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EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE N° 04
CUIDAMOS NUESTRA SALUD EN EL CONTEXTO DE LAS FESTIVIDADES
ACTIVIDAD N°01:
“Analizamos la importancia y el cuidado de la salud en el contexto de las festividades en la ciudad de Trujillo
(parte 1)”
SITUACIÓN SIGNIFICATIVA
Nuestra provincia de Trujillo es una fuente muy diversa en el aspecto cultural, la cual se expresa mediante
diversas tradiciones. Por ello, podemos encontrar muchas costumbres en las cuales se pone de manifiesto a la
sociedad y el desenvolvimiento humano. Los estudiantes Ureñistas no son ajenos a esta gran diversidad, dado
que cada uno de ellos encuentra sus raíces no solo en Trujillo, sino en las demás partes del país. Las festividades
son una clara muestra de un gran conjunto de tradiciones expresada en toda nuestra región, dentro de ello es
más destacado la gastronomía, puesto que agrupa las diferentes costumbres de los pobladores.
Por ejemplo, Juan, estudiante del colegio Pedro Mercedes Ureña, tiene por costumbre consumir todos los lunes
un plato de Shambar porque su familia sigue la tradición de que no solo es un plato rico, sino también nutritivo.
Frente a esto se plantea el siguiente reto: ¿A través de qué medios puedes promover las festividades culturales
de la ciudad de Trujillo que están orientadas al cuidado de la salud?
Fuente N°1
INDEPENDENCIA DE TRUJILLO
Trujillo, capital de La Libertad y ciudad emblemática del Perú, mantiene viva la cultura de antiguas
civilizaciones dentro de templos, pirámides y ciudades de barro que sobreviven al inclemente tiempo: Chan
Chan, Huaca del Sol y la Luna y El Brujo. Es una ciudad con una imponente arquitectura colonial y cultura
viva de costumbres arraigadas como la pesca en Caballitos de Totora (tradicionales embarcaciones de la costa
norteña). Es también conocida por sus playas de renombre y por ser cuna de la sensual y seductora marinera,
baile nacional del Perú (Lat Perú, 2017).
TRUJILLO EN EL TIEMPO
Durante el Virreinato
La región norte del virreinato del Perú estuvo más interrelacionada de lo que tradicionalmente se ha supuesto,
resultando en ser tanto dependiente de la Ciudad de los Reyes como puente hacia algunas demarcaciones que,
quebrado el orden y coherencia coloniales, quedarían libres de la influencia peruana.
Dicho espacio estuvo básicamente conformado por el obispado de Trujillo, ubicado entre el de Lima y el de
Quito, que contuvo varias provincias o jurisdicciones gubernativas conocidas como corregimientos. A la
extinción de éstos últimos en las postrimerías del siglo XVIII, se creó la intendencia de Trujillo, que abarcó
el área de su obispado y que siendo una de las nuevas regiones administrativas más extensas y pobladas, fue
sin duda una de las más importantes del nuevo sistema de gobierno implantado por los Borbones. La sede de
las principales autoridades políticas, administrativas y eclesiásticas de la región fue la ciudad capital de
Trujillo, en la provincia de igual nombre, desde donde se irradiaba su influencia hasta Guayaquil por el norte,
y la provincia del Santa por el sur, así como Cajamarca y Chachapoyas por el este. Es en dicha capital y en
los valles que la circundan en que se ubica nuestro objeto de estudio, justificada como estuvo allí su residencia
tanto por su locación estratégica entre Quito y Lima, como por las posibilidades económicas de dicha región.
fueron una minoría dentro de la plebe, mientras que esclavos y pardos libres estuvieron en mayoría. Los
blancos "españoles" (criollos o peninsulares) en la ciudad norteña se encontraron en una proporción algo
menor que en Lima (siendo su número tanto más reducido en relación con el del número total de sus
pobladores), lo que los haría un grupo bastante inter relacionado, especialmente al nivel de su élite (Aljovín
de Losada & Aljovín de Losada, 1998)
Durante la República
Antes del arribo de San Martín, el primer pueblo en proclamar su independencia fue el cabildo indígena de
Supe (Lima), gestado el 5 de abril de 1819, tras una de las expediciones marítimas de Lord Cochrane. Ya
desembarcado el Ejército Libertador, proclamaron su independencia las ciudades de Ica, el 20 de octubre de
1820; Huamanga, el 8 de noviembre; Huancayo, el 20; Jauja, el 27; Tarma, el 29 de noviembre; Cerro de
Pasco, el 7 de diciembre; Huánuco, el 11. Ahora le tocaría a la ilustre ciudad de Trujillo.
