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DONACIONES (/DONACIONES)
(/autores/alejandro-morcuende-gonzalez) 27/10/2018
Introducción
En busca de una reconstitución pluridisciplinar de los Estudios Urbanos, los autores han
promovido un máster propio de la Universidad de Barcelona sobre el tema, en una
primera edición del cual se consiguió hacer intervenir una treintena de especialistas
diversos. El objetivo básico, ha sido pues, conseguido: poner en contacto y diálogo a las
diferentes disciplinas que algo tienen que decir y dicen para una mejor comprensión de lo
urbano.
La obra de Marx y Engels tiene unos precedentes claros, que fueron analizados por los
autores en una publicación anterior (Carreras y Morcuende, 2016) y la evolución
posterior se analizó en un coloquio internacional, centrada en la reivindicación pionera
que hiciera Henri Lefébvre (1901-1991) en 1972 en La pensée marxiste et la ville; así
como en la tesis doctoral de uno de los autores sobre las relaciones entre la sociedad y el
espacio urbano en un sector de la ciudad de Barcelona (Morcuende, 2018).
A lo largo de la década de 1840, Engels fue observando y analizando con espíritu crítico
el nacimiento de una nueva sociedad fruto del proceso de industrialización que a su vez
hacía emerger una nueva realidad urbana. Esta nueva sociedad encontró en la Inglaterra
de los siglos XVIII y XIX las condiciones para su desarrollo, y pronto se convirtió en un
auténtico modelo para los estudios del resto del mundo. Se trataba de una revolución
económica que en el continente, en Francia y en Alemania, acompañaban las
revoluciones políticas.
Este crecimiento se basaba en una doble tendencia que concentraba población y capital.
La realidad urbana naciente era para Engels un necesario desorden impuesto por el orden
de clase burgués a partir de las nuevas relaciones de producción. Un orden y un desorden
que explican el espacio urbano, que a su vez es la esencia misma de la sociedad que
surge en estos momentos (Lefebvre, 1972). Este desorden volvió a formar parte de las
preocupaciones y de los análisis de Engels que en 1873 publicaba un conjunto de artículos
del año anterior bajo el título Contribución al problema de la vivienda, donde el autor
polemizaba con las tesis de Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) en torno al significado
real de la propiedad privada de la vivienda.
La atracción, más bien forzosa, hacia la ciudad de la población y del capital generan las
consecuencias de las que se ocupa Engels en su primera obra. La concentración de
proletariado y burguesía implicó la segregación espacial de unos y otros, dominados y
dominantes. Engels mostraba en su texto la posibilidad de que en el Manchester de 1840
se pudiera recorrer toda la ciudad evitando totalmente los barrios pobres; la ciudad
estaba organizada de esta forma, ya noventa años antes de la consagración del zoning
funcionalista por parte de los arquitectos y técnicos del racionalismo. A esta segregación
corresponde el aislamiento propio de los que tienen que vender su fuerza de trabajo y
que hundidos en la miseria -individual ocasional, permanente para la clase- ganan el
salario día a día (el jornal), junto a los trabajadores parados y a las mujeres y niños que
componen el imprescindible ejército de reserva.
La ciudad es por tanto no sólo el escenario, sino sobre todo el motor de la lucha por la
vida, por todo, una guerra social abierta de todos contra todos, una vez liberados los
siervos del viejo feudalismo (Engels, 1845). Aunque de la descripción realizada se ha
desprendido muchas veces una cierta posición antiurbana, que hiciera hegemónica el
marxismo ortodoxo de la primera mitad del siglo XX, Engels otorga a la ciudad, sin lugar
a dudas, todo el potencial transformador. Las grandes ciudades son el espacio de lucha
en el que el proletariado puede tomar conciencia de sí mismo, donde, por tanto, se
engendra y crece el movimiento obrero, y donde finalmente el desorden puede desbordar
el orden de clase que las ha originado.
Por su parte, El Manifiesto Comunista, que coincidió con la ola revolucionaria de 1848,
ofrece de manera sintética la explicación desarrollada en La Ideología Alemana. La
aportación al debate del Manifiesto aparece en su segundo capítulo "Proletarios y
Comunistas" en el que sus autores proponen un programa político de diez puntos entre
los que se encuentra el noveno “Combinación de la agricultura y la industria; medidas
dirigidas a hacer desaparecer gradualmente la oposición entre ciudad y campo” (Marx,
Engels, 1848) ¿No es suficientemente significativo que esta iniciativa forme parte del
programa político de diez puntos de El Manifiesto Comunista?
