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Problemas y desafíos en el Perú actual

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Carreras para Gente que Trabaja

Material de trabajo de la semana 7

Indicaciones:
 Este material debe ser resuelto de manera grupal.
 Debe ser llevado a la sesión presencial, porque en base a
este se desarrollará la sesión.
 El trabajo debe ser enviado, a través de Canvas, a su
docente en la fecha indicada.
 El trabajo enviado será calificado y forma parte de la nota
de Participación.
 No olviden incluir los nombres de todos los integrantes del
grupo que participaron en la elaboración del trabajo.

Tema El Fujimorato 1990 – 2000: régimen político y social

A partir de los videos vistos, conteste las siguientes preguntas.

1. Explique cuál es el contexto en que es elegido presidente Alberto Fujimori.

El Presidente Fujimori es elegido en el año 1990, cuando el Perú se encontraba en la peor crisis política
y principalmente económica de la historia; llegando a tener una inflación de hasta 5,149%, cabe
mencionar que esta crisis provenía desde décadas anteriores que tenía como causas principales el alto
endeudamiento y déficit alcanzado durante los gobiernos militares en los años setentas y
posteriormente un pésimo manejo económico en los ochentas, principalmente en el gobierno del ex
presidente Alan García.
Es entonces donde el pueblo estaba cansado y no confiaba en los partidos políticos, fue Fujimori quien
marcó diferencia en sus propuestas presidenciales con discursos distintos y pese que hizo lo contrario,
apenas ingreso al poder, logró acabar con la crisis económica.

2. Explique qué se entiende por el autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992 y cuáles fueron las
motivaciones.
Se califico autogolpe de Estado, porque fue sólo un poder, en este caso el Ejecutivo, es decir el
presidente fue quien ordeno a las FFAA a tomar el congreso, poder judicial y algunas instituciones,
cabe mencionar que con esta acción se suspendieron las garantías constitucionales.
La principal motivación para el golpe de Estado fue porque cada vez crecía más la enemistad con el
Congreso de la República ya que consideró que no tenía apoyo para combatir los problemas que
aquejaba a la ciudadanía en ese entonces, y esto fue resuelto de manera autoritaria con el autogolpe
de estado. Otras de las motivaciones para el autogolpe de Estado o considerado excusas por algunas
personas fue lograr combatir a los grupos subversivos como Sendero Luminoso y el MRTA con mayor
facilidad ya que como mencione líneas arriba, se suspendieron las garantías constitucionales y eso
permitió violar algunos derechos humanos.
3. Explique los aspectos más saltantes de la Constitución de 1993.

Cabe mencionar que inicialmente el presidente de ese entonces Alberto Fujimori convoco a nuevas
elecciones para la conformación del Congreso Constituyente democrático, en el cual la gran mayoría
de parlamentarios fueron fujimoristas, ésta nueva Constitución reemplazaría a la anterior que había
sido emitida por la Asamblea Constituyente de 1979 que fue presidida por Víctor Raúl Haya de la
Torre.
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 Permitió la reelección presidencial inmediata; esto fue muy favorable para Fujimori ya que le
permitió ser reelegido como presidente.
 Congreso Unicameral (120 miembros), reemplazo al congreso bicameral (cámara diputados y
cámara de senadores).
 Reconoce nuevos derechos de capacitación ciudadana.
 En la materia económica, iniciativa, privada libre y se facilita la libre competencia; esto fue
favorable para las empresas privadas.
 Las empresas públicas y privadas están sujetas a las mismas normas.
 El estado puede ejercer actividad empresarial subsidiariamente y por ley expresa.
 La política monetaria es autónoma, el BCR es autónomo de decisiones políticas.

4. Describa dos acontecimientos ocurridos durante el gobierno de Alberto Fujimori en donde hubo
violación de derechos humanos.

En el gobierno de Fujimori hubo demasiadas violaciones a los derechos humanos, las llamadas
matanzas selectivas y asesinatos extrajudiciales, utilizando como pretextos las luchas contra el MRTA y
Sendero Luminoso, también cabe mencionar que la violación de los derechos humanos se dio desde
los años ochentas en su mayoría en la Región de Ayacucho, pero en el gobierno de Fujimori se dieron
en plena capital del País.
Los acontecimientos ocurridos fueron:

