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Calidad del agua y sedimento en el lago de Maracaibo, estado Zulia

Maracaibo lake water and sediment quality, Zulia State

Giovany José-Bracho giovanybracho@gmail.com

Universidad Bolivariana de Venezuela, Venezuela

José Quintín Cuador-Gil cuador@upr.edu.cu

Universidad de Pinar del Río, Cuba

Rosa Margarita Rodríguez-Fernández rosamarina1942@gmail.com

Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa, Cuba

Calidad del agua y sedimento en el lago de Maracaibo, estado Zulia

Minería y Geología, vol. 32, núm. 1, pp. 1-14, 2016

Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa 'Dr Antonio Nuñez Jiménez'

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0


Internacional.

Recepción: 09 Julio 2015

Aprobación: 04 Noviembre 2015


Resumen:Se analizó el agua y el sedimento del lago de Maracaibo en seis estaciones de
muestreo distribuidas de norte a sur del lago. Los parámetros físico-químicos y ambientales
fueron determinados y establecidas las relaciones entre estos y las áreas afectadas por
descargas de aguas residuales, depósitos de basura, residuos industriales líquidos y sólidos,
actividad petrolera y agrícola y materiales orgánicos acarreados por ríos y drenajes pluviales.
Se evidenció la contaminación por incremento de nutrientes (nitrógeno y fósforo) en las zonas
influenciadas por los ríos y vertederos de agua residual y se validó la presencia de una cuña
salina por la penetración al lago de las aguas del golfo de Venezuela. Las concentraciones de
metales pesados están por debajo de los límites permisibles para el agua; en los sedimentos es
muy heterogénea..

Palabras clave:lago de Maracaibo, calidad del agua, contaminación ambiental, metales


pesados.

Abstract:The Maracaibo Lake water and sediment were tested in six sampling stations
distributed in the north and south of the lake. The physicochemical and environmental
parameters were determined as well as the relation was established between these
parameters and the areas affected by waste discharge, landfills, liquid and solid industrial
wastes resulting from oil prospection and agricultural activities and organic material carry-
overs in rivers and pluvial drainage. This shows a level of contamination caused by increased
content of nutrients (nitrogen and phosphorus) in the areas adjacent to the rivers and residual
water discharge. It was observed that a saline wedge was formed due to the penetration of
lake waters coming from the Gulf of Venezuela. The concentration of heavy metal was below
permissible levels in the water and very heterogeneous in the sediments.

Keywords:Maracaibo Lake, water qualit, environmental contamination, heavy metals.

1. INTRODUCCIÓN

El lago de Maracaibo se conecta en su extremo norte con el golfo de Venezuela por un estrecho
de 55 km. La entrada al lago de barcos de gran calado propicia un mayor intercambio de aguas
entre el mar y el lago, aumentando su salinización (Ramírez 2004).

La cuenca de Maracaibo es una de las zonas de mayor riqueza petrolífera del mundo. La
intensa explotación de este recurso llevó a decretar el 11 de julio de 1928 la “Ley de vigilancia
para impedir la contaminación por petróleo de las aguas del lago”, en la cual se reconocía el
grave peligro que esta actividad le generaba al ambiente al deteriorar la capacidad de los
ecosistemas acuáticos (Corona-Lisboa 2013). Hoy día se evalúa la calidad del agua a través del
Decreto 883 “Normas para la clasificación y el control de la calidad de los cuerpos de agua y
vertidos o efluentes líquidos” (Gaceta Oficial 1996).

Las operaciones petroleras en la cuenca del lago de Maracaibo iniciaron a mediados del siglo
XX. La magnitud de estas operaciones hace inevitable algunas descargas de crudo a las aguas
del lago, debido a rupturas de tuberías u otro tipo de accidente inherente a las operaciones de
producción y transporte de petróleo, registrándose aproximadamente 1 800 derrames en los
últimos diez años, según la asociación para la conservación del lago de Maracaibo (Castros
2007).

Desde 1924 las aguas del lago han venido experimentando un cambio en su composición
química debido a la explotación petrolera. A partir de 1956 un incremento continuo en la
concentración salina se ha venido produciendo a causa de la penetración de aguas desde el
golfo de Venezuela, convirtiendo las aguas del lago en no aptas para el consumo humano,
agrícola o industrial (Hidalgo 2009).

Con base en lo anterior se realizó un estudio, a través de la Gerencia de Operaciones Acuáticas,


que coordina el plan de muestreo para evaluar la calidad del agua y los sedimentos del lago de
Maracaibo.

2. MATERIALES Y MÉTODOS

El sistema del lago de Maracaibo está conformado por el golfo de Venezuela, bahía El Tablazo,
estrecho de Maracaibo, lago propiamente dicho y ríos tributarios.

Se evaluó la calidad del agua y los sedimentos del lago de Maracaibo a través de seis puntos de
muestreo con el objetivo de evaluar agua y sedimento en tres zonas del lago. Estas zonas se
seleccionaron debido a que las mismas cubren tres ejes de interés hidrológico asociado al lago.

Zona I. Zona de intercambio de agua entre el golfo y el lago.

Zona II. Zona de influencia entre la bahía El Tablazo, el canal de navegación y el área de
influencia del río Limón, caracterizada por ser un centro de operaciones de actividad petrolera
en el lago, ubicada a 8 km de la desembocadura del río Palmar.

Zona III. Zona sur del lago correspondiente a las estaciones de mayor profundidad, donde se
desarrolla la mayor actividad operacional petrolera. Constituye un delta donde convergen los
ríos de Mérida, Táchira y Colombia que alimentan al lago, cercano a varias ciudades y pueblos,
con gran actividad agropecuaria y pesquera, ubicada a 9 km de la desembocadura del río
Catatumbo.

De la misma manera las estaciones de muestreo fueron seleccionadas debido a su cercanía con
las zonas de influencia, condición de acceso y operación para embarcaciones y punto de
referencia de fácil ubicación para muestreos futuros (Figura 1).

Figura 1.
Ubicación geográfica de estaciones de muestreo y ríos.

2.1. Metodología de muestreo

Para la obtención de muestras de agua y sedimento se utilizaron los siguientes equipos:


 Una bomba de diafragma, para captar un total de dos muestras de agua en cada una
de las seis estaciones de muestreo de la siguiente manera: una muestra de agua en
superficie y otra a 0,5 m del fondo.

 Una Draga Ekman, donde en cada una de las seis estaciones se colectaron dos
muestras en sedimento para determinar la cantidad de metales pesados.

Los parámetros medidos fueron: temperatura, pH, conductividad, oxígeno disuelto, salinidad y
profundidad. Todos se determinaron a un metro, en la profundidad de la haloclina y a 0,5 m del
fondo, mediante la utilización de una sonda Hydrolab H20, la cual registra la profundidad.

2.2. Análisis físico-químico en muestras de agua y sedimento

A las muestras de agua se les determinó en el laboratorio los siguientes parámetros:


hidrocarburos totales (TPH), demanda química de oxígeno (DQO), fenoles, fósforo total, sólidos
suspendidos totales (SST), sólidos disueltos totales (SDT), sólidos totales (ST), nitratos, nitritos,
turbidez, bario, cromo, mercurio, plomo, zinc. A las muestras de sedimento se les determinó:
TPH, As, Ba, Cr, Fe, Pb, Zn y V. Para los análisis se siguieron los procedimientos descritos en el
"Standard Methods for the Examination of Water and Wastewater" 20th Edition; mientras las
muestras sedimento se analizaron siguiendo los procedimientos descritos en EPA (1997).

3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

3.1. Caracterización físico-química de agua y sedimentos del lago

Los valores obtenidos, de los análisis realizados a las muestras de agua, (Tabla 1) permitieron
determinar que todos los puntos de muestreo presentaron concentraciones de THP y fenoles
mayores a los permitidos, lo que evidencia la contaminación por hidrocarburos debido a la
estrecha relación entre ambos.

De igual manera, se demostró que las concentraciones de sólido disuelto fueron excedidas en
las estaciones 1 y 4 en superficie y en fondo en la estación 4. También se observó que los
nitratos y nitritos excedieron los límites en superficie en la estación 4 y en fondo en la 2.
Finalmente, se detectaron niveles de oxígeno disuelto por debajo de los permisibles en la
estación 5 y en la 6 en fondo. En referencia a los demás parámetros evaluados en los puntos de
muestreo se mantuvieron por debajo de los límites permisibles del Decreto 883.

En referencia a los metales presentes en el agua se observan valores de concentraciones del


Ba, B, Cr, Fe, Cd, Pb y Zn en todas las estaciones de muestreo (superficie y fondo) por debajo de
los niveles permisibles por el Decreto 883 (Marcovecchio y Freije 2013).

Tabla 1.

Caracterización físico-química del agua y sedimentos del lago

Elemento Aceites Nitritos


Sólidos Hierr
o minerales e Detergente Fenole + Bario Crom Mercuri Plomo
disuelto Boro o Zinc
compuest hidrocarburo s s Nitrato total o total o total total
s totales total
o s s (N)

Estación Límite Decreto 883


de
0,3 1 0,002 3 000 10 1 0,75 0,05 1 0,01 0,05 5
mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l mg/l
muestreo
0,02 <0,3 <0,00 <0,00 <0,0
1 3,16 <0,05 <0,05 6 794 3,11 0,123 <0,001
7 0 1 2 1

0,02 <0,3 <0,00 <0,00 <0,0


4,14 <0,05 <0,05 2 928 7,81 0,075 <0,001
8 0 1 2 1
2
0,02 <0,3 <0,00 0,03
2,58 <0,05 <0,05 2 854 10,59 0,086 <0,001 0,005
8 0 1 2

0,02 <0,3 <0,00


3,05 <0,05 <0,05 2 212 6,2 0,026 <0,001 0,005 0,02
8 0 1
3
0,02 <0,3 <0,00 0,01
3,16 <0,05 <0,05 2 298 4,49 0,06 <0,001 0,005
9 0 1 7

0,02 <0,3 <0,00 <0,0


2,89 <0,05 <0,05 1 818 18,61 0,458 <0,001 0,009
8 0 1 1
4
0,02 <0,3 <0,00 0,01
3,7 <0,05 <0,05 2 340 0,26 0,023 <0,001 0,008
8 0 1 7

0,02 <0,3 <0,00 <0,0


2,9 <0,05 <0,05 3 244 0,26 0,008 <0,001 0,007
7 0 1 1
5
0,02 <0,3 <0,00 0,04
4,27 <0,05 <0,05 3 160 0,26 0,012 <0,001 0,016
8 0 1 2

0,02 <0,3 <0,00


3,65 <0,05 <0,05 2 350 0,26 0,021 ---- 0,004 0,01
7 0 1
6
0,02 <0,3 <0,00 0,03
4,81 <0,05 <0,05 2 145 0,31 0,066 <0,001 0,014
7 0 1 2

3.2. Análisis de la distribución de contaminantes en el lago

En las estaciones 1, 2 y 3 existe un mezclado homogéneo producto de la penetración de agua


salina del golfo hacia el lago, causado por el régimen de marea. De la misma manera en las
estaciones 4, 5 y 6 se presenta una tendencia de intrusión de una cuña salina producto de la
diferencia de densidad entre el agua dulce y el agua salada, convirtiéndose en una masa de
agua menos homogénea. Esto se puede apreciar en el comportamiento de la salinidad en los
puntos de muestreo, a pesar de la influencia del agua dulce que proviene de los ríos
Catatumbo y Palmar. Las zonas influenciadas por la desembocadura de los ríos pueden tener
composición salina diferente.

En la Tabla 2 se aprecia un incremento en la conductividad y salinidad hacia el norte, debido a


la intrusión salina de agua de mar a través del canal de navegación. En la estación 5 existe un
incremento notable de la conductividad, la misma es atribuida a la intensa actividad petrolera
en el centro del lago.

Tabla 2.

Resultados de análisis físico-químicos


Element Deman Deman Sólid
Fósfo
o, oxíge da da Sólido o
ro Turbid
Profundi compue no biológi químic DBO/ en total Temperat Conductivi Salinid
total ez, pH
dad sto o disuel ca de a de DQO suspens es ura °C dad mS/m ad %
es NTU
parámet to oxígen oxígen ión mg/l mg/
mg/L
ro o mg/l o mg/l L

6,0
Límites permisibles >4,0
--- --- --- --- --- --- <25 --- --- - ---
Decreto 883 mg/L
8,5

6
0 1 10,5 2 312 0,0064 0,06 80 1,02 27,5 13,99 7,3 8,43
920

3 7,7
0 2 9,8 2 16 0,125 0,08 26 1,82 28,17 6,17 3,8
054 6

2 7,6
12 8,3 2 16 0,125 0,09 2 1,82 28,5 6,4 3,2
960 7

2 7,5
0 3 8,9 2 22 0,091 0,09 38 1,02 29,59 4,71 2,4
350 8

2
10 7,8 2 22 0,091 0,09 38 1,02 31,3 4,82 7,8 2,43
416

1 7,8
0 4 6,7 5 22 0,223 0,09 4 2,61 29,5 4,4 2,3
866 8

2 7,8
10 5,4 6 22 0,273 0,09 4 1,82 29,33 4,5 2,36
369 8

3
0 5 5,7 4 27 0,148 0,14 6 <1 29,3 6,1 7,8 3,29
320

3
27 0,7 8,25 22 0,375 0,16 6 ---- 29,06 6,1 7,1 3,29
234

2 7,7
0 6 8,6 6 22 0,273 0,09 4 <1 29,9 3,8 1,88
404 4

2 7,6
27 2,7 7,1 16 0,444 0,1 6 1,82 29,3 4,7 2,5
178 3

En base a lo descrito anteriormente se puede apreciar que la salinidad y conductividad


presentan una distribución uniforme de sus valores en el lago. Ese comportamiento se refleja
de igual forma respecto a los sólidos disueltos totales y sólidos totales, los que mantienen un
patrón de uniformidad en los valores de la columna de agua, donde solo se puede apreciar un
aumento de sólido disuelto en el fondo de la estación 4, el cual se puede atribuir al centro de
operación petroleras y al material arrastrado del río Palmar. Su desembocadura se encuentra a
solo 8 km de la estación de muestreo.

Se obtiene la misma tendencia de uniformidad relacionada a la salinidad, conductividad,


sólidos disueltos totales y sólidos totales. Respecto al comportamiento del pH, el mismo se
encuentra en un rango permisible según el Decreto 883 que establece valores entre 6 y 8,5. El
comportamiento de este indicador en el área se muestra en la Figura 2. En la estación 5 se
reporta el valor máximo de acidez.

Figura 2.
Comportamiento del pH.

Analizando la relación de pH y O2 disuelto en superficie y fondo, en las estaciones de muestreo


1, 2 y 3 se observó un incremento del oxígeno disuelto con una disminución no significativa del
pH. Este comportamiento se atribuye a la poca actividad fotosintética y a la influencia del
sistema de oleaje de las aguas del golfo, mostrándose tanto para superficie y fondo un
premezclado homogéneo hacia la desembocadura con la bahía El Tablazo y el golfo.

Al atender el comportamiento de estos parámetros en las estaciones de muestreo 4, 5 y 6 se


observó un aumento no significativo del pH y disminución del oxígeno disuelto, lo que se
atribuye a una máxima concentración de materia orgánica y por ende a mayores procesos
biológicos. Este proceso se observa de manera similar tanto en superficie como en fondo, a
excepción de la zona caracterizada por un delta donde convergen los ríos de Mérida, Táchira y
Colombia, que alimentan al lago de Maracaibo.

Este comportamiento general se puede atribuir al incremento de oxígeno producto de la


oxidación de materia orgánica concentrada en el sedimento arrastrado por los ríos Catatumbo
y Escalante y a la estratificación de la columna de agua, debido a la diferencia de densidades
que impiden que las aguas subsuperficiales sean oxigenadas por un recambio con las masa de
agua superficiales oxigenada, tal como se puede apreciar en la Figura 3.

Figura 3.
Relación pH–oxígeno disuelto en el fondo.

Al relacionar las variables temperatura y oxígeno disuelto se observó que están vinculadas de
manera inversa, debido a que la oxidación biológica aumenta con la temperatura, producto de
abundante cantidad de materia orgánica creciente del norte al sur, evidenciándose también en
la relación oxígeno disuelto–pH debido a un medio reductor que produce una acidificación
progresiva del medio.

Respecto a la relación fósforo total y oxígeno disuelto se puede inferir que la mayor cantidad
de fósforo se deposita hacia el centro del lago resultado de la acumulación de materia orgánica
a consecuencia de la falta de organismos (flora y fauna) que consuman estos nutrientes; en
consecuencia, el fósforo total aumenta a medida que disminuye el O2 disuelto, como se puede
observar en las Figuras 4 y 5.

Figura 4.
Comportamiento oxígeno disuelto.

Figura 5.
Comportamiento fósforo total.

Con base en los resultados de la demanda biológica de oxígeno (DBO) se puede observar en las
estaciones 4, 5 y 6 (Figura 6) un incremento de los valores. Esto está relacionado con el
aumento de la materia orgánica biodegradable, por lo que debe existir mayor cantidad de
microorganismos que tengan la capacidad de oxidar metabólicamente la materia orgánica
presente en el agua, quizás influenciada por numerosas instalaciones petroleras y el material
arrastrado por los ríos Palmar y Catatumbo. Dichos ríos tienen sus desembocaduras a 8 y 10
km, respectivamente, de las estaciones 4 y 6, razón por la cual en las estaciones mencionadas
existe mayor cantidad de materia orgánica biodegradable en el agua.

Por otra parte, en las estaciones 1, 2 y 3 se observa una mezcla homogénea con el intercambio
de materia orgánica que está influenciada por el intercambio de aguas entre el lago y el golfo
debido a su régimen de marea.
Figura 6.
Comportamiento de la demanda biológica de oxígeno, DBO.

En referencia al comportamiento de la demanda química de oxígeno (DQO) se observa que, a


excepción de la estación 1, los valores son bajos, debido a la actividad petrolera, con un ligero
incremento en las estaciones 5 y 6.

Es importante mencionar que no existe normativa para valores de DBO y DQO para aguas
superficiales. Sin embargo, para aguas estabilizadas biológicamente debe existir una relación
DBO/DQO < 0,12, para permitir que dichos cuerpos de agua superficial, debido a su poder de
autopurificación, puedan degradar la materia orgánica de los efluentes ya que, además, ocurre
un proceso de dilución y de aireación.

Los parámetros obtenidos en las estaciones de muestreo revelaron valores de la relación


DBO/DQO en superficie en el rango de 0,0064 en el norte hasta 0,273 hacia el sur; mientras
que en el fondo la variación va de 0,0064 hasta 0,444, también de norte a sur. Ello indica la baja
capacidad de autopurificación de las aguas del lago y la presencia de compuestos tóxicos o
resistentes a la biodegradación desde la estación 2 hasta la 6. El comportamiento de la estación
1 está relacionado con la mayor circulación e intercambio del agua con el mar Caribe.

Con relación a los contenidos de hidrocarburo totales (TPH) en las estaciones de muestreo 3, 4,
5 y 6 y comparando con la demanda biológica de oxígeno (DBO) se puede evidenciar el
aumento de materia orgánica en el agua, ya que los microorganismos presentes no tienen la
capacidad de realizar el proceso de oxidación metabólica de los TPH. Es de acotar que los
niveles de TPH exceden los niveles permisibles por el Decreto 883 en todas las estaciones de
muestreo (Figuras 6 y 7).

Figura 7.
Comportamiento hidrocarburos totales de petróleo (TPH).

Respecto a los fenoles, los valores reportados por el laboratorio están por debajo de 0,05
mg/L, pero no especifican si son mayores o menores a 0,002 mg/L, límite máximo permisible
en el Decreto 883. Es conocido que los fenoles son hidroxiderivados del benceno y de
compuestos aromáticos polinucleares, los cuales suelen provenir de actividades industriales
(plantas de coquización, refinerías, papeleras, etc.), degradación de productos fitosanitarios y
de la descomposición de materia vegetal, por lo cual pueden tener estrecha relación con los
parámetros de TPH, que sí están por encima de los límites permisibles en el decreto para
calidad del agua.

Analizando el comportamiento de los nitritos y nitratos (Figura 8) en las diferentes estaciones


de muestreo se observó que existen dos valores fuera del límite permisible, pertenecientes a
las estaciones de muestreo 2 en fondo y la 4 en superficie. Los valores determinados en la
estación 2 se deben principalmente a tres causas: las operaciones del complejo petroquímico
de El Tablazo, el no funcionamiento de la planta de tratamiento de agua residuales Norte (5
000 L/s) y la cañada Fénix. Todo esto genera la acumulación de sales y nutrientes como fósforo
y nitrógeno, tóxicos, bacterias y virus, productos de la descarga de aguas servidas, permitiendo
la descomposición de los compuestos nitrogenados como las proteínas, la urea, etc.

En referencia a la estación 4 los valores altos en superficie son consecuencia de las numerosas
instalaciones de operaciones petroleras ubicadas en la cercanías al punto de muestreo, las
cuales no constan de plantas de tratamiento de aguas residuales, siendo drenadas al lago sin
control de aguas efluentes.

