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1852-1862
La Batalla de Caseros - Fin de una época
En 1829 Juan Manuel de Rosas asumía la gobernación de Buenos Aires ejerciendo una enorme
influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, ejercerá el poder en forma
autoritaria. Rosas se opuso durante toda su gestión a la organización nacional y a la sanción de una
Constitución. Ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras con el resto del país y la
pérdida de la hegemonía porteña.
A partir de 1851, Justo José de Urquiza, su ex aliado, había decidido enfrentarse al gobierno
bonaerense y alistó a sus hombres en el llamado Ejército Grande. Avanzó sobre Buenos Aires y derrotó
a Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. La caída de Rosas parecía poner fin a las
disputas provinciales; sin embargo, los enfrentamientos se tornarían más encendidos que nunca.
Protocolo de Palermo
Urquiza contaba con el apoyo de los gobernadores provinciales y consiguió el 6 de abril de 1852 reunir
en San Benito de Palermo a Vicente López y Planes por Buenos Aires, José Virasoro por Corrientes y
Manuel Leiva representante de Santa Fe.
En esta reunión decidieron conferir a Urquiza la dirección de los asuntos exteriores del país hasta la
reunión del Congreso General Constituyente.
La Oposición a Urquiza
La oposición a Urquiza fue liderada por Valentín Alsina y contó con el apoyo de Domingo F. Sarmiento y
Bartolomé Mitre. Los porteños veían con malos ojos la participación de Urquiza en los asuntos locales.
Valentín Alsina aspiraba ocupar el cargo de gobernador de Buenos Aires pero fue desplazado el 1 de
mayo de 1852 cuando la Legislatura porteña confirmó en el cargo al candidato de Urquiza, el doctor
López y Planes.
Las críticas se hicieron mayores con el fusilamiento de algunos rosistas entre los que se encontraba el
coronel Martiniano Chilavert, el uso de la divisa punzó y la permanencia de tropas correntinas y
entrerrianas en Buenos Aires.
Jornadas de Junio
En Buenos Aires hombres de distintas vertientes políticas, unitarios y ex-rosistas, consideraron excesivo
y peligroso para los intereses porteños los poderes que el acuerdo de San Nicolás otorgaba a Urquiza.
La legislatura de Buenos Aires inició así un debate conocido como "Jornadas de Junio" donde se
discutieron los alcances del acuerdo. Entre los opositores se encontraban Bartolomé Mitre y Dalmacio
Vélez Sarsfield, la defensa del mismo estuvo a cargo del ministro de Instrucción pública, doctor Vicente
Fidel López.
La legislatura porteña rechazó el Acuerdo, por ese motivo el 23 de junio de 1852 renunciaron a sus
cargos las autoridades de la provincia.
Constitución de 1853
Los fundamentos doctrinarios de la constitución los encontramos en la obra de Juan Bautista
Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. En
esta obra plantea la disyuntiva entre una constitución unitaria o federal y señala que los
constituyentes debían tener en cuenta los antecedentes históricos de ambos pensamientos y
producir una constitución que contemple un sistema mixto de unidad y federación; también
fue importante su proyecto constitucional. Otro pensador importante fue Esteban Echeverría,
autor del Código o declaración de los principios de la nueva generación conocido también
como “Dogma Socialista”, señala la necesidad de volver al proyecto de unidad e
indivisibilidad de mayo pero con una organización social adecuada. En cuanto a las
influencias de pensadores extranjeros fue importante la obra norteamericana El Federalista
de Hamilton, Madison y Jay. Otras fuentes fueron los estatutos, constituciones, ensayos
constitucionales, pactos interprovinciales y reglamentos de nuestro país.
La constitución promulgada estableció un gobierno representativo, republicano y federal. El
federalismo que adoptó fue moderado ya que reconoció la autonomía de las provincias pero
también organizó un poder central.
El poder legislativo sería bicameral, el poder ejecutivo unipersonal y elegido por un colegio
electoral, sin posibilidad de reelección y el poder judicial independiente.
El catolicismo se reconoció como religión oficial pero se garantizó la libertad de culto.
Las constituciones provinciales debían tener aprobación del gobierno nacional y los
gobiernos provinciales podían ser juzgados por el Congreso Nacional.
El gobierno nacional podía suspender las garantías constitucionales por medio del estado de
sitio e intervenir las provincias.
