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Informe Final
Bianca Baracho
Fernanda Castillo
Marit de Haan
Octubre 2017
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Agradecimientos
A los usuarios del Estudio Práctico, quienes generosamente nos permitieron conocerlos y
acompañarlos en su paso por esta experiencia,
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Contenido
Agradecimientos ..................................................................................................................................... 2
Presentación general .............................................................................................................................. 6
Resumen Ejecutivo ................................................................................................................................. 8
1. Introducción: Contexto y origen Estudio Práctico de Mediación Penal Juvenil .............................. 17
1.1 Políticas de Infancia .................................................................................................................... 17
1.2 Ley N° 20.084 de Responsabilidad Penal Adolescente ............................................................... 18
1.3 Servicio de Reinserción Social Juvenil......................................................................................... 19
1.4 Origen del Estudio Práctico ........................................................................................................ 20
1.5 El presente informe .................................................................................................................... 21
2. Objetivos y metodología ............................................................................................................... 22
2.1 Objetivos del acompañamiento y evaluación del Estudio Práctico ...................................... 22
2.2. Metodología del acompañamiento y evaluación del Estudio Práctico ...................................... 23
2.2.1. Objetivo N°1: Asesorar y capacitar al equipo de mediación y al equipo coordinador del
proyecto piloto ............................................................................................................................. 23
2.2.2. Objetivo N°2: Evaluar el proceso de implementación del programa piloto en términos de su
fidelidad a estándares internacionales y calidad de servicio a través de un proceso participativo
de observación y reflexión con los agentes involucrados. ........................................................... 25
2.2.3. Objetivo N°3: Evaluar el programa desde las experiencias de sus usuarios. ...................... 30
3. Marco conceptual de la investigación ............................................................................................... 34
3.1 El concepto de la justicia restaurativa ........................................................................................ 34
3.1.1 Principios de la justicia restaurativa .................................................................................... 35
3.1.2 Metodologías de intervención en justicia restaurativa ....................................................... 36
3.1.2 Justicia restaurativa juvenil ................................................................................................. 37
3.2 Justicia restaurativa y jóvenes infractores de Ley: marco normativo ......................................... 38
3.2.1 Normas internacionales ...................................................................................................... 38
3.2.2 Normas Europeas ................................................................................................................ 40
3.2.3 Documentos orientadores Latinoamericanas ..................................................................... 41
3.3 Prácticas de Justicia Restaurativa con jóvenes ........................................................................... 43
3.3.1 Ejemplos en Latinoamérica ................................................................................................. 44
3.4 Efectos de la justicia restaurativa ............................................................................................... 48
3.4.1 Justicia procedimental......................................................................................................... 49
3.4.2 Víctimas: empoderamiento y reparación ............................................................................ 49
3.4.3 Ofensores, reincidencia y el desistimiento .......................................................................... 50
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Presentación general
Es en este contexto en el que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (en adelante MJYDH) asume
como prioridad ministerial promover enfoques consistentes con la Convención en el enfrentamiento
de la problemática de la infracción penal juvenil y liderar el debate sobre reformas legales necesarias
a la cuestionada Ley 20.084.
Durante 2015 el MJYDH comenzó a liderar diversas mesas de trabajo intersectoriales con el fin de
debatir aspectos críticos específicos de la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil. Una de estas mesas
debatió en torno a la posibilidad de implementación de la justicia restaurativa, por ser una
aproximación validada internacionalmente dada su sintonía con la Convención y utilizada en diversas
latitudes del mundo, incluida Latinoamérica.
Como consecuencia de esta mesa, a inicios del año 2016 la Unidad de Coordinación y Estudios
perteneciente al MJYDH comenzó a diseñar un Estudio Práctico de mediación penal para jóvenes
infractores. Dicha iniciativa se vio motivada “por la necesidad de mejorar las condiciones de
implementación del actual sistema de responsabilidad penal adolescente (RPA), en relación a los
principios de la Convención de los Derechos del Niño y demás instrumentos internacionales sobre
justicia juvenil” (Unidad de Coordinación y Estudios, 2016, p.1). Luego de varios meses de preparación,
el Estudio Práctico comenzó a implementarse a través de la contratación de una mediadora, con
dependencia directa del MJYDH, desde octubre de 2016. Hasta la fecha de realización de este informe,
el Estudio Práctico está aún en funcionamiento.
Los miembros de dicha Unidad procuraron, además, que a diferencia de lo ocurrido con otros
programas pilotos en el país (Diaz y Navarro, 2015), esta experiencia contara con una evaluación de la
implementación del programa. Para ello se contrató un equipo de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad de Chile, autor de este documento, quien presentó en el año 2016 una propuesta de
estudio que incluía instancias de capacitación, asesoría y evaluación de este programa piloto,
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
evaluación que comenzó formalmente a ponerse en marcha en diciembre del año 2016.
El presente documento describe los resultados finales del estudio ’Capacitación, Asesoría y Estudio
Práctico Mediación Penal Juvenil’. Este estudio tiene la peculiaridad que combinó, como su nombre lo
indica, instancias de capacitación, asesoría y evaluación (de proceso y resultado) durante el desarrollo
del Estudio Práctico.
Este documento consta de siete partes: 1) Introducción, donde se explica en mayor detalle el contexto
y origen del Estudio Práctico; 2) Objetivos y metodología, donde se identifican los objetivos generales
del estudio además de los componentes metodológicos que lo caracterizan; 3) Marco Conceptual, en
el cual se establecen los lineamientos conceptuales de la investigación; 4) Desarrollo y cobertura del
Estudio Práctico, donde se describe en términos generales la evolución del Estudio Práctico durante el
año en que el Equipo de Investigación realizó el seguimiento; 5) Resultados, donde se describen los
resultados generales de la evaluación de proceso y de resultado llevado a cabo, es decir, los
facilitadores y obstaculizadores identificados durante proceso de implementación y la evaluación que
hacen los usuarios del proceso.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Resumen Ejecutivo
Contexto
Chile ha dado inicio a un proceso de profunda transformación de sus políticas de infancia. En los últimos
años, se ha establecido una Política Nacional de Niñez y Adolescencia para el período de 2015-2025
donde se concibe a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho protagonistas del propio
desarrollo. A eso se suman diversos proyectos de Ley, que buscan resolver diferentes nudos críticos
que impiden el completo respeto y ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes, se han
presentado a tramitación. Uno de ellos es el Sistema de Garantías de los Derechos de la Niñez,
presentado al congreso en septiembre del 2015 y en etapa de tramitación de segunda fase
constitucional y busca crear un “sistema coordinado de dispositivos legales, institucionales, políticos y
sociales, orientados a asegurar la efectividad de los derechos de los niños y a velar por su pleno
desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social, considerando su identidad cultural y su pertenencia
a pueblos indígenas”.
Es en este contexto en que Chile se encuentra revisando la respuesta estatal a los jóvenes infractores
de ley. Esta revisión se vincula a dos hitos relevantes: una evaluación negativa de la aplicación de la Ley
N° 20.084 (en adelante Ley RPA) y la presentación en el congreso de Ley que crea el Servicio de
Reinserción Social Juvenil, el cual introduce modificaciones a la Ley N°20.084 (Boletín 11174-07) y
plantea un Servicio especialmente dedicado a la temática, descentralizado, que asegura un mayor nivel
de especialización de la justicia juvenil, mayor colaboración intersectorial y un estructurado sistema de
monitoreo y evaluación. Este proyecto, dentro de sus fundamentos, menciona la justicia restaurativa
y plantea la creación de un programa de mediación penal como medida de diversificación reconocida
en la Ley.
Este contexto lleva a posicionar la justicia restaurativa y la mediación penal como una prioridad para
el abordaje de la temática de la infracción penal juvenil en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
(MJYDH). El MJYDH comienza por lo tanto una serie de acciones orientadas a desarrollar el tema. En
2015 el MJYDH comenzó un proceso de discusión que tuvo la misión de debatir sobre posibles reformas
en el contexto de la Ley de Responsabilidad Penal de Adolescentes (Ley N° 20.084). Este proceso fue
implementado a través de mesas de trabajo que sesionaron en forma paralela, abarcando diferentes
temáticas. Una de aquellas mesas trató sobre mediación penal y fue integrada por representantes de
la Unidad de Responsabilidad Penal Adolescente de la Fiscalía Nacional, la División de Estudios de la
Corte Suprema, la Unidad de Defensa Penal Juvenil de la Defensoría Nacional y e integrantes del propio
MJYDH. La discusión que se generó en estas mesas permitió sentar las bases de lo que sería una
experiencia piloto de mediación penal en el contexto de justicia juvenil, llamada en este informe Estudio
Práctico. Este piloto comenzó a tomar forma y finalmente se puso en práctica en enero del año 2017,
con una mediadora especialmente seleccionada y contratada para este fin.
El equipo de investigación FACSO tuvo tres objetivos centrales: brindar asesoría y capacitación, evaluar
el proceso de implementación, y conocer la experiencia de sus usuarios.
A continuación se detallas los tres objetivos generales con sus objetivos específicos,
Objetivo General 1: Asesorar y capacitar al equipo de mediación y al equipo coordinador del proyecto
piloto
Objetivos específicos:
a. Asesorar en el desarrollo del modelo de mediación a los coordinadores de su implementación
b. Apoyar y entregar retroalimentación durante el desarrollo de las experiencias concretas de
mediación penal
c. Sensibilizar a actores claves para el funcionamiento del EP sobre justicia restaurativa y su
contribución a la justicia juvenil
Metodología y participantes
Cada objetivo general conto con una metodología específica para su evaluación.
Objetivo General 1: Asesorar y capacitar al equipo de mediación y al equipo coordinador del proyecto
piloto
Reuniones de asesoría, al comienzo del Estudio Práctico, con Equipo Coordinador por parte
del Equipo Investigador con el objetivo de discutir los elementos iniciales del modelo
Reuniones de asesoría con Equipo Coordinador con supervisor internacional Ivo Aertsen
Entrega de retroalimentación sobre documentos elaborados por el MJYDH (en concreto:
“Estudio Práctico de Mediación Penal Juvenil. Modelo de Trabajo”)
Elaboración de cuatro informes que abordaron diversos aspectos teóricos, prácticos y
estratégicos relacionados con el Estudio Práctico, y aportaron al diseño del modelo de
intervención, además de un documento de trabajo interno, producido durante la investigación
llamado “Estudio de Caso”.
Entrega de informes de avance sobre la información recolectada en terreno cada tres meses.
Reuniones de coordinación entre Equipo de Coordinación y Equipo Investigador
Participación en otras reuniones relevantes, como de asesores expertos, con miembros de
Fiscalía y Defensoría Nacional
Capacitación inicial para funcionarios de la Fiscalía y Defensoría regionales con el apoyo de
relatores locales
Reuniones de sensibilización con Ivo Aertsen en dos oportunidades, al comienzo y en la
segunda mitad de la ejecución del Estudio Práctico
Reuniones de seguimiento y coordinación durante todo el proceso entre actores claves de la
implementación (Fiscalía y Defensoría regionales) y Equipo Coordinador
Durante la segunda mitad de la ejecución del Estudio Práctico, Seminario abierto al público
sobre justicia restaurativa, con la participación de expertos internacionales
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Todos los usuarios firmaron un documento de consentimiento informado. Solo pudo realizarse
observaciones de sesiones conjuntas cuando se contó con la autorización de ambas partes.
Resultados
A continuación, se describen lo que se consideran los resultados más importantes de esta evaluación
en relación a cada uno de los objetivos generales.
Objetivo general 1: Asesorar y capacitar al equipo de mediación y al equipo coordinador del proyecto
piloto
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
los operadores de fiscalía y defensoría pudieron lograr una mayor comprensión del enfoque
cuando pudieron ser testigos indirectos de la experiencia de casos mediados y de sus
resultados, y cuando éstos recibieron feedback permanente y cotidiano de sus propias
derivaciones.
Esto habla de la relevancia de la capacitación periódica de los operadores, y de la importancia
de su involucramiento en el proceso como actor protagonista de la implementación.
Otro indicador de aprendizaje es el aumento de proporción de casos derivados en relación a
los seleccionados durante la segunda mitad del estudio; es decir, durante este período hubo
un porcentaje de rechazos menor desde las contrapartes institucionales en comparación al
primer periodo. Esto puede reflejar, por un lado, un mejor manejo de los criterios de derivación
y, por otro, un aprendizaje en términos de una mejor colaboración y comunicación
institucional. Recordemos que los operadores valoraron positivamente el aumento progresivo
de las confianzas entre Defensoría y Fiscalía al momento de seleccionar y derivar casos.
Hubo dos aspectos que quedaron pendientes en el primer año del Estudio Práctico. El primero
fue la posibilidad de generar nuevas capacitaciones formales a lo largo del proceso de
implementación con los operadores de fiscalía y defensoría. Estas podrían haber sido positivas
para reforzar los aprendizajes que se fueron obteniendo en la práctica cotidiana y podrían
haber sido un espacio de reflexión para trabajar nudos críticos con mayor profundidad.
Un segundo aspecto fue el entrenamiento de la mediadora. La experiencia del Estudio Práctico
nos enseña la relevancia y especificidad del mediador penal juvenil y las habilidades que éste
debe tener tanto para el trabajo con jóvenes como con víctimas de delitos. Esto requiere no
sólo de capacitaciones periódicas sino de trabajo en equipo (por ejemplo, co-mediación) y una
supervisión técnica permanente.
La información que se recolectó permitió responder a este objetivo general inicial, pero también se
recolectó información sobre los facilitadores y obstaculizadores del proceso general de
implementación, un aspecto que la propuesta de evaluación original no contempló. Partiremos esta
sección haciendo referencia al grado que el Estudio Práctico respondió a los estándares internacionales
y de calidad para luego referirnos a los nudos críticos más importantes identificados en el proceso de
implementación.
Durante el año que se acompañó al Estudio Practico se pudieron observar diferentes facilitadores y
obstaculizadores en el proceso de implementación.
El feedback periódico que dichas estructuras ofrecieron durante el proceso respecto de las
decisiones tomadas y sus resultados (casos seleccionados y derivados)
El involucramiento y empoderamiento progresivo de los niveles operativos en la toma de
decisiones respecto de la selección de casos
Las instancias de capacitación y sensibilización realizadas a lo largo del proyecto
El contacto directo y personal de los niveles operativos con la mediadora para resolver dudas.
A nivel del servicio de mediación, el acercamiento territorial a los casos (visitas domiciliarias o
atenciones en oficinas cercanas a los usuarios)
La débil inclusión del poder judicial en el Estudio Práctico. Se realizaron contactos, pero éstos
fueron insuficientes o se mantuvieron a nivel de contactos personales con jueces específicos.
El procedimiento de selección de casos, el cual fue largo y complejo, ya que cada caso debía
ser aprobado por el equipo coordinador del MJYDH, además de los niveles de coordinación y
operativos de la Fiscalía y Defensoría, demorando el ofrecimiento de mediación a los usuarios,
a veces en varias semanas.
La existencia de creencias específicas en los operadores que limitaron la identificación de
casos. Un ejemplo de esto es concebir el caso mediable como una “excepción” que además
implica la existencia de un conflicto previo al delito (es decir, un conflicto que sucede entre
una víctima y un ofensor conocido). Esto permite identificar la relevancia de los aspectos
subjetivos y culturales en la implementación de un programa innovador como es la mediación
penal juvenil y requieren ser considerados explícitamente en instancias de capacitación.
La decisión de acotar la mediación a casos susceptibles de terminar por salidas alternativas o
principio de oportunidad. Dicha decisión implicó una serie de limitaciones al momento de
seleccionar los casos (por criterios establecidos en la Ley o instructivos internos de la Fiscalía),
generando que muchos casos fueran descartados en los procesos de selección. Recordemos,
como se ha establecido en el marco conceptual de este informe, que la mediación víctima-
ofensor ha probado ser más exitosa en términos de reincidencia con delitos más graves,
además de las recomendaciones internacionales que sugieren acceso a estas iniciativas en
todo momento del proceso penal para asegurar un sistema penal juvenil que responda de
mejor manera a la Convención de los Derechos del Niño.
La dificultad de los propios operadores judiciales para visualizar la mediación como una
instancia de beneficio para la víctima. Esto tuvo consecuencias al momento de invitar o
informar a las víctimas sobre mediación.
Desde un nivel más operativo, el número de carpetas con datos incompletos o incorrectos,
que hizo más difícil contactar a las partes, perdiéndose algunos casos por esta razón
A nivel de centro de mediación, no contar con un lugar fijo para operar (la localidad definida
originalmente como sede se cerró, debiendo cambiarse de establecimiento) y a veces sin las
comodidades necesarias para ejecutar procesos de mediación (características poco
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
confidenciales de la sala, no contar en la segunda mitad del proceso con un facilitador que
apoyara el trabajo de terreno)
La inexistencia de pares mediadores y/o de instancias de supervisión para la mediadora
responsable del proyecto.
Los usuarios entrevistados indicaron altos grados de satisfacción con el proceso. Los usuarios
comprendieron el objetivo del proceso y lo valoraron, expresando motivaciones
instrumentales, pero también relacionales para continuar en él (por ejemplo, plantearon los
beneficios de resolver los problemas dialogando). Esto es válido tanto para los usuarios que
terminaron procesos de mediación como para aquellos que no.
Los casos que lograron terminar con acuerdo tuvieron beneficios relevantes para sus
participantes. Un aspecto interesante es que estos entrevistados evaluaron el proceso como
justo, es decir, sintiendo que “se había hecho justicia” en su caso. Además, lograron reducir los
prejuicios respecto de la otra parte, reconstruyendo el daño interpersonal creado por el delito.
Las victimas que terminaron el proceso plantearon que el daño había sido reparado. Esta
reparación no es netamente material, aun cuando incluye algo material. Una víctima, por
ejemplo, comenzó el proceso solicitando una suma de dinero alta, ya que consideró los
diferentes daños sufridos. Sin embargo, al percibir la voluntad del joven y su familia por reparar
el daño, fue adaptando sus expectativas a una solicitud realista para el joven. Esto significa que
la reparación tiene un componente simbólico, más que material.
Una de las tres víctimas entrevistadas experimentó una reparación parcial, debido al no
cumplimiento del acuerdo económico de uno de los ofensores, en un caso con dos ofensores
y donde se ejecutó un sólo acuerdo con ambos. Este caso nos enseñó sobre la estrecha relación
que existe entre reparación y el proceso de responsabilización del joven, y de la relevancia de
concebir cada proceso de mediación como un proceso individual, único, entre un joven
infractor especifico con su víctima.
El objetivo de la responsabilización parece más difícil de cumplir. En este tema se visualizan
dos aspectos relevantes. Por un lado, surge la interrogante del rol que puede tener enfatizar
los aspectos instrumentales de la mediación (la posibilidad de cerrar el cas sin quedar con
antecedentes penales, por ejemplo), y si puede condicionar la voluntariedad del joven a
participar, limitando, por lo tanto, el proceso de responsabilización. Por otro lado, se hace
necesario definir y limitar el rol de la familia, ya que ésta puede limitar el proceso de
responsabilización del joven al asumirla como una tarea propia y liderando el proceso,
“desempoderando” al joven o quitándole protagonismo.
Un último efecto no esperado del proceso y relevante de resaltar en los jóvenes dice relación
con lo observado en las audiencias de homologación que cerraron estos procesos. La jueza que
llevó adelante una de estas audiencias relata una actitud diferente en el joven, lo que puede
indicar que observó un proceso de “desetiquetamiento”, donde el joven se presenta en la
audiencia no como infractor, sino como ciudadano orgulloso del acuerdo logrado.
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Capacitación,
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Mediación Penal Juvenil
Reflexión final
Los resultados obtenidos demuestran que el estudio Práctico ha sido una experiencia positiva y
beneficiosa para los usuarios entrevistados que terminaron el proceso de mediación y que las
instituciones involucradas (Fiscalía, Defensoría y Ministerio de Justicia y derechos Humanos) han
logrado, después de un proceso periódico de colaboración, coordinación y participación en instancias
de sensibilización, aunar esfuerzos y superar la lógica adversarial para trabajar con un objetivo común.
Los profesionales involucrados valoraron la experiencia de mediación como un mecanismo que ofrece
una solución de calidad, y que es capaz de responder de mejor manera a las necesidades de los
usuarios, en comparación al sistema penal tradicional.
Los desafíos pendientes tienen que ver con desarrollar una práctica que permita abordar casos de
mayor seriedad, como los mismos profesionales sugieren, mejorar los mecanismos de selección de
casos desde defensoría y Fiscalía empoderando los niveles operativos y desarrollar un sistema de
supervisión periódica a la mediadora o equipo de mediación que esté a cargo.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Podemos comprender el origen y desarrollo del Estudio Práctico en el marco de dos elementos
fundamentales: los recientes cambios que se han impulsado desde el Estado en términos de política
de infancia y la evaluación de la aplicación a la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil (Ley N° 20.084).
Chile ha dado inicio a un proceso de profunda transformación de sus políticas de infancia. En los últimos
años, se ha establecido una Política Nacional de Niñez y Adolescencia para el período de 2015-2025
donde se concibe a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho protagonistas del propio
desarrollo. Esta política, además de establecer las pautas fundamentales que deberían tener las
acciones relacionadas con la infancia, implica el compromiso de las instituciones y servicios públicos
para hacer las transformaciones pertinentes para alienarse con el enfoque de derechos y otros
principios de la Convención.
A eso se suman diversos proyectos de Ley, que buscan resolver diferentes nudos críticos que impiden
el completo respeto y ejercicio de los derechos de niños, niñas y adolescentes, se han presentado a
tramitación. Uno de ellos es el Sistema de Garantías de los Derechos de la Niñez, presentado al
congreso en septiembre del 2015 y en etapa de tramitación de segunda fase constitucional. Este
Proyecto de Ley busca otorgar un “sistema coordinado de dispositivos legales, institucionales, políticos
y sociales, orientados a asegurar la efectividad de los derechos de los niños y a velar por su pleno
desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social, considerando su identidad cultural y su pertenencia
a pueblos indígenas” (Mensaje Nº 950-363, p. 2). Este proyecto busca establecer una Ley marco que
otorgue las bases del sistema de garantías de los derechos de la niñez. La Ley refuerza, entre otras
cosas, la idea de limitar la intervención del Estado a una última instancia, además de reconocer a los
niños como sujetos participantes activos de la comunidad. El Proyecto de Ley establece los principios,
derechos y garantías que deben entenderse como orientaciones indiscutibles de las acciones de las
instituciones del Estado y garantes del ejercicio de los derechos establecidos por la Convención. Este
proyecto es una clara invitación a rediseñar y reformar el ámbito de la justicia penal juvenil, ya que
dichos procedimientos afectan directamente los intereses y capacidad del niño o niña para ejercitar
sus derechos. Por ejemplo, además del principio de autonomía progresiva y del principio de interés
superior del niño, se describen en detalle principios como el de participación y derecho a ser oído.
Todos estos principios demandan repensar las respuestas institucionales que el Estado brinda a los
niños, niñas y adolescentes y en particular aquellas relacionadas con justicia debido a la seriedad de
las implicancias que estos procedimientos o los resultados de estos procedimientos tienen para ellos.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
En paralelo a este desarrollo, un segundo impulso proviene de la evaluación de los primeros 10 años
de implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil, o Ley N° 20.084 (en adelante Ley RPA),
la cual no ha sido positiva. En Chile, esta Ley fue promulgada en el año 2005 pero no comenzó su
implementación hasta el año 2007. Esta Ley “creó un sistema de justicia juvenil especializado, pensado
en la reinserción de adolescentes y jóvenes. En su artículo 29, establece como regla general que todos
los intervinientes en las causas adolescentes no sólo deben estar capacitados en las competencias
propias de esta Ley, sino también en otras materias que dan cuenta que el sistema es operado por
verdaderos especialistas”1. El espíritu de la Ley era la responsabilización de la población juvenil
infractora, su reinserción social y la prevención de la reincidencia (de la Maza, 2013).
El sistema de justicia juvenil chileno, regido por la Ley RPA, se desarrolla con las mismas instituciones
que el sistema penal de adultos (Ministerio Publico, Defensoría, Tribunales de Garantía), aunque
demanda que estos actores tengan formación en derecho penal adolescente. Una diferencia con el
sistema adultos, es que la institución a cargo de ejecutar las sanciones es el Servicio Nacional de
Menores (en adelante, SENAME), institución que también vela por la protección de niños y niñas
vulnerados y vulneradas en sus derechos. La Ley RPA aplica para todos los adolescentes (entre 14 y 18
años) que hayan cometido delito y fue creada con la intención de generar una respuesta que, en
concordancia con la Convención, entendiera la privación de libertad como último recurso.
Las estadísticas por su parte indican que la sentencia condenatoria es la salida más habitual del sistema
penal juvenil chileno. Al comparar periodos equivalentes tres años consecutivos (enero-septiembre de
los años 2017, 2016 y 2015), los datos del Ministerio Público indican que, en promedio, el 33,14% de
los casos termina por sentencia condenatoria, versus un 22,9 que terminan por otras salidas judiciales
(facultad para no investigar, suspensión condicional y acuerdo reparatorio) y un 25% que terminan por
salida no judicial (principio de oportunidad, archivo provisiona, facultad de no perseverar). Berríos
(2011) constató que, entre los años 2008 y 2010, por ejemplo, a pesar que el número de jóvenes en
conflicto con la Ley disminuyó, no se redujo el número de adolescentes ingresados al sistema penal
1
Servicio Nacional de Menores: http://www.sename.cl/web/marco-legal-ley-responsabilidad-penal-
adolescente/
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Capacitación,
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Mediación Penal Juvenil
juvenil. A esto se agrega que durante ese período la proporción de salidas alternativas en el ámbito
juvenil fue similar al sistema adulto, “incluso, con porcentajes más altos en los adolescentes que en los
adultos en la aplicación de sentencias condenatorias” (Berríos, 2011, p. 187). Un último punto crítico
identificado por Berríos (2011) fue que las condenas de privación de libertad, si bien disminuyeron,
tuvieron aumento importante en su duración.
Además de lo anterior, las estadísticas hablan de un bajo uso de los mecanismos “restaurativos”
propuestos por la Ley. La sanción de reparación del daño ha sido empleada solo en un 0,2% de los
casos, servicios a la comunidad en un 34,5%. Además, sólo un 35% de los jóvenes se ven beneficiados
de salidas alternativas (Berrios y Vial, 2011). Algunos autores han planteado que la implementación de
la Ley se ha centrado más en la individualización de la culpa que en fomentar la reinserción social del
joven infractor (Díaz, 2012; de la Maza, 2013). En otras palabras, la implementación de la Ley RPA ha
tenido un énfasis punitivo que no ha dado lugar del todo a un modelo inspirado en la protección de los
derechos la infancia que promueve tanto la responsabilización de los adolescentes como su reinserción
en la comunidad y la prevención de la reincidencia (de la Maza, 2013). Un sistema de justicia juvenil
debería además de permitir una oferta amplia de mecanismos de diversificación y desestimación de
casos (Duce, 2009).
Como respuesta a las dificultades detectadas, en abril del 2017 se presentó a tramitación el proyecto
de Ley que crea el Servicio de Reinserción Social Juvenil y que introduce modificaciones a la Ley
N°20.084 (Boletín 11174-07). Este proyecto plantea un Servicio descentralizado, que asegura un mayor
nivel de especialización de la justicia juvenil, mayor colaboración intersectorial y un estructurado
sistema de monitoreo y evaluación. Dentro de sus fundamentos, el mensaje del Proyecto anuncia "Para
la comprensión de la conducta infractora de Ley, el modelo propuesto asume una postura teórica de
criminología evolutiva y del ciclo vital. Así, la delincuencia juvenil se entiende como un aspecto de la
trayectoria vital que debe comprenderse y tratarse en forma especializada con miras a la promoción
del desarrollo del capital humano y social. Son consistentes con esta postura las prácticas derivadas de
la perspectiva de la desistencia delictiva, psicoeducación, justicia restaurativa, entre otras” (p. 4)
(énfasis añadido).
Efectivamente el Proyecto propone por primera vez en la historia de nuestro país el establecimiento
de un servicio de mediación, el cual busca mejorar cualitativamente la respuesta estatal a los jóvenes
en conflicto con la ley. Éste operaría desde una lógica de diversificación, definiendo mediación como
“todo proceso en que fuere procedente la suspensión condicional del procedimiento o el principio de
oportunidad podrá ser derivado a mediación. La derivación la realizará el fiscal si no hubiere
formalización. En caso contrario la ordenará el Juez a petición de las partes” (Artículo 35 ter).
Esta innovación sin precedentes crea una clara oportunidad para la inclusión de aspectos restaurativos
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
en proceso penal de jóvenes infractores, lo que permitiría a Chile, en la medida que se adopten los
estándares de calidad reconocidos internacionalmente, unirse al movimiento internacional de la
justicia juvenil y responder de mejor manera a los compromisos adscritos con la Convención (Mera,
2017).
En 2015 el MJYDH comenzó un proceso de discusión que tuvo la misión de debatir sobre posibles
reformas en el contexto de la Ley de Responsabilidad Penal de Adolescentes (Ley N° 20.084). Este
proceso fue implementado a través de mesas de trabajo que sesionaron en forma paralela, abarcando
diferentes temáticas. Una de aquellas mesas trató sobre mediación penal y fue integrada por
representantes de la Unidad de Responsabilidad Penal Adolescente de la Fiscalía Nacional, la División
de Estudios de la Corte Suprema, la Unidad de Defensa Penal Juvenil de la Defensoría Nacional y e
integrantes del propio MJYDH.
La discusión que se generó en estas mesas permitió no sólo sentar las bases de lo que sería la mediación
penal en el contexto del proyecto de Ley del nuevo Servicio de Reinserción Social Juvenil, sino que
también reunir voluntades para la posibilidad de una experiencia piloto de mediación penal con
jóvenes infractores. En este contexto, la necesidad y el espacio para desarrollar una experiencia piloto
comenzó a cobrar forma durante el segundo semestre del 2015, hasta dar origen a una iniciativa
concreta de mediación penal juvenil, llamada en este informe Estudio Práctico.
El Estudio Práctico se inicia, por lo tanto, desde una iniciativa del MJYDH como parte de una prioridad
de política pública orientada a mejorar las deficiencias presentadas por la aplicación de la Ley 20.084
y la posibilidad de promover una justicia juvenil consistente con los principios de la Convención de los
Derechos del Niño.
La experiencia del Estudio Práctico ha tomado lugar desde diciembre de 2016 hasta la fecha, ejecutado
a través de una mediadora especialmente contratada para este fin, y asesorado directamente por la
Unidad de Coordinación y Estudios del MJYDH. Si bien no es la primera experiencia piloto a realizarse
en el país, es la primera en focalizarse exclusivamente en jóvenes infractores y en contar con un
proceso de evaluación de proceso y resultado durante la primera etapa de su implementación.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
El presente informe tiene como objetivo dar cuenta del desarrollo de este proyecto, y su estructura se
basa en un eje articulador que es la descripción del modelo implementado.
En el transcurso del informe se añade también un análisis de los aspectos que sirvieron de facilitadores
y obstaculizadores para cada uno de estos ámbitos, análisis que se recomienda considerar para futuras
experiencias de mediación penal, especialmente en el contexto del nuevo Servicio de Reinserción
Social Juvenil.
A continuación, se describirán los objetivos del acompañamiento del Estudio Práctico para luego
describir los resultados. Al inicio de cada sección se encontrará un texto explicativo que facilitará la
lectura de estas secciones.
Junto al presente informe se adjunta una sección de anexos, donde los resultados cualitativos se
describen en detalle. Para una completa comprensión de los resultados descritos en este Informe se
recomienda leer estos apartados.
21
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
2. Objetivos y metodología
El estudio que da origen a este informe tuvo la peculiaridad de perseguir tres objetivos centrales:
brindar asesoría y capacitación, evaluar el proceso de implementación, y conocer la experiencia de sus
usuarios. Si bien el segundo y tercer objetivo se insertan en una metodología tradicional de evaluación
de proceso y resultado, la experiencia de acompañamiento por parte del Equipo Investigador tuvo un
carácter cercano a lo que se conoce como Investigación-Acción-Participativa, ya que tanto los informes
intermedios como las instancias de reflexión y análisis producidas durante el acompañamiento
permitieron ir identificando nudos críticos y generar algunos ajustes en el proceso. Estas instancias de
reflexión contaron con la participación del equipo ejecutor de la Unidad de Coordinación y Estudios
(en adelante Equipo Coordinador) incluida la mediadora, y el Equipo Investigador incluido, en diversas
ocasiones, el asesor internacional Ivo Aertsen2.
En la Tabla N°1 se describen los tres objetivos generales del acompañamiento, con sus respectivos
objetivos específicos.
Tabla N°1: Objetivos generales y objetivos del acompañamiento por parte del Equipo Investigador al
Estudio Práctico
Objetivo General Objetivos Específicos
1. Asesorar y capacitar al equipo a. Asesorar en el desarrollo del modelo de mediación a los
de mediación y al equipo coordinadores de su implementación
coordinador del proyecto piloto b. Apoyar y entregar retroalimentación durante el
desarrollo de las experiencias concretas de mediación
penal
c. Sensibilizar a actores claves para el funcionamiento del
EP sobre justicia restaurativa y su contribución a la
justicia juvenil
2
Aertsen tiene una vasta experiencia liderando experiencias investigativas de esta naturaleza, donde la acción y
la reflexión se unen para generar modelos de intervención. La última y más compleja, dado que involucró a cuatro
países europeos, fue el proyecto “Alternative” (http://www.alternativeproject.eu/home).
