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Instituto de Constelaciones Familiares

Brigitte Champetier de Ribes

www.insconsfa.com

info@insconsfa.com

Ciclo Vivir en la Incertidumbre

Los campos de resonancia mórfica

video en directo del 22 de febrero de 2020, en Madrid

por Brigitte Champetier de Ribes

1
Índice


LOS CAMPOS DE RESONANCIA MÓRFICA ...................................................... 3
Introducción ................................................................................................................... 3
1. Los campos de resonancia .................................................................................... 4
2. Los campos morfogenéticos ................................................................................. 5
El instinto de propósito de las células................................................................................. 5
El holograma, o resonancia morfogenética ........................................................................ 6

3. Los campos mórficos ............................................................................................. 8


La memoria inherente de la naturaleza .............................................................................. 8
La presencia del pasado ...................................................................................................... 10
Inconsciente colectivo ......................................................................................................... 10
La teoría del centésimo mono; la masa crítica ................................................................. 11

Las dinámicas sistémicas .................................................................................................... 11


Campos de probabilidades ................................................................................................. 13

4. Holograma y resonancia mórfica ...................................................................... 13


La misión .............................................................................................................................. 15

2
LOS CAMPOS DE RESONANCIA MÓRFICA
Brigitte Champetier de Ribes, febrero 2020

Introducción

Profundizando en vivir en la incertidumbre, vamos a observar hoy los conceptos y


realidades de los campos de resonancia mórfica, viendo como organizan cada instante
de nuestras vidas sin que lo percibamos y vuelven totalmente inútil e infructuosa la
lucha por controlar y dirigir conscientemente nuestras vidas.
La vida no es individual, si bien necesitamos asumir la responsabilidad de todo lo que
hacemos. Nuestra vida está entrelazada con el pasado y el futuro de la humanidad. La
presencia de estos campos nos permite estar en interconexión con todos los que hayan
vibrado o vibren, como nosotros.

Desde sus primeros libros Bert Hellinger nos dice que las vidas individuales forman
parte de campos dirigidos por fuerzas. Para designar estos campos utilizó alternativa-
mente los términos de “Gran alma”, “Consciencia Inconsciente colectiva”, “Sistema
familiar”, antes de utilizar el concepto de “Campo”.
El sistema familiar es el campo que contiene toda la memoria de la familia y dirige
cada miembro hacia la restitución de la armonía del amor: cada miembro es tomado
por algo mayor al servicio de la vida. Su herencia es constituida de las grandezas y
desequilibrios anteriores de todo su sistema familiar inscritos en su ADN. A este siste-
ma familiar, el destino colectivo le asigna una tarea específica, a lo largo de las genera-
ciones, y cada individuo tiene un destino al servicio de esta tarea. Cada persona es un
eslabón, necesario pero sustituible: si no consigue realizar esta tarea, la realizará otra,
un hijo, un nieto, un sobrino; alguien más pequeño recibirá la misión pendiente.
Como ya lo hemos visto, nuestro ADN holográfico (el 98%) es de otra dimensión. Es
amor incondicional, fundido con las fuerzas del amor al servicio del destino colectivo.
En él todo está resuelto. No obliga al individuo a rendirse a las fuerzas del amor: espe-
ra con amor y acepta lo que la persona consigue hacer. Para él, todo está bien, aunque
la persona no pueda asumir lo que le toque, alguien lo asumirá por ella…

La representación en constelaciones

En las constelaciones, el Campo nos va mostrando presencias que podemos identificar,


como son la de los excluidos, víctima y perpetradores que aún necesitan ser vistos e

3
incluidos para que el vivo se libere de la repetición del pasado, y, también representan-
tes que no sabemos identificar. Poco a poco, vamos descifrando la información.
Conforme nuestras comprensiones aumentan, las percepciones también. Paralelamen-
te, el campo mismo representa estas nuevas comprensiones sin que el constelador lo
haya decidido.
Acorde con estas nuevas percepciones, el campo presenta a cada constelador nuevas
enigmas que pronto podrá comprender.

Lo primero que pudimos entender fue la representación de los campos mórficos: por
un lado, el representante del cliente tenía la mirada a media altura, mirando como por
encima de los demás representantes. Por otro lado, de vez en cuando un representante
se subía a una silla. Uní los dos; las miradas se buscaban. Pero tarde en comprender
que se trataba de un campo, de la energía de una multitud de personas. Por primera
vez veía la representación del campo supuesto por Sheldrake, el de la resonancia mór-
fica. Este campo podía ser una limitación como un apoyo. Necesitaba ser visto, honra-
do y agradecido.
Entender el significado de esta representación permitió un salto cualitativo en la efica-
cia de las constelaciones.

