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MODERNO
EL PENSAMIENTO PENAL Y
CRIMINOLÓGICO
Coordinador
Prof. Dr. Alfonso Zambrano Pasquel, MSc
2017
© Alfonso Zambrano Pasquel
DERECHO PENAL MODERNO
EL PENSAMIENTO PENAL Y CRIMINOLÓGICO
del Prof. Dr. Dr. H. C. Mult. D. Eugenio Raúl Zaffaroni
© MURILLO EDITORES
Av. Quito 904-C entre 9 de Octubre y Hurtado, PB
Telefax: (593) 4-2523482 / 0997163451
E-mail: edilexsa@hotmail.com
ISBN:
IEPI No.:
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EL DERECHO LATINOAMERICANO EN LA FASE
SUPERIOR DEL COLONIALISMO ........................................ 119
Resumen ........................................................................................ 119
1. ¿Que decimos cuando decimos derecho? .............................. 119
2. El colonialismo nos niega ...................................................... 121
3. ¿Qué y quienes somos? .......................................................... 122
4. ¿Cómo llegamos a ser lo que somos? ................................... 126
5. La actual fase superior del colonialismo .............................. 132
6. La polarización en la fase superior del colonialismo ......... 135
7. La criminalidad del colonialismo en esta fase superior ... 138
8. El genocidio por goteo en marcha: América Latina como
campeona mundial de muerte .............................................. 141
9. La normalización del genocidio y la creación de la
violencia ................................................................................... 145
10. Efectos en las políticas locales ............................................... 147
11. La desigualdad, la muerte prematura y la TV ....................... 149
12. Las clases medias latinoamericanas y la muerte prematura 153
13. El replanteo de los Derechos Humanos ............................... 157
14. Hacia una teorización jurídica anticolonialista .................... 161
15. Aproximación latinoamericana a la realidad social ........... 167
16. Los puntos más sensibles de un saber jurídico
anticolonialista ........................................................................ 170
17. Hacia una legislación deseable ............................................. 175
18. Algunos aspectos necesitados de legislación más próxima
a los Derechos Humanos ....................................................... 178
19. Hacia algunos puntos constitucionales deseables .............. 182
20. Alguna conclusión ................................................................. 186
UN REPLANTEO EPISTEMOLÓGICO EN
CRIMINOLOGÍA (A PROPÓSITO DEL LIBRO DE
WAYNE MORRISON) ............................................................... 485
LA PRISIÓN Y LA DISMINUCIÓN DE LA
CRIMINALIDAD. PERSPECTIVA ABOLICIONISTA ....... 555
ADIÓS A ALESSANDRO BARATTA
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Adiós a Alessandro Baratta
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CRÍMENES DE MASA
1 El presente trabajo, destinado a la celebración del Prof. Dr. Jorge de Figueiredo Dias, desarrolla el tema
que expusimos verbalmente en el seminario “La dismisura del male. Il diritto di fronte ai crimini di massa”,
organizado por el Istituto Italiano di Scienze Umane en el Palazzo Strozzi de Firenze, el 3 de marzo de
2008.
2 Ver: Yves Ternon, L’État criminel. Les Génocides au XXe. siècle, Paris, 1995.
3 Prácticamente toda la criminología de la reacción social lo ha observado; por todos, Alessandro Baratta,
Criminologia critica e critica del diritto penale, Bologna, 1982.
4 Es particularmente demostrativa la parodia judicial y la escandalosa ejecución de Sadam Hussein.
5 Cfr. Kai Ambos, La Parte General del Derecho Penal Internacional, Bases para una elaboración dogmática,
Montevideo, 2005, pág. 62.
6 Cfr. Gerhard Werle, Tratado de Derecho Penal Internacional, Valencia, 2005, págs. 81 y sgts.; Guénaël
Mettraux, Internacional Crimes and “ad hoc” Tribunals, Oxford, 2005, pags. 5 y sgts.; André Huet/Renée
Koering-Joulin, Droit pénal international, París, 1994, págs. 104 y sgts.
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11 Está reconocido por la Constitución argentina desde 1853 (art. 102, actual artíclo 118), lo consagran
especialmente tratados muy antiguos, como el de Derecho Penal Internacional de Montevideo de 1889.
Sus antecedentes se remontan a los Estados Unidos a fines del siglo XVIII. Puede verse una referencia
doctrinaria en el famoso Derecho de Gentes de Vattel (Emer de Vattel, O Direito das Gentes, Universidade
de Brasília, 2004, párrafos 232-233, págs. 155-6).
12 “El punto de partida de todos los sistemas idealistas es la intuición inmediata de lo absoluto e incondicionado”
(cfr. Manuel de Rivacoba y Rivacoba, Krausismo y Derecho, Santa Fe, 1963, pág. 29.
13 Se procede mediante asignación del primero a una ciencia “natural” y del segundo a una “cultural”,
conforme a las premisas filosóficas neokantianas: H. Rickert, Ciencia cultural y ciencia natural, Madrid,
1965.
14 Asi, G. Jakobs, Norm, Person, Gesellschaft, Vorüberlegungen zu einer Rechtsphilosophie, 1999.
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15 El modelo inquisitorial, en que todas las funciones procesales se concentran en el “tribunal”, porque
éste no es imparcial sino que siempre opera para “el bien”, hace que éstos dejen de ser jueces y pasen a ser
policías. En un sentido moderno los inquisidores no eran jueces, como tampoco lo eran los integrantes de
los tribunales políticos “especiales”, como el Volksgericht nazista. Los tribunales de los estados absolutos
siempre son tribunales policiales, órganos administrativos por su dependencia y parcialidad. Un estado de
policía –sociológicamente hablando- es un estado en que las agencias policiales operan sin limitaciones,
sea la Gestapo, la KGB o el servicio de inteligencia de cualquier dictadura. En el mejor de los casos estos
“tribuales” serían meros controles internos de la administración. No eran propiamente jueces los que
ejercían la magistratura en las dictaduras latinoamericanas, aunque los regímenes constitucionales se
vieron forzados a reconocer al valor de sus sentencias por razones de elemental orden público.
16 Es verdad que muchos de estos crímenes se imputan a fuerzas militares, pero también es cierto que, fuera
de los casos en que son auténticos crímenes de guerra, estas fuerzas los han cometido operando funciones
materialmente policiales y no bélicas.
17 En razón de ello postulamos un derecho penal fundado en una teoría negativa o “agnóstica” de la pena
(Zaffaroni-Alagia-Slokar, Derecho Penal, Parte General, Buenos Aires, 2000, págs. 35 y sgts.).
18 En la medida en que el poder jurídico planificado por el derecho penal contiene al poder punitivo el estado
de derecho funciona mejor; cuando éste cede espacio contentor, el estado de derecho se deteriora. In extenso
en: Zaffaroni, Alla ricerca delle pene perdute, Delegittimazione e dommatica giuridico-penale, Napoli,
1994 (trad. de G. Seminara). Esto explica la fragilidad del estado de derecho y del derecho penal que
le es propio, a la que hace referencia Wolfgang Naucke (Über die Zerbrechlichkeit des rechtsstaatlichen
Strafrechts, Nomos, 2000).
19 Cfr. n.trabajo: La rinascita del diritto penale liberale o la Croce Rossa giudiziaria, en Letizia Gianformaggio,
“Le ragioni del garantismo. Discutendo con Luigi Ferrajoli”, Torino, 1993, págs. 383 y sgts.
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10.
(Pero el poder punitivo internacional no previene los
homicidios masivos estatales) Con lo anterior queda dicho
que no aceptamos la supuesta función preventiva del poder
punitivo internacional respecto de futuros crímenes masivos.
Su legitimidad, siempre que se mantenga dentro de cauces
limitados, radica en el restablecimiento de la personalidad
del criminal, conforme al principio básico jushumanista de
que todo ser humano es persona.
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26 Es curioso que siendo los crímenes que mayor número de muertes han causado en el último siglo, haya un
sospechoso silencio de la criminología a su respecto, muy bien destacado por Wayne Morrison,, Criminology,
Civilisation and the New World Order, Oxon-New York, 2006. V. la impresionante tabla con números de
víctimas de págs. 93-94.
27 A tal punto resulta esto cierto que el concepto de bien jurídico, desarrollado por el liberalismo penal como
requisito de ofensividad o lesividad, sufre el efecto de una curiosa alquimia, pues de “bien jurídico
lesionado” pasa a ser “bien jurídico tutelado”, dando por cierto que la norma penal lo “tutela”, cuando
nada verifica que en efecto logre ese objetivo: lo único verificable es que la norma penal prohíbe una
conducta que lo afecte.
28 Al tratar este tema no puede obviarse la riqueza de las contribuciones de Michel Foucault, por ejemplo en
“Bisogna difendere la società”, Feltrinelli, 1998.
29 Sobre el concepto de “glorificación” y su actualidad mediante los medios masivos de comunicación, Giorgio
Agamben, Il Regno e la Gloria, Per una genealogía teologica dell’economia e del governo, Neri Pozza, 2007.
30 El concepto de empresario moral se remonta a Bronislaw Malinowski, Crimen y costumbre en la sociedad
salvaje, Barcelona, 1956.
31 Este éxito se verifica nuevamente con la actual corriente publicitaria vindicativa y el beneplácito de las
poblaciones que reclaman mayores controles y más poder punitivo, satisfecho por políticos irresponsables
y asustados que avanzan en un acelerado camino de destrucción del estado de derecho, mediante un
renacimiento de las legislaciones penales autoritarias y totalitarias. Esta experiencia es casi planetaria, o
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nell’Italia della Controriforma, Sansoni, 1990; Romano Canosa, Storia dell’Inquisizione Spagnola in
Italia, Sapere, 2000; del mismo, Storia dell’Inquisizione in Italia dalla metà del cinquecento alla fine del
settecento, Sapere, 2000; Andrea Del Col, L’Inquisizione in Italia dal XII al XXI secolo, Mondadori, 2006.
35 El primer discurso crítico publicado en una obra especialmente dedicada a esta tarea (pues había sido
precedido por otros jesuitas en obras teológicas generales) apareció en 1631 y fue el del jesuita Friedrich
Spee (Cautio criminalis, Salerno, Roma, 2004). Spee también fue uno de los mejores poetas alemanes
de su tiempo; v. los trabajos compilados en Friedrich von Spee. Dichter, Theologe und Kekämpfer der
Hexenprozesse, herausgegeben von Italo Michele Battafarano, Luigi Reverdito Editore, 1988.
36 Los elementos estructurales del discurso inquisitorial reconocibles en los manuales del siglo XV y aún
anteriores permanecen inalterados: severa punición a quien pone en duda la peligrosidad del enemigo y de
la emergencia, inferioridad humana del enemigo, inmunidad de la agencia al mal, signos prejuiciosos del
mal, lenguaje eufemístico a la hora de enunciar punición, exclusividad de la agencia en el reconocimiento
del mal, etc. Estos elementos aparecen claramente en el Malleus, que es una obra tardía, publicada casi en
el ocaso de la persecución de brujas, pero que resume la experiencia inquisitorial de dos siglos.
37 Se quiebra la diferencia entre poder punitivo y coerción directa administrativa, toda violencia para
desbaratar al enemigo se vuelve legítima por vía de necesidad o de legítima defensa. Este es el discurso
legitimante de la tortura propio de la ideología de la seguridad nacional en el sur de América hace treinta
años y en el norte hoy: anulada la diferencia entre poder punitivo y coerción directa, resulta lo mismo
torcerle el brazo a un sujeto o propinarle una bofetada para quitarle la llave con que desarmar una bomba
atada a la cuna de un bebé, que organizar y planificar el sometimiento a dolor de un miembro de una
banda para desbaratarla.
