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El anarquismo está caracterizado desde sus inicios a no solo tener una base teórica, sino
a tener una gran acción o praxis de sus postulados, como ya ejemplificó Bakunin en su
trayectoria. La confirmación continua de la acción y el pensamiento es el primer paso
para “una explicación interna del sujeto histórico en examen”5. La acción directa de los
activistas anarquistas los lleva a ser criminalizados etiquetados como terroristas, y
perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados6. Esta imagen histórica es construida
desde los prejuicios, y la ignorancia por parte de las clases dominantes a las que se
oponía, como la Iglesia y el Estado. Las limitaciones del anarquismo han sido
reproducidas por historiadores y resultan de las tergiversaciones 7 de sus ideas, y por ello
también han sido invisibilizados de la historia, debido al desprecio y mitificación de sus
ideas, que los han condenado al olvido.
La multiformidad del anarquismo no solo refiere a las variadas doctrinas que apellidan
al anarquismo, sino que dentro de estas se realizaban distintas prácticas políticas y
culturales que dieron razón a su pluralidad. Estas manifestaciones culturales han estado
sesgadas historiográficamente por debates ideológicos, y el dinamismo y la plasticidad
anti doctrinaria de la teoría y la praxis del anarquismo fue olvidada. Uno de los
objetivos principales de la militancia ácrata fue la de educar y formar a obreros y
campesinos bajo los ideales anarquistas, jamás adoctrinarlos, si no enseñarles a pensar
4
Eric Hobsbawm, Reflexiones sobre el anarquismo.
5
Berti, Sobre historiografía…, p. 6
6
Daniel Montañez, Descolonizar el anarquismo, p.70.
7
Eduardo Souza y Clayton Franco de Godoy, Nuevas perspectivas sobre el anarquismo. Una entrevista
con Davide Turcato, p. 96.
por sí mismos y crear una nueva forma de existir y de vivir, contraria a la dominación.
Para conseguir la revolución, según Ferrer, primero tenía que existir una revolución
personal, crear sujetos con pensamiento crítico y conscientes de su clase y de la
opresión del gobierno autocrático. Tras esto la revolución debía realizarse en el ámbito
social, por el cual se necesitaba este “maceramiento cultural”8 en las ideas libertarias.
Una de las ideas que tensionaron su relación con el mundo popular fueron sus
expresiones culturales como el consumo de alcohol, el juego o el carnaval, frente a lo
que los ácratas se mostraron intransigentes9. Aunque su carácter antidogmático, los lleva
en ocasiones a la renovación de estos dogmas iniciales, como ocurre con el caso del
alcohol o de los gustos populares en los espacios de sociabilidad10.
8
Christian Ferrer, Átomos sueltos, vidas refractarias, p. 20
9
Clara Lida & Pablo Yankelevich (comp.), Cultura y política del anarquismo en España e Iberoamérica,
p. 12
10
Rodolfo Porrini, Anarquistas en Montevideo: ideas y prácticas en torno al “tiempo libre” de los
trabajadores (1920-1950), p. 363.
11
Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, p. 16
12
Suriano, Anarquistas…, p.19.
13
Porrini, Anarquistas en Montevideo…, p. 364-367.
En la misma línea, también se incluyó en el ocio el anteriormente criticado fútbol,
calificado incluso como el nuevo opio para los trabajadores. Lo cierto es que este
deporte logró captar de forma masiva a los trabajadores14. Fue la corriente
anarcosindicalista la que más se interesó en el fútbol, por contribuir con la lucha, y a
pesar de que otras corrientes anarquistas lo rechazaran de pleno. Fue una alternativa de
entretención sana en los ambientes laborales y sindicales, y para reforzar la lealtad15.
Por otra parte, encontramos las bibliotecas obreras populares, con diferentes funciones
como: educativa, para la alfabetización; militante, de difusión política en reuniones o
charlas; social, para la concienciación a cerca de los gustos populares como el alcohol; y
recreativa, para familias. Se trataba pues de un espacio físico de divulgación distinto a
los folletos y la propaganda habitual, donde se podía socializar, aunque fue complicado
mantenerlas abiertas, por financiación o por persecución del estado. Proliferaron bajo el
“modelo sarmientino· de bibliotecas populares financiadas por el estado. Eran lugares
imprescindibles “para la circulación de las publicaciones editadas por los grupos
libertarios”20 y así hacían llegar estos a los trabajadores para politizarlos, sumado a su
14
David Espinoza, Fútbol y anarcosindicalismo: antecedentes de una relación olvidada en la historia del
movimiento obrero chileno, p. 55.
15
Espinoza, Fútbol…, p. 61, 62.
