Está en la página 1de 11

Conclusión final de lo aprendido en la asignatura. Psicoética.

Es muy grato y satisfactorio haber visto esta asignatura, realmente Psicoética es muy interesante, he
aprendido mucho y aclarado ciertas temas que no pensé que tenían gran importancia en mi
desarrollo como profesional, el actuar éticamente, el sentirse bien consigo mismo y con la sociedad.

Desde el inicio de la asignatura empecé a conocer y ver de manera más profunda que existen
deberes y derechos de los profesionales en psicología y psiquiatría, la cual se ocupa la deontología,
que es una faceta aplicada a la ética, cuyos valores y conductas se encuentran en el código
deontológico, la cual respaldan solamente al profesional de la salud. Pero la Psicoética presenta un
código más moralista, se encarga de las necesidades y derechos del cliente-paciente, es así que la
Psicoética ayuda a presentar soluciones a los distintos dilemas que se presentan en la relación del
paciente con el profesional de la salud.

El valor ético máximo al que todo profesional tiene que aspirar, respetar y alcanzar en su práctica es
la dignidad humana. De los valores humanos se desprenden los principios básicos, que son guías que
permiten respetar la dignidad del ser humano. Estos principios psicóticos son: El principio de
beneficencia, el de autonomía y el de justicia.

En la psicología y psiquiatría existen una gama de teorías y psicoterapias, muchas son incompatibles
y contradictorias. El profesional de la salud tendrá que escoger algunas de ellas para especializarse y
poder tener instrumentos que permitan ayudar a quien lo necesite.

Respecto a la investigaciones psicológicas y psiquiátricas con seres humanos, el código de


Nuremberg establece el criterio ético clave que es el derecho de dar el consentimiento válido a la
decisión informada, y además recalcó, que todo experimento debe ser conducida de tal forma que
evite todo sufrimiento o injuria física o mental. Especialmente porque sabe presentarse dificultades
éticas, ya sea al inicio, durante o al culminar la investigación, causando perjuicios o daños al
paciente. También la Declaración de Tokio (Asociación Médica Mundial 1975), establece que la
investigación debe ser hecha por personas científicamente calificadas. Dados a los riesgos que se
presentan se cree que es licito una investigación que presente un mínimo riesgo, y desde el principio
debe haber una decisión informada.

En la responsabilidad ética ante la Ley, Rappeport (1982) define que hay dos áreas de contacto entre
la psicología, psiquiatría y la Ley. El primero es el terreno de la psicología y psiquiatría jurídica, que
puede ser legal o forense. Legal, cuando el profesional trata a paciente y este se ve envuelto en
asuntos legales, y el profesional es llamado a testificar. Forense, cuando el profesional es llamado
ante un juez a dar su informe técnico. El segundo es en el campo de los asuntos de la práctica del
psicólogo o psiquiatra punibles legalmente, es decir la mala práctica o fallo en el ejercicio de la
profesión. Estos pueden ser por imprudencia, la negligencia y la impericia. La imprudencia es la falta
de cautela respecto a usar métodos o procedimientos a realizar un acto sin contar con todos los
elementos requeridos. La negligencia es el factor que incluye la imposibilidad de diagnosticar un
problema específico que resulta en daño a la persona o a terceros. Y existe impericia cuando un
profesional causa daño por falta de conocimientos en el procedimiento o no ha sido capacitado para
usarlo.

Ante una mala práctica, el psicólogo o psiquiatra debe ser honesto y sincero en el reconocimiento de
su responsabilidad, y recordar que se debe a la verdad. Es importante recuperar la dignidad como
persona y profesional, aceptando las posibles consecuencias. Si es acusado injustamente, debe
buscar la verdad y demostrar el error que se está cometiendo.
La relación individual entre terapeuta y paciente desde su inicio debe ser exitosa, comenzando con
el consentimiento válido, siguiendo el transcurso de la relación con los objetivos terapéuticos e
implicación ética que son: promoción de la autonomía, promoción de la armonía, promoción de la
perfección de la naturaleza humana. Terminando la relación terapeuta cuando se vea claramente la
mejoría, y el paciente este completamente convencido de eso. Promoviendo un buen
funcionamiento social, sentido interno de bienestar, la integración de valores y proyectos
personales. Respecto a la relación con enfermos mentales la relación debe ser personalizada y digna,
de la misma manera estar atentes en los casos de menores y ancianos.