Por otra parte, las muestras tomadas en estación 1 y 3 presentan niveles de nitratos muy
cercas del permisible, por lo que se deben monitorear. Estos últimos valores son consecuencia
de los mismos factores declarados para la estación 2, aquí reducidos por el régimen de mareas
que tiene mayor influencia hacia el norte que hacia el sur.

Figura 8.
Comportamiento nitritos y nitratos.

En cuanto a los metales pesados presentes en el agua se determinó que las concentraciones de
Ba, B, Cr, Fe, Cd, Pb y Zn presentaron, en todas las estaciones de muestreo de superficie y
fondo, valores por debajo de los niveles permisibles por el Decreto 883.

3.3. Metales pesados en los sedimentos

No se pudo realizar una comparación con valores de concentración permisible debido a que la
legislación venezolana vigente no establece esos límites de metales pesados en sedimentos
para su disposición abierta en aguas costeras y marinas, existiendo un vacío legal al respecto.
Sin embargo, se analizó el comportamiento entre las diferentes áreas de estudio y estaciones
para definir cada punto de muestreo. Los resultados de las determinaciones se muestran en
la Tabla 3.

En relación a lo anterior se pudo evidenciar que la zona del estrecho estación 3 se puede
definir como una zona de baja concentraciones de metales y la zona sur está influenciada por
numerosas instalaciones petroleras y descargas de ríos. La estación 5 se define como zona de
alta concentración de metales. Así mismo se puede decir que la estación de muestreo 2,
ubicada en la bahía El Tablazo, representa una zona de medianas a altas concentraciones de
metales, influenciadas por la desembocadura del río Limón y Pequiven, presentando
concentraciones de As>V>Pb>Cr, lo cual corrobora la contaminación por hidrocarburos.

Tabla 3.

Resultados de los análisis de metales pesados en el sedimento, mg/kg

Estación de
TPH Arsénico Bario Cromo Pb Zinc Vanadio
muestreo

1 0,61 9,61 261 17,00 08,63 78 29,00

2 1,34 7,19 162 18,00 13,00 87 28,00

3 0,06 1,00 466 01,26 03,00 29 01,75

4 0,70 6,77 027 05,20 05,18 24 21,00

5 0,62 4,00 309 12,00 21,00 107 34,00

6 0,56 2,68 058 10,00 06,00 51 18,00

El análisis realizado sobre las diferentes propiedades físico-químicas de las aguas del lago de
Maracaibo ha permitido identificar los principales contaminantes que en él se presentan, así
como las posibles fuentes que dan lugar a esa contaminación (Tabla 4).

Tabla 4.

Principales tipos de contaminantes y fuentes emisoras

Principales contaminantes

Residuos Fuente

Ocasionados por derrames debidos a fracturas en las tuberías y


Petroleros
en las actividades de extracción y transporte de crudo.

Los cuales se generan en el área de El Tablazo, muchos de ellos


Petroquímicos de tipo eutroficantes o de acción tóxica y persistente, como
fenoles, mercurio, compuestos fosfatados y nitrogenados.

Orgánicos y Acarreados por los ríos y drenajes pluviales de las áreas


Fertilizantes agropecuarias de la región sur del lago.

Descargas directas al lago, provenientes de industrias


Líquidos y Sólidos
localizadas en los márgenes y de otras que drenan sus residuos
Industriales
en los ríos de la hoya hidrográfica del lago.

Líquidos y Sólidos Descargados directamente al lago o mediante las principales


Domésticos cañadas de la ciudad, entre ellas Morillo y Fénix.

A partir de esos resultados se deben promover controles ambientales dirigidos a las principales
fuentes de contaminación que se identificaron durante este trabajo, entre ellos hidrocarburos y
vertederos de aguas residuales.

4. CONCLUSIONES
La hidrografía en la cuenca y la hidrodinámica del sistema lago de Maracaibo influyen de
manera directa en la distribución de los parámetros evaluados, razón por la cual se observa un
comportamiento heterogéneo entre los puntos de muestreo. Se evidenció la contaminación
por incremento de nutrientes (nitrógeno y fósforo) en las zonas influenciadas por los ríos y
vertederos de agua residual. La presencia de una cuña salina debido a la penetración de las
aguas del golfo de Venezuela al lago de Maracaibo quedó validada por los valores de la relación
salinidad–conductividad. Los límites permisibles para concentraciones de metales pesados en
el agua no son sobrepasados por los valores obtenidos. La concentración de metales pesados
en sedimentos es muy heterogénea.

5. REFERENCIAS

Castros, G. 2007: El informe técnico diseño y monitoreo frente a derrames de hidrocarburos.


UBV.

Corona-Lisboa, J. L. 2013: Contaminación antropogénica en el lago de Maracaibo, Venezuela.


Biocenosis 27.

EPA. 1997: Test Methods for Evaluating Solid Waste: Physical/Chemical Methods SW-846.

Gaceta Oficial de la República de Venezuela. 1996: Normas para la Clasificación y el Control de


la Calidad de los Cuerpos de Agua y Vertidos o Efluentes Líquidos. Decreto 883: 50-62.

Hidalgo, J. 2009: Efecto de los derrames petroleros sobre los hábitats marinos. Revista Ciencia
Ahora.

Marcovecchio, J. & Freije, R. 2013: Procesos químicos en Estuarios. Universidad Tecnológica


Nacional.

Ramírez, A. 2004: La Lenteja de Agua–Lemna en el lago de Maracaibo. PlaniGestión, C. A.

Notas de autor

giovanybracho@gmail.com

Enlace alternativo

http://revista.ismm.edu.cu/index.php/revistamg/article/view/1117/676 (pdf)

El lago de los sueños.


El Lago de Maracaibo en la cartografía y cronistas tempranos (1499-1540)

Emanuele Amodio

Escuela de Antropología. Universidad Central de Venezuela.


E-mail: eamodio@reacciun.ve

Resumen
La elaboración de geografías es una tarea fundamental en cualquier acción de conquista de
nuevos territorios. En el caso del Lago de Maracaibo y golfo de Venezuela, la cartografía
temprana y las relaciones de los primeros exploradores reportan imágenes contrastantes,
donde la península de la Guajira fue representada como isla. A esto hay que añadir el contraste
entre diferentes fecha de entrada en lago de Maracaibo y el problema del fechado del primer
mapa americano, el Portulano de Juan de la Cosa. Todos estos elementos llevan a estudiar
nuevamente los datos para enfocar mejor los eventos de la primera llegada de los españoles a
la región lacustre.

Palabras clave:

Lago de Maracaibo, cartografía, golfo de Venezuela.

The Lake of Dreams


Lake Maracaibo in Early Cartography and Chronicles (1499-1540)

Abstract

The elaboration of geographies is a fundamental task in any action of conquest of new


territories. In the case of Lake Maracaibo and The Gulf of Venezuela, early cartography and
accounts of the first explorers report different images, in which the Guajira Peninsula was
represented as an island. It is necessary to add to this differentiation, the contrast between the
different different entry dates into Lake Maracaibo and the date on one of the first American
maps, the Portulano of Juan de la Cosa. All these elements should be studied again in order to
better focus the events related to the first arrival of the Spanish in the lake region.

Key words:

Lake Maracaibo, cartography, Gulf of Venezuela.

Recibido: 21/01/2005   Aceptado : 31/03/2005

INTRODUCCIÓN (1)

La conquista de un nuevo territorio implica siempre el despliegue de un saber geográfico


destinado a producir una imagen manejable del nuevo espacio, lo que hace posible la
ocupación y su defensa frente a las legítimas pretensiones defensivas de sus habitantes. En el
caso de tierras lejanas, es decir, sobre las cuales no se ha acumulado un saber histórico,
resultado de la frecuentación pacífica o bélica, la percepción inicial y el conocimiento temprano
deriva en gran parte de los presupuestos míticos que sobre los “otros mundos” cada sociedad
ha producido (cf. Amodio, 1993). Sin embargo, esta “geografía mítica”, que puede mantener su
valor identitario a lo largo de los siglos, necesita ser adecuada a la realidad material de los
territorios “descubiertos” para hacer factible la conquista o, por lo menos, su control directo o
indirecto. Por esto, gracias a la mirada tendencialmente realista de militares, funcionarios y
comerciantes, a los mitos geográficos del primer contacto se sobreponen y substituyen saberes
empíricos que dibujan nuevas imágenes cartográficas y descripciones que sirven de referente
para el anclaje territorial de la intención colonial. Cómo escribe Ponce Leiva:

“Controlar un espacio, un territorio o una nación, no es sólo ocupar, dominar y utilizar; de


hecho, existen mecanismos más sutiles (y hasta cierto punto más cómodos) que posibilitan un
dominio eficaz del espacio. Desde este punto de vista, controlar un territorio sería también una
forma de «delimitar» el espacio: no se trata necesariamente de una delimitación física,
señalando fronteras geográficas, sino del establecimiento de áreas de influencia política,
cultural y económica que en muchos casos supera ampliamente las líneas fronterizas. Esta
interpretación no vincula el concepto de control ni a una dominación política directa, ni a una
ocupación física, ni a la implantación de un sistema administrativo peculiar: se trata, como
queda dicho, de señalar áreas de influencia propias y reivindicarlas como exclusivas ante
posibles intrusos” (Ponce Leiva, 1988: XXIX).

El caso que pretendemos examinar, la conformación temprana de la imagen geográfica del


Lago de Maracaibo y Golfo de Venezuela, se enmarca dentro de estos procesos culturales e
históricos, siendo la “aparición” de esta región en la percepción europea el resultado del
impacto de los conquistadores europeos con un mundo completamente diferente e
inesperado.

Aunque las necesidades ideológicas del presente han exaltado sobremanera el acontecimiento
en Venezuela, en consideración del valor que en la actualidad está atribuido a la región, no
cabe duda de que haya que esperar el siglo XVII y, sobre todo, el XVIII para que la región
lacustre ocupara un espacio importante en la definición geopolítica regional (2). De cualquier
manera, en 1499, el descubrimiento de tierras nuevas ya no era una novedad, pero tampoco se
había vuelto rutina: si bien se había desvanecido la idea de encontrar los monstruos y las
sirenas colombinas, aún se mantenía las expectativas de descubrir tierras nuevas y nuevas
riquezas. En este sentido, no es por azar que es Vespucio, proveniente de una cultura ya
definitivamente post-medieval, quien por primero tuvo conciencia de que no habían llegado al
Katay o a Çipango, sino a un nuevo continente, un Nuevo Mundo que tomará su mismo
nombre: América.

Dos imágenes se sobreponen y contraponen en la construcción auroral de las costas de Tierra


Firme e islas del mar Caribe: la discursiva y la iconográfica. De alguna manera, la descripción de
Vespucio es literaria y, por esto, se presta a las elipsis y al uso de las metáforas. Un poco más
realistas son las imágenes producidas por algunos conquistadores españoles y, naturalmente,
por los funcionarios, cuyos intereses eran explícitamente de tipo descriptivo con fines
económicos (cf. Amodio, 2002). Por su parte, las imágenes cartográficas elaboradas por los
marinos, a partir del mismo Juan de la Cosa, parecen articularse entre un registro empírico (el
mundo conocido directamente) y un registro mítico (el mundo imaginado), resultado de los
relatos geográficos europeos. Es así como, en general, a esta articulación entre registros
representativos, el gráfico y el discursivo, es necesario agregar otra duplicación especular: los
registros derivados de la experiencia directa y los producidos en Europa, a partir de textos e
imágenes elaboradas por otros (viajeros, conquistadores, marinos, misioneros, etc.). De esta
manera, nos encontramos con cuatro categorías diferentes de representaciones del lago: dos
categorías de imágenes gráficas y dos de imágenes discursivas. En ambos casos, unas son
completamente europeas y otras derivadas de la experiencia directa.

1. LAS IMÁGENES TEMPRANAS DEL LAGO

Al comienzo, en ese agosto del año de 1499, las primeras imágenes, tanto discursivas como
gráficas de la región lacustre, derivan de la experiencia directa: el italiano y el español están
allí, el 9 de agosto, frente a las aguas del golfo, tomando notas, elaborando croquis,
discutiendo si la tierra que a estribor observan es una isla o un promontorio. Sólo después, de
vuelta a Europa, en la quietud de sus casas, volverán a examinar el problema y cada uno lo
resolverá a su manera.

De Américo Vespucio nos quedan fundamentalmente dos descripciones de su acercamiento al


lago de Maracaibo: una, muy corta, está contenida en la Carta que envió el 18 de julio de 1500
desde Sevilla a Lorenzo Pier Francesco de Medici, en Florencia (Vespucio, 1985); la otra, más
extensa y de estilo literario, redactada en Lisboa y fechada el 4 de septiembre de 1504, está
contenida en una Relación enviada a Pier Soderini, Gonfalonero y Perpetuo de Florencia, la cual
se publicó un año después con el título de Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente
trovate in quatro suoi viaggi (cf. Vespucio, 1985: 71-72; Amodio, 1992) (3). Veamos el primer
texto:

“Desde esta isla fuimos a otra isla vecina de aquella a diez leguas, y encontramos una
grandísima población que tenía sus casas construidas en el mar como Venecia, con mucho arte;
y maravillados de tal cosa, acordamos ir a verlas, y al llegar a sus casas, quisieron impedir que
entrásemos en ellas. Probaron cómo cortaban las espadas y se conformaron con dejarnos
entrar, y encontramos que tenían colmadas las casas con finísimo algodón, y las vigas de sus
casas eran también de brasil, y les quitamos mucho algodón y brasil, volviendo luego a
nuestros navíos. Habéis de saber que en todas partes donde saltamos a tierra, encontramos
siempre gran cantidad de algodón, y los campos llenos de plantas de él, tanto que en esos
lugares se podrían cargar cuantas carabelas y navíos hay en el mundo, con algodón y brasil”
(Vespucio, 1985: 23).

Se trata, prácticamente, de la primera descripción de un poblado indígena del occidente de


Venezuela, aunque claramente la percepción del italiano, coherente con la experiencia recién
adquirida del mar Caribe, le lleva a identificar a la península de la Guajira como una isla.
Aparece también, en el mismo texto, el parangón que dará nombre a todo el país: las casas
palafíticas de los indígenas le recuerdan Venecia y, de allí, derivaría el nombre de Venezuela.
Considerando que había, como todavía hay, “Pueblos de agua” en la laguna de Sinamaica y en
el golfo, la identificación con la costas de la Guajira parece evidente, aunque será importante
determinar cuán adentro en el golfo penetraron en ese primer viaje (4).

La segunda descripción condensa algunos elementos, como el derrotero de la expedición,


mientras que extiende otros que podían satisfacer la curiosidad del futuro lector, sobre todo
los relatos de las batallas y las prácticas culturales de los “salvajes”, en gran parte imaginarias,
con explícita referencia a los aspectos sexuales de su vivencia y a las mujeres indígenas.
También aquí describe la aldea parecida a Venecia, agregando otros detalles:

“Bajamos a tierra en un puerto donde encontramos una población edificada sobre el agua
como Venecia; eran cerca de cuarenta y cuatro casas grandes, en forma de cabañas, asentadas
sobre palos muy gruesos y teniendo sus puertas o entradas de las casas a modo de puentes
levadizos, y de una casa se podía ir a todas, pues los puentes levadizos se tendían de casa en
casa” (Vespucio, 1985: 84).

Aunque muy repetido por los Cronistas del siglo XVI, la atribución del nombre de Venezuela por
semejanza con Venecia, poco parece haber llamado la atención de los pintores e ilustradores
de libros de la época, y será necesario esperar el final del siglo con los dibujos de De Bry (1599,
1992) en su De América (Figura 1) (5).

Figura 1 Indegenas añù y pueblo palafìtico (De Bry ,1599)


Sin embargo, las hazañas de Colón y Vespucio, es decir, las que fueron oficialmente
publicizadas a través de publicaciones, fueron inmediatamente percibidas como un
acontecimiento fundamental para la historia del Occidente europeo y, por ende, para su visión
geográfica del Mundo. Aunque algunos cartógrafos, siguiendo más a Colón que a Vespucio, por
unos años más continuaron representando las nuevas tierras como una prolongación del Asia,
la mayoría de ellos asumió rápidamente la idea continental de las nuevas tierras. Claramente,
las primeras representaciones son más o menos imaginarias o, por lo menos, derivadas de los
relatos míticos que circulaban en Europa. Sin embargo, aún así, entre imaginación, intuición y
experiencia mediatizada por los cuentos de los marinos, el continente, y con ello la costa de
Venezuela, comenzaba a adquirir forma y significado.

2. LA INSULARIDAD DE LA GUAJIRA

De los esfuerzos perceptivos de los primeros exploradores deriva una de las primeras
representaciones geográficas que asume la continentalidad de las nuevas tierras. Se trata
del Toto Orbe de Pietro Coppo conservado en la Biblioteca Marciana de Venecia, que contiene
una plancha dedicada al Nuevo Mundo (cf. Vannini de Gerulewicz, 1989: 169-190). En ella se
representa la costa de Venezuela atestada de golfos y ensenadas profundas y con indicaciones
genéricas, como Paira (en lugar de Paria) (Figura 2). Es posible identificar la zona
correspondiente al Golfo de Venezuela, como un gran ensenada con tres islas en frente,
probablemente las islas de los Monjes, resultado del relato de Vespucio; además del rotulo
“Curiana”, situado a sureste del mismo golfo (cf. Laurencich Minelli, 1992: 63 y 130). No
aparece el lago.

Figura 2 Toto Obre (detalle) (Prieto Coppo,1505-1506)


Este tipo de representaciones geográficas, más o menos imaginarias, tuvieron corta vida en
consideración de los relatos de los viajeros que comenzaron a llegar rápidamente a Europa. Se
trata sobre todo de imágenes discursivas, aunque gran parte de ellas son de tipo oral y pocas
las que circularon a través de las publicaciones de los primeros años de la conquista. Sin
embargo, hay que tomar en cuenta un otro registro discursivo poco conocido por el gran
público de literatos y cartógrafos: el registro burocrático. Volvemos así nuevamente al lago y a
los protagonistas de la primera entrada: se trata de las Reales Cédulas de 1501 que conceden a
Alonso de Ojeda el asiento relacionado con sus descubrimientos en Tierra Firme.

Antes que nada, hay un problema que atañe a los nombres atribuidos al nuevo territorio y, en
segundo lugar, a la necesidad de aclarar si, en la percepción geográfica de Ojeda, la tierra
descubierta era una isla o la costa de un nuevo continente. El nombre de Venezuela no aparece
todavía en los registros discursivos, pero sí Coquibacoa, nombre con el cual Ojeda llamó a la
tierra descubierta. Entre los otros nombres que se pueden atribuir a Ojeda está el de Cabo de
San Román, el de Cabo de la Vela y el de San Bartolomé, para el lago y el puerto recién
fundado en el día del santo (24 de agosto de 1499).

Ya vimos que, en el caso de Vespucio, las tierras encontradas fueron consideradas parte de una
isla. Esta percepción era compartida por Ojeda, quien la trasmite a los funcionarios que
elaboraron las Reales Cédulas del Asiento y su nombramiento como Gobernador de
Coquibacoa en 1501. Véase los encabezados:

“Reales cédulas en que se contiene el asiento hecho con Alonso de Hojeda para que vuelvan
diez navíos a hacer descubrimientos en atención al poco provecho que tuvo en el viaje
anterior; dándosele entre otras mercedes al gobierno de la isla de Coquibacoa...

Item: Que vos el dicho Alonso de Hojeda, por servicio de Sus Altezas, entréis en la isla e en las
otras que allí están cerca della, que se dicen Quiquebacoa, en la parte de la tierra firme donde
están las piedras verdes, de las cuales trujistes muestras, e traigáis dellas las más que
pudiéredes, e ver así mismo de las otras cosas que trujisteis en este camino en que las
muestras...” (en Gabaldón Márquez, 1962: 317-318).
“Real nombramiento de gobernador de la isla de Coquibacoa, expedido a Hojeda a
consecuencia de la capitulación precedente, y en que se le declaran todas sus facultades.

Don Fernando e Doña Isabel, etc. – A vos los vecinos e moradores que sois o fuéredes de aquí
en delante de la isla de Coquibacoa, que de las islas que por nuestro mandado se han
descubierto en la parte del mar Oceano, e a otras cualesquier personas que están e estovieren
en la dicha isla salud e gracia...” (en Gabaldón Márquez, 1962: 321).

A una primera aproximación, resulta contradictoria la referencia a Coquibacoa como isla, si


demos por descontado el conocimiento previo del lago por parte de Ojeda ya que, de ser así,
no hubiera dejado que se registrara como tal la tierra que había descubierto. Así que: o el
conquistador no había todavía llegado al lago y, por ende, estaba convencido de que
Coquibacoa era una isla; o, conocía el lago, pero escondió este hecho a los funcionarios,
declarando de haber descubierto una isla.

En consideración del relato de Vespucio y de la primera cartografía de Tierra Firme, la primera


hipótesis tiene más posibilidad de ser la verdadera, sobre todo si consideramos que lo mismo
pasó con la península de Paraguaná. Como escribe Navarrete, “Pasaron luego [después de la
isla de Curazao] a una que juzgaron ser isla, distante diez leguas de la de Curazao, y en ella
vieron el cabo que forma una península y llamaron de San Román...” (Fernández de Navarrete,
en Masia, 1971: 327).

