El Sacerdocio Levitico

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EL SACERDOCIO LEVÍTICO

CURSO: PENTATEUCO

SEMINARIO BÍBLICO DE LIMA

PROFESORA: ESTHER GÓMEZ DE KOOYIP

ALUMNA: ESTHER OSCÁTEGUI DE


BARAHONA

2011
INTRODUCCIÓN

Sacerdote significa decir mediador. En el Antiguo Testamento era quien expiaba el


pecado, los sacerdotes servían como mediadores entre el pueblo y Dios, ellos eran
quienes ministraban las cosas sagradas. Era el título que se le daba al que oficiaba en el
culto público, antes de Aarón cualquier jefe de familia ejercía las funciones de sacerdotes.

Por lo tanto, naturalmente los sacerdotes eran separados para Dios. Su consagración al
sacerdocio consistía en un ritual bien elaborado (Ex. 29; Lv. 8). Usaban también
vestimentas especiales (Ex. 28). La función especial del sumo sacerdote era oficiar en las
ceremonias del Día de la Expiación (Lv. 16), aunque también ofrecía ofrendas por el
pecado (Lv. 4:13–21), y la ofrenda vegetal diaria (Lv. 6:19s.). Los sacerdotes comunes
oficiaban en todos los sacrificios (Lv. 1–6), declaraban lo inmundo limpio después del
examen (Lv. 13–14), y realizaban otras tareas menores (Nm. 10:10; Lv. 23:24; 25:9). Ellos
se mantenían de los diezmos, primeros frutos, primogénitos de animales y de los varios
sacrificios (Nm. 18).
EL SACERDOCIO ARÓNICO

Divina investidura conferida a Aarón y a sus hijos con el objetivo de: interceder por Israel
delante de Dios; presidir el ministerio levítico; y entrar en el Lugar Santísimo, una vez al
año, para hacer la expiación por los pecados del pueblo (Éxodo 28; Hebreos 5:4).

a. Aarón de la tribu de Leví, hermano Moisés y su ayudante fue ordenado bajo


instrucciones de Dios (Éxodo 28:1). Antes de eso fue Moisés quien desempeñó el
cargo de mediador (Éxodo 24:5).
b. Moisés debía consagrarlos en solemne ceremonia (Éxodo 29:1-8).
c. Una vez consagrados debían sacrificar un becerro y un carnero de consagración.
d. La ceremonia de consagración debía ser por siete días (v. 35).

SACERDOTES Y LEVITAS

La relación entre los sacerdotes, que son los descendientes de Aarón, y los levitas, los
otros miembros de la tribu de Leví, es uno de los problemas espinosos de la religión
veterotestamentaria. Cualquier consideración sobre los levitas debe tener en cuenta las
pruebas que aporta la Biblia, la reconstrucción que de ellas hace Julius Wellhausen, y las
numerosas formas en que los eruditos contemporáneos han reaccionado ante su
perspectiva evolucionista.

I. Antecedentes biblicos

a. El Pentateuco

Los levitas adquieren prominencia en el Pentateuco en conexión con Moisés y Aarón (Ex.
2.1–10; 4.14; 6.16–27). Después de que Aarón encaminara al pueblo hacia la apostasia con
el becerro de oro (Ex. 32.25ss), los hijos de Leví vengaron el honor del Señor castigando a
muchos de los malvados. Esta demostración de fidelidad para con Dios puede explicar
parcialmente las grandes responsabilidades asignadas a esta tribu en la legislación
pentateuca.

El papel de los levitas como ministros del tabernáculo, que se detalla claramente en
Números, se anticipa en Ex. 38.21, donde colaboran en la construcción del tabernáculo
bajo la supervisión del hijo de Aarón, Itamar. En las leyes preparatorias de la marcha por el
desierto, Leví fue separada de las tribus por Dios y puesta a cargo del desmantelamiento,
transporte, y erección del tabernáculo (Nm. 1.47–54). Los hijos de Leví acampaban
alrededor del tabernáculo, y aparentemente servían como amortiguadores para proteger
a las otras tribus de la ira de Dios, ira que las amenazaba si impensadamente entraban en
contacto con la tienda sagrada o su moblaje (Nm. 1.51, 53; 2.17).

