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John von Neumann, padre de la Guerra Fría y

de los ordenadores modernos


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Por Miguel Ángel Gombau García | Historia de las TI | 0 Comentarios | 21 enero, 2020 | 21
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John von Neumann fue un fabuloso matemático, economista de prestigio, químico por obligación
y creador de la arquitectura informática más conocida.
Los Álamos, Nuevo México, 16 de Julio de 1945. Un grupo de científicos al que apodan los
«marcianos» por su talento poco natural en la tierra, se afanan en poner a punto la primera prueba de un
plan «ultrasecreto», conocido como Proyecto Manhattan. De él depende adelantarse
armamentísticamente a las potencias del eje y poner fin a la segunda gran guerra del siglo XX, una
contienda que dura ya cuatro años y que ha costado más de 50 millones de vidas en todo el mundo.
A las 04:00 hora local, una gran torre de acero se yergue 20 metros sobre el suelo de una remota zona
de Alamogordo. De su cúspide pende un dispositivo del tamaño de un pequeño automóvil, conocido
como gadget. En su interior un núcleo de plutonio comprimido aguarda para implosionar y desatar un
poder destructivo desconocido hasta el momento en el planeta. Sin embargo, la climatología no
acompaña y la prueba, programada para esa hora, debe retrasarse.
Pasadas las 05:00 el tiempo parece más apaciguado, por lo que científicos y soldados toman posiciones
en sus bunkers situados a nueve kilómetros de distancia. Todos están nerviosos. El resultado de la
prueba, cuyo nombre en clave es Trinity, se presenta, cuando menos, incierto. Nadie hasta la fecha ha
probado nada parecido y, el sentimiento de verse como meros animales de laboratorio, a la espera de
que el grupo de «marcianos» dé luz verde al experimento, no ayuda a calmar los ánimos. Han sido seis
años de intenso trabajo, que pueden venirse abajo devastadoramente si alguno de los cálculos no ha
sido realizado correctamente.
A las 05:29, gadget hace explosión liberando una energía de 19 kilotones, el equivalente a 19 000
toneladas de TNT. Una detonación varias veces superior a la de Little Boy producirá en Hirosima casi
un mes después, que deja un cráter de 3 metros de profundidad y 330 metros de ancho en el suelo
desértico y que ilumina las montañas circundantes con colores que variaban desde morado hasta verde,
y finalmente a blanco. El estampido de la explosión tarda 40 segundos en alcanzar a los observadores y
la onda de choque pudo sentirse a 160 kilómetros de distancia. La nube en forma de hongo alcanzó los
12 mil metros de altura.

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Trinity había sido un completo éxito, gracias en parte a uno de los «marcianos», un matemático de
origen húngaro llamado János Neumann, más conocido con John von Neumann. Considerado como el
científico con mayor poder político de la época, marcadamente militarista y anticomunista, fue el
máximo responsable de la estrategia de disuasión nuclear estadounidense, que cambió el panorama
geopolítico del mundo para siempre…, ¡y también la informática moderna!

Un matemático precoz
János Neumann nació en Budapest en 1903, en pleno corazón del Imperio austrohúngaro. Su padre,
Miksa Neumann, era un afamado banquero judío, casado con Margit Kann, hija de una familia
adinerada de Pest. János fue el mayor de tres hermanos y, desde su más tierna infancia dio muestras de
poseer una increíble memoria, aprendiendo además de húngaro, alemán y francés. También demostró
una capacidad de cálculo extraordinaria, que ponía de manifiesto desde muy pequeño haciendo
demostraciones en reuniones familiares. Fue un niño prodigio que a la edad de 6 años podía dividir
mentalmente cifras de 8 dígitos, era capaz de aprenderse el listín telefónico y bromeaba con su padre en
griego clásico.
El 20 de febrero de 1913 Miksa Neumann adquirió el título de barón, otorgado por el emperador
Francisco José por sus aportaciones económicas al Imperio. De esta manera, el joven János, que
en Hungría ya utilizaba la forma germanizada de su nombre, pasó a presentarse como Johann von (un
ante-apellido que indica la pertenencia a la nobleza) Neumann.
Como miembro de la nobleza, a los diez años comenzó a estudiar en el Lutheran Gymnasium de
Budapest, una institución con una estricta tradición académica, a la que también acudiría su amigo Jenó
(Eugene) Wigner, futuro Premio Nobel de física. Sus profesores pronto se percataron de su talento
para las matemáticas, por lo que recomendaron a su padre que János recibiera clases particulares
impartidas por profesores universitarios, propuesta a la que accedió.