38 En la cit. obra fundacional de Spee pueden verse los elementos críticos al poder punitivo que tienen
vigencia hasta el presente: indiferencia de la autoridad política ante los abusos de las agencias; corrupción
y extorsiones por parte de éstas; desinformación de la población; abulia y reiteración de prejuicios por los
teóricos; eufemismos encubridores para aplicar torturas; condena a inocentes; selectividad en razón de
vulnerabilidad; interpretación aberrante de los signos de victimización; asignación de dotes especiales de
resistencia a la víctima; reproducción del sistema, etc.
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39 La palabra alemana Schuld significa culpa pero también deuda: Schuldrecht es el derecho civil de las
obligaciones. En castellano la palabra deuda tenía también el sentido de culpa, que conservaba en la vieja
versión del Padrenuestro: perdónanos nuestras deudas decía.
40 Sobre este concepto y la libertad como valor de cambio, Massimo Pavarini, Introduzione a … la
Criminologia, Firenze, 1980, págs. 19 y sgts.; también Dario Melossi/Massimo Pavarini, Carcere e fabbrica.
Alle origini del sistema penitenciario, Bologna, 1979, pág. 109.
41 Más que una relación entre el derecho penal y el constitucional, en el estado de derecho hay una dependencia
recíproca, pues cuando el derecho constitucional no provee al penal de sus principios contentores, éste
pierde su principal función, y cuando el derecho penal no cumple su función contentora el constitucional
pierde vigencia.
42 Es común a casi toda la psiquiatría la afirmación de que la idea delirante consiste en un “juicio erróneo
incorregible”, siendo el origen morboso lo que lo distingue de otros juicios erróneos (cfr. M. Reichardt,
Psiquiatría General y Especial, Madrid, 1958, pág. 37). No es sencillo establecer en qué consiste el “origen
morboso”. Por otra parte, se destaca que en la personalidad paranoica existe la tendencia a proyectar sobre
los demás aquello que su yo no acepta (cfr. Antonio Seva Díaz, Psiquiatría Clínica, Barcelona, 1979, pág.
376).
43 Cfr. James Hillman, La vana fuga degli dei, ADELPHI, 1991, pág, 78.
44 Idem, pág. 83.
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17. (Se trata de una tesis amoral que explota la psicosis) Por
amoral51 que sea esta teorización, lo cierto es que se funda
45 Cfr. Peter Häberle, Europäische Rechtskultur, Suhrkamp, 1997.
46 Nos referimos a las tesis de Carl Schmitt, Der Begriff des Politischen, 1932; trad. castellana: México 1985,
Madrid, 2005.
47 Así, Schmitt, op. cit., Madrid, 2005, pág. 82.
48 Schmitt ve en eso la esencia misma del poder soberano: “Soberano es quien decide sobre el estado de
excepción”, es decir, quien tiene el poder de elegir al enemigo (Teología política, Buenos Aires, 2005, pág.
23).
49 Esto lo expone Schmitt más claramente en Der Leviathan in der Staatslehre des Thomas Hobbes, 1938 (El
Leviatán en la teoría de Thomas Hobbes, México, 1997).
50 Característica de los delirios es que no son influibles por la experiencia y por las conclusiones irrefutables
(cfr. Kart Jaspers, Psicopatología General, Buenos Aires, 1963, p. 119.
51 La minimización de la responsabilidad como partícipe intelectual del autor de esta tesis, tal vez haya sido
sincera, porque no es posible demostrar que haya “causado” nada, toda vez que se limitaba a legitimar
lo que se estaba cometiendo, aunque no siempre en los hechos esto haya sido verdad. V. sus argumentos
defensivos en la temprana posguerra en Carl Schmitt, Risposte a Norimberga, a cura di Helmut Quaritsch,
Laterza, 2006.
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75 El eufemismo siempre es una forma de lenguaje encubridor, propio de todo poder punitivo de modelo
inquisitorial; Spee lo hacía notar cuando los inquisidores llamaban confesión voluntaria a la que prestaba
la mujer después de haber sido colgada y descoyuntada, y no voluntaria sólo cuando se aplicaban otras
torturas.
76 Sigmund Freud, Totem und Tabu, Einige Übereinstimmungen im Seelenleben der Wilden und der
Neurotiker (1912-1913), en “Kulturtheoretische Schriften”, Fischer Verlag, 1974, págs. 287 y sgts.
77 En la antropología fueron los culturalistas boasianos quienes en principio rechazaron en general las
concepciones de Freud, pero incluso los investigadores que siguieron sus pasos, como el húngaro Géza
Róheim abandonaron la idea de la memoria filogenética del parricidio primordial, al igual que la posterior
síntesis de Kardiner (sobre esto: Marvin Harris, El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las
teorías de la cultura, Madrid, 1983, págs. 370 y sgts.
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que es extraña pero no del todo diferente88 y que por eso puede
encarnar el mal de toda la sociedad, la violencia de todos sus
integrantes, sin importar si es culpable o inocente89. En definitiva,
la culpabilidad o la inocencia de la víctima expiatoria no decide
su capacidad de canalización de la venganza: el primitivo no
se preocupa por la culpabilidad, porque teme que apelando a
ella alimente la violencia, por eso se ocupa sólo de la idoneidad
canalizadora de la víctima90. Aunque para nosotros esto es un
signo de inferioridad cultural y la subestimación del elemento
subjetivo de la infracción pertenece a un derecho penal salvaje,
algo parecido recomienda la teoría política que estimula la
paranoia absolutista del estado, pero porque quiere tener las
manos libres para canalizar o estimular más y mejor la venganza.
De cualquier manera, todos creerán verificada la culpabilidad de
la víctima cuando después de matarla vuelva la paz y el orden91.
88 Este requisito se cumple incluso en caso de que el desplazamiento sea sobre animales, que deben antes ser
domesticados y compartir la vida de la sociedad (cfr. Girard, Delle cose, cit., pág. 93).
89 Cfr. Girard, La violenza, cit, pág. 17
90 Asi, Girard, La violenza, cit., pág. 40.
91 Cfr. Girard, Delle cose, cit., pág 72.
92 Cabe pensar que no siempre se completa el círculo cuando se reitera la experiencia originaria, pues
tampoco siempre la víctima tiene las condiciones para volverse sagrada; no obstante, la experiencia indica
que son muchos los casos en que esto ocurre, como lo prueban las múltiples santificaciones de delincuentes
–en general ataviados con condiciones de Robin Hood- que hacen “milagros” en América Latina.
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(El sistema penal desbordado pretende recuperar su
legitimidad ejecutando la venganza) Si lo religioso intenta
desviar la venganza y el sistema penal a manipularla, lo cierto
es que cuando se llega a la crisis -cuando la desmitificación
neutraliza la desviación de la venganza o la capacidad de
canalización penal es desbordada-, la sociedad moderna
reitera el proceso, con la particularidad de que las agencias del
mismo sistema penal ejecutan la venganza sobre la víctima
expiatoria sin ninguna racionalidad y, además, asignando ese
papel canalizador a un grupo o masa humana.
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97 V. Marc Ferro (dir.), El libro negro del colonialismo, Siglos XVI a XXI: Del exterminio al arrepentimiento,
Madrid, 2005; del mismo, La colonización, Una historia global, México, 2000.
98 V. Robert Jaulin, El etnocidio a través de las Américas, México, 1976; Antonello Gerbi, La naturaleza de las
Indias Nuevas, De Cristóbal Colón a Gonzalo Fernández de Oviedo, México, 1978.
99 V. Thomas Hugh, La trata de esclavos. Historia del tráfico de seres humanos de 1440 a 1870, Barcelona,
1998; Walter Rodney, De cómo Europa subdesarrolló a África, México, 1982; Diego Luis Molinari, La trata
de negros. Datos para su estudio en el Rio de la Plata, Buenos Aires, 1944; Hubert Lechamps, Storia Della
trata dei negri, Mondadori, 1971; Joseph E. Inikori, La trata negrega del siglo XV al XIX, Barcelona, 1981.
100 Sobre ello, el detenido análisis de Wayne Morrison, op.cit.; y la novela de Joseph Conrad, Heart of Darkness,
Firenze, 2005.
101 Sobre el papel del colonialismo en la Revolución Industrial, G. D. H. Cole, Introducción a la historia
económica, México, 1963.
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102 La similitud entre los colonizados y los criminales natos fue sostenida por Cesare Lombroso, que describía
a los últimos como portadores de caracteres mogoloides y africanoides (L’uomo delinquente, 3ª ed., Torino,
1884, págs. 248 y 295).
103 Comúnmente –escribe Kant- se admite que nadie puede hostilizar a otro, a no ser que éste haya agredido
de obra al primero. Es muy exacto cuando ambos viven en el estado civil y legal. Pues por el sólo hecho de
haber ingresado en el estado civil, cada uno da a todos los demás las necesarias garantías; y es la autoridad
soberana la que, teniendo el poder sobre todos, sirve de instrumento eficaz de aquellas garantías. Pero el
hombre –o el pueblo- que se halla en el estado de naturaleza, no me da esas garantías y hasta me lesiona
por el mero hecho de hallarse en ese estado de naturaleza; en efecto, está junto a mi, y aunque no me
hostiliza activamente, es para mi la anarquía de su estado una perpetua amenaza. Yo puedo obligarle,
o bien a entrar conmigo en un estado legal común, o a apartarse de mi lado (Zum ewigen Frieden en
Werkausgabe, herausgegeben von W. Weischedel, Frankfurt, 1977, T. XI pág. 203).
104 Girard, La violenza, cit., pág. 126.
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108 Desde los años ochenta el sistema penal de los Estados Unidos se ha agigantado en forma inaudita, siendo
el país que mayor índice de prisionización ha alcanzado, lo que utiliza también como prenda de cambio
para regular su tasa de empleo (quita del mercado a los presos y demanda servicios para mantener el
sistema penal).
109 El actual sistema penal de los Estados Unidos nada tiene que ver con su tradición anterior a los años
ochenta del siglo pasado, en que presentaba índices de prisionización estables desde un siglo y medio antes.
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nombra de Jesucristo, que murió en un instrumento de tortura del sistema penal de su tiempo? Cristo no
es un guerrero, sino todo lo contrario. Simplemente, se le inventó un enemigo (Satanás) guerrero al frente
de un poderoso ejército (de diablos y diablesas) que le declaraba la guerra, en la cual se valía de toda clase
trampas sucias. Satanás era el jefe rebelde que no respetaba las reglas de la guerra de los caballeros, fue el
“partisano” de Schmitt en la edad media y en lucha con Cristo.
114 Bodin parece aconsejar hacer la guerra externa para evitar la civil; así interpretaba la historia de Roma:
“Mas después de haber los romanos en parte sujetado a los pueblos de Italia, y en parte confederándose
con ellos , y, viendo que no podían vivir en la ciudad sin disensiones civiles, hallaron que para seguridad
de su República era bien buscar, y aún fabricar, nuevos enemigos, ordenando triunfos, grados y premios
a los capitanes valerosos” (Juan Bodino, Los Seis Libros de la República, traducidos de lengua francesa y
enmendados católicamente por Gaspar de Añastro Isunza, Madrid, 1992, Libro V, Cap. V, t. II, pág. 904);
sobre esto: M. E. Lerminier, Introducción General a la Historia del Derecho, Barcelona, 1840, pág. 97.
115 Cfr. Giuseppe Mammarella, L’America da Roosevelt a Reagan. Storia degli Stati Uniti dal 1939 a oggi,
Laterza, 1986.
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Desmitificación de un concepto, Lima, 2006; Federica Resta, Nemici e criminali, Le logiche del controllo,
en “L’Indice Penale”, 2006; Fernando Villamar Lucía, Una aproximación al derecho penal del enemigo,
La Paz, 2007; los trabajos publicado en el número monográfico 4 de 2006 de “Questione Giustizia”; J. L.