Los levitas tenían prohibido servir como sacerdotes, privilegio reservado, bajo pena de
muerte, para los hijos de Aarón (Nm. 3.10); pero estaban dedicados a un ministerio
auxiliar para los sacerdotes, especialmente con las tareas manuales de cuidar el
tabernáculo (Nm. 3.5ss). Además, realizaban un importante servicio para las otras tribus
haciendo de sustitutos para el primogénito de cada familia, al que Dios tenía derecho en
vista del hecho de que perdonó a los primogénitos de Israel durante la celebración de la
pascua en Egipto (cf. Ex. 13.2ss, 13). Como representantes de los primogénitos de las
tribus (Nm. 3.40ss) los levitas formaban parte del “trascendente principio de la
representación” por el que se dio vigencia al concepto de un pueblo totalmente
dependiente de Dios y enteramente rendido a él.

Cada una de las familias de Leví tenía funciones específicas. Los hijos de Coat (que
sumaban 2.750 entre la edad de 30 y 50 según Nm. 4.36) tenían a su cargo el traslado del
moblaje una vez que había sido cuidadosamente cubierto por los sacerdotes, que eran los
únicos que podían tocarlo (Nm. 3.29–32; 4.1ss). Los coatitas eran supervisados por
Eleazar, hijo de Aarón. Los hijos de Gersón (2.630; Nm. 4.40) cuidaban las cubiertas, las
cuerdas, y las cortinas bajo la supervisión de Itamar, hijo de Aarón (Nm. 3.21–26; 4.21ss).
Los hijos de Merari (3.200; Nm. 4.44) tenían la tarea de transportar y levantar la
estructura del tabernáculo y su patio (Nm. 3.35–37; 4.29ss).

La función representativa de los levitas está simbolizada en los rituales de la purificación y


la dedicación (Nm. 8.5ss). Por ejemplo, tanto el hecho de que los israelitas
(probablemente a través de sus líderes tribales) les imponían las manos a los levitas (8.10),
reconociéndolos como sustitutos (cf. Lv. 4.24, etc.), y el hecho de que los sacerdotes
ofrecían a los levitas como ofrenda mecida (probablemente llevándolos hasta el altar y
luego apartándolos) de parte del pueblo (8.11), sugieren que los levitas fueron dados por
los israelitas a los hijos de Aarón para que los sustituyeran. Esto se explicita en 8.16ss,
donde a los hijos de Leví se les llama ‘regalos’.

Comenzaban a cumplir su servicio a los 25 años de edad y continuaban hasta los 50,
cuando ingresaban en una especie de semi retiro con obligaciones limitadas (Nm. 8.24–
26). Puede haber habido un período de aprendizaje de cinco años, porque aparentemente
la plena responsabilidad de transportar el tabernáculo y sus muebles caía sobre los
hombros de los hombres de entre 30 y 50 (Nm. 4.3ss). Cuando David estableció un lugar
permanente para el arca, la edad fue reducida a los 20 años porque ya no hacían falta los
levitas adultos como cargadores (1 Cr. 23.24ss).
La responsabilidad levítica de representar al pueblo llevaba en sí ciertos privilegios. Si bien
no tenían herencia en la tierra (e. d. ninguna porción de ella fue separada para su uso
exclusivo: Nm. 18.23–24; Dt. 12.12ss), los levitas eran sostenidos por los diezmos del
pueblo, mientras que los sacerdotes recibían las partes de las ofrendas que no eran
consumidas en los sacrificios, las primicias del ganado mayor y menor, y un diezmo de los
diezmos levíticos (Nm. 18.8ss, 21ss; cf. Dt. 18.1–4). Ocasionalmente tanto los sacerdotes
como los levitas compartían los despojos de las batallas (p. ej. Nm. 31.25ss). Además, los
levitas tenían permiso para residir en 48 ciudades apartadas para su uso (Nm. 35.1ss; Jos.
21.1ss). Alrededor de cada ciudad se delimitaba para ellos una zona de pastoreo. Seis de
las ciudades, tres de cada lado del Jordán, servían como ciudades de refugio (* Refugio,
Ciudades de).

