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Lipovetsky, Gilles - La Era Del Vacio y Del Miedo
Lipovetsky, Gilles - La Era Del Vacio y Del Miedo
Contenido:
• Reseña biográfica de Gilles Lipovetsky2
• Introducción
• Contemporaneidad: Era del vacío, Era del Miedo
• Conceptos de Narciso como Estrategia de Vacío
• Modernismo y Posmodernismo Entre Lipovetsky y
Daniel Bell.
• Posmodernismo según Lipovetsky
Gilles Lipovetsky:
Nació en París en 1944. Filósofo y sociólogo,
profesor de la Universidad de Grenoble. Desde
una tradición filosófica-política posmoderna y
con una perspectiva sociológica, se ha
dedicado desde hace mucho tiempo a
reflexionar acerca de las transformaciones de
las sociedades individualistas contemporáneas.
A estudiado las modas, aspectos frívolos de
nuestros días y la nueva imagen de la mujer,
dentro de una temática más amplia, las
“nuevas formas de subjetividad”, que tienen
como habitad un nuevo momento histórico, que
se diferencia del mundo moderno, teniendo sus
propios sistemas de significado y de
legitimidad. Situando sus estudios
aproximadamente desde los años 70, analiza el
cómo las sociedades, están entrando en un
nuevo estadio, en el que predomina un
individualismo exacerbado al que él denomina
Narcisismo y el Hedonismo como el valor por
1 Guilles Lipovetskky, La Era del Vacío: Ensayos sobre el Individualismo contemporáneo, Ed Agrama, Barcelona, 1985, Pág. 8.
2 Ver http://www.shcp.gob.mx servs/dgpcap/publica/bb0011b.html/ fecha de consulta: Martes 3 de Septiembre de 2002
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excelencia de nuestro tiempo.
• Introducción:
El libro de la Era del Vacío: Ensayos sobre el Individualismo contemporáneo, desde una
perspectiva que prioriza la influencia de la cultura en la sociedad, da un diagnóstico de nuestro
tiempo, identificando y conceptualizando, un nuevo sujeto y una nueva colectividad, determinada
por nuevos valores, como el hedonismo y el narcisismo colectivo.
Además de ésta diagnosis crítica del presente, Lipovetsky establece los antecedentes del
individualismo, fenómeno sin el cual sería impensable el Narcisimo. En este punto el autor realiza
un esfuerzo teórico por definir y diferenciar la Modernidad de la Posmodernidad, estableciendo en
términos cronológicos una ruptura, a partir de la Segunda Guerra Mundial.
El presente artículo, como su título lo indica, pretende presentar una doble cara del libro que se
reseña, por un lado, la visión que Lipovetsky expone de una época: la contemporaneidad, y por otro,
los aportes teóricos de éste autor a lo que puede entenderse por posmodernismo, que no deja de ser
una versión, que puede enriquecer las discusiones sobre las diferenciaciones entre modernidad,
modernismo, posmodernidad y posmodernismo…
Los planteamientos de Lipovetsky, en algunos aspectos son bastante sicológicos para algunos
historiadores, sin embargo, pensando en la producción de un conocimiento transdisciplinar, la Era
del Vacío puede verse como una propuesta de cómo poder historiar el presente, que tiene en cuenta
aspectos sicológicos, culturales, históricos...
Arguyendo el autor que al primero se le acusa, el haber deteriorado los valores éticos y
morales, a los segundos se los imputa el haber excluido a gran parte de la población. Dentro de este
doble proceso se ubicará el análisis de las hipótesis planteadas por este autor, que sin ser
apocalíptico ni prometéico, evidencia la necesidad de crear un nuevo integrador social.
3 http://www.comminit.com/la/lacth/sld-2399.html “Una Sociedad sin alma” por Lipovetsky Fecha de consulta 8 de Junio de 2004.
3
Lipovetsky sostiene que4 "era del vacío” es la "era del miedo", que será “la gran enfermedad del
futuro”, sin ser ésta una posición catastrófica, ya que muestra las dos caras del proceso de
“personalización global”5:
De esta manera Lipovetsky nos presenta el proceso de personalización como engendrado en el final
de la edad moderna, dentro de una alianza de dos lógicas antinómicas, con un retroceso del proceso
disciplinario y el avance del posmodernismo, significando un cambio en el rumbo histórico, de los
objetivos y las modalidades de socialización, con la creación de nuevos dispositivos abiertos y
plurales, con un nuevo sistema de legitimación, basado en el individualismo hedonista y
personalizado, como el motor de una “nueva revolución”, de una segunda etapa del consumista, en
la que reina la indiferencia de las masas, como producto de su democratización, que banaliza la
innovación, que no se cuestiona lo privado como el espacio por excelencia, y en un proceso en el
que con los avances mass- mediáticos saturan de información, en un tiempo que se vive de manera
tan acelerada, que el individuo no alcanza a asimilar el pasado.
