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Resumen
referente para polemizar estas posiciones teóricas a través de un texto reflexivo que
pretende avizorar desde otra lógica de pensamiento esta vivencia de la vida anímica
infantil.
Introducción
niño al de los adultos que enfrentan una situación semejante? Son estos algunos de
los interrogantes más relevantes, entre otros, que animan la escritura que, a modo
Contexto
Al revisar lo que se ha escrito sobre la relación del niño con la muerte, es bien
logrado mayores adelantos y que la única vía es volver sobre lo ya dicho, pese al
El mayor énfasis está puesto en las dificultades de los adultos cuando intentan
argumentos teóricos para explicar esta dificultad están fundados en una tendencia
cuenta con ella. Todo la suprime: las predicas de los políticos, los anuncios de
consumo, que no hace otra cosa que avivar la ilusión de la salud, la prolongación de
con la muerte, y con la vida, los adultos mantienen al niño alejado del tema, no vaya
Otro asunto recurrente en las páginas que se ocupan del tema, se refiere a la
la propia concepción que el adulto alcanza del concepto, pues si bien se logra una
Lo que se avizora en los textos, finalmente, es que toda vez que se piensa en la
adultos encaran la idea de la desaparición del pequeño. La reacción del niño queda
reducida a una pálida mueca identificatoria, en la que él no hace más que reaccionar
clínica evidencia que así ocurre, sin embargo, es una salida poco solidaria, ajena al
Ante este panorama surge una pregunta que se deriva directamente de la revisión a
aborda al niño desde los prejuicios y temores que los adultos han construido sobre la
la propia angustia ante un ser que podría tratar el asunto de un modo que el adulto
infantil.
con la muerte posee una notable diferencia en comparación con la que sostiene el
adulto. Los niños juegan con la muerte todo el tiempo; sus juegos están designados
este acontecimiento, lo actúan en su ingeniosa relación con el mundo: las balas y las
flechas van y vienen y ellos saben que deben ocultarse y defenderse y cuando está
demasiado cerca se torna inevitable y caen inmóviles, rígidos, con los ojos cerrados
Zumban las flechas, y Julito saca su pistola y dispara dos o tres veces hasta
que cae muerto. Con las piernas y los brazos abiertos y extendidos y la
cabeza inmóvil sobre el hombro derecho, yace Julito con los ojos cerrados, la
El niño, en su representación del mundo, hace algo con la muerte, la actúa tal como
ella es, en su natural ocurrencia; las series de televisión, las noticias, los video
Lo paradójico en esta forma de reflexionar el tema es que ante esa especial relación
que el niño sostiene con la muerte, el adulto intente siempre vedar su contacto con
ella: ocultársela, prohibirla, callarla, reprimir que la vea al alejarlo de los velorios y
los cementerios, inventarle cuentos sobre la muerte de sus cercanos: “se quedó
dormido” “se fue con Dios” “se fue a hacer un viaje muy largo”; en la realidad, el niño
comprueba que el que duerme se despierta, que irse con Dios significa vivir en otra
contrarían la experiencia del niño con la muerte y con la vida, pese a que se busca
toda suerte de imaginarios terroríficos que van transformando ese saber hacer del
niño con la muerte, por medio de la ominosa relación que el adulto sostiene con ella.
Más allá de las precisas descripciones teóricas que explican cómo comprenden los
Se Ilustra este hecho en el texto “Casa de las estrellas” de Javier Naranjo (2005); a
libro:
intención. Voz que sucede ajena a lo que quiere imponer lo sabido: el mundo
He aquí la voz de los niños y algunos de los significados que dieron a la palabra
Muerte:
“El país”
“Estar quieto”
“Es cuando uno no tiene espíritu, ni come y eso no tiene salvación y está
Una lectura, entre líneas, de este decir espontáneo de los niños entrevistados,
revela varios matices de su relación con la muerte; por un lado aparecen algunas
por otro, emergen elementos que están determinados por los idearios culturales
medio de sus experiencias vitales, del encuentro cotidiano con los otros, de la
saber, que se puede leer como ominoso, realista, se relativiza cuando el niño luego
En estas ocurrencias existe una vinculación particular con la idea la muerte, las que
sería importante revisar cuando aparece una amenaza real que los coloca frente a
ella.
redimensionar la pregunta ¿Qué ocurre en la relación del niño con la muerte cuando
proceso.
a la muerte en sus nexos con la enfermedad está desprovista del carácter trágico
frecuentes, las que se traducen en llanto, pataletas, lucha desenfrenada por evitar
muerte y en este sentido, las reacciones del niño son una clara evidencia de su
temor a la muerte. Sin embargo el peso de esta afirmación solo puede contrastarse
con lo que los niños refieren acerca de su experiencia con la enfermedad, pues de
otro modo se estaría validando el asunto a partir de una interpretación que opera
como una generalidad para todos los casos, actitud que es propia de la ciencia
psicológicas.
