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El agua es un recurso natural de gran importancia para el ser humano; sin ella no sería
posible la vida. El territorio colombiano tiene una gran riqueza hídrica, por lo cual para la
gestión integral del recurso hídrico se han definido en el país unidades fundamentales de
análisis para el desarrollo de los procesos de planificación y administración, conocidas
como cuencas hidrográficas. Según el decreto 1640 de 2012, una cuenca hidrográfica se
define como: “El área de aguas superficiales o subterráneas que vierten a una red
hidrográfica natural con uno o varios cauces naturales, de caudal continuo o intermitente,
que confluyen en un curso mayor que, a su vez, puede desembocar en un río principal, en
un depósito natural de aguas, en un pantano o directamente en el mar”. De esta manera,
en Colombia se han definido 396 cuencas subzonas hidrográficas y de nivel subsiguiente
(394 continentales y San Andrés y Providencia) que son objeto de ordenación y manejo,
aun así desde el año 2012 para este objeto se han venido desarrollando solo 92 procesos
del total de estas cuencas hidrográficas1.
Así mismo, el decreto 1640 de 2012 define los planes de ordenamiento y manejo de
cuencas hidrográficas (POMCAS), como “un instrumento a través del cual se realiza la
planeación del uso coordinado del suelo, de las aguas, de la flora y la fauna y el manejo de
la cuenca entendido como la ejecución de obras y tratamientos, en la perspectiva de
mantener el equilibrio entre el aprovechamiento social y económico de tales recursos y la
conservación de la estructura fisicobiótica de la cuenca y particularmente del recurso
hídrico”, los cuales son elaborados, coordinados y evaluados por las corporaciones
autónomas regionales (CAR) que tienen jurisdicción sobre determinada cuenca
hidrográfica.
De esta forma, los POMCAS facilitan la planeación del uso coordinado de todos los
componentes de la cuenca hidrográfica tanto bióticos y como abióticos, incluyendo los
aspectos sociales, políticos, culturales y económicos de la zona de influencia, por tanto es
necesaria la participación de la población en la planeación y ejecución, así como en la
veeduría de los proyectos que hacen parte del Pomca. Así mismo, debido a la conexión
Por otro lado, otro aspecto que llama la atención de la formulación del Pomca es la parte
del diseño de los escenarios prospectivos, los cuales en algunos casos pueden parecer un
poco irreales teniendo en cuenta la situación real de la cuenca objeto de estudio. Estos son
unos indicadores que deberían ser alcanzables, pues de ello depende que al evaluar las
estrategias formuladas y ejecutadas éstas resulten pertinentes para dar respuesta a las
problemáticas identificadas en la fase diagnostica. De esta forma, es importante que la
zonificación ambiental se realice de manera adecuada integrando la gestión del riesgo, para
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MINAMBIENTE. (2014). Guía Técnica para la Formulación de Planes de Ordenación y Manejo de
Cuencas Hidrográficas.
lo cual debe existir la articulación entre el consejo de cuenca y el comité técnico que
garantice un escenario concreto y veraz.
Del mismo modo, el seguimiento y evaluación del Pomca el cual está a cargo de las CAR
debe responder a la dinámica propia de la cuenca, e involucrar la veeduría de la población.
Es de mucho cuidado este ítem puesto que se debe que garantizar que el Pomca se
desarrolle y se ejecute de la forma en la que ha sido formulado, velando además porque no
se vean involucrados aspectos relacionados con incumplimiento, corrupción y mal manejo
de recursos.
En consecuencia, los Pomcas son instrumentos que pueden ser muy útiles para el manejo
integral de una cuenca hidrográfica si se elaboran, se ejecutan y se evalúan de manera
adecuada, atendiendo a todos los requerimientos de la zona de influencia y siguiendo los
lineamientos propuestos en la normatividad colombiana, la cual brinda herramientas muy
pertinentes y relevantes para su elaboración.