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Universidad Diego Portales

Facultad de Ciencias Sociales e Historia


Estudio del anarquismo en América Latina: Historiografía, debates y
propuestas metodológicas
Profesor: Eduardo Godoy Sepúlveda
Ayudante: Camilo Domínguez
Estudiante: Yaiza Capella Broch
Revista elegida: Cuadernos de Historia, Universidad de Chile.

RESEÑA

GUADALUPE RIVERA, ¡Escucha Anarquista! Despensando el Anarquismo desde el


Tercer Mundo, México, Ediciones La Social, 2017, 69 páginas. ISBN 978-92-0-
013342-8

En las últimas décadas, se puede afirmar que ha resurgido el interés por el


anarquismo, así como resultado, hallamos de una prolífica producción historiográfica
renovada en cuanto a nuevos métodos de investigación que se han experimentado. Con
ello, no solo se consigue entender el anarquismo desde otra perspectiva más amplia y
verdadera, si no que también da lugar a repensar o “despensar” la tradición anarquista
en sus inicios y su evolución hasta nuestros días. Tal y como sabemos, el anarquismo ha
sido objeto desde su nacimiento de diversas descalificaciones, juicios o interpretaciones,
y su ideología, tanto en la teoría como en la praxis, ha dado lugar a largas discusiones
debido a la complejidad del movimiento1.
En el caso de la autora, mujer y anarquista, su reflexión acerca del devenir
histórico del anarquismo y como se manifiesta en la actualidad, le ha llevado a
encontrar distintas fallas, críticas o disconformidades que, desde su propia experiencia y
práctica anarquista, quiere abordar y hacer llegar a aquellas compañeras y compañeras
que la quieran escuchar. Se sitúa en el contexto de México en la actualidad, y apunta
hacia diversos movimientos como el zapatista, el insurrecionalismo o el propio
feminismo. En el libro presenta cuatro capítulos en los que recoge sus ensayos que
acompañaron a producción literaria anarquista, en los que aborda así distintas fallas que
cree necesario superar desde el anarquismo, y que no son fallas contemporáneas, sino
que van intrínsecas en el movimiento desde sus inicios, debido al carácter moderno,

1
Giampietro Berti, Sobre historiografía del anarquismo, p. 1.
eurocéntrico y machista, con el cual lo califica. Si bien es cierto, muchos autores aluden
al anarquismo como propio de la modernidad, incluso como “espantajo” 2 de esta misma
época y, por consiguiente, adoptó su naturaleza de la cual no se ha podido desligar. Su
doctrina se fue desarrollando a lo largo del siglo XIX, por grandes pensadores como
Proudhon, Bakunin, o Kropotkin; hombres, occidentales y blancos. Son estos mismos
los que hoy en día siguen siendo estudiados por los anarquistas, leídos y releídos, y en
ellos se reflejan, desligándose de sus contexto geográfico y político, desde el tercer
mundo.
En el primero de los cuatro capítulos reflexionará acerca de qué significa ser
anarquista en la actualidad, como ha evolucionado la teoría y la praxis, así como que
dicha militancia resulta de una construcción histórica basada en las figuras de los
grandes hombres y en la idea de un Anarquismo liberador de los oprimidos. De la
misma manera, la autora reflexiona en esta primera parte del carácter hagiográfico de
las vidas de los grandes pensadores que son creadas por la propia militancia, excluyendo
o borrando las trayectorias y aportes de muchos otros hombres, y muchas mujeres, así
como el olvido de la cuestión indígena, importante en México. Con esta base, intentará
buscar el origen y definir el insurrecionalismo surgido en México, que tildará de ser
igual que el europeo, a nivel colonial, patriarcal y anacrónicamente orientado al siglo
XIX.
Por su origen y formación social e ideológica en Europa, en anarquismo es hijo
de la modernidad occidental y dirigido para una nueva clase social que nace también en
este momento histórico: el obrero industrial3. De la variedad de sectores que se
acercaron al anarquismo, sus patentes diferencias crearon subdivisiones por las que el
anarquismo tomó distintos sufijos para concretar la lucha en la que se centraban:
anarcosindicalismo, anarcofeminismo, anarcoindigenismo, etc4. Estas divisiones no son
sino respuesta a la incapacidad del anarquismo para dar respuesta a las necesidades de
aquellos que no son obreros, hombres, blancos y occidentales, entre otros motivos,
aunque el elemento común siempre será el mismo, la oposición al estado. Aún así, a
pesar de tener una misma raíz, el anarquismo no ha sido capaz de establecer alianzas o
relaciones con otras luchas, debido a su naturaleza moderna y occidental que es
eminentemente racista5. Es por eso que la autora en su crítica al insurrecionalismo alude

