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Tema 5.

Paisajes agrarios y
asentamientos rurales.
1. ELEMENTOS Y FACTORES DE LOS PAISAJES AGRARIOS.
Un paisaje agrario es el resultado de la acción conjunta de componentes físicos,
biológicos y culturales sobre un espacio económico, no urbano, de la superficie
terrestre. Estos paisajes están formados por unos componentes que podemos diferenciar
como elementos, si son visibles y los utilizamos en su descripción, y como factores, si
los utilizamos para explicar su formación. Podemos decir que elemento es el
componente visible del paisaje agrario mientras que factor es el sustrato modificable y,
a su vez, agente modificador, que actúa sobre los elementos.
1.1 Elementos de los paisajes agrarios.
1.1.1. El ager.
El ager es el espacio cultivado. Este término se contrapone al de saltus, que es el espacio
no cultivado. Ager y Saltus quedan englobados en el término francés finage y, en la
mayoría de los casos, en nuestro término municipal administrativo; en ambos, se trata
del espacio ocupado por una comunidad rural. Dentro del propio ager, vamos a analizar
la estructura parcelaria y el tipo de cultivo.
LA ESTRUCTURA PARCELARIA.
La parcela es la división elemental del espacio agrario. Un conjunto de parcelas que
dibujan una trama que denominamos parcelario. Éstos, al igual que sus unidades, las
parcelas, pueden referirse al cultivo, a la propiedad o a la explotación. En el primer
caso, se trata del aprovechamiento que se impone al suelo; en el segundo, hablamos de
una unidad de pertenencia; y en el tercero, nos referimos a la unidad de producción
agraria. Estas distintas unidades pueden coincidir o no , ya que un mismo propietario
puede poseer varias parcelas que constituyan su explotación y dedicarlas a uno o a
diferentes cultivos.
Todos los elementos del paisaje están, a su vez, influidos por diversos factores. Para
definir una parcela hemos de hacer referencia a su forma, su tamaño y a las
características de los límites que las separan entre sí.
- La forma. Es el conjunto externo o perímetro de la misma. En ella influye, en
gran medida, las características físicas del espacio, aunque sin menospreciar la
incidencia del medio cultural. Entre las más elementales podemos destacar dos:
alargadas, normalmente se presentan dispuestas a lo largo de un eje longitudinal;
el vallo, un río o un camino. Estas formas alargadas pueden ser asimismo,
regulares o irregulares. Centradas, se clasifican así las parcelas que presentan
cierta disposición concéntrica, o más o menos circular respecto a un centro.
También pueden ser regulares o irregulares.
- El tamaño. Es la medida de superficie. Es uno de los aspectos que mejor definen
el paisaje agrario. El tamaño puede incluir e incluso limitar, el rendimiento de
ciertos tipos de cultivo. Cuando el terrazgo está dividido en parcelas de pequeño
tamaño y son muchos sus propietarios, decimos que el parcelario representa un
minifundio. Por el contrario, si el parcelario está compuesto por parcelas de gran
tamaño y los propietarios son un número reducido, decimos que se trata de un
latifundio. Cabría preguntarse cuales son los valores superficiales que
permitirían incluir un parcelario en un tipo u otro, pero los criterios para
diferenciar latifundios son muy variados: usándose estadísticos, de rentabilidad
económica, o del total de utilización de los recursos.
- Límites o lindes. Son las separaciones entre las parcelas, y, a veces, entre las
explotaciones, que influyen de manera fundamental en la forma de aquéllas. Las
lindes pueden ser de distintos materiales; en muchos casos son plantas las que se
utilizan como separadores, y se denominan setos vivos; en otros, es la tierra o las
piedras las que separan las parcelas e incluso el agua son límites muy claros, ya
no sólo entre propietarios, sino entre cultivos. Los límites han servido
tradicionalmente para distinguir dos formas contrapuestas de paisaje agrario,
fundamentalmente en Europa. Son los paisajes denominados openfield (o campo
abierto) y el bocage (campo cerrado).
- El campo abierto no establece límites materiales entre las parcelas. Éstas se
diferencian fundamentalmente por el tipo de cultivo. La fotografía aérea de un
campo abierto presenta la imagen de un gran mosaico con diferente coloración y
de diferentes tamaños, que indican generalmente distintos cultivos o distintos
momentos del cultivo si se trata de uno mismo.
- Cultivos arbustivos. Son cultivos que presenta, al menos, parte de su tallo
leñoso. Van desde algunas flores a algunos frutales. Pueden ser también cultivos
anuales, leñosos industriales y otros de plantación, como la caña de azúcar, el
algodón el girasol o incluso el maíz. Es característico de zonas españolas, de
Francia, Italia, California etc.
- Cultivos arbóreos. Se trata de árboles cultivados. Comprende la mayor parte de
los frutales. A ellos se une el olivo, cultivo tradicional mediterráneo que
caracteriza amplias zonas del sur de Europa y norte de África.
Todos estos cultivos pueden ser, a su vez, en relación al uso o no de agua, de
regadío o secano.
- El regadío. El tipo de cultivo se halla modificado por la utilización del agua para
satisfacer las necesidades hídricas de la planta. El paisaje agrario cambia con el
uso del regadío, ya que el suelo presenta distinta coloración, fácilmente
observable en las fotografías aéreas, pero todavía hay unos subelementos que le
confieren un aspecto distinto como son los canales, acequias y tuberías de riego
por aspersión o goteo.
- El secano. Cuando un tipo de cultivo no utiliza ninguno de estos artificios, sino
que la planta toma el agua necesaria para su ciclo de la aportada por la lluvia, se
dice que el sistema de cultivo es de secano. La cantidad de lluvia caída, según
los climas, matiza de forma espectacular los secanos de las distintas áreas
climáticas, siendo muy diferentes los secanos de zonas como la mediterránea, la
oceánica o la tropical. Cuando la tierra se dedica en toda su extensión a un solo
cultivo se dice que se practica el monocultivo; si se dedica a varios, es
policultivo. Si en la misma parcela se cultivan varios productos, se habla de
cultivo promiscuo.

1.1.2. El saltus.
El segundo elemento considerado del paisaje agrario es el saltus. Es el término
contrapuesto al ager, por lo que se trata del espacio no cultivado, es decir, el espacio
natural no transformado. Se establecen dos escalas de saltus: la macroespacial y la
microesapcial. La macroespacial, a escala del globo terrestre, comprende grandes
superficies zonales, en las que no puede existir, hoy por hoy, transformación en espacio
agrario por la incidencia de factores como el clima, el relieve etc, que establecen unos
límites por encima de los cuales difícilmente puede establecerse el ager. Este saltus está
formado por las zonas polares, los bosques boreales y las selvas ecuatoriales. La
microespacial es de carácter regional y fácilmente visible en la fotografía aérea y los
mapas topográficos. Si estudiamos los factores que establecen los límites sobre los
cuelas aparece el saltus, podemos establecer otra diferencia del mismo, distinguiendo
entre saltus permanente y temporal.
El saltus permanente.
El saltus permanente es aquel que, por su naturaleza fisiográfica, nunca podrá
cultivarse. Supone más del 20% de las tierras emergidas; en ellas, no se incluyen los
desiertos, que, por naturaleza de sus suelos, podrían cultivarse si con alguna técnica
llegara a aportárseles la cantidad de agua necesaria. En este 20% entrarían, sin embargo,
los hielos, o las tierras heladas; algunos, como los polares, ya contemplados en la escala
de saltus macroespacial. Formarían parte también de este saltus permanente todas las
aguas continentales, tanto estancadas como corrientes. Por último, lo constituyen
también todos los afloramientos rocosos que, por sus características, impiden la
instalación de formaciones vegetales, como sucede con regiones de rocas cristalinas.
El saltus temporal.
Está constituido por formaciones vegetales naturales; bosques, monte bajo o matorral y
prados naturales, que podrían ser utilizados agrícolamente pero que no han sido
cultivados. El saltus temporal es aprovechado por el hombre que, en la mayoría de los
casos, actúa como mero recolector; él no interviene en su aparición y si en su
desaparición. Lo llamamos temporal porque es susceptible de convertirse en espacio
cultivado o ager tras su roturación y puesto en cultivo por decisión del hombre.

1.1.3. El hábitat.
1.1.3.1. El hábitat agrario.
El hábitat, considerado como un uso residencial dado el espacio, formaría parte del
saltus, pues, como sucede con caminos, carreteras y otras vías de comunicación, no son
espacios cultivados, aunque necesarios para ello. Como paisaje, no sería agrario, sino de
poblamiento o residencial, en el que podríamos distinguir entre rural y urbano,
incluyendo en el primero los pueblos y en el segundo las ciudades. El paisaje agrario no
es un espacio habitado, una parte del mismo está constituida por las viviendas de los
campesinos, necesarias para desarrollar la actividad agraria. :
El hábitat ha sido estudiado tradicionalmente contraponiendo las dos formas extremas;
hábitat disperso y hábitat concentrado.
El hábitat disperso está formado por casas de campo o de labranza que se distribuyen de
forma aislada por el espacio agrario y sirven para dar cobijo a los trabajadores agrarios
y sus familias, sus animales y sus aperos. Cuando varias de estas casas se unen en
agrupamientos, más o menos importantes, en medio de los campos de cultivo, hablamos
de hábitat concentrado.
