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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria Ciencia y


Tecnología

Universidad Experimental de Los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”

Área de Ciencias de la Salud- Programa de Medicina

BIOÉTICA

PROFESOR: BACHILLER:

Ana Torres. Bárbara Licon. V- 30.732.628.

UNIDAD CURRICULAR: 1er año, sección “7”

Bioética.

San Juan de los Morros, 2021

1
ÍNDICE

Portada………………………………………………………… Página 1

Índice…………………………………………………………. Página 2

Introducción……………………………………………………Página 3

Desarrollo……………………………………………….…… Página 4- 57

Conclusión…………………………………………………… Página 58

Referencias bibliográficas………………………………… Página 59- 60

INTRODUCCIÓN
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La bioética no es un tema sencillo de plantear, puesto que existe una
gran cantidad de orientaciones, análisis y resoluciones que la conforman.
Sin embargo, esta se relaciona directamente, con los problemas morales de
la sociedad. A lo largo de la historia, son múltiples veces las que se han
violado los derechos humanos, lo que ha llevado a la existencia de
repercusiones negativas y positivas en los avances científicos de la
biomedicina en la vida humana, aunque la prioridad era el avance de la
industria, a pesar del daño que genera en el entorno.

Por su parte, la bioética como ciencia surge por una parte, en respuesta al
problema de deshumanización de las ciencias de la vida, ya cada vez se
realizaban mayor cantidad de experimentos en los cuales el respeto por la
vida era mínimo o nulo, por otra parte, ante los avances tecnológicos de la
medicina, que planteaban y plantean problemas del orden ético. A su vez,
todos estos hechos dan como resultado el surgimiento de una disciplina que
con el fin de unir las ciencias humanas con las ciencias biológicas, dando
origen a una nueva ciencia, que tiene como característica principal la
interdisciplinariedad.

El siguiente desarrollo, nace con el transcurso del tiempo y del intento de


proporcionarle a la bioética un marco epistemológico adecuado. Toda
ciencia naciente o toda ciencia como tal debe tener un marco de trabajo,
para eso se parte del análisis de lo que se entiende por interdisciplinariedad,
para seguir con un análisis profundo de la bioética y todo lo que conlleva
este amplio tema.

Por lo tanto, el mundo parte de esa realidad repleta de relaciones que


conectan a todos los elementos en un universo, se ve disgregado,
parcializado y, las relaciones que los unen o los hechos únicos se ven
desmembrados y parcializados por las distintas ciencias, y a partir de esta
premisa fundamental, surge la necesidad de corrientes que engloben las
diferentes ciencias para encontrar un horizonte global de comprensión
donde se puede analizar la realidad en su conjunto.

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TEMA 1: Conceptos de moral, ética, deontología, bioética y bioderecho.
Análisis comparativo (semejanzas y diferencias).

 MORAL: Es el conjunto de reglas que se generan de manera


individual o grupal y que se aplican a los actos de vida cotidiana de
los ciudadanos. Estas normas guían a cada individuo sobre lo que es
moral o inmoral, correcto o incorrecto, bueno o malo. La moral se
refiere a las creencias y prácticas de primer orden que implican un
conjunto de juicios establecidos que originan y siguen los individuos,
las familias o sociedades para orientar sus acciones y
comportamiento en la vida diaria.
 ÉTICA: La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio
racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir.
La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un
sistema moral y cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel
individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una
reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la
utilización de un sistema moral u otro.
 DEONTOLOGÍA: Se refiere a un conjunto ordenado de deberes y
obligaciones morales que tienen los profesionales de una
determinada materia. La deontología es conocida también bajo el
nombre de “teoría del deber” y, al lado de la axiología, es una de las
dos ramas principales de la ética normativa. La deontología se refiere
a los deberes que cada profesional tiene consigo mismo y con los
demás.
 BIOÉTICA: La bioética se ha consolidado como un espacio de
reflexión multidisciplinario necesario para abordar con éxito los
problemas complejos suscitados en el ámbito específico de la
atención sanitaria y ha ido ampliando progresivamente su enfoque
para estudiar los factores naturales, tecnológicos y sociales que
pueden tener repercusiones sobre la salud humana y la biosfera en su
conjunto. A pesar de ser una disciplina joven y en continuo
desarrollo, se ha convertido en una herramienta de trabajo
fundamental para los comités y organismos que, con funciones
predominantemente consultivas son requeridos.
 BIODERECHO: Es la disciplina que se encarga de reflexionar
éticamente sobre las ciencias de la vida, los problemas que allí
surgen y sus posibles soluciones, además de todo lo que pasa en el

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sector salud. Muchas de estas situaciones ameritan una reflexión
ética, y deben ser intervenidas por medio de normas o leyes de
carácter jurídico. Esa disciplina del derecho que se encarga de
entregar dichas normativas es la que se conoce con el nombre de
“bioderecho”.

DIFERENCIA SEMEJANZAS
La moral tiene una La moral es un
base social, es un conjunto de normas
conjunto de normas que una sociedad se
MORAL esclarecidas en el seno encarga de trasmitir a
de una sociedad y través de las
como tal ejerce una generaciones.
influencia muy
poderosa en la
conducta de cada uno
de sus integrantes.
La ética surge en la La ética es un conjunto
interioridad de una de normas que un
ÉTICA persona, como sujeto ha esclarecido y
resultado de su propia adoptado en su propia
elección. mentalidad.
La deontología es un La deontología
conjunto de normas a enmarca los deberes y
DEONTOLOGÍA seguir, de forma rígida principios de una
en función de la moral. profesión. Busca
delinear lo que es
adecuado o no en cada
acción.
BIOÉTICA No sanciona, emite Se vincula como una
informes o protocolos parte de la ética, con un
de conducta que no son concepto más acotado
vinculantes basados en hacia la vida en el
los principios bioéticos medio ambiente, desde
tras una laboriosa un punto de vista
relexión. general, tanto humana,
vegetal y animal.
BIODERECHO Los procedimientos El bioderecho es un
que permitan conjunto de normas
decisiones que rigen la conducta
consensuales tienen humana y en esto se

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una importancia parece a la ética, ya
fundamental. Si no hay que las personas que
acuerdo, el derecho cuentan con la ética
deberá establecer los llevan a cabo el
límites de lo permitido; bioderecho.
de ahí deriva la
estrecha relación entre
bioética y derecho,
entendido como norma
de conducta que emana
de la voluntad de
todos.

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TEMA 2: - La ética como ciencia práctica, - La ética y la sociedad, - La
ética profesional.

LA CIENCIA COMO CIENCIA PRÁCTICA

La ética como ciencia, se dedica a investigar una forma de conducta


valiosa para el hombre y, además obligatoria y debida. Pero nada de eso se
altera en absoluto el hecho de que la ética tiene que dar razón de un aspecto
real y efectivo del comportamiento de los hombres. Por lo que la teoría que
se sustente en la moral no sólo influirá sobre nuestra conducta individual,
sino también en el comportamiento de la sociedad y la estructura de sus
instituciones. Para explicar las relaciones entre lo teórico y lo práctico,
algunos autores hablan de dos niveles que se encuentran en la ética.

De las cuales, se refiere a la ética crítica o metaética y la ética aplicada o


ética normativa. La ética crítica es la propiamente teórica, por la cual se
encarga de determinar cuáles opiniones o creencias morales son válidas y
de realizar un análisis lógico y epistemológico de los principios, ya sean
morales, éticos y del comportamiento social o individual como deber. Es
decir, la ética no se propone crear pautas ni códigos de conducta, sólo
estudia y reflexiona sobre el comportamiento. La ética no puede separar lo
teórico de lo práctico, de alguna manera los principios éticos establecidos
por las teorías morales determinan el comportamiento de los individuos.

LA ÉTICA Y LA SOCIEDAD

Antes de los estamentos ideológicos acerca de la ética planteada por


el materialismo de Marx, la ética se centraba en reflexiones filosóficas y
metafísicas acerca del bien y el mal, así como todo aquello que regía los
impulsos y las tendencias humanas. Posteriormente, junto al materialismo
como revolución de paradigmas, la ética comenzó a involucrarse en temas
sociales, como las luchas de clases. A partir de entonces, los asuntos éticos
irrumpen en la vida pública y comienzan a determinar las relaciones
sociales de amplio alcance.

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Asimismo, hoy en día la ética es la que dicta la responsabilidad del
ciudadano con el Estado y de este con la sociedad, procurando mantener la
armonía en la convivencia, llegando a acuerdos tanto explícitos como
implícitos en diferentes ámbitos. Allí radica su vigencia. Es importante
destacar que la ética genera acuerdos que la colectiva espera se respete por
el bien general. En este sentido, establece límites precisos que la mayoría
conoce a lo largo de su experiencia de vida.

LA ÉTICA PROFESIONAL

La ética profesional, nace de un trabajo al servicio de los demás, por


lo que esta se debe vivir en cada una de las situaciones afrontadas en la
vida (social o laboral), permitiendo así la búsqueda de la excelencia
profesional a través de la honestidad y responsabilidad. De esta forma, se
entiende que la ética profesional, es parte de la conciencia individual, que
se manifiesta en un comportamiento social responsables acerca de los
deberes de una profesión, después de haber asumido un código de ética
conocido o escrito mediante un proceso de socialización manteniendo el
equilibrio entre lo personal y social.

A su vez, la ética tiene que ver con el compromiso de ser una buena
persona, la cual pasa por la realización del bien común, es la rama del saber
que se ocupa del estudio de las acciones morales de los individuos y de los
grupos así como de las reglas y normas que rigen ese comportamiento en
una sociedad determinada. Es un fin noble, es decir, el servicio de los
demás, el curar, enseñar, informar, la convivencia justa, cuando el hombre
siga o no tales normas al evaluar sus propios actos, que por ser humano son
libres, implican que la ética tiene más relación con la voluntad del hombre
que con la moral.

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TEMA 3: La ética en los profesionales de salud.

LA ÉTICA EN LOS PROFESIONALES DE SALUD

Los valores morales solos, no son suficientes para que una persona
llegue a comportarse éticamente. Se trata de los llamados “principios”, de
significado tal que se ha llegado a afirmar que apelar a ellos en la ética es
lo mismo que apelar a una ley en la ciencia. El desarrollo de la ética médica
ha sido un proceso de muchos siglos, sin que pueda afirmarse que ha
llegado a final. Dado que la moral de los pueblos es cambiante, la ética
médica tradicional, tan influida por la filosofía griega, el derecho romano y
la religión judeo- cristiana, se caracterizó por ser naturalista paternalista,
dogmática y autoritaria.

Con la promulgación de los derechos humanos primarios, complementados


y perfeccionados a través de dos largos siglos, ha surgido un nuevo ethos
de corte anglosajon que, a diferencia del tradicional, es secular y
democrático, liberal y pluralista. En efecto, la ética médica sustenta hoy en
tres principios fundamentales, que se consideran deberes primarios para los
profesionales de la salud. Son ellos: la autonomía, la beneficencia – no
maleficencia y la justicia.

Por lo tanto, el autoritarismo o paternalismo médico que caracterizó a la


ética tradicional quedó relegado por principios de gran trascendencia
individual y social. Con ellos medicina adquirió una mayor dimensión
moral. Bien ha dicho el eticista E. D. Pelegrino que la autonomía se ha
convertido en la consigna que simboliza el derecho moral y legal de los
pacientes a adoptar sus propias decisiones sin restricción ni coerción, por
más bienhechoras que sean las intenciones del médico.

Respecto a la justicia, ha de entenderse, dentro del marco de la salud, como


la distribución equitativa de bienes escasos en una comunidad, es decir, lo
que los filósofos denominan “justicia distributiva”. En cuanto al principio
de beneficencia -no maleficencia, que es el meollo del “acto médico”,
conserva aún su prístino sentido, el mismo que tuvo en el Código de
Hamurabi, en el Juramento hipocrático y en la invocación de Maimóides: el
enfermo no hay que hacerle daño sino bien (primum non nocere).
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Se puede interpretar como la norma que regula los actos del médico en
orden al fin último: conservación de la vida y protección de la salud del
“otro”, es decir, su bien, su beneficio. Sin duda, aquí se pone de presente
algo que señala Ernest Tugendhat en relación con los significados que
esconde la palabra “bien”: en tanto que la ética moderna apunta hacia
aquello que se debe hacer con respecto al otro, la ética antigua se
preocupaba por aquello que quería el individuo para sí.

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TEMA 4: Desarrollo histórico de la bioética. Cronología – Van Ronsselaer
Poterr – Clasificación.

Históricamente se ha planteado que el término ‘bioética’ fue


introducido en el mundo académico en 1970 por el bioquímico y oncólogo
estadounidense Van Rensselaer Potter de la University of Wisconsin, en un
artículo publicado en la revista científica Perspectives in Biology and
Medicine titulado “Bioethics: The science of survival”1. Un año más tarde,
Potter publicó el libro “Bioethics: A bridge to the fu-ture”, generando un
interesante movimiento en el mundo académico, tanto alrededor del
término como de los alcances y las perspectivas de la ‘nueva disciplina’.

Con este término, Potter aludía a los problemas que el gran desarrollo de la
tecnología plantea a un mundo en plena crisis de valores. Urgía así a
superar la ruptura entre la ciencia y la tecnología, por una parte, y las
humanidades, por la otra. Esta fisura hunde sus raíces en la asimetría
existente entre el enorme desarrollo tecnológico que otorga al ser humano
el poder de manipular su intimidad y alterar el medio, y la ausencia de un
aumento correlativo en su sentido de responsabilidad por el que habría de
obligarse a sí mismo a orientar este nuevo poder en beneficio del propio ser
humano y de su entorno natural.

El entorno en el que se genera esta corriente contemporánea de la ética,


está marcado por una gran preocupación por el alcance de la investigación
científica y la tendencia a dar preponderancia a la ciencia y sus
posibilidades por encima de los seres humanos y sus derechos. Incluso, se
revela en los prolegómenos del fenómeno, un temor sobre el futuro de la
especie humana y la calidad de vida en el futuro, fundado en la realidad
geopolítica internacional y en las tendencias a convertir la ciencia y, por
ende, la investigación científica, en parte de la lucha por la hegemonía de
los sistemas políticos, y en la búsqueda del conocimiento científico como
un fin en sí mismo, sin importar el efecto sobre los seres humanos
participantes del proceso investigativo.