1. Los campos de resonancia

La hipótesis de Rupert Sheldrake es la siguiente:


La memoria es inherente a la naturaleza. Todo hecho vivido crea una memoria energé-
tica que se registra en campos electromagnéticos de baja intensidad. La funcionalidad
de estos campos de memoria es dar a todo ser vivo, o hecho natural, el “recuerdo” de
algo similar a lo que está haciendo en ese momento, permitiendo un inmenso ahorro
de energía. Se trata de una probabilidad de “recuerdo” que permite que cada nuevo
paso no sea únicamente aleatorio. El campo de memoria crea un arrastre energético de
imitación con todos los individuos que tienen la misma frecuencia o pertenecen a la
misma especie. Uno tiende a repetir instintivamente algo ya realizado.
Gracias a este campo de memoria, todo lo que hacemos alcanza a otros y es imitación
de otros.
A ese arrastre Sheldrake le da el nombre de resonancia mórfica: resonancia para llegar
a la misma “forma”.

Estas son según Sheldrake1 las propiedades hipotéticas de los campos de resonancia
mórfica:
1. Son totalidades autoorganizadas.

1
Para estas citas y las siguientes, la referencia es www.sheldrake.org.

4
2. Tienen un aspecto espacial y temporal, y organizan patrones espacio-temporales de actividad
vibratoria o rítmica.
3. Atraen los sistemas bajo su influencia hacia formas y patrones de actividad característicos,
organizando su aparición y manteniendo su integridad. Los fines u objetivos hacia los cuales los
campos mórficos atraen a los sistemas bajo su influencia se llaman atractores.
4. Interrelacionan y coordinan las unidades mórficas o holones que se encuentran dentro de
ellas, que a su vez son totalidades organizadas por campos mórficos. Los campos mórficos con-
tienen otros campos mórficos dentro de ellos en una jerarquía o holarquía anidada.
5. Son estructuras de probabilidad, y su actividad de organización es probabilística.
6. Contienen una memoria incorporada dada por autorresonancia con el pasado de una unidad
mórfica y por resonancia mórfica con todos los sistemas similares anteriores. Este recuerdo es
acumulativo. Cuanto más a menudo se repiten patrones particulares de actividad, más habitua-
les tienden a ser.

Distinguiremos los campos morfogenéticos de los campos mórficos. El primero es el


diseño de la evolución de un fenómeno en desarrollo, que permite que alcance su reali-
zación final. El segundo es la memoria de un comportamiento, hábito o hecho significa-
tivo, sin noción de proceso; es solamente una resonancia de imitación.

El campo de resonancia morfogenética ha dejado de ser una hipótesis desde que unos
científicos rusos descubrieran que el ADN ondulatorio (el 98,7% del ADN), u hologra-
ma, era el mismo campo de resonancia morfogenética. Por el contrario, el campo de
resonancia mórfica sigue siendo una hipótesis, aunque, en constelaciones, sí, hemos
experimentado la presencia fundamental para nuestras vidas de estos campos de reso-
nancia mórfica.

2. Los campos morfogenéticos

El instinto de propósito de las células

Desde hace siglos los biólogos buscaban cual es el soporte energético que puede dirigir
el crecimiento de las células hacia un ser u otro, qué es lo que permite que un gen dé
nacimiento a una oreja humana y no a la de un gato, qué es lo que moldea o da el plano
del desarrollo final de un elemento o de un sistema…
Hasta el siglo XIX se hablaba del éter, luego, Driesh (1867- 1941), biólogo y filósofo
alemán, propuso el término de alma para definir este campo invisible que dirige la evo-
lución de todo lo que existe. En aquella época positivista, este concepto de alma fue
desechado por no científico. A partir de los años 1920, de nuevo, los biólogos investi-
gan sobre ello, concluyendo con la hipótesis necesaria de un campo energético invisi-
ble como organizador del desarrollo de todo lo que existe. Rupert Sheldrake dedicó
gran parte de su vida a esta investigación cuando los medios tecnológicos aun no po-
dían demostrar su teoría de la existencia de campos invisibles de resonancia morfoge-

