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El Tableau Économique de François Quesnay describe un modelo para la economía de las naciones
según el cual la sociedad se divide en tres clases: propietarios de la tierra (aristócratas, alto clero),
trabajadores estériles (artesanos, mercaderes), y trabajadores productivos (agricultores,
ganaderos, pescadores). Este modelo prevé un flujo de mercancías con un esquema basado en la
circulación sanguínea. Se trata de un equilibrio económico estacionario, cerrado, en el cual no
existe distinción entre factores productivos y bienes producidos. La importancia de esta obra
radica en que es el primer intento de esquematizar el funcionamiento de un sistema económico.
Además, expone algunos de los principios más importantes de la fisiocracia.
El flujo circular de la renta es un modelo que facilita la comprensión del funcionamiento básico de
la economía. Es decir, la relación entre los diferentes agentes económicos, formados por las
familias, las empresas, el sector público y el sector exterior.
Conoce los tipos de flujos que forman este modelo y los agentes que intervienen en él.
Te explicamos cómo afectan a la economía las oscilaciones en el flujo circular de la renta.
En la relación entre los diferentes agentes económicos se genera una corriente circular, en la que
unos venden y otros compran. Pero a su vez los vendedores también son compradores y los
compradores vendedores. Es decir, el dinero que los consumidores pagan a los empresarios por la
compra de bienes y servicios retorna a estos en forma de salarios, alquileres y beneficios.
La competencia perfecta presenta los siguientes supuestos teórico: (i) Bienes homogéneos: firmas
venden productos idénticos; consumidores ven al bien producido por c/empresa como el mismo;
(ii) Información perfecta: vendedores y compradores tienen toda la información relevante sobre
mercado, calidad y precio; (iii) Tomadores de precios: vendedores y compradores no tienen
injerencia individual sobre el precio; (iv) No costos de transacción: ni vendedores ni compradores
incurren en costos o tarifas para participar en el mercado; (v) No externalidades: firma es
responsable de todos los costos del proceso productivo. No impone costos sobre otros; (vi) Libre
entrada y salida: firmas pueden entrar y salir sin incurrir en costos. No barreras; (vii) Perfecta
dividibilidad del producto: firmas pueden producir y consumidores pueden comprar una pequeña
fracción de una unidad de producto. Resultado: cantidad de producto demandado u ofertado varía
continuamente con el precio. Es decir, este supuesto evita problemas causados por grandes
cambios discretos en oferta o demanda en respuesta a pequeños cambios en precios.
El concepto de flujo circular de la renta fue acuñado por primera vez hacia el siglo XVIII
por François Quesnay. Quesnay, médico de profesión, comparaba el flujo circular de la renta con
el movimiento de la sangre por el cuerpo humano.
Según Quesnay en una economía existían dos tipos de flujos:
Flujo real: Hace referencia a los factores de producción, así como a los bienes y servicios.
Flujo monetario: Es el que genera el movimiento de dinero al moverse de unos agentes a
otros, cuando intercambian factores de producción o bienes y servicios.
Cuando compramos en un supermercado, se producen ambos flujos, el real por la compra de los
productos que compramos y el monetario por el dinero que pagamos.
La importancia del empresario individual, sin embargo, disminuye a lo largo del tiempo porque el
progreso tecnológico se reduce gradualmente a una mera rutina y se convierte en la función de
especialistas entrenados (Sánchez-Ancochea, 2005).
Para Schumpeter existen dos tipos de cambios económicos, los exógenos, que son cambios
causados por factores sociales o políticos y los endógenos, que son el resultado de la dinámica de
desarrollo del sistema capitalista. Este último es el que genera el desarrollo económico y el que
trata su teoría por medio del desarrollo de la innovación y los cambios tecnológicos.
Schumpeter, quien expuso que el proceso de innovación se convierte en el mecanismo interno,
que genera la evolución del sistema capitalista, motivado por el accionar de un emprendedor que
persigue un reconocimiento científico. Bajo este enfoque, el proceso innovador aparece como una
herramienta competitiva, y la empresa y el emprendimiento, como sus factores determinantes
(Jimenez-Barrera, 2018).
Schumpeter considera que el desarrollo económico está dado por dos tipos de fuerzas materiales
e inmateriales: La fuerza material se da por los Factores Productivos (trabajo, tierra y capital) y la
fuerza inmaterial, se presenta por los Factores Técnicos y Sociales.
En una situación de competencia imperfecta, las empresas que residen en ese mercado pueden
llegar a tener suficiente poder de mercado para afectar al precio del mismo. Las consecuencias
principales de este poder de mercado que puede haber son una repercusión negativa en el
bienestar de los consumidores y una pérdida de eficiencia.
Aunque también hay que tener en cuenta que bajo determinadas circunstancias, el hecho de que
las empresas compitan en este tipo de entornos, no implica necesariamente una pérdida de
bienestar de los consumidores. En algunos casos la competencia imperfecta se da por el poder
para fijar precio de los productores, tal como sucede en los oligopolios y monopolios.
Mientras que en otros la competencia imperfecta, es consecuencia del poder de fijación de precios
de los demandantes, tal como sucede en los oligopsonios y monopsonios. En esta se presenta
también la competencia monopolística, que es la fabricación de productos diferenciados a precios
algo distintos. Esto también va en contra de la homogeneidad del producto. También la publicidad
es fuente de competencia imperfecta, porque distorsiona la homogeneidad del producto de los
diferentes productores y altera el prestigio y grado de conocimiento que los consumidores tienen
de los productos de manera que beneficia al productor.
El estructuralismo latinoamericano cuenta, reseña y analiza uno de los más feraces desarrollos de
las ciencias sociales del pasado siglo, que alcanzó gran difusión y aceptación entre los
especialistas, interesó a muchísimos responsables de políticas públicas, influyendo a gran número
de ellos, y llamó la atención de todos los interesados en el desarrollo económico, social y político
de la región.
Tal como el autor destaca, los estructuralistas latinoamericanos comparten ciertas posiciones
metodológicas. El "método" del estructuralismo latinoamericano toma especialmente en cuenta
las características reales de las situaciones que se analizan, incluidos sus antecedentes históricos
relevantes, por oposición a practicar el análisis partiendo de un conjunto de postulados generales
y abstractos cuya aplicabilidad se presume independiente del lugar, la época y la historia. Así, el
método estructuralista exige en cada caso laboriosas consideraciones sobre el contexto y
antecedentes del problema específico que se analiza.