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Alumna: Esly Yazmin Matos Briceño 6 “A”

El pensamiento político de Martín Lutero


Tomás Várnagy

Lutero surgió en 1483 y sus primeros años han estado limitados a una vida común
de Turingia hasta los 14 años, trasladándose a aprender a Magdeburgo, después a
Eisenach, y en 1501 a la Universidad de Erfurt. Recibe el título de Magister Artium
en 1505, sin embargo un incidente ha cambiado su historia: al volver de la
universidad a su vivienda en julio de 1505 recibió a lo largo de una violenta
tormenta un rayo que casi lo mata, se ordena como sacerdote en 1507.

En 1510 va con una delegación a Roma, donde le impresiona la mundanidad del


clero, y en 1511 es transferido a enseñar a la Universidad de Wittenberg, donde
después se va a doctorar
La meta de sus preocupaciones era cómo conseguir la salvación eterna, llegando a
un resultado negativo: la voluntad humana era incapaz, por sí sola, de superar el
estado de pecado y conseguir la justificación frente a Dios.

No era suficiente con la voluntad, los ayunos, las vigilias y las penitencias. Aquí
nace la ideología de la justificación por el puro acto y los cristianos se salvan por la
fe, no por sus esfuerzos o méritos, que es el don de la gracia de Dios.
Esta ideología tiene el término de predestinación, debido a que es la providencia
divina la que proporciona.

La condena del Papa León X provoca que Lutero proclame que el Papado no posee
poder con en interacción a la relación de las personas con Dios, empeorando las
cosas. Se hace un debate en Leipzig en 1519, en el que Lutero expresa más
evidentemente los parámetros del poder del Papa. El problema final ya es
ineludible, y en 1520 aparecen los escritos reformadores fundamentales, en los
cuales se estricta la ideología luterana y se lleva a cabo su determinismo místico y
religioso hasta las últimas secuelas.

En dichos escritos (“La cautividad babilónica de la Iglesia”, “Tratado sobre las


buenas obras”, “La independencia del cristiano” y “A la nobleza cristiana de la país
alemana”) Lutero confirma que la autoridad última de el santuario no es el Papa, el
concilio o el Estado sino el término de Dios.
Solo lo que podía hacerse era una reforma total, llegando Lutero a ciertas
convicciones definitivas y primordiales. Es más, Lutero alcanzó la conclusión de que
los concilios no podían ser confiables debido a que las elecciones de muchos de
ellos habían sido contradictorias.

En 1520 una bula papal había sentenciado todos los escritos de Lutero, dándole 60
días para retractarse, y el 10 de diciembre de dicho año Lutero incendió la bula
pontificia como signo de su disolución con Roma. En un intento por frenar los
acontecimientos, el jefe supremo Carlos V y los príncipes alemanes y eclesiásticos
se juntaron en 1521 en la Dieta Imperial de Worms, instando a Lutero a retractarse.
Sin embargo éste se negó de nuevo, ratificando su postura y aseverando que el
concilio y el Papa podían equivocarse sin embargo no las Escrituras. El Jefe
supremo condenó a Lutero, sin embargo el elector Federico el Sabio lo recluyó en
su castillo de Wartburgo para protegerlo de probables ataques papistas. Lutero
vuelve a Wittenberg para resolver dichos inconvenientes, que crecen tanto como su
irascibilidad.
Una vez que los campesinos interpretaron la nueva independencia del cristiano
como algo que favorecía sus propios intereses y se rebelaron, Lutero demostró su
peor parte. Si bien comprendía y simpatizaba con su situación, su juicio
fundamentado teológicamente era que su acción abriría al mundo a la anarquía y
que la autoridad conformada debía, por consiguiente, ser apoyada en todos los
puntos. Denunció a los campesinos y secundó los esfuerzos de los príncipes por
restaurar el orden. A lo largo de la discusión y en plena guerra de los campesinos,
se casó con una monja que había abandonado los hábitos.
Luego de la Dieta de Augsburgo de 1530, la Reforma se convierte en un tema de
los príncipes y los Estados.
Se consigue de esta forma el reconocimiento oficial del luteranismo, poniendo
punto final a la vieja iniciativa de una sociedad cristiana unida en el lote religioso
bajo la autoridad suprema del Papa.

La Reforma Protestante
El raciocinio y la obra de Martín Lutero se inscriben en aquel enorme
desplazamiento religioso de inicios del siglo XVI nombrado la Reforma protestante,
que finalizó con la supremacía eclesiástica, religiosa y política de el santuario de
Roma en el continente Europeo construyendo iglesias protestantes de diferentes
denominaciones. Aunque la Reforma ha sido en esencia un desplazamiento
religioso, produjo relevantes cambios en casi todos los puntos de la vida social,
económica y política, con monumentales implicaciones en la historia actualizada de
todo el mundo occidental.

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