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En esta clase nos proponemos como objetivo comprender en líneas generales qué es lo que
caracteriza la cuestión ética en nuestros días, es decir, cómo es percibida la moral en la cultura
contemporánea en la cual estamos inmersos.
La preocupación por la ética estuvo siempre presente en todas las culturas y en todos los
tiempos, pues se trata, como veremos la próxima semana, de una dimensión constitutiva del
ser humano. Sin embargo, nuestro tiempo presenta características particulares, propias de una
“época de cambios”, o como prefieren decirlo algunos autores, de un “cambio de época”, para
dar cuenta de la radicalidad del fenómeno que estamos viviendo. Algunos piensan que la
moral, con sus leyes y normas, es algo del pasado y que debe ser dejado de lado. Y sin
embargo, pareciera que la cuestión ética está hoy más que nunca en los principales debates de
nuestra sociedad. No hay ningún ámbito que la excluya de su agenda: está presente en los
debates de la política, la economía, la ecología, la educación, los medios de comunicación, las
instituciones religiosas, la ciencia, etc., con una relevancia pocas veces vista.
1. Tiempo de crisis
Vivimos un tiempo de “crisis” que afecta todos los ámbitos de la vida humana (personal,
social, cultural, política, económica, religiosa, ecológica). En el fondo, se está produciendo un
cambio en la comprensión que el hombre tiene de sí mismo. Al ser parte, más consciente o
inconscientemente, de este cambio que en distintos niveles todos hacemos y padecemos, es
muy difícil poder tomar la suficiente distancia como para intentar comprender lo que
realmente nos pasa.
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Seguimos sustancialmente el desarrollo del tema en: J.L. MARTÍNEZ, Moral social y espiritualidad. Una
co(i)nspiración necesaria, Sal Terrae, Santander 2011, pp. 59ss.
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La cuestión ética en la época actual
b) El empirismo utilitarista, que reduce la verdad al cientificismo y busca la
maximización de los resultados según una mentalidad tecnológica que prescinde de la
ética.
c) El narcisismo de una cultura donde el individuo está centrado en la realización
emocional de sí mismo y se diluyen los compromisos sociales.
d) El ideal de una libertad con mínimas limitaciones y un máximo de posibilidades para
la toma de decisiones por parte del sujeto.
e) Una fuerte secularización que tiende a la privatización de la religión excluyéndola de
la vida pública.
2. La Globalización
En la aldea global, sentimos como si todos los humanos fuéramos co-presentes y co-
actuantes. Es la unificación de la historia humana. Ningún proceso de unificación acaecidos
hasta ahora (el helenismo, el encuentro entre Europa y América, etc.) tuvo la amplitud y
profundidad que tiene el actual fenómeno de globalización.
“Por la mundialización, todos los seres forman una realidad orgánica e interconectada: la
conciencia humana se amplía a escala planetaria, y se ha creado una nueva alianza del ser humano
con la naturaleza. Se trata no sólo de un cambio de escala, que pasa del Estado-nación al sistema-
mundo, sino de una transformación de la residencia mental y de la conciencia” (Joaquín García
Lorca, «El siglo que convirtió el mundo en una aldea global», Sal Terrae 87 (1999) 911).
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La “primera revolución industrial” se inicia en Gran Bretaña en la segunda mitad del siglo XVIII, y consiste
sustancialmente en el paso de la sociedad rural (agraria, comercial) a una sociedad de tipo urbana, industrializada
y mecanizada. La “segunda revolución industrial” se inicia finales del siglo XIX, es una profundización de la
anterior, pero con nuevos elementos que están dados por el empleo de nuevas fuentes de energía (petróleo,
electricidad), nuevos modos de transporte (automóvil, avión) y comunicación (teléfono, radio), creciente
automatización de la producción y concentración de capitales.
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La cuestión ética en la época actual
Si bien la globalización tiene una especial repercusión en el terreno económico y
financiero, es un fenómeno mucho más amplio y profundo, un proceso plural y con distintos
ritmos en las diversas zonas del mundo, que incluye distintas dimensiones: científico-
tecnológica, económica, política, socio-cultural.
En esta situación, el poder político de los Estados se ve desafiado por los poderes
económicos globalizados. La Doctrina Social de la Iglesia (DSI), desde Juan XXIII, ve la
necesidad de una autoridad política mundial, que busque el bien común universal, de tipo
subsidiario con relación a los Estados nacionales.
“Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para
prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno
desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y
regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial.”
(Caritas in Veritate 67)
La globalización dejada a sus propias leyes se descontrola. Por eso, debe ser pensada y
orientada con sensibilidades éticas.
Orientaciones éticas3:
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Cf. M. VIDAL, Moral cristiana: en tiempos de relativismos y fundamentalismos, San Pablo, Buenos Aires 2010,
pp. 19ss.
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La cuestión ética en la época actual
sujetos, teniendo en cuenta la condición de asimetría en que se encuentran los
individuos y los grupos menos favorecidos.
o Dado que existe la interdependencia a escala mundial, debe existir una
solidaridad internacional, que se realice en distintos ámbitos de la realidad y
mediante diversas formas de actuación. Entre las áreas que tienen hoy especial
importancia, estarían: el mundo de los desplazados y refugiados; el mundo de
las migraciones; la ecología; el desarrollo en sus múltiples aspectos
(económico, social, cultural, etc.); la transferencia de tecnologías; los
mecanismos financieros, en cuyo contexto se encuadra el problema de la deuda
externa.
El ambiente social que nos rodea ha cambiado mucho en relación con el de épocas
anteriores todavía cercanas. Siempre han existido debilidades e incumplimientos de las
normas éticas, pero lo más característico de la situación presente es que ya se duda sobre la
utilidad y conveniencia de que existan. Hablar hoy de moral despierta enseguida un fuerte
sentimiento de agresividad y rechazo, contra algo que nos hizo sufrir y provocó con
frecuencia experiencias negativas y sentimientos de culpabilidad. (...)
Entre otras afirmaciones, que se podrían multiplicar o expresar con un lenguaje
diferente, se oye decir, o se siente sin manifestarlo, que la moral es una forma de infantilismo
por la que se considera al hombre como un niño permanente, para decirle en cada momento lo
que tiene que hacer. La gente vive en un clima de libertad y autonomía y no está dispuesta a
perderlas con el sometimiento a unas normas externas, coactivas y autoritarias. Lo único
importante es la conciencia de cada individuo para que decida de acuerdo con su propia
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Cf. Eduardo LÓPEZ AZPITARTE, Cómo orientar la vida. Propuestas para alcanzar una ética profundamente
religiosa y auténticamente humana, Ed. Paulinas, Buenos Aires 2000, pp. 9-24.
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La cuestión ética en la época actual
responsabilidad, sin que nadie, desde fuera, le pueda imponer una conducta determinada. La
sociedad moderna se ufana de haber alcanzado una mayoría de edad, incompatible con una
obediencia infantil a la ley.
Los cambios, por otra parte, han sido demasiado evidentes y significativos para seguir
creyendo que lo que ahora se manda va a ser una verdad definitiva e inmutable. Sin duda, el
denominador más común y significativo es el amplio pluralismo existente en nuestra
sociedad. La oferta de opciones sobre los múltiples problemas éticos es tan amplia y
contradictoria que se encuentran soluciones para todos los gustos e ideologías. Esta diversidad
no afecta exclusivamente a la solución de ciertos problemas, como siempre ha sucedido en
todas las épocas, por la complejidad de los valores éticos y su aplicación a las situaciones
concretas. Las diferencias abarcan también a otros aspectos mucho más fundamentales. La
concordia básica de antes se ha fraccionado en diversas posturas que mutuamente se
excluyen. Cualquiera que busque una información se va a encontrar con una variedad de
respuesta que desconciertan y provocan una fuerte inseguridad. Hoy se aceptan conductas
que, en épocas anteriores, estaban condenadas y lo que antes no era lícito a lo mejor hoy
resulta posible. Una moral que cambia y evoluciona pierde por completo su credibilidad, pues
no tiene raíces suficientes para exigir una confianza plena.
1. ¿Cuál es la situación actual de la ética según el autor? ¿Cuáles serían las causas de esta
situación?
2. ¿Qué significa que la tolerancia sea hoy un “valor prioritario”?
3. ¿Cuáles serían las “tentaciones” y peligros para la propuesta ética cristiana en el
tiempo que nos toca vivir?
4. En el actual contexto de pluralismo ético, ¿cómo te parece que debería ser la relación
entre la moral cristiana y otras propuestas morales?