La transición de las marchas en el desierto a la vida asentada en Canaán (anticipada en


Nm. 35 al establecer las ciudades levíticas) trajo consigo tanto un aumento de la
preocupación por el bienestar de los levitas, como la expansión de sus obligaciones a fin
de hacer frente a las necesidades de un modelo de vida descentralizado. En Deuteronomio
se recalcan marcadamente las responsabilidades de los israelitas para con los hijos de
Leví, quienes debían participar en el regocijo de las tribus (12.12), en sus diezmos y ciertas
ofrendas (12.18–19; 14.28–29), y en sus fiestas principales, especialmente la de las
semanas y la de los tabernaculos (16.11–14). Los levitas que se dispersaron por el
territorio debían compartir por igual tanto el ministerio como las ofrendas con los que
residían en el santuario central (18.6–8).

Mientras que Nm. llama a los sacerdotes hijos de Aarón, en forma característica (p. ej.
10.8), Deuteronomio frecuentemente emplea la expresión sacerdotes levitas (p. ej. 18.1).
Si bien algunos estudiosos (véase inf.) han sostenido que no se hace ninguna distinción
entre sacerdote y levita en Deuteronomio, el hecho de que se asignan diferentes
porciones a los sacerdotes en Dt. 18.3ss a los levitas en 18.6ss sugiere que se mantiene a
distinción. La frase “sacerdotes levitas” (p. ej. Dt. 17.9, 18; 18.1; 24.8; 27.9; cf. Jos. 3.3;
8.33) parece significar “sacerdotes de la tribu de Leví”. A ellos el código deuteronómico
asigna numerosas obligaciones además del cuidado del santuario: sirven como jueces en
casos que envuelven decisiones difíciles (17.8–9), regulan el control de los leprosos (24.8),
cuidan el libro de la ley (17.18), y ayudan a Moisés en la ceremonia de renovación del
pacto (27.9).

Dentro de la familia de oat el oficio de sumo sacerdote (heb. ha h n, ‘sacerdote’ * .


31.10, etc.+; ha h n hamm aḥ, ‘sacerdote ungido’ *Lv. 4.3, etc.); ha h n hagg ḏ l,
‘sumo sacerdote’ *Lv. 21.10 etc.+) era ejercido por el representante de mayor edad de la
familia de Eleazar, a menos que correspondiera aplicar las sanciones de Lv. 21.16–23. Era
consagrado de la misma forma que los otros sacerdotes y compartía sus obligaciones
rutinarias. Sólo él llevaba las vestiduras especiales (Ex. 28; * Pectoral del sumo sacrdote, *
Mitra, * Vestido) e interpretaba los oráculos (* Urim y Tumim). En el día de *expiación
representaba al pueblo elegido ante Yahvéh, rociando la sangre de la cabra del sacrificio
sobre el propiciatorio (* Sacrificio y ofrenda).

b. Los profetas anteriores

Los sacerdotes representan un papel más prominente que los levitas en el libro de Josué,
especialmente en el relato del cruce del Jordán y la conquista de Jericó. A veces se los
llamaba “sacerdotes levitas” o “levitas sacerdotes” (p. ej. Jos. 3.3; 8.33) y más
frecuentemente “sacerdotes” a secas (p. ej. Jos. 3.6ss; 4.9ss), y tenían la función
fundamental de portar el arca del Señor. El tabernáculo, empero, que era llevado por los
levitas, no se menciona (con la posible excepción de 6.24) hasta que fue levantado en Silo
(18.1; 19.51) después de la conquista de Canaán. Aparentemente el transporte del arca le
fue confiado a los sacerdotes más bien que a los coatitas (cf. Nm. 4.15) en razón de la
suprema importancia de estos viajes: Dios, cuya presencia simbolizaba el arca, marchaba
con ellos conquistando y con el objeto de conquistar. Los levitas entraron en primer plano
sólo cuando llegó el momento de dividir la tierra (cf. Jos. 14.3ss). La distinción entre
sacerdotes y levitas se mantiene claramente: los levitas les recuerdan a Eleazar, el
sacerdote, y a Josué, lo que mandó Moisés con respecto a las ciudades levíticas (Jos. 21.1–
3); los coatitas se dividen en dos grupos: los que descendían de Aarón (e. d. los
sacerdotes) y los demás (Jos. 21.4–5).

