Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El chico que hace unos mil días cobraba el salario mínimo como
empacador de un supermercado de Puerto Rico y soñaba con ser locutor
de radio mientras estudiaba Comunicación Audiovisual, ha dominado de
todos los modos posibles 2019 y el verdadero tiro en el pie reside en no
interesarse en averiguar quién está detrás del llamado Conejo Malo Y,
aunque hay varios personajes clave para entender un fenómeno que hace
mucho que representa la realidad de la industria musical, él es, sin duda, el
mejor ejemplo para entender la realidad del género. Para esta
entrevista, Bad Bunny es el mejor protagonista. El mundo está
reflexionando sobre la masculinidad actual y, para bien o para
mal, te has convertido en sujeto de esa discusión. Para ti, ¿qué es
lo que un hombre debe ser hoy en día para ser considerado un
hombre?
Bad Bunny: No hay reglas para la masculinidad . No hay reglas para ser
hombre. No las hay. No hay una que te diga: "Tienes que ser así y sólo así
para ser hombre". Uno elige cómo ser y cómo actuar, qué decisiones tomar,
cómo vestirse… La suma de todo eso es lo que le da personalidad e identidad
a la gente. No los géneros.
B.B.: Siento que ellos me reciben bien. Me tienen respeto y cariño, y yo igual a
ellos.
B.B.: Antes yo pensaba poco en colaborar con alguien. Soy bien estricto con lo
mío, celoso con mis ideas, y muchas de las participaciones que he hecho
siempre son temas míos. Pero, poco a poco, he aprendido a trabajar en
equipo, que es muy importante también, escuchar las ideas de otros. En
cuanto a Balvin, es un negocio [risas] . No, en realidad es uno de los
personajes más importantes en mi carrera. Ha sido un amigo también del que
he aprendido mucho y es familia, es amigo. Al final del día, él hace música por
allá y yo por acá y nunca voy a sentir que es una competencia o algo así.
B.B.: Llevo tres años haciendo esto en serio y antes apuntaba a cosas
corrientes, de barrio, trabajaba al mínimo. No vengo de familia de dinero y
ahora estoy en otro estilo de vida. Y cada vez que llegamos a un lugar fancy,
todo el mundo me ve y notan que no soy de ahí porque sigo siendo un naco.
Entrevista a Bad Bunny: su música y la importancia de J Balvin en su carrera
muestro siempre en mis conciertos, en los que hay una energía en la que se
percibe cómo todo el mundo es bienvenido y aceptado, no se sienten
incómodos, nadie… Ni la comunidad ni los heterosexuales ni nadie. Cuido que
todos puedan pasarla bien y se identifiquen con mis canciones.
GQ: Dices en ‘¿Quién tú eres?’: "Me hice dueño del mundo y no lo
quiero soltar…"
B.B.: Mira, todo el año para mí es 4.20 porque mi gente cercana tiene pasión
por la marihuana, pero yo dejé de fumar ya hace casi un año. Decidí parar, ya
que mi mente no me lo permitía más. Soy una persona que le gusta
demasiado, todo el tiempo estoy creando y perdía un poco el control de mi
mente al hacerlo.
B.B.: No es que me sorprenda esa unión que vimos, pero me pone a pensar lo
impactante que fue participar y dar una opinión en un momento tan crucial
de nuestra historia. El hecho de que hay muchos artistas que, a veces, se
cohíben para expresar su opinión más allá del arte, en un tema de esta
magnitud, me hizo pensar que a mí me toca dar y amplificar una opinión. Me
siento como un ciudadano regular de Puerto Rico… No llevo 15 o 20 años
haciendo esto y teniendo dinero. Yo hace tres años estaba trabajando de
empacador con salario mínimo y soy un puertorriqueño de calle. Toda mi
gente está unida por una razón y, si yo no me uniera a ellos, no habría estado
bien conmigo mismo. No podía ir por el mundo pensando en mi música y en
mi bienestar.
B.B.: Odio la política. Cuando te dije que en Puerto Rico se habla más de sexo
que de política, mentí. Allá se habla de política siempre, pero de una manera
enfermiza, y mi generación creció huyendo de ella, cosa que está mal, pero es
como si fuera una mala experiencia la política en mi país. Por eso, pienso que
los chiquitos no creen en eso.
B.B.: ¡Guau! A mí se me olvida que pasó todo eso. Uno va tan rápido que no te
da tiempo de pensar en ello. Cada cosa que ocurre año a año no me lo espero,
de verdad, de corazón.