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26 Joaquín Díaz

JUEGOS DE NIÑOS
POR JOAQUÍN DÍAZ ba a diario. Un año más tarde con-
tinúa escribiendo con insistencia:
Durante buena parte del siglo XIX se “Anteayer, en uno de los juegos de
llamaba policía a la correcta conduc- barra que se sitúan en el Campo de
ta en la polis, es decir en la ciudad. Marte, al soltarla uno de los juga-
Las buenas costumbres, algunas dores se atravesó un muchacho de
de ellas modificadas o mejoradas unos diez años de edad, recibiendo
con el paso de los años por la re- tal golpe en la cabeza que es proba-
lación cotidiana con los vecinos, se ble deje de existir pronto”. Advierte
Elementos para jugar a la chirumba.
iban adquiriendo ya desde la pri- también que, ya que no se suprime
mera infancia. La función de “la el juego, convendría limitarlo a un te- mite? Ayer por la mañana, y estan-
guardia urbana” -o sea de la policía rreno a propósito, separado por una do en la Plaza Mayor disfrutando del
de hoy- era precisamente ayudar a reja o una cuerda. Diez años más sol que la bañaba, un amigo nuestro,
los padres (no siempre atentos a tarde la gacetilla vuelve a aparecer señor muy respetable por su edad y
los movimientos de sus hijos) en la con el título “No me gusta” y dice: posición, estuvo expuesto a que le
tarea de corregir a tiempo los com- “Sobre las cinco y media de la tar- saltaran un ojo con un pedazo de
portamientos infantiles, sobre todo de de ayer, hallándose jugando a la madera unos muchachos que juga-
si de sus diversiones irresponsables barra varios aficionados, se le des- ban. Si estos sitios se han hecho y
pudiera seguirse un perjuicio para el prendió de las manos a uno de ellos no tienen otro objeto que pasear en
resto de los ciudadanos. Los de- el hierro que sirve para esta clase ellos, debieran los agentes impedir
cretos de la autoridad competente, de diversión, hiriendo en la cabeza que los chicos jueguen, mucho más
en forma de bando, se fijaban por a uno de los espectadores. No es si sus juegos son de exposición,
las calles y advertían de las multas la primera vez que suceden desgra- como el de la chirumba, pues es ló-
o castigos que se seguirían de su cias como esta por acercarse dema- gico que, no teniendo los jugadores
incumplimiento. El Bando de buen siado los espectadores a presenciar el suficiente criterio para conocer
gobierno para la ciudad de Valla- tales distracciones”. Con la misma que pueden hacer daño a alguno de
dolid publicado por el Alcalde co- diligencia en advertir pero con el los que tranquilamente pasean, su-
rregidor en 1862, por ejemplo, in- mismo resultado negativo en la con- ceda lo que da lugar a nuestra queja.
sistía en sus artículos 4 y 13 en la cienciación de los jugadores, apare- Por fortuna la chirumba llevaba poca
prohibición de jugar a la pelota en cen gacetillas sobre bolos, tango o fuerza y no se produjo más que el
los atrios de los templos y a los bo- tanguillo y mocha. Sobre la chirum- susto consiguiente”. El periodista,
los, barra, morrillo y demás juegos ba, especie de golf rústico en el que desesperado por el escaso resul-
de esta clase en sitios públicos, en vez de una bola se golpeaba con tado que tenían sus advertencias,
extendiendo la orden a las pedreas un palo largo otro más corto afilado había ido pidiendo responsabilidad,
y cualquier otro juego perjudicial. en sus dos extremos, se escribe: sucesiva e infructuosamente a los
Pese al precepto claro que alcanza- “En la glorieta de la Plaza Mayor, propios jugadores, a los espectado-
ba a niños y jóvenes -y justamente aun en las horas en que el público res y finalmente a la autoridad. En
en el mismo año del bando- un pe- está paseando en ella, los chicos se una gacetilla de 1874 aparece un
riodista o gacetillero se quejaba en divierten con el juego de la chirum- nuevo peligro y se escribe: “Qué
un diario vallisoletano de que “cua- ba, muy a propósito para sacar los diversión. Hemos tenido el disgusto
tro mozos que jugaban a la barra en ojos a los transeúntes, por lo cual de presenciar días pasados que los
las Moreras hirieron gravemente a la autoridad debía evitarlo”. Y poco inocentes muchachos han añadido
un niño” y avisa de que se practica- después insiste: “¿Por qué se per- (continúa en la página siguiente) ../..
