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ACTIVIDAD 1 UNIDAD IV

Mientras que el mundo experimentaba una mayor apertura comercial a principios


del siglo XIX, México se vio aislado debido a la incapacidad de los gobiernos
mexicanos para honrar los préstamos obtenidos en el mercado monetario de
Londres; todo esto aconteció en un periodo caracterizado por una fuerte difusión de
ideas liberales.

Es gracias a la revolución liberal, la cual culminó con la Constitución de 1857 y a la


instauración del orden constitucional que (1867) que se comprendió que el crédito
público permitiría la obtención de garantías individuales para la sociedad a través
del gobierno. Se conectaron las instituciones financieras del Estado, la Hacienda
Federal, las instituciones privadas, los bancos y el mercado accionario. Esta
interacción dotó de liquidez y permitió obtener la inversión necesaria para el
crecimiento económico.

Es hasta el decenio comprendido entre 1857 y 1867, con el nacimiento del nuevo
orden liberal y federal en México, además de la derrota de la intervención extranjera,
que se empezó a construir un nuevo acercamiento de México con el exterior. El
nuevo marco institucional ofreció a todos, mexicanos y extranjeros, las garantías
necesarias a la propiedad privada, a la libertad de comercio, de asociación y de
información implementadas a partir de la igualdad jurídica de todas las personas.

Aunque los nuevos derechos de corte individual lograron frenar el proceso de


apropiación, por parte de los hacendados, de tierra, agua y bosques además de que
supusieron un nuevo ingreso al Gobierno Federal ya que todos los recursos
naturales sin dueño pasaron a formar parte del Estado.

Contrario a lo que se cree, estudios recientes han demostrado la intensa vida


parlamentaria y las tensiones entre el Congreso y el presidente durante el gobierno
de Porfirio Díaz. El mecanismo regulador de la Hacienda pública, el presupuesto,
se formuló y ejecutó en virtud de una constante tensión e interacción entre la
presidencia y el Congreso. Solo una vez la iniciativa, enviada por el poder ejecutivo,
fue aprobada por la comisión sin cambio alguno, de ahí en fuera, todas las veces
era modificada por la comisión como por el pleno del Congreso.

Con la articulación entre las instituciones formales (constitucionales) y las informales


(red empresarial y funcionarios públicos) el gobierno de Díaz obtuvo una gran
confianza de los inversionistas y logró impulsar la actividad económica, visible
especialmente en la infraestructura.
Gracias a la orientación convergente a las finanzas de los países con corte liberal,
México tuvo, por fin, años sin déficit presupuestario ya que, antes de 1867, todos
los presupuestos tenían déficit, sin embargo, de 1867 a 1911 (44 años) solo 25
tuvieron déficit. La búsqueda de presupuestos equilibrados fue una tendencia
internacional, principalmente en Europa.

La hacienda federal liberal se conformó en el periodo de 1867-1882 a partir de una


maniobra fiscal particularmente exitosa que estableció una correlación positiva entre
el gasto y el ingreso federal. Esto se debió a una profunda reestructuración del gasto
federal cuyo objetivo principal fue reducir y contener el gasto corriente. En pocos
años el gasto corriente se redujo de 80.3 a 42.2% del gasto total. Se lograron liberar
2.1 millones de pesos anuales que se destinaron al saneamiento de deuda como a
crear las condiciones favorables para subsidios a las empresas interesadas en
modernizar las comunicaciones.

Además de lo anterior, se comenzó a liberar el comercio exterior dejando de pagar


los impuestos a las exportaciones y reduciendo el impuesto a las importaciones. Se
introdujo un impuesto denominado timbre, su fundamento fue que los recursos
necesarios para sostener el aumento del gasto federal debían provenir de la
expansión del consumo, el cual medía indirectamente el incremento de los ingresos.

También se incrementaron los impuestos a los bienes patrimoniales nacionales


tales como bosques, minas, aguas, etc.

Gracias a la reorganización de las finanzas federales comenzó el proceso de


convergencia que dio sus frutos a partir de la década de 1890.

El abandono del patrón plata se aceleró frente a la necesidad de minimizar, entre


1895 y 1901, la aguda devaluación de la plata. En 1903 se indexó el peso plata al
dólar oro lo cual evitaba que las fluctuaciones cambiarias afectaran al servicio de la
deuda pública y de la deuda externa en oro. En 1905 México se incorporó al patrón
oro.

Bibliografía:

• Carmagnani, M. (2010). La economía pública del liberalismo. Orígenes y


consolidación de la hacienda y del crédito público, 1857-1911. En S. Kuntz
(Coord.). Historia económica de México. De la Colonia a nuestros
días (pp. 353-376). México: El Colegio de México.
• Kuori, Emilio (2017). “Sobre la propiedad comunal de los pueblos. De la
Reforma a la Revolución”. En Historia Mexicana, 66:4 (264), 1923-
1960. http://dx.doi.org/10.24201/hm.v66i4.3422

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