Dentro de este contexto el individuo posmoderno, ha abandonado todo interés por los asuntos
sociales y/o nacionales, centrándose en sus preocupaciones personales, todo lo social le parece
banal. Este sujeto establece nuevas relaciones no solo con los demás, sino también con la vivencia
del tiempo, la que se reduce a una sucesión de presentes contingentes y desarticulados de toda
tradición9.
En este sujeto hay una exacerbación de la sensibilidad psi (ego puro) que se expresa en el gran
entusiasmo existente por el conocimiento y la “realización personal”, la sensibilidad política deja
paso a una sensibilidad terapéutica, con una psicologización de la sociedad.
Hay un vaciamiento del Yo, el surgimiento de una “nueva ética hedonista y permisiva”, y una
inversión narcisista del individuo en el cuerpo, pero, afirma Lipovetsky, "el narcisismo se define no
tanto por la explosión libre de las emociones, como por el encierro sobre si mismo."13
Este nuevo sujeto habría desarrollado un Super Yo duro y punitivo, producto del decaimiento de la
sociedad disciplinaria- revolucionaria- convencional, que había prevalecido durante los año
cincuentas, produciéndose una desestabilización de las personalidades, con la sísmica ruptura de la
modernidad, de las sociedades democráticas, universalistas, rigoristas, ideológicas y coercitivas.
Lipovetsky señala que éste nuevo sujeto, que experimenta una constante sensación de vacío, de
malestar difuso que lo invade todo, con cierta incapacidad para sentir los seres y las cosas, sin
embargo no es que viva una enajenación total, simplemente hace parte de una nueva realidad
subjetiva, que se esta adaptando a la nueva realidad de la globalización de la contemporaneidad.
En ese sentido, señala que no es válido juzgarlo desde los tradicionales parámetros modernos. El
narcisismo no surge de un desencanto trágico, ya que de por sí ha abolido lo trágico, el Narcisismo
no obedecería entonces a una alienación, ni sería la respuesta a una crisis del sujeto trascendente,
sino que sería la emergencia de un nuevo tipo de subjetividad. "Más vale la apatía narcisista -
escribe Lipovetsky- un Yo lábil, el único capaz de funcionar
sincronizado con una experimentación sistemática y acelerada”16
“al liquidar las rigideces “intra- determinadas”17 incompatibles
con los sistemas flotantes, el narcisismo apunta a la disolución de
lo “extro- determinado”18”
dependencia se va reduciendo y desplazando hacia la singularidad, no hacia una homogenización y/o universalización, más bien
con pretensiones de originalidad y de exclusividad, de autenticidad dentro de las posibilidades combinatorias y de elección que da el
nuevo consumo dinámico, que produce un margen amplio de sensación de libertad.
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conciencia, al igual que el cuerpo, se convierte en un espacio flotante, deslocalizado, en manos de la
“Movilidad social”19
Los nuevos sujetos surgen dentro de este marco contradictorio, lleno de autoexigencias en las que el
contexto promueve personalidades fragmentadas, con la difusión de valores ambiguos, hombres y
mujeres deben ser meticulosos y productivos en el día en sus trabajos profesionales, para conseguir
los “premios” a su esfuerzo: dinero, prestigio y/ o gloria, y en las noches deben ser a la vez
“juerguistas”, en espacios en los que conviven con música pop a volúmenes ensordecedores, drogas
y alcohol, se busca desinhibir, en el momento en que más o menos “todo está permitido” en medio
de un teatro al estilo cool, cálido y comunicativo. De esta manera el Hedonismo constituye, para
Lipovetsky, “la contradicción cultural del capitalismo”20.
Siendo el espacio cool de ambientes “simpáticos” el más apreciado por esta cultura hedonista, que
en una búsqueda interminable de placeres y emociones fuertes e inmediatas, entre más “calidad de
vida” tiene- menos tiene que trabajar, y que en la medida en que menos trabaja- menos le gusta
hacerlo. En este punto empieza a perfilarse, lo que Lipovetsky identifica como, una amenaza al
capitalismo, desde el interior mismo de sus dinámicas, dentro las que el placer se ha vuelto más que
otro producto de consumo, un estilo de vida.
En esa transformación de
la dimensión intersubjetiva,
visible tanto en la esfera pública
como en la privada, la lucha
por el reconocimiento
disminuye, hasta el punto en que
los individuos son menos
competitivos y más indiferentes
en la medida en que están más
dessubstancializados.
En la búsqueda de sus objetivos, él acepta que tomó como “hilo de Ariadna” la obra de Daniel Bell,
en la que reconoce “tiene como mérito incomparable”24 en su “teoría general del funcionamiento a
la luz del modernismo”.