González Cussac, El renacimiento del pensamiento totalitario en el seno del estado de derecho: la doctrina
del derecho penal del enemigo, en “Revista Penal”, La Ley, Madrid, 2007, 19, págs. 52 y sgts.; K. H. Gössel,
Réplica del derecho penal del enemigo, en la misma, nº 20, págs. 89 y sgts.
120 La expresión völkisch suele traducirse como populismo. Su traducción más exacta sería populacherismo,
pues importa una subestimación grave del pueblo mediante la explotación y profundización de los peores
prejuicios de una sociedad. El populismo es una corriente política que presenta luces y sombras, pero que
en América Latina ha posibilitado la incorporación de importantes y amplios sectores de la población a
la ciudadanía. Hubo populismos que emplearon técnicas völkisch, como también la usaron corrientes de
otros signos políticos con apariencia de mayor coherencia ideológica.
121 ¿Qué necesitan hoy los que suben al poder aparte una Buena tropa, aguardiente y salchichón? Necesitan el
texto (André Glucksman, Los maestros pensadores, Barcelona, 1978, pág. 43).
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122 Gresham M. Sykes and David Matza, Techniques of neutralization: a theory of delinquency, en “American
Sociological Review”, 1957, 22, p. 664-670; reproducido en “Criminological Perspectives. Essential
Readings”, editado por MacLaughlin, Muncie, Hughes, Londres, 2005, págs. 231-238.
123 Quizá uno de los factores de esta omisión haya sido, precisamente, la necesidad de renunciar a su
pretendida “neutralidad valorativoa” o “ideológica”.
124 Cabe aclarar que entendemos por “ideología” a un cierto sistema de ideas, sin asociar la expresión a
valoraciones negativas ni a encubrimientos. En cada caso será la crítica ideológica la que pondrá de
manifiesto si la ideología es racional, paranoica o encubridora.
125 Ideologías de superioridad racial, de jerarquización de seres humanos, de seguridad nacional, de
destrucción de los límites del estado de derecho, legitimantes de la tortura, etc.
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126 La ideología de seguridad nacional se caracteriza por inventar “guerras”, con el pretexto de ser “guerras
anómalas”, o sea, “guerras sucias”, y por ende no sujetas a las leyes de la guerra entre “caballeros” (que
serían las únicas obligadas a respetar el derecho de Ginebra) y tampoco al derecho penal por ser guerras.
Es decir que, por ser “guerras” y por ser “sucias” quedan en un espacio hueco fuera del derecho, libre de
normas limitadoras. La tesis de la “guerra sucia” fue elaborada por los mandos franceses en Indochina y en
Argelia y luego difundida a los Estados Unidos y a la Argentina (Cfr. Marie-Monique Robin, Escuadrones
de la muerte. La escuela francesa, Buenos Aires, 2005; la más dura crítica a esta política corresponde a la
pluma de Jean Paul Sastre, en el célebre prólogo a Franz Fanon, Los condenados de la tierra, México, 1965;
la teorización más fina de esta política genocida la llevó a cabo Carl Schmitt en velada defensa del jefe de
la organización terrorista OAS, Raoul Salam, en una conferencia pronunciada en 1962 en España: Teoria
del partigiano. Integrazione al concetto del politico, Milano, 2005).
127 Creemos que el contenido pensante del saber jurídico-penal ha sufrido alternativas: del alto nivel alcanzado
en el siglo XIX, comenzó a decaer a fines de ese siglo para llegar hasta el vaciamiento casi total, que acabó
en algunas legitimaciones vergonzosas de los peores crímenes del siglo XX, para renacer en la posguerra.
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CULPABILIDAD POR LA VULNERABILIDAD
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doctrinas europeas128.
128 Por ejemplo, el naturalismo positivista normativizado puede verse en GRISPIGNI, Filippo, Derecho penal
italiano, trad. castellana de Isidoro DE BENEDETTI, Buenos Aires, 1949; FLORIAN, Eugenio, Parte
Generale del Diritto Penale, Milano, 1934; en el derecho holandés, G. A. VAN HAMEL, Inleiding tot de
studie van het Nederlansche Strafrecht, Haaarlem, 1927; el normativismo en BETTIOL, Giuseppe, Diritto
Penale, Padova, 1982; el finalismo en autores como LATAGLIATA, SANTAMARÍA, etcétera.
129 Podrían clasificarse todas las teorías remitiéndose a la clasificación que parece originaria de Anton BAUER,
Die Wahrnungstheorie nebst einer Darstellung und Beurtheilung aller Strafrechtstheorien, Göttingen, 1830.
130 Sobre el ocultamiento de la pena en el positivismo advertía Karl BINDING, Normen, II, p. 464.
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Culpabilidad por la Vulnerabilidad
131 Cf. JHERING, Rudolf von, L’esprit du Droit Romain dans les diverses fases de son devéloppement, París,
1877; PASINI, Dino, Ensayo sobre Jhering, Buenos Aires, 1962; WOLF, Erik, Grosse Rechtsdenker der
deutschen Geistesgechichte, Tübingen, 1951, p. 616.
132 FERRI, Enrico, Principii di Diritto Criminale, Torino, 1928.
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Culpabilidad por la Vulnerabilidad
13. Pero la conexión punitiva sobre la base del poder hacer otra
cosa, del Können, entendida como el reproche fundado en la
exigibilidad de otra conducta (FREUDENTHAL)141 y limitado
estrictamente a la conducta típica y antijurídica (culpabilidad
de acto pura), lleva a soluciones opuestas a las de la vieja
peligrosidad positivista. Entre otras cosas los reincidentes y
los habituales son menos culpables (reprochables) que los
primarios.
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Culpabilidad por la Vulnerabilidad
20.
En la versión que combina el funcionalismo con el
normativismo de Marburg y una alta dosis de hegelianismo152
se da el nombre de culpabilidad a un juicio que se establece
en el delito, pero que para nada toma en cuenta al agente
concreto, salvo que se trate de un enfermo mental, al que se
excluye en razón de que no lesiona la confianza en el sistema.
La conexión punitiva se establece mediante la necesidad de
renormalización (devolución de la confianza pública en el
sistema)153, generada por el ilícito, según los principios de la
prevención general positiva154.
57
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25.
Esta constatación provoca un vaciamiento ético de la
doctrina jurídico penal. Incluso los planteos tradicionales que
elaboraban la conexión punitiva por la vía de la culpabilidad
de acto, quedan huérfanos de eticidad material, limitándose
a recoger sólo la forma de la ética tradicional: el reproche
pierde legitimidad ética cuando se le formula sólo a unos
pocos seleccionados entre los más vulnerables.
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Culpabilidad por la Vulnerabilidad
59
E. Raúl Zaffaroni
31.
No cabe rechazar esta forma argumentando que la
autodeterminación no es verificable163. Además de que el
determinismo tampoco lo es, lo cierto es que interactuamos
socialmente como autodeterminados y que cada persona en
diferentes circunstancias concretas (constelación situacional)
tiene sólo cierto catálogo de posibles conductas164. También
es verificable que la antropología jurídica, constitucional y
iushumanista, se apoya en la autodeterminación humana (la
persona y la soberanía popular serían inexplicables de otro
modo).
162 LEYRET, Henry, Les jugements du Président Magnaud réunis et commentés, París, 1904; trad. castellana
de D. DÍEZ ENRÍQUEZ, Las sentencias del Magistrado Magnaud reunidas y comentadas por Henry
Leyret, Madrid, 1909.
163 El prejuicio, en alguna forma, fue asumido también por la propia criminología marxista de comienzos del
siglo XX; así BONGER, W., Criminality and Economic Condition, New York, 1916 (reed. 1967).
164 Esta idea se expresó hace décadas con suficiente claridad por el administrativista A. MERKL, Teoría
General del Derecho Administrativo, México, 1980.
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169 Sobre este concepto DE MAGLIE, Cristina, L’agente provocatore. Un’ indagine dommatica e político
criminale, Milano, 1991.
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40. Queda claro, pues, que los tipos penales describen conductas,
pero sabiendo que los tipos de acto abren en la práctica
un espacio de arbitrariedad para seleccionar personas. El
discurso penal es de acto, pero el ejercicio del poder punitivo
es de autor172. La inflación de leyes penales es en la realidad
operativa del sistema penal una forma de aumentar la práctica
de un poder selectivo de autor.
170 Este esfuerzo debe reconocérsele contemporáneamente a KÖHLER, Michael, Strafrecht, Allg. Teil,
Berlín, 1997, p. 348.
171 Sobre ello, THOREL, Gianpaolo, Contributo ad una etica della colpevolezza, en Studi sulla colpevolezza
a cura di L. MAZZA, Torino, 1990, p. 149. colpevolezza, en Studi sulla colpevolezza a cura di L. MAZZA,
Torino, 1990, p. 149.
172 Sobre la razón de estado: SETTALA, Ludovico, La razón de estado, México, 1988; MEINECKE, Friedrich,
La idea de la razón de estado en la edad moderna, Madrid, 1983; FOUCAULT, Michel, El origen de la
tecnología del poder y la razón de estado, en “Revista Siempre”, México, 1982.
173 Sobre ello el conocido libro de STIGLITZ, J., El malestar en la globalización, 2002; aunque resulte un
tanto exagerado, la similitud del poder planetarizado con el apartheid es sugestiva: así FALK, Predatory
Globalization. A critique, Polity Press, 1999.
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50.
Teniendo en cuenta que el esfuerzo jurídico colisiona
constantemente con las fuerzas del estado de policía, resulta
racional que el derecho penal reproche el esfuerzo personal
65
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51. Por otra parte es verificable que las agencias jurídicas disponen
de mayor espacio de contención cuando este esfuerzo ha
sido menor y viceversa. Esta relación inversa entre esfuerzo
personal por alcanzar la situación de vulnerabilidad y espacio
de poder reductor no puede negarse aduciendo ejemplos de
presión política o de corrupción, pues éstos sólo demuestran
que el sujeto no ha perdido su bajo nivel de vulnerabilidad
originario. Nos referimos a supuestos donde las agencias
jurídicas operan sin esas interferencias.
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174 Sobre este concepto DE MAGLIE, Cristina, L’agente provocatore. Un’indagine dommatica e político
criminale, Milano, 1991.
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DERECHO PENAL Y PROTESTA SOCIAL 178
178 Originalmente publicado en Urquizo Olaechea, José (Director), “Modernas tendencias de dogmática penal
y política criminal. Libro homenaje al Dr. Juan Bustos Ramírez”, Ed. Idemsa, Lima, 2007, pp. 1061-1077.
Texto ordenado de las notas de la intervención en la mesa redonda convocada por la Universidad de
Salamanca (Sede de Buenos Aires) y de la teleconferencia con la Universidade Federal do Paraná
(Curitiba), en agosto de 2005. Destinamos este trabajo al homenaje a nuestro querido colega chileno,
el Prof. Juan Bustos Ramírez, que además de destacadísimo científico es un infatigable luchador que ha
sufrido asilo diplomático en Chile, prisión en la Argentina y largos años de exilio en Alemania y España,
por defender sus ideas y la dignidad de su Pueblo frente a una despiadada dictadura. Nos sentimos muy
felices por su reincorporación a Chile, por su vuelta a la Cátedra y, especialmente, porque su Pueblo lo ha
elegido y reelegido diputado, y nos alegra mucho más aún, comprobar que estos hechos –ni los malos ni
tampoco los buenos- le han hecho ceder en sus ideales.
179 Desde las manifestaciones antiglobalización europeas hasta organizaciones mucho más específicas y
articuladas, como en Brasil. Sobre ello: Bernardo Mancano Fernández, MST formacao e territorializacao
em Sao Paulo, Sao Paulo, 1999; José Carlos Garcia, De sem.rosto a cidadao, Rio de Janeiro, 1999; Roseli
Salete Caldart, Pedagogía do Movimento Sem Terra, Petrópolis, 2000.