22
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
2.2.1. Objetivo N°1: Asesorar y capacitar al equipo de mediación y al equipo coordinador del proyecto
piloto
La Tabla N°2 muestra las metodologías desarrolladas para dar cumplimiento a este objetivo. Como se
puede apreciar, se realizaron múltiples actividades al comienzo, durante y al final del acompañamiento
por parte del Equipo Investigador, en estrecha colaboración con el Equipo Coordinador. Estas
actividades se describen en mayor detalle en la sección “Resultados” en el sub-punto “Especialización
del equipo involucrado en la implementación del Estudio Práctico”, donde también se describen los
resultados de estas acciones.
Es importante resaltar que durante todo el proceso que se describe en este informe, el asesor
internacional Ivo Aertsen apoyo la ejecución del estudio de manera indirecta como presencial,
coordinándose dos visitas al país en el transcurso de un año, momentos en los cuales pudo participar
de cruciales actividades de sensibilización.
23
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Tabla N°2: Metodología de capacitación y sensibilización empleada durante el primer año de ejecución
del Estudio Práctico
24
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
2.2.2. Objetivo N°2: Evaluar el proceso de implementación del programa piloto en términos de su fidelidad
a estándares internacionales y calidad de servicio a través de un proceso participativo de observación y
reflexión con los agentes involucrados.
El segundo objetivo general implicó una recolección sistemática de información a lo largo del año que
duró el acompañamiento. Dicha información trató sobre el proceso de ejecución del Programa,
tomando la forma de una evaluación de proceso. Sus fines eran identificar el grado en que el Estudio
Práctico se ajustó a indicadores de calidad reconocidos internacionalmente; evaluar la relación que el
Estudio Práctico desarrolló con el sistema judicial y otras instancias; identificar fortalezas y debilidades
del proceso de implementación y generar; a modo de sugerencias, algunos indicadores de calidad que
deben tomarse en cuenta en futuras implementaciones.
El tipo de evaluación realizada fue una evaluación longitudinal de proceso (implicó diversas medidas
en el tiempo) de tipo cualitativo y descriptivo. La evaluación de proceso suele orientarse a mejorar la
calidad de las intervenciones, y tiene, como uno de sus objetivos, obtener insumos detallados sobre
experiencias de intervención, con el fin de identificar factores influyentes y promover una mejor
implementación ya sea durante la misma aplicación, o con posterioridad a ella. Por esta razón es una
metodología de evaluación especialmente conveniente en casos de experiencias piloto, ya que puede
proveer respuestas sobre la aplicabilidad de determinadas intervenciones e identificar espacios para
la mejoría (Hulscher, Laurant, & Grol, 2003).
Para explicar la metodología empleada en este objetivo (y el siguiente) es necesario mencionar que
formas específicas de recolección de datos aportaron información útil tanto para lograr el objetivo
general N°2 como objetivo general N°3. En otras palabras, una misma fuente de información podría
ser mencionada en los dos objetivos. Teniendo en cuenta este aspecto, en esta sección y la siguiente
(correspondiente al objetivo general N°3) describiremos las fuentes de información más relevantes
para el objetivo del cual nos referimos, independiente que éste pudo ser logrado secundariamente
gracias a otras fuentes de información. En consecuencia, para informar de la metodología empleada
para lograr el objetivo general N°2, nos centraremos en las entrevistas realizadas a aquellos actores
claves relacionados con la implementación, esto es: miembros del Equipo Coordinador, incluida la
mediadora, funcionarios de Fiscalía y Defensoría, y profesionales pertenecientes a instituciones de la
red. Los objetivos específicos y su metodología se exponen en la Tabla N°3.
25
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Generar una propuesta final de -Para lograr este objetivo se completó el análisis cualitativo
‘indicadores de calidad’ que pueda con revisión bibliográfica.
utilizarse en futuras evaluaciones de
programa.
En este estudio se realizaron tres (3) entrevistas a los miembros del Equipo Coordinador del MJYDH (dos
26
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
abogados y un administrador público). Los objetivos de tales entrevistas tuvieron que ver con conocer
la historia del Estudio Práctico y los elementos que facilitaron la toma de decisiones estratégicas
durante la implementación Estudio Práctico, además de recoger sus impresiones sobre el avance del
proyecto (Ver Anexo N°3 referidas a las pautas de entrevistas).
Una de estas entrevistas se realizó al comienzo de la implementación (tiempo 1), mientras que las
siguientes dos, realizadas a los mismos informantes, se realizaron en la segunda mitad del proceso de
implementación (tiempo 2).
La distribución de estas entrevistas desde el punto de vista temporal puede verse en la Tabla N°4
Se realizó un total de 11 entrevistas a profesionales del Ministerio Publico y Defensoría Penal Pública.
Estas entrevistas contemplaron el nivel estratégico (nivel nacional, 2 entrevistas), nivel de coordinación
(nivel regional, 4 entrevistas) y nivel operativo (nivel de unidades operativas, 4 entrevistas). La
distribución temporal de estas entrevistas, niveles de procedencia e institución involucrada puede
verse reflejado en la Tabla N°5. El detalle de los cargos de cada uno pueden verse en el Anexo N°5
referido a la lista de entrevistados y nomenclatura de cada uno de ellos.
27
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Tabla N°5: Distribución temporal de las entrevistas a miembros de Fiscalía y Defensoría involucrados
en la ejecución del Estudio Práctico
En estas entrevistas se buscó detectar dificultades y logros del proceso de implementación, así como
la evaluación general del proceso de implementación. Las pautas de entrevistas pueden encontrarse
en el Anexo N°3.
Se realizaron un total de 3 entrevistas a miembros de la red del Estudio Práctico. Es decir, informantes
que pertenecían a instancias o instituciones que, sin tener directa vinculación con la implementación
del Estudio Práctico, se relacionaron con él debido a sus funciones institucionales. La distribución de
dichas entrevistas se expone en la Tabla N°6.
Tabla N°6: Distribución temporal de las entrevistas a miembros de la red institucional del Estudio
Práctico
Todas estas entrevistas se realizaron en Tiempo 2, es decir, cuando el Estudio Práctico ya llevaba al
menos seis meses de trayectoria, dado que era un requisito para realizar estas entrevistas que dichos
informantes hayan tenido alguna experiencia de coordinación o contacto con el Estudio Práctico.
Las entrevistas realizadas tuvieron como principal objetivo explorar las impresiones de estos actores
sobre los desafíos y oportunidades de una intervención restaurativa de justicia juvenil como lo es el
Estudio Práctico, y la evaluación que realizan respecto de su contribución desde la institución en la que
se encuentran. Las pautas de entrevistas pueden encontrarse en el Anexo N°3.
28
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Finalmente, se realizaron 3 entrevistas a informantes no relacionados con el Estudio Práctico pero que,
dada su experiencia, podrían otorgar información relevante para su implementación.
En este contexto, se entrevistaron a dos mediadoras con experiencia práctica en el ámbito de la justicia
juvenil en otros países y a una funcionaria Departamento de Reinserción Social Juvenil de la División
de Reinserción Social del MJYDH.
La información sobre estas entrevistas puede observarse en la Tabla N°7. Las pautas de entrevistas se
encuentran en el Anexo N°3.
Tabla N°7: Distribución temporal de entrevistas a informantes claves no vinculados al Estudio Práctico
Las entrevistas realizadas tuvieron como principal objetivo explorar dos prácticas de mediación a nivel
internacional y regional (Latinoamérica), y con ello, identificar estrategias eficientes para la
implementación de un programa de mediación en el contexto chileno.
A través de estas fuentes se indagó en la relación de sus programas de mediación con el sistema
judicial, equipos de trabajos, principios que orientan la práctica, entre otros. Asimismo, se exploraron
algunos aspectos prácticos del proceso, como por ejemplo, la derivación de casos, invitación a las
partes, rol del mediador y figuras de apoyo durante el proceso, tipos y procedimiento de acuerdo, así
como las reflexiones de las entrevistadas respecto a las implicancias prácticas de la mediación penal
juvenil y específicamente, en el contexto latinoamericano. Las pautas de entrevistas pueden
encontrarse en el Anexo N°3.
Durante estas reuniones el equipo de investigación participó más bien como observador, por lo cual
se ubicó físicamente fuera del campo visual de los participantes con el fin de no interrumpir en la
dinámica de la reunión mientras se tomaba nota de lo que ocurría en esa instancia, específicamente
en relación a las temáticas discutidas, preguntas que surgieron durante la discusión, puntos críticos,
29
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
sugerencias y acuerdos desarrolladas en cada una de estas reuniones, las cuales tuvieron una
estructura variable según los participantes y objetivos de cada instancia. Las pautas de registro de
observación participante en reuniones de coordinación pueden encontrarse en el Anexo N°3.
2.2.3. Objetivo N°3: Evaluar el programa desde las experiencias de sus usuarios.
Además de lo anterior, en aquellos casos donde el Equipo Investigador contó con la disposición a
participar de ambas partes (víctima y ofensor), se realizó un estudio de caso, es decir, un análisis
detallado del proceso vivido por el caso, identificando obstaculizadores y facilitadores de su
participación en el proceso de mediación.
Es importante informar que la propuesta original del equipo investigador contemplaba la aplicación de
entrevistas a un grupo control de jóvenes infractores de similares características a los usuarios del
Estudio Práctico. Sin embargo, esto no fue posible de realizar por limitaciones prácticas para acceder
a la muestra.
Las estrategias de recolección de datos se describen en la Tabla N°8 para describir a continuación el
detalle de estas estrategias de recolección de datos.
3
A menos que la mediadora considerara que esta invitación es inadecuada, dado el estado emocional del
usuario.
30
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
El equipo de investigación estuvo presente como observador, en las sesiones de pre – mediación, las
cuales en algunos casos fueron más de una, según las necesidades del caso y los usuarios. El número
de observaciones realizadas puede encontrarse en la Tabla N°9.
31
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Victima 7
Ofensor 16
En estas sesiones, los usuarios (parte ofensora o víctima, además de su acompañante en los casos en
que estaba presente) generalmente se ubicaban en una mesa redonda junto a la mediadora, mientras
que la investigadora se ubicaba fuera de la mesa, en una posición más distante y fuera del campo visual
de las partes con el objetivo de no afectar la dinámica de la sesión, mientras tomaba nota de lo ocurrido
en esta instancia.
La observación de la sesión tenía por objetivo principal dar cuenta de la dinámica de la sesión y de la
situación en la que el usuario se encontraba en un primer momento, en términos de la información
que manejaba, impresiones acerca del proceso y el cumplimiento de las garantías en él. La observación
también buscaba identificar los principales temas abordados en la sesión, explorar factores que
podrían dificultar el proceso de mediación y describir las principales intervenciones realizadas por la
mediadora.
Las entrevistas ex –ante tuvieron como principal objetivo explorar la información que los usuarios
tenían respecto al proceso de mediación y sus garantías, sus impresiones en relación a este proceso,
la evaluación que ellos hacían acerca de las diferentes instancias en las que habían participado hasta
ese momento, así como también, la exploración de sus expectativas y motivaciones al respecto.
Por su parte, las entrevistas ex –post tuvieron como principal objetivo explorar las impresiones de los
usuarios respecto al proceso de mediación cuando este ya se encontraba finalizado, en términos del
procedimiento y resultado. En este sentido, se explora el procedimiento de acuerdo, posibles cambios
32
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
en las impresiones de los usuarios en relación a la entrevista ex –ante, su satisfacción con el proceso
en general.
En términos de descripción de la muestra, los delitos más prevalentes en los casos entrevistados
corresponden a robos, hurtos y lesiones que involucran a usuarios que en su mayoría, tanto víctimas
como ofensores, fueron jóvenes menores de edad, entre 15 y 17 años (a excepción de tres víctimas
adultas). La mayor parte de los entrevistados, correspondía a un estrato social bajo –medio, y
especialmente en el caso de los jóvenes ofensores, se observaron diversos indicadores de
vulnerabilidad a nivel socio familiar y económico, en donde predominaba la deserción escolar,
conflictos familiares, y antecedentes de otros delitos anteriores en los que se veían involucrados como
víctima.
Víctima y Ofensor 3
A diferencia de las sesiones de pre –mediación, en esta oportunidad el miembro del equipo de
investigación se encontraba en la sala antes del ingreso de las partes para no interrumpir la sesión en
ningún momento, y se ubicaba distante de la mesa en la que se encontraban las partes y fuera de su
campo visual para no intervenir en la dinámica de la sesión, mientras tomaba nota de lo ocurrido en
esta instancia. En cuanto a los usuarios, ambas partes (y sus acompañantes) se ubicaban en una mesa
redonda en compañía de la mediadora.
La observación de la sesión tenía por objetivo principal dar cuenta de la dinámica y principales
contenidos abordados en la sesión, en términos de la participación de las partes y sus acompañantes,
intervenciones realizadas por la mediadora, reconocimiento de las pérdidas y reparación entre las
partes, y el proceso de diálogo y comunicación llevado a cabo por los participantes. Cada observador
realizaba esta tarea guiándose por una pauta de observación, en la cual se identificaban los aspectos
específicos a registrar. Estos aspectos se dividían en tres ámbitos: acciones o narrativas que pudieran
referirse a las garantías del proceso (por ejemplo, confidencialidad, voluntariedad, etc.), dinámica
33
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Aunque no existe una definición única de lo que es la justicia restaurativa, se ha planteado que ésta se
enfoca principalmente en el daño causado por un hecho criminal, las obligaciones que surgen de este
daño y la participación que pueden tener las partes afectadas por el hecho (víctima, ofensor y
comunidad) (Zehr, 2002, p. 22-24). Por otro lado, Nils Christie (1977) habla de la importancia de
devolver el conflicto a sus dueños: el ofensor, la víctima y también la comunidad, en vez de mantenerlo
en manos del Estado o del sistema de justicia.
Mientras que desde el derecho penal el delito se entiende como una violación al Estado, desde la
justicia restaurativa el delito se visualiza como un daño causado entre personas, es decir, un daño que
ocurre en el contexto de relaciones interpersonales, lo que genera la obligación de reparar las
consecuencias de dicho daño (Zehr, 2002, p.19). La justicia restaurativa surge como un movimiento en
respuesta a las deficiencias del sistema penal tradicional, en particular su poca capacidad de responder
a las necesidades de la víctima, su efecto estigmatizante hacia el ofensor, y su poca consideración de
factores sociales y culturales en el proceso, y su mecanismo de marginar y desempoderar en vez de
incluir a los principales afectados del delito.
La ONU define justicia restaurativa como “una metodología para solucionar problemas que, de varias
maneras, involucra a la víctima, al ofensor, a las redes sociales, las instituciones judiciales y la
comunidad. Los programas de justicia restaurativa se basan en el principio fundamental de que el
comportamiento delictivo no solamente viola la ley, sino también hiere a las víctimas y a la comunidad.
Cualquier esfuerzo para solucionar las consecuencias del comportamiento delictivo deberá, en la
medida de lo posible, involucrar tanto al ofensor como a las partes ofendidas, y proporcionar la ayuda
y el apoyo que la víctima y el delincuente requieren” (ONU, 2006, p6).
Un resultado restaurativo es, según la ONU (2006) “un acuerdo alcanzado como resultado de un
proceso restaurativo” (p.7), lo que significa que todo acuerdo debe provenir de un proceso de dialogo.
En el año 2002, en la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal del Consejo Económico y Social
de las Naciones Unidas, el grupo de expertos concluyó en lo beneficioso de establecer un instrumento
internacional sobre Justicia Restaurativa para la aplicación de medidas de este tipo en los Estados
partes (Organización de las Naciones Unidas, ONU, 2002).
En dicha ocasión, presentaron los Principios Básicos del uso de programas de Justicia Restaurativa en
materia penal, con el objetivo de “informar y motivar a los Estados Miembros a adoptar y estandarizar
medidas de justicia restaurativa en el contexto de sus sistemas legales” (ONU, 2006, p. 33), sin la
intención de hacerlas obligatorias o prescriptivas.
Los Principios Básicos adoptados se refieren a las garantías fundamentales de los procesos
restaurativos y son los siguientes (ONU 2002; 2006):
a. El derecho de consulta con un representante legal: Tanto la víctima como el ofensor deben
tener derecho a consultar un asesor legal -en caso de ser necesario, con el apoyo de traducción
o interpretación.
b. El derecho de los menores de recibir ayuda de un padre o tutor: los participantes menores de
edad deben tener el derecho a involucrar a la ayuda de sus padres o tutor.
c. El derecho de estar completamente informados: los participantes deben estar completamente
informados sobre sus derechos, la naturaleza del proceso y sus consecuencias.
d. El derecho a no participar: se requiere consentimiento de la víctima y ofensor, quienes no
deben ser coaccionados a participar por ningún medio.
35
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Entre las prácticas restaurativas, es posible destacar cuatro de ellos por ser los más ampliamente
practicados (Vásquez et al., 2015, p. 32):
c. Círculos: llamados círculos de paz, círculos de Justicia Restaurativa o reparación del daño o
círculos de sentencia. El número y tipo de participantes son similares a los que se reúnen en
Conferencias, aunque en ocasiones se amplía el número de miembros de la comunidad, ya sea
como partes interesadas o como facilitadores. El proceso involucra un objeto que va circulando
36
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
y que sirve para designar quien debe hablar. Este modelo incluye a autoridades judiciales a
diferencia de otros procesos.
Una práctica de justicia restaurativa puede ser altamente sensible a las necesidades de niños, niñas y
adolescentes, ya que promueve su rehabilitación y reinserción en la comunidad. Dependiendo del
modelo específico que se utilice, puede reunir a la víctima, el joven infractor y la comunidad, los adultos
responsables del joven, operadores judiciales, escuela y otros actores comunitarios. Al centrarse en la
reparación del daño y el respeto mutuo, la justicia restaurativa puede utilizarse en niños y niñas
víctimas, testigos o infractores de Ley, además de ofrecerse en todo momento durante el
procedimiento judicial (Chapman, Gellin, Aertsen & Anderson, 2015).
Este enfoque tiene, por lo tanto, indudables beneficios. Estudios europeos indican que jóvenes que
participan en justicia restaurativa, especialmente aquellos con participación de la comunidad,
presentan menos riesgo de reincidencia y más probabilidad de completar su educación, aumentando
las posibilidades de llegar a ser miembros productivos de la sociedad. (Chapman et al., 2015). Esto
redunda en que “las respuestas restaurativas pueden reducir significativamente los costos personales
y sociales que producen las estrategias punitivas” (Chapman et al., 2015, p. 2).
37
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
The European Council for Juvenile Justice en 2014, con el fin de difundir y defender las ventajas de la
justicia restaurativa, desarrollo un modelo de justicia restaurativa en un contexto juvenil. Este modelo
refiere la justicia restaurativa como un proceso de justicia participativo, que fortalece los vínculos con
la comunidad, estimulando la asunción de responsabilidad. Por lo tanto, es especialmente adecuado
para integrar el interés superior de niños, niñas y adolescentes en el proceso de justicia (Chapman et
al., 2015, p.1-2).
El modelo propuesto por el The European Council for Juvenile Justice concibe la justicia restaurativa
desde un modelo “holístico”, esto es, no como una práctica única inserta en un momento específico
del procedimiento penal sino como un marco que permite el acceso a diferentes opciones a lo largo
de todo el proceso. Además de considerar opciones preventivas de conferencias y círculos escolares y
comunitarios, plantea la necesidad de integrar mediación penal en instancias previas a la judicialización
como medida de diversificación, pero también propone conferencias restaurativas y círculos de
reconocimiento (“circles of support and accountability”) que permitiría, en casos más serios, salidas
judiciales no privativas de libertad. Finalmente, propone prácticas de justicia restaurativa en centros
de detención para promover en ellos una cultura restauradora y promover la reinserción social
(Chapman et al., 2015).
Por último, vale mencionar que, si bien, el modelo europeo de justicia restaurativa Juvenil tiene alta
relevancia para el presente estudio, es importante atender a las diferencias de la realidad europea en
contraste con la situación latinoamericana. En este sentido, Chapman y colegas (2015) reconocen que
Europa tiene una realidad excepcional, dado al alto compromiso con la protección y mejora en los
derechos del niño.
En el documento “Promoviendo la justicia restaurativa para los niños” se plantea que los jóvenes
infractores de Ley a menudo se enfrentan a un tratamiento violento y degradante en su contacto con
el sistema penal, lo que ha estimulado la promoción de estrategias alternativas e innovadoras (Special
Representative of the UN Secretary General [SRSG], 2013). Trabajar con enfoques innovadores, como
la justicia restaurativa, tiende a ser especialmente aceptada en la intervención con jóvenes, a diferencia
de adultos infractores, que generalmente causa más resistencia al nivel del Estado y de las víctimas
(Wolthuis y Berger, 2017).
El uso de la justicia restaurativa Juvenil está en consonancia con normas internacionales de derechos
humanos para niños, niñas y adolescentes. Una de las normas más importantes en este sentido es la
Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), promulgada en 1989, ya que es el primer tratado de
derechos humanos que se focaliza específicamente en los derechos de los niños (Lynch, 2010, p.166-
38
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
167). Aunque la CDN no menciona específicamente el uso de la justicia restaurativa, el Comité de los
Derechos del Niño actualmente reconoce lo siguiente:
“La justicia de menores [conforme a la Convención sobre los derechos del niño] debería
promover, entre otras cosas, el uso de medidas alternativas como las salidas alternativas y la
justicia restaurativa. Esto proporcionará a los Estados Partes la posibilidad de responder a los
niños en conflicto con la Ley de manera eficaz, sirviendo no sólo al interés superior de esos
niños, sino también a los interesados a corto y largo plazo de la sociedad en general” (Lynch,
2010, p.167)
Además, en las observaciones finales del Comité, varios Estados Partes (Malí, Luxemburgo, Santa Lucía,
Kiribati, Yemen, Rusia, Argelia, Albania y Líbano) recomendaron explícitamente el uso de la justicia
restaurativa para jóvenes en conflicto con la Ley, y otros países declararon estimular la introducción
de la justicia restaurativa (Lynch, 2010, p.167-169). Wolthuis y Berger (2017) mencionan además que
todos los instrumentos de justicia juvenil construidas desde 1996 (después de la promulgación de la
CDN en 1989), hacen referencia a la justicia restaurativa y lo toman como prioridad.
Esto último también es confirmado por el Comité de los Derechos del Niño (Comentario General
Número 10, 2007). El Comentario N⁰10 indica que en el mejor interés del niño se deben utilizar
estrategias de desviación, recomendándose intervenciones de Justicia restaurativa (Artículo 10;
Artículo 27). Además, el mismo Comentario recomienda programas restaurativos basados en la
comunidad, por ejemplo, el uso de conferencias familiares (Artículo 27).
“Las Reglas de Beijing” forman otra norma internacional en el área de justicia juvenil. Esta norma de
las Naciones Unidas, adoptada en 1985, contiene reglas mínimas para la administración de la justicia
juvenil. Las Reglas establecen que el primer objetivo de la justicia juvenil debería ser el bienestar de los
jóvenes. El segundo objetivo es la proporcionalidad, que refiere a una reacción que sea proporcional a
la infracción cometida por el joven. Además, las reglas mínimas señalan que hay que “minimizar la
necesidad de intervención por parte del sistema de justicia juvenil y, a su vez, reducir el daño que
puede causar cualquier intervención” (Reglas de Beijing, p.1) Sugiere, cuando es posible, usar métodos
alternativos en vez de encarcelamiento u otras reacciones punitivas. Aunque no hace referencia a la
Justicia Restaurativa, la norma está en clara consonancia con sus objetivos y principios.
Las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil (‘Directrices de
Riad’), adoptadas en 1990, también son relevantes. El Principio 3º de los Principios Generales, indica
que “los jóvenes deben desempeñar una función activa y participativa en la sociedad y no deben ser
considerados meros objetos de socialización o control.” Además, plantea la importancia de crear
servicios y programas con base en la comunidad para la prevención de la delincuencia juvenil (principio
6). En concordancia con las normas mencionadas anteriormente, señala la importancia del bienestar
del niño y de recurrir a organismos oficiales de control social como última instancia.
39
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Por otro lado, en las Reglas de las Naciones Unidas para la protección de los menores privados de
libertad (‘Reglas de La Habana’), adoptadas en 1990, se establece que “la privación de la libertad de un
menor debe ser una disposición de último recurso y por el período mínimo necesario y debe limitarse
a casos excepcionales” (p.1), haciendo referencia a las medidas alternativas. Además, los jóvenes
deberían tener acceso a actividades y programas significativos durante su periodo de detención, que
promuevan su sentido de responsabilidad y desarrollo hacia miembros de la sociedad (Artículo 12),
aspecto que está en consonancia con los principios de la justicia restaurativa.
Las Directrices para la acción sobre los niños en el sistema de justicia penal, conocidas como ‘Reglas
de Viena’, fueron recomendadas por la resolución 1997/30 del Consejo Económico y Social en 1997.
Estas Directrices indican que los estados tienen que respetar la dignidad humana y mantener una
orientación basada en los derechos. Además, debe prestarse especial atención a “un proceso integral
de justicia de menores centrado en el niño” (Artículo 14). Por último, recomienda la desviación y otras
iniciativas alternativas a los sistemas clásicos de justicia penal (Artículo 15). Por lo tanto, esta norma
estimula y recomienda el uso de prácticas restaurativas ya que menciona explícitamente que prácticas
de mediación y justicia restaurativa (y otras prácticas no-oficiales) deberían ser usadas, sobre todo
aquellas metodologías que incluyen a la víctima de delito.
Finalmente, en el año 2002, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas presenta una
resolución donde establece una definición de justicia restaurativa, además de distinguir entre
programa, proceso y resultado restaurativo, sugiriendo que los programas de justicia restaurativa
deben ser ofrecidos a lo largo de todo el proceso penal, y considerar como requisito sine qua non de
su práctica el libre consentimiento del ofensor y la víctima (ECOSOC Resolution 2002/12)
Aunque no todas las normas mencionan explícitamente el uso de la justicia restaurativa, es evidente
que la justicia restaurativa es una aproximación y un conjunto de prácticas que permite a los Estados
a cumplir de mejor manera estas recomendaciones y normas (Mera, 2017).
Una norma importante en Europa es la Recomendación del Consejo de Europa sobre la Mediación en
Materia Penal del año 1999 (The 1999 Council of Europe Recommendation No. R(99) on Mediation in
Penal Matters, en su idioma general). Esta norma establece reglas concretas para la mediación penal
en Europa, y describe el uso de mediación como una opción flexible, integral y participativa de
resolución de conflictos, complementario o alternativo al procedimiento penal tradicional (Council of
Europe, 1999). Además, considera importante “la participación personal activa en el proceso penal de
la víctima y el infractor y otras personas que puedan verse afectadas como partes, así como la
participación de la comunidad” (Council of Europe, 1999). Aunque esta norma no está especializada en
jóvenes ofensores, el texto hace referencia a algunas normas enfocadas en niños y sus derechos (por
40
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
ejemplo, el “Convenio Europeo para el ejercicio de los derechos del niño y reacciones sociales a la
delincuencia juvenil”) así como que esta misma se considera muy importante para las prácticas de
mediación penal con jóvenes.
La Directiva de Víctimas (2012) reemplaza la Decisión Marco sobre la situación de víctimas en procesos
penales, documento también vinculante del Consejo de la Unión Europea, que fue adoptado (en
aplicación del título VI del Tratado de la Unión Europea) en 2001. La Decisión Marco también hacía
referencia a la mediación penal, indicando que todos los Estados Miembros debían promover el uso
de mediación penal en casos adecuados. Además, indicaba que posibles acuerdos entre la víctima y el
ofensor debieran ser tomados en cuenta en el proceso penal (Artículo 10).
En la región no existen normas concretas relacionadas con la Justicia Restaurativa Juvenil. Sin embargo,
se han desarrollado documentos orientadores, y varios países han desarrollado prácticas de mediación
penal con jóvenes, además de establecer algunas reformas legales. A continuación, se presentan
algunos de los documentos latinoamericanos que promueven el uso de la justicia restaurativa. Ninguno
de ellos es vinculante y son documentos que expresan más bien la voluntad de los expertos reunidos
en diferentes encuentros vinculados a la temática.
La Carta de Araçatuba (2005) fue el resultado del primer simposio brasileño de justicia restaurativa,
realizado en abril de 2005 en Araçatuba, São Paulo y describe los principios de la justicia restaurativa.
El documento reformula la concepción de justicia, incorporando aspectos restaurativos, tales como el
respeto y el poder del cambio. Asimismo, señala la importancia de relevar la reparación de las
41
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
relaciones personales y la reparación del daño a todos los afectados por un hecho criminal.
Adicionalmente, establece varios principios para prácticas restaurativas, entre los que menciona
autonomía y voluntariedad en la participación; participación de la comunidad en principios de
solidaridad y cooperación; garantía del derecho a la dignidad de las personas involucradas;
confidencialidad; integración con la red de asistencia social e interacción con el sistema de justicia
(Tribunal de Justicia de Río Grande do Sul, 2005).
Del mismo modo, La Carta de Recife (2006), redactada en el II Simposio Brasileño de justicia
restaurativa, ratificó las estrategias adoptadas por las iniciativas de justicia restaurativa en el país, y
promueve las medidas alternativas con el fin de incentivar una sociedad marcada por la justicia,
igualdad y por el bienestar de los ciudadanos. En este sentido, el documento promueve la difusión e
incorporación de valores restaurativos, manteniendo apertura en cuanto a variaciones metodológicas
y procedimentales. Se promueve también que todas las iniciativas de aplicación de justicia restaurativa
sean transparentes y participativas y que incluyan un componente evaluativo y la divulgación de
informes de acompañamiento y resultados. El documento enfatiza el componente comunitario en las
prácticas restaurativas; la creación de Núcleos y Centros de Estudios en justicia restaurativa en las
universidades, escuelas de enseñanza media, en las organizaciones no gubernamentales, escuelas de
magistrados, Ministerio Público y Defensoría Pública. Por último, promueve la difusión e
implementación de la justicia restaurativa de forma simultánea, articulada e integrada entre sus
vertientes institucionales y comunitarias, con el fin de generar sinergia y promover renovación y
empoderamiento en la ciudadanía (Simposio Brasileño de Justicia Restaurativa, 2006)
Otro documento con enfoque especial en la justicia juvenil es la Declaración Iberoamericana sobre
Justicia Restaurativa Juvenil del año 2005, redactada en el contexto de la Conferencia de Ministros de
Justicia de los Países Iberoamericanos, 2005, se centra principalmente en la promoción del desarrollo
de políticas públicas focalizadas en justicia juvenil; estrategias de formación y capacitación; el fomento
de la desjudicialización y la creación de un Grupo de Trabajo para el desarrollo de investigaciones en
materia de justicia juvenil en Iberoamérica (GTJJ)
Además de los documentos ya mencionados, hay algunos principios que se refieren específicamente a
la justicia restaurativa Juvenil. Más recientemente, la Declaración de Lima sobre Justicia Restaurativa
Juvenil del año 2009, refleja las deliberaciones realizadas durante el Primer Congreso Mundial de
Justicia Restaurativa Juvenil (Lima, 2009). Este documento contiene recomendaciones para promover,
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
desarrollar e implementar un enfoque restaurativo en la Justicia Juvenil. Por ejemplo, plantea que los
Estados, al implementar programas de justicia restaurativa juvenil, deben prestar especial atención a
niños vulnerables, realizar capacitación adecuada a los operadores y evaluar minuciosamente los
proyectos pilotos (Fundación Tierra de Hombres y Encuentros, 2009).
Existen distintas estrategias o prácticas de justicia restaurativa. En un contexto juvenil, la forma más
aplicada son las conferencias de grupo familiar (Zinsstag, Teunkens y Pali 2011), entendido como “un
proceso en que el joven, su familia, la víctima del delito y profesionales relevantes (por ejemplo la
policía, trabajadores sociales y el facilitador) se juntan para formar un plan para hacer frente a la ofensa
cometida por ese niño” Se puede aplicar conferencias en todas las etapas del sistema de justicia penal
(Lynch, 2010, p. 163).
Otra forma de justicia restaurativa frecuentemente aplicada trabajando con jóvenes es la mediación
víctima-ofensor, el cual es un proceso en que la víctima, el ofensor y un mediador independiente se
juntan para resolver el conflicto (Wolthuis & Berger, 2017). El Consejo europeo (1999) define la
mediación víctima-ofensor como un proceso en que la víctima y el ofensor están habilitados, en el caso
de consentimiento libre, a participar activamente en la resolución de asuntos derivados del delito
mediante la ayuda de un tercero imparcial (mediador) (Council of Europe, 1999).
El modelo propuesto por The European Council for Juvenile Justice del cual hablamos momentos antes
se basa en las Recomendación del Consejo de Europa sobre la Mediación en Materia Penal del año
1999, ya que si bien éstas no están enfocadas específicamente en jóvenes, su contenido es relevante
tanto para adultos como para jóvenes. En síntesis, el documento reconoce que la mediación debería
tener las siguientes características: (1) neutralidad del mediador; (2) confidencialidad; (3) centrarse en
la resolución del conflicto en lugar de abordar la culpa; (4) voluntariedad; (5) facilitar a las partes la
oportunidad para describir el daño que han experimentado; (6) facilitar a las partes la expresión de sus
pensamientos y sentimientos; (7) facilitar a las partes la oportunidad de describir los daños causados
antes y después del conflicto; (8) facilitar a las partes la oportunidad para que indiquen lo que necesitan
y cómo desean que se reparen los daños; (9) facilitar un proceso de diálogo hasta que las partes estén
satisfechas; (10) si las partes no pueden llegar a un acuerdo, el caso será devuelto a la autoridad que
corresponda; (11) el plan acordado de acciones específicas y plazos se redacta y se acuerda
formalmente; (12) se acordará un tiempo para revisar el progreso en completar el plan; (13) se
acordará una fecha para evaluar el progreso del plan en una reunión de seguimiento; (14) los
mediadores u oficiales de servicios de mediación se encargarán del seguimiento (Council of Europe,
1999). Además, si es necesario, se puede realizar otra mediación y los mediadores pueden recurrir a
servicios de apoyo (Council of Europe, 1999). Otro elemento importante es que todas las personas
afectadas por el daño y todas las personas que pueden tener un rol en la reparación del daño pueden
participar en la mediación (Council of Europe, 1999).
