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El mundo simbólico como herramienta para el orden cultura-ecosistema.

¿Cuál es el papel del mundo simbólico en la relación cultura-ecosistema?


Erick J. Huertas Urrego1

La creación del mundo simbólico es una de las características evolutivas de la especie


humana que no entra en los esquemas de la evolución genética, sin embargo, es parte
de la adaptación a las variaciones de las características físicas y ecológicas a las que
nos hemos enfrentado como especie.

El mundo simbólico es la compleja estructura de pensamiento que representa la


experiencia social, organiza la forma de entender el mundo, recoge los principios del
que-hacer social y articula el conocimiento, el arte y la filosofía; es una herramienta que
permite al individuo adaptarse al cuerpo social del que hace parte.

El mito, la religión y la espiritualidad son formas de expresión del mundo simbólico que
permiten narrar la relación entre la cultura y los ecosistemas, la forma en que la
sociedad transforma el medio y el medio condiciona las normas sociales en una relación
de interdependencia.

La historia de la humanidad y su relación con los ecosistemas, puede ser contada


desde el mundo simbólico del mito y la religión; algunos acontecimientos marcaron de
forma esencial la manera de entender la naturaleza y algunas tradiciones fueron
conservadas a través de los siglos. Las culturas primitivas contaban a través de
modelos cosmogónicos con una aproximación a lo ambiental que en la actualidad
impacta por su cohesión y visión sistémica de entender las relaciones sociedad-
naturaleza, dentro de su cosmovisión, se entienden como parte de la naturaleza y
adecuan sus comportamientos con base en la disponibilidad del medio y velan por el
equilibrio de todos los “miembros” del sistema natural, trascendiendo su compromiso

1
Ingeniero Ambiental. Estudiante Especialización en Educación y Gestión Ambiental.
social y adquiriendo una responsabilidad con los componentes bióticos y abióticos del
sistema.

La revolución neolítica trae consigo una revolución en las tradiciones simbólicas, la


capacidad humana de transformar su entorno replantea el concepto de orden, y lo
ecosistémico pasa a ser entendido como un espacio caótico por transformar, a través
de los siglos, la humanidad encuentra en el vaivén de los avatares divinos un refugio,
una compañía que evita reinstalarse en el orden natural, otorgando a la humanidad una
jerarquía inferior a sus deidades, pero superior a las dinámicas ecológicas. Es la cultura
griega la que da el primer paso del mito a la racionalidad, destierra a los avatares
divinos que habían acompañado por siglos la aventura humana y da paso una nueva
forma de analizar la realidad, donde los eventos naturales, la humanidad y el cosmos
pierden su rango de divinidad y pasan a ser elementos controlables.

Esta nueva visión de la relación sociedad-naturaleza son la base de la construcción del


pensamiento moderno, el periodo clásico de la filosofía y la ciencia, precedido por el
periodo renacentista, desembocan en un antropocentrismo intelectual, potenciado por el
avance tecnológico y la racionalización positivista.

Es necesario ante la actual crisis ambiental analizar cómo el mundo simbólico


conformado en la actualidad por el conocimiento científico, el arte, la literatura, la
cultura y el saber mítico-religioso, determina la forma en que nos relacionamos con los
ecosistemas; el mundo simbólico condiciona el comportamiento social y otorga a los
miembros de la sociedad responsabilidades.

Es necesaria una revolución en nuestro mundo simbólico, una revolución que abarque
desde las ciencias hasta los templos sagrados, las ideologías en todos los niveles
deberán responder a las actuales dinámicas ecosistémicas; así como los antiguos
dioses de los cazadores fueron reemplazados por deidades de la fertilidad en las
primeras comunidades agrarias, debemos reconocer que la naturaleza no existe aparte
del ser humano, que nuestra especie hace parte del complejo sistema natural cultura-
ecosistemas y que el antropocentrismo hace parte de nuestro pasado.
Las ciencias deben articular el pensamiento de forma transdisciplinar y estudiar la
complejidad de los sistemas naturales, transformando el paradigma tecnológico y
otorgando al individuo y las sociedades obligaciones que permitan el logro de una
cultura adaptada las dinámicas equilibradas de los ecosistemas.

La Cultura como estrategia adaptativa

Entendiendo que las dinámicas ecosistémicas determinan la organización de la cultura


y la construcción de nuestro mundo simbólico, y que la ocupación y transformación de
los territorios no deriva de nuestras capacidades biológicas, si no, de nuestro conjunto
de saberes - conocimientos, técnicas y tecnologías -; encontramos ante la evidente
crisis ambiental al haber traspasado de forma peligrosa el equilibrio de los ecosistemas,
la necesidad de que nuestros saberes conformen una cultura que logre entender la
forma en que funcionan estas relaciones ecológicas perturbadas y a través la
organización social logre adaptarse, garantizando el equilibrio ecosistémico y de esta
forma la preservación de nuestra especie.

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