pregunta. Le honraremos y de
aquí en adelante nuestra obediencia será mayor y mejor que
antes". Luego el venerable Maha-Kasyapa instruyó, despertó,
alegró y emocionó a los monjes con un discurso sobre el
Dharma.

86
La estancia del Buda en Rajagriha:

El Buda luego de la dispersión de alguno de sus discípulos,


mientras estaba en Rajagriha, se encontró con dos nuevos
buscadores de la verdad y discípulos llamados, Sariputra o
también llamado Upatisya y Maudgalyayana también conocido
como Kolita.
La historia de Kolita y Upatisya es la siguiente, ellos estudiaban
los mantras védicos con un gurú y eran muy amigos; ellos
estaban por delante de todos los demás alumnos al dominar los
mantras védicos; eran atentos a las enseñanzas de su maestro, se
preocupaban por él, pagando sus honorarios y proporcionando
una sombrilla, zapatos, un bastón, una olla de agua, una capa de
cáñamo y cuanto necesite su maestro. Su nivel de cercanía y
amistad era tal que solían incluso ir a visitarse a sus casas
frecuentemente. Upatisya vivía a mitad de un yojana de distancia
de Rajagriha en un pueblo llamado Nalandagramaka, que era
floreciente, rico y próspero, él era hijo de un Brahmán, que era
muy rico, y de una Brahmána llamada Sari, además tenía otros 6
hermanos llamados Dharma, SuDharma, UpaDharma,
SataDharma, SahasraDharma, Tisya y Upatisya, los cuales siendo
mayores ya se habían establecido con una familia. En tanto
Kolita vivía a mitad de un yojana de Rajagriha en otro pueblo
llamado Kolitagramaka, que era floreciente, rico y próspero, era
hijo también de un próspero Brahmán, perteneciente al clan de
Maud-galyayana. Mientras estudiaban, en Rajagriha se celebraba
anualmente un festival llamado la Asamblea de los de la Cima de
la montaña, en la que había quinientas observancias religiosas, a
las que se les ubicaba en un parque determinado los que a su vez
se llenaban con miles de personas y con infinidades de
espectáculo de coros, de bailarines, actores, atletas, luchadores,
juglares, dimharas, valanjakas y bateristas. En una ocasión,
Upatisya y Kolita, en carros tirados por cuatro caballos unidos
por el cuello y asistidos por miles de sirvientes, fueron a ver la

87
Asamblea de la cima de la montaña; a destacar que los dos eran
hombres que tenían mérito y la raíz de la bondad; quienes tenían
excelente salvaguarda en el servicio que habían prestado a los
antiguos Budas perfectos y a los grandes discípulos; por esa causa
estaban viviendo en su última existencia. Mientras los dos
miraban la Asamblea de la cima de la montaña, se les reveló la
condición básica de las cosas en virtud de su larga raíz de
bondad. Porque cuando Upatisya vio a esa gran multitud de
personas, surgió en él la conciencia de la impermanencia de las
cosas. "En cien años", pensó, "toda esta multitud habrá dejado
de existir debido a su impermanencia".
Y Kolita, también, cuando vio que la multitud se reía a carcajadas
y arrojaba sus coronas de marfil, surgió la idea del esqueleto;
luego al ver el rostro abatido de Upatisya, dijo: “Arrastrando las
líneas de lira y las notas de la canción desde la piscina de baño
cristalino. Sonidos encantadores y dulces. Así que enamórate de
la vida; ¿Por qué tienes esa cara de abatido? Este es un tiempo
para la alegría, no para el dolor. Es un momento de deleite; por
lo que no se reproducen los descontentos. Escuchen el coro que
es como el coro de los Apsarase y alegrémonos con esta
multitud de hombres que se regocijan.”
Pero el joven Upatisya respondió al joven Kolita: “Estos son los
caminos de la pasión y la intimidad. En la vida y en sus asuntos,
¿qué satisfacción hay para los necios o los sabios? Antes de
mucho, todos estos pobres devotos que disfrutan de los placeres
sensuales tendrán que dejar sus cuerpos insatisfechos y morir. Y
su fin serán las cenizas. Así es, Maudgalyayana, que la conciencia
de estas cosas no me deleita, no tengo alegría en ello. Es una
profunda reflexión ejercitada en mi mente la que me da alegría.
Es hora de vivir por el Dharma. Para los hombres, Kinnaras,
Suras y Asuras, aunque vivan, si han codiciado las alegrías de los
sentidos, irán a la destrucción insatisfechos.
Los Devas lo envidian, que recurre alegremente a la escisión
física en el bosque incluso en el momento de su vida, cuando

88
podía disfrutar de un exceso sensual. Porque la vida dura que ha
tomado es la que viven los dioses. El hombre que es equiparable
en alegrías y tristezas, en prosperidad y adversidad, el hombre de
quien los adivinos hablan bien, ese hombre sería yo, el hijo de
Sari.”. Entonces el joven Upatisya continuó diciendo al joven
Kolita: "La vida religiosa me atrae y la abrazaré". Kolita le
respondió: "Lo que tú deseas, yo también lo deseo. También
llevaré la vida religiosa", y él agregó: “El camino deseado por ti
también me parece bueno. Sería mejor morir contigo que vivir
sin ti.” Así que luego de este despertar decidieron ir a tomar la
vida religiosa, para lo cual fueron al retiro de los renunciantes en
la misma Rajagriha, donde se encontraba un vagabundo llamado
Sanjayin Vairatiputra, con una compañía de cincuenta
renunciantes; con el cual abrazaron la vida religiosa. Upatisya
dominó todas las reglas de los renunciantes en una semana y
Kolita lo hizo en quince días. Sin embargo, esto no los satisfacía,
así que se dijeron: "Este no es el Dharma de salida que, para
quien lo practica, conduce al cese del mal. Así que vamos por
caminos separados y busquemos la disciplina bien predicada del
Dharma que conduce al cese del mal. Uno de nosotros el que
primero que oiga la disciplina bien predicada del Dharma se lo
predicara al otro. Luego, vamos a retomar la vida religiosa en la
disciplina del Dharma ario". Luego, habiendo recitado las reglas
de los Caminantes, entraron a Rajagriha, Upatisya por un camino
y Kolita por otro.
Ahora, en ese momento, el Exaltado, que se estaba quedando en
el parque Yastivana, que estaba en la colina de Antaragiri, se fue
a la Arboleda de Bambú a un costado de Rajagriha y se quedó
allí en el lugar de alimentación de las ardillas con una gran
compañía de medio centenar de monjes.
El venerable Upasena, monje alumno del Buda, se vistió y
tomando su cuenco y su túnica, recorrió la ciudad de Rajagriha
pidiendo limosnas. Mientras pedía limosna, Upatisya lo vio desde
lejos al venerable Upasena, que era cortés en su manera de

89
acercarse y despedirse, de mirar hacia adelante y alrededor, de
extender y retirar su mano, de llevar su capa, su tazón y su túnica,
que había cumplido su tarea, que sus facultades se volvieron
hacia adentro; que su mente no estaba dirigida hacia el exterior.
Él era inquebrantable como alguien que había logrado la
armonía con el Dharma. No miró delante de él más allá de la
longitud de un pliegue. Y Upatisya, "viéndolo", mantuvo su
mente muy calmada. "Encantador", dijo él: "es el
comportamiento de este religioso. ¿Y si ahora fuera a acercarme
a él?"
Así que Upatisya se acercó al venerable Upasena tras
intercambiar saludos cordiales y corteses con él, se quedó a un
lado. Y le preguntó al venerable Upasena:
-Señor, ¿es usted un Maestro o un discípulo? El venerable
Upasena respondió: "Venerable señor, soy un discípulo".
Entonces el venerable Upatisya le preguntó a la venerable
Upasena: ¿Cuál señor, es la doctrina de tu maestro? ¿Qué
predica él? ¿Cómo enseña el Dharma a sus discípulos? ¿Qué tipo
de exhortación e instrucción generalmente emplea entre sus
discípulos?
El venerable Upasena respondió: "Apenas he aprendido,
venerable señor. Solo puedo formular el sentido general de su
enseñanza.
Pero el Upatisya dijo al venerable Upasena:
-Me preocupa el sentido ¿qué importa la carta? Porque el que
enseña el sentido, conoce el sentido y trata de hacer el bien con
él. Nosotros también, por muchos días tenemos en casa una
carga tan inútil de palabras y textos, antes de esto muchas veces
han sido engañosos.”
El venerable Upasena le respondió:
-El Maestro impone la renuncia para ejemplificar el surgimiento
de la causa de las cosas". Luego, mientras estaba en ese lugar de
la tierra, el Errante Upatisya alcanzó la intachable, impecable y
pura visión del Dharma de las cosas.

90
Entonces Upatisya, habiendo alcanzado el Dharma, abandonó la
falsa creencia, superó la duda, se libró de la perplejidad, se
enderezó, fue suave y flexible de corazón, propenso e inclinado
al nirvana, preguntó al venerable Upasena: "¿Dónde está el
Maestro? "
El venerable Upasena respondió al Errante Upatisya y dijo:
-El Maestro está en el lugar de Alimentación de las Ardillas en
el Bosque de Bambú". Cuando hubo hablado así, el venerable
Upasena se dirigió a la ciudad de Rajagriha.
Entonces Upatisya fue donde Kolita. Y Kolita al verlo cuando
todavía estaba lejos, lo vio con un rostro como el loto y sus
sentidos serenos. Viéndolo así, dijo al Errante Upatisya, "Amigo
Sariputra (Upatisya), tu rostro es puro y claro, tus sentidos
serenos. ¿Oh, venerable Sariputra, has encontrado el inmortal y
el camino que conduce a la inmortalidad? Tu rostro es el de un
hombre religioso, claro como el loto floreciente. Serenidad y
calma son tus sentidos. ¿De dónde obtuviste lo inmortal por el
que se ha derramado sobre ti este resplandor brillante y luminoso
dos veces?. Cuando se dijo esto, Upatisya le dijo a Kolita:
-Sí, oh venerable Maudgalyayana (Kolita), he encontrado el
inmortal y el camino que conduce a lo inmortal. Una luz del
mundo se levanta, uno de los gloriosos Budas de quienes se nos
enseña que aparecen tan raramente como la flor de la higuera
glomerosa.”
Entonces Kolita le preguntó a Upatisya: "Oh, venerable
Sariputra, ¿qué enseña el Maestro y qué predica?"
El Upatisya respondió y dijo: “El Tathagata ha proclamado la
causa y también el cese de todas las cosas que proceden de una
causa. Esta es la doctrina del Gran Recluso (solitario).” En ese
momento, el renunciante Kolita, mientras se encontraba en ese
lugar de la tierra, alcanzó el impecable, perfecto y puro Dharma
interno en las cosas.
Habiendo alcanzado el Dharma, abandonó las falsas creencias,
venció la duda, se libró de la perplejidad, se volvió exultante en

91
mente y corazón, amable y flexible de corazón, sumergido en
pensamientos de nirvana, propenso e inclinado al nirvana.
Entonces Kolita le preguntó al Errante Upatisya: "¿Dónde, oh
venerable Sariputra, se queda el Maestro?" Upatisya respondió:
"Venerable amigo, el Maestro se está quedando en el Lugar de
Alimentación de las Ardillas en el Bosque de Bambú, con una
gran compañía de trece y medio centenar de monjes. Vayamos
y digamos a nuestro maestro Sanjayin que vamos a vivir la vida
religiosa bajo el Exaltado en el Bosque de Bambú." Entonces el
renunciante Kolita le dijo al renunciante Upatisya: "¿Vas,
venerable Sariputra, a la Arboleda de Bambú? ¿Qué tenemos
que ver con Sanjayin y su creencia corrupta? Pero Sariputra
dijo:" No es así, oh venerable Maudgalyayana, Sanjayin nos ha
prestado un gran servicio, ya que a través de él hemos
renunciado a la vida de las familias."
Así que fueron al Retiro de los Errantes y le dijeron a Sanjayin:
"Vamos a vivir la vida religiosa bajo el Exaltado Gran Recluso".
El errante Sanjayin respondió a Upatisya y Kolita diciendo: "No,
amigos míos, vayan y vivan la vida religiosa con Gotama. Aquí
tengo quinientos monjes, que comparten conmigo la
superintendencia de ellos". Cuando dijo esto los quinientos
errantes le respondieron: "No, porque vamos a vivir la vida
religiosa bajo el Exaltado Gran Recluso. La disciplina del
Dharma ha sido bien predicada por el Exaltado, revelada y
despojada de sus franjas. Hemos tenido bastante de incredulidad
en el Benefactor".
Cuando informaron a Sanjayin, abandonaron el Retiro de los
Errantes y se dirigieron a la Arboleda de Bambú. Los quinientos
errantes acompañaron a Upatisya y Kolita. Sanjayin le dijo a
Sariputra: "Upatisya me abandona y no se lleva consigo ni uno
solo de estos, ni dos, ni tres ni cuatro, sino el total de
quinientos".
En la arboleda de bambú, el Exaltado dio instrucciones a sus
monjes, diciendo: "Preparen los asientos. Aquí estarán los

92
errantes Sariputra y Maudgalyayana que vienen, con una
compañía de quinientos errantes, para vivir la vida religiosa bajo
el Tathagata. Ellos serán mi principal par de discípulos, una
buena pareja, el uno por su sabiduría y el otro por su poder
mágico".
Upatisya, cuando todavía estaba lejos, vio al Exaltado en la
Arboleda de Bambú moviéndose, honrado y asistido por una
gran multitud, enseñando el Dharma que es encantador al
principio, en el medio y al final. Bueno en sentido y expresión,
absolutamente perfecto, puro, limpio, santo e iluminador.
También vio que él fue dotado con las treinta y dos marcas de
excelencia y su persona estaba radiante con las ochenta
características menores. Fue dotado con los dieciocho atributos
especiales de un Buda, fuerte con los diez poderes de un
Tathagata, y asegurado por los cuatro motivos de seguridad. Sus
facultades y su mente estaban controladas, y él había alcanzado
la perfección del autocontrol supremo y la calma. Había
cumplido su tarea. Sus facultades se volvieron hacia adentro; su
mente no estaba orientada hacia el exterior, estaba bien
establecida, de conformidad con el Dharma y era recta. Miró
delante de él no más allá de la longitud de un pliegue y que era
como una piscina de agua pura, clara y serena.
Entonces los errantes Upatisya y Kolita, acompañados por los
quinientos, se acercaron al Exaltado, y habiendo inclinado sus
cabezas a sus pies se colocaron a un lado.
Y mientras se encontraba a un lado, Upatisya le dijo al Exaltado:
“Estos han habitado en el agua del océano, en la cueva de la
montaña, en el claro y la madera. Mucho tiempo han vivido
entre los falsos sectarios, sin haberte visto, Sabio. Pero ahora se
han apartado de los caminos equivocados y han cruzado en fe a
tu manera, gran líder de la caravana. Han atravesado la espesura
del renacimiento y ahora, fuertes, sabios y sin pasión, ya no se
mueven por la lujuria.”