5
nética organizadores de la evolución de los seres y de los fenómenos naturales. Parale-
lamente, a partir de los 90, gracias a su tenacidad y entrega a la verdad científica a pe-
sar del acoso de los diferentes poderes e intereses internacionales, unos biofísicos, bió-
logos y genetistas rusos lograron demostrar y utilizar la existencia de estos campos
electromagnéticos organizadores, a través del estudio de la parte del genoma abando-
nada por los científicos occidentales.
Hemos podido unir estas dos investigaciones, después de experimentar fenomenológi-
camente que se trataba del mismo concepto, aplicándolo a nuestras vidas cotidianas y
en concreto al campo de la ayuda y de las constelaciones familiares.

El holograma, o resonancia morfogenética

La gran pregunta desde hace siglos era ¿cuál es la causa formativa de los organismos y
fenómenos?

Como lo he explicado en videos anteriores, unos científicos rusos descubren que el


ADN representa la dualidad del universo: el 2%, “proteinocodificante”, se expresa a
través de las moléculas y de la física clásica, es la parte partícula de la dualidad. El res-
to del ADN, el 98%, es cuántico, es vibratorio; es la parte onda que dirige la partícula.
La parte vibratoria es cuántica en el sentido de que crea, recibe y transmite la informa-
ción en forma de luz (fotones) de un modo atemporal y no local. A través de “agujeros
de gusano” recibe y emite información fuera del espacio y del tiempo, transmitiéndola
al cuerpo y a la conciencia, permitiendo también que el pensamiento pueda influir so-
bre el entorno más lejano.

El campo electromagnético de la resonancia mórfica del campo que dirige la evolución


de las células hacia un ser determinado, hipótesis necesaria descrita por Sheldrake,
pudo por fin ser captado y representado: el holograma del ADN ondulatorio (holo-
grama porque cada parte del individuo emite la misma imagen completa de la realiza-
ción de este ser). Esta imagen nace en y entre los genes y se extiende todo alrededor del
cuerpo.
El ADN vibratorio emite una imagen holográfica, dinámica y en movimiento, que da
los planes espaciales completos así como toda la información para el desarrollo correc-
to del futuro organismo adulto, en su realización máxima.
El holograma del huevo de una salamandra es imagen de la salamandra adulta. El ho-
lograma del embrión es la imagen de ese ser adulto realizado, integrado en los sistemas
familiares de su padre y su madre y conectado con el presente.

6
Descubren también que el ADN tiene estructura lingüística, es “el verbo creador de la
vida humana”2 y responde a la palabra humana.
La palabra modifica el genoma y, por lo tanto, modifica la evolución del ser hacia su
realización.
El “texto”, pensamiento o palabra, acompaña la biomorfogenesis, acelerando su movi-
miento hacia la vida o hacia la muerte: hablar bien a las plantas las ayuda a crecer, unas
semillas destruidas cuando el accidente de Chernóbil recobraron un ADN sano gracias
a la palabra. La gente envejece y enferma por pensamientos destructivos que dan orde-
nes incoherentes y aberrantes a sus proteínas.
En constelaciones hemos podido experimentar que una enfermedad o uncomporta-
miento incongruente se corrigen exponiendo al representante de la persona o del sín-
toma al representante de su propio holograma, es decir de su campo morfogenético
individual, a la vez que pronunciando una frase sanadora.

Cada campo morfogenético atrae el sistema que le corresponde, hacia patrones o for-
mas de actividad organizadas, buscando mantenerlo íntegro en su evolución con la
transformación de cada campo mórfico que el sistema está imitando, hacia una finali-
dad permanente (noción de homeodinamismo) de servicio a campos superiores. Cam-
pos mórficos y campos morfogenéticos (u hologramas) están en confrontación, en des-
equilibrio y reequilibrio continuos.
El objetivo de los campos morfogenéticos es precisamente ser un atractor para los sis-
temas. Los filósofos y científicos del siglo XX hablaban de la necesidad de un atractor,
he aquí el atractor: está en nosotros, existe desde la concepción y nos acompaña el resto
de nuestra vida. Nos atrae hacia el amor en acción, al servicio del destino colectivo.