La relajación general en el culto durante los días entre la conquista de Canaán y el


establecimiento de la monarquía se ilustra en los dos relatos levíticos de Jueces. Del levita
de Micaía (Jue. 17–18) se dice que era oriundo de Belén y miembro de la familia de Judá
(17.7). ¿Cómo podía ser al mismo tiempo levita y judaíta? La respuesta depende de si al
levita se lo puede identificar con *Jonatán, hijo de Gersón (18.30). Si se trata de la misma
persona (como parecería probable), luego la relación del levita con Judá sería de carácter
geográfica, no genealógica, a pesar de la frase “de la tribu de Juda” (17.7). Si no se trata de
la misma persona, entonces el levita puede ser ejemplo de la posibilidad de que hombres
de otras tribus pudiesen, en esa época, unirse a la tribu sacerdotal. Este puede haber sido
el caso de *Jonatán, que era efraimita (cf. 1 S. 1.1; 1 Cr. 6.28). Existen ciertos indicios de
que el término levita haya sido un título funcional con el significado de “persona
juramentada con voto”, a la vez que designación tribal (cf. W. F. Albright, Archaeology and
the Religion of Israel3, 1953, pp. 109, 204ss); sin embargo, T. J. Meek (Hebrew Origins3,
1960, pp. 121ss) sostiene que los levitas constituian originalmente una tribu secular que
adoptó funciones sacerdotales no sólo en Israel sino quizá también en Arabia. La macabra
historia del levita y su concubina (Jue. 19) constituye testimonio adicional de la vida
ambulante de los levitas, y del relajamiento general de la ápoca. La falta de una autoridad
central limitaba el control que el santuario central en Silo debía haber ejercido (Jue. 18.31)
y permitió que surgieran numerosos santuarios que prestaban muy poca atención a lo
instituido por Moisés.

Los levitas aparecen sólo ocasionalmente en el resto de los profetas anteriores,


generalmente en relación con su misión de transportar el arca (1 S. 6.15; 2 S. 15.24; 1 R.
8.4). Cuando *Jeroboam I erigió santuarios rivales en Dan y Bet-el puso sacerdotes no
levíticos, probablemente con el fin de interrumpir las relaciones con el templo de
Jerusalén en la forma más completa posible (1 R. 12.31; cf. 2 Cr. 11.13–14; 13.9–10).
Rasgo importante de la monarquía lo constituyó el control real del centro cúltico en
ambos reinos.

c. Las Crónicas

La perspectiva sacerdotal del escritor de los libros de *Crónicas tiende a acentuar el papel
de los levitas, y ofrece numerosos detalles de su ministerio que los autores de Reyes han
omitido. En las genealogías de 1 Cr. 6, que también describen el papel de los hijos de
Aarón (6.49–53) y la distribución de las ciudades levíticas (6.54–81), la atención se centra
especialmente en los cantores levíticos, Hemán, Asaf, Etán, y sus hijos, a quienes David
encargó la música del templo (6.31ss; cf. 1 Cr. 15.16ss). La lista de levitas en 1 Cr. 9 está
erizada de problemas. Las semejanzas entre ella y Neh. 11 han llevado a algunos (p. ej.
°vrv2) a considerar que se trata de la nómina de los levitas que regresaron a Jerusalén
después del cautiverio (cf. 1 Cr. 9.1). Otros (p. ej.C. F. Keil) la consideran como una lista de
primitivos habitantes de Jerusalén. Tanto la asignación de obligaciones cuidadosamente
organizadas como la cantidad de levitas comprendidos (cf. los 212 guardas de las puertas
en 1 Cr. 9.22 con los 93 del Cr. 26.8–11) sugieren un período posterior al de David. La
íntima cooperación entre los levitas y los hijos de los sacerdotes (cf. 1 Cr. 9.28ss), y el
hecho de que los levitas cuidaban algunos de los vasos sagrados y ayudaban a preparar el
pan de la proposición, puede ser indicativo de que la rígida división de deberes sugerida
en Nm. 4 y 18 se desarmó durante la monarquía, quizá porque los hijos de Aarón no eran
ya suficientes (la cifra 1.760 en 1 Cr. 9.13 probablemente se refiera al número de
integrantes, no al número de jefes de familias) para cumplir las obligaciones de su oficio.
Por lo tanto, además de sus funciones normales como cantores y músicos, porteros,
cargadores, etc., los levitas tenían que ayudar con la preparación de los sacrificios, como
también colaborar en el cuidado de los patios y cámaras, la limpieza de las cosas santas y
la preparación del pan de la proposición, la ofrenda de cereales, el pan sin levadura, la
ofrenda quemada, etc. (23.14)
Las órdenes de David en 1 Cr. 23 ilustran los dos factores dominantes que produjeron
cambios sustanciales en los oficios levíticos: la ubicación permanente del arca en
Jerusalén, lo cual automáticamente tornó obsoletas todas las normas relativas a la función
de los levitas como cargadores; y la centralización de la responsabilidad de la religión
oficial (como para todos los demás asuntos de la vida) en el rey. La visión hebrea de la
personalidad corporativa veía al rey como el gran padre de la nación, cuyo carácter
esencial derivaba de él. Como David llevó el santuario central a Jerusalén (1 Cr. 13.2ss), y
determinó el esquema de su funcionamiento (1 Cr. 15.1ss; 23.1ss) de conformidad con los
principios de la legislación mosaica, también Salomón edificó, dedicó, y supervisó el
templo y su culto según los planes de su padre (1 Cr. 28.11–13, 21; 2 Cr. 5–8; nótese
especialmente 8.15: “Y no se apartaron del mandamiento del rey, en cuanto a los
sacerdotes y los levitas …”).

