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Este material tiene como objetivo recorrer los momentos evolutivos que transitan los sujetos
desde su nacimiento hasta la vejez.
La distribución de las etapas por edades responde a las clasificaciones que tradicionalmente
se da de cada una de ellas. Esto no significa que sea inamovible ya que cada persona adquiere
a lo largo de su desarrollo competencias, aptitudes y actitudes de acuerdo con la cultura en
la cual habita y sus propios ritmos evolutivos.
Por otra parte es sabido que actualmente observamos en las sociedades con alto nivel de
organización una aparición más temprana de determinadas conductas y nuevas
competencias vinculadas al avance tecnológico que no estaban contempladas en las
investigaciones tradicionales.
Del mismo modo asistimos a una prolongación de la adolescencia y nuevas miradas acerca de
la adultez y la vejez posiblemente vinculadas a la extensión de la expectativa de vida y
elevación de los niveles de desarrollo social.
De todos modos este orden servirá como orientador acerca de cuáles son las capacidades y
conductas esperables en cierto nivel de maduración ya que son las que aparecen
habitualmente y de no estar presentes nos permitirán establecer la necesidad o no de
investigar acerca de la existencia de alguna disfunción o patología.
El pasaje de una a otra etapa supone la aparición de crisis. Usamos la palabra crisis para dar
cuenta de los procesos de evolución y cambio. Crisis vital o evolutiva será, entonces, el
proceso necesario e inevitable por el que todo ser humano pasa para poder trascender una
etapa de la vida y acceder a otra en condiciones de mayor integración y plenitud.
Para Erickson, el ciclo vital humano puede ser entendido como el tránsito a través de “ocho
edades”, que varían en su cronología según la cultura o el momento histórico de que se trate.
Así, desde el nacimiento hasta la vejez transitamos por diferentes etapas, cada una de las
cuales expresa una crisis central a la que caracteriza como pares de situaciones y disposiciones
en oposición.
Afirma que “el desarrollo psicosocial procede según pasos críticos”, siendo lo “crítico” una
característica de los cambios decisivos, de los momentos de elección entre el progreso y la
regresión, la integración y el retardo”.
Según este autor la personalidad humana se desarrolla en principio de acuerdo con pasos
predeterminados en la disposición de la persona en crecimiento a dejarse llevar hacia un radio
social cada vez más amplio, a tomar conciencia de él y a interactuar con él. Y afirma que la
sociedad tiende en principio a estar constituida de tal modo que satisface y provoca esta
sucesión de potencialidades para la interacción y de intentos para salvaguardar y fomentar el
ritmo adecuado y la secuencia adecuada de su desenvolvimiento.
Mala
Relaciones Virtudes
Crisis Modalidades adapatación
Estadio (edad) significativa psico-
psico- social psicosociales y
s sociales
Malignidades
Distorsión
Confianza vs. Tomar y dar en Esperanza, sensorial y
I (0-1) infante Madre
desconfianza respuesta fé Desvanecimie
nto
Autonomía Voluntad,
II (2-3) Mantener y Impulsividad y
vs. vergüenza y Padres determinació
bebé dejar ir Compulsión
duda n
III (3-6) Iniciativa vs. Propósito, Crueldad y
Familia Ir más allá jugar
preescolar culpa coraje Inhibición
Virtuosidad
Vecindario Completar
IV (7-12) Laboriosidad Unilateral
y Hacer cosas Competencia
escolar vs. Inferioridad e
escuela juntos
Inercia
http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/erikson.htm
Ciclos vitales- Características evolutivas
La primera infancia
0-2 años: "Yo y mis padres"
Ver Tabla I Funciones Maternales y Tabla II Etapas Díada Madre –Hijo. Winnicott
Segunda infancia
2-5 años: “El mundo se amplía”
Manifiestan interés relativo a las diferencias sexuales anatómicas. Niños y niñas descubren,
que tienen órganos genitales diferentes. Este interés y exploración propia o del otro sexo
que obedece a la exclusivamente a la curiosidad. Una vez satisfecha esta curiosidad, los niños
no suelen prestar mayor interés en el tema. Es durante este período cuando suele llegar la
pregunta "¿Cómo nacen los niños?"
La creatividad se dispara, se da la aparición del juego simbólico ya que todo puede "ser como"
otra cosa: la silla puede ser un caballo, una niña con un pañuelo en la cabeza puede ser la
abuela, un niño con un bastón se transforma en un domador de leones.
A veces e confunden la "realidad" con la "fantasía .La actividad fantástica, que el niño realiza a
través de la fabulación o escuchando la lectura de un cuento antes de dormirse, contribuye al
desarrollo de su pensamiento.
