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SERIE: LA VOLUNTAD DEL ETERNO EN LA TORAH

SOBRE EL MATRIMONIO

MENOS TEORÍA
Y MÁS PRÁCTICA
¿Cuántos comentarios leímos en nuestra vida sobre la importancia del Shalom Bait? (Paz en el Hogar)
Seguramente que muchos. Pero debemos preguntarnos: ¿todos esos consejos de la Torá han servido
para mejorar nuestro comportamiento y corregir errores? O por el contrario, ¿somos los mismos que
antes, con la diferencia de que adquirimos conceptos que no llevamos a la práctica? ¡Qué pregunta
difícil! Pero real, ¿o no?

Imaginemos nosotros a un burro cargado con los libros más filosóficos e importantes que existan en
el mundo. ¿Por eso dejó de ser un burro? ¿De qué sirve saber si no se pone en práctica lo que la
Torá nos aconseja para nuestro bien?

El rey Shelomo en Mishlé 15 nos enseña: El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre
los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la
corrección tiene entendimiento. El temor del Eterno es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede
la humildad.
Cada hogar en Israel debe estar basado en el ejemplo de Abraham Abinu que abría las puertas de su
hogar no sólo para atender y dar de comer a los necesitados, sino por sobre todo para infundir la fe en
el Todopoderoso y acercar al huésped al cumplimiento de los Mizvot. De esta manera, nuestra casa
se transforma en un pequeño santuario que irradia Emuná, recibiendo con alegría y satisfacción a
quienes la visitan y alentando a quienes viven situaciones difíciles.

Se cuenta sobre un comerciante, que visitó en una oportunidad una ciudad en busca de una
mercadería determinada. Al entrar a la dirección que le habían recomendado, se sorprendió al ver a
un vendedor bastante mayor que le contestó: "Lo siento, no tengo más esa mercadería, pero la puedes
conseguir en la casa de mi padre... que vive cerca de acá". Sorprendido el comerciante por el hecho
de que esa persona mayor tuviera padre y que trabajara, fue a esa nueva dirección y se sorprendió al
ver a un anciano sentado en su silla trabajando, que le contestó: "Lo lamento, yo tampoco tengo esa
mercadería, pero la puedes conseguir... en la de mi padre, que vive cerca de acá". No podía creer el
comerciante que este anciano tuviera padre. Al llegar a la nueva dirección, se encontró con un anciano
que lo recibió y le vendió lo que necesitaba. El comerciante se animó a preguntarle: "¿Qué mérito ha
tenido usted para tener larga vida?". Contestó el anciano: "El mérito es de mi señora y ahora
entenderás por qué".

En ese instante, apareció la señora del anciano y éste le pidió que sirviera una porción de sandía para
el invitado. La señora regresó con una sandía enorme y el anciano le dijo: "Nuestro invitado merece
una sandía de mejor calidad; por favor, cámbiala por otra". La señora regresó al instante con otra
sandía y se repitió la situación anterior, hasta que en la tercera oportunidad trajo una de la calidad que
la honra del huésped merecía. Después de comer, le preguntó el anciano al comerciante: "¿Cuántas
sandías crees que hay en nuestra cocina?". El comerciante contestó: "Por lo menos tres". "Te
equivocas", le dijo el anciano, "sólo tenemos una, pero quise mostrarte nuestra alegría por recibirte en
nuestro hogar. Mi señora siempre trajo la misma sandía. Ahora entiendes el mérito de mi mujer, ya
que otra hubiese dicho: ‘No tengo otra sandía’, avergonzándome a mí y a ti, pero mi señora inteligente
supo cómo comportarse correctamente por tu honor y por el mío".

Aprendemos de este Maasé, cómo la mujer trae la bendición y la alegría a su hogar atendiendo
de buena forma a sus invitados y poniendo en práctica las enseñanzas de Abraham Abinu.

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Am Israel Jai
Editor

Moshé Ben Israel


Compañero de Labores en Mashíaj Yeshúa Nuestro Adonái.

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