Se declaraba a la ciudad de Buenos Aires sede de las autoridades nacionales.
Aseguraba el ejercicio de las libertades individuales y llamaba a habitar nuestro suelo a todos
los hombres de distintas nacionalidades concediéndoles derechos civiles.
El gobierno de Buenos Aires rechazó sin previo examen la Constitución sancionada en Santa Fe e inició
una etapa de aislamiento político con respecto al resto de la República.
El control de la Aduana y la posesión de un Banco emisor le permitieron a la provincia contar con los
recursos necesarios.
Obra de Gobierno
Labor Institucional: Las provincias promulgaron sus propias constituciones de acuerdo con lo
establecido en la Constitución Nacional. Se designaron los miembros de la Superior Corte de Justicia y
se organizaron los tribunales del territorio federalizado. Se dictaron las leyes de ciudadanía y de
elecciones.
Instrucción pública: El Colegio de Concepción del Uruguay y se convirtió en importante centro cultural.
Se contrató en Europa a destacados profesores como Amadeo Jacques, Germán Burmeister y Juan
Lelong.
Se editó por cuenta del gobierno las obras de Juan Bautista Alberdi.
Se nacionalizó la Universidad de Córdoba.
Promoción interna: Se alentó la inmigración europea y la instalación de colonias agrícolas; se realizó un
censo nacional (1857; se exploraron los ríos interiores y se efectuaron estudios para trazar líneas
férreas desde Rosario a Córdoba y a Mendoza.
Política exterior: El Congreso ratificó los tratados, firmados por Urquiza antes de ser electo presidente,
con Inglaterra, Francia y Estados Unidos que proclamaban la libre navegación de los ríos. Se firmaron
tratados de amistad y comercio con Paraguay país al que se le reconoció su independencia, y con Chile
y Brasil. Se nombró a Juan Bautista Alberdi como representante diplomático del gobierno de Paraná en
Europa. Por su gestión Francia, Gran Bretaña y el Vaticano reconocieron la legitimidad del gobierno de
la Confederación.
Batalla de Cepeda
Las gestiones de paz no tuvieron éxito y los ejércitos de la Confederación y de Buenos Aires se
enfrentaron en la Cañada de Cepeda el 23 de octubre de 1859.
El triunfo correspondió a Urquiza que avanzó hasta San José de Flores e inició negociaciones con los
porteños.
Después de la derrota de Cepeda, Valentín Alsina renunció y asumió interinamente Felipe Llavallol.
El 11 de noviembre de 1859 se firmó el Pacto de San José de Flores en el cual se disponía que Buenos
Aires pasara a integrar la Confederación. Buenos Aires convocaría una Convención Provincial para
examinar la Constitución Nacional y proponer al Poder Ejecutivo Nacional las reformas que considerase
necesarias. El Poder Ejecutivo Nacional convocaría, a su vez, a una Convención Nacional para tratar
las reformas propuestas por Buenos Aires. La provincia de Buenos Aires mantendría todas sus
propiedades excepto la Aduana que pasaría a poder de la Nación.
La Nación garantizaría a la provincia su presupuesto de 1859 hasta cinco años después de su
incorporación.
La Convención Provincial se reunió el 5 de enero de 1860 para proponer las reformas constitucionales
pertinentes.
La Convención Nacional se reunió en Santa Fe el 14 de noviembre de ese mismo año y aprobó las
siguientes modificaciones del texto constitucional:
Reforma Constitucional de 1860
Se aceptó como nombres oficiales del país Provincias Unidas del Río de la Plata,
Confederación Argentina y República Argentina, reservándose el nombre de Nación
Argentina para encabezar las leyes.
La capital de la República sería aquella que designara el Congreso Nacional previa cesión de
la Legislatura local; las constituciones provinciales no serían sometidas a la consideración del
Congreso Nacional.
El Poder Ejecutivo sólo podría intervenir en las provincias para garantizar el régimen
republicano o enfrentar invasiones.
Los derechos de exportación no serían considerados como rentas nacionales.
El 3 de marzo de 1860 asumieron los nuevos mandatarios nacionales: Santiago Derqui, como
presidente y Juan Esteban Pedernera como vicepresidente.
