Está en la página 1de 36

Seminario de Derechos Específicos - 2021

Lic. en Trabajo Social


Universidad Nacional de Córdoba

(Textos que entran al parcial)

Módulo 1: Conceptualización de los derechos


humanos: evolución y clasificación.
- Juarez Centeno, Carlos (2001): “Derechos Humanos. Aportes al
debate de su fundamentación”.
Esta pluralidad de denominaciones nos hace observar, a la vez que afirmar, una primera aproximación
a la dificultad que encierra esta problemática. Además, creo oportuno destacar que las palabras
utilizadas encierran significados distintos que se basan en fundamentos ideológicos y filosóficos
también diferentes.
Siguiendo la postura de Gregorio Peces-Barba, entre todas las denominaciones citadas creemos que la
más adecuada es la de derechos fundamentales pero la que ha tenido una aceptación y divulgación más
generalizada es la de derechos humanos.
En el caso de la Teoría del Derecho Argentino, y siguiendo en esto a Genaro Carrió, podemos
diferenciar dos maneras de abordaje. Por una parte están los que justifican a los derechos humanos
como derechos de naturaleza moral, entre los que encontramos a Carlos Santiago Nino, Los derechos
humanos son derechos de naturaleza moral y no criaturas del derecho positivo.
Otro enfoque que podemos señalar es el de otro filósofo argentino, Eduardo Rabossi, quien nos ofrece
una distinta justificación de los derechos humanos, seductoramente más sencilla que la de Carlos Nino,
a la podemos calificar de filosófico-metafísica… la mejor manera de justificar los derechos humanos y
su protección son los textos de derecho internacional convencional –derecho positivo al fin- que desde
hace décadas los consagran y tutelan.
Nino podría responderle a Rabossi que su respuesta no cierra sino que deja abierto el interrogante de
cómo se justifican esos textos de Derecho Internacional positivo, ya que no es ocioso, no es poca cosa
buscar tras de ellos la justificación última de prerrogativas humanas que esos textos se han limitado a
“positivizar”.
Rabossi podría objetarle a Nino que no es necesario ahondar filosóficamente en posturas de discutible
acierto cuando hay textos supraestatales que alcanzan la misma finalidad.
¿Con cuál nos quedamos nosotros? Es cierto que la solución de Rabossi deja flancos
abiertos. Uno de ellos es el referido a qué pasaba antes que comenzara el fenómeno de la consagración
y protección internacionales de los derechos humanos en lo que se ha dado en llamar el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos: no era posible dar de éstos una justificación sólida y seria? ;
la postura Nino puede ser tachada de adentrarse en abstracciones metafísicas haciendo oídos sordos a
un tipo de fundamentación menos controvertible: la que fluye de los recientes textos de derecho
internacional positivo que regulan el tema.
En conclusión, el concepto de derechos humanos, cualesquiera que sea la fundamentación que se adopte
aparece como prerrogativas o pretensiones de individuos o grupos de individuos que, como dije,
se presentan como derechos no renunciables que corresponden a sus titulares por la simple razón
de ser hombres o agrupaciones de hombres… Nos referimos a la tradicional tutela nacional de ellas,
nacida con el constitucionalismo de los bills of rights que aparecen a partir de 1689 en Inglaterra
La apelación a la argumentación de las distintas “generaciones de derechos humanos” es una
herramienta, un instrumento para explicar mejor la llamada “positivización” de los mismos, pero en
ningún momento quiere significar algún tipo de jerarquización dentro del catálogo de los derechos
humanos. Como bien lo señala Fabián Salvioli, La Conferencia Mundial de Derechos Humanos que se
realizó en Viena, en 1993, desestimó toda pretensión de jerarquización de derechos al reafirmar el
principio de indivisibilidad, universalidad e interdependencia de los mismos. En tal sentido resulta clara
y gráfica aquella afirmación que sostiene: “...todos los derechos humanos son igual de importantes ya
que en la práctica se torna prioritario aquél que en ese preciso instante se reclama por estar ausente,
cercenado o violado...” se suele hablar de diferentes generaciones de derechos… encontramos los
llamados derechos civiles y políticos, que surgieron y fueron encaramados a la categoría de derechos
positivos por obra del constitucionalismo liberal clásico de los siglos XVIII y XIX
Posteriormente, en el constitucionalismo de entreguerras, surgieron los llamados derechos económicos,
sociales y culturales, también conocidos como de “segunda generación”. Por último, mucho más
cercano a nosotros, a partir de los movimientos sociales que comienzan a generarse en el mundo
desarrollado a partir de la década de los ́60, se recepta como derecho positivo lo que se ha dado en
llamar como “derechos humanos de tercera generación” y que protegen a los llamados derechos
colectivos o “difusos”
A los fines de comprender un poco mejor esta periodización en la recepción normativa de los distintos
tipos de derechos humanos, nosotros solemos apelar a que los primeros se asientan en el valor
“libertad”, los segundos hacen hincapié mayor en la “igualdad” y los últimos en el valor “solidaridad”,
de esta forma se cerraría el círculo virtuoso iniciado con la Revolución Francesa, en 1789, cuando sus
protagonistas enarbolaron la bandera de la liberté, égalité et fraternité.

- Juarez Centeno, Carlos : “Derechos humanos y Relaciones


Internacionales: Reflexiones sobre el entrecruzamiento de estas
disciplinas en la teoría y prácticas internacionales”
… Algunas consideraciones previas que nos permitan determinar así en qué ha cambiado la disciplina
de las relaciones internacionales y si es que ha cambiado en los últimos cincuenta años cuando el
movimiento de los derechos humanos empezó a desandar su derrotero internacional.
1. En primer lugar hay que hacer referencia a que ambos campos disciplinares comienzan a
entrecruzarse allá por mediados del siglo pasado, más específicamente a partir de la finalización de la
“Segunda Guerra Mundial” y el comienzo de lo que posteriormente se conocería como el período de la
“Guerra Fría”.
El campo de las relaciones internacionales pretendía lograr especificidad propia, autonomía científica
como una nueva disciplina, distinta de la Ciencia Política,y distinta también del Derecho Internacional.
Por su parte, el Derecho Internacional en estos últimos cincuenta años ha evolucionado, sufriendo
grandes transformaciones, como por ejemplo el surgimiento de una nueva rama, el denominado
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, especialmente a partir de la Declaración de la ONU
el 10/12/1948.
Por último, a nadie escapa que el proceso globalizador en el que se encuentra inmersa la humanidad no
ha hecho otra cosa que desdibujar, o al menos poner en tensión o cuestionar el camino que se inicia en
la segunda mitad del siglo pasado.
2. En segundo lugar es conveniente hacer algunas precisiones terminológicas. A qué se está haciendo
referencia cuando se habla de los derechos humanos?, lo que en nuestro idioma se denomina “derechos
humanos”, “derechos fundamentales del hombre”, etc. Esta pluralidad de denominaciones nos hace
observar, a la vez que afirmar, una primera aproximación a la dificultad, ya que las palabras utilizadas
encierran significados distintos que se basan en fundamentos ideológicos y filosóficos también
diferentes.
Siguiendo la postura de Gregorio Peces-Barba, entre todas las denominaciones que se utilizan en nuestra
lengua, creemos que la más adecuada es la de derechos fundamentales pero la que ha tenido una
aceptación y divulgación más generalizada es la de derechos humanos, de ahí que para este trabajo
adoptemos tal denominación que encierra, además, una toma de posición por nuestra parte.
3. En tercer lugar, cabe hacer referencia que en lo atinente a la fundamentación de los mismos hay
infinidad de posturas. Pero aun con sus diferentes matices podemos diferenciar dos maneras de
abordaje, como bien lo expresa Genaro Carrión.
Por una parte están los que justifican a los derechos humanos como derechos de naturaleza moral, toda
vez que su fundamento no emana de las normas del derecho positivo…. Su fundamentación pues, está
intrínsecamente conectada con ciertas características definitorias del discurso o razonamiento moral en
el que deben ser basados.
El otro enfoque señala que..., la mejor manera de justificar los derechos humanos y su protección son
los textos de derecho internacional convencional—derecho positivo al fin—que desde hace décadas los
consagran y tutelan.Esta postura podemos rotularla como positivista.
Los jusnaturalistas critican a los positivistas arguyendo que dicha fundamentación deja abierto el
interrogante de cómo se justifican esos textos de Derecho Internacional positivo, ya que no es poca cosa
buscar tras de ellos la justificación última de prerrogativas humanas que esos textos se han limitado a
“positivizar”.
Por su parte los positivistas objetan que no es necesario ahondar en razonamientos filosóficos de
discutible acierto si todo queda justificado por lo ocurrido en la escena normativa internacional durante
los últimos sesenta años en materia de consagración y protección internacional de los Derechos
Humanos.
En conclusión, el concepto de derechos humanos, cualesquiera que sea la justificación filosófica a la
que se adscriba debe ser entendido como prerrogativas o pretensiones de individuos o grupos de
individuos que se presentan como derechos no renunciables que corresponden a sus titulares por
la simple razón de ser hombres o agrupaciones de hombres…. Nos referimos a la tradicional tutela
nacional de ellas, nacida con el constitucionalismo de los “bills of rights” a partir de 1689 en Inglaterra
pero que se afirma contundentemente a partir de la Revolución Francesa (1789)... Aunque veremos en
este trabajo que esto no ha sido así, especialmente por las “condicionalidades” que generaron las
prácticas globalizadoras neoliberales de los noventa, el orden unipolar que caracteriza al escenario
internacional de los últimos diez años y muy especialmente a partir de los hechos acaecidos el 11 S.
4. en un cuarto lugar es necesario distinguir con claridad distintas categorías, o como más comúnmente
se denomina, diferentes “generaciones” de derechos humanos. La apelación a la argumentación… es
una herramienta,... para explicar mejor la llamada “positivización” de los mismos, pero en ningún
momento quiere significar algún tipo de jerarquización dentro del catálogo de los derechos humanos…
En tal sentido resulta clara y gráfica aquella afirmación que sostiene: “...todos los derechos humanos
son igual de importantes ya que en la práctica se torna prioritario aquél que en ese preciso instante se
reclama por estar ausente, cercenado o violado...” (María Teresa Flores, 2000).
Así, en un primer momento encontramos los llamados derechos civiles y políticos, que surgieron y
fueron encaramados a la categoría de derechos positivos por obra del constitucionalismo liberal clásico
de los siglos XVIII y XIX.
Posteriormente, en el constitucionalismo de entreguerras, surgieron los llamados derechos económicos,
sociales y culturales, también conocidos como de “segunda generación”. Pero…, que a partir de 1940
este fenómeno adquiriera cierta relevancia mundial. Por último, mucho más cercano a nosotros, a partir
de los movimientos sociales que comienzan a gestarse en el mundo desarrollado en la década de los ́60,
se recepta como derecho positivo lo que se ha dado en llamar como “derechos humanos de tercera
generación” y que protegen a los llamados derechos colectivos o “difusos”.
A los fines de comprender un poco mejor esta periodización...,solemos apelar a que los primeros se
asientan en el valor “libertad”,los segundos hacen hincapié mayor en el de la “igualdad” y los últimos
en el valor “solidaridad”, de esta forma se cerraría el círculo virtuoso iniciado con la Revolución
Francesa, en 1789, cuando sus protagonistas enarbolaron la bandera de la liberté, egalité et fraternité.
5. Lo que debe entenderse cuando se habla de derechos humanos, lo que pretendemos destacar o
relacionar es la incidencia, la influencia, el cambio que ha generado en las relaciones internacionales el
surgimiento de lo que en la disciplina jurídica se conoce como derecho internacional de los derechos
humanos y el abordaje que del mismo se realiza en el campo de la disciplina y la práctica de las
relaciones internacionales. Todo ello enmarcado en un escenario internacional que ha tenido a los
Estados como actores monopólicos hasta bien entrado el siglo XX.
El sistema interestatal se desarrolló en el contexto de dos procesos clave: a) la afirmación de la soberanía
estatal y la difusión global de las nuevas relaciones económicas a través de los mecanismos económicos
capitalistas. El modelo westfaliano garantizó a cada Estado el derecho a gobernar en sus propios
territorios, consagrando en última instancia, el principio de poder efectivo… lo que se ha
dado en llamar jurisdicción doméstica.
Pero el surgimiento y desarrollo del sistema de Naciones Unidas no alteró en forma fundamental la
lógica y la estructura del orden westfaliano. Los Estados poderosos aumentaron su autoridad mediante
la arrogación de facultades especiales,... La expansión de las relaciones sociales a través del tiempo y
el espacio mediante una variedad de dimensiones institucionales (tecnológica, organizativa, legal y
cultural), y su intensificación dentro de estos dominios institucionales, crearon nuevos problemas y
desafíos para el poder del Estado y el sistema interestatal. Contra ese telón de fondo, la efectividad y la
viabilidad del Estado-nación territorial demarcado y soberano parecen sufrir importantes alteraciones.
6. El régimen contemporáneo de derechos humanos consiste en instituciones y convenios globales,
regionales y nacionales que se sobreponen. Desde el punto de vista global, los derechos humanos están
firmemente arraigados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y en varios
convenios adoptados predominantemente en las décadas de los‘60y‘70.
Es importante destacar que en la actualidad, aproximadamente son 150 Estados —de un total de 192—
los que han ratificado cada uno de los Convenios principales de Derechos Humanos del sistema de
Naciones Unidas. Y un creciente número de ellos aceptan las obligaciones generales de protección y
provisión, así como de restricción, en sus propios procedimientos y prácticas. Si bien es cierto que
muchos de estos compromisos muy rara vez están respaldados por los poderes coercitivos de ejecución.
7. Es importante destacar que la promoción de los derechos humanos —tanto en la práctica internacional
como en los distintos marcos teóricos que se van a esbozar en el campo de las relaciones
internacionales— mucho se debe a la multiplicidad de organizaciones internacionales no
gubernamentales que actúan en la arena internacional, como por ejemplo Amnistía Internacional o la
Comisión Internacional de Juristas, especialmente a partir de la década de los 70. La importancia de
estas ONG se debe a que operan transnacionalmente, con la consecuencia que pueden pasar por alto los
gobiernos y establecer poderosas redes globales o regionales de activistas.
8. Con todo, sería erróneo concluir simplemente que el régimen global de derechos humanos es un
poderoso factor de disuasión para la violación de los derechos humanos. Esto es así debido a que los
órganos formales del régimen no tienen poderes coercitivos para defender los derechos. En este sentido
son más eficaces los regímenes regionales. A este respecto, la Convención Europea para la Protección
de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales es digna de mención al ser una innovación
jurídica de lo más radical,... En tal sentido, los Estados europeos firmantes del Convenio ya no son
libres de tratar a sus propios ciudadanos como crean que es apropiado.
9. Ahora bien, todo lo expresado debe ser también enmarcado en un escenario internacional que ha ido
cambiando, del orden multipolar apenas acabada la “Segunda Guerra Mundial” al orden bipolar de la
“Guerra Fría”,... Posteriormente con la desintegración de la ex URSS, el advenimiento de un nuevo
orden internacional que se presagiaba como esperanzador y multipolar pero que termina desembocando
en uno de tipo unipolar donde la potencia supérstite de aquél otro que se erige como el hegemón que
mueve los hilos en el tablero internacional… Primero, por lo expresado respecto al presente unipolar
que se observa y segundo por la marca que ha dejado impresa en los EE.UU lo acaecido el 11-S, tanto
en su política interna como en su política exterior. Ello ha generado un giro en las esperanzas que se
tenían respecto a más democracia y más derechos humanos para todos los individuos del mundo. Y
también ha supuesto un retroceso en la incidencia de la temática en los análisis disciplinares de las
relaciones internacionales.

- Solís García, Bertha: “Evolución de los derechos humanos”.