180 Sobre ello, CELS, El Estado frente a la protesta social 1996-2002, Buenos Aires, 2003.
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Derecho Penal y Protesta Social
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porque éstas se convierten en bandera y publicidad de las
injusticias que padecen. No siempre –ni mucho menos- en las
protestas sociales se busca afrontar las consecuencias para
evidenciar las injusticias, sino que se persiguen soluciones a los
conflictos mediante la intervención de las propias autoridades. La
protesta misma es la forma de llamar la atención pública y de las
autoridades sobre el conflicto o las necesidades cuya satisfacción
se reclama.-
187 Sobre la no violencia en general, Michael N. Nagler, Per un futuro nonviolento, Milano, 2005; no obstante,
en la Argentina existen ejemplos claros de no violencia, como las Madres y la Abuelas de Plaza de Mayo.
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2. La protesta no institucional
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193 El que, sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal
funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicación, de
provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas, será reprimido con prisión de tres meses a
dos años. En el sentido de la tipicidad, Sala 1, C.N.Cas.Penal, JA, 2002-IV, p. 375 y nuestra nota, en la
misma, p. 384.
194 Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni
perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados.
Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no
prohíbe.
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195 Serán reprimidos con prisión de uno a cuatro años: 1) Los individuos de una fuerza armada o reunión
de personas, que se atribuyeren los derechos del pueblo y peticionaren a nombre de éste (artículo 22 de la
Constitución Nacional). El artículo 22 de la Constitución Nacional dice: El pueblo no delibera ni gobierna,
sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada
o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito
de sedición.
196 Será reprimido con prisión de quince días a un año, el que resistiere o desobedeciere a un funcionario
público en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la persona que le prestare asistencia a requerimiento de
aquél o en virtud de una obligación legal.
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197 Será reprimido con prisión de un mes a un año, el que hiciere públicamente y por cualquier medio la
apología de un delito o de un condenado por delito.
198 Henry D. Thoreau, Desobediencia civil y otros escritos, Madrid, 1994.
199 Será reprimido con prisión o reclusión de tres a diez años el que tomare parte en una asociación o banda
de tres o más personas destinada a cometer delitos por el solo hecho de ser miembro de la asociación. Para
los jefes u organizadores el mínimo de la pena será de cinco años de prisión o reclusión.
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Discurso de apertura de Eugenio Raúl Zaffaroni en el
Congreso Latinoamericano de Derecho Penal, Procesal Penal
y Criminología. Universidad de la Matanza, 5 de noviembre de
2013.
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Conferencia en Congreso de Derecho Penal
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CRIMINOLOGÍA*
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201 Cohen, Stanley, “Human Rights and Crimes of the State: the Culture of Denial”, Australian and New
Zealand Journal of Criminology, 1993, p. 97; reproducido en Mac- Laughlin et al. (eds.), Criminological
Perspectives. Essential Readings, Londres, 2005, p. 542.
202 Cohen, Stanley, States of Denial. Knowing about Atrocities and Suffering, Oxford, Polity Press, 2001.
203 Para una vision de conjunto véase Ternon, Yves, L’État criminel. Les Génocides au XXe. Siecle, París, Seuil,
1995.
204 Dadrian, Vahakn N., The History of the Armenian Genocide. Ethnic Conflict from the Balkans to Anatolia
to the Caucasus, Oxford, Berghahn Books, 1995.
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El Crimen de Estado como Objeto de la Criminología
205 Sobre ello, en su momento, Taylor, Ian et al., The New Criminology. For a Social Theory of Deviance,
Londres, 1973; Inciardi, James A. (ed.), Radical Criminology. The Coming Crises, Londres, 1980; Traverso,
G. B. y Verde, A., Criminologia crítica. Delin- quenza e controllo sociale nel modo di produzione
capitalistico, Padova, 1981; Baratta, Alessandro, Criminologia critica e critica del diritto penale, Bologna,
1982; Pavarini, Massimo, Introduzione a la criminologia, Firenze, 1980; para una valoración retrospectiva
de conjunto, véase Larrauri, Elena, La herencia de la criminología crítica, México, 1992.
206 No prentendemos tampoco negar su vigencia, demostrada con sus últimos aportes y su propia autocrítica:
Carrington, Kerry y Hogg, Russell (eds.), Critical Criminology. Issues, Debates, Challenges, Willan
Publishing, Devon, 2002.
207 Puede verse el nuevo planteamiento de Morrison, Wayne, Criminology, Civiliza- tion and the New World
Order, Oxon, 2006.
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eliminación de enfermos psiquiátricos o del personal
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militar
de la frontera de República Democrática Alemana, alegando el
condicionamiento de su formación en regímenes autoritarios. De
cualquier modo, es frecuente la negación de la responsabilidad
atribuyéndola a las circunstancias extraordinarias en que deben
actuar y que fueron provocadas por otros.
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220 Gobineau, Arthur de, Essai sur l’inegalité des races humanines, París, 1967; Chamberlain, Houston
Stewart, Die Grundlagen des Neunzehnten Jahrhunderts, Munich, 1938; Rosenberg, Alfred, Der Mythus
des 20. Jahrhunderts, Munich, 1943.
221 Sprenger, Jakob y Krämer, Heinrich, El martillo de las brujas, Valladolid, 2004.
222 Brion Davis, V. David, O problema da escravidao na cultura occidental, Rio de Janeiro, 2001.
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224 Su defensa de esta imputación puede verse en Schmitt, Carl, Risposte a Norimbega a cura di Helmut
Quaritsch, Laterza, 2006.
225 Garofalo, R., Criminología, 2a. ed., Turín, 1891.
226 Binding, K. y Hoche, A., Die Freigabe der Vernichtung Lebensunwerten Lebens, Leipzig, 1920.
227 Grispigni, Filippo y Mezger, Edmondo, La riforma penale nacionalsocialista, Milán, Dott. A. Giuffrè, 1942.
228 Muñoz Conde, Francisco, Edmund Mezger y el derecho penal de su tiempo. Estudios sobre el derecho
penal del nacionalsocialismo, 4a. ed., Valencia, 2003.
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229 Cfr. Robin, Marie-Monique, Escuadrones de la muerte. La escuela francesa, Buenos Aires, 2005.
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EL DERECHO LATINOAMERICANO EN LA FASE
SUPERIOR DEL COLONIALISMO 230
Resumen
230 El presente texto es el trabajo de incorporación como Académico Correspondiente Extranjero a la Academia
Nacional de Ciencias Jurídicas de Bolivia, remitido a su Presidente Académico, Dr. D. Ramiro Moreno
Valdivieso, en enero de 2015. Lo dedico, con el más profundo agradecimiento, a todos los que tuvieron
la inmensa generosidad de organizar despedidas, participar y expresar juicios y deseos respecto de mi
persona, con motivo de mi alejamiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en especial en el curso
del mes de diciembre de 2014. Al mismo tiempo, les ruego que disculpen que no los mencione en particular,
pues seguramente incurriría en omisiones, pero tengan la seguridad de mi eterna deuda de gratitud para
todos y cada uno de ellos y ellas, como también de mi particular afecto.
Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires. E-mail: eraulzaffaroni@gmail.com.
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233 Zaffaroni, E. R. (2011). La Pachamama y el humano, ilustrado por Rep, con prólogo de Osvaldo Bayer y
epílogo de Matías Bailone, Bs. As.: Ediciones Madres de Plaza de Mayo. Desde lo sociológico, las
cosmovisiones religiosas son síntesis culturales.
234 Hegel, G.W.F. (1980). Lecciones de filosofía de la historia universal, Madrid: Alianza, p. 169.
235 Idem, p. 177.
236 Idem, p. 596.
237 Idem, p. 354.
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parcialmente244.
244 El neocolonialismo tuvo una versión africana, en la que reprodujeron violentamente los métodos del
colonialismo originario. En el congreso de Berlín de 1885 –convocado por Bismarck- las potencias se
dividieron el África subsahariana para su ocupación territorial, incluyendo a potencias que no habían
sido colonialistas hasta ese momento, pero que en cuanto a crueldad y genocidios no le fueron en zaga a las
tradicionales. Leopoldo II de Bélgica sometió a esclavitud a los habitantes del Congo y se calcula que mató
a dos millones y medio de personas en su despiadada campaña de extracción de caucho. A principios del
siglo pasado, el imperio alemán extinguió a los hereros en Namibia.
245 Cabe aclarar que la soberanía popular era de hecho discutible incluso en Gran Bretaña y en los Estados
Unidos, donde durante mucho tiempo el acceso al derecho al voto fue bastante selectivo, sin contar con que
sólo correspondía a los hombres, o sea que, hasta bien entrado el siglo XX las mujeres no eran parte del
Pueblo soberano.
246 Cfr. Valadés, José C. (1987). El Porfirismo, Historia de un régimen, México: UNAM.
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266 La expresión se usó por vez primera por el Colegio de Francia en 1838, en la convocatoria a un concurso,
que dio por resultado la obra de Fregier, cfr. nuestro trabajo Zaffaroni, E. R. (2004). “Las clases peli el
fracaso de un discurso policial prepositivista”In. El penalista liberal, Homenaje a Manuel de Rivacoba
y Rivacoba, Buenos Aires, Depalma; reproducido en Seqüência, Revista do Curso de Pós-Graduação em
Direito da Universidade Federal de Santa Catarina (2005), ano XXV, n. 51, dez.
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267 Las maniobras de administración fraudulenta de estos bancos no son observadas ni detenidas por los
bancos centrales ni por ninguna otra autoridad de control, que se muestran ineficaces para detectar groseras
manipulaciones, sea por incapacidad, inoperancia, negligencia o complicidad (cfr. n. Zaffaroni, Eugenio
Raúl (2014). “El rol del derecho penal.InRevistay deladerechocrisispenaly fina criminología, Bs. As.: La
Ley, diciembre, p. 3-12; importante es la obra de Naucke, Wolfgang (2012). Der Begriff der politischen
Wirtschaftsstraftat –Eine Annährung, Berlín).
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y el Caribe y 5 en África272.
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del Zar. Por el contrario, “hoy se fomentan las contradicciones entre los
propios excluidos y entre éstos y las fajas recién incorporadas”274. Desde
hace tiempo observamos -y las cifras disponibles confirman- que
los criminalizados, los victimizados y los policizados, se seleccionan de
las mismas capas sociales carenciadas o de las más bajas incorporadas
o semi-incorporadas. El fomento de la conflictividad entre los más
pobres potencia una violencia letal que ahorra la mayor parte de la tarea
genocida que otrora practicaban las agencias estatales, al tiempo que
obstaculiza la concientización, la coalición y el protagonismo político
coherente y organizado de los excluidos.
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279 Cfr. Nuestra obra publicada en Italia: Zaffaroni, E.R.; Caterini, M. (2014). La sovranità mediatica, una
riflessione tra ética, diritto ed economia, Padova: CEDAM. En particular allí, Zaffaroni / Bailone: Delito y
espectáculo. La criminología de los medios de comunicación.
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281 Hace pocos meses un partido político mexicano hacía su propaganda de lucha contra el secuestro, lo que
demostraba por haber conseguido que este delito fuese penado con 120 años de prisión. En otros casos no es
tan evidente la falta de mínima seriedad, pero no por eso son menos ridículos loe argumentos.
282 En algunos países, como Honduras, se imponen pruebas vejatorias de confianza (fidelidad) a policías y
hasta a jueces y fiscales, como someterlos al polígrafo, con lo cual se crea una nueva demanda de servicios,
de licitaciones y de compras directas. Algo parecido sucedió con el uso de este artificio sobre funcionarios
mexicanos.
283 No disponemos de cifras actualizadas de muertes carcelarias en la región, pero desde siempre se ha sabido
que multiplican varias veces los índices que corresponden a la misma faja etaria.