LA VIVIENDA RURAL
La casa de campo o labranza. En ella se da la doble finalidad de albergar al campesino y
servir como instrumento para el desarrollo de la actividad agraria. Allí se guardan las
cosechas, los aperos y los animales, su utilidad será mayor cuanto más se adapte a las
exigencias técnicas del cultivo al que atienda.
Desde el punto de vista morfológico, la casa de campo expresa los condicionantes que
se presentan para su construcción y las necesidades de su uso. Su morfología es el
resultado de la combinación de los materiales de construcción utilizados, el tipo de
cubierta que se elija, las formas de cerramiento y el plano.
Tradicionalmente, en la construcción de la casa se han empleado los materiales que los
campesinos tenían más cercanos. Estos materiales varían según las zonas. La piedra,
tanto en mampostería como en sillería, es más típica del saltus que del ager. La arcilla,
secada al sol, como el adobe, o cocida como el ladrillo, se utiliza en los campos situados
en cubetas sedimentarias y llanuras aluviales. La madera es propia de las áreas
forestales templadas y frías. La piel se utiliza también como material para refugios en
las zonas ganaderas.
La forma de cerramiento refleja el clima y las técnicas de construcción. El aislamiento
total del exterior supone un clima hostil; si simplemente es una separación, el clima será
suave. La importancia de los vientos se refleja en el tipo y número de aberturas al
exterior.
El plano de la vivienda es el último elemento morfológico y, a su vez, es el componente
funcional de la misma. Demangeon distingue dos tipos básicos de plano, el de la casa-
bloque y el de la casa disociada.
- La casa bloque es aquélla en la que no existe discontinuidad en el plano entre las
diferentes dependencias. Puede estar a ras de suelo y en altura, según estén en
una sola o varias plantas superpuestas.
- La casa a ras de suelo puede ser de dependencia única, como es el caso de la
palloza gallega, o de dependencias múltiples. La casa de dependencia única
supone un bajo nivel económico de sus ocupantes.
- La casa en altura tiene separadas las zonas dedicadas a vivienda de las
destinadas al servicio de la explotación. Una variedad de este tipo de casas es la
casa-torre que encontramos en algunas áreas fértiles mediterráneas.
- La casa disociada supone la existencia de varios edificios, por lo general, en
torno a un patio central. Las dependencias que ocupaban las distintas plantas de
la casa-bloque corresponden aquí a cada uno de los edificios. Responde a una
economía de agricultura desarrollada o ligada a una explotación ganadera.
Desde el punto de vista funcional la casa de campo está al servicio de la explotación
agraria, y , por tanto, sus funciones serán exclusivamente agrarias.
1.1.3.2. Hábitat concentrado.
Aunque como asentamientos o hábitat casi siempre se hace referencia a hábitat rural
frente a hábitat urbano, tal como se hacía en latín, hay que distinguir entre el hábitat
rural cuya población se dedica fundamentalmente a la actividad agraria y el hábitat rural
cuya población se dedica, además, a otras actividades.
En el primer caso, están formados por conjuntos de viviendas con funciones
exclusivamente agrarias. Las más elementales formas de agrupación son: el caserío, la
aldea y el pequeño pueblo rural donde no suele existir ningún tipo de función no
exclusivamente agraria.
- El caserío. Está formado por dos o tres viviendas agrupadas, cuyos habitantes
trabajan en la misma explotación.
- La aldea. Está constituida por diez o quince viviendas que se unen por distintas
razones, como pueden ser físicas, utilización de un río o de fuente, familiares…
- El pequeño pueblo rural. Está formado por la agrupación de, al menos,
veinticinco o treinta viviendas, dedicadas, exclusivamente, a la agricultura, la
ganadería o a la explotación forestal.
LA MORFOLOGÍA DE LOS PUEBLOS.
La forma que presentan estas concentraciones está muy relacionada con las condiciones
físicas o naturales y con el tipo de explotación agraria a la que se dediquen sus
habitantes. Los tipos más comunes son: el pueblo alargado (viviendas que se localizan a
ambos lados de una vía de comunicación), el pueblo amontonado o irregular (las casas
se sitúan próximas unas a otras, sin ningún orden aparente), el pueblo radial (en él las
casas se disponen en sentido radial o concéntrico en torno a un centro que puede ser un
elemento natural o edificado).
La localización exacta de los pueblos, llamada emplazamiento en Geografía, es el
resultado de las condiciones naturales y del límite del término municipal. Son muy
variados. P.Merlin cita los siguientes:
- Emplazamientos colgados, generalmente por razones defensivas o sobre una
pequeña colina para economizar tierras cultivables en el llano y para evitar
inundaciones. Son muy angostos, pues el espacio era muy exiguo.
- Pueblos emplazados cerca de un punto de agua, pozo o río, en este último caso
cerca de un vado o de donde se pueda construir un puente.
