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SEMANA 27 - MENSAJE DOMINICAL

¿COMO ENFRENTAR LAS GRANDES CRISIS?


El profeta Joel habla de una gran crisis económica que estaba pasando Israel a causa de
terribles plagas que habían devorado las cosechas.

Joel 1:1-4: “Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel.


2 Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en
vuestros días, o en los días de vuestros padres?
3 De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación.
4 Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la
langosta comió lo que del revoltón había quedado”.

Oigan este mismo pasaje en otra versión: «¡Pongan mucha atención ustedes, jefes del pueblo, y
todos los que viven en este país! ¡Cuatro plagas de saltamontes han venido sobre nuestra tierra y
han acabado con nuestras siembras! ¿Cuándo han visto ustedes algo así? ¡Ni siquiera los
antepasados de ustedes vieron en su vida algo parecido! »¡Cuéntenselo a sus hijos, para que
ellos, a su vez, se lo cuenten a sus nietos, bisnietos y tataranietos!

La Nación de Israel jamás había visto una plaga como esa que acabó con el país. Y hoy,
nosotros estamos viendo cosas que jamás habían sucedido en todo lo que va de nuestra vida.
Entonces, ¿Qué debemos hacer ante las grandes crisis económicas, morales, espirituales, de
valores, etc.? ¡Hagamos lo que dice el profeta de Dios:!

DESPERTEMOS ESPIRITUALMENTE

Joel 1:5-7: “Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto,
porque os es quitado de vuestra boca.
6 Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus
muelas, muelas de león.
7 Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron
blancas”.

El texto dice que un pueblo fuerte e innumerable había acabado con todas las cosechas de
Israel. Ese pueblo fuerte e innumerable era 4 distintas de plagas de langostas que Dios había
enviado sobre la nación de Israel para devastar la economía del país. La oruga, el saltón, el
revoltón y la langosta. No dejaron nada pues todo lo devoraron. Obviamente, si Dios envió
esas plagas, como lo hizo con los egipcios, fue un castigo divino por las maldades de la nación
de Israel.

Ante aquella gran crisis económica, causada por una gran crisis espiritual y moral, el profeta
Joel le dice a los borrachos: Despierten y lloren. Toda restauración física, económica o moral,
siempre tiene que ver con un despertar espiritual.

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Necesitamos sacudirnos todo placer pecaminoso como la embriaguez, la adicción a las drogas,
los pecados sexuales, el amor a las cosas de este mundo, que aletargan nuestras almas, entre
muchas cosas más, y tener un despertar espiritual.

Hay dos cosas que se pueden hacer ante las crisis económicas, morales o espirituales, o del
tipo que sean: Una es ensoberbecerse y rebelarse más contra Dios como lo hizo Faraón y todos
los egipcios, y terminar ahogados en el fondo del mar, ó la segunda cosa es, Humillarse en
ayuno, oración y llanto delante de Dios para que nos perdone, y restaure nuestra economía
que tal vez hemos gastado en vicios o adicciones.

No hay nada que suceda en el mundo por mala o buena suerte, ya que, Dios está en control de
todo, y cuando permite grandes crisis económicas o de otro tipo, las permite para que nos
humillemos hasta el suelo delante de Él para tener misericordia de nosotros. Los israelitas
jamás habían vivido una crisis económica como aquella que les tocó vivir en los tiempos del
profeta Joel, pero también, era una época de mucha maldad y perversidad en ese pueblo de
Dios.

Amados, hoy en día no es diferente. Recuerden que estamos viviendo los tiempos finales
antes del arrebatamiento de la iglesia. Debido a la invasión de Rusia a Ucrania, se pueden
echar a perder millones de toneladas de cereales que se iban a vender a otras naciones,
especialmente a las más pobres. Pero, debido a que los barcos ucranianos o de otros países no
pueden atracar en los puertos de Ucrania, todos esos millones de trigo se van a echar a perder
y se desatará una mayor hambruna en el mundo. Por otro lado, tampoco nunca habíamos
tenido un mundo tan perverso y tan blasfemo de Dios. Jamás había habido una generación
que se revelara contra Dios y maldijera a Dios en una forma tan descarada como ahora. Ante
todo esto, Dios nos llama a humillarnos delante de Él en ayuno y oración.