La interacción con niños que padecen una enfermedad oncológica incurable permite
no hay en su discurso vaticinios del sufrimiento por venir, angustia anticipatoria por
de los otros. Con relación a este último hecho se observa, por el contrario, que se
Las demandas del niño se dirigen hacia la solicitud del calmante, al alivio del
síntoma que persevera, que no deja de insistir; si para el adulto escasean las
palabras para nombrar su terror a la muerte, en el niño están aun más limitadas,
presente.
Un hecho que llama la atención en el acontecer clínico muestra que la gran mayoría
de los niños que mueren a causa de una enfermedad mortal ignoran la realidad del
desenlace fatal; el dolor producido en sus padres y cercanos boicotea todo intento
una paliación engañosa: “te vas a curar” “si tomas los medicamentos te aliviarás” “ya
“inocente”, el infante no hace otra cosa que responder a ese intento falaz de los
otros de mantener la calma y cumplir con sus demandas, pues la antigua idea de
muerte por vía asociativa. Dos días antes de morir, Esteban de 5 años, se despierta
La lectura del sufrimiento familiar hace que el niño experimente fuertes sentimientos
de culpa, ya que siente que es él quien lo causa; toda la atención familiar está
cotidianidad; por más entereza que se intenta mantener, las muecas de angustia
receptor del sufrimiento del otro, jugando también al silencio e intentando elaborar
madre, también le deja una carta escrita a ella, en la que le dice que desde el cielo
le estará acompañando para que ya no sufra más. Ángela*, apodada “Angelita”
cama, estableció una alianza con su muñeca “Angelita” para cuidar de sus padres y
parientes. En sus dibujos pintaba una virgen guadalupana, cuyo rostro era el suyo,
señalando de algún modo, sus intentos de reparar los daños en su vida familiar.
lazos con la vida y con el otro; la serie de impulsos y demandas nuevas promueven
huída y angustia por su posibilidad, aún cuando los sujetos vivan eternamente
incitando su llegada.
muerte, aun faltan en su haber cognoscitivo los significantes que la vinculan con esa
*
Ángela, es una niña mexicana que murió a los 11 años; el equipo de Cuidado paliativo del Centro Estatal de
Cancerología de Colima, México la atendió durante un año, hasta su muerte; Centro en el que presté un servicio
como voluntario, durante mis dos años de estancia en México.
carácter terrorífico que le endilgan quienes han afianzado su relación con eventos
vitales para la afirmación del psiquismo. El adulto sufre por un exceso de repetición
que su relación afectiva con el otro está enmarcada por vínculos de carácter erótico
plantear que, en mucho, la relación del niño –y del neurótico- con la realidad es
similar a la que sostuvo el hombre primitivo; del mismo talante es la relación con la
ésta, el niño no podrá relacionarse de otro modo que no sea naturalmente con ella.
El sentido de morir siendo niño es un significante que nace de la angustia del adulto
y que se refleja en el encuentro con él. Por no haber vivido “lo suficiente” se habla
de injusticia, pues se aduce, con harta frecuencia, que los niños no deben morir, que
deben vivir una larga vida, que se les debe respetar su derecho a crecer y a
desarrollarse, “si hay algo incomprensible para los que tratamos de encontrar un
haríamos de ellos nuestros medios para curar nuestras heridas narcisistas, es decir,
Queda señalado hasta el momento que es cierto que el niño recibe una gran
influencia del adulto en su relación con la idea de morir, pero ¿el niño sufre por la
partida? ¿Se deshace en angustia por la separación definitiva? Los casos clínicos
se expresa con otros matices. Se redobla en ellos la fuerte dependencia del otro,
proceso final, cuando sus fuerzas están completamente agotadas como para
pocos niños emerja el deseo de morir como el último remedio, como lo único que
embargo así es, pues como ya se ha anotado, sus vínculos con el mundo, con el
Es importante puntualizar, para finalizar, el hecho de que una vida puede ser
igualmente valiosa, más allá del tiempo que ésta dure. Morir a los 3, a los 5, a los 9,
este hecho si se quiere aprender a mirar con otros ojos la experiencia de morir
siendo niños.
Johan a sus 12 años ya había sido promovido dos veces en su vida escolar,
primera comunión, tocaba guitarra y cantaba, era monaguillo y tenía una relación
tan estrecha y tejida de bondad con sus hermanos que no era producto de su
no había nacido para este mundo. Johan enfrentó su muerte con la valentía de
quien comprende que lo irremediable es parte de la vida y días antes de morir decía,
con gran sabiduría, que sólo quería ser atendido por su madre, porque quería
Un gran propósito que debería animar el trabajo con niños que están enfrentados al
muerte, sólo así se lograría reconocer y validar la fuerza de una vida que aún no ha
sido desgarrada por la idea de verse obligada a saldar una deuda con la naturaleza.
Referencias
Barcelona.
España.