- Emplazamientos ligados a las vías de comunicación, han sido ocupados más
tardíamente. Antiguamente, los caminos sólo tenían paradas de postas, pues el
comercio en el campo era sólo una actividad secundaria, mas tarde, a menudo,
los pueblos colgados se desbordaron, apareciendo un pequeño arrabal junto al
camino, gracias a la importancia que adquieren el comercio y los transportes.
- Emplazamiento de contacto entre dos unidades físicas, reborde de mesetas,
pendientes sobre un valle etc

1.1.4. La red viaria.


La red viaria, elemento que en sentido estricto pertenecería al saltus, presenta dos
situaciones diferentes de dentro de los paisajes agrarios.
La red viaria de autopistas, carretas nacionales, secundarias y ferrocarriles, aparecen
yuxtapuestas al paisaje, en unos casos modificándolo y otras veces destruyéndolo. Este
tipo de vías no implica un efecto de relación entre los elementos del paisaje. Sólo en
algunos tipos de plantaciones, en los que la salida de la producción por ferrocarril es un
elemento más del paisaje, podría formar parte del mismo.
La red de caminos rurales, vías pecuarias, cañadas, veredas y cordeles se insertan dentro
de los paisajes agrarios, sirviendo de vías de acceso para los campesinos y de paso para
el ganado y para potenciar además las relaciones entre los distintos lugares.
1.2 Factores de los paisajes agrarios.
A continuación, se estudian englobados en dos grandes grupos: factores físicos y
factores humanos.
1.2.1. Factores físicos.
Los factores físicos, ecológicos o naturales han tenido mucha influencia en el uso
agrario del espacio. En realidad, son los que conforman la potencialidad de uso del
suelo. El clima, fundamentalmente el frio y la aridez, el relieve, especialmente las
pendientes, los suelos etc, son hechos que han limitado tradicionalmente, en todos los
países, y limitan aún hoy, en el mundo menos desarrollado, el aprovechamiento agrícola
del espacio.
EL CLIMA.
Dentro del factor clima, los condicionantes más decisivos son el frio y la aridez, porque
actúan como verdaderos limitadores de la productividad, o de la posibilidad de
aprovechamiento agrícola.
- El frío, en regiones permanentemente heladas, hace imposible el uso agrario del
suelo. Dentro de aquellas regiones están comprendidas las dos áreas polares, que
ocupan el 27% de las tierras emergidas, siendo parte del saltus permanente del
que hablábamos en los elementos. En general, a tanta mayor altityd cuanto más
bajas se hallen en latitud.
- La aridez, a ella se debe el desaprovechamiento agrícola del 29% del espacio
terrestre; sin embargo, en este caso, los adelantos técnicos en la construcción de
regadíos, que toman sus aguas de otras áreas o del propio subsuelo, posibilitan el
cultivo en regiones áridas.

El clima como factor del paisaje agrario, ha de estudiarse en relación con los elementos
que tienen una incidencia directa en las condiciones bióticas de las plantas, es decir, hay
que tener en cuenta los aspectos del clima que tienen un interés agronómico. Son las
siguientes:
- La energía radiante recibida sobre una superficie.
- El reparto de temperaturas y precipitaciones a lo largo de un año, que configuran
la duración de la estación o del período vegetativo.
- El riesgo que pueden correr las cosechas a causa de la alteraciones anormales de
las condiciones térmicas o hídricas.
- El viento también influye, pues puede acelerar la evaporización y, en ocasiones,
si es muy fuerte, puede provocar la desfloración o ruptura de las plantas.
Las temperaturas, tanto por exceso como por defecto, establecen unos límites a la
actividad vegetativa. El período sin actividad vegetativa de las plantas, conocido como
reposo invernal, coincide con los meses cuya temperatura media es inferior a 10ºc.
Mayor importancia tiene todavía el conocimiento de la oscilación térmica diaria y anual.
EL RELIEVE: TOPOGRAFÍA Y ROQUEDO.
Un segundo factor físico, el relieve, o mejor, la topografía y el roquedo, influyen de
manera importante en el aprovechamiento agrícola del suelo. Es éste factor cuya
influencia ha sido, desde hace más tiempo, paliada por las técnicas de cultivo. En unos
casos, los bancales, los muros de contención, en otros los abonos, han sido utilizados
desde antiguo para modificar pendientes.
La primera influencia que presenta el relieve, una relación con las temperaturas, es que
se produce al ascender en altura un gradiente térmico vertical, disminuyendo la
temperatura 0,65ºC por cada 100m. La altitud es, pues, el primer subfactor a contemplar
en el factor relieve.
Junto a la altitud, el valor de la pendiente, es decir el grado de la misma, actúa sobre la
posibilidad de implantación de cultivos de forma muy directa, ya que en una pendiente
de 35 grados constituye un problema muy difícil de solucionar hasta con bancales o
terrazas.
