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De esta definición se sigue que este instituto supone la concurrencia de dos elementos
diversos: uno material y uno normativo. El primero dice relación con la naturaleza de los bienes
que pueden ser afectados y el segundo con la existencia de una sentencia judicial que
reconozca la calidad señalada.
1. ELEMENTO MATERIAL
Los bienes familiares son de naturaleza inmueble (uno) y de naturaleza mueble (unidad
de cosas que integran el ajuar de una casa habitación). Respecto de una misma familia, no
puede afectarse más que un inmueble (el que le sirva de residencia principal), y una
universalidad de muebles unidos por un destino común (estar dedicados a las necesidades
domésticas del hogar). Lo que interesa destacar es el hecho de que entre todos ellos hay una
relación unitaria, en función de la misma destinación (el inmueble y los muebles que lo
guarnecen se hallan integrados sobre la base del mismo objetivo, cual es servir las necesidades
domésticas del grupo familiar).
2. ELEMENTO NORMATIVO
Para que el bien familiar tenga carácter de tal, es necesario que concurra un elemento
normativo, que, a su vez, puede operar o temporal o permanentemente. Ocurrirá lo primero
(afectación temporal) cuando este rango lo atribuya la ley, como consecuencia de la simple
presentación de la demanda. El artículo 141 inciso tercero establece que, "con todo, la sola
interposición de la demanda transformará provisionalmente en familiar el bien de que se trate".
De suerte que la propia ley, con fines cautelares, ha establecido la provisionalidad de la calidad
de bien familiar, sin más requisito que demandarlo judicialmente. Ocurrirá lo segundo
(afectación permanente) cuando la declaración respectiva sea hecha por el juez en
procedimiento ordinario (establecido en la Ley de Tribunales de Familia), según dispone el
inciso segundo del artículo 141: "El juez citará a los interesados a la audiencia preparatoria. Si
no se dedujese oposición, el juez resolverá en la misma audiencia. En caso contrario, o si el
juez considerase que faltan antecedentes para resolver, citará a la audiencia de juicio”.
¿Desde cuándo el bien debe ser considerado familiar, respecto del cónyuge y de los terceros?
A. Gormaz R.
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El artículo 141 inciso 3 señala: " En su primera resolución el juez dispondrá que se anote
al margen de la inscripción respectiva la precedente circunstancia. El Conservador practicará la
subinscripción con el sólo mérito del decreto que, de oficio, le notificará el tribunal.
Para los efectos previstos en este artículo, los cónyuges gozarán de privilegio de
pobreza".
De lo anterior se desprende que este efecto sólo será oponible a terceros desde que se
practique la subinscripción de que trata la misma norma, puesto que, con antelación, no puede
alegarse dicha calidad, que alcanzará a todo acto o contrato relativo a este bien pudiendo
privarlo de validez. Por otra parte, respecto del cónyuge, la calidad de "familiar" de los bienes le
será plenamente oponible a partir de la inscripción mencionada o de la notificación de la
demanda.
CONCEPTO DE FAMILIA
Por consiguiente, el artículo 141 está referido al inmueble que sirve de residencia
principal a un grupo de personas en la que se hallarán todas o algunas de las indicadas
precedentemente.
A. Gormaz R.
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“La circunstancia que el hijo que vive con la actora ya sea mayor de edad no obsta a que
el bien inmueble, de propiedad del otro cónyuge, se declare bien familiar puesto que el
legislador no ha exigido la existencia de hijos menores para tales efectos, ni de hijos de
cualquier edad”.
CARACTERÍSCAS
2. Los bienes sobre que recae la afectación (inmueble y muebles que lo guarnecen)
pueden pertenecer a cualquiera de los cónyuges o ser comunes de ambos.
3. La afectación, como dijimos, puede ser legal, en cuyo caso será temporal y se extenderá
durante la secuela del juicio a partir de la interposición (no la notificación) de la
demanda; la afectación permanente es judicial y emana de una sentencia judicial
ejecutoriada.
