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Antecedente

La historia de los Papeles de Panamá se inició a finales de 2014, cuando una fuente anónima
contactó con Bastian Obermayer, un periodista del periódico alemán SüddeutscheZeitung.

La fuente periodística proporcionó los documentos sin pedir nada a cambio, a excepción de
permanecer en total anonimato. Temiendo por su vida, el informador insistió en utilizar
comunicaciones seguras online y se negó a ver en persona al periodista.

Obermayer accedió. Por lo que se mantuvieron en contacto mediante canales de comunicación


cifrados que cambiaban continuamente. El periodista se negó a revelar qué métodos y aplicaciones
fueron utilizadas y cómo fueron transferidos exactamente estos enormes archivos, con un peso
mayor de 2 TB.

Cuando terminaron todas las comunicaciones, el periodista destruyó su teléfono y el disco duro de
su ordenador portátil, ya que estos dispositivos se utilizaron para estar en contacto.

Cuando SüddeutscheZeitung terminó la investigación principal de la primera parte de los


documentos, el periódico contactó con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
Este equipo tenía experiencia específica en el análisis de enormes fugas de datos, por lo que los
expertos de ICIJ asumieron la coordinación de las actividades de investigación.

Había una carpeta separada para cada empresa extranjera y en ella se incluían los correos
electrónicos, archivos PDF, copias de documentos y contactos, además de otros documentos. Para
habilitar la búsqueda de texto, se utilizó un sistema de reconocimiento de caracteres para convertir
las imágenes en archivos de texto.

El ICIJ creó su propio sistema de búsqueda que permitió el acceso, la comunicación y el trabajo
conjunto a todas las partes involucradas. Docenas de los periódicos más importantes del mundo
participaron en la investigación: un total de cerca de 400 periodistas de 80 países lanzaron los
Papeles de Panamá.

Personas Implicadas

Ocupando un lugar central entre los involucrados se encuentran muchos políticos del círculo más
estrecho del presidente ruso Vladímir Putin, así como algunos amigos personales directos. Entre
ellos, los registros analizados por la ICIJ demuestran que Sergei Roldugin, podría ser la pantalla de
una red clandestina de socios de negocios del presidente ruso, en el marco de la cual los
documentos muestran que se han hecho transacciones por al menos 2000 millones de dólares
mediante compañías offshore.

Por otra parte, entre los muchos líderes mundiales, dirigentes políticos y personalidades famosas
hay al menos 33 individuos o entidades empresariales que habían sido sancionadas por el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, en parte debido a la sanción internacional que
pesa sobre varios Estados.

Sin embargo, se trata de un asunto de alcance mundial, puesto que la información afecta a 140
altos dirigentes políticos y personalidades públicas de 50 países diferentes que participan o han
participado en sociedades offshore en 21 paraísos tributarios distintos.

Entre aquellos cuyas transacciones se han hecho públicas se encuentran 12 jefes y ex jefes de
estado, tales como el ex presidente de Argentina Mauricio Macri, el primer ministro de Islandia
Sigmundur Davíð Gunnlaugsson, el presidente de Ucrania Petró Poroshenko y la familia del primer
ministro pakistaní Nawaz Sharif, entre otros.

Mauricio Macri, según se indica en el informe de esta investigación periodística, entre 1998 y 2009,
junto a otros miembros de su familia directa, formó parte del directorio de la sociedad offshore Fleg
Trading Ltd, una firma cuya sede está registrada en las Bahamas.

En la filtración también aparecen numerosos funcionarios deportivos que están obligados por ley a
declarar de manera transparente sus haberes y descartar conflictos de intereses, tal es el caso del
uruguayo Juan Pedro Damiani, abogado y presidente del Club Atlético Peñarol y desde 2006
miembro de la Comisión Ética de la FIFA.

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