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
La Recomendación también establece que la mediación penal debería estar disponible en todas las
etapas de la justicia penal (Council of Europe, 1999). Pese a esto, en la práctica, los países europeos
tienen distintas formas de aplicación y distintos efectos legales. En algunos países está teóricamente
disponible en todas las etapas del proceso, pero en la práctica se aplica solamente en las primeras
etapas (Bulgaria y Francia) y, por lo general, el efecto de las intervenciones restaurativas se observa
principalmente en las etapas previas al juicio, resultando en suspensión condicional del caso.
Asimismo, en varios países se toman en cuenta los resultados de la mediación durante la fase de
sentencia (para una descripción mas detallada de esta diversidad se recomienda leer Miers y Aertsen,
2012).
Según Parker (2002, p.25) un deseo de transformar y reformar está presente en las sociedades
latinoamericanas: “la necesidad de reducir las poblaciones penitenciarias, aumentar la transparencia
en la administración de justicia y aliviar la sobrecarga en el sistema de justicia, está dando impulso a la
reforma.” Estas necesidades, junto a valores de curación y reintegración en la sociedad civil y el deseo
de una cultura de paz, mueven los esfuerzos de reforma en una dirección restaurativa (Parker, 2002).
En algunos países, el Estado ha tomado la iniciativa de implementar prácticas restaurativas (Costa Rica
y México), en otros países son las organizaciones comunitarias quienes han jugado un rol importante
o en ocasiones pueden surgir como una colaboración entre ambos sectores (Brasil y Argentina) (Parker,
2002, p.6). La región latinoamericana además se caracteriza por una cierta aversión y desconfianza al
funcionamiento de la justicia penal (Parker, 2002; Cámara Arroyo, 2011, p.36).
Se ha planteado que las prácticas de justicia restaurativa en la región se han desarrollado usualmente
de manera aislada y no documentada (Bolívar et al., 2013). En los últimos años esta realidad parece
estar cambiando, aunque aún la búsqueda de evidencia en la región se hace una labor compleja. Peso
a ello, la importancia de las experiencias regionales no debe subestimarse.
La práctica de mediación entre víctima y ofensor en Latinoamérica parece ser una de las metodologías
más usadas y está aplicada frecuentemente como una opción de salida alternativa. En este sentido, la
creencia que los métodos alternativos sirven para descongestionar los tribunales parece ser una
motivación gubernamental (Centro de Estudios de Justicia de las Américas, 2014; de Haan, 2017).
En la Tabla N°12, se mencionarán algunas prácticas importantes en la región que podrían tener
relevancia para el presente estudio y el desarrollo de prácticas restaurativas en la realidad chilena. Esta
revisión no es exhaustiva sino ilustrativa.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
4
La intervención de Terre des Hommes ha formado varios programas restaurativos en Brasil, Colombia, Ecuador,
Nicaragua, Perú, Panamá y Haití. (http://justiciajuvenilrestaurativa.org/enfoque-restaurativo/)
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Aunque esta revisión no es exhaustiva, se hace evidente que existen varios ejemplos para la justicia
restaurativa juvenil en Latinoamérica. Por lo general, los países han desarrollado legislaciones que
hacen referencia a la justicia restaurativa y existe una gran diversidad de prácticas, variando de
prácticas institucionalizadas a prácticas más informales.
En términos generales, la evidencia plantea que los programas de justicia restaurativa pueden producir
efectos beneficiosos para sus participantes, especialmente en comparación a los procedimientos
judiciales tradicionales. Víctimas y ofensores, por ejemplo, encuentran el proceso más justo, terminan
más satisfechos, valoran la oportunidad de contar su historia y sienten que un proceso restaurativo
toma en cuenta sus opiniones (Poulson, 2003, como citado en Bouffard, Cooper & Bergseth, 2016, p.2).
En consonancia con los objetivos de la justicia restaurativa, los programas aumentan la participación
de la víctima y la comunidad en procesos judiciales y además producen percepciones de equidad
procesal en los participantes (Latimer, Dowden & Muise, 2005; Bouffard, Cooper & Bergseth, 2016,
p.2).
Sin embargo, es fundamental considerar que la evidencia también indica que los resultados positivos
de la justicia restaurativa están necesaria e indisolublemente vinculados a buenas prácticas. Aunque
en general los estudios realizados en países con mayor desarrollo de justicia restaurativa identifican
siempre porcentajes minoritarios de insatisfacción por parte de víctimas y ofensores, un punto común
es el hecho que los usuarios reportan malas experiencias cuando hay fallas de la implementación. Por
ejemplo, Shapland y colaboradores (2007) indicaron que la insatisfacción se había producido cuando
a) hay una disputa que no puede resolverse respecto de la víctima y el ofensor en relación a cómo
ocurrieron los hechos (falta de responsabilización del ofensor, por ejemplo), lo que podría prevenirse
con dedicado proceso de preparación, b) mediadores o facilitadores fueron muy dominantes en dirigir
la sesión o por el contrario, muy pasivos en momentos de especial dificultad; c) cuando el programa
de mediación no mostró a las partes el contenido de los informes redactados al final del proceso; d)
cuando el programa no completó el trabajo prometido en términos de seguimiento del proceso hasta
el cumplimiento del acuerdo. En el caso de víctimas, a los factores anteriores se agregan la percepción
de un mediador no neutral y falta apropiada de preparación (Morris et al., 1993; Strang, 2002).
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
El concepto de justicia procedimental se refiere a cómo los participantes del sistema judicial perciben
el proceso en sí mismo y en qué se basan para definir un procedimiento como “justo”. Esta noción
indica, apoyado por la evidencia empírica, que los sujetos tienden a considerar más importantes como
se da el procedimiento en sí mismo que el resultado. La justicia procedimental está altamente
relacionada con percepciones de imparcialidad, participación por parte de los usuarios y equidad en el
procedimiento (Lind & Tyler, 1988; Bolívar, 2012).
En general, se ha identificado los procedimientos restaurativos como procesos con alto sentido de
justicia procedimental (Pemberton, Winkel & Groenhuijsen, 2006), lo que ha sido comprobado por la
evidencia. Inesperadamente, por ejemplo, estudios en Canadá, Bélgica y Holanda demuestran que las
víctimas satisfacen ampliamente necesidades procedimentales a través de procesos de mediación o
conferencias, entendiendo éstas como voz, participación, flexibilidad y sensación de control sobre el
proceso de toma de decisiones (aún en casos de delitos serios donde la mediación se desarrolló como
un proceso de dialogo en la etapa de ejecución de la sentencia sin tener injerencia alguna en el proceso
judicial) (Van Camp y Wemmer, 2013; Bolitho, 2015).
Uno de los orígenes de la justicia restaurativa se encuentra en los movimientos civiles de victimas en
los años 80’s tanto en Estados Unidos como Europa. Estos movimientos demandaban mayor
participación en el proceso judicial y visibilización del daño causado, así como posibilidades de
reparación (Vanfreachem & Bolívar, 2015). La reparación generalmente se refiere a “compensar lo que
ha sido dañado en el pasado”, y puede ser simbólico, material o relacional (Walgrave, 2008, p.27).
Pensando en la reparación relacional, la justicia restaurativa trata de reparar las relaciones entre el
ofensor y la víctima, pero también entre la víctima/ofensor y su entorno social (Braitwaite, 1997), lo
cual debe realizarse cuando las víctimas no sienten demasiada responsabilidad o presión para
participar (Wemmers, 2002, p.55).
Daly (2006) indica que cualquier tipo de participación en el proceso penal (a través de justicia
restaurativa) puede producir empoderamiento. El ‘empoderamiento’ se entiende como sentimiento
de participación, poder de participar y de tomar decisiones, abordar dificultades e identificar recursos
disponibles (Vanfraechem & Bolívar, 2015). Estos efectos son especialmente relevantes cuando la
victimización implica como pérdida de poder (Bolívar, 2010). En la justicia restaurativa, la víctima busca
su propia restauración de forma activa (Vanfraechem & Bolívar, 2015).
La justicia restaurativa además puede tener efectos psicológicos positivos en las víctimas. Estudios han
mostrado que puede disminuir sentimientos de ansiedad causados por el delito y recuperar el
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
autoestima de las personas. En el caso de un trastorno de estrés postraumático, una intervención con
justicia restaurativa puede disminuir los síntomas (Angel, 2005; Bolívar, 2013, p.193; Wemmers, 2002,
p.54).
Por su parte Daly (2017) resalta, más que los beneficios terapéuticos, las necesidades de justicia o
procedimentales que tienen las víctimas. Ellas tienen una necesidad de información, compensación,
participación, protección, reparación emocional y apoyo práctico. Todas estas necesidadespodrían
satisfacerse a través de procesos restaurativos (Wemmers, 2002).
Varios estudios han indicado que la justicia restaurativa puede tener un efecto positivo en (bajar) la
reincidencia y reducir el crimen (p.ej. Braithwaite, 2007; Claessen, Zeles, Zebel & Nelen, 2015; Latimer,
Dowden & Muise, 2005, p.137; Maxwell & Morris, as cited in Lauwaert & Aertsen, 2016). En general,
estos estudios muestran que la justicia restaurativa tiene un potencial para reducir la reincidencia
(Lauwaert & Aertsen, 2016, p. 345-346). Sherman, Strang, Mayo-Wilson, Woods & Ariel (2015, p.12)
indican que la justicia restaurativa tiene los mejores efectos en bajar la reincidencia en delitos serios.
Estos autores concluyen que las conferencias de justicia restaurativa parecen funcionar mejor en
delitos violentos, que en otros tipos de delitos (sobre todo en comparación con delitos de la
propiedad).
Con respecto a jóvenes, se han encontrado resultados similares. Un estudio de Rodriguez (2007), que
utilizó datos oficiales de los tribunales de menores en un área metropolitana urbana en Estados Unidos,
indica que los menores que participaron en un proceso de justicia restaurativa tenían menos
probabilidad de reincidir que jóvenes ofensores en el grupo control. Además, en un estudio de
seguimiento de los efectos, se hizo claro que una intervención restaurativa en jóvenes redujo el riesgo
de reincidencia hasta por lo menos tres años después del hecho. Los jóvenes que si reinciden, muestran
menos ofensas nuevas y comportamiento delictuales menos graves en el futuro (Bergseth & Bouffard,
2007).
Es entendible que estos (posibles) efectos reductores en la reincidencia, en particular, puedan tener
gran influencia en el hecho de que las políticas públicas consideren la opción de incorporar
intervenciones restaurativas (Bouffard, Cooper, Bergseth, 2016, p.2). Por esta razón, lo siguiente se
centrará principalmente en la relación entre la justicia restaurativa, la reincidencia y el desistimiento.
Para entender bien los efectos de la justicia restaurativa en la reincidencia, es relevante tratar de
entender las motivaciones para no reincidir. El estudio del desistimiento, definido como “la ausencia
de ofensa entre los individuos que previamente habían ofendido en intervalos repetidos” (Maruna,
2016, p. 289) trata de entender cómo y por qué los individuos que etiquetamos como ‘ofensores’ dejan
de cometer delitos. Lo anterior tiene que ver con la identificación de los factores sociales y psicológicos
50
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
asociados con la terminación de carreras criminales y la adopción de un estilo de vida pro-social (Claes
& Shapland, 2016, p. 306). Elementos positivamente asociados con el desistimiento son, por ejemplo,
tener empleo, apoyo social, relaciones íntimas, acceso a educación y auto percepciones de la
posibilidad de tener una vida no ofensiva. Las personas alrededor del ofensor son muy importantes,
tanto en las decisiones iniciales de desistir como en mantener el desistimiento. Las acciones e
influencia de la familia, pareja y los amigos pueden ser vitales en este proceso (Claes & Shapland, 2016,
p.303-306).
Según Lauwaert & Aertsen (2016, p.353-354), el proceso de desistimiento puede ser influenciado por
muchos factores, siendo la mediación víctima-ofensor sólo uno de ellos. En su estudio sobre la
mediación entre víctima y ofensor en Bélgica, se observó que la mediación tiene mejores resultados
cuando se produce en un contexto personal y social facilitador. Maduración, dejar el consumo de
drogas y alcohol, obtener trabajo, apoyo de profesionales (aparte del mediador) y apoyo de la familia
y otras personas importantes resultaron ser muy relevantes en los casos estudiados. En otras palabras,
para la mayoría de los participantes, la mediación resultó ser un apoyo relevante en un proceso de
cambio que ya se estaba iniciando. En pocos casos la mediación funcionó como un impulso inicial para
cambiar y desistir del crimen, lo que también se encontró en el estudio de Woolf (2009). Como
consecuencia, Claes & Shapland (2016) señalan que la justicia restaurativa puede desempeñar un rol
importante en mantener el desistimiento, más que en iniciar ese decisión. Debido a la voluntariedad
de la justicia restaurativa, es probable que por lo menos una parte de los ofensores participa como un
medio para consolidar o reforzar una decisión de desistir (Robinson & Shapland, 2008, p.347- 353).
Algunos aspectos de la justicia restaurativa (específicamente mediación entre víctima y ofensor) que
podrían ser identificados como favorecedores del desistimiento son, por ejemplo, la actitud del
mediador, un espacio abierto para la conversación, la confrontación con la víctima y su narrativa, y la
acciones orientadas a la reparación. Estos aspectos servirían para estimular el desistimiento porque
trabajan con emociones morales, promueven la percepción de “cierre del caso” en las personas
involucradas, confirma la percepción pro-social de la persona. Además, al ser la mediación una
estrategia que busca influenciar positivamente una decisión judicial, evita el contacto dañino y
destructivo con el sistema penal (Lauwaert & Aertsen, 2016, p.356-363).
Bouffard, Cooper & Bergseth (2016) han investigado el efecto de distintas intervenciones restaurativas
en la reincidencia en jóvenes ofensores en Estados Unidos. Las distintas intervenciones estudiadas son
la mediación directa entre víctima y ofensor, mediación indirecta (sin contacto cara a cara) y ‘paneles’
comunitarios. En los paneles comunitarios participaron, por ejemplo, personas importantes para la
víctima y el ofensor, funcionarios de la escuela, oficiales de policía y voluntarios de la comunidad. Los
resultados (con un promedio de seguimiento de 3,52 años) fueron comparados con un grupo control
que pasó por el procedimiento tradicional de justicia juvenil. En términos generales, la reincidencia fue
lo más alto en el grupo que pasó por el procedimiento tradicional (49,8%). La mediación directa tiene
un 33,5% de reincidencia y la mediación indirecta 27,3%. Los mejores resultados fueron encontrados
51
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
en el grupo que participó en un panel comunitario: la reincidencia bajó a 24,2%. Por otro lado una
complejidad general que ocurre en estudios de efectividad de la justicia restaurativa es que la mayoría
de los casos menos graves son derivados a la mediación, ya que podrían tener posibles efectos en la
reincidencia. Además, como se mencionó antes, la voluntariedad de participación puede significar que
las personas que participan ya están más dispuestos a desistir del crimen, lo que se ha denominado el
sesgo de autoselección (Latimer, Dowden & Muise, 2005, p.142). En el estudio de Bouffard, Cooper &
Bergseth (2016) los jóvenes del grupo control fueron significativamente mayores que los del grupo
experimental, tenían más contacto previo con las autoridades y tenían más probabilidades de haber
sido acusados por un delito violento. Sin embargo, los investigadores trataron de controlar estos
posibles efectos de selección en su metodología de análisis (Bouffard, Cooper & Bergseth, 2016).
Los resultados del estudio de Bouffard, Cooper & Bergseth (2016, p.13) indican que todas las
intervenciones estudiadas tienen un efecto positivo en bajar la reincidencia, en comparación con el
sistema tradicional de justicia juvenil. Ya una intervención mínima (sin contacto directo entre las
partes) reduce el riesgo de reincidencia. En la identificación de la efectividad en distintos tipos de
ofensores, se hizo evidente que los efectos positivos se encuentran principalmente en ofensores más
jóvenes, sin arrestos previos y con delitos de propiedad y violencia (Bergseth & Bouffard, 2007;
Rodriguez, 2007). Bouffard, Cooper & Bergseth (2016) sugieren intervenciones menos intensivas, que
requieran menos recursos, para los ofensores más jóvenes sin delitos previos, y reservar
intervenciones más intensivas (conferencias y paneles comunitarios) para los ofensores que
cometieron mayores daños a la víctima o a la comunidad. En términos más generales, los participantes
de las distintas formas de justicia restaurativa están satisfechos con el proceso y los resultados y se
sienten tratados de manera justa y respetuosa (Hayes, 2005, p.77; Van Camp & Wemmers, 2013;
Wilson, Olaghere & Kimbrell, 2017, p.3).
March & Maruna (2016) describen 24 historias de éxito de desistimiento, de jóvenes que participaron
en conferencias de restauración en Irlanda del Norte. El desistimiento fue evaluado para tres grupos
de jóvenes ofensores: jóvenes que participan esporádicamente en violencia grave, jóvenes con
participación persistente en la criminalidad y jóvenes infractores con problemas de adicción. En
consonancia con ´the age crime curve´, el desistimiento del crimen es un aspecto normativo de la
transición de la adolescencia a la edad adulta (Massoglia & Uggen, como citado en March & Maruna,
2016, p.375). Sin embargo, mantener el desistimiento fue una dificultad frecuentemente
experimentada por los participantes del estudio de March & Maruna (2016). Los jóvenes encontraron
dificultades para encontrar trabajo y mantenerse a sí mismos en un clima económico difícil. Indicaron
que había relativamente poca influencia del sistema penal juvenil y otras intervenciones en estos
obstáculos y sus procesos de desistimiento. El control social informal, el enfrentar una dura realidad y
nuevos significados en sus vidas por actividades y carreras pro sociales parecía ser más importante en
reemplazar motivaciones para ofender y el desistimiento. Sin embargo, March & Maruna (2016, p.376)
indican que la participación en conferencias restaurativas también tiene un rol (aunque limitado) en
las narrativas de los participantes. En este caso se dice que las conferencias en que los jóvenes se
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
encontraron cara a cara con una víctima, tuvieron un impacto duradero. Las conferencias parecen
tener el mayor impacto en jóvenes con participación limitada en el crimen, que indicaron experimentar
vergüenza por los hechos cometidos y el daño causado después de encontrarse con la víctima. En
jóvenes con participación más prolífica en el crimen, la conferencia parece tener poca influencia, sobre
todo cuando la víctima no participó o cuando el joven no se siente (completamente) responsable del
daño causado. Los jóvenes entrevistados atribuyeron su éxito por una gran parte a la relación formada
y contacto interpersonal con los funcionarios del centro, que ha sido llamada como una ‘alianza
terapéutica´ (March & Maruna, 2016, p.385). En este sentido el desistimiento se desarrolla en un
trabajo conjunto de las partes. La ´coproducción del desistimiento´ descrito por Weaver (2012), indica
que una transformación cognitiva del individuo ocurre frecuentemente durante un proceso interactivo
de re-establecimiento de la seguridad social. Los jóvenes sienten que tienen el potencial para cambiar,
y con el apoyo y la creencia del entorno social logran una transformación. En este sentido, un proceso
restaurativo puede tener efectos beneficiosos.
El presente estudio podría ser un aporte en estas consideraciones, ya que involucrar la comunidad y
abrir las posibilidades de mediación indirecta para ofensores específicos podrían tener mayores
efectos en bajar la reincidencia. Además, se hizo evidente que la relación interpersonal entre los
ofensores y el mediador es muy importante en lograr el desistimiento.
Hay autores que plantean que el objetivo principal de la justicia restaurativa no debe ser el promover
el desistimiento o eliminar la reincidencia; éstos plantean que estos objetivos deberían ser vistos como
un beneficio secundario (Robinson & Shapland, como citado en Maruna, 2016, p. 290). El propósito
principal de la justicia restaurativa debe ser restaurar el daño causado (Walgrave, como citado en
Claessen, Zeles, Zebel & Nelen, 2015). Según Zehr (2002, p.8-10) la rehabilitación de los ofensores es
un subproducto:
“Hay buenas razones para creer que, de hecho, tales programas [de justicia restaurativa]
reducirán la ofensa. [...] Sin embargo, la reincidencia reducida no es la razón de operar de los
programas de justicia restaurativa. La reincidencia reducida es un subproducto, pero la
justicia restaurativa se hace en primer lugar porque es lo correcto”
53
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Ivo Aertsen (comunicación personal, 1 de septiembre, 2017) señala que la presentación de nuevos
proyectos restaurativos como lo es la mediación penal, no debe centrarse en el desistimiento como
objetivo principal, ya que puede crear falsas expectativas en relación a sus resultados. Puede, sin
embargo, ayudar a lograr ciertos objetivos de desistimiento, reintegración y prevención.
Se han desarrollado dos modelos principales de rehabilitación de ofensores que tienen implicancias
distintas para el aspecto social en la reinserción de ofensores. En primer lugar existe el Modelo de
Riesgo-Necesidad-Responsividad (Modelo RNR), que se centra principalmente en la detección, manejo
y prevención de riesgos. Trata de identificar cuáles ofensores forman un riesgo para la comunidad, y
reducir estos factores de riesgo de la manera más rentable. “Los individuos son vistos como portadores
de riesgos, posibles agentes de daño o peligros (Ward & Langlands, 2009, p.207).” Las intervenciones
correccionales deberían ser enfocadas en lo que han sido definidos como los tres principios de
rehabilitación en este modelo: riesgo, necesidad y responsividad (Andrews & Bonta, 2003). El Modelo
RNR se enfoca en el ofensor como individuo y se preocupa menos de la reinserción social, ya que no
toma en cuenta la influencia que pueden tener los distintos entornos sociales y culturales en que este
individuo se encuentra. Por otro lado, el Modelo de Buen Vivir proporciona más asistencia a los
ofensores en lograr sus objetivos que el modelo de riesgo (Ward & Stewart, 2003; Ward & Maruna,
2007; Ward & Langlands, 2009). Ward & Maruna (2007) indican que desde la perspectiva del Modelo
de Buen Vivir, ofensores son seres humanos con necesidades y aspiraciones similares a los individuos
no ofensores. El Modelo trabaja desde la idea de que la promoción de bienes y objetivos específicos
en el tratamiento de ofensores, reduce automáticamente los riesgos de reincidencia. Según Ward &
Langlands (2009, p.206) se puede relacionar el Modelo de Buen Vivir a las prácticas de justicia
restaurativa, ya que sus principios son bastante parecidos. Abordan diferentes problemas (la
reparación del daño y reducción de riesgos a través de la mejora del bienestar), por lo tanto deberían
ser vistos como marcos normativos y prácticas distintas pero complementarias. Ambas teorías
incorporan valores prudenciales y éticos (Ward & Langlands, 2009, p.212) y mantienen una perspectiva
positiva de la reinserción social, es decir, que implica la focalización en los recursos personales y
comunitarios
La evidencia sugiere que existe una relación entre la delincuencia y los menores de edad, en el sentido
de que se ha demostrado que la participación en conductas delictivas aumenta durante la
adolescencia. Esto es conocido como “la curva de la edad y el crimen” (the age-crime curve, en su
idioma original), donde se expone que la actividad delictiva aumenta durante la adolescencia y luego,
tiende a disminuir (Farrington, 1986, p.189). Además, diferentes tipos de criminalidad aumentan a
diferentes edades. A la edad de 16 años, se ha identificado un aumento en los delitos contra la
propiedad, y a los 17 se presentan los números más altos de los crímenes violentos (Farrington, 1986;
Steinberg, Cauffman & Monahan, 2015).
El desarrollo teórico multidisciplinar ha evidenciado que el desarrollo del cerebro podría explicar
parcialmente las conductas agresivas y violentas frecuentemente asociadas con la adolescencia. Al
respecto, investigaciones neurobiológicas demuestran que el cerebro está completamente
desarrollado entre los 23 y 25 años de edad. En este sentido, se explica que, con el crecimiento, las
decisiones serían cada vez menos impulsivas y los jóvenes desarrollarían mayor empatía con otras
personas (Crone, 2008, citado en Wolthuis & Berger, 2017).
Para terminar, Wijers & Grisso (2009) hablan de las implicancias legales de la consideración de los
adolescentes como sujetos en desarrollo, señalando que "los adolescentes son demasiado jóvenes
para ser considerados plenamente responsables de violar la Ley, pero demasiado viejos para ser
considerados completamente no responsables" (Wijers & Grisso, 2009, p.66). Por su parte, Chapman
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
y colegas (2015) indican que, si es posible, la delincuencia juvenil debe ser respondida de manera
informal, privilegiando acciones con enfoque restaurativo, evitando riesgos de estigmatización y
exclusión del joven. Esta priorización del enfoque restaurativo se podría vincular con la consideración
de que, en estas prácticas, como la mediación de conflictos, se pueden desarrollar efectos reflexivos y
socio-educativos (Vezzulla, 2010); además de considerarse como uno de los métodos más eficaces para
apoyar a la reintegración del joven y lograr reparación del daño para la víctima (Chapman et al., 2015).
En Chile no se han realizado estudios de trayectorias delictivas en jóvenes que cumplan la rigurosidad
teórica y metodológica de los estudios longitudinales internacionales (Centro de Estudios en Seguridad
Ciudadana, 2012). A pesar de ello, se han realizado estudios de alcance exploratorio-descriptivo que
pueden dar luces de las características de los jóvenes infractores en el contexto nacional.
En un estudio reciente en el contexto nacional (Fuentealba, 2016), cuyo objetivo fue identificar los
factores que inciden en la reincidencia penal de los adolescentes infractores de Ley pertenecientes a
la cohorte de egresados en el año 2012 (N= 6.322), que cumplieron sanción en centros y programas
de la red SENAME, se encontró que las tres variables que tienen más fuerza predictiva respecto a la
reincidencia con jóvenes infractores, corresponden a situación de calle, consumo de drogas y situación
de rezago o deserción escolar (Fuentealba, 2016). A continuación, se presentan los hallazgos de dicha
investigación, que presenta como uno de sus resultados la definición de un perfil de los jóvenes
infractores en Chile, en contraste con algunos resultados de estudios previos.
En primer lugar, en cuanto a las características personales, se desprende que el 89,8% de los/as jóvenes
infractores de Ley son de sexo masculino y un 10,2% de sexo femenino. En relación a la reincidencia,
el 55% de los jóvenes de sexo masculino reincidió, en contraste con un 43,8% de sus pares mujeres. En
cuanto a la edad al egreso de la sanción, la mayor concentración con un 42,6% se encuentra entre los
17 y 18 años; al respecto se constató que adolescentes con menor edad al primer ingreso a SENAME,
presentan la mayor tasa de reincidencia, alcanzando el 72,5% en jóvenes que ingresan a los 14 años
(Fuentealba, 2016).
Respecto a los factores familiares, sólo fue posible observar datos vinculados a la composición familiar
y se encontró que los de la muestra analizada tienen en promedio 1,9 hermanos y en cuanto a la
56
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
reincidencia, destaca que la tasa es mayor cuando hay más hermanos (Fuentealba, 2016).
Por otro lado, respecto a vulneraciones de derechos, si bien, en los jóvenes infractores de la cohorte
de estudio son bajas, son mayores que las del promedio nacional. Así, se observa que un 4% tiene
registros de ingreso a la Red de protección de SENAME por la causal de abandono, en comparación al
1% a nivel nacional; el 3,8% por la causal de vivir en situación de calle versus el 0,02 a nivel nacional; y
el 1,7% presenta al menos un diagnóstico por maltrato versus el 0,01% en la población nacional. En
cuanto a las tasas de reincidencia, tienden a ser mayores en los casos en que los jóvenes han
experimentado situación de calle (82,5%) y en la variable de abandono (73,6%) (Fuentealba, 2016).
En cuanto a la situación económica, se encontró que el 56,5% de los jóvenes infractores de la muestra
viven en situación de pobreza, cifra mayor también que la a nivel nacional, donde la última encuesta
CASEN refiere que entre la población de 14 a 17 años un 20,4% vive en esta situación. En cuanto a la
reincidencia, el 59,6% de los jóvenes en situación de pobreza reincidió (Fuentealba, 2016). Este
hallazgo es coherente con un estudio previo de trayectorias en jóvenes infractores, donde se señala
que, en casos de este tipo, en contexto de pobreza, se genera un ambiente que propicia la mantención
de la actividad delictiva, al constituirse el ingreso generado por el joven como una compensación a las
dificultades económicas familiares (Mettifogo y Sepúlveda, 2005).
Por lo que respecta al consumo de drogas, es una de las variables que presenta mayor fuerza predictiva
sobre la reincidencia en el estudio, ya que 65,4% de los jóvenes infractores presenta consumo habitual
o problemático de drogas y de éstos un 62% es reincidente (Fuentealba, 2016). Vale mencionar que,
estudios previos refieren que el tránsito en el consumo de sustancias desde habitual a problemático
es un elemento crítico, pues los jóvenes comenzarían a cometer delitos “para consumo” (Mettifogo y
Sepúlveda, 2005).
En relación a su historial criminógeno, el 92,3% de los jóvenes de la cohorte de estudio tenían al menos
una causa judicial previa. Al respecto, quienes contaban con una causa anterior no presentaban
diferencias significativas de reincidencia frente a quienes no tenían causas previas; no así en contraste
con quienes tenían mayores causas anteriores, donde se evidenció que mientras más causas previas,
mayor reincidencia, llegando al 85,5% entre quienes tenían 11 o más causas anteriores (Fuentealba,
2016). Este hallazgo coincide con los estudios que identifican un cierto “continuo” en el
comportamiento delictivo, especialmente porque se ha determinado que en general los infractores
57
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
adultos poseen una amplia experiencia vinculada al delito desde la adolescencia (CESC, 2012).
Por último, otro dato relevante es que, en cuanto a los tipos de delitos, el estudio citado señala que el
89,9% pertenece a condenas por delitos contra la propiedad y el 10,1% fueron delitos contra las
personas (Fuentealba, 2016), dato coincidente también con estudios previos (CESC, 2012). Por último,
respecto a la vinculación de esta información con la reincidencia, se encontró que de quienes fueron
condenados por delitos contra la propiedad, un 55,6% reincidieron, mientras que un 38,4% reincidió
en delitos contra las personas (Fuentealba, 2016)
Antes de describir los resultados de la evaluación es relevante describir en términos generales como
se desarrolló el Estudio Práctico, esto es, la práctica piloto de mediación.
Como ya se mencionó anteriormente, el Estudio Práctico comenzó oficialmente con la firma del
Convenio entre las tres instituciones colaboradoras en diciembre de 2016. En paralelo al proceso de
firma, se desarrolló una primera capacitación por parte del Equipo Investigador con los actores de la
Fiscalía y Defensoría que participarían en la selección de casos para el Estudio Práctico. Esta
capacitación tomó la forma de diferentes instancias de discusión con relatores externos en temáticas
centrales para el proyecto tales como justicia restaurativa, víctimas y justicia restaurativa; modelo
transformativo de mediación, y Justicia restaurativa y Ley de responsabilidad Penal Juvenil.
Las derivaciones comienzan a promoverse desde diciembre, llegando el primer caso en febrero del año
2017. Desde ese momento las derivaciones se producen a un ritmo espaciado. El equipo coordinador
promovió habitualmente entre los operadores la Estudio Práctico fuera un piloto que permitiera
aprender de su implementación lidiando con un número manejable de casos.
En esta sección brindamos información sobre los casos recibidos por el Estudio Práctico durante enero
a octubre del 2017, dando cuenta del tipo de casos recibidos y otras características relevantes.
La descripción que hacemos en esta sección proviene las bases de datos del Estudio Práctico
manejados por el equipo Coordinador.
Durante la implementación del Estudio Práctico y el tiempo que duró el acompañamiento por la
Universidad de Chile, se derivaron un total de 27 a mediación. Detrás de este número hubo muchos
otros casos que fueron seleccionados (97) pero fueron descartados. La diferencia entre los 97 casos
seleccionados y los 27 finalmente derivados se explicarán en la sección de resultados 5.1.4 “Selección
de casos”. En esta sección nos focalizaremos en los casos efectivamente derivados, es decir, casos
cuyas carpetas lograron llegar a manos de la mediadora para que ésta comenzara el proceso de
mediación.
58
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
De los 27 casos derivados, 9 casos correspondieron a hechos ocurridos durante el año 2016 (33,3%) y
los 18 restantes durante el año 2017 (66,6%).
Respecto a los casos derivados, se observa, en relación con el total (27), que la categoría de Lesiones
es la más derivada (44,44%), seguida de Robos (18,51%) y Hurtos (11,11%). En la Tabla N°13 se podrán
observar con mayor detalle la proporción de casos derivados según la categoría de delitos.
El detalle de los tipos penales de los casos derivados se observa a continuación en la tabla N°14.
Adicionalmente, la Tabla N°14 muestra el porcentaje que representan los delitos derivados con
relación al total de casos seleccionados del mismo tipo penal.
5
% en del tipo penal con relación a los casos derivados.
59
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
En los casos derivados, los delitos contra las personas son prevalentes, representando el 55,55%. Lo
anterior se podrá observar con mayor detalle en la tabla N° 15.