93
Luego dijeron en conjunto al Exaltado, "Deja que el Exaltado
nos admita como renunciantes. Deja que el Sugata nos ordene".
Luego el Exaltado, con la fórmula de "Ven, monjes", ordenó a
Upatisya, y a Kolita y a los otros quinientos. "Vengan, monjes",
dijo él, "vivan la vida religiosa bajo el Tathagata". Cuando la
fórmula de "Ven, monjes" había sido pronunciada sobre ellos,
todas las marcas de un Caminante, cada placa, cada emblema y
cada signo desaparecieron de todos ellos. Se vistieron con las
tres túnicas, usaron los cuencos de Sumbhaka, su cabello quedó
en su estado natural y su comportamiento quedó establecido.
Tal fue la admisión y ordenación de los venerables Upatisya,
Kolita y los quinientos vagabundos que los acompañaban.
Entonces el venerable Upatisya le preguntó al Exaltado:
"Cuando decimos que una cosa se manifiesta, ¿qué es lo que se
manifiesta? Cuando decimos que una cosa perdura ¿qué es lo
que perdura? Cuando decimos que una cosa está rota ¿qué es
eso que se rompe? Cuando decimos que una cosa se
reconstituye ¿qué es lo que se reconstituye? El Exaltado
respondió lo siguiente: "Son los cuatro elementos, Sariputra.
Cuando decimos que las cosas se manifiestan, queremos decir
que los cuatro elementos se manifiestan. Cuando decimos que las
cosas perduran, queremos decir que los cuatro elementos
perduran. Cuando decimos que las cosas se rompen, queremos
decir que los cuatro elementos se dividen. Cuando decimos que
las cosas se reconstituyen, queremos decir que los cuatro
elementos se reconstituyen".
Luego el venerable Upatisya le preguntó al Exaltado: "Señor
¿por qué causa una cosa nace? ¿Por qué causa una cosa perdura?
¿Por qué causa se rompe? ¿Por qué causa se reconstituye?" El
Exaltado respondió: "¿Por qué causa, Sariputra, una cosa nace?
Se debe a la ignorancia, el deseo y el karma; por eso, Sariputra,
una cosa nace. ¿Por qué perdura? Por el karma de la vida y del
sustento que recibe. ¿Por qué, Sariputra, se rompe? Se rompe
por la decadencia de la vida, del karma y por la privación del

94
sustento. ¿Por qué, Sariputra, se reconstituye? Se reconstituye a
través de la no eliminación de la ignorancia y debido a la sujeción
al deseo, por lo que tiene un karma de maduración. Por eso,
Sariputra, se reconstituye una cosa. ¿Por qué causa, Sariputra,
una cosa no está reconstituida? Es por el fin de la ignorancia,
por el fin del deseo; aquí no hay karma ni maduración de ello.
Es por esta causa, Sariputra, que no hay reconstitución. Cuando
el ojo, una ayatana interior, no se ve afectada, entonces la forma,
una ayatana exterior, se vuelve clara a la vista. Como resultado
de esto, se produce un acceso a lo que es agradable, delicioso,
alegría, facilidad y satisfacción, las facultades son gratificadas.
Pero, Sariputra, los estados que causalmente producen la alegría,
la facilidad y la satisfacción y satisfacen las facultades, al ser
causalmente engendrados, desarrollados, perfeccionados y
experimentados, y surgidos causalmente, no son el yo ni la
pertenencia al yo; pero están vacíos de sí mismos y de cualquier
cosa que pertenezca a uno mismo. Así, en algún lugar u otro,
surge el Karma y la maduración del Karma, la causa y los estados
que se producen a partir de una causa. Es lo mismo con respecto
a la audición, el olfato del gusto, el cuerpo y la mente, Sariputra.
Cuando el ayatana interno está dañado, los objetos que son los
ayatanas externos se vuelven claros para la mente.
Como resultado de esto, se produce un acceso de lo que es
agradable, delicioso, alegría, facilidad y satisfacción, y las
facultades son gratificadas. Pero, Sariputra, los estados que
causalmente producen esta alegría, facilidad y satisfacción,
satisfacen las facultades, al ser causalmente engendrados,
desarrollados, perfeccionados y experimentados, surgidos
causalmente, no son el yo ni la pertenencia al yo; están vacíos
de sí mismos y de cualquier cosa que pertenezca a uno mismo.
Así, en algún lugar u otro, surge el karma, la maduración del
karma, la causa y los estados que se producen a partir de una
causa". Así habló el Exaltado. Y mientras se daba esta
exposición, los corazones de Upatisya, Kolita y de los monjes se

95
libraron completamente de los asravas. Siete días después de ser
ordenado, el venerable Kolita alcanzó el poder y el control de
la magia; se dio cuenta de las cuatro ramas del análisis lógico,
mientras que quince días después de haber sido monje y
ordenado, el venerable Upatisya logró el control de los
superconocimientos y se dio cuenta de las cuatro ramas de
análisis lógico Y el venerable Kolita no había sido monje, había
sido ordenado por mucho tiempo antes de que se diera cuenta
de los tres conocimientos: el ojo de Deva, el recuerdo de vidas
anteriores y la decadencia de los asravas.

El Buda en Vaiśālī

La gente de Vaiśālī fue golpeada por una plaga denominada


adhivas, la cual generó muchas muertes. Para lograr superar esto
le rezaron a un Deva tras otro sin resultado, así que llamaron al
asceta Kāśyapa Pūraṇa, para que liberara a la gente de esta plaga,
Kāśyapa Pūraṇa fue a Vaiśālī, pero no pudo aliviar la plaga.
Luego mandaron a llamar a Maskari Gośāliputra, a Kakuda
Kātyāyana, a Akita Keśakambala, y a Nirgrantha Jñātiputra
sucesivamente y nadie pudo liberar a la gente de la plaga.
Entonces pensaron en el Buda, el Exaltado, que apareció luego
de incalculables kalpas, un Arhan, perfectamente iluminado, que
posee la visión que viene con el conocimiento perfecto, que
tiene gran poder mágico y gran majestuosidad, que todo lo sabe
y todo lo ve. Cada vez que se queda en un prado en la periferia
de la villa, toda enfermedad y conflicto, todo el disturbio,
calamidad y problema se va. Así que fueron a llamar de
inmediato para que libere Vaiśālī de la plaga demoniaca. Así que
lo fueron a buscar, este se encontraba en Rajagriha.
Para esta importante misión, en Vaiśālī, eligieron a un Licchavi
(Tribu de la india) llamado Tomara, que era un cortesano
estudioso y tenía un gran séquito; lo enviaron con la siguiente
orden, “Ve a Rajagṛiha, donde se está quedando el Buda. Está

96
ahí por una invitación de Sreṇiya Bimbisara. Cuando llegues a él,
ofrécele a él y a su compañía el honor de los Licchavis de Vaiśālī.
Pregúntale por su salud, bienestar, y comodidad. Háblale de
nosotros, Señor, entre los Licchavis de Vaiśālī ha aparecido una
plaga demoniaca y muchos miles han caído en el infortunio y la
miseria. Sería bueno de parte del Exaltado, que es bueno y
benevolente venir y traer misericordia aVaiśālī.”
Tomara le obedeció y con una escolta acorde se fue en finos
carruajes de la ciudad de Vaiśālī hacia la ciudad de Rajagṛiha.
Llegó a la ciudad, entró, fue hacia al lugar llamado
Kalandakanivāpa en la Arboleda Bambú, para ver, acercarse y
honrar al Exaltado.
Llego en una época sagrada, el día quince, el día de la luna llena,
por lo cual el Exaltado estaba predicando el Dharma a
quinientos hombres y muchos miles de otras personas,
proclamando la sagrada vida que es enteramente perfecta, pura
y limpia. Tomara el Licchavi, luego de proceder en su carruaje
tanto como lo permitía el suelo, se fue caminando hasta donde
estaba el Exaltado, pero no fue capaz de meterse entre el gran
grupo de gente que estaba reunida ahí y alcanzar al Exaltado; así
que, poniendo su túnica sobre un hombro, sostuvo sus manos
unidas hacia el Exaltado y le habló desde lejos: “En el puro
sagrado día quince, los sabios, con Sakra, señor de los Treinta y
Tres Devas, se reunieron para honrarte. Por ellos tú eres
honrado, oh tú que soportas lo que otros no pueden soportar.
Brillando tú llenas con tu resplandor los lugares más lejanos. Tú
refrescas todas las multitudes con tu enseñanza del Dharma
como la gran nube refresca la tierra con su agua. Cuando
escucharon tus palabras, dulces como la miel pura, oh gran sabio
y ten esto en mente, ellos sostuvieron sus manos unidas en
adoración y alabanza, diciendo: Venimos a tu refugio, oh tú que
llevas lo que los otros no pueden llevar. Y recibieron tu
aceptación y bienvenida. Aquí, Señor, estoy con los Tomaras

97
que llenos de fe vienen a tu refugio, quien entusiastas por la
enseñanza del Sugata, terminarán con el nacimiento y la muerte.”
Esto fue muy útil ya que la multitud se movió y le permitió a
Tomara el Licchavi ir hacia el Exaltado, se inclinó a sus pies, y le
dijo: “Señor, los Licchavis de Vaiśālī, jóvenes y viejos, la gente
dentro de Vaiśālī y aquellos que están afuera, saludan al Exaltado
y a sus discípulos. Preguntan por su comodidad y me piden que
te diga: “En Vaiśālī, Señor, ha aparecido una plaga demoniaca, y
muchos miles han caído en el infortunio y la miseria. El
Exaltado es misericordioso y compasivo por los mundos de
Devas y hombres. Sería bueno si el Exaltado viniera a Vaiśālī y
le llevara misericordia a su gente.”
El Exaltado respondió: “Oh Tomara, el Tathagata se está
quedando aquí por invitación del rey Sreṇiya Bimbisara. Anda y
pide su permiso.” Tomara el Licchavi se inclinó a los pies del
Exaltado, luego de saludarlo a él y sus discípulos tres veces desde
la derecha, fue hacia Rajagṛiha, para ir donde el rey Sreṇiya
Bimbisara y luego de desearle bien, dijo: “Su majestad, en Vaiśālī
una plaga demoniaca ha aparecido y muchos miles han caído en
el infortunio y la angustia. Seis expertos vinieron en respuesta a
nuestro llamado, Kāśyapa Pūraṇa, Maskarin Gośālin, Ajita
Keśakambalin, Kakunda Kārtyāyana, Sañjayin Veraṭṭikaputra, y
Nirgrantha Jñātiputra. Pero la plaga demoniaca entre la gente de
Vaiśālī no se alivió con sus visitas. Luego, su majestad, los Devas
le anunciaron a los Licchavis, “Aquí está este Buda, el Exaltado,
que luego de un incalculable kalpa ha aparecido en los mundos
de Devas y hombres con la majestad del Dharma. Él es un
refugio, una protección y un alivio para los mundos de Devas y
hombres, un Deva por sobre todos los Devas, un maestro de
Devas y hombres, de Nagas, de Asuras, de Yakṣas, de Rākṣasas,
de Piśācas, y de Kumbhāṇḍas. Siempre que él se acerca los
campos que rodean a una villa toda plaga desastrosa se va por la
influencia del Buda, el Dharma y el Sangha. Búscalo, y cuando el
venga la plaga demoniaca entre la gente de Vaiśālī se aliviará.

