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LA LUCHA DEMOCRATICA
El manejo incompetente, en gran parte por presiones políticas, de la crisis derivó en una
aceleración de la inflación, hasta llegar a niveles hiperinflacionarios.
A medida que la inflación se aceleraba, Siles Zuazo fue perdiendo el apoyo de la Central
Obrera Boliviana (COB). Los forcejeos se volvieron permanentes, con los trabajadores
organizados pidiendo aumentos salariales y el gobierno que se daba cuenta que la situación
externa exigía ajustes que tenían que ir en sentido contrario. Le fue muy difícil al gobierno
contener los déficits fiscales. Le fue igualmente difícil obtener las devaluaciones reales
necesarias para atender el servicio de la deuda externa y normalizar sus relaciones
financieras internacionales.
Los obreros sindicalizados constituían el núcleo del electorado de Siles Zuazo, aún si al
principio gozaba de un amplio apoyo que iba mucho más allá de ellos. Los sindicatos,
especialmente los de la minería nacionalizada, conscientes de su poder podían introducir sus
demandas al gobierno con amenazas creíbles de retiro de apoyo. Las demandas de los
sindicatos tenían tres formas precisas: la primera, incremento de salarios nominales, para
por lo menos compensar las pérdidas más recientes de salarios reales, la segunda, nuevos
puestos de trabajo en el sector público y la tercera, mejoras en el aprovisionamiento de las
pulperías subsidiadas de las empresas estatales. Estas eran medidas de expansión de la
absorción, difícilmente compatibles con el ajuste externo.
Con el deterioro de la situación económica, las demandas de la COB se hicieron cada vez
más radicales. La bandera más agitada, durante los últimos meses de gobierno de Siles
Zuazo, fue la del salario mínimo vital con escala móvil. El cómputo del salario mínimo vital
se hacía con una canasta de bienes-salario, necesaria para asegurar la subsistencia y
reproducción de la fuerza de trabajo.
En el Gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro en la década 85 – 86; la Corporación Minera
de Bolivia puso en ejecución el Plan de Relocalización de acuerdo con el D.S. 21060; para
dar soluciones prácticas, precisas y de gran decisión. El gobierno lucha y ante el asombro de
la opinión mundial logrando detener el derrumbe inflacionario.
En el grupo Quechisla, recibieron como una nueva fuente de trabajo, las minas que la
empresa había dejado, para continuar su laboreo por el sistema de cooperativa. Esta nueva
alternativa creo problemas serios; porque los nuevos cooperativistas, exigieron el traspaso
de todas las herramientas, materiales de trabajo, maquinarias, equipos y movilidades, cuyo
valor ascendía a un monto imposible de pagar a la Empresa.
Los trabajadores de la mina San José, cansados de mantener una condición latente, sin
realizar ninguna labor productiva y recibiendo solamente su haber básico, hicieron su
representación ante el Ministerio de Minería, solicitando una gratificación extralegal de
1.500 dólares por año de trabajo a cambio de presentar su retiro voluntario; entonces el
Gobierno que debía planificar el futuro de Comibol ACEPTO EL RETO, haciendo una
contraoferta de otorgar 1.000 $us. por año trabajado, que incluían los beneficios legales y la
permanencia de 10 años en las viviendas que ocupaban en el campamento.
El documento, que planteó como eje la lucha contra el imperialismo, exigía la anulación del
decreto 21060, la expulsión de Fondo Monetario Internacional (FMI) y “la unidad
latinoamericana para evitar el pago de la deuda externa”. Los mineros pedían que el Estado
haga inversiones en favor de la productividad del país en lugar de pagar la deuda contraída
por el país, especialmente durante la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978).
“El movimiento obrero boliviano opuso entonces resistencia al modelo neoliberal que se
puso en marcha con el Decreto 21060”.
El Decreto 21060, la situación económica que vivía Bolivia el año 1986 dio origen a la
vigencia del Decreto 21060 y la movilización, en vista que existía la amenaza de llegar a una
hiperinflación del 25 mil por ciento.