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285 En la Argentina, por ejemplo, ha aumentado notoriamente el número de vehículos automotor, pero en
los noventa, con la euforia de privatizaciones y desmantelamiento del estado, se desarmó la red ferroviaria
que transportaba cargas, de modo que mercaderías, personas y los muchos más vehículos, circulan ahora
por la misma red vial, que si bien ha sido considerablemente mejorada, no alcanza para brindar seguridad
a todo el transporte terrestre intensísimo. No es necesaria mayor perspicacia para darse cuenta de que esto
es causa del mayor número de muertes prematuras en el tránsito.
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Menos estudiadas están las razones por las que los medios
monopólicos u oligopólicos imponen su realidad entre las capas
medias y, especialmente, en las de más reciente incorporación o
aún no del todo incorporadas.
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290 En verdad, esta clasificación está un poco pasada de moda, aunque se la repite en los textos más clásicos.
Hoy tiende a admitirse que los Derechos Humanos deben considerase conglobadamente.
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291 Podemos remontarnos a la revolución de Túpac Amaru, a los comuneros colombianos, a los brotes bahianos
en Brasil, a los quilombos de esclavos fugados, etc.
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292 El romanticismo jurídico de la escuela histórica de Savigny no hizo más que retrasar sin sentido la
codificación civil alemana, en tanto que su desarrollo nazista patológico llegó al disparate criminal
del famoso opúsculo de Nicolai, Helmut (1932). Die rassengesetzliche Rechtslehre, Grundzüge einer
nationalsozialistischen Rechtsphilosophie, München, cuya lectura siempre es altamente aleccionadora
respecto de este riesgo, por la desorbitada cantidad de insólitos absurdos que contiene, que hablan casi de
un mundo psicótico en su autor, aunque clínicamente no lo fuese.
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294 Así lo hizo el neokantismo, especialmente durante los años del nazismo, aunque no fue sólo esta corriente
que llegó a ese extremo.
295 Es interesante la comparación con Alemania, mostrada como ejemplo de confianza en el derecho. Alemania
pasó por el imperio, la revolución de 1918, la República de Weimar, el nazismo, la derrota y la ocupación
que la partió en cuatro zonas, la confrontación entre la República Federal y la Democrática y la
reunificación, en poco más de setenta años. Pero cada uno de esos regímenes se presentó con su propia cara,
buena o mala, sin disfrazarse. Algo parecido puede decirse de casi tosa Europa: ni Mussolini, ni Stalin ni
Franco se presentaron con la careta de liberales y republicanos. En nuestra región, todos se presentaron con
la máscara de la república, de la democracia, de la restauración del derecho, etc. Basta leer las proclamas
de todos nuestros golpes de estado. Sin salir de la Argentina, en nombre del derecho se bombardeó la
Plaza de Mayo, se fusiló sin proceso, se derogó la Constitución de 1949 por decreto, se convocó a una
Constituyente sin ejercicio del poder preconstituyente, se proscribieron partidos mayoritarios (radicalismo
y justicialismo), se destituyeron y se nombraron jueces masivamente y, finalmente, se cometió el genocidio
de los setenta.
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296 Se trata de una fuerte contradicción en la formación de nuestro derecho, que ha dejado una rémora de
resistencia a la constitucionalización, en beneficio de la sacralizad de la norma infraconstitucional.
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298 En ese sentido va el llamado proceso de Bolonia en Europa, lo que ha generado fuertes críticas. No dista
mucho de lo pretendido por los idólatras del mercado de nuestra región en los años noventa. En el año 2000
se intentó acabar con la enseñanza universitaria gratuita en la Argentina.
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299 Un síntoma grave es que en las facultades de derecho latinoamericanas se ignora o minimiza a la
criminología, en especial desde su giro sociológico y crítico.
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302 Cfr. n. Zaffaroni, E. R. (2012b). Crímenes de masa, con prólogo de Eduardo Barcesat y epílogo de Daniel
Feierstein, 2da edición, Bs. As.: Ediciones de las Madres de Plaza de Mayo.
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303 El primer código en sentido moderno, es decir, en el de una única ley sistemática y agotando una materia,
fue el penal de Pedro Leopoldo de Toscana. Los llamados códigos anteriores eran recopilaciones de leyes.
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304 Cfr. Bailone, Matías (2014). “Los homicidios como objeto de investigación. Conocer para prevenir”.In
Diario La Ley, 29 de diciembre, AR/DOC/4656/2014.
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305 Cfr. Foucault, Michel (2007). Nacimiento de la biopolítica. Cursos en el College de France, 1978-79,
México: Fondo de Cultura Económica.
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306 Sobre este moderno potencial técnico de vigilancia, Bauman, Zygmunt; Lyon, David (2014) Sesto potere.
La sorveglianza nella modernità luquida, Laterza.
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307 Cfr. Mioni, Walter; Godoy Garraza, Gastón; Alcoba, Laura (2013). Tierra sin mal. Aspectos jurídicos e
institucionales del acceso a la tierra en Salta, Buenos Aires: Ediciones INTA, Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria. Disponible en:<http://inta.gob.ar/documentos/tierra-sin-mal/>.
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Buenos Aires.
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en el ejercicio del poder punitivo era muy neta, según que sus
destinatarios fuesen iguales o extraños, amigos o enemigos.
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Este nuevo autoritarismo, que nada tiene que ver con el viejo
o de entreguerras, se propaga desde un aparato publicitario que
se mueve sólo, que ha cobrado autonomía y se ha vuelto autista,
que impone una propaganda puramente emocional que prohíbe
denunciar, y que, además –y fundamentalmente- sólo cabe
caracterizarlo con la expresión que los mismos medios difunden
y que señala entre los más jóvenes lo superficial, lo que está de
moda y se usa distraídamente: es cool . Lo es porque no se lo
asume como una convicción profunda, sino como una moda,
a la que es necesario plegarse, sólo para no ser considerado o
estigmatizado como anticuado o desubicado y para no perder
espacio publicitario.
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ELOGIO DEL PARLAMENTARISMO
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Elogio del Parlamentarismo
Sin embargo, John Stuart Mill dijo que todos los grandes
movimientos conocen inevitablemente tres estadios: el ridículo,
el debate y la aceptación. Como el primero es inevitable, creemos
que en algún momento es necesario afrontarlo, simplemente
para pasar al segundo estadio, muy necesario ante los hechos de
la realidad política regional.
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Elogio del Parlamentarismo
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la sociedad.
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En la región parecen ser ahora las policías las que llevan a cabo
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Descolonización y Poder Punitivo
E. Raúl Zaffaroni
Dr Dr. h. c. Mult.
Profesor emérito de la UBA
279
GLOBALIZACIÓN Y CRIMEN ORGANIZADO309
I. El poder en la globalización
309 Conferencia de clausura de la Primera Conferencia Mundial de Derecho Penal, organizada por la
Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP) en Guadalajara, Jalisco, México, pronunciada el 22 de
noviembre de 2007. El texto está destinado al libro homenaje al querido colega Prof. Dr. Esteban Righi, con
todo el afecto y la admiración que se ha ganado a lo largo de muchos años de amistad.
310 Entre muchos, Darcy Riberiro, O processo civilizatório. Estudos de antropologia da civilizacao, Petrópolis,
1987, págs. 129 y sgts.; como una continuidad los interpreta Immanuel Wallerstein, Utopística o las
opciones históricas del siglo XXI, México, 1998.
311 Es imposible sintetizar la inmensa bibliografía acerca de este concepto. Entre la más corriente consultada,
además de la que se cita infra: Ulrich Beck, Che cos’èglobalizzazionela.Rischi e prospettive della società
plane-taria, Roma, 1999; Ignacio Ramonet, Un mundo sin rumbo, Crisis de fin de siglo, Madrid, 1997;
Octavio Ianni, A era do globalismo, Rio de Janeiro, 1997; Ernesto López, Globalización y democracia,
Buenos Aires, 1998; Eduardo Galeano, Patas arriba, La escuela del mundo al revés, Montevideo, 1998;
Noam Chomsky-Heinz Diete-rich, La sociedad global, Educación, mercado y democracia, Santiago de
Chile, 1996; Emir Sader (Organizador), O mundo depois da queda, Rio de Janeiro, 1995; Carlos Alonso
Zaldívar, Variaciones sobre un mundo en cambio, Madrid, 1996; Anthony King, Global Cities, London,
1991; Scott Lash-John Urry, The end of organized capitalism, Madison, 1987; Rüdiger Safranski, ¿Cuánta
globalización podemos soportar?, Buenos Aires, 2005.
312 En particular sobre el desempleo alcanzó difusión hace años el libro de Viviane Forrester, El horror
económico, Buenos Aires, 1997; también Jeremy Rifkin, El fin del trabajo, Buenos Aires, 1997; sobre
las barreras al desplazamiento poblacional: Jean-Christophe Rufin, L’empirelesnouveauxetbarbares,
París, 1991. Como es notorio, éstas se agudizaron en los años posteriores, con frecuentes consecuencias
dramáticas. La globalización agilitó la libre circulación de capitales, pero no de personas.
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351 Con lo cual se confirma la tendencia centrípeta del capitalismo central observada hace casi tres décadas
(cfr. Raúl Prebisch, Capitalismo periférico. Crísis y transformación, México, 1981).
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Globalización y Crimen Organizado
352 Todas la pugnas por hegemonizar el discurso criminal han respondido a luchas de poder entre agencias,
desde que los jesuitas le arrebataron la inquisición a los dominicos en el siglo XVI en adelante: ver Giovanni
Romeo, Inquisitori, esorcisti e streghe dellanell’ItaliaControriforma,Firenze, 1990; del mismo, Ricerche su
confessione dei peccati e inquisizione,Napoli,1997. nell’Italia del ci
353 El presupuesto del FBI ha superado los cuatro mil millones de dólares, triplicando el de la DEA (cfr. John A.
Vervaele, La legislación Antiterrorista en Estados Unidos, Buenos Aires, 2007, pág. 6.
354 Algunos ejemplos se encuentran en el difundido libro de Joseph E. Stiglitz, El malestar en la globalización,
Madrid, 2002.
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Globalización y Crimen Organizado
357 Es lo que podría pasar en Gran Bretaña con motivo de la legislación antiterrorista. Ver: Anti-terrorism,
Crime and Security Act 2001 Review: Report, The House of Commons, December 2003; David Feldman,
Human Rights, Terrorism and Risk: The Roles of Politicians and Judges, en [2006] P. L. Summer © Sweet
& Maxwell and Con-tributors; ICJ, documentos del Eminent Jurists Panel.
358 Cfr. Juan Bustos Ramírez, In-seguridad y lucha contra el terrorismo, en Losano/Muñoz Conde, “ante
loa globalización y el terrorismo, Actas del Coloqu Valencia, 2004, pág. 407.
359 Se la ha caracterizado como manifestación Bürgerstrafrechtdel “derechound pen Feindstrafrecht, en
HRRS, marzo de 2004, trad. castellana en Günther Jakobs/Manuel Cancio Meliá, Derecho Penal del
enemigo, Cuadernos Civitas, Madrid, 2003; Daniel R. Pastor, El derecho penal del enemigo en el espejo
del poder punitivo internacional , en Cancio Meliá, Manuel/Gómez-Jara Díez, Carlos (eds.),”El derecho
Penal del enemigo”, Madrid 2006; los aberrantes procesos y ejecuciones en Irak han permitido deslegitimar
toda la justicia penal internacional como “de los vencedores”,Lajusticiadelos equiparando vencedores. De
Nuremberg a Bagdad, Barcelona, 2006.
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Globalización y Crimen Organizado
367 Cfr. Michel Foucault, “Bisogna difendere Feltrinelli, Milano,1998,società”, pág. 36.
368 No hay forma de aislar el poder punitivo “extraordinario ciertos delitos, pues queda a discreción de las
agencias ejecutivas; una denuncia por terrorismo permite usar el poder extraordinario; la denuncia
resulta infundada,- prio: la expansión es inevitable.