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(viene de la página anterior) ../.. lico de algunos juegos y su repre- na: el cuadro primero representa la
sentación por medio de gestos: los infancia, el segundo la mocedad,
una diversión más a las tan consa- niños deben ir avanzando en su re- el tercero la madurez y el cuarto
bidas de las hondas, la pelota y la corrido -un recorrido que se ha mar- el descanso de la vejez, es decir,
chirumba con que ponen en un hilo cado previamente y que se asemeja las edades del hombre; las cua-
la tranquilidad del transeúnte, y que a una cuadrícula escaqueada- que tro “campanas” o triángulos que
consiste en colocar dos alambres realizan sobre una sola pierna y pro- vienen a continuación, que se re-
paralelos y sujetos entre sí, con curando que el tejo que van golpean- corren en sentido contrario a las
los que, poniendo en una especie do con el pie alcance nítidamente el agujas del reloj (es decir, en con-
de hondita pequeña una piedra, es centro del cuadro inmediato a aquel tra del tiempo vital, por así decirlo)
arrojada con fuerza por una goma, obligan al jugador a enfrentarse con
en el que están. Los tres primeros
pudiendo aquella causar grave ries- su propio recorrido, es decir con su
cuadros se deben recorrer, pues,
go al que tenga la desgracia de ser- propia existencia, concluida la cual,
sin que el tejo quede nunca en las
virle de blanco”. O sea, el invento si tiene habilidad y precisión, puede
líneas de separación. El cuarto esca-
del tirachinas en Valladolid. obtener la recompensa del cielo -es
que permite descansar y luego hay
No todas las costumbres eran tan otros cuatro espacios triangulares decir, ganar el juego- no sin antes
violentas, sin embargo. Hacia el haber hecho el último movimiento
mes de mayo y en sus primeros certero para colocar su tejo (su
días regresaba cada año la tradi- alma) en el lugar deseado. Todo el
ción de la cruz de mayo, cristiani- entretenimiento es, del principio
zación de las fiestas paganas de al fin, un remedo o imitación de la
la primavera dedicadas al culto al vida y hasta el hecho de echar a
árbol. Los niños se encargaban de suertes para saber quién saldrá o
ir por las calles pidiendo una li- jugará en primer lugar, es un acto
mosna “para la cruz de mayo, San imprescindible y ritual que eviden-
Felipe y Santiago”, actividad que cia la intervención del azar en la
provocaba la inmediata reacción en ventura que a cada uno le espera.
los vigilantes de la moral y los com-
En éste, como en otros juegos, se
portamientos: “Vemos que no se
Grabado de niños jugando a la rayuela. requiere del jugador una actitud
ha olvidado entre los muchachos
atenta; la distracción, desatención
la tradicional costumbre de pedir
u omisión de cualquiera de los pa-
para la cruz de mayo. Esta diver- formando un cuadro mayor, que se
sos intermedios, le desconcentra-
sión sería algo distraída si no fuese deben recorrer en el sentido contra-
rían y le acarrearían adversidad. Es
tan molesta a los bolsillos de todo rio al que llevan las agujas del reloj
cierto que la suerte y el destino son
transeúnte”. Hacia la década de los para quedar, finalmente, de frente a
parejos y en cierto modo dependen
70 del siglo XIX parece que decae todo el camino recorrido. Cuando tal
del azar, pero la experiencia ha de-
un poco, de lo cual se alegra el pe- cosa sucede, el niño o la niña, de es-
mostrado que estrategia y habilidad
riodista, pero es una ilusión suya: la paldas para que la acción tenga más
convierten al juego (o a la vida) en
tradición entra en el siglo XX sin se- dificultad, tiran el tejo con el que han
un hecho mejorable. El jugador ha
ñales de agotamiento y aún seguirá jugado hacia los últimos cuadros que
recibido las normas de otros que
bastantes años cubriendo los tres representan el infierno y el cielo, con
le precedieron y a quienes trata de
primeros días del mes florido. la intención de que caiga en el se-
imitar en los movimientos funda-
gundo. Si el tejo se pasa o se queda
Más personal, y por tanto menos mentales, pero intuye también que
en el infierno, se ha perdido el juego.
molesto, era el llamado juego de la puede crear o modificar sus pro-
rayuela. Una diversión tan sencilla, No hace falta cavilar demasiado pias tácticas -esas que le sugieren
que aún practican muchos niños y para adivinar en este pasatiempo precisamente sus aptitudes y su
niñas de todo el mundo, nos servirá una imitación de la propia vida se- situación en el juego y en el campo-
para comprobar el contenido simbó- gún el sentido de la cultura cristia- para conseguir un mejor resultado.

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