El niño es aún muy egocéntrico, Aparecen los celos que pueden manifestarse también hacia el
progenitor de su mismo sexo, ya que a veces el niño puede percibirle como un "rival" en el
amor del otro miembro de la pareja. Es la etapa del
complejo de Edipo.
Función Paterna
Para hablar de la función paterna, al menos desde una visión psicoanalítica, es preciso recordar
brevemente que el Complejo de Edipo tiene un papel central. A partir del Edipo se da entrada
en la cultura, en la exogamia y se da la característica viril o femenina del sujeto. Y es en el
Edipo donde resulta esencial la función del padre.
De hecho, podríamos decir que no hay Edipo sin padre o sin alguien que cumpla su función.
Podemos decir que el padre interviene sobre varios planos, pero ante todo él habrá de prohibir
a la madre.
Por otra parte, Aberastury (1974) observa que el ejercicio de la paternidad es importante a lo
largo de toda la vida del sujeto, pero da cuentas de cómo la presencia del padre es
especialmente importante en los siguientes momentos:
- A partir del nacimiento: El padre, al igual que la madre, deberán participar de los cuidados del
hijo desde un comienzo. Los progenitores deben presentar un modelo de identificación para el
niño o niña. Estos requieren de modelos sexuales, y por ello serán necesarias las dos figuras
(masculina y femenina). Aberastury propone que éste también se ocupe de tareas
tradicionalmente asignadas a las madres, como por ejemplo la de cambiar los pañales al niño.
Winnicott (1971) decía, justamente, que el varón no tenía que haber roto con la mujer y el
niño que llevaba dentro. –
Durante el segundo año de vida: Aquí el padre debe intervenir procurando disolver los
resabios de simbiosis con la madre que aún pudieran existir. El padre debe proponer juegos y
resolver la relación diádica con la madre
En la etapa escolar: Aquí se destaca la importancia de la presencia del padre en lo que refiere
a temas relacionados con la escuela del niño. El padre deberá acompañar a sus hijos en el
aprendizaje, mostrándose interesado en las tareas que el niño lleva a cabo en la escuela. –
En la adolescencia: En esta etapa, de parte del padre, debe haber tolerancia a los
cuestionamientos. Deberá mostrar presencia y acompañar al hijo.
El crecimiento del hijo supone la caída del padre, y esto genera una crisis que el padre deberá
aprender a tolerar.
La función del padre no se reduce a una función de corte dentro de la conflictiva edípica, sino
que es además dador de emblemas de identificación y tiene un papel relevante en las distintas
etapas evolutivas del hijo.
Cada uno asume e interioriza un determinado rol sexual y social de niño o niña.
Adquisición de autonomía
Nuevas figuras de adultos significativos coordinan la convivencia de todos los niños según
reglas comunes, y éstos aprenden las primeras normas sociales.
Aprende a controlar sus necesidades fisiológicas de ir al baño. Este es un verdadero logro para
el niño, en la adquisición de su autonomía.
Entre los dos y los cuatro años asistiremos a la etapa de las “rabietas”. Ahora no solamente
considera a los demás como "otros", sino que toma conciencia de su propia individualidad y de
su diferencia con respecto a los demás. Se refuerzan el "quiero" y sobre todo el "No
quiero" .El intentar "desafiar" les confiere un sentido de iniciativa personal.
Los niños necesitan decir "no" para ver que "pueden decir no", que pueden tener una
voluntad independiente. La necesidad de definir el poder del "yo" hace que, además de
expresar sus deseos, el niño marque lo que es su propiedad con el adjetivo posesivo "mío",
aún cuando esto no corresponde a la realidad .Está buscando los límites a su voluntad. El papel
de los padres es muy importante, dado que son ellos los que marcan esos límites, los niños
necesitan saber que su voluntad tiene límites.
Cuando aparecen las rabietas es importante que el adulto tenga clara la respuesta que quiere
dar a su hijo. Actuar con firmeza pero sin agresión ni violencia. Firmeza no quiere decir
autoritarismo.
Niñez
5-11 años-“La escuela: maestros y compañeros”
El niño descubre el sentido del tiempo y la historia, va consolidando las nociones de espacio
físico y la geografía; las operaciones matemáticas lo llevan progresivamente a la abstracción
mental.
Su cuerpo responde coordinando los movimientos necesarios en las varias actividades físicas
que realiza. En las actividades manuales sus dedos tienen una precisión hasta entonces
desconocida.