16
Manuel Lagos, Experiencias educativas y prácticas culturales anarquistas en Chile (1890-1927), p. 39
17
Lagos, Experiencias…, p. 40
18
Lagos, Experiencias…, p. 64.
19
Lagos, Experiencias…, p. 80.
20
María Eugenia Sik, La creación de bibliotecas durante el apogeo del anarquismo argentino, 1898-
1905, p.66
educación. Además, recibían ejemplares de prensa ácratas de todo el mundo 21,
ejemplificando así la dimensión transnacional22 del movimiento y su coordinación.
Para Berti, los nudos de discusión sobre la correcta interpretación del anarquismo
vienen dados en primer lugar por la falta de objetividad histórica en la historiografía y
los historiadores, como ya apuntaba Davide Turcato, muy condicionada a la ideología,
frente a la cual se deben poner en tensión los hechos, de forma que se obtengan de
forma objetiva verdades históricas. Muy relacionado con esto, el autor también afirmará
que las motivaciones ideológicas también entran en juego como criterios de
investigación, y que facilitan la unión del pasado con el presente, para ser una guía para
el mañana. Por otra parte, mostrará que uno de los principales problemas de los
investigadores será la delimitación espacial y temporal, guiando al investigador hacia la
elección de experiencias de carácter general, frente a ámbitos generales sin más. 24. Estas
afirmaciones serán un importante punto de debate en cuanto al estudio historiográfico, y
creará propuestas para que esta visión sesgada y tergiversada del anarquismo sea
reemplazada por otra más completa y objetiva.
21
Sik, La creación, p. 68.
22
Souza y Franco de Godoy, Nuevas perspectivas…
23
Souza y Franco de Godoy, Nuevas perspectivas… p. 95.
24
Berti, Sobre historiografía…, p. 1.
Como conclusión podemos descubrir que el anarquismo es una doctrina de estudio
compleja debido a su multiformidad, vastedad y complejidad, que lleva a la formación
de juicios tan variados y distintos como ella misma, en los que la hipótesis que parecen
más objetivas o científicas llegan a tergiversarse por motivos ideológicos. Estas
posiciones ideológicas, aunque de la misma naturaleza, se contradicen entre sí en
muchas ocasiones, uniéndolas un punto en común, el utopismo anarquista 25. Davide
Turcato aboga por una interpretación distinta guiada por la observación del
comportamiento del sujeto desde la racionalidad, a la que el sujeto ácrata no ha sido
sometido, si no ridiculizado por sus acciones26. Como afirma Christian Ferrer, la
historia cultural el anarquismo es un yacimiento que todavía puede ser explorado 27. De
gran bagaje cultural, su praxis principal de centró en la producción cultural y educativa,
para educar a las clases más oprimidas y brindarles facultades críticas y la libertad.
Queda mucho por investigar, y las líneas generales ya han sido inauguradas por la
historiografía actual gracias a los múltiples contactos entre los investigadores, con ello
será posible reescribir la historia del anarquismo.
25
Berti, Sobre historiografía…, p. 2.
26
Souza y Franco de Godoy, Nuevas perspectivas…, p. 99, 100.
27
Christian Ferrer, Átomos sueltos…, p. 17.
Bibliografía
A. Lecturas Unidad I:
Lida, Clara E. & Pablo Yankelevich (comp.), Cultura y política del anarquismo en
España e Iberoamérica, México DF, El Colegio de México, 2012, pp. 9-25.
Ferrer, Christian, “Átomos sueltos, vidas refractarias”, en Cabezas de tormenta.
Ensayos sobre lo ingobernable, Buenos Aires, Utopía Libertaria, 2006, pp. 11-40.
Suriano, Juan, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910,
Buenos Aires, Manantial, 2001, pp. 13-32; y Capítulo II: “La interpelación anarquista”,
pp. 75-94.
Porrini, Rodolfo, “Anarquistas en Montevideo: ideas y prácticas en torno al “tiempo
libre” de los trabajadores (1920-1950)”, en História: Debates e Tendências, vol. 13, n°
2, jul./dez. 2013, p. 357-371.
Lagos, Manuel, Experiencias educativas y prácticas culturales anarquistas en Chile
(1890-1927), Santiago, Centro de Estudios Sociales Inocencio Pellegrini Lombardozzi,
2013, pp. 13-82.
Espinoza, David, “Fútbol y anarcosindicalismo: antecedentes de una relación olvidada
en la historia del movimiento obrero chileno”, en Erosión 2, 1er semestre del 2013, pp.
55-77.
Sik, María Eugenia, “La creación de bibliotecas durante el apogeo del anarquismo
argentino, 1898-1905”, en Historia y Espacio, vol. 14, n° 51, 2018, pp. 49-74.