Vientos de guerra en Europa


En 1913, la la Primera Guerra Mundial estalló en el Viejo Continente, aunque el estado bélico de su
país apenas afectó a las finanzas de la familia Neumann, así como a la educación de sus hijos. Sin
embargo, tras el armisticio de 1919, que acabó con la rendición de Austria-Hungría y la disolución del
imperio, Béla Kun controló a esta última durante 133 días en 1919, con un gobierno comunista
revolucionario. La familia Neumann se exilió a Austria durante este periodo, ya que el régimen
húngaro comenzó a expropiar bancos y grandes empresas.
Cuando el gobierno de Kun cayó, János finalizó sus estudios en el Lutheran Gymnasium.
Posteriormente, en 1921, comenzó a cursar matemáticas en la universidad Universidad Pázmány
Péter de Budapest. A instancias de su padre, que quería que su hijo invirtiera más tiempo en materias
con mayor futuro económico que las matemáticas, acudió a Berlín a recibir clases del mismísimo
Albert Einstein y también se matriculó en Ingeniería química, en la Escuela Federal de Tecnología
de Zurich, Suiza. En 1925 obtuvo el doctorado en matemáticas y un año más tarde la licenciatura en
ingeniería química.
Hacia 1926 y 1929 fue profesor de matemáticas en las universidades de Berlín y Hamburgo, y asiduo a
los seminarios de la materia celebrados en Göttingen, la meca de los matemáticos de la primera mitad
del siglo XX. Por aquella época ya era reconocido como una eminencia en su campo, por lo que no le
costó entablar amistad con figuras tan reconocidas como David Hilbert (de quien fue alumno),
Hermann Weyl, George Pólya o Robert Oppenheimer.

Desmadre a la americana
En 1929, la Universidad de Princeton le ofreció el puesto de docente durante un semestre, la que se
mudó acompañado por su novia Mariette Koevesi, con la que se casó y tuvo una hija poco después.
El matrimonio von Neumann fue puesto a prueba en numerosas ocasiones. A pesar de conducir muy
mal, a John le gustaba hacerlo (con frecuencia lo hacía mientras leía un libro), y llegó a ocasionar
numerosos accidentes y otras tantas detenciones. En una de ellas le dijo a la policía: «Yo iba
avanzando por el camino. Los árboles de la derecha me estaban pasando de manera ordenada a 60
millas por hora. De repente uno de ellos se paró en mi camino».
También se ausentaba a menudo del hogar para ir a jugar al tenis, siempre con su traje de negocios de
franela gris, volviendo a horas intempestivas y no siempre en las mejores condiciones.
Sin embargo, lo que finalmente hirió de muerte la unión fue el carácter mujeriego de von Neumann.
Ya por aquel entonces, la fría fachada de profesor inaccesible y al que era prácticamente imposible
seguir en clase, contrastaba con la fama de «juerguista» que tenía en el campus, que le llevaba a
celebrar al menos dos fiestas semanales en su casa.

El Proyecto Manhattan
Con la llegada de los nazis al poder en Alemania y el convencimiento de que su posición académica
tendría más futuro en América, se cambió el nombre por John y se estableció definitivamente en
Estados Unidos, dónde ayudó a encontrar trabajo a muchos científicos judíos que huyeron de
Alemania. Al fundarse el Instituto de Estudios Avanzados, una institución diseñada para acoger,
financiar o patrocinar investigaciones científicas de alto nivel en 1933, von Neumann fue elegido
profesor junto con Albert Einstein y Kurt Gödel.
Asentado ya en su país de acogida, contrajo de nuevo matrimonio con Klara Dan, una científica
húngara como él, afincada también en Estados Unidos y pionera de la programación.
La entrada de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial, motivó que von Neumann fuera movilizado
para participar en el Proyecto Manhattan, nombre en clave con el que se conocía el desarrollo de la
bomba atómica. El matemático e ingeniero húngaro se encargó del desarrollo del sistema de
explosivos de implosión. También fue responsable de la selección de objetivos potenciales y del
cálculo de la altura a la que debía detonarse para maximizar la destrucción causada.