La contradicción puede ser resuelta haciendo alusión al segundo viaje que Ojeda hizo al Golfo
en 1502 (sobre los viajes de Ojeda, ver Bessón, 1973: 24-28). Sugiero que la entrada verdadera
al lago se realizó durante este segundo viaje, cuando navegó por nueve días lago adentro. Es en
este momento cuando funda, además de Santa Cruz y extiende el nombre de San Bartolomé al
mismo lago, que acaba de percibir como tal gracias a su nueva experiencia directa. De hecho, si
en el primer viaje hubiera llegado por lo menos a la isla de Toas, se hubiera percatado de que el
agua se volvía dulce y, por ende, que se trataba de un lago o de un grande río, como ya había
sucedido a Colón en el viaje al delta del Orinoco. Así que, en 1499, lo que fue “descubierto”
por los europeos no fue el lago de Maracaibo sino el golfo de Venezuela y los indígenas
palafíticos, en una de las costas anegadizas a norte de Sinamaica (6).

Aparte de las reconstrucciones plasmadas por los cronistas posteriores (cf. Navarrete, en
Gabaldón Márquez, 1962: 250-251, nota 4), la primera vez que aparece el nombre de San
Bartolomé es en la orden que Ojeda le da en 1502 a Juan de Vergara, su socio en la expedición,
para que fuera a adquirir “pan” en Jamaica. Veamos el texto:

“Que vais con la buena ventura de rota batida a Jamaica, sin tocar en otras tierras ni perder
tiempo por ninguna cosa que sea, excepto por reparo de vuestras vidas o guarda del navío, y
allí en Jamaica compréis a los indios, pues lleváis bien con qué, todo el más pan que
podiéredes, y estéis en haberlo quince o veinte o treinta días, y si menos tiempo pudiere ser,
menos, y allí non se haga cosa en deservicio de Sus Altezas, y desde allí vos vais sin reparar en
parte ninguna de rota batida al puerto que se llama el lago de San Bartolomé, porque allí
fallaréis navío nuestro o señal cómo estamos más adelante en el cabo de la Vela...” (en
Gabaldón Márquez, 1962: 333).

Así, la idea de Coquibacoa como isla desaparece del registro discursivo, aunque continuará por
algunos años en la cartografía (7). De hecho, el registro iconográfico de la construcción
geográfica de la región lacustre, dejando por un momento de lado el mapa de Juan de la Cosa,
continuará manteniendo por algunos años más la idea de la “isla”, especialmente en la
cartografía derivada del texto de Vespucio, como es el caso de los mapas de Caverio (1502),
Cantino (1502), Contarini Rosselli (1506) y Waldsseemüller (1507), entre otros (cf. González
Oropeza, 1987: 23-25). El mapa Cantino, del cual reproducimos el detalle que nos interesa
(Figura 3), fue elaborado bajo la influencia del genovés Nicolás Caverio y, de manera explícita,
del relato publicado de Vespucio, como demuestra justamente su título: “Carta di navigar per le
isole nuovamente trovate”.

La Carta de Navegación, es decir, una especie de portulano pero destinado a la consulta en la


corte del Duque de Ferrara, Ercole d’Este, -a quien le fue obsequiado por el embajador ferrarés
Cantino en Lisboa (actualmente se encuentra en la Biblioteca Esténse en Modena)-, muestra
una elaborada y decorada imagen del mundo, con una espléndida representación de selvas y
loros en correspondencia con el territorio sudamericano. Por lo que se refiere a Tierra Firme, la
costa occidental está representada hasta la Guajira, reflejo de las exploraciones que se habían
realizado para ese momento. La península de la Guajira es una isla:

 Figura 3  Carta di navigar per le isole nuovamente trovate (detalle) (Nicolàs,Caverio,1502)

“Llama la atención, escribe el padre Hermann González Oropeza, que en los mapas de Cantino
y de Caverio se le otorgue carácter insular a la Península de la Guajira, más en conformidad con
la concepción geográfica de la capitulación que obtiene para sí Alonso de Ojeda de 1501 como
«Gobernación de la isla de Coquivacoa», y que sin embargo en el mapa de Juan de la Cosa, que
corresponde al viaje que este efectúa precisamente con Ojeda, se le otorgue definitivo diseño
peninsular a la Guajira objeto de la Capitulación Ojediana” (González Oropeza, 1987: 23).

Estamos bien conscientes de la importancia de estas conclusiones y, por esto, ulteriores


investigaciones deberían confirmarlas o negarlas (8). En este sentido, vale la pena insinuar que
no es de descartar completamente la segunda hipótesis, es decir, que Ojeda escondió su
entrada al lago a los funcionarios reales.

En la licencia de navegación y descubrimientos para Ojeda, firmada solamente por el Obispo


Fonseca, en ese momento responsable del Despacho de Indias, y no por los Reyes, como
críticamente hace notar Las Casas (II, 1992: 115), se decía explícitamente que Ojeda no debía
tocar las tierras descubiertas por el Almirante hasta 1495, incluyendo “toda aquella tierra que
se llama Curiana” (cf. Pardo, 1975: 285 y 303) (9). Ahora, la Tierra Firme había sido oficialmente
descubierta por Colón durante el tercer viaje mientras Ojeda estaba en España. Aquí, habiendo
tenido la posibilidad de ver el mapa que Colón había enviado a los Reyes (10), Ojeda no podía
anunciar de haber descubierto otra parte de esa misma región, ya que implicaba transgredir la
orden de Fonseca. Tal vez por esto, elaboró la artimaña de anunciar el descubrimiento de una
isla. Por otro lado, el mismo Colón, después de haber planteado contra Ojeda una “Pesquisa”
donde intentaba averiguar si éste había o no tocado la tierra por él descubierta (cf. Nectario
María, 1978: 11), afirmaba en una Carta a los Reyes del 10 de septiembre de 1499, es decir, a
menos de un mes del descubrimiento del Coquibacoa: “Dizen estos marineros que, según la
brevedad del tiempo que partió [Ojeda] de Castilla, que no puede aver descubierto tierra”
(Colon, 1984: 262, también en Las Casas, II, 1992: 118) (11).

Esta segunda hipótesis parece menos fuerte de la anterior si consideramos la existencia de la


versión de Vespucio que corrobora la declaración de Ojeda de que Coquibacoa era una isla,
conscientes como estamos que el italiano no se hubiera callado, una vez en Europa, el
descubrimiento de Tierra Firme occidental que confirmaba su intuición de estar frente a un
continente y no a una serie de islas. Sin embargo, las dos versiones pueden no ser
contradictorias, sino que siguieron derroteros informativos diferentes: público e italiano, el
uno; privado, administrativo y español el otro.

3. VISIONES ENCONTRADAS

Permanece todavía por resolver el problema de la contradicción entre la visión de Ojeda y


Vespucio y la de Juan de la Cosa, en cuyo mapa Coquibacoa es una península y no una isla,
sobre todo si consideramos que los tres estuvieron en el mismo barco, frente al mismo
escenario geográfico. El Portulano de Juan de la Cosa, actualmente en el Museo Naval de
Madrid, según lo que en el mismo se afirma, fue elaborado en el Puerto de Santa María
(España) hacia la mitad de 1500. Juan de la Cosa había ya viajado con Colón tanto en el primer
viaje realizado en 1492, siendo el propietario de la nao Santa María, como en el segundo, pero
sin tocar las costas occidentales de Venezuela, las que conoce primeramente en viaje con
Ojeda de 1499. De hecho, Juan de la Cosa continúo presente en la región hasta su muerte
durante la expedición de Ojeda al Golfo de Urabá en 1510 (12). Sin embargo, la fecha de 1500
marcada en el mapa no parece corresponderse con los datos geográficos que contiene,
particularmente con los que se refieren a la costa de la actual Colombia, conocida por el mismo
Juan de la Cosa durante su cuarto viaje a América como Capitán de la expedición de Rodrigo
Bastidas de octubre de 1500 (13). Así que el portulano no pudo ser completado hasta después
de su regreso a España en 1502, después de haber nuevamente explorado la región lacustre
(cf. Pardo, 1975: 300) (14).

Quedaría resuelta, así, la contradicción entre las diferentes construcciones geográficas de


Coquibacoa como isla y como península y, por ende, de la identificación del lago. En 1499
Coquibacoa fue percibida como isla y se tuvo idea alguna del lago ni de la barra por parte de
los tres navegantes; en 1502, después de haber atravesado la barra, encontrado las aguas
dulces y visitado las costas internas del norte del lago, Ojeda llegó a la conclusión de que
Coquibacoa era una península, que la tierra firme continuaba más allá de ella y que la gran
extensión de agua que habían encontrado detrás del golfo y del estrecho canal que mediaba
entre las dos costas, era un lago: el lago de San Bartolomé, el lago de Nuestra Señora y el lago
de Maracaibo, entre los tantos otros nombres que recibirá (Figura 4) (15).

Figura 4 Portulano (detalle) (Juan de la Cosa,1500-1502)


En el Portulano de Juan de la Cosa la península de Coquibacoa mantiene algunos elementos de
la anterior concepción. De hecho su peninsularidad está definida por un estrecho corredor de
tierra que no se corresponde con la realidad geográfica, determinado de alguna manera por el
descubrimiento de otro gran golfo, al oeste de la península, que se retuerce hacia adentro de la
tierra firme. Una bandera española marca definitivamente la conquista de las nuevas tierras y,
por lo que parece, muestra los límites occidentales de la capitulación de Ojeda. Por su parte, la
forma del lago es imaginaria, aunque la presencia de un río que en él desagua ha hecho
afirmar al padre Hermann González Oropeza que “impresiona la semejanza con la realidad de
ese golfo, y más que hacia el Sur se dibuje el Lago de Maracaibo y lo que pareciera ser el río
Zulia. No parece posible que La Cosa y Ojeda hubieran penetrado al interior, sino que reflejan
informaciones indígenas” (González Oropeza, 1987: 182). Si recordamos el mapa de Pietro
Coppo y, además, miramos el resto del mapa de Juan de la Cosa, resulta evidente que para el
cartógrafo todos los golfos tienen ríos que en ellos desembocan. Así que, el río que en el mapa
surte al lago no es el Zulia sino otro imaginario.

Finalmente, es interesante anotar la toponimia de la región contenida en el mapa de Juan de la


Cosa, ya que representa la primera atribución de nombres españoles a la región y, por ende, su
toma de posesión simbólica: Monte de Santa Eufemia, Punto desierto, Cabo de la
Vela, Aguda, Lago, Cabo Almadraba, Cabo de Espera, Venezuela, Isla de
Brasil, Gigantes, Monte alto. Se trata en gran parte de nombres descriptivos, aparte el
de Santa Eufemia que indica la Sierra Nevada, incluyendo un Almadraba que se refiere a un
método español de pesca con redes y estacas. El topónimo “lago” no correspondería a la
Laguna de Cocineta, sino más bien a Bahía Honda en la Guajira occidental (cf. González
Oropeza, 1987: 183). El nombre de Venezuela aparece por la primera vez en este mapa,
mientras que desaparece el de Coquibacoa.

Esta representación, que terminará influenciando directamente los mapas posteriores, se


anticipa completamente a las imágenes discursivas que continuarán por unas décadas citando
el nombre de Coquibacoa, como es el caso de Las Casas con su “Provincia y golfo de
Cuquibacoa” (cf. Las Casas, II, 1992: 129); y de Fernández de Enciso, quien en su Suma de
Geografía se refiere al “Cabo de Coquibacoa” (cf. Nectario María, 1973: 13) (16).

Entre los mapas explícitamente influenciados por el Portulano de Juan de la Cosa, encontramos
el Planisferio de Pesaro, generalmente fechado 1502-1503, que sin embargo debería volverse a
datar en consideración de lo que acabamos de concluir sobre la forma de Coquibacoa (Figura
5). El Golfo de Venezuela se encuentra abierto y muy grande, habiendo incorporado el lago ya
representado por Juan de la Cosa, e incluyendo el río que le daba origen. El lago no desaparece
del todo, reapareciendo al centro de una crecida península de Coquibacoa. En esta misma
dirección, se mueven Contarini-Rosselli, con su Mapamundi de 1506, y el Anónimo que elaboró
el mapa para una de las obras de Mártir de Anglería, publicada en 1511, donde el golfo se hace
más profundo hasta volverse lago. Aparecen las escritas Cabo de la vela y Coquibacoa (Figura
6).

Figura 5 Planisferio de Pesaro (detalle) (Anònimo,1502-1503) 

Figura 6 Mapa Mundi (detalle) ( Anònimo, 1511)

La forma del Portulano de Juan de la Cosa se retoma en otros dos mapas de esta época,
particularmente importantes por la circulación ampliada que tuvieron. Se trata de dos mapas
publicados en diferentes ediciones de la Geographia de Tolomeo: el primero, por obra de
Johannes Ruysch, con el titulo de Universalior cogniti Orbis..., en la edición de 1508 (Figura 7);
y el segundo, elaborado por Martín Waldsseemüller, con el título de Tabula Terrae Nove,
publicado en la edición de 1513 (Figura 8) (una reproducción de los mapas que citamos se
pueden encontrar en González Oropeza, 1987). En ambos, la península está separada de la
tierra firme por un estrecho corredor de tierra. Este desarrollo apegado al texto de los primeros
cronistas y a la primera cartografía del Golfo de Venezuela, del lago de Maracaibo y de la
península de la Guajira, parece de alguna manera completarse con la Carta marina
navigatoria de Martín Waldsseemüller, elaborada en 1516, donde el lago se amplia
redondeándose, manteniéndose la forma casi circular y semi-insular de la península (Figura 9).
No aparece el río en el fondo del lago.

Figura 7 Universalior cogniti Orbis...  (detalle) (Johannes Ruysch,1508)

Figura 8 Tabula Terrae Nove (detalle) ( Martín Waldsseemüller,1513)

Figura 9  Carta marina navigatoria  (detalle) (Martín Waldsseemüller,1516)


La forma del Portulano de Juan de la Cosa se retoma en otros dos mapas de esta época,
particularmente importantes por la circulación ampliada que tuvieron. Se trata de dos mapas
publicados en diferentes ediciones de la Geographia de Tolomeo: el primero, por obra de
Johannes Ruysch, con el titulo de Universalior cogniti Orbis..., en la edición de 1508 (Figura 7);
y el segundo, elaborado por Martín Waldsseemüller, con el título de Tabula Terrae Nove,
publicado en la edición de 1513 (Figura 8) (una reproducción de los mapas que citamos se
pueden encontrar en González Oropeza, 1987). En ambos, la península está separada de la
tierra firme por un estrecho corredor de tierra. Este desarrollo apegado al texto de los primeros
cronistas y a la primera cartografía del Golfo de Venezuela, del lago de Maracaibo y de la
península de la Guajira, parece de alguna manera completarse con la Carta marina
navigatoria de Martín Waldsseemüller, elaborada en 1516, donde el lago se amplia
redondeándose, manteniéndose la forma casi circular y semi-insular de la península (Figura 9).
No aparece el río en el fondo del lago.

4. LA CONSTITUCIÓN DEFINITIVA DE LA IMAGEN


GEOGRÁFICA DEL LAGO

A partir de los años veinte del siglo XVI, se hace un poco difícil seguir la pista de las diferentes
reproducciones, copias y nuevas elaboraciones de la imagen del lago, ya que cada uno de los
mapas citados, y en relación con los diferentes países donde se elaboraron y/o circularon,
fueron asumidos como primigenios y, por ende, “verdaderos”. Por otro lado, no hay que
olvidar que España no fue una gran productora de mapas de América en las primeras décadas
de la conquista (frente, por ejemplo, a Holanda) y, además, en la cartografía española de
primera mano la imagen realística elaborada por los mismos conquistadores poco circuló en el
resto de Europa y en la misma península, ya que fue considerada como documento de vital
importancia para la continuación de la conquista (cf. Amodio, 1997: 12). De esta manera,
mientras que en el contexto español las formas del lago se hacían cada vez más precisas,
resultado de la penetración de las huestes españolas hacia el interior del continente, los
grandes mapamundis europeos mantienen una representación genérica del lago y golfo, según
las perspectivas muchas veces míticas o imaginarias de cada cartógrafo. Véase, por ejemplo, los
portulanos elaborados por la familia Maggiolo de Génova, en las décadas de 1520-1530, como
el de 1527, donde lago y golfo están fundido en una gran fisura que se abre en la tierra firme,
arriba de la escrita: “Toda esta tierra fue descubierta por Cristóbal Colón, de parte del rey de
España” (Figura 10). Llama la atención la presencia de gran número de topónimos, algunos
imaginarios, otros desplazados.

Por lo que se refiere a la nueva cartografía de la región lacustre que arranca en los años treinta,
a partir de la conquista del interior de tierra firme, es útil recordar que el 27 de marzo de 1528
Carlos V firmó la cédula que creaba la Provincia o Gobernación de Venezuela, entregando a los
Welseres una gran porción del territorio occidental para su exploración. Es a partir de esta
capitulación que el territorio lacustre comienza a adquirir forma definitiva, tanto en lo
administrativo como en el cartográfico. En septiembre de 1529, Ambrosio Alfinger comenzó la
conquista, dando un nuevo nombre al lago: Nuestra Señora, y fundando la villa de Maracaibo
(cf. Ocando Yamarte, 1986: 41-42). El relato temprano de esta penetración pertenece a
Gonzalo de Oviedo y Valdés, en cuya obra Historia General y Natural de las Indias (1535)
encontramos el primer mapa realista de la región lacustre. Veamos, antes que nada la
descripción geográfica:

Figura 10 Portulano (detalle) (Maggiolo,1527)

“Desde el río Curiana en aquella costa, sale una punta ó promontorio diez leguas en la mar, que
se llama cabo de Sanct Roman, el cual está en algo menos de once grados desta parte de la
equinoccial; y de allí torna la costa al Sur veynte leguas hasta la boca del golpho de Veneçuela,
donde se haçe un embocamiento estrecho de la mar, y dentro de aquel se dilata el agua en
forma de laguna redonda en que hay bien veynte leguas de longitud y otras tantas de latitud
por cada parte dentro del embocamiento; é la parte mas austral de esta agua é golpho está en
ocho grados y dos tercios, poco mas ó menos” (Oviedo y Valdés, 1945: 294).

Para aclarar mejor su descripción, Oviedo anuncia la presencia de una Carta que, a su parecer,


corrige y amplía la que Alonzo de Chavez había llevado a Madrid (ídem). La Lamina II de la obra
nos muestra, así, una geografía precisa de la región, orientada norte-sur, incluyendo las
montañas que rodean el lago y los ríos que en él desembocan (Figura 11).

Figura 11 Carta de la Laguna de Maracaibo ( Oviedo y Valdès, 1535)


La península se ha reducido dramáticamente, llevando sin embargo su nombre de
“Qoquibacoa”; se indican algunos islotes en la barra y aparece a la derecha el nombre
de Maracaybo. Este mismo nombre campea dentro de un cartillo al centro del lago: Laguna de
Maracaybo. El resto de los topónimos se refieren claramente a los acontecimientos de la
conquista de Alfinger, incluyendo la escrita “Aqui mataron algunos Ambrosio”, más los
nombres de algunos pueblos indígenas. Es importante anotar que el mismo año de la
elaboración del mapa de Oviedo, ya la villa de Maracaibo no existía, puesto que a causa de la
reacción indígena, Spira había ordenado a Federman de abandonar la nueva fundación.

En esos mismos años, recorría la región coriana el italiano Galeotto Cey quien, a su regreso a
Europa, elaboró una Relación de su estadía que solamente en tiempos recientes se ha
traducido al español, gracias al interés e investigación de José Rafael Lovera. Se trata del Viaje y
descripción de las Indias que relata los acontecimientos históricos regionales desde 1539 a
1553, año de regreso a Italia de Cey, más una gran número de descripciones de las costumbres
indígenas (cf. Cey, 1995). En el texto encontramos una descripción del lago que, de alguna
manera, resume la imagen discursiva que hasta ese momento se había ido elaborando:

“Esta provincia de Venezuela fue dada a los Welser para descubrir, los cuales han gastado en
ella 150 mil escudos y hoy está mas pobre que nunca. Llámanla Venezuela por un lago de agua
dulce que hay en ella, entre el cabo de la Vela y dicha ciudad y puerto de Coro, situadas las
bocas a 10 grados y 1/4 y la culata de ellas a 8 grados y 1/2, dicen que tiene un perímetro de
400 leguas de circunferencia; yo he estado en ella y no me parece que sea tanto. Allí los indios
tienen sus casas casi sobre el agua y hay muchas barcas, es decir, canoas pequeñas y grandes,
están siempre sobre el agua, y son muy diestros y valientes en ellas, y por eso los españoles
dicen que es como Venecia y le dieron el diminutivo llamándola Venezuela, de donde ha
tomado la denominación toda la provincia y descubrimiento hecho en ella” (Cey, 1995: 55).