La existencia de un relieve elevado provoca asimismo la oposición entre solana y
umbría, y de vertiente seca y húmeda, actuando, igualmente, como condicionante de los
cultivos, favoreciendo, en unos casos, y desaconsejando en otros, el uso agrícola del
suelo.
También el suelo, procedente directamente de la meteorización del roquedo, mediante la
acción de los elementos climáticos, es un subfactor esencial dentro del factor relieve, ya
que propicia, en caso de su existencia y calidad, o impide, cuando no existe o es poco
fértil, la puesta en cultivo de distintas zonas terrestres.
Finalmente, la cubierta vegetal, consecuencia y modificadora, a la vez, de los climas y
el suelo, es un componente esencial de la fertilidad del mismo. Ésta depende del
contenido de nitrógeno, dependiente asimismo de la materia orgánica.
1.2.2. Factores humanos.
LA INFLUENCIA DE LA PRESIÓN DEMOGRÁFICA.
El crecimiento de la población mundial fue lento hasta el siglo XVIII. A partir de la
segunda mitad de este siglo, el crecimiento se acelera y es más rápido durante el siglo
XIX. Ya en el siglo XX, de 1900 a 1970, vemos cómo la población mundial se
cuadruplicaba, y, en la actualidad, la velocidad de crecimiento sigue siendo muy alta.
Este crecimiento ha de ir acompañado de un aumento de la producción de alimentos, lo
que da lugar a un aumento de las tierras cultivables, expansión que tuvo lugar en los
llamados países nuevos de América y Australia con las grandes migraciones de los
siglos XIX y XX, y una intensificación de los cultivos.
Las migraciones de la población provocan la difusión de cultivos desde las antiguas
regiones agrícolas a las nuevas, y viceversa, que comenzaron ya a producirse desde la
antigüedad y que siguieron con los descubrimientos de America y Australia.
La presión demográfica conlleva, pues, la necesidad de crecimiento de la producción de
alimentos y aún más si se consideran dos hechos fundamentales en aquélla: la
urbanización y la elevación del nivel de vida.
La mejora del nivel de vida establece también diferencias en la demanda de productos
agrarios, tanto por la cantidad como por la calidad, que obliga a introducir elementos
técnicos y comerciales nuevos y a diversificar ellos productos para aumentar los
rendimientos.
Hay que señalar las diferencias que pueden encontrarse en países desarrollados y
subdesarrollados respecto a la población agraria o a la densidad de población por
hectárea cultivada. Mientras en los países desarrollados la población agraria es cada vez
menor, en los subdesarrollados todavía se mantiene alta, aunque ya ha iniciado un
descenso. En el ámbito mundial, la población agraria ha tenido un ritmo de crecimiento
menor que el experimentado por el total de la población.
LA INFLUENCIA DEL NIVEL DE DESARROLLO TECNOLÓGICO.
Las técnicas que utilizan los agricultores son esencialmente: la mejora de suelos, su
fertilización, el regadío y la mecanización. El uso indiscriminado o abusivo de algunas
de estas técnicas puede tener consecuencias negativas a futuro, provocando la
denundación o desertización y favoreciendo la erosión.
Los suelos pueden mejorarse y fertilizarse añadiendo el componente químico preciso,
nitratos, calcio etc, para su mayor su productividad; de esa manera, la transformación
del paisaje agrario se debe a la misma modificación de su sustrato. En este sentido, el
enarenado de cultivos hortícolas y la desecación de suelos son técnicas que convierten
áreas del saltus en áreas de ager, al cambiar suelos antes imposibles de cultivar por otros
arables y mecanizables.
Las técnicas de regadío son las que han producido y producen mayores
transformaciones en los paisajes agrarios. Estas técnicas pueden convertir saltus en ager
o simplemente mejorar éste y obtener mejores rendimientos o permitir cultivos nuevos.
Por último, la mecanización es la más visible de las actuaciones del hombre en el campo
a través de la tecnología. La Revolución Industrial, que tuvo lugar en Inglaterra en el
siglo XVIII, provocó, desde finales de siglo, además del éxodo rural y la generalización
del proceso de urbanización mundial y el posterior aumento del nivel de vida, otros
hechos que tuvieron influencia fundamental en la transformación de paisajes agrarios.
A. López Ontiveros clasifica estos descubrimientos y avances de las distintas etapas de
la Revolución Industrial en dos grupos: los de carácter mecánico y los de carácter
biológico. De carácter mecánico cita los siguientes:
- La revolución de los transportes.
- .- La tecnología aplicada a la recolección
- La tecnología aplicada a la conservación y mejora de los suelos
- La tecnología aplicada a las labores agrícolas.
- La tecnología aplicada a los sistemas de regadío.
De carácter biológico destaca:
- Los avances en higiene veterinaria
- Los herbicidas, pesticidas o plaguicidas.