La corriente filosófica, conocida como iusnaturalismo, dio cabida a los derechos humanos. Supone en
primer lugar el reconocimiento de la dignidad del ser humano frente a las actividades del Estado. Esta
concepción marca ya un parámetro de referencia sumamente importante puesto que nos permite advertir
una etapa donde estos derechos son un límite a la actividad estatal a favor de los individuos.
Es necesaria, también, la exigencia de estándares de calidad en las empresas internacionales así como
la exigencia de la regularización de ellas, bajo el concepto de responsabilidad social, para prevenir la
polarización social y la pobreza, la exigencia de instrumentos y acuerdos internacionales que eviten la
acumulación de la riqueza en unas cuantas manos para garantizar el progreso global sostenible y
equitativo.
Una de las clasificaciones de los derechos humanos, con fines de explicación académica es la siguiente:
- Derechos humanos de Primera Generación o también conocidos como Derechos Civiles y
Políticos. Surgen con la Revolución Francesa como rebelión contra el absolutismo del monarca.
- Derechos Humanos de Segunda Generación o Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
desc. Los cuales se plantearon por primera vez en el mundo en la constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos en 1917,
- Y los Derechos Humanos de Tercera Generación, también llamadas Derechos de los Pueblos
o de Solidaridad. Surgen en nuestro tiempo como respuesta a la necesidad de cooperación entre
las naciones, así como de los distintos grupos que lo integran.

I. ANTECEDENTES.
Desde la antigüedad, tanto en los regímenes despóticos y absolutistas, en los que la voluntad de los
gobernantes era la suprema ley y los gobernados no podían hacer otra cosa que someterse y obedecer,
como ocurrió también en el antiguo Oriente y en algunas épocas y circunstancias de Grecia y Roma, en
donde no se veía el reconocimiento de la participación de sus ciudadanos en la integración de sus
gobiernos, argumentando diversos planteamientos como veremos a continuación.

1. La antigüedad clásica desconoció la dignidad de la persona.


En la antigüedad grecorromana,... Se consideró siempre que los hombres formaban parte de su
comunidad y pertenecían a ella como las partes de un todo. La comunidad tenía la primacía absoluta
sobre los hombres, y éstos debían obedecer las leyes de la misma aun cuando fueran injustas.
En el ocaso de la cultura griega, aparecieron las escuelas éticas que anteponían a toda investigación
política la búsqueda de la felicidad individual.

2. El esclavismo.
Después de la Segunda Guerra Púnica, aumentó el número de esclavos, con la cual se notó cierto
desarrollo en lo que entonces pudiera haberse llamado industria.

3. Iusnaturalismo divino. La dignidad humana en el cristianismo.


El ambiente espiritual estaba preparado por el Estoicismo para que se abriera paso a la idea de la
dignidad del hombre como persona, ser racional y libre, con un destino individual, propio e
intransferible, distinto y superior al de la comunidad… los hombres ya no serían cosas ni objetos de
posesión por los otros hombres, sino verdaderos ciudadanos, libres e iguales, del reino de Dios.
Así, en ese orden jurídico era, sin duda alguna, la dignidad del hombre como hijo de Dios. Dignidad de
la cual brotaban sus derechos fundamentales.
El advenimiento del cristianismo, institucionalizó la cultura de la sumisión y del miedo, mediante la
concepción de una realidad basada en la existencia de un solo ser absoluto, creador de todas las cosas
y que convierte a los hombres y mujeres en productos accesorios y derivados de su omnipotente
voluntad.

4. Iusnaturalismo racionalista.
Alimentó los fundamentos actuales de los derechos humanos… Durante la Edad Media se confundieron
los órdenes natural y sobrenatural, lo eclesiástico y lo civil, lo humano y lo divino. El orden natural es
el propio de la naturaleza humana como tal, prescindiendo de su posibilidad de elevarse al orden
sobrenatural. Por ello, “todo hombre, simplemente por el hecho de serlo, sea o no cristiano, posee en
cuanto tal un conjunto de derechos fundamentales, inherentes a su personalidad”. Estos conceptos
desplazaron a la visión teocentrista medieval y colocar al hombre hacia el centro de la naturaleza.
El hombre es una persona racional, libre, moral, responsable de sus acciones. De esta naturaleza surgen
los derechos naturales innatos: derecho a la vida, a la integridad corporal, a la libertad religiosa y fundar,
conservar y defender una familia.

5. Iusnaturalismo humanista.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado comenzó a gestarse un iusnaturalismo al que calificamos
de “humanista” ya que finca esencialmente en una preocupación por garantizar universalmente al
hombre el respeto y la protección frente a toda violación a una serie de mínimos que, se considera,
hacen a su condición de tal.

II. ANTECEDENTES DOCUMENTALES.


Algunos autores mencionan como antecedentes a los 10 mandamientos (1275 a. C.), como prehistoria
de los derechos humanos. Sin embargo, en ellos no se menciona ningún precepto que ponga límite a la
actividad estatal. Otro documento es el Código de Hammurabi (aprox. 1739 a. C.),... Igual sucede con
la Ley de las XII Tablas (aprox. 454-450 Ac) del derecho romano,... pero no establece en realidad límites
a la actividad estatal frente a los ciudadanos. Además del interdicto homine libero exhibendo, de
carácter exhibitorio y popular, que sirve a diversos autores para fincar el origen de instituciones
protectoras de los derechos del hombre, especialmente la garantía de libertad personal, y las raíces del
juicio de amparo.
El VIII Concilio de Toledo (653) en el cual se encuentran algunos esbozos de los derechos que se
reconocen a los súbditos frente al poder de los reyes y príncipes.
Los Decretos de la Curia de León (1188), es otro documento hispano que nos sirve como antecedente
de los derechos humanos… En este decreto leonés encontramos una serie de compromisos adquiridos
por el rey para el respeto de la vida, la libertad, la propiedad y bienes en general.

Aunque no existe una fecha exacta del inicio histórico de los derechos humanos, en lo planteado
anteriormente puede observarse que no encontramos a la persona humana como núcleo de las diversas
disposiciones analizadas.En el siglo XIII comienzan a darse las reivindicaciones, inician las rebeliones
contra las monarquías y las acciones de sus miembros, contra la arbitrariedad de las organizaciones
estatales. Este movimiento por las libertades que aparece en Inglaterra tendrá luego diversos escenarios,
Estados Unidos y Francia, que constituyen nuevos parteaguas en la historia de los derechos humanos.
1. La Carta Magna de 1215.
La Magna Carta Libertatum, Charte Magne o Carta Magna de las Libertades de Inglaterra y el
fundamento de sus libertades; ello a pesar de que no cuenta con los elementos necesarios para ser
considerada una Constitución.
En agosto de 1291, al constituirse la Confederación Suiza, se dictó un pacto en el cual se plasman
algunas de las peculiares ideas sobre la forma en que se pretende proteger a los habitantes de los tres
valles confederados.
En Suecia, hacia 1350, destaca el Código de Magnus Erikson, obliga al rey a jurar que sería leal y justo
con sus ciudadanos, de manera que no prive a ninguno, pobre o rico, de su vida o de su integridad
corporal sin un proceso judicial en debida forma, como lo prescriben el derecho y la justicia del país, y
que tampoco prive a nadie de sus bienes si no conforme a derecho y por un proceso legal.
Así mismo, a principios del siglo xvi, 1N 1505, se dicta en Polonia la Constitución Nuihilnovi…
decretando que desde ahora nada sea decidido sin el consentimiento común del Consejo y de los
Diputados.
Algunos años después, el 18 de mayo de 1525, se dicta el acta de abolición de la servidumbre en Zurich.
Otro documento de importancia es la Bula Sublimis Deus concedida por el papa Paulo III, de 2 de junio
de 1537.
Un documento de suma importancia, poco conocido, es el edicto de Nantes, formado el 13 de abril de
1598. La finalidad de este edicto es lograr que coexista la religión católica y protestante, con iguales
derechos, en el marco de un Estado católico. Por tal objetivo se le ha señalado como un edicto de
tolerancia.

2. La Petición de Derechos de 1627.


Para 1627 el rey Carlos I de Inglaterra, se vio obligado a pedir fondos al Parlamento. Antes de someter
a votación la solicitud del rey, los miembros del Parlamento en pleno le impusieron la Petition of
Rights... pasó a constituirse en un documento básico del common law.

3. La Ley de Hábeas Corpus de 1679.


Cincuenta años después de la Petition of Rights, hacia 1679, durante el reinado de Carlos II, aparece en
el escenario un nuevo conjunto de disposiciones destinadas a proteger algunos de los derechos de los
súbditos ingleses. Se trata del documento denominado como Ley del hábeas corpus o Acta para
completar las libertades de los súbditos y evitar las deportaciones a ultramar.

4. El bill of rights de 1688.


A semejanza de los anteriores documentos, en la Ley que declara los derechos y libertades de los
súbditos y que dispone la sucesión de la Corona, fue impuesta la reina María II, hija de Jacobo II, y a
su esposo Guillermo de Orange en 1688. Como en anteriores ocasiones la declaración de derechos tiene
origen en la lucha de los ingleses en contra de la política absolutista del monarca.
Esta declaración de derechos se promulgó el 16 de diciembre de 1688. En ella se reiteran las libertades
expresadas en la Carta Magna otorgada por Juan Sin Tierra en 1215. Pero ahora Esta declaración de
derechos se promulgó el 16 de diciembre de 1688. En ella se reiteran las libertades expresadas en la
Carta Magna otorgada por Juan Sin Tierra en 1215. Pero ahora

5. La Declaración de Derechos de Virginia de 1776.


Virginia fue la primera colonia fundada, hacia 1607 y le seguiría Plymouth (1620), Massachussets
(1630), Nueva York (1664), Pennsylvania (1681), hasta completar las trece colonias que habrían de
independizarse de la corona inglesa en 1776.
Las colonias citadas estaban asentadas en la costa atlántica de lo que ahora conocemos como Estados
Unidos de América, y en su integración demográfica predominaban las poblaciones de origen inglés en
un setenta y cinco por ciento aproximadamente, también destacaban entra la población grupos de origen
holandés, francés, alemán y escocés principalmente. Tal pluralidad cultural con el transcurso del tiempo
se sintió unificada por intereses comunes: el principal de ellos el lenguaje, pero derivado del common
law inglés. En cada colonia el gobernador era el representante de la corona inglesa y existía una
asamblea electa por los colonos.
Será el Congreso de Nueva York, en 1775, donde se dé el primer acto jurídico de unidad de las colonias
frente a la metrópoli: las colonias se declaran inconformes con el impuesto del papel sellado (stamp
Act).
Antes del Congreso de Nueva York de 1775, se había convocado al Primer Congreso Continental de
Filadelfia, cuyo objetivo central era la defensa del desarrollo de las colonias, que se sintieron afectadas
por la política monopolizadora de la metrópoli, que no garantizó a los derechos civiles y políticos, aparte
de las restricciones en materia económica y las contribuciones excesivas ya mencionadas.
A pesar de no ser única, la más significativa de las declaraciones de derecho realizadas en las colonias
americanas fue la de Virginia de julio de 1776, días antes de que se proclamara la independencia
estadounidense..., se emitió la Declaración de Independencia de las colonias americanas.

6. Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano de 1789.


Es el momento histórico conocido como Revolución Francesa… los acontecimientos que culminarían
meses después, en julio con la toma de la Bastilla, no fueron el mero reflejo de un movimiento político
definido, sino la explosión violenta de una sociedad que afronta graves problemas, especialmente
económicos.
De las aportaciones derivadas del movimiento revolucionario francés de 1789, la Declaración de los
Derechos del hombre y del Ciudadano es la más conocida.

7. Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana de 1791.


A dos años de dictada la Declaración de 1789, Olympe de Gouges (1748-1793) elaboró y publicó la
Declaración de la mujer y de la ciudadana con la intención manifiesta desde el título del documento, de
que fuera decretada por la Asamblea Nacional “en sus últimas sesiones o en la próxima Legislatura”.
La declaración inicia con la exigencia de un principio de igualdad, por cuanto que la mujer nace libre y
vive en igualdad de derechos con el hombre, en tanto que las diferencias sociales no pueden estar
fundadas más que en el bien común. A partir de estas ideas, la redacción de la Declaración se ocupa de
señalar algunos tópicos en los que recurre a la inclusión de la mujer.

8. Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1793.


A pesar de las protestas sobre el contenido de la Declaración de los Derechos del Hombre y el
Ciudadano de 1791, el cual era evidente la exclusión de las mujeres en esta supuesta igualdad,
fraternidad y libertad, se continuó con la elaboración de la Declaración del hombre y del ciudadano de
1793, excluyendo con ello a la mitad de la población.
Es indudable que se procuró defender la dignidad del ser humano en cuanto tal, sin determinación de
clase o estado social. Y esto es lo que ha quedado como una constante en el proceso histórico
sociológico: el anhelo de justicia, igualdad, y libertad, independiente de las estructuras sociales y
jurídicas y de los modos de producción. Es decir, es un patrimonio de la humanidad civilizada.

9. Manifiesto del Partido Comunista en 1848.


Al respecto, Intelectuales como Carlos Marx y Federico Engels, dedicaron toda su vida a encontrar
explicaciones científicas de lo que entrañaba este sistema capitalista, los dos pensadores alemanes no
se conformaron con una nueva reforma económica o social, sino que buscaron sustituir la sociedad
capitalista por la sociedad comunista, en la cual se acabaría la propiedad privada de los medios de
producción y la explotación del hombre por el hombre… A finales del siglo xix y en el primer tercio
del siglo xx, comenzaron a asomar en las legislaciones los derechos sociales o sea, los derechos de los
grupos de trabajadores del campo y de la ciudad.

- Witker Velásquez, Jorge A. (2016): “Introducción de los derechos


humanos”.
I. Concepto y antecedentes.
Los Derechos Humanos les pertenecen a toda la humanidad por el hecho de ser tal. No obstante, su
desarrollo normativo y reconocimiento ha sido un largo proceso que va de la par con el devenir histórico
de la misma humanidad. Un somero registro a la historia de los derechos humanos, nos
revela cinco grandes etapas:
1. Surge en la historia la noción de deberes que se encuentran en antiguos documentos donde la idea
se irá perfeccionado y evolucionando con el tiempo. Por ejemplo, el Código de Hammurabi, las XII
Tablas romanas, la Carta Magna inglesa de 1215 e incluso los Diez Mandamientos cristianos,
documentos que, bajo la noción de deberes, sitúan al hombre en escenarios de relación con el más allá,
y no directamente los hombres en sociedad propiamente tal.
2. El surgimiento ya de la noción de derechos que se plasma en la Declaración de Virginia de 1776 y
en la Declaración francesa de 1789, en donde se otorgan o reconocen al hombre en abstracto.
3. tránsito del estatismo holístico que subordina a los individuos bajo el principio de un Estado
otorgante de derechos a los individuos.
4. la preeminencia del individuo sobre el Estado, noción individualista que se construye en torno a las
ideas de Thomas Hobbes, John Locke y Jean Jacques Rousseau.
5. emerge después de la Segunda Guerra Mundial, y que apunta a identificar que los derechos de los
individuos no pueden plantearse en abstracto sin considerar las condiciones materiales de existencia,
lo que se conoce como la idea de “desigualdad-igualdad”.
Conviene señalar que, en materia de desigualdad, originalmente el pensamiento cristiano aceptó esta
desigualdad material, pues su enfoque se vinculaba a la relación del hombre con Dios en el más allá...,
en el Contrato social la desigualdad obvia no fue planteada como un obstáculo para el pacto
contractualista que daría por resultado la creación y emergencia del Estado.

II. Los principios de los derechos humanos.


Estos principios fueron consagrados por vez primera en la Declaración de la Conferencia Internacional
de Derechos Humanos, celebrada por la Organización de las Naciones Unidas (en adelante ONU) en la
capital austriaca Viena.
Los desglosamos a continuación:
- Son universales porque son aplicables a todas las personas sin distinción alguna. No importa la raza,
el color, el sexo, el origen étnico o social, la religión, el idioma, la nacionalidad, la edad, la orientación
sexual, la discapacidad o cualquier otra característica distintiva pues estos derechos son de y para todas
y todos. Esta característica también se refiere a que son derechos aceptados por todos los Estados.
- Son inalienables, es decir, a nadie puede cancelársele o destituírsele y, al mismo tiempo, nadie puede
renunciar a ellos, puesto que son inherentes a las personas.
- Son indivisibles e interdependientes, esto es, los derechos humanos están relacionados entre sí de
tal forma que para ejercer plenamente determinado derecho será necesaria la intervención de otro u
otros. Por ejemplo, para ejercer el derecho a la educación es necesario acceder también al derecho a la
salud y al derecho a la alimentación. En este mismo sentido, la violación de uno de ellos puede afectar
directa o indirectamente el ejercicio de otro u otros.
- Son progresivos, esto es, implica que como más adelante referiremos, se establece cada vez más un
piso mayor de derechos, sin poder retrotraer, conculcar ni desconocer los derechos ya establecidos en
el ordenamiento jurídico y su aplicación respectiva.