369 Sobre el eficientismo del ndoderecho VelásquezV., Globalización penal y derecho “globalizado”, penal en
Losano/Muñoz Conde, “El derecho ante la globalización.
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E. Raúl Zaffaroni
Vicepresidente de la AIDP
395 Ver: Mary Douglas, Risk Acceptability according to the Social Sciences, Londres, 1985. En general el riesgo
es algo manipulado en la globalización para centrar la atención sobre la criminalidad urbana común (ver:
Estella aker and Julian V. Roberts, Globalization and the new punitiveness, en John Pratt y otros, trends,
theories, perspectives”,.Enelcampojurídicopenalse tomaDevon,como garante 2005, a pág. Niklas
Luhmann (Sociología del riesgo, Guadalajara, 1992) para legitimar la extensión de las prohibiciones a
actos preparatorios y otras expansiones análogas. Creemos que Luhmann no es el garante adecuado de este
autoritarismo controlador, de puro cuño segurista y sin base sociológica alguna
396 Sobre la manipulación de la inseguridad: F. Barata, Las nuevas fábricas del miedo: los mass media
ante la inseguridad ciudadana, en “La protección de la seguridad ciudadana”, 83 y sgts.; del mismo,
Mass media y criminalidad en la sociedad de riesgo, en “Alter, Revista Inte filosofía y sociologìa del
derecho”,CrimeinaninsecureMéxico,WorldCambridge,2006, 2; R 2007.
302
IDEAS SOBRE LA SEGURIDAD Y EL SISTEMA PENAL
–No. Yo digo que hay que ser serios, sobre todo a nivel de las
instituciones. Aunque haya delito, el grado de sentimiento de
inseguridad no necesariamente es un reflejo mecánico de la
frecuencia delictiva. O sea que por un lado me parece que existe
303
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304
Ideas sobre la Seguridad y el Sistema Penal
–Una paradoja.
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Ideas sobre la Seguridad y el Sistema Penal
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– ¿Y el Estado de policía?
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Ideas sobre la Seguridad y el Sistema Penal
–Sí.
– ¿El nazismo?
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E. Raúl Zaffaroni
–¿Cuál era?
310
Ideas sobre la Seguridad y el Sistema Penal
– ¿Cuál es su concepto?
311
E. Raúl Zaffaroni
312
“INTRODUCCIÓN”CRIMINOLOGÍA, CIVILIZACIÓN Y
NUEVO ORDEN MUNDIAL DE WAYNE MORRISON 397
RESUMEN
313
E. Raúl Zaffaroni
1. El núcleo de la obra
398 Aunque el tema sigue siendo muy subestimado, en los últimos años fueron varios los autores que llamaron la
atención acerca de la enorme omisión de la criminología respecto de las masacres: Alvarez, A., 2010.
Genocidal Crimes. Oxon: Routledge; William S. Laufer, The Forgotten Criminology of Genocide, en
Adler/Laufer, The Criminology of Criminal Law, New Brunswick, NJ, 1999; Woolford, A., 2006. Making
Genocide Unthinkable: Three Guidelines foa a Critical Criminology of Genocide. Critical Criminology,
14(1); Yacoubian, G. S., 2000. The (in)significance of genocidal behavior to the discipline of criminology.
Crime Law & Social Change, Volumen 34. El antecedente más notorio fueron los trabajos de Sheldon
Glueck en 1943 y 1946.
314
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
315
E. Raúl Zaffaroni
399 Simon, J., 2009. Governing through crime: how the war on crime transformed american democracy and
created a culture of fear. New York: Oxford University Press.
316
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
317
E. Raúl Zaffaroni
401 La tesis de la pretendida obra civilizadora en el Congo fue defendida por el rey Balduino en el acto de
independencia del Congo, refutada inmediatamente por Patrice Lumumba, al poco tiempo asesinado por
un comando a cuyo frente de hallaba un militar belga. Morrison se detiene en el museo con que el rey
genocida celebraba esta obra como civilizadora. Cabe agregar que al final del recorrido por ese museo hay
hoy una vitrina con una misiva del administrador de la colonia al presidente Truman felicitándolo por las
bombas de Hiroshima y Nagasaki, fabricadas con uranio extraído de las minas del Congo.
318
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
319
E. Raúl Zaffaroni
402 Goldhagen, D. J., 1996. Hitler’sngexecutioners;williOrdinary germans and the Holocaust. London: Little,
Brown and Company.
320
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
403 Cabe recordar que la tesis de que el nazismo es un fenómeno general resultante del desarrollo de una
sociedad tecnológica y de masas y no un fenómeno exclusivamente alemán fue sostenida durante la guerra
por Kart Otten (1942. A Combine of Agresion; Masses, elites and Dictatorship in Germany, London.,),
en tanto que la tesis contraria, el camino especial alemán o Sonderweg, fue sostenida por Robert Gilbert
Vansittart (1941. Black Record: German Past and Present, London.) y William Montgomery McGovern en
Estados Unidos (1946. From Luther to Hitler: The History of Nazi-Fascist Philosophy, New York.). Sobre
ello puede verse la síntesis bibliográfica en Burleigh, M., y Wippermann, W., 1992. Lo Stato Razziale,
Germania 1933-1945, Rizzoli. pp. 17-32.
404 En los países que hemos sufrido los dos procedimientos, creo que los sabemos distinguir perfectamente:
en tanto que con los fusilamientos de 1956 en la Argentina, por arbitrarios y criminales que hayan sido,
se pretendía oficialmente reafirmar la autoridad de una dictadura, en 1976 sólo se pretendía eliminar
ocultamente a los incivilizados y ni siquiera se producían cadáveres, pues para ahorrarse esta molestia se
los arrojaba al mar aún vivos y narcotizados.
321
E. Raúl Zaffaroni
405 Schmitt, C., 2005. El concepto de lo político. Madrid: Alianza; del mismo autor 2005. Teología Política,
Cuatro ensayos sobre la soberanía. Buenos Aires: Struhart.
406 Cfr. Robin, M-Monique., 2005. Escuadrones de la muerte: La escuela francesa, Buenos Aires.
322
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
323
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324
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
325
E. Raúl Zaffaroni
Por cierto que en los últimos tiempos son varios los autores
que llaman la atención sobre la omisión de la criminología frente
a los crímenes masivos. La contradicción entre estas omisiones y
la relevancia otorgada al crimen de New York tampoco ha pasado
por alto a los criminólogos. Al respecto se ha dicho: Los hechos del
11 de setiembre de 2001 son quizá uno de los más fuertes ejemplos de
indiferencia moral. Ese día el mundo occidental se afligió colectivamente
por la pérdida de 3.045 personas en los ataques al World Trade Center
de New York y al Pentágono en Washington. No obstante, no hay duda
de que pocas de esas lágrimas fueron vertidas por las víctimas de la
“economíasmodía: 24.000global”, personas que murieron de hambre;
6.020 niños que murieron de diarrea o 2.700 niños que murieron de
sarampión410.
326
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
Zealand Journal of Criminology, p. 97; reproducido en MacLaughlin, Muncie, Hughes, Londres, eds., 2005.
Criminological Perspectives. Essential Readings, p. 542.
412 Cohen, S., 2001. States of Denial.Knowing about Atrocities and Suffering, Oxford: Polity Press.
327
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328
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
329
E. Raúl Zaffaroni
415 Constituye una excepción a esta regla la contribución cit. de Stanley Cohen.
416 Sykes, G. M. & Matza, D., 1957. Techniques of neutralization: a theory of delinquency. American
Sociological Review, Issue 22, pp. 664-670.
417 Cohen, A. K., 1971. Delinquent Boys. The Culture of the Gang, New York: Free Press.; una crítica
subcultural en su tiempo: Cloward, R. A., and Ohlin, Ll. E., 1966. Delinquency and Opportunity. A Theory
of Delinquent Gangs, New York: Free Press.
418 Sutherland, E. H., and Cressey, D. R., 1978. Criminology, New York: Lippincott, p. 80 y ss.
330
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
331
E. Raúl Zaffaroni
332
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
422 Cfr. Kallwass, W., 1969. Der Psychopat, Kriminologische und strafrechtliche Probleme (mit einer
vergleichenden Untersuchung des Entwufs 1962 und des Alternativ-Entwurfs), Berlin.
333
E. Raúl Zaffaroni
334
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
427 Grispigni – Mezger, 1942. La riforma penale nazionalsocialista, Milano, Dott. A. Giuffré, (La reforma
penal nacional-socialista, EDIAR, Buenos Aires, 2009).
428 Muñoz Conde, F., 2003. Edmund Mezger y el Derecho penal de su tiempo. Estudios sobre el Derecho Penal
del Nacionalsocialismo. 4 ed. Valencia: Tirant lo Blanch.
429 Cfr. Black, E., 2003. War against the weak, Eugenics and, America New York.
335
E. Raúl Zaffaroni
336
Introducción Criminología, Civilización y Nuevo Orden Mundial
337
E. Raúl Zaffaroni
338
LA CIENCIA PENAL ALEMANA Y LAS EXIGENCIAS
POLÍTICO-CRIMINALES DE AMÉRICA LATINA
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La Ciencia Penal Alemana y las Exigencias Político-Criminales
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La Ciencia Penal Alemana y las Exigencias Político-Criminales
430 No caemos en un reduccionismo, porque seguimos sost ser”, sólo que no admitimos una separaciónueno
total y es” o que, al menos “aún no es”, pero que para ser sólo se puede valorar adecuadamente en el e
-mundo rea gar a ser” no es e.derecho, sino un disparat
431 No negamos la importancia del debate entre positivismo jurídico y jusnaturalismo, sino que nos limitamos
a señalar que sus efectos prácticos se hallan hoy muy reducidos, dado que los principios que otrora debían
buscarse supralegalmente, hoy forman parte de la ley positiva.
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La Ciencia Penal Alemana y las Exigencias Político-Criminales
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La Ciencia Penal Alemana y las Exigencias Político-Criminales
E. Raúl Zaffaroni
Departamento de Derecho Penal y Criminología
Facultad de Derecho
Universidad de Buenos Aires
351
“LA FUNCIÓN REDUCTORA DEL DERECHO PENAL
ANTE UN ESTADO DE DERECHO AMENAZADO (O LA
LÓGICA DEL CARNICERO RESPONSABLE)”
353
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354
La Función Reductora del Derecho Penal
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La Función Reductora del Derecho Penal
361
LA PACHAMAMA Y EL HUMANO
1. Presentación432
363
E. Raúl Zaffaroni
433 Utilizamos en el texto la palabra humano en lugar de hombre, pues consideramos que lleva razón la crítica
de género en cuanto al uso de este último vocablo. Nos parece inadecuada la traducción usual del der
Mensch alemán como el hombre, cuando en realidad es el humano sin distinción de género, pues el hombre
es der Mann.
434 Cfr. John Passmore, La responsabilidad del hombre frente a la naturaleza, Madrid, 1978, pág. 29; también
Manuel de Rivacoba y Rivacoba, Krausismo y Derecho, Santa Fe, 1964, pág. 74, recuerda que los pitagóricos
y Empédocles se inclinaban a reconocer a los animales como sujetos de derechos y remonta la cuestión a
Anaximandro.
364
La Pachamama y el Humano
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La Pachamama y el Humano
que aún no hicieron nada, pero que son peligrosos por pertenecer
al grupo identificado como chivo expiatorio.
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448 Inmanuel Kant, Die Metaphysik der Sitten, en Werkausgabe, herausg. von W. Weischedel, XI, Frankfurt, 1977.
449 Kant, La paz perpetua. Ensayo filosófico, Madrid-Barcelona, 1919; Th. Hobbes, Leviathan, London, 1985,
pág. 28.
