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CFE-DIDÁCTICA DE LAS PRÁCTICAS DEL LENGUAJE Y LA LITERATURA II-

La ortografía

El imaginario sobre la lengua está plagado de ideas sobre lo correcto y lo incorrecto,


porque todos usamos la lengua y, de manera consciente o no, tenemos una opinión
sobre ella, sobre cómo es y sobre cómo debería ser.

El español tiene un sistema ortográfico y un sistema fonético, y que uno y otro no


coinciden exactamente. Esta falta de coincidencia es responsable de la mayoría de
los errores de ortografía.

La ortografía constituye un problema, incluso para los hablantes nativos de


español, que (con mayor o menor frecuencia) cometemos errores, porque no existe
una relación uno a uno entre las letras y los sonidos. En efecto, las lenguas tienen,
por un lado, un sistema ortográfico, al que, para el caso del español, vamos a
identificar con las letras, y, por el otro, un sistema fonético, al que vamos a
identificar con los sonidos. Para muchos sonidos existe más de una forma de
realización ortográfica. Cometemos errores cuando, entre dos o más opciones
posibles de escritura, elegimos la opción incorrecta para la norma vigente.

Los errores de ortografía dificultan la comprensión del mensaje escrito. Esta


situación se incrementa aún más cuando de la ortografía depende que la palabra
escrita sea una u otra, con significado completamente diferente. Esto pasaba en el
meme que nos sirvió de disparador. Es el caso de las palabras homófonas.

Ahora bien, no es infrecuente escuchar (o decir), ante una transgresión a una


norma: “Pero igual me entendiste”. En efecto, son pocos los casos en los que un
error de ortografía realmente impide una buena comprensión, si bien, como dijimos,
puede ser que la dificulte. Además, tales errores serán considerados menos graves
si se dan en determinados contextos, especialmente en escritos informales.

¿Cómo podemos mejorar nuestra ortografía?

En primer lugar, leer es un buen punto de partida (siempre y cuando se lean textos
bien escritos). Además, si escribimos en un dispositivo electrónico, a menudo
contaremos con la ayuda del autocorrector, que es una herramienta que puede
permitir revertir errores, si se la usa a conciencia. Si surgen dudas, el mejor aliado
es el diccionario. Hemos mencionado el Diccionario de la Lengua Española y el
Diccionario Panhispánico de Dudas, ambos disponibles online en la página de la
RAE. Sin embargo, el paso fundamental e ineludible para evitar errores es la
relectura y la autocorrección. Muchos de los errores que cometemos son por apuro
o falta de atención, o simplemente porque cambiamos el mensaje planificado
mientras lo escribíamos. Todo esto se puede revertir si volvemos sobre nuestro
texto a conciencia y lo revisamos. Esta instancia no se limita a la corrección de la
ortografía, sino que nos permite mejorar nuestra escritura en general.

La ortografía, al aparecer como una anomalía (o una alteración) del principio


alfabético de escritura, obliga a plantearse interrogantes que se relacionan con las
relaciones léxicas en su conjunto. Desde el punto de vista de la enseñanza, la
creatividad didáctica de los profesores puede ofrecer múltiples caminos asociativos
a una reflexión que comience con una peculiaridad ortográfica.

El objetivo general de la enseñanza debería ser que los alumnos comprendieran


que la ortografía de las palabras no es algo lógico y deductivo, pero tampoco es un
caos de letras y acentos que no se sabe cuándo aparecen y/o desaparecen. Por
ende, en cualquier nivel educativo, se tratará de que los alumnos puedan:

1) predecir el uso de las letras en los casos de restricciones posicionales y


morfológicas dentro del alcance de aplicación de cada tipo (universal, general con
excepciones o limitado a una categoría gramatical –por ejemplo, a ciertos
sustantivos abstractos, a ciertos sufijos, etcétera–2) reconocer palabras agudas,
graves y esdrújulas, y discriminar los casos de aplicación de las reglas generales
de acentuación escrita;

3) identificar casos de acentuación diacrítica (distintiva) de palabras monosílabas y


palabras graves (como los pronombres enfáticos versus los pronombres relativos
de similar escritura literal: ¡cómo!/como, ¿dónde?/donde);

4) tener claro que la ortografía está más relacionada con el significado de las
palabras que con su pronunciación; preguntarse siempre por el significado de una
palabra desconocida o dudosa y tratar siempre de relacionarla con otras de su
misma familia léxica;

5) incluir en el concepto de “familia de palabras” la noción de “marca ortográfica


distintiva” (es decir, reconocer que la ortografía funciona como “pista visual” de
relación de significado entre palabras de una misma familia léxica);

6) utilizar en la autocorrección de textos todos los conocimientos mencionados, más


la ortografía textual que facilite la comprensión del mensaje a su destinatario (uso
convencional de mayúsculas, puntuación de oraciones y párrafos, etcétera). Para
trabajar en la consecución de estos objetivos, se sugieren dos tipos generales de
ejercitación ortográfica: incidental y programada.

Por último, no está de más recordar que el sistema ortográfico del español se rige
por un conjunto de reglas ortográficas que, si bien no proporcionan respuesta a
todas las dudas que puedan surgirnos al escribir ciertas palabras, sí nos facilitan la
escritura de gran parte de ellas.

Para finalizar, nos resulta interesante que lea el capítulo de Giammatteo y


Albano, sobre La ortografía (pág: 67-90) y realicen la actividad integral propuesta
con el texto Los elefantes lo supieron mucho antes.

Para reflexionar:

¿Piensan que la gente escribe mejor, igual o peor que antes? ¿Por qué?

¿Es difícil aprender ortografía? ¿Les cuesta? ¿Recuerdan alguna experiencia al


respecto en sus historias escolares? ¿Tenían alguna técnica para corregirla?
¿Cuál?

Partir de estos interrogantes para reflexionar e ir desmontando poco a poco ciertas


representaciones que se construyen desde el sentido común y que, como docentes
y futuros docentes, estamos obligados a cuestionar.

Les pido que por favor, avancen en la resolución de las consignas propuestas en
GIAMATEO Y ALBANO para trabajar la ortografía

Raventós, Marta:” ¿Cómo se escriben las palabras?” (páginas 67-90)

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