III. Los diversos tipos de derechos humanos.

1. Los derechos civiles.


Son todos aquellos derechos que tienden a limitar el poder del Estado, y reservar para el individuo, o
para grupos particulares, una esfera de libertad en relación con el Estado. Son los primeros que emergen
como derechos de libertad, con carácter negativos, pues se plantean en contra del Estado, y que
responden básicamente al emergente pensamiento liberal de la época.
Su tratamiento jurídico inicial está dado desde dos documentos esenciales de la Edad Media: la Carta
Magna leonesa de 1188 y la Carta Magna inglesa de 1215. En ellas encontramos la primera limitación.
Estos derechos civiles, según el derecho comparado, son:
— Las libertades físicas.
— Las libertades de expresión.
— La libertad de conciencia.
— La propiedad privada.
— Derecho de la persona acusada.
— Garantías de los anteriores derechos, libertad de petición, el derecho al habeas corpus y al derecho
de protección.
En su momento, el doctor Jorge Carpizo estableció la siguiente división de este tipo de derechos
basándose en la estructura del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
A. Derechos de igualdad.
B. Los derechos de libertad.
a. Libertades de la persona humana en el aspecto físico.
b. Libertad de la persona humana en el aspecto espiritual.
C. Los derechos de la persona social.
D. Los derechos de seguridad jurídica.

2. Los derechos políticos.


Son derechos positivos que implican derechos a participar en el Estado. Estos derechos son herederos
del pensamiento democrático, y se mencionan como tales: al sufragio universal, a constituir partidos
políticos, de plebiscito, referéndum y de iniciativa popular. Su consideración normativa se dio después
de la Revolución francesa de 1789.
Aunque en un principio todos estos derechos de participación de los individuos en la sociedad fueron
establecidos de manera restringida a través del voto censitario; posteriormente se ampliaron a diversas
capas de la población, como son las mujeres, los analfabetos, los mayores de 18 años de edad, etcétera,
asumiendo el carácter de universal.

3. Los derechos económicos, sociales y culturales.


Los derechos económicos, sociales y culturales, conocidos como DESC, son derechos de créditos que
convierten al Estado en deudor de los individuos, excluidos del mercado. Buscan un mínimo de igualdad
y bienestar social con base en su calidad y condición de persona humana.
Se ubican históricamente a fines del siglo XX, y comienzos del XXI, como aspiraciones del Estado de
bienestar, con el Estado interventor para promover de distintas maneras una más equitativa distribución
de la riqueza.
A. Igualdad jerárquica e indivisibilidad de derechos: Según el cual se rompe el esquema de que algunos
derechos son más importantes que otros, y, por tanto, son de primordial cumplimiento.
B. Aplicación directa de los DESC y rango constitucional de los tratados internacionales: Pues al existir
una igualdad jerárquica entre los diversos derechos humanos, y por ende un mismo nivel de exigibilidad
de los mismos, existe igualmente un mismo nivel de aplicación directa de aquellos;
C. Principio de progresividad de los derechos: Se establece cada vez más un piso mayor de derechos,
sin poder retrotraer, conculcar ni desconocer los derechos ya establecidos en el ordenamiento jurídico
y su aplicación respectiva.
D. Cláusula abierta de reconocimiento de los derechos: Bajo el que se rompe el esquema meramente
exegético de aplicación de los derechos humanos, particularmente de los DESC, en la medida que se
encuentren establecidos en el catálogo constitucional; permitiendo que la labor jurisprudencial sea
complementaria y enriquezca la labor legislativa, y por ende haga efectivo el principio de progresividad.
Estos derechos se buscan satisfacer mediante tres aristas de consagración:
— Un conjunto de programas de seguridad social, con el fin de asegurar una seguridad económica
mínima para todas las personas, la redistribución de los recursos y disminuir la pobreza.
— Una red de servicios sociales en materia de salud, educación, vivienda, etcétera.
— Una regulación del mercado laboral, que sea capaz de reconocer y proteger los derechos de los
trabajadores.
Destacan, y con presencia significativa en la actualidad, los siguientes derechos: el derecho al trabajo y
el derecho al consumidor.
La violación de estos derechos ha traído como consecuencia el incremento en pobreza, dado que al no
tener acceso a estos derechos deja a las personas en un estado de vulnerabilidad, pues no cuentan con
el mínimo vital para vivir como una persona digna, pues no cuentan con las cosas más fundamentales
para poder desarrollarse en el entorno.

4. Los derechos de solidaridad.


Estos derechos nacen como derechos humanos en el ámbito internacional y no están destinados
específicamente a la protección de los intereses de un individuo, de un grupo o de un determinado
Estado. El destinatario es el género humano, como un valor supremo, en términos de existencialidad
concreta. También se dice que son derechos “por encima del Estado”, en un sistema supranacional de
jurisdicción internacional-global... existe un claro antecedente en 1217. Ese año, el rey Enrique de
Inglaterra, al momento de ratificar la Carta Magna que su antecesor Juan Sin Tierra… Como se puede
observar, se trata de una manifestación propia de derechos colectivos de muy antigua data, con lo que
se rompe el tradicional esquema de que la prioridad histórica ha estado del lado de los derechos
individuales.
El doctor Jorge Carpizo los identificó a partir de las siguientes características esenciales:
— Su fundamento es la cooperación internacional, es la colaboración en las relaciones internacionales
de los actores internacionales.
— Son derechos relacionados con la supervivencia de las sociedades humanas en lo colectivo y del ser
humano en lo individual.
— En los derechos de solidaridad se defienden intereses colectivos, supraindividuales, generales y
difusos.
— El titular puede ser el Estado, la persona y la colectividad, en cuanto agrupa el interés de los
integrantes de la misma, de ese interés difuso, en el que interactúan el interés colectivo y el individual.
Estos derechos de solidaridad se enlistan así:
a) derecho al desarrollo: prerrogativa de los países emergentes a superar el subdesarrollo y la
dependencia, implantando políticas públicas que posibilitan el cumplimiento de los derechos
económicos y sociales a las poblaciones excluidas y marginadas, en el contexto de equidad democrática;
b) derecho a un medioambiente sano: El crecimiento urbano y el desarrollo tecnológico han causado
profundos daños tanto ambientales como el hábitat, y han afectado el entorno natural de los seres
humanos. El cambio climático devastador de climas y alimentos, y de su variante alimentaria, es un
ejemplo de ello;
c) derecho a la paz: Los modelos económicos contemporáneos, bajo el paradigma de liberación
económica total, han propiciado el tráfico de armas y estupefacientes, a nivel planetario, con los cuales
la delincuencia organizada ha desatado estados de violaciones en diversidad de países, afectando la vida
cotidiana de las sociedades, en cuya situación el derecho a la paz se alza como una prerrogativa esencial
de pueblos y regiones;
d) derecho al agua: Este derecho está estrechamente ligado a otros derechos humanos bajo el llamado
efecto irradiación como en el caso de los derechos a la salud, a la alimentación, a la vivienda, a un
medioambiente libre de contaminación, y
e) derecho de los pueblos a la autodeterminación: Este derecho es un derecho antiguo, pero cuyo proceso
se intensifica después de la Primera y Segunda guerras mundiales con el proceso de descolonización
respecto de los fenecidos imperios del siglo XIX. Su tratamiento vertiginoso fue tal, que fue recogido
por la Carta de Derechos y Deberes de los Estados (1975).

IV. Justiciabilidad de los DESC y los de solidaridad.

V. Los derechos humanos y el neoliberalismo.

1. Preliminares.
Los derechos humanos, cuya evolución histórica brevemente analizamos en páginas anteriores, ha
seguido un curso histórico evolutivo, en donde el hombre ha ido conquistando derechos para desarrollar
una existencia plena y una vida digna.
Esta evolución, sin embargo, se encuentra abruptamente detenida a partir de la década de los ochenta,
en contrastante un modelo económico comienza a desarrollarse a nivel planetario. Gran Bretaña de
Margareth Thatcher y los Estados Unidos de Ronald Reagan imponen al mundo, a través de los
organismos financieros multinacionales, políticas públicas restrictivas y austeras conocidas como el
Consenso de Washington; decálogo que fue erosionando las políticas públicas progresistas en el mundo,
y que lograron hegemonías en la mayoría de los países latinoamericanos y europeos.

2. Los fundadores.
Tres nombres destacan al respecto: Milton Friedman, Ludwig von Mises y Friedrich August von
Hayek.34 Ellos articulan el basamento conceptual teórico del modelo neoliberal, que en la época de los
ochenta emergió con el paradigma “menos Estado y más mercado”.

3. Los fundamentos teóricos del neoliberalismo.


Los principios teóricos al respecto se pueden resumir así:
1) Racionalismo evolucionista versus racionalismo constructivista.
2) Orden resultado de la evolución, orden hecho en la praxis.
3) Normas de conducta justa versus normas de organización.
4) Orden de mercado versus justicia social.
5) Sociedades abiertas versus sociedades planificadas.
Estas cinco dicotomías compendian la visión sociopolítica del neoliberalismo, que estos autores
(especialmente Hayek) construyen como modelo o paradigma… sostienen que las instituciones sociales
son expresiones de relaciones sociales que evolucionan espontáneamente, sin voluntades humanas
intencionadas.
De este universo conceptual espontáneo, los neoliberales distinguen normas de conducta justas y
normas de organización. Las primeras se identifican con una concepción del derecho (justicia) y las
segundas se identifican con la legislación referida a la organización, estas últimas de creación
relativamente nuevas… El derecho justo se identifica con el derecho privado, mientras la legislación —
lógicamente— se asimila al derecho público.
Por su parte, la justicia social, como categoría de distribución del ingreso y la riqueza, es fuertemente
contrastada con la justicia formal referida esta última a lo conmutativo;
Corolario de lo anterior, surge el concepto de orden de mercado, que se entiende como una red de
muchas economías interrelacionadas y no gobernadas por escalas o jerarquía pública de finalidades.
Pero este orden de mercado es percibido como un “orden global”, superior a cualquier organización
deliberada, que en él los seres humanos —aún cuando estén volcados hacia sus propios intereses—
egoístas o altruistas, favorecen los intereses de muchos otros, los cuales no son conocidos en su mayoría.
Así, en la gran sociedad (mercado global) los distintos miembros se benefician de los beneficios mutuos,
a pesar de las finalidades diferentes o, hasta opuestas que existan.
La idea de la gran sociedad, diseño básico de la globalización contemporánea, supone la existencia de
sociedades abiertas en las cuales el orden de mercado otorga a los participantes en la disputa y
competencia habilidad y suerte; lejos de las interferencias estatales que vía la justicia social de fines
impide el actuar espontáneo, que bajo el principio de racionalidad evolutiva hacen imperar un derecho
justo que aplica abstractamente una justicia conmutativa, universal y planetaria. Así, las sociedades
planificadas no tienen cabida alguna, salvo para implantar el totalitarismo y la servidumbre estatista.

- Peces-Barba (): “Los derechos fundamentales”.


A) Fundamentación histórica:

a) La dificultad inicial se presenta por el carácter emotivo del término derechos fundamentales..., hay
que señalar que la utilización de conceptos como dignidad humana, libertad e igualdad es
imprescindible para el razonamiento que conduzca a entender la noción de derechos fundamentales…
Una vez más, aparece claro que la neutralidad (la wertfreiheit) es un objetivo imposible en la filosofía
jurídica, política y moral, y en las ciencias sociales.
La aproximación al concepto se puede hacer desde la dimensión sincrónica y desde la dimensión
diacrónica; ambas son complementarias y las vamos a considerar sucesivamente.

b) La aparición del concepto de derechos fundamentales se producirá en la historia a partir del tránsito
a la modernidad. Las ideas de dignidad, de libertad y de igualdad se encuentran en la historia antes del
Renacimiento, pero no se formularán como derechos hasta el mundo moderno.
Tres puntos de vista históricos son relevantes para entender la aparición y desarrollo de esos derechos
fundamentales y el papel que la historia juega en ellos… Se trata desde el momento en que se
incorporan por primera vez al Derecho positivo, con la revolución liberal en el siglo XVII, en Gran
Bretaña, y en el siglo XVIII en las colonias inglesas de Norteamérica y en la Francia de 1789.

c) La sociedad en sus orígenes en los siglos XVI y XVII, aunque el principio de la modernidad
arranca de más atrás, va adquiriendo una serie de dimensiones en cuyo seno aparece el concepto de
derechos fundamentales.
Los derechos fundamentales serán un límite al poder del Estado para garantizar un ámbito de
autonomía y de libertad al individuo burgués. En efecto, esa burguesía, al emerger, se amparará en el
Estado naciente, todavía como Estado absoluto, para fortalecerse y para fortalecer al sistema
económico frente a los gremios, al feudalismo y a todas las trabas existentes para la libertad de
comercio y de industria… Entonces, el individualismo de la burguesía, apoyado en las ideas del
contrato social y de los derechos —--que entonces se presentaban como derechos naturales—, junto
con los demás rasgos de la cultura liberal, usando como arma intelectual el iusnaturalismo
racionalista, se separarán, combatirán y finalmente destruirán a ese Estado absoluto que primero sirvió
a sus intereses.
Una nueva mentalidad, impulsada por los humanistas y por los hombres de la reforma..., coincidirá en
la defensa del individualismo, del racionalismo y del proceso de secularización.
El humanismo. que se iniciará sobre todo en Italia ya a partir del siglo XIV (Burckhardt, Garin),
supone una nueva visión del mundo, en oposición a la visión totalizadora, dominada por la filosofía
escolástica, del mundo medieval.
La ruptura de la autoridad de la Iglesias el libre examen y la traducción de la Biblia en lengua vulgar
supondrán un impulso de la iniciativa individual, del pluralismo, del relativismo y de la tolerancia,
aunque naturalmente el fenómeno protestante es más complejo (Troeltsch)... La garantía que Dios
representaba en el orden medieval desaparece con el proceso de secularización y habrá que buscar
unas garantías de orden que sustituyan a Ias anteriores, que habrá que encontrar en la misma
naturaleza humana: es el orden del individualismo de los derechos fundamentales.

d) En esa sociedad que acabamos de identificar, tres serán los ámbitos en los cuales aflorarán
específicamente los derechos fundamentales: el debate sobre la tolerancia, el debate sobre los límites
del poder y el que se produce para la humanización del Derecho en el ámbito penal procesal… en
correspondencia con esos tres procesos serán las libertades individuales, los derechos políticos y de
participación y las garantías procesales. Esta constatación es una comprobación de la imposibilidad de
una fundamentación racional de los derechos que prescinda de la historia. Por esa razón combinamos
el análisis diacrónico con el sincrónico.
La historia de la tolerancia (Lecler) llevará a distinguir entre Derecho y moral (Thomasio), quedando
el fuero interno protegido frente al Derecho expresión del soberano. Será el primer paso para la
protección de un ámbito de autonomía para la conciencia, para el pensamiento y después para la
opinión y para sus formas de expresión.

e) Una generalización de la reflexión sobre la tolerancia llevará al gran debate que conduce a la
superación del absolutismo y a la Revolución liberal: será la reflexión sobre los límites del poder.
Desde tres puntos de vista se discutirá ese poder absoluto y se preconizará su limitación: desde la
justificación del poder, desde la organización del poder y desde la relación del poder con los
ciudadanos.
Uno de los diagnósticos de estos autores se refiere a la necesidad de dividir al poder, para contraponer
un poder a otro y para que se equilibren y se contrapesen. Así, en una segunda dimensión referida a la
organización del poder, se propugna la limitación del poder a través de su separación.
Finalmente se cuestionará el poder absoluto desde su relación con los ciudadanos y en este campo se
defenderá como límite del poder la existencia de unos derechos naturales, previos al poder y que éste
debe respetar.