Mientras tanto, en Europa, había continuado la elaboración casi autónoma de la geografía de


Tierra Firme, incluyendo la región lacustre. De esta cartografía, que con un término
antropológico podríamos definir como resultado de una “mirada lejana”, vale la pena citar
la Carta del golfo de México y del Caribe, elaborada por un cartógrafo anónimo hispano-
portugués entre el 1538 y el 1540, que se encuentra en la Biblioteca Real de la Haya (Figura
12).

Se trata de un mapa con espléndidos dibujos ornamentales de vida cotidiana indígenas y de la


conquista, donde el golfo y el lago están representados con bastante realismo. Llama la
atención la presencia de un gran número de islas imaginarias en la sección norteña del lago,
más una gran mancha redonda como montaña de donde fluye un río que desemboca en el
lago. Esta “mancha” marrón redonda podría también representar un segundo lago. Esta
interpretación parecería fuera de lugar, si no fuera que en algunos ejemplos de cartografía
posterior vuelve a aparecer, como es el caso del mapa de Desceliers de 1550. Escribe González
Oropeza:

Figura 12 Carta del golfo de México y del Caribe  (A anónimo hispano-portugués 1530-1540)

“...Lo más notable de este diseño es la configuración que le atribuye al lago de Maracaibo,
formándolo por una doble extensión acuática intercomunicadas por un canal. Pareciera que la
profunda penetración del lago procediera de dos informaciones: los que lo han penetrado por
el Golfo de Venezuela y la de los que lo han visto desde las cumbres andinas de la Cierra de la
Culata” (González Oropeza, 1987: 92).

Por lo que se refiere a la toponimia, nos encontramos aquí con un nuevo nombre del lago: La
laguna Poloda, más los topónimos de Portete y Río de la Hacha. De cualquier manera, se trata
de un mapa elaborado a partir de informes o croquis de origen española, es decir,
suficientemente informados sobre la región, que algún miniaturista (probablemente francés)
reelaboró fundiéndolos entre ellos a partir de su imaginación geográfica.

A mitad del siglo XVI, un ciclo se cierra en la cartografía de la región lacustre. La conquista ha
avanzado velozmente y necesita de instrumentos más realistas para representarla y, al mismo
tiempo, para que puedan servir de guía para su establecimiento definitivo, en contra de un
ambiente que se resiste todavía a ser penetrado y frente a la resistencia de los indígenas que se
niegan a ser doblegados. A partir de esa mitad del siglo, nuevos proyectos concretos se
adelantan y, con ellos, nuevas maneras de representar el lago. Es suficiente aquí citar
la Relación de Juan Pérez de Tolosa, de 1546, con sus realísticos cuatro croquis y, unos años
más tarde, los mapas de Diego Sánchez de Sotomayor (1573-1574) (cf. Amodio, 1997). Será en
esa segunda mitad del siglo XVI, y más aún en el siglo XVII, que se irá conformando
definitivamente lo que German Cardozo Galué ha llamado la región histórica de la cuenca del
lago de Maracaibo (cf. Cardozo Galué, 1983).

CONCLUSIONES

La revisión cruzada de la cartografía histórica y del acervo documental a nuestra disposición


nos ha permitido identificar los eslabones de la construcción temprana de la imagen del lago
de Maracaibo y, al mismo tiempo, aclarar algunos problemas históricos relativos a la conquista
de la región lacustre. Antes que nada, el resultado más importante tiene que ser considerado la
conclusión sobre la efectiva fecha de llegada de los españoles al lago de Maracaibo. Como
hemos demostrado, analizando la cartografía temprana, española e italiana, la presencia de
una representación insular, confirmada por las fuentes documentales, ha abierto una nueva
senda en las investigaciones clásicas de la región, las que han determinado las efemérides
locales. De esta manera, la fecha de llegada de los españoles al lago debe desplazada a 1502,
de la misma manera que el Portulano de Juan de la Cosa, en cuanto elaboración progresiva,
debe ser fechado entre 1500 y 1502, siendo esta última precisamente la fecha de terminación
más coherente con los datos que reporta.

Otro aspecto importante de nuestra historia cartográfica es haber resaltado la importancia de


la primera representación de la península de la Guajira, tanto en el registro iconográfico como
en el discursivo. Resulta interesante, resaltar los diferentes derroteros de esta producción de
imágenes en Europa, sobre todo por lo que se refiere al desarrollo sucesivo de la cartografía:
un recorrido italiano que no se basa sobre ulteriores experiencia de campo, sino que utiliza los
relatos y las primeras imágenes como verdaderas, lo que lleva a los cartógrafos a mantener por
un cierto tiempo la idea de la península como isla; y un recorrido español, basado sobre datos
concretos, en gran parte administrativos, que favorecen la reestructuración progresiva de la
imagen, aumentando su adherencia con la realidad geográfica. En verdad se trata del
resultados de dos intereses distinto: el primero, determinado por una “mirada lejana”, donde
la representación del mundo es producido bajo el empuje de intereses geográficos genéricos y
la curiosidad de artista e intelectuales; el segundo, el español, más realista, determinado por
intereses económicos y territoriales. En este sentido, vale la pena subrayar que es dentro de
este secundo contexto que se produce la búsqueda de datos fehacientes, que hoy llamaríamos
etnográficos, que permiten el superación de las imágenes míticas del territorio que habían sido
producido durante los primeros años del contacto con las nuevas tierras. De hecho, la imagen
mítica se desvanece o, mejor, se desplaza, para ceder su lugar a los planes brutales y realistas
de la conquista, para los cuales era sumamente necesario saber si el territorio que se estaba
conquistando era una isla o una península, si había o no un lago. Así, a las nuevas tierras se le
impone un orden nuevo, el de los funcionarios de la conquista, los que deben redactar las
Cédulas y los Decretos, y que llevará pocos años después al Consejo de Indias a elaborar
sendos cuestionarios sobre la realidad indiana que los funcionarios locales, esta vez
directamente in loco, debían obligatoriamente responder para rellenar los vacíos de
información y deshacer las construcciones imaginarias. Duele un poco pensar que esa
etnografía auroral haya nacido de esos intereses y de esas intenciones de conquista.

Notas

1.Los datos presentados en el presente artículo fueron producidos en el contexto de la


investigación realizada para la Exposición “La evolución cartográfica del lago de Maracaibo
durante la época colonial”, realizada en 1997 en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez
y financiada por FUNDACITE-Zulia, en el marco del Proyecto “Museo Zuliano de la Ciencias”,
coordinado por la Dra. Olga Urdaneta, a quien se agradece el apoyo y las gratas conversaciones
sobre el tema.

2.Resulta interesante, en este sentido, acotar que Mártir de Anglería, en su Décadas del Nuevo
Mundo (escrito entre 1494 y 1525), no hace referencia explícita al viaje de Ojeda, de la Cosa y
Vespucio. Mártir de Anglería cita a Vespucio, pero en relación al sobrino de éste, marino
también (Anglería, 1989: 140 y 201). Ojeda y Juan de la Cosa están citados ampliamente, pero
en relación a otros acontecimientos de la conquista. La únicas dos referencias al
descubrimiento del Golfo son genéricas: una refiere sólo el nombre “Cuchibacoa”, entre otros
que registran las conquistas de Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa (Anglería, 1989: 441); la otra,
un poco más extensa, se refiere a las conquistas posteriores a 1499: “Prosiguiendo, pues, su
camino, se encontró casualmente con el bachiller Enciso entre el puerto de Cartagena y la
región de Cuchibacoa, en la desembocadura del río que los nuestros llaman Boio del Gato....”
(Anglería, 1989: 101).

3.La edición impresa de la Lettera obtuvo un gran éxito en Europa, tanto que fue traducida
rápidamente al latín y en los otros idiomas europeos. Sin embargo, es útil recordar que el
primer texto impreso sobre el mundo americano debe considerarse la Carta  de Colón
publicada en Alemania en los años 1493/94 en una “Zeytungen” (cf. König, 1990: 136-137;
Amodio, 1993).

4.En la descripción del derrotero anterior a la llegada en el Golfo, Vespucio anota que
provienen de la “Isla de los gigantes” (Bonaire o Curazao) y que de isla en isla llegaron al sitio
de la aldea palafítica. Sin embargo, la segunda descripción de Vespucio reporta que llegaron
“costeando de continuo la tierra”, es decir, navegando desde Paria hasta el Golfo. Este
derrotero, sin embargo, es improbable, ya que la relación no contiene ninguna descripción o
alusión a toda la costa. De hecho, hubiera tenido que llamar la atención la península de
Paraguaná con su característica forma. Así, pensamos que se trata de una elipsis narrativa,
destacando los elementos más importantes para el narrador: los “caníbales” de Paria y los
“venecianos” del Golfo.

5.La descripción del pueblo palafítico que elabora el bachiller Enciso es la siguiente: “Y al cabo
del a cerca de la tierra está una peña grande que es llana encima della. Y encima della está un
lugar o casas de indios que se llama Veneciuela. está en X grados” (en Nectario María, 1978:
16). Esta descripción parece más bien referirse a un islote anegadizo sobre el cual se
encontrarían las casas, frente al mar, con sus palos de madera Vera. Esto permitiría avanzar la
hipótesis de que el tal pueblo Veneciuela podía estar situado en la Barra, como lo insinúa en
mismo Nectario María (ídem). Sin embargo, como veremos más adelante, Enciso escribe en
1518, cuando la Barra ha sido ya traspasada, aunque no tenga clara idea del lago, y por ende
utiliza sus conocimientos posteriores a los hechos para reconstruir el recorrido de los primeros
descubridores.
6.Es interesante citar el texto del Bachiller Martín Enciso, amigo de Ojeda, publicado en 1518,
donde resulta claramente, y esto más de 15 años después del viaje de Ojeda, que el lago no
aparece todavía bien asentado en la imagen geográfica española: “Del cabo de San Román al
cabo Coquibacoa hay tres isleos en triángulo, entre estos dos cabos se hace un golfo de mar en
figura cuadrada, y el cabo de Coquibacoa entra desde este golfo otro golfo pequeño en la tierra
4 leguas. Y al cabo del a cerca de la tierra está una peña grande que es llana encima della. Y
encima della está un lugar o casas de indios que se llama Veneciuela. Está en X grados. Entre
este golfo de Veneciuela y el cabo de Coquibacoa haze una vuelta el agua dentro de la tierra a
la parte del Oeste. Y en esta vuelta está Coquibacoa” (en Nectario María, 1978: 16). En esta
descripción, los tres “isleos” son evidentemente los Mojes, mientras que ya Coquibacoa no es
una isla sino que pertenece a la Tierra Firme, pero el lago está ausente. El segundo “golfo”
podría indicar la zona de la barra; mientras que la “vuelta” del agua hacia el oeste, que
identificaría el lugar de Coquibacoa, podría coincidir con la penetración del mar en la tierra más
allá de la isla de Toas, donde se forma el golfo de Puerto Guerrero (Puerto Mara).

7.Isaac Pardo sugiere que cuando se habla de “isla” en las Cédulas para el asiento de Ojeda, en
verdad se hace referencia a una acepción consignada por Covarrubias diferente de la moderna.
Escribe Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana que “no sólo se llaman islas las que
están cercadas de agua, pero también las casas que están edificadas sin que otra alguna se le
pegue”. Es evidente aquí la confusión de Pardo entre esas casas y las palafíticas de Vespucio.
Considerando la cartografía contemporánea, esta interpretación no tiene mucho sentido (cf.
Pardo, 1975: 303).

8.El Hermano Nectario María, aunque no lo diga explícitamente, parece haberse percatado del
problema, tanto que para demostrar que el lago fue descubierto en 1499, ya que no encuentra
pruebas fehacientes, elabora un razonamiento deductivo, cuyas premisa da por descontadas,
aunque hayan sido a su vez deducidas por él de manera imaginaria. Primero avanza la hipótesis
de que la “peña grande que es llana encima” que Enciso cita para localizar Veneciuela, se
podría haber encontrado en la Barra (en Nectario María, 1978: 16). Para confirmar esta
localización utiliza el Portulano de la Cosa, donde sin embargo no está claro a cual lugar preciso
se refiere la escrita “Veneciuela “ o si indica simplemente el Golfo. Después, dando por cierta la
primera hipótesis, la utiliza como referente para formular la segunda inferencia: “Visto que el
sitio de Veneciuela se hallaba, según la carta de la Cosa, inmediato a la Barra, apuntamos la
particularidad de que probablemente el descubrimiento de Veneciuela y el del Lago de
Maracaibo coincidieron en el mismo día, el 24 de agosto de 1499” (ídem). Ese
“probablemente” de Nectario María justifica ampliamente nuestro esfuerzo de llegar a una
versión diferente de la consignada por la historia oficial.

9.El texto de Las Casas dice: “Dióla, empero, con esta limitación, que no tocase en tierras del
rey de Portugal, ni en la tierra que el Almirante había descubierto hasta el año de 95” (Las
Casas, II, 1992: 115).

10.El dato lo reporta Las Casas: “Hojeda, en su deposición, tomado por testigo en favor del
fisco, dijo, conviene a saber: que después que vido la pintura de la tierra que el Almirante había
descubierto, en Castilla, vino a descubrir y halló ser así verdad la tierra como en pintura la
había visto; pues esta pintura y relación envió el Almirante a los reyes el mismo año de 98...”
(Las Casas, II, 1992: 117). Evidentemente, se trata de unos croquis de las regiones orientales
(Delta del Orinoco, Paria, etc.), y no de las regiones occidentales que Colón no había alcanzado.
11.Uno de los declarante en el pleito formado por Diego Colón, el piloto Andrés Morales,
describe la llegada a Coquibacoa de la siguiente manera: “...Pasaron más abajo a la dicha isla
Margarita, y de ahí a Maracapana, descubriendo la costa hasta el dicho cacique Ayarayte, y
deste allí, de puerto en puerto, hasta la isla de los Gigantes, y deste allí descubrieron a la
provincia de Cuquibacoa hasta el Cabo de la vela, el cual nombre le pusieron el dicho Juan de la
Cosa e Hojeda, e que de allí se vinieron as la isla Española” (Las Casas, II, 1992: 132).
Evidentemente, la isla de Coquibacoa se ha trasformado en “provincia”, ya que la primera
imagen se ha desvanecido frente a los nuevos descubrimiento del mismo Ojeda a partir de
1502.

12.La muerte de Juan de la Cosa está descrita por Pedro Mártir de Anglería (1989: 98 y 138) y
Pedro de Aguado (II, 1987: 505).

13.Manuel Donis Ríos insinúa el mismo problema de fechas, cuando afirma que el portulano de
Juan de la Cosa contiene los datos recolectados en la costa de Brasil por Vicente Yanez Pinzón,
quien sale de España para su viaje en diciembre de 1599 (cf. Donis Ríos, 1987: 37).

14.Las fuentes del Portulano de Juan de la Cosa, a parte de sus observaciones directas, llevan
directamente a Colón, quien entregó al vizcaíno sus anotaciones cartográficas (cf. Nectario
María, 1978: 24). En este sentido, el portulano final fue el resultado de una superposición
progresiva de datos y, de alguna manera, la suma de los conocimientos que Juan de la Cosa
había acumulado a lo largo de los casi diez años de viajes. Por esto, el hecho de que existen
testimonios, como los de los pilotos Pedro Ledezma y Juan de Jerez (ídem), quienes afirmaban
de haber visto la carta que Juan de la Cosa trajo de vuelta a España después de su primer viaje
con Ojeda, no implica necesariamente que el Portulano había sido completado en 1499. De
hecho, su elaboración final solo podía ser completada en un laboratorio cartográfico y no en un
barco.

15.Vespucio, quien no participa de este viaje, no conoce estos nuevos descubrimientos y, por
ende, su Carta mantiene el error geográfico. De hecho, es el mismo Fernández de Navarrete
que nos recuerda que “Ninguno de nuestros antiguos historiadores tuvo noticias de este lago y
puerto de San Bartolomé, y sólo se hace mención en las tres instrucciones que dio Alonso de
Hojeda en su segundo viaje...” (Fernández de Navarrete, en Masia, 1971: 328, nota 20).

16.Es interesante anotar que el lago de Maracaibo, aunque fuese con otro nombre, no aparece
en la Historia de las Indias de Bartolomé de las Casas, sino el Golfo y Coquibacoa.

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Oficina de Publicaciones Científicas. Facultad Experimental de Ciencias. Universidad del Zulia.


Apartado Postal 15197. Maracaibo 4005, Venezuela.

Cuadernos del Cendes

versión  On-line ISSN 2443-468X

CDC v.27 n.75 Caracas dic. 2010

La revolución del agua en Maracaibo: ¿radicalización democrática o instrumentalización


política?

Mathieu Uhel*

*Cursante de doctorado de Geografía, ESO Caen, UMR 6590 CNRS «Espaces et Sociétés»,
Université de Caen-Basse Normandie (Francia).

Correo-e: mathieu.uhel@unicaen.fr

Resumen

Desde su inicio, la revolución bolivariana incorporó el sector del agua en su proyecto de


cambiar la estructura de dominación del país y mejorar las condiciones de vida de los
ciudadanos. A fin de facilitar la capacidad organizativa y de decisión de los usuarios para
acceder o mejorar los servicios de agua, en 2001 se crearon las Mesas Técnicas de Agua (MTA)
mediante la nueva Ley Orgánica para la Prestación de los Servicios de Agua y Saneamiento. El
objetivo del artículo es cuestionar el ejercicio de la democracia participativa y protagónica en
el ámbito de los servicios de agua en Maracaibo. Más precisamente, ¿cómo ocurre la
recomposición del espacio político local? ¿Qué relaciones de poder se establecen entre las
MTA y la burocracia hidráulica en vías de «bolivarianización»? ¿Cuáles son los logros concretos
de la «revolución del agua»?

Palabras clave: Agua / Revolución / Poder

Abstract

From its inception, the Bolivarian revolution incorporated the water sector in its project
of changing the domination structure of the country and improving its citizens´ living
conditions. With the aim of facilitating the organizational and decisional capacity of the users
to gain access or to improve water services, the Technical Tables of Waters (TTW) were created
in 2001 through the new Organic Law for the Supply of Water and Sanitation Services. The
purpose of the article is to question the exercise of the participatory democracy in the water
services field in Maracaibo. More accurately: how does the reform of the political local space
take place? What power relations are established between the TTW and the hydraulic
bureaucracy, in process of «bolivarianization»? What are the concrete achievements of the
«revolution of water»?

Key words: Water / Revolution / Power

RECIBIDO: JULIO 2010

ACEPTADO: DICIEMBRE 2010

Introducción

En la Venezuela contemporánea, la falta de acceso al agua o la deficiencia del servicio urbano


de agua potable y saneamiento siguen siendo un reto central para el Gobierno nacional. Desde
su inicio, la revolución bolivariana incorporó el sector del agua en su proyecto de cambiar la
estructura de dominación del país y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. La
democracia participativa y protagónica se materializa así en las Mesas Técnicas de Agua (MTA)
desde la promulgación de la Ley Orgánica para la Prestación de los Servicios de Agua y
Saneamiento (Lopsas) de 2001. Con el fin de fomentar la capacidad organizativa y de decisión
de los usuarios para acceder a o mejorar los servicios de agua, esos nuevos dispositivos han
sido integrados en 2006 a los Consejos Comunales, unidades de base del futuro Estado
socialista de Venezuela.

La geografía del agua en Maracaibo es el producto de las relaciones sociales de poder


desarrolladas a lo largo del siglo XX, las cuales forman parte de la configuración social y
ambiental desigual de la ciudad. La tecnoburocracia hídrica en la región zuliana no consiguió
extender las redes de agua al conjunto de la población, obligando a los residentes excluidos del
servicio a desarrollar estrategias individuales y colectivas para acceder a ese líquido vital. Las
relaciones asimétricas de poder en el ámbito del agua se estabilizaron en una estructura de
dominación «sociohídrica» que participa del dispositivo estatal de control social. Buscando
romper con esa geografía desigual, ¿la política desarrollada por la revolución del agua hace
parte de la emancipación del pueblo o se vuelve un instrumento de control social? Más
precisamente, ¿cómo se opera la recomposición del espacio político local? ¿Qué relaciones de
poder se establecen entre las MTA y la «hidrocracia» en vías de «bolivarianización»? ¿Cuáles
son las realizaciones concretas de la revolución del agua?

Las respuestas a esas preguntas, necesariamente parciales y provisionales, se basan en las


investigaciones realizadas durante una estancia en Maracaibo en julio y agosto de 2007;
investigaciones desarrolladas en el marco de un programa de cooperación científica entre la
Universidad del Zulia y la Universidad de Caen.1

En una primera etapa, se decidió realizar una comparación de la situación de tres barrios de la


ciudad mediante el desarrollo de entrevistas con los dirigentes y un trabajo de observación de
las reuniones barriales. Con la elección de esos casos de estudios2 se pretendía tener una idea
más precisa de los cambios en la microfísica del poder y sus implicaciones socioambientales
locales. La comparación permitió identificar algunos rasgos generales del proceso de
restructuración de los espacios políticos locales.