En el verano de 1944, von Neumann tuvo un encuentro que cambiaría la historia de la informática con
Hermann Goldstine en una plataforma ferroviaria de Aberdeen, Maryland, en donde Goldstine habló
con él largo y tendido sobre el cálculo automático y su labor en desarrollo del ENIAC, el primer
ordenador digital de propósito general de la historia, que estaba siendo construido por la universidad de
Pennsylvania.
Goldstine quedó impresionado por su encuentro con el «maestro von Neumann». Para este último la
conversación fue extremadamente útil, ya que la complejidad de los cálculos de proyecto Manhattan
resultaba desalentadora, y la ayuda de una plataforma como el ENIAC podía suponer el punto de
inflexión que andaba buscando a la hora de realizar simulaciones de explosiones o cálculos de
trayectoria de misiles

Un paradigma revolucionario
Como resultado de las conversaciones con Goldstine, von Neumann se unió a su grupo de estudio, que
en aquel momento se encontraba escribiendo las especificaciones el EDVAC, una evolución del
ENIAC mucho más potente y eficiente. Fruto de esta colaboración fue el borrador llamado First Draft
of a Report on the EDVAC. Von Neumann realizó este documento como una memoria del grupo de
estudio, pero Goldstine lo mecanografió mencionando a von Neumann como el único autor, lo cual
provocó un fuerte resentimiento entre algunos de los integrantes del grupo. En cualquier caso, el
documento, aunque incompleto, fue muy bien recibido en la comunidad académica estadounidense y
británica, convirtiéndose en un modelo para la construcción de ordenadores electrónicos digitales, que
a la postre sería conocida como la Arquitectura de von Neumann.

¿Y en qué consiste la arquitectura de von Neumann? Según el modelo de von Neumann, un ordenador
se compone de cuatro bloques funcionales: una Unidad Central de Proceso (CPU) encargada de
realizar las operaciones básicas y de gestionar el funcionamiento del resto de los componentes; una
memoria principal en la que se almacenan tanto los datos como las instrucciones; unos buses que
mantienen comunicados todos los elementos de la máquina, y una serie de periféricos de
entrada/salida para comunicarse con los usuarios y con el resto de los componentes del sistema.
Básicamente la arquitectura que se emplea en los sistemas informáticos de hoy en día.
Con este modelo, von Neumann y el resto del equipo separaron e independizaron hardware y
software en el EDVAC, no siendo necesario modificar la configuración del primero cada vez que hacía
falta ejecutar un nuevo programa, lo que suponía una mejora sustancial a la hora de incrementar la
velocidad del cálculo y versatilidad del sistema. Ordenadores como el Manchester Mark I, el IAS, el
UIVAL 1101 o la Whirlwind nacieron gracias a este revolucionario concepto.

Bombas, algoritmos y Guerra Fría


Después de la guerra, von Neumann, pese a contar con suculentas ofertas de trabajo procedentes de
decenas de instituciones estadounidenses -entre ellas el MIT- o de empresas tan importantes como IBM
o Standard Oil, siguió trabajando activamente en el Laboratorio de Los Álamos. Allí colaboró en la
construcción de la temida bomba de hidrógeno y promovió activamente en el diseño de unos misiles
balísticos intercontinentales capaces de alcanzar la Unión Soviética desde cualquier parte del planeta.
No obstante, y pese a lo que pudiera parecer, von Neumann siempre consideró sus teorías sobre lógica,
física, economía o computación, por encima del desarrollo de la bomba atómica o de la estrategia de
disuasión nuclear. Suyas fueron la invención de las máquinas autorreplicantes no biológicas
-esquema empleado, por ejemplo, en los virus informáticos- y el Merge Sort, un algoritmo
extremadamente útil a la hora de ordenar grandes volúmenes de datos en las limitadas memorias de los
ordenadores de antaño y que todavía es utilizado en multitud de entornos de desarrollo actuales. Por
último y no por ello menos importante, propuso la adopción del bit como unidad básica de
información y, además, desarrolló el concepto de los bits de paridad para poder paliar la aparición de
errores de computación, derivados de los componentes no fiables de la época.