- La mejora de especies ganaderas y la creación de otras nuevas
- Selección, mejora y adaptación o difusión de nuevas semillas.
LA INFLUENCIA DE LA REVOLUCIÓN DE LOS TRANSPORTES Y LA
COMERCIALIZACIÓN
El progreso en la comercialización y en los transportes de los productos agrarios se
reflejan en los paisajes agrarios en tres hechos fundamentales:
- Cambia y aumenta la red viaria.
- Las distancias entre productores y consumidores se hacen más cortas en tiempo.
- Por último, el acceso a nuevas tierras permite ampliar el espacio cultivado.
Los avances en los transportes comienzan con los que experimentaron los barcos y la
aparición del ferrocarril en la segunda mitad del siglo XIX.
Pero si tiene una gran importancia la revolución de los transportes en la mejor
comercialización de los productos agrarios, no es menos importante el avance en las
técnicas de conservación y transformación de los mismos.
Un último aspecto influye en la comercialización de los productos agrarios, y éste es la
organización del mercado a todos los niveles: local, regional, nacional e internacional.
LA INFLUENCIA DEL NIVEL Y DEL SISTEMA ECONÓMICO.
La actividad realizada en los paisajes agrarios, es decir, la agraria, tiene en sí misma un
marcado carácter económico. Los métodos utilizados estarán, por tanto, en función de la
obtención del máximo rendimiento del suelo, rendimiento que puede medirse en
productividad por hectárea cultivada, por persona activa o ambas.
Estos métodos se concretan en el aprovechamiento de los medios que la técnica ofrece a
los agricultores para conseguir los rendimientos máximos que pretenden de sus suelos.
La necesidad de fuertes inversiones de capital para la aplicación de determinadas
técnicas limita el uso de las mismas a los países desarrollados, o bien da lugar a la
inversión de capital extranjero en los países subdesarrollados.
LA INFLUENCIA DEL SISTEMA DE PROPIEDAD AGRARIA.
La propiedad, de acuerdo con el derecho, comprende las facultades de libre disposición
de la tierra, libre aprovechamiento y las facultades de exclusión. La libre disposición
implica el derecho del propietario de vender, dividir o dejar en herencia y transformar
su propiedad. Esta facultad ha producido cambios en la estructura de la propiedad
agraria que se resumen en desmembraciones, muchas veces debido al reparto en
herencias, y reagrupamientos, originadas por compras sucesivas.
El libre aprovechamiento es la facultad de utilización directa de la tierra para la
satisfacción de las necesidades del propietario, bajo las formas de uso y disfrute. De él
se derivan las facultades de ponerla en cultivo y de recoger sus frutos. La renta generada
por la tierra puede aislarse de la generada por el trabajo y el capital, y , por ejemplo, en
el régimen indirecto de tenencia de arrendamiento, el arrendatario paga al titular de la
tierra parte de esa cantidad. Las facultades de exclusión son complemento de las
anteriores, pues son las que permiten al propietario impedir la intromisión de personas
extrañas en el uso y disfrute de su propiedad. Dos de esas facultades son las de deslinde
y cerramiento, por las que el propietario puede cerrar o cercar sus propiedades. Esta es,
pues, una de las razones que explican los característicos paisajes europeos de campos
cerrados o bocage y campos abiertos u openfield.

La superficie terrestre está hoy dividida, entre otras razones, por la propiedad. Puede
ser: individual y colectiva, y pública y privada.
La propiedad colectiva tiene a su vez diferentes tipos:
- Patriarcal, familiar o tribal. Responde a situaciones primitivas poco claras
jurídicamente, pero que se basan en una explotación comunitaria del suelo.
- Municipal o concejil. Los municipios o provincias, a veces, son titulares de las
tierras que, a lo largo de la historia, concedían los reyes por ayudas prestadas en
las luchas contra los nobles o la Iglesia. Las formas más claras jurídicamente
son: bienes propios (tierras que el concejo arrienda para atender una serie de
servicios generales), común aprovechamiento (las tierras son de uso común y
colectivo para todos los vecinos).
- Estatal, cuando el propietario es el estado. Este tipo de propiedad es muy
diferente cuando en el país se ha llevado a cabo una socialización de la tierra
(socialistas) y presentan variantes dependiendo de si:
A) la tierra tiene casi un titular único: el estado o la comunidad.
B) la gestión de las unidades de explotación es llevada directamente por el
Estado (antiguo solvjoz soviético) o se autogestiona (Argelia, o Yugoslavia) o
con fórmulas mixtas (antiguo koljoz).
C) las retribuciones pueden ser por medio de salario que responda al principio a
cada uno según sus necesidades o trabajo aportado.
D) Generalmente se respetan pequeñas parcelas para abastecimiento familiar.