Como motivo de fondo, pues, las cuestiones urbanas siempre estuvieron presentes en la
obra de Marx y Engels, incluso en la más importante. Así, en El Capital de Marx se
pueden destacar unos capítulos donde se trata el papel de la ciudad en relación a los
siguientes temas: la división del trabajo en la manufactura y en la sociedad (Capítulo
XII.4); la gran industria y la agricultura (Capítulo XII.10); la ley general de la acumulación
capitalista (Capítulo XXIII); y la llamada acumulación originaria (Capítulo XXIV). La idea
repetida y argumentada en numerosas ocasiones a lo largo, no sólo de El Capital sino en
toda su obra, es que la base de toda división del trabajo desarrollada, mediada por el
intercambio de mercancías, es la separación entre la ciudad y el campo. Puede afirmarse
que toda la historia económica de la sociedad se resume en el movimiento de esta
antítesis. No obstante no nos entretendremos aquí a considerarla (Marx, 1867) ¿No
explica esto el interés estratégico de Marx y Engels por la ciudad, al tiempo que explica,
en parte, la consideración de su olvido?
Por último, el teórico urbano norteamericano Neil Brenner (1962) ha profundizado en las
aportaciones de Lefébvre, especialmente la tesis contenida en La révolution urbaine, y ha
elaborado un marco para entender la urbanización planetaria como una alternativa a la
llamada Nueva Era Urbana de estudios sobre ciudades, parciales y fragmentarios, que
tratan de reforzar el sistema económico dominante a través de políticas de desarrollo
local. Brenner destaca que los conceptos de urbano y de urbanización no deben ser
considerados como objetos empíricos, sino como categorías teóricas. La categoría del
hecho urbano es un proceso, no una forma universal, ni un tipo de asentamiento o una
unidad cerrada, como han hecho los historiadores del urbanismo tradicionales. El proceso
de urbanización así estaría formado por tres momentos diferentes como son la
concentración urbana, la urbanización difusa y extensa en el territorio y unas formas
diferenciales de urbanización, lo que supone que dicho proceso sea multidimensional,
además de haber alcanzado la escala planetaria.
La urbanización, por tanto, según Brenner, se ha producido a través de una gran variedad
de patrones y de vías de desarrollo desigual propias del sistema capitalista. En este
sentido, Brenner contempla el fenómeno urbano como un proyecto colectivo dentro del
cual los diversos recursos y potenciales que se generan son apropiados y contestados por
los diversos agentes urbanos (Brenner, 2016) ¿La revolución urbana es, pues, la síntesis
de la contradicción campo ciudad y el anuncio de un nuevo modo de producción?
¿Qué se puede extraer de todo esto? ¿Hacia dónde deben dirigirse los Estudios Urbanos?
Una primera conclusión es que, más allá de los análisis exegéticos que se puedan hacer,
Marx y Engels hablaron de la ciudad de forma significativa. Así de su formulación de la
contradicción campo ciudad y de su papel como motor de la historia característica de los
inicios de la industrialización y del desarrollo capitalista, se ha ido proyectando el
concepto hacia la urbanización planetaria, que es fundamentalmente el momento en el
que nos encontramos.
(Una primera versión este artículo fue publicado en la revista Nous Horitzons, nº 218,
que conmemora el bicentenario del nacimiento de Karl Marx).
Bibliografía citada
Engels, F. (1845); Die Lage der Arbeitenden Klasse in England [ed. consultada en anglès,
publicada a Londres: Penguin Classics, 1987, editada per Victor Kiernan]
Harvey, D; Social Justice and the City. Baltimore: John Hopkins University Press, 1973.
Harvey, D; Marx, Capital and the Madness of Economic Reason. New York: Oxford
University Press, 2018.
Marx, K. (1867); El Capital. Crítica de la Economía Política. Madrid: Siglo XXI de España
Editores S.A., 1975.
Marx, K, Engels, F (1848); El Manifiesto del Partido Comunista. Madrid: Ediciones Akal,
S.A., 1997.
Santos, M; Por uma outra globalizaçâo do pensamento único á consciencia universal. Rio
de Janeiro: Editora Record, 2000.
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La victoria del Sinn Féin no traerá una Irlanda Unida, pero de todos modos la acerca
(/textos/la-victoria-del-sinn-fein-no-traera-una-irlanda-unida-pero-de-todos-
modos-la-acerca)
Fintan O´Toole (/autores/fintan-otoole) 15/05/2022