 La Masacre de la Cantuta: el 18 de julio de 1992, cuando un destacamento del Grupo Colina ingresó
a la cantuta, organizados en subgrupos dentro de ellos se encontraba el mayor FP Martín Rivas y el
teniente FP Portella Nuñez, a bordo de cuatro camionetas portando armas de fuego. Los miembros
del grupo Colina se dirigieron a las residencias universitarias, donde irrumpieron en los dormitorios
y sacaron a todos los estudiantes colocándolos boca abajo en el piso. No obstante, solo separaron a
nueve de ellos, quienes eran sospechosos de la explosión de Tarata en base a una lista. Los
estudiantes fueron Bertilia Lozano Torres, Dora Oyaque Fierro, Luis Enrique Ortiz Pera, Armando
Richard Amaro Cóndor, Robert Edgard Teodoro Espinoza, Heraclides Pablo Meza, Felipe Flores
Chipana, Marcelino Rosales Cárdenas y Juan Gabriel Mariño Figueroa. Lo mismo hicieron en las
residencias de los profesores, siendo detenido el Profesor Hugo Muñoz Sánchez. Posteriormente se
llevaron a los detenidos al kilómetro 1.5 de la autopista Ramiro Prialé, donde los mataron y
enterraron.

 La Matanza de Barrios Altos: se produjo el 3 de noviembre en la que fueron víctimas 15 personas,


incluyendo a un niño de 8 años, en su mayoría vendedores ambulantes y heladeros quienes
participaban de una pollada y fueron confundidos como terroristas. Los hechos se produjeron en
una casona del Jirón Huanta 840 y fue el primer homicidio múltiple en Lima contra civiles. Las
imágenes del traslado de los cuerpos sin vida conmocionaron a la opinión pública y en el Congreso
de la República se formó una Comisión Investigadora pero sus labores se interrumpieron con el
golpe de abril de 1992. En 1993, sin embargo, informes periodísticos daban cuenta que el autor de
esta masacre fue el “Grupo Colina”, un destacamento formado para eliminar a líderes de Sendero
Luminoso, que contaba con la protección de las autoridades militares y del asesor Vladimiro
Montesinos.
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Tema El Fujimorato 1990 – 2000: Régimen económico y corrupción

A partir de los videos vistos, conteste las siguientes preguntas.

1. Explique el contexto económico en que es elegido presidente Alberto Fujimori.

El contexto económico en el cual fue elegido Alberto Fujimori fue en 1990 cuando el Perú atravesaba una
de las etapas más críticas de su historia, la economía se encontraba en una profunda recesión y se tenía
una inflación desembocada, el país estaba aislado completamente de la comunidad financiera internacional
y además el terrorismo azotaba al país la presencia del estado en muchos lugares del país era mínima o
inexistente

2. Explique en qué consistió el programa de estabilización económica aplicado por Fujimori.

Antes de terminar su primer mandato, Alan García dejó al país en medio de una crisis económica por el
denominado por “Paquetazo”, resultado de los subsidios insostenibles y la hiperinflación galopante: luego
el
electo presidente en ese entonces Alberto Fujimori inicio un programa de estabilización económica el cual
fue denominado El 'Fujishock' se originó luego de que el primer mandato del expresidente Alan García
dejará al país en medio de una crisis económica por el denominado "paquetazo", lo que resultó en una
hiperinflación galopante. Esta medida se tomó a tan solo los días de que el Alberto Fujimori asumiera el
Gobierno, el 8 de agosto de 1990, Alberto Fujimori anunció un shock económico llamado "Fujishock": el
tipo de cambio se devaluó en 227 %, el desempleo aumentó al 73 %, la inflación alcanzó 7694,6 % (114,5 %
en 1987; 1722 % en 1988; 2775 % en 1989 y 7694 % en 1990)

3. A partir de lo explicado en los videos y la lectura del texto de Campodónico, explique en qué consistió
la reforma neoliberal del gobierno de Fujimori.

“En agosto de 1990, Alberto Fujimori ganó las elecciones con un programa que negaba la aplicación de un
shock de precios. Sin embargo, al poco tiempo de ganar las elecciones, cambió de política y aplicó un
programa típico de reducción de la demanda interna –que se conoció como ´fujishock´– para enfrentar la
hiperinflación. El diagnóstico básico del programa de estabilización era que los precios dependían de la
oferta monetaria: la inflación estaba determinada directamente por el enorme crecimiento de la cantidad
de dinero. Esta concepción tomó cuerpo en un shock aplicado para revertir los principales desequilibrios
macroeconómicos: déficit fiscal, baja presión tributaria, déficit de la balanza de pagos, hiperinflación y
desorden de los precios relativos. Dancourt y Mendoza nos dicen que vinculados con el mencionado
desequilibrio existían atrasos en los precios básicos de la economía: tipo de cambio y tarifas de los servicios
públicos (agua, electricidad, gasolina). Este shock vino acompañado por un programa de compensación
social para los sectores más pobres. Tuvo un impacto duro y devastador, generando condiciones de elevada
anomia social. Los programas sociales asistencialistas recién fueron creados dos años después, cuando la
situación había comenzado a mejorar.

