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Nosotros, los judíos, queremos formar u n Go-


bierno central y fuerte, de modo que podamos s i e m -
p r e t e n e r en n u e s t r a s manos todas las fuerzas-
sociales. Con n u e v a s leyes, r e g l a m e n t a r e m o s l a
vida política de nuestros subditos, como si cada u n a
de ellos formara p a r t e de los engranajes de u n a
máquina. Reglas que, g r a d u a l m e n t e , irán l i m i t a n -
do las libertades y los privilegios que los gentiles
fueron concediendo. N u e s t r o reinado ,se desenvol-
verá así en u n despotismo t a n poderoso, que podre-
mos en cualquier m o m e n t o y en cualquier l u g a r
aplastar y d o m i n a r a los gentiles descontentos o
recalcitrantes.

P o d r á n decirnos que la clase de despotismo q u e


yo sugiero no podrá ir d e a c u e r d o con el progreso»
de la civilización actual, pero voy a d e m o s t r a r o s lo
contrario.

E n aquellos tiempos en q u e los pueblos creían,


que los soberanos eran encarnación d e la v o l u n t a d
divina, se sometían t r a n q u i l a m e n t e al despotismo-
de sus monarcas. P e r o desde el día en q u e nos-
otros inoculamos al populacho la noción de sus;
propios derechos, miraron a los reyes como simples
mortales, desapareciendo ante sus ojos aquel a s p e c -
to sagrado, y en cuanto les h e m o s quitado su fe
religiosa, arrojaron el poder a la calle, como sí
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'fuera de propiedad pública, y nosotros lo recogi-


mos. Además, nuestros h o m b r e s de talento, lo
m i s m o los que se encargan de la administración
q u e los encargados de dirigir las m a s a s y los indi-
viduos, lo harán recurriendo a la fraseología bri-
llante, sentando teorías hábilmente estudiadas y
p r e p a r a d a s , no poniendo reglas sobre el modo de
.regir su vida, y en general, valiéndose de todo
género de estratagemas. Todas estas teorías de las
•cuales los gentiles no comprenden absolutamente
nada, están fundadas en el análisis y la observación,
combinado con un razonamiento t a n hábil q u e difí-
cilmente podrán nunca igualar nuestros rivales,
como tampoco p o d r á n hacernos competencia en la
preparación de planes de acción política y de soli-
daridad. E n t r e nosotros, sólo conocemos u n a so-
ciedad que pueda combatirnos con ventaja en esta
.ciencia de gobernar, y ésta es la Compañía de
Jesús, los jesuítas ; pero ya nos hemos anticipado
y p r e p a r a d o p a r a desacreditarlos ante los ojos de
las masas estúpidas, por ser u n a organización que
n o se oculta, m i e n t r a s que nosotros q u e d a m o s siem-
p r e entre bastidores y m a n t e n e m o s oculta nuestra
organización.

Además ¿ q u é bien p u e d e proporcionar, ni qué


p u e d e i m p o r t a r al m u n d o q u e aquel q u e lo domine
:sea el jefe de la Iglesia cristiana o un déspota de
la sangre de Síon ? Pero, p a r a nosotros, el pueblo
elegido, de n i n g u n a m a n e r a p u e d e sernos indife-
rente.

D u r a n t e un cierto tiempo, u n a coalición general


de todos los cristianos podrá ponernos en g r a n peli-
gro. P e r o , en este caso, no creo corramos ningún
riesgo, puesto q u e n u e s t r a mejor protección será la
que ellos mismos nos proporcionen con sus eternos
odios, cuyas raíces no podrán extirpar. Nosotros
h e m o s conseguido poner en desacuerdo a los gen-
tiles, los unos contra los otros en sus intereses per-
sonales y nacionales, infiltrándoles los odios de
religión y de raza que hemos alimentado d u r a n t e
veinte siglos. De todo esto resulta que ningún Go-
bierno cristiano encontrará apoyo en el de su veci-
no c u a n d o se lo p i d a n en contra nuestra, 'porque
cada u n o de ellos pensará que el intentar u n a
acción contra nosotros podría ser desastroso p a r a
su existencia misma. ¡ Somos y a m u y poderosos !
El m u n d o tiene que contar con nosotros. Ningún
Gobierno, por pequeño que sea, p u e d e estipular el
m e n o r t r a t a d o sin que nosotros estemos secreta-
m e n t e mezclados en ello.

Per me reges regnant: " P o r mí reinan los reyes."