98
Sería bueno, su majestad, si le diera permiso al Exaltado para ir a
Vaiśālī y llevara misericordia.”
Luego de haber escuchado esto, el Rey Sreṇiya Bimbisara le dijo
a Tomara de Licchavi:
-Si, Oh hijo de Vasiṣṭha, los Licchavis de Vaiśālī marcharan en
procesión hasta los límites de su propio territorio para
encontrarse con el Exaltado en su camino desde Rajagṛiha a
Vaiśālī, justo como yo lo escoltaré hasta el límite del mío, así le
daré permiso al Exaltado para ir desde Rajagṛiha a Vaiśālī.
Entonces Tomara el Licchavi, obedeciendo al Rey Sreṇiya
Bimbisara, envió a mensajeros a la asamblea en Vaiśālī para
informar lo sucedido. Cuando esto se hubo dicho, los Licchavis
de Vaiśālī respondieron a los mensajeros, afirmativamente a las
peticiones del Rey Sreṇiya Bimbisara. Ya con todo conversado,
el Rey Sreṇiya Bimbisara permitió que el Exaltado fuera a
Vaiśālī, y mandó a sus ministros a preparar cuidadosamente el
camino desde Rajagṛiha a las orillas del Ganges, que lo dejaran
parejo y nivelado, como la palma de la mano, con un toldo sobre
él, alfombrado con una tela brillante, cubierto con guirnaldas de
fina tela, aromatizado, barrido y cubierto de flores.
El Exaltado partió en compañía de sus monjes, el Rey Sreṇiya
Bimbisara, con sus carruajes, tropas, su reina, su hijo, sus
ministros y su corte, llevando cinco mil sombrillas reales
envueltas en guirnaldas de fina tela, con banderas flameando,
con gran pompa real, magnificencia y esplendor, escoltaron al
Exaltado en su camino a Vaiśālī, parando a intervalos de media
yojana, hasta que llegaron a los límites de su dominio en las
orillas del rio Ganges. Al saber esto los Licchavis de Vaiśālī
también empezaron a preparar cuidadosamente el camino en su
propio dominio desde Vaiśālī a la orilla del rio Ganges, tal como
lo hizo el Rey Sreṇiya Bimbisara. Luego de atravesar el Ganges
y llegar a las fronteras de Vaiśālī con toda la compañía de los

99
Licchavis, logro de manera inmediata la liberación de la plaga
demoniaca de esta ciudad.
A su debido momento el Exaltado llegó a Vaiśālī (entro a la
ciudad), ahí el llevóbienestar tanto a aquellos que estaban dentro
como fuera de Vaiśālī, mediante el siguiente discurso, “Honor
al Iluminado. Honor a su iluminación. Honor a él que ha sido
liberado; honor a su libertad. Honor a su sabiduría; honor a él
que es completamente sabio. Homenajeen al principal y el mejor
en todo el mundo. Todas las criaturas reunidas, criaturas de
tierra y del cielo, estén todos felices, escuchen lo que el
Conquistador declara es el bienestar. Cualquiera sea la gema más
perfecta en el mundo o en el mundo más allá, o en el cielo, no
es comparable con el Tathagata, el Deva sobre todos los Devas,
el supremo de los hombres. Esta gema es en el Buda. Pero esta
verdadera bendición viene desde los hombres y los demonios.
La mejor de las gemas en el Dharma. Pero esta verdad hace que
las bendiciones vengan desde hombres y demonios. No hay
nadie igual a la pura concentración que el Buda supremo elogia
y que los hombres dicen que es inquebrantable. Esta gema
perfecta está en el Dharma. Por esta verdad vienen las
bendiciones de los hombres y de los demonios. Las ocho
órdenes de hombres a los que la gente alaba forman cuatro pares.
El Sugata ha declarado que son merecedores de ofrendas, y
darlas da grandes recompensas. La gema más perfecta es en la
Sangha. Por estas verdades vienen las bendiciones de hombres y
de demonios.
El que tiene la gran fortuna que posee todas las doctrinas
verdaderas ha dejado atrás los tres estados malvados de teorías
acerca de la individualidad, de dudas, y de engaño acerca de los
buenos trabajos. Esta gema perfecta es la Sangha. Por esta
verdad vienen las bendiciones del hombre y del demonio.
Cualquier mal que cometa un pupilo en acto, discurso, o
pensamiento, es imposible ocultarlo. Esta imposibilidad ha sido
proclamada por aquellos para quienes el camino es manifiesto.

100
La gema más perfecta es en la Sangha. Por esta verdad vienen
las bendiciones de hombres y de demonios.
Como la columna de Indra está firmemente puesta no se mueve
ni siquiera por los cuatro vientos, proclamo al hombre
merecedor que lo sea, quien mantiene a la vista las profundas
verdades de Arias. La gema perfecta está en la Sangha. Por esta
verdad vienen las bendiciones de hombre y de demonio.
Aquellos que claramente entienden las verdades Arias bien
enseñadas por él cuya sabiduría es profunda, aunque sean muy
tentados por el mundo, no se aferran a la vida en ninguna de las
ocho esferas de existencia. Esta gema perfecta está en la Sangha.
Por esta verdad las bendiciones vienen de los hombres y de los
demonios. Aquellos que son devotos del esfuerzo, que tienen sus
mentes puestas en lo que es bueno, aquellos que se han alejado
del mundo como se los enseñó Gotama, ganan el premio mayor,
pasan a la inmortalidad, y con sus corazones liberados disfrutan
la liberación completa. Esta gema perfecta está en la Sangha. Por
esta verdad vienen las bendiciones de hombres y demonios. Su
viejo Karma está exhausto; no hay acumulación fresca. Inmune
de existencias futuras, con la semilla de la vida destruida y sin la
condición de crecimiento, la sabiduría pasa como una lámpara.
La gema perfecta está en la Sangha. Por esta verdad vienen las
bendiciones de hombres y de demonios. Como el fuego que se
prende en la noche después de arder ferozmente se apaga por
falta de combustible, también lo hacen los sabios hijos del Buda,
cuando han superado la propensión a la pasión y escapado de la
inspección del rey de la muerte. Esta gema perfecta está en la
Sangha. Por esta verdad vienen las bendiciones de hombres y de
demonios. Como las puntas de los árboles en el bosque florecen
en Caitra, el primer mes del verano, movido por la brisa, derrama
su fragancia también los sabios hijos del Buda derraman su
fragancia de virtud que han ganado. Esta gema preciosa está en
la Sangha. Por esta verdad vienen las bendiciones de hombres y
de demonios. Todos los demonios que están reunidos aquí,

101
aquellos en la tierra y aquellos que están en el aire, dejan que
siempre lidien amablemente con la raza de hombre. Día y noche
te traen sus ofrendas. Por lo tanto, mantén una guardia diligente
sobre este hombre, como una madre cuida ansiosamente por su
hijo. Por esta verdad vienen las bendiciones de hombres y de
demonios Deja que estos Devas que creen en Vipaśyin, en
Viśvabhū, en Krakucchanda, en el radiante Kanakamuni, en
Kasyapa, y en el glorioso Gotama Sakyamuni, todos Budas
poderosos, cuídenlos bien y confiéranles bendiciones por la raza
de los hombres.
Por lo tanto, cuiden a este hombre, como una madre que cuida
ansiosamente a su hijo. La gema perfecta está en la Sangha. Por
esta verdad vienen las bendiciones de hombres y de demonios.
Me inclino ante él, el Buda, el mejor de los hombres y los Devas,
que, superando al mundo, hizo rodar la rueda del Dharma por el
bien de toda la creación. Que haya prosperidad.
Me inclino ante el Dharma. Que haya prosperidad. Me inclino
ante la Sangha. Que la prosperidad venga del hombre y del
demonio.” Luego de este discurso, los Licchavis, en
agradecimiento ante la ayuda que les dio el Exaltado y sus
monjes, decidieron entregarles por toda una vida, túnicas,
pocillos de limosnas, vivienda, y medicinas para usar en la
enfermedad, además todo el pueblo recolectó arroz para poder
mantener al Buda y su comunidad mientras durara su estancia
en la ciudad, que fue por una semana.
Pero la gratitud de los Licchavis no quedo solo en eso, sino que
le entregaron al Buda y a sus discípulos, primero los campos
llamados Gran Arboleda para que los tengan como lugar de
descanso, alojamiento y de recreación. Y segundo los templos
Cāpāla, Saptāmra Bahuputra, Gautamaka, Markaṭahradatīra y
Kapinahya, para veneración.

102
Ahora hacia Kapilavastu

El Rey Suddhodana padre de Gotama el Buda, siempre estuvo


pendiente de los pasos de su hijo, le traían noticias sobre el
Príncipe, así que no fue de extrañar que los Sakiayanos de
Kapilavastu se hayan enterado que el Exaltado, que había hecho
rodar la excelente rueda del Dharma y que estaba en Rajagriha,
llevando una vida de servicio a los Devas y a los hombres.
Entonces el Pueblo de Kapilavastu solicitó al Rey Suddhodana,
que trajera al Príncipe Gotama, para que mostrara compasión y
les entregara las majestuosas enseñanza que predica a su pueblo
natal; ante esto el Rey Suddhodana replicó: “Que así sea, se
enviará un mensaje a él”.
Los encargados de enviar el mensaje fueron Chandaka y
Kalodayin, el primero se eligió ya que fue sirviente y amigo
cercano del Príncipe, además lo ayudo cuando se fue de la casa;
el segundo se seleccionó porque era el hijo del sacerdote de
palacio y eran amigos desde la infancia más tierna con Gotama.
Estos dos salieron de Kapilavastu a toda velocidad en dirección
a Rajagriha, con el siguiente mensaje: “El Exaltado ha mostrado
compasión a Devas y hombres. Bueno sería si el Exaltado
muestra compasión a su propio pueblo.” Y además iban con la
orden de obedecer en lo que fuera al Exaltado. Hasta ese
momento habían pasado 7 años desde que Buda se había ido de
su casa y no había tenido noticia alguna de su hogar.
Chandaka y Kalodayin luego de un viaje sin complicaciones,
llegaron a Rajagriha y se dirigieron a la arboleda de Bambú al
sitio donde se alimentan las ardillas, ahí encontraron al Buda, lo
vieron, se le acercaron, inclinaron sus cabezas a sus pies y se
pusieron a su lado y el Buda Exaltado les dijo, “Chandaka y
Kalodayin, ¿por qué han venido?” Ellos replicaron: “Nosotros
podríamos conducir al Exaltado a Kapilavastu”. Y el Exaltado
en esa circunstancia y en ese momento pronunció estos versos
sobre el Dharma.

103
“Cuyo triunfo no se desvanece, cuyo triunfo Mara no puede
superar, el Buda cuyo alcance es infinito, ¿quién no sabe de
manera verbal, a lo largo del camino lo llevarás?
Quien ha destruido la trampa, anhelo, que no puede llevar a
ninguna parte, El Buda de alcance infinito que no conoce la
manera verbal, ¿En qué camino lo llevaras?”
Luego el Exaltado les pregunto: "Chandaka y Kalodayin
¿ustedes tomarían la vida religiosa?" y a pesar de que no estaban
dispuestos a hacerlo estos aceptaron dadas las órdenes del Rey;
a continuación, el Exaltado pronunció la fórmula de "Vengan
monjes", diciendo: "Monjes Chandaka y Kalodayin (también
llamado Udayin) vengan y vivan la vida Brahma bajo el
Tathagata." Y cuando la fórmula de "vengan monjes" había sido
pronunciada sobre ellos, toda marca de laico, toda placa, todo
emblema, toda señal desapareció de sus personas, se vistieron
con el traje de 3 túnicas y un pocillo Sumbhaka, su pelo asumió
su estado natural y su comportamiento fue establecido.
Luego de la conversión, el Buda el Exaltado reflexiono, y sintió
que debía ir a su hogar, así que arregló su asiento y miró su lugar
de origen. El venerable Kalodayin, entendiendo la señal dada
por el Exaltado, meditó: "Desde que el Exaltado arregló su
asiento para mirar a Kapilavastu, está ansioso por tener
compasión de esta".
Entonces el Buda tomó una decisión que será la de ir a su ciudad
natal y les dijo a sus discípulos: "Después de ayunar medio mes
emprenderé mi viaje para otorgar compasión a los hombres”.
Entonces emprendió el viaje junto a mil ochocientos discípulos,
este fue tranquilo, sin sobresaltos, y provechoso ya que logró
convertir en monjes a muchas personas más. Al llegar a
Kapilavastu, Buda el Exaltado, se quedó en el bosque de
higueras en compañía de sus mil ochocientos discípulos. Cuando
se supo que el Buda estaba en el Bosque de higueras el Rey
Suddhodana, entonces, con todas las mujeres de su corte con
Yasodara a la cabeza, con los Príncipes y consejeros, con sus