Los algunos países subsistían grandes extensiones sin socializar (Polonia)

- Personas jurídicas privadas. Son titulares de tierras bajo fórmulas como


cooperativas, sociedades anónimas, grupos de colonización, cuyos intereses son
comunes y variados, y que no dejan de plasmarse en los paisajes agrarios
actuales.
LA INFLUENCIA DEL SISTEMA DE EXPLOTACIÓN AGRARIA.
La explotación agraria es la otra unidad estructural básica, en este caso de producción,
de los paisajes agrarios. Podemos definirla como una unidad de producción agraria, con
una titularidad jurídica y gestión pertenecientes a una persona física o jurídica. La
variación en esa titularidad produce cambios en la explotación y con ellos en el paisaje
agrario, ya que su gestión consiste, entre otras cosas, en la elección de unos
aprovechamientos u otros, eso se refleja en el paisaje. De esto se deriva el interés por el
estudio de las distintas formas que pueden darse en la titularidad de las explotaciones y
que se denominan regímenes de tenencia.
Los regímenes de tenencia pueden ser: directos o indirectos. El primero es aquél en el
que el titular de la explotación y el propietario de la tierra son la misma persona. El
segundo será aquel en que el titular de la explotación o explotador, no es el propietario
de la tierra y tiene que cederle a éste una parte, en concepto de renta de la tierra.
Los sistemas indirectos de explotación de la tierra son. Arrendamiento, aparcería y otros
menos importantes.
- El arrendamiento. Es el contrato por el que una de las partes (arrendador) se
obliga a dar a la otra (arrendatario) el goce o uso de la tierra por un tiempo
determinado y un precio convenido, llamado precio cierto o canon.
- La aparcería. Es una fórmula de arrendamiento. En él, los contratantes
convienen en repartirse los productos, equitativamente, según sus aportaciones.
El propietario suele poner, además de la tierra, los aperos y animales e incluso
semillas y abonos.
- De las restantes figuras jurídicas, aunque hoy ocupan espacios muy reducidos, la
más importante es la enfiteusis, cesión a otra persona (de por vida o por un
periodo muy largo) del dominio útil de una finca, a cambio de una pensión
anual.
LA INFLUENCIA DE LAS REFORMAS AGRARIAS.
Las reformas agrarias propuestas, no sólo durante el siglo XX, sino con anterioridad,
aunque se trate de meras mutaciones, suponen cambios profundos en la estructura
agraria muchas veces, y estos cambios se reflejan en el paisaje, no pudiéndose explicar
sin tener en cuenta algunos factores humanos. Las dificultades agrícolas de los países de
África, Asia y América Latina, no son sólo producto de las deficiencias naturales
particulares, sino consecuencia de factores generales que determinan su situación de
subdesarrollo.
Pero el término reforma agraria no siempre se ha utilizado con el mismo significado.
Las definiciones que dan del mismo distintos autores, presentan, como idea común, la
transformación o reorganización de la estructura agraria necesaria para solucionar los
problemas heredados del pasado y que la hacen disfuncional, según el momento
histórico de que se trate.
Recientemente las políticas agrarias de la UE marcaban las tendencias en los cultivos
prioritarios. Dictaba la legislación sobre la producción agraria de los diferentes países
que la componen, limitando o promocionando el cultivo de determinados productos que
la hicieran más competitiva a escala mundial. En la actualidad, la UE emplea gran parte
de sus recursos económicos para el mantenimiento y mejora de los paisajes y
asentamientos rurales.

2. LOS ASENTAMIENTOS RURALES.


2.1. Evolución del hábitat rural.
El hábitat es el espacio dedicado a residencia del hombre. Para evitar las confusiones
que a menudo se cometen al hablar del hábitat rural, conviene diferenciarlo en rural
tradicional y rural actual, en el que se incluyen el espacio periurbano y rururbano. Es
preciso distinguir la evolución del hábitat rural tradicional, que se adapta a las nuevas
necesidades de la población rural, y en el rural actual, en el que el hábitat se adapta a las
necesidades urbanas.
En el mundo rural tradicional, en el que puede incluirse el que vimos como hábitat
agrario, la evolución del hábitat se debe a la interacción de tras tipos de factores
distintos:
- La transformación de las condiciones de vida agrícola, que conducen a la
ampliación de explotaciones, al reagrupamiento de casas, sobre todo en los
pueblos, a la construcción de hangares para el nuevo material agrícola, a la
transformación de edificios actualmente inútiles…
- La modernización y ampliación de las viviendas, a pesar de la disminución del
tamaño medio de las familias, la aspiración de mayor confort, espacio etc en
resumen, de un modo de vida doméstico que se diferencia cada vez menos del de
los habitantes de las ciudades: la tasa de motorización del campo es mayor que
la del mundo urbano, el confort en las viviendas se aproxima cada vez más a las
de la ciudad…
- La transformación o construcción de residencias secundarias: puede tratarse de
casas heredadas, deshabitadas desde el éxodo rural, casas para vacaciones…. En
este caso, el acondicionamiento se adapta a las normas de confort moderno-
El mundo rural periurbano (en el entorno urbano) y rururbano (mezcla de rural y
urbano) o rural actual, las mismas transformaciones del hábitat rural se producen por
efecto de la transformación de la vida agrícola, la mejora de las viviendas rurales y
la multiplicación de residencias secundarias. Pero el mayor motor de la evolución
del hábitat es la creación de una vivienda permanente para los ciudadanos que van a
instalarse. Se trata sobre todo de hogares jóvenes con niños.