L e e m o s en la Ley de los Profetas, q u e nosotros so-
m o s los elegidos p a r a g o b e r n a r la tierra, Dios nos
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dio el talento p a r a q u e pudiéramos realizar esta


obra. Si se encontrara u n genio en el c a m p o ene-
migo, podrían quizás combatirnos, pero este n u e v o
genio no podría medir sus fuerzas con los viejos
luchadores de n u e s t r a raza, y el combate sería t a n
desesperado entre nosotros y de tal naturaleza, q u e
el m u n d o n u n c a presenciaría otro semejante. Es
m u y t a r d e ya p a r a los cristianos.

Todos los engranajes del mecanismo del E s t a d o


se m u e v e n por u n a fuerza que está e n t r e n u e s t r a s
manos, q u e es el oro.

La ciencia de la economía política elaborada p o r


nuestros sabios, nos d e m u e s t r a que el poder del
capital sobrepasa al prestigio de la corona.

E l capital, p a r a t e n e r el campo libre, debe obte-


ner el monopolio de la industria y el comercio.
Esto está ya en vías de realizarse en casi todas las
p a r t e s del m u n d o p o r u n a mano invisible. T a l
privilegio dará a las industrias u n poder político
q u e contribuirá a que, al enriquecerse demasiado,
o p r i m a n al pueblo.

E n nuestros días, es mucho más fácil d e s a r m a r


al pueblo q u e llevarlo a u n a g u e r r a ; es m u c h o m á s
i m p o r t a n t e p a r a n u e s t r a causa a p r o v e c h a r sus pa-
siones ardientes que el adormecerlas ; a l e n t a r las
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ideas de los nuestros y servirnos de ellas p a r a n u e s -


t r o s proyectos que desecharlas y disuadirlas.

El problema esencial de nuestro gobierno secre-


to, es el siguiente : ¿ Cómo debilitar el pensamien-
to pública por medio de la crítica, cómo hacerle
p e r d e r su poder de raciocinio q u e es el q u e engen-
d r a la oposición o cómo distraer la opinión pública
con u n a fraseología desprovista de sentido común ?

E n todos los tiempos, las naciones, como los in-


dividuos, h a n tomado las palabras por hechos con-
sumados. Satisfechos de lo que oyen, pocas.veces
se fijan si las p r o m e s a s fueron o no cumplidas ;
por lo cual,, a u n q u e no sea más que por ostenta-
ción, organizaremos instituciones, en las q u e sus
miembros, por medio de discursos elocuentes, pro-
b a r á n y glorificarán lo que con ellas h e m o s contri-
buido al progreso.

P r o c u r a r e m o s que nadie d u d e de n u e s t r a s ideas


liberales, d e las que h a r e m o s gala frente a todos
los partidos y todas las tendencias, comunicándo-
selas a nuestros oradores. Estos oradores serán
t a n locuaces que llegarán a fatigar al pueblo con
s u s discursos, a tal p u n t o q u e consigan h a c e r inso-
portable a los oyentes cualquier clase de perora-
ción.
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P a r a asegurarse la opinión pública, es necesario-


p r i m e r a m e n t e embarullarla por completo, hacién-
dole oír por diferentes conductos ideas y opiniones
contradictorias, en párrafos m u y largos p a r a q u e
los gentiles se p i e r d a n en u n laberinto. Sólo así
comprenderán que el mejor partido que deben to-
m a r es no tener n i n g u n a opinión en materia polí-
tica ; m a t e r i a que no p u e d e ser comprendida del
público, pero que debe reservarse exclusivamente
p a r a aquellos que dirigen todos los asuntos. E s t e
es el p r i m e r secreto.

El segundo secreto, necesario p a r a el triunfo de


n u e s t r o gobierno, consiste en multiplicar a tal,
p u n t o los desaciertos, las costumbres, las pasiones
y las leyes convencionales del país que n a d i e sea
capaz de p e n s a r con claridad en esté caos ; los hom-
b r e s t e r m i n a r á n p o r no entenderse los unos con los
otros.

Esta política nos ayudará igualmente a s e m b r a r


disensiones e n t r e todos los partidos y a disolver
todas las colectividades más fuertes y descorazonar
todas las iniciativas individuales q u e p u e d a n estor-
b a r nuestros proyectos.

No h a y nada más peligroso que la iniciativa per-


sonal, p o r q u e si ésta fuera producto de u n gran,
cerebro, podría hacernos m u c h o más daño q u e todos
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los millones de individuos q u e hemos lanzados los


unos contra los otros.