Del mismo modo, para Potter, la bioética sería una nueva disciplina que
tendería un lazo entre la ciencia y las humanidades o, con mayor precisión,
un puente entre las ciencias biológicas y la ética. Para él, la supervivencia
de la especie humana en una civilización decente y sustentable, requeriría
del desarrollo y el mantenimiento de un sistema ético.

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A su vez, Potter al final de su vida, sintetizó a la bioética como una nueva
disciplina que combina el conocimiento y la reflexión en la búsqueda
continua de la sabiduría, es decir, del conocimiento para la supervivencia
humana y la mejoría de la condición humana en todo sentido. Concluye su
reflexión pidiendo que: “piensen la bioética como una nueva ética
científica que combina la humildad, la responsabilidad y la competencia,
que es interdisciplinaria e intercultural y que intensifica el sentido de la
humanidad…”.

Esta definición es, además de su legado, el resultado de la maduración de


su propuesta de los años 70, al avanzar hacia el concepto de “ética global”
para superar la visión clínica, que fue el sesgo que esfuerzos como el de
André Hellegers, fundador del Kennedy Institute of Ethics (también
conocido como el Joseph and Rose Kennedy Institute of Ethics),
introdujeron en el desarrollo de la bioética. En ella, Potter trata de unir la
bioética clínica y la bioética ecológica, con el fin de poner en el centro de
sus preocupaciones, los desafíos de la supervivencia del ser humano en el
entorno de finales del siglo XX.

Sin embargo, Potter preocupado por el curso seguido por su disciplina,


terminó presentando una perspectiva globalizadora de la misma, dejando
claro que no buscaba revivir la vieja ética médica ni reactivar una ética
filosófica que no había podido dar cuenta de muchos de los problemas que
aquejaban al ser humano contemporáneo. Este importante avance
conceptual sitúa la bioética actual mucho más allá del horizonte dado por la
definición, a partir de su etimología, de la Real Academia Española de la
lengua y de las corrientes biomédicas contemporáneas.

Los fenómenos históricos, y entre ellos los nuevos movimientos


académicos y sociales, no irrumpieron inesperadamente en el entorno, sino
que fueron fruto de tendencias que se fueron incubando dentro de la
historia de las colectividades y que en el mundo contemporáneo, dado su
carácter de ‘aldea global’, tiene un impacto prácticamente planetario. En
1949, Aldo Leopold, uno de los precursores del movimiento ecológico por
la preservación ambiental, fue el primero en tratar de sustentar una relación
entre la ética y la ecología, y esbozó la llamada ‘ética de la tierra’ que, a
finales del siglo XX y en estas primeras décadas del siglo XXI, ha vuelto a
tomar auge, dentro del concepto de una bioética global y a tono con los
movimientos como el de Albert Arnold Gore Jr., ex vicepresidente de los

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Estados Unidos, premio Nobel de la Paz, que manifiestan una gran
preocupación por el futuro del planeta. Potter consideró la ‘ética de la
tierra’ de Leopold como el principal antecedente y referente de la bioética.

No obstante, dos años antes, en 1947, se había publicado el Código de


Nuremberg como uno de los resultados del proceso del mismo nombre, en
el cual se investigó, juzgó y condenó a muchos de los responsables de la
cruel violación de los derechos humanos en los campos nazis de
concentración. De ahí surge un valioso elemento, el “consentimiento
informado” que irá irrumpiendo progresivamente en los procesos de
investigación biomédica y, posteriormente, en la prestación de los servicios
de salud.

Mientras que, en la década del 60, Potter, haciendo eco de su preocupación


por la calidad de vida en el futuro, creó en la University of Wisconsin un
comité interdisciplinario cuyo tema central era el futuro de la especie
humana. Potter, siguiendo a la destacada antropóloga estadounidense
Margaret Mead, defendía que la Universidad tenía un importante papel en
la generación y el apoyo a propuestas que garantizaran la supervivencia y
la calidad de la vida humana en el futuro. Estas ideas tuvieron amplia
divulgación al ser publicadas en 1970 por la prestigiosa revista Science.

Si bien es cierto, el movimiento bioético es muy dinámico y oscila entre


posiciones que reducen la disciplina a los problemas biomédicos
relacionados con la investigación científica, y posiciones que insisten en
que la extensión de la bioética es inmensa y abarca desde problemas
biomédicos y de atención en salud, hasta problemas ambientales, políticas
públicas en asignación de recursos y de generación de espacios que
permitan al ciudadano ejercer al máximo su libertad y autonomía
respetando la diversidad y sin hacer daño a los demás. Por ello, en algunos
espacios, se plantea el regreso al vocablo ‘ética’, para evitar el sesgo
clínico y biomédico del neologismo ‘bioética’.

Lo importante es, tener claro que la ética o la bioética, que ha venido


ganando terreno desde finales del siglo XX, es una forma de articular
principios de comportamiento y reflexión distintos de la tradicional ética
filosófica en dos sentidos: A diferencia de la reflexión derivada de un
sistema filosófico o de una tradición de creencias, importa la deliberación

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basada en el diálogo entre distintos grupos, personas o intereses. El diálogo
es el sustento legitimador de la práctica.

Sin duda, la bioética es hoy una forma de reflexión, es una empresa no solo
interdisciplinaria, sino multidisciplinaria y transdisciplinaria, puesto que la
tendencia apunta hacia la búsqueda de un diálogo en el cual coincidan tanto
los cometidos como los contenidos y los contextos, y en el que son tan
importantes los conceptos filosóficos y las creencias, como los datos de las
ciencias y las influencias fácticas del poder político e institucional. Estas
dos características, el carácter dialógico del procedimiento y la naturaleza
integradora y transdiciplinaria de los contenidos, alejan a la bioética actual
de una simple aplicación normativa de principios o reglas y de un conjunto
de admoniciones o prohibiciones sobre cómo comportarse.

VAN RENSSELAER POTTER

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El 6 de septiembre de 2001, a los 90 años de edad, falleció Van
Rensselaer Potter II (nacido el 27 de Agosto de 1911) a quien muchos
consideramos el padre de la Bioética en el sentido de que fue él quien
propuso por vez primera el término aplicado a una nueva "ciencia de la
supervivencia" (Potter, 1970, "Bioethics, the science of survival") que
habría de ser el "puente hacia el futuro" de la humanidad (Potter, 1971,
"Bioethics: Bridge to the future").

Se ha discutido mucho sobre la paternidad de la palabra "bioética" y su


significado conceptual (Reich, 1994, 1995; Jonsen, 1998), pero la cuestión
se decanta en favor de Potter (Branson, 1975; Potter, 2001). Él se quejaba
de que el Joseph and Rose Kennedy Center for the Study of Human
Reproduction and Bioethics de la Georgetown University de los jesuitas,
inaugurado oficialmente el 1 de Octubre de 1971, utilizara en su
denominación "and Bioethics" omitiendo en declaración alguna el origen
del término. Según describe Abel (2001 p. 15 y 16), de hecho fue
Hellegers, fundador del centro, quien propuso tal denominación influido
inconscientemente, quizá, por haber tenido conocimiento más o menos
indirecto de las publicaciones de Potter.

Curiosamente, la Georgetown University decidió con posterioridad abrir a


otras facultades universitarias el espectro de la bioética que estaba
constreñido al ámbito médico, cambiando la denominación inicial por la de

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Kennedy Institute of Ethics. Van Rensselaer Potter, Doctor en Bioquímica
y oncólogo con unas 350 publicaciones en su haber en el campo de la
bioquímica y el cáncer, trabajó y llegó a ser Director del McArdle
Laboratory of Cancer Research de la University of Wisconsin-Madison de
la que fue Hilldale Professor Emeritus of Oncology.

En 1965 fue elegido Presidente de la American Society of Cell Biology y


en 1974 Presidente de la American Association for Cancer Research,
habiéndosele concedido en 1986 la Medalla de Honor de la American
Cancer Society. A lo largo de su carrera científica recibió numerosos
premios; entre ellos, cabe mencionar que en el año 2000 recibió el Premio
de la Sociedad Internacional de Bióetica (SIBI) en el curso del Congreso
Mundial de Bioética 2000 que tuvo lugar en Gijón. Por razones de salud no
pudo asistir al mencionado congreso, pero envió un video con su alocución
inaugural (Potter, 2001).

La primera vez que utilizó Potter el neologismo "bioética" (bioethics) fue


en un artículo aparecido a finales de 1970 y poco tiempo después, en enero
de 1971, Potter publicó el primer libro de la historia que llevaba por título
el término bioética con el propósito de "contribuir al futuro de la especie
humana promocionando la formación de una nueva disciplina: “la
bioética". Potter justificaba su esfuerzo en el prefacio de la obra diciendo:

"Hay dos culturas -ciencias y humanidades- que parecen incapaces de


hablarse una a la otra y si ésta es parte de la razón de que el futuro de la
humanidad sea incierto, entonces posiblemente podríamos construir un
puente hacia el futuro [que es el subtítulo de la obra] construyendo la
disciplina de la Bioética como un puente entre las dos culturas. Los valores
éticos no pueden ser separados de los hechos biológicos."

Más adelante, en el Capítulo 1, decía:

"La humanidad necesita urgentemente de una nueva sabiduría que le


proporcione el conocimiento de cómo usar el conocimiento para la
supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de vida."

Para esta nueva ciencia, construida sobre la propia biología e incluyendo


además la mayoría de los elementos esenciales de las ciencias sociales y
humanísticas, incluyendo la Filosofía, propuso Potter el nombre de

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BIOÉTICA para resaltar los dos elementos más importantes: el
conocimiento biológico (bios) y los valores humanos (ethos).

Para Potter, el significado de la palabra "bioética" en 1971 representaba la


afirmación de dos conclusiones: en primer lugar, que la supervivencia de
un futuro a largo plazo se reduce a una cuestión de bioética, no de una ética
tradicional; en segundo lugar, que para ese futuro a largo plazo había que
inventar y desarrollar una política bioética ya que la ética tradicional se
refiere a la interacción entre personas, mientras que la bioética implica la
interacción entre personas y sistemas biológicos. Por eso decía Potter en el
Prefacio de su obra:

"Necesitamos de una Ética de la Tierra, de una Ética de la Vida Salvaje, de


una Ética de Población, de una Ética de Consumo, de una Ética Urbana,
de una Ética Internacional, de una Ética Geriátrica, etcétera. Todos estos
problemas requieren acciones basadas en valores y en hechos biológicos.
Todos ellos incluyen la Bioética y la supervivencia del ecosistema total
constituye la prueba del valor del sistema."

Es el concepto de Bioética global. Por eso se quejaba Potter (2001) de que


"la Bioética hubiera sido acaparada durante la siguiente década por los
comités bioéticos médicos que trabajaban en Centros de Bioética en el área
clínica, tratando problemas de vida y muerte que son todavía
controvertidos."

Así, la bioética quedaba restringida a una bioética médica o clínica, como


ya puso de manifiesto en 1975 en su alocución Presidencial de la 66ª
Reunión Anual de la Asociación Americana del Cáncer. No obstante,
también podría argumentarse legítimamente desde el punto de vista opuesto
que Potter polarizó su idea de la Bioética hacia una Bioética
medioambiental o ecológica. De hecho, su libro está dedicado a Aldo
Leopold, ingeniero forestal de la Wisconsin University, quien con su "Ética
de la Tierra (Land Ethic)" (1949) -en palabras de Potter- "anticipó la
extensión de la Ética a la Bioética".

JURAMENTO

CREDO BIOÉTICO PERSONAL

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1. Acto de fe: Acepto la necesidad de una acción inmediata que remedie un
mundo en crisis. Compromiso: Me comprometo a trabajar con otros para
mejorar la formulación de mis creencias, desarrollar otros credos
adicionales y unirme a un movimiento mundial que haga posibles la
supervivencia y un desarrollo más provechoso de la humanidad en armonía
con el medio ambiente natural.

2. Acto de fe: Acepto que la supervivencia y el desarrollo futuros de la


humanidad, tanto a nivel cultural como biológico, están fuertemente
condicionados por las actividades y programas actuales del hombre.
Compromiso: Procuraré vivir mi propia vida, e influir en la de los demás,
de manera que promueva el desarrollo de un mundo mejor para las futuras
generaciones de la humanidad, y procuraré evitar las acciones que pongan
en peligro su futuro.

3. Acto de fe: Acepto el carácter único de cada individuo y su instintiva


necesidad de contribuir al establecimiento de una sociedad mejor de una
forma que sea compatible con las necesidades a largo plazo de la sociedad.
Compromiso: Procuraré escuchar los puntos de vista razonados de otros,
sean ellos mayoría o minoría; y reconoceré el papel del compromiso
emocional para producir acciones eficaces.

4. Acto de fe: Acepto el carácter inevitable de ciertos sufrimientos


humanos que resultan forzosamente del desorden natural en los seres vivos
y en el mundo físico, pero no acepto pasivamente el sufrimiento que
provenga del comportamiento inhumano del hombre hacia el hombre.
Compromiso: Procuraré hacer frente a mis propios problemas con dignidad
y coraje, ayudar a mis semejantes cuando se sientan afligidos y trabajaré
con el objetivo de eliminar el sufrimiento inútil que padece el conjunto de
la humanidad

5. Acto de fe: Acepto el carácter definitivo de la muerte, como parte


necesaria de la vida. Afirmo mi veneración por la vida, mi creencia en la
fraternidad de todos los hombres y mi creencia en que tengo una obligación
hacia las futuras generaciones humanas. Compromiso: Procuraré vivir de
manera beneficiosa para la vida de mis semejantes presentes y futuros y ser
recordado favorablemente por aquellos que me sobrevivan.

