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Si bien no es un delito tener este tipo de empresas y, según expertos, muchas veces
obedece a preocupaciones de seguridad personal de las familias latinoamericanas
acaudaladas, es también un mecanismo que ha sido usado para evadir impuestos o para
canalizar fondos de origen ilícito.
Distinguida clientela
Los presidentes de Ecuador Guillermo Lasso y de República Dominicana Luis Abinader y
los expresidentes Andrés Pastrana y César Gaviria de Colombia, Pedro Pablo Kuczynski
de Perú, Alfredo Cristiani de El Salvador, Juan Carlos Varela de Panamá y Horacio Cartes
de Paraguay, aparecen como clientes de las oficinas legales especializadas en estructurar
portafolios de sociedades en el exterior.
La mayoría de los exjefes de Estado utilizaron los servicios de las firmas Alemán,
Cordero, Galindo & Lee (Alcogal) de Panamá y Trident Trust Company de Islas Vírgenes
Británicas, de acuerdo con la investigación. Alcogal controla oficinas y filiales en una
docena de países como Nueva Zelanda, Uruguay y los Emiratos Árabes Unidos.
Los Pandora Papers muestran que, después del escándalo de los Panama Papers en
2016, Trident Trust, uno de los proveedores de servicios offshore más importantes del
mundo, se convirtió en el agente de registro de cerca de cien compañías que
anteriormente eran administradas por el despacho Mossack Fonseca, que quedó
diezmado por el escándalo.
Hay también empresarios y políticos latinoamericanos que acudieron a los paraísos del
secretismo corporativo de los estados de Dakota del Sur y Delaware, pocas veces
investigados por las autoridades de Estados Unidos.
Una vez las firmas proveedoras registran las sociedades, sus beneficiarios las usan para
abrir cuentas bancarias con las cuales adquieren propiedades inmobiliarias, yates y
aviones ejecutivos. Muchos de los clientes también acuden a las firmas legales para crear
sociedades administradoras de herencias familiares. A cambio de unos cientos o escasos
miles de dólares, los proveedores
offshore pueden ayudar a sus clientes a incorporar sociedades cuyos dueños permanecen
ocultos. O, a cambio de US$2 mil hasta US$25 mil, pueden crear un trust que, en algunos
casos, permite a sus beneficiarios administrar su dinero y a la vez crear la ficción legal de
que no lo controlan, una forma creativa de usar un pedazo de papel que esconde los
bienes de quienes los podrían buscar tales como potenciales acreedores, agentes de
aplicación de la ley, investigadores fiscales o exparejas.
Para Chuck Collins, autor del libro The Wealth Hoarders: How Billionaires Pay Millions to
Hide, la razón por la que los millonarios necesitan esconder sus activos tras compañías
offshore, obedece en parte a elusión fiscal y para evitar la rendición de cuentas.
“Creo que la secrecía nos pone en curso hacia una colisión con este tipo de problemas
oligarcas. No hay razón para tener secrecía en las propiedades económicas. De hecho, el
sistema funcionaría mejor si la gente supiera quiénes son los propietarios, sería una forma
de capitalismo más sano”, dijo en una entrevista para esta serie a periodistas de El País
de España y Proceso de México.
La firma Alcogal, con sede en Panamá, respondió en una carta de ocho páginas que sus
procedimientos de registro de sociedades y evaluación de sus clientes cumplen con todos
los requisitos de las jurisdicciones en las que opera. Por su parte Trident, otra de las
firmas dedicadas al registro de sociedades offshore, respondió que no discutía con los
medios asuntos relacionados con sus clientes.
El ICIJ, conocido por los llamados “Panamá Papers”, asegura que en la nueva
investigación participaron 600 periodistas que examinaron rigurosamente 1,9 millones de
documentos.
En otros casos, el uso de estas guaridas resulta controversial, como ocurre con las
personas políticamente expuestas , o directamente ilegal. Es el caso de los lavadores de
activos y evasores fiscales, entre otros delitos financieros que se despliegan offshore.
Muchos usuarios afirman que esta operatoria les permite desarrollar asuntos financieros
con mayor facilidad y menos costos. Pero a menudo sirven para trasladar las ganancias
de los países con carga tributaria elevada a otras jurisdicciones con menor o nula presión
fiscal.
Según estos documentos, el rey Abdulá II de Jordania creó al menos treinta sociedades
offshore en países o territorios con facilidades fiscales, a través de las cuales compró 14
propiedades de lujo en Estados Unidos y Reino Unido, por más de 106 millones de
dólares.
Los abogados del rey Abdulá II afirmaron a la BBC que todas las propiedades fueron
compradas con su fortuna personal. Los letrados argumentaron que entre las
personalidades de alto perfil es común comprar propiedades a través de compañías
offshore por razones de privacidad y seguridad.
En total, el ICIJ estableció vínculos entre activos offshore y 336 altos ejecutivos y
políticos, que crearon cerca de 1.000 empresas, más de dos tercios de las cuales se
encuentran en las Islas Vírgenes Británicas.
— Miembros del círculo íntimo del primer ministro de Pakistán, Imran Khan, incluidos
ministros y sus familiares, son supuestamente propietarios en secreto de empresas y
fideicomisos con millones de dólares.
Su red incluye a 280 periodistas de investigación en más de 100 países y territorios, así
como a unos 100 medios asociados.
El ICIJ se dio a conocer a principios de abril de 2016 con la publicación de los “Papeles de
Panamá”, una investigación basada en unos 11,5 millones de documentos de un bufete
de abogados panameño.