Nos hace falta dirigir la educación de las socie-


dades cristianas, de tal m a n e r a que cada vez q u e
t r a t e n de e m p r e n d e r asuntos o negocios de su p r o -
pia iniciativa se desesperen y t e n g a n q u e declararse
vencidos. L a tensión producida por la libertad de
acción individual, pierde p a r t e de su fuerza al en-
c o n t r a r en su camino la libertad de otros ; d e ahí
nacen la p e r t u r b a c i ó n moral, las decepciones y los
desencantos.

P o r todos estos medios oprimiremos t a n t o a los


cristianos q u e se v e r á n obligados a pedirnos q u e nos
encarguemos de dirigir su política internacional.
E n c u a n t o nos coloquemos en esta posición, i n m e -
d i a t a m e n t e podremos acaparar todos los poderes
g u b e r n a m e n t a l e s del m u n d o entero y formar u n
super-Gobierno universal. R e e m p l a z a r e m o s los
Gobiernos existences por un m o n s t r u o que llama-
r e m o s Administración del super-Gobierno. Sus ma-
nos se e x t e n d e r á n por todas p a r t e s como tentácu-
los, y dispondrá de u n a organización tal que forzó-
s á m e n t e deberá someter a todas las naciones.
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S E X T A SESIÓN. — ACTA № 6

Los monopolios : las fortunas de los Goim están


en nuestro poder. — Expulsión de la aristo
c ra
c ia
de sus propiedades territoriales. — Comerc io. —
Industria. — Espec ulac ión. — Desarrollo del lujo.
— Aumento de los salarios y enc arec imiento de los
artículos de primera nec esidad. — Anarquía y alc o­
holismo.— Objeto sec reto de la propaganda de
doctrinas ce onómi
c as.
Bien p r o n t o empezaremos la organización de
g r a n d e s monopolios, donde se a c u m u l a r á n riquezas,
colosales en las cuales tomarán p a r t e , precisamenv­
te, las g r a n d e s fortunas de los gentiles, en forma,
q u e deberán perecer todas j u n t a s con el crédito de'
s u s Gobiernos, al siguiente día de la crisis política..
[La traduc c ión inglesa agrega: "se sobrentiende
que los judíos r e t i r a r á n sus capitales en m o m e n t o ,
oportuno".]
¡ Mediten los economistas un momento, sobre la.
importancia de este porvenir !
Debemos e m p l e a r todos los medios de q u e dis­
pongamos p a r a que la idea del super­Gobierno
adquiera rápidamente g r a n popularidad, presenr
tándolo como el protector y el r e m u n e r a d o r de
todos aquellos que, v o l u n t a r i a m e n t e , se nos some­
tan.
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L a aristocracia de los gentiles, como potencia


política, ya no existe, por lo tanto es inútil ocu-
p a r n o s de ella bajo ese p u n t o de vista ; pero, como
propietarios de tierras, los aristócratas son todavía
peligrosos p a r a nosotros, p o r q u e su independencia
está a s e g u r a d a con sus recursos propios. Nos es
p o r lo tanto indispensable despojarlos, cueste lo
q u e cueste, de sus tierras. P a r a llegar a ello, el
camino derecho es la elevación de impuestos. Con
este procedimiento se conseguirá que las r e n t a s de
las t i e r r a s lleguen a ser lo más pequeñas posible,
d e este m o d o los gentiles, que por sus costumbres
son incapaces de contentarse con poco, bien p r o n t o
se a r r u i n a r á n .

E s necesario q u e al mismo tiempo protejamos


todo lo .posible al comercio e i n d u s t r i a , y m u y par-
t i c u l a r m e n t e a la especulación, cuyo principal papel
es s e r v i r d e contrapeso a la industria.

Sin especulación, la industria acrecentará sus


capitales privados y con esto la a g r i c u l t u r a procu-
r a r á rehacerse, redimiendo las t i e r r a s de sus d e u d a s
e hipotecas q u e les h a y a n hecho los Bancos agríco-
las. E s esencial q u e la industria absorba todas las
riquezas de la tierra y q u e la especulación ponga
en n u e s t r a s m a n o s las riquezas así captadas. P o r
este procedimiento todos los gentiles caerán poco a
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poco en las filas del proletariado y s e doblegarán