De manera semejante, Josafat comisionó príncipes, levitas, y sacerdotes para que


enseñasen la ley en todo Judá (2 Cr. 17.7ss), y designó ciertos levitas, sacerdotes, y
cabezas de familias como jueces en Jerusalén (2 Cr. 19.8ss) bajo la supervisión del
sacerdote principal. Joás (2 Cr. 24.5ss), Ezequías (2 Cr. 29.3ss), y Josías (2 Cr. 35.2ss)
supervisaron a los sacerdotes y levitas y los volvieron a instalar en sus funciones según el
esquema davídico.

La relación entre el oficio levítico y el profético es una cuestión discutible. ¿Fueron


profetas cúlticos algunos de los levitas? No es posible dar una respuesta definitiva, pero
existen indicaciones de que algunos levitas ejercieron actividad profética algunas veces:
Jahaziel, levita de los hijos de Asaf, profetizó la victoria de Josafat sobre la coalición
moabita-amorrea (2 Cr. 20.14ss) y Jedutún el levita, recibe el nombre de vidente del rey (2
Cr. 35.15).

d. Los profetas posteriores

Isaías, Jeremías, y Ezequiel tocan brevemente la cuestión del papel de los levitas después
del exilio. Is. 66.21 menciona la acción de Dios de reunir a los israelitas dispersos (o tal vez
a los paganos convertidos) para que le sirvan como sacerdotes levitas. Jeremías (33.17ss)
concibe un pacto con los sacerdotes levíticos (o tal vez sacerdotes y levitas; cf. Sir. y Vg.)
que es tan válido como el pacto de Dios con la familia de David (cf. 2 S. 7). Ezequiel marca
una neta diferencia entre los sacerdotes levíticos, a los que llama hijos de Sadoc (p. ej.
40.46; 43.19), y los levitas. Se estima que los primeros se mantuvieron fieles a Dios (44.15;
48.11), mientras que los últimos siguieron en pos de ídolos y por lo tanto no podían
acercarse al altar ni tocar las cosas sagradas (44.10–14). En realidad la sugestión de
Ezequiel pareciera ser un retorno a la cuidadosa distinción entre sacerdote y levita que se
encuentra en Nm., en remplazo del punto de vista más flexible que prevaleció durante la
monarquía.