Una exhortación más del profeta Joel a la nación de Israel, es a:

LLORAR DELANTE DE DIOS CON GRAN HUMILLACIÓN

Joel 1:8-12: “Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud.
9 Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová
están de duelo.
10 El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se
perdió el aceite.
11 Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del
campo.
12 La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los
árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres”.

El profeta Joel exhorta a la nación de Israel, comenzando con los sacerdotes ministros de
Jehová, después con todos los labradores del campo, y a todos los exhorta a llorar ante el
trono de la gracia de Dios pidiendo su misericordia. No hay nada que suceda en este mundo al
azar; o son castigos de Dios a causa de la maldad humana, o son pruebas para que el hombre

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busque a Dios. Proverbios 26:2-3: “Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su
vuelo, Así la maldición nunca vendrá sin causa.
3 El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, Y la vara para la espalda del necio”. Cuando
el pueblo de Dios o este mundo vil y perverso no entienden con palabras, Dios tiene que usar
la vara para que entendamos.

¿Qué otra cosa debemos hacer ante las grandes crisis económicas, morales, de valores, o
espirituales?:

CEÑIRNOS Y LAMENTARNOS DELANTE DE DIOS

Joel 1:13: “Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio,
ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación”.

El profeta Joel exhorta en primer lugar a todos los ministros del altar, los ministros de Dios,
para humillarse en oración y ayuno delante del Señor. Ante las grandes crisis de la vida que
afectan a todo el mundo, los primeros que debemos humillarnos delante del trono de la gracia
de Dios, somos los servidores del pueblo de Dios. Los que predicamos la Palabra.

La última cosa a la que nos exhorta el profeta Joel, es a lo que hemos estado haciendo estos
52 días pasados: Ayunar y orar delante de Dios.

PROCLAMAR AYUNO Y ORACIÓN A TODO EL PUEBLO DE DIOS

Joel 1:14 “Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los
moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová”.

“Proclamad ayuno”, dice el profeta Joel al pueblo de Israel. Congréguense todos en la casa de
Dios, y clamen al Señor. Esto es lo que hemos estado haciendo estos 52 días, y hemos visto la
mano de Dios moviéndose a nuestro favor. Cuando Dios iba a destruir a Nínive por su maldad
y violencia, desde el rey hasta los niños se pusieron en ayuno y oración, e incluso pusieron en
ayuno a todos los animales. ¡Esto fue lo que hizo una nación impía, que no conocía a Dios!
Amados, es tiempo de seguirnos humillando delante de Dios porque grandes crisis amenazan
en un futuro.

CONCLUSIÓN Y LLAMAMIENTO
Como ya hemos visto en todos los mensajes pasados, cada vez que el pueblo de Dios se
enfrentó a grandes enemigos, grandes amenazas de exterminio, ayunaron y lloraron
humillándose grandemente delante de Dios, y Dios les fue propicio. Todas las veces que
alguien ayunó y oró ante el peligro o la advertencia de castigo de parte de Dios, Dios
respondió favorablemente. Así que, amados hermanos, sigamos orando y ayunando. A partir
de agosto, el primer día de cada mes, caiga el día que caiga, lo dedicaremos al ayuno y la
oración con diferentes motivos. Sólo que ese ayuno será total, estaremos orando y ayunando
todo el día. Si es posible, aún sin tomar agua. Es tiempo de ofrecer nuestros cuerpos a Dios
como sacrificio santo. Y si alguno está cargado, venga a Cristo, recíbalo con humildad y fe.
Clamé a Dios con fe y Él le sostendrá. Oremos

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