a n t e nosotros p a r a poder t e n e r el derecho de vivir-
P a r a a r r u i n a r la industria de los gentiles y acti-
v a r la especulación, favoreceremos el amor al lujo
desenfrenado, campaña q u e y a hemos empezado a.
desarrollar.
A u m e n t a r e m o s los salarios, lo que no p r o p o r c i o -
n a r á ventaja alguna a los abreros, puesto que, al
mismo tiempo, elevaremos los precios de todos
aquellos productos que sean de p r i m e r a necesidad,,
con el p r e t e x t o de las malas cosechas.
Queremos también desorganizar la producción en
su base, sembrando los g é r m e n e s de la a n a r q u í a
e n t r e los obreros y p r o c u r a n d o por todos los medios
llegue a serles indispensable el vino y el alcohol.
Al mismo tiempo, por todos los medios imagina-
bles, t r a t a r e m o s de que las mejores inteligencias de
los gentiles se v e a n forzadas a a b a n d o n a r n o s el
campo.
P a r a que los gentiles no se den cuenta p r e m a t u -
r a m e n t e de la v e r d a d e r a situación de los negocios,
la disimularemos a p a r e n t a n d o que p a r a la resolu-
ción de los grandes problemas económicos a y u d a -
mos a los obreros, puesto q u e n u e s t r a s teorías eco-
nómicas facilitan la p r o p a g a n d a por todos los rae-
dios imaginables.
S É P T I M A SESIÓN. — ACTA № 7

Objeto de los grandes armamentos. — Fermenta­


ción, luc has y disc ordias en el mundo entero. —
Sometimiento de los gentiles por medio de guerras
intestinas y por la guerra mundial. — El c
se reto
considerado c omo arte de la polític a y de la judío­
masonería. — La Prensa, la opinión públic a y nues­
tro triunfo.

La intensificación del servicio militar y el au­


m e n t o de las fuerzas de policía son esenciales p a r a
la realización de los planes indicados. Nos es nece­
sario a r r e g l a r las cosas en forma que, fuera de'
n u e s t r a órbita, no exista en todo el país m á s q u e
u n a g r a n masa proletaria en la que los individuos
se conviertan en otros tantos soldados y a g e n t e s d e
policía, sumisos a n u e s t r a causa.

E n toda E u r o p a y con la a y u d a de E u r o p a d e b e ­
mos suscitar en los demás continentes la sedición,
las disensiones y la m u t u a hostilidad. Así t e n d r e ­
mos u n a doble ventaja, en p r i m e r lugar, nos respe­
t a r á n en todos los países puesto q u e saben m u y bien
t e n e m o s el poder de provocar, a n u e s t r a voluntad,,
los l e v a n t a m i e n t o s y el de restablecer el orden.
T o d o s los países están acostumbrados a r e c u r r i r a
nosotros, siempre que se hace precisa la represión ;
en segundo lugar, p r o c u r a r e m o s embrollar, por
m e d i o de intrigas, todas las mallas en las que hemos
envuelto los Ministerios de todos los Gobiernos, n o
sólo por medio de n u e s t r a política, sino por medio
•de contratos comerciales y obligaciones financieras.

P a r a conseguir este objeto nos hará falta r e c u r r i r


a infinidad de engaños y artificios d u r a n t e las nego-
ciaciones y los debates ; pero cuando lleguemos a
eso q u e l l a m a n "la lengua oficial", a d o p t a r e m o s la
.táctica opuesta a p a r e n t a n d o ser s u m a m e n t e hon-
rados y conciliadores. De este modo los Gobiernos
d e los gentiles, a los que hemos enseñado sola-
m e n t e a v e r los asuntos por el lado más deslumbra-
dor de los negocios, q u e es el que siempre les pre-
s e n t a m o s , nos considerarán todavía como los bien-
hechores y salvadores de la h u m a n i d a d .

Tenemos que estar preparados, por si algunos se


opusieran a n u e s t r o s proyectos, a llegar, si fuera
necesario, h a s t a la declaración de g u e r r a al país
vecino q u e p r e t e n d i e r a atravesarse en nuestro ca-
mino ; pero si estos vecinos, a su vez, se decidieran
•a unirse en contra nuestra, será preciso responder-
les desencadenando u n a g u e r r a mundial.
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E n política, el triunfo definitivo depende princi-


p a l m e n t e del secreto que se h a y a g u a r d a d o sobre
el p l a n q u e se quiera realizar: Los actos de un.
diplomático no deben responder nunca a sus pala-
bras.

P a r a favorecer n u e s t r o plan mundial, el cual está


m u y próximo a los fines que nos hemos p r o p u e s t o
alcanzar, nos hace falta convencer a los Gobiernos
de los gentiles, por lo que v u l g a r m e n t e se dice la
opinión pública, p r e d i s p u e s t a ya por nosotros, p o r
medio de la más g r a n d e de las potencias, la P r e n s a ,
la cual, a p a r t e alguna insignificante excepción de
la cual no merece la p e n a nos ocupemos, está, por
lo general, en n u e s t r a s manos.