Sheldrake dice en 20053 “Sospecho que los campos morfogenéticos funcionan imponiendo
patrones en los patrones de actividad por lo demás aleatorios o indeterminados. Por ejemplo,
hacen que los microtúbulos se cristalicen en una parte de la célula en lugar de en otra, a pesar de
que las subunidades de las que están hechas están presentes en toda la célula.
Los campos morfogenéticos no se fijan para siempre, sino que evolucionan. Los campos de perros
y caniches afganos se han vuelto diferentes de los de sus ancestros comunes, los lobos. ¿Cómo se
heredan estos campos? Creo, pero no puedo probarlo, que se transmiten por una especie de reso-
nancia no local, y he sugerido el término resonancia mórfica para este proceso.
Los campos que organizan la actividad del sistema nervioso también se heredan mediante reso-
nancia mórfica, transmitiendo una memoria colectiva e instintiva. La resonancia de un cerebro
con sus propios estados pasados también ayuda a explicar los recuerdos de animales y humanos
individuales.”

2
Son palabras del principal investigador Piotr Garjaev.
3
www.rupertsheldrake.org

7
Los campos morfogenéticos proponen un patrón de evolución y se van diversificando
unos de otros, con la integración de los campos mórficos de cada uno de sus elementos.
Cada individuo utiliza y modifica los campos mórficos como morfogenéticos. Estos
campos se transmiten a las generaciones siguientes a través de una resonancia no local.
A la vez organizan una memoria colectiva e instintiva.

¿Donde están y que son los movimientos que nos llevan en constelaciones, o en la vida,
hacia la sanación? Son las fuerzas del amor en acción en nuestro holograma, en una
dimensión fuera del tiempo. En ese presente permanente de otra dimensión, el indivi-
duo se rinde a las fuerzas del amor y resuelve todas las intrincaciones, conflictos,
traumas, duelos, manipulaciones y complejos que le haya tocado. Para nosotros que
existimos en el tiempo, esta presencia holográfica de lo mejor de nosotros mismos exis-
te desde nuestra concepción y nos atrae hacia esta realización. Cada vez que estamos
en el presente y el adulto, conectamos con ese holograma. Cada vez que sentimos ple-
nitud nos hemos fundido unos instantes con nuestra dimensión vibratoria. Sí, existi-
mos en dos planos a la vez: en un plano fuera del tiempo, eterno presente, de plenitud
y amor en acción y en el plano concreto de la partícula, de las decisiones y del sufri-
miento.

3. Los campos mórficos

La memoria inherente de la naturaleza

La naturaleza tiene una memoria inherente que permite que todo lo que exista reciba la
información de cualquier vivencia anterior similar. Es lo que Rupert Sheldrake llamó
“resonancia mórfica”. De modo que todo lo que existe es influenciado por la probabili-
dad de la imitación del pasado. Y con la imitación aparecen los hábitos y patrones. Un
hecho creativo es mucho más difícil de realizar que un hecho ya memorizado. Es más
fácil aprender algo nuevo, cuando otros ya lo han aprendido. Dice Sheldrake “(es) este
principio de la memoria en la naturaleza que yo llamo resonancia mórfica.”4

Sheldrake nos dice que la naturaleza lo memoriza todo. Algo memorizado tiende a ser
repetido, y poco a poco la repetición crea hábitos repetitivos que solemos interpretar
como leyes.
Todo lo que se vive crea un campo electromagnético, de baja intensidad, cuya resonan-
cia arrastra a otros similares, provocando una reacción instintiva de repetición, y con

4
Campos morfogenéticos y resonancia mórfica. Conferencia de Rupert Sheldrake en Birmingham, no-
viembre 2008.

8
ello un refuerzo de similitud no local. Este refuerzo continuo de similitud crea una
memoria colectiva.
Estos campos de resonancia son no locales y atemporales. Unen a los seres que están en
la misma actividad o en vibración con lo mismo, cual sea la distancia y la época en la
que se producen. A su vez, estos hechos repetitivos, transformados ellos mismos en
campos de resonancia mórfica, son asimilados por los campos morfogenéticos familia-
res, sociales, étnicos, etc. que van a transmitir estos hábitos a sus descendientes.
Nuestros hábitos nos vienen de la resonancia de los campos mórficos, que pueden in-
cluir a campos más pequeños o formar parte de campos mayores. Podemos hablar de
una jerarquía de campos mórficos o hábitos, jerarquía anidada dentro de los mismos
campos.