Tabla N°16: Delitos de Mayor Connotación Social seleccionados (S) y derivados (D)
6
Los DMCS es una clasificación realizada por Carabineros de Chile y se refiere a los delitos denominados como
"Delitos Violentos" (Robo con Violencia, Robo con Intimidación, Robo por Sorpresa, Lesiones, Homicidio y
Violación), y "Delitos Contra la Propiedad" (Robo de Vehículo Motorizado, Robo de Accesorios de Vehículos, Robo
en Lugar Habitado, Robo en Lugar no Habitado, Otros Robos con Fuerza y Hurto).
60
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Un hito relevante en el desarrollo del Estudio Práctico fue el primer acuerdo logrado, el día 5 de junio
de 2017 ya que con posterioridad a esa fecha, el número de derivaciones aumentó. En la Tabla N°17
se pueden ver la tipología de delitos derivados en la primera mitad de la implementación del Estudio
Práctico (febrero-junio 2017) y los derivados en la segunda mitad (julio-octubre 2017). Se observa que
el aumento en número no significó un cambio significativo en términos de la diversidad de delitos que
se recibieron.
Sobre las características de los casos derivados, 11 casos corresponden a denuncias, 10 a flagrancias y
6 casos judicializados. En cuanto a las comunas de los casos derivados, Santiago, Recoleta y Quilicura
son las prevalentes, como muestra la Tabla N°18.
Comuna Casos
Cerro Navia 1
Conchalí 2
Estación Central 3
61
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Huechuraba 1
Independencia 1
Lo Prado 1
Quilicura 4
Quinta Normal 2
Recoleta 4
Renca 2
Santiago 6
Total 27
En lo que respecta a los usuarios, 9 ofensores corresponden jóvenes de sexo femenino y 20 de sexo
masculino7, con un promedio de 16 años, donde el menor tiene 14 años y el mayor 18. En el caso de
las víctimas, hay 10 víctimas de sexo femenino y 15 de sexo masculino8; cuya edad fluctúa entre los 13
y 83 años, con un promedio de 33,7 años.
Del total de casos derivados, no todos fueron efectivamente intervenidos. De estos, 5 casos fueron
cerrados por imposibilidad de contactar a alguna de las partes: en 2 casos a la víctima y en 3 al ofensor.
Esto significa que de los 27 casos derivados, hubo 5 en los cuales no pudo comenzarse proceso alguno.
Dado que el caso derivado se refiere al caso que llega a las manos de la mediadora, esta cifra de casos
inubicables en la lista de los “derivados” se produce cuando es ella quien realiza los primeros contactos
con los casos, en la segunda mitad del primer año de implementación. Como podremos ver en la
sección de “Selección de casos” (5.1.4) esta situación también se produce entre los casos
seleccionados, especialmente cuando eran los operadores quienes realizaban la invitación a
mediación.
Otra forma de cierre fueron casos considerados no mediables (8): 5 casos dado que la víctima rechazó
participar una vez ya iniciado el proceso y 3 casos catalogados no mediables por la mediadora. La Tabla
N°19 muestra el detalle de los casos no intervenidos.
7
Tener en cuenta que en algunos casos hay más de un ofensor involucrado.
8
En los 2 casos restantes, no aplica esta variable pues se trata de Empresas.
62
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Criterio Prevalencia9
Caso inadecuado 3 (23,07%)
Víctima rechaza participar 5 (38,46%)
Víctima inubicable 2 (15,38%)
Ofensor inubicable 3 (23,07%)
Total 13
Del total de casos derivados se llevó a cabo, por lo tanto, una intervención con 14 casos. De estos, 6
fueron cerrados en mediación con acuerdo cumplido10 (42,85% de los casos intervenidos); 1 caso fue
cerrado luego de que no fuera posible ubicar al ofensor, una vez ya iniciado el proceso (7, 14% de los
casos intervenidos). A la fecha de este informe, 7 casos se encuentran están vigentes (50% de los casos
intervenidos). La Tabla N°20 expone el estado de los casos intervenidos.
Los casos cerrados con acuerdo pertenecen a las categorías de Robo, Lesiones y Cuasidelito; donde,
además, 4 casos corresponden a Delitos de Mayor Connotación Social (DMCS). En cuanto a las comunas
de ocurrencia de los delitos, se encuentra Santiago (2), Quilicura, Cerro Navia, Renca y Recoleta. Dos
de los seis casos cerrados con acuerdo corresponden a delitos ocurridos el año 2016; los 4 restantes,
el presente año 2017. De estos 6 casos, 3 de estos casos corresponden a denuncias, 2 a flagrancia y 1
caso ya se encontraba judicializado.
Por otro lado, en cuanto a las características demográficas de los usuarios, es posible identificar que
todos los ofensores corresponden a jóvenes de sexo masculino, cuyas edades fluctúan entre los 15 y
17 años, con un promedio de 15,8 años. En el caso de las víctimas, encontramos 4 víctimas de sexo
masculino y 2 de sexo femenino, cuya edad mínima es 14 y edad máxima 58, con un promedio de 29
9
% en relación a casos no intervenidos.
10
En un caso el cumplimiento fue parcial.
11
% en relación a casos intervenidos.
63
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
años.
Por último, tal como se observa en la tabla N°21, en 1 de los casos se llegó a acuerdo en una mediación
indirecta; mientras que, en los 5 casos restantes, se llevó a cabo una mediación directa.
Tipo Penal Comuna Fecha Edad Sexo Edad Sexo Tipo de caso Mediación
ocurrencia ocurrencia ofensor ofensor víctima víctima
delito del delito
Robo con Quilicura 12-01- 1612 M 58 M Flagrancia Mediación
intimidación 2017 indirecta
Robo bien Santiago 13-02- 15 M 42 M Flagrancia Mediación
nacional uso 2017 directa
público
Lesiones Santiago 06-11- 15 M 31 M Denuncia Mediación
graves 2016 directa
Lesiones Cerro 07-12- 17 M 16 F Denuncia Mediación
menos Navia 2016 directa
graves
Cuasidelito Renca 28-08- 17 M 14 F Judicializado Mediación
homicidio 2017 directa
Lesiones Recoleta 10-08- 15 M 13 M Denuncia Mediación
graves 2017 directa
Tabla N°22: Cantidad de casos seleccionados, derivados, intervenidos y cerrado con acuerdo según
institución que selecciona.
12
En este caso se involucraron 2 ofensores, sin embargo, sólo uno de ellos cerró el caso con acuerdo, por lo que
sólo se considera su edad y sexo.
64
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Ministerio de Justicia y 13 2 2 1
Derechos Humanos (MJYDH)
MCA 8 2 2 0
Total de casos 97 27 14 6
En la Tabla N°23 se expone el detalle de los tipos penales seleccionados por institución, además del
total de casos seleccionados (Total S) y total de casos derivados (Total D).
En la categoría de delitos contra la libertad e intimidad de las personas, el Ministerio Público seleccionó
21 casos de amenazas, donde sólo 1 caso fue derivado. Esta diferencia se explica en mayor medida por
el tipo de caso, seguido por la decisión técnica del MJYDH de no derivar por considerarlos casos no
mediables.
La Defensoría Penal Pública seleccionó 27 casos, es decir, 27,83% del total de casos seleccionados (97),
de los cuales el 44,44% fue derivado a mediación (12 casos), representando, por lo tanto, a la
institución que seleccionó más casos derivados. De estos últimos, el 25% fue intervenido (3 casos),
donde uno de ellos fue terminado con acuerdo en mediación. La Tabla N°25 resume esta información.
En el caso de la Defensoría, la prevalencia de casos derivados está en la categoría de Robos (14 casos)
y, sin embargo, sólo 3 de ellos fueron derivados. Entre las razones que explican la no derivación de
estos casos se encuentra, en primer lugar, que el fiscal del caso no accede, seguido por las condenas
previas del ofensor.
Robos no violentos 4 2 2 1 0
Otros delitos contra la 2 1 1 1 0
propiedad
Otros delitos 1 1 1 0 0
Hurto 1 1 1 0 0
Total 27 12 12 4 1
En el caso del MJYDH, fueron seleccionados y propuestos 13 casos, lo que corresponde al 13,80% del
total de casos seleccionados (97) y de ellos, el 15,38% fue derivado a mediación (2 casos). Estos 2 casos
derivados fueron intervenidos, resultando ambos cerrados con acuerdo en mediación13. La Tabla N°26,
que se presenta a continuación, resume esta información.
Respecto a la no derivación de los casos seleccionados por el MJYDH se encuentran variadas razones
como que el territorio no corresponde a la fiscalía centro norte, caso ya terminado, víctima inubicable,
ofensor no se presenta, primando las condenas previas del ofensor.
Los Programas de Medidas Cautelares, antes individualizados, seleccionaron 8 casos, es decir, el 8,24%
del total de casos (97). De ellos, el 25% fueron derivados e intervenidos (2 casos), sin embargo, ninguno
de ellos terminó con acuerdo. La Tabla N°27 resume esta información.
Los casos no derivados se explican por el tipo de casos, en segundo lugar, porque el fiscal no accede y,
por último, por tratarse de casos ya terminados.
13
En un caso y habían involucrados 2 ofensores y se cerró con acuerdo sólo para uno de ellos.
67
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Lesiones 3 1 1 0 0
Robos no violentos 1 0 0 0 1
Otros delitos 1 0 0 0 0
Total 13 2 2 0 0
68
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
5. Resultados
En esta sección presentamos los principales resultados del acompañamiento realizado al Estudio
Práctico por parte del equipo Investigador de la Universidad de Chile. Los resultados se dividen en dos
secciones: la primera hace referencia al proceso de implementación propiamente tal. En este primer
apartado se informan diferentes actividades o gestiones realizadas que tuvieron como objetivo apoyar
la implementación del Estudio Práctico. Además de describir estas acciones, se agrega un análisis en
términos de los facilitadores y obstaculizadores identificados en el proceso.
Las dimensiones específicas a tratar son: el proceso inicial de desarrollo del modelo de mediación
empleado, el proceso de validación y coordinación al interior del Estudio Práctico, la especialización de
sus operadores (incluido el proceso de capacitación y sensibilización), el proceso de selección de casos,
y la invitación a las partes. La sección finaliza con un apartado en que nuestro asesor internacional hace
algunas reflexiones sobre estos temas.
Este informe tiene además un cuerpo de anexos, de los cuales varios se destinan a describir resultados
cualitativos en detalle. Por esta razón, se recomienda complementar la lectura de los resultados de
esta evaluación con los anexos respectivos, los cuales serán indicados a lo largo del texto.
Este aparatado describe las acciones y estrategias ejecutadas con el fin de implementar el Estudio
Práctico. Los temas que vienen a continuación se describen según una lógica de orden temporal, sin
perjuicio que en su mayoría estos procesos se desarrollaron de manera paralela.
En esta sección se consignan las estrategias empleadas para definir el modelo de mediación y su
fundamento, las decisiones operativas y metodológicas tomadas y, más operativamente, el flujo de
atención diseñado
el segundo trimestre del año 2016 una propuesta de modelo contenida en un documento llamado
“Estudio Práctico de Mediación Penal Juvenil. Modelo de Trabajo”. Este documento había sido
elaborado como una versión preliminar que consideraba aspectos teóricos y operativos para la
implementación de la experiencia. Un primer paso de este proceso fue, por lo tanto, bridar asesoría a
esta primera propuesta, liderada por la asesora experta en Mediación, Marcela Fernández, con el
apoyo de la académica coordinadora de la evaluación del Estudio Práctico, Daniela Bolívar. En esta
instancia se realizó una retroalimentación al modelo de trabajo preliminar y se discutieron los ejes
centrales del modelo de mediación que se implementaría.
La asesoría al diseño del modelo de mediación penal juvenil comprendió dos tipos de actividades, los
cuales se detallan en la Tabla N°28.
14
Los cuatro informes entregados se titulan como siguen:
a) Diseño e Implementación de un Programa Piloto de Mediación Penal Juvenil: Contexto, Paradigmas y
Fundamentación.
b) Sistematización de dos Modelos de Referencia. Modelo del Centro de Mediación para Adolescente
Autores de Infracción y sus Víctimas, Santa Catarina, Brasil. Modelo de Servicio de Mediación y
Asesoramiento Técnico a la Justicia de Menores, Cataluña, España.
c) Tipos de Intervención. Etapas del Procedimiento y Objetivos Metodológicos del Programa Piloto de
Mediación Penal Juvenil. Homologación y Seguimiento de los Compromisos y Acuerdos.
d) Fundamentación del Modelo de Mediación Base de la Intervención Técnica en el Proyecto Piloto de
Mediación Penal Juvenil. El Modelo Transformativo como aporte al Desarrollo Moral del Joven Infractor.
70
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Las Naciones Unidas (2006) establecen varios criterios que deben tomarse en consideración al
momento de definir los componentes centrales de una práctica de justicia restaurativa. Algunos de
ellos son la relación del programa con el sistema penal, grado de participación de la comunidad, grado
de participación de la víctima y el enfoque de rehabilitación de los ofensores. Por esta razón, uno de
los aspectos que la asesoría resaltó desde un comienzo fue la necesidad de definir el enfoque con el
cual se abordaría la práctica restaurativa, ya que, si bien la fundamentación general hacía referencia a
la noción de justicia restaurativa, éste no identificaba una orientación específica, apareciendo como
un modelo neutro en el cual no se distinguían con claridad sus elementos diferenciadores.
A continuación, se describen los componentes por los cuales se decidió en el contexto del Estudio
Práctico. Estos componentes son coincidentes con los planteamientos de la Convención y con la
Política de Infancia y Adolescencia, ya que se entiende que el Estado debe asumir las necesidades
particulares de los adolescentes en el tratamiento de la infracción juvenil.
Estos componentes también hablan de la víctima. La inclusión de la víctima se justifica desde otra
dimensión: desarrollar procesos y prácticas restaurativas es diferente a desarrollar una intervención
con finalidad educativa con personas ofensoras (Walgrave, 2008) ya que la justicia restaurativa no solo
se preocupa de la reinserción social sino también y especialmente en la reparación del daño. En este
enfoque, el proceso de responsabilización es entendida como una tarea necesaria para reparar un
daño personal y social causado por el delito. Este proceso toma mayor relevancia cuando el joven se
reúne con la víctima: se ha planteado que los procesos rápidos, directivos, con poca involucración
emocional son de menos impacto que un proceso donde las partes pueden involucrarse
emocionalmente (Olalde, 2015) y donde el joven puede verse confrontado a las consecuencias de su
conducta. En segundo lugar pero no menos importante, la decisión de involucrar a la víctima también
alude a una política de seguridad pública que busca entregar espacios de mayor participación a la
víctima en el proceso judicial. Desde ese punto de vista el Estudio Práctico también se inscribe en la
Política Nacional de Víctimas de Delitos, desarrollada por la Subsecretaría de Prevención del Delito del
Ministerio del Interior y que explícitamente menciona la justicia restaurativa como una de las tareas
pendientes a desarrollar.
i. Modelo balanceado de justicia restaurativa adherido a los principios establecidos por las Naciones
Unidas
Si bien la consideración de las necesidades del infractor juvenil y las de las víctimas en la mediación son
perfectamente compatibles, el proceso puede presentar una tensión en relación a los objetivos que
puede perseguir una práctica de justicia restaurativa. La determinación del paradigma de justicia
restaurativa que orienta el Estudio Práctico determinará las necesidades que se buscan satisfacer
mediante el servicio que se ofrecerá y orientarán el diseño técnico de las intervenciones profesionales,
71
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
la participación de los actores del sistema y las estrategias en las decisiones operativas.
Dentro de los paradigmas de la justicia restaurativa, es posible visualizar dos enfoques; el paradigma
restaurativo, orientado principalmente a satisfacer las necesidades de las víctimas, y el paradigma
responsabilizador - educativo, orientado a proporcionar un soporte metodológico en el proceso
educativo del infractor.
Los programas que asumen el paradigma restaurativo consideran como objetivo principal la reparación
integral de la víctima considerando la satisfacción de todas sus necesidades en diversos ámbitos. En
algunas prácticas restaurativas que se originan en este enfoque no existen objetivos en la intervención
referidos al ofensor, como ocurre en la mediación penal víctima – ofensor, en la cual la persona que
ha cometido el delito puede encontrarse cumpliendo condena, y su participación cede principalmente
en beneficio del proceso de reparación psicológica de la víctima.
Los programas que asumen el paradigma responsabilizador - educativo, propio de la Justicia Juvenil
Restaurativa, consideran como objetivo principal la resocialización o readaptación del joven en la
convivencia con la comunidad mediante un proceso educativo que promueve un cambio conductual a
partir de la experiencia de la responsabilización del daño producido por la infracción. En este enfoque
los beneficios para la víctima son un efecto secundario, por lo que su participación juega
principalmente un rol en el proceso educativo del joven infractor. En ocasiones incluso el proceso de
responsabilización del joven es un objetivo del Programa independiente de la presencia o ausencia de
la víctima. Este análisis se apoyó en una revisión bibliográfica realizada por la asesora experta en
mediación (Ver Anexos N°10-13).
En el Estudio Práctico se asumió un enfoque de justicia restaurativa ecléctico, que pretende equilibrar
los intereses de readaptación del joven infractor con el respeto por los derechos y necesidades de la
víctima. Estas definiciones previas referidas a los paradigmas de la justicia restaurativa permitieron
orientar varias decisiones técnicas y operativas del modelo.
Desde un enfoque balanceado, donde tanto la víctima como el infractor son considerados
protagonistas, las necesidades de la víctima se instalan en un lugar central. La víctima no participa con
el fin de “servir” al proceso personal del ofensor, sino que se involucra en el proceso porque éste puede
satisfacer sus necesidades personales de reparación. El concepto de reparación, tal como es entendido
en el Estudio Práctico, implica la posibilidad de la víctima de a) experimentar reconocimiento por el
daño sufrido, reconocimiento que viene tanto del servicio como del ofensor, cuando éste acepta
responsabilidad en los hechos, b) de participar activamente (y no ser sólo “testigo”) en el proceso de
toma de decisión que concierne a su caso.
72
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
iii. Responsablización
En las prácticas de Justicia Restaurativa Juvenil el foco de la intervención apunta a una finalidad socio-
educativa, en la cual la experiencia de responsabilización es un medio para aportar al crecimiento moral
del joven y a su proceso de independencia y autonomía. Este elemento implica que el mediador no
solo promoverá la responsabilidad del joven en la reparación de los daños producidos sino también
considerará su autonomía para asumir y responder a un cambio de conducta. Asimismo el proceso de
responsabilización en la mediación debiera considerar un compromiso personal del joven que
involucre, real o simbólicamente, su esfuerzo por reparar a la víctima y/o a la comunidad, no siendo
suficiente a los objetivos de este enfoque la mera indemnización pecuniaria de los perjuicios sufridos
por la víctima, los cuales podrían reclamarse en un juicio civil. Considerando este elemento, la
intervención entiende conceptualmente la responsabilización como proceso intrapsíquico del joven
respecto de la conciencia de la trascendencia de su conducta de transgresión, y la reparación de los
daños ocasionados, que puede ser producto de una actitud simplemente transaccional.
Considerando las características del adolescente, como un sujeto en desarrollo que presenta procesos
biológicos y psico-emocionales que afectan su capacidad para enfrentar de forma totalmente
autónoma las consecuencias de sus actos, la familia del joven, o las figuras parentales sustitutas,
forman parte de la intervención. En primer lugar, la intervención de la familia es considerada como una
condición de la legitimidad de las decisiones que toma el adolescente en el proceso, razón por la cual
debería ser partícipe en los momentos en los cuales el joven decide su participación en la mediación y
en el acuerdo de reparación. En segundo lugar, la familia también es considerada cumpliendo un rol
de acompañamiento en el proceso de responsabilización del joven, como figura de autoridad ante la
cual se responsabiliza y como apoyo a los compromisos de reparación y cambio conductual. Este
elemento implica que los equipos profesionales deben trabajar en la identificación de las figuras
parentales que serán soporte vincular del joven en la intervención y definir las formas de convocatoria
y momentos de participación. El desafío técnico de este elemento desde la práctica, dice relación con
involucrar a la familia para darle apoyo al adolescente y a la vez no debilitar el necesario protagonismo
que debe asumir el joven para un adecuado proceso de responsabilización.
v. Perspectiva comunitaria
Las prácticas de justicia restaurativa Juvenil que operan con un modelo exclusivamente comunitario,
en el cual las organizaciones sociales representativas y las instituciones legitimadas por la comunidad
procesan las infracciones juveniles con independencia de la justicia formal son muy excepcionales. En
la mayoría de los modelos las prácticas restaurativas funcionan como complemento de la justicia
formal con la cual comparten objetivos e interactúan para una misma finalidad. En este sentido, los
Tribunales y los operadores jurídicos del sistema procesal penal juvenil, operan como soporte de
73
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
legalidad, pudiendo asumir en algunos enfoques el rol de representante de la Ley ante el joven y por
tanto figura de autoridad social en el proceso de intervención en la mediación, o bien como
mecanismo para la aplicación y control de medidas socio educativas o de tratamiento del desajuste
conductual cuando el proceso de responsabilización desde la autonomía del joven no ha sido exitoso.
Este elemento supone definir los roles en que cada uno de los actores institucionales que conforman
el sistema de justicia juvenil van a participar en el proceso de mediación penal, y el desafío de asegurar
su compromiso en las oportunidades en que se requiera su presencia en el modelo de intervención, ya
sea para hacer efectiva las garantías de asesoramiento jurídico del joven (defensores de RPA), ya sea
para derivar los casos de acuerdo a criterios que siguen los objetivos del modelo (fiscales y defensores
de RPA), o bien para validar legalmente los resultados de las prácticas restaurativas (Jueces de RPA).
Por su parte, el Modelo transformativo, propuesto por Robert Barush y Joseph Folger, en el año 1994,
surge en la doctrina de mediación como una respuesta al enfoque de resolución de problemas del
modelo Harvard (Barush & Folger, 1996). El modelo transformativo se aparta radicalmente de las
propuestas teóricas de mediación desarrolladas hasta el momento, ya que en su objetivo final no se
encuentra la resolución del conflicto ni el acuerdo, sino mejorar la sociedad mejorando las personas a
través de la oportunidad que brinda el conflicto para el desarrollo moral, con lo cual es posible afirmar
que desde el enfoque de la transformación, la mediación no se asume principalmente como método
de resolución de conflictos.15
El modelo transformativo como se ha señalado, tiene como objetivo fundamental generar un cambio
en las personas, en el sentido de producir en alguna medida un avance en su desarrollo moral a partir
de la vivencia del proceso de mediación. El éxito en este modelo está definido por el crecimiento en
las dos dimensiones del desarrollo moral, la capacidad de fortalecer el yo y la capacidad de superar los
límites del yo mediante el relacionamiento consciente con los otros. Estas dimensiones del desarrollo
moral se relacionan con los dos objetivos técnicos del modelo como efectos esperados de la
intervención, cuales son la revalorización y el reconocimiento.
Barush y Folger entienden que se alcanza la revalorización cuando las partes adquieren una conciencia
más sólida de su propia valía personal y de su propia capacidad para resolver las dificultades que
15
Consistente con los desafíos propios de la mediación penal juvenil, el modelo transformativo encuentra
inspiración en la psicología moral, particularmente en la Teoría del Desarrollo Moral de Carol Gilligan denominada
Ética del Cuidado. Esta teoría surge como respuesta a la Teoría de Evolución Moral denominada Ética de la
Justicia, elaborada por Lawrence Kohlberg, quien construye una teoría poniendo el acento en la evolución
individual considerando estadios referidos al respeto de los derechos formales de los demás y el respeto por las
normas. Kohlberg, funda su teoría moral desde la universalidad, acogiendo el concepto de igualdad e
imparcialidad, lo cual supone eliminar las diferencias, ya que todos los individuos son formalmente iguales y
deben ser tratados de modo igualitario. Este enfoque no es relacional y asume una perspectiva del “otro
generalizado” o abstracto. La teoría del desarrollo moral del Guilligan supone un cambo paradigmático en la
piscología moral cuestionando la pretendida universalidad de la teoría de Kholberg, ya que ella funda su teoría
moral desde la diversidad, asumiendo que los individuos son diferentes e irreductibles y tienen necesidades
particulares más allá de los derechos y lo importante es que no sean dañados. La teoría de la ética del cuidado
pone acento en la evolución relacional desde lo contextual respecto de la responsabilidad por los demás, con
una concepción global y no solo normativa de la moral. Esta perspectiva asume un “otro concreto”, podríamos
decir situado en un contexto y rodeado de circunstancias, por tanto las decisiones morales consideran las
necesidades desde la individualidad.
En aplicación de la teoría de la ética del cuidado, los niveles más altos de desarrollo moral se alcanzan cuando los
individuos pueden equilibrar adecuadamente el “fortalecimiento del yo” y la “superación de los límites del yo”.
El fortalecimiento del yo, se traduce en la capacidad del ser humano para afrontar dificultades
comprometiéndose en la reflexión, la decisión y la acción, y por su parte la superación de los límites del yo, se
traduce en la capacidad del ser humano para expresar interés y consideración por otros y especialmente por
aquellos cuya situación es distinta a la suya.
75
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
afrontan, sea cuales fueren las restricciones externas de la situación. El modelo asume que el conflicto
afecta de forma similar a las personas, manifestando un estado de confusión, temor, inseguridad y
desorganización, sintiéndose vulnerables y muchas veces sobrepasados por la situación. El objetivo
transformador de la revalorización en la mediación busca fortalecer a las personas para que logren
superar esta debilidad relativa, adquiriendo calma y claridad, confianza, capacidad organizativa, poder
de decisión, recobrando un sentido de fuerza para gestionar y asumir el control de la situación que les
afecta. Este efecto, también es conocido en la doctrina como el “empowerment”, traducido al
castellano como empoderamiento de las partes. Se estima que la revalorización alcanzada a partir de
la experiencia de una mediación transformadora tendría un efecto a largo plazo, mejorando las
capacidades, habilidades, y recursos de las personas para enfrentar otras situaciones de vida mediante
una actitud autónoma, proactiva, reflexiva, consciente y asertiva (Deutsch, como citado en Barush &
Folger, 1996). 16
Entendiendo que la revalorización es un paso previo y necesario, los autores señalan que alcanzado
cierto grado de revalorización, se alcanzaría el reconocimiento cuando las partes son capaces de
reconocer y mostrarse mutuamente sensibles a las situaciones y cualidades humanas comunes del otro
(Barush & Folger, 1996). El modelo asume que la actitud inicial de las partes en conflicto es de
autoprotección, ya que se sienten generalmente amenazadas, atacadas, y agredidas por las
pretensiones del “contrincante”, de forma tal que adoptan actitudes defensivas, y hostiles en una
suerte de “ensimismamiento” siendo incapaces de ver más allá de sus propias necesidades. Desde esta
actitud inicial de concentración en el yo, las personas alcanzan grados de reconocimiento al elegir
voluntariamente una apertura hacia el otro, mostrándose más empáticas y sensibles a la situación que
vive el otro.
El modelo entiende que el reconocimiento es un proceso gradual y progresivo, que puede observarse
en distintas etapas las cuales los autores describen en pensamientos, actitudes y conductas de las
partes hacia el otro. El modelo sugiere que el reconocimiento en cualquiera de sus grados aumenta la
capacidad de las personas para relacionarse con otros, en la medida que se amplía el foco desde una
perspectiva centrada exclusivamente en el yo para considerar una que incluye al otro, siendo esto una
manifestación concreta de crecimiento moral. Un énfasis que debe ser considerado es que el
reconocimiento debe ser otorgado de forma libre, como resultado de un proceso personal interno, por
tanto el mediador debe abstenerse de presionar a las partes en este sentido, o realizar reproches o
juicios de valor, o bien seducirlas para lograrlo. Por lo mismo, se estima que el reconocimiento requiere
de la persona que lo otorga haber alcanzado un nivel de revalorización en el cual asuma
conscientemente su libertad y autonomía para concederlo o no en el espacio de la mediación. Se afirma
que el reconocimiento debe basarse en la revalorización. Los autores también aclaran que la
revalorización como objetivo de la mediación transformativa puede lograrse en todos los casos, sin
16 Deutsch. (1993). Refiere una investigación de seguimiento respecto de alumnos que participaron de una mediación con enfoque
transformador, cuyos resultados indicaron que los participantes posteriormente mostraron más confianza, más conciencia, mayor
habilidades y asertividad en las situaciones del colegio. Ver Barush y Folger, Op Cit. pág 140
76
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
embargo, el reconocimiento solo se logra cuando las partes por voluntad propia deciden otorgarlo de
forma sincera. Esta afirmación no implica que el reconocimiento sea un objetivo transformativo
respecto del cual al mediador solo le cabe esperar o abdicar; ambos objetivos, revalorización y
reconocimiento, requieren de un esfuerzo técnico del mediador, quien deberá promover desde la
neutralidad los procesos reflexivos de las partes para aumentar la comprensión, la conciencia y la
empatía.
De la síntesis expuesta respecto de la teoría fundante del modelo transformativo, se hace evidente que
el mediador encuentra en este modelo un apoyo teórico para abordar el conflicto penal juvenil, ya que
la transgresión adolescente es una manifestación de este proceso de evolución moral, en el cual el
joven aún no equilibra adecuadamente la inclusión del yo con la responsabilidad de cuidado por los
otros, siendo necesario fortalecer su sentido de responsabilización por los daños que causa su
conducta siendo ésta una oportunidad para evolucionar moralmente.
Con una inspiración que busca en el modelo equilibrar el paradigma responsabilizador orientado al
infractor con el paradigma restaurativo orientado a la víctima, se optó por diferenciar las alternativas
de intervención que ofrece el Programa considerando los niveles de participación de la víctima en el
77
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
proceso y el respeto de su voluntad respecto de las formas de resolución del conflicto penal.
Con la finalidad de recoger esta orientación en el modelo, el Estudio Práctico asumiría una intervención
con el joven infractor tiene dos objetivos: a) La responsabilización del adolescente ante su propia
conducta de transgresión, lo cual implica promover en el joven la conciencia sobre la trascendencia de
sus actos, asumiendo las consecuencias y generando un compromiso para abordar el desajuste
conductual en caso de ser necesario con la ayuda de su familia o de otras personas significativas. b) La
responsabilización del adolescente ante la víctima, lo cual implica promover en el joven la conciencia
sobre los efectos que la transgresión ha causado en la víctima, asumiendo desde la empatía un
compromiso para reparar los daños sufridos de acuerdo a las necesidades expresadas por la víctima
en el proceso.
Por tanto, en la asesoría se sugirieron las alternativas que el Estudio Práctico ofrecerían y los objetivos
que se trabajarían por el mediador dependiendo del nivel de participación de la víctima y de su actitud
ante el proceso de responsabilización del joven, según se expresa:
78
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
El equipo ministerial responsable del Estudio Práctico, puso especial énfasis en seguir en el modelo de
intervención las directrices de la Convención sobre los Derechos de Niño y de las Reglas de Beijing de
Naciones Unidas sobre Administración de Justicia Juvenil, en cuanto a aplicar en el Programa el
Principio de la Intervención Mínima del Estado y el Principio de la Desjudicialización en la tramitación
de la infracción juvenil, para lo cual se optó por los acuerdos desformalizados y las salidas tempranas
del proceso judicial.
79
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
a) el consentimiento informado
b) el análisis de viabilidad, y
c) la intervención propiamente tal
Otra consideración referida al procedimiento, dice relación con la opción por la pre – mediación
profesional bajo responsabilidad de un mediador, identificando la etapa previa de notificaciones como
la “convocatoria”, que estaría a cargo del personal administrativo del Programa.
El proceso de diseño de la nueva propuesta procedimental del modelo de intervención, tuvo especial
consideración, según los requerimientos del mandante, de incorporar los estándares de derechos y de
calidad de la justicia restaurativa Juvenil, de acuerdo a los parámetros internacionales en la materia,
según se consigna a continuación.
Esta notificación de la convocatoria podrá realizarse en forma presencial en el domicilio del joven o la
víctima, en forma telefónica o bien mediante carta remitida por correo.
Cualquiera sea el medio para comunicar la convocatoria, ella deberá comprender a lo menos los
siguientes elementos: Comunicación de la derivación y objetivo de la convocatoria, fecha y hora de la
reunión informativa a la que se convoca, Individualización de la causa penal, materia, RUC y Fiscalía,
Fiscal asignado a la causa penal, Defensor asignado al joven imputado si es que lo hubiera, prevención
respecto a la posibilidad de acudir acompañado de un abogado de su confianza y/o el derecho que le
asiste al joven y a la víctima de solicitar asesoría jurídica previa, voluntariedad de la participación en la
reunión informativa.
• Informar sobre las características del Programa, los principios de la mediación, el rol del mediador,
las alternativas de intervención que ofrece el Programa, y las posibles consecuencias jurídicas del
proceso de mediación respecto de la causa.
80
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
• Confirmar que el joven ha recibido la asesoría jurídica necesaria para decidir su participación en el
proceso y en caso que no sea así ofrecerle dicha asesoría jurídica en ese momento o mediante la
derivación a los organismos colaboradores del Programa.
• Recabar el consentimiento informado de participación del adolescente en el Programa.
• Identificar con el joven la o las personas de su familia o adultos significativos que lo acompañarán
en el proceso de responsabilización y reparación para ser convocado a la primera sesión individual.
Al término de esta entrevista se deberá firmar por el adolescente el Consentimiento Informado para
el Ingreso al Programa y para la participación en el proceso de mediación, debiendo dejar constancia
de la presencia en dicho acto del adulto responsable que lo acompaña.
A esta entrevista se convocará al joven y al adulto significativo que él mismo ha identificado para
apoyarlo en el proceso de responsabilización y reparación, el cual podría ser el mismo que lo acompañó
en la Entrevista Informativa en la cual manifestó el consentimiento o bien podrían ser otras personas.