E n conclusión, p a r a d e m o s t r a r que todos los Go-


biernos de los Goim en E u r o p a nos están sometidos,
h a r e m o s con u n o de ellos u n a p r u e b a q u e no deje
l u g a r a d u d a sobre n u e s t r o gran poder, empleando-
p a r a ello atropellos y crímenes, es decir, nos val-
d r e m o s del terror, y en el caso de q u e todos indi-
gnados se p u s i e r a n en contra nuestra, les r e s p o n -
deríamos con los cañones y fusiles americanos,,
chinos o japoneses.
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OCTAVA SESIÓN. — ACTA № 8

El engaño en los proc edimientos. — Los auxilia­


res de la judío­masonería. — Nuestras c es uelas
especiales, y su objeto. — Ec onomistas y millona­
ri _ _ Confiar los puestos importantes
os a personas
dudosas,

Debemos estar seguros de todos los procedimien­


tos y de todos los medios q u e n u e s t r o s enemigos
p u e d a n e m p l e a r contra nosotros. Nos valdremos
d e recursos y procedimientos los más obscuros y
complicados q u e existan en las leyes en el caso de
q u e nos veamos obligados a justificarnos y a t o m a r
determinaciones q u e p u d i e r a n parecer m u y a t r e ­
vidas o injustas. P o r q u e será de g r a n importancia
el manifestar dichas decisiones de u n a m a n e r a t a n
enérgica que, a los ojos del pueblo, p u e d a n a p a r e ­
cer de naturaleza completamente moral, razonable
y justa.

N u e s t r o Gobierno deberá rodearse d e todos aque­


llos elementos más poderosos d e la civilización den­
t r o de la cual tenga q u e actuar. Se rodeará de
publicistas, de los abogados más notables, de p r o ­
curadores, administradores y diplomáticos, en fin,
d e todos aquellos que nosotros hayamos educado en
n u e s t r a s escuelas especiales modernistas.

Los profesores conocerán los secretos de la vida


social ; deben ser maestros prácticos en todo lo que
.se refiere a la política en g e n e r a l ; g r a n d e s conoce-
dores de los sentimientos del corazón h u m a n o y de
.sus cuerdas más sensibles, sobre las cuales t e n d r á n
q u e a c t u a r m u c h a s veces. E s t a s cuerdas constitu-
y e n el cerebro de los gentiles, sus buenas y sus
cualidades, sus tendencias y sus vicios, y las parti-
c u l a r i d a d e s de las clases y condiciones. No es ne-
cesario r e c o r d a r q u e estos sabios colaboradores de
n u e s t r o poder, a que me > refiero, n u n c a serán ele-
.gidos entre los gentiles que t i e n e n la mala costum-
b r e de hacer sus trabajos administrativos sin t e n e r
e n cuenta los resultados que deben obtenerse y sin
.saber cuál es su finalidad. E s m u y general e n t r e
los gentiles firmar papeles que ni siquiera leen, y
s e r v i r p o r a m o r al dinero o por ambición.

R o d e a r e m o s a n u e s t r o Gobierno de todo u n ejér-


c i t o dé economistas. E s t e es el motivo p o r el cual
l a s ciencias económicas son las principales asigna-
t u r a s q u e e'nseñamqg a los judíos. T e n d r e m o s a
nuestro alrededor millares de banqueros, negocian-
t e s y, lo q u e es más i m p o r t a n t e , millonarios, por-
q u e en realidad el dinero decidirá todo.
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Sin embargo, m i e n t r a s no estemos completamen-


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t e seguros de q u e los altos puestos del Gobierno haru


de e s t a r desempeñados por nuestros h e r m a n o s ju-
díos, confiaremos dichos puestos a personas cuyos
antecedentes y reputación sean t a n malos q u e se
establezca u n a gran separación entre ellos y la na-
ción ; y a tal clase de hombres que, en el caso de
q u e q u e b r a n t a r a n n u e s t r a s órdenes, estén comple-
t a m e n t e seguros de que serán juzgados y conde-
nados. Y todo esto con el objeto de obligarles a.
defender n u e s t r o s intereses,, h a s t a eL límite de sus-
fuerzas.
S E S I Ó N NOVENA. — ACTA № 9

Aplicación de nuestros princ ipios a la reedu c a­


ción de los pueblos. — Destruc c ión de los poderes
reinantes. — El antisemitismo. — El despotismo de
la judío­masonería. — El terror. — Los servidores
de la judío­masonería. — Conflic to entre el poder
y el pueblo. — Nuestra unión c on el pueblo. — El
organismo liberal. — Corrupc ión de los Goim y sus
leyes. — Interpretac ión de las leyes. — Destru
cc ión
de las c iudades por túneles subterráneos.

