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TALLER NO EVALUADO
Caso Nº 1
Fernando tiene 10 años. Desde que entró al colegio los profesores que lo tuvieron en sus
cursos indicaron que estaba descendido respecto al rendimiento de sus compañeros, esta
condición queda de manifiesto ya que presenta bajo rendimiento en la mayoría de los
subsectores (Lenguaje, Matemáticas, Comprensión del Medio, entre otras), aunque destaca
en los artísticos y deportivos. Fernando no asistió a la educación preescolar, ya que sus
padres vivían en un sector cordillerano y sólo se trasladaron a una localidad con colegio
cuando el niño tenía 6 años, por lo que decidieron que comenzara en primero básico, donde
se encontraban los niños de su edad. Por sugerencia de sus profesores repitió el segundo y
el tercer año, por presentar bajo rendimiento, indisciplina y asistencia irregular a clases
debido a que se arranca de la sala en diversos períodos y baga por el patio del colegio, se
presume que se escapa producto de que se siente rechazado por sus compañeros.
Actualmente está cursando por segunda vez el 3° año básico (también repitió una vez el
segundo). La profesora informa que tiene problemas para relacionarse con sus compañeros,
no se adapta al sistema escolar, ya que no respeta normas dentro y fuera de la sala de
clases, le cuesta leer y al iniciar el segundo semestre escribe con mucha dificultad, no sabe
sumar sin la ayuda de sus dedos o elementos. Sus padres están preocupados, ya que
ambos son analfabetos y no quieren que su hijo viva las malas experiencias que ellos han
debido pasar, por lo cual manifiestan un real interés en que su hijo progrese.
Caso Nº 1
La principal diferencia entre estos enfoques radica en que el enfoque del déficit se
centra en los aspectos negativos o lo que le falta al alumno para desarrollar un proceso
educativo “normal”, mientras que el de las necesidades educativas especiales identifica
aquellos elementos que se consideran fortalezas, para empezar a ayudar al niños desde
ellos.
• El alumno: el objetivo es conocer en qué medida las condiciones personales del alumno,
incluidas las asociadas a algún tipo de discapacidad, pueden afectar a su proceso de
desarrollo y, por tanto, a su aprendizaje; es decir, cómo inciden en sus posibilidades de
relación con los adultos, los compañeros y los contenidos de aprendizaje. El nivel de
competencias del alumno; su auto concepto; las características y gravedad de una
posible discapacidad, la existencia de otros trastornos asociados o de problemas de salud
y las experiencias tempranas en el marco familiar o en la escuela, pueden ser indicadores
sumamente útiles. La exploración incluye dos dimensiones, que se materializan en
aspectos referidos: al grado de desarrollo alcanzado y a las condiciones personales de la
discapacidad.
• El contexto educativo: Desde una concepción interactiva del desarrollo, una adecuada
evaluación del proceso de aprendizaje de un alumno exige tener en cuenta el conjunto de
experiencias, a lo largo de su proceso de escolarización, mediatizadas fundamentalmente
por determinadas variables que afectan al centro educativo en su conjunto y por los
procesos de enseñanza que se llevan a cabo en el aula.
- Ser una persona optimista, con capacidad de manejar la presión, las frustraciones y el
mal humor
- Ser una persona honesta y discreta acerca del proceso de enseñanza y aprendizaje
de los alumnos