4. La afectación impide ejecutar los actos señalados e el artículo 142, esto es, no podrá
enajenarse o gravarse voluntariamente, ni prometerse gravar o enajenar los bienes
familiares sin que concurra la voluntad de ambos cónyuges. Lo propio, agrega la ley,
regirá para la celebración de contratos que concedan derechos personales de uso o de
goce sobre algún bien familiar.
5. La declaración de que trata el artículo 141 sólo puede hacerse a solicitud de uno de los
cónyuges.
6. La desafectación de los bienes debe ser declarada por el juez o acordarse por los
cónyuges.
7. El juez puede suplir la autorización del otro cónyuge, cuando éste se encuentre
imposibilitado de manifestar su voluntad o cuando su negativa no se funde en el interés
de la familia.
8. Extinguido el matrimonio- sea por muerte de uno de los cónyuges o por declaración de
nulidad o de divorcio- debe pedirse la desafectación de los bienes por el cónyuge
propietario o por los causahabientes del cónyuge fallecido.
10. Los bienes familiares pueden constituirse, durante el matrimonio, en usufructo, uso o
habitación a favor del cónyuge no propietario; pero la constitución de estos derechos no
perjudicará a los acreedores que el cónyuge propietario tenía a la fecha de su
constitución ni aprovechará a los acreedores que el cónyuge no propietario tuviere en
cualquier momento.
11. Adolece de nulidad cualquier estipulación que contravenga el párrafo 2° del Título VI del
Libro I del Código Civil, lo cual implica que se trata de una institución de orden público.
A. Gormaz R.
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1. Debe interponerse demanda ante el tribunal de familia respectivo por parte del cónyuge
no propietario, en contra del cónyuge propietario, individualizándose los bienes
corporales (inmueble y muebles que guarnecen el hogar).
4. El solicitante sólo está obligado a probar que el inmueble de que se trata es de dominio
del otro cónyuge o común de ambos cónyuges, que éste sirve de residencia principal a
la familia, y que los muebles que lo guarnecen constituyen el ajuar del hogar.
6. Acogida la demanda, aun cuando la ley no lo dice, deberá tomarse nota de ella al
margen de la inscripción de dominio del inmueble.
Estos son los trámites que se siguen para declarar familiares los bienes corporales a que
se refiere el artículo 141.
Puede la voluntad del cónyuge no propietario ser suplida por el juez en los siguientes
casos:
A. Gormaz R.
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El juez ante quien se solicita la autorización referida resolverá previa audiencia a la que
será citado el cónyuge en caso de negativa de éste (artículo 144).
La ley establece dos reglas en relación a los efectos que la declaración de bienes
familiares provoca en los terceros acreedores del cónyuge propietario o de ambos en su caso.
2. Tratándose de un juicio ejecutivo, la ley dispone expresamente que "cada vez que en
virtud de una acción ejecutiva deducida por un tercero acreedor, se disponga el embargo de
algún bien familiar de propiedad del cónyuge deudor, el juez dispondrá (que) se notifique
personalmente el mandamiento correspondiente al cónyuge no propietario. Esta notificación no
afectará los derechos y acciones del cónyuge no propietario sobre dichos bienes". Lo anterior,
se explica en razón de que en los procedimientos ejecutivos el beneficio de excusión también
debe alegarse como excepción.
La desafectación de los bienes familiares corporales puede producirse por dos vías
distintas: por acuerdo de los cónyuges y por sentencia judicial.
a) A petición del cónyuge propietario fundado en que uno o más bienes familiares "no están
actualmente destinados a los fines que indica el artículo 141". La ley impone la prueba al que
alega la desafectación, conforme a las reglas generales (artículo 145 inciso segundo).
b) Si muere uno de los cónyuges, los causahabientes del cónyuge propietario puede pedir
la desafectación. Aunque la ley no lo dice, este derecho le corresponde a cualquiera de los
herederos, atendido el derecho que a éstos confiere el artículo 2305 en relación al artículo 2081
del Código Civil. Lo propio puede decirse del legatario de especie o cuerpo cierto, ya que en él
se radicará el dominio del bien.
c) Cuando el matrimonio ha sido declarado nulo, el cónyuge propietario nulo deberá pedir
la desafectación. En caso de que el bien familiar sea común, podrá pedirlo cualquiera de ellos.