En el I Congreso Venezolano e Iberoamericano de Bioética, que tuvo lugar


en Caracas en Febrero de 2001 en la Universidad Católica Andrés Bello, se
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aprobó promover la candidatura de Van Rensselaer Potter al Premio Nobel
de la Paz. Dado que los premios Nobel solamente pueden ser concedidos a
personas vivas (hay un único caso excepcional), por lo que se tendrá que
conformar con la ilusión de que tal vez la comunidad internacional hubiera
sabido reconocer su aportación pionera a la Bioética para la convivencia y
supervivencia de este mundo que tanto amaba.

CLASIFICACIÓN

Diego Gracia ofrece una clasificación de los modelos bioéticos


apoyada en los modelos éticos que se han dado en la historia: el ontológico
y el epistemológico. Los del grupo ontológico tienen una estructura
deductiva a partir de unos primeros principios. Los del grupo
epistemológicos tienen su origen en la crítica de la razón pura, de Kant, ya
que, al poner su objetivo en analizar las condiciones de posibilidad de un
conocimiento científico, empujó a la ética a utilizar una metodología no
deductiva.

Sobre este esqueleto básico, Gracia ofrece una taxonomía cuádruple


de los modelos bioéticos. Como pertenecientes al primer grupo considera el
modelo ontológico o principialista, y el modelo deontológico o formalista.
Como pertenecientes al segundo grupo cuenta el modelo epistemológico o
decisionista y el modelo axiológico o del conflicto de valores.

El modelo ontológico o principialista, en el que considera


fundamentalmente la bioética de la Iglesia católica, se fundamenta en que
las cosas, en tanto que reales, son siempre buenas. Cierto que hay cosas
malas, pero la maldad, ya sea física o moral, no la tienen las cosas en tanto
que reales, sino solo en tanto que tales. Del ser real surgen los principios.
El modelo deontológico o formalista arranca de Kant. La moralidad no se
puede fundamentar sobre principios heterónomos, aunque sean metafísicos,
sino en un principio autónomo. Este es el carácter autolegislador del ser
humano, que propone al hombre como fin en sí mismo, como principio de
carácter formal.

Este modelo puede ser especificado como fuerte o débil. En su versión


fuerte, representada por Apel y Habermas, es muy similar al ontológico. En
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su versión débil prima el procedimentalismo, muy cercano al
convencionalismo. Los ejemplos más claros son John Rawls y Tristram
Engelhardt. Bajo el nombre de modelo epistemológico o decisionista,
Diego Gracia recoge las teorías del pluralismo y la ética civil. Las presenta
como métodos de búsqueda de consenso ante la necesidad de que una
sociedad proteja el bien común por medio de la llamada “moral civil”.
Estos métodos utilizan fundamentalmente el casuismo, tomado de otras
ciencias como el derecho y la medicina.

El modelo axiológico o de conflicto de valores surge, según Diego Gracia,


para superar la dicotomía entre el craso positivismo y el ontologismo
ingenuo. En la búsqueda de un fundamento material a la moralidad se
descubre la idea de “valor”. En esta corriente incluye Gracia los nombres
de David Ross Buchanan, Robert Nozick, H. Rickert y M. Weber, F.
Brentano, M. Scheler, E. Husserl y N. Hartmann. Entre todos, Gracia
distingue los que siguen la metodología del conflicto de valores y los que
adoptan el método de la ética de situación.

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TEMA 5: Principios básicos de la bioética.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA BIOÉTICA

A los principios tradicionales de la ética médica, la Bioética añade dos


nuevos principios: la autonomía (del paciente) y la justicia (que debe
ejercer la sociedad a través de sus instituciones de salud). El principio de la
beneficiencia significa hacer el bien en todas y cada una de las acciones
que se realizan, pues dañar no puede estar presente, de manera consciente,
ni en la idea, de un profesional de la salud. La sociedad actual se
caracteriza por un énfasis, a veces exagerado, en la tecnología, y ello lleva
imperceptiblemente a la deshumanización.

Es por ello, que se hace más necesaria que nunca la formación humanista
de los profesionales de la salud. El principio de no maleficencia, sinónimo
del "No dañar", de la ética médica tradicional, es considerado por algunos
eticistas como el otro elemento del par dialéctico beneficencia- no
maleficencia. En cualquier caso, se reconoce la obligatoriedad de hacer el
bien y no hacer el mal. Pero, ¿cuál es el bien y cuál el mal? A lo largo de la
historia de la humanidad, en correspondencia con la práctica social,
determinados grupos de hombres han elaborado sus propias teorías
filosóficas y en ellas han expuesto sus aspiraciones, como expresión
consciente y anticipada de sus necesidades históricas.

Estas aspiraciones se desarrollan en el sistema de valores morales que, a su


vez, se forman a través de la idealización del significado histórico que la
realidad tiene para el hombre. Como todo fenómeno social, los valores
poseen un carácter histórico concreto, de manera que cambian con el
propio desarrollo de la sociedad. Por eso, como criterio universal para la
determinación de los valores actúa el progreso social: lo que lo favorece,
constituye un valor; lo que lo dificulta u obstaculiza, constituye un
antivalor.

La autonomía, uno de los principios que incorpora la Bioética a la ética


médica tradicional, se define como la aceptación del otro como agente
moral responsable y libre para tomar decisiones. La expresión más diáfana
del pleno ejercicio de la autonomía, por parte de los pacientes, es el
21
consentimiento informado, el cual consta de dos elementos fundamentales:
la información y el consentimiento.

La información corresponde al profesional de salud y debe incluir dos


aspectos importantes: Descubrimiento de la información, que estará
dosificada en correspondencia con lo que el paciente quiere realmente
saber, cómo y cuándo lo quiere saber. La información comprensible, es
decir, tomar en cuenta la necesidad de utilizar un lenguaje claro y preciso.
Por su parte, el consentimiento es competencia del paciente o de su
representante moral (familiar) o legal (tutores, en el caso de menores de
edad, o abogados especialmente contratados para el caso). El
consentimiento comprende también dos aspectos:

Consentimiento voluntario, sin abusos paternalistas ni presiones


autoritarias y la competencia para el consentimiento, tanto física como
psicológica. El consentimiento informado protege, en primer lugar, a
pacientes y sujetos de experimentación, previendo riesgos y daños posibles;
pero también protege y beneficia a todos en la sociedad, incluyendo
profesionales de la salud e instituciones.

Sin embargo, el profesional de la salud se enfrenta, en su ejercicio


cotidiano, a una categoría mucho más abarcadora que la autonomía, que es
la integridad del paciente como un todo, con sus valores más preciados: la
vida y la salud, que incluye además el respeto a su individualidad y a su
derecho de libertad de opción. Es precisamente en este rango, en el que se
presentan los mayores conflictos éticos. Otro tanto sucede cuando los
elementos que justifican el ejercicio de la autonomía en el individuo son
contrarios al derecho de elección de la comunidad.

El principio de la justicia, en el marco de la atención de salud, se refiere


generalmente a lo que los filósofos denominan "justicia distributiva", es
decir, la distribución equitativa de bienes escasos en una comunidad.
Justicia significa, a fin de cuentas, dar a cada quien lo suyo, lo merecido, lo
propio, lo necesario, y este enunciado está evidentemente vinculado, en
primera instancia, al proyecto social del modelo económico que impere en
la sociedad que se analiza.

22
TEMA 6: La persona humana. Conceptos de persona humana y sus
características desde el punto de vista bioético.

CONCEPTOS DE PERSONA HUMANA

Para comprender el significado del término “persona humana” es útil trazar


unas líneas de referencia sobre la evolución y la reflexión filosófica del
concepto. En esta sede delimitaremos la investigación al significado
filosófico, distinto del psicológico (personalidad) y del jurídico (sujeto de
derecho). El término “persona” fue introducido en el lenguaje filosófico por
el estoicismo popular con el significado de máscara (per-sonare, resonar de
la voz), en el sentido de rol del actor en un contexto dramatúrgico que
indicaba metafóricamente la tarea y la parte que el hombre “re-presentaba”
en su vida.

En su origen, la etimología no indicaba los rasgos esenciales del rostro,


sino el esconderse del rostro del actor, la estaticidad (el rol fijo del
personaje en el drama) y no anulaba la singularidad en cuanto que la forma
de la máscara condicionaba el mismo resonar de la voz de actor. El
concepto de persona, filosóficamente extraño a la primera reflexión
cosmológica naturalista griega (no madura en el mismo pensamiento
postsocrático que puso al hombre en el centro del universo), fue
profundizado en la patrística con las disputas trinitarias: se discutía si el
término persona, usado para indicar las tres “hipóstasis” del Dios cristiano,
significara también relacionalidad no sustancial (a saber, accidental), o la
sustancialidad misma.

La aportación del cristianismo fue determinante para la atribución de una


consistencia ontológica al significado del término que vino así a ser
caracterizado en sus orígenes por una fuerte connotación teológica.En el
ámbito de la misma filosofía, es con Severino Boecio, y por lo tanto con la
filosofía escolástica, con quien se ofrece por primera vez una definición
secularizada del concepto de persona que será retomada posteriormente por
Tomás de Aquino: “persona estrationalis naturae individua substantia”.
Esta definición pone en evidencia tres categorías filosóficas esenciales en
el concepto de persona humana: la sustancialidad,

23
la individuación y la naturaleza racional. Es importante profundizar en
estas categorías porque han dado un impulso muy fuerte al debate bioético.

Por lo tanto, persona es un ente real (una sustancia primera en lenguaje


aristotélico), una subsistencia particular del género universal y abstracto de
la esencia (sustancia segunda), concretizada en el individuo concreto. La
subsistencia indica el existir en sí y para sí, en virtud exclusiva de su
mismo acto de ser (que, en última instancia, en la filosofía tomista coincide
con el efecto del acto creativo) e independientemente de la existencia de
otra sustancia o de sus cualidades.

En la realidad humana esto significa que las funciones y los actos que
cumple el hombre no existen en sí, son funciones y actos de una sustancia,
de un individuo humano sustancial; son funciones “de” la persona, no son
“la” persona. De una sustancia entendida de esta manera se puede predicar
la inmutabilidad y la permanencia (en el espacio y el tiempo) y por lo tanto,

también la identidad.

La individuación se refiere a la unicidad y al carácter irrepetible de la


persona humana. Ésta se distingue de las otras personas gracias a la
corporeidad (hoy diríamos, al código genético) que consiente la
materialización de la forma, la existencia concreta de la esencia y la
encarnación del espíritu. La corporeidad es el principio de individuación y
de diferenciación de la sustancia que se manifiesta según coordinadas
espacio-temporales: es el simple existir como cuerpo (espiritualizado) que
determina el valor/significado del ser humano, no su “devenir”, que
representa sólo un aspecto secundario y no relevante.

La especificación ulterior de la persona humana en el contexto ontológico


tomista es la “naturaleza racional”, a saber, el ser dotado de razón,
entendida como la facultad intelectual que permite abstraer, universalizar,
razonar y dar significado a las cosas. La atribución de la racionalidad a la
persona humana ha dado origen a muchas ambigüedades. Nos
preguntamos: ¿la racionalidad debe ser entendida como capacidad de
ejercicio actual de la misma o como atributo que connota la sustancialidad
de la persona?

En la primera hipótesis se excluye del reconocimiento de la dignidad


personal de todo sujeto que no ejercite actualmente el raciocinio: no serían
24
personas los que duermen, los ebrios, ni tampoco los embriones, los
discapacitados mentales, los ancianos, los individuos en coma, con el
resultado de una interpretación restrictiva del concepto de persona respecto
al de ser humano basada en la consideración de simples “accidentes”
(funciones) de la sustancia.

Si, por el contrario, la razón indica el atributo que pertenece a la naturaleza


humana, todo sujeto que tenga esta naturaleza, aunque no ejercite
actualmente la funcionalidad cerebral neurológico-sináptica, es persona en
cuanto sustancia individual dotada por naturaleza de racionalidad. Esta
fundamentación ontológica del concepto de persona consiente el
reconocimiento de una trascendencia que garantiza el respeto del ser
humano en todas las manifestaciones de la vida física contra toda tentativa
filosófico-antropológica reduccionista que intente discriminar al hombre.

La ética impregna a la medicina con la concepción griega de la virtud como


armonía con la naturaleza, así también la salud se concibe como equilibrio
o belleza, debido a lo cual la medicina es considerada un modelo para la
moral1, adicionalmente la ética convierte a la medicina en un arte que
involucra las decisiones de los seres humanos, motivo por el que puede
afirmarse que todas las decisiones médicas acertadas y prudentes, son
decisiones éticas que requieren de la elaboración de juicios de valor y
juicios racionales.

Esta fundamentación naturalista de la ética se mantiene en la cultura


occidental hasta bien entrada la modernidad, en cuyo paso marcaron pauta
Hipócrates y Galeno; es después del Renacimiento que el orden natural
empieza a transformarse en orden físico y moral, debido a la notable
contribución de Hume y Kant sobre la fundamentación epistemológica de
la filosofía (cuyo objeto de estudio es el conocimiento), también de Adam
Smith quien introduce la economía en el ámbito de la ética y propone
teorías económicas de importancia moral. Todas estas referencias en los
momentos históricos que se sucedieron, permiten ubicarnos en tiempo y
espacio con el objeto de dar respuesta a los planteamientos trascendentales
que ocurren en la vida del hombre y, en particular, en aquellas relacionadas
con la práctica sanitaria.

Entre los factores más importantes que influyen en su origen y desarrollo


están: las transformaciones sociales en el siglo XX, específicamente luego

25
de la segunda guerra mundial, conducen a un renacer de la consideración
ética en el desempeño de las actividades humanas. En segundo lugar
tenemos el cambio en la estructura socioeconómica mundial que impacta
sobre la relación del profesional de la salud-paciente, evidenciándose en
disputas por responsabilidad médica.

En tercer término, la aparición de tópicos no legislados como: aborto,


eutanasia, clonación, ingeniería genética, fertilización asistida, vientre en
alquiler, investigación en seres humanos, entre otros, los avances
científicos y tecnológicos bienvenidos por innumerables razones tienen su
consabido efecto negativo al tratar de manipular la vida humana desde la
concepción hasta su muerte, cambios en el concepto de salud y su práctica,
la salud pasa de un enfoque biológico a ecológico (salud como ausencia de
enfermedad), a uno más completo donde el ser humano se entiende como
ente biosicosocial y su salud como bienestar biosicosocial, que deja de ver
al paciente como un sujeto pasivo a formar parte activa del proceso, y la
práctica de salud, pasó de basarse en un modelo paternalista a basarse en la
tradición jurídica y política, donde se le permite al paciente estar bien
informado, se procura ayudar a los menos favorecidos ante las
desigualdades sociales y económicas, y se cuenta con instituciones que
procuran tener buena distribución de recursos (beneficios, bienes y
servicios).