104
asistentes Sakiayanos, sus arqueros, cocheros y jinetes, con los
concejales liderados por su presidente, en gran pompa real y en
magnificencia partieron de la ciudad de Kapilavastu para ver al
Exaltado. En el camino el Rey Suddhodana se encontró con una
compañía de monjes pidiendo limosna, al verlos El rey
Suddhodana le preguntó a sus consejeros:
-Oh, consejeros ¿Qué clase de vagabundos son estos?"; los
consejeros respondieron y dijeron, "Mi señor, estos son los
asistentes del Príncipe". Al saber esto al Rey le cambio de
inmediato el semblante, ya que no podía creer como eran los
monjes, los acompañantes de su hijo, que eran flacos, con
mortificaciones por las austeridades, calamitosos, afeitados y
limosneadores. Ante esta sorprendente noticia el Rey reclamo:
"Si mi hijo no hubiera dejado el hogar habría sido un rey
universal en los cuatro continentes, triunfante, justo, un Rey del
Dharma, poseedor de los sietes tesoros reales, con una escolta
de mil reyes y teniendo toda la tierra como su dominio. Enviar a
esta gente lejos. No tengo ganas de verlos”. Los consejeros, por
lo tanto, les dijeron a los monjes: "El rey no quiere verlos,
devuélvanse." Así que se dieron la vuelta y volvieron al bosque
de higueras. Al volver los monjes le contaron al Buda lo
sucedido: "Señor El rey Suddhodana no desea vernos. Por eso
cuando nos vio él nos envió de vuelta." El Exaltado respondió:
"Entonces habrá suficiente comida aquí para todo el grupo de los
monjes." Sin embargo, Uruvilva-kasyapa dijo al Exaltado:
"Señor, iré y haré que el Rey Suddhodana cambie de opinión".
Pero el Exaltado no quería aceptar. En la misma idea Nadi-
kasyapa, Gaya-kasyapa, Upasena y todos los monjes imploraron
al Exaltado diciendo: "Déjanos ir, señor, a aplacar al rey
Suddhodana para que él pueda venir con el Exaltado". Pero el
Exaltado continuaba negándose. Entonces el venerable Kolita le
pregunto al Exaltado: "¿qué monje es el que el Exaltado desea,
que debiera ir a aplacar al rey Suddhodana?". Y por medio del
ojo Deva, que sobresalía al ojo humano, en claridad, Kolita

105
percibió que el Exaltado estaba pensando en el monje Kalodayin
y que fuera él el que debiese ir y aplacar al rey Suddhodana. Al
percibir esto fue hacia el venerable Kalodayin y le dijo: "O
Kalodayin, la buena fortuna es tuya y bien ganada, ya que eres tú
a quien el Exaltado desea que vaya a tranquilizar al rey
Suddhodana. Hay otros monjes más experimentados que tú, que
han pretendido ir, pero sin éxito. Así que ve, venerable
Kalodayiny calma al Rey Suddhodana".
A lo cual el venerable Kalodayin respondió: "Difícil es, Oh
venerable Kolita, acercarse a los reyes, quienes son nobles
ungidos que gozan de seguridad en su imperio. Tal como, o
venerable Kolita, es difícil para un hombre acercarse a una gran
pila de fuego, por eso es difícil acercarse a los reyes que son
nobles ungidos que disfrutan de protección en su imperio. Tal
como, oh venerable Kolita, es difícil acercarse a un elefante de
66 años, por eso es difícil acercarse a los reyes que son nobles
ungidos que disfrutan de protección en su imperio. Tal como,
oh venerable Kolita, es difícil para un hombre acercarse a un
león, el rey de las bestias, con colmillos, poderoso y con melena,
un señor de los animales, por eso es difícil acercarse a los reyes
que son nobles ungidos que disfrutan de la protección en su
imperio. Tal como, oh venerable Kolita, es difícil para un
hombre acercarse a u leopardo de cuerpo tenso y amenazador
en silencio, por eso es difícil acercarse a los reyes que son nobles
ungidos que disfrutan de la protección en su imperio y son
leopardos entre los hombres."
Entonces Buda el Exaltado se dirigió al venerable Kalodayin y
le dijo: “Escúchame, buen Kalodayin, tú que eres supremo entre
los que reposan en la perfección del mérito, tú fácilmente
aplacaras al noble rey, la alegría del clan Sakiayano. Porque no
hay otro monje que pueda ganarse el corazón del Rey. Nadie más
que tú, Kalodayin, que has compartido vida con el Exaltado,
puedes hacerlo. Por lo tanto, tú ahora calmaras al rey
Suddhodana. Gran beneficio será ahí cuando el señor de la tierra

106
sea calmado. Ahí estaría el joven señor, con un sinfín de
bendiciones para Devas y hombres cuando el noble Rey sea
calmado. Así que apresúrate a calmarlo. En este momento el
señor de los Sakiayanos está profundamente golpeado y
perturbado por el pensamiento. Él está abatido como un
elefante que ha caído por un acantilado de una montaña. Como
un hombre fuerte en las garras de un demonio que mina su
fuerza, el, aunque sea el supremo señor de la tierra, ya no se
reconoce ni a sí mismo ni a su hijo. Pensando en la pérdida de
soberanía y reflexionando sobre la soberanía, el hace lo que me
disgusta. Así que rápido ve y cálmalo.”
En tanto el Rey Suddhodana que se devolvió muy molesto hacia
Kapilavastu con toda su comitiva, al llegar a la sala de recepción
de su palacio se dirigió a los hombres y mujeres Sakiayanos,
diciendo: “El Príncipe se ha privado del dominio de esta gran
tierra y ha tomado la vida religiosa. Si el Príncipe no hubiera
tomado la vida religiosa, el sería un rey universal en los cuatro
continentes, triunfante, justo, un Rey del Dharma, poseyendo los
siete tesoros. Esos siete tesoros serian suyos, a saber, el tesoro
de la rueda, del elefante, del caballo, de la joya, de la mujer, del
jefe de casa y del consejero. Él tendría miles de hijos valientes
corajudos, vencedores de sus enemigos. Reinaría y ejercería su
domino sobre los cuatro continentes sin agitación o problemas,
sin vara, sin armas, sin violencia, pero con justicia. El seria
atendido por miles de Reyes. Esta regla universal podría
significar poder para todos. Sin embargo, ahora que el Príncipe
ha tomado la vida religiosa, hemos sido privados de el gran señor
de este reinopoderoso”. Pasó el tiempo y luego de seis años se
decidió que el venerable Kalodayin fuera hacia donde el rey
Suddhodana. Al llegar a Kapilavastu donde el rey Suddhodana,
este al verlo le dijo: “¿De dónde vienes vestido con una túnica
roja? ¿En qué misión has venido aquí? ¿Y que, Kalodayin,
deseas aquí? Rara es la visión de aquellos que tienen sus votos
realizados”. Kalodayin le respondió: “Oh, monarca de este

107
reino, la buena fortuna y la gloria son tuyas ya que tu hijo es el
incomparable entre los hombres. Con su esplendor irradia a
todo el mundo como el sol naciente de mil rayos sobre la tierra”.
Entonces el enviado Kalodayin, relato las muchas cualidades
nobles de Buda, ante lo cual el rey Suddhodana se mostró
complacido, contento por lo que relataba y habló a los presentes:
“Así como, oh hijos e hijas de Vasistha, tenemos en el color del
amanecer un signo anterior del sol naciente, así tenemos en
Kalodayin, el disipador de la duda, el discípulo del Sugata
Kalodayin replicó:
-Por fin apareció un nuevo Buda en el clan Sakiayano con la
visión del bien supremo. En la esperanza está el campo cultivado
y la semilla sembrada. Con la esperanza de los mercaderes para
navegar por el mar en busca de riqueza. Y ahora que se haga
realidad lo que espero por lo que estoy aquí. Una y otra vez los
trabajadores cosechan su siembra. Una y otra vez los mendigos
se acercan; una y otra vez los hombres verdaderos les dan
caridad. Una y otra vez los verdaderos hombres que dan van a
su lugar en el cielo. Raro es un hombre de verdad; el no nace en
todas partes. Pero donde nace el héroe, su clan es feliz y
próspero. El héroe está limpio a través de siete generaciones en
cualquier familia que nazca el sabio. Deva de los Devas el guía a
los Sakiayanos como un padre; pues de ti nace el vidente
Satyanama verdaderamente Suddhodana es el padre del
conquistador, también Maya es la madre de Buda la que llevo a
Buda en su vientre, ahora, después de la disolución de su cuerpo,
se regocijó en el cielo. Ella, la madre del Buda se regocija en las
5 cadenas de placeres sensuales, en delicias deseables, muy
ansiosas y atendidas por anfitriones Apsarases. El padre está
satisfecho con su hijo, el Buda, el invencible el poderoso vástago
de Angiras, y él se regocija. Sakiayano Gotama has nacido
noble”. El rey dijo: “¿El hombre con quien vives recluido,
monje, vive la de Brahma con fe? ¿No tiene miedo ni sabe que

108
es el miedo, sin embargo, está contento en su soledad al pie del
árbol?”.
Kalodayin respondió:
-Rey aquel con quien vivo recluido vive la vida de Brahma con
fe. No tiene miedo ni sabe que es el miedo, sin embargo, está
contento en su soledad al pie del árbol. Como, Oh Sakiayano,
puedes decir que el conquistador tiene miedo de vivir solo, un
vidente diligente, que no se mueve por la censura ni por los
elogios, como un león que no es perturbado por las alarmas,
como el viento que no se puede enredar en una red, un líder no
se deja guiar por otros”. El Rey dijo: “Como conoces a mi hijo
cuya sabiduría es inigualable y cuyo padre yo digo que soy, como
tú eres un hijo para él, también lo eres para mí. Come entonces,
monje, luego toma tu limosna. Nosotros también iremos a ver a
Buda, cuya excelencia es insuperable, que ha pasado más allá de
toda duda. Por lo que dices sobre mi hijo, oh monje, el más
selecto de los seres ha aparecido en el mundo.”
Después de haber comido, el monje tomo su cuenco de limosnas
y se dirigió al lugar donde estaba Buda el Exaltado; cuando llegó,
le tendió el cuenco de limosnas al conquistador, se inclinó a sus
pies, y dijo:
-Tu pueblo viene a verte. Cuando el rey oyó todas tus virtudes,
tres veces grito, bien ganado es mi buena fortuna e infinita, ya
que ahora que un conquistador habita en este universo de miles
de mundos, yo tendré que relacionarme con este líder. Los
árboles florecientes con su ropaje de flores son el refugio de
bandadas de pájaros que gorjean. Así también, mi corazón esta
alegre y floreciendo ya que he oído que mi hijo está dotado de
todas las buenas cualidades.” En ese momento el rey
Suddhodana hablaba con uno de sus consejeros reales “mi
consejero” le dijo: “El Príncipe Siddhartha ha despertado la
iluminación suprema y perfecta. Ha puesto en marcha la noble
rueda del Dharma y ha llegado al bosque cercano a Kapilavastu.
Así que saldremos a encontrarnos con mi hijo, el Príncipe

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Siddhartha, hagamos un anuncio entonces en la ciudad de
Kapilavastu, invitando a todos los Sakiayanos, Brahmánes y
laicos, todos los músicos, todos los gremios y todos los artesanos
a venir conmigo a conocer a Siddhartha”. “Que así sea, su
majestad”, dijo el consejero real, y obedeciendo al Rey hizo de
inmediato una proclamación en el cruce de caminos y en
mercados de la ciudad de Kapilavastu con estas palabras: “Buena
gente, el Príncipe Siddhartha ha despertado a la iluminación
suprema y ha llegado al bosque cerca de Kapilavastu. Por lo
tanto, todos deben ir con el rey Suddhodana para encontrarse
con el Exaltado. Ha llegado al clan de los Sakiayanos el que
quiera su protección. Él ha alcanzado su deseo; su corazón está
libre de ansias; sus Asravas están sin pasión y su pasión se ha
ido. Él es todo lo que ve. Después de 12 años lo retendremos en
su infinita sabiduría, cuando él haya escuchado el gozoso sonido
de los tambores en el reino Sakiayano y la música de la hueste de
los Devas en Lumbhini el que declaró: “me convertiré en un
Buda en el mundo” vendrá cumpliendo su palabra disipando la
oscuridad. El que dio siete pasos aquí en Lumbhini, aquel por
quien se comprendieron las siete joyas de los Bodhyangas, el que
rugió el rugido de un león, “Yo soy el más importante del
mundo”, vendrá y quebrantará a los que hablan contra él. El que
ha acabado con todo renacimiento, aquel que toda fuente de
conversión seca, aquel quien las enredaderas del ansia y la fuente
de la enfermedad seca, vendrá y librará de la esclavitud al
mundo”. Cuando los hombres y mujeres Sakiayanos de
Kapilavastu escucharon esta proclamación, rápidamente se
reunieron en la puerta del palacio, incluidos Príncipes,
consejeros, oficiales del ejército, Brahmánes con el sacerdote de
la casa a su cabeza y la comunidad de comerciantes con su
presidente a la cabeza; todos los artistas, los gremios de la ciudad,
artesanos y todas las clases de personas que viven en
Kapilavastu. Y así, con esta multitud de personas, el rey
Suddhodana con gran pompa real y magnificencia, a los gritos