En una segunda etapa, siguiendo con el propósito de entender la articulación de las escalas de
poder, se buscó también entrevistar a los trabajadores sociales de la empresa hidrológica
encargados de las MTA. Más allá de las expectativas iniciales, se pudo seguir a los empleados
del Departamento de Gestión Comunitaria en su trabajo de campo, posibilitando así una
inmersión parcial en el proveedor del servicio, Hidrolago.3

Tras aclarar las condiciones pre-revolucionarias del acceso al agua en Maracaibo y los procesos
responsables de la configuración social y ambiental de la ciudad, se tratará de destacar las
lógicas que rigen la difusión de los nuevos dispositivos participativos en el espacio urbano y la
recomposición de las relaciones sociopolíticas locales, apoyándonos en tres casos
seleccionados en la periferia. Finalmente se plantea la pregunta: en la medida en que el Poder
Popular contribuye a la reorganización de la estructura de poder y al mejoramiento de las
condiciones de existencia del pueblo, ¿logrará llevar a cabo la misión asignada por el Estado y
evitar la instrumentalización política del servicio?

La geografía del agua en Maracaibo producto de las relaciones de poder

Nacimiento de una «hidrocracia truncada»

Maracaibo se orienta y estructura desde los años veinte por el modelo de acumulación
capitalista periférico, vinculado a la explotación del petróleo por empresas estadounidenses. La
introducción del capital transnacional en el desarrollo histórico-geográfico de la región
desemboca en una nueva estructura de dominación económico-política que cambia
radicalmente la configuración socioambiental de la ciudad. Las empresas estadounidenses
instalan las «colonias» al norte de Maracaibo para albergar a los cuadros y dirigentes de la
industria, lo que significó un salto fuera de la trama colonial (la «otra ciudad»). A partir de los
años treinta del siglo XX, el aparato de Estado se desarrolla con el propósito de reproducir las
condiciones de producción capitalista y redistribuir los beneficios de la renta petrolera (Suarez
y otros, 1983).

En ese contexto, el Gobierno nacional busca racionalizar y modernizar los procesos de


producción, distribución y evacuación de las aguas urbanas. El objetivo es doble. Se trata de
crear un entorno sano, factor de limitación de las epidemias (como la malaria), y de satisfacer
una necesidad vital. La ingeniería sanitaria forma entonces «la piedra angular del desarrollo
social en los primeros años de la modernización capitalista de Venezuela» (Licha, 1987). La
transición hacia la modernidad se materializa en el paso de un país rural «sin malaria» a un
país urbano «con petróleo». Frente a ese desafío nacional, un organismo público creado en
1943, el Instituto Nacional de las Obras Sanitarias (INOS), y adscrito al Ministerio de Obras
Públicas, asume la responsabilidad de construir y administrar la infraestructura de agua
potable y saneamiento en todo el país. Más allá de la misión de servicio público, competencia
del Estado como encarnación del «interés general», esos equipamientos colectivos
implementados por la burocracia hidráulica o «hidrocracia» (Molle y otros, 2009) constituyen
además un instrumento «de dominación y de fijación territorial de los `flujos´ liberados por la
destrucción de la explotación familial, artesanal y agrícola» (Fourquet y Murard, 1976). La
penetración de los hogares por las redes técnicas urbanas permite la producción de cuerpos
sanos y sumisos, técnica disciplinaria del poder, y la optimización de la fuerza de trabajo,
técnica biopolítica del poder, para el modo de producción capitalista.4

Esa dimensión sanitaria ha sido crucial en Maracaibo por la importancia de la industria


petrolera en la región y las expectativas nacionales vinculadas a ese nuevo sector económico,
factor de progreso para el conjunto de la sociedad. La población de la ciudad se triplica entre
1920 y 1940, pasando a más de 120.000 habitantes. Ese crecimiento resulta sobre todo de los
flujos de migrantes atraídos por las oportunidades de mejoramiento de sus condiciones de
vidas. Sin embargo, el INOS fue incapaz de conectar al conjunto de los nuevos residentes a las
redes de agua. A diferencia de la situación de los países del centro del sistema capitalista
mundial, aquí se puede hablar de biopolítica parcial o truncada debido a que la «hidrocracia»
no consigue incorporar a todos los ciudadanos a las infraestructuras públicas. Entonces,
sectores enteros de ese proletariado urbano naciente se encuentran fuera de la ciudad
«moderna», relegados en las márgenes urbanas, en terrenos de escaso valor inmobiliario y
carentes de infraestructuras públicas. Los residentes de esos asentamientos precarios,
considerados como ilegales, son reprimidos por el aparato de Estado y, por consiguiente,
excluidos de la planificación urbana, la cual beneficia únicamente a los empleados de la
industria petrolera. Pasando por un largo proceso de apropiación del espacio, los migrantes
invaden los terrenos baldíos y consolidan paulatinamente su vivienda, llevando a la
constitución de lo que llamaremos barrios.5

Históricamente reprimidos por el Estado, esos habitantes de los asentamientos precarios


empiezan a tener una nueva posición en la estructura de dominación al final de los años
cincuenta. En un contexto de democratización y aumento de la renta petrolera, el clientelismo
político se expande. De 1959 a 1978, «la especulación política (proselitismo) [...] es el primer
factor promotor y organizador de los movimientos de invasión que se gestaron en la ciudad
bajo el amparo de diputados, concejales y funcionarios públicos» (Echeverría y Chourio, 2001).
Los representantes de las instituciones participativas locales apoyan un partido político
esperando, una vez las elecciones ganadas, obtener una integración acelerada de su barrio a la
ciudad «moderna» (regularización de los terrenos y acceso a los servicios públicos). Durante
ese período, los barrios en Maracaibo siguen creciendo6 y conocen un proceso de
consolidación acelerado (Echeverría, 1995), bajo el doble efecto de la progresión de los
ingresos de los habitantes y la intervención selectiva del Estado. El sector del agua potable y
saneamiento no escapa a esas relaciones clientelistas, aunque es necesario matizar la eficacia
de ese mecanismo debido a las obligaciones técnicas particulares ligadas a ese servicio en red.

En los años ochenta-noventa, con la crisis económica y la inestabilidad sociopolítica, se


implementan las medidas neoliberales de ajuste estructural y un proceso de descentralización
político-administrativa, reduciéndose así el papel del Estado en la organización de la sociedad.
Las desigualdades sociales y la pobreza explotan. El mercado inmobiliario formal, tanto público
como privado, sufre una caída dramática de las inversiones, favoreciendo el sector informal. En
los años ochenta, más de la mitad de la población marabina vive en asentamientos precarios
(ibíd.). Al igual que los demás servicios públicos, el sector del agua potable y saneamiento
experimenta una amplia reforma en 1991. Se elimina al INOS, las funciones del servicio de
agua recaen en una nueva empresa con capitales públicos, Hidrológica de Venezuela
(Hidroven), y en sus filiales descentralizadas. Esa nueva arquitectura institucional del sector
representa el primer paso hacia la privatización del servicio. Sin embargo, en la Venezuela de la
década de los noventa, las condiciones de la mercantilización del agua no son suficientemente
atractivas para los inversionistas privados.

En el estado Zulia se crea la Hidrológica del Lago de Maracaibo (Hidrolago). La


descentralización, presentada como una medida para mejorar el servicio a través de una
vinculación más estrecha entre usuarios y proveedor, no favorece la extensión de las redes de
agua. El retroceso financiero del Estado nacional y sobre todo el crecimiento de los barrios por
el proceso de «suburbanización-marginadora-mercantil» que ocurría en Maracaibo en esa
época (Echeverría y Chourio, 2001)7 impidieron ampliar la cobertura de las redes de agua y
saneamiento en la capital zuliana.
En 2001, junto con el Gobierno nacional, el gobierno regional y la municipalidad de Maracaibo,
Hidrolago firmó un contrato con una empresa privada colombiana, Triple A servicios.8 Con una
duración de treinta meses, la cooperación tenía entre otros objetivos: la lucha contra las
pérdidas de agua (localización de las fugas y tomas ilegales), la instalación de medidores, y el
aumento de los suscriptores para elevar el nivel de recaudación del servicio. Por el clima
político nacional y las dificultades financieras en el contrato, Triple A decidió retirarse de la
región en agosto de 2002, lo que acabó con el intento incipiente de «privatización» del servicio
en el estado Zulia (François y Uhel, 2002).

A medida que se fortalece la hegemonía chavista y se radicaliza el proceso revolucionario, la


resolución de la problemática urbana pasa por el desarrollo de las Mesas Técnicas de Agua,
dispositivos «participativos y protagónicos» integrados en la Lopsas de 2001.

Una geografía desigual del acceso al servicio que obliga a la implementación de estrategias
alternativas individuales y colectivas

Previamente al análisis concreto de la revolución del agua en Maracaibo, es necesario entender


la geografía del agua pre-revolucionaria, producto de las relaciones de poder en el espacio
urbano. Se analizará la configuración de la red de agua potable en la ciudad, como
materialización de la estructura de dominación «sociohídrica», antes de acercarnos más
precisamente a la microfísica del poder.

La lógica de extensión y organización de la red de agua en Maracaibo permite notar una


oposición clásica entre el centro (casco histórico y urbanizaciones planificadas cercanas al
centro) y la periferia (barrios en distintos niveles de consolidación alejados del centro) de la
ciudad. La disposición de la red en los barrios, dispersa e irregular, contrasta con la forma,
compacta y regular, de la red en las urbanizaciones planificadas. Esa constatación ilustra la
lógica instrumental del operador público, que privilegia la conexión de los residentes según su
posición en la estructura social (François y Uhel, 2002). El acceso a la red de las nuevas
urbanizaciones de la clase media y burguesía regional está planificado, mientras la conexión de
los barrios se efectúa paulatinamente, siguiendo así el largo y caótico proceso de
consolidación. La ausencia de la red y la esperanza de una futura conexión se vuelven además
un potente medio de control de las revueltas populares. Aquí aparece entonces la especificidad
de la función biopolítica truncada del servicio de agua en Maracaibo, que pone más el acento
sobre el control social y menos sobre la optimización de la fuerza de trabajo.

Sin embargo, la oposición entre centro y periferia no es suficiente para dar cuenta de la
configuración «sociohídrica» de la ciudad. Existen efectivamente excepciones a esa distinción:
las urbanizaciones cerradas, ubicadas en la periferia lejana, donde viven las categorías sociales
de altos ingresos, las cuales disponen de una conexión a la red, a diferencia los barrios situados
en los intersticios urbanos. El acceso a la red puede cambiar también al interior de un mismo
barrio. Además, en muchos casos, la conexión no significa necesariamente un acceso continuo
al agua: fluctuaciones cotidianas y semanales pueden alterar el caudal del grifo. Esas
aclaraciones permiten entender por qué no se puede disponer de datos exactos sobre los
niveles reales de acceso y consumo de agua en la ciudad (François et Uhel, 2002). Por eso, con
el propósito de comprender la realidad pre-revolucionaria, es importante afinar la escala de
análisis observando las modalidades alternativas de acceso al agua.

En las ciudades de los países del Sur, los usuarios excluidos de la red desarrollan estrategias
individuales y colectivas para acceder a ese bien vital: las prácticas «piratas» (fuentes gratuitas,
como los ríos, o tomas ilegales conectadas a la red), comunitarias (distintas formas de
autoproducción y autogestión de sistemas de producción y distribución de agua), o mercantil
(mercados locales de producción, transporte, distribución de agua) pueden complementarse y
entremezclarse localmente (Jaglin, 2001).

En Maracaibo, el mercado de venta por camión cisterna se ha vuelto el segundo medio de


distribución del agua, después del servicio público. Empresas privadas, que se abastecen en las
reservas de Hidrolago, se reparten la ciudad y distribuyen el precioso líquido a los residentes de
los barrios. Esos proveedores privados, verdaderos «barones o señores del agua»
(Swyngedouw, 2004), ejercen un inmenso poder sobre los clientes cautivos, específicamente
en términos de horarios de paso, volumen de agua distribuida por hogar y fijación de los
precios. Durante los periodos de escasez, algunos empresarios aumentan fuertemente las
tarifas para maximizar los beneficios, lo que puede llevar a conflictos o revueltas por parte de
los clientes. Tolerados por el Estado, esos intermediarios sirven de «colchón» entre los usuarios
y los gobernantes, y reducen periódicamente los flujos de protestas. La tolerancia de Hidrolago
y de la tutela pública frente a esos vendedores poco escrupulosos puede entonces entenderse
como un elemento del dispositivo (estatal) de control social, y completa la función biopolítica
de las redes técnicas urbanas. Les reivindicaciones populares de justicia «sociohídrica» están
así frenadas o bloqueadas en el nivel local (incluso a veces en el interpersonal), lo cual impide
un salto en generalidad (política) que apuntaría a las responsabilidades estructurales.

Otra estrategia colectiva que existe en Maracaibo son las tomas ilegales conectadas a las
infraestructuras del proveedor público y la construcción de redes precarias dentro del barrio.
La localización de esas infraestructuras integra con frecuencia la estrategia de invasión y
apropiación de los terrenos de los migrantes, mostrando así una planificación colectiva previa
(François y Uhel, 2002). Esa solución es particularmente precaria por la fragilidad de la red
construida y la pésima calidad del agua (no tratada). La actitud de las autoridades públicas es
tajante: esas prácticas «piratas», que pueden dañar las infraestructuras y reducir el caudal en
las urbanizaciones más abajo, constituyen un robo y deben sancionarse como tal. El proveedor
público corta regularmente esas tomas ilegales, apoyándose en la Guardia Nacional. La
imposibilidad de conocer exactamente la cantidad de agua desviada e integrar entonces esa
solución paliativa al dispositivo de control social es intolerable para Hidrolago. Desde el punto
de vista de los residentes de los barrios, esa estrategia puede aparecer como un medio de
subvertir la dominación del aparato de Estado sobre la sociedad, apropiándose colectiva y
directamente un bien vital que la institución pública no puede o quiere distribuir.

La geografía desigual del acceso al agua en Maracaibo es el producto de las relaciones de


poder articuladas y estabilizadas entre el proveedor público, los vendedores de agua por
cisternas y los usuarios/ciudadanos. Más allá de las estrategias de supervivencia y del fatalismo
desmovilizador, las acciones de los residentes de los barrios se limitan a explosiones locales y
puntuales, regularmente documentadas por la prensa local (bloqueo de las vías de
comunicación, secuestro de funcionarios de Hidrolago, violencia verbal o física contra los
choferes de los camiones cisterna, etc.). Las reivindicaciones políticas de justicia social y
ambiental son ahogadas por el dispositivo de control social e instrumentalizadas por los
partidos dominantes. Aunque lleva consigo los gérmenes de la revuelta, el tema de las
desigualdades de acceso y consumo al agua es manipulado a fin de esconder las cuestiones
políticas y sociales de su producción y reproducción.

A partir de 2001, la Lopsas tiene como expectativa romper con la estructura de dominación
«sociohídrica» mediante la implementación de las Mesas Técnicas de Agua. En la parte
siguiente se presentarán los procesos de elaboración, difusión y apropiación de los nuevos
dispositivos participativos y protagónicos en la ciudad de Maracaibo.

La geografía de la participación «sociohídrica» en Maracaibo

El agua incorporada en un proyecto de transformación social

La revolución del agua empieza en 1999 después del lanzamiento por el Presidente de una
amplia reflexión sobre la manera de sistematizar la experiencia de las Mesas Técnicas de Agua
(MTA) y Consejos Comunitarios del Agua, iniciados durante el mandato de Aristóbulo Istúriz en
la alcaldía de Caracas entre 1993 y 1996. Se trata de transformar una experiencia de
participación popular puntual en una «propuesta organizativa del gobierno bolivariano a todas
las comunidades en el sentido de resolver los problemas comunitarios relativos al servicio de
agua potable y saneamiento» (Arconada Rodríguez, 2005). A partir de 2001 las MTA se
generalizan mediante la adopción de la Lopsas. Entre otras funciones, tienen como objetivo
«conocer la gestión de los servicios, opinar sobre las propuestas de inversión ante las
autoridades nacionales, estatales y municipales, así como en la evaluación y supervisión de
obras destinadas a la prestación de los servicios» (artículo 75). Por iniciativa de los usuarios de
un barrio o sector, la asamblea constitutiva debe elegir a nueve coordinadores. Esa
conformación se realiza con el apoyo de la empresa pública de agua de la región, que valida el
procedimiento y registra la creación de la MTA. Esa política de democratización del servicio
puede ser reforzada con la creación de los Consejos Comunitarios del Agua y del Consejo
Nacional del Agua, entidades concebidas como «espacios alternativos de intercambio y
difusión de experiencias exitosas vinculadas al trabajo de las Mesas Técnicas de Agua» (Cariola
y Lacabana, 2005). Al involucrar a las comunidades organizadas, la empresa proveedora y la
autoridad municipal, los Consejos Comunitarios del Agua permiten fortalecer la capacidad
organizacional de los usuarios en la planificación del servicio a escala urbana, y no solamente
en el nivel microlocal.

Las MTA se difunden con rapidez, aunque desigualmente, sobre el territorio y adquieren una
responsabilidad creciente, al permitir la participación de los usuarios en la ejecución de las
obras. Durante el tercer Encuentro Nacional de las Experiencias Comunitarias de Agua Potable
y Saneamiento en 2005, el presidente Hugo Chávez propuso la creación de un Fondo de
Financiamiento de los Proyectos Comunitarios en Agua Potable y Saneamiento. Mediante un
acuerdo entre Hidroven y la Corporación Venezolana de Petróleo (filial de la empresa estatal
Petróleos de Venezuela, Pdvsa), ese fondo es alimentado por los ingresos de la renta petrolera
y puede financiar los proyectos elaborados conjuntamente entre los coordinadores de las MTA
y el proveedor del servicio. Para beneficiarse del financiamiento, los coordinadores deben
convocar a una asamblea, con presencia de los agentes de la empresa pública, y eligir a los
responsables de la gestión de los recursos y ejecución del proyecto. Una vez el proyecto
aprobado y los fondos transferidos, los delegados deben rendir cuentas a los usuarios y al
proveedor sobre el avance del proyecto.

Durante el IV Encuentro Nacional de las Experiencias Comunitarias de Agua Potable y


Saneamiento en 2006, el presidente Chávez reafirmó «el objetivo de darle [al] pueblo la mayor
suma de felicidad posible» transfiriéndole el poder. Calificó entonces a las MTA de «experiencia
liberadora que forma parte de la estrategia de política socialista que está en marcha en el
país».9 A partir de 2006, las MTA están incorporadas a los Consejos Comunales, instituciones
políticas básicas de la «nueva geometría del poder», prefigurando la edificación del Estado
socialista venezolano (Chávez, 2007). La revolución bolivariana busca cambiar la relación (de
poder) entre la sociedad y el Estado mediante la implementación de la democracia
participativa y protagónica, desarrollando así la capacidad organizacional y decisional de las
comunidades locales. En palabras del presidente, «los Consejos Comunales constituyen el
proyecto que dará el paso histórico para convertir la vieja democracia representativa, sin
pueblo, en una democracia verdadera, a través de la cual marchemos hacia el socialismo»
(MPP para la Comunicación y la Información, 2008).

La Ley de los Consejos Comunales de abril de 200610 define a esos dispositivos como


«instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones
comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo
organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a
responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una
sociedad de equidad y justicia social» (artículo 2). Estas instancias se constituyen en
comunidades que agrupen de 200 a 400 familias en el área urbana, más de 20 familias en el
área rural y desde 10 familias en las comunidades indígenas (artículo 4).

Cada Consejo Comunal está compuesto por un órgano ejecutivo, una unidad de gestión
financiera y una unidad de contraloría social. El órgano ejecutivo es la instancia encargada de
promover y articular la participación de la comunidad; se reunirá a fin de planificar la ejecución
de las decisiones de la asamblea de ciudadanos y ciudadanas, así como para conocer las
actividades de cada uno de los comités y de las áreas de trabajo (artículo 8). La unidad de
gestión financiera o Banco Comunal funciona como un ente de ejecución financiera de los
Consejos (artículo 10). La unidad de contraloría social es el órgano encargado de realizar la
contraloría social y la fiscalización, control y supervisión del manejo de los recursos asignados,
recibidos o generados por el Consejo, así como de los programas y proyectos de inversión
pública presupuestados y ejecutados por el gobierno nacional, regional o municipal (artículo
11).

A partir del segundo mandato de Chávez se observa una radicalización de la revolución en los
discursos y políticas implementadas. El «socialismo del siglo XXI», al buscar romper con la
estructura de dominación política heredada del período puntofijista, plantea una «nueva
geometría del poder» enfatizando la «explosión del Poder Comunal» (MPP Comunicación y
Información, 2008). Los dispositivos participativos y protagónicos de los primeros años de la
revolución bolivariana (MTA, Comités de Tierras Urbanas, etc.) se encuentran incorporados en
los Consejos Comunales desde 2006, expresando así un proyecto político sistémico y coherente
de transformación social. Esa progresiva «globalización» de la democracia socialista necesita,
sin embargo, una reorganización de los espacios políticos locales para adecuarse con la nueva
orientación de la revolución.