Los campos que organizan la actividad del sistema nervioso también se heredan a través de la
resonancia mórfica, transmitiendo una memoria colectiva e instintiva. Cada individuo recurre y
contribuye a la memoria colectiva de la especie. Esto significa que los nuevos patrones de com-
portamiento pueden extenderse más rápidamente de lo que de otro modo sería posible.

Los grupos sociales también están organizados por campos, como en bancos de peces y bandadas
de pájaros. Las sociedades humanas tienen recuerdos que se transmiten a través de la cultura del
grupo, y se comunican más explícitamente a través de la recreación ritual de una historia o mito
fundacional, como en la celebración de la Pascua judía, la Sagrada Comunión cristiana y la cena
de acción de gracias estadounidense, a través de que el pasado se hace presente a través de una
especie de resonancia con aquellos que han realizado los mismos rituales antes.
Las leyes de la naturaleza también evolucionan, tal como las leyes humanas evolucionan con el
tiempo. Pero entonces, ¿cómo se recordarían o harían cumplir las leyes naturales? La metáfora
de la ley es vergonzosamente antropomórfica. Los hábitos están menos centrados en el ser hu-
mano. Muchos tipos de organismos tienen hábitos, pero solo los humanos tienen leyes. Los hábi-
tos de la naturaleza dependen del refuerzo de similitud no local. A través de la resonancia mórfi-
ca, los patrones de actividad en los sistemas autoorganizados están influenciados por patrones
similares en el pasado, lo que otorga a cada especie y a cada tipo de sistema autoorganizador una
memoria colectiva.

Creo que la selección natural de hábitos desempeñará un papel esencial en cualquier teoría inte-
grada de la evolución, incluida no solo la evolución biológica, sino también la evolución física,
química, cósmica, social, mental y cultural (como se discute en La presencia del pasado ) .
Los hábitos están sujetos a la selección natural; y cuanto más se repiten, más probable es que se
vuelvan otras cosas iguales. Los animales heredan los hábitos exitosos de su especie como instin-
tos. Heredamos los hábitos corporales, emocionales, mentales y culturales, incluidos los hábitos
de nuestros idiomas.5

5
Ver www.sheldrake. org

9
La probabilidad de repetición hace que las llamadas “leyes” evolucionen: todo es más
fácil de conseguir cuando se ha realizado anteriormente. ¿De qué manera la resonancia
mórfica modifica las fuerzas del amor? La observación nos muestra, por ejemplo, que,
hasta finales del siglo XX, las consecuencias de un perpetrador no se pagaba hasta va-
rias generaciones después, hoy la compensaciones son mucho más rápidas: a menudo
las vemos en la misma vida de esa persona. Las fuerzas del amor actuaban ciegamente,
hoy hay más compasión en estas fuerzas…

La presencia del pasado

Cuanto más similar mas fuerza de atracción para la repetición. Cuanto más similar es
la frecuencia de dos, mas arrastrado está uno para imitar al primero.
Lo más similar de uno es uno mismo. Por eso existe esta tendencia tan profunda e ins-
tintiva a repetirnos a nosotros mismos por auto resonancia, y luego a los familiares más
cercanos de nuestra infancia y nuestro entorno por resonancia con ellos.

Los grupos memorizan sus hábitos y recuerdos en rituales y cultura. El pasado se hace
presente por la resonancia con los que hoy hacen el ritual.
Además de los hábitos y patrones transmitidos por las generaciones anteriores, encon-
traremos las fechas aniversario y los lugares en los que tuvieron lugar grandes trage-
dias como recuerdos que provocan trágicas repetición incluso varios siglos después.
Igualmente hechos inconclusos buscan su repetición hasta que un descendiente cierre
el fenómeno.
Las constelaciones se han revelado como el instrumento de pacificación del pasado.

Inconsciente colectivo

Lo que conocemos como inconsciente colectivo es la suma de los campos mórficos do-
minantes de una época. Hasta que la vivencia de esta actitud crea nuevas actitudes en
polaridad, que a su vez cambiarán el inconsciente colectivo. A veces son las víctimas de
una polaridad las que constituyen el grueso de los campos mórficos, provocando, va-
rios años más tarde la aparición de un inconsciente colectivo dominado por la compen-
sación de estas víctimas.
La teoría de la masa crítica (que explico a continuación) nos permite entender cómo,
repentinamente, un nuevo pensamiento o nueva creencia es adoptado por una multi-
tud de individuos, y cómo el inconsciente colectivo se modifica de un modo radical en
un momento dado.
Los arquetipos son una manera de representar, o nombrar, a estas “nubes” de memoria
que son los campos de resonancia mórfica.