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de ¡bravo! de la gente salieron de la ciudad de Kapilavastu y se
dirigieron al Bosque de las Higueras para ver al Exaltado. En
ese momento, Buda el Exaltado, reflexionaba sobre lo que se
venía: "Los Sakiayanos son personas orgullosas. Si les doy la
bienvenida sentados en mi asiento, cambiarán de opinión acerca
de mí y dirán: ¿Cómo es que el Príncipe que ha renunciado a su
soberanía universal, ha tomado la vida de un solitario, ha
despertado a la iluminación perfecta suprema y ha alcanzado el
Dharma?, ¿Quién afirma que él es el soberano del Dharma?
¿Cómo es que él? ¿No se levanta para saludar a su padre, que es
viejo y venerable?” Ante eso el Buda decidió salir a encontrar a
su padre, sabiendo el orgullo excesivo de este, el rey Suddhodana
y de su séquito Sakiayano. El rey Suddhodana desde la distancia
vio al Exaltado en el Bosque de Higueras y al verlo quedó
convencido de que él había dominado el Dharma y que era el
supremo de los bípedos en todo el mundo. Entonces el rey
Suddhodana, se dirigió a los sakiayanos diciendo: "Amigos
míos, tomen nota. Cualquiera que sea el joven que esté
dispuesto a buscar y ver a un omnisciente que tenga
conocimiento de todas las cosas, tenga éxito en todas las cosas
y sea un señor de hombres, que mire a Siddhartha, que ha
alcanzado éxito absoluto". El rey Suddhodana cabalgó en su
carruaje hasta donde la tierra lo permitía, luego se posó, con sus
mujeres y su escolta sakiayana, avanzaron a pie; entró en el
Bosque de Higueras, se acercó al Exaltado, inclinó la cabeza a
sus pies y se dirigió a su hijo: “Aquí, por tercera vez, tú, hombre
de gran sabiduría, tú que todo lo ves, me inclino ante tus pies.
Lo hice cuando los adivinos te predijeron, cuando la sombra del
manzano no te abandonó y ahora lo hago de nuevo. Luego, el
Exaltado, mostro sus prodigios y el más importante fue, el de
hacer recuperar la vista de su tía Mahaprajapati Gotami; cuando
el Exaltado se fue de casa, los ojos de Mahaprajapati Gotami (tía
de Gotama que lo crio por la muerte de su madre), como
resultado de sus lágrimas y dolor, se cubrieron como con

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escamas y ella se quedó ciega. Así que, en ese momento, cuando
el Exaltado estaba siendo vitoreado, Mahaprajapati Gotami le
preguntó a Yasodara:
-¿Cuál es el significado de estos miles de vítores?" Yasodara
respondió: "Aquí está el Exaltado realizando prodigios diversos,
pero no puedes verlos". Yasodara entonces dijo: "Ven, me las
arreglaré para que los veas". Ella juntó sus dos manos, las llenó
con “el agua que fluía del cuerpo” del Exaltado y bañó los ojos
de Mahaprajapati Gotami, las escamas se fueron y su vista se
volvió clara e impecable como antes. Entonces el rey
Suddhodana y los Sakiayanos inclinaron sus cabezas a los pies
del Exaltado, lo saludaron con sinceridad y cordialidad, se
sentaron a un lado. Mahaprajapati Gotami y Yasodara también,
con las mujeres, inclinaron sus cabezas a sus pies, lo saludaron
y se sentaron a un lado. Y él dijo: "Esta es la tercera vez, tú, de
gran sabiduría, el que todo lo ve, que estoy a tus pies. Lo hice
cuando los adivinos te proclamaron, cuando la sombra del rosal
no te abandonó y ahora nuevamente lo hago”. Impulsivamente,
preguntó si estaba bien o mal con él. "En tiempos pasados", dijo
él: "tuviste unas alegres zapatillas de lana y caminaste sobre una
alfombra finamente tejida, oh héroe, mientras una sombrilla
blanca estaba sobre ti. "Pero ahora, con tus pies tiernos de color
cobre que son palmeados y marcados con ruedas perfectas de
mil rayos, caminas sobre hierba gruesa, espinas y guijarros. Son
tus pies, héroe, nunca desgarrados".
El Exaltado respondió:
-Soy el que todo lo conquista, el que todo lo sabe, que no está
contaminado por nada en el mundo. He renunciado a todo y me
he liberado a través de la decadencia del deseo. Tal como yo no
conozco sentimientos". El rey dijo: "Anteriormente los
asistentes de baño te bañaban temprano en la mañana y te
frotaban el décimo rojizo ungüento de madera de sándalo,
coloreado como la luna, agradablemente perfumado y
refrescante. Pero ahora, en las noches frías y amargas, deambulas

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y caminas de bosque en bosque. ¿Te baña ahora el agua limpia,
fresca y refrescante cuando estás cansado?” El Exaltado
respondió: "Pura, es la corriente que tiene la virtud de su cadena
de baños. No está contaminada y es siempre elogiada por
hombres buenos. Bañado y sumergido por los anfitriones de
Deva en su agua, cruzo hacia la costa más allá.
Dharma, es la piscina que tiene la virtud de su cadena de baños.
Es inmaculado y siempre recomendado por los hombres
buenos. El que ha sido bañado en este estanque por los
anfitriones de Deva limpia todo el mundo, haciéndolo fragante
con su propio mérito".
El rey dijo: “Cuando tu vestías ropa de Benarés, vestías ropa
limpia, perfumada con loto y campaka, estabas radiante entre los
Sakiayanos, ya que Sakra está radiante entre las personas del
universo. Pero ahora te pones una tela de saco y prendas hechas
de tiras de corteza roja y no las aborreces. Es extraño que esto
sea así. Señor". El Exaltado respondió: "Los conquistadores,
Rey, no están preocupados por la túnica o la cama o la comida.
Perspicaces los conquistadores no se preocupan de si lo que
obtienen es agradable o desagradable". El rey dijo:
"Antiguamente, los nobles carros relucientes eran tuyos, relucían
con oro y bronce, eran costosos. Siempre llevaban hombres
contigo, cuando salías al exterior, la sombrilla blanca, la joya, la
espada y el abanico. Anteriormente Kanthaka, el mejor de los
corceles, era tuyo, flotaba como el viento, enérgico, veloz e
impetuoso, una pura sangre con aros de oro. Siempre te sostuvo
dondequiera que quisieras. "Aunque todavía eres dueño de tus
carruajes, carros, caballos y elefantes, sin embargo, pisas de reino
en reino. ¿No estás cansado? Esto ahora dime". El Exaltado
respondió: "El poder mágico es mi carro. Es mi propio corazón
el que me soporta. La firmeza, la sabiduría y la atención son mis
conductores. Los cuatro esfuerzos perfectos son mis caballos.
Por mi cuenta, bien hago, hasta los pies con los que camino al
extranjero”. El rey dijo: "Anteriormente comías de vasijas de

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plata y cuencos de oro. Los hombres ponen ante ti alimentos
sanos y de exquisito sabor como tu linaje real. Pero ahora comes
sin aborrecer, ya sea que la comida esté salada o no, bastará o
no, sin o con sabor. Es extraño que debas hacerlo. Señor". El
Exaltado respondió: "Al igual que los Budas que vivieron en
tiempos pasados y los que vivirán en el futuro, yo también, un
auto guiado, comemos lo fino, lo tosco, lo condimentado y lo
inodoro, buscando el autocontrol. Por el bien del mundo”. El
rey dijo: "Antes, entre las alfombras de lana y algodón, tomabas
tu alegría en un alto sofá con piel de antílope, suaves cojines de
seda, provistos de patas de oro y sembrados de guirnaldas de
flores. "Pero ahora haces tú lecho de hierba y hojas sobre un
terreno áspero, pedregoso, y disfrutas de él, tú, el más selecto de
los seres. Oh, Sabio, ¿no te duelen las extremidades?"
El Exaltado respondió: "Sakiayano, los hombres como yo no
duermen mal. Todo el dolor y la tristeza febril que he dejado
atrás. Siempre sin dolor ni fiebre sigo vigilando por compasión
por todos los seres".
El rey dijo: "Anteriormente, oh Gotama, vivías en casa en un
apartamento que era como una mansión de los Devas,
iluminada por un enjambre de moscas de fuego, en una
habitación superior con casquillos bien ajustados, donde las
mujeres se encuentran cubiertas de brillantes guirnaldas y joyas,
adornadas como las Apsarase, te esperaban con diligencia,
vigilando tu boca para ver lo que hablaba su maestro". El
Exaltado respondió: "Hoy, oh sakiayano, incluso aquí, en este
lugar de peregrinación de hombres, hay Brahma y Prabhasvara
Devas. Todos sus corazones están a mi disposición y puedo ir
donde quiera que desee". El Rey dijo: “Te cantaron, los sonidos
de tambor, por los expertos en música. Brillaste entre los
Sakiayanos como Sakra entre los pueblos del universo”. El
Exaltado respondió: "Ahora me cantan Discurso y Exposición.
Y despierto con la liberación que trae el conocimiento, brilla
entre los monjes como Brahma entre los pueblos del universo".

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El rey dijo: “Anteriormente, oh formidable, cuando estabas en
casa en tu apartamento, que era como una mansión de los
Devas, los hombres con armaduras te vigilaban, los campeones
de alto rango y los espadachines. Pero ahora, en un bosque,
alojado solo, en medio de los búhos y los chacales, a través de
las largas noches en que muchas bestias merodean por ahí, ¿no
tienes miedo? Esto ahora me lo dice".
El Exaltado respondió: "Si todas las hordas de Yaksas se unieran
y los elefantes salvajes que deambulan por las colinas sin
sendero, tales criaturas no me moverían ni un solo pelo. Porque
he abandonado el miedo y he vencido hasta la intrepidez. Ando
solo por ahí, un sabio vigilante que no se mueve con la culpa o
la alabanza, como un león que no se asusta con los ruidos, como
el viento que no puede ser atrapado en una red. Como,
Sakiayano, puedes decir que el conquistador, un líder de el
mismo y no guiado por otros, ¿tiene miedo?”. El Rey dijo: "La
tierra entera debería ser tu dominio; deberías tener mil hijos
completos. Pero ahora has renunciado a los siete tesoros y, o
valiente, has tomado la vida de un vagabundo". El Exaltado
respondió: "Toda la tierra sigue siendo mi dominio, y todavía
tengo mil hijos completos. Y aquí tengo ocho tesoros de los que
no hay otro tesoro". Con las manos unidas levantadas, el padre
se acercó a su hijo cuya pasión se había ido, cuyas facultades
estaban bien compuestas, que había ganado una liberación
perfecta, estaba impecable y se libró de los Asravas. "Muéstrame
el camino", dijo él, "por el bien de la humanidad". El Maestro
inspiró a su padre Suddhodana con conocimiento y le dijo:
"Siempre presta atención a los monjes cuando los veas. No seas
negligente. Entonces el Dharma será tuyo". Así fue como el
padre del Exaltado, aprendió a considerar y valorar a los monjes;
y comenzó a tener una idea del Dharma trascendente. Luego de
esta conversación, cuando se había visto el verdadero método
inmutable de la enseñanza del Maestro, el rey Suddhodana se
levantó de su asiento y extendiendo sus manos unidas al

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Exaltado, se inclinó ante él e hizo esta declaración solemne.
"Hijo mío, he ganado muchísimos bienes porque tengo un hijo
como tú, el mejor de los bípedos, dotado de todas las buenas
cualidades. No en vano, hijo mío, pero fructífero fue tu salida
cuando renunciaste a la soberanía de este gran reino de un
gobernante universal, dejaste a tus parientes y amigos atrás. No
en vano, hijo mío, pero han sido fructíferos los años que pasaste
en austeridades. Sí, no en vano, hijo mío, pero fructífero ha sido
tu logro de iluminación. No en vano, hijo mío, pero fructífero
ha sido el Dharma que has revelado. Porque no se encuentra tu
semejanza en el mundo de los hombres y los Devas, de Mara, de
Brahma, de los renunciantes, de Brahmánes, o de vagabundos, o
entre la generación de Devas, hombres y asuras. Tampoco en
vano, hijo mío, pero fructífera ha sido mi propia vida, ya que en
mi reino ha nacido un hijo así, incomparable en el mundo. Todo
el mundo, supremo de los Devas y de los hombres. Bueno, si lo
fuera ahora, hijo mío, eso es benévolo para todo el mundo como
eres y compasivo, otorgándote tu compasión por ello, también
deberías otorgarme tu compasión al comer en el palacio real
mientras tengas la intención de quedarte en Kapilavastu". Y el
Exaltado silenciosamente insinuó su consentimiento.
Cuando percibió el silencioso consentimiento del Exaltado, el
rey Suddhodana estaba entusiasmado, alegre y contento. Se
inclinó a los pies del Exaltado, lo saludó tres veces desde la
derecha, extendió sus manos unidas hacia la compañía de los
discípulos y luego se marchó.

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La llegada a la ciudad y la historia de Rahula

A la noche siguiente, el rey Suddhodana había vuelto a su


palacio, comenzó a preparar la ciudad para la visita del Exaltado,
tenía un suministro abundante de alimentos sólidos y blandos
preparados. Tenía la ciudad de Kapilavastu rociada, limpia de
polvo, piedras, grava y guijarros, salpicada de guirnaldas de
flores, perfumadas con ollas de incienso, decoradas
alegremente, con dosel, adornadas con serpentinas de seda, esto
desde el Bosque de Higueras hasta Kapilavastu ubicando aquí y
allá actores, bailarines, atletas, luchadores, payasos, y bufones,
para así, con gran majestad real y esplendor celebrar la entrada
del Exaltado a la ciudad. Luego, al día siguiente, ni muy
temprano ni demasiado tarde, el Exaltado tomó un desayuno
Magadhan y se vistió. Escoltado y asistido por su compañía de
discípulos, con Upatisya (Sariputra) a su derecha, Kolita
(Maudgalyayana) a la izquierda y el monje Ananda detrás, él con
ellos avanzó en rangos sucesivos. De este modo, el Exaltado
entró en la ciudad y fue a la casa de su padre. Los Sakiayanos de
Kapilavastu luego se reunieron y juntos emitieron una
proclamación que decía, "Amigos, nadie debe decirle a Rahula
que él es el hijo del Exaltado. El que lo haga pagará la pena de
muerte". Y el Exaltado, que había entrado en la casa de
Suddhodana, se sentó en el asiento que le había sido asignado y
también lo hizo su compañía de discípulos. El rey Suddhodana
con su propia mano regaló, sirvió al Exaltado con exquisitos y
abundantes alimentos sólidos y suaves, como lo hicieron sus
amigos y consejeros en compañía de los discípulos. Cuando el
Exaltado terminó de comer, se lavó las manos, guardó su tazón,
instruyó, despertó y alegró al rey Suddhodana con un discurso
sobre el Dharma. Pero entonces Mahaprajapatl Gautami le dijo
al rey Suddhodana: "Su majestad, si le es agradable, deje que el
Exaltado coma en mi casa". Y el rey respondió: "Gautami, que
así sea." Entonces, Mahaprajapati Gautami fue hacia el Exaltado,

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inclinó la cabeza a sus pies, le tendió las manos y le dijo: “El
Exaltado acepta comer mañana en mi casa." El Exaltado
silenciosamente insinuó su consentimiento. Mahaprajapati
Gautami, al percibir el silencioso consentimiento del Exaltado,
cuando pasó la noche, preparó un suministro abundante de
alimentos sólidos y blandos. Ella tenía su casa rociada, barrida,
colgada con adornos de tela fina, sembrada de montones de
flores y fragante incienso, y asignó un asiento muy costoso para
el Exaltado, asientos de acuerdo a su rango para la compañía de
sus monjes.
Luego, el Exaltado se vistió, tomó su cuenco, su túnica y asistido
por la compañía de sus monjes, llegó a la casa de Mahaprajapati
Gautami, el Exaltado se sentó en el asiento asignado a él como
la compañía de monjes se sentó en la suya. Y Mahaprajapati
Gautami con sus propias manos regaló, sirvió abundante comida
sólida y suave, primero el Buda y luego la compañía de sus
monjes. Cuando el Exaltado terminó de comer, se lavó las
manos, guardó su tazón, y la compañía de monjes hizo lo mismo,
le dio a Mahaprajapati Gautami y a las mujeres de la corte un
discurso graduado sobre el Dharma este discurso fue sobre la
caridad, sobre la moral, sobre el cielo, sobre el mérito y sobre la
fructificación del mérito. Mahaprajapati Gautami creyó con un
corazón confiado y luego el Exaltado le reveló las cuatro
verdades del sufrimiento, el surgimiento del sufrimiento, la
cesación del sufrimiento y el Camino que conduce a la cesación
del sufrimiento. Mientras se sentaba allí en su asiento,
Mahaprajapati Gautami ganó un claro Dharma-interno, puro e
inmaculado, sobre las cosas.
Entonces la sombra del Exaltado cayó sobre Rahula. Y todo el
pelo en el cuerpo de Rahula se erizó, todas sus extremidades
sudaron, todo su cuerpo se emocionó. Sentándose a la sombra
del Exaltado, Rahula lo miró fijamente. Rahula ante esto le
preguntó a su madre: "¿Adónde se fue mi padre, madre?"
Yasodara respondió: " Mi hijo, él se ha ido al sur del país".

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Rahula dijo: "¿Para qué se fue al sur del país?" Yasodara
respondió: "Él fue allí para comerciar". Rahula dijo: "Pero, ¿por
qué? ¿Mi padre no me envía un bonito regalo? "Respondió
Yasodara, "El camino es detenido por los nobles. Cuando sea
posible que venga, él mismo vendrá". Rahula luego preguntó:
"Madre, ¿puede este renunciante tener alguna relación conmigo?
Porque nunca me ha afectado nadie como lo ha hecho este
renunciante. Me parece que ha tomado posesión de todo mi
corazón. No puede ser esto sin una causa que, ante la mera vista
de este renunciante, ese amor se despierte en mí, como lo hace
a la vista de ningún otro Sakiayano. Por lo tanto, pienso que él
es mi padre". Pero Yasodara respondió: "Hijo mío, él no es tu
padre". Sin embargo, Rahula, con nostalgia, apeló a su madre y
le dijo: "Madre, insisto en que me digas que es este solitario con
respecto a mí". El corazón de Yasodara estaba preocupado por
su amor y afecto, ella consideró cómo debería tratar con él este
tema; ella pensó “Ahora si le digo, la pena por hacerlo es la
muerte. Pero entonces, si no le digo, será mi propio hijo el que
será engañado. En cualquier caso, le diré, preferiría que los
Sakiayanos me apuñalaran y me cortaran una extremidad a otra
con un cuchillo afilado, en vez de que no le diga a mi propio
hijo, el noble Rahula. Preferiría que los Sakiayanos cortaran mi
cuerpo en tiras con un cuchillo afilado en vez de que no le diga
a mi propio hijo, el noble Rahula. Preferiría que los Sakiayanos
cortaran mi cuerpo con un cuchillo afilado en pedazos del
tamaño de un centavo o una cosa, antes de no contárselo a mi
propio hijo, el noble Rahula. Preferiría que los Sakiayanos
cortaran mi cuerpo en cien pedazos antes que no le dijera a mi
propio hijo, el noble Rahula". Mientras tanto Rahula vio que el
Exaltado, el Sugata, lo miró con una mirada firme y
concentrada, después de mirar a su madre, Rahula, con sus ojos
alegres y negros miró al Buda devuelta, entonces cuando vio al
perfecto Buda, sentado rodeado de la buena multitud y se acercó
a él mansamente. Y cuando el alegre Príncipe se sentó a la

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sombra del Sugata, le dijo a su madre: "Agradable es la sombra
de este solitario. He visto a muchos Príncipes Sakiayanos que
han viajado en todas partes y regresan cargados con un montón
de joyas. Pero no alegraron mi corazón. Pero cuando vi a este
recluso vestido de amarillo, mi cuerpo se emocionó de
inmediato. Y también se emocionó cuando escuché sus dulces
palabras. Cuando lo vi, con sus manos tiernas y redondas,
graciosas y encantadoras en todo momento, me alegré, porque
en verdad es una visión sublime. Me alegré cuando desde lejos
lo vi venir en su belleza dorada. Y cuando se fue de nuevo, me
sentí afligido por su ausencia. No es sin causa que, cuando veo
a alguien que me es desconocido, mi mente se vuelve
sumamente contenta con la mera vista. Puedo pensar que ese
solitario era mi padre o mi hermano, o alguien más entre mis
parientes, porque mi cuerpo estaba encantado. Dígame, madre,
si lo ha visto o escuchado antes, por qué alegra tanto mi
corazón". Cuando escuchó a su hijo hablar así, la madre de
Rahula con un suspiro apasionado dijo: "Mi corazón está en
llamas, porque suplica con palabras tan amables. No puedo
dejar de decirle a mi propio hijo, el noble Rahula". Entonces
pese al acuerdo de la ciudad, le dijo a Rahula que El Buda, es
Siddhartha su padre y apenas Rahula supo que este era su padre,
se aferró a un rincón de la túnica del Exaltado y dijo: "Madre, si
él es mi padre, saldré de casa al estado sin hogar y seguiré el
camino de mi padre.” Tan pronto como Rahula se había
apoderado de la esquina de la túnica del Exaltado, todas las
mujeres de la corte gritaron. Y el rey Suddhodana al oírlas se
aterrorizó y preguntó: "¿Qué es ese terrible ruido, que es como
el grito de la gran multitud cuando Siddhartha se fue de su
casa?”. Algunas personas le contaron lo sucedido: "Su majestad.
El Príncipe Rahula se aferró a la túnica del Exaltado y dijo que
se iría". El rey Suddhodana al saber esto se desesperó, suspiró y
comenzó a llorar en compañía de todo su entorno cercano y así,
tanto dentro como fuera todo fue lamentación.

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Cuando el rey Suddhodana terminó con el llanto, se secó las
lágrimas y fue donde el Exaltado, se inclinó a sus pies, se colocó
la bata sobre un hombro, se arrodilló con la rodilla derecha en el
suelo, extendió las manos unidas y le dijo: "Basta con que el
Exaltado haya renunciado a su gran soberanía universal, haya
abandonado a su familia y haya salido de casa. Por lo tanto, sería
bueno que el Exaltado ordenara al Príncipe Rahula que no
saliera para que esta familia real no se extinga".
Y el Exaltado respondió: "Su majestad, este ser está en su última
existencia; ha cumplido con su tarea y conserva las impresiones
de sus vidas bajo otros Budas. Es imposible que viva con una
esposa en casa. Debe Estar completamente emancipado de
estos Skandhas”. El rey Suddhodana creyendo con una fe
absoluta y serena en su hijo, le dijo: "Desde el momento en que
el Exaltado se fue de la casa, ninguno de nosotros ha podido
prestar el servicio adecuado a Rahula, tomar su horóscopo,
trenzar su cabello y darle sus aretes. Señor, si es necesario que
Rahula vaya a la vida religiosa, entonces es bueno que el
Exaltado venga en siete días. En el séptimo día estará listo para
salir de casa. Porque para entonces ya habrá tomado su
horóscopo, trenzado su mechón de pelo y arreglados sus aretes.
Entonces él puedesalir". Entonces el Exaltado le dijo a Rahula:
"Vuelve, Rahula, y haz lo que tu abuelo te ordene". Entonces
Rahula soltó el agarre de la esquina de la túnica del Exaltado.
Yasodara lo tomó de la mano y lo llevó al interior del
apartamento. Allí se sentó con Rahula en su regazo y le dijo:
"Rahula, hijo mío, no vayas a la vida religiosa, lo que tienes en
mente, hijo mío, es difícil de lograr; aquí en el palacio real tienes
prendas de vestir de Benares, tienes magníficas camas y delicada
comida para comer. Pero Rahula, hijo mío, cuando haya salido,
tendrá que recostarse sobre el suelo con un montón de paja, tu
asiento estará al pie de un árbol; tendrá que ir pidiendo limosna
entre las razas bajas Candalas y Pukkasas; tendrá que mirar las
bocas resopladas de los hombres enojados, y comer trozos de

121
comida desechados, recoger los trapos desechados de una
esclava del cementerio, y tendrás que morar en zonas forestales.
Allí oirás ruidos terribles, como los gritos de leones, tigres y
chacales. Pero tú, Rahula, hijo mío, creciste en el palacio real,
delicadamente cuidado y acostumbrado al confort. Tú, Rahula,
hijo mío, te bañabas mientras escuchabas las dulces líneas de
laúd, fife y platillo. ¿Cómo vas a tener alguna alegría?
Seguramente, superarás esta ilusión. Fue bueno para ti, Rahula,
hijo mío, divertirte y entretenerte con las cinco hebras de
placeres sensuales aquí en el apartamento interior. ¿Por qué
deberíamos tener otro más yéndose?" Rahula le respondió:
"Madre, ¿no creció mi padre en la corte de un gran rey?"
Yasodara respondió: "Aun así". Rahula dijo: "Quienquiera que
diga la verdad dirá que lo criaron con delicadeza, con la mayor
delicadeza. Y, sin embargo, el que es mi padre, ahora yace en un
lecho de paja en el suelo, coloca su asiento al pie de un árbol.
¿Ir a pedir limosna de casa en casa, comer trozos desechados y
morar en una zona forestal? ¿Y no fue educado como yo y
acostumbrado al confort? Lo que él ha logrado, ¿no lo lograre
yo también? También yo, madre, renunciaré a los placeres de los
sentidos, saldré del hogar al estado sin hogar e inevitablemente
alcanzaré el nirvana. Y, madre, si hay alguien aquí que esté
resuelto y atento, considérame que yo también lo soy, en cuanto
a que estoy avanzando y siguiendo el camino de mi padre".
Yasodara dijo: "Hijo mío, ¿es inevitable que salgas?" Rahula
respondió: "Es inevitable". Yasodara dijo: "¿No hay escape?"
Rahula respondió: "No hay". Yasodara dijo: "¿Me abandonarás,
a tu abuelo, a tus parientes y amigos?" Rahula respondió:
"Ciertamente lo haré". Yasodara dijo: "Escucha, hijo mío. Si,
como dices, es inevitable que salgas de casa al estado sin hogar,
debes vivir con las puertas de tus seis sentidos bien cerradas y
vigiladas. Debes saber la medida adecuada en cuanto a la comida.
Siempre debes aplicarte a la vigilancia y al esfuerzo. Debes ser
extenuante. Debes acatar la observación de la forma correcta de