2
Édouard Jordain, El anarquismo en Buenos Aires, p. 12.
3
Daniel Montañez, Descolonizar el anarquismo, p.64.
4
Montañez, Descolonizar…, 65.
5
Montañez, Descolonizar…, 66.
al rechazo de esta corriente a todo aquello que no se alinea dentro de su pensamiento.
Este racismo intrínseco deriva del carácter colonial que se menciona en los ensayos, y
así describe al “nacionalismo anarquista” de este movimiento insurrecionalista.
Desde esta posición criticará duramente en su primer ensayo la propuesta de
Taller de Estudios Libertarios, que iba a celebrarse en 2016 en México. Afirmará el
carácter colonial, machista y occidental que se enmascara bajo un programa en el que ni
las mujeres ni la cuestión indígena aparecen incluidos dentro del mismo, sino que, en el
caso de la mujer, se segrega una sección aparte, aislado resaltando su carácter especial.
Así mismo ocurrirá en su opinión con unos pocos autores anarquistas indígenas, que son
nombrados y leídos como exóticos dentro del movimiento, en el cual priman los textos
occidentales. Por ello, es necesario ser conscientes del problema que supone no superar
el colonialismo interno heredado, para hacer desaparecer estas nuevas relaciones o
patrones de dominación dentro de la misma corriente, y en un caso más concreto en el
movimiento indígena6. Así pues, el anarquismo en México debe librarse de la creencia
de pueblos más avanzados que otros, superando con ello el colonialismo y el racismo,
que no deberían estar permitidos en el seno de la corriente ácrata por su naturaleza anti
jerárquica y anti autoritaria, por lo que el racismo o el machismo no debe tener cabida.
La problemática del mundo indígena sale a la luz en diversas ocasiones en el
texto, con ejemplos acerca de las relaciones entre el Zapatismo y el Partido Liberal
Mexicano, este último criticado por apoyar una causa no anarquista, y excluido del
movimiento por otros ácratas. De nuevo la cuestión del dogmatismo cerrado contra
luchas igualmente válidas, y entrando en juego el indigenismo. Estos pueblos, vistos
desde la Iglesia como muestra de un pasado inmaculado, será visto de la misma forma
por los anarquistas, basando7 dicha experiencia en una muestra de la posibilidades de
una sociedad sin jerarquías. A raíz de estos planteamientos, la autora también abordará
la cuestión del Primitivismo, corriente que surge en México, inspirada por obras
europeas como Futuro primitivo, de John Zerzan. El objetivo de esta corriente es la
reducción de la población para la vuelta a la vida primitiva de cazadores y recolectores,
en definitiva, abolir la civilizaciones. Este primitivismo, de origen estadounidense, y el
insurrecionalismo incendiario de origen europeo, son los que, entremezclados, inspiran
la corriente insurreccionalista que se manifiesta en México, corrientes occidentales
tropicalizadas.

6
Montañez, Descolonizar…, 72.
7
Montañez, Descolonizar…, 78.
Estos planteamientos, mantienen un eurocentrismo académico, que llevan a
exotizar a los pueblos originarios, resultando de nuevo en el racismo, reconociendo la
diferencia y la superioridad civilizatoria, así como en un paternalismo, por el rol de
cuidado y conservación de estas culturas, y a su vez, los ensalzan y les exigen la pureza
que han construido en su imaginario 8. A esta idealización la autora la denominada el
“Mito del Buen Salvaje” que nace de una matriz religiosa del cristianismo occidental,
desde donde se originan en la edad moderna las bases de la teoría primitivista, con la
paternalización de los indios americanos de los cuales los corrompidos europeos tenían
mucho que aprender. Por otra parte, también se adentrará en la corriente New Age como
la otra cara de la teoría primitivista, por su apropiación cultural y filosófica, que se suma
a la crítica material, social y civilizatoria del primitivismo con una vertiente de crítica
religiosa.
Por otra parte, la autora también tendrá en cuenta como principal falla a superar
la segregación del feminismo desde el anarquismo, en el que todavía no son incluidas
las mujeres en el movimiento, sino que sus preocupaciones siguen estando separadas de
los planteamientos principales. Afirmará pues, que el machismo es parte inseparable del
carácter de anarquismo, por lo que el anarquista es naturalmente un opresor 9. A pesar de
la tradición de igualdad entre géneros que desde sus inicios pregonaba el movimiento
ácrata, el rol de la mujer en el movimiento anarquistas ha sido secundario, como
“compañeras de”, como un complemento o un símbolo, más que como actrices
principales en la acción y la teoría ácrata. Por todas las fallas ácratas en cuanto al
feminismo, surge con voz propia el anarcofeminismo como resultado de la organización
de la mujeres en primera instancia a nivel sindical, haciéndose oír a través de la prensa,
la difusión y la propaganda, en muchas ocasiones subordinada a la dirección del
hombre. El rol paternalista del hombre, blanco y occidental también se da sobre las
mujeres, y la emancipación de estas siempre estará apoyada por el hombre desde esta
posición10. Es de gran importancia para entender la mirada libertaria su concepción de la
mujer, que aparece en dos corrientes internas: la que toma a la mujer desde una función
reproductiva; y la que apoya su emancipación y denuncia su opresión 11. Así pues, una
parte del anarquismo, como muestra México en la actualidad, no podrá superar el rol