Las actividades lúdicas se hacen más complejas. Aparecen los juegos de equipo y los juegos
reglados. Los niños entienden y aprenden el significado de las reglas del juego: saben que
deben ser respetadas para que el juego funcione y controlan que los demás las respeten.
Los grupos suelen ser formados por niños del mismo sexo, ya que en este período no hay
especial interés en el otro. Período de latencia, en el que casi no existen intereses de carácter
sexual. Toda la energía es concentrada en las actividades de
aprendizaje y socialización, hasta llegar a la adolescencia.
Pubertad y adolescencia
11-16 años: "Yo, mis amigos y el
mundo"
Entendemos por pubertad la etapa inicial de la adolescencia en el que se producen
transformaciones que marcan el final de la niñez y el inicio del camino hacia la edad adulta. Los
cambios más fáciles de percibir son respecto del crecimiento físico que se produce, en
ocasiones tan rápidos que ni ellos mismos tienen tiempo de asumirlos.
En los varones se producen cambios en la voz que se hace mas grave, desarrollo y maduración
de los órganos sexuales, musculatura más desarrollada, etc. En las mujeres se produce el
desarrollo de las glándulas mamarias, desarrollo y maduración de los órganos sexuales,
acumulación de grasas en determinadas zonas, etc.
La adolescencia es una etapa compleja, son personalidades autónomas que quieren probar
sus propias capacidades de ser personas independientes en este mundo.
El interés para los miembros del otro sexo se hace muy fuerte: atracción, curiosidad y
verdaderos enamoramientos. Estas pruebas de relaciones de pareja, que se dan sobre todo a
partir de los 15- 16 años, ayudan a madurar una identidad sexual propia y definida.
La capacidad de compartir la propia identidad e intimidad, son condiciones que favorecen una
relación futura, emotivamente estable y humanamente constructiva.
Aparece la necesidad de verificar todo lo que les han enseñado: Elegir personalmente si
asumir, rechazar o modificar lo que hasta ahora han aceptado desde fuera sin mucha reflexión,
como parte de su propia identidad.
Los amigos y el grupo son muy importantes, ya que son los foros que les permiten realizar
estas tentativas de exploración social, en busca de su lugar en este mundo. Normalmente
cambian "muchas pieles", antes de encontrar la que mejor se ajusta a su manera de ser.
Cuestionar a los padres significa tomar distancia de lo que ellos representan: su niñez, su
dependencia, su incapacidad para tomar decisiones por si mismos. Significa arriesgarse,
asumiendo también que uno puede equivocarse. Un rasgo común es el de tener sensación de
invulnerabilidad, que les hace minimizar los riesgos existentes en una determinada situación o
comportamiento. Aparecen conductas de riesgo, es decir, comportamientos que pueden
perjudicar su salud física o psíquica. (Embarazos precoces, adicciones, etc.)
Es ahora cuando muchos adolescentes empiezan a tener claro lo que les gustaría hacer de
mayor y empiezan a asumir de manera gradual la responsabilidad de sus propias acciones
Poseen un alto grado de idealismo: muchos valoran la amistad como un sentimiento casi
sagrado y pueden establecer vínculos amistosos muy estrechos, otros buscan el amor de su
vida, algunos desarrollan un profundo sentimiento religioso, o se afilian a una determinada
ideología política o social.
Tiene ideas e iniciativas propias, pero no deja de ser un idealista; sus ideales comienzan a
clarificarse. Nace el deseo de comprometerse.
En el aspecto moral los valores empiezan a tener jerarquía en la que predomina la justicia y es
capaz de distinguir lo prioritario y lo urgente. Asume una conciencia propia de sus actos y les
da el valor moral que les corresponde. Nace en el joven el concepto de bien y de mal.
En la vida afectiva y sexual: Necesita amar a una sola persona con quien proyectar
posteriormente una comunidad de vida. Comienza a aceptar al otro con criterios más
realistas.
Vida en sociedad: Actúa responsablemente, es decir, haciendo uso de su libertad es capaz de
responder de cada uno de sus actos, de tener conciencia de lo que dice y hace en orden a la
realización del proyecto de vida.
Es esperable que un joven integrado psicosocialmente: Asuma la vida como tarea. Sea
consciente de su solidaridad con los demás. Esté abierto a nuevas responsabilidades
Adultez
Su comienzo y su término dependen de
muchos factores personales y
ambientales. La adultez, a su vez, puede
dividirse en diversas etapas, como la adultez temprana, la
adultez media y la adultez tardía o avanzada.
El adulto maduro Es capaz de reconocer y valorar sus propias posibilidades y limitaciones. Esto
lo hace reconocerse con capacidad para realizar unas cosas e incapaz para otras.Normalmente
tiene una percepción correcta de la realidad (objetividad), lo cual lo capacita para comportarse
con mayor eficacia y sentido de responsabilidad.
Vejez
La etapa final de la vida, conocida también como tercera edad, se inicia aproximadamente a
los 65 años. Actualmente y debido a la prolongación de la expectativa de vida se habla de una
cuarta edad.
Se caracteriza por una creciente disminución de las fuerzas físicas, lo que, a su vez, ocasiona en
la mayoría una sensible y progresiva baja de las cualidades de su actividad mental.
La declinación biológica se manifiesta por una creciente disminución de las capacidades
sensoriales y motrices y de la fuerza física; las crecientes dificultades circulatorias, ocasionadas
por el endurecimiento de las arterias y en general, el progresivo deterioro del funcionamiento
de los diversos órganos internos.
El anciano va perdiendo el interés por las cosas de la vida, y viviendo cada vez más en función
del pasado, el mismo que evoca constantemente, ya que el presente y el futuro le ofrecen
pocas perspectivas. Por eso es predominantemente conservador y opuesto a los cambios, pues
así se siente seguro.
Como consecuencia de la declinación biológica, y por factores ambientales, también se van
deteriorando las funciones intelectuales (inteligencia, memoria, pensamiento, etc.). Pero este
deterioro es muy distinto en las diversas personas, dándose el caso de ancianos de avanzada
edad que se conservan en excelente forma.
Los rasgos de la personalidad y del carácter se van modificando. Los ancianos que han tenido
una adultez inmadura no saben adaptarse con facilidad a sus nuevas condiciones de vida.
Manifiestan entonces una marcada tendencia a la desconfianza, el egoísmo, la crítica aguda
(especialmente a los jóvenes) y reaccionan agriamente contra sus familiares y el ambiente
social.
En cambio, otros ancianos, que fueron adultos maduros, se adaptan mejor a su nueva
situación y muchos hasta parecen exagerar el optimismo, buen humor y generosidad. Esto se
debe a que, en el fondo, en la vejez se acentúan los rasgos que distinguieron el carácter en la
adultez, por lo mismo que el individuo ya no es capaz de ejercer un completo control y
dominio de sus manifestaciones psicológicas.
En los individuos especialmente dotados, la ancianidad es una etapa de gran comprensión,
equilibrio y productividad. Tal es el caso de personalidades ilustres que siguieron
contribuyendo activamente a la vida social y cultural de su época cuando ya la mayor parte de
sus coetáneos descansaban retirados de sus actividades.
El envejecimiento es un suceso inevitable pero individual ya que es propio de cada ser
humano el modo que tendrá de envejecer.
Es una construcción que se da por la interrelación entre las características personales y el
contexto en el que se desarrolla cada individuo.
Por tanto cada uno envejecerá a su manera, algunos lo harán admirablemente, sobre todo
aquellos que consideren que envejecimiento no es enfermedad, discapacidad o sinónimo de
minusvalía como se lo considera dentro de nuestra cultura .Otros, lo vivirán como un tiempo
tedioso, vacío de sentido y antesala de la muerte.
Precisamente la disminución de las capacidades cognitivas están vinculadas en parte a los
sucesos de orden fisiológico, pero sobre todo por la construcción subjetiva acerca de las
consecuencias del envejecimiento, que los individuos elaboran a partir de esta concepción
que identifica envejecimiento con deterioro y enfermedad.
A pesar que actualmente se afirma que la inteligencia no se reduce con la edad y se conocen
las potencialidades de los adultos mayores, referidos a continuar aprendizajes y hacer aportes
a su comunidad, existe una actitud de negación de las mismas
A partir del retiro de la actividad laboral dentro del sistema productivo las personas
disminuyen paulatinamente su actividad física e intelectual, con el consiguiente
“adormecimiento” de capacidades y habilidades.
La creencia en un destino de incapacidad hace que se vayan abandonando nuevos intereses y
el cerebro funcione de acuerdo a patrones adquiridos para satisfacer necesidades funcionales
mínimas. Sin embargo es posible, -de no mediar una patología severa que lo impida- tener un
pensamiento claro y preciso
Dar el verdadero significado al término “jubilación” que deriva de júbilo, alegría, es lograr
que el tiempo del retiro del sistema productivo sea un tiempo para disfrutar y seguir creando.
Dice Deepak Chopra en “Cuerpos sin edad, Mentes sin tiempo” que el objetivo de esta etapa
es haber logrado la sabiduría.