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pararte, caminar y sentarte. Y, hijo mío, debes abstenerte de la
carne. No debes transgredir el código de moral ordenado por el
Buda. Debes, hijo mío, tener en mente el código de moral
ordenado por el Exaltado. Debes, hijo mío, seguir en
concordancia por lo que es la vida. Para ganar el nirvana que aún
no has ganado debes, hijo mío, tener un buen autocontrol. Y
¿por qué? Vendrán mujeres, hijo mío, que son venerables,
gentiles y hermosas para hacer una reverencia al Exaltado, y
estas, hijo mío, deben considerarlas como lo harían con su
madre. Vendrán mujeres, hijo mío, que son jóvenes, graciosas,
hermosas y adornadas con joyas. Pero para estos, hijo mío, no
debes tener ningún deseo, y en tales ocasiones debes soportar
tener una idea de lo que está enfermo y lo que es transitorio. Si,
Rahula, hijo mío, puedes apartar tu corazón de salir, entonces
hazlo como un favor para mí". Luego al cabo de siete días, las
órdenes del Rey Suddhodana fueron emitidas para la preparación
de la ida de Rahula: "Reúnan todos los perfumes, guirnaldas,
flores y polvos aromáticos que se encuentran alrededor de la
ciudad de Kapilavastu a una distancia de doce yojanas. Reúnan
a todos los bailarines, actores, atletas, luchadores y tamborileros.
Los deseos de los Devas son cumplidos por el pensamiento de
sus mentes; los de los reyes por la palabra de mando; Los de los
hombres ricos se cumplen sin demora, y los de los hombres
pobres por sus propios esfuerzos”
Tan pronto como el rey había hablado, la ciudad estaba ya
preparada, limpia, decorada y llena de gente. Los tambores
fueron golpeados, los laúdes tocados, dando dulce notas, esto
porque dentro de poco saldrá el joven Príncipe a su nueva vida.
Un carro espléndido, alegremente decorado, envuelto en pieles de
leopardos y antílopes, espera al Príncipe que, con impaciencia, lo
monta y abandona su hogar. Hay gritos de despedidas de amor y
miles de palmas resuenan frente a Rahula, cuya gloria es
inmortal, cuando abandona el hogar. Los Sakiayanos, con
crestas radiantes y vestidos con mantos de lana, montados en

123
majestuosos elefantes, siguen al joven Príncipe cuando se va.
Llega al Bosque, donde su padre, el Supremo de los hombres, el
Buda Exaltado, se inclina ante él. Y el Buda, con sus suaves
dedos palmeados, acaricia la cabeza de su noble hijo y diciéndole:
"Mi buen Rahula, seguramente tu preocupación por el
autocontrol dará frutos, por eso has
abandonado las formas materiales con su misericordia. Esta será
tu última existencia, pronto alcanzarás el nirvana".
Entonces el Exaltado habló al venerable Upatisya (Sariputra),
diciendo: "Ordena a Rahula y que él comparta tu choza
contigo". El anciano le preguntó al Exaltado: "¿Cómo, señor, lo
ordenaré".
El Exaltado respondió: "Oh Sariputra, con la ordenación de uno
que es un hombre joven en el Dharma y disciplinarias. Él debe
decir: "Yo, Rahula, voy al refugio del Buda, al refugio del
Dharma, al refugio de la Sangha. En segundo lugar, debe decir:
Yo soy Rahula. El Buda y ningún otro es mi refugio. El Dharma
y nada más es mi refugio. La Sangha y nada más es mi refugio.
Mientras viva, yo, Rahula, me abstendré de cometer asesinatos,
robos, comportamientos sensuales erróneos, falsedades y el
estado de indolencia inducido por la indulgencia del alcohol y
los espíritus. Establéceme como un devoto a partir de estos
cinco preceptos morales. Yo, Rahula, seguiré en la vida religiosa
al Exaltado Buda que ha pasado a la vida religiosa. Por segunda
vez, debe decir, Yo, Rahula, seguiré en la vida religiosa al Buda
que ha ido a la vida religiosa. Una tercera vez, él debe decir, Yo,
Rahula, seguiré en la vida religiosa al Buda que ha ido a la vida
religiosa. Yo, Rahula, mientras viva, observaré la regla del
novato de abstenerse del asesinato y así sucesivamente hasta la
regla contra la aceptación de plata y oro. Porque estos son los
diez preceptos morales. Entonces el anciano cortará el cabello
de Rahula y lo ordenará. Sariputra lo tomará de su mano derecha
y Maudgalyayana (Kolita) de la izquierda y lo llevará a su cama
de paja". Así el Exaltado ordeno que debería hacerse. El Buda

124
luego les dijo a Kolita y Upatisya que: "En la medida en que
adquiera nuevas facultades, dejen que el joven Rahula sea
ordenado en este Dharma, y sea él un seguidor mío". Entonces
Upatisya, con su conocimiento de los tiempos correctos, le
pregunto al Buda: "¿Cómo ordenaré al noble Rahula, la propia
carne y sangre del Conquistador?" Ante lo cual el Buda le
respondió y le explico cómo debía ser la ordenación en el
Dharma y la disciplinarias, de los jóvenes. Luego se le quito
cuerpo las pulseras y el hilo de oro para que ya no viviera
atormentado por el mal.
Sin embargo, en una medida desespera para evitar que se vaya
de su lado Yasodara su madre, se aferró de su hijo, y le dijo:
"Usas la mejor ropa tu cuerpo está perfumado con ungüento y
colorete. Difícil será la vida de un vagabundo ante ti, quien ha
estado acostumbrado a ese gran confort. Los hombres como
estos deben estar contentos cuando han sacado pedazos de
trapos del estiércol. Usted, mi Rahula, no debe comer la comida
desechada de un esclavo. Ahora tienes joyas de oro y estás
brillando como el oro bruñido. ¿Qué tienes que ver, hijo mío,
con el bosque, tú que has escuchado las variedades dulces y
encantadoras del laúd? ¿No vas a creer lo que digo? Ven, hijo
mío, déjalo.” Pero Rahula le respondió: "Madre, si hay alguna
comprensión rápida, cuéntame entre ellos. Porque yo también
aplastaré los deseos y seguiré el camino de mi padre". El barbero
en tanto, afiló su afeitadora y Rahula, entregó deliberadamente
su cabello enjoyado. Y viéndolo así, deliberadamente dedicado
a la enseñanza su padre le dijo: "Hijo mío, alcanza rápidamente
el bendito y tranquilo nirvana. Alcanza rápidamente esos
estados que están más allá del nacimiento y la vejez". Yasodara
tomó en su regazo los mechos de su hijo y comenzó a
acariciarlos y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando vio a su
noble hijo Rahula despojado de su cabello debido a su ansia por
el Dharma. Luego Kolita y Upatisya ordenaron al joven Rahula
que se había librado de las marcas de los dueños de casa y era

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del color del coral, vestía túnicas amarillas. Y así con cabeza y
corazón, Rahula, ha rasgado el velo de la oscuridad y se ha
deshecho de todos los asravas.

Conversión de quinientos Sakiayanos

Dada la conversión de su nieto el rey Suddhodana decidió reunir


a los Sakiayanos y les dijo: "Caballeros, si el Príncipe Siddhartha
no se hubiera marchado de su casa y vagara a la vida sin hogar,
ahora sería un rey universal, soberano de muchos miles de reyes
y todos ustedes serían sus seguidores. Pero si él ahora ha
renunciado a su reinado universal, dejó su hogar en una familia
Chatria, vagó por la vida sin hogar y despertó a la iluminación
perfecta sin igual y si él, un Chatria, tiene seguidores Brahmánes,
entonces eso no sería adecuado". Ante lo cual los sakiayanos le
respondieron: "Señor, ordene lo que se debe hacer". El rey
Suddhodana dijo: "Deje que un joven Chatria de cada familia
salga de su casa. Donde solo haya un hijo, él no debe ir. Donde
haya dos hermanos, deje a uno ir y donde hay varios hermanos,
aun solo uno debe ir.” Los votos se emiten como es
generalmente la costumbre entre los Sakiayanos cuando envían
a sus jóvenes a retomar la vida religiosa. "Así que votaron para
seleccionar a un hombre de cada familia, como era generalmente
la costumbre entre los Sakiayanos. Cuando el rey Suddhodana
ordenó que los jóvenes Sakiayanos, uno de cada familia, deberían
abandonar el hogar para ir a la vida religiosa, pero que donde
solo había un hijo, debería ser eximido, tal selección de un hijo
de cada familia dio lugar a que quinientos jóvenes Sakiayanos
acudieran a la vidareligiosa. Suddhodana tenía dos hijos, el
Exaltado y Sundarananda. Como el Exaltado ya se había ido de
casa, Sundarananda fue excusado. Pero había excepciones por
ejemplo en el caso de Suklodana que tenía como hijos a Ananda,
Upadhana y Devadatta, de los cuales salió Devadatta. Ananda
también quería irse de casa, pero su madre, Mrigi, una mujer

126
Sakiayana, no se lo permitió. Así que fue al país de Videha y vivió
allí bajo un voto de silencio.
Eso sí quedarse en casa tenía ciertas obligaciones como también
el de tomar la vida religiosa, el que se quedaba en casa debía
levantarse para saludar al rey y a los jefes de Sakiayanos, debe
cuidar de sus seres queridos y hacer las debidas ofrendas a los
muertos; debe supervisar a la gente de la casa, las esclavas y los
sirvientes femeninos y masculinos, velar porque obtengan
alimentos y emolumentos y vacaciones extra pagadas en todos
los días festivos; debe velar por que los elefantes, caballos,
cabras, ovejas, carros y cuidar los carruajes; debe velar por que
las tierras y las propiedades estén cuidadosamente protegidas;
debe inspeccionar regularmente todo el trabajo que se está
realizando, velar por que se traigan los frutos; debe velar por que
los diversos los cultivos se siembran, se encierran, se
inspeccionan y cuando los cultivos están maduros, debe
asegurarse de que se cosechen en el momento adecuado, se
lleven a los pisos de trilla y se rematen; debe realizar todas las
tareas del hogar, tanto en interiores como en exteriores. En
tanto el que tomaba la vida religiosa, en las mañanas, debe ir en
busca de limosna; cuando ha hecho una comida con la comida
obtenida, ya sea gruesa o fina, debe controlar, calmar y extinguir
su propio yo. Entonces, los quinientos jóvenes Sakiayanos, cada
uno según sus medios, abandonaron su hogar y se dirigieron al
Bosque de Higueras, acompañados por varios miles de personas,
se acercaron al Exaltado, inclinaron sus cabezas a sus pies y se
colocaron a un lado.Ahora, de estos jóvenes Sakiayanos, uno se
llamaba Upali, este era un ayudante de peluquero, que había
adquirido la raíz de la virtud bajo Budas anteriores, había
recordado impresiones de su vida anterior, había roto sus
ataduras, no había podido renacer, y era maestro de las
meditaciones y los súper conocimientos. Él había sido enviado
al Buda el Exaltado, por su madre, quien le dijo: "Corta el cabello
del Exaltado", el Exaltado estuvo de acuerdo. Así que Upali

127
cortó el cabello del Exaltado, su madre le preguntó al Exaltado:
"Señor, ¿Upali corta el cabello satisfactoriamente?" El Exaltado
respondió: "Sí, pero se acerca demasiado al Tathagata". Luego
dijo: "Mi niño, no te quedes demasiado cerca del Exaltado". Fue
entonces cuando Upali entró en la primera meditación. Entonces
su madre le preguntó al Exaltado otra vez: "Señor, ¿mi hijo Upali
corta el pelo satisfactoriamente?" El Exaltado respondió: "Sí, el
niño corta el pelo satisfactoriamente, pero engrasa demasiado la
cuchilla". Entonces ella dijo: "Mi niño, no engrase demasiado la
cuchilla". Y luego entró en la segunda meditación. La madre de
Upali volvió a preguntar al Exaltado: "Señor, ¿mi niño Upali
cortó el cabello satisfactoriamente?" El Exaltado dijo: "Sí, el
niño Upali corta el pelo satisfactoriamente, pero su respiración
molesta al Tathagata". Entonces ella dijo: "Mi niño, no molestes
al Exaltado con tu respiración". Luego, después de pasar por la
primera y la segunda meditación, entró en la tercera y la cuarta.
El Exaltado dijo a los monjes: "Toma la navaja de la mano de
Upali para que no caiga al suelo" y los monjes tomaron la navaja
de la mano de Upali. Luego, los Príncipes Sakiayanos se
quitaron la ropa, las chucherías y los arrojaron ante Upali,
diciendo: "Dejen que estas sean tus posesiones, Upali. A medida
que avanzamos hacia la vida religiosa, no los necesitamos". Pero
Upali reflexionó: "Estos Príncipes Sakiayanos han renunciado a
sus reinos, me han dado sus ropas y chucherías. Están saliendo
de su hogar al estado sin hogar. ¿Por qué no debería yo también,
aunque ganarme la vida con la navaja, ir a ¿La vida religiosa? Sí,
saldré adelante. No haré uso de estas cosas descartadas". Y
Upali, el barbero, se acercó al Exaltado, se inclinó a sus pies y le
dijo: "Deje Señor admítame en la vida religiosa. Deja que el
Sugata me ordene". El Exaltado pronunció sobre Upali el barbero
la fórmula de "Ven, monje", diciéndole: "Ven, Upali el barbero,
ven, monje, y vive la vida Brahma bajo el Tathagata". Cuando la
fórmula de "Ven, monje" había sido pronunciada sobre Upali por
el Exaltado, todas las marcas, distintivos, emblemas y signos del