f) El movimiento por la humanización del Derecho penal y procesal será decisivo para la
configuración de los derechos fundamentales tal como aparecen en el inicial Estado liberal.
Así, desde una perspectiva que prescindiese de los matices históricos, se podría reducir racionalmente
todo el inicial movimiento de los derechos fundamentales a un movimiento por limitar el poder
absoluto. Sin embargo, parece conveniente mantener la división tripartita que aquí hacemos, porque,
tanto la tolerancia que aparece inicial y automáticamente al principio, como la lucha por la
humanización del Derecho penal y procesal, tienen una dinámica propia, con independencia de sus
conexiones últimas con lo que hemos denominado lucha por los límites del poder.
h) Con el triunfo de la revolución liberal, en Francia, en los Estados Unidos y con sus extensión
progresiva a otros países, se iniciará propiamente, en su plenitud, la peripecia histórica de los
derechos fundamentales.
Desde ese momento hasta hoy, esa evolución se puede analizar desde tres procesos que la explican: su
positivación, su generalización y su internacionalización. En este triple punto de vista se abarcan las
etapas que nos conducen a lo que hoy entendemos con esta noción de derechos.

i) Por la positivación entendemos el movimiento que se produce a partir del siglo XVIII, coincidiendo
ya con el iusnaturalismo en sus últimas fases de hegemonía y con su posterior crisis… La
fundamentación racional no sirve para detener y limitar al poder y es necesario que éste asuma esa
filosofía y la incorpore a su Derecho positivo. Toda la crítica a la insuficiencia del Derecho natural
(Kelsen, Bobbio) sirve para la crítica a los derechos naturales.
La necesidad de superar el Estado de naturaleza, donde el disfrute de Ios derechos es inseguro y los
hombres se encuentran expuestos a ser atropellados por otros hombres, en definitiva, la justificación
del contrato social y del poder que, en su consecuencia, es el principio del proceso de positivación.
En los siglos XIX y XX, el proceso de positivación se perfilará y se completará con la toma de
conciencia de la necesidad de las garantías y de la protección judicial de los derechos fundamentales.

j) Quizás la dimensión más importante para la comprensión actual de nuestro tema sea la generación
de los derechos.
Frente a la teórica afirmación de origen iusnaturalista de que los derechos eran para todos los
hombres, la realidad era muy distinta. Algunos de los derechos no se extendían a todos, como la
participación política o el sufragio, y se justificaba esta discriminación (Kant, liberalismo
conservador); otros derechos que podían tender a impulsar esa igualdad, era de imposible contenido
igualitario… El proceso de generalización pretende superar ese desajuste entre unas declaraciones de
igualdad natural y una realidad que lo negaba, intentando convertir en reales los principios de 1789 de
libertad, igualdad y fraternidad.
Se niega esta posibilidad por dos movimientos contradictorios, el liberalismo conservador, que
afirmaba la imposibilidad de mantener la libertad si se generalizaba para todos (Constant, Guizot) y el
socialismo totalitario (Marx, Engels, Lenin), que pretende la descalificación despectiva del concepto,
construyendo la igualdad precisamente desde el postulado de la desaparición de la libertad y de las
instituciones jurídicas y políticas surgidas de la revolución liberal. Sin embargo, sectores cada vez
más importantes, tanto en el seno del liberalismo (Stuart Mill) como del socialismo (Blanc Lasalle,
Bernstein) llevarán adelante la generalización de los derechos fundamentales, partiendo de la tesis de
que no existe contradicción, sino complementariedad, entre los ideales de la revolución liberal y del
socialismo, entre la libertad y la igualdad.

k) El proceso de internacionalización es el más actual de los tres que explican los derechos
fundamentales desde su devenir histórico.
Pone de relieve la existencia de una contradicción entre el hecho de que el poder político nacional sea
el creador del Derecho interno, donde se recogen y se protegen los derechos, y al mismo tiempo sea
el límite del poder la defensa del individuo ante el poder, una de las razones que justifican su
aparición.
Por Otra parte, la defensa de los derechos humanos en la sociedad actual exige la concertación de los
Estados para una defensa más eficaz
Así se entienden las dos dimensiones básicas que están en la raíz de la progresiva tendencia a un
tratamiento de los derechos fundamentales a nivel internacional.
La dificultad mayor en este proceso de internacionalización está en la inexistencia de un poder
político efectivo, por encima del Estado, y capaz de garantizar la eficacia del Derecho internacional de
los derechos fundamentales.

Módulo 3: Grupos vulnerables. Mujeres, Personas


con discapacidad y Personas Mayores.

DISCAPACIDAD

- Danel, Paula (2019): “Discapacidad y matriz colonial. El caso de las


políticas de discapacidades en Argentina”.
En artículos anteriores (Danel, 2016) hemos señalado que la discapacidad puede ser analizada desde la
matriz teórica que nos convida Aníbal Quijano, especialmente asociada a la categoría de raza… Es
decir, la colonialidad desplegó un proceso mediante el cual se produce la diferencia atribuyéndole una
biología (o dimensión biológica).
En el proceso de construcción de diferencias, el discurso naturalista se instituye como condición de
posibilidad para inferiorizar… Podemos agregar que la discapacidad es acompasada por este proceso
de producción biologizada de las diferencias, en la que se produce un nuevo patrón global de control
del trabajo.
“Raza y división del trabajo quedaron estructuralmente asociados y reforzándose mutuamente”
(Quijano, 2011: 222), lo que supuso un enlace entre la producción corporal y la asignación de tareas,
posiciones, y funciones. Esta matriz analítica nos permite tramar reflexiones en torno a la idea de
capacitamos, como la forma de discriminación hacia las personas en situación de discapacidad.
“La perspectiva ‘capacitista’ define la discapacidad en términos de deficiencia y desvío de la norma
humana” (Muller y Ferrier, 2002: 2), pero si seguimos la línea de Quijano, podemos asumir que el
capacitismo no se restringe a los procesos de mirada devaluada a quienes integran el colectivo de la
discapacidad sino que se traduce en la producción de expectativas, percepciones y apuestas en torno a
las trayectorias de estos agentes sociales y especialmente las trayectorias laborales.
El capacitismo coloca a las personas en situación de discapacidad en exclusivos itinerarios
terapéuticos, y los excluye del trabajo asalariado. Esto puede ser ejemplificado con una
multiplicidad de referencias a experiencias singularizadas.
Siguiendo los aportes de Walter Mignolo (2007: 249) señalamos que ha sido la misma modernidad la
que produjo las condiciones de opresión y las condiciones de posibilidad de visualización y generación
de acciones libertarias.
Los autores que se inscriben en la perspectiva decolonial nos invitan a producir un debate en torno a las
posibles rupturas con la colonialidad del poder, el capitalismo y el eurocentrismo.
El pensamiento decolonial tiene como razón de ser y objetivo la decolonialidad del poder (es decir, de
la matriz colonial de poder), lo que lo constituye en la potencialidad transformadora.
El pensamiento decolonial, al desprenderse de la tiranía del tiempo como marco categorial de la
modernidad, escapa también a las trampas de la poscolonialidad. La poscolonialidad (teoría o crítica
poscolonial) nació entrampada con la (post) modernidad. De ahí que Michel Foucault, Jacques Lacan y
Jacques Derrida hayan sido los puntos de apoyo para la crítica poscolonial (Said, Bhaba, Spivak).
En ese punto destacamos la relación entre colonialidad del saber y formas situadas de pensar y narrar
la realidad vivida. Y allí, incluimos el interrogante sobre los antecedentes de producción de saberes en
nuestra América sobre la discapacidad.

NARRANDO LAS POLÍTICAS DE DISCAPACIDAD EN ARGENTINA:


ENTRE LA MODERNIDAD Y LA MERCANTILIZACIÓN
Uno de los tópicos que nos permite visualizar la colonialidad del poder en el campo de la discapacidad
es la reiteración de las certezas en torno a la temporalidad de los modelos de trato social en discapacidad.
En general, se asume que la reflexión en torno a la historicidad debe empezar en la antigua Grecia, y
desde allí se recupera el itinerario de prescindencia, rehabilitación, hasta llegar al modelo social (Puig
de la Bellacasa, 1987; Palacios, 2008).
Observando desde el caso argentino, proponemos otra historización que permita trazar la trayectoria de
la forma de “trato social” hacia la discapacidad. Esa práctica incluye: las dimensiones objetiva y
subjetiva, las acciones de los agentes individuales y colectivos y los procesos de intervención en lo
social.
Para el caso argentino, identificamos dos grandes momentos en la historización, uno relacionado a los
procesos de modernización/desarrollo en el que la discapacidad aparece como objeto de asistencia /
custodia / atención y otro vinculado a la mercantilización en el que la discapacidad medicalizada se
constituye en un punto más de ampliación del excedente, con líneas de continuidad y ruptura.

- DISCAPACIDAD EN LA CONFIGURACIÓN DEL ESTADO NACIÓN.


Siguiendo la propuesta de De la Vega (2010), entendemos necesario tramar los procesos sociopolíticos
desatados en la configuración del Estado nacional con la disposición del “ser nacional”.
“La barbarie fue el primero de los rostros que tuvo la anormalidad en América Latina, mucho antes de
la constitución del saber universitario o dispositivo manicomial” (De la Vega, 2010: 45). En esa misma
línea argumentativa, las ideas que postula Quijano (2011) sobre la clasificación social de la población
mundial a partir de la idea de raza nos instala una argumentación posible para pensar cómo se tramitaban
las diferencias… Esto lo vinculamos con lo que aporta Boaventura de Sousa Santos sobre “sociología
de la inexistencia”, en la que plantea: “Se trata de formas sociales de inexistencia porque las realidades
que conforman aparecen como obstáculos con respecto a las realidades que cuentan como importantes:
las científicas avanzadas, superiores, globales o productivas” (De Sousa Santos, 2010: 24).
A estas afirmaciones las podemos poner en diálogo con lo que propone Carballeda en relación a los
orígenes de la intervención en lo social en nuestro Río de La Plata. “Uno de los ejes que impresiona
como significativo remite a la noción de Soberanía, ya que está sintetiza gran parte de las discusiones
políticas y económicas del siglo XIX, llegando a la actualidad alrededor de la idea de Ciudadanía.
Esas discusiones atraviesan la construcción de las Instituciones Modernas y le dan sentido a las
prácticas que se ejercen en estas. El origen del Trabajo Social se inserta también en esas cuestiones”
(Carballeda, 2014: 50).
La Sociedad de Beneficencia podría ser considerada como un laboratorio del control social, desde donde
surgirán las primeras categorías de “desorden”, “pobreza”, “diferencia”; en fin, comenzará a aplicarse
desde la práctica concreta el concepto de civilización. Concepto que será sinónimo de Europa. Noción,
que se antepondrá al de “barbarie”, que será sinónimo de América y en parte de España.
La influencia del positivismo, encarnado en la “generación del 80” supuso un movimiento que permitió
el enlace del discurso médico higienista con el político, a saber: “La aparición del discurso médico
higienista que articulará lo biológico con lo político, Estos nuevos discursos traían como novedoso que
ya no se trataba solo de Instituciones cerradas (Hospitales Psiquiátricos, Hogares de Menores,
Escuelas de Internado), los ideales del darwinismo social salían de las instituciones y recorrían la
periferia, portando su estandarte de adaptación y coerción social, difundiendo su catecismo moderno,
enalteciendo la vida sana” (Carballeda, 2014; cap. 1).
Entendemos que en este primer momento que la biologización de las diferencias y la producción
del capacitismo se tradujo en modos de percepción, pensamiento y acción asociados al encierro y
a la tramitación disciplinada de las diferencias.

- DISCAPACIDAD NARRADA E INTERVENIDA EN CLAVE DE JUSTICIA SOCIAL


El Estado argentino, en el período comprendido entre mediados de los años cuarenta y cincuenta –
administración del primer gobierno peronista– construyó un ideario de justicia social que atravesó todo
el proceso de producción de las políticas públicas… El eje central estuvo puesto en la categoría trabajo,
por lo que el despliegue de respuestas estatales se centró en generar empleo, ampliar el abanico de
derechos sociales y constituir a la clase obrera en actor social enmarcado en el movimiento justicialista.
En esa línea, las políticas de salud se institucionalizarán como un objeto de intervención estatal.
En este punto, en clave decolonial podemos encontrar un reforzamiento del capacitismo respecto de las
respuestas del Estado en torno a la restitución de funciones corporales que permitan el desarrollo de
tareas asociadas al trabajo asalariado. Asimismo, podemos visualizar la producción de la discapacidad
en tanto se hacía visible en los cuerpos.
La tensión entre los abordajes médicos y sociales nos permitiría evidenciar que la matriz colonial en
clave biologizante es disputada por los proyectos nacionalistas y populares en tanto la intervención
estatal cobra sentido cuando se trata de una necesidad que aún no fue satisfecha. El Estado,
especialmente el administrado por el peronismo de la década del cuarenta asume que cuando hay una
necesidad no satisfecha debe impulsarse un nuevo derecho.
Con la información recuperada, afirmamos que en la arena de lucha que supone la configuración de la
agenda pública las personas con discapacidad no operan en términos de demandas colectivas para ese
momento histórico.
No aparece con fortaleza una mirada particularizada sobre las “situaciones de discapacidad” sino que
se lo inscribe en un colectivo vinculado a la necesidad de generar reparación de su desigualdad. En tal
sentido, podríamos inferir que la discapacidad se instituye como asunto del gobierno peronista en la
medida que se presente empobrecida.
La enfermedad, en tanto que limitante del ejercicio del empleo, aparece tematizada.
Los antecedentes para este momento histórico denotan una construcción social de la discapacidad
en clave del modelo médico. Aparece una idea de corrección, re-adaptación propia de la cuestión
rehabilitadora clásica.
La influencia del desarrollismo posibilita una mirada modernizadora expresada en la ampliación de
dispositivos de rehabilitación. En ese sentido, podría incluirse el desarrollo de prácticas deportivas
adaptadas como un modo de inclusión social que denota una idea de progreso a partir del esfuerzo. El
“desarrollismo” permeó las apuestas políticas de varias organizaciones e instauró un modo de gestionar
la intervención en lo social. social. En el caso del Trabajo Social, las influencias del desarrollo y la
organización de la comunidad han inscripto un modelo de acción que sustenta muchas de las prácticas
comunitarias que se despliegan en nuestros días. En este punto identificamos dos vertientes claramente
diferenciadas que aportaron elementos al tema de la intervención en la comunidad en América Latina
(Danel, 2009). Por un lado, aparece la idea de “desarrollo de la comunidad” de la mano de las
experiencias coloniales inglesas, y por otro las ideas provenientes de EE. UU. vinculadas a la
“Organización de la Comunidad”. Estas dos vertientes confluyen en lo que Bonfiglio (1982) denomina
“Organización y Desarrollo de la Comunidad” de la mano de los aportes de los organismos
internacionales.
“Lo que merece destacarse es que el desarrollo de la comunidad en cuanto técnica de intervención tiene
su origen inmediato en la crisis del sistema colonial del siglo XX. Con la descolonización estas técnicas
son reformuladas intentando superar el paternalismo de los programas iniciales y desde la óptica de
independencia y reconstrucción nacional” (Bonfiglio, 1982).
Una vez concretado el golpe militar de 1955, en el marco de la sangrienta “Revolución Libertadora”,
se reconvirtió a la Fundación Eva Perón en el Instituto Nacional de Acción Social con dependencia de
la Presidencia de la Nación. Se genera un abrupto corte con los modos de gestión que se habían
instaurado, los que implicó un cambio profundo desde la idea de justicia social a la de búsqueda
modernizadora, correctiva y bajo sospecha.
La matriz colonial se impuso de modo sangriento, pero fue asumiendo nuevos modos que
entrelazados implicaron el control de la economía, de la autoridad, de la naturaleza, del género y
de la subjetividad. En ese sentido, en el caso de la discapacidad podemos asumir que la
colonialidad moldeó las formas de intervención pero que no la definió en forma unilateral.
Volviendo al tema de la epidemia de poliomielitis que se desarrolla en los primeros meses del año 1956,
de acuerdo a los datos que presenta Testa (2011) se registraron 6.500 casos… Carrillo, primer secretario
de salud del país, planteaba en la “Política Sanitaria Argentina (1949)” que el desarrollo de la salud
pública estaba fundado en tres principios: 1. Todos los hombres tienen igual derecho a la vida y a la
sanidad; 2. No puede haber política sanitaria sin política social; 3. De nada sirven las conquistas de la
técnica médica si ésta no puede llegar al pueblo por medio de dispositivos adecuados. Por ello, en el
período comprendido entre 1946 y 1955 se crearon 4.229 establecimientos sanitarios con 130.180
camas. Claramente, estos dispositivos de atención no resultaron suficientes para afrontar la epidemia
de poliomielitis, pero es oportuno contextualizar el desarrollo de la configuración de lo público a los
fines de evitar valoraciones que podrían resultar inconducentes.
De allí que identifica estas décadas como las posibilitadoras de la instalación de la carrera de terapia
ocupacional y podríamos agregar que se sientan las bases de configuración del campo de la discapacidad
en nuestro país.
Uno de los movimientos que amerita una especial atención es el Frente de Lisiados Peronistas… señalan
que las condiciones laborales eran de explotación, por lo que comenzaron a organizarse.
El Frente de Lisiados Peronistas inaugura un proceso de colectivización de las personas con
discapacidad que resulta interpelador de las formas legítimas de acción colectiva. Sus prácticas
militantes, las acciones de resistencia y su origen de clase proletaria marcarán un itinerario de
participación política cuya bandera será el derecho a trabajar.
La conjugación de la pertenencia al movimiento peronista junto con idearios de transformación a partir
de la ocupación del espacio público, con antecedentes de justicia social cristalizada en acciones de
gobierno, operaron para que se produzca un colectivo que vino a ocupar el espacio que por derecho
propio el mismo peronismo había gestado.
Reconocer estos procesos, estas tensiones es necesario en tanto que habilita y alimenta la
producción de giros decoloniales. Se produjo un pasaje de la configuración del Estado nación con
la identificación de población apta para el trabajo y garante de la reproducción moral del
capitalismo a la disputa en términos de asumir la justicia social como imperiosa y a la clase
trabajadora como actor social por excelencia.