372
La Pachamama y el Humano
450 Inevitable en el evolucionismo; sobre la variante romántica, Rivacoba y Rivacoba, op. et loc. cit.
451 H. Spencer, La justicia, trad. de Adolfo Posada, Madrid, La España Moderna, s.d. Los equivalentes
del delito y de la pena en los animales eran tema corriente en la criminología de vertiente spenceriana (v.
Cesare Lombroso, L’uomo delincuente in rapporto all’antropologia, alla giuriprudenza ed alle discipline
carcerarie, Torino, 1896, I, págs. 7 y sgts.; aunque más alejado de Spencer, también Maurice Parmelee.
Criminología, Madrid, Reus, 1925, págs. 7 y sgts.
373
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374
La Pachamama y el Humano
375
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452 Cfr. Joel Prentiss Bishop, New Commentaries on the Criminal Law upon a new system of legal exposition,
Chicago, 1892, I, pág. 366.
453 Robert von Hippel, Die Tierquälerei in die Strafgesetzgebung des In- und Auslandes, historisch, dogmatisch
und kritisch dargestellt, nebst Vorschlägen zur Abänderung des Reichsrechts, Berlín, 1891.
376
La Pachamama y el Humano
Von Hippel repasa las leyes inglesas de 1835, 1844, 1849, 1854
y 1876, la ley francesa de 1850 (llamada ley Grammont), el art.
561 del código belga, la ordenanza autro-húngara de 1855, el
reglamento policial toscano de 1849, el art. 491 del Codice
Zanardelli, el art. 254 del código holandés de Modderman de
1881, el capítulo 23 del código noruego de 1842, el capítulo 18
del código sueco de 1864, la ley danesa de 1857, el capítulo 43 del
código finlandés, la ley sobre penas impuestas por los jueces de
paz en Rusia de 1871, las disposiciones de los diferentes códigos
cantonales suizos, las leyes norteamericanas, etc. En apéndice
transcribe en lengua original las leyes inglesas, escocesa, las
cantonales suizos y las de Arkansas y New York.
454 Cfr. Manuel de Rivacoba y Rivacoba, Krausismo y Derecho, Santa Fe, 1964.
455 Arthur Schopenhauer, Voluntad en la naturaleza, trad. de Miguel de Unamuno, Buenos Aires, 1969.
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378
La Pachamama y el Humano
José Luis Guzmán Dalbora, El delito de maltrato de animales, en “Estudios y defensas penales”, LexisNexis,
Sgo. de Chile, 2007, págs. 199 y sgts. También: Vicenta Cervelló Donderis, El maltrato de animales en el
Código Penal Español, en Revista General de Derecho Penal 10 (2008).
459 La exposición y crítica, con la bibliografía correspondiente en Guzmán Dalbora, cit.
460 El artículo 19º de la Constitución Argentina, que data de 1853, es sumamente contundente a este respecto:
Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni
perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. …
379
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380
La Pachamama y el Humano
461 Este concepto en K. Binding – A. Hoche, Die Freigabe der Vernichtung lebensunwerten Lebens, Leipzig,
1920. Hay traducción al español como “La licencia para la aniquilación de la vida sin valor de vida”,
Colección ‘El penalismo olvidado’, Ediar, Buenos Aires, 2009.
462 El artículo 1º de la ley 14.346 del 5 de noviembre de 1954 dice: “Será reprimido, con prisión de quince días
a un año, el que infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales”.
463 Simon Brooman & Dr. Debbie Legge, Law relating to animals, London, 1997; Silvana Castignone,
I Diritti degli animali, Il Mulino, 1988; Tom Regan, I diritti animali, Garzanti, 1990; Paola Cavalieri, La
questione animale. Per una teoria allargata dei diritti umani, Torino, 1999; Ricardo Fajardo-Alexandra
Cárdenas, El derecho de los animales, Bogotá, 2007; Ludovico Galleen-Francesco Viola-Francesco
Conigliaro, Animali e persone: ripensare i diritti, Milano, 2003; Edna Cardozo Dias, A tutela jurídica
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E. Raúl Zaffaroni
dos animais, Belo Horizonte, 2000; Christianne Bernardo, Medio ambiente e vitimizaçao, en Kosovski/
Piedade/Roitman, Estudos de vitimologia, Soc. Brasileira de Vitimologia, Rio de Janeiro, 2008, págs. 19 y
sgts.; Anna Mannuci e Mariachiara Tallacchini, Per un codice degli animali, Giuffrè, 2001.
464 Por ejemplo: Danilo Mainardi, Nella mente degli animali, Milano, 2006; Enrico Alleva, La mente animale,
Un etologo e i suoi animali, Torino, 2007; Mark Bekoff, Nosotros los animales, Madrid, 2003; Robert M.
Sapolsky, Memórias de um primate, A vida pouco convencional de um neurocientista entre os babuínos,
Sao Paulo, 2004.
465 Luisella Battaglia, Etica e animali, Napoli, 1998; Christopher Manes, Other Creations, Rediscovering
the Spirituality of Animals, New York, 1997; Kepa Tamames, Tú también eres un animal, Madrid, 2007;
Giorgio Celli, I sette peccati capitali degli animali, Milano, 2006; Roger Scruton, Gli animali hanno diritti?,
Milano, 2008; Adela Cortina, Las fronteras de la persona, Madrid, 2009. El tema mereció la atención nada
menos que de Jacques Derrida, El animal que luego estoy si(gui)endo, Madrid, 2008.
466 El derecho anglosajón había discutido desde mucho antes la posibilidad de ser objetos de robo (Cfr. Sir
James Fitzjames Stephen, A History of the Criminal Law of England, New York, 1883 (reimpreso
1973), T. III, pág. 163).
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467 Cfr. U.S.Supreme Court, Dred Scout v. Sandford, 60 U.S. 393 (1856).
468 Cfr. Christopher D. Stone, Should Trees Have Standing?, Los Altos, California, 1974, págs. 3 y sgts.
469 V. por ejemplo, las dudas de J. Ferrater Mora y P. Cohn, Los derechos de los animales, en Ética aplicada,
del aborto a la violencia, Madrid, 1981.
470 Ver las referencias a Legaz y Lacambra y otros juristas españoles en Juan Felipe Higuera Guimerá, La
protección penal de los animales en España, Madrid, 1994, págs. 28 y sgts. En el mismo texto pueden verse
las iniciativas regionales europeas.
471 Cfr. P. Singer, Ethics and Animal Liberation, Oxford, 1985; Tom Regan, op. cit.
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473 Paola Cavalieri y Peter Singer, El Proyecto «Gran Simio». La igualdad más allá de la humanidad,
Madrid, 1998.
474 V. por ejemplo la crítica a las consecuencias de Michael W. Schröter, Menschenaffen und Rechte, en “Archiv
für Rechts- und Sozialphilosophie”, 83-1993, Heft 3.
475 Gary L. Francione, Animals as Personas, Essays on the Abolition of Animal Exploitation, New York, 2008.
476 Es imposible abarcar la interminable literatura al respecto, responsable e irresponsable, ideológica y
científica. A mero título de ejemplo, entre los ya antíguos: Lester R. Brown, El estado del mundo, México,
1988; D.J. Spedding, Contaminación atmosférica, Barcelona, 1981; Roger Garaudy, Ainda é tempo de viv-
er, Rio de Janeiro, 1980; Ervin Laszlo, La última oportunidad, Madrid, 1985; Theodore Roszak, Persona/
Planeta, Madrid, 1978; Robert Allen, Salvare il mondo. Una strategia per la conservacione della Natura,
Milano, 1981; más cercanamente, Hill McKibben, El fin de la naturaleza, Barcelona, 1990; interesante es
la implicación en los últimos años del ex-candidato a presidente demócrata de los Estados Unidos y
su muy difundido libro y filme.
477 Cfr. Dario Paccino, L’imbroglio ecologico, Einaudi, 1972; Favio Giovannini, Le radici del verde. Saggi critici
sul pensiero ecologista, Bari, 1991.
478 Por ejemplo: Pedro Dalle Nogare, Humanismos e Anti-humanismos, Introduçao à antropología filosófica,
Petrópolis, 1983, pág. 234.
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479 La evolución internacional desde los primeros documentos en Antônio Augusto Cançado Trindade,
Directos Humanos e meio-ambiente. Paralelo dos sistemas de proteçao internacional, Porto Alegre, 1993.
480 Cfr. Ricardo Luis Lorenzetti, Teoría del derecho ambiental, Buenos Aires, 2008, pág. 7.
481 Cfr. Alicia Pierini-Valentín Lorences-Luis Comparatore, Derecho ambiental, Buenos Aires, 2007, pág. 35.
482 Asi parece en Narciso Sánchez Gómez, Derecho ambiental, México, 2004.
483 Cfr. René Ariel Dotti, A proteçao penal do meio ambiente, Instituto dos Advogados de Paraná, Curitiba,
1978.
484 Por ejemplo, acerca del art. 225 de la Constitución brasileña, Edna Cardozo Dias, Manual de Crimes
Ambientais, Belo Horizonte, 1999, pág. 47.
485 Cfr. Otto Triffterer, Umweltstrafrecht, Einführung und Stellungnahme zum Gesetz zur Bekämpfung der
Umweltkriminalität, Baden-Baden, 1980, pág. 33.
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490 Hans Jonas, El principio de responsabilidad: Ensayo de una ética para la civilización tecnológica,
Barcelona, 1975.
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494 Asi, por ejemplo, Peter Cerruthers, La cuestión de los animales, Teoría de la moral aplicada, Cambridge
University Press, 1995.
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504 Henri Bergson, La evolución creadora, Planeta, 1985; Pierre Teilhard de Chardin, La aparición del
hombre, Madrid, 1963; en una línea semejante, Bernard Delgaauw, La historia como progreso, Buenos
Aires, 1968.
505 Al respecto, Fritz Heinemann, Existenzphilosophie lebendig odar tot?, Stuttgart, 1963, págs. 112 y 146.
506 Cfr. Leonardo Boff, Do iceberg ao Arca de Noé, O nascimento de uma ética planetária, Petrópolis, 2002;
también Civilizaçao planetária, Desafios à sociedade e ao Cristianismo, Rio de Janeiro, 2003; y Homem:
Sata ou anjo bom?, Rio de Janeiro, 2008.
507 Do iceberg, cit, págs. 79, 80.
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515 ¡Qué pena! en “El sistema penitenciario entre el temor y la esperanza”, en homenaje a la memoria de
Mónica Grandados, México, 1991.
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516 G. W. F. Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, trad. de José Gaos, Alianza, Madrid,
1980, pág. 169.
517 Idem, pág. 177.
518 Idem, pág. 596.
519 Idem, pág. 354.
520 Idem, pág. 215.
521 Idem, pág. 657.
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522 De Herbert Spencer, en particular El progreso, su ley y su causa, en Estudios políticos y sociales, Sevilla,
1886, págs. 55 y sgts.; La justicia, cit.; El universo social. Sociología general y descriptiva, adaptación
española de Salvador Sanpere y Miquel, Barcelona, 1883.
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523 No nos ocupamos aquí te todas sus posibles implicancias, desarrolladas en diferentes obras a partir
del trabajo doctrinario sobre estos textos. V. al respecto Alberto Acosta, El Buen Vivir en el camino al
post-desarrollo. Una lectura desde la Constitución de Montecristi, Friedrich Ebert Stiftung, 2010, y la
bibliografía allí indicada. Del mismo autor: La maldición de la abundancia, Quito, 2009. También
recomendamos la obra de Fernando Huanacuni Mamani Vivir Bien / Buen Vivir, La Paz, 2010; la de
Eduardo Gudynas El mandato ecológico, Derechos de la Naturaleza y políticas ambientales en la nueva
Constitución, Quito, 2009; y la obra colectiva compilada por Alberto Acosta y Esperanza Martínez (con
ensayos de Eduardo Galeano, Nina Pacari, entre otros) Derechos de la Naturaleza, el futuro es ahora,
Quito, 2009.