En marzo de 1991, una vez estabilizada relativamente la economía, Fujimori puso en marcha el
denominado Programa de Ajuste Estructural (PAE), aplicación del Consenso de Washington. (…) Los PAE
afirman que los problemas de América Latina tienen un origen endógeno, vale decir que su causa radica en
las políticas intervencionistas del Estado en la economía bajo el modelo de Industrialización por Sustitución
de Importaciones (ISI). Por tanto, plantean una política integral que otorgue prioridad al mercado en la
asignación de los factores de producción. Así, los llamados diez mandamientos del Consenso de
Washington fueron:
1. Disciplina fiscal
2. Reorientación del gasto público
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3. Reforma tributaria: se priorizan los impuestos indirectos (impuesto general a las ventas [IGV])
4. Liberalización financiera: apertura de la cuenta de capitales de la balanza de pagos
5. Tipos de cambio reales unificados y competitivos
6. Liberalización comercial: baja de aranceles
7. Apertura a la inversión extranjera directa (IEI)
8. Privatización de las empresas estatales
9. Desregulación
10. Mercados laborales flexibles

En consonancia con estos principios, los gobiernos latinoamericanos privatizaron las empresas estatales,
desregularon los mercados y abrieron las cuentas de capitales. Asimismo, se liberalizaron el tipo de cambio,
las tasas de interés y los mercados laborales, y se terminó con la reforma agraria.

Se crearon nuevas instituciones basadas en la libre competencia (Indecopi), se crearon las llamadas «islas
de eficiencia» -Comisión Nacional Supervisora de Empresas y Valores del Perú (CONASEV), SUNAT,
PROMPERÚ, PROMPEX, entre otras-, así como organismos reguladores para las políticas de precios de los
servicios públicos, casi todos basados en el enfoque de los costos marginales (electricidad y gas,
Osinergmin; telefonía, Osiptel; agua potable, Sunass).

La privatización
El escenario hiperinflacionario y recesivo que prevaleció en el Perú y en el resto de la región a fines de los
ochenta, legitimó un planteamiento fuertemente negativo sobre la pertinencia de la actividad empresarial
del Estado. Esto, unido a la caída de la Unión Soviética y al escenario de guerra interna, fue aprovechado
para generar un consenso en torno a la privatización de empresas públicas como solución para la inflación,
lo que proporcionó elementos para una privatización sin mayor resistencia. Así, el presidente Fujimori inició
la reestructuración del Estado, dando curso a una importante transformación de las relaciones con la
sociedad, que a su vez condicionó los vínculos entre los distintos grupos sociales y actores políticos en el
Perú.

La privatización constituyó un componente esencial del programa de reformas. El gobierno consideró que
era una herramienta a través de la cual el Estado dejaba en el sector privado la iniciativa empresarial, con el
fin de tornar eficiente la acción pública en aquellas áreas donde había perdido presencia en las últimas
décadas: educación, salud, seguridad y administración de justicia.

Por tanto, en el modelo correspondía al sector privado encargarse directamente de la actividad productiva
y constituirse en el motor del desarrollo del país. Así, la privatización no fue considerada como un fin en sí
misma, sino como un medio para reasignar los roles del Estado y el sector privado, a fin de conseguir una
mayor eficiencia en la asignación de recursos y en la producción de bienes y servicios.(…)

El dinero obtenido por el Estado gracias a la privatización no fue bien empleado. Casi un tercio de los
ingresos fue gastado en programas sociales asistencialistas a los sectores pobres, llamados también de
“focalización”. Esa ayuda social también fue funcional al desarrollo de un extenso clientelismo que
subordinó las ilusiones populares a los designios del poder político.

Un segundo tercio de los ingresos fue empleado en adquisiciones de bienes del extranjero, principalmente
en compra de armas. En estas compras el gobierno no cumplió con los procedimientos administrativos,
debido a la formación de una amplia red de corrupción. Cabe señalar, además, que buena parte del
armamento que se compró era obsoleto y de mala calidad y fue comprado a precios elevados pagando
enormes sobornos a funcionarios del gobierno peruano.
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Finalmente, el último tercio de los ingresos sirvió para el pago de la deuda externa, sobre todo en los años
1999 y 2000, a los acreedores de la banca multilateral. Así, se logró “aliviar” la difícil situación del
presupuesto de la República, al no requerirse ingresos internos para atender el servicio de la deuda.