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La teoría del centésimo mono; la masa crítica

La teoría del “centésimo mono” empezó a tener sentido, a la luz de todas las observa-
ciones anteriores, a pesar de los intentos de desacreditar esta información por parte de
la ciencia oficial.
Lyall Watson escribió un libro Lifetide: The Biology of Consciousness en el que relata una
experiencia que llevó a cabo con una colonia de monos en la isla de Koshiba, cerca de
Japón. En 1952, Watson quiso cambiarles la alimentación, proponiéndoles patatas, pero
al verlas sucias de tierra, los animales las rechazaban. Les enseñó a lavar los tubérculos,
pero no se interesaron, hasta que una mona joven empezó a lavarlos, comiéndoselos
sin tener que escupir la tierra o la arena. A partir de ese momento, Watson enseñó a los
demás monos jóvenes a lavar las patatas como si fuera un juego. Los monos mayores
no aprendieron a hacerlo, excepto aquellos que tenían hijos jóvenes, quienes enseñaron
el truco a sus padres. (Skeptical Inquirer, mayo/junio 1996).
En menos de seis meses, la proporción de los lavadores fue naturalmente mayoría.
(Revista Human Nature, 3, 1992).
Ahora viene lo sorprendente: seis años más tarde, se documentó que repentinamente
todos los monos de esta especie, en otras islas, sin contacto entre sí, habían adoptado el
mismo comportamiento. (Skeptical Inquirer, mayo/junio 1996).

Cuando un número suficiente (la masa crítica) de individuos adoptan un nuevo com-
portamiento, toda la especie adquiere ese comportamiento y lo transmite genéticamen-
te, sin necesidad de haberlo aprendido, por la presencia del campo de resonancia mór-
fica que tiene ya la fuerza de arrastre por la que fue creado.

Las dinámicas sistémicas


Sólo existen dos dinámicas sistémicas de compensación arcaica: “yo como tú”, “yo por
ti”.
La primera, “yo como tú”, nos habla del arrastre de imitación creado por la resonancia
mórfica de una persona, de un ancestro del sistema familiar o de cualquier otro siste-
ma.

Hablamos de dinámica de compensación arcaica cuando observamos que la persona ha


dejado su autonomía adulta para dejarse seducir por la imitación de un campo mórfico.
Estos campos de resonancia mórfica arcaica son de varios tipos, o nos arrastran a un
Estado del Yo Niño, o al del Estado Padre, o nos arrastran a la repetición de un hecho
trágico, hasta este hecho no sea visto con amor. La persona está abducida por estos
campos y no ve la realidad. No se permite ser libre, actuar o pensar de un modo que le
alejaría de ese campo. Se siente fuerte, acompañada, segura de sí misma en esta imita-
ción, aun cuando le haga sufrir.

11
Si nos damos cuenta que estos campos están compuestos de la energía de millones y
millones de personas, entendemos su fuerza de arrastre y la “compañía” que permiten
sentir al que se deja tomar por esa repetición. Y el sentimiento de culpa le acompañará
cuando quiera recobrar su autonomía.
El arrastre de imitación es tal que provoca que la persona tome todas las decisiones
necesarias para poder seguir perteneciendo a esta resonancia.

El campo mórfico de imitación del Estado Niño es el que nos lleva a ser, una y otra
vez, víctimas impotentes, tomando las decisiones que atraerán más desgracias sobre
nosotros.
El campo de la resonancia con el Estado Padre nos hace adherir a polaridades cada vez
más enfrentadas. Nos sentimos bien en esta imitación de polaridades, nos sentimos
pertenecientes y reconocidos. A cambio hemos perdido nuestra autonomía y creativi-
dad. Son los campos descritos por Vadim Zeland en sus libros sobre REALITY
TRANSURFING.