- EL PASAJE ENTRE LA DISCAPACIDAD EN CONTEXTO DICTATORIALES AL


RETORNO A LA DEMOCRACIA
La primera norma jurídica nacional en materia de discapacidad en nuestro país ha sido la Ley N° 22.431,
que fuera publicada en el Boletín Oficial el día 16 de marzo de 1981. En la misma se define un sistema
de protección “integral” de las personas discapacitadas tendiente a asegurar su atención médica,
educación y seguridad social, así como a concederles las franquicias y estímulos que permitan en lo
posible neutralizar la desventaja que la discapacidad les provoca y les den oportunidad, mediante su
esfuerzo, de desempeñar en la comunidad un rol equivalente al que ejercen las personas normales
(Artículo 1).
Pero, previo a categorizar anodinamente entendemos necesario inscribir la promulgación de la Ley en
el contexto socio histórico, político y económico que hizo posible su aparición.
En el momento de promulgación de la Ley se desarrollaba la última dictadura cívico-militar que se
iniciara el 24 de marzo de 1976 (en Argentina). En ese tiempo surge una ley de protección integral para
las personas en situación de discapacidad.
El poder de la Junta militar no se expresaba en forma compacta, tal como lo hiciera en los inicios de la
dictadura (1976).
En el contexto internacional, señalamos que en 1976 la Asamblea General proclama 1981 Año
Internacional de los Impedidos, Resolución 31/123 de la Asamblea General. La misma solicitaba el
establecimiento de un plan de acción a nivel nacional, regional e internacional en el que se genere
especial hincapié en la igualdad de oportunidades, la rehabilitación y la prevención de la discapacidad.
El lema elegido fue “la plena participación y la igualdad”, definidas como el derecho de las personas
con discapacidad a participar plenamente en la vida y el desarrollo de su sociedad, a gozar de unas
condiciones de vida similares a las de los demás ciudadanos, y a tener los mismos derechos.
El contexto internacional y la complejización de la política nacional tras el agotamiento de la
dictadura cívico-militar hicieron posible que se sancionara la Ley, que a la fecha tiene vigencia.
El retorno a la democracia no tuvo significativos avances en términos normativo-jurídicos en la materia
pero sí claramente generó la consolidación de espacios de participación. Ahora bien, estos espacios
(concejos municipales, provinciales, nacionales) no recuperaron el ideario del Frente de Lisiados
Peronistas sino que moldearon formas de participación “en nombre de”... Las disputas del campo de
la discapacidad, en este momento, estaban centradas en el reconocimiento de un sector
poblacional pero desde idearios de protección y búsqueda de tránsitos normalizados.
El principio de normalización fue utilizado fuertemente en la década del ochenta en varios países del
mundo, y el mismo planteaba que las personas con discapacidad transiten su vida “lo más próxima a la
normal como sea posible”. Si bien este principio tuvo acepciones diferentes, la tensión más fuerte estaba
dada en si lo que debe ser normalizado son las condiciones de vida o los comportamiento de los sujetos.
Desde la mirada actual, y con fuerte influencia posestructuralista lo que ponemos en discusión es el
concepto mismo de normalidad.
Siguiendo con la recuperación histórica, se destaca que las políticas que ha configurado la Dirección de
Discapacidad (con los diferentes nombres y jerarquías que fue teniendo) sostuvo a la discapacidad como
un asunto que debía ser abordado en forma articulada entre el Estado y la sociedad civil, especialmente
con las familias de las personas con discapacidad. Esta afirmación implicó el reconocimiento de una
tensión en el campo de la discapacidad, habida cuenta que la familiarización de los cuidados y la
protección social denota miradas asociadas a la caridad y los merecimientos.

- DISCAPACIDAD EN TIEMPOS NEOLIBERALES Y DE RESTITUCIÓN DE DERECHOS


¿PARADOJAS LATINOAMERICANAS?
El modo de producción capitalista, en su fase monopolista trasnacional, ha logrado inmiscuir sus
intereses en todas las esferas de la vida social, volviendo rentable las prácticas que sostenemos. En
materia de discapacidad, la década del noventa dio inicio a la configuración de marcos regulatorios para
el desarrollo del subsector privado como productor de servicios destinados a la discapacidad.
La década del noventa produjo estas prestaciones básicas de atención integral destinadas a personas con
discapacidad, a partir de la sanción en 1997 de la Ley N° 24.901 instaurando el Sistema de Prestaciones
Básicas en Habilitación y Rehabilitación Integral a favor de las Personas con Discapacidad. ¿Qué
supuso esto? La conformación de un directorio, que discute criterios, normas y aranceles. La segunda
década infame (Grassi, 2003) implicó la pérdida de capacidad regulatoria estatal, por lo que este
directorio asumía la toma de decisiones que, en otros contextos, debió ser con exclusividad
obligación/derecho estatal.
También, la conformación del marco básico hizo que los itinerarios de los agentes estén pautados por
la mirada técnica profesional en forma central.
La década del noventa y la articulación de dispositivos de atención pueden ser leídas desde varias líneas:
– Por un lado generó un entramado de dispositivos que venían generándose pero que los colocó en
clave de responsabilidad de las obras sociales, la participación por un centro de rehabilitación o las
estrategias de estimulación temprana, entre otras, pasaban a ser un derecho.
– Pero por otro lado, la respuesta no resulta homogénea en el país, ya que la obligatoriedad de
brindar estos servicios solo es para los que son beneficiarios de obras sociales nacionales. Para
aquellos que no cuentan con obra social o pre-paga, el acceso está vedado.
La realidad es diferente de acuerdo a cada provincia, para el caso de la provincia de Buenos Aires –que
nunca adhirió al Sistema– los ciudadanos bonaerenses que carecen de obra social no son titulares de
este derecho. Actualmente son 20 las Provincias que han adherido a esta Ley Nacional. Esto deja en
evidencia que el Sistema único es la creación de un consenso sobre los itinerarios posibles, lo que
configura un espacio-tiempo rígido, pero tal consenso no es para todos los ciudadanos con discapacidad.
La sola portación del certificado no habilitaría los accesos que promete.
Existen consensos en el análisis de la política pública desde 2003 en adelante, que el Estado argentino
había recuperado su capacidad de conducción de los procesos macroeconómicos, y que ha logrado
incluir el enfoque de derechos en el diseño de todas las políticas.
Al mismo tiempo, se identifica que el sector salud es el que menos transformaciones ha generado,
sosteniendo un diseño mercantilizado que sostuvo un esquema de transferencias de ingresos
similar al de la década anterior.
En el período 2003 a 2015 se han generado avances en materia legislativa, sobre todo desde 2008
cuando Argentina adhiere a la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad. Esto generó
atravesamientos de discursos asociados a los derechos en los programas específicos, en las normativas
de cada organización… Otro de los avances en esos 12 años fue la Asignación Universal por Hijo con
Discapacidad, la que permitió generar cobertura de seguridad social a todos los niños, niñas, jóvenes
y adultos con discapacidad, más allá de cuál sea la situación laboral de los padres. Es decir, los hijos de
los trabajadores empleados o desempleados tienen acceso a una transferencia mensual de ingresos. Esto
colocó en un pie de igualdad a todos los niños.
Desde 2003, se amplió sustancialmente la cobertura de pensiones no contributivas nacionales, las
que hasta ese momento solo se generaban cuando quedaba una pensión vacante… El crecimiento de las
pensiones otorgadas ha sido del 250% en el período de referencia.
La percepción de las pensiones va integrada a la cobertura en salud, con el Programa Incluir Salud, es
decir un Sistema de Aseguramiento Público que garantizaría el acceso a los servicios de salud a todos
los perceptores de estas pensiones. No obstante, de las entrevistas a los colegas, surge con claridad que
“Incluir Salud” (ex Profe) no logra dar la cobertura con la equidad que promulga en sus normas…
Algunas de estas cuestiones están asociadas a la falta de financiamiento y otras a la burocratización para
concretar el acceso. Esta situación nos lleva a pensar en clave de accesibilidad
Otro aspecto a destacar es la reglamentación de la Ley N° 26.657 Derecho a la Protección de la Salud
Mental, que instala un nuevo ideario en torno a las formas asistenciales, las estrategias profesionales y
los derechos de los sujetos que son incluidos en este campo.
Otro avance significativo ha sido en materia comunicacional, sobre todo desde la sanción de la Ley N°
26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, en el que instala criterios de accesibilidad.
La configuración de las políticas, el diseño de la agenda pública hace que sea controversial ratificar que
la globalidad del proyecto político kirchnerista haya sido de avances. Lo que es innegable, es la
instalación de un discurso progresista dispuesto a batallar contra miradas de la caridad o
liberales.
Simultáneamente a estas estrategias de ampliación de ciudadanía en torno a la acción estatal, se sostiene
paradojalmente la reproducción de un estado de cosas relacionado a la producción de servicios
mercantilizados, por lo que surgió la necesidad de referenciar el Sistema Interamericano sobre igualdad,
no discriminación y derechos de las personas con discapacidad.
Ahora bien, Argentina presenta un doloroso retroceso enmascarado de cambio. A partir del año 2016,
momento en que se produjo un cambio gubernamental. Que avanza fuertemente por sobre los derechos
de las personas en situación de discapacidad. Entre las medidas que han tomado están:
–Supresión de las pensiones no contributivas.
–Interrupción de entrega de las notebooks del programa Conectar Igualdad, que dotaba de computadoras
personales a los estudiantes de escuelas de Educación Especial.
–Incremento de servicios públicos, dificultando el acceso a “tarifas sociales”.
–Incremento del transporte público.
Esta multiplicidad de decisiones gubernamentales ponen en riesgo los procesos de reproducción social
de las personas en situación de discapacidad y la inscripción de sus necesidades en la agenda estatal.
En el actual contexto, “en la era macrista” podemos identificar una matriz de intervención estatal que
prioriza:
–La lógica de la protección focalizada por sobre la idea de seguridad social.
–La intensificación de los requerimientos para el acceso, lo que a todas luces produce barreras nuevas
y profundizadas.
–Los procesos de intervención profesional se complejizan en la medida que la red de seguridad social
se hace laxa y desprotege.
–La complejidad de la intervención toma rostros de sufrimiento popular, desgaste profesional e
incremento de la injusticia social (Gabrinetti y Danel, 2017: 7).
Estos antecedentes, del caso argentino, se presentan para visualizar la necesidad de construir narrativas
situadas, con datos de la historia de nuestros pueblos, de nuestros colectivos. No existió una única
temporalidad en la configuración de los modelos de trato social en discapacidad, y los mismos fueron
tramados con las temporalidades del modo de producción capitalista, de los modelos estatales y de las
disputas que encararon los propios colectivos.

A MODO DE COROLARIO.
señalamos que es imposible desanudar los procesos de configuración del Estado nación en su búsqueda
homogeneizante con las respuestas que –ese Estado incipiente– producía a aquellos que hoy
denominamos personas con discapacidad. Lo que anuda la respuesta a la discapacidad y la
configuración de un Estado que necesitaba consolidarse es la producción de una biologización de los
cuerpos y sus funciones, sumado a la producción de capacitismo.
La forma corporal sumada a la valorización para el trabajo serán dos ejes parteaguas en la
producción de la política de discapacidad. Racialización y capacitismo toman formas diferenciales
en distintos momentos históricos, pero operan como poleas de transmisión de la configuración de
política de discapacidad en Argentina.
Quijano (2011) plantea que la colonialidad del saber y del poder, enraizada en la invención de la raza
convirtió al cuerpo en una naturaleza por civilizar, reprimir, domesticar, y agregaremos rehabilitar, re-
funcionalizar.
Al unir el capitalismo al trabajo y a la raza, como la razón iluminista evidencia una forma de pensar y
vivir las relaciones raciales, de género y cognitivas vinculadas a la banalización del cuerpo, inherente a
estrategias para controlar el racismo producido por la modernidad colonial/racial (Antonacci, 2016:
509).
Las conexiones intercategoriales –racialización y capacitismo– necesariamente deben ponerse en
diálogo con las expresiones de heterogeneidad constitutivas de la categoría discapacidad. Estos
encuentros intercategoriales, interseccionales, posibilitan narrar las contradicciones, las paradojas que
supone producir políticas de discapacidad que no operen como discapacitantes ni se liberalicen
despreocupándose de las condiciones de reproducción de algunos colectivos.

- PERSPECTIVAS EN DISCAPACIDAD.
Perspectivas o tendencias en el campo de la discapacidad:

● Perspectiva TRADICIONAL o de la PRESCINDENCIA (Siglo XVII-XIX):


La discapacidad es sinónimo de expresión del mal o castigo divino.
Nominaciones: Frágil, anormal, incapaz, inútil, carga para la sociedad y la familia.

● Perspectiva REHABILITADORA (Siglo XX):


La discapacidad obedece a causas individuales y médicas, por ello la persona debe ser rehabilitada a
través de múltiples “tratamientos” de modo que pueda ejercer normalmente su función en la sociedad.
Nominaciones: enfermo, retrasado, deficiente, impedido, discapacitado.

● Perspectiva SOCIAL (Siglo XX-XXI):


La discapacidad es resultado de la interacción de las limitaciones en la actividad y restricciones a la
participación de una persona a partir de un estado o condición de salud en interacción con el contexto.
Tomó como central la noción de “diferencia” y evidenció procesos de marginación, exclusión y
opresión.
Nominación: persona con discapacidad, persona en situación de discapacidad, diversidad funcional.
“nada sobre nosotros sin nosotros”.
CRITICAS a la perspectiva y/o modelo SOCIAL: los autores críticos hacen hincapié en que esta
perspectiva reedita la dicotomía entre lo fisiológico y lo social.