El dinero de la privatización utilizado para gastos sociales pudo mitigar los niveles de pobreza –con políticas
de corte populista–. No sucedió lo mismo con el dinero gastado en armas, como ya hemos visto, mientras
que el pago de la deuda externa puso menos presión a las cuentas fiscales. Así, la venta de los activos del
Estado produjo una ilusión poco duradera por definición, ya que estos solo pueden venderse una vez, por lo
que no generan ingresos sostenibles”. (Campodónico 2015: 189-195, 202-207 En: Zapata 2015)

Respuesta:
Luego de realizado el shock económico para regular el híper inflación presente en el país, se establece la
reforma neoliberal, que favorecía el libre mercado en conjunto con una política monetaria se autónoma
De esta manera se reorienta el gasto público, se realiza una reforma monetaria, se establece un tipo de
cambio único, se inicia con la privatización de empresas estatales y se da una liberación comercial con
mercados laborales flexibles. Giro donde se orienta la economía a la decisión del mercado de esta manera
de da más poder al mercado regulándose este mediante la oferta y demanda.

4. A partir de lo explicado en los videos y de la lectura del texto de Stéphanie Rousseau, explique los
factores permitieron el apoyo de las clases populares al gobierno de Fujimori.

«Tres factores explican el apoyo relativamente duradero que los sectores populares le brindaron a Fujimori
a lo largo de la década del 90. Estos pueden ser descritos como factores políticos, factores relacionados a la
identidad y factores materiales, incluyendo estas últimas dimensiones económicas y de seguridad. (…)
Fujimori propició una nueva fase de ruptura con la élite política asociada con el régimen democrático de la
década de 1980. Aun cuando los procesos fundamentales que han caracterizado la debilidad de la
democracia se mantuvieron, e incluso empeoraron –gobierno personalista, clientelismo, ausencia de frenos
y contrapesos institucionales, centralización del poder en manos del presidente–, la “independencia”
política de Fujimori y su habilidad para reconstruir un nuevo orden político, fueron bien recibidos por los
sectores populares que lo veían como una alternativa al estado de desesperación en el habían estado
inmersos por un tiempo.

El componente de identidad presente en el apoyo de los sectores populares estuvo relacionado con el alto
grado de identificación personal que una mayoría desarrolló frente a Fujimori. Como se ha mencionado
anteriormente, los sectores populares compartían con Fujimori su experiencia de discriminación vinculada
a su condición de hijo de inmigrantes japoneses, y sus antecedentes de clase popular. Fujimori también
utilizó referencias de la cultura popular en su lenguaje y en las imágenes de marketing que fue creando a
través de la utilización de ropa indígena en las diferentes regiones del Perú que visitaba y, por otro lado,
bailando en escenarios con bailarines de tecnocumbia (Degregori 2001). También se hizo famoso por visitar
los pueblos más remotos para inaugurar obras públicas, escuelas o puestos de salud. Ese contacto tan
amplio del presidente con los sectores populares no se había visto en anteriores políticos peruanos. Al
mismo tiempo, Fujimori jugó también con su origen asiático, el mismo que estaba asociado con el éxito en
los negocios y en las redes internacionales. Su llamado neopopulista para los sectores populares se anclaba
en una peculiar mezcla de referencias culturales que hacían eco en muchos peruanos y que los llevó a
desarrollar un lazo particularmente fuerte con el presidente.

Los componentes políticos y de identidad del apoyo de los sectores populares a Fujimori durante la mayor
parte de la década de 1990, probablemente no se hubieran mantenido por mucho tiempo sin los beneficios
materiales que recibieron las clases populares durante su gobierno. A pesar de la difícil situación económica
en la que la mayoría de la población se mantuvo durante el gobierno de Fujimori, es importante tener en
cuenta el hecho de que su mandato se inició durante una crisis sin precedentes. De hecho, fueron tres los
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principales logros, en particular, que los peruanos reconocieron como mejoras claves en su vida
socioeconómica. En primer lugar, en términos de seguridad, el gobierno logró avances impresionantes
contra los grupos insurgentes, como la detención de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, pocos
meses después del autogolpe de abril de 1992. Si bien la violencia política siguió acosando a los peruanos a
lo largo de la década, como lo demostró por ejemplo la crisis de los rehenes instigada por el MRTA en la
Embajada del Japón en 1997, el número de ataques insurgentes en las principales ciudades del Perú y en la
mayoría de regiones se redujo drásticamente a partir de 1994, y Fujimori demandó y recibió un
reconocimiento personal por esta victoria.