Al aplicar los principios tenéis que poner m u c h o


•cuidado en conocer el carácter p a r t i c u l a r de la
nación en el seno de la cual tenéis q u e vivir y t r a ­
bajar. N o creáis que, aplicando n u e s t r a s doctrinas,
s i e m p r e se conseguirán n u e s t r o s deseos : es preciso
q u e la nación e n cuestión, h a y a sido r e e d u c a d a p o r
nosotros, pero procediendo con cautela e n la apli­
cación de n u e s t r o s principios descubriréis q u e antes
d e los diez años el carácter más obstinado cambiará
y d e este modo p o d r e m o s a ñ a d i r u n a nación más
a aquellas q u e ya se nos h a n sometido.

E n la fórmula liberal q u e ostentamos como di­


v i s a masónica, "L ibertad, I g u a l d a d y F r a t e r n i d a d " ,
— 116 —

cambiaremos cuando estemos en el poder, no las.


palabras, sino simplemente la idea que r e p r e s e n -
t a ^ y entonces diremos : "el derecho a la Libertad,
el deber de la Igualdad y el ideal de la Fraternidad",,
y de este modo tendremos encadenada a la fiera..
E n realidad, hemos ya destruido casi todos los po-
deres del m u n d o excepto el nuestro, a u n q u e en
teoría todavía nos q u e d e n algunos por destruir.
E n la actualidad, si algunos Gobiernos se r e -
vuelven o p r o t e s t a n contra nosotros, no lo h a c e n
más q u e por p u r a fórmula, los toleramos p o r q u e
p a r a ello t i e n e n nuestro consentimiento, p o r q u e
nosotros t e n e m o s necesidad absoluta de q u e el
antisemitismo se desborde de cuando en cuando,
p o r q u e de esta m a n e r a nos es m u c h o más fácil go-
b e r n a r y m a n t e n e r la cohesión de nuestros h e r m a -
nos de clase inferior: y no creo necesario t r a t a r
más de este asunto p o r q u e ya ha sido objeto de
i n n u m e r a b l e s discusiones.
E n resumidas cuentas, no encontraremos ningu-
na oposición que pueda entorpecer n u e s t r o cami-
no. E s t a n fuerte t a n extraordinaria la situación
de n u e s t r o gobierno delante de la ley q u e p a r a
definirlo nos es necesario emplear u n a palabra cuya
expresión enérgica lo indica t o d o : "Dictadura"..
Puedo, asegurar h o n r a d a m e n t e , que en el m o m e n t o
actual somos verdaderos legisladores, disponemos
de n u e s t r o s t r i b u n a l e s que condenan y dictan p e -
nas, sentenciamos a m u e r t e o perdonamos ; pode-
mos a s e g u r a r que somos como el general en jefe
q u e m a r c h a a la cabeza de todos los ejércitos. Go-
b e r n a r e m o s por la fuerza, con u n a v o l u n t a d indo-
mable, p o r q u e somos los restos de u n g r a n partido
poderoso que gobernó en otros tiempos y q u e está
e n t r e n u e s t r a s manos, este partido lo t e n e m o s h o y
bien sujeto. Tenemos ambiciones ilimitadas, u n a
codicia que nos devora, u n a venganza sin piedad y
u n odio reconcentrado.

Somos el m a n a n t i a l del t e r r o r q u e se h a exten-


dido por todas p a r t e s .

Tenemos a nuestro servicio personas de distintas


opiniones y de diferentes partidos, h o m b r e s q u e
desean restablecer m o n a r q u í a s , socialistas, comu-
nistas y partidarios de toda clase de utopía. Á todo :

nos h e m o s sujetado en n u e s t r o t r a b a j o ; cada u n o


a su m a n e r a deshace los restos del p o d e r y t r a t a
de d e s t r u i r las leyes existentes. P o r este procedi-
miento, todos los Gobiernos sufren t a n t a s preocu-
paciones, todos ellos r e c l a m a n la t r a n q u i l i d a d y por
el a m o r a la paz están dispuestos a todos los sacri-
ficios. P e r o nosotros n o les concederemos la paz
h a s t a q u e no h a y a n reconocido n u e s t r o super-
Gobierno internacional.
Los pueblos reclaman angustiados las indispen-
sables soluciones a los problemas sociales por m e -
dio de convenios internacionales. L a s disensiones
de los partidos los h a n puesto en n u e s t r a s m a n o s ,
p o r q u e p a r a poder g u i a r la oposición hace falta
dinero, y el dinero lo t e n e m o s nosotros.