En esta sesión se inicia la intervención restaurativa juvenil propiamente tal.
En esta primera sesión el objetivo principal será trabajar la responsabilización del adolescente respecto
de su propia conducta de transgresión, asumiendo las consecuencias de sus actos para él y todos los
afectados, y proponiendo medidas para superar el desajuste conductual con ayuda de su familia o
personas significativas. La responsabilización respecto de la víctima se trabajará a partir de las
necesidades por ella expresadas, por tanto este objetivo se trabaja una vez que la víctima haya
ingresado al Programa.
81
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
principio de intervención pero preliminar para verificar condiciones de seguridad para su participación
en la mediación.
• Informar sobre las características del Programa, los principios de la mediación, el rol del mediador,
las alternativas de intervención que ofrece el Programa, y las posibles consecuencias jurídicas del
proceso de mediación respecto de la causa.
• Confirmar que la víctima ha recibido la asesoría jurídica necesaria para decidir su participación en
el proceso y en caso que no sea así ofrecerle dicha asesoría jurídica en ese momento o mediante
la derivación a los organismos colaboradores del Programa.
• Determinar el grado de participación que la víctima desea tener en la mediación.
• Recabar el consentimiento informado de participación de la víctima en el Programa.
• Determinar la voluntad de la víctima respecto del ofrecimiento del proceso de responsabilización
al joven como alternativa al juicio, en el evento de haber declinado su participación en el proceso
de mediación.
• Verificar el estado emocional de la víctima como condición para su participación segura en el
proceso.
• Verificar la ausencia de narrativas vindicativas en contra del joven.
• Explorar las expectativas de la víctima y manejar sus temores respecto de un encuentro con el
infractor.
En esta etapa, según sea la respuesta de la víctima el procedimiento puede derivar en tres tipos de
intervenciones, cuales son : i) mediación directa en caso que la víctima haya aceptado tener un
encuentro con el infractor, ii) mediación puente o indirecta en caso que la víctima haya aceptado que
el mediador intermedie mensajes escritos o verbales entre las partes para propiciar la reparación, iii)
responsabilización del adolescente infractor, en caso que la víctima haya rechazado participar en el
proceso de mediación pero aceptó que se le ofrezca al joven esta alternativa al juicio penal.
En este encuentro los protagonistas serán las partes, sin perjuicio que se podría decidir en algún
momento de la sesión integrar al adulto significativo o bien realizar una nueva sesión con su
participación en caso de estimarse necesario para la toma de decisiones de reparación.
82
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
• Hacer un encuadre respecto del encuentro, el rol del mediador en esta instancia, las reglas de
participación y el respeto mutuo entre las partes, la confidencialidad y las posibles consecuencias
jurídicas del proceso de mediación.
• Permitir que la víctima sea escuchada respecto de las consecuencias del hecho en su vida, sus
emociones, y sus necesidades de reparación.
• Permitir que el joven sea escuchado respecto de las consecuencias del hecho en su vida, sus
emociones, y su voluntad de responsabilizarse y reparar el daño causado.
• Promover el “reconocimiento” 17 del infractor hacia la víctima.
• Apoyar la elaboración de compromisos de reparación del joven hacia la víctima.
17La palabra “reconocimiento” se utiliza en este contexto en el sentido que le asigna la doctrina de mediación como la capacidad del ser
humano para expresar interés y consideración por otros y especialmente por aquellos cuya situación es distinta a la suya, lo cual se evidencia
en una actitud más empática y sensible a la situación que vive otro.
83
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
a) Objetivo General
b) Objetivos Específicos
1. Generar condiciones para la responsabilización del ofensor respecto del acto que valida la
derivación a una instancia de justicia restaurativa.
2. Proveer una oportunidad para que las víctimas a través de una interacción guiada reciban una
reparación y/o disculpa, por parte del infractor.
3. Lograr el desarrollo de un proceso de mediación penal que resulte beneficioso para determinados
casos y perfiles de personas, siguiendo estándares y experiencias exitosas, especialmente cuando
se trata de jóvenes, en similares contextos internacionales.
En el siguiente cuadro, se resumen las etapas del flujo del caso, según lo establece el documento
Fuente: Equipo de Coordinación y Estudios, MJYDH (2016) Estudio Practico, Modelo de Trabajo.
Cuando se comprueba la disposición de ambas partes y el caso, de acuerdo a los criterios del mediador,
puede continuar, se pasa a la instancia de mediación propiamente tal. En esta instancia las partes se
reúnen personalmente o a través de un proceso indirecto donde las partes forman parte de un proceso
84
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
participativo facilitado por el mediador. Es posible realizar más de un encuentro conjunto, de acuerdo
al caso. El encuentro termina con un acuerdo que permita resolver el conflicto desarrollado por las
partes.
Este apartado se focaliza específicamente en los procesos desarrollados por las tres instituciones
centrales en la ejecución de la experiencia piloto, esto es Ministerio Público, Defensoría Penal Pública
y MJYDH. El proceso de coordinación institucional desarrollado entre estas tres instituciones ha sido
central tanto para su implementación como para la validación del Estudio Práctico.
El estudio Práctico también se vinculó a otros actores estratégicos, usualmente con fines específicos.
Estas alianzas se describen en el apartado “Selección de casos” de esta misma sección (punto 5.1.2) o,
en el caso de gestiones realizadas por la mediadora, en el apartado “Trabajo en Red” de la sección dos
de resultados (punto 5.2.2).
18
Algunos meses después, la UJV fue cerrada como programa y la mediadora debió trasladarse a otro reciento,
esta vez en la comuna de Quinta Normal, en dependencias de la Corporación de Asistencia Judicial.
85
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
a cabo cerca de 10 reuniones con representantes de la Fiscalía y Defensoría nacional, en donde además
de discutirse las primeras propuestas del modelo del Estudio Práctico, se compartió información sobre
justicia restaurativa, transformándose en una instancia de coordinación y sensibilización
simultáneamente.
La Tabla N°29 Establece algunas de las características más importantes del convenio, en términos de
sus contenidos.
De acuerdo a los datos analizados y descritos en Anexo N°1, podemos sintentizar las fortalezas y
debilidades del Convenio en los puntos indicados en la Tabla N°30.
87
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Una Primera acción realizada en este ámbito fue concebir el acompañamiento de la Universidad de
Chile como un proceso asesorado por un experto en justicia restaurativa de renombre internacional,
como lo es el profesor Ivo Aertsen, académico de la Universidad de Lovaina, Bélgica. Esta asesoría se
realizó por diversas vías a lo largo de todo el año de implementación (email, reuniones virtuales vía
Skype), además de concretar dos visitas al país, donde se agendaron diversas reuniones de supervisión.
Ivo Aertsen además entregó su feedback a cada documento producido por el Equipo Investigador, lo
que es facilitado por su manejo del idioma español.
Una segunda acción en esta línea fue la inclusión de expertos nacionales. Se han realizado hasta la
fecha del presente informe dos paneles con asesores expertos: a) en un comienzo de la
implementación para entregar feedback sobre el diseño del modelo; b) en la segunda mitad del
proceso de implementación, para discutir los avances de la experiencia piloto.
En la Tabla N°31 se describen los dos paneles realizados con sus asistentes.
88
Capacitación,
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Mediación Penal Juvenil
Segundo panel de Debatir junto al profesor Gabriel González, Jefe Unidad de Coordinación y
expertos Aertsen los resultados Estudios (UCE-MJYDH), desde donde se inserta el
parciales del estudio piloto
práctico de mediación, la Alejandra Mera: Facultad de Derecho de la UDP
relación de JR y Alejandra Díaz: Facultad de Derecho de la U. San
reinserción social juvenil y Sebastián
la identificación y análisis Claudia Reyes: asistente social, Escuela de Trabajo
de nudos críticos Social de la PUC.
estratégicos para Claudia Espinoza: asistente social, profesional de la
implementar la División de Reinserción de Menores, MJYDH
mediación penal en Chile. Gonzalo Berrios, Facultad de Derecho Universidad
de Chile
María Soledad Fuentealba, Investigadora del
Centro de Mediación y Arbitraje, Universidad
Central.
Alejandro Gómez, Defensoría Penal Publica
Luz María Ximena Fernández, Fiscalía Nacional
Paulina Solís, Representante de UNICEF.
En estas instancias han participado académicos de diversas universidades y disciplinas, como también
operadores de justicia con vasta experiencia en justicia juvenil.
89
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Una última acción en esta línea fueron las diferentes presentaciones realizadas por el equipo de
coordinación del MJYDH en otras instancias académicas (por ejemplo, Escuela de Derecho de la
Universidad Diego Portales y Centro de Estudios del Delito, del Instituto de Sociología de la Universidad
Católica, Fundación Paz Ciudadana, Universidad San Sebastián, U. Talca -Proyecto Anillo.), lo que
permitió recibir impresiones y preguntas que ayudaron a retroalimentar al proyecto.
19
Si bien esa es precisamente la especialidad de la coordinadora del Equipo Investigador, su rol de investigadora
representó una limitación para incluir esta perspectiva más activamente durante el proceso.
90
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Los paneles de expertos y sesiones de discusión no involucraron en general los niveles operativos
de la implementación. Esta visión pudo ser fundamental para iluminar la reflexión sobre puntos
críticos de la implementación
c. Equipo Coordinador del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos como articulador central de
intereses institucionales
El Equipo Coordinador del Estudio Práctico funcionó como articulador central de la coordinación
interinstitucional. Esta labor consistió básicamente en facilitar el diálogo entre las instituciones partes,
es decir Ministerio Público y Defensoría Penal Pública, tanto a nivel nacional como regional, no sólo
para lograr los acuerdos centrales iniciales, sino también decisiones relacionadas con la ejecución
durante el proceso de implementación.
Con una actitud de respeto hacia las lógicas institucionales propias, la búsqueda de puntos de acuerdo
sin buscar privilegiar intereses particulares y con una actitud de permanente escucha para detectar
necesidades y tomar la correspondiente iniciativa, el equipo coordinador ha sido evaluado
positivamente por sus interlocutores (ver Anexo N°6).
Empleando su rol articulador, el Equipo Coordinador ha sido central para apoyar la creación de
confianza hacia el Estudio Práctico, pero más importante aún, entre las instituciones, lo cual se hace
relevante dado el contexto adversarial en el que usualmente trabajan y se relacionan.
Un segundo rol de este equipo, mencionado por los entrevistados, hace referencia a su
permanente rol de “sensibilizador” del enfoque, apoyando a los equipos en el proceso de detección
de casos, a través de fomentar la identificación de aspectos que una primera mirada y desde un
enfoque tradicional, no permitiría tan fácilmente.
Esta instancia de diálogo periódica fue considerada como fundamental por todos los intervinientes, ya
que permitió comunicación permanente sobre los casos, y generar confianza entre ellos.
Estas instancias debieron, sin embargo, enfrentar desafíos relevantes como fueron los tiempos
institucionales, desarrollar un discurso común que sea capaz de ir más allá de los objetivos
institucionales, y ser capaz de desarrollar un mecanismo de funcionamiento eficiente que permita la
91
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Facilitadores
Logro de objetivos en común. Hacia la segunda mitad del proceso de implementación, la experiencia
piloto fue capaz de encontrar un espacio común donde ambos objetivos institucionales se
encontrarán, focalizados en nichos específicos relacionados a los acuerdos logrados caso a caso. Los
profesionales operativos evalúan positivamente los logros que estos casos significaron y el diálogo
de respeto entre las instituciones.
Confianzas institucionales. Las entrevistas realizadas hacia el final del primer año de
implementación del piloto demuestra la percepción que el Estudio Práctico fue capaz de aumentar
las confianzas institucionales y sobreponerse a las suspicacias que las instituciones tenían al
principio de la experiencia piloto y que nacen de la naturaleza adversarial de su relación. Las
instancias de dialogo, a diferentes niveles y en diversos, además de la obtención de resultados
positivos momentos (un caso logra derivarse, la contraparte flexibiliza el criterio, etc.) ayudaron a
producir este efecto
Obstaculizadores
Objetivos institucionales. Desde la perspectiva de la Fiscalía y Defensoría, los objetivos que cada una
de estas instituciones puede perseguir al implementar mediación podrían ser incluso
contrapuestos. Mientras que para la Defensoría un objetivo del programa es criminalizar menos, a
través de favorecer delitos más graves, para la Fiscalía no puede dejar de asegurarse una sanción
en casos que legalmente lo requieran.
Es importante destacar que esta dificultad se deriva de la percepción instalada, aun a fines del
Estudio Práctico, que la mediación es una opción de diversificación solamente, lo que hace
impensable su consideración en casos que arriesgan una sanción.
Tiempos institucionales. El proceso de selección de casos significó para ambas instituciones detener
el funcionamiento normal, usualmente acelerado y centrado en los indicadores de gestión para
dedicar tiempo al Estudio Práctico. Esto pudo ser logrado de manera relativa en los diferentes
niveles, pero las dificultades se identifican más notoriamente a nivel operativo, donde optar por
mediación puede implicar incluso un ‘retraso’ o ‘demora’ en la tramitación de un caso en relación
a un proceso tradicional.
Los entrevistados del nivel de coordinación describen dificultades permanentes en “recordar” la
posibilidad de mediación a los profesionales o “motivarlos” para revisar la información por escrito
enviada usualmente al respecto (Anexo N°6)
Eficiencia en la detección y derivación de casos. Ligado a los puntos anteriores, prevaleció como un
obstaculizador los mecanismos elegidos para la toma de decisiones en relación a la identificación
de casos derivables. Los casos seleccionados por los niveles operativos deben ir a consulta al nivel
de coordinación regional, para luego subir hasta el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y al
20
Procedimientos relacionados con selección de casos se describen en la sección 5.1.4
92
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
nivel de coordinación regional de la contraparte institucional. En otras palabras, para que un caso
fuese seleccionado para mediación, las tres instituciones involucradas deben estar de acuerdo, lo
que incluye el fiscal o defensor del caso y el coordinador regional. Este procedimiento se identificó
como lento y por momentos complejo, especialmente cuando los niveles operativos pueden tener
un nivel de compromiso o conocimiento variable sobre la mediación penal. Esto es especialmente
relevante en el caso de la Fiscalía, donde no existen fiscales especializados en justicia juvenil, lo que
hace de éste un escenario más difícil de controlar y un número de profesionales más alto que
involucrar. En la práctica, esto se abordó generando vías más directas de comunicación entre
niveles operativos (incluyendo a la mediadora), de manera que la reunión tripartita no fuese la única
instancia de toma de decisiones. Esto aportó a la solución pero no pudo resolver los problemas
estructurales antes mencionados.
Facilitadores
La estrategia de delegación “descendiente” (desde el nivel nacional hacia el regional) fue altamente
valorada por los intervinientes, ya que permitió identificar responsables de la implementación en
cada institución y por consecuencia su participación en instancias de coordinación.
Las instituciones generaron mecanismos para flexibilizar el funcionamiento de coordinación a nivel
regional. Por ejemplo, en defensoría se integró una segunda persona para evitar individualizar el
proyecto,
Obstaculizadores
La delegación de la coordinación desde un sujeto o unidad, a nivel regional, dentro de una
institución no aseguró, por sí mismo, el traspaso de la información sobre el proyecto o enfoque a
los niveles operativos, dificultando el proceso de selección de casos
Esta estrategia tampoco aseguró, por sí mismo, el involucramiento de la máxima jefatura regional.
Un entrevistado menciona como el primer periodo de implementación se hizo más dificultoso por
no contar con el apoyo de la jefatura directo, pero cambió, luego que una instancia de
sensibilización lo involucrara a él directamente.
Una vez traspasando el primer obstáculo de falta de conocimiento o compromiso por el Estudio
Práctico, la centralización de la coordinación a nivel regional en una persona específica puede
implicar que se individualice el proyecto, haciéndose dependiente de una persona en particular,
93
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
más que de un cargo o una unidad concreta, careciendo de un apoyo más generalizado en la
institución.
Los niveles operativos por lo tanto, quedan relegados y con menos información sobre las decisiones
y fundamentos del proyecto, como fue constado hacia el fin de los primeros 6 meses de
implementación del Estudio Práctico. Este escenario se vio complejizado especialmente en la
Fiscalía, donde no existen fiscales especializados, por lo que el universo de profesionales que se
debe sensibilizar se hace difícil de manejar.
Dicho involucramiento, evidente y observable (Anexo N°6) contrasta con las dificultades para implicar
a los miembros del Poder Judicial. A inicios del proyecto se intentó gestionar una instancia de
sensibilización para jueces, sin embargo, esta instancia no se concretó. En cambio, se logró identificar
un número limitado de jueces, interesados en el tema, quienes participaron en dos encuentros con el
asesor extranjero, los cuales tomaron lugar en las dos oportunidades que este invitado estuvo en
nuestro país. El equipo del MJYDH también gestionó reuniones con jueces de garantía, sin embargo
estas no fueron suficientes en tiempo e intensidad. Esta investigación incluyó un entrevistado del Poder
Judicial quien planteó explícitamente la necesidad de una mayor inclusión de éste en las próximas
implementaciones de mediación penal.
Al respecto es interesante terminar esta sección con dos citas de entrevistados (uno de defensoría y
un juez) que reflejan la problemática aquí planteada:
“Me imagino que les han explicado y todo, pero hablo de que ella [la jueza pueda] vivir el
proceso y ser parte, no venir a una audiencia, [donde está] todo previamente acordado y chao
[...] En general, la audiencia estuvo buena pero la jueza estaba ajena a eso, de cómo se logró
llegar a eso. Sería interesante que ella supiera cómo se generó este trabajo. ’’ (E1 D5)
“Entonces lo que sí me pasó es que me sentí ajena al procedimiento, como que ya estaba todo
listo, todo conversado. Además, me hacían mucho hincapié en eso previamente a la audiencia,
la gente tanto de Fiscalía como del Ministerio (de Justicia) me hacían hincapié que ‘tú ya no
94
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
tienes nada que resolver, nada que sancionar porque esto ya viene resuelto y ya está cumplido
el acuerdo, es solamente para ponerlo en el tribunal y que el tribunal en el fondo le dé un
término a la causa’. Entonces resulta que la mediadora conocía muy bien a las partes, la
defensora por supuesto conocía a su representado, la Fiscalía el caso, pero yo no conocía a
nadie, no conocía el caso, no me sentí para nada involucrada en el proceso. Era como ‘qué
bueno, que rico que vino, que rico que está acá, entiendo que hay un acuerdo, en qué consiste,
que ya está cumplido, entonces le damos término a la causa con la salida procesal que
corresponde’ ‘’ (E1 R1)
Relevancia de considerar experiencias previas. La realización del estudio realizado por Díaz y Navarro
fue fundamental para identificar dificultades ya experimentadas y que no podían repetirse.
Involucramiento de la Defensoría Penal Pública y Fiscalía desde el nivel nacional. Esto no sólo valida
la implementación a nivel regional sino que además otorga viabilidad a la implementación,
otorgando el respaldo necesario para decisiones estratégicas que el proceso de implementación
pueda requerir.
La relevancia de promover reflexión y discusión permanente a lo largo del proceso, a través de grupo
de expertos o asesores. Esto pudiera replicarse a distintos niveles, nacional, y a nivel regional, para
apoyar la toma de decisiones en términos técnicos y éticos.
El modelo balanceado del Estudio Práctico debe verse reflejado también en los actores que se
involucran en su implementación (por ejemplo, paneles de expertos que incluyan organizaciones
que trabajan con la victima), así como en las definiciones que adopta y los principios que adscribe.
Relevancia de generar instancias articuladoras a los tres niveles, nacional, regional, y operativo.
Relevancia del feedback permanente y personal entre los implicados (instancias de reunión de
coordinación como instancia de dialogo y aprendizaje).
Relevancia del involucramiento del Poder Judicial, lo que queda pendiente en esta oportunidad.
95
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
1. Capacitación inicial
Al comienzo del Estudio Práctico el Equipo Investigador organizó, en colaboración con el Equipo
Coordinador una secuencia de 6 sesiones temáticas dirigidas a los colaboradores de la Fiscalía,
Defensoría y miembros de la UJV, incluida la mediadora del Estudio Práctico. El objetivo era entregar
una capacitación teórico-práctica, con sugerencias bibliográficas y la posibilidad de revisión de casos.
En la Tabla N°35 se podrá observar un mayor detalle de las sesiones realizadas durante la capacitación
inicial.
Tabla N°35: Detalle de Sesiones Capacitación Inicial
Tema Relator Duración
Esta instancia fue la primera ocasión en que los colaboradores directo del Estudio Práctico se reunieron
en un mismo lugar por un periodo largo de tiempo. En términos de resultados, si bien fue una instancia
exitosa desde el punto de vista de la participación de los asistentes, los efectos de esta capacitación
parecen haberse diluido en el tiempo. Por un lado, algunos de estos actores cambiaron en el proceso
de implementación ya sea porque se agregaron algunos o se retiraron otros (por ejemplo, funcionarios
de UJV por discontinuidad de su organización). Por otro, aunque buscaba lograr un nivel de aplicación
y ejercicio práctico en cada módulo, la temática aún se dilucidaba como lejana para los participantes,
ya que la experiencia piloto como tal no había comenzado aún.
Ivo Aertsen visitó el país en dos ocasiones, en donde realizó, además de reuniones de asesoría,
instancias de sensibilización. Estas instancias implicaron realizar actividades con traducción
consecutiva.
96
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Tabla N°36: Reuniones de capacitación y sensibilización realizadas por el asesor internacional Ivo
Aertsen
Actividad Objetivo(s) Naturaleza de la actividad
2016 1. Taller Presentación del equipo de trabajo, Capacitación
1Equipo UJV centro de mediación y entorno
geográfico.
Las entrevistas a operadores de Fiscalía y Defensoría indican el gran impacto que tuvieron estas
instancias (Ver Anexo N°6). Algunos entrevistados plantearon en sus entrevistas temas específicos que
habían aprendido en estas instancias o que les había significado una reflexión relevante.
Un obstaculizador de estas actividades fue la traducción consecutiva (en vez de simultánea), ya que
implicó un ritmo de comunicación más lento que lo habitual, obstaculizando los ritmos de pregunta-
respuesta. Un segundo obstaculizador fue la planificación de muchas actividades en tiempos
restringidos, lo que en algunas ocasiones implicó no cumplir con los objetivos de estas instancias a
cabalidad. Un ejemplo de esto fue la actividad 8, Taller de casos, en que no se dispuso el tiempo
suficiente para abordar todos los temas en la tabla.
De manera más específica, el equipo del Estudio Práctico ha realizado una serie de reuniones de
seguimiento y coordinación, tanto con los niveles operativos, de coordinación y nacional de la Fiscalía
y Defensoría Penal Pública como con otras instituciones académicas o de la red de servicios que
podrían transformarse en colaboradores estratégicos. Tanto en las primeras como en las segundas, las
98
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
En la Tabla N°37 se describen las reuniones de coordinación realizadas durante el primer año de
ejecución con los profesionales del Ministerio Publico y Defensoría de los niveles operativo, de
coordinación y estratégico.
Participantes
Nivel operativo MJYDH y UJV
MJYDH en audiencias de control: deteccion de casos
MJYDH y Defensores operativos: instancias sensibilización acerca
del programa
MJYDH y Fiscales operativos: instancias sensibilización acerca del
programa
Nivel de coordinación MJYDH y actores nivel coordinación – Pilar Irribarra (MP), Marcelo
Cabrera (MP), Andrea Quinteros (DPP): Sobre casos detectados
MJYDH y Defensoria nivel coordinación - Claudia
Nivel estratégico MJYDH y niveles nacionales Fiscalía, Defensoría - Actualización
sobre los avances del programa
MJYDH y niveles nacionales Fiscalía, Defensoría - Actualización
sobre los avances del programa
Al momento de la primera ronda de entrevistas, los operadores del sistema tenían un nivel de
conocimiento previo variable sobre justicia restaurativa y mediación penal, aunque en su mayoría era
un conocimiento limitado. Por ejemplo, algunos describían la mediación penal como parte de un
contexto adversarial, o la identificaban con estrategias consideradas similares como son los Tribunales
de Tratamiento de Drogas o proyectos de mediación escolar.
Las entrevistas realizadas en esta primera etapa de implementación permitieron identificar que los
99
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
operadores valoraban el enfoque de justicia restaurativa y medición penal, al mismo tiempo que
presentaban preocupaciones concretas. Entre los aspectos positivos que los profesionales
identificaban estaban, por ejemplo, que es una estrategia que permite ir al fondo del problema, con
un espíritu de diálogo no confrontacional y ofrecer algo más favorable que la condena en la medida
que también esté en equilibrio con la compensación de la víctima. Los entrevistados también valoraron
que el proyecto de mediación diera la oportunidad de promover una responsabilización efectiva con
la víctima directa, un elemento ausente en el proceso penal tradicional. Además se reconoce la
posibilidad que los usuarios puedan mejorar su opinión sobre el sistema de justicia y promover a través
de medidas alternativas de resolución de conflicto, una reflexión más amplia a nivel de la sociedad (ver
Anexo N°6).
“Me seduce el hecho que la gente pueda comprometerse, resolver sus problemas
morándose de rente” (E1F2)
1. Ámbito de acción del Estudio Práctico. Una de las preocupaciones expresadas por un
entrevistado de la fiscalía era la utilización de la mediación penal juvenil como estrategia para
resolver delitos leves y descongestionar el sistema. La focalización de la experiencia en delitos
leves también podría implicar el riesgo de aumento de control social, lo cual es conocido en la
literatura como “net widenning” (Prichard, 2010).
2. Si bien se reconoce el aporte que el Estudio Práctico podría significar a la justicia juvenil, se
planteaba, desde la Defensoría, el riesgo que esta estrategia pudiera resultar más “gravosa”
(por ejemplo, que un proceso penal tradicional pueda resolver un caso más rápidamente que
el proceso de mediación).
3. A esto se sumó la desconfianza inicial producida por el cierre de la Unidad de Justicia Vecinal
de Renca, lugar que originalmente acogió al Estudio Práctico. Su cierre implicó para los
operadores, tener la impresión de una experiencia piloto que no era capaz de ofrecer
estabilidad suficiente en su ejecución.
4. Si bien este aspecto no se identificó por los operadores como un problema o preocupación es
interesante vislumbrar que en una primera etapa se visualiza la mediación como una instancia
que favorece únicamente al ofensor, lo que hace más difícil a la Fiscalía, por ejemplo, gestionar
la oferta de mediación para la víctima.
5. Finalmente los discursos permiten identificar la mediación como una estrategia de resolución
alternativa de conflictos y, por ende, como única opción de implementación en el rol de
diversificación.
Hacia la finalización del primer año de implementación del Estudio Práctico se realizó una segunda
ronda de entrevistas a representantes del nivel estratégico, de coordinación y operativo de Defensoría
100
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
y Fiscalía donde se pudo constatar un avance significativo en el entendimiento del enfoque de justicia
restaurativa. Los operadores logran visualizar con mayor claridad el rol de la víctima en el proceso y
valoran la calidad de la respuesta que puede otorgar la mediación, además de reconocer la mediación
penal como una estrategia especialmente valiosa:
“Yo creo que estos programas de este tipo tienen que existir y tienen que desarrollarse por
una deuda que tenemos en nuestro sistema de resolución de conflictos o términos concretos
dentro del tema penal juvenil y probablemente muchos otros. Yo creo que viene a favorecer
esto’’ (E1 D4).
El nivel y la profundidad de las reflexiones que presentan los entrevistados es notoria, siendo capaces
de identificar y discutir la dimensión cultural envuelta en la repuesta judicial tradicional y sus
contraindicaciones para una práctica de mediación penal. De hecho, algunos entrevistados plantean
que si bien cambios legales son necesarios, no son suficientes, dado que el cambio cultural es el más
importante. Sólo un cambio cultural podría instalar la mediación como una estrategia central y no
marginal al proceso.
Hacia fines del año de implementación también se puede observar la consolidación de las visiones
institucionales sobre el rol de la mediación. La visualización de la mediación como una estrategia de
diversificación está claramente establecida y, aunque no es planteado de esta forma, constituye
claramente un nudo crítico para el avance del proyecto. Algunas citas de representantes de ambas
instituciones reflejan este aspecto claramente.
“Para que pudiera impactar tendría que tener y poder abarcar una serie de hipótesis que
inicialmente al Ministerio Público le parecía muy difícil de aceptar, sobre todo delitos de relativa
gravedad y esos delitos a nosotros nos parecía fundamental que estuvieran incorporados, yo
diría que fueron los puntos más conflictivos [...] Por ejemplo, el tema de los tribunales de
tratamiento de drogas es lo mismo, porque debería tratar de sacar casos del sistema penal pero
no solo por descongestionar, sino que para solucionar de una manera distinta, adecuada,
comprensiva” (E1 D4).
101
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
La cultura institucional no sólo sería un obstáculo desde el punto de vista de concebir la mediación
como una estrategia posible y viable en delitos más serios, o como una estrategia que permite a los
profesionales dar espacio a las personas para sus propias decisiones. Algunas reflexiones relacionadas
con este tema son como sigue:
Los criterios institucionales son principalmente cuantitativos y no son compatibles con una
estrategia de intervención que enfatiza más la dimensión cualitativa (la calidad de la respuesta) que
la cantidad de casos. Esto es especialmente relevante en una experiencia piloto donde el número
de casos es reducido.
Involucrarse como operador en la selección y ofrecimiento de mediación a usuarios de la Defensoría
y Fiscalía implica una inversión de tiempo relevante dada la carga de trabajo que manejan y que
“quizás no tenga el retorno en estadísticas en números en resultados, que nosotros esperamos”
(E2F2). Si bien la estrategia de mediación se valora como un resultado de mejor calidad que se
comprueba cuando se logra que ambos usuarios estén satisfechos, se plantea, especialmente desde
los niveles estratégicos, la expectativa que un programa de esta naturaleza logre la mayor cantidad
de acuerdos posibles y de no ocurrir, se puedan identificar las dificultades para lograr ese objetivo.
Promover la mediación representa un cambio de foco de los objetivos institucionales, esto es
persecución penal en el caso de la Fiscalía y absolución en el caso de la Defensoría
Los entrevistados comentan cómo la experiencia de mediación les permitió valorar la subjetividad
de los usuarios (la noción de reparación, por ejemplo, es específica a cada víctima), cómo su
participación en el proyecto ha derrumbado mitos que ellos mismos tienen sobre las partes (por
ejemplo, la expectativa de la víctima punitiva), la importancia de mirar más allá del resultado judicial
y darle prioridad a las necesidades del joven o la víctima, la satisfacción que implica ver a dos partes
que terminan el proceso orgullosas de lo logrado, la gratificación de poder aportar de alguna manera
a un proceso de desistimiento y desestigmatización del joven infractor y de dar oportunidades en
que víctimas y ofensores pueden tomar decisiones que afectan el desarrollo de su propio caso.
En base a las entrevistas es posible concluir que las instancias de capacitación son fundamentales en
un proceso de implementación. Sin embargo, lo experimentado en esta experiencia piloto enseña que
comprender el enfoque de justicia restaurativa es el resultado de un proceso que requiere de la
afluencia de distintas instancias de capacitación y sensibilización.
102
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
De acuerdo a lo analizado, en este proceso de sensibilización fueron claves los siguientes hitos:
1. El encuentro con el profesor Ivo Aertsen, quien, desde su experiencia, transmitió mensajes
claros y concretos sobre las potencialidades del modelo de justicia restaurativa y mediación,
basado en la experiencia belga.
2. Las instancias de reunión de coordinación permanente donde se entregó feedback respecto
de los casos derivados
3. Un hito incuestionable desde el punto de vista del impacto que tuvo en los profesionales fue
conocer la historia de casos derivados en que se llevó a cabo mediación. Estas historias no
constituían sólo relatos de personas que habían logrado acuerdos, sino que fueron casos que
ellos mismos habían seleccionado, gestionado su derivación y luego apoyado en el cierre de
la causa. En otras palabras, casos en los cuales tuvieron directa participación y que en otro
contexto hubiesen terminado diferente.
Uno de los aspectos centrales de la implementación fue el proceso de selección de casos, en tanto los
números de casos sugeridos desde una institución u otra reflejaban el grado validación alcanzado del
Estudio Práctico.
Desde el inicio del Estudio Práctico se seleccionaron un total de 97 casos, los que fueron evaluados,
por el sistema de consulta inter-institucional descrito anteriormente, para ser derivados a mediación.
Los datos que se presentan a continuación se centran en los casos seleccionados y no sólo derivados,
como ya fue abordado en el punto “Desarrollo y cobertura del Estudio Práctico”. Es decir, los datos
que se presentan a continuación se focalizan en los casos seleccionados por institución antes de ser
entregados a la mediadora. El objetivo de esta sección es poder caracterizar estos casos y comprender
las razones por las cuales muchos de ellos fueron descartados.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Por otro lado, como muestra la Tabla N°39, en cuanto al tipo de casos seleccionados (S), se distinguen
las siguientes categorías de delito, del total de delitos seleccionados (97), en orden decreciente:
Lesiones (31,95%), Delitos contra la libertad e intimidad de las personas (25,77%), Robos (24,74%),
Robos no violentos (7,21%), Hurto (3,92%), Otros delitos contra la propiedad (3,92%), Cuasidelitos
(2,06%), Delitos de Ley de drogas (1,03%) y Otros delitos (1,03%).
Es posible, además, clasificar los tipos de delitos seleccionados en otras dos grandes categorías: delitos
contra las personas y delitos contra la propiedad, donde, como muestra la Tabla N°41, prevalecen los
primeros con un 59,79%.