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La Organización Nacional
-segunda etapa-
1862-1880
La Sucesión Presidencial
Cuando finalizaba el período presidencial de Mitre surgieron distintas candidaturas a la
presidencia. El autonomismo porteño postuló a Adolfo Alsina, los federales del interior a
Justo José de Urquiza, el partido nacionalista a Rufino de Elizalde (ministro de Relaciones
Exteriores de Mitre) y la oficialidad del ejército y algunos gobernadores presentaron a
Sarmiento.
Mitre anunció su prescindencia en la cuestión pero envió una carta a Juan María Gutiérrez
que fue publicada en el periódico La Nación Argentina donde le objetaba todas las
candidaturas menos la de Sarmiento. Esta carta se conoce como el testamento político de
Mitre.
Alsina sin ningún apoyo en el interior retiró su candidatura y se unió a Sarmiento para
vencer a los nacionalistas. Se integró así la fórmula Sarmiento - Alsina que triunfó en las
elecciones el 12 de abril de 1868.
Obra de Gobierno
Se realizó en 1869 el primer censo nacional. Puso de relieve los aspectos de la estructura
social que necesitaban ser modificados.
El censo descubrió un país de grandes extensiones territoriales pero deshabitadas o en
poder de los indios y un índice altísimo de analfabetos que alcanzaba el 71%.
El programa de reformas generales llevado adelante por Sarmiento, Mitre y Avellaneda se
ocupó de estos problemas.
Durante la presidencia de Sarmiento se realizó una vigorosa actividad entorno al tema
educativo. Creó las primeras escuelas normales, el Colegio Militar (1870), la Escuela Naval
(1872), el Observatorio Astronómico (1872), la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas
(1870) y alrededor de ochocientas escuelas primarias. Durante su gobierno la población
escolar se elevó de treinta mil a cien mil alumnos.
Proyectó la ley sobre la creación de bibliotecas públicas y abrió las primeras escuelas
públicas y creó también las primeras escuelas para sordomudos.
Se dio impulso a la inmigración que se asentó preferentemente en el litoral donde se
fundaron numerosas colonias agrícolas.
En 1871 se inauguró la primera Exposición Nacional en Córdoba donde se exhibían los
productos agrícolas, ganaderos e industriales de nuestro país. Mejoró las condiciones
sanitarias y de higiene especialmente en la ciudad de Buenos Aires para evitar una nueva
epidemia de fiebre amarilla como la que se desató en 1871. Dispuso la creación de un
nuevo cementerio en la Chacarita.
Durante su gestión se aprobó el Código Civil creado por Vélez Sarsfield, ministro del
Interior.
Al finalizar la guerra del Paraguay su ministro de relaciones exteriores, Mariano Varela,
gestionó los acuerdos de paz finales. Para ello se llevaron a cabo reuniones en Buenos
Aires durante 1869, allí Varela expuso que "la victoria no da derechos" a los vencedores.
Ante esta posición, en 1870 Brasil negoció separadamente con Paraguay y esto caldeo los
ánimos en Buenos Aires. La Argentina envió una nota al Brasil formulando reclamos por su
actitud. Ante la posibilidad de un enfrentamiento bélico con el Imperio, Sarmiento envió a
Bartolomé Mitre a Río de Janeiro en misión de paz y amistad en 1872. En esa oportunidad
se firmó un acuerdo que puso fin a las diferencias en noviembre del mismo año.
La prensa y la política
Durante el gobierno de Sarmiento se multiplicaron los diarios y publicaciones de todo tipo.
En 1867, apareció "La Capital" de Rosario. En 1869 surgió 'La Prensa" y, en 1870, "La
Nación" Los diarios, expresión de facciones políticas, se caracterizaban habitualmente por
su subido tono crítico. La caricatura se volvió mordaz y la sátira un arma temible. Por ser
aún poco frecuente la venta callejera, los diarios dependían económicamente de las
suscripciones, de la fortuna de sus dueños o del favor oficial. Los apremios financieros, en
última instancia, se solucionaban mediante una drástica modificación de las posiciones
políticas del diario.
Según una investigación de Ernesto Quesada realizada en 1883, en 1877 circulaban en la
Argentina 148 periódicos, lo que arrojaba una proporción de uno cada 15.700 habitantes.