La secularización de la vida moral, ya que ni la moral religiosa, ni la ética


médica fueron capaces de resolver numerosos aporemas, porque se hace
necesario que hombres de ciencia, humanistas y personas de buen juicio
moral se reúnan con el fin de encontrar soluciones éticas a dichas
situaciones. El positivismo, de finales del siglo XIX hasta
aproximadamente mediados del siglo XX, apartó a las ciencias ya la
biotecnología de la discusión intelectual seria quedando así la ética
restringida al mundo filosófico.

Hace poco tiempo se demostró que el término de "bioética" no fue una


invención de Van Renssealer Potter, como lo refieren la mayoría de los
textos, sino una creación de Fritz Jahr, quien en 1927, publicó un artículo
"Bioética: una revisión de la relación ética entre humanos, animales y
plantas", publicado en la revista Kosmos, Handweiser für Naturfreunde,
este autor merece especial atención por lo que denominó "imperativo
bioético", donde parafraseando a Kant, sugirió considerar a cada ser vivo

26
como un fin en sí mismo y tratarlo como tal en la medida de lo posible,
donde analizó la relevancia de un contacto con la reflexión, deliberación y
análisis de intensiones y convicciones para los investigadores.

Es importante destacar que, la iglesia católica se encuentra fuertemente


vinculada al origen de la bioética y promueve desde entonces un
movimiento internacional a favor de la humanización de la medicina
vinculándose con el origen de la bioética y penetra en el movimiento
internacional en pro de la humanización de la medicina. El primer hito
histórico lo constituye la influencia del pensamiento del jesuita Teilhard de
Chardin ejercida en Potter, luego se puede mencionar que un reconocido
teólogo cristiano, el profesor Daniel Callagan fue el primero en el estudio
de la bioética en 1973; posteriormente los padres jesuitas en la Universidad
de Georgetown de Washington fundaron el Kennedy Institute of Ethics,
mencionado anteriormente; la Universidad Católica de Laval dio origen al
Instituto de Investigaciones Clínicas de Montreal en Canadá.

A razón de estos eventos, se reimportó a Europa como una creación de los


años setenta, hasta que recientemente se develó el "imperativo bioético"
antes descrito, desde entonces la bioética presenta una apariencia bifronte,
como admonición a una solidaridad bioesférica y una ética global o como
ética médica y de investigación biomédica. El jesuita Francisco Abel fundó
el primer centro de bioética europeo, con el nombre de Instituto Borja de
Bioética, en San Cugat, Barcelona-España, considerado hoy en día como
uno de los mejores de Europa; la Santa Sede organizó el Congreso
Internacional sobre Bioética denominado la Humanización de la Medicina
en 198726.

El 10 de marzo de 2008, el regente del Tribunal de la Penitenciaría


Apostólica del Vaticano, Cardenal Gianfranco Girotti, presentó los nuevos
pecados capitales con la denominación de "pecados sociales", divulgada
ampliamente por los medios de comunicación: Realizar manipulaciones
genéticas. Llevar a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos
embriones, contaminar el medio ambiente, provocar injusticia social,
causar pobreza, enriquecerse hasta límites obscenos a expensas del bien
común, consumir drogas.

Los siete pecados tradicionales descritos por el papa Gregorio I hace 1.500
años, fueron: la avaricia, envidia, gula, lujuria, pereza y soberbia, en el

27
mundo globalizado de hoy han quedado obsoletos, por ello los nuevos
"pecados sociales" contemplan implicaciones bioéticas. En
Latinoamericana y el Caribe, la bioética inicia sus primeros pasos en la
década de los años 80, en las universidades, centros médico-asistenciales y
luego en centros de investigación y desarrollo, de países como Argentina,
Colombia, Chile, México, Brasil y Venezuela; específicamente en
Argentina José Alberto Mainetti, funda en 1972 el Instituto de
Humanidades Médicas y a finales de los 80, la Escuela Latinoamericana de
Bioética (ELABE), formadora de muchas de las actuales generaciones de
bioeticistas. En 1985 Fernando Sánchez Torres, crea el Instituto
Colombiano de Estudios Bioéticos (ICEB), centro de reflexión del
pensamiento bioético.

Posteriormente en 1991 se funda la Federación Latinoamericana y del


Caribe de Instituciones de Bioética (FELAIBE), por los Drs. José Alberto
Mainetti, Alfonso Llano (S.J.) y Pablo Pulido en Venezuela. El Dr. Alfredo
Luís Castillo Valery, relata la historia de la ética "ECCE HOMO" en
Caracas, el 27 de julio de 2001, donde expresó que la historia de la Ética
Médica en Venezuela consta de cinco etapas, a saber:

1. La primera comienza a partir del descubrimiento de parte del


territorio que hoy ocupa Venezuela en el tercer viaje de Cristóbal
Colón al Nuevo Mundo en 1498, hasta el 25 de Junio de 1827,
cuando el Libertador crea por decreto la Facultad de Medicina de
Caracas. Esta etapa se denomina "La Época Colonial y de la Guerra
de Independentista", el personaje más destacado en ella fue el Dr.
Lorenzo Campins y Ballester.
2. La segunda etapa se extiende desde 1827 hasta el 10 de mayo de
1902 cuando el Congreso Nacional aprueba una Ley la cual favorece
el origen del Colegio de Médicos de Venezuela como una
Cooperación Científica y Doctrinaria encargada de representar la
Ciencia Médica Nacional, dándole impulso, guardar su tradición y
construir Escuela. Posteriormente, el Congreso modifica la
designación por el de Academia Nacional de Medicina, quedando el
resto de la ley con idéntica redacción, los mismos integrantes y orden
jurídico. Esta etapa se denomina "Inicio de la República" y su
personaje estelar fue el Dr. José María Vargas.

28
3. La tercera etapa comprende el período que va desde mayo de 1902
hasta el 25 de febrero de 1936, cuando se crea el Ministerio de
Sanidad y Asistencia Social (MSAS), en este período se redacta el
proyecto de Código de Moral Médica, fundamentalmente por el Dr.
Razetti, Secretario perpetuo de la Academia, aprobado el 30 de
marzo de 1918, por la Academia Nacional de la Medicina. A esta
etapa se le considera la "Era de Razetti", por haber sido el personaje
más resaltante denominado también el "Apóstol de la Moral Médica"
y el Maestro que resaltó la importancia de la ética en el que hacer y
vida del médico en nuestro país, su obra cumbre fue el libro "Moral
Médica" publicado en 1928. La tradición deontológica médica que
reguló las relaciones médicas entre los profesionales de la misma,
con el público y el Estado, fue definida como naturalista,
paternalista, dogmática y autoritaria. En Venezuela como en otras
latitudes, el origen de la bioética se dio en el ámbito universitario,
unidades asistenciales y de investigación y surge interrelacionada y
solidaria, debido a los avances de las tecnologías de información y
comunicación, los encuentros locales, regionales e internacionales.
4. La cuarta etapa va desde 1936 al año 2009, en el cual se fundaron
las Instituciones Médicas fundamentales de nuestro país: el Colegio
de Médicos con sus capítulos regionales en los diferentes estados del
país y la Federación Médica Venezolana (1945); instituciones
contempladas en la primera Ley de Ejercicio de la Medicina en
Venezuela (1942) que suplantó al Reglamento de Profesiones
Médicas de 1914, posteriormente se elabora el Código de
Deontología Médica. Esta etapa debe ser llamada la de "la Medicina
de gran desarrollo Tecnológico y Ético" y en el marca pauta el Dr.
Augusto León Cechini, por su figura emblemática en el campo del
Humanismo Médico, Ética Médica y Bioética; quien escribió el libro
"Ética Médica", fue pilar fundamental para iniciar la bioética clínica
en las Escuelas de Medicina y fundamento para el Código de
Deontología Médica y Ley de Ejercicio de la Medicina. La
tradicional ética médica en la segunda mitad del mismo siglo,
mantuvo una postura más acorde a nuestra idiosincrasia local,
independiente de la influencia de la medicina francesa de inicios de
siglo XX, así como de la medicina norteamericana y en la actualidad
se encuentra fortalecida con la bioética. La Revolución estudiantil

29
de1968 en nuestro país, ocasiona en los años 70, cambios radicales
en las reformas de los planes de estudio en las Ciencias de la Salud y
otras áreas del conocimiento que sumado a la influencia por la
aplicación de la bioingeniería y la biotecnología, las nuevas
perspectivas de la responsabilidad moral y del ejercicio profesional
sobre los pacientes a través de códigos y tratados médicos, son las
causas precursoras del surgimiento de la bioética en Venezuela.
5. La quinta etapa comienza cronológicamente en el año 2009, se está
gestando en la actualidad y pertenece propiamente al surgimiento de
la bioética a nivel nacional, punto que será tratado con mayor
profundidad posteriormente.

30
TEMA 7: Etapas de la ética médica en Venezuela. Antes de Razetti – La
era de Razetti – El código de moral médica – El juramento a Razetti – La
etapa después de Razetti.

Es necesario insistir en que la eterna cuestión del bien y del mal, el


conflicto entre el deber y el querer ha acompañado al hombre desde el
primer momento de su existencia.

A través del tiempo se ha intentado obtener de la reflexión ética, si no la


situación, al menos la adecuada consideración de los conflictos o dilemas
que serán objeto de un juicio moral. En nuestra cultura occidental, se
distinguen primariamente dos pilares o más bien dos vertientes o caminos
para fundamentar la ética, el religioso y el metafísico. De acuerdo con el
primero, no habría moral sin religión, ya que la moral debería asentarse en
los diez mandamientos recibidos directamente de Dios. Pero la historia nos
dice también del esfuerzo por explicar los fenómenos naturales en forma
racional, realizada por Thales, Anaximandro y Anaxímenes, habitantes de
Mileto durante la época estelar de la Magna Grecia.

Es Sócrates (469 a.C.), entonces en su búsqueda del bien, el iniciador de la


investigación del hombre como sujeto moral. Representa, junto con Platón
y Aristóteles, la cúspide del pensamiento ético y filosófico. Desde un punto
de vista etimológico, ética proviene de la raíz griega ethos, que significa
uso, costumbre, y es considerado como una disciplina filosófica desde que
Aristóteles (382-322 a.C) le confiere esta categoría.

En el mundo romano, el término correspondiente mos, mores, tiene el


mismo significado: uso, hábito, costumbre, utilizado tanto como sustantivo,
la moral, como adjetivo, moral, que califica de buena una acción. La ética
forma parte, junto con la Teología Moral, de las llamadas ciencias de los
valores. Proporciona la teoría sobre los actos morales y se ocupa del ideal,
del deber ser. A pesar de que en general se utiliza como sinónimo de moral,
en la discusión filosófica se aplica más bien el término moral a aquellos
actos humanos que se califican como buenos, apegados a las normas, de
acuerdo a los juicios de valor.

La ética acompaña así al hombre desde sus primeros momentos sobre la


tierra y a la medicina con un carácter preferencial, no sólo por la

31
concepción griega de la virtud como armonía con la naturaleza y de la
salud como equilibrio o belleza; por lo que la moral toma como modelo a la
medicina(1), sino también por constituir un arte que involucra a seres
humanos en sus decisiones, por lo que puede afirmarse que todas las
decisiones médicas son decisiones éticas que requieren de la elaboración de
juicios de valor, además de los juicios racionales. La fundamentación
naturalista de la ética se mantiene en la cultura occidental hasta bien
entrada la modernidad.

Así, Hipócrates y Galeno transitan este mismo camino y es posterior al


Renacimiento que el orden natural comienza a diferenciarse en orden físico
y orden moral. No se puede dejar de mencionar, por supuesto muy
someramente, la gran contribución de Hume y de Kant a la consolidación
de esta diferenciación y en consecuencia, de la fundamentación
epistemológica de la filosofía, y por tanto de la ética. Y la de Adam Smith
que introduce la economía en el mundo de la ética. generando teorías
económicas de enorme importancia moral.

La licencia que nos concede el referirnos a hitos en la historia de la bioética


nos permite estas referencias puntuales que persiguen al objetivo de
intentar ofrecer una panorámica de esa ética que trata de dar repuesta a las
cuestiones trascendentales que ocurren en la vida del hombre y, en este
caso particular, en aquellas relacionadas con la práctica de la medicina, por
las razones que ya fueron anotadas.

Los principios de la bioética

Intentan dar contenido a la cuestión moral que supone la consideración de


la dignidad de la persona humana.

Principio de no maleficencia

Ante todo, no causar daño. Es un principio considerado por Diego Gracia


como un deber “prima facie”, y se conoce desde la medicina hipocrática
“primun non nocere”.

32
Principio de beneficiencia

Consiste en la obligación de hacer el bien y exige al profesional hacer


cuanto pueda por el enfermo. James Drane lo considera el principio
constitucional de la medicina.

Principio de autonomía

Se puede definir como la obligación de respetar los valores y las decisiones


del paciente, y da origen al consentimiento informado. Constituye un
principio fundamental en la cultura anglosajona, mientras que no ha sido
todavía bien asimilado por la nuestra.

Principio de justicia

Consiste en dar a cada uno según sus necesidades, aunque ahora se deba
agregar “en la medida de las posibilidades” Exige un reparto equitativo de
los recursos, acceso indiscriminado a los avances tecnológicos e incluso
tiene que ver con los llamados “derechos de la tercera generación”. La
fundamentación principialista representó en su momento una buena base
para la bioética y a pesar de su vigencia actual, viene siendo cuestionada
por la rigidez que impone a la reflexión bioética y por no proporcionar
respuestas adecuadas a todos los casos. Es tarea de los bioeticistas, sobre
todo los latinoamericanos, trabajar en la búsqueda de una fundamentación
acorde con nuestra idiosincrasia.

