Sócrates.

No escribió ninguna obra, todo lo que de él se sabe es por sus discípulos Platón y
Jenofonte, Aristipo y Antístenes, quienes a pesar de ser filósofos también en
ocasiones no comprendían la grandeza de las palabras de su maestro.
Nacido en Atenas, hijo de Sofronisco, un escultor y de Fenareta, una comadrona
(Lo que ha dado lugar a alguna comparación entre el oficio de su madre y su
actividad filosófica, pues ayudo con su método, “a dar a luz” a las ideas).
Era de pequeña estatura, vientre prominente, ojos saltones y nariz
exageradamente respingona. Desde muy joven, llamó la atención de los que lo
rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra. Su frase
más celebre es, “Solo sé que no sé nada”.
Estuvo casado con Santippe (Jantipa, para algunos autores), una mujer de
reconocido mal genio, y con la que tuvo tres hijos. Alguien ha pensado que
Sócrates estaba en público no para filosofar, sino para estar alejado de su mujer,
parece que Sócrates era capaz de hacer razonar a todo el mundo, menos a su
mujer.
El método de Sócrates era dialéctico: después de plantear una proposición
analizaba las preguntas y respuestas suscitadas por la misma. Con su método de
enseñanza la mayéutica, lograba que su interlocutor descubriera sus propias
verdades. La mayéutica fue su más grande mérito, método inductivo que le
permitía llevar a sus alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban
por medio de hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento.
Sócrates compartió sabiduría con sus discípulos muchos de los cuales eran
líderes, y quienes en un futuro se convertirían en maestros de otros discípulos que
a su vez continuarían con la labor de hacer una mejor sociedad, un mejor Estado.
Sin embargo, a Sócrates se le consideró enemigo del pueblo, fue condenado a la
pena de muerte en el año 399 a. C. la supuesta causa atraer y adorar nuevos
dioses a Atenas y alejar a la juventud de la democracia, cosas totalmente falsas.
Se ha dicho que ya en juicio y una vez condenado a la pena capital, argumento él
en su defensa que dado que él tenía poca importancia para el estado lo que se le
debía aplicar era el pago de una multa, otra versión dice que el pidió ser
mantenido por el estado, cosa que hizo enojar al jurado y esta vez por mayoría de
votos fue condenado a cumplir con la ejecución de la sentencia mediante el
consumo de la cicuta (veneno extraído de plantas).
Sus últimos días de vida los compartió con sus discípulos, quienes cierta ocasión
le propusieron su fuga de prisión, pero el respetuoso de las leyes de Atenas no
acepto y bebió la copa con veneno para morir.