Con ese, promedio de lectores, la Argentina ocupaba el cuarto lugar en el mundo. Los
diarios principales eran "El Nacional", dirigido por Dalmacio Vélez Sarsfield, donde solía
escribir Sarmiento, antes, durante y después de ser presidente. Además, "La Prensa",
dirigido por José C. Paz; "La Tribuna", de Héctor Varela; "La Nación", fundado por Mitre y
"El Siglo", que dirigía Federico de la Barra. En 1869, Lucio V. Mansilla lanzó un nuevo
diario: "El Pueblo Argentino".
Sarmiento y la Educación
Para Sarmiento la educación era fundamental, tanto para asegurar la cohesión de la
comunidad nacional para el progreso económico y político. Mediante la Ley de
Subvenciones de 1871 procuró garantizar los fondos para la creación de nuevas escuelas y
la compra de materiales y libros. En 1872 ya funcionaban en el país 1.644 escuelas
primarias, con 97.500 estudiantes.
La Escuela Normal de Paraná fue el modelo para los institutos de formación de maestros el
"normalismo" se convirtió en sinónimo de excelencia. Sarmiento también promovió la
difusión del libro.
La Escuela Normal de Paraná fue puesta bajo la supervisión del estadounidense George
Steams y el Observatorio Astronómico Argentino, en Córdoba, bajo la dirección de
Benjamín Gould.
El primer responsable de la Academia de Ciencias fue el alemán Germán Burmeister. Los
instructores extranjeros también se destacaron en los institutos de educación militar.
La dirección del Colegio Militar, creado en 1869, fue confiada al militar húngaro Juan Czetz,
quien había servido en la guerra contra el indio.
El Atentado a Urquiza
Su aceptación de la Guerra del Paraguay y su tibia política con los gobiernos nacionales le
granjearon a Urquiza muchos enemigos en las filas federales.
Su acercamiento a Sarmiento en 1870 colmo la medida. El 11 de abril de 1870, fue
asesinado por una partida que se supuso estaba vinculada a López Jordán.
La Revolución de 1874
Al finalizar la presidencia de Sarmiento se presentaron como candidatos a la sucesión
presidencial, Mitre por el partido nacionalista, Alsina por el autonomista y Nicolás
Avellaneda por el recientemente constituido Partido Autonomista Nacional (P.A.N).
Inspirado en 1871 por una liga de gobernadores interesados en sostener un hombre del
interior para la candidatura presidencial.
En las elecciones resultó triunfador Avellaneda. Esto molestó a los nacionalistas que
impugnaron las elecciones por fraudulentas. Mitre manifestó su disconformidad y lideró un
alzamiento que se extendió también al interior. Los principales focos fueron en el sur de la
provincia de Buenos Aires, San Luis, Córdoba y Mendoza pero fueron sofocados durante
ese mismo año.
La revolución de 1874
La sucesión presidencial de Sarmiento enfrentó a dos grandes líderes políticos porteños,
que aspiraban a primera magistratura: Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina. Sin embargo, la
mayor parte de los gobernadores apoyó a un candidato del interior, el tucumano Nicolás
Avellaneda, quien además logró un acuerdo con Alsina.
El 14 de abril de 1874 se realizaron las elecciones, que fueron ganadas por Avellaneda.
Mitre denunció fraude electoral y se aprestó para resistir por las armas.
La revolución estalló el 24 de setiembre, pero fue completamente derrotada luego de las
batallas de La Verde, librada el 6 de noviembre, y Santa Rosa, llevada a cabo el 8 de
diciembre luego de ello Mitre se rindió al ejército.
El comienzo de la inmigración
Se creó el Departamento general de Inmigración, anotándose la entrada de casi 250.000
inmigrantes amparados en una nueva ley dictada al efecto.
El gran crecimiento demográfico y la mejora de los trasportes favorecieron el
desplazamiento masivo de la población europea, aunque los motivos principales fueron las
guerras, las oleadas represivas y las crisis económicas.
Muchos contingentes migratorios se trasladaron dentro del viejo mundo, pero otros tantos
buscaron su destino en Australia, Estados Unidos y la Argentina
Los inmigrantes venían atraídos por las múltiples oportunidades de trabajo, los altos
salarios y las garantías legales que les ofrecía nuestro país.
En menor medida, por las políticas de colonización, de una eficacia relativa. Entre 1871 y
1880 ingresaron al país 85.000 personas, aunque la gran época de la inmigración aún
estaba por llegar.
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Bartolomé Mitre
(1821 - 1906)
Nicolás Avellaneda
(1837-1885)