128
jefe de familia desaparecieron de su persona, y se colocó las tres
túnicas, un cuenco de Sumbhaka, su cabello quedó en su Estado
natural y tomo un comportamiento establecido. Entonces,
mientras los quinientos Príncipes Sakiayanos se despedían de sus
padres, amigos, parientes y parientes, Upali tomó la vida religiosa
por delante de todos ellos. Entonces los quinientos Príncipes
Sakiayanos fueron al Exaltado, se inclinaron a sus pies y cada
uno le dijo, "Deje Señor admítame a la vida religiosa. Deje que
el Sugata me ordene". Y el Exaltado pronunció la fórmula de
"Vengan, monjes" sobre los quinientos Príncipes, con la
excepción de Devadatta, diciendo, "Vengan, Príncipes
Sakiayanos, vengan, monjes, vivan la vida Brahma bajo el
Tathagata". Cuando la fórmula de "Ven, monjes", había sido
pronunciada por el Exaltado sobre ellos, todas las marcas,
insignias, emblemas y signos del jefe de familia desaparecieron de
sus personas, se vistieron con las tres túnicas, cuencos de
Sumbhaka, su cabello quedo en estado natural y su
comportamiento fue establecido. El Exaltado se dirigió a ellos y
les dijo: "El monje Upali es mayor a ustedes. El Exaltado se
dirigió a ellos y les dijo: "El monje Upali es mayor que ustedes.
Por lo tanto, inclínate a sus pies y mantente en el debido orden.
El que primero se inclinará a los pies de Tathagata y Upali, se
pondrá en orden, se convertirá el siguiente en la antigüedad:
"Así que todos los cientos de monjes se inclinaron a los pies del
Exaltado y Upali, se mantuvieron en el orden correcto. Esto se
hizo conocido y la gran multitud de personas gritó: "Los
Sakiayanos han superado el orgullo y la ira; han sofocado el
orgullo y la arrogancia". El rey Suddhodana, también, su séquito
y los Sakiayanos se inclinaron a los pies de Upali, el monje. Y el
venerable Upali dijo: "Salve y bienvenido” al rey Suddhodana.
Ante esto los consejeros y asistentes, al ver al venerable Upali
dirigiéndose al rey Suddhodana por su nombre, reflexionaron:
"¿Cómo puede ser que el humilde Upali, el barbero, use las
palabras de “rey Suddhodana” para dirigirse a él?" Pero el rey

129
Suddhodana dijo a esos consejeros y asistentes: "Caballeros, no
hablen del Aryan Upali como un humilde hombre. Por una cosa,
hubo un nacimiento suyo y por otra, ahora está su poder real
como un solitario. Ya no debe decirse que es de nacimiento
humilde".

Historia del funeral de Buda Siddhartha Gotama

Cuando el Tathagata, Buda el Exaltado falleció, la tierra,


rodeada de mar y cielo, con sus rocas, bosques y montañas, se
movió (Hubo un sismo). En ese momento al sentir este suceso
el discípulo del Buda, Kāśyapa, supo de inmediato que algo
sucedía y reflexiono, lo siguiente: “¿Por qué la firme y rica tierra,
que soporta al océano y el cielo, con sus montañas, se estremeció
hoy día con un rugido tan terrible? Seguramente es porque el
Tathagata ha fallecido”
Así que decidió que debía ir a honrarle los pies al gran profeta y
acariciar la cabeza de este en persona y decidió emprender el viaje
hacia donde había fallecido el Buda, hacia la arboleda de los
árboles gemelos Sal; en ese momento en funeral estaba
llevándose a cabo y cuatro robustos Mallas habían llegado a la
escena llevando grandes maderas, que habían sido preparados
por el jefe de los Mallas, estas maderas eran llevadas por un
enérgico y fuerte guerrero al funeral, pero ahí estas no
prendieron como si hubieran sido empapadas con agua. En la
duda y perplejidad de los Mallas, reverentemente,
obedientemente y cortésmente se acercaron a Aniruddha (primo
y discípulo de Buda), para preguntarle lo siguiente:
-¿Cuál es la razón, cual es la causa, o hijo del Conquistador, por
la que estas maderas que trajimos se han apagado de pronto?
Noble señor, dinos la razón de esto.” Aniruddha respondió:
“Los Devas, debes saberlo, son gentiles con Kasyapa, y es por
la fuerza de su poder mágico que las llamas no arderán antes de
que él, que tiene preeminencia, se acerque.” O sea, lo tomaron

130
como una señal de no hacer el funeral hasta la llegada de
Kasyapa. Gracias a esto el piadoso Kasyapa realizó su deseo de
homenajear con su cabeza los dos pies del glorioso y poderoso
Buda, el gran sabio. Cuando vio al Buda el Exaltado en su
belleza suprema acostado en su pila funeraria, exclamó:
“vergüenza debería darle a la existencia, que siempre manifiesta
la marca de su verdadera naturaleza. ¿Qué criatura es la que
viene a la existencia sin caer en el poder de la muerte, dado que
el que era radiante como el fuego y el oro, está ahora extinguido
como una lámpara sin luz?”
Luego el glorioso Kasyapa, reverentemente levantando sus
manos unidas se lanzó a los pies del Conquistador y por última
vez adoró al gran profeta y sabio.
Tomando en sus manos los pies del sabio y llevándolos sobre
su cabeza, Kasyapa se giró hacia el gran sabio Aniruddha y le
dijo: “¿Por qué, amigo, están los pies del sabio deslustrados y no
relucientes? Dime la causa de esto, te lo pido. ¿Por qué estos
pies ya no encantan a los ojos?” Aniruddha le respondió: “Esos
pies frio han sido manchados por las lágrimas de los deudos,
ensuciado por su lamento. Manchado, entonces, por el llanto de
los hombres, los pies del gran sabio ya no relucen como lo hacían
antes. Entiende el problema, mi devoto amigo.”
Kasyapa, con su mente llena de gran reverencia por el Maestro,
cayó en su cara y nuevamente acarició con sus manos los pies
del Sabio que estaban marcados con círculos perfectos y tan
pronto como los pies del Maestro fueron elogiados por el devoto
y virtuoso Kasyapa, la pira funeraria del Señor del mundo se
incendió, avivada por el viento. Mientras el cuerpo del
Conquistador ardía, quinientos hombres sagrados se juntaron y
recitaron un cántico, que era el siguiente “Él que ha soportado
las marcas de el Gran Hombre ha fallecido, él quien fue nuestro
Maestro, el guía del Suras y Asuras. ¿Qué ganamos
quedándonos en el mundo más tiempo? Abandones ahora
nuestros cuerpos. Hemos cumplido nuestro deber; hemos

131
logrado permanencia sin pena e infinita, habiendo pasado por
muchas vidas. Vayámonos de este mundo, aquí y ahora.” Al
terminar el canto, Kasyapa, les dijo a estos hombres: “No mis
amigos, no puedes aquí y ahora fallecer, inmune a cualquier tipo
de renacimiento, porque, si lo haces, sectarios y herejes se
levantarían y harían daño a las incomparables doctrinas. Esta es
la ocasión de la cremación del Buda y eso es todo lo que nos
debe importar ahora. Aquellos salvadores del mundo, esos
hombres con corazón de león, los sabios y valientes que aún no
llegan, no pueden aparecer en el mundo si las enseñanzas del
Maestro no fueran unificadas. Por lo tanto, sin un quiebre y en
perfecto unísono, reciten la excelente enseñanza del Sugata, para
que este recital bien y verdaderamente hecho, tenga gran
renombre entre hombres y Devas.” “Qué así sea”, dijeron esos
hombres sagrados, escuchando las palabras de Kasyapa.
Entonces ellos continuaron reflexionando, y pensaron: “¿Dónde
haremos las asambleas de aquellos que creen en el Dharma?
Que sea en la agradable arboleda cerca de la hermosa ciudad de
Rajagṛiha que es la capital del señor Magadha, en la gruta llamada
Saptaparṇa.
En la cuesta abajo del norte del Monte Vaihaya, en una
superficie rocosa de la tierra, sombreada por diversos árboles.
Que ahí se haga los concilios de Dharma”. Luego, se dirigieron
al lago Manasa, en el Monte Vaihaya; en la cuesta de la hermosa
montaña entraron a un bosque y ahí se sentaron a recitar las
enseñanzas del Buda.

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Glosario

Apsarase: Un tipo de Deva, que corresponde a una ninfa


acuática.
Arhan: Corresponde a alguien, que ha logrado comprender la
verdadera naturaleza de la existencia y ha logrado el nirvana.
Aryan: Arios, correspondientes a la raza Aria.
Asravas: Se conocen como las tendencias karmicas, y esto es
las contaminaciones mentales de los placeres sensuales, el deseo
de la existencia y la ignorancia, que perpetúan el ciclo del
renacimiento.
Asuras: Deidades elementales, malvadas, sedientas de poder,
siempre dispuestas a la guerra y consideradas demoníacas y
pecaminosas.
Brahma: Corresponde al primer ser viviente creado, y dios
creador del universo.
Brahmán: Casta sacerdotal (la más importante de las cuatro);
conforman los sacerdotes y los asesores del rey.
Devas: Son deidades elementales, benévolas que habitan
diferentes cielos donde gozan de los placeres en recompensa a
sus buenas acciones anteriores, ya que aún no han superado los
niveles kármicos y están sujetos a nuevos renacimientos.
Dharma: Su significado es muy amplio, pero a grandes rasgos
serían las conductas que se considera que están de acuerdo con
el orden que hace posible la vida y el universo, e incluye deberes,
derechos, leyes, conducta, virtudes y un recto modo de vivir. Por
lo tanto, el Dharma es la ley universal de la naturaleza, ley que se
encuentra en cada individuo lo mismo que en todo el universo.
A nivel cósmico esta ley se concibe manifestada por
movimientos regulares y cíclicos.
Kalpa: Largo periodo de tiempo.
Karma: Es una energía trascendente (invisible e inmensurable)
que se genera a partir de los actos de las personas, estos actos
que efectuamos dejan huellas o impresiones en nuestra mente

133
muy sutil que, con el tiempo, producen sus correspondientes
resultados. Es decir, es una especie de ley de causa y efecto que
establece que nuestras acciones físicas, verbales y mentales son
causas, y nuestras experiencias son sus efectos.
Kinnaras: Es un tipo de Deva, que corresponde a músicos y
cantantes celestiales.
Kumbhāṇḍas: Corresponde al grupo de espíritus enanos y
deformes de entre las deidades menores de la naturaleza, en la
mitologíabudista.
Nāgas: Son un tipo de seres o semidioses inferiores con forma
de serpiente.
Nirvana: Es el estado de liberación tanto del sufrimiento como
del ciclo de renacimientos.
Piśācas: Demonios oscuros de origen maligno.
Prabhasvara: Corresponde a la luz del aura de Gotama.
Rākṣasas: Es un tipo de ser demoniaco.
Sakra: Deva gobernante del paraíso trāyastriṃśa en la
cosmología budista.
Samskaras: Corresponden a las impresiones (por ejemplo,
actos repetidos) que se graban en la mente y generan la
personalidad de un ser humano.
Sangha: Hace referencia a un grupo formado por personas que
han sido ordenadas como monjes o monjas, también puede
usarse en un sentido más amplio para nombrar al conjunto de
todos los seres (monjes o laicos) poseedores, o en búsqueda, de
algún grado de realización, esta última definición es conocida
también como sangha noble.
Skandhas: Son los componentes de la existencia ordinaria que
habitualmente confundimos con nuestro propio ser. Uno de
estos conjuntos, la forma, es el cuerpo físico. Los otros cuatro
son, la sensación, la percepción, las tendencias o formaciones
mentales, y la conciencia; lo que son aspectos o funciones
mentales.

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Sugata: Es un epíteto que se le entrega a Gotama, y puede ser
traducido como el afortunado.
Tathagata: es un término que la tradición del budismo atribuye
al propio Buda Gautama para referirse a sí mismo. Se traduce
como "el que así ha venido" o "el que así se ha ido". También
se ha señalado como traducción de este término, "el que ha
alcanzado la verdad", esta última acepción ha sido enseñada
principalmente dentro del contexto del budismo de la escuela
Theravada.
Yakṣas: Es el nombre de una amplia clase de espíritus de la
naturaleza, por lo general benévolos, tutores de los tesoros
naturales escondidos en la tierra y entre las raíces de los árboles.
Yojana: Es una unidad de medida utilizada en la antigua India.
Los estudiosos de la actualidad estiman que mediría 6,2 km
aproximadamente.

135
Bibliografía capítulo III

arnau juan, Buda histórico y Buda legendario. tradiciones


hagiográficas de
siddhrtha gautama, estudios de asia y áfrica, vol. xlviii, núm. 3,
septiembre-diciembre, 2013, pp. 641-656.
maria teresa román lópez, Buda: un personaje para la historia
del antiguo oriente,
espacio, tiempo y forma, serie ii, h.' antigua, t. 7, 1994, págs.
85-103. g.k nariman, historia literaria del budismo sanscrito

136
137
138
139
EL BUDA SEGÚN MAHAVASTU
Sebastián Jofré
Mirada Maga Ediciones
1 edición.
Registro Propiedad Intelectual
ISBN
Marzo 2020
Servicios avanzados Dimacofi s.a.

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