La otra dinámica de compensación arcaica es la del “Tú por mi” o “Yo por ti”. Se trata
de otra forma de resonancia cuántica, la de las partículas “intrincadas”. Cuando un
mismo átomo emite dos fotones, cuando estos fotones se mueven y alguien observa
uno de ellos, colapsarán viviendo cada uno una polarización opuesta, aunque ya estén
totalmente alejados el uno del otro.
Esta dinámica de intrincación es más fuerte que la de imitación de una resonancia mór-
fica, pues se impone por encima de la simple resonancia mórfica.
En sistémica, lo observamos con un vivo intrincado, por ejemplo, con un perpetrador.
El campo designa a un descendiente para representar a este ancestro perpetrador que
no asumió su culpa, y la relación entre los dos será de “Yo por ti” o “Tú por mí”. Este
descendiente, instintivamente querrá pagar por el perpetrador, incluso suicidarse por
él. Están en polaridades opuestas porque están intrincados.

Existen también campos de resonancia benéfica: los campos de actitudes adultas, entre
los humanos, y los campos de nuevos aprendizajes en el resto de la naturaleza, como
los de los monos mencionados anteriormente, o de una mutación de una planta o ani-
mal que permite una mejor adaptación al medio.
Los campos de resonancia de actitudes adultas tienen menos fuerza de arrastre que los
de comportamientos arcaicos, pues es más exigente estar en el adulto o en la creativi-
dad que estar en actitudes arcaicas, y por lo tanto, menos personas han resonado con
ellos. Pero cada día son más las personas que vibran con estos campos. Lo curioso es
que estos campos de resonancia adulta no abstraen a la persona de la realidad, no la
ciegan. Por el contrario la llevan hacia la vida, hacia nuevas posibilidades, hacia la
creatividad y el amor.

12
Campos de probabilidades

Los campos mórficos son estructuras de probabilidad: probabilidad de repetir el pasa-


do, de repetirse a uno mismo o a otros.
Todo lo que hacemos se memoriza y casi todo lo que hacemos es imitación de lo me-
morizado desde que el mundo es mundo.
Es difícil encontrar a una persona que haya hecho algo que no sea repetición, que haya
creado un nuevo campo de resonancia mórfica.

Como lo vimos en otro video, si nuestra antena celular se gira hacia el pasado (cuando
nuestros pensamientos son de rechazo a lo que hay), conectaremos con el campo de las
ondas de probabilidades de repetición del pasado. Si nuestra antena, movida por el
asentimiento a lo que hay, gira hacia el presente, conectamos con el campo de las ondas
de nuevas posibilidades. Es de notar que no se ofrece a cada persona el campo entero
de todas las ondas de posibilidad, sino el subcampo de nuevas posibilidades que re-
suena con su holograma y su misión.
Las ondas de probabilidad y de posibilidad son antagónicas: probabilidad de repetir el
pasado, nueva posibilidad surgida de un nuevo presente.

Sheldrake y Hellinger comentaron que un campo de resonancia mórfica sólo podía ser
modificado por un impulso externo a este campo, por un movimiento del espíritu o
una fuerza espiritual. Ese impulso proviene de un observador que toma conciencia y
se conecta con la repetición inconsciente del pasado con respeto y gratitud. Este obser-
vador vive en ese momento una fuerza espiritual. Así nace la posibilidad de una orien-
tación hacia algo nuevo. El “observador” y el campo de resonancia mórfica se trans-
forman mutuamente.

Esta fuerza espiritual está en cada uno de nosotros.


Cuando el ser humano conecta con el presente, asiente a la vida como es y se entrega a
la gratitud, cuando se hace uno con su holograma y las fuerzas del amor, este ser hu-
mano se transforma en la fuerza espiritual capaz de transmutar un campo mórfico de
repetición en un campo mórfico de creatividad y amor, conectándolo con una onda de
nuevas posibilidades.

4. Holograma y resonancia mórfica

El holograma contiene todo el pasado de los antepasados, es decir que ha integrado


todos sus hábitos, patrones y actuaciones, imitaciones e intrincaciones anteriores de
unos ancestros por un lado, creatividad y adhesión adulta a las fuerzas del amor de
otros antepasados, por otro lado.

13
Todo el pasado se vuelve presente para cada descendiente a través de los campos de
resonancia mórfica. Recibimos la fuerza del holograma de todos los que han consegui-
do irse en paz, y las intrincaciones de los que no. El propósito de nuestro holograma es
introducir las fuerzas del amor en todo lo heredado, así como en todo lo que vivimos,
para así cumplir con nuestra misión al servicio de nuestro sistema familiar y de los
demás grandes sistemas a los que pertenecemos. Esto significa que nuestro holograma
está al servicio del holograma de nuestro sistema familiar, este a su vez al servicio del
holograma de nuestra cultura, país o religión.
Todos estos hologramas incluidos en una jerarquía de servicio, todos tomados por el
inmensurable e ilimitado holograma del destino colectivo, que nos incluye a todos
desde que el universo existe.