Otros dos logros materiales relacionados con la seguridad fueron, en primer lugar, la mejora de la situación
macroeconómica en general, con una inflación estabilizada y el reinicio del crecimiento económico a
principios de 1990 y, en segundo lugar, las políticas sociales destinadas a beneficiar a los pobres, las mismas
que fueron aplicadas sobre todo después de 1993. Después de respaldarse en los programas de apoyo a la
emergencia que buscaron mitigar algunos de los impactos negativos de la adaptación inicial al shock que
tuvieron que enfrentar los sectores de bajos ingresos, el gobierno de Fujimori desarrolló una amplia gama
de programas de compensación social con el apoyo de fondos de la cooperación internacional. La
centralización de la mayoría de programas sociales bajo el paraguas del Ministerio de la Presidencia,
controlado por Fujimori, facilitó el vínculo directo entre el presidente y las personas beneficiarias. La
política social estuvo orientada por un enfoque de “reducción de la pobreza” en correspondencia con el
marco dominante de los organismos de crédito multilaterales a partir de los años 1990. Consistió en la
entrega de beneficios a corto plazo a través de los cuales los receptores de ayuda seguían dependiendo de
la asistencia estatal. La política del Estado no promovió el empleo sostenible, ni proporcionó recursos
productivos o de formación técnica. En cambio, los programas sociales clientelistas concordaban con la
necesidad de Fujimori de ejercer el control político directo sobre los sectores populares marginados, y de
hecho una serie de trabajos han demostrado que el gasto social aumentó de manera significativa en los
meses previos a las campañas electorales (Gonzáles de Olarte 1998, Cotler y Grompone 2000).

De esta manera, la política social no solo focalizó a los pobres de una manera paternalista, sino que
también se crearon relaciones clientelistas institucionalizadas entre los sectores populares y el Estado. En
un contexto en el que las organizaciones de los sectores populares ya estaban debilitadas y fragmentadas
debido a los años de violencia insurgente y contrainsurgente en las barriadas y zonas rurales, el ingreso
masivo de las agencias estatales al ámbito de las necesidades básicas debilitó aún más su capacidad de
autonomía. El presidente se benefició directamente de las nuevas redes clientelistas dada la concentración
de recursos en el Ministerio de la Presidencia, que controlaba la mayoría de tales programas, al menos
hasta 1996, cuando se creó el Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano (PROMUDEH).
(…) El PROMUDEH prosiguió con la estrategia del gobierno de focalizar a los sectores populares con la
entrega de bienes que eran esenciales para la supervivencia cotidiana de la población, ya que no tenían
otra alternativa.

Esta descripción del apoyo brindado por las clases populares al gobierno de Fujimori corrobora la
afirmación de que este último representaba un nuevo tipo de régimen populista que continuaba con las
tendencias de representación política y de gobernanza que caracterizaron a la política latinoamericana al
menos durante la segunda mitad del siglo XX. Fujimori exhibió varios de los rasgos asociados con los
gobiernos populistas del pasado, tales como el liderazgo personalista, la movilización de un apoyo de masas
heterogéneas concentrado en las clases populares, y débiles canales intermediarios de representación
entre el líder y sus seguidores.» (Rousseau 2012: 90-94)

Respuesta:
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Rpta:
Para el apoyo popular obtenido durante su gestión, como factor político se tienen los cambios realizados en
la política tradicional que había generado descontento en la población es así como obtuvo respaldo de la
población ante el cierre de congreso y las medidas económicas tomadas que estabilizaron la situación del
critica del país como era la híper inflación en conjunto con la seguridad de la población luego de vencer al
terrorismo. Asimismo, como factores relacionados a la identidad, realizo un trabajo continuo de visita a la
población en diversas regiones del Perú donde mostraba la aceptación e integración de la cultura propia e
la
región además de la inauguración de diversas obras públicas que eran de ayuda a corto plazo solucionando
pequeños problemas que quizás no eran tan relevantes, pero hacían sentir su presencia en la población y es
así como, también se dan factores materiales mediante creación de diversos programas sociales que
ayudaron a la población a reducir la pobreza y les dio seguridad luego de haber sufrido por el terrorismo.