Sin embargo a la vez Lipovetsky se refiere a la obra de Bell, como un producto con “falta de
construcción,(y) rapidez en la argumentación”, con un “aspecto a veces caótico de sus análisis” lo
que “perjudica las ideas estimulantes, en muchos aspectos impalpables de esta obra”25
Sean cuales sean los puntos débiles que Lipovetsky encuentra en la obra de Bell, le elogia el hecho
de haberse cuestionado el papel de la cultura en relación con la economía, y el haber articulado una
teoría que estableciera correlaciones entre el arte y los diferentes modos de vida en las sociedades a
las que denominó posindustriales.
Es así como Lipovetsky examina las tesis de Bell, asumiendo su posición frente a cada una, por
ejemplo está de acuerdo en que, las vanguardias han perdido su poder creativo y han entrado en
“repeticiones rituales” en las que se limitan a llevar al extremo principios modernistas26, afirmando
que “El callejón sin salida de la vanguardia está en el modernismo”, la negación ha perdido su
poder creativo. También coincide en que los cambios tecnológicos no determinan transformaciones
culturales, por lo tanto el posmodernismo no es un reflejo de la sociedad posindustrial27.
Sin embargo Lipovetsky tiene una concepción más amplia del proceso, oponiéndose a la
aseveración de Daniel Bell de que: “El Consumo [es] el agente por excelencia de un neolibertinaje
desenfrenado e impulsivo”28 contraargumentando que “La sociedad de consumo
no puede reducirse a la estimulación de necesidades y al hedonismo, es
inseparable de la profusión de informaciones, de la cultura mass- mediática de la
solicitud comunicacional. Se consume a elevadas dosis y a modo de flash, los
telediarios, las emisiones médicas, históricas y tecnológicas la música (...) pop,
los consejos turísticos, culinarios o psi, las confesiones privadas, las películas: la
hipertrofia, la aceleración de los mensajes, de la cultura, de la comunicación
están al mismo nivel que la abundancia de mercancías, parte integrante de la
sociedad de consumo. El hedonismo por una parte la información por otra. La
sociedad de consumo es fundamentalmente un sistema de abertura y atención, un medio de
instrucción flexible, “digest” sin duda pero permanente”29.
Con ésta serie de transformaciones, más amplias, Lipovetsky argüye que la atomización o
desocialización del individuo, es mucho más radical que la que pudo llevarse a cabo con la
escolarización del XIX, planteando una “Revolución de lo Cotidiano”, que no sólo descalificó la
ética protestante, sino que desarraigó a los individuos incluso de su tierra natal y desestabilizó la
cotidianidad misma, en la que se limita a administrar el ocio de individuos despersonalizados.
A toda esta serie de cambios que marcan una nueva tendencia, el paralelo “que ha llevado a D. Bell
a hablar de sociedad posindustrial”, como una sociedad fundada sobre el predominio de un saber
teórico en el desarrollo técnico y económico, en el sector de servicios (información, investigación,
enseñanza, salud,..) sobre una clase especializada.
Con relación a este proceso de transformación hay dos conceptos relacionados pero diferentes, que
nos indican otra diferencia entre los dos autores. Los conceptos de Sociedad Posindustrial: esquema
de la nueva estructura socioprofesional, con una nueva economía racionalizada; y Sociedad
Posmoderna: que Bell reduce a cultura y Lipovestky, en cambio, extiende a un nuevo modo de
socialización con una personalización llevada a cabo en todos lo sectores sociales.
En lo referente al campo cultural moderno, Lipovetsky reconoce como gran acierto de D. Bell el
resaltar el papel preponderante que juega el hedonismo, sin embargo, considera como carencia en su
obra, el no haber ido más allá, para analizar las transformaciones que ese valor ha experimentado,
que es lo que Lipovetsky hace a través de su obra, mostrando que “el Hedonismo se personaliza
hasta volverse narsicismo psi”31, ubicando dentro de este proceso de transformación los años
sesenta, como la década “bisagra”, rematándose en estos años el valor hedonista, como lo afirma
Bell, en oposición virulenta del puritanismo a la autoridad, al trabajo alienado a la cultura
pornográfica masificada, con la irrupción psicodélica.
En este panorama dual, ambiguo y extremadamente contradictorio, Lipovetsky plantea la crisis del
sistema democrático, afirmando que “únicamente una acción política dedicada a restringir los
deseos ilimitados, a equilibrar el ámbito privado y público, a reintroducir las obligaciones legales,
(...) como la prohibición de la obscenidad, de la pornografía, de las perversiones es capaz de
reactivar la legitimidad de las instituciones democráticas”. Estando su propuesta muy en
concordancia con la de Bell que afirma que “la legitimidad puede reposar en los valores del
liberalismo político si se disocio del hedonismo burgués” aunque a su vez plantea una política
neoconservadora y moralizante como remedio para la senilidad capitalista33, desde su preocupación
por el hecho de que el hedonismo ha provocado una “crisis espiritual” que ha producido el
hundimiento de instituciones liberales, socavándose el civismo en la era del consumo