524 Cfr. Norman O. Brown, La vita contro la morte. Il significato psicoanalitico della storia, Bompiani, 1986
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525 Cfr. Peter Häberle, El Estado constitucional, UNAM, Máxico, 2003, pág. 21. En castellano puede
verse también: Nueve ensayos constitucionales y una lección jubilar, Lima, 2004; Diego Valadés (Comp.),
Conversaciones académicas con Peter Häberle, UNAM, 2006. Del mismo autor: Das Grundgesetz zwischen
Verfassungsrecht und Verfassungspolitikm Ausgewählte Studien zur vergleichenden Verfassungslehre in
Europa, Baden-Baden, 1996; Die Verfassung des Pluralismos. Studien zur Verfassungstheorie der offenen
Gesellschaft, Athenäum, 1980; Kommentierte Verfassungsrechtsprechung, Athenäum, 1979.
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526 Cfr. Rodolfo Merlino/Mario Rabey, Pastores del Altiplano andino meridional: religiosidad, territorio y
equilibrio ecológico, Allpanchis, 21, págs. 149-171, Cusco, 1983; Adolfo Columbres, Seres sobrenaturales de
la cultura popular argentina, Buenos Aires, 1986, pags. 27 y sgts.
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527 Cfr. Virgilio Roel Pineda, Cultura peruana a historia de los Incas, Lima, 2001, págs. 331-332.
528 Idem, pág. 333.
529 Algunas más lejanamente, pero siempre reconocible, como en el caso de Maria Lionza (cfr. Gustavo
Martin, Magia y religión en la Venezuela contemporánea, Universidad Central de Venezuela, Caracas,
1983).
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530 Cfr. Jacques Lafaye, Quetzalcóatl y Guadalupe, La formación de la conciencia nacional en México, México,
1983.
531 El transporte cultural y su permanencia, UNESCO, Introducción a la cultura africana en América
Latina, París, 1979.
532 Ver: A. A. Gromiko, As religioes da África, Tradicionais e sincréticas, Moscú, 1987; Roger Bastide, As
religioes africanas no Brasil, Sao Paulo, 1971; Rita Laura Segato, Santos e Daimones, O politeísmo afro-
brasileiro e a tradiçao arquetipal, Brasilia, 2005; Waldemar Valente, Sincretismo afro- brasileiro, Sao
Paulo, 1977; Reginaldo Prandi, Mitologia dos Orixás, Companhia das Letras, 2001; Valdeli Carvalho Da
Costa, Umbanda. Os seres superiores e os Orixás/Santos, Sao Paulo, 1983.
533 Ver: Martha Ellen Davis, La otra ciencia. El vudú dominicano como religión y medicina populares, Santo
Domingo, 1987; Carlos Esteban Deive, Vodu y magia en Santo Domingo, Museo del Hombre Dominicano,
Sto. Domingo, 1979.
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540 Por ejemplo: Kart M. Campbell (Editor), Climatic Cataclysm. The Foreign Policy and National Security
Implications of Climate Change, Brookings Institution Press,Washington D.C., 2008.
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LOS OBJETIVOS DEL SISTEMA PENITENCIARIO Y LAS
NORMAS CONSTITUCIONALES
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6. NECESIDAD DE REELABORACIÓN
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Los Objetivos del Sistema Penitenciario
“re” pero que, al mismo tiempo, impida que el hueco que deja la
crisis de estas teorías habilite y legitime el genocidio.
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9. SÍNTESIS
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Los Objetivos del Sistema Penitenciario
real de la prisonización.
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PROCESO PENAL Y DERECHOS HUMANOS: CÓDIGOS,
PRINCIPIOS Y REALIDAD
I. LA LEY Y LA REALIDAD
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Sin duda que esta última posición constituye una grave lesión
al principio de legalidad, al cuestionar el alcance de la voz ley penal
cuando se discute el límite de la prohibición de retroactividad.
462
Proceso Penal y Derechos Humanos
Todo esto sea dicho sin perjuicio de que toda la coerción procesal
es punitiva y la negación de este carácter es una peligrosa
confusión entre los planos normativo y fáctico, que tienen el
penoso efecto de ocultar la realidad y permitir la violación
ilimitada del principio de inocencia.
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resto puede incluso beneficiarse con él. En tercer lugar, los jueces
pueden seguir ejerciendo el manejo de la prisión preventiva
como pena, aunque ya a modo de pena formal.
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25. Este itinerario por el derecho penal de fondo, que nos obliga
contínuamente a entrar en el terreno del procesal penal,
es suficiente para proporcionar la vivencia de la íntima
vinculación e interdependencia entre ambos, al menos desde
el punto de vista político criminal o de los derechos humanos.
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PROCESALES
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juicio sino en otros que nada tienen que ver con el mismo,
es decir, de ver obstaculizado su ejercicio profesional. Sería
necesario que la admisión de la prueba la decidiera un
tribunal diferente del que hará el juicio.
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IV. CONCLUSIONES
484
UN REPLANTEO EPISTEMOLÓGICO EN CRIMINOLOGÍA
(A PROPÓSITO DEL LIBRO DE WAYNE MORRISON)
541 Wayne Morrison, Criminology, Civilisation and the New World Order, Routledge-Cavendish, Oxon,2006.
542 El enemigo en el Derecho Penal, Universidad Santo Tomás, Bogotá, 2006; EDIAR, Bs. As., 2006; Dykinson,
Madrid, 2006. Ver comentario bibliográfico de Matías Bailone en www.iustel.com, Noviembre 2006.
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552 Vale la pena recordar que el Rey Balduino, en el discurso el día de la independencia del Congo reivindicó
el genocidio de Leopoldo II como empresa civilizadora, lo que motivó la inmediata respuesta de Lumumba,
quien más tarde sería fusilado por un pelotón a las órdenes de un oficial belga (Cfr. Martin Meredith, The
State of Africa, A History of fifty Years of Independence, London, 2005, págs. 93 y sgts.
553 Morrison, pág. 196.
554 Idem, pág. 201.
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es del todo diverso, pues allí la muerte deja de ser tal para
pasar a ser una oculta producción de cadáveres en medio de un
horror conocido en toda la vecindad de los campos y donde lo
excepcional se había vuelto normal562.
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II
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Un Replanteo Epistemológico en Criminología
Por cierto que en los últimos tiempos son varios los autores
que llaman la atención sobre la omisión de la criminología frente
a los crímenes masivos. La con- tradicción entre estas omisiones
y la relevancia otorgada al crimen de New York tampoco ha
pasado por alto a los criminólogos; al respecto se ha dicho: Los
hechos del 11 de setiembre de 2001 son quizá uno de los más fuertes
ejemplos de indiferencia moral. Ese día el mundo occidental se afligió
colectivamente por la pérdida de 3.045 personas en los ataques al
World Trade Center de New York y al Pentágono en Washington. No
obstante, no hay duda de que pocas de esas lágrimas fueron vertidas
por las víctimas de la “economía global”, que murieron ese mismo día:
24.000 per- sonas que murieron de hambre; 6.020 niños que murieron
de diarrea o 2.700 niños que murieron de sarampión567.
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570 Se trata en un escrito aún inédito que destinamos al libro en memoria del ilustre amigo y penalista chileno,
Prof. Dr. Eduardo Novoa Monreal, que es la versión castellana y ordenada de la exposición oral presentada
en “The Stockholm Criminology Symposium” y en el Congreso Internacional de Derecho Penal del Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, ambos en junio de 2006.
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Un Replanteo Epistemológico en Criminología
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571 En este sentido correponde ampliar los intentos de Stanley Cohen, 1993, cit.
572 Constituye una excepción a esta regla la contribución cit. de Stanley Cohen.
500
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573 Gresham M. Sykes and David Matza, Techniques of neutralization: a theory of delinquency, en “American
Sociological Review”, 1957, 22, p. 664-670; reproducido en McLaughlin/Muncie/Hugues, op. cit,., p. 231-238.
574 Albert K. Cohen, Delinquent Boys. The Culture of the Gang, Free Press, New York, 1971; una crítica
subcultural en su tiempo: Richard A. Cloward and Lloyd E. Ohlin, Delinquency and Opportunity. A
Theory of Delinquent Gangs, Free Press, New York, 1966.
575 Edwin H. Sutherland – Donald R. Cressey, Criminology, Lippincott, New York, 1978, p. 80 y ss.
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593 Cfr. Edwin Black, War against the weak, Eugenics and America’s campaign to create a master race, New
York, 2003.
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VIOLENCIA LETAL EN AMÉRICA LATINA
596 Ambos fueron organizados por la Universidad Humani Mundial y por la Asociación Mexicana de
Criminología. Esta última celebró con este Congreso sus cuarenta años de existencia. Fue fundada en
1975 por el Maestro Alfonso Quiroz Cuarón, con quien yo estudié en México en los años 60. El Dr. Quiroz
Cuarón fue el criminólogo más famoso de mediados del siglo pasado en México, falleció en 1978, fue uno
de los peritos que intervinieron en la investigación del asesinato de Trotsky en Coyoacán y organizador del
servicio de investigaciones especiales del Banco de México.
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Más allá de esta disputa, que sin duda tiene efectos políticos
internos y coyunturales que no deben interesarnos aquí, desde
la perspectiva criminológica esta lucha de números entre los
datos oficiales mexicanos y los reportados por organizaciones
no gubernamentales, no son nin- guna clave decisiva, porque
incluso los datos oficiales son demostrativos de un alto grado de
descontrol de la violencia.
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¿VALE LA PENA?
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Existe otra razón por la que pienso que un diálogo con Nino
—aunque nunca nos pongamos de acuerdo, lo que, por otra
parte, es bueno— puede resultar fructífero: Nino es un liberal
en el mejor sentido de las palabras, que procura un derecho
penal garantizador y, aunque los caminos sean dispares y hasta
incompatibles, en el fondo hay una mira común. En definitiva,
“En busca...” no pretende más que salvar al derecho penal liberal
del violento vendaval que lo azota por parte del pensamiento
autoritario, de la debilidad que le brinda una fundamentación
científicamente falsa y, de la infección con que lo contaminan los
que se llaman “penalistas liberales” porque comparten sólo sus
errores de fundamentación. En esto percibo un interés por parte
de Nino que nos enrola en una úni ca empresa, aunque a veces
creo que no se percata de algunas trampas que el autoritarismo
tiende en el camino.
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¿Vale la Pena?
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¿Vale la Pena?
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¿Vale la Pena?
Sin esa torpeza no caerían bajo ese poder, como lo prueban los
muchos más que Nino y yo saludamos a diario por las calles. Esto
es lo que Nino no parece comprender: los presos no están presos
por lo que hicieron —aunque lo hayan hecho—, sino porque lo
hicieron con notoria torpeza, sin perjuicio de que lo hayan hecho
en unos poquísimos casos (bien explotados publicitariamente,
por cierto) sea repugnante.
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¿Vale la Pena?
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¿Vale la Pena?
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¿Vale la Pena?
San José
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LA PRISIÓN Y LA DISMINUCIÓN DE LA
CRIMINALIDAD. PERSPECTIVA ABOLICIONISTA.
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570
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• ROBIN, M.-M. Escuadrones de la muerte. La escuela francesa,
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En: P. Hillyard, C. Pantazis, S. Tombs & D. Gordon, edits.
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• WALLERSTEIN, I. . Utopística o las opciones históricas del siglo
XXI, México: FCE. (1998).
Otras fuentes:
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Madres de Plaza de Mayo. (2011).
577
DERECHO PENAL MODERNO
EL PENSAMIENTO PENAL Y CRIMINOLÓGICO
DEL Prof. Dr. Dr. H. C. Mult. D.
Eugenio Raúl Zaffaroni
Coordinador
Prof. Dr. Alfonso Zambrano Pasquel, MSc
2017