En Venezuela, es preciso mencionar a Luis Razetti (1862-1932), llamado


también el “Apóstol de la Moral Médica” por su obra formativa y
divulgativa. Autor del primer Código de Moral Médica (1918) adoptado en
muchos países de Latinoamérica, pero nunca ejecutado en Venezuela. Su
obra cumbre, el libro “Moral Médica” fue publicada en 1928. La lucha por
la reivindicación de la ética y de la bioética fue asumida por el Dr. Augusto
León, quien ha insistido en la inclusión en los planes de estudio de las
escuelas de la Facultad de Medicina.

Como es posible deducir de todo lo anteriormente dicho, ella excede la


capacidad del médico por razones de su complejidad; tiene, por lo tanto,
carácter interdisciplinario; no es confesional y no se apoya en un sistema
filosófico concreto. Persigue más bien una coincidencia universal y se
fundamenta en la dignidad de la persona, en su libertad racional y en sus
derechos básicos. Por todo esto, intenta dar respuesta a los desafíos que
33
plantea el desarrollo tecnológico en el tercer milenio. Es posible predecir
que la bioética continuará su expansión y su importancia permanecerá en el
futuro por la preponderancia de la biología en la preocupación
contemporánea.

La era de razzeti

El 10 de septiembre de 1860, nació en Caracas el eminente médico y


científico Luis Razetti, cirujano que logró grandes avances en el progreso
de la medicina en Venezuela y que además tuvo gran trascendencia en el
continente por sus importantes aportes. Razetti realizó sus estudios en la
Universidad Central de Venezuela (UCV), se graduó de médico en 1884 y
empezó a ejercer en Barquisimeto y perfeccionó sus estudios en la
Universidad de París. Este insigne venezolano fue el pionero del
renacimiento de la medicina venezolana y entre sus logros se encuentra la
fundación de la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas en 1893,
además de la Gaceta Médica -revista que dirigió por más de treinta años- y
de la Academia de Medicina.

Reformador de los estudios de Anatomía, de la cirugía práctica, Razetti


ocupó el cargo de rector de la Universidad de Caracas y fue miembro de
honor de muchas otras academias del extranjero. Realizó campañas
sociales en contra el alcoholismo, la tuberculosis, la prostitución, las
enfermedades venéreas, la mortalidad infantil y el cáncer. Provocó la ira de
la Iglesia al traer al país un novedoso y polémico descubrimiento europeo
poco conocido en estas tierras, como lo era la Teoría de la evolución de las
especies por selección natural de Charles Darwin, y al imponer esta nueva
visión en la recién fundada Academia Nacional de Medicina, para usarla en
las investigaciones en las diversas áreas de la ciencia médica.

El código moral médica

En resumen, decía: " Todos estamos de acuerdo en que el principio


fundamental de la moral es no hacer a los otros lo que no queremos que los
otros nos hagan". La grande aspiración del hombre es la supresión del
dolor, que es el mal y la adquisición del placer, que es el bien. Decía más
adelante: "La moralidad, atributo de la civilización y elemento del
34
progreso, está fundada en el conocimiento perfecto de lo que es el Bien y
de lo que es el Mal. A este convencimiento no se llega sino por el cultivo
de la inteligencia y por el deber de los hombres que manejamos, con mayor
o menor habilidad la palabra y la pluma, es difundir la enseñanza, ilustrar la
juventud, distribuir el rico pan del saber, preciso alimento espiritual que
posee la virtud de hacer buenas las almas malas".

Razetti, como positivista, sentía en conciencia propia la necesidad de


perfeccionar y aplicar reglas morales capaces de pautar la conducta médica
ante los pacientes, ante la sociedad y ante los colegas. Todos fundamentos
irrefutables de la ética en medicina que han enriquecido la personalidad
integral del médico actual, como sereno apóstol de la verdad (epistémica),
representante de una ciencia poderosa y fecunda, que si no ha logrado aún
resolver todos los problemas y descifrar todos los enigmas de la vida y de
la muerte, ha llenado al mundo de esperanzas por los caminos de la
investigación científica y la interrelación de todas las ciencias, en un
concepto holístico biosocial.

Es la grande obra de la redención humana como lo pensaba Razetti y hoy lo


propone la bioética. Por estas circunstancias peculiares e inherentes a la
profesión médica los profesionales de la medicina han conservado a través
de los tiempos las satisfacciones que aporta la profesión con el
reconocimiento de los hombres a la generosidad y al desprendimiento de
los médicos, virtudes por las cuales han merecido siempre el respeto y la
consideración sociales. Con razón Razetti decía: "Conservaos, oh! Jóvenes
médicos de mi país, dentro de los límites de la dignidad y del decoro, no
prostituyais esta noble profesión médica descendiendo hasta los antros
profundos del charlatanerismo, ved en cada enfermo un ser doliente que es
necesario aliviar o consolar; ved en cada compañero un hermano que puede
errar como nosotros también podéis errar; no pretendéis nunca fundar
vuestra reputación sobre las ruinas de la reputación ajena, sino sobre la
base de vuestra propia obra, honorable y digna; conserva siempre la frente
alta, las manos limpias y la conciencia tranquila y seréis felices" . Toda una
plegaria para hacer el bien como fin último de la medicina, así lo creía y así
actuaba.

Así fue Razetti, así es en el presente y así será para las generaciones
futuras: académico, creador, apóstol, padre de la oncología nacional, leader
en medicina curativa, social y preventiva, científico, positivista

35
(modernidad-posmodernidad), humanista, maestro civilizador, polemista,
higienista, periodista científico, cirujano "Bisturí de Oro" (1918), moralista,
genio, patriota, prócer, héroe máximo en moral médica y precursor en
bioética. Todo en un solo hombre que se adelantó al porvenir aunque vivió
en un país enfermizo y endeudado, consideraba que la empresa de la salud
no es deber exclusivo del Estado sino también producto de la acción
privada.

Como apóstol de la moral médica en América fue un producto biológico,


humanista y ecológico de: Confucio, Shaman, Imhotep, Hipócrates,
Jesucristo, Lamark, Lavoisier, Curvier, Darwin, Broca, Laplace, Spencer,
Huxley, Claudio Bernard, Pasteur, Ramón y Cajal, Haeckel, Bolívar,
Vargas, Adolfo Ernst y Rafael Villavicencio. Gracias a la noble gestión de
la Academia Nacional de Medicina sus restos descansan en el Panteón
Nacional con la llama encendida iluminando su máxima obra: Moral
Médica.

Potter, nació el 27 de agosto de 1911 en Dakota del Sur. En el medio rural


transcurrió su infancia y juventud. Falleció a los 90 años de edad, el 6 de
septiembre del año 2001. Fue oncólogo y humanista como Razetti. Escribió
350 publicaciones científicas en el campo de la biología molecular sobre
cáncer. Fue director del Mc Ardle Laboratory of Cancer Research de la
Universidad de Wisconsin-Madison, de la que fue "Hilldale Professor
Emeritus of Oncology". En 1965 fue electo presidente de la American
Society of Cell Biology. En 1974 fue electo Presidente de la American
Association for Cancer Research. En 1986 se le concedió la medalla de
honor de la American Cancer Society. En el año 2000 recibió el premio de
la Sociedad Internacional de Bioética Congreso Mundial de Bioética 2000
celebrado en Gijón, España.

Van Rensselaer Potter, fue considerado el "Padre de la Bioética" y a


semejanza de lo que ocurrió con Razetti (autor absoluto del Código de
Moral Médica sancionado por la Academia Nacional de Medicina en
1918), el texto fue copiado y publicado en Colombia y Perú como obras
suyas, sin autorización del autor original. El término "Bioética" fue
propuesto por Potter en 1970 en su trabajo "Bioethics, the sciencie of
survival" (ciencia de la supervivencia), que habría de ser el puente hacia el
futuro de la humanidad (Potter 1971). "Bioethics: bridge toward the
future", fue usurpado sin participarle al autor original por Joseph and Rose

36
Kennedy Center for the study of human reproduction and bioethics of
Georgetown University de los Jesuitas, inaugurado el 01-10-1971 (Abel
2001). La universidad posteriormente en acto de reconocimiento al Dr.
Potter cambió el nombre por el de: Kennedy Institute of Ethics. Aclarada la
situación podemos afirmar que a finales de 1970 Potter utilizó el
neologismo "Bioética" y en enero de 1971 publicó el primer libro de la
literatura universal que lleva por título el término bioética, con el propósito
de contribuir con el futuro de la especie humana con una nueva disciplina:
"Bioética".

Entonces decía: "Hay dos culturas: Ciencias y Humanidades, que parecen


incapaces de hablarse una a la otra y si ésta es parte de la razón de que el
futuro de la humanidad sea incierto, entonces posiblemente podríamos
construir un "puente hacia el futuro" (que es el subtítulo de la obra),
construyendo la disciplina de la bioética como un puente entre las dos
culturas. Los valores éticos no pueden ser separados de los hechos
biológicos". Más adelante en el capítulo I, de su magistral libro, escribe:
"La humanidad necesita urgentemente de una nueva sabiduría que le
proporcione el conocimiento de cómo usar el conocimiento para la
supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de vida".

De esta manera quería Potter resaltar los dos elementos más importantes
del conocimiento humano: conocimiento biológico (bios) y los valores
humanos (ethos), de tal forma que el propósito final era lograr a través de la
bioética la interacción entre personas y sistemas biológicos, como lo señala
en el prefacio: "Necesitamos una ética de la tierra, de una ética de la vida
salvaje, de una ética de población, de una ética de consumo, de una ética
urbana, de una ética internacional, de una ética geriátrica, etc. Todos los
problemas requieren acciones basadas en valores y en hechos biológicos.

Todos ellos incluyen la Bioética y la supervivencia del ecosistema total


constituye la prueba del valor del sistema". En síntesis con la palabra
bioética quería expresar dos conclusiones: en primer lugar, que la
supervivencia de un futuro a largo plazo se reduce a una cuestión bioética,
no de una ética tradicional; en segundo lugar que para ese futuro a largo
plazo había que inventar y desarrollar una política bioética ya que la ética
tradicional se refiere a la interacción entre personas, mientras que la
bioética implica una interacción entre personas y sistemas biológicos.

37
Es oportuna la ocasión para destacar la opinión de Daniel Callahan: "La
palabra Bioética acuñada recientemente ha pasado a significar más que un
campo concreto de la investigación humana en la intersección de la ética y
las ciencias de la vida; es también una disciplina académica, una fuerza
política en la medicina, en la biología, y en los estudios del medio
ambiente; también significa una perspectiva cultural importante. La
Bioética entendida en el sentido más estricto es un nuevo campo que surge
como consecuencia de los importantes cambios científicos y tecnológicos.
Entendida, sin embargo, en un sentido más amplio, es un campo del
conocimiento que se ha extendido y que en muchos ámbitos, ha cambiado
algunos enfoques del conocimiento mucho más antiguos. Se ha extendido
hasta los ámbitos del Derecho y las Políticas de Gobierno; ha entrado en los
medios de comunicación social y en las disciplinas de Filosofía, Religión,
Literatura; en los ámbitos científicos de la Medicina, Biología y medio
ambiente, demografía y Ciencias Sociales" (Abel 2001).

Como se puede ver las ideas de Potter y Razetti son similares. Ambos
positivistas pero también humanistas pertenecientes a la posmodernidad en
ciencias. La obra de Razetti tiene tanta vigencia como el pensamiento de
Potter: pues de Razetti a Potter se produce un fenómeno fugaz a la vez que
trascendente; especie de transición casi imperceptible de la moral y la ética
a la bioética. Con razón Chesterton, decía: "La tradición consiste, no que
los vivos estén muertos sino que los muertos estén vivos" en efecto ambos
están presentes entre nosotros, dictando cátedras de moral, ética y bioética:
"el tercer milenio será de la bioética global o la era de la anarquía (Potter
2001).

Como se dijo antes, Potter como Razetti, creó un Juramento: "credo


bioético personal":

1º. Acto de fe: acepto la necesidad de una acción inmediata que remedie un
mundo en crisis. Compromiso: me comprometo a trabajar con otros para
mejorar la formulación de mis creencias, desarrollar otros credos
adicionales y unirme a un movimiento mundial que haga posibles la
supervivencia y un desarrollo más provechoso de la humanidad en armonía
con el medio natural.

38
2º. Acto de fe: acepto que la supervivencia y el desarrollo futuros de la
humanidad tanto a nivel cultural como biológico están fuertemente
condicionados por las actividades y programas actuales del hombre.
Compromiso: procuraré vivir mi propia vida, e influir en la de los demás,
de manera que promueva el desarrollo de un mundo mejor para las futuras
generaciones de la humanidad, y procuraré evitar las acciones que pongan
en peligro su futuro.

3º. Acto de fe: acepto el carácter único de cada individuo y su instintiva


necesidad de contribuir al establecimiento de una sociedad mejor de una
forma que sea compatible con las necesidades a largo plazo de la sociedad.
Compromiso: procuraré escuchar los puntos de vista razonados de otros,
sean ellos mayoría o minoría; y reconoceré el papel del compromiso
emocional para producir acciones eficaces.

4º. Acto de fe: acepto el carácter inevitable de cierto sufrimientos humanos


que resultan forzosamente del desorden natural entre los seres vivos y el
mundo físico, pero no acepto pasivamente el sufrimiento que provenga del
comportamiento infrahumano del hombre hacia el hombre. Compromiso:
procuraré hacer frente a mis propios problemas con dignidad y coraje,
ayudar a mis semejantes cuando se sientan afligidos y trabajaré con el
objetivo de eliminar el sufrimiento inútil que padece el conjunto de la
humanidad.

5º. Acto de fe: acepto el carácter definitivo de la muerte como parte


necesaria de la vida. Afirmo mi veneración por la vida, mi creencia en la
fraternidad de todos los hombres y mi creencia en que tengo una obligación
hacia las futuras generaciones humanas. Compromiso: procuraré vivir de
manera beneficiosa para la vida de mis semejantes presentes y futuros y ser
recordado favorablemente por aquellos que me sobrevivan.