Nos debe p r e o c u p a r q u e el poder y la experien-


cia de los gentiles no se u n a n al poder ciego de las
m a s a s , y, p a r a evitarlo, hemos t o m a d o toda clase
de medidas con el objeto de e s t a r seguros de q u e
esa unión no p u e d a realizarse. E n t r e esas dos
potencias hemos levantado u n a muralla, bajo la for-
m a del t e r r o r q u e e x p e r i m e n t a n la u n a por la otra.
De este modo el poder ciego de las masas es p a r a
nosotros u n g r a n apoyo. Nosotros seremos sus
únicos jefes y las conduciremos donde nos con-
venga.

A fin de q u e la m a n o ciega no p u e d a librarse de


n u e s t r a dirección, debemos p e r m a n e c e r siempre e n
contacto p e r m a n e n t e con las masas, si n o personal-
m e n t e , p o r lo menos m e d i a n t e nuestros h e r m a n o s
más fieles. Cuando seamos u n poder reconocido,
entonces nos dirigiremos personalmente al pueblo,
en la plaza pública, y así lo educaremos e n los asun-
tos políticos e n el sentido q u e a nosotros nos con-
venga.
— 119 —

¿ E n qué forma podremos intervenir p a r a ente-


r a r n o s de lo q u e enseñan a los niños en las escuelas
r u r a l e s ? Desde luego, debemos p e n s a r q u e es casi
siguro q u e todo lo que digan los delegados del Go-
bierno, y h a s t a la misma persona reinante, s i e m p r e
será conocido por toda la nación y es m u y n a t u r a l
q u e el pueblo lo divulgue i n m e d i a t a m e n t e .
P a r a no d e s t r u i r p r e m a t u r a m e n t e las institucio-
nes de los gentiles, nosotros las hemos retocado con
n u e s t r a m a n o experta, al mismo tiempo q u e nos
hemos adueñado de los principales resortes d e su
mecanismo. A n t e s funcionaban bajo u n régimen
severo, pero justo ; nosotros lo hemos sustituido por
u n r é g i m e n liberal, arbitrario y desordenado. De
este modo v e r á n q u e n u e s t r o poder llega a t o d a s
partes, q u e nos hemos mezclado en a s u n t o s de j u s -
ticia, en los manejos electorales, en la dirección d e
la Prensa, en el desenvolvimiento de la libertad i n -
dividual, y sobre t o d o en aquello q u e más t r a s c e n -
dencia tiene, e n la instrucción y educación, princi-
pal sostén de la existencia libre.
H e m o s embrutecido y corrompido la generación
actual de los gentiles, enseñándoles principios y
teorías q u e sabemos de a n t e m a n o son e n t e r a m e n t e
falsos, p e r o q u e nosotros m i s m o s les h e m o s incul-
cado. E n realidad, sin hacer d e s a p a r e c e r las leyes
en vigor, p e r o desfigurándolas e interpretándolas
como n u n c a p u d i e r o n imaginárselo los q u e las con-
— 120 —

cibieron, h e m o s conseguido u n o s resultados v e r d a -


d e r a m e n t e extraordinarios y útiles.
E n u n principio, se p u d o comprobar estos resul-
tados por el hecho de que n u e s t r a interpretación
ocultaba el sentido v e r d a d e r o de las leyes, y se
hicieron t a n ininteligibles q u e les h a sido imposible
a los Gobiernos desembrollar u n código t a n confuso.
De aquí nació la teoría de que en ciertos casos
n o debe u n o sujetarse a la letra de la ley y por lo
t a n t o es suficiente juzgar con arreglo a su concien-
cia.
Algunos dirán que las naciones podrían t o m a r las
a r m a s contra nosotros, si nuestros planes fueran
p r e m a t u r a m e n t e descubiertos, pero si esto pudiera
llegar a t e n e r algún fundamento, no debe intran-
quilizarnos, disponiendo como disponemos, de una
fuerza t a n formidable q u e podemos poner en acción
y q u e s e g u r a m e n t e haría t e m b l a r al h o m b r e más
valiente. E n poco tiempo, todas las g r a n d e s ciu-
dades estarán atravesadas, además de su r e d de
alcantarillado, p o r g r a n d e s líneas férreas metropo-
litanas. A p r o v e c h a n d o estos lugares subterráneos,
podremos hacer volar las ciudades con sus institu-
ciones y toda su documentación' , 11

u )
Probablemente esta expresión es u n a figura
relacionada con los procedimientos empleados pol-
los bolcheviques.
— 121 —