El 28 de diciembre la playa de Huanchaco recibió al batallón N° 6 enviado por San Martín en la goleta
“Constancia” para preservar la ciudad de cualquier incidente y al día siguiente el ex-obispo y 16 españoles
fueron embarcados hacia Huacho, donde el libertador. Así Trujillo queda sin ningún realista al proclamar su
independencia.
Llegado en día más cívico de Trujillo, el histórico 29 de diciembre
de 1820, a las 14 horas, toda la asamblea popular se encontraba en
la Plaza Mayor y en la Sala Consistorial estaban reunidos los
dignatarios del poder político y militar, así como los más notables
de la ciudad. Además del intendente Marqués de Torre Tagle y del
alcalde Marqués de Bellavista (Juan Manuel Cavero y Muños),
también se encontraban Luis José de Orbegoso y Moncada (futuro
presidente), Juan Andueza, José María Lizarzaburu, Manuel José de
Castro, Jerónimo de La Torre, los hermanos Juan José y Alejo
Martínez de Pinillos, Fermín de Mattos, José de la Puente y Arce,
Miguel Tinoco y Merino, Juan Bautista Luna Victoria, José Antonio
de la Quintana, Manuel Núñez de Arce, Tadeo Fernández de Córdova, Nicolás Lynch, Juan Palacios,
Apolinario Bracamonte, José Ramón Suárez y el indígena José Efio Cori Uscamayta, entre otros (Marquina,
2020).
Fuente N°2
ALIMENTACIÓN VIRREINAL
Con la llegada de los españoles se produjo uno de los grandes mestizajes de la cocina peruana, quizá el más
importante. Aunque en épocas prehispánicas ya había intercambio de alimentos entre diferentes grupos, la
llegada de los españoles produjo una nueva cocina en la que intervenían alimentos andinos y alimentos
llevados por los españoles. Esa mezcla entre lo español y lo indígena dio paso a lo que más tarde se conocería
como comida criolla. Como ejemplo de este mestizaje tenemos “la ocopa”, salsa típica de la ciudad de
Arequipa, que es una mezcla del maní precolombino y ají con productos lácteos que introdujeron los
españoles.
En la época del virreinato, la dedicación de muchos conventos de monjas a la cocina, en un entorno en el que
abundaban las plantaciones de azúcar (llevada también por los españoles), así como inmensas variedades de
frutas nativas, se tradujo en una larga tradición repostera, destacando el alfajor, el maná (preparado en distintas
variedades, formas y colores, según la ocasión) y decenas de postres más. Durante el virreinato solo se
realizaban dos comidas importantes al día: el almuerzo, entre las nueve y las diez de la mañana, y la comida
o cena, que se servía entre las dos y las tres de la tarde. Quien desayunaba o comía algo antes del almuerzo
era considerado ocioso, irresponsable o improductivo. En las casas más pobres el plato más común era “el
puchero”, que era una sopa con carnes de res, cerdo y cordero, una especie de cocido como el español. En las
familias adineradas la situación era muy distinta, ya que cada miembro comía lo que quería. Había dos tipos
de almuerzo: uno consideraba siete platos y el otro, seis. Entre los dos tipos se servía un entremés con platillos
ligeros. En el primer tipo se servía “carapulca” (el plato mestizo
más antiguo de que se tenga noticia. En realidad, es un potaje
indígena preparado con la papa seca sancochada y guisada con
carnes de chancho y gallina, ají, panca y mirasol, ajos y otras
especias; estos últimos ingredientes, añadidos por los españoles.
Pero el esclavo negro decidió incluir el maní, originario de
América, lo que le dio una contundencia inimitable). También se
servía cecina con yuca, pepián, sopa de mondongo, lagua y fríjoles
con carne. El intermedio era lo que llamamos ahora un piqueo a
base de camotes, choclos y yucas sancochadas. En el segundo tipo
se mezclaba sango, patasca (guiso de cerdo cocido con maíz) y
chupe de queso relleno con camote.