5. A partir de los videos revisados y la lectura del texto de Alfonso, describa dos situaciones ocurridas
durante el gobierno de Fujimori donde sea posible identificar prácticas de corrupción.

“Montesinos y Fujimori celebraban, bajo un manto de secreto, algunas ocasiones especiales en compañía
de amigos y asociados íntimos. Los reporteros de prensa quedaban excluidos de estos acontecimientos, un
indicador simbólico de los lazos poco transparentes entre el poder ilimitado y sus colaboradores
encubiertos. Estas reuniones quedaron registradas solamente en las fotografías y videos del servicio de
inteligencia. En el quincuagésimo tercer cumpleaños de Montesinos, el 20 de mayo de 1998, había bastante
que celebrar en las lúgubres habitaciones y corredores del SIN. El régimen estaba consolidado en el poder,
la maquinaria corrupta venía operando con pocos problemas y la campaña para la segunda reelección de
Fujimori marchaba viento en popa. A la extraña reunión festiva acudió un grupo selecto de parlamentarios,
ministros, generales de las fuerzas armadas y de la policía, jueces, fiscales y empresarios. Esta y otras
celebraciones secretas eran una muestra representativa de las vastas redes y ramas de corruptela en la
década de 1990.

Las redes de corrupción tenían, al centro, la íntima e intrincada alianza entre Fujimori y Montesinos. El
primero se ocupaba fundamentalmente de la política y actuaba como imagen mediática populista; y el
segundo negociaba secretamente con el alto comando militar y reunía fondos ilegales en medio de
múltiples otras tareas de inteligencia desde el SIN, su cuartel general de espionaje. Durante la fase final del
régimen de Fujimori, Montesinos mantenía enlaces con casi todas las ramas de la estructura de corruptela
que controlaba el poder, manipulaba la información pública, saboteaba a la oposición y daba el mal
ejemplo a los rangos inferiores de funcionarios y a la sociedad en general. El tamaño, alcance y composición
de esta red fueron asombrosos (...).

Fujimori contaba con un núcleo interno de parientes a cargo de los intereses familiares que giraban
alrededor de su poderoso cargo. Víctor Aritomi Shinto, casado con Rosa, hermana de Fujimori, fue
nombrado embajador del Perú en Japón en 1991, un puesto clave que mantuvo hasta los últimos días del
régimen. Hábilmente, Fujimori y Aritomi utilizaron la nacionalidad japonesa, que podía otorgarles
protección e impunidad. Entre otras varias operaciones, Aritomi usó su inmunidad diplomática para
transportar con regularidad los ingresos ilícitos de Fujimori al Japón, en montos manejables como para
lavarlos sin dejar huellas evidentes. Además, la secretaria personal de Fujimori hizo transferencias
bancarias a Aritomi de los fondos ilegales que el presidente recibía en el Perú. Aritomi también solicitó
donaciones y fondos de socorro humanitario que se canalizaron a la familia Fujimori.

Además, el poder y la influencia corruptora ejercida por Montesinos en el poder judicial se hicieron casi
absolutos después de 1992. Los jueces de la Corte Suprema y de los juzgados superiores y provinciales
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conformaron una red de prevaricación y cohecho que otorgaba decisiones y sentencias a favor de intereses
privados y políticos protegidos por Montesinos. Un aliado principal de Montesinos en la Corte Suprema fue
el juez Alejandro Rodríguez Medrano, quien convocaba a otros jueces para presionarles a dictaminar según
lo requerido por el asesor presidencial. En un caso particularmente vergonzoso, Montesinos le entregó al
presidente de la Corte Suprema el borrador de una resolución favorable a la apelación de Fujimori para
postular a la presidencia del país por tercera vez, no obstante los impedimentos constitucionales. El juez en
cuestión y los miembros de la sala constitucional de la Corte Suprema se reunieron con Montesinos en el
SIN para tratar sobre dicha resolución, que luego aprobaron oficialmente.

Desde su supuesta reforma en 1992, todo el sistema judicial estaba plagado de «innovaciones»
institucionales que servían como incentivo para los jueces mediocres y corruptos, y como castigo para los
honrados. Aproximadamente cincuenta jueces de cortes superiores y provinciales colaboraron en la red
judicial de Montesinos. En otro caso notorio, Blanca Nélida Colán, la fiscal de la Nación y cabeza del
Ministerio Público, desestimó diversas acusaciones formales contra Montesinos. Durante su larga
permanencia en el cargo (1992-2001), la fiscal accedió a una vida de considerable lujo que luego no pudo
justificar al ser encausada judicialmente.