La difusión y apropiación locales de las MTA en Maracaibo

Durante el período pre-revolucionario, los habitantes de los asentamientos precarios estaban


incorporados en una estructura piramidal: la participación era delegada a los representantes
electos de la asociación de vecinos (sobre todo a su presidente), subordinados a los intereses
electorales del partido patrocinador del barrio. La creación de las Mesas Técnicas Agua y sobre
todo los Consejos Comunales por una nueva fuerza política permite romper con la estructura
de dominación heredada y sentar las bases de una reorganización del espacio político local.

Creadas en 2001, al principio las MTA tuvieron un éxito limitado en Maracaibo por la
resistencia de Hidrolago. Con la llegada del nuevo gerente del proveedor público, la situación
cambió radicalmente. Según el Departamento de Gestión Comunitaria, el número de
dispositivos participativos en el estado Zulia pasó de 700 en 2005 a 1.230 en 2007 (Hidrolago,
2007), y sigue creciendo. Casi la mitad están ubicados en Maracaibo, particularmente en los
asentamientos precarios periféricos. La geografía de las MTA coincide, a grandes rasgos pero de
manera opuesta, con la geografía del acceso a la red presentada en la parte anterior. Los
residentes de los barrios excluidos tienden a apropiarse de los nuevos dispositivos
revolucionarios. Por el contrario, los barrios centrales o los que disponen de un acceso
suficiente al servicio no se interesan en ellos.

La difusión de las MTA es, sin embargo, heterogénea. La geografía de la participación en el


ámbito del agua refleja una fotografía estática de un proceso en cambio perpetuo. La
repartición de las MTA cambia rápidamente y revuelve la configuración sociopolítica expresada,
aunque se mantengan tendencias estructurales. La concentración de los nuevos dispositivos en
la periferia y su casi ausencia en los barrios centrales o urbanizaciones se asemeja a la
geografía social de la ciudad.

Con el propósito de acercarnos más puntualmente a la transición revolucionaria, se decidió


comparar los procesos que desembocaron en la conformación de Consejos Comunales, a los
cuales pertenecen las MTA, en tres barrios diferentes. Se insiste en el hecho de que esa
investigación en tres barrios de la ciudad no quiere ni pretende representar el proceso
revolucionario en su totalidad. El propósito es tener una visión precisa de los cambios
localizados y plantear algunas propuestas para estudios más amplios.

Ubicados en la periferia de la ciudad, con características socioeconómicas similares,


los barrios Brisas del Norte, Santa Rosa del Agua y San José de la Montaña muestran, sin
embargo, niveles de consolidación del ambiente urbano muy distintos. En el Brisas del Norte, la
creación del primer Consejo Comunal y la eliminación de la asociación de vecinos en 2006 se
desarrollaron con el apoyo de la Guardia Nacional a petición de los militantes chavistas. Los
líderes locales, afiliados a un partido de oposición, se negaron a dejar sus cargos. Dividido
después en cuatro sectores, el barrio eligió dos nuevos Consejos el mismo año. Cabe
mencionar que el del sector 2 se ha vuelto progresivamente el más activo y poderoso
del barrio, hasta subordinar el sector 1 (el Consejo del sector 4 dejó de funcionar a los pocos
meses). Los habitantes del último sector (3) conformaron su Consejo en agosto de 2007, y
pusieron al mando de la institución al antiguo presidente de la asociación de vecinos. Excluidos
de las redes de agua y saneamiento, los habitantes tenían muchas esperanzas con la creación
de las MTA. Sin embargo, según un vocero del sector 2, las MTA no son escuchadas por
Hidrolago. Sus actividades están ahora suspendidas.

Los habitantes del barrio Santa Rosa de Agua eliminaron la asociación de vecinos y dividieron el


territorio comunitario en cuatro sectores para adecuarse a la nueva norma participativa (los
Consejos Comunales deben agrupar entre 200 y 400 familias). La elección de los portavoces se
hizo con una participación amplia y sin conflictos. Los miembros del directorio de la asociación
de vecinos se apropiaron del sector Ecos del Zulia bajo la bandera chavista, generando una
reproducción de la organización anterior, a una escala más reducida. Los tres otros sectores
eligieron también a portavoces seguidores del proceso revolucionario. Las observaciones y
entrevistas muestran que si bien existe un cierto respeto entre los Consejos del mismo barrio,
los voceros tienden a enfocarse en su nuevo ámbito y a considerar la acción colectiva dentro de
este espacio político reducido.

En San José de la Montaña, la transición revolucionaria se hizo de manera distinta. Después de


los trabajos de censo y cartografía efectuados por el Comité de Tierras Urbanas de
un barrio vecino en 2002, se comprobó que San José de la Montaña no aparecía en el catastro
de la alcaldía. Uno de los voceros de la MTA del barrio explicó que durante la invasión de los
terrenos en 1982, San José de la Montaña fue «anexado» por el barrio Calendario, lo que
explicaría su ausencia en los planos municipales. La conformación de los dispositivos
participativos (Comité de Tierras Urbanas, MTA, etc.) se desarrolló con esa configuración
territorial, asociada a una pésima participación y bajo el mando de la oposición al proceso
revolucionario. Desde entonces, los militantes chavistas buscaron el reconocimiento de
su barrio y derrocar a los dirigentes electos. Hicieron campaña y propusieron nuevas asambleas
en todos los barrios cercanos. Esa estrategia permitió el cambio de los voceros.

En los dos últimos casos, el objetivo principal de las MTA es conectar el barrio a la red de
alcantarillado. Por ahora, Santa Rosa de Agua devuelve sus aguas servidas al lago de Maracaibo
mientras que San José de la Montaña las evacua en el suelo y río cercano. Según los voceros de
las MTA, Hidrolago prometió solucionar esos problemas lo más pronto posible, pero ninguna
agenda de intervención estaba prevista cuando se realizaron las entrevistas.

La transición revolucionaria implicó una ruptura (a veces violenta) con la estructura del poder
anterior. La multiplicación de las instituciones y las divisiones (y tensiones en el caso de Brisas
del Norte) internas a los barrios implican una fragmentación del espacio político local,
rompiendo con una unidad territorial muchas veces difícilmente adquirida. En ese contexto,
nuevas relaciones de poder se conforman en el espacio político local entre ciudadanos y
portavoces. En los tres barrios analizados la organización política tiene la forma de un núcleo
de individuos, agrupados en el seno del Consejo Comunal por vínculos amistosos o familiares,
que tejen una red social compleja de subordinación y exclusión con los habitantes del sector
o barrio.

La reorganización del espacio político local muestra entonces una reactualización de las
relaciones asimétricas de poder. En la parte siguiente se tratará el papel de la empresa pública
en el proceso de cambio, antes de analizar la materialización de la «revolución del agua» como
producto de la articulación de las escalas (de poder) locales y regionales. Ese recorrido a través
la microfísica del poder se propone adelantar pistas de respuesta a la hipótesis de una
instrumentalización política de las MTA.

La organización de las escalas del poder «sociohídrico» en Maracaibo

La «bolivarianización» parcial del proveedor público

Los dispositivos democráticos promovidos por el Gobierno deben romper con la estructura de
dominación anterior e impulsar una nueva relación con el Estado. Sin embargo, el Poder
Popular se enfrenta a la inercia de la organización y funcionamiento del aparato estatal, que
busca mantener el antiguo modelo de gestión pública mediante viejas prácticas clientelistas y
tecnocráticas (Ochoa Henríquez, 2008). Por eso las «misiones» sociales desarrollan
paralelamente al Estado para evitar el desvío de los recursos públicos por parte de los
funcionarios. Se puede suponer que esta estrategia motivó también la arquitectura del
financiamiento de los proyectos comunitarios como las Mesas Técnicas de Agua y los Consejos
Comunales. Pero esta incertidumbre con la actuación del aparato de Estado no es viable para
un Gobierno que quiere llevar adelante un proceso revolucionario. Es por eso que a partir del
segundo mandato de Chávez se puede observar a una «bolivarianización» de la administración
pública. Iniciado en 2007, este proceso desemboca en la adopción de la Ley Orgánica de la
Administración Pública en julio de 2008 con las Leyes Habilitantes. En su prólogo, la Ley precisa
que

la consolidación del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, conlleva la necesidad


de efectuar cambios en las estructuras públicas, con la finalidad de adaptarlas a la nueva
realidad social y política del país, y maximizar la eficacia y la eficiencia de la Administración
Pública, destruyendo las estructuras burocráticas y paquidérmicas que han caracterizado a las
instituciones públicas, con el fin de lograr un acercamiento efectivo a la población y la
satisfacción de sus necesidades fundamentales de manera oportuna.

Más adelante, la Ley estipula que «los Consejos Comunales y demás formas de organización
comunitaria que utilizan recursos públicos, [deben ser incorporados] como sujetos obligados
en el cumplimiento del principio de eficiencia en la asignación y utilización de los recursos
públicos» (Ley Orgánica de la Administración Pública, 2008). Con esta nueva ley se busca
imponer a la administración pública atender a las necesidades de los ciudadanos,
integrándolos al aparato de Estado y dando a los portavoces de los Consejos Comunales un
estatus cercano al de funcionarios.

Durante la IV Cumbre de la Deuda Social en 2007, el presidente de Hidroven y viceministro del


agua, ingeniero Cristóbal Francisco Ortiz, subrayó: «la democracia participativa y protagónica
nos coloca a las empresas hidrológicas y a todo el Sector de Agua Potable y Saneamiento en
general, en la redefinición permanente de las relaciones y los intercambios con nuestros
usuarios o suscriptores, que ahora también son actores en la administración y desarrollo de los
servicios»; la revolución del agua «transformó para siempre las ideas acerca de la
gobernabilidad y la asimétrica relación de poder entre ciudadanos y decisores».11 Hidrolago,
como empresa pública descentralizada responsable del servicio agua potable y saneamiento en
la región del Zulia, tiene que inscribirse en las líneas generales fijadas por la casa matriz,
Hidroven. Sin embargo, por la distancia con el gobierno central, localizado en Caracas, y la
oposición histórica entre las dos más grandes ciudades del país, es necesario matizar la
supuesta subordinación de la empresa a la autoridad central y considerar más bien la actuación
del proveedor revestida de una cierta autonomía regional. Esas aclaraciones sobre la relativa
autonomía del aparato de Estado descentralizado pueden explicar la inestabilidad del
directorio hasta 2005 (entre 1998 y 2005, siete presidentes se sucedieron a la cabeza de la
empresa) y la baja audiencia de la revolución del agua en el proveedor hasta esa fecha. Según
las palabras del nuevo presidente, Freddy Rodríguez, Hidrolago asume hoy en día el reto
revolucionario «en el marco de las orientaciones del presidente Hugo Rafael Chávez Frías en lo
que se refiere a las empresas socialistas del Estado» (Hidrolago, 2007).

El presidente y la dirección de los departamentos han sido reemplazados a partir de 2005 por
partidarios de la revolución; lo que no ocurrió sin controversias, dado el contexto político
nacional polarizado. En el momento de la investigación, Hidrolago aparece dividida
políticamente en dos bandos: los pro Chávez, en el nivel de la presidencia y direcciones de
departamento, así como en los trabajadores sociales; y los anti Chávez, concentrados en los
cuadros (ingenieros y técnicos) y empleados. Esa oposición interna de la empresa aparece
claramente12 en los discursos y refleja un proceso de «bolivarianización» parcialmente
acabado. Al no poder prescindir de las competencias de la tecnoburocracia opuesta a la
revolución, el Gobierno nacional debe arreglarse con las relaciones de poder internas del
proveedor, importadas del campo político nacional, y que se suman a las relaciones de poder
inherentes a cualquier aparato burocrático. Esas resistencias internas ilustran perfectamente la
inercia del Estado y la dificultad del Ejecutivo para aplicar sus decisiones. La implicación
diferenciada de los agentes públicos en las transformaciones estructurales instauradas por la
revolución tiene repercusiones sobre la eficacia de los dispositivos participativos y la
planificación de los proyectos. Más allá de la oposición política de una categoría social
privilegiada que rechaza la revolución por consideraciones más fantaseadas que reales, es
posible interpretar esa reacción como la voluntad de conservar el monopolio en el análisis y las
decisiones técnicas, un intento para mantener una posición de poder basada en una relación
de autoridad, frente a sectores de la sociedad juzgados incompetentes y por consiguiente
ilegítimos.

¿Será equivocado explicar así la ausencia de los Consejos Comunitarios de Agua en el Zulia,
esos espacios en donde se reúnen las comunidades organizadas, la empresa de agua y la
autoridad municipal? Además de la resistencia de funcionarios que se sienten amenazados, esa
organización puede revelar una voluntad de autonomía por parte de la dirección del proveedor
frente a los objetivos del gobierno central. La ausencia de los Consejos Comunitarios de Agua
permite al proveedor, a la vez, evitar la intromisión de la municipalidad en sus asuntos al
establecer un vínculo directo con las MTA, aisladas y atomizadas, y limitar una coordinación a
escala urbana y regional.

La articulación de las MTA y del proveedor público

A partir de 2005, Hidrolago se inscribió plenamente en las orientaciones de la revolución del


agua, aunque el proceso de «bolivarianización» se efectúo de manera contradictoria. Si bien el
acercamiento entre el proveedor público y los usuarios organizados abre oportunidades reales
para mejorar el acceso al servicio, particularmente en los barrios, ese vínculo directo permite la
instrumentalización política de los dispositivos participativos. En los párrafos siguientes se
analizarán las relaciones de poder establecidas entre la escala local y la regional, esa «zona de
contacto» que permite el encuentro entre los coordinadores de las MTA y los trabajadores
sociales de Hidrolago.13 Esos agentes de la empresa pública se desplazan a petición de los
usuarios de un barrio o sector para asistir y regularizar el procedimiento de conformación de
una MTA y reciben en el Departamento de Gestión Comunitaria los proyectos de los
coordinadores, que transmiten luego a los departamentos «Planificación» y «Operación y
Mantenimiento».
Las observaciones realizadas con los trabajadores sociales de la empresa permitieron constatar
cierta forma de instrumentalización política de los proyectos comunitarios. Si bien no se pudo
observar la actuación de Hidrolago en los tres barrios elegidos (como fue señalado en la
introducción), fue posible en cambio asistir a la conformación de tres MTA en el Zulia (en los
municipios Maracaibo, San Francisco y Cañada Urdaneta). Antes de elegir a los coordinadores,
los agentes públicos recuerdan a la asamblea las etapas de conformación de la MTA y sus
objetivos, inscribiéndolos en el contexto político nacional revolucionario. La retórica y los
atributos revolucionarios (banderas, carteles y trajes rojos) son movilizados. Esa asesoría
técnico-política de la empresa es importante, pero resulta insuficiente frente a las necesidades
reales de formación de los coordinadores. En efecto, no está prevista ninguna formación
específica para el ejercicio del mandato de coordinador de una MTA. Nadie puede ser
especialista hídrico improvisadamente, de un día para otro, por el simple hecho de haber sido
nombrado. Tomando en cuenta el número reducido de trabajadores sociales, les resulta
imposible quedarse mucho tiempo en los barrios para responder a las cuestiones planteadas
por de los usuarios. Las reuniones y desplazamientos se multiplican sin parar, lo cual provoca
decepción y frustración en ambas partes de la relación.

Si la conformación de una MTA es un momento de aprendizaje técnico-político, la finalización


de los proyectos es regularmente utilizada para valorizar la imagen de la empresa regional y la
revolución. El ciclo de proyectos de 2007 se clausuró con la organización de una reunión
pública en el teatro de Maracaibo retransmitida por un canal de televisión regional. Después
del discurso del presidente de la empresa y de la directora del Departamento de Gestión
Comunitaria, alabando los resultados de la revolución bolivariana, los coordinadores recibieron
certificados de la empresa, demostrando los beneficios de la cooperación entre usuarios y
proveedor. Cada coordinador tomó la palabra y agradeció a la empresa y al presidente de la
República. La reunión terminó con el Himno Nacional entonado por todo el público. La
empresa se encargó del alquiler del teatro, abastecimiento alimenticio y transporte de los
coordinadores (buses fletados). Con la organización de esos eventos, la dirección de Hidrolago
atribuye el mejoramiento del servicio a la revolución bolivariana, una especie de propaganda
por ese hecho, legitimando asimismo su posición en la burocracia chavista. Durante esos
eventos, el mensaje es muy claro: las MTA, emanadas de la revolución bolivariana, tienen el
poder de mejorar las condiciones de acceso al servicio.

Las observaciones y entrevistas realizadas permitieron constatar un cambio de perspectiva real


por parte de la empresa de agua. Un acercamiento efectivo entre proveedor y usuarios se
opera desde la elaboración y ejecución de los proyectos, rompiendo parcialmente con la
relación tecnocrática anterior. Si la politización de la temática del agua permite salir de una
visión tecnicista, abre sin embargo la posibilidad de una instrumentalización de los dispositivos
participativos por una empresa «bolivarianizada». Parecería entonces que la estrategia de la
empresa busca utilizar los coordinadores, en el plano técnico, como simple informantes (por su
conocimiento del barrio), incluso como mano de obra barata puntualmente, y en el plano
político, como vector de la propaganda chavista.

La materialización de la revolución del agua

Hidrolago junto con el Ministerio del Poder Popular para el Medio Ambiente, Pdvsa y las
Fuerzas Armadas diseñaron un «Plan coordinado a los fines de resolver definitivamente el
problema de los servicios de agua potable y saneamiento en el Estado [Zulia]» (Hidrolago,
2007). Llegando a más de dos billones de bolívares, la inversión del gobierno bolivariano estará
orientada a la construcción (represa Los Tres Ríos) y rehabilitación (planta de tratamiento del
agua El Brillante) de las infraestructuras hidráulicas regionales. La construcción de la represa es
«una prioridad del gobierno bolivariano para atender la escasez de agua en la región del Zulia»
(Hidrolago, 2007). Ese proyecto es emblemático del mantenimiento de una visión productivista
y tecnocrática de la cuestión del agua. Producir más, a riesgo de buscar el recurso cada vez más
lejos. La realización de esos megaproyectos necesita la intervención de especialistas altamente
calificados. Esa interpretación de la temática del agua, característica de la «hidrocracia», evita
tomar en cuenta las condiciones (sociales) de producción de la disminución del agua en la red y
de las desigualdades de consumo intraurbano. El análisis de un fotomontaje extraído del
boletín de Hidrolago permite ilustrar la idea de que la solución de los problemas de acceso al
agua pasa por el aumento de los volúmenes de agua producida. Se nota en el fondo de la
imagen la presencia de una canalización de donde surge el precioso líquido. El servicio de
«Asuntos Públicos» de la empresa escenificó la figura del «presidente-constructor» (o
«presidente-mago» que hace surgir el agua a la punta de su dedo), llevando un casco de obrero
y una camisa roja, mostrando el rumbo a seguir (su dedo apunta al cartel al fondo a donde se
puede leer: «Presa los Tres Ríos, embalse de la revolución»). Ese fotomontaje ilustra así la
presencia y la acción de la más importante autoridad del Estado central en la región.

Entre 2005 y 2007 fueron lanzados en Maracaibo setenta y seis proyectos comunitarios con
una inversión de más de catorce billones de bolívares. La primera fase correspondió a
proyectos que no implicaban ni inversiones pesadas ni conocimientos técnicos avanzados (por
ejemplo, el cambio de una red vieja). Mientras las MTA ganaban paulatinamente credibilidad y
responsabilidad, las fases siguientes del ciclo de intervención movilizaron inversiones más
importantes y conocimientos más técnicos (por ejemplo, la extensión de la red). Cuando se
mira más detalladamente la localización de los proyectos, se puede notar una concentración en
la periferia cercana o en el centro de la ciudad (datos obtenidos en Hidrolago en 2007). Los
habitantes de los asentamientos precarios periféricos, excluidos de la red, donde se concentran
las MTA, no se beneficiaron entonces del primer ciclo de intervención de la revolución del
agua. Oficialmente, se trata de proceder por etapas, profundizando progresivamente la
experimentación del proceso de codecisión y coproducción y resolviendo la situación de los
barrios ubicados en los intersticios urbanos antes de atender a la periferia de la ciudad.

La explicación del desfase relativo entre las necesidades y la ejecución de los proyectos reside
en el hecho de que la conexión a la red de los asentamientos precarios necesita una
planificación global y de largo plazo, planificación que ha sido siempre problemática teniendo
en cuenta las características del proceso urbano de los países de la periferia del sistema
capitalista mundial. Aspectos técnicos (viabilidad de los terrenos y casas de los barrios,
planificación de la extensión de la red y de las cantidades de agua necesarias para el
abastecimiento de los futuros barrios conectados, etc.) y político-administrativos (estatuto
jurídico de las tierras, antigüedad y legalidad de las MTA integradas a los Consejos Comunales,
coordinación entre distintos servicios públicos, etc.) son requisitos imprescindibles para que se
concretice el acceso al agua en la periferia de la ciudad. Lo que es diferente en los casos de
rehabilitación o conexión de redes de intersticios urbanos, por ejemplo, que pueden ser
supervisados «a distancia» y ejecutados parcialmente por los usuarios.