Una primera pregunta que surge es por qué se seleccionaron 97 casos pero 70 fueron descartados. En
este punto es relevante recordar que, para que un caso fuese derivado a mediación, las tres
instituciones derivadores debían estar de acuerdo.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Los 70 casos restantes fueron rechazados por alguna de las instituciones derivadoras, de acuerdo con
los criterios de inclusión21 y exclusión22 acordados en el Protocolo de Derivación entre dichas
instituciones. La Tabla N°42 individualiza los criterios por el que los casos no fueron derivados a
mediación.
Criterio Prevalencia
23
Decisión técnica del MJYDH 28 (40%)
Decisión técnica Fiscalía24 9 (12,85)
Ofensor tiene condenas previas 7 (10%)
Ofensor inubicable 4 (5,71%)
Víctima inubicable 4 (5,71%)
Decisión técnica Defensoría Penal Pública25 3 (4,28%)
Causa ya terminada 3 (4,28%)
Causa no corresponde a territorio de Fiscalía Centro Norte 2 (2,85%)
Antigüedad del caso 1 (1,42%)
Arma de fuego 1 (1,42%)
Víctima rechaza participar 1 (1,42%)
Ofensor no llega a entrevista 1 (1,42%)
Imputado con orden de detención pendiente 1 (1,42%)
21 La población beneficiaria debe reunir los siguientes requisitos (1) jóvenes a quienes se les impute la comisión
de una falta o simple delito de naturaleza penal, y crimenes con restricciones, cuya responsabilidad se rija por la
Ley 20.084; (2) víctimas de faltas o simples delitos de naturaleza penal, imputados a jóvenes cuya responsabilidad
se rija por la Ley 20.084; y, (3) Al menos una de las partes del conflicto deberá tener domicilio o residencia en
alguna de las comunas de competencia de la UVJ de Norte (Renca, Independencia, Cerro Navia, Pudahuel y
Quilicura) o Poniente (Estación Central (Unidad de Coordinación y Estudios MJYDH, 2016).
22
En el Protocolo de Derivación también se establece algunos requisitos con la exclusión expresa de casos: delitos
dolosos contra la vida, delitos contra la libertad ambulatoria, delitos contra la libertad sexual cometidos contra
personas menores de edad, delitos y faltas tipificados en la ley 20.000, a excepción de los previstos en los artículos
4°, 8° y 50 (Unidad de Coordinación y Estudios MJYDH, 2016, pág. 3)
23
Dentro de las razones que sustentan las decisiones técnicas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
para no derivar, se encuentran caso no mediable, naturaleza jurídicamente poco relevante del delito -en general,
contexto escolar- y conflicto menor.
24
Dentro de las razones que sustentan las decisiones técnicas para no derivar del Ministerio Público, se
encuentran desacuerdo del fiscal a cargo, no corresponde a Fiscalía Centro Norte, falta de información de
contacto del ofensor, ofensor tiene condena previa y uso de arma de fuego.
25
Dentro de las razones que sustentan las decisiones técnicas para no derivar de la Defensoría Penal Pública, se
encuentran desacuerdo del defensor a cargo, naturaleza jurídicamente poco relevante del delito -en general,
contexto escolar-, antigüedad del caso y caso ya tiene fecha audiencia de no preservar Dentro de las razones que
sustentan las decisiones técnicas para no derivar del Ministerio Público, se encuentran desacuerdo del fiscal a
cargo, no corresponde a Fiscalía Centro Norte, falta de información de contacto del ofensor, ofensor tiene
condena previa y uso de arma de fuego.
106
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Otro dato relevante respecto a la selección de casos, son las etapas de la implementación del proyecto
piloto. Para efectos de este análisis, se ubicará la primera etapa, desde el comienzo del Estudio Práctico
de Mediación Penal Juvenil, marcado por la firma del convenio (diciembre 2016) y hasta el primer
cierre con acuerdo en mediación (5 de junio de 2017), es decir, un total de 6 meses aproximadamente.
Por lo tanto, la segunda etapa corresponde a los meses de implementación que suceden a ese hito y
hasta el momento de redacción de este informe (6 meses aproximadamente).
En cuanto a esta variable, es posible señalar que, en la primera etapa de implementación, es decir, en
los primeros 6 meses, las instituciones derivadoras, seleccionaron un total de 44 casos. Vale mencionar,
que en esta etapa los Programas de Medidas Cautelares aún no se involucraban en la detección de
posibles casos.
En cambio, luego del primer acuerdo y hasta la fecha de redacción de este informe, en consecuencia,
los siguientes 6 meses, las instituciones han seleccionado un total de 53 casos, aumentando en un 20%,
aun considerando que el MJYDH, en la segunda etapa, no seleccionó casos en audiencias de control de
detención, ya que esta tarea fue asumida por la propia Defensoría.
En conclusión, estos datos implican que los 70 casos rechazados reunían características de exclusión,
de acuerdo a la lista de criterios definidas en el protocolo de derivación. Un criterio importante de
rechazo (ejecutada por el MJYDH) se refiere a la naturaleza jurídicamente poco relevante del caso
107
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
a. Criterios
Dentro del Convenio firmado por las tres instituciones se establece las bases procedimentales para la
ejecución del Estudio Práctico y la definición de criterios y procedimientos para la derivación, que
constituye el Protocolo de Derivación de casos. El espíritu original del Equipo Coordinador era dejar un
protocolo lo más abierto posible para permitir la inclusión de delitos graves.
Como resultado, se estableció como criterio general que el foco del Estudio Práctico se centraría en:
El Protocolo estableció un catálogo de delitos que excluye ciertos tipos penales más que un número
cerrado de delitos que sí podrían derivarse, con el objetivo de permitir mayor flexibilidad en la
selección, determinada caso a caso. Las excepciones serían los siguientes: delitos dolosos contra la
vida, delitos contra la libertad ambulatoria, delitos contra la libertad sexual cometidos contra personas
menores de edad y delitos y faltas tipificados en la Ley 20.000, a excepción de los previstos en los
artículos 4°, 8° y 50. En otras palabras, el Protocolo fue creado con la intención de ampliar lo más
posibles los criterios de inclusión.
Posterior a la definición de estos criterios generales, se acordó que, como una forma de dar inicio a la
experiencia innovadora, solo se derivaran casos susceptibles de ser terminados por suspensión
condicional. Esto significó, por lo tanto, que los infractores deberían tener irreprochable conducta
anterior y que no existiera violencia o intimidación a las personas en la comisión del delito. Por aspectos
legales, esto también significaba excluir automáticamente infractores con condenas pendientes, con
un cumplimiento de suspensión condicional pendientes o que tuvieran un arma en la comisión del
delito.
Además de estos criterios, los operadores judiciales plantearon en las entrevistas otros criterios
adicionales definidos inter-institucionalmente y a pedido de la fiscalía, como son los jóvenes sin figuras
de apoyo identificable u jóvenes sin escolarización o que han desertad del sistema escolar.
A estos criterios se suman otros de tipo subjetivo como la necesidad de seleccionar casos con relación
previa (entendiéndose que detrás hay un conflicto que resolver) y la preponderancia del daño material
por sobre personal (E1D2)
108
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Los criterios subjetivos se hacen especialmente presente en la primera mitad de la implementación del
Estudio Práctico cuando parecen existir mayores incertidumbres respecto de la definición de un caso
mediable. Esta incertidumbre fue de alguna manera resuelta, hacia la segunda mitad de la
implementación, al existir vía directa desde el nivel operativo (fiscales y defensores que realizan la
selección de casos) a la mediadora para discutir caso a caso la viabilidad de la derivación.
•Tramitación •Tramitación
normal de casos normal de casos
•Unidad de •Audiencias de
Flagrancia control de
detención
Fscalía Defensoría
Programa de
MJDH (*)
MCA Sename
•Audiencias de •Instituciones de la
Control de red
Detencion
que a medida que las causas se van asignando, se van integrando al proyecto fiscales de diferentes
Unidades Territoriales.
Una vez el caso se detecta a través de esta vía, se envía por medio de correo electrónico a la
coordinadora del proyecto en Fiscalía, quien revisa los casos, da la aprobación o rechazo y ejecuta la
derivación. Mientras el caso es evaluado por la persona encargada de la Fiscalía Regional, el caso sigue
el curso procesal normal.
La segunda vía es la identificación de casos a través de las Audiencias de Control de Detención. En estas
audiencias, el defensor “marca” el caso y los discute con el fiscal designado a la audiencia. Si tiene
dudas sobre la viabilidad, puede comunicarse directamente con la mediadora.
“[si el] caso es complejo (…) y hay posibilidades que el joven gane lo dejan para juicio. Los casos
más leves los cerraban en la audiencia” (E1M4)
Debido a la baja de derivación de casos que se produjo en los primeros meses de funcionamiento
(E1M2) el equipo del MJYDH decidió explorar la posibilidad de involucrar colaboradores estratégicos.
De esta manera se integraron a los procesos de coordinación dos oficinas del Programa de Medidas
Cautelares del SENAME.
Facilitadores Obstaculizadores
Respecto del La capacitación, instancias de “La identificación del caso depende
proceso de coordinación y sensibilización mucho del criterio que tenga el fiscal
selección y la permitió un proceso de aprendizaje a en el momento, el defensor” (E1D1)
organización lo largo del tiempo que permitió el Criterios subjetivos de los operadores
institucional aumento de un 70% de casos puede tender a restringir más que a
derivados en relación a los ampliar posibilidades de derivación
seleccionados, durante la segunda de casos. Para algunos operadores “el
fase del piloto caso mediable” es entendido como
una excepción, mirada que debe ser
transformada para lograr ampliar el
ámbito de acción de la mediación
penal. Uno de los desafíos
permanentes del Estudio Practico ha
sido, efectivamente, promover la
derivación de casos que tienen “algún
valor jurídico” y no reducirse a delitos
de bagatela. Las estadísticas
mostradas en la sección “cobertura”
111
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
112
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
derivación a mediación.
Respecto de la Involucramiento progresivo de Falta de información certera de las
coordinación profesionales al nivel operativo y razones por las cuales un caso es
interinstitucional desarrollo de vinculo personal con desestimado por la otra parte
mediadora para consultar dudas institucional, lo que provoca
(E1M4) desmotivación por parte de los
operadores para seleccionar nuevos
casos
Canales de comunicación que Demora en el tiempo de selección de
permiten conocer a cada institución casos. Esto puede atentar contra el
el resultado de los casos principio de hacer primar el interés
seleccionados y/o derivado. Este del joven o producir que la oferta
feedback alcanza más fácilmente, sin llegue demasiado tarde para la
embargo, a los niveles de víctima.
coordinación y no a los operativos.
Respecto del Algunas herramientas jurídicas que La decisión de mantener el Estudio
contexto legal pueden dar espacio para Práctico orientado a casos
intervenciones restaurativas, tanto susceptibles de terminarse por
para evitar la desjudicializacion como Suspensión Condicional limita
para evitar luego la condena o significativamente la derivación, ya
sanción. que esta condición descarta varias
situaciones posibles, con infractores
con condenas previas o suspensiones
condicionales pendientes.
Ley N° 20.253, denominada de
Agenda Corta Antidelincuencia. Si
bien esta Ley no fue específicamente
establecida para justicia juvenil, ha
sido un argumento para excluir casos
de cierta gravedad que, desde esta
Ley, no logra cumplir los requisitos
para ser cerrados por suspensión
condicional. La práctica ha indicado,
sin embargo, que esta decisión
depende completamente del criterio
individual del fiscal que tenga la
causa, ya que la aplicación de la
Agenda Corta a adolescentes no es lo
habitual.
113
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
En relación a la estrategia de control de detención, una solución a este problema fue incorporar
durante el transcurso del Estudio Práctico a un fiscal de Fiscalía Oriente pero que asiste a Audiencias
de Fiscalía Centro Norte y quien es el único fiscal especializado en RPA a nivel nacional. También se
integró una defensora quien realizaba turnos de Audiencias de Control de Detención. La inclusión de
estos profesionales permitió mantener una visión transversal y unificada de los casos que pasan por
Audiencia de Control de Detención, facilitando la detección de casos.
Un aspecto relevante que se encuentra bajo la definición de criterios para la selección de casos, tiene
que ver con algunas discusiones relevantes y visiones contrapuestas entre las instituciones
colaboradoras que es necesario relevar. Fiscalía y Defensoría tienen un discurso contrapuesto en lo
que respecta a lo que debería ser el ámbito de acción de un eventual programa de Mediación penal en
contexto de justicia juvenil. Mientras en el Ministerio Público apela por restringir, más que ampliar,
los casos que pudieran mediarse (en casos de cierta gravedad “no puede no haber sanción” –E1F3
versus “el objetivo de la Defensoría es la absolución” -E1D4) la Defensoría Penal Pública busca apostar
por un programa de mediación que pueda intervenir en casos de mediana gravedad. El raciocinio
detrás de la última postura es desincentivar el uso de la mediación como estrategia de descongestión
de tribunales para promover su uso como un esfuerzo real por intervenir de manera comprehensiva
los casos. Ambas instituciones parten de un supuesto común, sin embargo, que es el rol de un
programa de mediación que funcione como medida de diversificación del sistema penal tradicional.
Después de esta causa, la segunda razón más importante de rechazo (24%) es la decisión del fiscal. De
acuerdo a las entrevistas, ese porcentaje se explicaría por el Instructivo sobre RPA difundido en el
Oficio 483/2009 del Ministerio Publico y a interpretaciones sobre la aplicación de la Agenda Corta. La
defensoría Penal Pública rechazó un 4,28% de los casos.
Un 13 % de casos rechazados se debe a ofensor o victima inubicable (sumando tanto los casos que no
pudieron contactarse antes y después de ser derivados). El resto (alrededor de 31%) se debe a casos
que no cumplían con los requisitos contemplados en el Protocolo de Derivación.
Esto indica que la selección de casos para mediación es aún un proceso en aprendizaje. Algunas
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
a) Se hace necesario abordar las creencias de fiscales y defensores respecto de lo que es un caso
“mediable”. Por ejemplo, en las entrevistas se observó que un criterio que los operadores
tienden a valorar es que víctima y ofensor deben ser conocidos. En la investigación se ha
demostrado, sin embargo, que en más del 50% los casos de mediación directa son personas
que no se conocían antes del delito, lo que podría en cuestionamiento esta creencia inicial.
b) Cómo las mismas restricciones impuestas (por ejemplo, ser susceptible a Suspensión
Condicional) ha sido una limitante para identificar casos “mediables”. Si definimos “mediables”
como un caso en el que víctima y ofensor están dispuestos a involucrarse en un proceso de
comunicación para llegar a un acuerdo, entonces hay que asegurar que los casos seleccionados
sean de relevancia jurídica, para que tenga importancia también para los intervinientes.
El proceso de invitación a las partes ha sufrido modificaciones a lo largo del proceso de implementación
del Estudio Práctico. Durante los primeros seis meses éste se ejecutó desde la Fiscalía y Defensoría. El
equipo Coordinador del Ministerio apoyó en esta primera etapa, acompañando presencialmente con
algunos ofrecimientos de mediación desde la fiscalía con víctimas de delitos. En la Defensoría, una
asistente social también apoyó esta labor.
En una segunda fase, y con el fin de acortar los tiempos entre selección e invitación y que mejorara la
calidad de la primera información entregada, se implementó la necesidad que la primera invitación a
ambas partes fuese realizada desde la mediadora.
Además de esto, se diseñó un díptico que tendría el objetivo de facilitar la entrega de información a
las partes.
La mediadora señala, por su parte, que adopta tres estrategias de invitación: por carta, vía telefónica
y personal, de las cuales el acercamiento cara-a-cara es la que ha tenido mejores resultados. El
contacto vía teléfono funciona más bien para concretar una reunión presencial, que es donde se
despliegan todas las estrategias para explicar sobre la mediación. Lo que no ha funcionado son las
invitaciones por carta.
Estas invitaciones se han realizado también en los domicilios de las personas. Si bien la visita
115
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
domiciliaria ha dado buen resultado, se hace necesario el encuadre posterior en la sala de mediación,
ya que de otra forma se hace confuso para las personas el contexto institucional del cual vienen.
Según la descripción de los distintos operadores involucrados en la invitación a mediación, así como la
que realizan los propios usuarios del Estudio Práctico, se destaca una tendencia a invitar resaltando lo
instrumental (en el caso del o la joven, se resaltan los beneficios legales, por ejemplo, el carácter de
diversificación, y en el caso de las víctimas, las posibilidades de compensación económica)
También se destaca el carácter voluntario del proceso y el objetivo de reunirse con el otro para lograr
un acuerdo.
Marginalmente se menciona que la invitación debería resaltar el aspecto co-construido del acuerdo, el
cual se basaría en las necesidades de la víctima y las posibilidades del joven y su familia.
- La dificultad para visibilizar la mediación dentro de los objetivos institucionales. Esta dificultad
implicó la permanente impresión de estar ofreciendo algo a la víctima que existe en exclusivo
beneficio del imputado. ”Estamos asumiendo un rol como estar en su contra o a favor del
imputado y es un poco confuso, tienden a deslegitimar nuestro trabajo” (E2F2)
- Las entrevistas con usuarios han indicado que las victimas también eran motivadas a participar
desde necesidades instrumentales (obtener compensación, acortar el proceso judicial). Si bien
este tipo de motivaciones per se no son un obstáculo, pueden serlo si se generan expectativas
contrapuestas a las posibilidades reales del caso (por ejemplo, un ofensor sin capacidad
económica para pagar) o a las expectativas creadas en el o la joven (a quien el derivante le
puede sugerir sólo la posibilidad de pedir disculpas).
- Ofrecer mediación es una tarea desafiante cuando no se comprende bien la dinámica y
características del proceso, lo que imposibilita responder dudas que las victimas puedan tener
en el proceso.
- Tiempo disponible de los fiscales imposibilida otorgar una entrega de información dedicada o
personal (E1F2)
Desde la Defensoría
- En algunas ocasiones se constató que la invitación a mediación o la asesoría legal recibida por
el joven respecto de la oferta de mediación iba acompañado por mensajes contraindicados al
proceso, como decirles a los y las jóvenes en conflicto con la Ley que no explicaran todo lo
sucedido
Desde la mediadora
- Como demuestran las estadísticas compartidas en la sección “cobertura” (en este informe), un
número importante de casos no cuentan con datos certeros o actualizados de contacto, lo que
116
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Mediación Penal Juvenil
a) La convocatoria es el momento en que se perfilan las expectativas que dada parte puede poner
en juego cuando el proceso comience. Uno de los casos estudiados permitió visualizar, por
ejemplo, que al momento de ofrecer mediación se entregó información contrapuesta a ambas
partes (al joven se le comentó que el aspecto económico no sería parte del proceso y a la
víctima se le informó que podía pedir compensación económica), lo que influyó no solo las
expectativas de la propia víctima e imputado, sino que además promovió actitudes específicas
en sus figuras de apoyo: mientras el padre de la víctima insistía en ser compensado
económicamente, el padre del imputado no se involucró en el proceso dado que el joven
consideró que no era necesario. Estas posiciones contrarias e incompatibles imposibilitaron
que el proceso de mediación pudiera continuar.
b) La convocatoria a las víctimas de delito ha tenido especial dificultad. Si bien estudios indican
que las victimas efectivamente valoran la dimensión instrumental que la mediación como
diversificación puede tener (por ejemplo, les permite evitar participar en un juicio), la literatura
resalta especial cuidado en enfatizar la mediación como una oferta que viene desde el ofensor.
En otras palabras, se requiere resaltar la mediación como un proceso capaz de detectar
necesidades de reparación de las víctimas, y como una oportunidad para evaluar la medida en
117
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Mediación Penal Juvenil
c) Desde el punto de vista de la víctima, una oferta que se centra especialmente en el aspecto
patrimonial puede evitar, además, que la víctima explore activamente otras necesidades de
reparación susceptibles de ser satisfechas a través de actos simbólicos o de otro tipo de
acciones responsables (no financieras o materiales) por parte del ofensor.
d) En relación a los y las jóvenes infractores, queda establecido que la invitación se ha centrado
especialmente en la posibilidad que ofrece la mediación para quedar sin antecedentes
penales. El énfasis en este beneficio es esperable, sin embargo, establece un escenario de
mayor desafío para él o la medidora penal en la medida que debe trabajar con mayor énfasis
el proceso de responsabilización, requisito sine qua non para continuar el caso y para evitar
victimización secundaria en la victima.
El proyecto piloto “Mediación penal juvenil” es un proyecto prometedor, el cual está bien diseñado,
organizado y documentado. Sin embargo, para aprovechar todo el potencial del informe es necesario
leer los anexos, los cuales deben considerarse como lecturas obligatorias para poder comprender la
mediación en términos cualitativos.
Otro aspecto que da cuenta de la calidad y seriedad del proyecto tiene que ver con la asociación entre
diferentes instituciones. En este sentido, para llevar a cabo el proyecto se hace necesaria la
cooperación entre distintas entidades, sin embargo, esto de todas formas no garantiza el éxito del
proyecto.
A continuación se hacen algunos comentarios respecto al informe final, pero también se incluyen
observaciones realizadas en informes anteriores.
Mientras que una de las fortalezas del proyecto piloto fue el modelo colaborativo que incluyó a los
actores institucionales más importantes (fiscales, defensores, MJYDH), esto también pudo haber sido
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Mediación Penal Juvenil
un punto débil, ya que implicaba que se debía consultar a cada uno de ellos ante cualquier nuevo paso
durante la implementación del proyecto, por lo que podían surgir opiniones e intereses
contradictorios, además de algunos obstáculos, esto fue especialmente notorio en el proceso de
selección y derivación de casos.
Para lograr esto, es importante que como condición previa se establezca un “terreno común” entre los
actores institucionales donde se establezca una comprensión común acerca de las razones y
motivaciones que han llevado al surgimiento del proyecto, cómo se entiende la mediación y justicia
restaurativa, los requisitos y principios de la mediación, y forma en que se llevará a cabo la
implementación de esta.
Se debe tener en cuenta que cuando se incluyen distintos enfoques desde los diferentes actores
institucionales, en un programa revolucionario y nuevo para todos, se gasta mucho tiempo en discutir
cuáles serán los objetivos y expectativas del programa, pues este tipo de intervención puede ser
comprendido de diferentes maneras y buscar diversos objetivos, como por ejemplo, la reparación de
la víctima, educación y rehabilitación del ofensor, diminución del delito, disminución del número de
casos en tribunales y los costos económicos asociados a juicios, restaurar la confianza de las personas
en el sistema de justicia, etc. En este sentido, los obstáculos en el proceso de implementación del
programa se deben a la falta de una comprensión común de los objetivos y procedimientos del
proceso.
Durante el desarrollo del proyecto piloto se pudo observar que dos actores relevantes, como son los
jueces y asistencia a víctimas, estuvieron un tanto ausentes. En el caso de los jueces su incorporación
fue difícil debido a la posición independiente en la que se encuentra el Poder Judicial, y respecto a la
asistencia a víctimas tendría que ver con que predomina el "paradigma responsabilizador" por sobre
el "paradigma restaurativo", de hecho el proyecto parte desde la necesidad de mejorar las condiciones
para la implementación del sistema actual de responsabilidad penal adolescente, y la perspectiva del
nuevo Servicio de Reinserción Social. Este proceso de reforma del sistema de justicia juvenil podría ser
una oportunidad para integrar programas de mediación, pero también corre el riesgo de implicar un
sesgo acerca de cómo se desarrollará el campo de la mediación.
justicia restaurativa. La mediación y otros tipos de justicia restaurativa no deberían ser considerados
solo como un “favor” para los ofensores primerizos que cometen delitos menores, ya que este enfoque
limita las posibilidades de la mediación. Al respecto, la investigación a nivel internacional ha
demostrado que la justicia restaurativa tiene un alto potencial para reducir la reincidencia y reparar a
las víctimas especialmente en casos de delitos más graves. En este sentido, la ubicación de la mediación
en el ámbito de los programas de reinserción social juvenil podría ser un aspecto negativo, ya que no
se ofrece de la misma forma los servicios tanto a víctimas como ofensores, por lo que se requiere
mayor clarificación del enfoque de justicia restaurativa.
La mayoría de los casos son seleccionados por fiscalía y defensoría, este “cuasimonopolio” podría
implicar una debilidad para el proyecto, debido a la conocida dificultad de intercambiar ideas y
habilidades dentro de las instituciones, por lo que se propone que además de las autoridades legales,
deberían también incluirse organizaciones de la sociedad civil, como programas de asistencia a
víctimas, en la selección y derivación de los casos.
El proceso de selección y derivación es complicado ya que actualmente dos o tres autoridades legales
tienen que “evaluar” los casos seleccionados. Por lo que uno se podría preguntar si este proceso
pudiera simplificarse.
También es importante ofrecer apoyo a las personas encargadas de la selección de casos desde fiscalía
o defensoría. Actualmente, pueden haber diferentes personas involucradas en los primeros pasos de
selección y no solo una sola persona responsable, asimismo, en la práctica no se aplican directrices
claras sobre el proceso de selección. En tales circunstancias, el nuevo enfoque pudo haberse
enfrentado con diversos obstáculos en el proceso de selección, como por ejemplo, recursos
organizativos limitados, en cuanto a personal y tiempo, por lo que el proceso de selección se estanca
después de algunos meses. Por lo tanto, es fundamental organizar el proceso de selección de manera
efectiva y sostenible, donde exista una persona indicada que se encargue de esta importante tarea de
manera sistemática.
Algunas prácticas en otros países muestran cómo se puede organizar la selección sistemática de casos.
Por ejemplo, el proceso de selección puede llevarse a cabo enviando una carta a las partes, donde se
les explica de qué se trata el servicio de mediación y cómo pueden participar, además se envía una
copia de esta carta al servicio de mediación, desde donde también se puede contactar a las partes.
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Los criterios de inclusión y exclusión estipulados en el protocolo de derivación deben revisarse con el
fin de maximizar el alcance del programa ¿Cuáles son las razones para excluir ofensas más serias, u
ofensores con antecedentes previos? Como ya se mencionó, a menudo son estos casos donde la
participación en la mediación tiene más beneficios para el ofensor y la víctima. La investigación al
respecto ha demostrado que la mediación se puede ofrecer en todo tipo de delitos, incluida la violencia
intrafamiliar, delitos sexuales y crímenes de odio. Debe evitarse restringir la selección a un tipo
particular de casos, según opiniones personales del actor legal, pues los marcos legales no deben ser
interpretados de acuerdo a preferencias individuales que restrinjan la aplicación de la práctica, sino
que deben ser pautas uniformes y trasparentes que faciliten el proceso de selección y derivación, y
práctica de la mediación.
La brecha entre los 97 casos seleccionados y los 27 casos que se derivaron efectivamente a mediación
es notable. Parece haber una alta tasa de exclusión en casos de “robo con intimidación” o “amenazas
simples”, por lo que es importante entender más precisamente las motivaciones del Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, el fiscal y el defensor para rechazar estos casos. Los criterios utilizados
para considerar un caso como “no mediable” deberían aclararse con los operadores más en concreto,
ya que podría ser que hubiese otros factores, no explícitos, que también desempeñen un papel en este
sentido. Asimismo, estas razones deben discutirse abiertamente en el contexto de los objetivos del
programa, con el fin de que los procedimientos de selección no se lleven a cabo de manera restrictiva.
¿Existe un derecho de veto de la víctima en los casos en que esta no participa en la mediación, en el
sentido de que la víctima debe dar su aprobación para un proceso de responsabilización del
ofensor? Esto limitaría al ofensor para hacer las paces a la sociedad, por ejemplo, cuando la víctima es
muy punitiva.
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i. Voluntariedad
Desde la experiencia de los usuarios, el Estudio Práctico pudo responder adecuadamente al principio
de voluntariedad. Esto quedó claramente establecido para los usuarios desde las primeras
informaciones recibidas y constituyó el mensaje más claro sobre el proceso que los usuarios recibieron.
En consecuencia, los y las usuarias entrevistados/as plantearon haber decidido voluntariamente
participar en el proceso de mediación.
“E: Y respecto a su participación ¿Qué es lo que sabe? Si esto es algo obligatorio, voluntario…
R: Es voluntario.
E: ¿Y la decisión de quién sería?
R: Mía.
E: Ya.
R: Porque no estaría aquí si no fuera mía. (C7 V4 ET1)”
Un solo entrevistado menciono haberse sentido presionado para participar por parte de sus familiares
e incluso haber sido motivado a participar por ellos. Sin embargo, este joven desertó posteriormente
del proceso, lo que significa que prevaleció la voluntariedad individual de no participar.
La observación de las sesiones de pre-mediación permitió identificar, sin embargo, que los padres
pueden jugar un rol complejo desde el punto de vista de la voluntariedad del joven a participar o a
aceptar el acuerdo. En un caso específico, un joven manifestó reiteradamente en las entrevistas no
estar de acuerdo con el monto de dinero solicitado por la víctima. El adulto quien lo acompañaba, sin
embargo, insistió que era una “buena oportunidad”. En este caso, el joven firmó el acuerdo, pero luego
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ii. Imparcialidad
Si bien los entrevistados tendían a reconocer y valorar el rol imparcial de la mediadora, tanto jóvenes
como victimas tendían a plantear que el Estudio Práctico estaba orientado y buscaba favorecer
especialmente al joven infractor. Esto es relevante en tanto se relaciona con las características que
anteriormente se mencionaron sobre el ofrecimiento: que enfatiza un requerimiento que puede
percibirse como proveniente desde el ofensor, al destacar como aspecto central las implicancias
judiciales del acuerdo.
“E: Ya y, por último, con respecto a la mediadora ¿Para quién crees tú que es el proceso de la
mediación finalmente? ¿A quién beneficia?
O: A mí.
E: ¿Por qué?
O: Porque aquí el que pierde soy yo, entonces esto es para que me beneficie a mí, porque así yo
salgo. No queda en nada y puedo seguir siendo el mismo. En cambio, si me voy a juicio, pueden
pasar hartas cosas.
E: ¿Cómo qué cosas?
O: No sé, hay diferentes penas, eso. Aparte, lo otro, que van a quedar los antecedentes,
entonces si se resuelve aquí esto, todo queda bien. (C3 O4 ET1)”
Si bien se ha discutido en la literatura que esta percepción por parte de la víctima no es negativa en sí
misma, representa un desafío mayor para mantener el enfoque balanceado (donde víctima y ofensor
tienen igual “peso” en el proceso) que el Estudio Práctico busca. Lamentablemente este es un aspecto
que no pudo explorarse con mayor detalle, sobre todo por la dificultad de entrevistar a un número
mayor de víctimas durante la implementación de la experiencia piloto, y en particular, después de
cerrado su caso en el Estudio Práctico.
iii. Confidencialidad
En general los usuarios refirieron confiar en el aspecto confidencial de la experiencia de mediación, no
sólo en términos de lo que la mediadora pudiera comentar con operadores de otras instituciones sino
con respecto a lo que la mediadora podría o no comentar a la otra parte. La profesional informo a
tiempo y consulto cada vez que creyó relevante y necesario compartir una información específica con
la otra parte.
“E: ¿Cómo que información pueden compartir entre ellos? [mediadora y fiscalía]
O: Creo que no pueden, o sea todo lo que yo hable con ella creo que no puede salir de acá, si es
que sigo o no sigo no puede salir de acá. (C6 O8 ET1)”
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A partir de las entrevistas realizadas en una segunda instancia, se pudo observar que esta percepción
por parte de los usuarios se mantiene luego terminar el proceso, e incluso uno de ellos, indica que
confía plenamente en la mediadora.
“E: Oye, y, ¿te acuerdas de éste primer contacto con la mediadora? Que tú le contaste algunas
cosas, de tu caso, o de ti, o cómo tu habías evaluado lo que había sucedido con esta persona, eh
¿sabes lo que pasó con esa información que tú le contaste a la mediadora?
O: Eh, yo creo que no, en realidad no sé, pero confío plenamente en ella.
E: Eh, entonces tú crees que tenías la confianza de contarle cosas a la mediadora y que ella no
se lo iba a contar a otra persona
O: Sí. (C4 O5 ET2)”.
Asimismo, durante las entrevistas a operadores o mediadora no se detectaron otros nudos críticos
relacionados a la confidencialidad o mal uso de información obtenida en entrevistas con la mediadora
en el contexto del proceso penal.
La Tabla N°45 indica los resultados de esta escala al momento de la primera entrevista. Los datos
indican que además de expresar satisfacción por la voluntariedad del proceso, los usuarios valoraron
la información entregada, así como la forma de convocatoria.
La Tabla N°46 Indica los resultados de la escala aplicada en la segunda entrevista, En esta se evaluaron
otras dimensiones adicionales, como la imparcialidad de la mediadora, la percepción de haberse
expresado libremente en el proceso, la percepción de la mediación como un proceso justo y
satisfacción con el acuerdo.
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Como puede observarse, los resultados son satisfactorios. El promedio de 3,6 en la dimensión “proceso
justo” en el caso de los ofensores se explica por la insatisfacción de un ofensor respecto de un proceso
de mediación frustrado, dado que la víctima no fue ubicable. Los otros dos ofensores entrevistados
que participaron en mediación evaluaron este aspecto con el máximo de 5, al igual que sus víctimas.
Esto desmitifica prejuicios en relación a las expectativas punitivas de las víctimas y permite visualizar
que es una estrategia que efectivamente da una respuesta inclusiva y participativa a las víctimas, la
parte olvidada del sistema penal tradicional.
Identificar el rol que la participación en el programa piloto tiene para víctimas y ofensores en términos
de reparación del daño / responsabilización de la ofensa, y justicia procedimental.
“Porque igual el caballero igual debe... debe estar más enojado con nosotros, si igual le
habíamos robado su auto, entonces igual hablar con él, llegar a un acuerdo con él… en eso yo
creo que más nos ayuda” (C7 O9 ET1).