II. Sus vestiduras

Sus hijos serían sus ayudantes pero él sería el sumo sacerdote, debían llevar vestiduras
sagradas (28:2-4). Sería él quien debía entrar en el santuario llevando una campanilla (V:
34-36). Investidura divinamente amparada que autorizaba a los hijos de la tribu de Leví a
ministrar delante del altar de Jehová y a interceder por la nación hebrea con el objetivo de
hacerla propicia delante de Dios (Hebreos 5:1, 2).

a. En sus vestiduras llevaría el pectoral, cuadro sagrado sobre el cual se colocaban


doce piedras preciosas en cuatro filas horizontales y en cada una estaba grabado el
nombre de los doce hijos de Israel, representando al pueblo (vv. 29,30).
b. El éfod, vestidura olgada, sin mangas que se extendía hasta la rodillas y que se
usaba como un delantal hasta la túnica del sacerdote (vv. 6-20) y era donde se
colocaba el pectoral, una bolsa cuadrada de aproximadamente veinte centímetros,
esta era la parte más mística de las vestiduras sacerdotales, llevaba doce piedras
de distintas clases y colores conteniendo el nombre de cada una de las doce tribus
de Israel.
c. Sobre el pectoral sería puesto el Urim y Tumin que su significado literal podría ser
luces y perfecciones o bien maldiciones o perfecciones, que se empleaban para
recibir una respuesta positiva o negativa, para comunicar la voluntad de Dios en
determinados casos (v. 30). Dichas vestiduras eran símbolos de justicia (Salmo
132:9). Su blancura simbolizaba pureza de la que debían estar revestidos
interiormente.
d. En la mitra o turbante del sumo sacerdote estaba colocada una lámina de oro puro
con las palabras `` Santidad a YHWH``

III. Sus requisitos

a. Debía ser compasivo y paciente por quienes se desviaban por pecado de


ignorancia, involuntario o debilidad (Hebreos 5:1,2).
b. Debía ser de la familia de Levi, la tribu apartada por Dios para su servicio pues era
hermano de Moisés (Éxodo 2:1).
c. Debían casarse sólo con una virgen, ni siquiera con la viuda de otro sacerdote.
d. Debía ser por descendencia.
e. Debía ser hombre y sin defecto físico (Levítico 21:16-21; Hebreos 5:1).
f. Debían tener reverencia y respeto al momento de celebrar los sacrificios, pues por
medio de estos se confesaban los pecados y se trasladaban a la víctima.
g. Debían hacer expiación primero por sus pecados antes de asumir sus labores
sacerdotales (Hebreos 7:26-28).

IV. Su consagración

a. Eran consagrados en presencia de todo el pueblo, ellos y todo lo que tenían debía
ser consagrado al servicio divino, moisés fue el primer oficiante (Éxodo 29:1,2).
b. Por medio del lavamiento Aarón y sus hijos fueron sometidos a un baño completo
simbolizando purificación (v. 4).
c. Fue derramado aceite sobre la cabeza de Aarón, esto simbolizaba la unción del
Espíritu Santo (v. 7).

V. Sus funciones

a. Debían estar cerca del pueblo y también necesitaba de subalternos .


b. Debían quemar incienso, ofrecer sacrificios sobre el altar y bendecir al pueblo.
c. Debían interceder por los pecados del pueblo y de sí mismos (29:33; Hebreos
9:7,8).
d. Debía dar testimonio en cuanto a la santidad de Dios (V:38; Nm 18;1).
e. Debían actuar con la debida reverencia, Nadab y Abiú, hijos de Aarón usaron fuego
no del altar de Dios y murieron (Levítico 10:1).

VI. Su sostén

a. Los Levitas recibieron 48 ciudades y de estas los sacerdotes recibieron 13, pero ni
los sacerdotes ni Levitas recibieron tierra, cuando Josué repartió la tierra.
b. Dios sería parte de su heredad, los Levitas recibían los diezmos de las otras tribus y
estos a la vez se los daban a los sacerdotes (Números 18: 20,28).
c. También los sacerdotes recibían la carne de ciertos sacrificios, las primicias, lo
consagrado de los votos y los primogénitos de los animales.
d. Ellos recibían lo necesario pero no en abundancia como los sacerdotes de las
naciones paganas.
VI. Los descendientes del sumo sacerdote

a. La sucesión ocurría en la muerte del Sumo sacerdote. Siendo reemplazado por la