● Perspectiva SOCIO-POLÍTICA:
Ubica que la discapacidad es una “ficción” que se construye en el marco de relaciones sociales de
desigualdad.
Consideran a la discapacidad como una producción social y cultural.
Esta mirada spone la ruptura con la idea de “déficit”.
Claves conceptuales:
- Matriz Colonial-Capacitista.
- Ideología de la Normalidad.
- Corporalidades Alternantes-Alteridad.
- Interseccionalidad.
- Autonomía-Interdependencia.
Desde esta perspectiva se critican las concepciones que “miran” a la discapacidad como:
- tragedia personal.
- desviación social.
- variedad que enriquece al conjunto.

De lo macro a lo micro.
- Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (2006) Naciones Unidas
- Ley Nacional N° 26378/2008
MARCO LEGAL NACIONAL.
1. LEY N° 22431/81 crea el Sistema de protección integral de los discapacitados. Decreto
reglamentario 498/1983. Para asegurar atención médica, educación y seguridad social de los
discapacitados. (Perspectiva Rehabilitadora)
2. LEY N° 24901/97 crea el Sistema de Prestaciones Básicas en habilitación y rehabilitación
integral a favor de las personas con discapacidad. Decreto reglamentario 1193/1998. Esta ley
complementa la anterior, no la deroga. Contempla acciones de Prevención, Asistencia,
Promoción y Protección con el objetivo de brindarles a las PCD cobertura a sus necesidades y
requerimientos.
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL.
- LEY No 26994 CAPACIDAD JURÍDICA de las PCD (Art. 12 de la Convención) “Toda
persona goza de la aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar
o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados”
(Art. 22 del CCyC)

Repensando las intervenciones en el campo de la discapacidad.


Responsabilidades y agencia de los/as profesionales en este campo de intervención.
¿Qué hacemos cuando intervenimos? NOS ENCONTRAMOS CON OTROS/AS
Nos movemos de lo singular a lo general y volvemos a ver lo singular con una comprensión más
profunda... y volvemos a empezar.
Nos movemos en tres dimensiones que le dan sentido a nuestras estrategias de intervención:
- DIMENSIÓN TEÓRICO-METODOLÓGICA
- DIMENSIÓN TÉCNICO- OPERATIVA
- DIMENSIÓN ÉTICO-POLÍTICA

EL “OTRO/A” COMO SUJETO DE DERECHOS (ABRAMOVICH) “Implica un cambio en la


manera de vincularse y en la forma en que son concebidos los ciudadanos. Se deja de percibir a las
personas solo con necesidades que deben ser asistidas (por ser diferentes), y se las concibe como
sujetos con derecho a demandar ciertas prestaciones y acciones por parte del Estado”.

VEJEZ

- Gonzales, Carmen (2017): “La intervención social en el campo


gerontológico”.
Se propone reflexionar sobre la implicancia de dicha práctica gerontológica, explicitar
posicionamientos teóricos y proponer algunas líneas de intervención significativas.
Se contextualiza la vejez y el envejecimiento como un proceso de construcción social, que puede ser
mirado en sus dimensiones micro y macro-social. Se caracteriza el proceso de envejecimiento
poblacional y sus principales tendencias demográficas.
Posteriormente, se analiza el paradigma de derechos y su repercusión en el campo gerontológico. Se
destaca la importancia de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos
Humanos de las Personas Mayores.
Finalmente, se plantean avances y retrocesos desde la perspectiva de derechos y marcos normativos
vigentes en el actual contexto socio-político y los desafíos que se presentan para la intervención
profesional a partir de la instauración neoliberal.

Introducción.
El presente trabajo está basado en la práctica profesional de intervención en el campo gerontológico,
entendiendo al mismo como un espacio multidimensional e interdisciplinario, en el cual el aporte del
Trabajo Social es nodal.
En un primer apartado se aborda el fenómeno del envejecimiento en dos dimensiones que ayudan a su
comprensión: 1) la dimensión micro-social, en cuanto se trata de la vejez y el proceso de
envejecimiento como una construcción social y etapa del ciclo vital; 2) la dimensión macro-
estructural, referida al análisis demográfico. A partir de este encuadre, se proponen algunas líneas de
intervención consideradas relevantes en el quehacer profesional.
En un segundo momento, se propone reflexionar desde qué posicionamientos se interviene
profesionalmente. En este sentido, adquiere importancia el Paradigma de Derechos, como marco
epistemológico y teórico desde el cual se pretende intervenir. En esta dirección se destacan los aportes
al campo gerontológico de dicho paradigma, a nivel internacional y regional.
Posteriormente, se analizan dimensiones teóricas que se desprenden del marco normativo, tomando
como eje principal la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las
Personas Mayores y su vinculación con la intervención social.
Finalmente, se analizan avances y retrocesos en relación al Programa de Inclusión Previsional y la
nueva Ley de reparación histórica (Ley 27260) promulgada en junio de 2016.

El abordaje gerontológico.
Tiene su razón de ser, en cuanto campo de intervención, a partir del abordaje de las temáticas
relacionadas con la vejez como etapa del ciclo vital y el proceso de envejecimiento en su
dimensión micro y macro estructural.
Lo micro-social hace referencia al proceso de envejecimiento como fenómeno individual, irreversible
y heterogéneo por el que atraviesan los sujetos que cursan la última etapa del ciclo vital, identificándose
al grupo etario de 60 años y más… No obstante, es de considerar que el criterio de edad es sólo a los
fines convencionales, ya que el proceso de envejecimiento es una construcción social, determinado por
múltiples factores, entre ellos el contexto social, la posición de clase y género, las trayectorias sociales
y laborales de los sujetos en cuestión.
Por otra parte, el nivel macro estructural nos remite al creciente proceso de envejecimiento
poblacional, tanto a nivel mundial como regional y dentro de ello… Cabe aclarar que se considera que
un país tiene una estructura poblacional envejecida cuando el porcentaje de personas de 60 años y más
es del 7% o más. (Roque y Fassio, 2012).
La Encuesta Nacional sobre Calidad de Vida de Adultos Mayores (2012) define el envejecimiento
poblacional como los cambios que se producen en la estructura por edades en dicha población,
caracterizado por el aumento del peso relativo de las personas en edades avanzadas y la disminución
del peso relativo de los más jóvenes. Es decir, los cambios en la estructura de la población están
relacionados con el proceso de transición demográfica, la cual refiere a los cambios que se van dando
en una sociedad a partir de la reducción en las tasas de fecundidad, disminución de las tasas de
mortalidad y aumento de la esperanza de vida. Y en algunos casos, el impacto de las migraciones, puede
contribuir al efecto de rejuvenecer o envejecer dicha estructura.
De acuerdo a lo expresado anteriormente, surge preguntarse ¿cuáles son las principales tendencias
demográficas que se observan en este grupo etario? Se destacan fundamentalmente tres aspectos:
1. El “envejecimiento del envejecimiento”, que implica el aumento y crecimiento relativo del grupo
etario de 80 años y más.
2. La “feminización del envejecimiento”, fenómeno que se observa a medida que aumenta la edad,
la mayor presencia de mujeres. No obstante, el hecho que las mujeres vivan más años no implica
que vivan mejor, llegan a más viejas pero con mayor grado de deterioro en su estado de salud y
grado de dependencia.
3. La constitución de hogares. La cual es analizada a partir de tres categorías:
a) los hogares unipersonales, representan el 20.7%, correspondiendo mayoritariamente a la
población más envejecida;
b) los hogares unigeneracionales, constituyen el 31%, cuya característica principal es la
prevalencia de jefatura masculina y tendencia a concentrarse preferentemente en las edades más
avanzadas (al igual que la categoría anterior); y
c) los hogares multigeneracionales, que corresponden al 48.3 % restante. En éstos prevalecen, del
mismo modo que en el grupo anterior, las jefaturas de tipo masculina y se concentran
mayoritariamente en el grupo de 60-74 años. (ENCAVIAM, 2012).
En este escenario la Gerontología como campo de actuación comienza a tener mayor preponderancia
a partir de la segunda mitad de siglo XX. Su enfoque tiende al estudio de la vejez y el envejecimiento
desde una perspectiva integral, con un enfoque multidimensional.
De este modo:
“La gerontología analiza el proceso de envejecimiento en todas sus dimensiones: biológica, psíquica,
económica, política, educativa y social. Se trata del estudio de la vejez desde un enfoque
interdisciplinario, siendo su propósito conocer el proceso de envejecimiento y la práctica profesional
que permita mejorar la calidad de vida de los adultos mayores”. (Piña Morán 2006:4).
Dentro de este campo de intervención, el Trabajo Social realiza su aporte disciplinario en sus diferentes
niveles de abordaje (abarcando lo familiar, grupal, comunitario-territorial y organizacional) y
desplegando múltiples estrategias, tales como la intersectorialidad, la promoción de derechos, la
participación de los propios adultos mayores en diferentes espacios sociales, así como la articulación
con actores sociales y trabajo con redes sociales y comunitarias, entre otras.
Es de destacar que la intervención gerontológica implica, en primer lugar, el reconocimiento y el
trabajo conjunto con los propios sujetos (adultos mayores), lo cual tiende a promover la participación y
empoderamiento de los mismos mediante el fortalecimiento de espacios de representación social y
política en las organizaciones propias del sector.
En segundo término, adquieren relevancia otros actores que intervienen en este campo, tales como los
equipos profesionales, el personal de las organizaciones y los actores políticos.

¿Desde qué posicionamientos teóricos pretendemos intervenir?


Piña Morán afirma que toda intervención está atravesada por un enfoque epistemológico, teórico y
metodológico. (Piña Moran, 2002).
Avanzando en esta perspectiva, el paradigma que sustenta este enfoque gerontológico es el de los
derechos humanos, reconociendo a las personas mayores como sujetos de derechos y no meros
“objetos” o “beneficiarios”.
El paradigma de derechos en el campo de la gerontología se fue consolidando en las últimas décadas.
El primer antecedente significativo a nivel internacional fue la 1° Asamblea sobre envejecimiento
realizada en Viena en 1982, en la cual, si bien se comienza a tratar la temática y se lleva a la agenda
pública, se situaba al tema del envejecimiento como una cuestión del orden de la vida privada de las
personas y no una cuestión de Estado.
Será a partir de la 2° Asamblea Mundial sobre Envejecimiento del año 2002, desarrollada en Madrid
que la temática comienza a tomar mayor protagonismo en la agenda pública.
Posteriormente, a partir de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos
de las Personas Mayores, aprobada en junio de 2015, se produce un significativo avance en la
consolidación de este paradigma, dado su carácter vinculante. Es importante destacar que la
perspectiva de derechos implica reconocer el goce de los mismos para todos los adultos mayores
como enfoque superador al modelo asilar y de medicalización del envejecimiento.
De este modo, lo desarrollado en la Carta de Derechos de las Personas Mayores afirma el nuevo
paradigma a tener en cuenta en la intervención, destacando que las personas que residen en una
institución tienen derecho a:
● Que se respete su libertad, su dignidad, su privacidad y sus costumbres.
● Que se favorezca su autonomía.
● Que se promueva su integración social (con el resto de los residentes, con el personal técnico-
profesional, su familia y la comunidad local).
● Que se garantice la libertad de conciencia, pensamiento y culto.
● Que se respeten sus derechos sobre sus pertenencias individuales.
● Que se le permita la libre circulación dentro de la institución.
● Que se fomenten y mantengan sus redes socio-familiares a través de visitas, recepción y envío de
correspondencia, comunicaciones telefónicas o por cualquier otro medio que favorezca su habitual
contacto con el exterior.
● Que se realice el cuidado de su imagen personal.
● Que se permita flexibilidad respecto de horarios que hagan al cumplimiento de sus costumbres
cotidianas (desayuno, almuerzo, merienda y cena, entre otras).
● Que se les motive a participar en el diseño y planificación de las actividades que los involucran.
● Que se les respete el lugar de residencia como su propio hogar”. (Roqué 2011: 19 y 20).
Desde la misma perspectiva, el paradigma de derechos requiere de nuevos abordajes tendientes a
deconstruir mitos y prejuicios sobre la vejez y el envejecimiento y otorga a las personas mayores un
protagonismo y fortalecimiento de su autodeterminación.

El enfoque de derecho: Principales dimensiones teóricas.


El enfoque de derecho trasciende la dimensión individual del envejecimiento incluyendo los derechos
sociales de las personas de edad sobre la base de un modelo de gestión estatal de protección de los
mismos.
A continuación se destacan las principales dimensiones teóricas del paradigma de derechos, a tener
en cuenta en la práctica profesional con las personas mayores. Entre ellas se identifican:
● La noción de autonomía en tanto derecho fundamental de las personas; el consentimiento del
adulto mayor es un derecho básico, muchas veces vulnerado.
● El acceso a un sistema de cuidados progresivos, entendiendo como tal un cuerpo de
dispositivos de acuerdo a la necesidad y estado de dependencia. Vale aclarar, que en cualquier
instancia o dispositivo (Centros de Día, Sistema de Cuidadores Domiciliarios, Residencias de
Larga Estadía), la atención debe estar centrada en la persona y en el respeto de los derechos
humanos.
● La perspectiva de género y la diversidad sexual.
● El derecho a la participación del adulto mayor en sus propias organizaciones y en otros
espacios de la sociedad civil. Lo cual es fundamental a tener en cuenta en las prácticas de
intervención.
● Derecho al buen trato en todas sus dimensiones, emocional, físico, económico-patrimonial.

Avances y retrocesos desde la perspectiva de derechos.


De acuerdo a lo anterior, según el modelo macro-político del que se trate, será la política pública y los
marcos normativos que se desarrollen… en este apartado se hace foco en dos aspectos que tuvieron
gran impacto en la población adulta mayor: la cobertura previsional y el acceso a la obra social.
El Programa de Inclusión Previsional incorporó al sistema a una gran masa de personas mayores que
históricamente habían sufrido la exclusión del sistema formal de empleo… La implementación de esta
política inclusiva achicó la brecha social que existía anteriormente entre los adultos mayores, con y sin
cobertura previsional y de obra social.
La cobertura previsional trajo aparejada la inclusión de los adultos mayores a la obra social PAMI y su
repercusión en el plano de la salud, dado por el acceso a programas basados en la estrategia de Atención
Primaria de la Salud y la cobertura gratuita de medicamentos esenciales, entre otras prestaciones.
La política previsional estuvo sostenida por otras medidas tales como: la estatización de las AFJP que
implicó poner fin al sistema de capitalización basado en la lógica individualista y la organización de un
nuevo Sistema Estatal de Reparto de Jubilaciones y Pensiones, basado en la lógica de la solidaridad
social y el incremento del Fondo de Garantías de Sustentabilidad durante el período 2003-2015. Avance
que se logró a partir de políticas y marcos regulatorios que promovieron la asignación de fondos y
recursos.
De este modo, en Argentina, a partir del proyecto neo-desarrollista 2003-2015 del Estado, (García
Delgado y Gradin, 2016), la temática del envejecimiento tomó nuevo protagonismo e importancia, en
consonancia con los lineamientos internacionales. Fundamentalmente, a partir de la promulgación de
la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores,
en cuyo impulso, reiteramos, Argentina tuvo un papel protagónico.
Desde el punto de vista profesional, la cobertura universal de este derecho previsional modificó el tipo
de intervención para el trabajador social. Dicha intervención pasó de una práctica centrada en la
atención de demandas históricas, de tipo asistencial, de los adultos mayores en situación de vulneración
social y excluidos del sistema previsional, a nuevas demandas. En este nuevo escenario la
intervención de los trabajadores sociales estuvo orientada a acciones de promoción de derechos y
de fortalecimiento de espacios de participación social, facilitando el desarrollo de estrategias
comunitarias de articulación intersectorial en los territorios.
Este avance en las políticas públicas, se modifica rotundamente a partir de fines de 2015, con el cambio
de gobierno y la asunción al poder de la Alianza Cambiemos. Se instaura una nueva reforma estructural
del Estado, planteada por García Delgado y Gradin (2016), como la tercera reforma de corte neoliberal,
identificando al actual momento como la etapa del “neoliberalismo tardío”.
A partir de esta instauración se produce una ruptura con el proyecto neo-desarrollista 2003- 2015 y su
política orientada al fortalecimiento y ampliación del mercado interno como motor para sostener el
desarrollo y las políticas inclusivas. Se produce así un viraje y un retroceso en las políticas públicas
basadas en el paradigma de derecho. Un claro ejemplo es la nueva Ley Previsional, llamada de
“Reparación Histórica”, sancionada en junio de 2016, que deja atrás a la inclusión previsional. (García
Delgado y Gradin, 2016).
Al respecto, Fernández Pastor (2017), refiere que el cambio de gobierno en Argentina, en diciembre de
2015 trajo aparejado un cambio en el paradigma de “inclusión” para pasar al de “exclusión” y la Ley
27.260 de Reparación Histórica es un claro ejemplo de ello, dado que este nuevo marco normativo
recorta y restringe derechos.
Reafirmando que la intervención impone un análisis del contexto socio-político y de los modos en como
el mismo afecta a los propios sujetos con los que se interviene, desconocer el contexto macro-político
o pretender mantenerse al margen del mismo no es posible, no se interviene desde la abstracción de la
realidad y no se la transforma si no se la conoce.
Por último, se advierte que este proceso de ruptura y retroceso está en pleno desarrollo.