Así, esas razones objetivas, que ya existían en el pasado y limitaban los mecanismos
clientelistas, llevan a la relativización de la eficacia de la revolución del agua. Por ahora las
exigencias burocráticas de resultados obligan a Hidrolago a mostrar los logros de la revolución
del agua. Puede ser tentador «hinchar» las cifras con intervenciones puntuales que responden
parcialmente a las inmensas necesidades populares. Aunque las actividades «comunitarias» de
la empresa pública son un vector de propaganda política y ocurrieron mejoras en los barrios
seguidores del movimiento chavista, sería deshonesto afirmar que únicamente las
consideraciones clientelistas guían la actuación del proveedor. Sería afirmar que los usuarios
juzgados «contrarrevolucionarios» no son atendidos por la empresa, que el servicio se vuelve
entonces un arma política. Hipótesis que no ha sido comprobada en ningún momento.

El segundo ciclo de intervención lanzado al final de 2007, que ratifica el cambio de relación
entre las MTA y Hidrolago, favorece la gestión directa de los fondos por la comunidad y lleva a
interrogarse sobre el papel del proveedor y de los coordinadores de las Mesas. Hasta ahora los
proyectos eran codecididos y coproducidos e Hidrolago conservaba el control técnico y la
supervisión de los proyectos. Con los nuevos procedimientos participativos, la ejecución de los
proyectos implica que las MTA administren los fondos asignados por el Fondo de
Financiamiento de las Proyectos Comunitarios e incluso que realicen las obras, contratando
directamente a empresas privadas. Hidrolago pierde así parcialmente el control técnico de la
ejecución de los trabajos. Ese cambio de relación decidido por la Presidencia de la República
puede llevar a una resistencia incrementada por parte de la tecnoburocracia, que perdería así
el monopolio de la decisión técnica, y a un aumento de los riesgos de desviación de los fondos
públicos al nivel local, dada la ausencia de formación de los coordinadores de las Mesas.

Conclusiones parciales y provisionales

La democracia participativa y protagónica aplicada al sector del agua permitió la politización e


intervención de los sectores marginales en el proceso de decisión y producción del servicio,
rompiendo así parcialmente con la estructura de dominación «sociohídrica». Sin embargo, esos
proyectos resuelven, hasta la fecha de la investigación, problemas puntuales y de corto plazo.
Un reparto efectivo del ejercicio del poder mediante una planificación y producción
colectivamente decididas es frenado por el desarrollo desigual de las Mesas Técnicas Agua en
el espacio y el tiempo, asociado a la ausencia del Consejo Comunitario del Agua. Además, ese
cambio en la relación de poder necesitaría una transferencia de conocimientos por parte de los
ingenieros y técnicos de la empresa y, entonces, la existencia de dispositivos de formación de
los coordinadores de las Mesas. Esa ausencia de capacitación está sustituida por una formación
político-ideológica, lo cual abre la posibilidad de una instrumentalización política de esas
instancias de participación. Concluyendo parcial y provisionalmente sobre la implementación
de la revolución del agua en Maracaibo, los resultados de la investigación muestran el
establecimiento de una relación asimétrica de poder entre los nuevos líderes comunitarios y el
proveedor público en vías de «bolivarianización». Las Mesas Técnicas de Agua pueden
interpretarse como una técnica de poder en la terminología foucaultiana.

Además de la transformación necesaria de la visión productivista y tecnocrática de la


«hidrocracia» zuliana, la implementación de una política emancipadora debería, a nuestro
juicio, profundizar la democratización del servicio y acabar con los «barones del agua». En
efecto, desde el lanzamiento de la revolución del agua, los mercados locales de venta de agua
por cisternas no han sido eliminados o al menos sometidos a la reglamentación pública, lo que
permite mantener las prácticas especulativas y autoritarias de esos empresarios privados.

NOTAS
1
 Programa de investigación ECOS Nord (Centre National de la Recherche Scientifique-CNRS/
Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación-Fonacit), «Cambios urbanos y familiares en
la Venezuela de hoy, el ejemplo de Maracaibo».
2
  La elección de esos tres barrios estuvo vinculada a una investigación precedente realizada en
la ciudad (François y Uhel, 2002).
3
 El desfase temporal explica la imposibilidad de adecuar perfectamente las escalas local y
regional, es decir la articulación entre los barrios elegidos y la actuación del proveedor,
Hidrolago. Sin embargo, las investigaciones permiten entender las lógicas políticas de
reorganización de las relaciones de poder y la tendencia hacia la conformación de una nueva
estructura de dominación.
4
 Siguiendo los trabajos de Michel Foucault (Foucault, 1994), se utilizará el siguiente concepto
de poder: «la manera en que unos estructuran el campo de acción de otros». Las relaciones de
poder pueden estabilizarse en estados de dominación mediante lo que Foucault llama «las
técnicas de poder». Las disciplinarias buscan «cómo supervisar a alguien, cómo controlar su
conducta, su comportamiento, sus aptitudes, cómo intensificar sus prestaciones, multiplicar
sus capacidades, cómo ponerlo en el lugar donde será más útil». Las técnicas biopoliticas se
ejercen sobre los individuos entendidos como constitutivos de una especie de entidad
biológica. Esa población o cuerpo social puede ser utilizado como maquina para producir
riquezas, bienes y hasta para producir otros individuos.
5
 «La palabra barrio  en Venezuela se utiliza para denominar los asentamientos urbanos no
controlados o precarios, aquellas aglomeraciones humanas que se constituyen de modo
irregular» (Echeverría y Chourio, 2001). Según Andrés Echeverría, el proceso de constitución
del barrio pasa por cuatro etapas: «formativa», «barrio en desarrollo o mixto», «consolidado»
y «terminado» (Echeverría, 1995).

Usaremos el término en itálicas (barrio) para designar esos asentamientos no controlados o


precarios. La palabra «barrio», sin itálicas, corresponderá a la denominación genérica de la
entidad administrativa inframunicipal.
6
 Después de permanecer varias décadas alrededor del 7 por ciento, y de una fuerte caída en
los años sesenta, la tasa de crecimiento de la ciudad se estabiliza entre 3-4 por ciento a partir
de los setenta. Sin embargo, esa cifra esconde la diferencia interna de la dinámica urbana. En
1985, la tasa de crecimiento de los sectores «informales» se ubica en alrededor del 9 por
ciento, mientras que la de los sectores «formales» está por debajo del 1 por ciento (Echeverría,
1993). El dinamismo de los asentamientos precarios se explica por el proceso de migración y el
crecimiento natural de la población.
7
 Al final de los años noventa, la estructura urbana lleva el aspecto de un archipiélago: «islotes
formales» (urbanizaciones) interconectados por redes de comunicación a los centros
económicos y políticos, compartiendo el espacio urbano con un océano de asentamientos
informales (barrios) de consolidación e integración desigual. Los profesores Gustavo Chourio y
Andrés Echeverría definen a Maracaibo como «metrópoli-barrial» (Echeverría y Chourio, 2001).
8
 La Lopsas no impide la concesión de los servicios públicos a entidades privadas.
9
 Prensa presidencial, agosto de 2006, www.gobiernoenlinea.ve.
10
 La Ley Orgánica de los Consejos Comunales de diciembre de 2009 reemplaza la ley anterior
de 2006. Sin embargo, se utilizará a continuación el texto inicial porque las investigaciones
llevadas a cabo en Maracaibo datan de 2007.
11
 Véase en portal web de Hidroven: www.hidroven.gov.ve.
12
 Esa constatación resulta de observaciones y entrevistas informales realizadas durante una
inmersión parcial en el Departamento de Gestión Comunitaria de Hidrolago en agosto de 2007.
13
 Los trabajadores sociales no son funcionarios. Pertenecen a una cooperativa y son
contratados por Hidrolago. En numero insuficiente (un equipo de una decena de personas para
el conjunto de la región), esos agentes públicos reciben sueldos reducidos (pagados con
frecuencia con varias semanas de atraso) y disponen de contratos flexibles y de corto plazo.

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versión  impresa ISSN 0378-1844

INCI v.34 n.5 Caracas mayo 2009

Nitrógeno y fósforo totales de los ríos tributarios al sistema lago de Maracaibo, Venezuela

Zulay Rivas 1, José Sánchez 2, Federico Troncone 3, Rómulo Márquez 4, Hilda Ledo de Medina 5,
Marinela Colina 6 y Elizabeth Gutiérrez 7
1
 Ingeniera Química, Universidad de los Andes (ULA), Venezuela. Master en Ingeniería
Ambiental y en Química, La Universidad del Zulia (LUZ), Venezuela. Investigadora, Instituto para
el Control y la Conservación del Lago de Maracaibo (ICLAM), Venezuela. Dirección: División de
Calidad de Agua, ICLAM, Maracaibo, Venezuela. e-mail: zrivas@iclam.gov.ve
2
 Licenciado en Química y M.Sc. en Ciencias Ambientales, LUZ, Venezuela. Profesional 1, ICLAM,
Venezuela. e-mail: jsanchez@iclam.gob.v
3
 Licenciado en Biología Marina y M.Sc. en Ciencias Ambientales, LUZ, Venezuela. Jefe de la
División Calidad de Agua, ICLAM; Venezuela. e-mail: ftroncone@iclam.gov.ve
4
 Estudiante de Biología, LUZ, Venezuela. Asistente, ICLAM, Venezuela. e-
mail: rmarquez@iclam.gob.ve
5
 Licenciada en Química, Universidad Central de Venezuela. Postgrado en Ingeniería Ambiental,
LUZ, Venezuela. Cursante de Doctorado, Universidad de Córdoba, España. Profesora, LUZ,
Venezuela. e-mail: hild@cantv.net
6
 Ingeniera Química (1979), M.Sc. en Ingeniería Ambiental, LUZ, Venezuela. Ph.D. en Química
Analítica Ambiental, Sheffield Hallam University, RU. Profesora, LUZ, Venezuela. e-
mail: mcolina@luz.edu.ve
7
 Farmacéutica, ULA, Venezuela. M.Sc. en Química Analítica, University of Southern Mississippi,
EEUU. Profesora, LUZ, Venezuela. e-mail: elizabethgutierrez4@hotmail.com

RESUMEN

Los nutrientes primarios nitrógeno y fósforo son constituyentes de los fertilizantes, detergentes
y de las descargas de aguas residuales domésticas e industriales. En Venezuela, esas descargas
a los ríos y al Lago de Maracaibo causan enriquecimiento por nutrientes y minerales,
originando una eutrofización secundaria en los ríos o en las aguas retenidas en las
desembocaduras. El Sistema Lago de Maracaibo es una cuenca de singular importancia debido
a sus recursos energéticos, biodiversidad y gran número de organismos acuáticos, los cuales
representan un importante recurso económico para el país. Sin embargo, las actividades
agropecuarias, mineras e industriales desarrolladas en la cuenca han modificado las
características físicas, químicas y biológicas de sus aguas y suelos, originando un acelerado
proceso de eutrofización, así como la aparición de densas poblaciones de una macrófita
invasora acuática, causando impactos sociales, ambientales y económicos. Fueron evaluadas
las subcuencas de los ríos Limón, Palmar, Santa Ana, Catatumbo, Escalante, Chama, Motatán,
Misoa, Machango y Pueblo Viejo. Estos aportan el 80% de agua dulce al Lago de Maracaibo,
siendo que el Río Catatumbo aporta el 60% del caudal. El promedio de nitrógeno y fósforo
totales de los ríos que drenan al lago fue 1,20 y 0,84mg·l-1, respectivamente, contribuyendo
significativamente con el proceso de eutrofización. Así mismo, la expansión de las fronteras
agrícolas ha provocado deforestación, erosión y contaminación, afectando el paisaje y la
disponibilidad de agua, y produciendo un aumento de los nutrientes en el Lago de Maracaibo.

Total nitrogen and phosphorus from tributary rivers to the lake of Maracaibo system,
Venezuela

SUMMARY

Nitrogen and phosphorus are primary nutrients, common constituents of fertilizers, detergents,
and domestic and industrial wastewater discharges. These unloadings to rivers and
subsequently to Lake Maracaibo cause nutrient and mineral enrichment, producing a
secondary eutrophication on rivers and detained waters at deltas. Lake Maracaibo system is a
basin of extraordinary importance because of its energetic resources, biodiversity and the wide
number of aquatic organisms, which represents an important economic source for the country.
However, activities being developed on the basin such as agricultural, cattle raising, mining and
industrials, have modified the physical, chemical and biological characteristics of both water
and soil generating an accelerated eutrophication process, as well as, the appearance of dense
populations of the aquatic weed Lemna obscura, generating social, environmental and
economic impacts. The following river basins were evaluated: Limón, Palmar, Santa Ana,
Catatumbo, Escalante, Chama, Motatán, Misoa, Machango and Pueblo Viejo. These rivers
contribute with 80% of the freshwater to the Lake Maracaibo system, being the Catatumbo
river contribution 60% of the volume. Total nitrogen and total phosphorus average of rivers
that drain to the Lake, was 1.20 and 0.84 mgl-1, respectively, contributing significantly with the
process of eutrophication, that combined with the expansion of the agricultural borders, have
caused deforestation, erosion and contamination, altering landscape and water availability, as
well as an important increase of nutrients in Lake Maracaibo.

Nitrogênio e fósforo totais dos rios tributários ao sistema lago de Maracaibo, Venezuela

RESUMO

Os nutrientes primários nitrogênio e fósforo são constituintes dos fertilizantes, detergentes e


das descargas de águas residuais domésticas e industriais. Na Venezuela, essas descargas aos
rios e ao Lago de Maracaibo causam enriquecimiento por nutrientes e minerais, originando
uma eutrofização secundária nos rios ou nas aguas retidas nas desembocaduras. O Sistema
Lago de Maracaibo é uma bacia de singular importância devido a seus recursos energéticos,
biodiversidade e grande número de organismos aquáticos, os quais representam um
importante recurso econômico para o país. No entanto, as atividades agropecuárias, mineiras e
industriais desenvolvidas na bacia têm modificado as características físicas, químicas e
biológicas de suas águas e solos, originando um acelerado processo de eutrofização, bem como
a aparição de densas populações de uma macrófita invasora aquática, causando impactos
sociais, ambientais e econômicos. Foram avaliadas as sub-bacias dos rios Limón, Palmar, Santa
Ana, Catatumbo, Escalante, Chama, Motatán, Misoa, Machango e Pueblo Viejo. 80% da água
doce do Lago de Maracaibo é atribuída a estes rios, sendo que 60% da vazão provêm do Río
Catatumbo. A quantidade média de nitrogênio e fósforo totais dos rios que drenam ao lago foi
de 1,20 e 0,84mg·l-1 respectivamente, contribuindo significativamente com o processo de
eutrofização. Da mesma forma, a expansão das fronteiras agrícolas tem provocado
desflorestação, erosão e contaminação, afetando a paisagem e a disponibilidade de água, e
produzindo o aumento dos nutrientes no Lago de Maracaibo.

PALABRAS CLAVE / Eutrofización / Lago de Maracaibo / Nutrientes / Ríos / Venezuela /

Recibido: 03/02/09. Modificado: 14/02/2009. Aceptado: 20/04/2009.

Una cuenca hidrográfica es un área de la superficie terrestre drenada por un único sistema
fluvial; sus límites están formados por las divisorias de aguas que las separan de zonas
adyacentes pertenecientes a otras cuencas fluviales. El tamaño y forma de la cuenca viene
determinado generalmente por las condiciones geológicas del terreno. El patrón y densidad de
las corrientes y ríos que drenan este territorio no solo dependen de su estructura geológica,
sino también del relieve de la superficie terrestre, el clima, el tipo de suelo, la vegetación y
cada vez en mayor medida, de las repercusiones de la acción humana en el medio ambiente de
la cuenca (Bradford y Peters, 1987).

El caudal drenado por los ríos al lago es el principal factor que controla la química del agua,
principalmente por la dilución (Fraser et al., 1995; Margalef, 1981), siendo los nutrientes
originados por fuentes puntuales (explotación agrícola y pecuaria, zonas boscosas, pantanosas
y sin uso), no puntuales (descargas domésticas, industriales) o bien una combinación de ellas
(Parra, 1979).

El Sistema Lago de Maracaibo es una cuenca de singular importancia debido a sus recursos
energéticos (petróleo, gas natural), la biodiversidad y el gran número de organismos acuáticos
que en él se encuentran, en especial recursos pesqueros muy diversos tales como el camarón
(entre los que se distinguen Penaeus notialis  y P. subtilis); los peces de mayor importancia, que
son la curvina  (Cynoscium acoupa), lisa (Mugil sp.), bocachico (Prochilodus reticulatus),
manamana (Anodus laticeps), los bagres: paletón (Sorubim  sp.), toruno (Perrunichthys
perruno), malarmo (Platysilurus malarmo), doncella, (Ageniosus  sp.), mariana (Doraps
zuloagai) y blanco (Arius  sp.), así como también el cangrejo azul (Callinectes  sp.), los cuales
representan una importante fuente de recursos económicos para Venezuela (Parra, 1997). Sin
embargo, las diferentes actividades agropecuarias, mineras (carbón) e industriales (lácteas y
metal-mecánica, entre otros) desarrolladas en la cuenca del lago han originado un proceso
acelerado de eutrofización (Parra, 1979).

Los ríos, lagos o embalses sufren eutrofización cuando sus aguas se enriquecen con nutrientes,
siendo los fosfatos y nitratos los que más influyen en este proceso. En algunos ecosistemas el
factor limitante es el fosfato, como sucede en la mayoría de los lagos de agua dulce. El límite
para aguas no contaminadas para el fósforo total es de 0,005mg·l-1 (Wetzel, 1981). El concepto
de nutriente limitante está basado en el crecimiento de plantas acuáticas y la relación molar
N/P. El valor de esta relación la determina el nutriente limitante en el cuerpo de agua. Así el
nutriente que controla la máxima cantidad de biomasa es aquel que se consume primero o que
alcanza un mínimo antes que los demás nutrientes en la estequiometría de la reacción. Como
regla general se considera que cuando la relación molar N/P es >16, cabe esperarse que el P
sea el factor limitante. Cuando N/P= 16 ninguno de los nutrientes es limitante; es decir, ambos
elementos constituyen la proporción atómica en el fitoplancton, y cuando N/P<16, el nutriente
limitante debería ser el N; es decir, que el N es menos abundante que el P con respecto a la
demanda metabólica del fitoplancton (Redfield, 1958).
Las subcuencas de los ríos que drenan al Lago de Maracaibo han presentado problemas tales
como la contaminación de las fuentes de agua y suelos destinadas al uso urbano y agrícola,
producto del uso excesivo de plaguicidas y del manejo inadecuado de aguas servidas, desechos
sólidos y tóxicos. También han sufrido por la intervención de las cuencas altas y de las zonas
protectoras, que han causado una disminución del caudal y la extensión de la frontera agrícola,
provocando la extinción de flora y fauna, así como el desvío de las aguas. Los ríos Limón,
Palmar, Apón, Santa Ana, Catatumbo, Escalante, Chama, los de la Panamericana, Motatán,
Misoa, Machango y Pueblo Viejo, entre otros, constituyen descargas puntuales que
contribuyen con el 80% de agua dulce al lago, siendo su caudal un factor importante en el
movimiento de la masa de agua del lago, en el sentido contrario a las agujas del reloj (Parra,
1979). El objetivo de esta investigación fue evaluar los aportes de N y P total de los ríos
tributarios al Sistema Lago de Maracaibo, realizado en diferentes épocas (lluvia y sequía) y
años, mediante la recopilación de información obtenida en investigaciones anteriores (Parra,
1979; Rivas, 1997; Troncone, 2005).

Área de Estudio

El Sistema del Lago de Maracaibo es de gran importancia económica para Venezuela por sus
riquezas naturales y posee una superficie de ~121823km2, pero su importancia primordial
radica en el uso de sus recursos hídricos formados por las fuentes de agua disponibles en las
subcuencas hidrográficas y el Lago de Maracaibo. Este último tiene una extensión de
~12958,42km2 y está conformado por el Golfo de Venezuela, la Bahía el Tablazo, el Estrecho de
Maracaibo, el Lago propiamente dicho y los ríos tributarios (Parra, 1979; Herman de Bautista,
1997). El Lago de Maracaibo es una gran depresión rodeada de montañas y desemboca en el
Golfo de Venezuela (Mar Caribe) a través de un estrecho de 40km de largo, 5-7km de ancho y
15m de profundidad; esto último, como consecuencia del dragado del canal de navegación, a
través del cual penetra agua salina a este cuerpo de agua (Sutton, 1976).

El área de estudio está delimitada desde el Río Limón, siguiendo por la costa occidental hasta
Pueblo Viejo, ubicado en la costa oriental, entre 10°21’ y 9°58’N, y entre 72°14’ y 71°12,7’O. Las
subcuencas de los ríos que drenan al Lago de Maracaibo son: Limón (drena a la bahía El
Tablazo), Apón, Palmar, Santa Ana, Catatumbo, Escalante, Chama, Motatán, Misoa, Machango,
Pueblo Viejo, entre otros. El caudal aportado por estos ríos es mayor en aquellos del sur del
lago que en los de la zona norte. La captación de las muestras de agua se realizó en estaciones
de muestreo ubicadas cercanas a la desembocadura de cada río al Lago (Figura 1).
Figura 1. Ríos que drenan a la Cuenca del Lago de Maracaibo, Venezuela. 1: Guasare, 2:
Sinamaica-La Boquita, 3: Palmar, 4: Apón, 5: Santa Ana, 6: Catatumbo, 7: Zulia, 8: Táchira, 9:
Escalante, 10: Chama, 11: San Pedro, 12: Torondoy, 13 Motatán, 14: Misoa, 15: Machango, 16:
Pueblo Viejo.