Por su parte, las víctimas entrevistadas luego de culminado el proceso concluyen que la
responsabilización de los jóvenes fue parcial. En un caso, debido a la naturaleza del delito (robo) los
padres debieron involucrarse activamente para responder; y, en el otro caso, porque se produjo una
redefinición de los roles, donde ambas partes aceptaron su responsabilización.
“Yo creo que se responsabilizaron más los papás […] los papás fueron los que más se pusieron
en contacto, en buscar la pieza, en decir ya venga a tal parte, aquí hay un taller donde va a ser
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revisada y colocada la pieza […] del joven yo no esperaba nada po, como es menor de edad” (C3
V2 ET2).
Sin embargo, respecto a la reparación del daño, en los casos que terminaron con acuerdo, tanto
víctimas como ofensores señalan que el daño fue reparado.
“Digamos que estamos conforme con todo lo que pasó, con el flujometro que el joven me
reembolsó, no sé de dónde lo habrá sacado, pero bueno [risas], está instalado en mi vehículo
y estamos tranquilos” (C3 V2 ET2).
Si bien en la cita anterior el usuario se refiere a la reparación económica del daño, en otros casos la
reparación tuvo un carácter simbólico, especialmente donde había un reconocimiento de
responsabilidad de ambas partes, y donde también ambos habían resultado dañados por el hecho.
“E: ¿Sientes que se reparó lo que pasó? Porque me decías que finalmente ambos asumieron que
tenían parte de la responsabilidad.
V: Claro.
E: ¿Eso te pareció bien entonces?
V: Sí.
E: Y respecto a la parte tuya que fue afectada ¿crees que se reconoció eso?
V: Sí, sí… en la reunión que tuvimos conversamos todo eso” (C4 V3 ET2)
Por otra parte, los usuarios valoran esta nueva forma de resolver el conflicto, en la medida que implica
una menor duración del proceso; tanto víctimas como ofensores evalúan positivamente el cierre del
caso ya que obtuvieron una solución rápida, mayor participación por parte de ellos, mayor control de
la situación debido a principios y garantías como la voluntariedad principalmente
“Que pude expresar todos mis puntos, en todo lo que yo opinaba, de acuerdo a lo que había
pasado. Los hechos cómo pasaron y por qué creo yo que pasaron, todo eso, de manera libre y
espontánea” (C4 V3 ET2).
En general, los usuarios destacan que el proceso de mediación tuvo varios efectos positivos para ellos,
como, por ejemplo, la reparación, responsabilización (aun siendo parcial), y también valoran la
posibilidad de encontrarse con la otra parte, desprenderse de los prejuicios, empatizar con el otro,
pues esto permite la construcción de nuevas narrativas respecto a lo ocurrido, permitiendo también
reparar las relaciones humanas tras el conflicto.
“Bueno, primero él estaba entero agresivo, quería pelear, pero después se tranquilizó. Bueno,
yo igual lo entiendo, porque en el momento, yo creo que cualquier persona reacciona así po,
pero, lo bueno es que yo creo que pensó y cambió su forma de ser y de pensar po. Ahora, me
ve y me saluda, vez que me ha visto me ha dado la mano. Entonces, no puedo decir nada de él
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po […] fue excelente porque si bien pasamos, si bien conversamos harto eh… me di cuenta de
que no era lo que yo esperaba y yo creo que él también se dio cuenta que él tampoco… él
tampoco pensó que yo era un delincuente después que me conoció” (C3 O4 ET2).
Los participantes de mediación que terminaron con acuerdo también refirieron haber vivido un
proceso justo, el que básicamente fue definido por uno de los jóvenes como un proceso en que ambas
partes son escuchadas y reparadas.
Sin embargo, también se observaron algunos efectos no deseados a raíz de la participación de los
usuarios en el proceso. Uno de ellos fue la decepción que se produjo en algunos ofensores por tener
intención de reparar el daño pero que tuvieron que volver al proceso penal tradicional por no poder
continuar con el proceso de mediación debido a causas externas (como la deserción de la víctima).
Otro efecto fue la desconfianza observada en algunos victimas debido a la actitud poco seria o
comprometida de la parte ofensora. Otro efecto no deseado es el incumplimiento de los acuerdos por
parte de los ofensores, pues esto puede generar una percepción negativa por parte de las víctimas,
quienes pueden sentirse utilizadas y no reparadas, provocando sentimientos de insatisfacción respecto
del proceso.
Un último y muy relevante efecto tuvo que ver con la posición que tomaron los dos jóvenes infractores
que participaron en mediación (uno directa y otra indirecta) al momento de la audiencia de
homologación. La jueza de la primera audiencia lo describe de esta forma:
’Es que el ánimo también es distinto porque están las partes más orgullosas de lo que van a
presentar. Están con una mediadora que en el fondo está apoyando a las partes y está cómo
contenta de la solución a la que se llegó, el imputado venía también con una actitud súper
distinta, de partida venía vestido bien formal con camisa, con chaqueta, como demostrando que
él no era un imputado común. Uno también cambia de mirada porque, por lo menos en mi
experiencia personal, lo normal en las audiencias de adolescentes es que los adolescentes son
conflictivos, son problemáticos, son resistentes al cumplimiento de la sanción, tienen historias
de vida súper tristes, dan pena, tienen poca contención familiar, a veces las familias son súper
disfuncionales, entonces es un panorama bien desolador por lo menos para mí. En cambio, esta
audiencia es distinta porque tienes un imputado que quiere mejorar, que viene orgulloso a
presentar su caso, que viene con su familia detrás súper orgullosa y se genera una sensación
como esperanzadora en ese sentido porque es un adolescente que tú piensas que puede salir
de la esfera delictiva. Eso para uno genera una visión más positiva, es otro ánimo con el que se
enfrenta la audiencia” (E1 R1)
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En otras palabras, el joven se presentó a la audiencia no como infractor sino como ciudadano. Este es
un efecto relacionado con el ejercicio efectivo de derechos y habla del potencial de la mediación penal
para producir procesos de desestigmatización social, un aspecto central en la conducta reincidente.
El rol de la mediadora y las estrategias utilizadas facilitaron la adherencia de las partes al proceso, un
ejemplo de ello es la disposición que ella mostró para adaptarse a las diferentes circunstancias que se
presentaron, lo cual es valorado por los usuarios y se manifiesta en la siguiente viñeta en donde uno
de los usuarios destaca la forma en que la mediadora se acercó físicamente a su domicilio en vista de
que la distancia entre este y el centro de mediación dificultaba su asistencia a las sesiones:
“O: Bacán, porque así nos…igual nos quitó un peso de encima de estar tomando muchas micros.
E: Ya entonces ese problema que tuvieron se resolvió de alguna forma, la mediadora lo entendió
y trato de hacer algo.
O: Si. (C1 O1 ET2)”.
Asimismo, la percepción negativa de los usuarios respecto del sistema penal tradicional y la evaluación
positiva que ellos hacían sobre el proceso de mediación, especialmente en términos de tiempo y
participación, facilitó el desarrollo de este y la continuidad de los usuarios, pues vieron en la mediación
una oportunidad para resolver el conflicto de manera más expedita, donde fueran considerados sus
puntos de vista, y donde se pudiera dar solución real al problema, a diferencia de un proceso
tradicional.
“De que es una mediación para que de una u otra forma se pueda educar a la persona
infractora, no necesariamente seguir el proceso legal, porque al final ese proceso va a quedar
en nada, no va a haber nada, ningún provecho al proceso normal” (C4 V3 ET1).
Tiempo transcurrido entre la ocurrencia del hecho, oferta de mediación y transcurso de proceso, en
general fue un período de tiempo breve, por lo que la mayoría de los usuarios refirió esto como una
de sus principales motivaciones para participar, y en aquellos casos en que se entrevistó a los usuarios
luego de que el proceso había culminado, ellos destacaron este aspecto como algo positivo, y lo
compararon con lo que podrían haber esperado del proceso penal tradicional. Sin embargo, en algunos
casos la oferta de mediación ocurrió luego de varios meses después de ocurrido el hecho, lo cual pudo
haber interferido en la adherencia de las partes al proceso. Asimismo, cuando el proceso se extendió
por más del tiempo esperado algunos usuarios expresaron su molestia, principalmente debido al
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tiempo invertido en asistir a las reuniones, o la tardanza en la reparación del daño, convirtiéndose en
un obstaculizador para continuar en el proceso y favoreciendo una percepción negativa de los usuarios
respecto al este.
El contexto socio familiar vulnerable en el que se encontraban inmersos algunos de los jóvenes
ofensores, es otro de los factores que pueden obstaculizar el proceso, pues muchas veces están
insertos en contextos donde existe una tendencia y presión a involucrarse en conductas delictivas, ya
que esto es valorado por el grupo de pares. Esto a su vez podría dificultar la participación activa de los
jóvenes en el proceso de mediación debido a la presión del contexto social, además de la contradicción
y confusión que esto puede significar para los jóvenes, dificultando la adherencia y compromiso
genuino con el proceso.
Algunas de las temáticas a discutir son la aplicación práctica del modelo, la duración de los procesos la
territorialidad, el rol de la familia, procesos de responsabilizacion, reparación del daño en la victima,
los acuerdos y el trabajo en red. Este análisis está basado en las entrevistas de la mediadora y de los
usuarios (Anexos N°6 y 7), y en el instrumento “Resultados descriptivos de casos atendidos”,
documento interno, producto de este estudio, en el que se realiza un estudio de los casos atendidos
en la experiencia piloto de mediación.
Otro aspecto referido a la transferencia del modelo a la práctica, es la omisión de intervención referida
a objetivos técnicos específicos, como es el abordaje de la decisión respecto del adulto responsable o
significativo que acompañará al joven en el proceso de responsabilización, ya que en los casos
mediados se incorporó al proceso al adulto designado en la derivación sin que se constate evidencia
de haber sido una temática propia del trabajo con el joven. El modelo original distinguía entre el adulto
responsable que acompaña al joven en la decisión de participar en la mediación, otorgándole
legitimidad a su decisión, y el adulto que el infractor identifica para darle soporte emocional a su
proceso de responsablización y apoyo a los compromisos de reparación. Si bien en la mayoría de los
casos, los adultos que acompañaron al joven fueron un aporte, en algunos casos esta figura fue un
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Los casos cerrados con mediación duraron aproximadamente tres meses y medio, desde que fueron
derivados hasta que fueron cerrados. Con algunas excepciones, el proceso se llevó a cabo con una o
dos sesiones de pre-mediación por cada parte antes de realizar un encuentro conjunto, cuando se
realizó.
En la evidencia internacional (ver por ejemplo Shapland et al., 2007) se ha destacado la importancia
del proceso de preparación, ya que una preparación insuficiente, que no permite identificar y trabajar
las expectativas adecuadamente, limita las posibilidades de realizar un encuentro y resultado
restaurativo. En el caso del Estudio Práctico, era un desafío lograr este proceso con usuarios que no
siempre asisten a las citaciones, muchas veces por limitaciones materiales reales, y, por la misma razón,
tampoco pueden permanecer activos en un proceso de mediación demandante en términos de tiempo
o extensión. Este contexto representa una dificultad al momento de plantearse ampliar el ámbito de
acción de la experiencia de mediación penal en casos más graves, donde se puede requerir que los
procesos de preparación, especialmente con la víctima, sean más largos.
c. Territorialidad
La experiencia de mediación desarrollada en el Estudio Práctico tuvo un fuerte componente territorial,
ya que la mediadora, con el fin de facilitar el acceso a los usuarios, realizó varias entrevistas en
domicilios o en lugares cercanos a sus residencias, lo que significó generar gestiones institucionales
para tener acceso a entrevistar en oficinas municipales, sedes y otras instancias de servicios públicos
o comunitarios. Con excepción de las visitas domiciliarias iniciales, las cuales tendían a tomar lugar
como una estrategia para localizar un usuario a quien no se pudo contactar por otra vía, estas
reuniones territoriales eran acordadas con el usuario, de manera que el usuario tenía algo que decir
respecto de donde quería o podía ser atendido.
Además de ser un facilitador para el acceso, esta estrategia fue altamente valorada por los y las
entrevistadas de esta evaluación, en tanto demostró preocupación por las personas, facilitó el acceso
de los usuarios al proceso de toma de decisiones y fue un indicador irrefutable de la flexibilidad del
proceso.
d. Rol de la familia
Un aspecto que merece especial mención es el rol de la familia o de los adultos significativos que
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acompañan al joven en el proceso de mediación, factor que incide directamente en las posibilidades
de responsabilización del joven en las dos dimensiones ya mencionadas. El modelo plantea la
necesidad de trabajar la revalorización o empoderamiento del joven en la situación de vida en la cual
se encuentra, favoreciendo su autonomía y proactividad, lo cual también debiera reflejarse en su
compromiso de reparación a la víctima. Sin embargo, la experiencia evidenció que en forma
mayoritaria el formato de las sesiones de mediación con el joven incluía a los adultos acompañantes,
planteando el abordaje del delito cometido como un problema de la familia del joven. Esto se refleja
en la perspectiva específica de la mediadora, quien habla de cómo el proceso de responsabilización y
participación del joven en el proceso es co-construido (Anexo N°6).
Otros riesgos que puede traer una inclusión inapropiada del adulto responsable es que el adulto
responsable ejerza presión para que el joven tome alguna decisión en favor o en contra del proceso de
mediación o durante el proceso de acuerdo.
En la experiencia piloto, también sucedió que integrantes de la familia asumieron posiciones opuestas
entre sí respecto del joven y su rol en mediación. Se sugiere, para evitar estas situaciones, involucrar a
ambos padres, en la medida de lo posible y cuando éstos están presentes en la vida del joven, y trabajar
el proceso de responsabilización involucrando a la familia dentro de ciertos límites.
Al respecto, se sugirió durante la implementación del Estudio Práctico que la mediadora pudiera
asegurar siempre un espacio de entrevistas a solas con él o la adolescente, con el fin de explorar las
necesidades del o la joven más libremente.
e. Proceso de responsabilización
Debido al rol de la familia antes mencionado, el proceso de responsabilzación del ofensor se visualiza
como una dimensión critica del proceso de mediación. Este proceso, según lo observado en el estudio
de caso (Producto interno de la investigación) puede ser facilitado por diversos factores. Uno central
es la familia. Por ejemplo, el adulto responsable puede asumir la responsabilidad del proceso, no dando
cabida al joven para el propio proceso de responsabilización. Este aspecto es sumamente relevante en
los procesos de cumplimiento de acuerdo, ya que en la experiencia del Estudio Práctico, y en los casos
incluidos en esta evaluación, fueron los padres los responsables de financiar el compromiso económico
asumido. El adulto también puede promover en el joven falta de responsabilización sobre el proceso.
En uno de los casos, por ejemplo, el joven se presentó a la sesión conjunta con su madre, quien no
había participado del proceso de pre-mediación. La madre no había conversado con la mediadora
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Un segundo aspecto central que se deriva del estudio de caso realizado en el contexto de esta
investigación, es la necesidad de diferenciar los procesos de responsabilización que son posibles según
las características de cada joven y circunstancias de su entorno socio-familiar, aun cuando exista
pluralidad de jóvenes imputados en el delito. Las capacidades comunicacionales, los recursos
cognitivos y el nivel de madurez, pueden ser muy distintos en cada adolescente; así como sus
necesidades y la actitud de la familia en la cual se insertan. Por tanto, las estrategias de la mediación
para abordar la responsabilización deben ser particulares para cada joven, considerando en el proceso
espacios individuales de participación, sin perjuicio de utilizar otros formatos de grupo cuando las
dinámicas del conflicto lo requieran. La mediación penal juvenil pretende ser un aporte al proceso de
individuación y autonomía del adolescente infractor, a lo cual contribuye entender la
responsabilización como una experiencia subjetiva, única y personal.
Con todo, asumir que la mera disposición del joven a reparar o a acordar con la víctima es el resultado
de un proceso de responsabilización, conlleva el riesgo de defraudar las expectativas de la víctima o
revictimizarla, ya que ella es capaz de percibir comunicacionalmente la falta de sinceridad respecto a
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Respecto a las alternativas que ofrece el modelo al joven a partir de su participación en el proceso, la
experiencia práctica también evidenció que avanzar en el proceso de responsabilización hacia la
víctima en una etapa en la cual no está garantizada su participación, sin que el modelo pueda ofrecerle
al joven algún resultado que haga constructiva su experiencia en la mediación, puede generar un
sentimiento de frustración y percepción de falta de reconocimiento hacia sus esfuerzos, desalentando
cambios incipientes que podrían haberse logrado en el proceso. Si bien el modelo contempla como
una variante a explorar, la alternativa de una respuesta del sistema penal frente al proceso exitoso de
responsabilización del joven aun cuando la víctima no desee participar en la mediación, ella no se aplicó
en la experiencia Piloto.
f. Reparación de la victima
Respecto de los procesos de reparación, la experiencia práctica ofreció resultados mayoritariamente
positivos, evidenciándose que las víctimas lograron satisfacer necesidades concretas de tipo material
y/o simbólica y desarrollar sentimientos positivos de empatía y aceptación hacia el infractor por
identificación con sus propios hijos en etapa de adolescencia. En esta misma línea también se observó
que algunas víctimas modificaron su autopercepción en la experiencia delictiva adoptando a partir de
la mediación un sentido de protagonismo, en un rol altruista o de responsabilidad social, al estimar
que estaban brindando una oportunidad de cambio al joven siendo partícipes de una experiencia que
podría mejorar su futuro. En cuanto a los efectos de reparación en el orden psicológico, también se
evidenció como resultado a destacar la capacidad de la intervención para modificar los imaginarios
negativos y de peligrosidad de la víctima respecto del ofensor, aceptándose en varios casos una nueva
percepción del joven y su familia que disminuye el sentimiento de temor de la víctima. En otros casos,
la mediación además de modificar los anclajes negativos de las identidades de las partes también
permitió intercambiar o flexibilizar los roles de víctima – victimario. Un caso nos enseñó, por ejemplo,
que al enfrentarse las narrativas de las dos partes, el proceso de mediación puede desarrollar una
tercera narrativa en la cual ambas partes visualizan su propia participación en la escalada de hechos y
al mismo tiempo visualizan el daño causado en el otro.
El Estudio Practico ha demostrado, por lo tanto, que existen victimas dispuestas a involucrarse en un
proceso de mediación y dialogar con el ofensor. La experiencia también indica que esto puede ser de
alto beneficio para ellas, al tener participación en el proceso de toma de decisión y experimentar un
proceso como justo por haber sido escuchadas y reparadas en el daño causado. El estudio práctico
también permitió identificar usuarios y usuarias afectadas por el delito que estaban fuera del círculo
asistencial, casos en los cuales se realizó la derivación pertinente.
Sin embargo, la experiencia también ha enseñado la dificultad que implica involucrar plenamente a la
133
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
víctima en el contexto de un programa orientado a jóvenes infractores. Tanto los operadores judiciales
entrevistados, como los jóvenes y las propias víctimas presentaron la visión mayoritaria que el servicio
de mediación estaba destinado a beneficiar al ofensor y no a la víctima. El estudio Piloto tuvo una
evidente falencia en incorporar la perspectiva de la víctima, tanto en las definiciones conceptuales
adoptadas, los colaboradores de la red involucrados, como en los discursos de invitación desarrollados.
Una futura implementación del Estudio Práctico debe considerar especial cuidado en esta dimensión
con el fin de evitar la re-victimización y sentimientos de desempoderamiento de las víctimas de delito
g. Acuerdos
Los acuerdos ejecutados en el Estudio Práctico son 4 y su contenido se relaciona con disculpas a la
víctima, devolución de la especie robada y un acuerdo económico. Un caso cerró sin acuerdo escrito
por petición de las propias partes. En todos los casos el acuerdo fue producto de un proceso de dialogo
donde se pudieron explicar las circunstancias y los efectos de los sucedido.
La experiencia del Estudio Práctico resalta tres desafíos específicos que se deben enfrentar en términos
de los acuerdos:
- La experiencia de los usuarios con el sistema penal dista mucho de imaginar posibilidades de
acuerdo diferente a la económica. Desde ese punto de vista, el mediador puede sugerir, no
imponer, algunas alternativas. Una estrategia empleada por la mediadora, por ejemplo, fue
mencionar ejemplos de otros tipos de acuerdos lo que permitió abrir las posibilidades de
diálogo.
- Abrir posibilidades de acuerdo no económicas son relevantes en dos sentidos. Por un lado,
puede permitir a la víctima concretizar necesidades de reparación no identificadas en un
primer instante. Por otro lado, disminuiría el riesgo de no cumplimiento cuando el joven no
tiene sustento económico para realizar una compensación o devolver lo robado.
- Un dato relevante, obtenido de la información proporcionada por la fiscalía al servicio de
mediación, es que los jóvenes entrevistados tenían en su totalidad antecedentes como
víctimas de violencia o delitos, lo que refleja el contexto de vulnerabilidad social y económica
en que viven o han vivido. Un diagnóstico certero en términos de las posibilidades económicas
y recursos sociales parece ser relevante al momento de comenzar a elaborar una propuesta
de reparación.
134
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
h. Trabajo en red
El trabajo en red se fue configurando en relación a diferentes necesidades que aparecieron en el
proceso. Algunas de estas necesidades fueron:
a) Recopilar información que hiciese posible contactar a los usuarios sin información de contacto
actualizada
b) Promover una intervención coordinada con otras instituciones que se encontraran apoyando
al joven infractor, por ejemplo, para efecto de apoyar el proceso del cumplimiento del acuerdo
c) Involucrar a otros profesionales en contacto con el joven como actores estratégicos del
proceso de mediación, pudiendo participar junto a él o la joven, por ejemplo, en las sesiones
de pre-mediación o de mediación propiamente tal,
d) Derivar el o la usuaria a los servicios pertinentes cuando no fue posible continuar con el
proceso de mediación, pero cuando se detectaron, a raíz de las entrevistas, necesidades
relevantes de satisfacer a través de otro tipo de intervenciones
Por todas estas razones se contactaron las siguientes instituciones durante la implementación del
Estudio Práctico:
Institución Objetivo
Programa 24 Horas -Coordinación con terapeuta multisistémico de Estación
Central y Quilicura que intervenían con jóvenes que
participaban en un proceso de mediación:
-Solicitud de espacios para entrevistas y sesiones conjuntas con
para acercan la mediación a la comuna de los jóvenes
- Solicitud de acompañamiento a los domicilios de jóvenes que
participaban en el programa de mediación porque ni la carta de
citación/ni contacto telefónico era posible
135
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Centro de Salud Mental Maipú Solicitud a través del director del centro de un espacio para
realizar una entrevista a una víctima que no podía ir al centro
de mediación de Quinta Normal por imposibilidad de encajar su
horario laboral
Colegio de Escritores de Chile Contacto con director y encargada de convivencia escolar para
solicitar apoyo en el proceso de contacto del ofensor
Intendencia de Santiago, mesa de Derivación de casos que no mediables pero donde se detectaba
casos complejos una necesidad que otro programa podría satisfacer, por
ejemplo escolarización y atención psicológica. En esta mesa de
casos complejos se encuentran la mayoría de programas de
educación, drogas, etc que existen en las municipalidades,
dando acceso a un sinnúmero de servicios de apoyo.
En este proyecto, el proceso de mediación está bien diseñado y llevado a la práctica. Los estudios de
caso demuestran el potencial, la dinámica interna y el diálogo desarrollados en la mediación, de una
manera convincente. Sin embargo, se entregan algunas sugerencias:
136
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
6. Conclusiones y discusión
El objetivo del presente estudio no fue generar evidencia sobre el impacto de la mediación en los
usuarios (entendiendo impacto como los resultados finales al nivel de propósito o fin del programa, los
que Implican un mejoramiento significativo y, eventualmente, perdurable o sustentable en el
tiempo)26, sino que identificar los facilitadores y obstaculizadores del proceso de implementación de
la experiencia piloto de mediación con el fin apoyar futuras implementaciones de mediación en el
contexto penal juvenil. Por lo tanto, nuestras conclusiones no se refieren al grado en que la mediación
puede o no ser exitosa en el contexto chileno sino que, más bien, se refieren a los elementos centrales
que deben ser reforzados o nudos críticos de la implementación que requieren mejoría. Esto implicó
conocer tanto la perspectiva de los operadores involucrados en el proyecto como la de los propios
usuarios. En otras palabras, haber incluido en este estudio la evaluación de los “efectos” del proceso
en los usuarios (entendiendo éstos como responsabilización o reparación, además de la identificación
de otros efectos no esperados) tiene más bien el objetivo de ilustrar el grado en que el proceso de
implementación fue llevado a cabo adecuadamente, es decir, respetando los estándares
internacionales en términos de principios restaurativos y balanceando adecuadamente las necesidades
de las partes. Este estudio se basa, por lo tanto, en el supuesto que la justicia restaurativa es una
aproximación beneficiosa tanto para la víctima como para el ofensor (como ha sido establecido en el
marco conceptual de este informe) y que se hace necesario una experiencia piloto como ésta para
identificar las especificidades que un modelo como éste debe tener en el contexto chileno. .
A continuación se resumen los principales resultados del acompañamiento del Estudio Práctico. Estas
conclusiones están ordenadas de acuerdo a cada objetivo general, para dar mayor estructura a la
presentación de esos resultados.
6.1 Asesorar y capacitar al equipo de mediación y al equipo coordinador del proyecto piloto
Durante la implementación del Estudio Práctico se realizaron diferentes actividades de capacitación y
sensibilización en las cuales se involucraron todos los actores vinculados a la implementación del
Estudio Práctico, es decir, mediadora, y funcionarios de Fiscalía y Defensoría (tanto a nivel regional
como nacional). En particular, se realizaron capacitaciones tradicionales (al principio del Estudio
Práctico), y seminarios con invitados extranjeros, incluido el supervisor internacional. Estos seminarios
o talleres fueron tanto específicos –orientados al equipo de profesionales que colaboraba con el
Estudio Práctico – como generales –con convocatoria ampliada. Si bien estas fueron exitosas, desde el
punto de vista de la participación e involucramientos de los actores institucionales, los datos
cualitativos indican que las experiencias más significativas para el aprendizaje del enfoque fueron el
contacto y conocimiento de casos mediados, el testimonio del asesor internacional, y el trabajo de
coordinación cotidiano. En otras palabras, los operadores de fiscalía y defensoría pudieron lograr una
mayor comprensión del enfoque cuando pudieron ser testigos indirectos de la experiencia de casos
mediados y de sus resultados, y cuando éstos recibieron feedback permanente y cotidiano de sus propias
derivaciones. Esto habla de la relevancia de la capacitación periódica de los operadores, y de la
26
Guzmán M. Metodología de evaluación de impacto. Santiago de Chile: División de Control de Gestión; 2004
138
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Este aprendizaje queda evidente en las narrativas de los operadores durante el segundo semestre de
funcionamiento. Sus reflexiones, definiciones y planteamientos sobre la piloto demuestran una
evolución del entendimiento del enfoque, en comparación a las narrativas obtenidas durante el primer
semestre (ver Anexo 6).
Hubo dos aspectos que quedaron pendientes en el primer año del Estudio Práctico. El primero fue la
posibilidad de generar nuevas capacitaciones formales a lo largo del proceso de implementación con
los operadores de fiscalía y defensoría. Estas podrían haber sido positivas para reforzar los aprendizajes
que se fueron obteniendo en la práctica cotidiana y podrían haber sido un espacio de reflexión para
trabajar nudos críticos con mayor profundidad.
6.2 Evaluar el proceso de implementación del programa piloto en términos de su fidelidad a estándares
internacionales y calidad de servicio a través de un proceso participativo de observación y reflexión con
los agentes involucrados.
La información que se recolectó permitió responder a este objetivo general inicial, pero también se
recolectó información sobre los facilitadores y obstaculizadores del proceso general de
implementación, un aspecto que la propuesta de evaluación original no contempló. Partiremos esta
sección haciendo referencia al grado que el Estudio Práctico respondió a los estándares internacionales
y de calidad para luego referirnos a los nudos críticos más importantes identificados en el proceso de
implementación.
139
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Es relevante mencionar sin embargo, que la voluntariedad no debe entenderse como transcendental
sólo al momento de ofrecer la mediación sino durante todo el período que dura el proceso y
especialmente en relación a la definición del acuerdo.
Por otro lado, como ya se ha comprobado con otros estudios, la voluntariedad es un filtro natural de
prevención de victimización secundaria en la víctima (ver por ejemplo Wemmers y Van Camp, 2011;
Bolívar, 2013). Sin embargo eso es posible en la medida que las partes toman la decisión de participar
(y continuar en el proceso) conociendo toda la información sobre las características de la mediación y
sus implicancias de forma clara y transparente. Citando a un entrevistado de este estudio, en el proceso
de mediación “no hay letra chica”, lo que permite que las personas puedan elegir libremente en
relación a lo que quieren y necesitan.
En relación a la neutralidad se dan dos niveles relevantes de explicar. El Estudio Práctico como tal, a
nivel estructural, fue percibido como un servicio orientado al ofensor. Así lo expresaron operadores y
usuarios por igual, incluidos profesionales de la red y las propias víctimas. Esto se vincula estrechamente
con los beneficios procesales que puede tener la mediación para los jóvenes infractores y el énfasis
que se puso en estos beneficios al momento de hacer la invitación, tanto a víctimas como a ofensores.
A pesar de ello, los usuarios de manera unánime consideraron a la mediadora como neutral, es decir,
valoraron que su rol fuese apoyar a ambas partes por igual en temimos de identificar sus necesidades
y apoyar al proceso de dialogo.
Estos dos niveles de neutralidad ya habían sido detectados en estudios anteriores (Bolívar y
Vanfraechem, 2015) y no reflejan necesariamente un obstáculo para mantener el ‘balance’ de las
necesidades de víctimas y ofensores en el proceso de mediación. Esto, en la medida que el
consentimiento informado y completa voluntariedad de las partes esté asegurada (sin presiones
directas o indirectas de ningún tipo).
Es necesario tomar en cuenta, sin embargo, que la experiencia comparada indica mayores riesgos de
victimización secundaria o insatisfacción en víctimas de delitos cuando un programa de justicia
140
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Lo que quisiéramos enfatizar en este apartado es que el éxito de la mediación no se concentra sólo en
lo que sucede dentro de la sala de mediación. El éxito depende de la calidad del servicio, lo que en
mediación incluye la calidad del ofrecimiento (que muchas veces, como hemos visto en esta
experiencia, se realiza desde profesionales diferentes a la mediadora), del proceso mismo, del acuerdo
establecido, de las posibilidades de ejecutar el acuerdo y el seguimiento de la experiencia,
manteniendo tanto al joven infractor como a la víctima como foco.
La confidencialidad del proceso de mediación fue un aspecto menos comprendido por los usuarios, en
términos de con quién y cómo se expresaba dicha confidencialidad. Si bien no se detectaron
dificultades legales en este sentido (por ejemplo, la utilización de información de mediación para fines
probatorios), es relevante instalar la idea que el contenido de los procesos de mediación, con excepción
del contenido que las partes deciden expresar en el documento de acuerdo, es de completa propiedad
de las partes. Por lo tanto, el uso de esta información en otras instancias requiere de la autorización
expresa de ellas. Esto es especialmente relevante cuando, como se expresó en el punto anterior, el
tener conocimientos sobre historias de mediación facilita sin duda la sensibilización y aumento del
apoyo de la ciudadanía a este tipo de iniciativas.
Finalmente el Estudio Práctico en su estado actual no logró instalar el concepto de mediación como
una estrategia que puede aplicarse más ampliamente, en diferentes tipos de delitos y con diferentes
tipos penales Por el contrario, en la segunda ronda de entrevistas con fiscales y defensores quedó
establecido que ambas instituciones, desde un nivel estratégico, visualizan la mediación, al parecer
únicamente, como una mecanismo alternativo de conflictos y por lo tanto, de diversificación. Desde
ese punto de vista, “comenzar” una experiencia de mediación con casos sólo susceptibles de ser
terminados por salidas alternativas o principio de oportunidad puede, efectivamente, disminuir
resistencias en los operadores, pero al mismo tiempo instalar concepciones que luego son difíciles de
remover. A un nivel operativo, sin embargo, y gracias a la visualización del potencial de la mediación,
fue evidente que fiscales y defensores comenzaron un proceso de reflexión sobre los criterios
141
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Durante el año que se acompañó al Estudio Practico se pudieron observar diferentes facilitadores y
obstaculizadores en el proceso de implementación.
a. La débil inclusión del poder judicial en el Estudio Práctico. Se realizaron contactos pero éstos
fueron insuficientes o se mantuvieron a nivel de contactos personales con jueces específicos.
b. El procedimiento de selección de casos, el cual fue largo y complejo, ya que cada caso debía
ser aprobado por el equipo coordinador del MJYDH, además de los niveles de coordinación y
operativos de la Fiscalía y Defensoría, demorando el ofrecimiento de mediación a los usuarios,
a veces en varias semanas.
c. La existencia de creencias específicas en los operadores que limitaron la identificación de
casos. Un ejemplo de esto es concebir el caso mediable como una “excepción” que además
implica la existencia de un conflicto previo al delito (es decir, un conflicto que sucede entre
una víctima y un ofensor conocido). Esto permite identificar la relevancia de los aspectos
subjetivos y culturales en la implementación de un programa innovador como es la mediación
penal juvenil y requieren ser considerados explícitamente en instancias de capacitación.
d. La decisión de acotar la mediación a casos susceptibles de terminar por salidas alternativas o
142
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Los usuarios entrevistados indicaron altos grados de satisfacción con el proceso. Los usuarios
comprendieron el objetivo del proceso y lo valoraron, expresando motivaciones instrumentales pero
también relacionales para continuar en él (por ejemplo, plantearon los beneficios de resolver los
problemas dialogando). Esto es válido tanto para los usuarios que terminaron procesos de mediación
como para aquellos que no.