El holograma, o campo de resonancia morfogenética, incluye multitud de campos de


resonancia mórfica, incluidos jerárquicamente también unos dentro de otros. Por ejem-
plo una persona puede estar instintivamente arrastrada por la resonancia de la exclu-
sión, dentro de este campo, puede vivir en resonancia también con la soledad o con la
amargura, puede resonar instintivamente con ocios como la pesca o la lectura, etc.
Todas las actitudes o actividades instintivas y repetitivas que tengamos nos muestran
la pertenencia a un campo de resonancia mórfica.
Nuestro holograma está constituido de toda una serie de campos mórficos, en resonan-
cia con multitud de gente. O bien imitamos y reforzamos estos campos, o bien, intro-
ducimos conciencia, provocando un cambio que será integrado en estos campos de
resonancia, iniciando un cambio en todas las personas que imitan ese campo.
La memoria se hace con lo nuevo creando una nueva resonancia de imitación. Si lo
nuevo es “conciencia”, “adultez”, rendición o gratitud, ese nuevo campo nos impulsa a
la probabilidad de conectar con el Campo Fuente y sus ondas de nuevas posibilidades.

La meta de nuestro atractor, u holograma, es llevarnos, con todos nuestros campos de


resonancia, hacia el presente, viviendo activa y conscientemente las fuerzas del amor.
En ese estar presente encontraremos las nuevas posibilidades que nos corresponden, al
servicio de nuestra misión, al servicio del destino colectivo.

El papel de estos campos de resonancia mórfica es unirnos constantemente con todos


los demás, más exactamente con todos los que resuenen con nuestra frecuencia en cada
momento. La vida no es individual, estamos todos interconectados, interpenetrados los
unos por los otros. Y cada uno modifica la resonancia con su aportación personal, mo-
dificación que alcanzará a todos los que resuenen con ella.
¿Cómo modificar lo que nos arrastra? ¿Cómo modificar los campos de rutinas, rituales,
opiniones, actitudes o actividades? Viviéndolos desde la conciencia, el asentimiento y
la gratitud.

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El holograma nos une a todos nuestros ancestros, desde el principio de la vida, en un
presente permanente, fundido con algo mayor. Y a través de los campos de resonancia
mórfica nos enlaza más allá de nuestro sistema familiar, con todos los seres humanos
vivos y muertos, que en un momento dado resonaron con nosotros, o nosotros con
ellos. Permitiendo de esta manera que todos los progresos hacia más amor y más vida
de unos pocos resuenen para todos.

Hay más en los campos de resonancia mórfica.


Son nuestra manera concreta de vivir el holograma.
La mayoría de nuestros campos mórficos nos son transmitidos por el sistema familiar.
Todos necesitan ser vistos, aceptados y agradecidos para transformarse en energía de
apoyo. Todos los ancestros afectados por estos campos podrán entonces, por fin, sepa-
rarse de nosotros.
Cada situación y cada acto, pensamiento o emoción, necesariamente arropado por un
campo mórfico, nos lanzan un llamado: ser vistos, es decir ser vivido conscientemente.
En cuanto tomamos conciencia de lo que estamos viviendo, nos colocamos en el adulto,
y simultáneamente, ese campo de resonancia se funde con nuestro holograma, desapa-
reciendo en él, a la vez que sintonizamos con algo mayor. Nos estamos fusionando con
nuestra realización genética (el holograma) transmutando o creando un nuevo campo
mórfico de participación plena a la vida.

La misión

Unas palabras sobre la misión, ya que su representación en constelación puede aportar


mucha fuerza de sanación.
Nuestra primera misión es sobrevivir.
La siguiente misión es realizarnos al servicio de nuestro sistema familiar, cumpliendo
con las fuerzas del amor que liberarán todas las fidelidades arcaicas con nuestra fami-
lia. Fundirnos poco a poco con nuestro holograma. Para muchos, la vida entera será
necesaria o incluso insuficiente. En el caso de que un antepasado no lo consiga en vida,
sus descendientes serán tomados al servicio.
Una vez realizada la unión con el holograma, puede presentarse una nueva misión

La gratitud es el camino para la mutación de todo y de todos.

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