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ÉTICA

Moralidad de los actos humanos

ANÁLISIS MORAL DE LOS ACTOS HUMANOS


Capitulo IV.

Hemos terminado el análisis psicológico de los actos humanos, de su distinción con los otros actos del
hombre que no tienen esta modalidad humana, es decir, de algo pensado y querido. Hemos visto los aportes de
la psicopatología, para valorar rectamente el grado de responsabilidad. Hemos hecho esto también para saber
que elementos influyen en el acto humano, para disminuirlo y en algunos casos incluso destruirlo. Sin embargo,
todavía esto es un análisis psicológico y no moral. En otras palabras, el análisis de la acción física en cuanto
percibida y querida. Sin embargo, a la luz de lo que hemos dicho de la perfección de la persona humana, de su
felicidad y fin, cabe otra pregunta: esa acción es perfeccionante o no de la persona, o de alguna de sus
dimensiones (vegetativa, sensitiva o espiritual) debidamente tomada según un orden. Esto supera el análisis
psicológico, y pasa a un plano moral de conformidad o armonía entre mis actos y lo que soy por naturaleza.

Este juicio constata no una mera realización de una acción (cum-scientia psicológica), sino que ingresa
una valoración de esa acción: si es buena o es mala. La desproporción entre una acción y el verdadero concepto
del hombre, me señala que esta actividad no está en la línea de la naturaleza humana que busca su plenificación,
su perfección, su felicidad.

Este juicio moral, obviamente sólo lo puede hacer la razón, no cualquiera, sino una rectificada por la
tendencia a la verdadera perfección y felicidad. Por eso señala Santo Tomás que deber proceder de la "recta
ratio".

El objeto de esta acción, por el momento solo físico o psicológico, después de este juicio, de este cotejo
entre el objeto y la persona, es lo que lo constituye en un "objeto moral". (Los objetos no son morales, ni buenos
ni, malos, sino en la relación al hombre, después de este juicio moral).

Esto no se presta a un subjetivismo o a un relativismo. Para Aristóteles y Santo Tomás (podemos añadir el planteo de Juan Pablo II) no. La
Ética es una ciencia que surge de la Psicología (ciencia subalternada), y un recto y fundado juicio moral, surge de un recto y fundado concepto del
hombre. Una ética falsa es el fruto de una antropología recortada (hombre puro espíritu, hombre pura materia) Es en el respeto de todas las
dimensiones del hombre, de donde surge una ética no a priori, de leyes o normas que surgen por arte de magia, sino un planteo claro y lúcido que
el mal moral es un empobrecimiento del hombre. Un planteamiento tomista impide presentar una moral como conformidad de un acto con una
norma, sino que destaca y valora cada aspecto en su debida proporción: no se trata de misteriosas prohibiciones y reglas de iniciados, sino de saber
si tal acto es conforme a mi naturaleza, a mi dignidad, y me dignifica.

Así la bondad o maldad moral de un acto dice directa relación a la persona humana. Mi juicio moral
compara ese acto con la persona en cuanto tiene una determinada naturaleza (a su esencia) y así encontramos
que son naturales y actos que son antinaturales, buenos y malos respectivamente. La comparación puede no
ser abstracta sino concreta entre la acción y tal persona. Por ej. tal actitud que naturalmente es buena, sin
embargo, a tal persona (por su temperamento, por sus dificultades) es inconveniente. Más aún, este cotejo
entre el acto y la persona no se limita a la naturaleza abstracta y a la concreta, sino incluso está circunstanciada,
con todas sus vinculaciones o relaciones (en tal tiempo, con tal persona, en tales condiciones mías, con tal
manera de realizar una acción, en tal lugar). Esto es lo que dice Santo Tomás de que la acción moral se especifica
por el objeto y las circunstancias. Añade el fin, es decir, la ordenación de esa acción a la perfección acabada, o
por el contrario una acción natural buena, pero desgajada de integridad ulterior.

Esto mismo es lo que le permite a Santo Tomás decir que por el objeto moral, puede haber actos
indiferentes, pero en concreto esto no se da por las circunstancias y por el fin (Cfr. I-II, q. 18).

Distinguir entre:
Bien y mal en sentido absoluto (Metafísico)
- Bien: entidad
- Mal: privación de entidad.

Bien y mal en sentido relativo (El de una entidad concreta; p. ej.: el acto humano)
- Bien: así el acto se dirá bueno si hay una ordenación conforme a la naturaleza del agente. Hay una
plenitud de entidad.
- Mal: el acto es malo si hay una privación del orden propio, es decir, del orden que tendría que tener
conforme a la naturaleza del que obra. Se dice, una privación d proporción conveniente.

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Moralidad de los actos humanos

¿HAY ACTOS BUENOS Y ACTOS MALOS?


a- Todos los actos son buenos en cuanto actos, en cuanto entes. Pero puede que es e acto no sea conforme
(proporcionado o conveniente) a la naturaleza humana; y en este sentido se dice moralmente malo,
porque defecciona de su plena bondad. (q.18.a.1)

b- Al acto su bondad o maldad le viene dada primeramente por el objeto. El acto se especifica por su objeto
como la materia por su forma. Y si la la bondad primera de un acto le viene dada por el objeto, será este
el que primeramente nos muestra la ordenación o no de dicho acto respecto a su fin conveniente (como
ya se dijo, su conformidad o no con la naturaleza del que obra). (q.18.a.2)

Entonces, los actos serán buenos en primer lugar por su género (ex genere).

c- Es preciso agregar que para determinar la bondad o maldad de un acto, se debe considerar también las
circunstancias concretas (aquí y ahora) en que se realiza el acto; como así también la consideración del
fin que, se verá mas adelante; le da al acto su última especificidad. (q.18 a.3-4).

Recapitulando: respecto de la bondad de un acto, se pueden distinguir:


. Su bondad genérica: en tanto que acto humano, en tanto que voluntario.
. Su bondad específica: según el objeto (primera especificación moral) conveniente a la recta razón y a la
naturaleza.
. La bondad de sus circunstancias: el objeto del acto pero concretado, es decir, considerado aquí y ahora.
. La bondad del fin: que se tiene como causa del bien moral (última especificidad moral).

La bondad genérica se refiere al plano entitativo y también psicológico del acto, mientras que las otras tres se
refieren al plano moral.
Si tomásemos un ejemplo de un acto concreto y se puede verificar en el la bondad en los cuatro sentidos antes
mencionados, podríamos concluir que estamos en presencia de un acto MORALMENTE BUENO. Si en cambio
defecciona uno solo de sus elementos el acto sería MORALMENTE MALO.

El bien y el mal son específicamente distintos entre sí. Hay entre ellos una diferencia per se (pertenecen a
especies diversas). Se prueba esto porque si uno dice conformidad y la otra disconformidad es que estamos
ante objetos distintos, específicamente distintos. Y objetos distintos dan especies distintas.
Con relación al acto humano, el bien y el mal NO son accidentes, sino como ya se dijo, objetos del mismo y que
al ser especies distintas dan actos de especies igualmente diversas; y así un objeto bueno específica a un acto
bueno y un objeto malo especifica al acto malo. (q.18 a.5)

Como ya se adelantó, el fin le da al acto su especie última. Al igual que el objeto lo ordena (dice conformidad a
la naturaleza). Pero en cuanto a causa del bien del acto es su formalidad; por eso lo especifica más que el objeto.
Lo que la forma es a la materia, el fin es al objeto. El último se refiere a fin de la obre, el segundo al fin del que
oba. Uno al acto exterior, el otro al acto interior. (q.18 a.6).

Esta especie que le viene dada al acto por el objeto moral está entonces contenida y subordinada a la especie
que le viene por el fin. (q.18 a.7)

Considerados solamente por razón de su objeto pueden haber actos que sean específicamente indiferentes (en
cuanto a su moralidad). Sin embargo individualmente considerados (circunstanciados), no pueden haber actos
MORALMENTE indiferentes.
(q 18. a.8-9).

Hay circunstancias que no dicen orden a la razón y por lo tanto no son sino circunstancias puras (moralmente
indiferentes).
Las circunstancias propiamente dichas son consideradas por la razón en el orden del objeto y del fin, y
disminuyen o aumentan la moralidad de un acto (permanecen como circunstancias).
En cambio, hay circunstancias que pueden llegar a constituir “especie moral” ( se las vio en la bolilla anterior
como circunstancias especificantes). Son consideradas por la razón pero de algún modo “se transforma en
objeto”; o más precisamente afectan de tal manera al objeto (aunque sin identificarse con él) que lo pueden
tomar de bueno en malo.
(q. 18 a. 10-11).

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La bondad o maldad de la voluntad no viene dada por las circunstancias (salvo como se dijo, las especificantes)
sino por el objeto moral. (q.19 a.1-2)

A su vez la bondad o maldad dependen de la razón que es la que presenta el objeto a la voluntad como bueno
o como malo. También decimos que dependen del ordenamiento de la naturaleza porque ella dice el deber ser
propio. (q.19 a. 3-4).
La voluntad discordante de la razón siempre es mala (ya sea esta razón recta o errada). Esto es así porque, como
ya se dijo, la bondad a la voluntad le viene por el objeto que es presentado por la razón.
Siempre que la voluntad se desvía de lo que la razón le presenta como buena es mala.
Decimos entonces que la voluntad que concuerda con la razón errada no es mala 9mientras que ese error de la
razón no sea culpable). Aquí se dice que el acto no es malo para ese sujeto concreto; es inimputable porque el
error es inculpable. Pero no se puede decir que el acto sea bueno porque el objeto es malo per se1.

EXCURSUS: CONCIENCIA MORAL


- Etimológicamente: “cum alio scientia”. A modo de conocimiento concomitante; “conozco que conozco”;
juicio o conocimiento reflejo.
- Distinguir conciencia psicológica de conciencia moral. La primera es darme cuenta del acto humano como
tal: conozco que estoy haciendo o realizando. La segunda es el dictamen o juicio práctico que afirma la
bondad o maldad del acto que vamos a realizar, que estamos realizando o que ya realizamos según los
principios morales (bien y mal obejetivos).