Métodos

Los análisis de fósforo total fueron realizados por el método de ácido ascórbico, el análisis de
nitrógeno total es la suma de los análisis de nitrato (reducción de la columna de Cd) y N-
Kjeldahl (APHA, 1995). El caudal se determinó por el método de sección trasversal (Gordon et
al., 1992).

Resultados y Discusión
La cuenca del Río Limón está ubicada en la parte noroccidental del estado Zulia, Venezuela, y
abarca los municipios Mara y Páez. El río se forma por la unión de los ríos Guasare, Socuy y
Cachirí. En su parte baja, el Río Limón forma un área cenagosa dando origen a una serie de
lagunas, entre ellas la de Sinamaica, que desembocan en la Bahía de Urubá, al norte del Lago
de Maracaibo. La Laguna de Sinamaica experimenta marcadas variaciones temporales en la
salinidad, presentando aguas dulces durante el periodo de lluvia y aguas oligohalinas en
periodo de sequía, así como también la reducción de su espejo de agua y una mayor intrusión
de la cuña salina debido a la reducción del caudal de los ríos afluentes. El caudal promedio para
el periodo 1974-1991 fue de 89,55m3·s-1 en la estación el Limón, ubicada en la población de
Carrasquero. En la estación La Boquita (Laguna de Sinamaica) en 1990 las concentraciones de
fósforo total y nitrato fueron de 0,02 y 0,04mg·l-1, respectivamente (ICLAM, 1991). En el
periodo 1996-1997 (Barboza, 1999) la concentración se triplicó para el caso de fósforo total
(0,06mg·l-1) y para el caso de nitrato se duplicó (0,08mg·l-1). Los valores de P total sobrepasan
en 12 veces los límites establecidos para aguas no contaminadas (Wetzel, 1981), lo cual puede
estar relacionado con las descargas de aguas servidas de las poblaciones asentadas en el
interior de la laguna. El nitrato esta relacionado con la presencia de especies de mangle,
fitoplancton y otras macrófitas que permiten la absorción de este nutriente.

El Río Guasare nace en la parte alta de la cordillera montañosa de la Sierra de Perijá, en el


sector Cerro Pintado, en el límite con Colombia. Es el principal afluente del Río Limón, con un
área tributaria de 2095km2 y un caudal medio de 52m3·s-1. Nace a una altura de 3000msnm,
posee una longitud de cauce de 191km, y se encuentra a unos 120km al noroeste de la ciudad
de Maracaibo. En la cuenca del Río Guasare, existe un desarrollo minero-industrial para la
explotación del carbón, el cual es de óptima calidad debido, entre otras razones, a su bajo
contenido en cenizas y azufre, y a su alto contenido calórico. Las reservas de carbón de la zona
están estimadas en 1,8×108Tm. Esta cuenca presenta un aumento de la producción de
sedimento por la intervención de las cuencas altas y medias, así como de un acelerado
desarrollo agrícola (Soto, 1998). El caudal promedio para el periodo 1974-1991, fue de
159,42m3·s-1, en la estación El Carbón, ubicada en el Campamento del MARN en el Río Guasare.

La subcuenca del Río Palmar forma parte de la altiplanicie de Maracaibo, al sur de la región


noroccidental y forma sistemas aluviales. Posee un área de 2758km2 y esta ubicada entre
72°23' y 72°45'O y entre 10°20' y 10°43'N. Su principal afluente es el Río Lajas. En el periodo
1974-1976 el Río Palmar presentó un caudal de 3m3·s-1, con un promedio de fósforo total de
0,90mg·l-1 y de nitrógeno total de 1,01mg·l-1 (Parra, 1979). Los valores de P total sobrepasan
180 veces los límites establecidos para aguas no contaminadas (Wetzel, 1981), lo cual puede
estar relacionado con la intensa actividad agropecuaria en la zona.

La subcuenca del Río Apón abarca un área de 1721km2 y esta ubicada entre 72°04'-72°57O y


9°50'-10°26'N. En el periodo 1974-1976 este río presentó un caudal de 4,0m3·s-1 con una
concentración de N y P totales de 0,67 y 0,65mg·l-1, respectivamente. Para el año 1987 el
caudal fue de 2,3m3·s-1, con concentraciones de 3,25 y 0,19mg·l-1 de N y P total,
respectivamente (Parra, 1979; ICLAM, 1987). Al comparar los resultados obtenidos en los dos
periodos de muestreo se observa que los valores de nitrógeno total se han incrementado en un
336%, mientras que el caudal ha disminuido en un 58% y el fósforo en un 29%, con relación al
periodo 1974-1976. Estos cambios son debidos probablemente a la intensa actividad
agropecuaria que se desarrolla en la zona.

La subcuenca del Río Santa Ana está ubicada en la zona sur-occidental del Lago de Maracaibo,
constituida por planicies aluviales y cenagosas. Cubre un área de 2154km2 y sus principales
afluentes son los Ríos Aricuaisa, Lora, Negro, Tocuro, Santa Rosa y Yasa. En la Tabla I se
muestran los resultados obtenidos en muestras de agua en diferentes estudios, pudiéndose
observar una variación de los mismos con el transcurrir del tiempo, con tendencia a disminuir
el N total y a aumentar el P, que puede ser producto de las aguas de escorrentía proveniente de
los ríos afluentes y de la Ciénaga de Juan Manuel de Aguas Claras.

Tabla I

Resultados promedio obtenidos en los ríos santa ana, catatumbo, Zulia, escalante , chama y
motatán

 * No hay datos disponibles.

1 Fuentes: Parra, 1979; Rivas, 1997; Rivas et al., 2005b; Troncone (2005).
2 Fuentes: Parra, 1979; Rivas, 1997; Rivas et al., 2005b, 2006; Troncone (2005).

3 Fuentes: ICLAM (1983); Vanegas (1992); Rivas (1998).

La subcuenca del Río Catatumbo es transfronteriza. Nace en la parte nororiental de Colombia y


abarca 77% del área del Departamento del Norte de Santander, para luego cruzar el territorio
colombiano y venezolano en dirección noreste hasta su desembocadura en el Lago de
Maracaibo, abarcando parte de los estados Táchira y Zulia de Venezuela. Geográficamente se
encuentra ubicada entre 72°45’00" y 73°26’19"O y entre 7°46’30" y 9°31’05"N. El sistema
Catatumbo abarca un área de 25565km2, de los cuales 16243km2 se ubican en Colombia y se
divide en tres grandes subcuencas: la del Río Zulia, la de los ríos Tarra-Socuavo y la del Río
Catatumbo (Rivas, 1997).

Esta cuenca presenta, en el sector venezolano, una serie de problemas que afectan su calidad
entre los cuales están el uso excesivo e incontrolado de las aguas, la deforestación de la cuenca
alta y media ocasionando una disminución del caudal del río, el desarrollo agroindustrial y el
uso indiscriminado de plaguicidas, y los derrames de petróleo a través de los ríos Tarra y
Catatumbo. Ello conlleva un descenso de la actividad pesquera y la contaminación de sus
aguas. En la Tabla I se señalan los resultados obtenidos en el Río Catatumbo, en la estación
ubicada en el sector Tasajera, en el periodo 1976-2004. Se puede observar una variabilidad de
los resultados en el tiempo, con una tendencia a disminuir la concentración del P total y del
caudal y a aumentar las concentraciones de N total. Los promedios para los valores de la tabla
son de 537m3·s-1 para el caudal, de 1,24 ±0,26mg·l-1 para N total y de 0,59 ±0,51mg·l-1 para P
total. Este último es 118 veces el límite establecido para aguas no contaminadas (Wetzel,
1981).

El Río Catatumbo ha sido afectado por los derrames de petróleo provenientes de la voladura
del oleoducto Caño Limón-Coveñas, desde 1988 hasta enero de 2006, ingresando a territorio
venezolano ~161485bbl de petróleo a través de los ríos Tarra y Catatumbo, ocasionando daños
a la población ribereña que se surte del río, así como a las actividades socio-económicas,
agrícolas y pecuarias desarrolladas en la zona (Rivas et al., 2005a).

Una consecuencia de los sucesivos derrames de petróleo en la cuenca del Río Catatumbo, es el
deterioro ecológico progresivo del ecosistema de los ríos y por ende del Lago de Maracaibo,
debido a que han alterado la calidad fisicoquímica de las aguas y el sedimento, afectando
especies de peces comerciales (manamana, bagre pintado, bagre paletón, bocachico,
pánpano), siendo la actividad pesquera fuente de alimento y de trabajo para los pobladores de
la zona. Así mismo, los derrames han causado un impacto de baja intensidad en la vegetación
de la zona, afectando árboles tales como Anacardium excelsum (caracoli), Hura crepitans
(jabillo) y Bellucia grossularioides (pomarosa) por presentar raíces muy cercanas al cauce. Las
concentraciones de hidrocarburos, tanto en agua, sedimento y biota, indican un proceso de
bioacumulación en el tiempo (Rivas et al., 2005a).

El Río Zulia nace en la vertiente septentrional del Páramo de Santurbán, al oeste del Tamá, en
Colombia, a 3500msnm y tiene un recorrido de 310km, el cual desemboca en el Río
Catatumbo, en el sector denominado Boca del Grita. Entre sus principales afluentes se
encuentran por su margen derecha los ríos Grita, Oropé, Táchira y Pamplonita, y por su margen
izquierda el Río Peralonzo, Río Salazar, Caño Motilón, Caño Medio, Río Arboledas y Madre Vieja
del Río Tarra. Las aguas servidas de las poblaciones que descargan al Río Zulia no cuentan con
ningún tipo de tratamiento, siendo los ríos y las quebradas que cruzan el área los receptores de
esas aguas servidas. El Río Táchira en primer lugar y los ríos Grita y Lobaterita atraviesan
actualmente por un proceso de contaminación, generada por actividades humanas que vienen
deteriorando los recursos naturales, produciendo contaminación de las aguas por disposición
de aguas servidas de origen doméstico e industrial, utilización de productos químicos (biocidas
y fertilizantes), desechos sólidos, contaminación atmosférica, deterioro del suelo en las
cuencas Altas, Medias y Bajas, y destrucción de vegetación (Mindefensa, 1994), lo cual
constituye un aspecto importante para la Cuenca del Río Zulia. Considerando lo anterior, en
la Tabla I se presentan los resultados obtenidos en diferentes estudios del Río Zulia en puente
Venezuela, en la cuenca media del Río Catatumbo. Se aprecian resultados variables en este río,
con promedios de 168,7m3·s-1 para el caudal, de 2,4mg·l-1 para el N total y de 0,5mg·l-1 para el P
total (Rivas, 1997; ICLAM, 1983; Vanegas, 1992; Rivas, 1998). Esto es producto de las descargas
de aguas domésticas provenientes de las poblaciones aledañas, especialmente la ciudad de
Cúcuta en Colombia y de la actividad agropecuaria que se desarrolla en la zona (Mindefensa,
1994).

El Río Táchira, en la estación situada antes de la descarga al Río Pamplonita, en Colombia


(7°55'50,1''N- 72°28'57,3''O) presentó altas concentraciones de N total (11,45mg·l-1) y P total
(0,69mg·l-1) en comparación a las obtenidas en el Río Zulia, del cual es afluente. Esto es
consecuencia de un conjunto de problemas provenientes de las poblaciones fronterizas de
Colombia y Venezuela, principalmente el uso inadecuado de la tierra y del recurso hídrico, que
conlleva a la degradación de los suelos y la ocurrencia de una alta disminución del caudal en la
época seca y desbordamiento en la época de lluvia. La actividad agrícola es uno de los factores
que incide en la erosión de los suelos (Rivas, 1998).

La subcuenca del Río Escalante está ubicada en la parte suroccidental del Lago de Maracaibo,


formada por planicies aluviales de desbordamiento y zonas de sedimentación, formando
curvas y meandros, lo cual facilita la gran inestabilidad del río y los frecuentes cambios laterales
de sus afluentes. Los principales afluentes son los ríos Onia y Morotuto, y los caños El Padre,
Cañón, La Yuca y Umuquema. El río drena un área de 5070km2 desde su nacimiento hasta la
desembocadura al lago. En la Tabla I se presentan los resultados obtenidos, durante los
diferentes estudios, siendo el promedio de los caudales de 44,8m3·s-1, y los promedios de N y P
totales de 1,9 y 0,9mg·l-1, respectivamente.

La subcuenca del Río Chama está ubicada en la parte sur del Lago de Maracaibo. Nace en
Piedras Blancas, recorre unos 200km a lo largo de la cordillera de los Andes hasta la
desembocadura al Lago de Maracaibo, formada por sistemas aluviales muy particulares. Los
principales afluentes son los ríos Mocotíes, Las González, Albarregas y Mucujún. Esta cuenca
drena un área de 3552km2. En la Tabla I también se muestran los resultados obtenidos en el Río
Chama de diferentes estudios. El promedio de los caudales es de 51m3·s-1 con un
comportamiento uniforme a través del tiempo, y los promedios de N y P totales fueron de 2,3 y
1,1mg·l-1 respectivamente, con tendencia a disminuir.

El grupo de ríos de la Zona Panamericana está conformado por los ríos Mucujepe Capaz, Frío,
Pino, San Pedro, Torondoy, Poco y Gaus. Los valores obtenidos en el periodo de 1974-1976 en
los ríos San Pedro y Torondoy fueron de 0,48-0,69mg·l-1 para nitrógeno total y 0,43-1,25mg·l-
1
 para fósforo total (Parra, 1979). En el Río Torondoy los valores encontrados en 2005 fueron
1,40 y 0,17mg·l-1 para nitrógeno y fósforo totales, respectivamente (ICLAM, 2005a, b); para este
último río tuvo lugar un aumento del 203% en el N total y una disminución del 14% en el P, con
respecto al periodo 1974-1976.
La subcuenca del Río Motatán está ubicada en la parte suroriental del lago, en el Estado
Trujillo, Venezuela. Los principales afluentes son los ríos Monaicito, Jiménez, Momboy, Carache
y Castán, y cubre un área de 4847km2 entre los estados Mérida y Trujillo. El Río Motatán nace
en el Páramo de Mucuchíes, a 4077msnm; en su parte alta recorre un valle de origen glacial,
desciende a 3000msnm y recibe las aguas del Río Momboy. Recorre 70km hasta alcanzar la
población de Valera, donde incrementa sus aguas con la afluencia del río Escuque. En Agua
Viva el río fue represado y recibe al río Monay o Carache, que desemboca en el embalse de
Agua Viva. A partir de este embalse, el río Motatán se dirige directamente al Lago de
Maracaibo, atravesando los llanos de El Cenizo, los cuales son un producto de aluviones, y
recibe como tributario al Río Vichú. El Motatán desemboca en el lago a través de un área de
ciénagas. En la Tabla I se presentan los resultados obtenidos en diferentes estudios en la
estación Puente Hierro en el río Motatán, siendo los promedios para N y P totales de 1,53
±0,28 y de 1 ±1,05mg·l-1, respectivamente.

Los resultados obtenidos de los ríos Misoa, Machango y Pueblo Viejo, en la Costa Oriental del
Estado Zulia, Venezuela, fueron 0,68; 1,55 y 1,64mg·l-1 para el N total, y 1,48; 1,08 y 0,84mg·l-

para el P total (Parra, 1979). Los valores de P total superan entre 296 y 168 veces el límite de
0,005mg·l-1 establecido para aguas no contaminadas (Wetzel, 1981).

Relación nitrógeno/fósforo

En la Figura 2 se muestra la variación de la relación molar N/P en función del tiempo, tomando
para ello los diferentes promedios por año de los principales ríos. Se observa que en el período
1976-1978 (Parra, 1979), en todos los ríos se encontró al nitrógeno como limitante e,
igualmente, en la mayoría de los muestreos realizados en todos los ríos en 1996-1998, este
elemento se mantuvo como nutriente limitante. En la gráfica se incluye una línea interrumpida
para denotar la relación N/P= 16. La mayoría de los puntos se encuentran por debajo de esta
línea, lo cual indica que el nitrógeno es el nutriente limitante. La relación N/P en el lapso 1996-
1998 es mayor que en el lapso 1976-1978. Este incremento obedece principalmente al
incremento en la concentración de nitrógeno y en la mayoría de las mediciones hubo
disminución de la concentración de fósforo. El incremento en la concentración de nitrógeno
puede deberse a diferentes factores, tales como la extensión de la frontera agricola, la
deforestación y la pérdida de cobertura vegetal de los suelos, mientras que la disminución de
fósforo se debe a su fijación por reacciones químicas a los suelos.
Figura 2. Relación temporal N/P en los ríos del Sistema Lago de Maracaibo.

Los bosques de la planicie aluvial sirven de protección al cauce de los ríos, facilitando el
escurrimiento superficial y deteniendo la carga contaminante que consiguen a su paso por las
áreas agrícolas vecinas al cauce, que originan deterioro en la calidad físico-química de estas
aguas. De igual forma la falta de estos bosques puede originar un proceso erosivo que trae
como consecuencia el lavado de los suelos, lo cual lleva a altas concentraciones de nitrógeno
en el agua, debido a la falta de vegetación que lo pueda fijar, al igual que sucede con otros
contaminantes (Soto, 1998).

Coeficiente de exportación

Los ríos afluentes al Lago de Maracaibo drenan nutrientes cuyo origen puede estar en fuentes
puntuales (explotación agrícola y pecuaria, zonas boscosas, pantanosas y sin uso) o no
puntuales (descargas domésticas, industriales). En la Tabla II se observan los resultados
obtenidos de los coeficientes de exportación para nitrógeno y fósforo total (Parra, 1979;
Rivas et al., 2005b). Al comparar los coeficientes de exportación se observa un aumento del
coeficiente de 1,36 veces para el nitrógeno total y una disminución de 2,9 veces para el fósforo
total. Estas variaciones en el tiempo pueden estar asociadas a factores naturales y los tipos de
suelos. Por otra parte, el incremento de nutrientes en los ríos se puede atribuir a los suelos del
tipo cuaternario, los cuales por su característica geológica tienden a acumular compuestos
formados por la producción primaria autóctona, así como la deforestación de las cuencas altas
y las descargas provenientes de las aguas domésticas y escorrentía.

Tabla II

Evaluación del coeficiente de exportación de los principales ríos tributarios *

* Fuentes: Parra, 1979; Rivas et al., 2005b.

Cargas másicas

En la Tabla III se presentan los resultados de las cargas másicas de los principales ríos
tributarios obtenidos en diferentes estudios. En el Río Catatumbo se observa variabilidad de las
cargas, con tendencia a disminuir tanto en el nitrógeno como en el fósforo total. Al comparar
las cargas másicas de los principales ríos, se aprecia un aumento de la carga del nitrógeno total
en los Ríos Santa Ana y Escalante y una disminución en la carga del fósforo total en todos los
ríos. En general, la carga másica tiende a disminuir en 0,86 y 0,27 veces en nitrógeno y fósforo
total, respectivamente. Moss (1992) señaló que la perturbación de la vegetación y suelos por la
agricultura lleva a una mayor pérdida de nitrógeno que de fósforo, principalmente debido a
que este último es fijado a los suelos por reacciones químicas, siendo los compuestos
nitrogenados relativamente solubles y de fácil movilización.

Tabla III

Carga másica total de los principales ríos Tributarios *

* Fuentes: Parra, 1979; Rivas et al., 2005b, 2006.

** Estos ríos no fueron muestreados para el periodo 2001-2002.

Relación con valores en el Lago de Maracaibo

Los valores promedio obtenidos en zonas cercanas a la desembocadura de los ríos, en el Lago
de Maracaibo durante el periodo de 1996-2004 (Troncone, 2005) fueron de 0,77 ±0,11mg·l-

para el nitrógeno total y de 0,51 ±0,07mg·l-1 para el fósforo total. El promedio de nitrógeno y
fósforo total de los ríos es de 1,20 ±0,24mg·l-1 y de 0,84 ±0,11mg·l-1, respectivamente, siendo el
Río Chama el que aportó más nitrógeno y el Río Santa Ana el que aportó más fósforo. Welzel
(1981) establece que para ríos no contaminados el límite del fósforo total es de 0,005mg·l-1,
observándose que los valores obtenidos en los ríos y en el lago son altos con relación al límite.

Conclusiones

Los ríos tributarios, que aportan diariamente el 80% de agua dulce al Sistema Lago de
Maracaibo, acarrean importantes cantidades de nitrógeno y fósforo al lago, favoreciendo el
desarrollo de las macrófitas invasoras y el proceso de eutrofización del lago.

La expansión de las fronteras agrícolas ha provocado procesos de deforestación, erosión y


contaminación, alterando el paisaje y la producción de agua, así como un aumento de los
nutrientes que drenan al lago.

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