Los esclavos negros también aportaron una serie de guisos africanos. Los esclavos carecían de privilegio
alguno, no comían lo mismo que sus amos, solo se encargaban de servirles a ellos, pero no podían probar ni
un bocado. Solían comer los restos que quedaban, es decir, lo que los españoles no querían, como las partes
blandas de la carne, que condimentaban en abundancia para disminuir los fuertes sabores y que cocinaban a
las brasas. Con el paso del tiempo los esclavos tuvieron la gran idea de convertir en platos maravillosos lo
que los españoles desechaban, y de ahí salieron muchos de los platos más representativos de la actual
gastronomía peruana, entre ellos “el anticucho”, hecho con los restos de las vísceras de la res; este plato tiene
ciertos rasgos gastronómicos africanos ya que es lo que ellos comían en África. Otros de los platos hechos a
base de desperdicios son “el tacu tacu”, “los picarones”, que es una adaptación de los buñuelos españoles, o
“la mazamorra morada”, postre elaborado a base de maíz morado concentrado con fécula.
La cría de animales domésticos como reses, carneros y cerdos llegados de Europa fue muy apreciada y al
norte existían condiciones favorables para llevar a cabo esta actividad, ya que contaba con grandes pastizales
y la carne muy demandada; sus pieles se utilizaban en la minería, con ellas se hacían costales para el acarreo
del mineral o cubos para el desagüe de las minas, y el sebo lo utilizaban para elaborar velas que se usaban
para alumbrar los socavones. La manteca de cerdo se incorporó rápidamente a la cocina mexicana junto a la
harina de maíz para preparar los tamales y carne de puerco con maíz que dio como resultado el pozole, y a
los frijoles, para preparar los frijoles refritos (Tesoros Virreinales, 2012).
FUENTE 03
Los buenos aportes llegaron en diferentes manifestaciones culturales, como la música, pues es en esta época
que nace el valse criollo y la polca como la conocemos, género musical que convocaba a las personas de
clases altas para llenar los grandes salones de baile.
Al mismo tiempo, la cultura afroperuana traerá las diferentes versiones del festejo y la zamacueca, que luego
variará ligeramente para convertirse en la marinera.
Asimismo, gracias al comercio (no solo con Europa) aparecen muchas de las creaciones gastronómicas, que
a la fecha han llevado el nombre del Perú por lo alto en estándares internacionales, como los anticuchos, el
tacu tacu, los picarones, la mazamorra morada, entre otros.
La llegada de la República significó la independencia
política y económica del Perú; sin embargo, muchas de las
tradiciones que llegaron de España siguieron vigentes
durante varias décadas, incluso hasta la actualidad.
Este es el caso de las corridas de toros y las peleas de gallos,
prácticas para entretenerse que concentraban a los dueños de
los animales junto a un corro de espectadores que apostaban
a su mejor ficha e inundaban de emoción el recinto.
➢ Elaboro una línea de tiempo señalando cada aspecto del proceso histórico de Trujillo, desde la
colonia hasta la actualidad (respetar los tiempos)
NOTA: Usa la creatividad, colores, lápiz, papel bond u otros elementos, etc.
AUTOEVALUACIÓN
REFERENCIAS
Aljovín de Losada, P., & Aljovín de Losada, C. (1998). El norte en la historia regional, siglos
XVIII-XIX. O'Phelan Godoy, S., & Saint-Geours, Y. Obtenido de Open Edition:
https://books.openedition.org/ifea/3307?lang=es
Chávez, R. (17 de Enero de 2020). Lima en la Historia. El Peruano. Obtenido de
https://elperuano.pe/noticia/88763-lima-en-la-
historia#:~:text=Varias%20de%20las%20costumbres%20de,carnavales%2C%20las%20
peleas%20de%20gallos.
Lat Perú. (12 de Marzo de 2017). Lat Perú. Obtenido de Lat Perú:
http://www.latperu.com.pe/es/destinos/pe/norte/trujillo/trujillo-colonial/
Marquina, J. C. (24 de Diciembre de 2020). Independencia de Trujillo. Obtenido de Trujillo
Bicentenario: https://trujillobicentenario.org/349/trujillo-en-la-independencia-del-norte
Tesoros Virreinales. (2012). La Cocina en el Virreinato del Perú. Obtenido de Tesoros
Virreinales: http://www.tesorosv.es/cocina_productos_peru.html