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La TÉCNICA de La TORTUGA
La TÉCNICA de La TORTUGA
“A veces vuestros padres o los profesores pueden pediros que hagáis algo y
cuando no lo hacéis se enfadan con vosotros. Cuando esto sucede os ponéis
furiosos porque pensáis que os tienen manía. En estas ocasiones sería bueno
que recordarais cómo solucionan las tortugas sus problemas. ¿Sabéis lo qué
hacen?. Pues se meten en su caparazón. Os voy a contar lo que hizo una
tortuguita llamada Pepe en una situación difícil”.
PRIMERA SEMANA
Práctica en grupo:
Después de haber contado despacio la historia, el profesor describe una situación que
le provoca sentimientos de ira, de rabia o de enfado y modela la posición de tortuga.
Después los niños del grupo tienen que imaginar situaciones parecidas, y responder
adoptando la “postura de tortuga”, imitando al profesor.
Se repite la secuencia tantas veces como sea necesario hasta que los niños aprendan
el procedimiento correctamente.
Práctica individual:
La práctica individual se realiza en el aula de clase. En este caso cada niño hará
prácticas de tortuga por separado, cuando se planteen situaciones problemáticas de
las que suelen producirse en clase.
Además del refuerzo del profesor, es conveniente aleccionar al grupo para que
aplaudan a los compañeros cuando hagan la tortuga. En caso de que no funcione el
refuerzo social, pueden utilizarse refuerzos materiales de forma contingente e
inmediata a la respuesta de tortuga.
SEGUNDA SEMANA
Identificar conductas apropiadas para “hacer tortuga”
Es preciso enseñar a los niños a discriminar entre las situaciones que resultan
apropiadas para “hacer tortuga” y las situaciones que son inapropiadas.
Se explica que una situación apropiada para hacer “Tortuga” es cuando otras
personas nos provocan con golpes o con insultos, pero que no sería hacerlo cuando
hemos sido nosotros los que hemos atacado a alguien, o cuando queremos llamar la
atención. El profesor deberá poner muchos ejemplos sobre ambos tipos de situaciones
y pedir a los niños que respondan si sería o no conveniente en cada caso “hacer
tortuga”.
Una vez que los niños pueden distinguir cuáles son las situaciones apropiadas para
hacer la tortuga se procede a enseñarles a aplicarla espontáneamente. Para ello se
provocan conductas de ataque (quitarles algo que están usando, rayarles el
cuaderno...) y, en caso de que no reaccionen adoptando la postura de tortuga, se les
explica que ésta hubiera sido una ocasión ideal para utilizarla; en caso de que
efectivamente hayan hecho tortuga, se les alaba, destacando positivamente su
respuesta. Aprovechar las situaciones incidentales.
Este entrenamiento pretende enseñar a soltar los músculos cuando se está “haciendo
tortuga”, y se introduce mediante la siguiente historia:
La pequeña
pequeña tortuga no sabía que hacer, ella quería
meterse en su caparazón, pero estos sentimientos de
rabia le tentaban para que se portara mal.
Después de haber leído la historia se deben tener en cuenta y realizar las siguientes
acciones:
El profesor planteará un diálogo con el grupo para intentar que comprenda cómo la
relajación puede ayudar a controlar conductas agresivas y a dominar los
sentimientos negativos que provocan los conflictos.
También deberá recordar a los niños que los procedimientos que están
aprendiendo no sirven para eliminar las emociones, sino para canalizar las
conductas de manera positiva.
Se procede a modelar a los alumnos la relajación por el método que resulte más
apropiado de acuerdo con su edad, dedicando varias sesiones a practicarla.
Un segundo estadio del entrenamiento, tendrá como objetivo conseguir que los
niños se relajen directamente sin pasar previamente por la fase de tensión.
SEMANA QUINTA
Generalización del tratamiento.
El objetivo de esta fase del programa es que los niños generalicen la aplicación de la
secuencia TORTUGA-RELAJACIÓN, de manera que la usen de forma apropiada y
espontánea sin la instigación de otra persona. Durante esta fase se sustituirá el
refuerzo continuo, material o social, por el refuerzo intermitente.
SEMANA SEXTA
Entrenamiento en solución de problemas.