El soborno de las autoridades electorales para que llevaran a cabo el fraude fue particularmente
escandaloso. En diciembre de 1999, José Portillo, el jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales
(ONPE), y aproximadamente cuarenta asociados vinculados a los congresistas Absalón Vásquez y María
Jesús Espinoza falsificaron parte de las miles de firmas necesarias para la inscripción de Perú 2000, el
rebautizado movimiento político de Fujimori. El fraude fue expuesto por informes de investigación
publicados en El Comercio. Para la falsificación se usaron padrones confidenciales de votantes de elecciones
anteriores. Además, un aparato sofisticado de espionaje telefónico masivo, que suministraba información
directamente a Montesinos, fue instalado en la sede central de la ONPE. Portillo, así como Alipio Montes de
Oca, el jefe del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), visitaban a Montesinos en el SIN regularmente.
Invariablemente, el JNE rechazaba todas las quejas legales presentadas contra las maniobras
reeleccionistas e inconstitucionales de Fujimori.(…)

Varios representantes elegidos por la oposición en el Congreso fueron sobornados por Montesinos para
que cambiaran de bando en cuestiones claves, suministraran información confidencial acerca de los
partidos de oposición o apoyaran en secreto a la bancada fujimorista en las votaciones. Este tipo de
soborno se había venido dando desde por lo menos 1992, pero se intensificó después de las elecciones de
2000 porque la bancada fujimorista ya no tenía la mayoría. Los congresistas sobornados asistían a
reuniones individuales y secretas con Montesinos en el SIN para concertar los pagos. Algunos recibieron
dinero directamente de manos del asesor. Cada congresista tránsfuga tenía su precio. El más notorio fue el
caso de Alberto Kouri, quien recibió 60.000 dólares para cambiar su lealtad partidaria inmediatamente
después de las elecciones de 2000.

La investigación sobre las actividades de otro de los congresistas tránsfugas, Jorge Polack, resulta bastante
reveladora de los tratos realizados entre Montesinos y los dueños de medios de comunicación con el
objetivo de manipular la opinión pública. Polack —el acaudalado propietario de Radio Libertad, una
radioemisora e instrumento valioso de su propia campaña electoral— había sido elegido al Congreso en el
año 2000 como integrante del partido de oposición Solidaridad Nacional. Polack fue acusado de recibir
cerca de medio millón de dólares de Montesinos. Al parecer, este habría sido el soborno más grande dado a
un congresista tránsfuga. Además, en agosto de 2000, la red radial de Polack habría recibido pagos por
118.000 dólares de tres compañías bajo el control de Montesinos y sus agentes para que emitiera avisos
políticos. Polack, asimismo, fue sindicado por colaborar con uno de los agentes confidenciales del asesor
presidencial que estaba a cargo de los equipos de vigilancia telefónica. No obstante, Polack sería solo la
punta del viciado témpano mediático.
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Los magnates de los medios de comunicación de masas fueron los mejor pagados por Montesinos, debido a
su papel estratégico en la información pública. Dado que solo una parte menor de la población accedía a los
medios impresos, el jefe de espías puso conscientemente la mira en la emisión televisiva como el medio de
comunicación más influyente para sus fines. Los medios de comunicación no fueron censurados ni
controlados directamente por el gobierno. Esta engañosa «libertad» de expresión y de prensa fue la
cobertura para incesantes y bien orquestadas campañas mediáticas que apoyaban el «autoritarismo
electoral» de Fujimori. El soborno de los magnates y celebridades mediáticas a cambio del respaldo político
a Fujimori y de lanzar campañas de difamación contra la oposición fue una de las formas más perniciosas
de corrupción que manejaron las altas jerarquías del gobierno.

Los participantes más notorios en la corrupción de los medios fueron José Francisco y José Enrique
Crousillat, padre e hijo entonces propietarios de América Televisión, canal 4. Dicha estación televisiva
ofrecía programas parcializados, conducidos por Laura Bozzo, la anfitriona de denigrantes reality shows, y
otros presentadores. Los Crousillat le vendieron la línea editorial de su emisora a Montesinos, desde por lo
menos 1997, en cerca de 600.000 dólares mensuales. Montesinos arregló el refinanciamiento de la deuda
de siete millones de dólares que los Crousillat tenían con el Banco Wiese y garantizó el pago de seis
millones de dólares a los Crousillat, a través de la Caja de Pensiones Militar Policial-Banco de Comercio, que
se encontraba bajo control financiero de agentes montesinistas. Los Crousillat amasaron fortunas
personales de aproximadamente cinco millones de dólares en bienes raíces y en cuentas offshore en el
Caribe y en Panamá.