Object 2

Un final inesperado
En enero de 1955, von Neumann fue ratificado por el Senado de los Estados Unidos como comisario
de la Comisión de Energía Atómica, uno de los puestos más altos al que un científico podía aspirar en
el gobierno. Al año siguiente se le honró con la primera Medalla Fermi de manos del presidente
Dwight D. Eisenhower, por sus «notables aportaciones» a la teoría y diseño de los ordenadores
electrónicos. Von Neumann esta en la cúspide de su carrera; tenía reconocimiento, tenía poder y una
envidiada posición. Sin embargo, el destino es caprichoso a veces y, la labor que le encumbró durante
más de una década empezó a pasarle factura sin previo aviso.
A mediados del siglo pasado era común entre los científicos el subestimar los peligros de la radiación, y
von Neumann no era una excepción. Permanecía en Los Álamos varios meses al año y acudía
personalmente a los ensayos nucleares, lo que propició que, en 1955, se le diagnosticase un cáncer
muy agresivo, que al año siguiente lo incapacitó gravemente. Eso no le impidió desarrollar su labor
como comisario, por los que algunas reuniones de alto secreto de la Comisión de la Energía Atómica
tuvieron que celebrarse en la habitación del Hospital militar Walter Reed en la que había sido
internado.
Aunque de origen judío, von Neumann nunca había sido creyente. Al verse completamente
desahuciado, sorprendió a sus allegados pidiendo el consuelo de un sacerdote católico, cosa que
conmocionó a algunos de ellos. Finalmente, murió el 8 de febrero de 1957 bajo estricta seguridad
militar, por miedo a que revelase secretos militares mientras estaba siendo medicado.
Se apagó así, con 53 años, una de las mentes científicas más brillantes de su época, corresponsable de
algunos de los momentos más duros y controvertidos del siglo XX, y artífice de avances que
transformaron el mundo moderno tal y como lo conocemos.

El genio desconocido
¿Por qué von Neumann no es un personaje popular? ¿Por qué el hombre responsable de la computación
moderna, la teoría de los juegos y la bomba de hidrógeno languidece en relativa oscuridad? Quizás la
versatilidad que hizo a von Neumann tan especial, también es su maldición. No es una persona que
pueda asociarse con una cosa o incluso un campo. Sus contribuciones abarcan muchos campos de
esfuerzo y, a menudo, son demasiado abstractas para que una persona promedio las entienda. Quizás
sea porque no vende bien.
Von Neumann no trabajó en una oficina de patentes como Einstein, ni realizó su investigación más
famosa por una manzana caída como Newton, y nunca abandonó la escuela ni tuvo que salir de la
pobreza. Lo que lo definió fue su curiosidad infinita, su ingenio ilimitado y su compromiso
incesante de realizar todo el potencial de su intelecto, un intelecto que superó a todos los demás,
porque John von Neumann era en todos los sentidos de la palabra un genio universal.
Actualmente se rinden varios tributos en su nombre, como son el Premio de Teoría John von Neumann
del Instituto para la Investigación de Operaciones y la Ciencia Administrativa o la Medalla del IEEE
para los Logros Excepcionales en Ciencia y Tecnología de la Computación. También cuenta con un
cráter en la luna que lleva su nombre y con un centro de supercomputación fundado en su honor.
Source :
Enciclopedia Británica, Medium, Wikipedia, Economipedia, Universidad de Granada, El Diario,
Wikipedia, Wikipedia, Blogthinkbig, Universidad Politécnica de Valencia, Microsiervos

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