Desafíos del actual contexto.


En primer lugar, ...es necesario conocer el contexto para generar alternativas y diseño de estrategias de
acción colectiva que fortalezcan espacios de participación social y reivindicación de derechos.
Asimismo, es necesario considerar las tendencias demográficas, destacando tanto el proceso de
feminización del envejecimiento, el crecimiento relativo del grupo de 75 años y más y la presencia de
hogares unipersonales y unigeneracionales, como los grupos más vulnerables a considerar en las
intervenciones y que requieren de nuevas respuestas.
En el mismo sentido, reconocer en la Convención ya citada un marco normativo de carácter vinculante
para la defensa de los derechos ante situaciones de vulneración de los mismos.
Además, promover la instalación de la temática gerontológica en el espacio público, propiciando la
deconstrucción de prejuicios e imágenes estereotipadas sobre la vejez y el proceso de envejecimiento
es otro de los desafíos.
Por último, cabe señalar que la necesidad de fortalecer espacios intersectoriales entre diferentes actores
sociales para consolidar experiencias y prácticas profesionales y el sostenimiento y/o creación de
espacios de formación y capacitación a los diversos actores del campo gerontológico, es otro de los
desafíos.

- Marzioni, Sofía (2019): “CIUDADANÍA, CUESTIÓN SOCIAL Y VEJEZ,


ABORDAJES TEÓRICOS E INDAGACIONES EMPÍRICAS”.
En el presente artículo procuramos reconstruir el “estado del arte” de las investigaciones sociales que,
atendiendo al caso argentino, cruzaron los temas de la ciudadanía, las políticas sociales y el
envejecimiento, examinando la tensión entre la ciudadanía y la cuestión social en la vejez.
El artículo se compone por tres partes. En la primera, antes de adentrarnos en la tarea de reconstrucción
del estado del arte, a modo de introducción, contextualizamos el surgimiento y desarrollo de las
investigaciones científicas sobre el envejecimiento y, en particular, de la gerontología social en
Argentina.
En la segunda, nos dedicamos ya concretamente a las investigaciones de nuestro interés, las ordenamos
y reseñamos, observando sus abordajes teóricos y metodológicos y sus principales resultados. En la
tercera, realizamos algunos comentarios de cierre, dirigidos fundamentalmente a la identificación de las
áreas de vacancia en este campo de investigación.

Introducción.
El interés por el envejecimiento se ha producido a lo largo de toda la historia de la humanidad y en
diferentes civilizaciones, aunque no siempre con carácter científico.
Existe cierto consenso en situar los inicios de la investigación científica sobre el envejecimiento en la
obra de Francis Bacon, “History of Life and Death” (1613). Reconocido por ser uno de los pioneros en
el pensamiento científico moderno, Bacon planteó que la vida humana podría prolongarse en la medida
en que mejorasen las condiciones de higiene, médicas y sociales.
En la propuesta de Carbajo Vélez (2008), se distinguen tres grandes momentos históricos en la
investigación científica sobre el envejecimiento. A saber: el primero, denominado “fase de arranque”
(1), se caracterizó por el surgimiento de la Geriatría durante el siglo XIX y las investigaciones de
orientación médica, que consideraron los aspectos del declive biológico de las personas mayores. El
segundo, denominado “fase de desarrollo” (2), estuvo signado por la aparición de la Gerontología
durante el siglo XX y las investigaciones médicas sobre las causas y condiciones del envejecimiento y
los cambios de comportamiento en la vejez. El tercero, igualmente en el siglo XX, se distinguió por el
surgimiento de la Psico-gerontología y las investigaciones psicológicas sobre la vejez.
En el ámbito de la teoría social,... Según Díaz Tendero Bollain (2011), las primeras teorías surgieron
desde la psicología social, hacia los años 1960, fundamentadas en el envejecimiento individual. Éstas
propusieron explicaciones “adaptativas”, centradas en la capacidad de interacción del individuo con el
medio social. Dentro de esta generación, se situaron la “teoría de la desvinculación o el desapego”, la
“teoría de la actividad”, la “teoría de la continuidad”, entre otras.
Una segunda generación de teorías, provenientes de la sociología funcionalista y de corte macro o
estructuralistas, analizaron el impacto de la organización social sobre el envejecimiento y las cohortes
envejecidas. Fueron representantes de esta generación, por ejemplo, la “teoría de la modernización” y
la “teoría de la estratificación etárea”.
Ya en las décadas de 1980 y 1990, surgió una tercera generación que vinculó las dos teorías anteriores,
en línea con el auge de la integración en la sociología. En este grupo, se ubicaron la “teoría del ciclo
vital”, la “teoría del construccionismo social” y la “teoría de la economía política del envejecimiento”,
entre las más importantes.
A partir de 1945, se abrió un período de expansión institucional de la gerontología... A partir de los
años 60’, se celebraron las primeras conferencias nacionales e internacionales sobre la vejez… Así, los
organismos internacionales y, en especial, las Naciones Unidas han venido impulsado los estudios en
el campo… Se trata de producciones que describen los procesos de envejecimiento en los países de la
región, con tendencias prospectivas. Se sitúan en el enfoque de derechos y analizan la institucionalidad
y las políticas públicas en la materia (Acosta González, Picaso Risso y Perrota González, 2018).
En las últimas décadas, la investigación sobre el envejecimiento se convirtió en uno de los campos de
mayor interés para la academia. Sin embargo, la mayoría de los trabajos contemplan aspectos
relacionados con la biología, la medicina y la psicología, siendo las ciencias sociales las de menor
presencia en el campo (Fundación CSCS, 2016). Por otra parte, hay quienes sostienen que los
desarrollos recientes se explican por la presión que el grupo social de personas mayores ejerce en tanto
segmento demandante de servicios y políticas sociales específicas y, a la vez, potencialmente influyente
desde el punto de vista político y electoral. Por ende, en términos generales, las investigaciones se
habrían dirigido más a una búsqueda de conocimiento pragmático para resolver los emergentes del
envejecimiento poblacional, que al desarrollo de una teoría explicativa (Pérez Ortiz, 1997).
Ahora bien, ¿cuál fue el lugar de las ciencias sociales argentinas en este devenir? Las primeras
investigaciones en gerontología social se remontan a fines de la década de 1960. La mayoría de las
contribuciones pioneras provinieron de la sociología y el trabajo social. Gastrón (2011) relata el
desarrollo de la gerontología social en clave histórica. De acuerdo con la autora.. (1) entre los años 1948
y 1971, la gerontología se encontraba “en gestación”. Comenzaba a atisbarse entre los profesionales
sociales la preocupación por el envejecimiento, al calor del reconocimiento de los Derechos de la
Ancianidad y su presentación ante la ONU.
(2) Hacia el año 1971 y hasta el golpe de Estado del 76, la gerontología argentina atravesó su etapa
“contestataria”... El contexto era el de la “reconceptualización” en el trabajo social y el auge en la
sociología de teorías basadas en el conflicto… La idea de “interdisciplina” se hacía lugar de la mano de
algunas personalidades de la psicología y la psiquiatría que insistían en la necesidad de que los
profesionales de distintos campos se vinculasen… en 1974, se creó el Centro de Estudios
Gerontológicos de Buenos Aires, el cual, aunque sin ser una institución formal ni contar con sede propia,
logró convertirse en un centro de formación para el trabajo en equipo y cuestionó la hegemonía médica.
(3) Durante los años de la dictadura, el desarrollo de la gerontología fue “latente”. Muchos de los que
se habían dedicado al envejecimiento en organismos oficiales tuvieron que renunciar. Además, la
formación académica y la investigación fueron obturadas y desfinanciadas. Fue la época de la
“universidad de las catacumbas”... Ya en 1982, tuvo lugar el primer curso para la formación de equipos
en Carcarañá, cerca de la ciudad de Rosario. Ese mismo año se fundó AIGGRA, que dominó la escena
interdisciplinaria al “interior” del país. Progresivamente, Rosario se volvió sede de cursos y seminarios
de especialidad. En paralelo, se crearon las primeras revistas específicas en la temática,
(4) A partir de 1983, fue posible el despliegue de la gerontología “democrática” y “académica”... En
el año 1984, se fundó en la Universidad Nacional de Entre Ríos el Departamento de Mediana y Tercera
Edad, dando lugar a un ensayo inédito en el país, en contacto con instituciones de otros países de las
denominadas “escuelas y universidades para la tercera edad”. Entre 1985 y 1987, se abrió la “Cátedra
de Psicología de la Tercera Edad y Vejez” en la Facultad de Psicología y el “Seminario Envejecimiento
y Sociedad” en la Facultad de Ciencias Sociales, ambas de la Universidad de Buenos Aires; también se
incorporó la asignatura “Gerontología Social” en la carrera de trabajo social en Luján. Estas fueron
pioneras en la formación de grado profesional en gerontología social. En cuanto al nivel de posgrado,
la primera experiencia fue la Maestría en Gerontología de Universidad de Córdoba. A partir de los años
80’, el CONICET comenzó a financia proyectos a profesionales en formación y el inicio de carreras de
investigación afines.
Actualizando la descripción de Gastrón, podemos señalar que en los últimos años la gerontología se
consolidó como disciplina en la Argentina.
La nota distintiva de nuestro tiempo es el surgimiento de nuevas miradas, ligadas a posturas políticas y
epistemológicas que enfatizan la condición de las personas mayores como sujeto de derechos y los
aspectos positivos y potencialidades del envejecer, ya sea a nivel individual o colectivo. A este
desarrollo suele aludirse,.. un “nuevo paradigma” sobre el envejecimiento.

Desarrollo.
Observamos que las indagaciones de nuestro interés, a pesar de estar sustentadas en diferentes enfoques
teóricos y abordajes metodológicos, convergieron en una de tres aproximaciones al problema, que van
desde: el estudio de las políticas públicas orientadas a la protección social de las personas mayores (1),
hasta el de la condición de ciudadanía como plexo de derechos y deberes y de los derechos humanos en
la vejez (3), pasando por el de las condiciones y modos de vida de los mayores y sus familias en
diferentes contextos (2). Además, notamos cierta cronología en la trayectoria recién descrita.
Proponemos, entonces, una revisión de las mismas ordenándolas en tres grandes grupos.

1. Las investigaciones sobre políticas sociales de vejez.


Un primer grupo de investigaciones abordó la tensión entre la ciudadanía y la cuestión social, poniendo
la lupa en las acciones que diseña e implementa el Estado en pos de garantizar la protección social de
las personas mayores. Podemos reconocer antecedentes de este tipo de trabajos ya hacia la década de
1980… Suele predominar una visión negativa y alarmista del envejecimiento, que interpreta el
incremento de la cantidad de personas mayores como una “carga social”. Por ende, su preocupación
central remite a cómo lograr la optimización de los recursos y/o alcanzar la racionalización de su
gestión. Pero, de acuerdo con lo que venimos sosteniendo, atendemos aquí a aquellas investigaciones
que superaron esta visión y contemplaron la discusión sobre la ciudadanía. Coexisten dentro de este
conjunto, diferentes tipos de estudios: sectoriales, comparados y en perspectiva histórica.

2. Las investigaciones sobre condiciones y modos de vida de las personas mayores.


Un segundo grupo de investigaciones abordó el problema de la ciudadanía y la cuestión social en la
vejez a partir de la consideración de las condiciones y modos de vida de las personas mayores y sus
familias en diferentes contextos. Éstas se inauguraron hacia la década de 1990, en relación a la
preocupación por el crecimiento de la pobreza… Dentro de este grupo, encontramos tanto trabajos
cualitativos, que indagaron en profundidad sobre un caso concreto; como también, trabajos
cuantitativos, que buscaron explicaciones más generales.

3. Investigaciones sobre la ciudadanía y los derechos humanos de las personas mayores.


Por último, un tercer grupo de investigaciones pusieron en el centro la condición de ciudadanía y de
sujetos de derechos de las personas mayores. En general, se trata de investigaciones recientes (años
2000 en adelante), que reconocen un marco de orientación general en el derecho constitucional y en el
derecho internacional. De aquí que, en su mayoría, se encuentran permeadas por las concepciones y
recomendaciones de los organismos internacionales sobre el ejercicio de la ciudadanía en la vejez,
siendo hegemónico el ideal del “envejecimiento activo”. Así, un punto en común de este conjunto de
trabajos es que enfatizan la necesidad de empoderamiento y la importancia de la participación social y
política de las personas mayores.

Comentarios de cierre.
En este artículo intentamos una reconstrucción del estado del arte de las investigaciones sociales que
examinaron la tensión entre la ciudadanía y la cuestión social en la vejez para el caso argentino. A la
vez, propusimos una forma de ordenarlas, puesto que identificamos tres grandes aproximaciones al
problema de nuestro interés y una aparente cronología en su devenir.... No concebimos esta forma de
ordenar las investigaciones en cuestión como la única posible, ya que como todo intento de
sistematización conlleva cierta arbitrariedad.
Son muchos los desafíos a futuro. Si bien la aproximación desde el estudio de las políticas públicas al
problema de la ciudadanía y la cuestión social en la vejez es la que posee más recorrido en cantidad de
años, aún son pocas las investigaciones que superan la visión que caracterizamos como negativa,
alarmista, del envejecimiento y dejan de lado la lectura económica de la intervención social del Estado,
centrada en sus costos y sostenibilidad. En su lugar, podrían aportarse nuevos abordajes enfocados en
el proceso de producción de las políticas públicas, atentos a las dinámicas relacionales entre los
diferentes actores del sistema político, las pujas de intereses y los dilemas a los que éstos se enfrentan;
como así también, descripciones densas, sobre el funcionamiento real del Estado y la incidencia de sus
políticas sobre las condiciones y modos de vida de las personas mayores. Por otra parte, entre las
investigaciones que van más allá de lo económico, la mayoría analiza las políticas sociales de vejez a
nivel nacional y gran parte de ellas las reduce a las políticas previsionales. Es así que, se descuida el
análisis de las acciones que llevan adelante otros niveles del Estado, en un contexto en donde la
producción y distribución del bienestar social de la ciudadanía compete más que nunca antes a los
gobiernos locales. También, se olvidan otras posibles acciones, diferentes a las de previsión social pero
igualmente importantes como las de cuidado, accesibilidad, ocio y participación, para mencionar
algunas.
En relación al segundo grupo, notamos que son escasas las indagaciones sobre las condiciones y modos
de vida de las personas mayores en el “interior” del país y en contextos rurales o rururbanos. Además,
entre los estudios que proponen un abordaje cualitativo de estas cuestiones, sería interesante contar con
aproximaciones que ponderen la voz de las personas mayores, dando mayor lugar en el análisis a las
cuestiones simbólicas y a sus subjetividades. Por otro lado, no encontramos trabajos que expresen una
intención de comprender la situación de la totalidad de la población en edad avanzada, sino que los
existentes centran la atención en los sectores sociales más vulnerables. Sin pretensiones de quitarle
mérito a estos ejercicios, que son necesarios para conocer y comprender la situación de los más
postergados de nuestra sociedad, sobre todo en momentos de alta criticidad social, como fue el de los
90’ o es el actual, sostenemos que sería oportuno indagar también en la situación de otros sectores
sociales. Sobre todo teniendo presente que, dada la amplia desigualdad social, no existe una forma única
de envejecer (Gastrón, Oddone y Lynch, 2011). En este sentido, estas investigaciones podrían
brindarnos un panorama más claro de las “vejeces” en nuestro país y, tal vez, los casos de
envejecimiento “exitoso”, servir al diseño de estrategias de acción que mejoren la situación de quienes
se encuentran en desventaja.
Por último, respecto del tercer grupo, conformado por investigaciones más recientes, queda por explotar
la aproximación que complemente la interpretación jurídica sobre la ciudadanía -aquella que la
caracteriza como un plexo de derechos y deberes igualitarios y universales- analizando cómo éstos se
concretan en la realidad de la vida cotidiana de las personas mayores. Algo similar sucede con la idea
del envejecimiento activo. Es un concepto técnico, con fuerte contenido instituyente en términos
imaginarios y políticos, que promueve la adhesión a un modelo de envejecimiento en donde la posición
de las personas mayores sea “proactiva” (Yuni, 2011). Sin dudas supera a las concepciones previas,
pero debe evitarse el planteo simplificador de una “madurez dorada”, cuando este escenario es accesible
para unos pocos; más bien, la realidad de las personas mayores es multiforme y desigual (Subirats,
2016). Si la investigación social se aleja de las lecturas normativas, puede contribuir a indagar estas
diferentes realidades y descubrir los constreñimientos económicos, sociales, culturales que obstaculizan
el logro de esta meta. Finalmente, también en relación a este tercer grupo es necesario sumar esfuerzos
dedicados al estudio de lo que acontece en el “interior” del país o en los niveles locales.