Increíble la similitud de pensamientos de Razetti y Potter. Ambos fueron


tributarios de una causa común para beneficio de la humanidad y su futuro.
Dos grandes promotores del bien común en la construcción de la ética para
los siglos XX y XXI.

Definitivamente la herencia dejada por Potter igual que la dejada por


Razetti es más de carácter humanístico que científico. El uno transitó desde
la Universidad Central de Venezuela y el otro desde la Universidad de
Wisconsin, ambos enseñaron a los jóvenes universitarios, más que
39
conocimientos científicos, juicios de valor sobre la responsabilidad con el
futuro. Quiero sí aclarar que estas semejanzas no tienen la pretensión de
restar méritos al adelantado de Wisconsin. Potter, crea, realmente, una
visión posmoderna de la ética como lo demuestra el Dr. Ramón Acosta
Sariego, en "La Bioética de Potter a Potter".

En 1988 Potter publica su segundo libro; "Global Bioethics", en el cual


hace justo reconocimiento a su maestro Aldo Leopold, autor de "Ética de la
Tierra" (1949), tal como lo hiciera Razetti con Haeckel. Potter comparte
con Leopold que el respeto a la naturaleza es esencial para la supervivencia
como categoría fundamental de una meta-ética (regular la relación entre el
hombre y la naturaleza), de allí el subtítulo que asigna a Global Bioetics:
"Building on the Leopold Legacy". Francisco R. Parenti, ve en la bioética
de Potter, de más de tres décadas de evolución: "El desarrollo de una
sabiduría biológica que nos permite usar el conocimiento para sobrevivir
generaciones tras generaciones".

Dice Parenti: "La Bioética mundial en palabras de Potter debe evolucionar


hacia una Bioética Social a escala mundial políticamente activa y la
biopolítica deberá lograr que la nueva ética que está emergiendo pueda
traducirse en un conjunto nuevo, más humano, de prioridades mundiales,
nuevas instituciones mundiales y nuevo niveles de cooperación mundial".

En nuestro país, así como en toda Latinoamérica, un programa bioético


debe desarrollarse en seis direcciones principales:

1º. Justicia, a objeto de combatir situaciones de injusticia social,


representada por la exclusión, de tal manera que se logre una supevivencia
que tenga por norte la dignidad humana.

2º. La búsqueda de un equilibrio entre el poder del saber (tecnociencia) y el


poder político, a través del poder valorativo (Bioética).

3º. Respeto por el medio ambiente y la biodiversidad a objeto de detener la


progresiva destrucción de nuestras selvas, contaminación de ríos, mares y
degradación de los suelos, así como la destrucción de la capa de ozono en
la Antártida.

4º. Búsqueda permanente del desarrollo de la democracia en nuestros


países como lo demanda la Declaración Universal de los Derechos

40
Humanos (1948), ya que tenemos preocupaciones en el sentido del
incumplimiento de esos mandatos.

5º. Mejorar la inversión en salud con una tasa no menor del 10 % del
producto interno bruto, como política de Estado.

6º. Inversión en educación, ciencia y tecnología no menor del 30 % del


producto interno bruto, como política de Estado.

Los resultados tienen, obligatoriamente, que conducirnos a una


supervivencia de mejores niveles de vida cuyo centro gravitacional debe
ser la dignidad humana. Peter J.Whitehouse, considera que Potter al fundar
la Sociedad Americana de Bioética y Humanidades, logra asegurar la salud
de la biosfera y por ello logra el reconocimiento universal por encima de
los honores rendidos por Estados Unidos de Norteamérica, donde su
presencia mágica y su obra milagrosa chocan con los intereses de la
biotecnología molecular genetista desarrollada en los últimos años.

Nos preguntamos ¿industrialismo y mercantilismo en la mira de las grandes


compañías transnacionales? Porque Potter al igual que Razetti fue
intelectual y moralista. Fueron modelos para sus respectivas sociedades:
Aquel fundó la Sociedad Médica de Caracas, la Gaceta Médica de Caracas
y la Academia Nacional de Medicina, como medios para divulgar
conocimientos científicos y humanísticos y éste fundó la Sociedad
Americana de Bioética, hoy transformada en Sociedad Internacional de
Bioética, donde cabemos todos.

Por todo lo expuesto sobre Razetti y Potter con el soporte intelectual que
nos ha brindado el Seminario sobre bioética, ciencia y salud, podemos decir
que la ética de todas las ciencias que conforman el conocimiento humano
se llama bioética, dedicada al estudio del comportamiento moral de la
conducta humana en lo atinente a todas las actividades del ser, es por tanto
una actividad interdisciplinaria, universitaria de alcance mundial. Es un
nuevo paradigma enmarcado dentro de la complejidad de la ciencia. Es la
aplicación de la ciencia con conciencia porque sin conciencia no conduce
sino a la ruina del hombre (Potter). Partió de la más grande lección de
moralidad como lo señalamos al inicio del trabajo: "Trata a los demás
como quisieras que ellos te traten a ti".

41
La bioética tiene como objeto de estudio entre nosotros: los transplantes,
fabricación de órganos para transplantes, xenotransplantes, la genética, la
genómica, la ingeniería genética, experimentos con seres humanos, la
farmacogenómica, los cuidados intensivos, la eutanasia, distanasia,
antidistanasia, la basura nuclear, el suicidio asistido, los derechos del
enfermo, el secreto médico, la anticoncepción, el aborto, las
malformaciones congénitas, la propiedad sobre la información genética, los
valores, los enfermos terminales, la clonación de órganos, la criogenia, el
asesoramiento en decisiones de vida o muerte y respeto al paciente, la
modificación genética de seres vivos, la reproducción asistida, los cuidados
paliativos, el diagnóstico prenatal, relaciones entre la sociedad y el
ecosistema, el consentimiento informado individual y colectivo, los
derechos de los animales, la ética política y los costos para la defensa de la
salud, la medicina predictiva y el concepto de protoma (funciones de las
proteínas codificadas por los genes, según Juan Lacadena). Surge la
bioética como disciplina revolucionaria no adscrita a la teoría general de
los derechos humanos conocida, sino parcialmente confrontada a la misma
que procura aplicar principios bioéticos y no únicamente éticos ni
científicos.

La bioética, por su objeto de estudio en formación es producto más de las


ciencias naturales que las ciencias sociales. Se impone integrar la bioética a
los derechos humanos como lo planteó Potter para el siglo XXI, ya que los
derechos del hombre tienen su origen en la propia naturaleza humana (Juan
XXIII: Pacen in Terris).

El Dr. Asdrúbal Aguiar en su conferencia sobre Dignidad Humana ¿Una


noción de contenido variable para el Derecho?, destaca: "La libertad, la
justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad, como reza en el Preámbulo de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, en su Artículo 1: "Todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos. Además es función del Estado
satisfacer los derechos económicos, sociales y culturales indispensables a
su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad". La ONU en 1963 en
la Carta de San Francisco se pronuncia sobre todas las formas de
discriminación racial y menciona a la dignidad como principio en el que se
basa la Declaración, concluyendo que la discriminación es un atentado
contra la dignidad y una negación de los principios de ésta. El Dr. Aguiar,

42
considera que los derechos humanos constituyen un paradigma de la
civilización a pesar del constante y reiterado desconocimiento e irrespeto.
De modo que, parecería que no le basta al hombre dignidad si carece de
conciencia renovada acerca de la misma y sobre su real significado.

El Dr. Miguel R. García Muller, propone la implementación de una cátedra


de bioética, moral médica y derechos humanos, a objeto de estudiar los
problemas éticos fundamentales que afectan la vida del hombre de este
tercer milenio, no obstante hoy día la bioética es una disciplina
universitaria de alcance mundial producto de un mundo científico
interdisciplinario que tiene como norma de oro de la naturaleza humana:
"Trata a los demás como quisieras que ellos te trataran a ti". Es la más
grande lección de moralidad. Desde el punto de vista científico la bioética
partió del movimiento empírico racionalista expresado en positivismo con
base biológica sustentada en el sistema ético como punto de extensión de la
bioética global.

El camino ha sido tortuoso y erizado de obstáculos, especialmente en la


medicina de hoy cuando la salud se considera un negocio, consecuencia del
modelo económico neoliberal capitalista insertado en el espíritu de la
globalización, como lo señala el Profesor Gilberto Cely Galindo, S.J.: "Esta
nueva teoría económica es una negación del humanismo en una de las
expresiones más puras, cual es el ejercicio de curar y velar por la salud
mediante el profesionalismo médico (Dr. José Félix Patiño, Ex Presidente
de la Academia Nacional de Medicina de Colombia y Miembro
Correspondiente Extranjero de la Academia Nacional de Medicina de
Venezuela). Es comprensible; Dewey dice: Cultura es la humanización que
hace el hombre de sí mismo y de su ambiente para asegurarse una vida
digna que le aporte bienestar. Hombre y mundo forman una unidad sobre la
cual toda acción tiene repercusiones. Hemos aprendido que la salud no es
otra cosa que el desarrollo de todas las actividades que conforman la
calidad de la biosfera".

Después de Razetti y Potter, podemos entender por síntesis que la ciencia


de la vida y de los valores humanos se llama bioética, según dice el Dr.
Eliexer Urdaneta Carruyo, profesor de la especialidad en las Universidades
de Carabobo y Los Andes.

43
El Profesor Gilberto Cely Galindo, S.J., la considera como el nuevo
nombre de la ética, producto de la interdisciplina entre ciencias naturales y
ciencias humanísticas. Comprende el estudio racional y sistemático del
conjunto de valores morales, constructores del sujeto moral que obliga a un
deber actuar con responsabilidad. Dichos valores son constructores de
conductas justas y armoniosas de convivencia social y de equilibrio
ecosistémico.

En el presente trabajo queremos destacar el legado moral, ético y bioético


de dos personalidades nacidas en el continente americano, hoy figuras de
proyección universal en el campo de la interdisciplinaridad de las ciencias.

De sus vidas, de sus obras y aportes, podemos hoy día dar solución a
numerosos y graves problemas que a diario encontramos en el ejercicio
profesional. Sin ellos hoy seríamos distintos, impotentes y confusos. Con
ellos podemos, entender la evolución y significado de las normas creadas
por el hombre a objeto de controlar su propia obra. Fenómeno presente
desde la más remota antigüedad, como se puede apreciar en el Código de
Hammurabí, al establecer sanciones para los médicos que hayan actuado
con negligencia en el cuidado y tratamiento de sus pacientes. Corresponde
a Hipócrates, padre de la medicina científico-racional, en la Grecia del
siglo V a.C, echar las bases del pensamiento ético en la relación simple
médico-paciente, contenidas en el Juramento hipocrático, el cual
comprende dos partes; una gremial (relación con los maestros considerados
como verdaderos padres y los hijos de estos) y otra ética propiamente
dicha, de donde se originan los principios de beneficiencia, no
maleficencia, justicia y autonomía. Principios de enorme repercusión en la
conducta de los médicos hasta nuestros tiempos. No entraremos en
consideraciones sobre el contenido y detalles del corpus hipocrático, pero si
queremos destacar los cambios ocurridos en el Juramento a su paso por el
tiempo y en el continente americano, gracias a la obra creadora de Luis
Razetti y Van Rensselaer Potter.

Albert Schweitzer (1875-1965) dice: "La Ética no es otra cosa que el


respeto por la vida. El respeto por la vida suministra el principio
fundamental de la moralidad. Para el hombre verdaderamente ético toda
vida es sagrada". Con razón el profesor Cely Galindo dice: "Los seres
humanos somos hijos predilectos de la naturaleza y ella misma se nos
entregó como una herencia que debemos administrar responsablemente".

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El Dr. Eliexer Urdaneta Carruyo en su conferencia sobre desafíos bioéticos
en el horizonte del siglo XXI, (julio 2004), sentencia: "La ciencia no nos
exime de nuestras responsabilidades como individuos y como miembros de
la raza humana, cabe incluso decir que la aceleración del propio científico
nos permite entender mejor que nuestro futuro no está escrito y que la
condición humana no es compatible con la certeza". Más adelante señala:
"De la utilización simultánea de la Informática y de la Genética surgió una
poderosa fuerza tecnológica y económica que será el eje del siglo
Biotecnológico". Se trata como él dice de la nueva economía global
(mundo bioindustrial del mañana) de empresas transnacionales; se espera
como contrapartida, terribles consecuencias éticas, sociales y ambientales
que generan muchas preguntas de terror ante los "nuevos poderes de la
medicina, donde el médico posee un poder de vida y muerte, sobre sus
enfermos". La utilización de las fuentes de energía, la protección del
patrimonio genético de la humanidad y la no comercialización de ninguna
parte del cuerpo humano representan aspectos fundamentales que hoy
debemos defender". Más adelante destacó los valores fundamentales
expuestos en la Conferencia General de la UNESCO, en 1997: "La
dignidad de la persona, la libertad de investigación, la solidaridad entre los
seres humanos y la cooperación internacional". En suma, sólo la ética
permite trazar los límites entre lo posible y lo aceptable, el respeto a la
dignidad de la persona que según proclama la Declaración Universal de los
Derechos Humanos es inherente a todos los miembros de la familia humana
y debe prevalecer sobre cualquier otra consideración.

Por tanto, la reflexión ética debe ser parte integral del desarrollo científico
en el mundo actual, sobre todo hoy que vivimos en un mundo multipolar,
caracterizado por una fragmentación sin precedentes de enfoques y
criterios. Por ello resulta hoy más necesario que nunca actuar de modo que
surjan valores favorables a una coexistencia pacífica, tecnológica,
ecológica y social de todos los pueblos y naciones del mundo. En otra
conferencia: Bioética y ecología, el Dr. Urdaneta destaca la imperiosa
necesidad de proteger la capa de ozono, evitar la contaminación de las
aguas y la degeneración de los suelos con el uso de insecticidas y
herbicidas, para concluir categóricamente que la manera de vivir es
conciliando el imperativo de la supervivencia con el de dignidad humana y
con el de libertad.