A. Gormaz R.
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Estas hipótesis están recogidas en el artículo 145 incisos segundo y tercero, que somete
esta pretensión a los mismos trámites requeridos para la afectación, remitiéndonos a lo
dispuesto en el inciso segundo del artículo 141.
1. El artículo 141 inciso final expresa que "el cónyuge que hiciere fraudulentamente la
declaración a que se refiere este artículo, deberá indemnizar los perjuicios causados".
Desde luego, digamos que no existe de por medio "declaración" alguna, sino la presentación de
una demanda, en la cual se atribuye a los bienes que se pretende declarar familiares las
funciones que se señalan en el inciso primero de la misma disposición. Si esta demanda se
funda en hechos falsos alegados a sabiendas, el cónyuge deberá responder civilmente ante el
otro cónyuge y los terceros perjudicados. Esta disposición es consecuencia, según algunos, de
la circunstancia de que por la sola presentación de la demanda surge un derecho cautelar y los
bienes demandados quedan provisionalmente afectados como bienes familiares.
2. El artículo 143 inciso segundo dispone que "los adquirentes de derechos sobre un
inmueble que es bien familiar, estarán de mala fe a los efectos de las obligaciones
restitutorias que la declaración de nulidad origine". Desde ya, cabe señalar que se trata de
una presunción de derecho, por la forma imperativa en que ella está expresada. Por otra parte,
la misma se funda en la subinscripción que se practica al iniciarse el juicio respectivo. En
consecuencia, si el acto de enajenación, gravamen o promesa de una u otra cosa se ejecuta
antes de que esta subinscripción se practique, la presunción no surtirá efecto, y el tercero no
será alcanzado por la nulidad, puesto que le será inoponible la declaración provisional de
afectación que conlleva la sola presentación de la demanda. La presunción indicada, por
consiguiente, altera la regla general contenida en el artículo 707 y configura una de las
excepciones que allí se anuncian, y tiene una enorme importancia para los efectos de las
prestaciones mutuas de que trata el párrafo cuarto del Título XII del Libro I del Código Civil.
Tratándose de bienes muebles, la mala fe del adquirente deberá acreditarse conforme a
las reglas generales, sin perjuicio de presumirse a partir de la subinscripción de que trata el
artículo 141 inciso tercero.
Los bienes familiares que son afectados pueden ser corporales o incorporales, según
dispone el artículo 146.
La afectación de estos derechos y acciones queda limitada únicamente, a los que los
cónyuges tengan en bienes inmuebles, quedando excluidos los muebles. La ley expresa a este
respecto que "lo previsto en este párrafo se aplica a los derechos o acciones que los
cónyuges tengan en sociedades propietarias de un inmueble que sea residencia principal
de la familia". Se ha pretendido con ello evitar que los bienes raíces de que son dueñas
sociedades pertenecientes o en que tienen interés los cónyuges, queden al margen de esta
normativa, situación explicable si se tiene en consideración que muchos inmuebles familiares
aparecen, por las más diversas razones, en el patrimonio de una sociedad en que tienen
derechos en que tienen derechos uno o ambos cónyuges.
La ley omitió toda referencia a la situación de los bienes raíces que pertenecen a uno de
los cónyuges en comunidad con terceros. ¿En qué situación quedan estos derechos? Se
estima que ellos no pueden afectarse, puesto que la ley los ha dejado marginados de toda
regulación. Por otra parte, hay que recordar que en este caso, al operar la partición y con ello el
efecto declarativo de las adjudicaciones (artículo 1344), podría burlarse la afectación, salvo
sacrificando estos principios, lo que ha debido parecer exagerado al legislador. Como quiera
que se intente forzar el sentido de la ley, los derechos en comunidades con terceros no pueden
quedar sujetos a la declaración de bienes familiares, ya que el artículo 141 se refiere "al
A. Gormaz R.
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Esta normativa no distingue de qué tipo de sociedad debe tratarse, razón por la cual
quedan comprendidas todas ellas, cualquiera que sea su naturaleza.