Módulo 4: Migraciones y Derechos.


- Begala, Silvana (2012): “Migrantes en Argentina. Inclusión diferencial y
ciudadanías jerarquizadas”.
Introducción:
La consagración legal de la migración como derecho humano, operada en el sistema jurídico argentino
tiene casi una década de efectivización y convive con el reconocimiento diferencial de derechos entre
las personas nacidas en el territorio argentino y las que nacieron en el territorio de otro Estado nación.
Más allá de las generosas equiparaciones entre nacionales y extranjeros que realiza la Constitución
Nacional (CN), las normas de menor rango estructuran ciudadanías jerarquizadas entre las personas. El
centro de nuestra reflexión son estas ciudadanías diferenciales que surgen del sistema jurídico.
Más allá de la pretensión de neutralidad de las normas y de su finalidad ordenadora ellas sirven para
poner de manifiesto objetivos políticos no siempre explicitados. En este sentido las normas que
reconocen o restringen derechos usando las categorías de nacionalidad o la de origen de la
nacionalidad…, lo que Domenech (2011), describe como el pensamiento de Estado vinculado a la
migración.
El pensamiento de Estado puede comprenderse como una forma de pensamiento (que involucra acción)
producida por el Estado de manera relacional con otros actores sociales y políticos e interiorizada como
visión dominante o hegemónica, a través de la cual se establecen como legítimos determinados
principios de visión y división del mundo social.
La realidad donde el Estado y la movilidad de las personas se encuentran es una realidad trasnacional,...
involucra actores que lo trascienden y que lo “acompañan” en la configuración de las condiciones del
ejercicio de ciudadanía en su territorio. Las influencias le llegan del ámbito transnacional desde el
contenido prescriptivo del discurso de los Derechos Humanos (ddhh) y desde los condicionamientos
que se le crean por la existencia de un régimen global de gestión de las migraciones guiada por la lógica
del capitalismo (Ver Domenech 2011 y Mezzadra, 2012: 168).

Estado nación y migración.


definición de migración brindada por Sayad (2008:101):
“(L)a inmigración es la presencia en el seno del orden nacional (i.e. en la nación, en lo “nacional”)
de los “no-nacionales” (i.e. extranjeros, “nacionales” de otra nación y de otra nacionalidad, de otro
orden nacional) —por simetría, la emigración es la ausencia fuera del orden nacional (i.e. fuera de
la nación, primero, y segundo, tarde o temprano, fuera de la nacionalidad) de los “nacionales”, lo
que implica que ella es la presencia de los “nacionales” en otro orden nacional (en una nación y en
el seno de una nacionalidad extranjeras)—; el inmigrante es el “no-nacional” (el extranjero, por
lo tanto el “nacional” de otro orden nacional, de una nación y, hasta nuevo aviso, de una
nacionalidad extranjera) presente en el orden nacional (i.e. en la nación, en lo “nacional”) y,
simétricamente, el emigrante es el “nacional” ausente del orden nacional (i.e. de la nación, de lo
“nacional”) lo que implica que está presente en otro orden nacional (en una nación y en el seno de
una nacionalidad extranjeras)”.
Cómo el Estado define al extranjero y el lugar social que le otorga, habla de cómo el Estado se piensa
a sí mismo en vinculación con el territorio y muestra con claridad que el poder de clasificar y discriminar
es parte de su naturaleza (Gil Araujo, 2009: 15).
En el proceso actual de globalización, los Estados constituyen sólo uno de los centros del poder
transnacional junto a otras instituciones de poder que obran a través de las fronteras estatales. La
perspectiva trasnacional rechaza la identidad entre la sociedad y el Estado y critica al nacionalismo
metodológico y epistemológico dominante que tiende a aceptar al Estado nación y a sus fronteras como
un elemento dado en el análisis social (Levitt y Glick Schiller, 2009: 65-66).
Esta influencia del contexto trasnacional se pone en evidencia cuando aparece la tensión entre la
valorización de la movilidad, como proveedora de mano de obra cuando ésta es necesaria, y la
contención de la movilidad cuando la mano de obra comienza a ser excedente. Tensión que se resuelve
según Mezzadra (2012:164) mediante el “control” de las migraciones, desde las políticas nacionales.

Creación de ciudadanías diferenciadas como forma de control.


Como afirma Mezzadra (2012:171) en la actualidad la gestión de los regímenes migratorios no pasa por
la exclusión, sino por un tipo de inclusión diferencial que genera ciudadanías jerarquizadas.
El régimen global de gestión de las migraciones regula los movimientos de las personas hacia y desde
los territorios de los estados , funcionando como un componente del manejo del régimen trasnacional.
Este régimen, según Hindess, opera en dos sentidos; primero dividiendo a la humanidad en porciones
formadas por los ciudadanos de cada Estado nacional, y segundo, responsabilizando a cada Estado por
sus asuntos internos otorgándoles el monopolio en el control de la movilidad legítima.

El Derecho Internacional.
A nivel internacional los instrumentos normativos, por un lado reconocen con claridad el derecho de
libertad de movimiento a través de las fronteras en numerosos compromisos internacionales, y por otro
no conciben con igual explicitación el derecho humano a migrar, ni elaboran un concepto jurídico
genérico de migrante (Cenicacelaya, 2004:65). No hay normas que obliguen a los Estados a permitir el
ingreso y la permanencia de las personas, ni que los comprometan a otorgar la residencia o la ciudadanía
a extranjeros.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la ausencia de reconocimiento explícito de la
aplicabilidad de tales derechos a los extranjeros y la ausencia de la palabra «ciudadano» hace que la
distinción entre los derechos de los extranjeros y ciudadanos sea vaga, lo cual genera una interpretación
considerablemente laxa (Gosh, 2008:40). Más claramente el Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales habilita a discriminar a los no nacionales... No obstante el conflicto
ideológico y político latente entre el derecho humano a migrar y la soberanía de los Estados para legislar
sobre el reconocimiento de derechos, también puede ser detectado con facilidad en la Convención de la
Organización de las Naciones Unidas para la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores
Inmigrantes y Miembros de sus Familias, adoptada por la Asamblea General de la ONU de 1990.
En este sentido los Estados son responsables de sus ciudadanos y respecto de quienes no lo son su
responsabilidad es limitada y discrecional.
Es este margen de discrecionalidad, habilitado por el orden internacional, el que el Estado pone al
servicio de la gestión trasnacional de las migraciones.

El derecho argentino.
A fines del año 2003 y como fruto de la acción de varios agentes sociales y políticos se deroga la
llamada Ley Videla N° 22.43914 y se la remplaza por la Ley N° 25.871 que a pesar de ya contar con
nueve años de vigencia se la sigue llamando Nueva ley de migraciones y esto por la novedad que
pretendió incorporar a la política migratoria argentina al plantear un cambio desde la retórica de la
exclusión (Domenech, 2009:21) que caracterizaba a los períodos anteriores a la retórica de la inclusión
basada en la perspectiva de los DDHH, la ciudadanía comunitaria y el pluralismo cultural.
Si bien en lo formal esta ley “significa el restablecimiento de la compatibilidad legal con la directiva
constitucional” (Zaffaroni, 2004:45), este restablecimiento no se vio completado en lo formal hasta
2010, año en que el Poder Ejecutivo sancionó el Decreto N° 616/2010 que reglamenta la ley.
En lo formal, muchos autores celebran lo que se muestra como un cambio de paradigma, que pasa de
la consideración de la migración como amenaza a la seguridad nacional, con importantes restricciones
a los derechos en función de la situación migratoria y amplia discrecionalidad de las autoridades
migratorias, a un paradigma centrado en la lógica de los ddhh… ; no obstante sigue considerando al
migrante como quien puede contribuir al desarrollo económico y social del país (art. 3 inc. h) y como
quien puede (y debe) ser integrado a la sociedad argentina, dando varios indicios de la continuidad de
la tendencia asimilacionista presente desde los inicios de la conformación del Estado argentino… Así
considerada, la integración no es la consecuencia del principio igualitario y su expresión el goce y
garantía de derechos en la sociedad receptora —agencia principal de esa integración—; sino que es
vista (o sigue siendo vista) como una obligación del migrante como condición para su no marginación
y como garantía de no discriminación.

Ciudadanías jerarquizadas.
Si bien la Ley N° 25.871… usa el término inmigrante, éste no se diferencia del extranjero en general,
el inmigrante es el “extranjero que desee establecerse definitiva, temporaria o transitoriamente en el
país”. No obstante para poder observar el pensamiento de Estado, en cuanto a la construcción de la
legitimación de la presencia del extranjero, hay que mirar más allá de esta norma y ver de qué manera
ella se relaciona con otras normas y cómo juntas construyen distintos grados de ciudadanía. La primera
observación que surge del análisis es que tanto la categoría nacional como la de extranjero no son
homogéneas internamente.

Nacionales.
La categoría de nacional argentino plantea a su interior una jerarquía de acuerdo a cuál sea el origen de
la nacionalidad. La jerarquía se configura en función de los derechos diferenciales que se les reconoce
o limitan a cada categoría. Así en el mejor lugar,,, encontramos al argentino nativo que es el único
titular de la ciudadanía plena. Luego está el argentino por opción, ciudadanía sobre vínculo de sangre,
que tiene padres argentinos. Los terceros son los ciudadanos por naturalización. La ley llama
argentinos sólo a quienes tienen un vínculo natural con el Estado nación (con el territorio o con la
“sangre”)y ciudadanos por naturalización a quienes optan por la nacionalidad argentina pero no pueden
acreditar esos vínculos.
Quienes no han nacido en el territorio argentino tienen una ciudadanía de menor intensidad que los
nacidos en el territorio a pesar de no ser jurídicamente extranjeros. Si bien la limitación en la mayoría
de los casos es mínima, violenta el principio de igualdad y discrimina en función del origen de la
nacionalidad.
No obstante hay dos casos de prestaciones de carácter “alimentario” que no resisten el análisis en la
lógica de los criterios de la nacionalidad… El más radical es la privación del beneficio de la AUH para
Protección Social a niños argentinos nativos fundado en la situación de irregularidad migratoria de sus
padres. Y el segundo se refiere a la necesidad de acreditar 5 años de ejercicio de la ciudadanía para los
casos de pensiones por vejez e invalidez para los argentinos naturalizados.

Extranjeros.
El art. 20 de la CN reconoce a los extranjeros todos los derechos civiles del ciudadano, y les da la
posibilidad de adoptar la nacionalidad argentina, aunque la situación del mantenimiento de su
nacionalidad no altera el ejercicio de sus derechos civiles, sociales y económicos, no obstante hay una
importante diferencia en el reconocimiento de derechos con los nacionales argentinos. En primer lugar
a nivel nacional se les impide el ejercicio de los derechos políticos, no obstante la legislación
infraconstitucional puede otorgárselos.
También están excluidos de poder incorporarse a muchos cargos públicos y tienen límite para integrar
ciertos organismos y para la compra de inmuebles rurales.

Regulares/irregulares.
Dentro de los extranjeros en cuanto al reconocimiento de derechos podemos encontrar una primera
jerarquización vinculada a la situación de residencia, en relación a esto los extranjeros pueden ser
regulares o irregulares.
Si bien la nueva Ley de Migraciones (Ley No 25.871) pretende excluir a los residentes irregulares como
categoría migratoria, los convierte en categoría al concederles o negarles derechos. Así los trata como
categoría cuando reconoce derechos a los migrantes cualquiera sea su situación de residencia (arts
7,8,56,57 y 58) o cuando inlcuye en sus objetivos integradores solo a inmigrantes que residan de forma
legal (art 3 inc. h) o les impide a quienes no tienen su residencia regularizada la posibilidad de trabajar
o de recibir alojamiento (arts 53 y 55).
Otra jerarquía creada por las normas es la que surge de la habilitación para el ejercicio de derechos a
los residentes permanentes en desmedro de los temporales y obviamente de los irregulares. Como
ejemplo podemos mencionar los límites para la recepción de órganos, ya que para aspirar a la
posibilidad de ser receptor de órganos cadavéricos hay que ser residente permanente y para órganos de
dadores vivos hay que tener residencia temporal o transitoria por razones de tratamiento médico.
A quienes están irregulares se les limita su inclusión en algunos planes sociales.

Irregulares por desnaturalización de la residencia/ irregulares por ingreso (Clandestinos).


Esta subclasificación de los migrantes irregulares se genera según que el origen de la irregularidad esté
en el ingreso o en la permanencia.
La permanencia irregular se configura cuando el extranjero admitido como residente temporal o
transitorio no abandona el país al vencimiento del plazo o desnaturaliza los motivos por los que fue
admitido. Y el ingreso es irregular y coloca al migrante en la condición de clandestino cuando ingresa
al territorio del país por lugares no habilitados por la DNM. El clandestino está en peores condiciones
que el migrante irregular porque está privado de la posibilidad de regularizar su residencia y son pasibles
de exclusión (art. 29 inc. i y art. 37).
La exigencia de la tarjeta de entrada cómo única forma de acreditar el ingreso legal al territorio nacional,
coloca en la categoría de clandestino a un gran número de migrantes de países limítrofes que no
necesariamente ingresaron de manera fraudulenta. La presentación de la tarjeta de entrada al país
debidamente intervenida por la autoridad migratoria como prueba del ingreso legal es cuestionable
desde el punto de vista constitucional… La única forma de purgar la clandestinidad es saliendo y
volviendo a entrar por lugares habilitados.
También es cierto que hay normas que no distinguen entre nacionales y extranjeros y hacen explícita la
equiparación entre unos y otros; y que luego de la sanción de la Ley No 25.871 existe jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia Nacional (CSJN) que ha dejado sin efectos muchas de las discriminaciones
que enunciamos aquí en los casos concretos en los que ha intervenido… Esta jurisprudencia de la CSJn
no hace más que confrimar la ilegitimadad de la discriminación a la vez que manifiesta el carácter no
monolítico del Estado y la polifonía de sus discursos, lo qe complejiza la identifiación de la política
migratoria y la caracterización del pensamiento de Estado respecto a los migrantes.

También podría gustarte