Es relevante, sin embargo indicar que el equipo de investigación no pudo realizar el seguimiento
esperado con los usuarios de casos terminados sin mediación, dado que éstos no estuvieron dispuestos
a participar en una segunda entrevista. Por esta razón, no estamos en condiciones de concluir nada
respecto de las experiencias de estos usuarios.
Los casos que lograron terminar con acuerdo tuvieron beneficios relevantes para sus participantes. Un
aspecto interesante es que estos entrevistados evaluaron el proceso como justo, es decir, sintiendo que
“se había hecho justicia” en su caso. Además lograron reducir los prejuicios respecto de la otra parte,
reconstruyendo el daño interpersonal creado por el delito.
Las victimas que terminaron el proceso plantearon que el daño había sido reparado. Esta reparación
no es netamente material, aun cuando incluye algo material. Una víctima, por ejemplo, comenzó el
proceso solicitando una suma de dinero alta, ya que consideró los diferentes daños sufridos. Sin
143
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
embargo, al percibir la voluntad del joven y su familia por reparar el daño, fue adaptando sus
expectativas a una solicitud realista para el joven. Esto significa que la reparación tiene un componente
simbólico, más que material.
Una de las tres víctimas entrevistadas experimentó una reparación parcial, debido al no cumplimiento
del acuerdo económico de uno de los ofensores, en un caso con dos ofensores y donde se ejecutó un
sólo acuerdo con ambos. Este caso nos enseñó sobre la estrecha relación que existe entre reparación y
el proceso de responsabilización del joven, y de la relevancia de concebir cada proceso de mediación
como un proceso individual, único, entre un joven infractor especifico con su víctima.
El objetivo de la responsabilización parece más difícil de cumplir. En este tema se visualizan dos aspectos
relevantes. Por un lado, surge la interrogante del rol que puede tener enfatizar los aspectos
instrumentales de la mediación (la posibilidad de cerrar el cas sin quedar con antecedentes penales,
por ejemplo), y si puede condicionar la voluntariedad del joven a participar, limitando por lo tanto, el
proceso de responsabilización. Por otro lado, se hace necesario definir y limitar el rol de la familia, ya
que ésta puede limitar el proceso de responsabilización del joven al asumirla como una tarea propia y
liderando el proceso, “desempoderando” al joven o quitándole protagonismo.
Un último efecto no esperado del proceso y relevante de resaltar en los jóvenes dice relación con lo
observado en las audiencias de homologación que cerraron estos procesos. La jueza que llevó adelante
una de estas audiencias relata una actitud diferente en el joven, lo que puede indicar que observó un
proceso de “desetiquetamiento”, donde el joven se presenta en la audiencia no como infractor sino
como ciudadano, algo fundamental en los procesos de desistimiento:
‘’Es que el ánimo también es distinto porque están las partes más orgullosas de lo que van a presentar.
Están con una mediadora que en el fondo está apoyando a las partes y está cómo contenta de la solución
a la que se llegó, el imputado venía también con una actitud súper distinta, de partida venía vestido bien
formal con camisa, con chaqueta, como demostrando que él no era un imputado común. Uno también
cambia de mirada porque, por lo menos en mi experiencia personal, lo normal en las audiencias de
adolescentes es que los adolescentes son conflictivos, son problemáticos, son resistentes al cumplimiento
de la sanción, tienen historias de vida súper tristes, dan pena, tienen poca contención familiar, a veces las
familias son súper disfuncionales, entonces es un panorama bien desolador por lo menos para mí. En
cambio, esta audiencia es distinta porque tienes un imputado que quiere mejorar, que viene orgulloso a
presentar su caso, que viene con su familia detrás súper orgullosa y se genera una sensación como
esperanzadora en ese sentido porque es un adolescente que tú piensas que puede salir de la esfera
delictiva. Eso para uno genera una visión más positiva, es otro ánimo con el que se enfrenta la audiencia”.
(E1 R1)
144
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Los resultados descritos en este informe permiten identificar temáticas que son de central relevancia
al momento de pensar en implementar mediación penal en el sistema de justicia penal juvenil.
Desarrollaremos esta sección describiendo estos puntos uno a uno, haciendo el contrapunto, en la
medida que el tema lo requiera, de los obstaculizadores (o facilitadores) con su respectiva sugerencia.
La definición que se adopta de mediación penal o justicia restaurativa es de suma importancia pues
indicará el marco conceptual con que se trabaja.
El Convenio del Estudio Práctico establece que “El Ministerio de Justicia se ha propuesto la
implementación de un Estudio práctico de mediación penal juvenil con el objeto de desarrollar una
fórmula alternativa de resolución de conflictos que permita promover el proceso de la
responsabilización de los ofensores adolescentes y favorecer la reparación del daño provocado a las
víctimas de estos delitos, en concordancia tanto con los fines del sistema penal adolescente previstos
en la Ley 20.084 y de la Convención sobre los Derechos del niño, como los de reparación a las víctimas,
previstos en el Código Procesal Penal y la Convención Americana sobre Derechos Humanos’’ (Protocolo
de Derivación, pág. 01).
Por otra parte, el Documento de trabajo de la Unidad de Coordinación y Estudios donde se explica el
modelo del Estudio Práctico (documento inicial elaborado a principios de 2016) adscribe el modelo a
la definición de las Naciones Unidas, la cual define la justicia restaurativa como “una respuesta
evolutiva al delito que respeta la dignidad e igualdad de cada persona, construye el entendimiento y
promueve la armonía social mediante la recuperación de las víctimas, los delincuentes y las
comunidades” .
Si bien es posible comprender la justicia restaurativa como una fórmula alternativa de conflictos,
entender ambos conceptos como sinónimos puede llevar a confusión, ya que “la relación es de género
y especie, dado que bajo esta denominación [resolución alternativa de conflictos] existen otros
mecanismos o procesos que no tienen el carácter restaurativo” (Tamarit, 2012, p. 12), como lo sería el
arbitraje, la negociación y la conciliación, todos conceptos que pueden fácilmente confundirse con
mediación penal restaurativa (Tamarit, 2012)
La mediación penal es un proceso restaurativo en la medida que es capaz de identificar las necesidades
de las personas que están involucradas o se han visto afectadas en la situación delictiva o conflicto,
desarrolla un proceso de comunicación orientado a satisfacer las necesidades de ambos participantes y
145
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
donde el mediador o mediadora actúa desde un rol de facilitador, donde se privilegia el protagonismo
de las partes en el proceso (Tamarit, 2012). Las características mencionadas aquí son coherentes con
la definición que realiza las Naciones Unidas, ya descrito en el marco conceptual de este informe, que
enfatiza y distingue las nociones de proceso y resultado restaurativo, donde se comprende que un
resultado restaurativo es aquel que se produce de un proceso restaurativo.
Un posible riesgo de subscribir la mediación penal a una estrategia de resolución de conflicto es que
puede interpretarse que el objetivo de la mediación penal es el resultado. Como se discutió en la
sección de “invitación a las partes”, si bien no es un obstaculizador en sí mismo informar a las partes
las posibles implicancias de un acuerdo, la evidencia indica que enfatizar el acuerdo como objetivo del
proceso puede provocar un menor énfasis en los procesos comunicativos, dedicando menos tiempo a
identificar las necesidades subyacentes, aumentando la insatisfacción, especialmente las de las
víctimas (Bolívar, Pelikan, y Lemonne, 2015).
Una segunda restricción de entender la mediación penal como un mecanismo alternativo de conflictos
se relaciona con sus posibilidades en términos de su ámbito de aplicación, ya que la sitúa en el ámbito
específico de la diversificación, situación que efectivamente sucedió en la experiencia del Estudio
Práctico. En concreto, esta evaluación demostró que Fiscalía y Defensoría desarrollaron dos posiciones
contrapuestas respecto del rol que debería cumplir la mediación penal en el contexto de justicia
juvenil: mientras la Defensoría Penal Pública visualiza en esta estrategia un mecanismo para evitar toda
judicialización, el Ministerio Publico apuesta a la implementación de mediación penal en casos menos
severos. Estas posiciones se comprenden al pensar en diversificación, pero pueden resolverse cuando
se adopta una definición más amplia de mediación penal.
La organización europea International Juvenile Justice Observatory (IJJO) (Chapman et al., 2015) ha
planteado que la justicia restaurativa puede y debe ser entendida como una perspectiva que permite,
además de diversificar y prevenir el contacto del joven con el sistema penal, prevenir medias privativas
de libertad. La IJJO plantea que la justicia juvenil debe ofrecer procesos restaurativos en cada una de
las etapas del proceso penal, incluida la fase de reinserción social, después de ejecutada una medida
de privación de libertad. En cada una de estos procesos, los derechos de las victimas deben ser
respetados y resguardados.
Finalmente, tan importante como la definición es definir el set de valores y principios que guiaran la
implementación, así como el marco más amplio en el cual esta definición se inserta. El Convenio de
colaboración estableció como marco de referencia los fines del sistema penal adolescente previstos
en la Ley 20.084, la Convención sobre los Derechos del niño, como los de reparación a las víctimas,
previstos en el Código Procesal Penal y la Convención Americana sobre Derechos Humanos; además
de sus principios orientadores (confidencialidad, voluntariedad, imparcialidad, igualdad de las partes,
especialización de los operadores del proyecto, interés superior del adolescente, reparación del daño,
complementariedad, trabajo en red institucional, información, gratuidad), los cuales son
especialmente relevantes y deberán tener un correlato operativo al diseñar el modelo de intervención.
146
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Se recomienda, por lo tanto, adoptar tanto a nivel teórico como operativo una definición de justicia
restaurativa consistente con las normativas y orientaciones internacionales, adoptando en
consecuencia una definición de mediación penal consistente con ella27, que entienda la mediación
de manera amplia y que por lo tanto, permita abrir la puerta a su aplicación a una gran diversidad
de delitos y en distintas fases del sistema penal.
Estas definiciones deberían, en el contexto chileno, así como el Convenio ha realizado, adscribirse
explícitamente a la Convención de los Derechos del Niños, y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Se recomienda además, agregar los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas
del Delito y del Abuso de Poder de las Naciones Unidas (1985), para dejar establecido también la
visión de víctima y victimización que se adoptará.
En Tabla N°48 se identifican los principales obstaculizadores detectados con las recomendaciones
sugeridas.
Obstaculizadores Recomendaciones
No existe un reconocimiento legal del proceso -Reforma legal a la Ley 20.084 que de un
de mediación en el procedimiento de justicia reconocimiento especifico en términos de ser
juvenil, lo que se traduce en que ésta debe una salida validada y diferente a las salidas
buscar traducción en las herramientas legales alternativas existentes.
disponibles. - Esta salida debería promover diversificación
Las salidas alternativas no tienen una regulación pero no ser ésta la única alternativa, para
específica en el ámbito de la justicia juvenil, por permitir el uso de la mediación en casos graves.
lo que aplican las mismas restricciones para En estos casos, la mediación debería ser validada
jóvenes y adultos (por ejemplo, ofensor no como un instrumento para determinar la
puede tener antecedentes penales, no pueden idoneidad de la pena o para considerar su
haber procesos de suspensión condicional suspensión, sustitución o remisión.
pendientes). - En caso que lo anterior no sea posible, debe
Las salidas alternativas tiene el objetivos de existir una Reforma legal a la Ley 20.084 que
27
El Proyecto de Ley del Nuevo Servicio de Reinserción Social incluye la justicia restaurativa como un enfoque
orientador y la mediación como una nueva forma de salida en casos susceptibles de suspensión condicional,
pero no define ninguno de estos conceptos.
147
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Estas capacitaciones deberían estar orientadas a diferentes actores, entre ellos fiscales, defensores,
jueces y miembros de la red debido al rol crítico que éstos tienen pare el exitoso desarrollo de un
programa de mediación penal en justicia juvenil. En la Tabla N°49 se exponen los distintos actores que
debiesen participar de dichas capacitaciones y las razones de su inclusión.
148
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
instancia de mediación.
Defensores Al igual que los fiscales, éstos tienen un rol fundamental en detectar
jóvenes que reúnan las condiciones para participar en un proceso
restaurativo y en informarlos sobre sus derechos, beneficios de la
mediación e implicancias legales de ésta (ONU, 2006)
Jueces La relevancia de su inclusión es que son quienes dan una salida judicial a
los acuerdos, especialmente cuando la normativa no es explicitica sobre el
uso de mediación. Además podrían tener un rol fundamental en la
detección de casos para mediación. La entrevista realizada en el contexto
de este estudio a un juez nos enseña que el judiciario puede ser uno de los
grupos objetivos más difíciles de abordar debido a su cultura institucional,
lo que implicará esfuerzos y estrategias adicionales para abordar esta
población. En el contexto del Estudio Práctico éste quedó como una tarea
pendiente del proceso, ya que las gestiones realizadas fueron insuficientes.
Miembros de la red La experiencia del Estudio Practico y las mediadoras internacionales
entrevistadas indican la relevancia de la red institucional para el desarrollo
exitoso de un programa de mediación. Esta red puede cumplir diversas
funciones dependiendo de las tareas específicas por la que se colabore, o
de la institución de la que se trate. En la experiencia del Estudio Práctico
otras instituciones fueron de vital relevancia para detectar casos
(Programa de Medidas Cautelares Ambulatorias) o para recibir
derivaciones desde el Estudio Práctico, especialmente cuando el proceso
de mediación no pudo llevarse a cabo. Es relevante, dado el rol de
información y orientación que éstas instituciones pueden cumplir, que sus
miembros estén informados sobre Justicia Restaurativa y sobre los
objetivos y metodologías que tiene o podría tener el programa de
mediación penal para jóvenes infractores.
Otros actores La ampliación del ámbito de acción a otras etapas del sistema penal (por
relevantes ejemplo, durante la ejecución de la sentencia) va a abrir nuevos desafíos
en términos de la capacitación e involucramiento de nuevos actores que
serán cruciales para la implementación del proceso, por ejemplo,
delegados, funcionarios de trato directo en recintos donde se cumplen
sanciones privativas de libertad.
Respecto de la forma que puede tomar esta capacitación, ésta puede variar dependiendo del público al
que se dirige y el objetivo que tenga.
Algunas opciones (algunas de ellas probadas exitosamente durante el Estudio Práctico) son las que se
muestran en la Tabla N°50.
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A lo anterior se agrega que la satisfacción de los usuarios depende en gran parte de la calidad del
servicio que se ofrece. La evidencia indica que las fuentes de victimización secundaria, por ejemplo, se
han relacionado estrechamente con malas prácticas (partes que no reciben preparación suficiente,
expectativas erróneas del proceso, información incorrecta, presión a participar, percepción de sesgos
por parte del mediador, falta de seguimiento y cierre). Por esta razón el entrenamiento y
especialización del mediador es central.
154
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
El Manual de Buenas Prácticas del Restorative Justice Council identifica algunos conocimientos y
habilidades centrales que el mediador penal debe poseer.
a) Tener conocimientos sobre la definición de la justicia restaurativa, sus objetivos, sus actores
principales y sus prácticas
b) Identificar cómo opera la justicia restaurativa y conocer de evidencia científica al respecto.
c) Demostrar entendimiento de cómo aplicar la Justicia Restaurativa, en qué tipo de contextos
y con qué metodologías
d) Demostrar entendimiento del marco legal y los mecanismos en que se da la práctica
específica de justicia restaurativa
e) Demostrar conocimiento de las políticas, planes y programas presentes en el contexto de
aplicación y compromiso a trabajar colaborativamente con otras instituciones
En la Tabla N°51 se distinguen cuatro tipos de entrenamiento, los cuales deben ofrecerse de manera
complementaria: el entrenamiento inicial, entrenamiento en el lugar de trabajo y supervisión
permanente.
155
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Tipo de Caracteristicas
entrenamiento
Entrenamiento inicial
Debe cumplir y satisfacer adecuadamente tanto la entrega de
conocimientos como el entrenamiento de destreza personales o
habilidades blandas como las anteriormente mencionadas. Puede ser
otorgada a través de una organización externa (por ejemplo, una
formación de postítulo que haya permitido la acreditación como mediador)
o interna. El desarrollo de habilidades requieren modelos especiales de
entrenamiento que deben basarse en la ejercitación y puesta en práctica
de ellas, con el objeto de garantizar proyección en el tiempo.
Entrenamiento en el El Foro Europeo de Justicia Restaurativa recomienda que el entrenamiento
lugar de trabajo de mediadores debe ser entendido como un proceso permanente. Dicho
entrenamiento puede tomar diferentes formas: a través del trabajo de co-
mediación u observación del trabajo del mediador en sala por un mediador
experimentado quien proporciona feedback con posterioridad.
Supervisión Además del entrenamiento orientado directamente a incrementar las
destrezas de los y las mediadores/as, es fundamental establecer un
proceso supervisión que permita apoyar a los equipos con el objetivo de
asegurar la calidad del servicio. Esta supervisión debe tomar lugar en forma
permanente, sin importar si son mediadores experimentados o no. Las
razones se deben a la complejidad de casos que deben afrontar y
decisiones relevantes que se deben tomar, ya sea de carácter ético o
técnico.
Al respecto se recomienda la existencia de un asesor externo por equipo
de trabajo.
Equipo asesor En un segundo nivel, se recomienda establecer un equipo asesor
interdisciplinario e intersectorial conformado por expertos. Este equipo
asesor podría existir tanto a nivel regional como nacional y estar
compuesto tanto por representantes de las principales instituciones
relacionadas con la ejecución de la mediación penal como académicos
expertos en el tema y representantes de instituciones de la red, incluidos
programas de apoyo a víctimas.
Un equipo asesor como éste es fundamental para acompañar la toma de
decisiones relacionadas con el proceso de implementación, estrategias de
evaluación y monitoreo y dilemas éticos o complejidades técnicas
relacionados a casos específicos. Una asesoría periódica puede permitir un
proceso permanente de reflexión y feedback hacia el equipo de mediación
y generar así un proceso de aprendizaje desde la propia práctica
156
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
7.5 Cobertura
Ligado a la ampliación de la definición de justicia restaurativa y de mediación penal, se recomienda
ampliar la cobertura de futuras experiencias de mediación penal en relación a los siguientes ámbitos:
tipos de delito, características del infractor penal, momento del procedimiento penal. Las siguientes
Tablas se describen las sugerencias en relación a estos criterios.
Tipo de delito
Inclusión de delitos serios, incluida Ampliar la cobertura en términos de tipos de delitos implica
la violencia intrafamiliar principalmente ampliar la cobertura para las víctimas, ya que
mientras más graves los delitos más necesidades de
reparación pueden tener28.
Además, restringir a delitos de menor y mediana gravedad
limita la posibilidad de utilizar procesos restaurativos en casos
en los que la evidencia indica que la justicia restaurativa tuene
mayor potencial, como es delitos contra las personas.
En relación a la violencia intrafamiliar, es importante recordar
que las situaciones que envuelven a jóvenes infractores no
necesariamente van a corresponder a situaciones de violencia
de genero tradicionales (agresión en el contexto de parejas),
sino que pueden corresponder a situaciones de conflicto entre
el o la joven con su entorno inmediato. Durante el transcurso
del Estudio Práctico, los mismos operadores discutieron las
posibilidades de flexibilizar criterios en este último sentido.
28
Aertsen, Ivo (2017). Comunicación en instancia de sensibilización y asesoría al Equipo Coordinador
157
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
158
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
a) La evidencia que sugiere que la mediación penal es más efectiva con la presencia de la víctima,
cuando es mediación directa (Shapland et al., 2006)
b) La evidencia que indica que la mediación tiene mejores resultados en delitos de mediana y alta
gravedad (delitos contra las personas). (Sherman et al., 2015)
c) La evidencia comparada que indica experiencias exitosas de aplicación de mediación penal y
otros procesos restaurativos, tales como conferencias, en diferentes estadios del proceso
penal.
d) Una cobertura ampliada puede además resolver más fácilmente las diferencias institucionales
al momento de la selección de casos identificados en el desarrollo del Estudio Práctico. En la
medida que la mediación ya no es considerada exclusivamente como diversificación, pueden
abrirse nuevas oportunidades al momento de dictar o ejecutarse la pena.
e) Por último, existe una justificación ética que proviene del enfoque de derechos y de la
Convención de los Derechos del Niño. No ampliar la cobertura de la mediación penal implica
restringir una estrategia que la evidencia nacional e internacional ha probado ser exitosa y
relevante para procesos de reinserción social, especialmente en aquellos jóvenes que ya han
iniciado una reflexión que se orienta hacia el desistimiento (Lauwaert y Aertsen, 2016). Desde
la perspectiva de la víctima, esto se hace más relevante aun, ya que ésta puede tener más
interés en participar cuando existe una percepción real del daño.
159
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Los procesos de coordinación que se puedan establecer para identificar casos derivables deben buscar
insertar la idea que la pregunta no es “¿Qué caso es apropiado?” sino “¿qué caso no es apropiado?”.
Los operadores y profesionales, tanto los que trabajan con victimas u ofensores, no están
familiarizados con el enfoque de justicia restaurativa por lo que un proceso de selección orientado a
buscar casos apropiados implicará que se tienda a mantener como una opción marginal, impidiendo
lograr su potencial (Aertsen 2017, Panel de expertos 31 de Agosto).
Obstaculizador Sugerencia
Dificultad para identificar casos derivables a -Capacitaciones frecuentes y reuniones de
mediación coordinación entre los diferentes niveles de
coordinación (operativo, de coordinación y
estratégico) de forma horizontal (entre nveles
operativos, por ejemplo) y vertical (de operativo
a estratégico)
Desconocimiento de los criterios de selección de -Promover la coordinación directa de los niveles
casos operativos con el mediador/a;
-Facilitar la coordinación directa entre niveles
operativos (Ministerio Público- Defensoría)
Gran número de casos seleccionados que no -Ampliación de los criterios de cobertura y
cumplen los requisitos de derivación ámbito de acción del programa de mediación
penal a casos de mayor gravedad
Complejo y largo procedimiento para la toma de -Empoderar a los niveles operativos en el
decisiones respecto de la selección de casos proceso de selección, coordinación y derivación
de casos
Facilitador Sugerencia
Involucramiento de las jefaturas regionales -Promover el involucramiento de las jefaturas
regionales en términos de conocer el servicio de
mediación, y los resultados obtenidos a través
del tiempo
Motivación e involucramiento de los -Redefinir el rol de los coordinadores regionales,
coordinadores regionales no como una instancia de toma de decisión final
160
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
La justificación para tales recomendaciones se basan en lo sugerido por las Naciones Unidas (2000). En
el texto “Basic principles on the use of restorative justice programmes in criminal matters”, establece
la relevancia que los programas de justicia restaurativa estén ‘disponibles’ para la población en todas
las fases del procedimiento penal.
Chapman, Gellin y Anderson (2015) plantean además que no hay joven ofensor o víctima que de por sí
no pueda ser elegible para participar en prácticas de justicia restaurativa, lo que plantea el desafío de
un ofrecimiento abierto, para todos los usuarios del sistema juvenil.
Pese a estas consideraciones, es un hecho que los programas restaurativos no son siempre accesibles
a toda la población, ya que “habitualmente [la accesibilidad a un programa es] una decisión política
basado en evaluaciones de qué es lo que le hace sentido al público general” (Chapman, Gellin y
Anderson, 2015, p.25). Por esta razón, tal como lo han planteado los mismos operadores entrevistados,
se hace necesario desarrollar en las instituciones involucradas una cultura de “menta abierta” para dar
espacio a esta innovación. Esto es tan o más importante que reforzar el contexto normativo (Aertsen,
2017, Panel de expertos 31 de Agosto).
embargo, los usuarios plantearon la necesidad de complementar esta primera información a con algún
representante o autoridad del sistema judicial. De este punto de vista, se puede concluir que la
importancia de los operadores judiciales en informar sobre mediación se mantiene, independiente de
si son ellos o no quienes ejecutan la primera invitación.
El proceso de evaluación ha podido detectar, tanto a través del reporte que hacen los propios
profesionales como los usuarios, que durante la invitación a las partes se tendían a enfatizar las
motivaciones instrumentales, especialmente en los jóvenes (es decir, mostrar la conveniencia de
participar en mediación, ya que implica la posibilidad de no quedar con antecedentes penales). Este
énfasis se detectó tanto en el primer como segundo semestre.
Obstaculizador Recomendaciones
Victimas -Dificultad para visibilizar y comprender
-Capacitar y entrenar a operadores
(Invitación la mediación dentro de los objetivos (fiscales, defensores, mediadores)
realizada por institucionales de la fiscalía. especialmente en estrategias de
fiscalía y -Tendencia a visualizar la mediación invitación o información a la victima
medidora) como un servicio centrado en el -Monitorear de forma permanente los
ofensor, lo que trae dificultades para procesos de invitación para realizar
invitar a las víctimas resaltando los ajustes con el apoyo de un equipo
beneficios para ella asesor
- Énfasis de la invitación está en la -Informar las implicancias legales de la
posibilidad de lograr acuerdo (aspecto mediación (diversificación, por
instrumental) ejemplo) es parte de la obligación de
-Invitación centrada en lo instrumentallos operadores (fiscales, defensores,
puede generar expectativas
mediadores). Sin embargo, la oferta
contrapuestas a las que se generan en también debe incluir la relevancia que
el ofensor (por ejemplo: el proceso es tiene el proceso para satisfacer
una forma de lograr compensación posibles necesidades insatisfechas
económica) (esto es especialmente relevante para
la victima)
-Diseñar un tríptico informativo o
material audiovisual especialmente
orientado a la victima
Ofensores -Énfasis de la invitación está en la -Capacitar y entrenar a operadores
(Invitación posibilidad de lograr acuerdo (aspecto (fiscales, defensores, mediadores)
realizada por instrumental). especialmente en estrategias de
162
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Facilitador Sugerencia
Mecanismos de -Visita domiciliaria y entrevistas cara a -Incorporar al presupuesto del servicio
ofrecimiento cara de mediación recursos para la
-Invitación realizada por mediadora realización de visitas domiciliarias.
Estas deben considerarse como un
elemento clave de la intervención,
tanto en el ofrecimiento como en el
163
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Aplicación del Modelo Sería adecuado en una primera etapa de implementación, mantener
de Intervención una instancia formada por expertos en justicia restaurativa, infracción
juvenil, mediación, victimología, y psicología del adolescente, con el
objeto de realizar análisis de casos con los mediadores para levantar
información significativa de la aplicación práctica y de sus resultados
para introducir cambios al modelo.
También se considera necesario la supervisión de casos con
observación en sala (como planteado ya en capacitación) para
monitorear la aplicación del modelo, sistematizar buenas prácticas,
explorar innovaciones técnicas y retroalimentar al mediador.
164
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
Rol de Familia o Adulto Analizar las etapas y formatos de las reuniones de mediación
Significativo en la introduciendo hitos metodológicos que se asuman como parte de la
Mediación estructura del procedimiento de mediación. En especial se requiere
establecer la diferenciación de los objetivos a trabajar con el joven y
con la familia. Uno de estos hitos debiera considerar la sesión
individual con el joven con objetivos técnicos específicos que puedan
ser evaluados por el mediador y/o por el supervisor en relación a los
niveles de responsabilización del joven, con identificación de los
obstaculizadores que presente este proceso en cada caso.
La Responsabilización Considerar los procesos de reparación como procesos individuales y
como Proceso Individual únicos que requieren de una evaluación exhaustiva de la disposición
del joven, y las características de su entorno en miras a pensar en
recursos disponibles para un plan de reparación.
Protagonismo del Joven Diseñar nuevas técnicas para trabajar la participación, la expresión y la
y Responsbilización ante reflexión del joven en la mediación cuando él presente dificultades en
su propia Conducta de estos aspectos. Se considera que sin perjuicio de las técnicas
Transgresión comunicacionales tradicionales, debieran utilizarse técnicas lúdicas,
representativas, de expresión gráfica o escrita para ayudar al joven en
el proceso de reflexión para la responsabilización.
El resultado de un proceso de responsabilización del joven ante su
propia conducta podría implicar un compromiso de cambio que
requiere la satisfacción de necesidades particulares, para lo cual se
debería trabajar en la creación de una red de programas sociales de
apoyo al joven, con acceso preferente o garantizado.
165
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
7.9 Monitoreo
Para un monitoreo exitoso, un servicio de mediación penal juvenil debe incluir en sus estadísticas
indicadores que se relacionen tanto con la víctima como con el ofensor. Además se sugiere un sistema
de monitoreo de la calidad de la atención otorgada.
Para realizar este registro el programa o servicio debe tomar una decisión en relación a que va a
considerar como unidad de registro. De acuerdo a la experiencia del Estudio Práctico, no es
recomendable la utilización del RUC como unidad única de registro (es decir, el centro tiene tantos
casos como RUC derivados), ya que un mismo RUC puede involucrar a más de un ofensor y /o más de
una víctima, lo que genera dificultades, desde el punto de vista administrativo, para flexibilizar los
procesos (por ejemplo, abrir dos o más “carpetas” que implique separar los ofensores en procesos
paralelos). El sistema de registro debe consistir, por lo tanto, en un sistema que permita medir con
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
flexibilidad las actividades desarrolladas según se tipo de sujeto: victima, ofensor, figura de apoyo,
miembro de la comunidad.
Mecanismos
Indicadores Víctima Ofensor
Grado de -Diseñar instrumento de evaluación de Diseñar instrumento de evaluación de
satisfacción satisfacción en escala likert que incluya
satisfacción con el servicio que incluya
con el los siguientes aspectos: los siguientes aspectos:
proceso Voluntariedad de la Voluntariedad de la
participación participación
Preparación para el proceso de Preparación para el proceso de
mediación (información mediación (información
suficiente, expectativas suficiente, expectativas
adecuadas) adecuadas)
Características del acuerdo y Características del acuerdo y
proceso por el cual se decidió proceso por el cual se decidió
El instrumento también debe incluir una
El instrumento también debe incluir una
sección que permita al usuario sección que permita al usuario
manifestar aspectos negativos
manifestar aspectos negativos
identificados durante el proceso. identificados durante el proceso.
-Se recomienda realizar una entrevista
-Se recomienda realizar una entrevista
telefónica de seguimiento, con telefónica de seguimiento, con
posteridad al cumplimiento (o no) delposteridad al cumplimiento (o no) del
acuerdo, con el objetivo de informar acuerdo, con el objetivo de informar
sobre el cierre del proceso penal, y sobre el cierre del proceso penal, y
consultar a la víctima sus impresiones
consultar al joven y sus figuras
generales sobre el proceso significativas sus impresiones generales
sobre el proceso
Resultados de Grado de reparación Grado de responsabilización
la mediación Se aconseja evaluar este aspecto con un El grado de responsabilización debería
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
29
Basado en Champan (2018) “Matriz de responsabilidad”. Documento no publicado
168
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
- Tiempo que tardan en cometer un nuevo delito: Tiempo promedio en que los jóvenes de
una cohorte reciben una nueva condena desde el comienzo del seguimiento. Al respecto
cabe señalar que la cohorte 2013 no será incorporada dentro de las mediciones de tiempo
ya que el promedio calculado para las cohortes anteriores consideró 24 meses de
seguimiento.
Para realizar un estudio de esta naturaleza en el contexto de mediación penal juvenil se debe tomar
en consideración varios factores, los cuales de describen en la Tabla N°62.
170
Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
sexo masculino reincidió, en contraste con un 43,8% en sus pares mujeres. Es decir, existe
un porcentaje de no-reincidencia que se da naturalmente, por maduración. Este
porcentaje podría ser más alto en participantes de mediación si se considera la
voluntariedad por reparar el daño un factor que indica, como ya se ha planteado, el inicio
anterior de un proceso de desistimiento.
7. Es riesgoso evaluar la efectividad de la mediación penal en particular (o de la justicia
restaurativa en general) basándose en los indicadores de reincidencia, dado que pueden
haber otros factores sociales influenciando este resultado, incluidos otros tratamientos
(Bradshaw & Roseborough, 2005, p.19). Se recomienda agregar a los estudios de
reincidencia indicadores cualitativos (de justicia procedimental, narrativas de
desistimiento, respuesta institucional o social del proceso de reinserción social).
8. Un estudio en reincidencia debe realizarse con grupos estrictamente comparables en
términos de año de cohorte, género, edad, tipo de delito, comuna de residencia,
antecedentes familiares, escolaridad, y nivel socioeconómico.
Dicho esto, se pueden considerar dos tipos de diseño de evaluación de impacto: Diseño experimental
y Diseño de cuasi experimental, los cuales son expuestos en la Tabla N°63. Ambos casos implican
comparación entre grupos, ya que no es posible concluir sobre reincidencia si no se cuenta con un
grupo control que sea comparable con el grupo experimental.
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Capacitación,
Asesoría y Estudio Práctico
Mediación Penal Juvenil
3. Ampliar los criterios de inclusión de los casos que se seleccionan y derivan. En este sentido, se
sugiere mejorar los procedimientos de selección y derivación para crear proceso más eficaz y
sistemático. La oferta de mediación debe ser la regla y no la excepción, además la mediación no debe
ofrecerse en un clima punitivo o represivo. Por otra parte, la mediación no debe considerarse una
opción más blanda para los ofensores, en absoluto.
4. Desarrollar aún más el modelo de práctica de la mediación a través de una reflexión, evaluación y
adaptación continua. Se recomienda establecer programas donde también se puedan aplicar otros
modelos como las conferencias, donde se pueda incluir al entorno social de las personas involucradas.
5. Informar y educar a la población acerca de este nuevo modelo de hacer justicia, comenzando con
jóvenes pero expandiéndose a la Ley penal adulta lo más pronto posible, pues un mayor apoyo social
reforzaría la legitimidad del sistema de justicia y el movimiento de la reforma prevista.
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