Montesinos aludía a este grupo de magnates mediáticos como el «equipo». Un video grabado en 1999
mostró a Ernesto Schütz, presidente del directorio de Panamericana Televisión, canal 5, negociando con
Montesinos por más de 12 millones de dólares para que vendiera su línea editorial y atacara a la oposición.
Schütz tuvo que contentarse con 1,5 millones de dólares al mes por un total de 9 millones. Los hermanos
Samuel y Mendel Winter tal vez recibieron menos por la venta de su contenido editorial, pero quedaron
agradecidos, pues lograron apropiarse del canal 2 en 1996, gracias a la persecución contra Baruch Ivcher, el
principal accionista. Ivcher se vio obligado a exiliarse y fue privado de su ciudadanía peruana después de
que le retirase su respaldo a Fujimori y emitiera informes reveladores sobre la tortura y el espionaje
telefónico. Genaro Delgado Parker, un importante accionista de canal 13 que tenía crónicos problemas
legales, le prometió a Montesinos que despediría al periodista independiente César Hildebrandt a cambio
de una sentencia favorable en una disputa por la propiedad de acciones del canal.(…)

La prensa amarilla, a la cual se conocía colectivamente como la «prensa chicha», atendía a las masas mal
informadas. Los propietarios y editores de estos pasquines mostraban gran imaginación en propagar
insultos estrambóticos, desinformación y manipulación sociopolítica. Los más exitosos en este tipo de
periodismo y sus campañas «psicosociales» fueron los hermanos Alex y Moisés Wolfenson (este último un
congresista fujimorista elegido en 2000), editores de El Chino. Otros propietarios de periódicos chicha como
Rubén Gamarra (La Yuca) y José Olaya (El Tío) fueron sindicados por recibir cuantiosos subsidios impropios
en 1999. Augusto Bresani, un periodista cercano al SIN, trabajó con Montesinos y el publicista Daniel
Borobio en la transmisión tanto de titulares como de dinero a los editores de la prensa chicha. Bresani no
solo recibía dinero de Montesinos sino también, a partir de 1997, de importantes corporaciones privadas
decididas a prestar respaldo a Fujimori y sus campañas sucias. Entre los principales contribuyentes de la
prensa chicha figuraron compañías extranjeras y grupos empresariales nacionales. En marzo y abril de
1998, la prensa chicha lanzó una virulenta campaña de difamación contra prominentes periodistas
independientes que iban descubriendo los aspectos más escabrosos del régimen, en particular aquellos que
publicaban informes acerca de las fechorías de oficiales militares y de inteligencia en La República, entre
ellos Fernando Rospigliosi, Ángel Páez y Edmundo Cruz. La manipulación de la prensa amarilla,
complementada con amenazas de muerte y acusaciones de traición, representaba una censura ex post
facto que caía pesadamente sobre los periodistas más honrados. (Quiroz 2013: 466-483, 495-505)
Problemas y desafíos en el Perú actual
100000G26T
Carreras para Gente que Trabaja

Respuesta:
En el gobierno de Fujimori ocurrieron muchas situaciones de corrupción, por citar algunas de ellas: los
espionajes telefónicos, la compra de medios de comunicación.

6. Describa, con sus propias palabras, el proceso de la caída de Alberto Fujimori.

La caída de Alberto Fujimori empezó un 14 de setiembre cuando se difundió un video en el que se


mostraba
al asesor presidencial Vladimiro Montesinos entregando 15 mil dólares al congresista electo Alberto Kuori
para integrarse a la bancada oficialista. Esto tuvo como consecuencia una crisis política y obligó a Fujimori a
presentarse a los medios para anunciar la convocatoria a nuevas elecciones y el cese de Montesinos.
Fujimori decidió viajar al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico en Brunéi; luego se trasladó a Tokio
desde donde decidió renunciar a la Presidencia de la Republica mediante fax.

Bibliografía
Quiroz, A. (2013). Historia de la corrupción en el Perú. Lima: Instituto de Estudios Peruanos / Instituto de
Defensa Legal.

Rousseau, S. (2012). Mujeres y ciudadanía: las paradojas del neopopulismo en el Perú de los noventa . Lima:
IEP.

Zapata, A. (Coord.) (2015). Perú: la búsqueda de la democracia 1960-2010. Tomo 5. Madrid: Fundación
MAPFRE y Penguin Random House.

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