instalación del varón que lo sobreviviera (Nm 20:28).
b. La línea fue prometida a pasar a través de Fineas, el hijo mayor de Eleazar, hijo de
Aaron (Nm 25:10-13). Eli era un sacerdote legítimo y un descendiente de Itamar,
pero no un Sumo sacerdote; el cambio en la línea vino a suceder durante el reino
de Saúl. La línea vino a ser restaurada a los descendientes de Eleazar durante el
reino de Salomón (1 R 2:26,27,35). Cuando Israel estaba a punto de entrar al
quinto ciclo de disciplina en los días de Jeremías, Seraías era el Sumo sacerdote:
Este fue apresado por Nabucodonosor y ejecutado en Ribla (2 R 25:18-21). Su
hijo Josadac, quien debió haber heredado la oficina, nunca sirvió como Sumo
sacerdote sino pues este vivió y murió en el cautiverio en Babilonia (Hag 1:1,14).
Su hijo Josué asumió el puesto cuando el Sumo sacerdocio fue restablecido en los
días de Zacarías y Zorobabel (Zac 3:1). Sus sucesores fueron: Joaquim, Eliasib,
Joyada, Jonatán y Jadúa, quien sirvió en la época de Alejandro el Grande. Este fue
a encontrar a los ejércitos conquistadores con un pergamino de Daniel en su
mano. Jadúa se ganó el favor de Alejandro hacia los judíos al leer los pasajes que
tenían relación con él. Los sucesores de Jadúa fueron Onias I, Simón el justo; Onias
II, fue desplazado por ser muy joven para venir a ser Sumo sacerdote, y su lugar lo
tomó el hermano de Simón, Eleazar. Onias II vino a ser llamado Menelaus, un
sacerdote lleno de maldad, el cual fue seguido por otro también lleno de maldad –
Alcimus. El Sumo sacerdocio fue pasado a la familia Asmonea, de la orden de
Joiarib (1 Cr 9:10; 24:7; Neh 11:10). Y continuó en esa línea hasta que Herodes el
Grande destruyó a la familia. El último Sumo sacerdote de esta familia fue
Aristobulus, quien fue asesinado por orden de Herodes (el cuñado de Herodes el
Grande) en 35 a.C. (veinte y ocho Sumo sacerdotes hasta el año 70 d.C.). Los dos
Sumo sacerdotes relacionados con la muerte de Cristo fueron Caifas y Annas.

VIII. la fecha más importante

El día más importante del Sumo sacerdote era el Día de la Expiación (Lv 16): En ese día, el
Sumo sacerdote vestía sus ropas ceremoniales, entraba al Lugar Santísimo en el
Tabernáculo donde rociaba la sangre de un novillo de la ofrenda del pecado por sus
pecados sobre el propiciatorio (Lv 16:6,14). Si él salía del Lugar Santísimo vivo, su
sacerdocio estaba asegurado por otro año. Su regreso a los israelitas significaba que él
había obtenido el perdón para la nación. La nación había sido purificada ( Lv 16:30).
CONCLUSION

En el Antiguo Testamento Dios encontraba satisfacción en la espiritualidad de su pueblo,


en el Nuevo Testamento es una actividad que surge de un corazón agradecido. En el
Antiguo Testamento el sacerdocio era de una sola familia (Los Levitas) en el Nuevo
testamento lo puede disfrutar todo creyente, es una responsabilidad individual y no
puede ser transferido. El sacerdocio de los creyentes está cubierto con la justicia de Cristo,
ha sido ungido con el Espíritu Santo (Éxodo 40:13,15; 1 Juan 2:20). En el sacerdocio de los
creyentes se puede disfrutar de la mayor riqueza de la vida Cristiana por tener acceso al
trono de Dios en la oración y la adoración.

El sacerdocio se aplica también a los cristianos en el Nuevo Testamento (1 P. 2:5, 9; Ap.


1:5s.) Esto es natural puesto que nuestro Sumo Sacerdote nos ha dado acceso al trono
(Heb. 10:19–22). Nuestro sacerdocio delante de Dios es una función de nuestra calidad de
Hijos de Dios. Además, dado que este acceso es a través de Cristo (13:15), no se requiere
ninguna ordenanza sacerdotal.

Por tanto, surgen cuatro grandes principios del sacerdocio bíblico: Dios el Padre siempre
tomaba la iniciativa al nombrar sacerdotes (5:4–6); los sacerdotes eran nombrados para
representar a los pecadores delante de Dios y mediar entre ellos y Dios (5:1); esto se
realizaba a través del sacrificio expiatorio (8:3); la intercesión sacerdotal se basaba en la
expiación sacerdotal.
BIBLIOGRAFÍA

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