El hábitat rururbano se caracteriza por la construcción de viviendas nuevas en los
límites de los pueblos antiguos. Estas viviendas responden más a las normas del
hábitat urbano, y con mucha frecuencia, ignoran totalmente las características de las
viviendas rurales de la región. Se ven aparecer, al lado de los pueblos tradicionales,
nuevos pueblos compuestos de casas individuales de tipo urbano, que cambian
completamente el paisaje. Cuando las reglas de urbanismo se aplican, se asiste a
construcciones que presentan las mismas características que mutan el paisaje rural.
2.2. Le evolución de los modos de vida en el campo.
Uno de los aspectos que más caracteriza a la sociedad postindustrial es la
transformación de las zonas rurales, tanto respecto a la vivienda como a los modos
de vida.
La población agrícola ha sufrido siempre las molestias de una actividad sometida a
los imperativos estacionales, al trabajo al aire libre, a las jornadas de trabajo muy
largas… el aislamiento, a pesar de la televisión y los modernos medios de
comunicación, y a que sus granjas están cada vez mejor dotadas, sigue siendo
igualmente una comodidad para los que viven en aldeas. Estas incomodidades de la
vida agrícola son particularmente duras para los que crían animales.
El modo de vida de los rurales (agrarios) que viven de la agricultura se aproxima
cada vez más al de las personas que trabajan en otras actividades. Se ha visto ya la
evolución en lo que se refiere al tamaño, disposición y confort de las viviendas. Su
nivel educativo crece sin cesar.
En cuanto al modo de vida de los rurales no agrarios, exceptuados los rururbanos, su
modo de vida está muy próximo al de los habitantes de la ciudad. Son los que
trabajan y viven en el medio rural, pero que no viven de la agricultura. Con
categoría socioprofesional semejante, su vivienda es comparable tan confortable
como la urbana y, muy amenudo, más grande.
Los rururbanos tienen un modo de vida muy semejante al de los urbanos. Disponen
de viviendas mayores por término medio y más confortables, puesto que son casi
siempre recientes; están más motorizados que la media. Sus consumos, actividades
de ocio y demás son muy parecidos a los urbanos, aunque realizan un poco más de
ocio al aire libre y un poco menos de salidas de vacaciones.
2.3 Cambios que afectan a las condiciones de vida rural y sus efectos en la
población.
En el mundo desarrollado en general, gran parte de la sociedad rural es hoy más
abierta y plural que hace unas décadas, a causa de las mejoras en la red de
carreteras, autovías y autopistas que facilitan la comunicación entre el medio rural y
el urbano.
Existe actualmente una mayor movilidad de la población, no sólo para los habitantes
de la ciudad que se desplazan al campo, sino también al contrario.
En cierto modo, se podría decir que existe una complementariedad campo-ciudad
basada en los mejores medios de transporte, más rápidos y abundantes.
Los rurales se dirigen a la ciudad para realizar estudios superiores, en el caso de los
jóvenes, y sobre todo las mujeres, en busca de más y mejores oportunidades. La
ruralidad no marca igual a los dos sexos respecto al nivel de estudios. Mientras que
los hombres alcanzan, más que antes, estudios medios, incluso más que los
habitantes de ciudad, las mujeres lo hacen más en estudios superiores.
Los municipios rurales en los últimos 20 años, han cambiado más que los urbanos
en lo que se refiere a sus condiciones de vida, pero siguen presentando algunas
deficiencias referente a equipamientos o servicios como consecuencia de la escasa
densidad de población.
2.4. Nuevos valores para el mundo rural.
En los últimos años del siglo XX tuvo lugar la toma de conciencia sobre una
característica que le confiere al campo un valor añadido, y es el de su conservación
como medio ambiente natural, reserva de la naturaleza para sus habitantes y los de
ciudad. Esto supone que, a los usos tradicionales y nuevos que se han visto del
medio rural, la sociedad le reconoce un uso medioambiental que es necesario
mantener, aunque no produzca a primera vista rendimientos económicos. En
Europa, la Política Agraria Comunitaria tiene muy presente este nuevo potencial del
medio rural, proporcionando fondos económicos y una legislación tendente a esa
conservación.

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