45
En efecto, tenemos la esperanza que la bioética debe ser el vigilante
insomne para utilizar una expresión razettiana de una ciencia humanística o
humanismo científico incapaz de maniobrar la vida con todas sus
relaciones incluyendo la relación abiótica. En dos palabras: "Ethos Vital" o
manera de cultivar éticamente la salud del ciudadano, lo cual es una higiene
virtuosa en ambiente sano.

De Razetti a Potter y después de ellos podemos confiar a la legislación


internacional, las vías para la transmisión, adopción y desarrollo del
conocimiento científico y tecnológico como base del conocimiento útil ,
sobre todo en las tecnologías de mayor grado de desarrollo como son;
informática, comunicaciones, biotecnología (manipulación genética),
tecnología digital y electrónica, con presencia activa y garante de una
bioética que haga posible una posición crítica y digna a la vez, enmarcada
en una auténtica epistemología o búsqueda de la verdad científica para
servir a la sociedad.

De Razetti a Potter, entendemos ahora que el fenómeno aparentemente


imperceptible en la continuidad de estos dos pensadores nos conduce a
aceptar el reto que significa: sociedad del conocimiento o sociedad del
riesgo, productos de los siglos XX y XXI; capaz de transformar el mundo
según intereses del poder del saber, saber hacer, sin excluir la propia
naturaleza del hombre. No podemos quedarnos neutros, no podemos
aislarnos, no podemos ser indiferentes. Tenemos que ir con el siglo XXI de
cara al futuro en defensa de lo auténticamente nuestro como es la dignidad.
Se aspira y se espera la convivencia justa y pacífica de las actuales y
futuras generaciones, de Oriente y Occidente.

La etapa después de razetti

Los fundamentos de la moral racional o filosófica, se le atribuyen a los


antiguos griegos, razón por la cual Diego Gracia, plantea”. Antes de Grecia
no existe, en el rigor de los términos, la ética…" y es por ello que Landaeta
en el año 2006, propone iniciar el recorrido histórico de la ética a la
moderna bioética a partir de la época clásica o Grecia clásica, siglo V y IV

46
antes de Cristo, sin dejar a un lado que antropológicamente los dilemas
entre el bien y el mal, el deber y el querer ha acompañado al hombre desde
sus orígenes. Por ello es necesario realizar una breve reseña histórica sobre
los antecedentes que anteceden al surgimiento de la bioética.

En nuestra cultura occidental, existen dos vertientes para fundamentar la


ética: la religiosa y la metafísica. Según la vertiente religiosa católica, no
habría moral sin religión, basando la moral en los diez mandamientos de
Dios; mientras que la metafísica intenta explicar los fenómenos naturales
en forma racional, está representada por pensadores como: Thales,
Anaximandro y Anaxímenes. Poco después filósofos de Atenas dan origen
a la antropología, donde Sócrates (469 a.C.), comienza el estudio del
hombre como sujeto moral 3, quien conjuntamente con Platón y
Aristóteles, constituyen el pensamiento ético y filosófico.

La teología moral y la ética constituyen las ciencias de los valores, estudian


la teoría sobre los actos morales ocupándose del ideal o del deber ser.
Haremos hincapié en el punto que nos compete saber ÉTICA, esta desde la
perspectiva griega es naturalista, ya que considera moral todo lo que está
inmerso en un orden natural, la cual fue influenciando el estoicismo, época
en la cual se desarrolló la teoría de la existencia de una moral innata en la
conciencia del hombre, previa a los mandatos de la religión y la propagan
como "ley natural" relacionando sus exigencias con las de la divina razón; a
su vez la filosofía estoica ejerció ascendencia en la cultura occidental,
principalmente luego del advenimiento del cristianismo2. Dicha
fundamentación de la ética, fue asumida por la Iglesia Católica,
predominando durante la Edad Media y alcanza su cúspide con la
Escolástica de Santo Tomás.

La ética impregna a la medicina con la concepción griega de la virtud como


armonía con la naturaleza, así también la salud se concibe como equilibrio
o belleza, debido a lo cual la medicina es considerada un modelo para la
moral1,2; adicionalmente la ética convierte a la medicina en un arte que
involucra las decisiones de los seres humanos, motivo por el que puede
afirmarse que todas las decisiones médicas acertadas y prudentes, son
decisiones éticas que requieren de la elaboración de juicios de valor y
juicios racionales.

47
Esta fundamentación naturalista de la ética se mantiene en la cultura
occidental hasta bien entrada la modernidad, en cuyo paso marcaron pauta
Hipócrates y Galeno; es después del Renacimiento que el orden natural
empieza a transformarse en orden físico y moral, debido a la notable
contribución de Hume5 y Kant6 sobre la fundamentación epistemológica
de la filosofía (cuyo objeto de estudio es el conocimiento), también de
Adam Smith quien introduce la economía en el ámbito de la ética y
propone teorías económicas de importancia moral. Todas estas referencias
en los momentos históricos que se sucedieron, permiten ubicarnos en
tiempo y espacio con el objeto de dar respuesta a los planteamientos
trascendentales que ocurren en la vida del hombre y, en particular, en
aquellas relacionadas con la práctica sanitaria.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 incrementó


los esfuerzos internacionales por la protección individual y social de los
seres humanos, se considera uno de los antecesores del auge actual de la
bioética, aunada a autores como el ingeniero forestal Aldo Leopold9, quién
en 1949, propuso la ética como relación entre el hombre con su medio
ambiente, planteando "la extensión de la ética a este tercer elemento del
medio ambiente, es, si leo correctamente la evidencia de una posibilidad
evolutiva y una necesidad ecológica. Es el tercer paso de una secuencia.
Los dos primeros ya se dieron. Desde el tiempo de los profetas Ezequiel e
Isaías, pensadores aislados ya habían afirmado que el abuso de la tierra es
no sólo contraproducente sino moralmente malo. Con todo, la sociedad no
ha afirmado todavía su creencia. Miro el movimiento presente de
preservación de la tierra como el embrión de tal afirmación". Leopold, se
destaca junto con otros antecesores en el surgimiento de la bioética:
Teilhard de Chardin, Margaret Mead, Paul Ramsey, debido a sus obras
considerados como científicos humanistas.

Entre los factores más importantes que influyen en su origen y desarrollo


están: las transformaciones sociales en el siglo XX, específicamente luego
de la segunda guerra mundial, conducen a un renacer de la consideración
ética en el desempeño de las actividades humanas. En segundo lugar
tenemos el cambio en la estructura socioeconómica mundial que impacta
sobre la relación del profesional de la salud-paciente, evidenciándose en
disputas por responsabilidad médica. En tercer término, la aparición de
tópicos no legislados como: aborto, eutanasia, clonación, ingeniería

48
genética, fertilización asistida, vientre en alquiler, investigación en seres
humanos, entre otros, los avances científicos y tecnológicos bienvenidos
por innumerables razones tienen su consabido efecto negativo al tratar de
manipular la vida humana desde la concepción hasta su muerte, cambios en
el concepto de salud y su práctica, la salud pasa de un enfoque biológico a
ecológico (salud como ausencia de enfermedad), a uno más completo
donde el ser humano se entiende como ente biosicosocial y su salud como
bienestar biosicosocial, que deja de ver al paciente como un sujeto pasivo a
formar parte activa del proceso, y la práctica de salud, pasó de basarse en
un modelo paternalista a basarse en la tradición jurídica y política, donde se
le permite al paciente estar bien informado, decidir lo que considere mejor
para él y decidir libremente durante su atención odontológica, se procura
ayudar a los menos favorecidos ante las desigualdades sociales y
económicas, y se cuenta con instituciones que procuran tener buena
distribución de recursos (beneficios, bienes y servicios).

La secularización de la vida moral, ya que ni la moral religiosa, ni la ética


médica fueron capaces de resolver numerosos aporemas, por que se hace
necesario que hombres de ciencia, humanistas y personas de buen juicio
moral se reúnan con el fin de encontrar soluciones éticas a dichas
situaciones10. El positivismo, de finales del siglo XIX hasta
aproximadamente mediados del siglo XX, apartó a las ciencias ya la
biotecnología de la discusión intelectual seria quedando así la ética
restringida al mundo filosófico.

Hace poco tiempo se demostró que el término de "bioética" no fue una


invención de Van Renssealer Potter, como lo refieren la mayoría de los
textos, sino una creación de Fritz Jahr12, quien en 1927, publicó un artículo
"Bioética: una revisión de la relación ética entre humanos, animales y
plantas", publicado en la revista Kosmos, Handweiser für Naturfreunde
(24:2-4), este autor merece especial atención por lo que denominó
"imperativo bioético", donde parafraseando a Kant, sugirió considerar a
cada ser vivo como un fin en si mismo y tratarlo como tal en la medida de
lo posible, donde analizó la relevancia de un contacto con la reflexión,
deliberación y análisis de intensiones y convicciones para los
investigadores13.

Fritz Jahr (1895-1953)

49
Padre de la Bioética, fue un pastor protestante, teólogo, filósofo y profesor,
nacido en Halle an der Saale, ciudad alemana del estado de Sajonia-Anhalt.
Foto tomada de imágenes de google. Entre los casos que por su naturaleza
abrieron el camino para la reflexión bioética en el ámbito de la
investigación biomédica, encontramos en Alabama (1932) el caso de
"Tuskegee Valley", en el cual un grupo de científicos privó de tratamiento
antisifilítico a 430 personas de raza negra con la enfermedad para estudiar
el curso natural de la misma, se denunció legalmente y el experimento
concluyó en 1972, a partir de este caso surge el Informe Belmont elaborado
en 1979 por la Comisión Nacional para la Protección de Sujetos Humanos
en Investigaciones Biomédicas y de la Conducta; en Alemania entre 1933 y
1945 se llevan a cabo los experimentos infrahumanos realizados por
médicos nazis a la población judía en prisiones, hospitales, psiquiátricos y
campos de concentración, a pesar de que ya existía el primer código para
restringir los abusos a seres humanos en la investigación elaborado
irónicamente en Alemania año 1931, mucho después, como consecuencia
del enjuiciamiento de los médicos que formaron parte de los atroces
experimentos nace al culminar la Segunda Guerra Mundial el Código de
Nüremberg en el año 1947; otro caso emblemático fueron los ensayos
clínicos efectuados en la Willowbrook State School"de Nueva York en
1954, en niños con discapacidad intelectual que presentaban hepatitis los
cuales al igual que en el caso anterior se les dejó sin tratamiento para
investigar la evolución de la enfermedad; en 1964, impactan a la
comunidad mundial los experimentos de cáncer realizados en hebreos
"Jewish cronic disease cancer experiment"; el caso dilemático de Karen
Ann Quinlan, quien en 1975 entra en coma irreversible y queda en estado
vegetativo persistente, sus padres solicitan legalmente que la desconecten
del respirador para que pueda morir en paz, mientras que los médicos se
negaron a acceder a los deseos de los padres por considerar que se trataría
de un homicidio y el Tribunal Supremo de Nueva Jersey reconoce que la
tecnología de soporte vital planteaba una situación ética de mantener o no
con estas medidas a pacientes sin esperanza alguna de recuperación por lo
que autoriza la desconexión, aunque la joven continúa respirando por sí
misma y fallece años después.

Lo más relevante del asunto legal consistió en que el juez Richard Hughes
presidente de la corte ordenó la previa evaluación del caso por un "comité
de pronóstico" y señaló por escrito que los problemas morales de tal

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naturaleza deberían resolverse en el ámbito clínico y citó como referencia
un artículo de la Dra. Tell, de 1976, donde proponía la creación de comités
de ética para resolver los conflictos morales que se presentan en la práctica
sanitaria.

Los sucesos que propiciaron el auge de la bioética como disciplina, se


dieron lugar en los EE.UU, en 1960 coincidiendo con el desarrollo
científico y el cambio cultural; paralelamente en medicina se comienza la
diálisis renal y los trasplantes de órganos, aparece la píldora anticonceptiva,
nueva concepción entre la actividad sexual y la procreación, se multiplican
las unidades de cuidados intensivos, se complica el diagnóstico de muerte y
se inician las técnicas del ADN recombinante. Por otra parte, se proclaman
los derechos civiles y la autonomía de las personas, la defensa de las
minorías, renace el feminismo como movimiento social y ocurre una
importante transformación de la familia, iglesia, escuela, aunado a un
mayor impacto de los medio de comunicación social hacia la globalización
de la información.

El vocablo, reaparece en Norte América, cuando Van Rensselaer Potter,


bioquímico y oncólogo norteamericano de la Universidad de Wisconsin
(E.E.U.U.), en 1970 en su libro "Bioethic, the science of survival", trató
sobre una advertencia apocalíptica con la necesidad de crear una ciencia de
la supervivencia, en el cual le dio un enfoque netamente ecológico, que
establece una relación entre la ética y el medio ambiente, al año siguiente
1971, publicó "Bioethics. Bioscience" y "Bioethics bridge to the future",
este último libro promueve la formación de una nueva disciplina,
concibiendo la bioética como un puente entre las ciencias y las
humanidades.

Daniel Callahan fundó en 1969, Hasting Center de New York, no obstante,


no fue considerado el primer centro de bioética ya que el estudio de la
bioética se inicia con el mismo Callahan en 1973, cuando aportó el estatuto
disciplinario en su artículo "Bioethics as a Discipline"20, más bien crítico
de la misma2; luego bajo la dirección de André Hellegers y el auspicio de
la familia Kennedy en 1971, fue creado el primer centro de Bioética de la
Universidad de Georgetown, en Washington: The Joseph and Rose
Kennedy Institute For the Study of the Human Reproduction and Bioethic";

51
Hellegers y los fundadores propusieron una revitalización humanística de la
medicina y las ciencias biológicas relacionadas con el ser humano, el cual
favoreció la creación de muchos otros centros de bioética; posteriormente,
en 1979 se crea en Canadá en Centre de Biéthique, de L'Institut de
Recherches Cliniques de Montreal, originando una importante cantidad de
publicaciones llamadas Cahiers de Bioéthique, con autores como Wachter,
Ribes y Roy que dieron lugar a una bioética interdisciplinaria2.