El sujeto del juicio de conciencia es el intelecto y como se trata de un acto concreto es el intelecto práctico.
El objeto del juicio de conciencia es la afirmación de la moralidad de un acto concreto.

El juicio de la conciencia no es:


- La sindéresis que está en el hábito (hábito de los primeros principios del orden práctico) y no en acto.
- La ciencia ética, que es un hábito especulativo.
- La prudencia: hábito virtuoso del intelecto práctico (pero que siempre es recto)
- No es la ley natural, que son las preposiciones de la sindéresis, postulados genéricos de la ley moral.
Los cuatros elementos no son el juicio de conciencia, pero colaboran al juicio recto de conciencia.

División de la Conciencia

Verdadera: cuando el juicio de conciencia es conforme a la verdad objetiva.

Por el objeto

Falsa o errónea: Venciblemente errónea.


cuando el juicio
de conciencia no
se conforma con Invenciblemente errónea.
la verdad
objetiva.

Juicio antecedente: Cuando el juicio es antes de la realización del acto.

Con respecto al acto Juicio concomitante: Cuando el juicio es durante la realización del acto.

Juicio consecuente: Cuando el juicio es después de la realización del acto.


Cierta: Certeza de la voluntad respecto al juicio de conciencia.
Con
respecto
Dudosa: La voluntad suspende el juicio de conciencia porque duda.
al
asentimiento
Opinión: Se inclina hacia una de las partes (Juzga), pero aceptando la
posibilidad de lo contrario

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La mora objetiva se contra distingue de la subjetiva porque esta última le otorga primacía a la conciencia admitiendo que puede
equivocarse por seguir un juicio de la razón errado.
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Conciencia formada: Cuando por la educación moral se va haciendo cada vez más verdadero.

Conciencia delicada: Percibe hasta el más mínimo detalle de la perfección moral.

Conciencia escrupulosa: Cuando habitualmente juzga como malo lo que no es malo, como grave lo que es
leve, en algunas materias. En otras en cambio juzga como bueno lo que es malo. Está permanentemente
dudando.

Conciencia laxa: Obra sin preocuparse por la moralidad de los actos. Considera que todo esta bien. Quita la
gravedad al acto, puede derivar en cauterizada y farisaica.

Conciencia perpleja: Cuando la conciencia no sabe decidir porque considera que el obrar en uno u otro
sentido siempre será malo.

Principios:
1º. El juicio de conciencia antecedente es regla próxima y subjetiva de los actos morales: siempre se debe
seguir el juicio de conciencia, pero este juicio exige que el conocimiento se conforme a la verdad objetiva y la
rectitud del apetito se conforme al bien objetivo. (Nunca se debe obrar contra conciencia).

2º. La conciencia verdadera es por sí misma norma de acción que no se puede contrariar. La conciencia
invenciblemente errónea es accidentalmente norma del obrar (porque a pesar de la acción es per se,
objetivamente mala, sin embargo, es norma para el sujeto concreto que invenciblemente sigue a su juicio que
ha concluido la bondad del acto).

3º. La conciencia venciblemente errónea, que implica no querer salir del error (hay malicia moral); nunca
puede ser norma recta de acción.

4º. La conciencia cierta: juzga sin temor a errar, se distingue de la duda en la que se suspende el juicio
porque se teme errar y se distingue de la opinión en la que me inclino por una conclusión con temor a errar.

5º. Nunca es lícito obrar con conciencia dudosa. Se debe zanjar la duda (Aplicar principios y buscar consejo,
recurrir a la autoridad) (se estaría admitiendo la posibilidad de error) (en caso de duda juzgar en lo que
ordinariamente sucede).

Respecto a la perfección de la certeza:


➢ Certeza metafísica: Responde a las leyes metafísicas, es siempre absoluta.
➢ Certeza física: Los principios físicos son ciertos, pero caben excepciones.
➢ Certeza moral: Es la que se verifica en el modo habitual del obrar del hombre, del obrar bueno (se
supone)

Acto exterior:
1) El bien o el mal per prius (primeramente) se dan en el acto interior y se tienen respecto al acto
exterior, al modo de la causa eficiente a la ejecución.
2) La bondad o maldad del acto exterior depende de la voluntad y de la razón. De la voluntad por el
lado del finis operantis (rectitud del que obra respecto del fin moral) y de la razón en cuanto es ella
la que mide el bien moral objetivo: finis operis.
3) Los efectos que se siguen de un acto bueno o malo influyen sobre la moralidad del acto si han estado
en la intención del agente o si se siguen de suyo como en el caso del voluntario in causa.

Principio para superar las dudas de conciencia.


1. La ley dudosa no obliga.
2. En caso de duda se ha de decidir en beneficio de quien es favorecido por las circunstancias o las
presunciones.

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