D E C I M A SESIÓN. — ACTA № 10

Las aparienc ias en polític a. — El éxito se impone


siempre. — El triunfo judío por la mentira y el voto
del pueblo. — El sufragio universal. — Valor per­
sonal. —­ Unidad de pensamiento y de mando. —
Socavar las instituc iones de las Estados de los
Goim. — El veneno del liberalismo. — Estados
constitucionales, c lu ha de partidos, demagogia,
presidentes c
he hura de los judíos. — Responsabi­
lidad de los presidentes. — Presidentes desaprensi­
vos. — Las Cámaras. — La ley marc ial. — La judío­
masonería fuerza legislativa. — La nueva c onstitu­
ción democ rátic a. — Preparac ión a la auto
cc ra ia
judía. — Proc lamac ión del soberano universal ju­
dío. — Pnoc ulac ión de enfermedades c ontagiosas y
de otros males por las logias.

Empiezq h o y por repetir lo que ya he dicho y os


ruego recordéis, y es q u e los Gobiernos y los p u e ­
blos no v e n más q u e la apariencia de las cosas. Y
¿cómo queréis q u e d e s e n t r a ñ e n su sentido íntimo
cuando sus r e p r e s e n t a n t e s no piensan más q u e en
divertirse ?

E s m u y necesario p a r a n u e s t r a política t e n e r
presente este detalle : nos ayudará cuando llegue­
— 122 —

mos a la discusión de la división del poder, de la


libertad de palabra, de Prensa, de la libertad de
conciencia, del derecho de asociación, de la igual-
d a d a n t e la ley, d e la inviolabilidad de la propiedad
y domicilio, de los impuestos, de la fuerza retro-
activa de las leyes. Todos estos son p u n t o s que
n u n c a h a y que tocar directamente d e l a n t e del p u e -
blo. E n el caso en q u e sea necesario abordarlos, no
se deben ni e n u m e r a r , sino declarar en bloque que
los principios del derecho moderno están reconoci-
dos por nosotros.

La importancia de esta reticencia estriba en que


u n principio q u e no se proclama a b i e r t a m e n t e nos
deja la libertad de excluir lo que nos convenga sin
q u e se aperciban de ello, m i e n t r a s q u e si lo enu-
m e r a m o s , h a y q u e aceptarlo sin reserva.

E l pueblo tiene u n amor p a r t i c u l a r y u n a gran


estima por los genios políticos y responde a todos
sus actos de violencia con exclamaciones seme-
j a n t e s : " ¡ E s u n canalla completo, pero q u é h á b i l !
i Eso es u n a m a l pasada, pero q u é bien j u g a d a y
con qué atrevimiento !"

Nosotros contamos con a t r a e r a todas las nacio-


nes a la construcción de u n n u e v o edificio funda-
m e n t a l , del cual hemos proyectado nosotros mis-
— 123 —

mos los planos. Por esto, ante todo, nos es nece-


sario h a c e r provisión de esta audacia y de este
poder de espíritu que, en la persona de nuestros
agentes, arrollará todos los obstáculos q u e se p r e -
senten en nuestro camino.

Cuando h a y a m o s llevado a cabo n u e s t r o golpe de


Estado, diremos a los pueblos : "Todo m a r c h a b a
e s p a n t o s a m e n t e mal, todos habéis sufrido más allá
de lo q u e se p u e d e soportar. Nosotros venimos p a r a
destruir las causas de vuestros tormentos, b o r r a n d o
las nacionalidades, las fronteras y la diversidad de
monedas. Libres estáis de j u r a r n o s o no obedien-
cia, p e r o ¿ podéis negaros en justicia antes de h a b e r
probado ló q u e os ofrecemos ?"

E n t o n c e s 'nos exaltarán y nos llevarán en triunfo


con u n e n t u s i a s m o u n á n i m e de esperanzas.

E l sufragio universal, del cual hemos hecho ins-


t r u m e n t o p a r a n u e s t r a venida, y al q u e h e m o s
acostumbrado h a s t a a los más ínfimos m i e m b r o s
que forman p a r t e de la fumanidad, organizando
reuniones y convenciones de a n t e m a n o p r e p a r a d a s ,
representará por último vez su papel, e x p r e s a n d o
el deseo u n á n i m e de todos de conocernos de m á s
cerca p a r a poder juzgarnos.

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