8
Montañez, Descolonizar…, 78.
9
Laura Fernández, Amor y anarquismo. Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad
sexual, p. 61.
10
Nadia Ledesma, Anarquismo(s) y feminismo(s). Un estudio sobre las intervenciones de las mujeres
anarquistas en la prensa, p. 106
11
Inés Cuadro, Anarquismo e identidades de género en el Uruguay del Novecientos, p. 223.
materno tradicional, y la mujer es concebida como madre por su propia naturaleza y el
carácter opresivo del mismo12 no podrá ser discernido más allá de los debates sobre el
aborto o la contracepción. Esta cuestión queda reflejada por la autora en su reflexión
acerca de los postulados que dejó el gran pensador mexicano del anarquismo, Ricardo
Flores Magón que inspira a los anarquistas actuales, en los que la mujer no escapa de
este rol machista y paternalista.
Por otra parte, también presenta una reflexión y análisis de la relación entre la
Academia anarquistas que produce la teoría ácrata y la militancia activa, aquellos que
llevan a cabo la acción. Para ello tendrá en cuenta diversas opiniones vertidas acerca de
ambas partes, criticará algunas afirmaciones sobre una ruptura y alejamiento de ambas.
Para ello argumentará los intereses mutuos que ambas partes tienen en la otra, y las
muestras de sus relaciones actuales e intereses que los mantienen unidos y por qué. Para
mostrar esto, pondrá como ejemplo la relación del anarquismo mexicano con el gran
pensador, Ricardo Flores Magón, corriente única dentro del movimiento ácrata que
contará con el nombre de un personaje, el Magonismo. Con esto criticará el
ensalzamiento de su figura, ocultando las trayectorias de otros conocidos ácratas que
colaboraron casi en igual medida al movimiento y que a penas cuentan con
publicaciones en su nombre, o incluso ninguna, como la de su compañera María
Talavera. En este mismo orden de cosas, desde la crítica al Partido Liberal Mexicano,
pondrá en cuestión las acciones violentas que este grupo lleva a cabo, sus motivaciones
quizás por venganza, así como lanza la reflexión de la utilidad de estas acciones para
alentar el proyecto de cambio social que los anarquistas buscan, o si simplemente se
trata de resarcir otros daños.
La recopilación de ensayos que presenta Guadalupe Rivera en su libro dan
cuenta de su análisis y crítica al anarquismo actual con el que ella cada vez se encuentra
menos identificada. Detalla así pues las fallas o problemas de un anarquismo que no
encuentra renovación teórica para descolonizarse y repensarse lejos del paternalismo, el
machismo y el racismo. Para ello, el anarquismo debería ser capaz de entablar un
diálogo consigo mismo y con otros actores como las mujeres y los pueblos originarios,
para reconocerse como iguales en un diálogo horizontal, sincero y revolucionario13.

12
Mabel Bellucci, Anarquismo, sexualidad y emancipación femenina, pp. 9, 10.
13
Montañez, Descolonizar…, 80.
Bibliografía

 Bellucci, Mabel, “Anarquismo, sexualidad y emancipación femenina”, en Nueva


Sociedad, n°109, septiembre-octubre de 1990, pp. 148-157.

 Berti, Giampietro, “Sobre historiografía del anarquismo”, en Reconstruir n°99,


Buenos Aires, noviembre-diciembre de 1975, pp. 46-56.

 Cuadro, Inés, “Anarquismo e identidades de género en el Uruguay del


Novecientos”, en Claves. Revista de Historia n°5, vol. 3, julio-diciembre 2017,
pp. 213-248.

 Fernández, Laura, Amor y anarquismo. Experiencias pioneras que pensaron y


ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2017,
“Introducción”, pp. 11-30, Capítulo 1: “Anarquistas en la Argentina (1880-
1930), pp. 31-77.

 Jordain, Édouard, El anarquismo, Buenos Aires, Paidós, 2014. “Prólogo”


(pp.11-14) y caps. “¿Qué es el anarquismo?” (pp. 15-22) y “En el corazón de las
teorías anarquistas” (pp. 29-63).

 Ledesma, Nadia, “Anarquismo(s) y feminismo(s). Un estudio sobre las


intervenciones de las mujeres anarquistas en la prensa, Buenos Aires, 1896-
1947”, en Izquierdas 34, julio, 2017, pp. 105-124.

 Montañez, Daniel: “Descolonizar el anarquismo”, en Ruiz, Javier (coord.),


Repensar el anarquismo en América Latina. Historia, epistemes, luchas y otras
formas de organización. Disponible en: https://archive.org/details/repensar-94xx,
pp. 64-80.

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