Varias obras publicadas en la década de los 70, se consideran clásicos en la


materia por exponer los principales dilemas en los que se ocupa la bioética
como: los textos mencionados previamente de Potter; la Enciclopedia de
Bioética el año 1978, editada por Warren Reich21, cuyo capítulo dedicado
a la Bioética en América Latina fue redactado por el Dr. Augusto León
Cechini, (insigne venezolano); Bioethics: A texbook of issues, en 1979 de
George H. Kieffer22; "Principles of biomedical ethic", en 1979 de Tom L.
Beauchamp y Jamen Childress23; y Bioethics de Thomas Shannon24, cuya
importancia radica en contemplar temas como el aborto, niños gravemente
impedidos, muerte, investigación y experimentación humana, dilemas en
tomo al consentimiento informado, ingeniería genética y distribución de
escasos recursos.

Es importante destacar que la iglesia católica se encuentra fuertemente


vinculada al origen de la bioética y promueve desde entonces un
movimiento internacional a favor de la humanización de la medicina
vinculándose con el origen de la bioética y penetra en el movimiento
internacional en pro de la humanización de la medicina. El primer hito
histórico lo constituye la influencia del pensamiento del jesuita Teilhard de
Chardin ejercida en Potter; luego podemos mencionar que un reconocido
teólogo cristiano, el profesor Daniel Callagan fue el primero en el estudio
de la bioética en 1973; posteriormente los padres jesuitas en la Universidad
de Georgetown de Washington fundaron el Kennedy Institute of Ethics,
mencionado anteriormente2; la Universidad Católica de Laval dio origen al
Instituto de Investigaciones Clínicas de Montreal en Canadá.

A razón de estos eventos, se reimportó a Europa como una creación de los


años setenta, hasta que recientemente se develó el "imperativo bioético"
antes descrito, desde entonces la bioética presenta una apariencia bifronte,
como admonición a una solidaridad bioesférica y una ética global o como
ética médica y de investigación biomédica. El jesuita Francisco Abel fundó

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el primer centro de bioética europeo, con el nombre de Instituto Borja de
Bioética, en San Cugat, Barcelona-España, considerado hoy en día como
uno de los mejores de Europa; la Santa Sede organizó el Congreso
Internacional sobre Bioética denominado la Humanización de la Medicina
en 1987.

El 10 de marzo de 2008, el regente del Tribunal de la Penitenciaría


Apostólica del Vaticano, Cardenal Gianfranco Girotti, presentó los nuevos
pecados capitales con la denominación de "pecados sociales", divulgada
ampliamente por los medios de comunicación: Realizar manipulaciones
genéticas, llevar a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos
embriones, contaminar el medio ambiente, provocar injusticia social,
causar pobreza y enriquecerse hasta límites obscenos a expensas del bien
común, y consumir drogas.

Los siete pecados tradicionales descritos por el papa Gregorio I hace 1.500
años, fueron: la avaricia, envidia, gula, lujuria, pereza y soberbia, en el
mundo globalizado de hoy han quedado obsoletos, por ello los nuevos
"pecados sociales" contemplan implicaciones bioéticas27.

Con el objeto de propiciar el consenso internacional en 1964 surge la


Declaración de Helsinki, de la Asociación Médica Mundial, revisada en la
29ª Asamblea de la Asociación en Tokio en 1975; que sustituye la de
Nüremberg, y es revisada y corregida de nuevo en Venecia en 1983, en
Hong Kong en 1989 y en Edimburgo en 2000, por último se le agregaron
aclaratorias en 2004, constituyendo el documento fundamental dentro de la
bioética que cumple con la finalidad de orientar correctamente la
investigación en seres humanos contemplando la evaluación del
riesgo/beneficio, solvencia científica y pertinencia social, fijando los
límites de la investigación, el consentimiento informado, consideración de
los grupos vulnerables, compensación por daños y la confidencialidad de la
información.

En 1982 surgen las Normas Internacionales para la Investigación


Biomédica en sujetos humanos29, elaboradas por el Consejo de
Organizaciones Internacionales de Ciencias Médicas y de la Organización
Mundial de la Salud (CIOMS/OMS) con el propósito de orientar en la
aplicación de los principios de la Declaración de Helsinki a la investigación
con sujetos humanos.

53
En abril de 1997, el Consejo de Europa elabora el Convenio para la
Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano
relacionado con las aplicaciones de la Biología y la Medicina, más
comúnmente conocido como Convenio Europeo de Bioética firmado por
los 40 países miembros y adicionalmente por EE.UU, Canadá, Japón,
Australia y la Santa Sede. Existen más códigos y declaraciones que se
refieren a las prohibiciones de clonación con fines reproductivos,
manipulación del contenido genético, proyecto genoma y otros tópicos, sin
embargo pensamos que los anteriormente expuestos han sido y siguen
siendo los más importantes.

Entre las Declaraciones más recientes a nivel internacional podemos


mencionar que: el 11 de noviembre de 1997, se aprobó la Declaración
sobre los Derechos Humanos y el Genoma Humano30; temas relacionados
con el Ambiente dieron lugar a las Declaraciones de la Cumbre para la
Tierra (1972, 1992, 1997, 2002) hasta la reciente Conferencia del Cambio
Climático de Durban (2011); igualmente, con el comienzo del siglo XXI, la
Declaración del Milenio (2000) haciendo patente el compromiso solidario
con las personas poblaciones más vulnerables31, también en ese año se
aprueba en Londres la Declaración sobre Bioética de las personas con
discapacidad32, la Declaración de Bioética" en el I Congreso Mundial de
Bioética33 y en París el 19 de octubre de 2005, la Conferencia General de
la UNESCO aprobó por aclamación la Declaración Universal sobre
Bioética y Derechos Humanos

La creación del Gobierno Federal de EE.UU de los Institutional Review


Boards (IRB), promueve la protección de los sujetos de investigación por
lo que han servido de modelos de los Comités de Bioética que se han
desarrollado en los diferentes países. En la actualidad existen más de 500
centros en todo el mundo, aproximadamente 300 revistas especializadas,
una Comisión de Bioética de la UNESCO y de muchas otras instituciones
importantes de repercusión internacional. El extraordinario desarrollo y la
acogida universal de esta disciplina sólo se explica, por la sincera
necesidad de la humanidad entera de trabajar por un encuentro
interdisciplinario entre las profesiones de la salud, la filosofía y la ética,
derecho, teología, educación y ecología, ingresando al siglo XXI con una
perspectiva global y un enfoque más social.

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En Latinoamericana y el Caribe, la Bioética inicia sus primeros pasos en la
década de los años 80, en las universidades, centros médico-asistenciales y
luego en centros de investigación y desarrollo, de países como Argentina,
Colombia, Chile, México, Brasil y Venezuela; específicamente en
Argentina José Alberto Mainetti, funda en 1972 el Instituto de
Humanidades Médicas y a finales de los 80, la Escuela Latinoamericana de
Bioética (ELABE), formadora de muchas de las actuales generaciones de
bioeticistas. En 1985 Fernando Sánchez Torres, crea el Instituto
Colombiano de Estudios Bioéticos (ICEB), centro de reflexión del
pensamiento bioético31.

Posteriormente en 1991 se funda la Federación Latinoamericana y del


Caribe de Instituciones de Bioética (FELAIBE), por los Drs. José Alberto
Mainetti, Alfonso Llano (S.J.) y Pablo Pulido en Venezuela. La Oficina
Panamericana de la Salud (OPS/OMS), en enero 1994 crea el Programa
Regional de Bioética, con sede en Santiago de Chile coordinado en sus
inicios por el Dr. Julio Montt quien fue sucedido por Fernando Lolas
Stepke, actualmente director del Centro Interdisciplinario de Estudios de
Bioética en Chile. Bajo el auspicio de la OPS/OMS desde 1996 se han
dictado cursos de Maestría en Bioética al principio con el apoyo académico
del Dr. Diego Gracia Guillén de la Universidad Complutense de Madrid,
estos cursos se realizaron en Santiago de Chile, República Dominicana,
Perú, Argentina y actualmente en Venezuela; también se crearon cátedras,
especialidades, maestrías y doctorados en ésta nueva disciplina orientados
hacia a una Bioética Global en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México
y Venezuela. Se comienza la publicación de los Cuadernos de Bioética,
patrocinados por OPS/OMS, los cuales son sustituidos por la revista Acta
Bioethica a partir del año 200035. También debemos destacar la Sociedad
Internacional de Bioética (SIBI) Seccional Latinoamérica y la Red
Latinoamericana de Bioética-UNESCO, quienes actualmente forman
nuevas generaciones de profesionales del área.

El Dr. Alfredo Luís Castillo Valery35 ,relata la historia de la ética "ECCE


HOMO" en Caracas, el 27 de julio de 2001, donde expresó que la historia
de la Ética Médica en Venezuela consta de cinco etapas, a saber:

55
La primera comienza a partir del descubrimiento de parte del territorio que
hoy ocupa Venezuela en el tercer viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo
en 1498, hasta el 25 de Junio de 1827, cuando el Libertador crea por
decreto la Facultad de Medicina de Caracas. Esta etapa se denomina "La
Época Colonial y de la Guerra de Independentista", el personaje más
destacado en ella fue el Dr. Lorenzo Campins y Ballester35.

La segunda etapa se extiende desde 1827 hasta el 10 de mayo de 1902


cuando el Congreso Nacional aprueba una Ley la cual favorece el origen
del Colegio de Médicos de Venezuela como una Cooperación Científica y
Doctrinaria encargada de representar la Ciencia Médica Nacional, dándole
impulso, guardar su tradición y construir Escuela. Posteriormente, el
Congreso modifica la designación por el de Academia Nacional de
Medicina, quedando el resto de la ley con idéntica redacción, los mismos
integrantes y orden jurídico. Esta etapa se denomina "Inicio de la
República" y su personaje estelar fue el Dr. José María Vargas35.

La tercera etapa comprende el período que va desde mayo de 1902 hasta el


25 de febrero de 1936, cuando se crea el Ministerio de Sanidad y
Asistencia Social (MSAS), en este período se redacta el proyecto de
Código de Moral Médica, fundamentalmente por el Dr. Razetti, Secretario
perpetuo de la Academia, aprobado el 30 de marzo de 1918, por la
Academia Nacional de la Medicina. A esta etapa se le considera la "Era de
Razetti", por haber sido el personaje más resaltante denominado también el
"Apóstol de la Moral Médica" y el Maestro que resaltó la importancia de la
ética en el que hacer y vida del médico en nuestro país, su obra cumbre fue
el libro "Moral Médica" publicado en 192835. La tradición deontológica
médica que reguló las relaciones médicas entre los profesionales de la
misma, con el público y el Estado, fue definida como naturalista,
paternalista, dogmática y autoritaria36. En Venezuela como en otras
latitudes, el origen de la bioética se dio en el ámbito universitario, unidades
asistenciales y de investigación y surge interrelacionada y solidaria, debido
a los avances de las tecnologías de información y comunicación, los
encuentros locales, regionales e internacionales31.

La cuarta etapa va desde 1936 al año 2009, en el cual se fundaron las


Instituciones Médicas fundamentales de nuestro país: el Colegio de

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Médicos con sus capítulos regionales en los diferentes estados del país y la
Federación Médica Venezolana (1945); instituciones contempladas en la
primera Ley de Ejercicio de la Medicina en Venezuela (1942) que suplantó
al Reglamento de Profesiones Médicas de 1914, posteriormente se elabora
el Código de Deontología Médica. Esta etapa debe ser llamada la de "la
Medicina de gran desarrollo Tecnológico y Ético" y en el marca pauta el
Dr. Augusto León Cechini, por su figura emblemática en el campo del
Humanismo Médico, Ética Médica y Bioética35; quien escribió el libro
"Ética Médica", fue pilar fundamental para iniciar la bioética clínica en las
Escuelas de Medicina y fundamento para el Código de Deontología Médica
y Ley de Ejercicio de la Medicina (Enfermería, Farmacia, Odontología,
Bioanálisis, Medicina).

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CONCLUSIÓN

En conclusión, la bioética intenta articular la dimensión técnica del


acto médico con la dimensión ética o de los valores. Se observó, que surge
en el contexto de los continuos avances científicos tecnológicos y de
pensamiento que planteas nuevos problemas éticos sobre la valoración y
los límites en la práctica módica. Se logró llegar a que, el fundamento en el
razonamiento ético es que las personas son un fin en sí mismo (y no un
medio), u por lo tanto, tienen dignidad y no precio.

Hasta el presente, existen tres niveles de aprendizaje: el de los


conocimientos, el de las habilidades y el de las actitudes. De acuerdo a lo
desarrollado previamente, se concluye que se ha podido transmitir los
conocimientos requeridos acerca de la moral, ética, bioética, deontología,
bioderecho, y todo lo que abarcó este extenso tema. Si bien no parece tan
difícil enseñar o aprender conocimientos, si lo es la modificación de las
actitudes, que se adquieren a través de la repetición de los actos.

Uno de los desafíos de los profesionales que trabajan en el ámbito de salud


y de cualquier profesional que cumpla ese rol es la necesidad de pensar
permanentemente en los problemas éticos de los pacientes y sus familias,
ya que no siempre se trata de temas de vida o muerte, sino más bien
cotidianos y, aunque parezcan banales, no eximen al médico de
responsabilidad al respecto.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Roldán, A.F, (2006). ¿Qué entendemos por ética social? Dos


visiones sobre el tema.Teología y cultura, año 3, vol. 5.
Ulman, Y. (2015). Social Ethics. En: Encyclopedia of Global
Bioethics, pp.1-11 DOI 10.1007/978-3-319-05544-2_395-1.
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“Código internacional de ética médica” en Asociación Médica
Mundial.
“Ética profesional” en FLAI.
“Deontología (profesional)” en Wikipedia.
Putman MS, Tak HJ, Curlin FA. Quality of Life and
Recommendations for Further. Care Med. 2016; 44(11). Citado en
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Anderson W. Natural histories of infectious disease: ecological
vision in twentieth-century biomedical science. Osiris. 2004; 19:39-
61. Citado en Pub Med; PMID: 15449388.
Llano A., ¿Qué es la bioética? En: Ética en Medicina.
Fundamentación. Módulo 1. CENABI. Caracas; 2001. p. 49-70.

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