El psicólogo puede actuar en el ámbito organizacional e institucional. Su intervención se enfoca en el


cambio de los grupos humanos, puede ser a través de lo grupal o de lo personal, siempre con la
visión de clarificar asuntos concernientes a la dinámica grupal, interpersonal o problemas
individuales que dañan el sistema. Se necesita que el psicólogo sea un defensor, custodio y educador
ético, es fundamental para contrarrestar la permanente tendencia de manipulación que se dan en
las dinámicas organizacionales, porque con poder y dominio pueden hacer primar los intereses del
equipo dirigente por sobre todo derecho fundamental de las personas.

La responsabilidad del psicólogo no debe limitarse a la acción interna de la empresa u organización


donde trabaja, es ir más allá, le corresponde informar y denunciar al resto de la sociedad del abuso y
arbitrariedades que se puedan presentar en instituciones privadas y estatales, al ver que no existe
corrección alguna. En la organización, el psicólogo no solo debe tener una conducta intachable,
también debe ser promotor y guardián de una ética mínima de ese medio, una ética formulada por
los Códigos de ética de la profesión y aquellas que establezcan las leyes civiles en relación a los
derechos fundamentales, especialmente en la ética formulada en la declaración de los Derechos
Humanos.

La Psicoética se fundamenta en los principios fundamentales que son: el respeto a la autonomía, el


deber de beneficencia y la justicia. Estos principios sostienen el último valor de la relación
profesional-persona, ósea la humanización. Las normas que son la confidencialidad, la veracidad y
fidelidad sostiene e instrumenta a los principios vinculándolos con la realidad. Como profesionales
debemos considerar que de nada sirve saber respetar la autonomía si al profesional no le interesa
esa norma en relación con el mundo. De nada sirve saber que es un deber informar la verdad si el
profesional no es veraz. De nada sirve saber afirmar la igualdad y respeto si el profesional no se
vuelve a si mismo justo. Su eficacia esta en ser internamente ético o fuertemente comprometido con
la praxis ética, en suma virtuoso. La práctica psico-psiquiátrica desde una ética personalista busca
evitar la mala práctica, y reafirmar la buena práctica estableciendo el apoyo ético a ciertos
procedimientos ya establecidos. En el decálogo de la Psicoética se presenta de manera corregida, la
formulación de Berger de los derechos del paciente psico-psiquiátrico.

Entre los once puntos se nombra que el paciente tiene derecho a: al tratamiento, a disponer del
servicio terapéutico por una persona competente, a pagar un honorario razonable, a un terapeuta
que solo promueva su interés y bienestar personal, a ser informado del plan de tratamiento y dar su
consentimiento por adelantado, a consultar con otros terapeutas si es necesario, a que sus datos
terapéuticos se guarden en un lugar seguro y disponer de copias cuando sea necesario, a la
privacidad y confidencialidad, a exigir reparación si hay daños ocasionados en la terapia, a una
terapia con limite determinado, y derecho a que no se explote, engañe, manipule por medio de la
información que se brinde, el poder o la sugestión que ejerce el terapeuta.

La Psicoética es una ética de la responsabilidad por el bien común universal, abierta a la


humanización progresiva y solidaria, es trascendental.
Aprendizaje que deja para mi vida personal y profesional.

Realmente he aprendido mucho de esta materia, me queda claro que tanto en mi vida personal
como en lo profesional el principal valor es la dignificación humana. Que los principios y valores
están ligados a la humanización o perfeccionamiento de la humanidad. Que de nada me sirve tener
conocimientos de ética si no lo pongo en práctica en mi vida y en la profesión que voy a ejercer. Que
ante todo me debo a la verdad. Creo que como todo profesional enfrentaré problemas, pero hay
que ser lo suficientemente honesto, sincero, responsable y actuar de manera sabia ante situaciones
adversas, pero es ahí donde la eficacia es ser interiormente ético y comprometido fuertemente con
lo que significa esta profesión. El aprendizaje que deja esta asignatura para mi vida personal es que
como ser humano no debo de ser egoísta, debo pensar en el bienestar de los demás. En lo
profesional esta asignatura me deja como aprendizaje claro que debo ser integra en todo el sentido
de la palabra. Que los principios y valores aprendidos deben de estar enraizados en mí para poder
ejercer con éxito esta profesión, y ser ejemplo para la sociedad.

Bibliografía:

Franca Tarrago, Omar (1996). Ética para psicólogos. Introducción a la Psicoética, Bilbao, Ed. Descleé
de Brouwer.

También podría gustarte