La afectación de los derechos y acciones referidos se realiza por voluntad unilateral del
cónyuge no titular de los mismos. El artículo 146 inciso tercero expresa que "la afectación de
derechos se hará por declaración de cualquiera de los cónyuges contenida en escritura
pública". Cabe señalar que esta disposición rompe la orientación general de la ley, al prescindir,
en esta hipótesis, de la intervención de los tribunales de justicia y entregar a la voluntad
soberana de uno de los cónyuges la determinación. Con todo, no puede olvidarse que rige en
esta materia lo previsto en el artículo 141 inciso final, que le impone responsabilidad al cónyuge
que hace esta declaración fraudulentamente. La afectación analizada es solemne, puesto que
ella debe ser hecha, para que surta efectos, en escritura pública. Además, la ley establece
requisitos de publicidad, lo que lleva a pensar que esta declaración será inoponible al otro
cónyuge y a terceros en caso de que estas formalidades no se cumplan.
EFECTOS DE LA AFECTACIÓN
Los efectos que se siguen de la afectación están referidos en el inciso segundo del
artículo 146, que dice "producida la afectación de derechos o acciones, se requerirá asimismo
la voluntad de ambos cónyuges para realizar cualquier acto como socio o accionista de la
sociedad respectiva, que tenga relación con el bien familiar".
De la disposición transcrita se sigue que los efectos de esta afectación son de dos
clases:
1. Efecto general. El cónyuge propietario no puede disponer de las acciones o derechos
sin que concurra la voluntad del otro cónyuge (artículo 142). Por lo tanto, no podrá enajenar las
acciones, gravarlas o prometer lo uno o lo otro sin la concurrencia o autorización del otro
cónyuge.
A. Gormaz R.
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administrador distinto del cónyuge afectado para celebrar actos de esta naturaleza. Esta
hipótesis no implica una crítica al sistema, ya que la intención de la ley más bien parece
encaminada a regular lo que ocurre en aquellas sociedades "familiares" en que uno o ambos
cónyuges detentan gran parte o la totalidad del interés social.
Aun cuando la ley nada dice al respecto, es indudable que para los efectos de la
desafectación se aplican las mismas reglas antes analizadas respecto de la desafectación de
bienes familiares corporales. En consecuencia, deberá ocurrirse ante el tribunal competente, en
juicio ordinario ante los tribunales de familia, e invocarse alguna de las causales antes
analizadas.
El artículo que comentamos contiene un inciso segundo que dispone que "la declaración
judicial a que se refiere el inciso anterior servirá como título para todos los efectos legales"
Finalmente, el inciso tercero agrega que "la constitución de los mencionados derechos
sobre bienes familiares no perjudicará a los acreedores que el cónyuge propietario tenía a la
fecha de su constitución, ni aprovechará a los acreedores que el cónyuge no propietario tuviere
en cualquier momento".
Esta atribución de derechos, como la llama la ley N° 19.335 en su artículo 23, tiene
características especiales:
1. Se constituyen por sentencia judicial, al igual que en el caso del artículo 11 de la Ley
N°14.908.
2. La resolución judicial determina el plazo dentro del cual se extinguirá, lo cual no obsta a
que, por tratarse de un derecho de usufructo, uso o habitación, éste se extinga antes por
la muerte del usufructuario, usuario o habitador.
A. Gormaz R.
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5. Los bienes sobre que se constituyen estos derechos no pierden su calidad de bienes
familiares.
6. Estos derechos son inoponibles a los acreedores que el cónyuge propietario tenía al
momento de su constitución y no aprovechan de manera alguna a los acreedores del
usufructuario, usuario o habitador.
8. Estos derechos tienen un carácter alimenticio, sea respecto del cónyuge titular o de los
hijos comunes.
10. Se rigen por las reglas generales, pero preferentemente por lo previsto en la Ley
N°14.908, atendida su naturaleza alimenticia.
11. Estos derechos se extinguen por la llegada del plazo establecido en la sentencia y por
las causales consignadas en los artículos 806, 807 y 809 del Código Civil.
A. Gormaz R.