El Decreto Supremo 21060 planteaba la reducción del déficit fiscal con congelamiento de
salarios; aumento en el precio de la gasolina y reducción de gastos del Estado; cambio de
moneda; creación del bolsín en el Banco Central de Bolivia; racionalización de la burocracia,
que se practicó con la relocalización de los mineros; libre contratación; liberalización del
mercado, libre oferta y demanda, arancel único de importaciones, fomento a las
exportaciones y la reforma tributaria.
La Marcha por la Vida, fue una movilización histórica que pretendió evitar la
"relocalización" de mineros y la privatización de las minas estatales, porque corrían el riesgo
de perder sus fuentes laborales.
La marcha de ese entonces fue histórica porque el pueblo se levantó pidiendo la abrogación
del Decreto Supremo 21060, que provocó desempleo masivo en las minas. Los mineros eran
los principales protagonistas de esta movilización en defensa de sus fuentes laborales.
Estos pasajes son recordados por aquellas personas que estuvieron en esta histórica protesta
de importancia en el acontecer sindical de Bolivia.
El conflicto comenzó con los problemas de los mineros, quienes no aceptaron que gran parte
de sus compañeros sean despedidos, en 1985, pero cansados de esperar que el gobierno de
Víctor Paz Estenssoro dé una solución; el 21 de agosto de 1986, luego de un ampliado en la
Avenida Cívica "Sanjinés Vincenti" los trabajadores se movilizaron e iniciaron el 22 de
agosto la marcha hacia la ciudad de La Paz.
Miles de trabajadores, entre ellos mineros, gremiales, campesinos, amas de casas estuvieron
presentes. En la primera jornada llegaron hasta Caracollo donde descansaron, continuando
con su recorrido.
La travesía continuaba por las distintas localidades asentadas a lo largo del camino entre
Oruro y La Paz, como Konani, Sica Sica, Ayo Ayo, Patacamaya, pero cuando llegaron a
Calamarca fueron interceptados y reprimidos por fuerzas policiales y militares.
Luego los marchistas volvieron hasta su lugar de origen, pero continuaron con las protestas,
el Gobierno no quiso dar alguna solución a este problema.
El dirigente de la Central Obrera Departamental de Oruro (COD), Johnny Sanabria que fue
protagonista de la Marcha por la Vida, señaló que a pesar de existir varios problemas con
los marchistas como heridas, enfermedades, ampollas, la marcha continuó con el único
objetivo de llegar hasta el destino y no permitir que vulneren los derechos de los trabajadores.
"Salimos desde la Avenida Cívica pasando por la Universidad Técnica de Oruro, saliendo
de la ciudad y vimos a muchos trabajadores junto a nosotros marchando por esa carretera
larga hacia La Paz. En el primer tramo, que fue hasta Caracollo, se vio a muchos trabajadores
malheridos, pero a pesar de ello las personas querían continuar hasta llegar al objetivo que
era enfrentar al gobierno de Víctor Paz Estenssoro", rememoró.
Filemón Escobar
Este llamado a la retirada implicó la caída del poder sindical de los trabajadores del
guardatojo que se movilizaron para protestar contra el decreto 21060, promulgado el 29 de
agosto de 1985, por Víctor Paz Estenssoro y que implicaba el despido de al menos 27.000
obreros de las empresas mineras del Estado.
El ministro del Interior de entonces, Fernando Barthelemy, un día antes decía que la
movilización “era justa”. Al día siguiente afirmo que los mineros pretendían “el
derrocamiento del presidente”, Paz Estenssoro.
El Gobierno declaró ese mismo día estado de sitio, mientras que el exsecretario ejecutivo de
la COB y dirigente del Partido Comunista de Bolivia (PCB) Simón Reyes Rivera junto con
Escobar pidieron a los mineros retroceder. Estaban desarmados y querían evitar una masacre.
Bibliografía: